Usted puede usar su tarjeta de débito o de cajero automático de

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Usted puede usar su tarjeta de débito o de cajero automático de Bank of America donde vea los sÃmbolos Plus o Interlink que aparecen al dorso de su tarjeta. Esto incluye numerosas instituciones
financiaras en todo el mundo. Para encontrar el cajero automático Plus más cercano, visite
www.visa.com y haga clic en Localizador de cajeros automáticos en la parte superior derecha de la
pantalla. Los retiros de fondos en cajeros automáticos solamente se debitarán de su cuenta de
cheques principal. Numerosas ubicaciones internacionales sólo ofrecen transacciones con cuentas de
cheques, sin embargo, las cuentas de ahorros no aparecen en la selección del menú de los cajeros
automáticos.
El cargo internacional por ATM es $5.00. Este cargo se aplica por cada retiro, transferencia o solicitud de
información sobre el saldo realizado en un cajero automático que no sea de Bank of America, o en un
banco en un paÃs extranjero que no pertenezca a la Red Mundial de Cajeros Automáticos (Global ATM
Alliance).
Además del cargo por uso de cajero automático, Bank of America fija un cargo por transacción
internacional para las transacciones con tarjeta de débito en moneda extranjera o en dólares
estadounidenses con comerciantes extranjeros en una cantidad de 3% de la cantidad en dólares de la
transacción y de 1% para todas las transacciones por cajero automático procesadas en moneda
extranjera. El cargo se aplica como cargo de transacción por separado en la fecha de registro de la
compra o del retiro.
Adicionalmente, para garantizar la seguridad de su cuenta, las tarjetas de débito pueden bloquear
automáticamente las transacciones cuando se utilizan fuera de Estados Unidos. Para evitar esto, le
pedimos por favor que notifique sobre su viaje a nuestro departamento de Protección al Cliente.
Para comunicarse con nosotros desde Venezuela siga los pasos a continuación:
- Marque 0.800.225.5288.
- Una vez introducido el número de acceso directo ATT, las instrucciones de voz en inglés o un
operador ATT le pedirán que introduzca el número 800, 866, 877 ó 888 al que desea llamar.
- Marque 877.833.5617. Este servicio está disponible 24/7.
Si necesita asistencia adicional sobre cómo marcar desde el extranjero visite el siguiente enlace:
www.usa.att.com/traveler/index.jsp
Sabemos que su tiempo es valioso y no le pediremos que se comunique con nosotros por teléfono a
menos que sea absolutamente necesario. Por esto le pedimos una sincera disculpa.
Si necesita asistencia adicional, póngase en contacto con nosotros por correo electrónico. Le
valoramos como cliente y le agradecemos su preferencia por Bank of America.
Diez mitos sobre la edición digital (Alberto Vicente y Silvano Gozzer - La
Vanguardia)
22/03/2012 Libro digital - Internet Lecturas 18
El sector del libro está experimentando una serie de cambios que modificarán el panorama editorial español en
pocos años. Las empresas se transformarán o, poco a poco, verán que el modelo de negocio actual no se adapta al
nuevo escenario que impone la edición digital. No obstante, nuevas oportunidades están ya surgiendo de la mano de
empresas tecnológicas y editoriales.
La edición digital lleva años sumida en discusiones tanto dentro como fuera del sector, muchas veces con
argumentos que no son del todo creíbles pero que calan fácilmente en la sociedad y en el statu quo del sector.
Exponemos algunos de los mitos más utilizados y que provocan un escaparate alejado de la realidad.
1. El libro digital matará a los libros impresos. Uno de los argumentos más utilizado sobre el avance de las
nuevas tecnologías y el cambio de hábitos de los lectores es que el libro digital terminará acabando con el libro
impreso. Optimistas tecnológicos, luditas sin reparos, románticos del papel, medios de comunicación, etc., todos
ellos han promocionado esta idea, bien para defenderla o bien para atacarla, empobreciendo el debate.
Libros digitales o libros impresos no es la respuesta. Los soportes se irán adaptando a la demanda de los lectores. Y
con ellos, los modelos de negocio. Si seguimos ese razonamiento los libros impresos existirán mientras los lectores
los quieran y una editorial vea rentable producirlos. Todavía es muy pronto para vaticinar qué porcentajes de libros
serán impresos y cuáles digitales. Lo único cierto es que cuando eso ocurra no nos daremos cuenta que está
pasando, pues a los libros electrónicos habremos dejado de llamarlos así para llamarlos simplemente libros.
2. Los libros electrónicos deberían costar lo mismo que los impresos. Este argumento es apoyado por algunos
editores, que pretenden establecer los precios de los libros digitales al mismo nivel que los libros impresos para no
tener que cambiar su modelo de negocio actual. En un mercado incipiente, donde todo está por hacer, llevamos
varios meses viendo intentos de establecimiento de precios o muy caros o muy baratos en relación a la edición
impresa.
El problema es que en los libros físicos hay un modelo para establecer el precio por parte del editor en función de los
costes de creación y producción, mientras que el formato digital exige un modelo más relacionado con el tipo de
contenido y los hábitos de consumo (por suscripción, por descarga, en la nube, etc.). Por lo tanto, el reto es crear
una estrategia de precios que sea independiente de la edición impresa, puesto que establecer un precio muy por
encima de lo que está dispuesto a pagar el consumidor aleja la posibilidad de un encuentro entre oferta y demanda.
3. Los libros electrónicos no cuesta nada hacerlos y deberían ser gratis. Este argumento es esgrimido por los
lectores que no están dispuestos a pagar nada por los libros electrónicos. Nada más lejos de la realidad. Un libro
electrónico incluye gastos de autoría, traducción, corrección, diseño, marketing, promoción, comercialización, etc.
Quizá el continente no vale nada pero el contenido sí tiene un precio. Demasiados años conviviendo con el modelo
en papel ha provocado que el consumidor asocie el valor al continente y no al contenido. Es por eso que algunas
editoriales que no dan valor a la versión electrónica (o comercializan ediciones con errores) solo contribuyen a
agravar esta percepción.
4. Un libro electrónico no puede costar más de 3 euros. Podríamos llamarlo 'el argumento Amazon'. Incluir en el
mismo saco todos los tipos de libros es un error. Los contenidos pueden ser de muchos tipos y representar cosas
distintas para los lectores: entretenimiento, ayuda técnica, desarrollo profesional, etc. Todo esto condiciona lo que
los lectores están dispuestos a pagar por un libro digital. En mercados más maduros, como el americano, los hay
desde los de 3 € hasta los de 60 €. Es decir, los precios tienen más que ver con el uso del contenido o con el modelo
de lectura que con el formato en sÍ mismo.
5. Los lectores no quieren pagar por los libros electrónicos. Dentro de UN concepto tan abstracto como "los
lectores" habrá algunos que no estén dispuestos a pagar y otros que estarían dispuestos a pagar si existiera una
oferta que cubriera sus necesidades: un producto de calidad, a un precio competitivo y con una experiencia de
compra aceptable. Si el año pasado, con el modelo actual aún imperfecto, al menos 1.500 personas estuvieron
dispuestas a pagar por alguno de los ebooks más vendidos, deberíamos asumir que en un mercado más maduro
esta cantidad se multiplicará. Demandas insatisfechas están generando actividades extramercado y creando en los
consumidores el hábito de acceder a los libros sin pagar. Cuanto más se tarde en establecer un mercado sano de
libros electrónicos más difícil será establecer un precio por los contenidos.
6. La autoedición acabará con los editores. Este argumento es esgrimido por los que piensan que la tecnología
puede suplir el trabajo del editor. La tecnología no convierte a nadie en editor. Como mucho, pone al alcance de la
mano de cualquiera la posibilidad de hacer un libro y de publicarlo, pero el trabajo del editor va más allá. Editar
también es seleccionar el contenido y adaptarlo a los requisitos de los lectores (edición, corrección, traducción
diseño, etc.).
Si bien es cierto que los nuevos entornos sociales han hecho que la propia opinión de los usuarios sirva como filtro
para seleccionar el contenido (es el caso de algunos autores autoeditados de éxito) en la mayor parte de los casos
esto solo se aplica a cierto tipo de contenidos, ficción sobre todo. En general, como lectores aún confiamos y
confiaremos en la validación que nos da un editor, en especial con el exceso de información que hay en la Red.
7. El DRM impide la piratería. De todos es sabido los problemas que acarrea el uso de algún tipo de DRM para el
usuario, dificultando en muchas ocasiones la compra del mismo, sobre todo con el de Adobe. Pasó en la música y
está pasando en los libros. El hecho de incorporar un DRM a los libros no impide la piratería, dado que es
relativamente sencillo burlarlos. O innecesario, puesto que la mayoría de los libros que circulan por la red provienen
de versiones escaneadas. Este argumento ha sido utilizado por autores y editores. Sin embargo, no tiene ninguna
base, dado que la piratería no ha decrecido a pesar de su uso masivo.
8. Las editoriales españolas se están quedando retrasadas respecto al resto del mundo. Existe la sensación
de que en España vamos más retrasados que otros países en materia editorial digital. Nada más lejos de la realidad.
Si bien es cierto que en número de títulos España no es de los países que más oferta tiene, sÍ cuenta con varios
modelos de lectura muy interesantes. No solo tenemos actualmente dos ofertas bajo suscripción (como Booquo o
24Symbols), sino que también tenemos tres librerías con eReaders propios conectados a las librerías (FNAC, Casa
del Libro y Amazon). Adicionalemnte, contamos con plataformas internacionales que están desembarcando (el caso
de Kobo y The Copia).
Además, tenemos un número creciente de editoriales digitales como Sin Errata, Ganso y Pulpo, Musa a las 9,
Minobitia, Sportbios, etc.; y sellos de grandes editoriales que solo están en digital como B de Books o EnDebate por
ejemplo. Aun así, estamos lejos de tener una oferta digital que cubra las necesidades actuales de la demanda.
9. No hay mercado para los libros electrónicos en España. Según el panel de ebooks de GFK, el año pasado el
título que más vendió registró aproximadamente 1.900 descargas; el segundo cobtuvo 1.500. Considerando que este
panel no cuenta las ventas hechas en Amazon ni tampoco en otras plataformas extranjeras podemos asumir que las
ventas pudieron ser superiores. Es cierto que respecto a los libros impresos la facturación de libros electrónicos está
todavía por debajo del 5% del total, pero considerando que la oferta disponible en digital aún es pequeña, los
números son no son malos. O al menos, lo suficientemente interesantes para justificar la apuesta por los contenidos
digitales.
Por otro lado, hay que decir que aunque vender, por ejemplo, mil descargas parece poco, un editor pequeño suele
vender de media aun menos ejemplares en impreso. Podemos decir que estamos más avanzados que Italia,
Francia, Portugal u otros países del entorno, o al menos en cifras similares.
10. La edición digital está contribuyendo a la crisis en el sector editorial. Nada más lejos de la realidad. Este
argumento es utilizado en algunos ambientes del sector editorial para determinar que la crisis del sector está en la
tecnología y no en las deficiencias del sistema, que acaba pagando el lector. El sector editorial está sufriendo, al
menos, dos crisis: estructural y coyuntural. No es un sector, como se dijo al principios del 2008, que fuera ajeno a la
crisis económica por ser un sustitutivo de ocio a bajo precio. La caída de las ventas así lo testimonia. Por otro lado,
es un sector muy artesanal, que no ha sabido aprovechar los avances tecnológicos para sacar más provecho a las
nuevas oportunidades de negocio o para hacerse más eficiente.
Estos son algunos de los mitos más frecuentes sobre el sector digital. Hay más pero hablaremos de ellos en otra
ocasión.
Sobre los autores:
Alberto Vicente (@alvicente) y Silvano Gozzer (@gozque) son socios fundadores de http://www.anatomiadered.com,
empresa consultora en estrategia editorial y de contenidos, y autores del blog http://www.anatomiadelaedicion.com
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