Notas sobre Epistemología. Albores del empirismo: Francis Bacon. FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2004; 8(1) Fernando Ruiz Rey. Psiquiatra Wake County Human Services Raleigh, NC, USA E-mail: [email protected] Pocos años antes de Descartes, Francis Bacon (1561-1626) (1) centra su esfuerzo intelectual en la ambiciosa tarea de reorganizar las ciencias. Su obra más importante es Novum Organum (1620), el título hace referencia directa al Organum (tratado lógico) de Aristóteles, e indica de partida, un alejamiento del método tradicional de la investigación científica de su tiempo, fuertemente basada en la lógica aristotélica. Bacon considera que el estado del conocimiento de su época no es, ni próspero, ni muy avanzado, por lo que estima que se necesita un modo completamente distinto a los anteriores para que el entendimiento humano, con ayudas diferentes de las que ha usado hasta entonces, pueda ejercer su jurisprudencia sobre las cosas naturales. “Nuestra filosofía -escribe Bacon- que hemos derivado primariamente de los griegos, me parece la infancia del conocimiento, y posee las peculiaridades de esa edad, propensión a la locuacidad constante, pero de una creatividad débil e inmadura; como es rica en controversias y efectos vacíos” (2, pág. 334). Los procedimientos que se usan en las ciencias abundan en generalidades superficiales y tienen buena apariencia, pero son incapaces de agregar nada nuevo al estado del conocimiento de la naturaleza. Sus promotores no prestan suficiente atención a las cosas mismas, ni a la experiencia, y caen en torcidas y estériles discusiones sin ofrecer avance alguno. Los pocos que se han fijado en las cosas, no lo han hecho de manera minuciosa, y no han tenido un cuerpo de reglas fijas que dirija sus inconstantes investigaciones. Para Bacon, la lógica tradicional aristotélica, silogística y apriorística, muy utilizada en las especulaciones y discusiones de los científicos de su tiempo, “ha tendido más a confirmar errores que a desvelar la verdad” (3, pág. 336). Bacon describe en lo que denomina Ídolos, numerosas fuentes de preocupaciones y formas mentales que perturban la claridad del entendimiento, entre las que menciona: los dogmas y las filosofías sectarias (Idola Theatri), preocupaciones comunes a la humanidad (Idola Tribus), distorsiones derivadas del observador mismo (Idola Specus) y, las deformaciones que se infligen con el lenguaje al tratar de comunicar el conocimiento (Idola Fori). También Bacon advierte que no se debe dejar a la “razón humana natural” operar por si misma, sin control, ésta se desliza fácilmente por el camino de la abstracción. Para minimizar la acción perturbadora de los “ídolos” y controlar las especulaciones que surgen de la razón natural dejada a su libre quehacer, Bacon propone una lógica diferente para la investigación de las cosas naturales. Además, la complejidad del universo y la diversidad de detalles en la naturaleza, necesitan de un método de estudio que se centre en las cosas y controle los abusos especulativos de la razón, manteniendo un juicio cercano a las observaciones. La lógica de la investigación propuesta por Bacon “difiere de la común fundamentalmente en tres respectos: en su fin, el orden de demostración y el comienzo de la investigación” (4, pág. 338). El fin no es descubrir argumentos, ni encontrar lo que calza con los principios, sino que la búsqueda de los principios mismos. El orden de demostración no constituye la lógica común que utiliza el silogismo, Bacon lo rechaza por ser confuso y “permitir que la naturaleza se escape de nuestras manos” (4, pág. 338), el silogismo trabaja con palabras que son solo signos de las cosas y realiza deducciones que son abstracciones alejadas de las cosas que se estudian. Se parte de objetos particulares y datos de los sentidos, pero rápidamente se pasa a generalizaciones. Bacon propone el uso de la inducción para el estudio de todo lo relacionado a las cosas naturales, porque “consideramos la inducción ser la forma de demostración que asiste a los sentidos, acercándolos a la naturaleza, y presionándolos en esa dirección, como si se mezclara con la acción misma” (4, pág. 339). Con este método, los principios se van reuniendo paulatinamente, de tal manera que las generalizaciones se hacen al final del proceso, y éstas están bien definidas y corresponden a la naturaleza de las cosas de donde provienen, sobre todo se debe evitar la especulación y la búsqueda de los ‘primeros principios’ alejados y desconectados de la experiencia. Bacon escribe: “la inducción que debe estar disponible para el descubrimiento y demostración de las ciencias y artes debe analizar la naturaleza mediante rechazos y exclusiones apropiadas; y entonces, después de un número suficiente de negativas, llegar a una conclusión en base a las instancias afirmativas. La inducción que procede con la simple numeración es infantil, sus conclusiones son precarias y expuestas al peligro de instancias contradictorias, y generalmente decide en base a un número pequeño de hechos, y de los que están a la mano” (5b) El comienzo de la investigación es la observación, pero Bacon advierte que los datos provenientes de los sentidos pueden ser engañosos por muchas razones: por estar muy distantes, por ocurrir muy rápida o lentamente, o por tener mucha familiaridad con el objeto estudiado, etc. Tampoco la aprehensión hecha con los sentidos es demasiado firme, porque el testimonio y la información de los sentidos están siempre relacionados con el hombre y está sujeta a fallas. Para sobrellevar estas debilidades ayudan el examen cuidadoso y laborioso del tema estudiado, el uso de instrumentos, pero sobre todo, la experimentación: “porque los experimentos son mucho más delicados que los sentidos mismos, aún cuando estos sean ayudados por instrumentos, al menos si son ideados científica y habilidosamente, y aplicados al punto requerido.” (4, pág. 339) Los experimentos se usan para descubrir la causa natural de algunos efectos, aclarando así la situación estudiada. Esto no significa el abandono de los sentidos, por el contrario, éstos juegan siempre un papel muy importante en la realización de la experimentación misma. “No elimino la autoridad de los sentidos, sino que los proveo de ayuda” (5d). Tampoco se deben considerar los experimentos el fin mismo de la investigación, “mi camino y método -escribe Bacon- no es extraer tareas de tareas y experimentos de experimentos, sino extraer axiomas, y nuevamente, de estas causas y axiomas, nuevas tareas y experimentos, como un legítimo intérprete de la naturaleza” (5c). Con la experiencia y el método se van descubriendo causas y axiomas que deben ser a su vez explorados para confirmar su amplia aplicación y asegurar su validez. Bacon explica metafóricamente la situación del conocimiento de la naturaleza. “Los hombres que han manejado las ciencias han sido hombres de experimentos o de dogmas. Los hombres de experimento son como las hormigas, solo coleccionan y usan; los razonadores se parecen a las arañas que construyen su tela de su propia sustancia. Pero las abejas toman el camino intermedio, colectan su material de las flores del jardín y del campo, pero lo transforman y digieren por su propio poder. No contrario a esto es el asunto de la filosofía, porque no depende solamente, o principalmente, de los poderes de la mente, ni toman el material que necesitan de la historia natural y de los experimentos mecánicos, y los deposita en la memoria como los encuentra, sino que los incorpora al entendimiento, alterados y digeridos. Por lo tanto, de una alianza pura y cercana, entre estas dos facultades, la experimental y la racional, (como nunca ha sido hecha) se puede esperar mucho” (5a) Aunque Bacon rechaza el método deductivo silogístico aristotélico, sigue al estagirita en la búsqueda de la causa del fenómeno estudiado, pero se limita solo a la causa formal (idea o paradigma, es como la esencia en que ‘es antes de haber sido’), dejando de lado la causa material (aquello de lo cual algo surge o mediante lo cual llega a ser), la causa eficiente (principio del cambio) y la causa final (la realidad a la cual algo tiende a ser) (6) que eran las metas de estudio de Aristóteles. Para Bacon la causa formal la constituyen las propiedades físicas básicas de los cuerpos (sus “formas”) que explican sus propiedades aparentes. “En la naturaleza nada en realidad existe además de los cuerpos individuales, realizando verdaderos actos individuales de acuerdo a una ley fija” (5f). Por ejemplo, para el calor, su forma (causa formal), son, su violencia y el movimiento irregular de partículas. De este modo, conociendo las propiedades físicas (causa formal) del fenómeno, conocemos científicamente lo que éste es. La meta de la ciencia es entonces, descubrir las causas formales de las cosas, y para ello, Bacon recurre a su método inductivo. La operación de este método es descrito como la aplicación de las tres “Tablas de Instancias Comparativas” (“Tables of Comparative Instances”) que incluyen presencia, ausencia y grado. La “Tabla de Presencia” (acuerdo) consiste en examinar las instancias en el que el fenómeno estudiado está presente, anotando cualquier circunstancia que aparezca consistentemente con él; por ejemplo en caso de estudiar el calor, se examinan todas las cosas calientes y se ve que circunstancia aparece consistentemente con el calor, como sería el movimiento irregular de partículas. La aplicación de la segunda tabla, “Tabla de Ausencia” consiste en examinar las instancias en las que el fenómeno estudiado está ausente y anotar las circunstancias que aparecen en esa situación; en caso del calor se examinan cuerpos fríos y se discierne que propiedades son irrelevantes al calor, como lo sería la densidad. Por último, se aplica la “Tabla de Grados” que consiste en examinar las instancias en las que el fenómeno está presente en distintos grados, anotando las circunstancias que varían consistentemente con él; en el caso del calor se examinan cosas a diferente temperatura y se anotan las circunstancias que varían con el grado de calor, como sería la distinta velocidad de las partículas en movimiento irregular. Con la aplicación de estas tres tablas se elimina lo irrelevante y se destaca lo esencial. Este procedimiento es para Bacon la verdadera inducción. El autor reconoce que no se pueden examinar todas las instancias posibles, en algún momento se debe parar y revisar lo examinado; esta revisión es lo que Bacon llama “la primera vendimia” (“first vintage”). Con el método Bacon piensa que es posible un adecuado y progresivo conocimiento de la naturaleza, el autor escribe: “Ahora el imperio del hombre sobre las cosas depende enteramente de las artes y de las ciencias. Porque no podemos mandar la naturaleza, excepto obedeciéndola” (5e). Francis Bacon no hizo aportes específicos a las ciencias, pero su insistencia en dirigirse a la observación controlada de las cosas y su condenación de las ciencias basadas en la especulación lógica, sin asidero en la realidad de la naturaleza, tuvieron considerable influencia en los pensadores modernos y en la gestión de la nueva ciencia. Su consciencia en la necesidad de manipular la observación para precisar la manifestación de los fenómenos estudiados y engarzarlos con juicios concretos para el entendimiento de las causas ocultas de la naturaleza, constituyen un avance hacia la investigación experimental. El método inductivo que propone Bacon para la adecuada interpretación de los resultados de la observación y de la experimentación controlada con las tablas de presencia, es una generalización a partir de casos particulares, que permite hacer afirmaciones sobre todas las entidades de la misma clase. Esta concepción de la inducción tiene influencia en los futuros empiristas y científicos. Bacon no se percató debidamente del significado de la matemática en el estudio de la realidad. Popper (6) piensa que Bacon inauguró un nuevo dogma: el “observacionismo”, que será central en la nueva religión de las ciencias y que perdurará hasta el siglo XX. Bacon insta a la eliminación de todo “prejuicio”, de todo “ídolo”, que perturbe y distorsione la lectura fresca del Libro de la Naturaleza. Esta vehemencia por la observación y por el rechazo de la especulación, llevó a Bacon a oponerse a la hipótesis copernicana: nada de teorización, abrir los ojos y observar sin prejuicio, y no se puede dudar que el sol se mueve y la tierra está en reposo. Para Popper: “El observacionismo [ingenuo] de Bacon y su hostilidad para cualquier forma de pensamiento teórico fueron revolucionarios, y se sintió que eran así. Ellos se convirtieron en el grito de batalla de la nueva religión secularizada de la ciencia, y su más apreciado dogma......Este dogma tuvo casi una increíble influencia sobre la práctica y la teoría de la ciencia”. (6, pág. 84) Popper sugiere que Bacon no fue un científico, sino un profeta: “El tuvo la visión de una nueva era, de una era industrial que también sería una era de la ciencia y de la tecnología”....”Así la nueva religión de la ciencia, sostuvo una nueva promesa del paraíso en la tierra -de un mundo mejor, que, con la ayuda del conocimiento, los hombres crearían para si mismos.” (6, pág. 85) Pero Popper reconoce sin embargo, que Bacon señaló un punto de suma importancia, la distorsión de la observación por la teoría y la tendencia a interpretar la observación confirmando la teoría que la sostiene. Estos comentarios de Popper acerca de la observación, redescubierta por Bacon -porque no fue ajena a la antigüedad clásica, ni siquiera a Aristóteles-, son oportunos para comprender la fuerza e influencia que la concepción del pensamiento científico como basado en la observación de la realidad, tuvo en la cultura que se le ha denominado: Modernismo. Bibliografía 1) The Internet Encyclopedia of Philosophy (2001. Francis Bacon. www.utm.edu/research/iep/bacon.htm 2) Bacon, Francis. The Works, 3 vols Novum Organum. Preface. 3:343-344. Philadelphia: Parry & MacMillan, 1854. 3) Bacon, Francis. The Works, 3vols. The Great Instauration, Preface.3:334-337. Philadelphia: Parry & MacMillan, 1854. 4) Bacon, Francis. The Works, 3vols. The Great Instauration,The Distribution of the Work, 3:338-342. Philadelphia: Parry & MacMillan, 1854. 6) Diccionario de Filosofía . José Ferrater Mora: Causa. Editorial Sudamericana, 1965 5) Bacon, Francis. Aphorisms: 1, XCV (a); 1, CV.(b); 1CXVIII (c); 1, CXXVI (d) 1, CXXIX (e); 2, II (f). www.constitution.org/bacon/nov_org.htm 6) Popper KR. (1994) Science: Problems, Aims, Responsibilities. En: The Myth of Framework. Ed. MA Notturno. Routledge. London and New York.