En una concepción legalista del delito electoral tenemos que ir a la

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En una concepción legalista del delito electoral tenemos que ir a la fuente de la teoría
general del delito, esto es, partir de la tradición jurídico penal y establecer que la
investigación y juzgamiento de un delito penal electoral debe partir de la dogmatica
jurídico penal concebida en función de la salvaguarda de los derechos políticos; es decir
que la tipificación penal electoral tiene que tutelar los bienes jurídicos de libertad, pureza,
honradez y eficacia del sufragio como valores inquebrantables en un proceso electoral.
En este sentido y en estricta legalidad el delito electoral es la acción electoral típica,
antijurídica, culpable, imputable y punible(1), concepción que en la dogmática jurídico
penal podemos encontrar unificada simplemente como “acción típica, antijurídica y
culpable”.
La razón para concebir el delito penal electoral como una emanación de la teoría general
del delito se debe a que dentro de un modelo de justicia penal electoral en el que
funcionen organismos de investigación para la instrucción sumarial penal electoral y
autoridades jurisdiccionales para el juzgamiento y sanción penal electoral, es
imprescindible el reconocimiento de la dogmática jurídico penal para que el proceso
encuentre legitimidad política, validez técnica jurídica formal y eficacia socio moral; es
decir, la función de investigación y juzgamiento encuentren los fundamentos de la
responsabilidad jurídica constitucional y legal propia de la función judicial.
Y es que si hablamos de justicia penal electoral, solo en el marco de las previsiones
constitucionales y fundamentación de la ley en donde el funcionario instructor y el
juzgador, sea fiscal, juez o magistrado, encontrará las fuentes jurídicas que amparan la
función pública con las responsabilidades que le son propias y las irresponsabilidades
sancionadas por la ley
Cualquier concepción general de delito, para los efectos de cumplir con un proceso en
función judicial, se tiene que adecuar a una “acción típica, antijurídica y culpable”; porque
la investigación de cualquier conducta cometida, por acción u omisión, para que pueda
constituir un delito debe estar previamente tipificada en ley anterior a su perpetración y
exactamente aplicable al hecho, acto y/o conducta objeto de investigación o juzgamiento,
y es ahí donde descansa la garantía o principio de legalidad penal electoral, porque de lo
contrario la investigación o juzgamiento sería arbitraria y por consiguiente violatorio de
derechos fundamentales de que gozamos todos los seres humanos.
De lo que se trata es que la justicia penal electoral debe atender a un fundamento
constitucional y un desarrollo legal, ese desarrollo legal puede estar en el Código Penal
ordinario, en la codificación electoral o en leyes especiales, lo indefectible es que los tipos
penales y sus correspondientes penalidades estén elaborados por ley anterior a su
perpetración y exactamente aplicable, porque no hay excepción de los principios de
“Nullum crimen sine praevia lege” o “Nullum poena sine praevia lege” - pilares de la
justicia penal- cualquiera que sea su carácter ordinario o especial.
Si se trata de delitos penales electorales, el objeto que se debe proteger a través de los
tipos penales electorales es garantizar el normal desarrollo del proceso electoral conforme
a los valores que deben tutelarse en una democracia pluralista y participativa; ello con el
propósito de salvaguardar la libre expresión de la voluntad popular, mediante la plena
libertad del sufragio, su pureza, honradez y eficacia, sin desproteger el secreto del voto.
En nuestros países latinoamericanos, la acción penal electoral para perseguir las faltas y
delitos electorales puede ejercitarse de oficio o a instancia de parte, mediante denuncia.
En algunos países también es posible el ejercicio de la acción popular y de acciones
colectivas, para la protección de los derechos difusos en materia electoral, y podemos
referirnos a México como país en el que se ha sentado precedentes sobre la materia; No
obstante, en materia de acciones populares se advierte que es una posibilidad en algunos
casos, en tanto que en otros casos esa posibilidad se excluye expresamente, ya sea para
todos los delitos o sólo para algunos de ellos. En materia electoral, en México, el Tribunal
De La Peza, en un aspecto que debe considerarse como una evolución en la
interpretación electoral se pronunció sobre la tutela de los derechos difusos en materia
electoral, en la que se toma como referencia la defensa de derechos que no corresponden
a un individuo o a un grupo específico, sino en forma general a todos los integrantes de la
sociedad.
(Véase Tesis de Jurisprudencia J.15/2000. Tercera Época. Sala Superior. Materia
Electoral. Aprobada por unanimidad de Votos. 7 de enero de 2000.
En algunas legislaciones se establece la obligación de denuncia para los funcionarios y
para las personas que, ejerciendo funciones públicas en el proceso electoral, conozcan
de.la comisión de un delito (art. 202 del decreto 2241 de Colombia. Arts. 151 a 153 de la
LOCVPE de Chile. Art. 113 del Reglamento de la LEPP de Guatemala).
En el caso de Venezuela, vale anotar que el artículo 251 de la LOSPP prevé que todo
ciudadano podrá denunciar los delitos e ilícitos administrativos electorales, pero, en se les
da el carácter de "parte acusadora".
En la República Dominicana, la persecución de las infracciones electorales corresponde al
Ministerio Público "por apoderamiento de parte interesada" (art, 170 de la LE). Se
establece expresamente así: “Los Tribunales penales del Poder Judicial son los
encargados de juzgar las infracciones electorales, cuya persecución corresponde al
Ministerio Público, por apoderamiento de parte interesada”.
En Panamá, el órgano encargado para perseguir e investigar los delitos electorales es la
Fiscalía General Electoral, a la que le corresponde constitucionalmente actuar como
agencia independiente, pero coadyuvante del Tribunal Electoral para salvaguardar los
derechos políticos de los ciudadanos. Tal y como lo señala el artículo 144 de la
Constitución Política.
Artículo 144: La Fiscalía General Electoral es una agencia de instrucción independiente y
coadyuvante del Tribunal Electoral, que tendrá derecho a administrar su Presupuesto.
El Fiscal General Electoral será nombrado por el Órgano Ejecutivo sujeto a la aprobación
del Órgano Legislativo, para un período de 10 años; deberá llenar los mismos requisitos
que para ser Magistrado de la Corte Suprema de Justicia y tendrá iguales restricciones.
Sus funciones son:
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Salvaguardar los derechos políticos de los ciudadanos
Vigilar la conducta oficial de los funcionarios públicos en lo que respecta a los
derechos y deberes políticos electorales.
Perseguir los delitos y contravenciones electorales.
Ejercer las demás funciones que señale la Ley.
En este sentido, al ser la Fiscalía General Electoral de Panamá un órgano autónomo,
independiente y especializado no dependemos de ninguna otra institución pública para
cumplir las funciones institucionales, salvo la colaboración interinstitucional, ello nos aleja
de las influencias indebidas, de las manipulaciones políticas y de los controles externos a
los mandatos constitucionales y legales propios de nuestra gestión.
Los propósitos de la investigación penal electoral, como contenido del ejercicio de la
acción penal electoral, se puede estructurar en por lo menos dos propósitos: el propósito
objetivo, cual es la verificación o acreditación del hecho delictivo electoral; y el propósito
subjetivo, que se fundamenta en la vinculación del sujeto o los sujetos con el hecho
delictivo electoral. Esta actividad investigativa es la que constituye, propiamente, la
investigación penal electoral que no es más que actividad sumarial penal electoral
En las distintas legislaciones latinoamericanas se denotan particularidades. Así, en
Honduras (art. 57 de la CN) la acción penal por delitos electorales es pública y la
Constitución establece un tiempo de prescripción de cuatro años; en República
Dominicana se dispone que los delitos electorales prescriben a los seis meses de
cometerse y los crímenes electorales al año de haberse cometido (art. 178 de la LE). En
Argentina, en donde la prescripción de los delitos electorales se rige por el Título X, Libro
Segundo del Código Penal (art. 52-59), en ningún caso podrá operar la prescripción en un
término inferior a dos años, suspendiéndose el cómputo del plazo durante el desempeño
de cargos que impidan la detención o procesamiento (art, 146 del CEN).
En México, la acción penal prescribe de acuerdo a la sanción que le corresponda al tipo
penal, así:
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En caso de multas, en un año (art. 104 del CP).
En un plazo igual al término medio aritmético de la pena privativa de libertad que
señala la ley para el delito, pero en ningún caso será menor de tres años (art. 105
del CP).
En dos (2) años si el delito mereciera destitución, suspensión o privación de
derechos o inhabilitación (art. 106 del CP Federal).
En Panamá, la acción penal prescribe de la siguiente manera (Art. 422 del CE):
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Para los delitos electorales, a los tres años.
Para las faltas electorales, a los dos años.
Para las faltas administrativas, al año.
En el resto de las legislaciones, por lo general, el plazo para la prescripción es el
establecido en el código penal.
En materia electoral, las medidas cautelares, en la generalidad de las legislaciones
latinoamericanas, se aplican siguiendo las disposiciones del procedimiento penal
ordinario. No obstante, hay casos particulares como el de Chile, en el que se regula la
prohibición de acceder acompañado a la urna para votar; el incumplimiento de esta
prohibición electoral produce la detención, como medida cautelar, (art, 61 de la LOCVPE).
En Ecuador los vocales de los Tribunales Electorales y presidentes de las Juntas
Receptoras del Voto tienen la facultad de ordenar la detención preventiva de los
infractores el día de las elecciones, debiendo poner al infractor, inmediatamente, a
órdenes de la autoridad judicial o electoral competente (art. 123 de la LE).
En Panamá, El artículo 418 del Código Electoral establece, como “sanción especial”, la
facultad del Director y Subdirector Nacional, los Directores Regionales de Organización
Electoral, el Presidente de la Junta Nacional de Escrutinio, los Presidentes de las Juntas
de circuito electoral de Escrutinio y de las Distritales y Comunales de Escrutinio, los
Presidentes de las mesas de votación y los Delegados Electorales, durante el ejercicio de
sus funciones y durante el proceso electoral, podrán ordenar el arresto, hasta por dos
días, por la desobediencia y falta de respeto de que fueren objeto.
Hay países en donde la persecución de los delitos electorales está asignada, por ley, a la
jurisdicción penal ordinaria y en otros a jurisdicciones especiales.
Los países que tienen la competencia para conocer los delitos electorales en la
jurisdicción ordinaria. En Honduras (art. 211 de la LEOP), Costa Rica (art. 154 del CE),
Chile (art, 144 de la LOCVPE), Paraguay (art, 340 del CE), Nicaragua (art. 10 de la LE),
Bolivia (art, 236 del CE), Brasil (art, 18 del CE) y República Dominicana (art. 170 de la
LE).
En Colombia también la jurisdicción ordinaria tiene la competencia.
Otros países Latinoamericanos que establecen, de manera expresa, una competencia
especial para conocer de los delitos electorales. En Argentina, se otorga la competencia a
los jueces electorales, cuya jurisdicción viene regulada en el artículo 146 del Código
Electoral Nacional; el Salvador ( art. 304 del CE), se establece que en caso de la
persecución de las multas impuestas por delitos y faltas electorales y que no hayan sido
pagadas, tendrán competencia los Tribunales Comunes con apoyo del Fiscal Electoral; en
Venezuela la competencia es del Consejo Nacional Electoral (art. 259 de la LOSPP); en
Uruguay la Corte Electoral conoce de los delitos electorales (art. 192 de la CE); en
Panamá, donde la competencia está asignada a el Tribunal Electoral y a jueces penales
electorales según el mando y jurisdicción de la persona investigada (art. 143 y 137 de la
Constitución Política y arts. 121del CE);en Ecuador, se asigna la competencia para
conocer de los delitos electorales a tribunales especiales (art, 115 de la LE).
En Costa Rica se establece la competencia especial del Tribunal Supremo Electoral para
el conocimiento de las denuncias por partidos políticos relativas a la posible parcialidad de
los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones electorales; en tanto que el
conocimiento de los demás delitos electorales la competencia corresponde a la
jurisdicción ordinaria (art. 19 y 154 del CE).
En Panamá, por mandato constitucional, con el objeto de garantizar la libertad, honradez
y eficacia del sufragio, se dispone el establecimiento de un Tribunal autónomo,
denominado Tribunal Electoral y compuesto por tres Magistrados. Dicho tribunal aplicará
e interpretará privativamente la Ley Electoral, con jurisdicción en toda la República;
teniendo entre otras, la atribución de sancionar las faltas y delitos contra la libertad,
honradez y la eficacia del sufragio y contra la administración de justicia electoral de
conformidad con la ley.
A fin de cumplir, con dicha función constitucional, la jurisdicción penal electoral se
encuentra organizada en la República de Panamá, en tres distritos judiciales, con
Juzgados Penales Electorales permanentes en cada uno de ellos; aunque por la
necesidad de servicio, el Tribunal Electoral puede disponer la creación de juzgados
penales electorales temporales.
La competencia se establece, de acuerdo al factor o criterio que la doctrina procesal ha
señalado como territorial: “que se refiere a la circunscripción o sede geográfica asignada a
la actividad jurisdiccional de cada juez o tribunal”. 2
Teniendo, los Juzgados Penales Electorales, por mandato legal las
funciones
jurisdiccionales de practicar las diligencias que sean necesarias para el cumplimiento del
debido proceso, así como de solicitar a cualquiera autoridad los informes necesarios para
la decisión de los procesos penales de su competencia y la buena administración de la
justicia penal electoral, respectivamente.
*2 BARSALLO, Pedro. Módulo de Derecho Procesal I. Volumen II. Panamá. Página 5-6.
En los procesos penales electorales en que se encuentran vinculados funcionarios
públicos con mando y jurisdicción a nivel nacional, será competente privativamente el
Pleno de los Magistrados del Tribunal Electoral, como única instancia. En este punto,
constitucionalmente, se establece que las decisiones del Tribunal Electoral son recurribles
ante sí mismo y una vez cumplidos los trámites de ley, sus decisiones son definitivas,
irrevocables y obligatorias; exceptuándose lo referente al recurso de inconstitucionalidad,
que debe ser presentado y ventilado ante la Corte Suprema de Justicia.
En este punto, entra otro tipo de factor o criterio denominado como subjetivo: “que se
refiere a la calidad de los sujetos o personas que como parte intervienen en los procesos:
nación, municipios, entidades (en el proceso civil) o determinados funcionarios o
servidores públicos (en el proceso penal)” .
Siendo el Tribunal Electoral, es decir, el Pleno de los Magistrados del Tribunal Electoral y
los tres Juzgados Penales Electorales de Distritos Judiciales,
los encargados
privativamente de juzgar las infracciones penales electorales, la persecución e
investigación le corresponde, de manera oficiosa, a la Fiscalía General Electoral y sus
respectivas Fiscalías Electorales, en representación de la sociedad.
Con todo lo anterior, debemos resaltar que la presencia de un ente o tribunal autónomo
para la sanción de las infracciones penales electorales, garantiza la continuidad y la
ininterrumpida acción restrictiva del engranaje institucional, que nos lleva a que sean
sancionadas aquellas conductas que directa e indirectamente afectan o puedan afectar el
sufragio popular en todas sus etapas, preparatoria, constitutiva y de eficacia; además,
que nos lleva a contar con un tribunal preparado, listo y presente, encargado únicamente
de sancionar aquellas actuaciones que producen la vulneración de nuestra democracia
representativa y que a su vez llevan consigo, a que dicha participación ciudadana tenga o
no la validez institucional que representa.
Nuestra jurisdicción penal electoral atravesó distintos momentos históricos, para llegar a
la institucionalidad jurisdiccional que hoy día sirve de sustento a los procesos electorales
que cada cinco años se celebran en Panamá.
En este sentido cabe señalar, una breve síntesis de este período, Primero en el año 1972,
mediante Decreto de Gabinete No. 2 se adoptó el Estatuto de las Elecciones Populares
de ese año, donde se tipificaban las conductas contempladas como Delitos Electorales y
es cuando se crea la Fiscalía Electoral.
En 1978 mediante Ley No. 4 (Orgánica del Tribunal Electoral y la Fiscalía Electoral) se
determinó que la Fiscalía Electoral no estaría subordinada al Tribunal Electoral; sin
embargo el manejo presupuestario estaba incluido dentro de las asignadas al Tribunal
Electoral por lo que resultaba contraproducente la dependencia administrativa y
presupuestaria que mantenía el Tribunal Electoral sobre la Fiscalía General Electoral y no
se cumplía con el mandato constitucional de independencia y de administración propia del
presupuesto, pues la autoridad encargada de la estructura funcional de la autoridad
jurisdiccional decidía sobre las investigaciones que realizaba la Fiscalía.
Para el 1 de octubre de 2008, dentro de nuestra gestión como Fiscal General Electoral, se
logra separar los aspectos presupuestarios, administrativos, financieros y patrimoniales
del Tribunal Electoral, y la Fiscalía General Electoral pasa a ser, conforme el mandato
constitucional, una entidad independiente y coadyuvante del Tribunal Electoral, para la
investigación y persecución de los delitos y las faltas electorales.
Es necesario establecer que para el ejercicio de la función de Fiscal General Electoral, se
debe cumplir con los mismos requerimientos legales que un magistrado del Tribunal
Electoral, por ende, de la Corte Suprema de Justicia, cargo este que se instituye mediante
voluntad del Órgano Ejecutivo, sujeto a la aprobación del Órgano Legislativo con la
duración en termino de 10 años; regulado mediante nuestra Carta Magna en el artículo
144.
La Fiscalía General Electoral hoy día está integrada por 4 Fiscalías Electorales a nivel
nacional en tres Distritos Judiciales; en Septiembre de 2008, se creó una de ellas y 2
Secretarias Judiciales nuevas, en áreas donde antes no había un control directo e
inmediato de las investigaciones penales electorales, para atender todas aquellas
denuncias e inquietudes de la ciudadanía, toda vez que el desarrollo de la jurisdicción
penal electoral incrementó notablemente, en las Elecciones Generales del 3 de mayo de
2009, producto de un programa de acercamiento y convivencia con la ciudadanía
desarrollado con el propósito de ganar la confianza de todos los sectores sociales. Por lo
que se instauró estas dependencias de instrucción penal electoral para así cumplir con los
requerimientos invocados, todo ello para el óptimo funcionamiento de la justicia penal
electoral, lo que produjo excelentes resultados; ello aunado a la nueva dimensión de la
Fiscalía General Electoral de que todo el personal de investigación de fiscalías a nivel
nacional estuviera el 3 de mayo de 2009 patrullando todos los puestos de votación, lo que
dio un ambiente de paz, seguridad y respuesta rápida de la institución encargada de la
fiscalización de las elecciones, lo que fue bien aceptado por toda la ciudadanía.
Un elemento de confianza que adorna al modelo de justicia penal electoral de Panamá es
que el organismo encargado de la imposición de las penas por faltas y delitos electorales,
por mandato constitucional, es un Tribunal Electoral que tiene jurisdicción en toda la
República y está compuesto por tres Magistrados, que reúnen los mismos requisitos que
los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Son nombrados escalonadamente por
un período de diez años, siendo designados entre personas que no formen parte de la
autoridad nominadora, así, uno por el Órgano Legislativo otro por el Órgano Ejecutivo y el
tercero por la Corte Suprema de Justicia, del mismo modo son nombrados sus suplentes.
En cuanto a los requisitos establecidos para ser Magistrado de la Corte Suprema de
Justicia, por ende para ser Magistrado del Tribunal Electoral, por mandato constitucional,
podemos señalar: (Art. 203, 204, 205 y c.c. de la Constitución Nacional)
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Ser panameño y hallarse en pleno goce de los derechos civiles y políticos.
Haber cumplir 35 años de edad.
Ser graduado en derecho y haber inscrito el título universitario en la oficina que la
ley señale (Idoneidad expedida por la Corte Suprema de Justicia).
Haber completado un período de 10 años en el ejercicio de la profesión de
abogado, haber ocupado cualquier cargo en el Órgano Judicial, Ministerio Público,
Tribunal Electoral o de la Defensoría del Pueblo que requiera título universitario en
Derecho, o haber sido profesor de Derecho en un establecimiento de enseñanza
universitaria.
No podrá ser nombrado como Magistrado el que esté ejerciendo o haya ejercido el cargo
de Diputado de la República o su suplente de Diputado y quien esté ejerciendo o haya
ejercido cargo de mando y jurisdicción en el Órgano Ejecutivo, ambos supuestos durante
el período constitucional en curso.
Los Magistrados del Tribunal Electoral y el Fiscal General Electoral son responsables ante
la Corte Suprema de Justicia por las faltas o delitos cometidos en el ejercicio de sus
funciones y le son aplicables las mismas prohibiciones y prerrogativas para los
Magistrados de la Corte Suprema de Justicia
En este orden de ideas para ser Juez Penal Electoral, como la autoridad jurisdiccional que
conocerá en primera instancia de todos los procesos por delitos penales electorales, por
mandato legal (Código Electoral) se requiere: (Art. 549, 550 CE)
Ser panameño y estar en pleno goce de sus derechos civiles y políticos.
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Haber cumplido 30 años de edad.
Tener diploma de derecho y poseer Certificado de Idoneidad expedido por la Corte
Suprema de Justicia, para el ejercicio de la abogacía.
Haber ejercido la profesión de abogado durante 5 años por lo menos o haber
desempeñado por igual lapso un cargo público para el cual la Ley exige tener
diploma de Derecho y Certificado de Idoneidad para el ejercicio de la profesión de
abogado.
Para la remoción de los Jueces Penales Electorales es necesario el voto unánime de los
tres Magistrados del Tribunal Electoral.
Aclarando, que iguales requisitos son aplicables para la designación como Fiscal
Electoral de Distrito Judicial
RECOMENDACIONES SOBRE ASPECTOS PROCEDIMENTALES Y GARANTÍAS
PROCESALES QUE CONVENDRÍA ESTABLECER PARA EL MEJOR FUNCIONAMIENTO DE
LA JUSTICIA PENAL ELECTORAL, CON ÉNFASIS EN LA EXPERIENCIA PANAMEÑA.
EL Acto de Audiencia
BREVE
PANORAMA
SOBRE
ELECTORALES EN PANAMÁ
LOS
DELITOS
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