Comentario crítico – Crónicas de una muerte anunciada

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Comentario crítico
El texto propuesto para el comentario es un fragmento perteneciente al primer
capítulo de la novela Crónicas de una muerte anunciada, escrita por el premio Nobel de
literatura Gabriel García Márquez. El autor, máximo exponente del realismo mágico y
del Boom de la literatura hispanoamericana, publicó esta famosa novela en 1981. Entre
sus otros éxitos novelísticos, cabe destacar novelas como Cien años de soledad o El
coronel no tiene quién le escriba.
“El día en que lo iban a matar…” es la frase con la que el autor decide comenzar
una de sus más aclamadas novelas. Solo con estas primeras palabras ya se nos plantean
diferentes cuestiones; ¿Por qué decide el autor revelar la muerte principal de toda la
historia justo al principio? ¿Por qué desvela un posible final y una posible trama de
novela de misterio?
Pero no es solo la intención del autor lo que llama tanto la atención en las
primeras líneas del capítulo. Este fragmento llega cargado del espíritu tradicional de
Hispanoamérica, y sobre todo, del de Colombia, país natal de Márquez. El tema de los
sueños y su interpretación, el tema de las premoniciones, el misticismo y la estrecha
relación de la cultura hispanoamericana y la religiosidad son lo que definen, con un
fuerte carácter, el ambiente de este fragmento, que, sin darnos cuenta, nos sumerge
lentamente en el realismo mágico, haciéndonos creer que en verdad la víctima podría
haber evitado su muerte si se hubiera fijado en las “señales” de su muerte;
“Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio.”
¿Hasta qué punto nos encontramos ante la realidad y dónde comienza la fantasía?
Y, sabiendo el desenlace de toda la historia, ¿qué depara el autor con su novela para
haberla convertido en un libro tan leído? ¿Cómo puede crear magia en la realidad si la
supuesta mayor sorpresa ha sido revelada en las primeras diez palabras? “El día en que
lo iban a matar, Santiago Nasar…”
Antes que nada, y para poder resolver nuestras preguntas, debemos empezar por el
principio y referirnos a lo más básico de la novela; su estructura. Ante todo, no por
referirse a esta como básica se ha de confundir con que sea simple, al contrario. El estilo
innovador de García Márquez, y sus novelas, no se profundiza tan solo en el contenido
de sus tramas, sino también en la forma en que son narradas. De esta forma, Crónicas
de una muerte anunciada se caracteriza por presentar una estructura circular, es decir, la
obra acaba en la misma situación (o muy cercana en tiempo) a la situación descrita en el
principio del libro. Esto se traduce a que la novela comienza en el día en que muere
Santiago Nasar y acaba en ese mismo día, después de pasar sucesos posteriores de la
muerte.
Es en este hecho en el que reside la importancia del primer capítulo, y sobre todo
del primer fragmento. El uso de esta estructura y la decisión de desvelar la muerte de
Santiago en las primeras frases de la novela quedan explicados en una entrevista
realizada a Gabriel García Márquez por un canal de televisión, donde este expone que la
razón por la cual decide revelar la muerte del personaje central de la obra desde el
principio está basada en el instinto curiosos de los lectores. Una vez que vean que Nasar
estaba destinado a morir desde el principio, pasarán hasta la última página para
averiguar si de verdad muere el personaje. Sin embargo, con lo que se encontrarán no
será más que lo que ya vislumbraron al principio, y por tanto, el lector se verá forzado a
leer, página por página, toda la historia para poder entender cómo, cuándo, dónde y por
qué matan a Santiago Nasar.
Esta exitosa técnica queda heredada por las futuras generaciones de novelistas,
quienes adaptan estructuras y técnicas similares a las que Márquez introdujo con su
talento en el realismo mágico.
Por otra parte, y pasando a otro tema, debemos darnos cuenta del contenido que se
nos ofrece en este fragmento del primer capítulo, sobre todo en los temas de los sueños
y su interpretación, y con la presencia de las premoniciones.
Los sueños son un factor muy importante en las novelas de realismo mágico, ya
que son las que crean ese ambiente que mezcla la realidad de los hechos con las
fantasías de los personajes, y lo convierte en lo “real-maravilloso”. La importancia de su
análisis e interpretación viene dada por Sigmund Freud, importante y reconocido
psicoanalista, y padre de la psicología de los sueños. Para él, los sueños son la expresión
de los deseos más ocultos del subconsciente, son los miedos internos del sujeto, sus
prohibiciones y placeres más misteriosos. A pesar de que Freud insiste en la importancia
de la interpretación de los sueños tanto como la sociedad descrita en la novela, el uso y
el análisis que se hace de estos es completamente diferente entre ambos. Si Freud
visualizaba los sueños como una expresión de nuestro subconsciente, la cultura
hispanoamericana los relaciona con el esoterismo y el misticismo, puesto que se tratan
de predicciones del futuro y señales que indican la fortuna de cada uno. Por tanto, los
sueños y su interpretación cobran una grandísima importancia tanto en la cultura
hispanoamericana, tradicionalmente arraigada en lo místico, como en el desarrollo de la
novela y sobre todo, en el fragmento presentado.
La oración “(Plácida Linero) Tenía una reputación muy bien ganada de intérprete
certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas” remarca con gran
fuerza la importancia que se les da a los sueños. Cabe destacar no solo la relevancia que
se le da a la interpretación de estos, sino también el misticismo que envuelve a la
interpretación en sí, donde solo algunos son los expertos gracias a algunos dones
especiales que solo ellos poseen (como es el caso de Plácida Linero), y a las
circunstancias específicas que se precisan para que la interpretación sea correcta. En el
caso citado, se puede vislumbrar el realismo mágico, no solo por la presencia esotérica
de la explicación del significado de los sueños, sino también porque se menciona que
“Tenía una reputación muy bien ganada (…)”, lo que implica que su poder no era uno
que cualquiera tuviera. De la misma manera se destaca la importancia de que Plácida
debe estar en ayunas para interpretar bien un sueño. Condiciones extrañas y llamativas
como poco, que añaden mayor fuerza al realismo mágico de la novela.
A pesar de lo que se pueda creer, los sueños y su interpretación no son ideas o
prácticas que se hayan dejado de hacer en el presente. La psicología presentada por
Sigmund Freud forma una importante parte de la psicología actual, y la práctica de
relacionar los sueños con el futuro, el porvenir o el destino y la fortuna no solo se sigue
realizando hoy en día como algo normal en muchas culturas diferentes, sino que ha sido
un tema y una práctica muy recurrente a lo largo de los tiempos, como ocurre en las
tragedias de la Grecia clásica. Un claro ejemplo se puede observar con el mito de Edipo,
hombre que, según los sueños y predicciones de un oráculo, estaba predestinado a matar
a su padre y desposar a su madre. Este tipo de rituales, y de personas especializadas para
predecir el futuro mediante la interpretación de sueños, se encuentran presentes a lo
largo de la historia y muy bien representados en las tragedias griegas.
De la misma manera cabe destacar un factor en común con las tragedias griegas y
la novela en cuestión; el fatalismo, o dicho de otra manera, la imposibilidad de eludir un
destino marcado. Edipo, sin importar que medidas se hubieran tomado para intentar
evitar su fatídica fortuna, acabó cumpliendo cada uno de los hechos especificados en su
futuro. De la misma forma, Santiago Nasar es destinado a morir desde el principio del
libro y no parece haber forma alguna de poder evitarlo. Insinuaciones como “Había
dormido poco y mal (…) despertó con un sedimento de estribo de cobre en el paladar”
son las que van introduciendo la fatalidad de la novela, además del uso del sueño de los
pájaros, que Plácida Linero falla en interpretar correctamente. Todos estos sucesos
ayudan a incrementar la impresión de destino ineludible en un ambiente de realismo
mágico, donde lo fantástico y poco creíble se entrelaza con la realidad.
En conclusión, el fragmento recoge los elementos más remarcables de la novela,
el ambiente de realismo mágico, plasmado en los sueños y su interpretación, y en el
fatalismo de una situación que podría haber sido evitada. Queda incluso introducido el
factor del honor, cuando se deja entrever la “parranda” de la noche anterior, cuando se
celebró la boda de Ángela Vicario, la autora indirecta de su asesinato. Y es de esta
misma manera como se va introduciendo el importante concepto del destino ineludible
de Santiago Nasar, que aun a pesar de todas las circunstancias que ocurren a lo largo de
la novela, y del conocimiento de todos del suceso que está por ocurrir, acaba por ser
asesinado. Aun así, la fatalidad del relato siempre nos resultará extraña, porque; “si
todos sabían que se iba a cometer un asesinato, ¿por qué nadie trató de impedirlo?”
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