DE HISTORIA N A T U R A L 561 ralelamente á la línea media ventral del cuerpo y m u y cerca de ella, m a s sin tocarla ni cruzarla (para no destruir n i n g ú n órgano impar) y pasando por fuera de la linea de inserción de las aletas ventrales, de modo q u e estas aletas no q u e d a n separadas u n a de otra por el corte. Este se sigue hasta el extremo de la cola, conti­ nuándolo por la base de la caudal hasta alcanzar la línea media dorsal del cuerpo. Comenzando por el corte practicado y valiéndose de u n a espatulita metálica, se levanta la piel del tronco y de la cola hasta lle­ gar á la línea media dorsal del cuerpo. S e g u i d a m e n t e se corta la c o l u m n a vertebral al nivel de la i n ­ serción de la aleta caudal y se cortan también todos los huesecilíos q u e sirven de apoyo á las aletas impares. Desde este m o m e n ­ to puede separarse la piel del otro lado del cuerpo, c u y a opera­ ción se habrá facilitado g r a n d e m e n t e por la previa desunión de las mitades del arco escapular. La masa carnosa q u e forman el tronco y la cola despellejados, se desprenderá desarticulando la columna vertebral al nivel de su u n i ó n con el cráneo y cortando transversalmente los músculos de la región escapular. En la región cefálica se q u i t a r á n todas las partes blandas, como los m ú s c u l o s , ojos y cerebro y todo el aparato lingual y b r a n q u i a l , y a d e m á s se recortarán todos los huesecillos q u e sobresalgan h a ­ cia el interior del cráneo, por debajo de los tegumentos, r e s p e t a n ­ do las porciones de los huesos tan adheridos al tegumento de la cabeza q u e no es posible separarlos de él sin romperlo, es decir, las porciones de hueso, á modo de cascarillas, q u e , unidas á la piel, forman el r e c u b r i m i e n t o externo de la cabeza. Así se obtiene el tegumento completo del a n i m a l con las ale­ tas adheridas, pero sin ojos. P a r a conservar esta piel en seco se e m b a d u r n a r á cuidadosa­ mente su cara i n t e r n a con jabón arsenical, procurando que éste cubra perfectamente toda la superficie y penetre en las oqueda­ des q u e h a y a n podido quedar entre las recortaduras de los h u e ­ sos cefálicos é introduciendo en tales oquedades pedacitos de algodón. Para t e r m i n a r , se introduce u n a capa de algodón e n t r e las dos mitades del tegumento para impedir que éstas se peguen por su cara i n t e r n a y para sustituir en parte á la masa de tejidos a r r a n ­ cados al pez. La piel se pone á secar bajo u n peso moderado q u e la impida T. X I I . - D i c i e m b r e , 1912. 36