Rías Bajas

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LAS RIAS BAJAS
1. Introducción
El sector que dominamos las rías bajas pontevedresas y su pospais, constituye un amplio espacio geográfico
ubicado en el cuadrante suroccidental de la región gallega. Inserto todo el dentro de los limites administrativos
de la provincia de Pontevedra, se configura como un territorio variado, con transiciones mas o menos
marcadas y contrastes acusados entre las diversas partes del mismo.
Ello es fruto de su gran extensión superficial y d0el hecho de abarcar ámbitos, que a pesar de la unidad que les
confiere la existencia de una serie de caracteres comunes y rasgos de engarce y de interrelación innegables,
distan mucho de estar regidos por la más absoluta uniformidad, algo propio también de toda la región gallega;
así, con respecto a esta, se ha puesto el acento frecuentemente tanto en su unidad geográfica como en su
riquísima diversidad, e incluso en sus contrastes geográficos regionales. Por otra parte, hablar de pospais de
las Rias Bajas pontevedresas significa aceptar la existencia de una prolongación de caracteres geográficos
litorales hacia el interior de la provincia, pero también una transición gradual de estas circunstancias hasta
configurar unas condiciones en gran medida distintas.
Los límites de este gran espacio son hasta cierto punto convencionales, lo que no debe extrañarnos dada la
dificultad que existe en Galicia para elaborar una división comarcal al gusto de todos y atendiendo a la
multitud de criterios que pueden determinarla. No obstante, tienen en gran medida su fundamentación en una
serie de rasgos de acusada personalidad geográfica, de orden físico y de orden humano, que nos permite
individualizar este territorio, aunque en su interior se pueden definir perfectamente comarcas de mayor o
menor extensión cuya base está bien en criterios funcionales, bien en criterios naturales, o bien en aspectos
relacionados con la tradición y el sentir de sus habitantes. Por el norte, este gran conjunto linda con lo que
podemos considerar bajo Valle del Ulla en sentido un tanto restringido y con las tierras de Vera y Tabeiros y
del Deza.
Por el este, las elevaciones montañosas de la dorsal meridiana del occidente gallego lo separan de las tierras
de Arenterio y de O Ribeiro, a la vez que forman un limite provincial natural, perfectamente definido y
asumido, entre las provincias de Pontevedra y Ourense. Al sur, linda con la comarca del Bajo Miño de la que
queda diferenciado mediante una serie de alienaciones montañosas que constituyen la prolongación de la
dorsal en su incubación hacia el oeste.
Para poder efectuar el análisis de este territorio hemos de ceñirnos, aunque sea formalmente, a los límites
municipales, ya que en base a ellos están elaboradas la mayor parte de las estadísticas y constituyen un marco
de referencia de utilidad incuestionable a la hora de poder efectuar comparaciones espaciales entre ciertas
variables. No obstante, y como ya casi tópicamente se repite, los municipios fueron creados en Galicia a partir
de criterios administrativos artificiales, yuxtaponiendo y agrupando parroquias, que son, de hecho, las
verdaderas articuladoras del territorio rural gallego desde lejanos tiempos históricos.
Es por ello que dentro de los términos municipales pueden verificarse contrastes geográficos evidentes, e
incluso sorprendentes, sobre todo en aquellos ayuntamientos que poseen unas grandes dimensiones
superficiales. Sien embargo, el municipio en Galicia tiene ya mas de un siglo y medio de vida y, lógicamente,
ha terminado por ser asumido, en mayor o menor grado, por el habitante gallego a pesar de guardarse
conciencia clara de la pertenencia primera a la feligresía antes que al ayuntamiento. La existencia del
elemento parriquial permite siempre afinar más en aquellas matizaciones que un artificial límite
administrativo municipal puede enmascarar, y es por ello que estos límites los tomaremos únicamente como
referencia y serán transcendidos en este estudio cuando así lo aconsejen las circunstancias.
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Los límites municipales o comarcales, en última instancia, los pueden imponer un funcionario ilustrado desde
su despacho después de muchas horas de trabajo teórico; sin embargo, es el propio latir de la existencia de los
habitantes de un territorio el que diseña espacios de vida en común, en base a unas condiciones que son
difícilmente discernibles y cuantificables.
El territorio que consideramos esta compuesto por 35 Ayuntamientos que desde su configuración en la
primera mitad del siglo XIX han modificado sus límites en ocasiones, o han absorbido otros que han dejado
de existir, o bien han cambiado de nombre. En el caso de las ampliaciones de Vigo, de Pontevedra o de
Vilagarcia de Arousa a costa de términos próximos en sus desbordados crecimientos demográficos, o del
desgajamiento y reordenación que ha configurado Celdas de Reis o Soutomaior, por poner algunos ejemplos
significativos. El sustrato parroquial, de todos modos, ha permanecido prácticamente inalterable a pesar de las
reordenaciones eclesiásticas que hayan podido tener lugar, dado que la parroquia en el mundo rural gallego
transciende claramente el significado religiosa para entrar en el ámbito de lo social y aun de lo
socioeconómico.
Estos 35 municipios abarcan una extensión superficial de 2.008,1 Km2, lo que supone cerca de un 44% del
total de la provincia de Pontevedra, El tamaño de cada uno de ellos es variado, y oscila entre los 164,6 Km2
del más grande (Forcarei) y los 18 Km2 del mas pequeño (Ribadumia), para una extensión media de 57,65
Km2. Igualmente importante es el volumen de población que vive en ellos: en 1.991 se eleva a 672.433
habitantes, lo que constituye un porcentaje muy elevado de la población pontevedresa. También son variados
los tamaños poblacionales: entre los 278.050 habitantes de Vigo (el municipio más poblado de toda Galicia) y
los 2.194 de Fornelos de Montes; y es variada y contrasta, como veremos en su momento, la dinámica
demografía.
Lógicamente, las densidades de ocupación espacial, en función de los datos a los que acabamos de hacer
referencia, son importantísimas: la media casi cuadruplica la gallega, lo que significa un territorio
extraordinariamente poblado, al menos en lo que se refiere a las cifras medias. No obstante, la variedad y la
diversidad aludidas hacen que pasemos de verdaderos hormigueros humanos en las áreas litorales a auténticos
desiertos demográficos en las áreas de montañas del interior, que se ubican, sin embargo, a escasos
Kilómetros de la línea de la costas. Estos contrastes y paradojas no hacen mas que acentuar la riqueza
geográfica del conjunto y de Galicia en general.
Decíamos antes que a la unidad de este territorio había que sobreponerle la diversidad materializada en la
yuxtaposición de una serie de subespacios menores, algunos de ellos comarcas de fuerte personalidad
histórica y actual, caracterizadas por unos rasgos que permiten su individualización dentro del conjunto. En
líneas generales, y desde el punto de vista físico y humano, podemos hablar de tres ámbitos, que son:
• El litoral correspondiente a las áreas que se abren −directa o indirectamente− al mar y que tienen una
vocación y unas actividades claramente vinculadas con aquel, con sus espectaculares paisajes costeros
afiligranados y su inmenso tapiz de casas sueltas y de cultivos, claros exponentes de una densísima
ocupación humana y de un dinamismo notable en sus actividades.
• Las tierras de la depresión meridiana y el corredor Cuntis−Moraña, que constituyen unos sectores planos
acomodados entre elevaciones circundantes y fértiles territorios agrícolas, suponiendo una suave transición
hacia las tierras más montañosas interiores, la suave montaña pontevedresa de la que hablo Otero Pedrayo.
• Las tierras montañosas del interior de la provincia de Pontevedra, o Tierra de Montes, donde se alcanzan las
mayores altitudes; aquí la topografía es mas movida y la población escasea y se instala en los profundos
valles que excavan los jóvenes cursos de los ríos que desembocan en el litoral pontevedrés. Montes
macizos, cubiertos de vegetación almohadillada, conforman un paisaje de montaña a escasos Kilómetros de
la línea de costa.
Y la transición entre todos estos ámbitos es suave, gradual, nunca brusca, aunque los cambios tengan lugar en
muy poco espacio físico y las manifestaciones en el paisaje permitan hablar claramente de contrastes.
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Pero podemos individualizar el subespacio arosano, correspondiente a la margen meridional de la ría de
Arousa, donde se incluyen los municipios pontevedreses de Vilagracia, Vilanova, Cambados y O Grove,
correspondiéndose con las áreas costeras de este verdadero mar interior que constituye la ría; la misma
adscripción arosana puede darse a los términos de la margen norte, ya en la provincia de A Coruña, como
Rianxo, Boiro, A Pobra o Ribeira, aunque desde el punto de vista del sentir de sus habitantes formen parte de
la unidad bien definida de o Barbanza. Los 4 ayuntamientos citados de la margen sur de arosana se definirán
por su carácter costero y por la presencia de una importante llanura litoral de gran fertilidad y extensión, que
posibilita la existencia de altas densidades de población y unas actividades mixtas
agrícolas−marineras−industriales .
En el anterior subespacio comarcal esta O Salnes, territorio correspondiente a la baja cuenca del río Umia que
asoma al mar por su embocadura e integra, asimismo, buena parte de las tierras llanas de la depresión
meridiana. Es una comarca vitícola de gran renombre, amparada por una denominación de origen, que tiene a
la uva de Alvariño como máximo representante; incluye los municipios de Meaño, Meis, Ribadumia, Barro,
Portas y Caldas de Reis, sin que, al menos desde el punto de vista vitícola y humano, pueda hablarse de
ruptura brusca con el conjunto anterior
Bastante bien individualizado queda, asimismo, el territorio de la ría de Pontevedra, centrado en la capital
provincial e incluyendo, además de su propio municipio los de Sanxenso, Poio, Marín y Bueu. Estos dos
últimos podríamos integrarlos, junto con Cangas, Moaña y Vilaboa, en la margen norte de la ría de Vigo, en
un conjunto individualizado en el sentir de sus habitantes: O Morrazo. Igualmente, algunas parroquias del sur
del Ayuntamiento de Pontevedra, incorporadas en época relativamente reciente, tienen una clara vinculación
con la ría viguesa.
La ría de Vigo constituye un territorio centrado y determinado claramente en su devenir por la presencia de la
gran aglomeración urbana de Vigo. Incluye los municipios de Cangas, Moaña, Vilaboa, Soutomaior,
Redondela, Nigrán, Gondomar, Baiona y Oia, además del propio Vigo, aunque es evidente que la influencia
de la gran urbe vigesa es mucho más amplia y hace que municipios como O Porriños o Mos, que desde el
punto de visto topográfico y humano se incluyen en el Bajo Miño, tengan mucho más que ver con el área
metropolitana vigesa que con el propio espacio que lo integran. Asimismo, los territorios de Nigrán, Baiona y
Gondomar constituyen una pequeña comarca individualizada y de gran personalidad que es el Val Miñor,
prolongación hacia el interior de los caracteres físico y humanos de la ría vigesa.
Por último cabe citar las tierras de transición hacia la Galicia interior que constituyen el paso gradual hacia los
sectores propiamente montañosos e interiores que culminan en la dorsal meridiana del Occidente Gallego.
Podemos diferenciar aquí dos subespacios: el ya citado corredor Cuntis−Moraña, prolongación meridional de
la tierra de Tabeíros, un sector deprimido paralelo a la depresión meridiana, y Terra de Montes, donde se han
perdido ya muchas de las características que definían los anteriores sectores para configurarse en un corto
lapso como un área montañosa y accidentada, con caracteres ya propiamente de montaña; corresponde este
conjunto al tramo pontevedres de la dorsal y sus derrames occidentales, que en su incuvación hacia el oeste y
luego hacia el sur constituye el límite natural entre las provincias de Pontevedra y Ourense.
Pertenecen al primero de los dos subespacios los dos municipios epónimos, y a Terra de Montes no solo los
Ayuntamientos del alto Lérez, Cerdedo y Forcarei, comarca natural con tradición, sino también los de Campo
Lameiro, Cotorabe, Fornelos de Montes, A lama, Pazos de Borbén y Pontecaldelas, de caracteres igualmente
montañosos; en suma, se trata de aquellos sectores de cabecera y curso alto de los rios que van a desaguar,
directa o diferidamente, en las rías, como el Lérez, el Almofrei, el Verdugo, el Oitaven y toda su red de
afluentes.
Nos encontramos con un interesante territorio, que se caracteriza por su diversidad, desde los bellos paisajes
costeros, de clima dulce y risueño colorido, a las feraces comarcas agrícolas de los suaves relieves
prelitorales, que provocan el paso gradual, a pocos Kilómetros, a tierras descarnadas de montaña interior, de
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condiciones difíciles y con motivaciones distintas en sus habitantes.
• LAS CARACTERISTICAS DEL RELIEVE.
Desde el punto de vista topográfico, tal y como antes hemos indicado, el conjunto de las Rias Bajas
pontevedresas y su pospais se caracteriza por su diversidad y variedad, donde las transiciones y los contrastes,
a pesar de apreciarse a simple vista, se producen de manera gradual y suave. Las tres grandes areas en que,
grosso modo, articulamos este territorio constituyen una manera válida de aproximarse a la descripción de las
formas de relieve de este amplio espacio, cuya complejidad fisiográfica no es más que un reflejo de la menos
aparente complejidad geológica y estructural.
De tamaño y extensión diversa, estas tres áreas suponen la expresión de este discurrir gradual que de oeste a
este nos llevan desde unos sectores costeros, de bajas altitudes en general pero contrastadas y de relieve muy
movido, a unas tierras interiores de altitudes elevadas y facies montañosas, pasando por un prelitoral de
formas planas o suavemente onduladas que materializan esa transición.
EL LITORAL
Incluimos aquí no solo las tierras de los ayuntamientos bañados por el mar, que son la gran mayoría, sino
también las de municipios cuya proximidad a la costa es evidente, así como lo es la prolongación de sus
caracteres físicos y humanos. Por ello, además de todos los términos que poseen fachada marina,
consideramos dentro del espacio litoral aquellos otros cuyo contacto con el mar es mínimo, pero también los
que no tienen propiamente vencidad física con la costa. En las tierras del litoral encontraremos una
yuxtaposición de espacios comarcales, como la ría de Pontevedra, la ria de vigo y Val Miñor.
El elemento esencial, definidor y singularizador del litoral pontevedres es el fenómeno de las rías. La Rias
Bajas en conjunto (donde a las tres pontevedreras se suele añadir la coruñesa de Muros y Noia) se nos
presenta con una grandiosidad solemne y que no solo las hace sobresalir del resto de la línea costera gallega,
sino que también las convierte en inéditas y originales ante el resto del litoral peninsular, caracterizado, al
contrario que aquí, por una macidez que se convierte en una barrera frente a la penetración oceánica.
La disposición de las rías permite la introducción de los caracteres oceánicos hasta notables distancias tierras
adentro. Por el sur, una vez doblado el cabo Silleiro, en la extremidad mas occidental de la ría de Vigo, la
costa cambia sin transición su traza, de manera que presenta una dirección perfectamente meridiana hasta A
Guarda y la desembocadura del Miño, con un litoral abrupto y rocoso, con acantilados de poca altitud y
revelando quizás la existencia de una gran factura, cuyo escarpe se acerca notablemente a la costa y se eleva
hasta cerca de los 400 metros de altitud.
RIA DE AROUSA
La ría de Arousa es la más amplia de las cuatro rías. Se desarrolla esta ría entre la península de O Barbanza y
la masa que abarca la mayor parte del valle de O Salnés, si bien aparecen, además , atrás unidas morfológicas
que impiden denominar con propiedad que este último conjunto península de O Salnés.
Entre punta de Courso y el Tombolo de O Grove se inicia la ría, que presenta un dibujo diferente al de otras y
más que de un embudo cabria hablar de una gran y profunda ensenada. La línea de costa es mas recortada en
la margen norte que en la sur, de manera que la primera se resuelve en una sucesión de ensenadas y pequeñas
penínsulas, mientras que la segunda presenta entrantes de menores dimensiones y mas localizados, salvo el
extremo suroeste donde el tombolo de O Grove constituye el accidente mas destacado.
Si nos centramos en la margen meridional de la ría apreciamos que significa en un primer tramo, desde la
desembocadura del Ulla hasta Carril aproximadamente la reaparición de la superficie aplanada costera que ha
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seguido el litoral con mayor o menor extensión, desde sectores septentrionales de la ría de Muros y noia. Aquí
esta superficie aplanada conoce un estrechamiento notable, de modo que, aun sin llegar a las pronunciadas
pendientes de los relieves prelitorales hasta la línea de costa, la transición hacia altitudes elevadas se hace de
forma muy rápida. En general se trata de un bloque de aspecto montañoso por esta vecindad litoral que
desciende progresivamente hacia el suroeste a medida que se va ampliando también la anchura del nivel
costero.
RIA DE PONTEVEDRA.
Es la más pequeña de las rías bajas, aunque su orientación y buena parte de sus caracteres topográficos la
ponen en inmediata relación con el resto de las unidades. De ordinario se consideran límites occidentales la
punta de Cabicastro al norte, una avanzada en el mar de tierras del municipio de Sanjenjo y el cabo de Udra al
sur, en la parte septentrional. Cerrada en su entrada por las islas Ons y Onza, el conjunto de la ría puede ser
dividido en tres sectores de la parte mas interior hasta mar adentro.
El primero es el que denomina la verdadera ría del Leréz que comprende el tramo entre la zona marismal de
los entornos de la ciudad de Pontevedra y el estrechamiento que suponen las puntas de Campelo al norte y
Lourizan al Sur. Es un sector estrecho, sinuoso, con el aspecto típico de estuario y formaciones marismales
con una vegetación asociada, hoy en retroceso por la expansión de la ciudad.
El segundo sector es la parte media de la ría, con una longitud de entre 8 y 9 Km, y una anchura en torno a 3.
La morfología de la ría es mas abierta y ello puede hacer pensar en la existencia de una fosa hundida, aunque
ciertas irregularidades llevan a la idea de una simple fractura.
El último tramo es el que denomina la parte exterior donde, después de presentar riberas paralelas estas se
separan y muestran unas formas de entrantes y salientes muy marcadas y los relieves elevados se separan en la
línea costera.
Todo el conjunto se haya como ocurre en las demás rías, delimitada por dos macizos bloques. La superficie
aplanada se prolonga, con sus dimensiones mas reducidas hasta las inmediaciones de la villa de Sanxenxo
hacia donde caen las estribaciones de la mole, en forma de suaves Glacis que forman la bahía multiconcava. A
partir de ahí se puede hablar de una sucesión de pequeños sectores mas o menos llanos y de umbrales mas o
menos accidentados, correspondiéndose estos a los momentos en que las laderas de pendientes mas o menos
acusada alcanzan la línea costera, sin que se pueda hablar con propiedad de una costa acantilada. Es
particularmente accidentado el sector de San Gregorio sonde las pendientes son notables.
RIA DE VIGO.
La península de Morazo, separa la ría de Pontevedra de la de Vigo y su dirección dominante es la SO−NE, las
mismas que las de las rías. Se trata de un bloque macizo que se presenta también como un resto de antiguas
superficies de erosión elevada y fragmentadas durante el terciario en relación con la fosa meridiana. La altitud
de la península de Morazo, desciende progresivamente hacia el Oeste y el Norte, y de forma más brusca hacia
el Sur y el Este, donde las distancias hacia el mar son mas cortas. En su sector oriental, la fosa meridiana a la
altura de Redondela interrumpe su continuidad de forma bastante brusca y cae mediante pendientes hacia la
ensenada de San Simon. Hacia el Oeste determina la existencia de la ría de Aldan y el desgajamiento de la
península de Donon.
Por lo que respecta al conjunto de la ría, su aspecto morfológico es notablemente semejante al de Pontevedra
y al igual que aquella parece una fractura desgarrada. El Cabo de Home en el municipio de Morrazo y el cabo
Sillerio son considerados de ordinario sus límites exteriores, algunos describen como una ría particular el
entrante de Baiona, sobre el cual desagua el río Miñor. A grandes rasgos la ría puede dividirse en tres sectores.
En su fondo queda bastante bien individualizado la que se conoce como ensenada de San Simon, amplia bahía
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de dirección meridiana, que forma ángulo con la orientación dominante del resto de la ría. El estrecho de
Rante acota perfectamente este sector y a partir de ahí se desarrolla la parte media de la ría, hasta la altura de
la Punta Corveira.
En general los bordes de la ría de Vigo son mas recortado que los de su vecina septentrional y las ensenadas y
pequeñas penínsulas son casi una constante en su desarrollo.
DEPRESION MERIDIANA.
Bajo esta denominación reunimos el territorio que se corresponde con los términos municipales de Barro que
podemos considerar un sector prelitoral de transición, o paso a las tierras mas montañosas del interior. Se trata
de un conjunto espacial caracterizado por la existencia de áreas de escasa o media altitud sobre el nivel del
mar, donde alternan amplio sectores de fondo más o menos plano y bloques elevados que los enmarcan de
forma bastante nítida t donde la comunicación con el litoral es bastante fácil. Como elemento articulador del
conjunto podemos estimar el Río Umia y su red en su curso medio y parte de su curso bajo, constituye una
prolongación hacia el interior del Valle de Salnes.
LAS TEMPERATURAS.
En todo el gran sector litoral se detecta las temperaturas medias mas elevada a escala regional, que oscilan
aproximadamente entre los 14 y 15º anuales. Con las excepciones de los sectores mas elevados, verdaderos
enclaves montañosos en el contesto de las rías y que se corresponden con las penínsulas y montañas
divisorias. Aunque conservando unas cifras muy similares, en la costa se detecta en este elemento un
incremento gradual de su valor a medida que avanzamos hacia el sur, por lo que se puede hablar de esa
componente a la que aluden algunos autores, ya que por sus valores medios se aproxima a los de la periferia
mediterránea.
A medida que dejamos la costa hacia las tierras de transición de la depresión meridiana, los valores medios se
mantienen en unos parámetros similares, aunque pueda detectarse un ligero descenso de unas décimas.
LAS RIAS BAJAS
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