País de Gales: aquel rugby mágico... este rugby

Anuncio
Del 14 al 27 de abril de 2005 // CULTURAS // 7
(29)
DEPORTES
SEIS NACIONES 2005
LA JUGADA
País de Gales: aquel rugby mágico...
este rugby postindustrial
PABLO ELORDUY
{
Recuperar el orgullo herido... No bastaba con ganar el Seis Naciones, Gales tenía que hacerlo
sin paliativos, venciendo en todos sus partidos. Sólo así lograría un nuevo Grand Slam; algo
que no ocurría desde 1978. En la última jornada, disputada el 19 de marzo, 74.000 voces
animaban en el estadio del Milenio (Cardiff). La victoria ante Irlanda (32-20) significó el
regreso a los tiempos dorados.
DAVID COROMINAS
ara la selección galesa del balón ovalado,
proclamarse vencedora en el torneo
de rugby con más solera del
mundo, el Seis Naciones
(cinco naciones hasta la incorporación de Italia en el
año 2000), y obtener su noveno Grand Slam suponía poner fin a una sequía de casi
30 años. Pero, sobre todo, representaba la oportunidad de
reivindicarse tras tres décadas del ‘después de la minería’, el ‘después de la industria’, el después de casi todo.
Hablamos de un deporte
poco conocido por la afición
de ‘aquí’, aunque en el País
P
‘ENSAYOS’
EN LA RED
www.6nations.net
Sitio oficial del Torneo Seis
Naciones (en inglés).
www.irb.com
La International Rugby Board
(IRB) ofrece información
actualizada sobre ‘sus’ competiciones internacionales
(en inglés).
www.planetrugby.com
Revista global con noticias
de la última lesión del último
suplente. Sólo para iniciados
(en inglés).
www.solorugby.net
“Pretende informar a toda la
comunidad de rugby en castellano sobre las noticias,
eventos y comunicados del
deporte del rugby en España” (en castellano).
Vasco es otra historia, pero
de enorme tradición y apoyo
en muchos países anglosajones y no tan anglosajones:
Francia y Argentina. Un deporte duro, técnico y físico
que además está lleno de curiosidades; tres ejemplos: a)
Las dos Irlandas juegan en
un solo equipo bajo el mismo
himno, bandera y camiseta, y
no hay mayores consecuencias; b) El sátrapa rumano
Ceaucescu, gran aficionado
al rugby, facilitó que su país
se convirtiese en potencia europea durante los años setenta; c) La selección española
femenina está entre las mejores del mundo, juega el
Torneo Seis Naciones y suele
quedar bien clasificada.
Como éstas hay decenas,
pero no nos desviemos del tema que nos convoca, el éxito
galés en esta competición tradicional y de honor. La última vez que la ‘marea’ roja,
así llamada por sus camisetas bermejas, se alzó con la
victoria, Gales era un país de
mineros, estibadores portuarios y ganaderos; seis de cada 10 trabajadores lo hacían
en alguno de estos sectores.
Los valles habían dejado de
ser verdes, como rezaba la
película, y el rugby se había
convertido en un importante
mecanismo de socialización
masculina y uno de los pocos
motivos de orgullo patrio.
Cuatro de los 10 mejores jugadores de este deporte de
todos los tiempos coincidieron en Cardiff en 1978 llevando la camiseta roja y el calzón blanco, Gareth Edwards,
Barry John, Phil Bennett y
JPR Williams: una suerte de
la Brasil futbolera en el mundial de México ‘70. Por aquel
entonces, el rugby se guiaba
según las estrictas reglas
aristocráticas inglesas. Éstas
prohibían a cualquier jugador, fuese juvenil o internacional, cobrar un penique,
bajo penas draconianas que
}
Trinity College, o colegios
privados hiperexclusivos:
Eton. Gales no, sus devotos
practicantes eran los mismos
que ofrecían su fuerza de trabajo al proceso industrializador de este recodo de la isla
británica. Hombres curtidos
en muelles húmedos de
Swansea, Newport o Cardiff
o en galerías negruzcas llenas de insoportable grisú en
las Black Mountains. Para
ellos, una victoria en el estadio londinense de Twickenham era más importante que
ganar una huelga a la patronal, el rugby lo era todo.
27 años después
SELECCIÓN GALESA DE RUGBY. Tres de los mejores jugadores coincidieron
en 1978. (1) Dacey Malcolm (2) Phil Bennet (3) Gareth Edwards.
Los jugadores
eran los mismos
que ofrecían su
fuerza de trabajo
al proceso
industrializador
incluían la prohibición perpetua de su práctica.
La snob clase dirigente
londinense consideraba una
herejía mancharse las manos con el vil dinero después
de haberse manchado de barro hasta el alma en el terreno de juego. Y es que, claro,
Inglaterra, incluso Escocia e
Irlanda tenían jugadores formados en prestigiosas universidades elitistas: Cambridge, Oxford, Durham,
‘Ningún pueblo sin su campo de juego’ parece que haya
sido siempre su lema. En fin,
aquellos años setenta, años
de crisis energética, momento del canto del cisne de la
clase obrera británica, fueron los años dorados para
una generación de jugadores
que nació con una pinta en
la mano y un balón amelonado en la otra. Y han tardado
27 años en repetir el éxito.
Gales ya no es una región
industrial, sus mayores activos en los mercados internacionales son una mujer
llamada C. Zeta-Jones y un
chulo de club de Las Vegas
renacido de sus cenizas que
responde por Tom Jones.
Sin embargo, el pasado 19
de marzo, cientos de miles
de galeses brindaron porque unos chicos de pueblo,
de barrio, que desconocen a
Dylan Thomas pero que
ahora sí pueden vivir de sus
habilidades deportivas, habían dado una lección a los
aristócratas del país vecino.
Alguna espina de la rosa
que llevan bordada en la camiseta se les estaría clavando en el corazón a los ingleses. Entonces sí, alguien gritó con razón: “¡Qué verde
vuelve a ser mi valle!”
Ránking de
delanteros
Éstos son los mejores arietes del fútbol actual:
5º: Romario (Brasil):
Con el mínimo esfuerzo sigue siendo el mejor goleador. Continúa en activo pese a que de vez en cuando
prepare falsas retiradas
con golosos réditos. Cuando dijo “si no bailo, no marco”, se cerró las puertas del
calcio, aun así es el mejor
delantero que se ha visto.
4º: Roy Makaay (Holanda): Juega en el Bayern:
es un tipo gris con pinta de
alelado. En su selección vive a la sombra del gran delantero del Manchester
Ruud Van Nistelrooy. Su
zancada larga y el disparo
fuerte y colocado; sus goles
son como puñetazos que
los bávaros lanzan contra
aquellos que cada año les
suponen criando malvas.
3º: Zlatan Ibrahimovic
(Suecia): Nunca alguien
tan espigado fue tan hábil
con el balón en los pies. De
origen bosnio, juega en la
selección sueca (la europea
con mayor efectividad) y
en la Juventus de Turín, estandarte de la oligarquía
italiana. Su gol a Italia en la
pasada Eurocopa fue demostración de que la voluntad es la virtud suprema. Sin embargo, aún le
falta más contundencia.
2º: Samuel Eto’o (Camerún): Nº1 de África y pichichi de la Liga. Ganó una
Olimpiada con su país y
una Copa del rey con el
Mallorca; fue el líder en
ambos casos. Destaca por
su decisión y en él jamás
cunde el desaliento. Vive
obsesionado con el Madrid
y se convertirá en referente
sentimental venerado por
aficionados culés.
1º: Schevchenko (Ucrania): Sin duda el mejor jugador del último lustro en
campeonatos de clubes. Su
juego parece iluminado
por el inabarcable dios de
los monjes rusos. Trabaja
para el Milan, con el que lo
ha ganado todo, y desdichadamente juega en una
selección ramplona, con lo
que su estrella quedará
pronto apartada de los memoriales. Es frío, rápido, y
su disparo es letal con ambas piernas.
Descargar