EL CUESTIONARIO AZUL Legislar sólo lo necesario y hacerlo bien

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EL CUESTIONARIO AZUL
Legislar sólo lo necesario y hacerlo bien
Una de las funciones del Parlamento, quizá la más conocida, es la función legislativa. La identificación entre
legislación y Parlamento es tan estrecha que a éste se le suele denominar «poder legislativo», aún cuando no
es el único órgano del Estado que produce normas,pero sí es el único habilitado para aprobar normas con
nombre y rango de ley.
Lo cierto es que uno de los efectos de esa estrecha vinculación entre «actividad legislativa» y «actividad
parlamentaria» –que llega al extremo de considerar ambas como si fueran lo mismo—es la tendencia a medir
la eficacia y eficiencia del Parlamento por el número de leyes que es capaz de promover y aprobar dentro de
un período de tiempo determinado.
Y si bien en cierta forma es válido ponderar la eficacia y eficiencia del Parlamento según el resultado de su
actividad de creación legislativa –en tanto la legislación es, en efecto, una de sus funciones principales—, ello
se convierte en un problema cuando en tal ponderación prima la valoración cuantitativa sobre la cualitativa. En
otras palabras: la calidad de las leyes es importante, pero lo es menos que su cantidad.
Otro elemento que muchas veces no se sopesa en forma adecuada es la oportunidad de la aprobación de las
leyes o, si se quiere, su necesidad. Porque puede ocurrir que una ley sea técnicamente buena –está bien
estructurada y redactada—pero no sea necesaria (como una ley que repita una disposición constitucional) o
su puesta en vigencia no sea oportuna (como una ley de incremento de impuestos en tiempos de crisis
económica).
El mensaje es, entonces, que la ley es importante, pero sólo hay que promoverla cuando es necesario y
oportuno, y además hay que hacerla bien, pues una ley mal estructurada y redactada no surtirá el mismo
efecto que otra que, por el contrario, tiene una estructura lógica correcta y está redactada en forma clara, de
modo tal que quien deba interpretarla y aplicarla no tenga que enfrentarse a un texto impreciso, que en lugar
de claridad provoque duda.
Por estas razones en han aparecido y prosperado especialistas en técnica legislativa,
dedicados a reflexionar y sistematizar experiencias sobre «el mejor legislar».
profesionales
Así, en los últimos años la técnica legislativa ha avanzado, desde el punto de vista teórico y práctico, más allá
de la temática de la estructura y la redacción de las leyes, para incorporar temas de política legislativa que
tienen que ver con la evaluación de la necesidad y la oportunidad de la legislación. El proceso de creación de
normas enfrenta dos grandes problemas: la proliferación legislativa (exceso de leyes) y la contaminación
legislativa (leyes anticuadas, en desuso, contradictorias, mal redactadas, etc.).
Para enfrentar estos problemas es urgente crear conciencia sobre la necesidad de legislar sólo sobre lo
estrictamente necesario y hacerlo bien.
El exceso de leyes –y de otras decenas de miles de disposiciones de naturaleza y rango distinto al de la ley—
provocan una sensación de desorden y oscuridad en el ordenamiento jurídico, lo que representa un obstáculo
para los «operadores del derecho» y puede crear una situación de injusticia con relación a las personas que,
de diversa manera, son afectadas por las leyes y otras disposiciones que integran el ordenamiento jurídico
(decretos, resoluciones, acuerdos, ordenanzas, etc.).
La ley encarna la finalidad misma del derecho: crear un orden y promover la justicia. Es paradójico, entonces,
que fenómenos como la proliferación y la contaminación legislativa contribuyan exactamente a lo contrario, es
decir: a crear desorden y servir de obstáculo para la realización de la justicia.
La ley no es, demás está decirlo, un «algo» para ser tomado a la ligera. La ley es algo serio, porque tiene
efectos sobre la vida de la gente, sin mencionar que su finalidad es establecer un orden determinado para que
las cosas sucedan, entiéndase en beneficio de las personas y de la sociedad en su conjunto. Por ello vale la
pena hacer un esfuerzo por evitar y combatir la proliferación legislativa –y normativa en general—y promover
la mejora de la calidad de las leyes y de toda otra disposición del ordenamiento jurídico.
Reflexión Democrática, con el ánimo de contribuir en ese esfuerzo ha desarrollado «El Cuestionario Azul».
Quisiéramos decir que se trata de una idea original de nuestro equipo, pero no lo es. Nuestro aporte es haber
desarrollado una adaptación de las «checklisten» que se empezaron a utilizar en Hamburgo a mediados de
los años 70. De allí su uso se extendió a otros territorios de Alemania y fue asimilado por el Estado Federal en
1984. También se utilizaron en Suiza (1978), Noruega (1987) y Estados Unidos (1981).
Consisten en un conjunto de preguntas (cuestionario) cuya finalidad es ayudar a determinar si es necesario o
conveniente legislar y si se han revisado todos los aspectos que pueden garantizar la calidad técnica de ley.
En Alemania la «checklisten» se conoció en sus inicios con el nombre de «lista azul», debido a que se
imprimía en papel de ese color, por ello utilizamos el nombre «El Cuestionario Azul», para recordar sus
orígenes.
El equipo de Reflexión Democrática, luego de una serie de discusiones internas, decidió revisar la
«checklisten» y crear una versión adaptada a las reglas constitucionales, legales y parlamentarias peruanas
en materia procesal legislativa, y hacer de ella una de las principales herramientas para, primero, promover la
toma de conciencia sobre la necesidad de combatir la proliferación y contaminación legislativa y mejorar la
calidad técnica de las leyes, y, segundo, para establecer la base para desarrollar un proyecto más ambicioso
de evaluación de proposiciones legislativas y de leyes vigentes. «El Cuestionario Azul» es, entonces, la
«checklisten del Parlamento de Baviera» adaptada para el Perú.
Esperamos que este recurso ofrecido por Reflexión Democrática contribuya a crear conciencia sobre la
necesidad de legislar sólo lo necesario y hacerlo bien, y entender que la ley es algo muy serio que debe ser
bien pensado antes de decidir su creación.
EL CUESTIONARIO AZUL
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