¿más Lejos Que El Inconciente?

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"¿más Lejos Que El Inconciente?..."
(*) Jornadas De Carteles: Escuela Freudiana De Buenos Aires Agosto, 2011
Claudia Pérez
“Con este insu-que-sait-de l´’une- bevue, trato de introducir algo que va más lejos que el
inconciente” (1)
¿Qué es este “algo”?, se refiere Lacan a lo insabido?... a lo no sabido que sabe?...es la
equivocación- que es una- este algo que va más lejos?...será l’insuccés, el fracaso?...
Esta es una de las primeras preguntas que me suscita tanto la lectura de este seminario,
como el trabajo que se va produciendo en nuestro Cartel. Me interroga tanto el “algo” como el
“lejos”, se puede ir más lejos que el inconciente? O será que se produce un desliz y eso hace
necesario referencias nuevas?
Si bien a lo largo de todo el seminario Lacan va planteando cuestiones que podrían tratar de
responder esta pregunta, también es cierto que abre interrogantes nuevos, por ejemplo en la
clase del 14 de diciembre, pone el acento sobre la función del saber de l’une- bévue diciendo
“por la cual yo traduzco el inconciente”, a la vez que aclara “pero esto es una estructura de
naturaleza esencialmente diferente de la del nudo borromeo” (2). Cito esto porque tal vez nos
permita pensar qué es ese “más lejos”.
Me voy a centrar particularmente en el apéndice titulado “Palabras sobre la histeria” que
refiere a la Conferencia que Lacan diera en Bruselas el 26 de febrero de 1977.
Allí Lacan pregunta dónde se habrán ido las histéricas de antaño?? Y si no habrá sido
reemplazada la histeria por la chifladura psicoanalítica. En referencia a Freud, “el inconciente
se origina del hecho de que la histérica no sabe lo que dice cuando dice perfectamente algo
por las palabras que le faltan. El inconciente es un sedimento del lenguaje”. A lo que Freud
llamó representaciones inconcientes , Lacan trata de darles el estatuto de simbólico, “este
simbólico son palabras y, en el límite, se puede concebir que unas palabras son inconcientes.
Ellas hablan sin saber, sin saber absolutamente lo que dicen. En lo cual el inconciente no
tiene cuerpo más que de palabras”.
Por lo tanto, dice Lacan, “es preciso saber hacer allí (savoir-y-faire)”. Aquí hago un paréntesis
para recordar que en el seminario R.S.I. Lacan hablando del síntoma -“ese algo que se
besuquea con el inconciente”- nos sorprende porque “uno allí cree (on y croit)”, que no es
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creer en, sino creer allí (3). Destaco la insistencia del allí en ambos casos, tanto en el caso del
síntoma como en el saber hacer con aquello que no se sabe qué dice y que habita el
inconciente. No sé si son tan lejanas estas expresiones o forman parte de un mismo asunto,
más ligado al allí que al verbo de lo señala.
Tengo la impresión que cuando Lacan “traduce” lo Unbewusste por l’une-bévue, no está
cambiando una cosa por otra, sino que está diciendo “hay de eso allí”.
Roberto Harari en su libro “Intraducción del psicoanálisis” dice que el inconciente no pierde
su condición sino que, ante l’une-bévue la preserva (4).
Volvemos entonces al texto. En Estudios sobre la Histeria, Freud indica que “es con las
palabras que eso se resuelve y es con las palabras de la paciente misma que el afecto se
evapora”. Ahora, este afecto está hecho del efecto de la estructura, de lo que en alguna parte
es dicho”.
Lacan propone darle “otro cuerpo” al inconciente. Dice “allí son suficientes unas palabras; las
palabras hacen cuerpo, eso no quiere decir para nada que uno comprenda allí nada. Eso es el
inconciente, uno está guiado por palabras con las cuales uno no comprende nada”. Devuelve
Lacan a Freud el mérito de haber puesto en relación el uso de las palabras con la sexualidad.
“La sexualidad está enteramente capturada en esas palabras…eso es mucho más importante
que saber lo que quiere o no decir el inconciente”.
Si hablamos de sexualidad hablamos de castración, dice Lacan, “sabemos que para nosotros
el goce es la castración”, y para concluir con la lectura de este apéndice, “el cuerpo hablante
no puede tener éxito en reproducirse sino por una pifiada (RATAGE), es decir gracias a un
malentendido de su goce”.
Me quedo con una pregunta que se hace Lacan en este momento: “Qué es lo que sucede
cuando se cambia de sentido, cuando uno orienta la cosa de otro modo?...Qué es la
neutralidad del analista sino justamente eso, esta subversión del sentido, a saber esta especie
de aspiración no hacia lo real, sino por lo real”.
Desliz, equivocación, pifiada entre la subversión de sentido y el malentendido de goce, entre
el inconciente y la una equivocación; allí patina, pifia, erra, falla nuestra práctica. Entonces
insisto en preguntarme si ir más lejos que el inconciente, lo es en tanto ir más allá de la
metonimia, de la metáfora, de las formaciones del inconciente y del síntoma. No sin ellos pero,
habiendo sido, habiendo pasado una y otra vez por allí, tantas veces como hiciera falta; cuál
es la nueva condición de saber del inconciente??? Qué estatuto tiene esa palabra que “en el
límite es inconciente”, esa palabra que dice donde faltan las palabras y no sabemos qué dice.
Dice del fracaso??... Dice de lo insabido inevitablemente?... Dice que hay de eso allí?... en el
límite o más lejos???... Tal vez faltan las palabras porque habrá que ir mas lejos, incluso que
el lenguaje común, no sólo de lo inconciente, como dice Lacan “parloteando de una lengua en
otra lengua” sin estar sostenidos en la lingüística y en la semántica; sino, mas bien en las
consonancias, las homofonías.
Por eso la poesía, herramienta sofisticada, punto de llegada clínico, que; a partir de
l’une-bévue (desprecio, equivocación) nos hace saber del ratage (fracaso) (5), pasando por la
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méprise (engaño, error, inavertencia) (6) cuando con la boutade (ocurrencia, broma ingeniosa)
no alcanza. Es casi un juego para mostrar los modos de tropiezo de lo inconciente
absolutamente necesarios para generar los enigmas que nos permitan intentar escuchar a un
sujeto del cual ni él ni nosotros sabemos nada.
Dice Salas Subirat, traductor del Ulises de James Joyce al castellano: “Ulises ya utilizaba
ampliamente las lenguas extranjeras. Mucho más si este libro es uno de los monumentos de
la literatura inglesa, superará el marco de una lengua como ningún otro libro lo ha hecho hasta
ahora. Las traducciones francesa y alemana de Ulises, que han tenido el raro privilegio de ser
revisadas por Joyce mismo, constituyen una transposición del fenómeno poético sobre otros
puntos de la tierra, en otros lenguajes, menos puro sin duda, menos perfecto, pero igual de
potente acaso, igual de decisivo para el porvenir de esos idiomas y de su literatura” (7).
NOTAS:
(1) Jacques Lacan, Seminario 24 L’insu que sait de l’une-bevue s’aille a mourre. 1976-1977
Traducción: Susana Sherar, Ricardo E. Rodríguez Ponte.
(2) Clase 14/12/76 “El sistema tórico y el contra-psicoanálisis”
(3) Jacques Lacan, Seminario 22 R.S.I.. 1974-1975. Versión crítica, traducción: Ricardo
Rodríguez Ponte.
(4) Harari Roberto, Intraducción del psicoanálisis. Editorial Síntesis.
(5) Ratage es la misma palabra que usa Lacan en el seminario Encore, en la clase 6 cuando
habla de “pifiar” la relación sexual; y que no se trata de analizar eso sino por qué eso se pifia.
Se pifia o fracasa también podríamos decir, según la traducción de ratage por fracaso.
(6) Méprise es la palabra que usa Lacan en “La equivocación del sujeto supuesto saber”, más
en relación al engaño del saber.
(7) Joyce James, Ulises. Trad. J. Salas Subirat. Enrique Santiago Rueda Editor.
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