Recordemos cómo los Cromosomas están formados por una parte

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Recordemos cómo los Cromosomas están
formados por una parte genética ADN y otra de
Proteína; cómo el ADN aparece unido débilmente
con la proteína, separándose en varias situaciones;
cómo el gen ADN del Cromosoma sigue dispuesto
en su misma larga hélice doble, pero en una posición
de repliegue causada por sus uniones con moléculas
proteínicas; cómo la Proteína en nada influiría sobre
la potencia genética del Cromosoma, a tal punto que
permanentementelasmoléculasdeproteínapueden
ser substituidas por nuevas moléculas proteínicas
sin que se altere ninguna función de los genes;
cómo los Cromosomas se duplican tan sólo después
de darse la duplicación de la tira de ADN.
De la estructura del Cromosoma sólo
conocemos que su parte proteínica cumple
una función accesoria mientras que el ADN
es la verdadera columna vertebral del nuevo
Cromosoma reproducido.
Como los “genes” aparecen con varias de sus
duplicaciones en el Cromosoma, es posible perder
alguno de ellos sin que desaparezca totalmente
una característica determinada de una Célula.
El ADN aparece en forma de filamentos en los
Cromosomas, que se encuentran en el núcleo de
cualquier célula de cualquier individuo, con la
particularidad de que en cada especie el número
de cromosomas es fijo, como en la célula humana
que su número es de 46 Cromosomas dispuestos
en 23 pares, siendo los responsables de que los
caracteres biológicos se transmitan de padres a
hijos.
La Mitosis es el proceso de división automática
de la Célula en otras dos células nuevas, una
vez que los “genes” se han duplicado y que
cada Cromosoma se ha abierto para forma dos
nuevos cromosomas. Este proceso no se realiza
en el Núcleo, que es donde se inicia, sino en los
centríolos del Citoplasma que en cantidad de dos
pares se encuentran adosados a uno de los polos
del Núcleo, los que también después de auto
replicarse desatan el proceso de Mitosis a través
de las sucesivos momentos de profase, metafase,
anafase y telofase.
“Vecino al núcleo, el centríolo se divide y adopta
una posición diametralmente opuesta, de modo
que cada uno atraiga a los cromosomas resultantes
de la división de los cromosomas originales. Poco a
poco la célula se alarga y se estrecha en su centro.
En las extremidades opuestas los cromosomas
se entrelazan en un abrazo tan apretado que
sus cuerpos se hinchan, mientras que una nueva
membrana se dibuja alrededor de ellos señalando
un nuevo núcleo. El núcleo absorbe y envuelve a
los cromosomas; la membrana de la célula madre,
estrangulada en forma de ocho, se rompe, lo que
permite que las hijas se separen completamente
una de otra. Esas hijas, crecidas y bien alimentadas,
generarán otras células. Es así como los tejidos y los
órganos renuevan sucesivamente sus células”89
El proceso de crecimiento de la Célula depende
exclusivamente de la cantidad de ADN en el Núcleo,
estancándose una vez no se produce la duplicación
de los “genes”, pero pudiéndose presentar el caso
de poder evitarse la Mitosis aunque persista la
duplicación de los “genes”.
Si las células se reproducen por mitosis no
implica esto que a todo momento las células
estén duplicándose, ya que no es una duplicación
continua; ni es al ritmo incesante que las moléculas
de ADN se están expandiendo y copiando para
que los cromosomas no dejen de transmitir la
información. De no ser porque en nosotros la
misión central de nuestras células no es la de
permanecer autocopiándose fielmente, como
sí lo hacen en las bacterias, en sólo 40 días nos
arrojaría una descomunal masa de células cuyo
peso equivaldría al de la tierra. Sólo desarrollados
los filamentos cromosómicos duplicados (ADN),
la misión es producir las nuevas células que sean
verdaderas estructuras vivas, la vida.
Los organismos y los tejidos renuevan
incesantemente sus células, pero son las
especialísimas “células embrionarias madres” las
únicas que podrían transformarse, creciendo
desde dentro hacia fuera, en forma de tejidos,
piel, neuronas, glándulas, y/o órganos; son las
que nos permiten auto regenerarnos, como si
fueran inmortales, pero sólo podríamos disponer
de ellas en el momento de la ovulación. Así
ninguna especie perdure para siempre, cuando se
comprenda cómo es que una célula embrionaria
madre logra transformase en, por ejemplo,
determinado órgano específico, la ciencia podría
alterar procesos genéticos tan naturales como el
de envejecimiento.
Al reproducirse las células por “división”,
algunos biólogos vieron esto de una manera
simplista, unilateral y mecánica, como si fuera
un proceso meramente cuantitativo de simple
crecimiento y aumento, y no como un proceso
89 BETTO, Frei. La obra del artista - Una visión holística del universo; Editorial Trotta, Madrid, 1999
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Canto General
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