Documentos. Fuentes y textos para la aproximación a una época

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ALFONSO XIII Y LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN
DOCUMENTOS. TEXTOS Y FUENTES
El intento democratizador. Regeneracionismo y
revisionismo político
"¡Oh tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tras largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? (…)
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día".
Antonio Machado, Campos de Castilla. 1907-1917
“El pueblo gime en la misma servidumbre que antes, la libertad no ha penetrado en su hogar, su mísera
suerte no ha cambiado en lo más mínimo, como no sea para empeorar, (...) el régimen liberal ha hecho
bancarrota.
¿Y sabéis por qué? Porque esa libertad no se cuidaron más que de escribirla en la "Gacela", creyendo que
a eso se reducía todo; porque no se cuidaron de afianzarla dándole cuerpo y raíz en el cerebro y en el
estómago; en el cerebro, mejorando y universalizando la instrucción, en el estómago, promoviendo una
transformación honda de la agricultura, que la haga producir doble que al presente y disminuya el precio
de las subsistencias, y, mediante la difusión de la propiedad de la propiedad territorial, elevando a los
braceros a la condición de terratenientes.
Se contentaron con la sombra, olvidando la verdadera sustancia de la libertad y su verdadera garantía,
que se hallan en la escuela y en la despensa; y el fracaso era inevitable. No vieron que la libertad sin
garbanzos no es libertad. No vieron que por encima de todas las Constituciones y de todos los derechos
individuales y de todas las urnas electorales, el que tiene la llave del estómago tiene la llave de la
conciencia, y, por tanto, que el que tiene el estómago dependiente de ajenas despensas no puede ir a
donde quiere, no puede hacer lo que quiere, no puede pensar como quiere; no puede el día de las
elecciones votar a quien quiere; no reflexionaron que el que no sabe es como el que no ve, y que el que
no ve tiene que ir conducido por un lazarillo a donde el lazarillo quiere llevarle, que raras veces es a
donde el ciego le conviene, que casi siempre es donde le conviene al lazarillo.”
La cuestión social y la tierra. 1902. Joaquín Costa: "La Tierra y la cuestión social.”
“La España futura, señores, ha de ser esto: comunidad, o no será. Un pueblo es una comunión
de todos los instantes en el trabajo, en la cultura: un pueblo es un cuerpo innumerable dotado
de una, única alma. Democracia. Un pueblo es una escuela de humanidad.
Esta es la tradición que nos propone Europa; por eso el camino de la alegría al dolor que
recorremos será, con otro nombre, europeización. Un gran bilbaíno ha dicho que sería mejor la
africanización; pero este gran bilbaíno, don Miguel de Unamuno, ignoro cómo se las arreglaba
que, aunque se nos presenta como africanizador, es, quiera o no, por el poder de su espíritu y
su densa religiosidad cultural, uno de los directores de nuestros afanes europeos.
La última vez que estuve en vuestra ciudad fue un año tristísimo: 1898. ¡Qué abismo de dolor!,
¿no es cierto? Entonces se empezó a hablar de regeneración. La palabra regeneración no vino
sola a la conciencia española: apenas se comienza a hablar de regeneración se empieza a
hablar de europeización… Regeneración es inseparable de europeización; por eso apenas se
sintió la emoción reconstructiva, la angustia, la vergüenza y el anhelo, se pensó la idea de
europeizadora. Regeneración es el deseo; europeización es el medio de satisfacerlo.
Verdaderamente se vio claro desde un principio que España era el problema y Europa la
solución”.
ORTEGA Y GASSET, J.: Personas, obras, cosas… Madrid, 1916. (Párrafos de la Conferencia
leída En la Sociedad “El Sitio”, de Bilbao, el 12 de marzo de 1910).
“La realidad es esta: la inmensa mayoría del pueblo español está abstenida, no interviene para
nada en la vida pública; de los que quedan, eliminad las muchedumbres socialistas, anarquistas
y libertarias que están sobre el horizonte , en el firmamento, pero forman otra constelación y
nada tienen que ver con este sistema parlamentario. De los que quedan restad las masas
Carlistas y las masas republicanas de todos los matices, id contando mentalmente lo que os
queda, subdividirlo entre las fracciones gobernantes , y decidme la fuerza verdadera que le
queda en el País a cada una, la fuerza que representa cada organismo gobernante, con su
mayoría , con su voto decisivo (..) Esta es la realidad (..) a veces lamentable, a veces
asombrosas, del absoluto divorcio, de la falta de trato y comunicación entre el gobierno y el
pueblo.”
Maura, Debate parlamentario, Junio de 1.901
“Uno de los primeros y más importantes orígenes del mal que aqueja a la patria consiste en el
indiferentismo de la clase neutra. Yo no sé si su egoísmo es legítimo, aunque sí sobran causas
históricas para explicarlo. Lo que digo es que no se ha hecho un ensayo para llamarlos con
obras, que es el único lenguaje a que ellos pueden responder; llamarlos con obras vibrantes,
para despertarlos y conmoverlos, para arrancarlos de su inanición y de su egoísmo, para
traerlos por la fuerza a la vida pública. Por eso he dicho y repito que España entera necesita
una revolución en el gobierno radicalmente, rápidamente, brutalmente; tan brutalmente que
baste para que los que estén distraídos se enteren, para que nadie pueda ser indiferente y
tengan que pelear hasta aquellos mismos que asisten con resolución de permanecer alejados
(…).
No; más que nunca es ahora necesario restablecer aquella ya casi olvidada, de tiempo que ha
que fue perdida, confianza entre gobernantes y gobernados; y ya no hay más que un camino,
que es la revolución audaz, la revolución temeraria desde el Gobierno, porque la temeridad es,
no obra de nuestro albedrío, sino imposición histórica de los ajenos desaciertos. Nunca habría
sido fácil la revolución desde el Gobierno, nunca habría sido recomendable, si hubiera podido
dividirse la facultad y esparcirse la obra en el curso del tiempo; pero cada día que pasa, desde
1898, es mucho más escabrosa, mucho más difícil, y el éxito feliz mucho más incierto; y no está
lejano el día en que ya no quede ni ese remedio (…).
Ahora es menester oponer a las izquierdas que actúan en la vida pública todas las derechas y
traerlas con plenitud de sus fuerzas sociales a la vida y a la influencia del Estado.
La política conservadora tiene que adoptar los procedimientos democráticos y las garantías
constitucionales y los derechos individuales, que son ahora la fuerza conservadora, la única que
puede salvar a la sociedad; por eso no hay ni siquiera un solo acto mío que no esté inspirado en
esa convicción, y por eso creo que la política conservadora consiste en traer íntegramente todo
el fondo social a la influencia y a la acción del Estado, de modo que la democracia comprenda
absolutamente la acción íntegra de las fuerzas de toda la nación, asistiendo al Gobierno”.
MAURA, A. Treinta y cinco años de vida pública, 1902-1913. Madrid, Biblioteca Nueva, 1917.
El problema militar. La Ley de jurisdicción militar
El problema del 98, la guerra de Marruecos y la cada vez más inestable situación política
hicieron de los militares nuevos protagonistas de la escena política, destacando en este proceso
la “Ley de jurisdicción militar” y las “Juntas de defensa”. Trata de explicar la evolución de su
situación hasta la llegada de primo de Rivera
“El Ejército español, más que una institución pensada para la guerra, estaba organizado para
las tareas de guarnición y el orden público, y sus tropas, siempre mal dotadas, eran soldados
forzosos reclutados entre las clases pobres, mientras el numeroso cuerpo de oficiales se
dedicaba, casi exclusivamente, a la administración interna.
I El exceso de mandos, que motivaba la desorganización general, tenía su origen en prácticas
repetidas desde la primera contienda carlista. Desde entonces, cuando estallaba una guerra, se
improvisaban cuantos oficiales fueran necesarios y, al llegar la paz, se les mantenía en activo.
Como el saturado escalafón se complicó con los ascensos en cascada de los continuos
pronunciamientos, la realidad militar quedó condicionada por los intereses de los oficiales
respecto a sus ascensos ya la defensa corporativa frente a los propios sargentos y los mandos
de la Milicia. A ello se añadió la voluntad de los civiles ricos, deseosos de contar con un Ejército
gendarme social pero que no obligara a sus hijos a ser soldados forzosos. El resultado fue una
institución militar casi inútil para la guerra, pues jamás se preocuparon los oligarcas españoles
de que el Estado contara con una organización apta para la defensa internacional, dado que la
burguesía carecía de intereses exteriores y no existían amenazas estratégicas contra la
Península. Así se creó un militarismo más burocrático que guerrero, que demostraría su
ineficacia en las campañas de Marruecos, Filipinas y Cuba.
Alfonso XIII tomó tan en serio el papel de rey militar que se implicó directamente en el mando
del Ejército, acostumbró a proponer directamente algunos mandos, y primó el poder político de
las Fuerzas Armadas.
El Ejército pasó a ser el sostén de la Monarquía, en perjuicio del parlamentarismo democrático,
que podía ahora vitalizarse. A cada ofensiva renovadora se acudió a una nueva militarización.
Mientras con Isabel II los pronunciamientos habían servido para salvar el sistema en peligro,
con Alfonso XIII, el Ejército sirvió para sustituir al Estado inoperante. Ante el catalanismo en
1906, ante la Semana Trágica en 1909, ante la huelga general de 1917 y la convulsión de 1921,
se apeló a la solución de las bayonetas.”
CARDONA, G.: “El imposible reformismo militar de la Restauración (1875-1931)”, en García
Delgado, J.L. (1991), Op. cit.
"Barcelona, 25 (5 tarde). Anoche, a primera hora, gran número de oficiales del ejército,
molestados por las caricaturas y artículos que publicaba la prensa catalana, se reunieron en
número de más de 200 en la plaza real; comenzaron a dar vivas a España y desde allí
marcharon a la imprenta del semanario catalanista Cu-Cut. Sacaron todos los trastos y enseres
que encontraron y gran cantidad de periódicos, y les prendieron fuego, formando una gran
hoguera.
Desde allí marcharon a la calle del cardenal Casañas, donde se encuentra la redacción del
mismo periódico, y renovaron la escena sacando los muebles y prendiéndoles fuego, apaleando
a los que encontraban dentro y obligándoles a gritar '¡Viva España!'
Los oficiales marcharon después a las Ramblas de las Flores, donde se encuentra el periódico de
La Veu. Entraron también en la redacción, sacaron gran cantidad de muebles y de prensa,
prendiéndoles fuego igualmente. En la redacción dieron varios sablazos, obligando a los que allí
estaban a gritar '¡Viva España!'. Todo lo destrozaron respetando solo el escudo de Cataluña,
diciendo que Cataluña era una provincia española.
De resultas de los sablazos que repartieron hay varios heridos. Uno de ellos grave. El
gobernador militar, capitán general interino, acudió ante la redacción de La Veu, dirigióse a los
oficiales, y les obligó a que se retirasen al gobierno militar. Se ha mandado instruir sumario,
habiéndose nombrado juez especial al comandante señor Gotarredona Mencheta".
El Imparcial, 27 de noviembre de 1905.
“Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución Rey de España;
A todos los que la presente vieren y entendieren sabed, que las Cortes han decretado y Nos
sancionado lo siguiente:
Artículo 1.º El español que tomara las armas contra la Patria bajo banderas enemigas o bajo
las de quienes pugnaran por la independencia de una parte del territorio español, será
castigado con la pena de cadena temporal en su grado máximo a muerte.
Art. 2.º Los que de palabra, por escrito, por medio de la imprenta, grabado, estampas,
alegorías, caricaturas, signos, gritos o alusiones, ultrajaren a la Nación, a su bandera, himno
nacional u otro emblema de su representación, serán castigados con la pena de prisión
correccional.
En la misma pena incurrirán los que cometan iguales delitos contra las regiones, provincias,
ciudades y pueblos de España y sus banderas o escudos.
Art. 3.º Los que de palabra o por escrito, por medio de la imprenta, grabado u otro medio
mecánico de publicación, en estampas, alegorías, caricaturas, emblemas o alusiones injurien u
ofendan clara o encubiertamente al Ejército o a la Armada o a instituciones, armas, clases o
cuerpos determinados del mismo, serán castigados con la pena de prisión correccional.
Y con la de arresto mayor en sus grados medio y máximo a prisión correccional en su grado
mínimo, los que de palabra, por escrito, por la imprenta, el grabado u otro medio de
publicación instigaren directamente a la insubordinación en institutos armados o a apartarse
del cumplimiento de sus deberes militares a personas que sirvan o están llamadas a servir en
las fuerzas nacionales de tierra o de mar.
Art. 4.º La apología de los delitos comprendidos en esta ley, y la de los delincuentes, se
castigarán con la pena de arresto mayor.
Art. 5.º Los tribunales ordinarios de derecho conocerán de las causas que se instruyan por
cualquiera de los delitos a que se refieren los artículos 1.º, 2.º y 4.º de esta ley, siempre que los
encausados no pertenezcan al ejército de mar o de tierra y no incurrieren por el acto ejecutado
en delito militar. De las causas a que se refiere el art. 3.º conocerán los tribunales del fuero de
Guerra y Marina.
Dado en Palacio a veintitrés de marzo de mil novecientos seis. Yo el REY.
El Presidente del Consejo de Ministros, Segismundo Moret.”
Los problemas sociales. La Semana Trágica de
Barcelona y desarrollo del movimiento obrero durante
la Restauración
“Considerando que la guerra es una consecuencia fatal del régimen de producción capitalista;
considerando, además, que, dado el sistema español de reclutamiento del ejército, sólo los
obreros hacen la guerra que los burgueses declaran.La asamblea protesta enérgicamente:1
.Contra la acción del Gobierno español en Marruecos.2. Contra los procedimientos de ciertas
damas de la aristocracia, que insultaron el dolor de los reservistas, de sus mujeres y de sus
hijos, dándoles medallas y escapularios, en vez de proporcionarles los medios de subsistencia
que les arrebatan con la marcha del jefe de familia. 3. Contra el envío o la guerra de
ciudadanos útiles a la producción y, en general, indiferentes al triunfo de la cruz sobre la media
luna, cuando se podrían formar regimientos de curas y de frailes que, además de estar
directamente interesados en el éxito de la religión católica, no tienen familia, ni hogar, ni son
de utilidad alguna al país.4. Contra la actitud de los diputados republicanos que ostentando un
mandato del pueblo no han aprovechado su inmunidad parlamentaria para ponerse al frente
de las masas en su protesta contra la guerra.Y compromete a la clase obrera a concentrar
todas sus fuerzas, por si se hubiera de declarar la huelga general para obligar al gobierno a
respetar los derechos que tienen los marroquíes a conservar intacta la independencia de su
patria.”
Proclama de la asamblea obrera de Tarrasa de julio de 1909. Texto redactado por el
periodista y dirigente socialista Antonio Fabra i Ribas (cfr. Joan Connally Ullmann, La Semana
Trágica, Barcelona, Planeta,1972,p.313).
“En Barcelona la revolución no se prepara, por la sencilla razón de que está preparada
siempre...En los tristes sucesos de julio hay que distinguir dos cosas: la huelga general, cosa
preparada y conocida, y el movimiento anárquico-revolucionario, de carácter político, cosa que
surgió sin preparación... Las cometas vuelan cuando hay viento: no es preciso inventar las
cometas en el momento de echarlas a volar...
Queda dicho que en Sabadell estalló la revuelta a primera hora del día 26. Pues en Tarrasa no
ocurrió nada hasta el 27 .En Manresa (la ciudad fabril más importante después de Barcelona, y
la de mayor peligro, por ser la más alejada de la capital, por estar en aquellos momentos
desguarnecida y por tener más de 30.000 habitantes, obreros en su mayoría) no comenzó la
huelga hasta medio día del jueves 29! y en la cuenca alta del Llobregat no ocurrió el paro hasta
el viernes...”
ANGEL OSSORIO: Barcelona, julio 1909, Declaración de un testigo. Madrid, 1910.
“La Hacienda con déficit y el Estado defraudado por la riqueza oculta, recargadas ciertas
fuentes contributivas, mientras otras compran la benevolencia de la investigación, para rehuir
su contribución a la patria. [...] Desde luego hay que confesar que es imposible labor fructífera
cuando en los últimos veinte años gobernaron 38 gobiernos con un promedio de ejercer el
poder en tres o cuatro meses. [...] Esta es la culpa de los gobernantes.
La del pueblo es el mal uso que hace de sus derechos de ciudadanía, vendiéndola a la influencia
o al dinero, no usándolos o concediéndolos inconsciente a los vividores de la política. Pero en
esta responsabilidad tiene una disculpa y le ayuda un cómplice: la inmoralidad electoral
manejada por el cacique, que la cede a reembolso a los profesionales de la política ayudados
por los gobiernos, que para ello entronizan la corrupción y atropellan la justicia, persiguiendo o
desmoralizando a los encargados de la sagrada misión de administrarla. La ética
gubernamental ha producido el cáncer que corroe al Estado español inficionando [infectado]
todos sus organismos, contaminando, en mayor o menor grado, a todos sus individuos. El
ejército ha resistido durante mucho tiempo el contagio, pero también por fin en él ha prendido.
La influencia, el favoritismo, la burocracia, la demagogia y la anarquía como naturales
consecuencias; en fin, todas las enfermedades que enumera el derecho político como causantes
de la vida anormal de los estados, aquejan al español y conducen a la ruina.”
Mensaje de las juntas de defensa a Alfonso XIII (1917)
Coyuntura económica y problemas sociales. La Gran
Guerra, la crisis de 1917 y el trienio bolchevique (la
época tenebrosa)
“El origen de los actuales conflictos es motivado por la carestía de las subsistencias, de una parte, y de
otra por la intransigencia de la clase patronal, opuesta siempre a conceder aumentos en los salarios [...].
En este pueblo y su provincia, el trabajo en la agricultura se presta de dos maneras: trabajando en el
ruedo y por temporadas; sus horas de salida al trabajo son: en el ruedo, media hora después de apuntar
el sol y regresar después de ponerse; de temporada, de sol a sol; las horas de descanso son: dos comidas
en todas las estaciones del año, que oscilan entre treinta y cinco a cuarenta minutos cada una, tres
paradas en otoño, tres en invierno, cuatro en primavera y cinco en verano; en estas paradas se invierten
de veinte a veinticinco minutos, y dos horas de siesta en esta última época, pues tanto las comidas como
las paradas dependen de la voluntad del capataz que dirige el trabajo.
Las temporadas son de veinticinco a treinta días, y hasta cuarenta, según el tiempo que media entre
festividad y festividad, y el jornal en metálico es el mismo, y además en especies (aceite, vinagre, ajos y
sal) se les da una cantidad no mayor de 40 céntimos.
En lo que afecta a los alojamientos (dormitorios), son pésimos, y ninguno, por lo regular, reúne
condiciones de salubridad; las camas son de paja, y mala, y peor es (salvo excepciones) que la misma
paja, tras que es poca, sirve para todo el año, teniendo que dormir en ella cuantos trabajadores van a
dichas fincas durante todo el año.”
Información sobre el problema agrario en la provincia de Córdoba. Instituto de Reformas
Sociales. 1919
“A los obreros y a la opinión pública. Ha llegado el momento de poner en práctica, sin vacilación alguna
los propósitos anunciados por los representantes de la UGT y la CNT en el manifiesto suscrito por estos
organismos en el mes de marzo último […]
Cerca de medio siglo de corrupción ha llevado a la instituciones políticas españolas a un grado tal de
podredumbre que los mismos institutos armados claman contra la injusticia, contra la arbitrariedad, y se
consideran vejados y engañados por los mismo poderes públicos[…] Y si esto han hecho los poderes
públicos con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las firmes garantías de su
existencia y dominio, ¿qué no habrán hecho con el pueblo inerme e indefenso, bajo un régimen
constitucional ficticio, bajo un régimen económico de miseria y despilfarro y en un estado cultural
mantenido por oligarcas en el más bajo nivel […]? El proletariado español se halla decidido a no asistir ni
un momento más pasivamente a este intolerable estado de cosas […]
Los ferroviarios españoles no están solos en la lucha. Los acompaña todo el proletariado organizado, en
huelga desde el día 13. Y esta magna movilización del proletariado no cesará hasta no haber obtenido
las garantías suficientes de iniciación de cambio de Régimen, necesario para la salvación de la dignidad,
del decoro y de la vida nacionales.
Pedimos la constitución de un gobierno provisional que asuma los poderes ejecutivo y moderador y
prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de
elecciones sinceras de una Cortes constituyentes que aborden, en plena libertad , los problemas
fundamentales del país.”
Manifiesto de la huelga General, Madrid, 12 de Agosto de 1917
Evolución del número de afiliados a la UGT
Años
Afiliados
1901
29.383
1911
77.749
1920
211.342
1930
277.011
La carestía en Barcelona
artículos
% de aumento de precio
(1914-17)
Trigo
62
Maíz
80
Harina
22
Patatas
90
Garbanzos
70
Arroz
92
aceite
51
Fuente: Correo catalán, 1 de enero de 1918
“No se sabía lo que era una huelga general indefinida. No lo sabían los gobiernos, no lo sabían las
empresas capitalistas, no lo sabían tampoco los mismos obreros. Ahora nadie lo ignora. La clase obrera
española debe estar orgullosa de su esfuerzo. Ha dado un ejemplo de solidaridad, de organización, de
fuerza social, de sensibilidad política apenas igualado por los trabajadores de ningún país.”
Luis ARAOUISTAIN, en España, 25.X.1917
“Ante la nueva campaña de atentados que hace días viene reproduciéndose con el salvajismo peculiar de
sus autores, creemos de todo punto indispensable llamar la atención de nuestros compañeros, para
evitar, en lo posible, las tristes consecuencias que, en parecidas ocasiones, hemos tenido que
lamentar.
Con toda la brutalidad de los hechos, ha quedado demostrada la indefensión en que vivimos. El Gobierno
actual, como el anterior (y seguramente como los que le sucedan en estos turnos más o menos pacíficos),
permanece cruzado de brazos ante problema tan pavoroso, como si la ola de cobardía que nos envuelve
naciese precisamente en aquellas esferas donde mayores y más efectivas deben ser las
responsabilidades sociales. El cuadro que se ofrece a nuestra vista nos da derecho a suponer que ha
llegado la triste hora de abandonarnos a nuestro propio impulso y a nuestra sola iniciativa; pues si, como
parece, todo en materia gubernamental está sujeto a las, veleidades de la política, tan minúscula y
personal en España, poco o nada cabe esperar en momentos de suprema angustia, como son los
presentes.[…]
El Federado que en estos momentos sienta temores personales y ceda ante amenazas por motivos
injustificados, incuba, con este proceder, el germen del asesino que mañana atentar contra la vida de un
compañero y del que otro día acabará con la del patrono acobardado.
El Federado que, por egoísmo, por sordidez, trate de aprovechar en su beneficio personal las
circunstancias desfavorables por que atraviesen sus compañeros, además de cometer una acción tan
vergonzosa como inicua, siembra el odio, excita a la desconfianza general y desmoraliza en suma toda la
enorme fuerza ya creada, cual significa y es esta Federación, único baluarte donde podemos
defendernos.
Si cada Federado en su casa cumple con su deber de hombre consciente y digno, es posible que nos sobre
fuerza para resistir los mayores ataques.“
Federación Patronal de Cataluña, Barcelona, 14 de septiembre de 1920
“El año 1921 vio agudizarse el sistema criminal llamado "Ley de Fugas", que ya había sido ensayado
durante el mando del gobernador Maestre Laborde, conde de Salvatierra. El procedimiento es sabido,
pero lo vamos a especificar aquí para conocimiento de las nuevas generaciones que tienen la suerte de
no haber vivido aquellos tiempos. Los guardias llevan conducidos a varios presos, a pie y de noche, de la
cárcel al palacio de Justicia, o viceversa; cuando no hay posibles testigos, los guardias, que previamente
han dejado adelantar a los presos, absortos en sus pensamientos, disparan a distancia sobre los
conducidos, les matan y luego dan parte a sus superiores, alegando que las víctimas intentaban fugarse.
De uno de estos asesinatos se salvó un muchacho de Castellón, llamado Parra, que, herido, se hizo el
muerto, y cuando en el depósito de cadáveres del Hospital Clínico se consideró fuera de peligro, dio
señales de vida y fue conducido a una sala y curado de varias heridas no vitales. Después fue mandado,
de nuevo, a la cárcel. Allí explicó cómo se había efectuado el crimen […]”
BUESO, Adolfo: Recuerdos de un cenetista.1976: Barcelona. Editorial, Ariel
Los movimientos nacionalistas y la crisis de la
Restauración
“No son justos y nos ofenden sin razón los que dicen que Cataluña no está preparada, no está
capacitada para la autonomía. Yo os digo que el nacionalismo catalán es un hecho biológico,
que la autonomía es una fórmula jurídica para resolverlo, y que frente aun hecho biológico
caben, por parte del Poder Público, tres posiciones: la de desconocerlo, la de combatirlo hasta
intentar extirparlo y la de resolverlo mediante una solución jurídica.
El Poder catalán ha de ser absolutamente soberano para legislar, para regir, y para mantener
el respeto a sus decisiones por sus Tribunales y por la fuerza pública.
En mi concepción, otorgada la autonomía a Cataluña, extendida si pudiera extenderse, a todas
las regiones de España, yo veo clarísimo un Estado español saliendo de ese espurgo de
facultades cien veces más fuerte en su soberanía, cien veces más brillante en la situación de su
Hacienda (...)
Respecto a la manifestación separatista que empieza a aparecer en Cataluña, yo no tengo
nada que decir aquí; mi deber era mostrar mi disconformidad allí, y allí la expresé
públicamente.”
Cambó, Discurso pronunciado en el Congreso de diputados (1918).
“Amenazada de muerte la nacionalidad vasca por el peligro de muerte que corre la raza, a
punto de desaparecer su idioma y adulterados su espíritu y Tradición, el Nacionalismo Vasco
aspira a purificar y vigorizar la raza, a depurar y difundir el euzkera hasta conseguir que sea la
única lengua de Euzkadi y a purificar el espíritu y esclarecer la Tradición del Pueblo vasco,
encaminándose sus trabajos en cuanto a este fin:
A que el Pueblo vasco siga, fervorosamente, las enseñanzas de la Iglesia Católica, Apostólica,
Romana, como las siguió y observó en tiempos pasados, con exclusión absoluta de toda
doctrina condenada por la Iglesia Católica.
A que vuelvan a imperar los buenos usos y costumbres olvidados, fomentando los que se
conservan y combatiendo los exóticos y perjudiciales.
A que las instituciones políticas, jurídicas, económicas, etc., características del Pueblo vasco,
vuelvan a tener vigencia y acción, amoldadas, en cuanto sea necesario, a la realidad de los
tiempos actuales.
A que las letras y las artes, que sean manifestación de la nacionalidad vasca, adquieran vida
robusta. (...)
Su terreno de acción es Euzkadi, o sea, las regiones todas del País Vasco que se denominan
Araba, Gipuzkoa, Nabarra, Bizkaya, Laburdi y Zuberoa, solar de la raza vasca; (...)
Como consecuencia de ello pretende, especialmente, la derogación por lo que hace a Araba,
Gipuzkoa, Nabarra y Bizkaya, de la ley de 25 de octubre de 1839, y en cuanto a Laburdi y
Zuberoa, de las emanadas de los poderes de la Revolución Francesa de 1789.
(...) el Partido Nacionalista Vasco (...) adopta el lema formado por el gran patriota AranaGoiritar Sabin, que en euzkera se expresa diciendo Jaun-Goikua eta Lagi-Zarra (Dios y ley
vieja).”
Aberri, 15 de diciembre de 1906 (Manifiesto del Partido Nacionalista Vasco)
La evolución política entre 1901 y 1923. Parálisis
política y crisis del sistema
“Regeneracionistas, republicanos, socialistas (…) claman por un régimen distinto y tienen cada
día más fuerza para impedir el normal funcionamiento del caciquismo, pero no llegan a
encontrar los instrumentos precisos para derribar a la monarquía.
Ésta encuentra cada vez menos apoyo y más dificultades, y utiliza los recursos constitucionales
para mantenerse en pie sin aceptar las reformas: las suspensiones de las Cortes sirven para
prolongar gobiernos minoritarios, las elecciones anticipadas para cambiar gobiernos gastados,
los gobiernos de concentración para superar la incapacidad de los gobiernos homogéneos (...)
y, en extremo, la suspensión de garantías constitucionales y el recurso al ejército para acallar
los movimientos políticos y sociales que rebasan la actuación de los partidos dinásticos.
La monarquía es incapaz de aceptar una evolución democrática (…). Por eso el ejército será la
salvación de la monarquía tras la huelga general de 1917, y Primo de Rivera enterrará el
sistema político para prolongar la vida de la Corona unos años más.”
SOLÉ TURA, J. y AJA, E., Constituciones y períodos constituyentes en España (1808-1936).
Madrid. 1978.
Porcentajes de escaños de los grupos políticos en en Congreso
Años electorales en que
comienzan las nuevas
Cortes
Partido Conservador
Partido Liberal
Total de la oposición al
Suma de los partidos
margen de los partidos
dinásticos
dinásticos
1901
21,7
61,1*
82,8
17,2
1903
59,5*
25,3
84,8
15,2
1905
30,2
56,6*
86,8
13,1
1907
62,3*
19,3
81,6
18,4
1910
25,2
54,2*
79,4
17,3
1914
52,4*
29,6
82
16,3
1916
27,6
56,2*
83,8
15,1
1918
37,9*
40,8*
78,7
21,3
1919
49,3*
32,5
81,8
16,9
1920
56,7*
25,1
81,8
16,7
1923
26,4
54,5*
80,9
15,1
* El asterisco indica el partido que gobernaba en el momento en el que se convocaban las elecciones
Los gobiernos de Alfonso XIII
El problema colonial. La guerra de Marruecos y el fin
de la Restauración.
«Bajó la voz confidencial:-Toda la porquería del "Narizotas" [el Rey] está ahora saliendo a
relucir: los millones que le pagó Marquet para abrir las casas de juego, el Palacio de Hielo y el
Casino de San Sebastián, ¿te acuerdas? También en el Círculo de Bellas Artes dicen que está
pringado el "Narizotas". Está en las minas del Rif con Romanones y en el suministro de
camiones para el ejército con Mateu; y para colmo de todo, el lío de Marruecos. -¿y cuál es el
lío de Marruecos? -¡Puff! Una historia sucia, porque resulta que es él el responsable del
desastre. Le escribió a Silvestre, a escondidas de Berenguer, y le dijo que siguiera adelante.
Dicen hasta que, cuando Annual acababa de ser conquistado, lemandó un telegrama a Silvestre
que decía: "¡Vivan tus cojones!" y cuando se le habló de la catástrofe y de los miles de muertos
que había, dijo: "Le carne de gallina es barata". Claro es que todos los reaccionarios le están
defendiendo en las Cortes, pero los republicanos y los socialistas están pegando duro. Además,
hay otra cosa: ahora que están mandando fuerzas expedicionarias y todos los Fulanos que
escaparon con su dinero de ir a Marruecos tienen que ir, aunque no quieran, muchos de los
liberales quieren que se depure la cosa. Les sienta como un tiro que tengan que perder su
dinerito y si a mano viene, los hijos. De todas maneras, una cosa es cierta: va a haber un
proceso.
-¡Un proceso! -exclamé.
-Sí. Un proceso para establecer la responsabilidad de lo que ha pasado en África. Los generales
están que revientan de rabia. Hasta han amenazado con un pronunciamiento como en los
tiempos de Isabel II. Pero ahora las cosas son distintas; ¡que vengan! Los vamos a recibir con
fuegos artificiales.”
Arturo Barea, La forja de un rebelde, Libro II, La ruta, Montjuich, Méjico, 1959, p. 354.
“Había necesidad de hombres en Marruecos. Las cosas se pusieron mal y llamaron a todas las
quintas, todos al Rif, a la Berbería, pies planos, mancos, cojos y tuertos o hijos de viuda, a
Ceuta, a Tetuán, a Melilla. Los moros no nos daban tregua: todos los días había que salir a
combatir [...].No guardo buenos recuerdos: estábamos mal comidos y por regla general mal
dirigidos. Por delante iba la carne de cañón, cuanto más mando, más atrás, en la retaguardia.
Instalaban un teléfono con línea de fuego, tendían un cable de unos cuantos kilómetros y desde
esa distancia los jefes daban las órdenes a los que ponían el pecho [...].
La guerra contra los moros duró dieciocho años y yo creo que sólo al final se aprendió la lección
sobre las sepulturas de los nuestros. Aprendimos a montar las guardias, a avanzar, a replicar al
fuego. A veces morían más en la retaguardia porque no nos enseñaban a colocarnos como era
debido [...].Para beber nos daban medio vasito de agua. El pan se deshacía como la arena.
Nos entregaban una muda todas las semanas, pero cuanto más te mudabas, más piojos
criabas [...]. El agua, las carricubas, los aljibes, los defendíamos como si fueran el Palacio Real,
con uñas y dientes [...]. Sufríamos mucho al ir por agua, cuarenta o cincuenta soldados con un
cabo al frente, los moros nos tenían fichados. Hacían muchas bajas. ¡Cuántos no habrán
muerto por medio jarrillo de agua! Cada vez que bebo un vaso, y han pasado más de setenta
años, se me viene a la memoria aquella obsesión del agua. [...] La gente deliraba por la noche
en las tiendas. Yo soñaba con manantiales, con los ríos de la tierra.”
Testimonio del soldado Mariano Gálvez en M. LEGUINECHE, Annual, 1921. El desastre de
España en el Rif, 1997
La Crisis del Estado Liberal desde un punto de vista
historiográfico
En este amplio texto se indican los factores que determinaron la crisis del Estado liberal, es
decir, del sistema de la Restauración.
•
Elabora un resumen en el que organices estos elementos y los expliques
•
Construye un esquema o un mapa conceptual para cada uno (causasmanifestaciones-consecuencias)
•
Relaciona los elementos de este texto con los textos y fuentes anteriores
“La crisis de la monarquía española y la instauración de la República forman parte de un
proceso de crisis general europea, aunque la relativa marginación de España lo define con
caracteres propios. [...] El origen de esta crisis de Estado debe buscarse tanto en el
desmoronamiento por razones internas de la Monarquía como en el amplio movimiento
popular que creció a medida que la Dictadura militar implantada en 1923 cegaba todas las
salidas que habrían posibilitado a la Monarquía recuperar la legitimidad política perdida al
violar la constitución de 1876. Por consiguiente, la palabra crisis debe entenderse en este
contexto como momento final de un largo proceso de deterioro: en la sociedad española de
1930 no quedaba nada que sustentara activa y eficazmente a la Monarquía.
Aunque los dirigentes de la coalición republicano-socialista que ocuparon el poder en abril de
1931 celebrasen su triunfo como una revolución, es cierto, sin embargo, que la Monarquía no
fue derrocada por medio de una toma revolucionaria del poder. La Monarquía sucumbió ante
la clamorosa falta de apoyos sociales e institucionales que se puso de manifiesto con motivo de
unas elecciones locales: fue más una caída que un derrocamiento; más un abandono que una
derrota. Su fin como forma política del Estado español fue el resultado de una crisis interna de
ese Estado más que la fuerza de una oposición organizada y con bases sociales para ocupar el
poder.
Alfonso XIII, con sus continuas injerencias en la vida de los partidos dinásticos, primero, y con
su complaciente apoyo a la Dictadura militar, después, había colaborado activamente a la
destrucción de los partidos políticos (conservador y liberal) que habían proporcionado a la
Monarquía durante cincuenta años (1876-1923) su clase política. Los viejos líderes de los
partidos conservador y liberal fueron incapaces de reconstruir unos partidos con base popular y
fracasaron en sus intentos de proponer soluciones para encontrar una salida política ala crisis
de la Monarquía [...]
Pero la crisis de poder político alcanzaba niveles más profundos que la carencia de partidos [...]
.Los partidos de la Restauración funcionaron como organismos centrales de una red de
caciques locales en los que descansaba finalmente el verdadero poder social. Pero, en 1931 el
caciquismo era insuficiente para sostener el Estado, porque las mayorías se expresaban ya en
las ciudades donde la manipulación caciquil era prácticamente imposible.
Otro elemento de la crisis fue el desarrollo de los movimientos nacionalistas, sobre todo, en
Cataluña y el País Vasco. Ello era una consecuencia del sistema centralista y a los límites del
proceso uniformizador emprendido por el Estado liberal que provocaron como reacción el
resurgir de las tradiciones culturales especialmente vinculadas al hecho lingüístico diferencial.
A ello se añaden las crecientes diferencias regionales que generan intereses divergentes y que
restó apoyos de las burguesías periféricas al Estado.
No dispuso tampoco la Monarquía del apoyo eficaz de las instituciones que eran
tradicionalmente en España depositarias del poder ideológico y del poder militar. El rey podía
contar, como siempre, con la fidelidad de la Iglesia católica que le guardaba reconocimiento
por haber restaurado parte de su tradicional posición en la sociedad. Pero la Iglesia era
entonces una institución que acababa de librar una dura pugna con el liberalismo y el
socialismo y que, por tanto, había perdido la posibilidad de influir entre las clases medias
urbanas y los obreros encuadrados en sindicatos socialistas y anarquistas. Los intelectuales
habían sustituido a la Iglesia durante el primer tercio del siglo XX como fuente del poder
ideológico.
Más decisivo fue aún para la defensa del régimen en momentos de apuro el apoyo de la
institución militar. Pero con los militares le ocurrió al rey Alfonso algo similar a lo que le había
ocurrido con los políticos. Su personal gusto por el mando, la concepción de su función como la
de rey-soldado, las aventuras coloniales, su recurso al Ejército para mantener el orden público
y, finalmente, el paso decisivo de utilizar la corporación militar para el gobierno del Estado
acabó por crear en amplios sectores militares una extendida desafección cuando no una clara
hostilidad hacia el monarca. En resumen, la Monarquía estaba aislada.
Tal aislamiento era el resultado de una crisis política, pero también la expresión de un cambio
de sociedad. El sistema de poder de la Restauración, definido con exactitud como una
oligarquía sostenida en una trama de caciques locales, solo podía sostenerse en una sociedad
mayoritariamente rural, sin centros industriales, con un limitado mercado nacional, con
reducidas clases medias urbanas y clase obrera. En tal sociedad no fue difícil a una minoría de
notables de la aristocracia, de los negocios y de la política controlar el ejercicio del poder por
medio de la exclusión de las mayorías, garantizada en los orígenes del sistema gracias a la
restricción del sufragio y, luego (tras la aprobación del sufragio universal), por un pacto
explícito de esos grupos de notables de alternarse en el poder por medio de la corrupción
sistemática de las prácticas políticas y de la institucionalización de redes caciquiles de poder
local. Ese sistema comenzó a deteriorarse con la crisis del 98 y recibió una fuerte sacudida con
la de 1917. En la imposibilidad de reconstruirlo sobre bases sólidas, el rey prefirió sostener a la
Monarquía, no ya sobre fuerzas procedentes de la sociedad civil sino sobre la corporación
militar [estableciendo la dictadura de Primo de Rivera en 1923]. Cuando ésta fracasó en sus
proyectos de institucionalizar un régimen autoritario (1930), el rey no encontró nada en la
sociedad civil sobre lo que edificar una Monarquía constitucional.
La crisis de poder que dio origen a la República fue, por tanto, consecuencia de la falta de
integración de amplios sectores en el sistema político monárquico. En su trayectoria durante el
siglo XX y, sobre todo, desde la crisis de 1917, la Monarquía no fue capaz de integrar en sus
instituciones a la clase obrera, a las clases media ni tuvo el apoyo activo de las burguesías.
Ese carácter de la Monarquía favoreció decisivamente la causa republicana, cuya propaganda
pudo presentar de manera harto convincente a la institución monárquica como ajena a, y
enemiga de, la nación. Frente a la Monarquía aislada y sin apoyos sociales, el ideal republicano
se presentaba, pues, como una revolución en el Estado -una revolución política- y como un
instrumento para la reforma de la sociedad. No se trataba únicamente de cambiar al rey para
que todo siguiera igual, sino de liquidar la institución que impedía el progreso de la nación para
que todo cambiase.
La instauración de la República no sería ya la obra de unos comités de conspiradores ni de una
militarada. Sería por el contrario, producto de la manifestación inequívoca de la voluntad
popular. Las elecciones municipales de abril de 1931 pusieron en manos de los republicanos la
posibilidad de organizar lo que fue, de hecho, un plebiscito sobre la Monarquía. El pueblo,
finalmente, pudo manifestarse de forma libre: el rey debía marcharse. A las pocas horas de
haber manifestado esa decisión, se proclamaba la República.
En resumen, el movimiento republicano abarcaba como era propio de los movimientos
antimonárquicos típicos del XIX al pueblo urbano: obreros, patronos y clases medias. Contaba
con el apoyo de militares radicalizados y con la complacencia de algunos sectores de la
burguesía. Se proponía el derrocamiento del rey y la instauración de un régimen de libertad y
democracia que fuera la expresión de la soberanía nacional. Pero al integrar a la clase obrera y
a los sectores radicalizados de las clases medias, ese movimiento pretendía también una
profunda reforma de la sociedad. Naturalmente, por lo que respecta a los concretos programas
de gobierno, una coalición tan heterogénea no podía estar de acuerdo más que en la
afirmación de la República y en vagas proclamas sobre el progreso de la nación y la libertad de
sus pueblos.”
JULIA DÍAZ, S. (1991): Historia económica y social moderna y contemporánea de España,
Madrid, UNED, vol. II, pp. 36-39.
FUENTE:
http://webs.ono.com/pedabagon/pedro/Historia%20de%20Espana/esquema%20de%20temas
/alfonso%20XIII/ejercicios%20alfonso%20XIII.html
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