El aval a primer requerimiento como garantía segura en los contratos de arrendamiento Vicente Magro Servet Presidente de la Audiencia Provincial de Alicante. Doctor en Derecho La situación de incremento de la morosidad que estamos contemplando en la actualidad motiva que existan varias áreas en donde con mayor fuerza se perciben los impagos. Y, como venimos manteniendo, una de ellas es la relativa al impago de alquileres. Así, ha sido una constante histórica en los arrendamientos urbanos la desconfianza de los arrendadores, cuando arriendan un inmueble, a que el inquilino abone de forma periódica su obligación del pago de rentas. Por ello y para ello se está notando también que los arrendadores están reforzando ahora los mecanismos de garantías que exigen a la hora de alquilar su inmueble, a fin de conseguir ejecutarlas en el caso de que el arrendatario no pague su renta mensual. Cierto es también que algunos arrendadores prefieren arriesgar y alquilar su inmueble ante la necesidad de poder cobrar la mensualidad con lo que poder pagar los gastos que devenga la propiedad del mismo en lugar de tenerlo cerrado, pero ello lleva consigo riesgos obvios a que se produzca la situación de impago. Sea como fuere, lo cierto es que en la actual situación es preferible asegurar el cobro que quedar sometido a los retrasos que siempre lleva consigo un procedimiento judicial. Y no siempre por la 16 actuación de los juzgados, sino por las trabas que siempre ponen muchos inquilinos, por ejemplo, a dejarse citar a juicio, lo que lleva a que la práctica del lanzamiento pueda retrasarse en muchos casos hasta siete u ocho meses en el mejor de los casos. En esta situación, la exigencia de obtener una garantía cuando se suscribe el contrato de arrendamiento supone una confianza de que, al menos, se podrá percibir la devolución de parte de las cantidades dejadas de abonar por el inquilino. Por un lado nos encontramos con la garantía obligatoria para las partes que supone la fianza regulada en el art. 36 LAU que ha de prestarse en metálico y que es de una mensualidad en el arrendamiento de vivienda y de dos en el de local de negocio. Pero esta fianza garantiza tan solo una o dos mensualidades que supone una cierta recuperación, pero muy parcial, en los casos de abuso por parte de inquilinos que desean prolongar su estancia en el inmueble sin abonar sus rentas. Para ello la LAU contempla y admite que las partes, en el ejercicio de su libre autonomía de la voluntad puedan pactar garantías adicionales. Así, en el art. 36.5 LAU permite pactar estas garantías complementarias, uno de cuyos ejemplos lo constituye el aval bancario. Cierto es que la exigencia de estas garantías adicionales conllevan un gasto para el inquilino que debe abonar a la entidad bancaria los derivados de la aportación de la misma al arrendador, pero debemos hacer notar que en la actual situación producen mayor tranquilidad al arrendador, sobre todo si se trata de arrendamientos con una renta eleva- da que, además del lógico perjuicio que supone una situación de impago, todavía sería mayor de tratarse de un inmueble de alto precio de renta. En consecuencia, analizando estas garantías voluntarias podemos destacar, sobre todo, el aval a primer requerimiento que permite este art. 36.5 LAU. Una garantía que tiene la ventaja que producido el impago el arrendador puede exigir de la entidad bancaria el abono de las cantidades fijadas en el citado aval. Hay que hacer constar que en el contrato de arrendamiento las partes podrán haber incluido la cifra que estipulen procedente en el mismo, lo que permitiría al arrendador fijar como aval la suma que corresponda, por ejemplo, a un periodo de un año de rentas, con lo que de producirse el impago tendría garantizado el cobro de las rentas mientras que se tramita el procedimiento de desahucio, corriendo el importe de los gastos del aval de cuenta del arrendatario. Las ventajas del aval son, por ello, numerosas, ya que permite al arrendador tener “Las ventajas del aval son, por ello, numerosas, ya que permite al arrendador tener una mayor tranquilidad y asegurarse en cualquier caso el abono de la deuda con anticipación a que el juez dicte la sentencia” arrendaments urbans una mayor tranquilidad y asegurarse en cualquier caso el abono de la deuda con anticipación a que el juez dicte la sentencia, ya que es sabido que en estos casos la entidad bancaria no puede oponer al arrendador ningún tipo de oposición y tendrá que abonarle la suma fijada en el aval. En este caso, el que mayor ventaja tiene es el aval a primer requerimiento, que según el Tribunal Supremo (sentencia de 30 de Marzo de 2000) supone una garantía personal atípica, producto de la autonomía de la voluntad proclamada por el artículo 1255 del Código civil, que es distinta del contrato de fianza y del contrato de seguro de caución, no es accesoria y el garante no puede oponer al beneficiario, que reclama el pago, otras excepciones que las que derivan de la garantía misma. El efecto, por tanto, se produce por la reclamación del arrendador, lo que supone que el obligado garantizado no ha cumplido; tan sólo si el garante prueba que sí ha cumplido (inversión, por tanto, de la carga de la prueba) puede evitar el pago. De todas maneras, esta oposición del arrendatario no puede llevarse a cabo extrajudicialmente, ya que si el arrendador ejecuta el aval a primer requerimiento está dando por supuesto que se ha producido el impago, teniendo que acudir a los tribunales el arrendatario para alegar y probar lo contrario. Por ello, apunta el TS que el efecto último es, pues, que el arrendador beneficiario tie- ne un claro derecho a exigir el pago, siendo la obligación del garante independiente de la obligación del garantizado y del contrato inicial, sin perjuicio de las acciones que puedan surgir a consecuencia del pago de la garantía. Así, cuando el arrendador se dirija a la entidad bancaria el banco tendrá que abonarle de inmediato la suma fijada en el aval firmado por el arrendatario, ya que el fiador, que lo es la entidad bancaria, viene obligado a realizar el pago al beneficiario cuando éste se lo reclame, ya que, como señala el TS en sentencia de fecha 14 de noviembre de 1989, la obligación de pago asumida por el garante se constituye como una obligación distinta, autónoma e independiente, de las que nacen del contrato cuyo cumplimiento se garantiza. Por ello, es nota característica de esta forma de garantía personal, que la diferencia de la fianza regulada en el Código civil, su no accesoriedad, nota a lo que se alude en la sentencia del TS Sala de 11 de julio de 1983 al incidir “las garantías denominadas de primera solicitud en el comercio internacional” entre las “nuevas figuras que tendiendo a superar la rigidez de la accesoriedad, es decir la absoluta dependencia de la obligación garantizada para la existencia y la misma supervivencia (...)”, así como en la sentencia de 14 de noviembre de 1989 en la que se afirma que “toda interpretación que trate de dar a la palabra garantía el sentido de la obligación accesoria de fianza o de aplicar la excusión que le es característica desvirtúa la naturaleza de la relación compleja a la que venimos haciendo mérito”; de ahí, que el garante no pueda oponer al beneficiario que reclama el pago otras excepciones que las que deriven de la garantía misma, siendo suficiente la reclamación del beneficiario frente al garante para entender que el obligado principal no ha cumplido; si bien, en aras del principio de la buena fe contractual (artículo 1258 del Código civil) se permita al garante, caso de contienda judicial, probar que el deudor principal ha pagado o cumplido su obligación con la consiguiente liberación de aquél, produciéndose así una inversión en la carga de la prueba, ya que no puede exigirse al beneficiario que acredite el incumplimiento del obligado principal. Por todo ello, las ventajas para los arrendadores en estos casos son absolutas, ya que es obvio que de instar la ejecución del aval a primer requerimiento el arrendador lo será por el correlativo incumplimiento del arrendatario de sus obligaciones de pago de la renta, percibiendo la suma pactada, que será generalmente de una anualidad de renta, lo que conllevará que cuando el juez ejecute el lanzamiento no tenga todavía pendiente de pago el arrendador ninguna cantidad al haberla cobrado ya por adelantado con la ejecución del aval. 17