Perfil de la estructura económica

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Perfil de la estructura económica-social del agro argentino
Alejandro Rofman1
El agro argentino es un recito geográfico con una extensa, variada y heterogénea
trama productiva y social donde los actores que en él despliegan sus actividades son
muy diferentes y cumplen roles distintos. En la actualidad hay, por lo menos, tres
áreas muy diversas si se considera la actividad desplegada, la organización social y
técnica de la producción, la superficie media de los predios en explotación y la forma
de apropiación de los beneficios o las pérdidas generadas.
MODELO 1- Es el más tradicional desde que la economía argentina se integró a la
División Internacional del Trabajo a fines del siglo XIX, con neto predominio en la
Pampa Húmeda y muy recientes prolongaciones en el norte y en el oeste, destinado a
ofrecer al mercado interno y al externo cereales, oleaginosas, carnes y leche. En la
Pampa Húmeda, según el censo de 2002, la superficie dedicada implantada en
actividades agropecuarias cubre el 81,5 % del país. Seguramente una absoluta
mayoría de la misma se dedica a los procesos productivos citados, sumando más de
100.000 productores.
Las referidas actividades operan con relaciones técnicas productivas modernas,
maquinaria sofisticada, creciente incorporación de tecnología de punta, productividad
en continuo aumento, organización del sistema productivo en base a las reglas de un
capitalismo avanzado.
Un estudio en curso del área de Economía y Tecnología de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) afirma que pese a los profundos
cambios de la última década en los cultivos (la introducción en 1996 de las semillas
transgénicas, el sistema de la siembra directa y el consiguiente corrimiento de la
frontera agropecuaria hacia regiones que hasta entonces no se cultivaban), no se
modificó el predominio abrumador del agro pampeano y de la clase propietaria
implantada en él.(Página 12,15-6-2008,página 12-13) Esta estructura experimentó en
los más recientes años una acentuada expansión de la superficie dedicada a la soja,
que hoy ocupa algo más del 50 % del total. Ello ha sido posible a través no sólo de la
expansión geográfica de la frontera agrícola a costa de bosques y montes sino
1
Investigador del Conicet
desplazando a establecimientos ganaderos, lecheros, algodoneros, entre otros, y a
tierra dedicada a cereales.
Las formas de explotación también han sufrido severos cambios. Los actores sociales
se han multiplicado, con la presencia de sistemas financieros de alquiler de predios
bajo muy diferentes modalidades. Una estimación reciente afirma que entre el 60 al 70
% de la superficie implantada en este área del agro argentino es alquilada El tamaño
medio de estos productores en el año 2002 fue de 830 hectáreas.
En el universo de los pequeños productores pampeanos (menos de 200 has.) (el 61 %
del total de productores) sólo los denominados “pequeños productores capitalizados”
-una cuarta parte de dicho universo- se pudo incorporar, por su perfil, al lote de
agentes económicos capaces de cultivar soja, según Obstchako, Foti y Román.
En síntesis, luego del 2002 se cristalizó un nuevo bloque de poder agroexportador:
“… un complejo entramado por las grandes firmas comercializadoras, como Cargill y
Dreyfus, y las grandes proveedoras multinacionales de insumos y tecnología, como
Monsanto y Syngenta. En su base se halla una heterogénea constelación de
productores primarios, otro universo complejo en el que … conviven pocos pequeños
productores con predominancia de medianos y grandes terratenientes, productores
directos y rentistas” (C. Scaletta, Página 12,CASH,22-6-08) Ascienden a 65.000
productores en la región núcleo, valor cercano al que en estos días se estimaba era el
total de productores que, en sus muy variadas y cambiantes condiciones, cultivaron
soja en la última campaña, en todo el país. Este monto de agentes económicos, con o
sin propiedad propia, representan solamente el 20 % de todos los productores del
sector agrario del país, y en su gran mayoría no residen en sus predios.
Donde están y que hacen los que suman el otro 80 %. En su mayor parte en las áreas
del Modelo 2 y del Modelo 3.
MODELO 2- Este modelo es el contrapuesto del anterior y reúne a más de la mitad de
los productores agrarios del país. Son explotaciones pequeñas o medianas
empobrecidas que alojan al agricultor y su familia y que tienen dificultades serias para
acumular e, incluso, permanecer en su actividad. Se encuentran principalmente en las
regiones extrapampeanas del país con un escaso aporte de los residentes en la
Pampa Húmeda. Son responsables del aprovisionamiento de frutas, verduras,
hortalizas y legumbres, yerba mate, tabaco, caña de azúcar y algodón, en un
importante porcentaje del total, al consumo nacional y, eventualmente, al internacional
Estimaciones serias indican que suman un poco más de 170.000 productores agrarios
de los 330.000 radicados en todo el país. En el modelo 2 sus integrantes viven en una
altísima proporción en sus fincas respectivas, con sus familias. Reúnen a los
denominados productores familiares, “campesinos”, minifundistas y descendientes de
los pueblos originarios y se están nucleando en torno al Frente Nacional Campesino.
Los procesos emigratorios recientes, marcados por la situación de pobreza que los
envuelve, los tiene como protagonistas principales. Ello ha acentuado sensiblemente
el poblamiento de los cinturones externos de las grandes ciudades cercanas o lejanas,
en condiciones de muy baja calidad de vida.
La superficie media de estos productores, donde se comparte el cultivo a secano con
el riego, no sobrepasa las 100 has.
Modelo 3- Finalmente, el modelo 3 cubre las zonas del país de muy baja capacidad de
soporte de población, por las condiciones ambientales desfavorables (reducida calidad
de suelos y niveles de precipitaciones pluviales muy escasos). El espacio
paradigmático es la Patagonia centro y sur, con la excepción de valles regados por
ríos contiguos. En este espacio se tiende a reemplazar la baja productividad de la
tierra por una gran extensión para que la unidad económica sea rentable. La actividad
dominante es la cría integral del ganado ovino para carne, leche y lana conjuntamente
con la explotación de recursos naturales no renovables y la pesca. También integra
este segmento de productores los radicados en la Puna norteña. En la Patagonia se
censaron en el año 2002 poco más de 13.000 productores agrarios, siendo la mitad
-6.000- pequeños y descapitalizados.
Como conclusión podemos afirmar que el sector capitalizado pampeano y sus
extensiones, sobre los cuales pesan las retenciones más elevadas son menos de la
mitad de los que se asientan en el campo argentino. Predominan los que, en
condiciones estructurales de singular retraso económico y calidad de vida sobreviven
en las distintas regiones del país y no se encuentran incorporados al debate
contemporáneo que nos ocupa.
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