SATÉLITES ARTIFICIALES. UN POCO DE HISTORIA El origen de los satélites artificiales está íntimamente ligado al desarrollo de los cohetes que fueron creados, primero, como armas de larga distancia; después, utilizados para explorar el espacio y luego, con su evolución, convertidos en instrumentos para colocar satélites en el espacio. Las actividades en el espacio, incluyendo la tecnología satelital, se remonta a tiempos muy remotos, cuando el hombre empezó a medir los movimientos de las estrellas, dando origen a una de las ramas más antiguas de la ciencia, la Mecánica Celeste. Mucho después, se empezaron a realizar los primeros cálculos científicos sobre la tasa de velocidad necesaria para superar el tirón gravitacional de la Tierra. El primer experimento en comunicaciones desde el espacio también fue en 1958, cuando un cohete Atlas-B, equipado con un transmisor y un reproductor, emitió hacia la Tierra un mensaje grabado con anterioridad por el presidente Eisenhower. El Atlas-Score permitió demostrar que la voz humana podía propagarse superando la considerable distancia existente entre el planeta y el satélite. El concepto fundamental era sencillo: un repetidor colocado en un lugar suficientemente elevado podría dominar mucha mayor superficie que sus homólogos terrestres. El repetidor, por supuesto, sería colocado en órbita, aunque su limitación principal sería la movilidad del objeto en el espacio. Todos esos satélites aportaron importantes conocimientos al mundo científico, pues al ser equipados cada vez con mejores y más sofisticados instrumentos de medición, permitieron conocer las condiciones del espacio que rodea a la Tierra y, con ello, promover nuevos experimentos. Fue así que el primer satélite activo que se puso en órbita fue el Courier, de propiedad estadounidense (lanzado en 1960), equipado con un paquete de comunicaciones o repetidor que recibía las señales de la Tierra, las traducía a frecuencias determinadas, las amplificaba y después las retransmitía al punto emisor. ¿QUE ES UN SATÉLITE ARTIFICIAL? Podemos empezar por recurrir a la definición que nos da el diccionario: "Son ingenios lanzados por un cohete, que pasan a describir una órbita alrededor de la Tierra o de otro astro" (diccionario enciclopédico El Pequeño Larousse) ;o bien, la que encontramos en el Universum, el Museo de las Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): "Un satélite es un cuerpo que gira alrededor de otro. La Tierra tiene un satélite natural y cerca de 9 mil satélites artificiales". Con estos artefactos de percepción remota se puede observar una gran extensión de terreno, pues están muy por encima de donde circulan normalmente los aviones y permiten fotografiar toda la cordillera del Himalaya o de los Andes; conocer el curso de las aguas, desde una pequeña corriente hasta su gran desembocadura en el océano; o explorar y mostrar áreas inaccesibles, como las heladas regiones de los polos y las profundidades marinas, sólo por dar algunos ejemplos. Veamos la siguiente tabla tomada de la sala "Satélites" del Museo Universum, que muestra los tipos de satélites según su función y la órbita en que utilizan: TIPOS DE ÓRBITA ALTURA SOBRE EL NIVEL DEL MAR VELOCIDAD DEL FUNCIÓN DEL SATÉLITE SATÉLITE VENTAJAS Órbita baja 250-1 500 km 500-800 km Órbita polar sobre el eje polar 35 786 km Órbita geosobre el estacionaria Ecuador Órbita elíptica 25 000-28 000 km/hr. 26 600-27 300 km/hr. 11 000 km/hr. Perigeo (cuando está más cerca ~34 200 de la Tierra) km/hr. 200- 1 000 km Apogeo (cuando está ~5 400 km/hr. más lejos) ~ 39 000 km Comunicaciones y observación de la Tierra. Poco retraso en las comunicaciones. Se requiere menor potencia. Están perpendiculares sobre la línea del Ecuador, por lo que pueden observar distintas regiones de la Tierra. Clima Navegación. Comunicaciones Clima. Navegación GPS. Al dar la vuelta a la Tierra a su misma velocidad, siempre observa el mismo territorio Comunicaciones Servicios a grandes latitudes. ¿PARA QUÉ SIRVEN LOS SATÉLITES? Estos artefactos son muy útiles para el hombre moderno, son los protagonistas principales de las comunicaciones en el mundo; gracias a ellos, recibimos señales de televisión, de radio y teléfono, o tenemos información valiosa del clima, de nuestro medio ambiente y del espacio. Para tener una idea más clara, cada objeto o ser sobre la superficie terrestre emite una estela o firma, que es su energía particular, la cual cambia conforme ese objeto o ser se modifica, y por esta característica es posible identificar, mediante un satélite, la firma del agua salada que es diferente a la del agua dulce o diferenciar el aire contaminado del limpio; también, se pueden distinguir los elementos de un territorio en un tiempo determinado, tales como sus cosechas, tipos y estado de las mismas, la fauna marina y la terrestre, las grandes ciudades, los poblados, las instalaciones hechas por el hombre, las vías de comunicación terrestre y muchas más. ¿CÓMO FUNCIONAN LOS SATÉLITES? Dado que las microondas (tipo de onda de radio) viajan en línea recta, como un fino rayo a la velocidad de la luz, no debe haber obstáculos entre las estaciones receptoras y emisoras. Por la curvatura de la Tierra, las estaciones localizadas en lados opuestos del globo no pueden conectarse directamente, sino que han de hacerlo vía satélite. Un satélite situado en la órbita geoestacionaria (a una altitud de 36 mil km) tarda aproximadamente 24 horas en dar la vuelta al planeta, lo mismo que tarda éste en dar una vuelta sobre su eje, de ahí que el satélite permanezca más o menos sobre la misma parte del mundo. ANATOMÍA DE UN SATÉLITE En la ingeniería de los satélites, como en cualquier otra área de la Astronáutica, confluyen múltiples aspectos. No sólo se trata de construir una máquina, sino también de conseguir que, a pesar de sus delicados elementos electrónicos, sea capaz de resistir los rigores y presión de un lanzamiento, las ondas acústicas durante el mismo y, sobre todo, funcionar en el ambiente del espacio, donde las temperaturas fluctúan entre los 200° C bajo cero durante periodos de sombra y 200° C a la luz del Sol. El diseño de los satélites ha evolucionado desde aquellos años del Sputnik I hasta la actualidad; sin embargo, su razón de ser sigue siendo la misma, así como la de la mayor parte de sus elementos. El paso del tiempo y los logros en las tecnologías han proporcionado instrumentos más precisos, sistemas de provisión de energía eléctrica más potentes y componentes de menor peso, pero todos ellos, en esencia, no han cambiado mucho, hay quienes afirman que la Astronáutica es aún una ciencia demasiado joven. Los satélites pueden dividirse de manera conveniente en dos elementos principales, la carga útil y la plataforma. La carga útil es la razón de ser del satélite, es aquella parte del satélite que recibe, amplifica y retransmite las señales con información útil; pero para que la carga útil realice su función, la plataforma debe proporcionar ciertos recursos: La carga útil debe estar orientada en la dirección correcta. La carga útil debe ser operable y confiable sobre cierto periodo de tiempo especificado. Los datos y estados de la carga útil y elementos que conforman la plataforma deben ser enviados a la estación terrestre para su análisis y mantenimiento. La órbita del satélite debe ser controlada en sus parámetros. La carga útil debe de mantenerse fija a la plataforma en la cual está montada. Una fuente de energía debe estar disponible, para permitir la realización de las funciones programadas. SATÉLITE DE VIGILANCIA. Un satélite de vigilancia da vueltas alrededor de la tierra a una altura de h millas por encima de la superficie. Suponga que d es la distancia, en millas, sobre la superficie de la tierra que puede ser observada desde el satélite. Para colocar un satélite en la orbita de la tierra se necesita un mecanismo impulsor que lo lance a una velocidad de 81 km/s.