LAS ENZIMAS Y LA DESINTOXICACION Dr. Mariano José Bueno Cortés. BIOSALUD-INSTITUTO DE MEDICINA BIOLÓGICA Y ANTIENVEJECIMIENTO. INTRODUCCION Como podremos ver en los temas desarrollados, hay muy diversos métodos para desintoxicar el organismo, dietas macrobióticas, dietas vegetarianas, dietas de frutas, ayunos, purgaciones, etc. Todos estos sistemas son válidos, pero para asegurarnos un buen resultado, es importante combinarlos con enzimas y una terapia antioxidante (vitamina C, vitamina E, zinc, selenio y cobre). Todas las dietas desintoxicantes tienen en común que una gran cantidad de alimentos deben ser crudos. De esta manera aportamos una gran cantidad de vitaminas, minerales y enzimas y facilitamos los procesos de eliminación de toxinas por parte del organismo. Son muy buenas las dietas con alimentos predigeridos, consistentes engerminados crudos, jugos de frutas y verduras recién exprimidos, frutos secos y semillas. Con los alimentos predigeridos suceden dos cosas: • • Por un lado, el contenido de enzimas se multiplica al menos 10 veces con relación a la concentración de proteínas antes de la predigestión La predigestión, transforma los componentes de los alimentos predigeridos en elementos más sencillos, con lo que son más fácilmente asimilables. Las proteínas se reducen a aminoácidos, los almidones a azúcares simples y las grasas a ácidos grasos. Este proceso de predigestión libera al organismo de mucho trabajo, además de aportarle una gran cantidad de enzimas que podrá almacenar. En definitiva, todo eso se traducirá a una mejora energética y de nutrientes, de modo que nos ayudará a mantener o recuperar un buen estado de salud. Con la terapia desintoxicante, lo que se pretende es que el organismo se pueda desprender de las toxinas que hemos ido acumulando con el tiempo. Damos un descanso a todo nuestro sistema endocrino, de manera que se reequilibre. Se produce una sensación final de bienestar, de revitalización, donde los tejidos están en mejores condiciones que al inicio de la desintoxicación. Uno de los problemas de la mala alimentación actual es que no conseguimos digerir todo lo que comemos. El Dr. Oelgoetz ha demostrado que la sangre puede absorber estas moléculas mal digeridas de proteínas, grasas y almidón, de manera que si el nivel de enzimas en los tejidos es pobre, estas moléculas podrán producirnos alergias. En estos casos, con la administración vía oral de lipasa, amilasa y proteasas, se produce una mejoría muy notable de los síntomas alérgicos. Cualquier dieta que aumente la cantidad de enzimas en el organismo, aumenta las propiedades depurativas del organismo. Cuando el organismo va acumulando progresivamente toxinas producidas por una alimentación insana, la polución del aire que respiramos, el stress, los pesticidas, etc., llega un momento en el que intenta eliminar estas toxinas acumuladas. En el tema sobre qué es la enfermedad, ya comenté que a veces se producen síntomas como consecuencia del intento de excreción de toxinas. Es lo que llamamos en Medicina Biológica “crisis curativas”. En ellas nuestro sistema inmunitario trata de excretar toxinas y desechos por la orina, el sudor, la piel, las mucosas digestiva o respiratoria, produciéndose una serie de síntomas que si bloqueamos, lo que en realidad haremos es ir contra natura y bloquear al sistema inmunitario, con lo cual no le dejaremos hacer su trabajo. En estas crisis curativas, son fundamentales las enzimas. Son las responsables de fraccionar todas las toxinas acumuladas para facilitar su eliminación. Si cuando se presentan esas crisis, aportamos suplementos enzimáticos al organismo, el proceso de depuración iniciado por nuestro sistema inmunitario logrará su objetivo. A veces, cuando se empieza una dieta desintoxicante, nos podemos encontrar bastante peor que antes de iniciarla. Esto sucede porque se ponen en circulación multitud de elementos tóxicos, algunos de ellos depositados hace muchos años, de modo que nos encontremos debilitados, con dolor de cabeza, etc. Si nos dejamos llevar, podemos pensar que este tipo de dieta a nosotros nos perjudica y no nos damos cuenta de que esos síntomas desaparecerán en seguida y que después nos encontraremos como hace años que no nos encontrábamos. Total, que dejamos la dieta y abandonamos el tratamiento. En estos casos, es imprescindible que tomemos enzimas, ya que este malestar nos aparece porque nuestro organismo no tiene las reservas enzimáticas suficientes como para facilitar la eliminación de todas estas toxinas puestas en circulación. Si nos ayudamos con suplementos enzimáticos, estos síntomas desaparecerán y podremos conseguir el objetivo deseado. TIPOS DE ENZIMAS MAS ACONSEJABLES En las tiendas de dietética, las herboristerías y las farmacias, podemos encontrar muchos productos a base de enzimas. Como ocurre con todo, lo más importante es saber cuales son las de mejor calidad. En principio, vamos a establecer cuales son los criterios fundamentales para valorar las mejores. Para ello es muy necesario que tengamos claro cómo se desarrolla la digestión. La digestión transcurre en el estómago y en el intestino delgado. Por ello, tendremos que suplementarnos con enzimas que actúen en los dos niveles. Una de las diferencias entre ambas partes es el pH. Por eso, tendremos que utilizar enzimas que puedan actuar en una gama amplia de tipos de pH. El pH quiere decir, potencial de iones hidrógeno. Un pH ácido es el que está entre valores por debajo de 7. Un pH alcalino es el que está por encima de 7. El pH de 7 es neutro. Los valores de pH varían de 1 a 14. La acidez y alcalinidad es una manera de indicar la concentración de iones hidrógeno. En el estómago, por la gran cantidad de ácido clorhídrico que hay, el pH varía entre 1.6 y 4. Allí comienzan a digerirse las proteínas. Así se forma el quimo, que será transportado al intestino delgado. Es ácido cuando llega al duodeno, pero las secreciones pancreáticas lo neutralizan, hasta pasar el pH a 7 ú 8. Las enzimas intestinales, necesitan un pH alcalino para poder trabajar correctamente. Estas proteínas que se digieren en el estómago, lo hacen por la acción de la pepsina. Esta enzima sólo trabaja en un ambiente ácido. Deja de funcionar cuando llega al pH alcalino del intestino. Allí, la enzima que sigue la digestión de las proteínas es la tripsina, que sí actúa con un pH alcalino. También en el duodeno el páncreas secreta las enzimas amilasa (para digerir los hidratos de carbono) y la lipasa (para digerir las grasas). Hasta hace unos años, para hacer pastillas con estas enzimas, lo que se hacía era extraerlas de los intestinos y el páncreas de algunos animales. Se pensaba que para el hombre sólo eran válidas las procedentes de animales. Nunca se había pensado que pudieran servir las vegetales. Las investigaciones comenzaron por parte de los doctores Hinnrich, Huffmann, y Lang, que realizaron un estudio comparativo entre la actividad enzimática de la bromelina (encima procedente de la piña), y la de la pepsina y tripsina humanas. Se demostró que la de la enzima vegetal era mayor. Posteriormente, en la Oxford University, se realizaron diversas líneas de investigación para buscar una explicación a las conclusiones del estudio de Hinnrich. De este modo, el Dr. Taylor, comenzó por estudiar el pH del estómago y de los intestinos. Se descubrió que la pepsina trabaja mejor en condiciones de pH entre 1.5 y 2.5. Al comenzar la digestión en el estómago con un pH de 3 a 4 la pepsina no puede trabajar. Conforme se va acidificando el pH del estómago, la pepsina va trabajando mejor. La bromelina es activa con valores de pH entre 3 y 8. Esto significa que puede sustituir totalmente y sin problemas tanto a la pepsina como a la tripsina. Es la enzima ideal para un aporte extra. Trabajará tanto a nivel del estómago como en el intestino delgado. Aparte de la bromelina procedente de la piña, también se han realizado diversos trabajos con enzimas procedentes de los hongos, demostrando que estas enzimas son efectivas tanto en el estómago, en el intestino delgado y en el intestino grueso. En cuanto a las amilasas, que son las que digieren los hidratos de carbono, son muy efectivas las de la cebada, incluso tiene más actividad que la humana. Funciona en todo el trayecto digestivo. Lo mismo ocurre con las proteasas y lipasas vegetales. Puesto que todas funcionan en unos valores de pH de 3 hasta 8.5. Lo importante es poder suministrar enzimas activos en las áreas predigestivas del estómago, en la acidez de la segunda parte del estómago y en el ambiente alcalino del intestino. Esto es lo que ocurre con las enzimas procedentes de hongos, según los trabajos del Dr. Howell. Si se cultivan los hongos en alimentos tipo soja o trigo, se producen proteasas, lipasas, amilasas y celulasas. Estas enzimas actuarán a través de todas las partes del tracto digestivo, aumentando el nivel de enzimas de todos los tejidos del organismo. Si masticamos algunas de estas enzimas al inicio de la comida podremos hacer unas digestiones más rápidas, nos encontraremos más vitales y evitaremos el depósito de toxinas en las articulaciones y los diferentes órganos. Es muy importante que las enzimas con las que suplementemos nuestra dieta, y más en una terapia desintoxicante, sean enzimas vegetales, pues las procedentes de animales sólo actuarán en determinadas partes del tracto digestivo. Sin embargo, las vegetales actuarán a todos los niveles. Si tomamos enzimas humanas, las tomaremos en pastillas entéticas. Eso significa que la alcalinidad del intestino disolverá la cubierta de las pastillas y entonces se vertirán las enzimas al intestino. Lo malo es que aun así no son suficientes para digerir los alimentos y nuestro páncreas tendrá que trabajar. Por el contrario, las enzimas vegetales dejarán en reposo al páncreas, lo cual será beneficioso para todo nuestro organismo. Por otro lado, si comemos alimentos crudos, el estómago producirá menos ácidos que cuando se comen alimentos cocidos. Los alimentos se predigieren y todo es mucho más sano. Con los alimentos cocidos la digestión se enlentece y por ejemplo en personas mayores la comida se fermenta y produce gas, hinchazón abdominal, estreñimiento, colitis, etc. Es muy importante hacer una dieta vegetariana con al menos el 75 % de comida cruda. Si además la suplementamos con enzimas vegetales, todavía será mejor. CONCLUSIONES Tanto en el caso de la alimentación cotidiana como en una dieta desintoxicante, es muy importante comer alimentos crudos. No obstante, debemos suplementar nuestra alimentación con enzimas vegetales, de modo que podremos mantener un organismo libre de toxinas y en plena actividad. Nos sentiremos más vitales y más sanos. Nuestro sistema inmunitario estará más activo, con lo que será muy difícil que padezcamos alguna enfermedad. Por todo ello, uno de los pilares fundamentales en los tratamientos de Medicina Biológica es la enzimoterapia. Bien a título preventivo como en terapias de diferentes patologías, el uso de la terapia enzimática es muy importante. Aunque al organismo le repongamos los nutrientes necesarios, minerales, aminoácidos, vitaminas, sin los enzimas, muchas veces los tratamientos no serán lo suficientemente efectivos. Por eso, verá que con frecuencia el especialista en Medicina Biológica, recurre a este tipo de suplementos para asegurar un buen resultado. Por otro lado, piense que la Medicina Biológica, por la demanda existente, se ocupa muy frecuentemente del tratamiento de enfermedades crónicas. Ya hemos explicado anteriormente que una de las causas de la cronificación de las enfermedades es por el déficit sistemático de enzimas. Por ello, en estos casos es muy importante reponer las reservas enzimáticas con enzimas de alta calidad. Por ello, habitualmente se utilizan enzimas vegetales, ya que como hemos podido ver, son mejores que las procedentes de animales, e incluso mejores que las nuestras.