Robert R. Macintosh y España

Anuncio
(Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. 2001; 48: 21-28)
HISTORIA DE LA ANESTESIOLOGÍA
Robert R. Macintosh y España: una relación fecunda
M.C. Unzueta Merino*,a, C. Hervás Puyal**,b y J. Villar Landeira*,c
Servicio de Anestesiología y Reanimación. *Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y **Hospital Materno-Infantil Vall d'Hebron. Barcelona.
Resumen
Robert R. Macintosh and Spain: a fruitfut relationship
Robert R. Macintosh, primer catedrático de anestesiología de Europa, desempeñó una importante influencia
en la introducción y desarrollo de la anestesia moderna
en nuestro país, a raíz de su viaje de 1946. Se revisan los
avances técnicos que introdujo así como la trascendencia
de esta estancia, que constituyó uno de los principales
desencadenantes del desarrollo de la anestesiología en
nuestro país. Se repasan sus otros viajes a lo largo de su
carrera profesional, de menor trascendencia, salvo el de
1937 que le inspiró el diseño del vaporizador de Oxford,
y el concepto de una técnica anestésica basada en la sencillez, seguridad, y experiencia del anestesiólogo.
Summary
Palabras clave:
Robert R. Macintosh. España. Anestesia moderna.
Key words:
Robert R. Macintosh. Spain. Modern anesthesia.
Introducción
Primer viaje de Macintosh a España
Robert Reynolds Macintosh fue el primer Catedrático de
Anestesiología de Europa, y contribuyó a elevar el nivel
científico y el estatus académico de dicha especialidad en
muchos países1-3. Este hecho fue consecuencia de su gran
actividad docente e investigadora, que ejerció desde el Nuffield Department of Anaesthetics de Oxford, cuya jefatura
ostentó desde 1937 hasta 1965. Otro factor que contribuyó a
esta labor fueron sus múltiples viajes al extranjero, en los
que hizo demostraciones de su avanzada técnica anestésica4.
Macintosh estuvo en España en varias ocasiones. Hasta la
fecha no se había valorado adecuadamente sus consecuencias sobre la anestesiología española. De todos estos viajes,
el que tuvo mayor trascendencia fue el que realizó en 1946,
ya que actuó como catalizador en la introducción de la anestesia moderna en nuestro país, precursora de la actual anestesiología. Los viajes posteriores prueban la fluida relación
que se estableció entre Macintosh y sus discípulos españoles, así como el interés del profesor hacia la evolución y desarrollo de la especialidad en nuestro país.
Macintosh vino a España por primera vez a finales del verano de 1937, en plena guerra civil española, invitado por el
gobierno del general Franco, para anestesiar a los pacientes
que su amigo, el cirujano plástico americano Eastman Sheehan debía operar de las terribles heridas faciales ocasionadas por la metralla5,6. Durante su recorrido por los hospitales
españoles, Sheehan se percató del atraso de la anestesia española, y de que resultaba totalmente inadecuada para su
técnica quirúrgica. Prueba de ello es el relato del primer
caso que operó, que resultó caótico, tal como explicó Macintosh en el II Simposium Internacional de Historia de la
Anestesia7:
a
Médico adjunto. bJefe de Sección. cDirector del Servicio.
Correspondencia: Dra. M.C. Unzueta Merino.
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor.
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
San Antonio M.ª Claret, 167. 08025 Barcelona.
Aceptado para su publicación en septiembre del 2000.
Through his visit to Spain in 1946, Robert R. Macintosh exercised considerable influence on the introduction
and development of modern anesthesia in this country.
This paper reviews the technical advances Mackintosh
introduced and considers how his visit was one of the
most important factors in unleashing the development of
the profession here. Also reviewed are the other visits
Mackintosh made in the course of his career. Those trips
were less important, with the exception of a 1937 visit
that inspired the design of the Oxford vaporizer, a technical concept based on simplicity, safety and the anesthesiologist’s experience.
“Las dificultades idiomáticas no fueron nada en comparación con las anestésicas. Como era de esperar le asignaron el mejor anestesista que tenían, que resultó ser una
monja, que había sido preparada profesionalmente por
otras monjas. Sheehan sugirió que intubara al paciente,
pero la monja ni siquiera sabía de qué le estaba hablando.
La anestesista insistió en mantener la mascarilla firmemente aplicada en la zona que Sheehan debía reparar, por lo
que la situación resultó ser un callejón sin salida. Por ello,
Sheehan se puso en contacto conmigo, que acababa de tomar posesión de mi cátedra en Oxford, me comentó la situación, y me aseguró que todas las dificultades se resolverían si yo pudiera venir con un laringoscopio, y unos
cuantos tubos endotraqueales.”
21
Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 48, Núm. 1, 2001
Siguiendo la sugerencia de Sheehan, las autoridades españolas tramitaron la invitación de Macintosh a través del Duque
de Alba, que le envió una carta, hasta ahora inédita, fechada el
28 de septiembre de 1937, invitándole a visitar España y los
Servicios Médicos del Ejército Nacional8. Resultado de esta
colaboración con el gobierno de Franco lo constituye la concesión de la Cruz blanca de segunda clase del Mérito Militar
que, en agradecimiento a sus servicios prestados, le concedió
dicho gobierno el 14 de febrero de 1939, tal como consta en la
carta que le envió Tomás de Larrosa8.
Durante su estancia en España, Macintosh realizó anestesias en los hospitales militares de San Sebastián, Vitoria,
Salamanca y Zaragoza9. Pese a que hablaba correctamente
español, a causa de su estancia en Argentina durante un largo período, decidió ocultar que lo sabía correctamente, tal
como hizo constar y justificó posteriormente:
“Con la intención de obtener la máxima información posible, decidí no comunicar que sabía hablar español. Al
principio me resultó un poco incómodo, y en ocasiones tuve
que oír algún comentario personal poco halagüeño. Parecía que no me podía inmiscuir en temas políticos, tal como
hice9. (...) Sería revelador oír lo que decían los médicos españoles sobre la guerra, sobre política y sobre la intervención de los alemanes, al hablar libremente entre ellos.”4.
No sería aventurado suponer que el motivo de esta extraña conducta fuera el poder recoger información para algún
organismo oficial inglés, sobre el estado político en la España nacional, ya que no debemos olvidar que para poder venir a España en aquella época, tuvo que pedir permiso a las
autoridades de su país, que probablemente le pidieron este
servicio. En ese momento, el Gobierno británico seguía
manteniendo la política de “no intervención” en relación
con el conflicto español, y no había tomado oficialmente
partido por ninguno de los dos bandos. Durante su estancia,
el Dr. Soler-Roig, que hasta el inicio de la guerra trabajaba
como cirujano en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de
Barcelona, actuó como intérprete.
En el Hospital Musulmán de Zaragoza tuvo el primer
contacto con la cirugía de guerra, y quedó impresionado por
la gravedad de las lesiones, así como por la ausencia de material anestésico9. Al llegar a España, se encontró con la
inesperada sorpresa de que el único aparato de anestesia disponible era el inhalador de Ombredanne, al que posteriormente describió como una copia descarada del inhalador de
Clover4. La necesidad de mantener la mascarilla anestésica
aplicada a la cara durante toda la intervención, imposibilitaba el uso de este inhaladador para la cirugía facial reparadora. Los únicos fármacos disponibles eran el éter, el cloruro
de etilo, el cloroformo, y el evipán. No había atropina, cocaína, ni aparatos de aspiración, y la salivación profusa era
aceptada como una característica inevitable de la anestesia
etérea. Los médicos españoles no habían oído hablar del
protóxido de nitrógeno. Durante toda su estancia no encontró a un sólo médico que hubiera visto una bombona de oxígeno, y en una ocasión en que se lo pidió a una monja, ésta
apareció al cabo de media hora con una especie de maleta
de goma, que aparentemente estaba llena de oxígeno9. Tal
22
como comentó, las dificultades anestésicas eran francamente considerables.
Para poder administrar la anestesia tuvo que idear un sencillo aparato, consistente en una lata de éter a la que practicó tres orificios, en uno de los cuales introdujo un tubo de
goma que conectado al tubo endotraqueal, le permitió administrar éter al paciente, manteniéndose alejado del campo
quirúrgico, tal como había visto realizar a Paluel J. Flagg,
famoso anestesista del St. Vincent’s Hospital de Nueva
York7,10. Macintosh comentó que si no hubiera visto previamente la demostración de Flagg no hubiera sabido qué técnica anestésica emplear en la guerra civil española. Dicha
técnica despertó gran sorpresa:
“La monja católica que habitualmente administraba la
anestesia, se asustó al ver la intubación.”9.
A finales de 1937, Sheehan volvió a requerir los servicios
de Macintosh, y éste envió en su lugar a Kenneth Boston
que, cuando Macintosh tomó posesión de la Cátedra, ya estaba en el Radcliffe Infirmary practicando anestesias. Boston estuvo en España desde el 10 de enero al 15 de febrero
realizando un total de 27 anestesias para Sheehan11.
Los cirujanos que tuvieron la ocasión de presenciar la técnica anestésica de Macintosh y Boston quedaron favorablemente sorprendidos, especialmente por la intubación endotraqueal. Sin embargo, fueron muy pocos los que la
incorporaron. Tan sólo el cirujano militar José Sánchez Galindo quien, a instancias de Sheehan, acudió a Estados Unidos a especializarse en cirugía plástica en 1938, la siguió
practicando a su regreso a España12. También el Dr. José
Soler-Roig, uno de los médicos españoles que tuvo relación
más directa con Macintosh durante este viaje en el Hospital
Militar General Mola de San Sebastián, aprendió la técnica
y la transmitió posteriormente a sus colaboradores de Barcelona13,14.
Comparando las técnicas anestésicas empleadas antes y
durante la guerra civil española con las de la posguerra, se
observa que no hay diferencias, por lo que podemos concluir que no se incorporó a la práctica clínica ninguno de los
avances anestésicos que Macintosh utilizó durante su estancia. En los años siguientes a esta visita, no se publicó ningún libro nuevo de anestesia escrito por médicos españoles
en que se notara la influencia de Macintosh. Tampoco se
despertó el interés de éstos hacia la anestesia, por lo que no
hubo médicos que se dedicaran de lleno a esta especialidad.
Creemos que esta falta de difusión de sus técnicas anestésicas se debió a que Macintosh estableció contactos puntuales
sólo con algunos cirujanos, y a que no trabó relación con
ningún anestesista español, ya que en aquella época no había tales especialistas en nuestro país.
Creemos que los viajes de Macintosh y de Boston a España en 1937, en plena guerra civil, no tuvieron prácticamente
influencia en el desarrollo de la anestesiología española de
la época, ya que no se incorporaron sus novedosas técnicas
anestésicas. Otros autores, como A. Franco, no obstante
consideran que Sheehan y Macintosh habrían ejercido una
tangible influencia en la modernización de la anestesia en
España, a raíz de su estancia en nuestro país en 193715.
M.C. UNZUETA MERINO ET AL.– Robert R. Macintosh y España: una relación fecunda
Lo que sí parece cierto es que esta experiencia durante la
guerra civil española le causó un gran impacto a Macintosh,
ya que le permitió reflexionar sobre cómo podían abordarse
situaciones extremas con escasos recursos, e hizo referencia
a este viaje en múltiples conferencias y artículos16,17. Esta
experiencia influyó de forma decisiva en su enfoque de
la especialidad, determinando que basara su concepto de la
anestesiología en la seguridad y en la sencillez, así como en
la destreza y correcta formación del anestesiólogo.
Otra consecuencia de gran trascendencia de este viaje a
España en 1937 fue la idea de Macintosh de diseñar un inhalador de éter portátil que pudiera ser empleado en circunstancias poco favorables, como las propias de una guerra, donde difícilmente se podían obtener bombonas de
oxígeno y de gases anestésicos. Macintosh estaba convencido de que en las guerras se requería un aparato de anestesia
que permitiera administrarla con seguridad, incluso en manos de un anestesista inexperto4,17. Lo que pretendía era diseñar una versión más científica de la lata de Flagg, a la que
consideró como la semilla del vaporizador de Oxford. Por
ello, de regreso a Oxford, y ante la amenaza de una contienda internacional, Macintosh se puso a diseñar un vaporizador que pudiera ser empleado en situaciones de emergencia.
Las características técnicas y su funcionamiento fueron publicados en Lancet de julio de 1941, en una serie de cuatro
artículos18-21. El vaporizador de Oxford se difundió rápidamente por todo el mundo gracias a su sencillez, su seguridad y la posibilidad de ser empleado en situaciones poco favorables, como era habitual en los países tecnológicamente
subdesarrollados.
noviembre de 1948). El segundo motivo de este viaje fue
anestesiar a Luis Viñas, esposo de Julia, la hermana mayor
del traumatólogo Josep Trueta. Macintosh y Trueta trabajaban en el mismo hospital de Oxford, estableciéndose entre
ambos una fluida relación. Prueba de ello es que Trueta le
pidió a Macintosh que corrigiera el capítulo dedicado al manejo anestésico de los heridos de guerra, de su libro The
principles and practice of war surgery25. Trueta decidió que
fuera René Leriche, famoso cirujano vascular francés, el
que operara a su cuñado, y consciente de lo atrasada que estaba la anestesia española, le pidió a Macintosh que realizara la anestesia26,27. Finalmente, el último motivo de este viaje fue el de disfrutar de unos días de vacaciones, ya que,
como él mismo comentó en las conferencias que dio en
nuestro país, hacía más de 7 años que no tenía vacaciones28.
En este viaje de 1946, Macintosh hizo demostraciones de
su técnica anestésica en los hospitales más importantes de la
época, y dio varias conferencias. Durante su estancia trabó
relación con muchas personalidades del mundo médico y
científico español, y especialmente con algunos que empezaban a orientarse y a destacar en el naciente campo de la
anestesiología, como los Dres. José Miguel, pionero autodidacta de la anestesia española, que rápidamente incorporó
todos los avances que vio realizar a Macintosh, Dionisio
Montón y María Oliveras, que acudieron a Oxford a especializarse en anestesiología, y en Madrid con Luis de la
Vega. Por ello, este viaje tuvo una amplia difusión en el ámbito médico e importantes consecuencias en el desarrollo de
la anestesiología española29.
Cronología de su estancia en España
Segundo viaje de Macintosh a España, en 1946
En 1946 el nivel de la anestesiología española era muy
bajo, y estaba considerada como una rama subdesarrollada
de la medicina que no atraía a los médicos, pues no gozaba
de alicientes científicos ni económicos. Este precario estado
era también consecuencia del ambiente social de un país sumergido en las lacras de la posguerra, con el consiguiente
bloqueo internacional, que imposibilitaba la importación de
material quirúrgico, así como la recepción de libros y revistas extranjeras. A pesar de todo, algunos médicos ya habían
detectado la necesidad de formar anestesiólogos que permitieran realizar las intervenciones quirúrgicas con la adecuada seguridad22. Fruto de este interés fue la creación del Servicio de Anestesia del Hospital de la Santa Cruz y San
Pablo de Barcelona, en 1941, el primero que se inauguró en
España. Lo dirigió desde su inicio el Dr. José Miguel Martínez. No obstante, y conscientes de las deficiencias existentes, las autoridades sanitarias españolas decidieron invitar a
Macintosh, a través del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), para que viniera a demostrar sus avanzadas técnicas anestésicas.
El viaje que Macintosh realizó a España en septiembre de
1946 tuvo tres finalidades: científica, profesional y personal. En primer lugar, aceptar la invitación del CSIC23,24 (en
agradecimiento a la labor realizada en nuestro país, la Cruz
Roja Española le concedió la Medalla de Oro y Diploma, en
Macintosh llegó a Madrid el 17 de septiembre de 1946,
acompañado de su esposa Marjorie, donde contactó con el
Dr. Luis de la Vega Gutiérrez, que acababa de regresar de
Inglaterra, adonde se había trasladado en noviembre de
1945 para especializarse en anestesiología, realizando una
estancia en el servicio de Macintosh30. Durante los 3 días
iniciales que permaneció en Madrid, realizó visitas protocolarias y conoció a algunos de los más prestigiosos cirujanos
de la época.
Primera estancia en Barcelona
El viernes 20 de septiembre por la tarde emprendió el viaje a Barcelona, donde le estaba esperando el Dr. José SolerRoig, al que conocía de su anterior estancia en nuestro país,
ya que éste había actuado como intérprete. Realizaron una
visita al Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en el que este
último desempeñaba el cargo de jefe de uno de los servicios
de cirugía, así como a su clínica privada.
Al día siguiente de su llegada, fue a visitar a Luis Viñas,
que era el cuñado de Trueta al que tenían que operar, y ofreció sus servicios como anestesista, coincidiendo en la casa
de éste con Dionisio Montón, primo y ahijado de Trueta y
que, a instancias de éste estaba a punto de partir a Oxford
para especializarse en anestesiología. (Comunicación personal de la viuda del Dr. Montón.)
23
Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 48, Núm. 1, 2001
Macintosh pasó unos días de vacaciones en la casa que
Soler-Roig poseía en la Costa Brava, desde el domingo 22
de septiembre hasta el martes 1 de octubre de 1946. Ese día
regresó a Barcelona, y tuvo su primer encuentro con el Dr.
José Miguel, ya que Soler-Roig le invitó a cenar y llegó
acompañado de Miguel, que era su anestesista. Posteriormente, tuvo la ocasión de observar las técnicas anestésicas
empleadas por Miguel, con el que trabó relación, y sobre el
que comentó:
“Miguel es un hombre agradable, con gafas, que hace
unas pulidas gráficas de presiones arteriales, y es muy primoroso en todo lo que hace. Lleva un registro extenso de
sus casos hospitalarios y privados. (…) Miguel, graduado
en 1930, está muy interesado en la anestesia, y desde 1939
sólo se dedica a esto, pero es totalmente autodidacta. Obviamente ha hecho bastante, pero mejoraría muchísimo viajando.”30.
En agradecimiento a la ayuda que Miguel le prestó en la
traducción de la conferencia que debía pronunciar, le regaló
un laringoscopio y, en contrapartida, Miguel le regaló el libro que acababa de escribir Tratado de Anestesia, y que
apareció publicado ese mismo año31.
Segunda estancia en Madrid
El lunes 7 de octubre por la noche, Macintosh emprendió
viaje a Madrid. Durante su segunda estancia en Madrid, que
duró 12 días, realizó demostraciones de su técnica anestésica en varios hospitales, iniciándolas en el Hospital de la
Cruz Roja, donde anestesió a un paciente del neurocirujano
Adolfo Ley, que ostentaba la jefatura del servicio de Neurocirugía del Hospital Clínico de Barcelona. Macintosh hizo
referencia a esta anestesia general con intubación endotraqueal en una intervención de neurocirugía, la primera en
nuestro país, para la cual utilizó el vaporizador de Oxford
que Luis de la Vega había adquirido en Inglaterra, en su artículo “An anaesthetist abroad”, y en el que relató las dificultades que tuvo durante la intervención17.
El lunes 14 de octubre, Macintosh realizó demostraciones
de su técnica anestésica en 2 pacientes del famoso cirujano
digestivo Pablo Sala. En el segundo caso que anestesió, Macintosh refiere que hizo la primera administración de curare
en España durante una anestesia general32. En su diario anotó el impacto que ello ocasionó entre los asistentes a la demostración:
“El segundo caso era un hombre con un gran tumor abdominal, que resultó ser un quiste hidatídico múltiple. Le
administré pentotal, éter ligero y 15 mg de tubarine. La relajación resultante ocasionó risas y sorpresa, y el cirujano
levantó en repetidas ocasiones la musculatura para demostrar la flaccidez. Me recordaron a los indígenas con un juguete nuevo. Al terminar, el paciente respiraba bien, pero le
administré 5 mg de prostigmina. Al final de la sesión, los
dos pacientes estaban en buen estado.”30.
También realizó anestesias en el Instituto del Cáncer, a
pacientes del cirujano Die y Mas, que era el director de los
24
servicios de Cirugía de dicho centro, realizando una demostración de la ventilación controlada y de la intubación endotraqueal.
Durante 2 días consecutivos realizó demostraciones en el
Hospital Provincial, para los Dres. González Bueno y Pulido. El quirófano estuvo lleno a rebosar de médicos visitantes y estudiantes, hecho que Macintosh atribuyó a la aparición de una nota en la prensa, que anunciaba que un
distinguido y famoso anestesista visitaba la clínica de González Bueno33. Le sorprendió que los pacientes llegaran vestidos con la ropa de calle al quirófano, y comentó:
“Previamente, le había explicado al cirujano que tendría
al paciente en un plano superficial hasta que llegara al peritoneo. Pero, de repente, de un tajo abrió el peritoneo, con
el paciente todavía muy superficial, aunque afortunadamente no tanto como para moverse, pero sí como para aguantar
la respiración. Le administré 20 mg de curare que inmediatamente solucionaron la situación, y se produjo un grito sofocado entre los cirujanos y los espectadores. Al final de la
intervención le administré 7,5 mg de prostigmina”30.
Al finalizar la sesión quirúrgica dio una conferencia en el
anfiteatro de la Facultad de Medicina, a la que asistió mucha gente, durante la cual proyectó la película de Pask, en la
que se mostraba la eficacia de los chalecos salvavidas que
habían diseñado para evitar que los pilotos de la RAF murieran ahogados al caer al mar, por sumersión de la cara
dentro del agua, al perder la conciencia.
Segunda estancia en Barcelona
Macintosh regresó a Barcelona el lunes 21, y durante esta
segunda estancia, hizo varias demostraciones de su técnica
anestésica. Ese mismo día, realizó en el Hospital de San Pablo la primera administración de curare en una anestesia general en Barcelona, a Daniel Pascual Melide, a quien el Dr.
Puig-Sureda practicó una gastrectomía. Al día siguiente,
martes 22, volvió a administrarlo a una paciente del Dr. Soler-Roig, Silvina Barceló, a la que éste operó de una acalasia esofágica30,34. Al cabo de unos días realizó nuevas anestesias en dicho hospital para el Dr. Soler-Roig, durante las
cuales hizo una demostración de la ventilación controlada,
proyectó la película de Pask y dio una conferencia.
En el Hospital Clínico también realizó varias demostraciones, la primera de las cuales tuvo lugar el jueves 24,
para el Dr. Conill, catedrático de Ginecología. Al día siguiente acudió nuevamente al Hospital Clínico, donde
anestesió a un paciente del neurocirujano Adolfo Ley.
Unos días después, justo al finalizar una intervención de
neurocirugía, el paciente ya hablaba en la mesa de operaciones, lo que ocasionó sorpresa entre los asistentes, que
exclamaron: “¡Parece imposible!”. El tercer día que estuvo
en el Hospital Clínico, pronunció una conferencia y proyectó una película a un nutrido grupo de espectadores entre
los que se encontraba el catedrático de Cirugía, profesor
Pedro Piulachs, para el cual realizó una anestesia el martes
29 de octubre.
M.C. UNZUETA MERINO ET AL.– Robert R. Macintosh y España: una relación fecunda
También estuvo en la Policlínica Platón, donde vio operar
al cirujano cardiotorácico Caralps, y donde proyectó la película de Pask.
Macintosh regresó a Madrid el jueves 31 de octubre, y el
sábado 2 de noviembre estuvo en el Hospital Militar de
Cuatro Caminos, donde anestesió a tres pacientes
Tercera estancia en Barcelona
Ante el anuncio de que Leriche ya había llegado a Barcelona para operar al cuñado de Trueta, Macintosh se trasladó
de nuevo a esa ciudad. Finalmente, la intervención tuvo lugar el 4 de noviembre de 1946, en la Clínica Corachán27,30.
Con respecto a la técnica anestésica empleada por Macintosh, sabemos por su diario de viaje que lo premedicó con
avertina, hipnótico que se administraba por vía rectal. Posteriormente realizó toda la intervención con éter y el vaporizador de Oxford, ante el asombro de todos, tal como relató
posteriormente Montón:
“El profesor Macintosh vino con su vaporizador de Oxford y, ante el asombro de todo el mundo, ¡administró éter!
(¡el único anestésico general empleado en España durante
décadas!)”2.
Al día siguiente realizó una demostración en el Hospital
de la Cruz Roja, tras la cual dio una conferencia a un grupo
de médicos y enfermeras. Otro día estuvo de nuevo en la
Policlínica Platón, donde anestesió a un niño al que el Dr.
Roviralta debía operar de paladar hendido. Éste quedó muy
impresionado con su primera anestesia endotraqueal.
Finalmente, el jueves 7 de noviembre salió en tren hacia
Madrid, iniciando el viaje de regreso a Inglaterra el sábado
9 de noviembre.
Durante su estancia en España, Macintosh pronunció varias conferencias, de carácter doctrinal, en las que expuso
sus conceptos sobre lo que debía ser la anestesia moderna,
que según él debía basarse fundamentalmente en la especialización de las personas que la administraban28. Para mejorar el nivel de la anestesiología española, consideraba que
era imprescindible que los anestesistas recibieran una
correcta formación. Para ello, proponía enviar a algunos
médicos a un buen departamento de anestesia de Inglaterra
o Estados Unidos, para que recibieran una adecuada enseñanza, en primer lugar teórica, y posteriormente práctica,
como agregados a un hospital, donde se verían obligados a
poner en práctica los conocimientos adquiridos.
Consecuencias del viaje de Macintosh a España en 1946
Este segundo viaje de Macintosh a España en 1946 tuvo
una gran influencia en el desarrollo de la anestesiología española, que se ejerció a través de varios procedimientos
complementarios. En primer lugar, sus innovadoras técnicas
anestésicas fueron incorporadas por algunos médicos de la
época que tuvieron la ocasión de presenciar sus demostraciones. Entre ellos, el Dr. José Miguel incorporó todos los
avances técnicos que le vio realizar, ya que éste le regaló un
laringoscopio, le dejó muestras de curare y pentotal, y le
vendió un vaporizador de Oxford. El Dr. Luis de la Vega,
de Madrid, que acababa de especializarse en anestesia en Inglaterra, ya había empezado a practicar estas novedosas técnicas.
En segundo lugar, Macintosh inspiró a Miguel el diseño
de un nuevo aparato de anestesia, el OMO, que vino a ocupar un gran vacío, pues prácticamente sólo se utilizaba el
Ombredanne, con todas las limitaciones que este aparato
comportaba35. Si bien el vaporizador de Oxford no gozó de
gran difusión en nuestro país por los problemas de importación, sirvió de modelo para que Miguel diseñara su propio
vaporizador, el OMO, en cuyas siglas se recordaba la importante contribución del vaporizador de Oxford, así como
la del Ombredanne y la del inventor (Oxford, Miguel, Ombredanne). El OMO actuó en España como alternativa al vaporizador de Oxford, y durante muchos años fue el único inhalador disponible en nuestro país.
En tercer lugar, y como consecuencia directa de este viaje de Macintosh, la Dra. María Oliveras, que ejercía las
funciones de anestesista del neurocirujano Adolfo Ley,
acudió al Nuffield Department of Anaesthetics para recibir
una completa formación en anestesiología, pasando a formar parte del grupo de discípulos españoles de Macintosh36. Ese grupo estaba constituido por los Dres. Luis de
la Vega, Francisco Javier de Elío, Ricardo Vela, Dionisio
Montón y María Oliveras. Fue necesario el regreso de éstos y que las autoridades sanitarias se hicieran eco de la
importancia de formar especialistas, para que la anestesia
moderna se fuera implantando en todo el país. Por tanto,
todos ellos contribuyeron a la difusión de la anestesia moderna en España, y al cabo de los años pasaron a desempeñar importantes cargos: Francisco Javier de Elío fue el primer Catedrático de Anestesiología de España, Ricardo
Vela fue Jefe del Departamento de Anestesiología del
Hospital La Paz de Madrid, Luis de la Vega contribuyó a
difundir la anestesia en la medicina militar, Dionisio Montón fue Director del Servicio de Anestesia del Hospital de
Sant Pau de Barcelona, y María Oliveras fue la introductora de la anestesia general con intubación endotraqueal en
neurocirugía en Cataluña29.
Avances técnicos introducidos en España a consecuencia
del viaje de Macintosh
Introducción del curare en la anestesia general
Sin lugar a dudas, la utilización de curare en la anestesia
general fue el hecho más llamativo, y el que despertó más
admiración entre la clase médica española, tal como comentó Macintosh:
“El impacto del curare en España fue mucho más dramático que en Inglaterra.”4.
La introducción del curare en anestesia se debe a Griffith
y Johnson, de Canadá, a raíz de la publicación de su estudio
“El uso del curare en la anestesia general”, en julio de
194237. Por sugerencia de L.H. Wright, desde enero de 1942
habían empezado a administrar Intocostrín®, un extracto pu25
Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 48, Núm. 1, 2001
“Una mañana, durante una amigdalectomía, al abrir la
boca del paciente con una pinza de Boyle-Davis, observé
que las cuerdas quedaban perfectamente expuestas. Richard
Salt (un chico realmente excelente) estaba en el quirófano
conmigo: antes de que acabara la mañana había soldado la
pala de Davis al mango del laringoscopio, y funcionaba muy
adecuadamente. El punto más importante radicaba en que la
punta terminaba proximalmente a la epiglotis.”
Fig. 1. Robert Macintosh con el vaporizador de Oxford. (Cortesía de la
Sra. viuda del Dr. Montón.)
rificado del curare preparado por la firma Squibb, a 25 pacientes del Homeopathic Hospital de Montreal, sometidos a
anestesia general superficial con ciclopropano.
La utilización del curare en la anestesia general proporcionó la adecuada relajación de la musculatura abdominal,
de forma independiente de la profundidad de la anestesia.
Muchos años después, Macintosh hizo una reflexión sobre
la verdadera trascendencia de la introducción del curare en
la anestesia:
“El curare hizo que la intubación fuera un juego de niños. Algo para lo cual las generaciones previas de anestesistas necesitaban años de experiencia, podían conseguirlo
ahora los estudiantes de medicina tras algunas simples lecciones.”38.
Laringoscopio de Macintosh. Intubación endotraqueal
La intubación endotraqueal, además de salvaguardar la vía
aérea, permitió que el anestesista se alejara de la cabecera
del paciente, por lo que se pudieron realizar bajo anestesia
general todos los procedimientos craneofaciales que hasta
entonces debían practicarse bajo anestesia local. Sin embargo, su práctica antes de la aparición del curare resultaba muy
difícil, tal como hizo constar Macintosh en varias ocasiones:
“Hace 50 años, o mejor dicho, antes de la introducción
del curare, que abolía los reflejos, introducir un tubo endotraqueal era un tour de force.(...) La habilidad de introducir
un tubo endotraqueal bajo visión directa, era el sello del
anestesista con éxito.”39.
Macintosh intentó mejorar la técnica de intubación endotraqueal, pues consideraba que cualquier anestesista que se
preciara de serlo, debía saber realizarla con holgura. En
1943, diseñó un nuevo laringoscopio, basado en exhaustivos
estudios anatómicos y técnicos, que mejoró en gran medida
la visibilidad de la glotis40. La idea de diseñar este nuevo laringoscopio nació en el quirófano de otorrinolaringología,
tal como relató Jephcott39:
26
Esta técnica de elevar indirectamente la epiglotis, colocando la punta del nuevo laringoscopio, en su base, representó un gran avance en la intubación endotraqueal, pues el
estímulo era menor y podía ser empleado en un plano anestésico más superficial que los otros modelos.
En España, la técnica de la intubación endotraqueal estaba muy poco extendida antes del viaje de Macintosh de
1946, pero a partir de entonces fue adoptada con gran entusiasmo por los anestesistas españoles. Queda constancia de
ello en la crónica que sobre el primer Congreso Nacional de
Cirugía, que tuvo lugar en Barcelona en 1949, escribió el
Dr. Monfort para el Instituto Médico Valenciano41. Sin embargo, Miguel afirmó que desde 1935, fecha en la que realizó la primera intubación endotraqueal, él ya las realizaba
ocasionalmente42.
Han transcurrido más de 50 años desde que este laringoscopio fue diseñado, y sigue siendo de uso habitual en la
práctica anestesiológica. Por ello, es probablemente uno de
los instrumentos médicos de uso habitual que ha perdurado
activo más tiempo en la historia de la medicina.
Vaporizador de Oxford
En 1946, el vaporizador que se empleaba habitualmente
en España era el de Ombredanne. Éste tenía el inconveniente de que el anestesista debía estar en la cabecera del paciente para poder usarlo, por lo que no podía emplearse en la cirugía de cabeza y cuello. En el otro extremo estaban los
aparatos de circuito cerrado que requerían pesadas bombonas de oxígeno, protóxido de nitrógeno y cal sodada. Dado
lo aparatosos que resultaban, y que era necesario importar el
protóxido y la cal sodada, sólo estaban disponibles en algún
gran hospital. Por ello, el vaporizador de Oxford, concebido
para utilizar la mezcla éter-aire, causó gran sensación por su
sencillez, seguridad y facilidad de empleo18-21 (fig. 1). La
presencia de la concertina permitía asistir la respiración del
paciente siempre que fuera necesario y, observando sus movimientos, se podía controlar el ritmo respiratorio de éste.
Además, sus válvulas unidireccionales aseguraban la no
reinhalación de CO2.
El impacto que produjo el vaporizador de Oxford en
nuestro país fue tal, que Macintosh anotó en su diario:
“En este momento podría vender vaporizadores como si
fueran pasteles, pero probablemente podría volver a comprarlos a precio sorprendente.”30.
Este comentario denota la desconfianza que sentía Macintosh con respecto a la capacidad de sus colegas españoles
para captar y asumir correctamente las novedades científicas.
M.C. UNZUETA MERINO ET AL.– Robert R. Macintosh y España: una relación fecunda
Practicamente todos los médicos españoles que se especializaron en el Nuffield Department, trajeron un vaporizador de Oxford al regresar a España, que utilizaron en su
práctica médica. Pero debido a las dificultades de importación que había por aquel entonces en España, y a la posterior aparición en el mercado nacional del OMO, de fabricación española, el vaporizador de Oxford no alcanzó gran
difusión en España. Sin embargo, no debe olvidarse que sirvió de modelo en el diseño del OMO, al que se le incorporaron algunas de sus válvulas.
de 1947, en la Clínica Corachán de Barcelona. En esta ocasión, Macintosh llegó acompañado de su esposa, y de Lady
Nuffield, que era conocida por su gran labor filantrópica en
beneficio de hospitales e instituciones benéficas45.
En septiembre de 1947, Macintosh acudió de nuevo a
Barcelona invitado al Curso de Cirugía Digestiva que organizaba el Dr. Soler-Roig. El curso tuvo lugar en el hospital
de Sant Pau, del 29 de septiembre al 7 de octubre. Macintosh pronunció la conferencia inaugural del curso sobre el
tema “Anestesia en la cirugía abdominal”46.
Diseño del OMO
Estancia de Macintosh en España en 1951
Cuando Miguel conoció a Macintosh en el año 1946, quedó muy impresionado por el vaporizador de Oxford que éste
utilizó en sus anestesias. Por aquella época, Miguel estaba
trabajando en el diseño de un aparato de anestesia, y aprovechó la ocasión para mostrárselo y pedirle su opinión. Macintosh lo encontró excesivamente complicado, por lo que Miguel abandonó el proyecto y decidió diseñar otro nuevo
inhalador, inspirado en la sencillez y seguridad del vaporizador de Oxford35,43. A este inhalador lo denominó OMO, que,
como se ha mencionado, resulta de la combinación de las
tres iniciales de Oxford, Miguel y Ombredanne, que eran las
partes que habían influido en el esquema de este nuevo aparato. Del inhalador de Ombredanne conservó el depósito de
éter, y del de Oxford, la válvula de doble paso, la válvula
acodada de Salt, la válvula reservorio para el cloruro de etilo,
y la bolsa-fuelle de gases inspiratorios. Debido a las dificultades que había en aquella época para realizar importaciones,
el OMO ocupó el gran vacío que había en la anestesiología
española, y gozó de gran difusión en todo el país.
Por tanto, podemos concluir que la estancia de Macintosh
en España en 1946, y la labor posterior de sus discípulos españoles, determinaron un cambio importante en el nivel de
la anestesiología. Al cabo de unos años, se impuso la especialización de los anestesistas, con lo que el nivel de la especialidad aumentó considerablemente, y la anestesia española pasó de ser una labor infravalorada a ser una rama de la
medicina tan respetable como las demás29. En 1953 se creó
la Sociedad Española de Anestesiología, y se inició la celebración de congresos y la publicación de revistas científicas.
Con motivo del II Congreso Nacional de Cirugía, celebrado en Madrid del 24 al 27 de septiembre de 1951, Macintosh regresó de nuevo a nuestro país. Durante su estancia visitó el Museo del Prado en compañía de Miguel y otros
anestesiólogos, y puso especial interés en ver la estatua de
Hypnos, el Dios del Sueño. Este hecho dio lugar a que el
contorno de Hypnos fuera adoptado como emblema de
la revista Hypnos, publicada por la Associació Catalana
d’Anestesiologia, y que posteriormente fue adoptado como
el escudo de la Asociación Española de Anestesiología47.
Estancia de Macintosh en España en 1953
Macintosh volvió a España en septiembre de 1953, para
asistir a la I Reunión Nacional de Anestesiología, con sede
en Granada, que coincidía con el III Congreso Nacional de
Cirugía. Este viaje tiene interés ya que le permitió asistir al
nacimiento oficial de la Sociedad Española de Anestesiología48.
El jueves 24 de septiembre asistió al Congreso, y fue
nombrado Miembro de Honor de la Asociación Española de
Anestesia. El sábado 26 dio una conferencia a los asistentes
al Congreso, en la que volvió a hacer constar que la anestesia sin complicaciones sólo podía conseguirse con una adecuada formación de los anestesiólogos49. Finalmente, el 2 de
octubre Macintosh inició el viaje de regreso a Inglaterra,
tras haber visitado Gibraltar, Sevilla, Burgos y San Sebastián.
Viaje de Macintosh en 1961
Relaciones posteriores de Macintosh con España
Macintosh mantuvo la relación con España a lo largo de
los años, realizando múltiples viajes a nuestro país, de carácter oficial y privado. A través de estos viajes se aprecia la
continuidad de las relaciones entre Macintosh y los anestesiólogos españoles, así como la impresión que en el profesor
inglés producía la evolución y desarrollo de la anestesiología de nuestro país.
Viajes de Macintosh en 1947
Macintosh volvió el 31 de diciembre de 1946, para anestesiar por segunda vez a Luis Viñas, tal como había quedado con Leriche44. La intervención tuvo lugar el 7 de enero
El 5 de marzo de 1961, Macintosh volvió a nuestro país
en un viaje organizado por el British Council50. En Barcelona volvió a reencontrarse con dos de sus discípulos, los
Dres. Dionisio Montón y María Oliveras. Al día siguiente
de su llegada, el Dr. Miguel le llevó a la Residencia Sanitaria Francisco Franco, actual Hospital de la Vall d’Hebron.
También estuvo en el Departamento de Farmacología, donde asistió a una mesa redonda con el Profesor Valdecasas,
Catedrático de Farmacología de la Facultad de Medicina, y
con el Dr. Montón. Posteriormente fue a la Clínica privada
del Dr. Llauradó.
El 7 de marzo realizó una visita al Hospital de Sant Pau,
donde dio una charla sobre anestesia a un grupo de médicos.
Por la noche dio una conferencia en la Academia de Cien27
Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 48, Núm. 1, 2001
cias Médicas, presidida por el Dr. Gibert, que era el presidente de dicha entidad, y al final de la misma fue nombrado
Miembro de Honor de la Academia51. Los días siguientes
realizó visitas al hospital del Sagrado Corazón, la Clínica
Corachán, el Hospital Clínico y la Clínica San José.
Este viaje también incluyó una estancia en Madrid, donde
visitó el Instituto de Investigaciones Clínicas y Médicas, y
el Gran Hospital del Estado. El 15 de marzo realizó una demostración en el Hospital del Cáncer, y por la tarde visitó la
Clínica La Paloma. El 16 de marzo acudió a la Residencia
Sanitaria de Sevilla, donde realizó una anestesia y después
dio una conferencia. El 18 de marzo emprendió el viaje de
regreso a Inglaterra.
Posteriormente, Macintosh estuvo en nuestro país todavía
en varias ocasiones más, una vez retirado de su labor en la cátedra, aunque sus aportaciones tuvieron menor trascendencia.
Conclusiones
El primer viaje de Macintosh a España en 1937 inspiró a
Macintosh la búsqueda de un inhalador de éter portátil, sencillo y seguro, que dio por resultado el diseño del vaporizador de Oxford. También determinó que basara su técnica
anestésica en la sencillez y en la seguridad. Por contra, la
presencia de Macintosh en nuestro país apenas determinó
leves avances en la anestesia española.
Por otro lado, el viaje que realizó en 1946 determinó la
introducción en nuestro país de los últimos avances técnicos
de la época, tales como la intubación endotraqueal, el curare
y la ventilación controlada, así como el concepto de lo que
debía ser la anestesiología. Todo ello impulsó y estimuló la
formación de futuros especialistas, con el consiguiente desarrollo de la anestesia española, que no ha cesado hasta nuestros días.
BIBLIOGRAFÍA
1. Boulton T. Professor Sir Robert Macintosh, 1897-1989: personal reflections on a remarkable man and his career. Reg Anesth 1993; 18:
145-154.
2. Bryce-Smith R, Mitchell JV, Parkhouse J. The Nuffield Department of
Anaesthetics. Oxford 1937-1962. Oxford: University Press, 1963.
3. Obituary. Robert Reynolds Macintosh. Lancet 1989; 2: 816.
4. Beinart J. A history of the Nuffield Department of Anaesthetics, Oxford 1937-1987. Oxford: University Press, 1987.
5. Lazo M. Desarrollo de la Cirugía Plástica en España. Rev Esp Cir
Plast 1968; 1: 11-20.
6. Franco A, Cortés J. Anestesia y Reanimación en la guerra civil española 1936-1939. Enciclopedia interactiva de Anestesiología y Reanimación. Zéneca.
7. Macintosh RR. Saved by the Flagg. II International Symposium of the
History of Anaesthesia. Royal Society of Medicine International and
Symposium series. Londres, 1989; 134: 8-9.
8. Contemporary Medical Archives Centre. Wellcome Institute for the
History of Medicine. Londres. Archivo Macintosh, CMAC:
PP/RRM/A.3.
9. Travel diaries. Spain Summer, 1937. CMAC: PP/RRM/C.2
10. Thomas KB. The development of anaesthetic apparatus. Oxford:
Blackwell, 1980; 49-51.
11. Military cases at San Sebastian. Enero 1938. CMAC: PP/RRM/C.3
28
12. Sánchez-Galindo J. Los injertos libres de piel en Cirugía. Rev Esp
Med Cir Guerra 1939; 2: 155-164.
13. Soler-Roig J. Cirugía del esófago. Barcelona: Salvat Editores, 1949.
14. Conferencia del Dr. Soler-Roig en el Hospital General Mola de San
Sebastián. Diario Vasco, 20 de febrero de 1938; 6.
15. Franco A, Cortés J, Vidal MI, Álvarez J. Dr. Joseph Eastman Sheehan´s influence on the introduction of modern anaesthesia in Spain.
Anesth Analg 1992; 75: 642.
16. Macintosh RR. Anaesthesia in wartime. BJM 1939; 2: 1077-1079.
17. Macintosh RR. An anaesthetist abroad. Proc Roy Soc Med 1953; 47:
26-33.
18. Macintosh RR. The quantitative administration of ether. Lancet 1941;
2: 61-63.
19. Epstein HG. The Oxford vaporiser. Lancet 1941; 2: 62-64.
20. Cowan SL. The Oxford vaporiser N.º 2. Lancet 1941; 2: 64-66.
21. Epstein HG. Performances of Oxford vaporizers with ether. Lancet
1941; 2: 66-67.
22. Soler Juliá J. Dolor y Anestesia: necesidad de formar el anestesista especializado. Discurso en la sesión inaugural del año académico 194041. Enrique Durán Albanell. Barcelona, 1941.
23. PNCAM 1945; 26: 69.
24. Gaceta Médica Española. Sección Paramédica 1946; 11: 277-278.
25. Carta mecanografiada remitida por RR Macintosh a J. Trueta, fechada
el 9 de septiembre de 1941. Archivo Trueta. Biblioteca de Catalunya.
Barcelona.
26. Carta manuscrita remitida por Julia Trueta a su hermano, José Trueta,
el 25 de septiembre de 1946. Archivo Trueta. Biblioteca de Catalunya.
Barcelona.
27. Libro de registros de quirófanos de la Clínica Corachán de Barcelona.
28. Conferencia pronunciada por R.R. Macintosh en España en 1946.
CMAC/PP/RRM/ D 1/5.
29. Unzueta MC. Influencia de la Escuela de Oxford en el desarrollo de la
Anestesia Moderna en España: la huella de Robert Macintosh [Tesis
Doctoral]. Universitat Autónoma de Barcelona. Junio de 1999.
30. Diario de viaje de Macintosh a España en 1946. CMAC: PP/RRM/C
11.
31. Miguel J. Tratado de Anestesia. Barcelona: Salvat Editores, 1946.
32. Unzueta MC, Hervás C, Landeira JM. “A new toy”: la irrupción del
curare en la anestesia española. Rev Esp Anest Reanim (en prensa).
33. Siglo Médico 19 de octubre de 1946; 598-599.
34. Archivo Histórico del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona.
35. Miguel J. El nuevo inhalador anestésico OMO. An Inst Corachán
1948; 1: 47-60.
36. Unzueta MC, Hervás C, Villar JM. María Oliveras: pionera de la neuroanestesia en Cataluña. Rev Esp Anestesiol Rean 1996; 43: 360-363.
37. Griffith HR, Johnson GE. The use of curare in general anesthesia.
Anesthesiology 1942; 3: 418-420.
38. Macintosh RR. Ralph M. Watters Memorial Lecture. Anaesthesia
1970; 25: 3-13.
39. Jephcott A. The Macintosh laryngoscope. Anaesthesia 1984; 39: 474479.
40. Macintosh RR. A new laryngoscope. Lancet 1943; 1: 205.
41. Monfort Gómez G. Impresiones y comentarios sobre el I Congreso Nacional de Cirugía (noviembre 1949). Act Med Hispan 1949; 7: 535548.
42. Miguel J. Nuestra primera intubación endotraqueal. Rev Esp Anestesiol Reanim 1989; 36: 219-221.
43. Cantero. Galería de anestesiólogos españoles. J. Miguel Martínez. Rev
Esp Anestesiol Reanim 1969; 16: 175-181.
44. Archivo de historias clínicas de la Clínica Corachán de Barcelona.
45. La Vanguardia, 1 de enero de 1947; 13. Llegada de la ilustre dama británica Vizcondesa Lilian de Nuffield.
46. Curso Intensivo de Cirugía del Aparato Digestivo. La Vanguardia, 28
de septiembre de 1947; 8; 30 de septiembre; 8; 8 de octubre; 7.
47. Miguel J, Cabarrocas E. Bodas de plata de la Associació Catalana d’Anestesiologia i Reanimació (1953-1978). Rev Esp Anestesiol Reanima
1981; 27: 51-110.
48. Diario de viaje de Macintosh a España en 1953. CMAC: PP/RRM/C
20.
49. Macintosh RR. Criterio de un anestesista inglés. Rev Esp Anestesiol
1954; 1: 11-97.
50. Diario de viaje de Macintosh a España en 1961. CMAC/PP/RRM/C
49.
51. La Vanguardia, 7 de marzo de 1961; 21.
Descargar