Tutoría “Humildad-Altanería”

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Los valores de Alberta Giménez
-Pureza de María-
Humildad frente a Altanería
TEMA 9º HUMILDAD frente a ALTANERÍA
I. SOY CONSCIENTE: ABRO MIS OJOS
I.1. La persona altanera
¿Conocéis a alguien que vaya por la vida dándoselas de “prepotente” y sea un altanero?
¿Creéis que él se da cuenta de ello? ¿Por qué actúa así?
El prepotente o “persona dañina” no se da cuenta de que lo es. O sea, que en el fondo, es
una persona emocionalmente muy limitada, y piensa que el único modo de hacer las cosas es el de
la ironía, sembrar el miedo, el de la provocación o la amenaza. En el fondo es una pobre en lo que a
habilidades de relación se refiere.
La agresividad con la que trata a la gente, puede tener su origen en que se siente tremendamente
inseguro con su actuación, con las amistades, o con los estudios. Quizá no vea, (seguro que él no lo
comprende), que para la gente que le rodea o que se reúne con él, (competente, segura de sí
misma y con capacidad para la toma de decisiones), su estilo de trato puede ser insultante.
Quizá, también, tenga miedo a lo que opinan los demás de él y de que piensen diferente. Puede ser
que el origen del miedo sea, que no ha tenido la oportunidad de ver otras cosas, de intentar
comprender las motivaciones de los demás… y todo ello haya derivado en que contempla los
acontecimientos, la vida, desde un filtro mental muy estrecho: digamos que polar, en el que sólo
existen los extremos y sus contrarios: blanco/negro; derecha/izquierda; míos/contra mí. En fin: una
cabeza llena de ideas “irracionales”.
I.2. Actuaciones de la persona altanera:
- Critica en general, nunca la conducta, siempre a la persona.
- Juzga las intenciones, no la conducta.
- Su crítica no es honesta y sincera, sino que pretende humillar y herir.
- No escucha lo que la otra parte tenga que decir, se niega a compartir información que
pueda traer algo de luz, para la comprensión de los hechos.
- No valora lo que se ha hecho “bien”. Siempre prevalece lo “mal” hecho o lo que queda por
hacer.
- El tono y las expresiones muestran desprecio por el interlocutor. La ironía es su lenguaje.
- Cree que siempre hay uno que tiene que ganar y otro que tiene que perder, y no que todos
pueden ganar.
¿Lo contrario de una persona altanera y prepotente qué podría ser?
I.3. Ser capaz de reconocer lo que somos
La humildad consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de
acuerdo con este conocimiento.
Suelen ser personas sencillas, que obran de manera natural, espontánea, sin doblez ni engaño, que
dicen lo que sienten.
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Humildad frente a Altanería
La humildad es la actitud en una persona que no le permite presumir de sus logros frente a otros,
jactarse con sus victorias para humillar, para ofender a otros.
Humildad es reconocer las debilidades que tenemos, reconocer nuestros fallos, nuestras
equivocaciones y buscar en todo momento mejorar.
La humildad es el opuesto del orgullo, es actuar sin discriminar a otros por lo que no son o no
tienen. Por el contrario, es anhelar que otros crezcan, y enseñar lo que sabemos que los ayudarán a
ser mejores.
II.
SIENTO EN MÍ: ABRO MI CORAZÓN
II.1. Presumir, ¿de qué?
En el mundo de hoy todos parecemos estar participando en una competencia para ser el más rico, el
más inteligente, el más guapo, el más exitoso… El orgullo hace que muchas personas busquen esas
metas, se crean superiores a los demás y cometan una serie de equivocaciones: creen que lo
pueden todo, imponen sus decisiones y desprecian a las otras personas. Es un mal que puede
ocurrir en casa, con la familia, y en el centro de estudios, con los compañeros. Siempre hay chicos y
chicas presumidos porque son los más estudiosos y los mejores deportistas, o porque sus padres
tienen tal y tal cosa. Esa actitud de soberbia es contraria a la generosidad, la empatía y la amistad
porque impide comprender a los demás y les hace pensar que no necesitamos de ellos. Por otra
parte, frena el crecimiento personal: cuando creemos que lo sabemos y lo podemos todo, dejamos
de esforzarnos para alcanzar nuevos logros.
El remedio a esos peligros es el valor de la humildad que consiste en reconocer que no somos “los
mejores del mundo”, en aceptar nuestros defectos y reconocer las virtudes de los otros. En ese
intercambio a veces nosotros somos el ejemplo a seguir y a veces lo son ellos. Sumando nuestras
cualidades, podemos corregir juntos nuestros defectos.
II.2. La humildad es mi valor
Con frecuencia pensamos que la palabra “humildad” se refiere a la pobreza en que viven algunas
personas. Esto es un error. La humildad es un valor que puede extenderse a todas aquellos hombres
y mujeres dispuestos a reconocer que, aunque tienen una dignidad y un valor que nadie puede
quitarles, y tal vez algunas cualidades propias (como la belleza, la inteligencia o determinada
habilidad), no se encuentran por encima de los demás. En vez de usar sus talentos propios para
ponerse por encima de los otros, los emplea para ponerse al servicio de los demás sin despreciar ni
discriminar a nadie.
La humildad va de la mano con la sencillez que nos enseña a valorar las cosas simples como la
naturaleza, las pequeñas alegrías de cada día, las expresiones de afecto de nuestros amigos y los
logros que obtenemos.
Una persona sencilla es una persona abierta, dispuesta a aprender, que se sorprende con lo que le
aportan los demás. Al liberarse de las barreras del orgullo, es capaz de disfrutar y valorar en su
medida la riqueza del mundo.
Una personalidad sencilla, a veces, puede pasar inicialmente desapercibida, pero su fortaleza interior
y su encanto es mucho más profundo y perdurable. Probablemente no hay nada más chocante que
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Humildad frente a Altanería
una personalidad "inflada" o quienes se vanaglorian constantemente de sus propios logros,
cualidades y posibilidades.
La personalidad sencilla es única, que no le hace falta mostrar y poner en un escaparate sus
posesiones y cualidades porque son evidentes y naturales. La sencillez nos enseña a saber quiénes
somos y lo que podemos.
La cultura de hoy a veces quiere hacernos creer que valemos por nuestra ropa, por nuestros
grandes coches, por estar a la moda, porque somos poderosos, porque podemos humillar. Pero
precisamente toda esa cultura es la llave al gran vacío interior que comienza a caracterizar a nuestra
sociedad.
Es fácil caer en la tentación de "lucir" en cualquier circunstancia: al entrar a un restaurante, al asistir
a una fiesta importante... A veces podemos pasar muchísimo tiempo tratando de encontrar la ropa,
los complementos adecuados, y podemos caer en la afectación en nuestra postura y tratar de cuidar
cada palabra. Esto también con frecuencia puede quitarnos totalmente la espontaneidad
haciéndonos francamente insoportables y logramos exactamente el efecto contrario de lo que
queríamos, en lugar de agradar, desagradamos.
La persona humana está dotada de inteligencia, cualidades y habilidades. Pero ¿para qué convertir
nuestra vida en una eterna competencia? ¿De qué sirve estarme comparando constantemente con
los demás? El progreso interno, donde nosotros crecemos es en verdad lo importante.
No debemos centrar nuestra vida en querer impresionar a los demás por estar "a la última" en
electrónica, moda, motos, coches. La postura de altivez y menosprecio son un efecto directo de la
ostentación.
III.
ACTÚO: ¿QUÉ PUEDO HACER?
III.1. Distinguir los valores “inventados”

Fíjate en una persona de tu entorno a quien no concedes mayor importancia y descubre
cuáles son sus cualidades positivas.

Distingue cuáles son tus propias cualidades y piensa cómo puedes aprovecharlas mejor, pero
nunca presumas de ellas. Siempre habrá alguien que haga las cosas mejor que tú.

Ser humilde no significa permitir que te humillen. Sirve y ayuda a los otros siempre y cuando
se mantengan claros los límites que exige el respeto.

Separa los verdaderos valores y distínguelos de los “valores inventados” como la ropa que
usan o la posición social que ocupan. Los primeros son los que importan.
III.2. Una persona humilde y sencilla...
- Habla de forma clara, con sencillez, y da la palabra a los demás, no intentando dar lecciones a los
amigos, evitando acaparar las conversaciones para convertirse en el centro de atención.
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- No presume lo que sabe o lo que tiene con personas que están en desventaja; viste con ropa
sencilla, de acorde con su circunstancia personal. Un estudiante debe vestirse como estudiante y no
como ejecutivo. Nada sería más ridículo que un ejecutivo vestido como estudiante.
- Evita hablar en todo momento de sus resultados, aciertos y reconocimientos alcanzados. Si bien es
molesto escuchar hablar de la “fortuna” de alguien, llega a ser intolerable, escuchar cómo exalta sus
“grandezas”.
- Procura a toda costa hacer preguntas y comentarios que sólo reafirman lo ya dicho, queriendo
encontrar problemas y dificultades donde no los hay, pretendiendo sobresalir.
- No pierde el tiempo buscando una segunda intención o significado en las actitudes y palabras en
los demás.
- La sencillez es cortesía, la altivez grosería.
- Siempre puede contarse con su apoyo, no tiene miedo a prestar un servicio porque no existen
actividades de “segunda categoría”, todo es importante y necesario.
- El máximo orgullo es ayudar a los otros y su mayor muestra de humildad, pedirles su ayuda.
El valor de la humildad nos ayuda a superar el deseo desmedido por sobresalir, sentirnos
distinguidos y admirados sólo por la apariencia externa. Nuestro interior, nuestro corazón, es lo que
verdaderamente cuenta. Una persona sencilla gana más corazones.
IV.
ALBERTA GIMÉNEZ, UNA GUÍA PARA MI VIDA
La Madre nunca jamás se mostró una persona altanera, engreída o prepotente. Siempre
estaba abierta a tratar con todo tipo de personas sin distinción y a todos escuchaba con
atención, poniéndose en su piel. Francisco Esteve, un sacerdote muy conocido, escribía:
“Humilde siempre, acogía con sencillez y cariño a los inferiores. Recuerdo que cuando yo
era niño de 10 años, frecuentaba el Colegio de la Pureza para visitar a una hermana mía,
alumna, y al verme me sonreía y agasajaba como si fuera una persona mayor, lo cual me
llamaba mucho la atención”1.
El trato con las personas fue siempre exquisito. Una antigua alumna nos cuenta: “Madre
Alberta era a la vez, educada y sencilla en su trato. Cuantos la conocían la querían y
respetaban”2. A las Hermanas las trataba muy bien, varias de ellas han dejado su testimonio: “¡Con
una humildad y respeto trataba a las Hermanas!”3. “Tenía muchas virtudes: caridad, humildad,
sencillez, sinceridad a toda prueba”4. “Era muy humilde porque cuando las cosas le sucedían
1
Testimonio de Francisco Esteve. SCPCS, Summarium Documentorum, 1979, p. 406.
Testimonio de María Sureda, 26.11.1957, leg. 12-C-4, ACM.
3
Testimonio de Julia Vidal. SCPCS, Summarium Documentorum, 1979, p. 535.
4 Testimonio de Juana Truyols. Ib., p. 508.
2
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favorablemente, atribuía todo a Dios”5. “La virtud que sobresalía en ella en el trato con todos, era la
humildad y también la amabilidad”6.
Hablaba y se dirigía a las personas con sencillez, sin engreimiento, sin ponerse por encima
de nadie. Escribe Don Antonio Sancho, su primer biógrafo: “Hablaba con gran sencillez y sin
embargo no había conversación más amena ni más instructiva y elocuente que la suya. Su
presencia inspiraba respeto, pero al mismo tiempo infundía paz y confianza”7.
No se mostraba orgullosa, a pesar de las muchas cualidades que el Señor le había dado.
Ella misma decía: “La humildad acaba siempre por enaltecer al hombre, la soberbia, por
humillarle”8.
Ella misma confesaba que valoraba más en las personas la humildad que toda la
ciencia del mundo si no se mostraban sencillas9.
En su forma de presentarse ante los demás se apreciaba su humildad, a pesar de su
gran dignidad, cercanía y benevolencia con todos. Decía que debemos ser humildes sin
perder nuestra dignidad. Quería decir, sin dejarnos tampoco avasallar ni humillar.
Sabía reconocer con facilidad sus fallos, y por nada del mundo quería ser orgullosa.
Escribía en su diario: “Si de veras soy humilde, hasta mis faltas pueden servirme para mi
santificación... Siendo soberbia, mis virtudes se convierten en faltas”10.
Una hermana nos cuenta: “Siendo yo postulante, celebró la Madre sus Bodas de Oro y,
como es lógico, fuimos con la Madre Maestra a felicitarla a su habitación... Entre otras cosas
recuerdo que nos dijo: No sé por qué han armado toda esta fiesta y todo ese jaleo. No soy una
persona para festejarla así. Yo creo que no he sido muy mala; pero tampoco tan buena ni de valer
para preocuparse y hacerme tanta fiesta. Todo con una humildad, una sinceridad, una sencillez, un
candor... que nos dejó encantadas”11.
Otra hermana repetía: “Era muy sencilla, mucho, mucho y muy humilde”12.
En la obra escrita por la Madre “Flores del Calvario” para que las alumnas la representaran se
encuentran estos versos acerca de la humildad:
Habito en el cáliz de oculta violeta;
el mundo me mira con rara piedad;
en mí encuentra el alma su dicha completa;
que soy de los santos la amiga discreta;
que soy... ¡la Humildad!
En la obra en prosa “La casualidad”, también de la Madre, termina con estas frases:
5
Testimonio de María Bauzá. SCPCS, Positio Super Virtutibus, 1981, Test. V, Ad. 42, p. 81.
Testimonio de Francisco Esteve. Ib., Test. XVII, Ad. 8, p. 161.
7 SANCHO, A., Op. Cit., p. 487.
8 Ib., nº 271.
9 Cf. JUAN, M., Cartas. Alberta Giménez,1980, 13.8.1908.
10 CPM, Pensamientos espirituales, 1984, nº 264.
11 Testimonio de Antonia Llinás. SCPCS, Summarium Documentorum, 1979, p. 393.
12
Testimonio de María Roselló. Ib., p. 529.
6
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“Por no reconocer el imperio de la Providencia, hemos creado la tiranía de la casualidad.
Nos sometemos más orgullosamente a la fuerza de un poder caprichoso y absurdo que al
yugo supremo de la eterna Sabiduría.
Creemos que la Providencia nos humilla, y apelamos a la casualidad que nos insulta; es
decir, que por no inclinar la cabeza ante Dios, doblamos la rodilla ante nuestra ignorancia.
Pero así como en el fondo de cada virtud está el principio de la recompensa, así en el fondo
de cada vicio está el principio del castigo.
Por eso la humildad acaba siempre por enaltecer al hombre y la soberbia por humillarle”.
V.
ACTIVIDADES
PARA ESO y BACHILLERATO:
Aprovechando la red social twitter proponemos a los alumnos reflexionar y actualizar la virtual de la
humildad en Madre Alberta.
Objetivos:
1. Identificar el verdadero significado de la humildad
2. Descubrir en hechos concretos de la vida de Madre Alberta la humildad.
3. Examinar la humildad y la altanería en la propia vida.
Materiales:
Móvil con internet
Ordenadores
Cuenta de twitter
Procedimiento:
1. Se proyecta el vídeo: @conocealberta
2. Por parejas: elegir los 3 twitts que más les haya llamado la atención y responder a las preguntas que
aparezcan. (si es necesario se les vuelve a pasar el video). Se pone en común.
3. Se concluye con la rutina de pensamiento conecta, amplía, desafía. Poniendo en común el desafía y
publicando un twitt sobre la humildad con el #conocealberta23A.
Conecta
Amplia
Desafía
¿Cómo las ideas presentadas se ¿Qué nuevas ideas sobre la ¿Qué nuevas retos se te
conectan con lo que ya sabías?
humildad
amplían
tu plantean de cara a vivir la
pensamiento
hacia
nuevas humildad?
direcciones?
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