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Lingua Americana
Año XVII Nº 32 (2013): 7 - 9
Editorial
La barrera temporal de la reconstrucción
lingüística retrocede
Lingua Americana llega a sus manos una vez más en la
infinita carrera hacia la total comprensión de la conducta
lingüística y por lo tanto, humana. La comprensión de la interacción lingüística es vital, ya que el binomio lengua-sociedad es indestructible. Desde los comienzos de la civilización,
el ser humano se ha preguntado sobre cómo se inició la interacción lingüística y cuál o cuáles fueron las primeras lenguas. Las diferentes culturas proponen diferentes visiones
del problema de la comunicación lingüística, entre ellas, la
judeocristiana incluida en el Antiguo Testamento, la cual propone que la diversidad lingüística tiene un origen divino,
como castigo por el deseo de los humanos de llegar al cielo
por medio de la construcción de la Torre de Babel. Anteriormente, de acuerdo a esa tradición, todos los humanos tenían
una única lengua. Esta interrogante ha perdurado, pero con
el tiempo, los filólogos y los lingüistas han buscado otra vía
para retroceder al pasado y reconstruir versiones de las más
antiguas lenguas con métodos rigurosos. Ya en el siglo XVIII,
varios estudiosos buscaban o sugerían un tronco común
para las lenguas naturales más conocidas. El mejor conocido de estos estudiosos fue Sir William Jones, miembro de la
Royal Society británica y un conocedor tanto de una treintena de lenguas como de la cultura de la India y de su lengua
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Lingua Americana
Año XVII Nº 32 (enero-junio 2013): 7 - 9
sagrada, el sánscrito. Jones reveló sus conclusiones sobre
las similitudes del sánscrito, el latín, el griego y el persa, lo
que daba fundamento a la suposición de una antigua lengua
madre, de la cual se derivarían éstas. El siglo XIX presenció
los esfuerzos de los lingüistas en el proceso de reconstrucción de esa antigua lengua calificada como protoindoeuropeo. Se fechó la versión presentada como hablada 3.000
años a.C y se localizó entre Europa Central y las estepas siberianas, aunque existen diversas teorías en cuanto a la
ubicación geográfica. La barrera temporal retrocedió hasta
un límite informal de 8.000 a 9.000 años con estudios posteriores recientes y ahora, desde el 6 de mayo del presente
año ha retrocedido hasta 15.000 años con un importante
trabajo (1998, Pagel. M. et al., 2013: p. 1, nota 6 de “Supporting Information”) derivado del proyecto de investigación convenientemente llamado “Torre de Babel”, en el cual
se propone la existencia de una lengua ancestral euroasiática localizada en el Mediterráneo, de la cual se desprenden
las lenguas habladas desde Lisboa (Portugal) hasta Beijing
(China). Ha habido otras macrofamilias hipotetizadas
como la nostrática (que incluye la rama afroasiática) y su
ampliación por distinguidos lingüistas como Greenberg
(1998) para incluir una familia Amerindia con casi todas
las lenguas de América.
La lengua euroasiática propuesta hace algo más de un
mes, tiene una base rigurosa y es un producto indirecto de la
biología evolutiva. Se ha recurrido a aislar un conjunto de
188 significados, de los cuales se derivan vocablos con las
siguientes características: alta frecuencia de uso y referencia
a pronombres personales (primera y segunda personas), numerales y ciertos adverbios y otros elementos gramaticales:
aquí, allá, no, como, que, etc.
Esta ubicación de la barrera temporal de la reconstrucción de antiguas lenguas en la frontera de los 15.000 años
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nos da una nueva perspectiva, intrigante y por ende emocionante, a todos los que exploramos ese infinito regalo de la
providencia que es la lengua, vehículo y sustento de nuestra
humanidad.
Godsuno Chela-Flores
Editor-Jefe
Referencias
Greenberg, J. (1998). En: Salmons, J. y Joseph, B. (compiladores), Nostratic: Sifting the Evidence. Amsterdam: John Benjamins.
Pagel, M., Atkinson, Q.D., Calude, A.S. y Meade, A. (2013): Ultraconserved words point to deep language ancestry across Eurasia. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of
America, Vol. 110, N° 21.
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