Marie Bonaparte, la princesa psicoanalista

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* Marie Bonaparte,
la princesa psicoanalista
(Con el testimonio de Angel y Elisabeth Garma
y su encuentro personal con M. Bonaparte)
** Alcira Mariam Alizade y
*** Graciela S. Schust-Bziat
1.Introducción
En estas líneas delinearemos un perfil de la vida y obra de Marie
Bonaparte, conscientes del interés e importancia que tiene difundir su
historia.
Fue una mujer impactante que imprimió su marca en la cultura de su
época. Princesa, psicoanalista, exploradora incesante, "última de los
Bonaparte", formó parte de esas "mujeres excesivas", comosolía calificar
su abuela a las mujeres de su estirpe, "las Bonaparte".
Nacida de cuna noble (su bisabuelo, Lucien Bonaparte era hermano
de Napoleón), dueña de una inmensa fortuna por el lado materno, .
sentía que todo lo pertinente a la vida estaba a su alcance y hacia ello iba
horadando espacios, en una perpetua puesta en ejercicio de la pulsi6n de
saber.
En la primera parte relataremos algunos datos relevantes de su infancia, hasta llegar al encuentro con Freud, hito fundamental en su
vida. Su análisis con Freud, sus viajes reales, su rol de salvadora de los
perseguidos durante la ocupación nazi, su influencia en el movimiento
psicoanalítico francés, su enorme generosidad y finalmente su muerte
serán los mojones principales a lo largo del texto que presentamos.
Fue fascinante adentrarnos en libros en su mayoría agotados así como
incursionar en las bibliotecas de París en busca de sus diarios de análisis
con Freud, no publicados.
Porque Marie ha escrito mucho y desde muy pequeña. Son sorprendentes sus historias narradas en los delgados cuadernos de blandas
* Presentado el 29 de mayo de 1990 en el Departamento de Historia, de la
** Dirección: Ocampo 2561, 2º "L". (1425) Capital Federal, R. Argentina.
*** Dirección: 7 me Jules Breton, 75013, Paris, France.
A.P.A.
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tapas de hule negro de su infancia, entre los siete años y los diez. En
París, Sidonia Mehler posee las copias perfectas que Lucio Rascovsky
quiso dejarle .
~
.
n. Infancia y juventud
"En el verano que siguió a mi primera comunión nos mudamos, en el mes
de julio, mi tía y mis cinco primos a un castillo alquilado en Villereau,
no lejos de Orleans.
Allí, en el ámbito de la naturaleza, el enigma del nacimiento se me
volvió a presentar.
Pascal, el cochero, nos había acompañado. En las caballerizas en las
que los animales resoplaban, se había instalado Blanchette, su perra
fox-terrier que, al cabo de algunos días, dio a luz tres cachorritos.
Pascal me lo anunció y me comprometió a visitar la madre y los
pequeños.
La esposa del secretario, Mme. Escard, que había venido a pasar
algunos días con nosotros, me acompañá.
Creo aún sentir la tibia oscuridad en la que penetramos, habiendo
dejado atrás el sol, el día pleno.
Blanchette estaba acostada sobre la paja, no lejos de los caballos.
Sus tres cachorros, sin pelos aún, se apretujaban contra sus mamelones.
Pienso que comprendí entonces que habían salido de su cuerpo. Yo
los miraba llena de emoción, augusto espectáculo de la vida que
comienza.
¡Ayer no estaban y ahora están!
Cuando salimos del establo, me detuve a pleno sol, y lepregunté a Mme.
Escard, mirándola directamente a los ojos: 'Digame, señora, ¿cómo es que
las mujeres tienen a sus hijos?' Y Mme. Escard, que había concebido,
portado y parido cinco veces, desvió sus ojos ante la insistencia de mi
mirada, y respondió simplemente con una afectada indiferencia, aunque
en realidad con un tono culpable: 'No sé ... '
Jamás olvidaré mi rencor hacia esta mujer, madre cinco veces, que
sabía y que se negaba a aclararme ese problema."
Marie comienza a desgranar así sus recuerdos de juventud. En este
párrafo, tomado de las primeras páginas de L'Appel des Séues (los recuerdos de juventud de M. Bonaparte) se sitúan ya, para permitir una
re significación a posteriori, el problema de los orígenes, la instintividad,
la pulsión de saber, que quedarán así tempranamente ligados a un personaje singular, de origen enigmático y misterioso como la sexualidad
misma: Pascal, el cochero. Se murmuraba de él que era el hijo bastardo
de Pierre Bonaparte, abuelo de Marie, y de una joven paisana corsa.
Fue un personaje fundamental en la vida de Marie, al constituirse
en memoria de la familia. Desde su lugar marginal "privilegiado" se
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Alcira Maríam Alizade y Graciela S. Schust-Briat
erigió en testigo y transmisor de escenas trascendentes de la vida de
la princesa. Pierre, el abuelo, amaba las mujeres de pueblo, apasionadas, como Pascal las amó después. Y Marie se nutrió de los pechos de
una mujer de pueblo, apasionada y cálida que Pascal poseía ante sus
ojos entreabiertos de lactante saciada.
Ese es el personaje que quedará vinculado a su erotismo, conscientemente a través de ciertos recuerdos claros y palpitantes, e inconscientemente, dejando como indicio el recuerdo encubridor.
Pequeña huérfana, su madre, de quien heredará toda su fortuna,
muere tuberculosa a los treinta días de parirla. El parto fue dificil,
un domingo 2 de julio de 1882. Luego de tres días de fatigoso trabajo de parto, el Dr. Pinard decide emplear los fórceps. Marie nace
cianótica y recibe respiración artificial durante tres cuartos de hora.
"Un tiempo infinito para la joven madre agotada que esperaba con
angustia ver finalmente a su hija tan deseada [...]. No se cansaba
de hacerle fiestas a este bebé de domingo que llamaba Mimí como
su propia madre la llamaba a ella. Este bebé representaba para ella
la esperanza. La amó desde el instante en que supo de su presencia
en su cuerpo. Las cuatro semanas que vivió en contacto con su hija
fueron las más felices de su corta vida" 1 (p. 49). El primero de agosto
fallece de una embolia pulmonar.
La boda de sus padres, sellada en gran medida por interés de fortuna, explotando la ingenuidad y la enfermedad de Mario-Félix Blanc,
aportará su cuota de fantasmas a la vida de Marie: asesinato y
reparación, estafa y humanismo. ¿Acaso no le contó su querido Pascal
que ese fatídico primero de agosto, al llegar a caballo al castillo de
Saint-Cloud, en medio de la noche, notificado de la reciente muerte
de Mario-Félix, le salió al encuentro la princesa Pierre, su terrible
abuela, exclamando: "¡Si tendrá suerte Roland! Ahora, toda la fortuna
le pertenece" 1 (p. 50).
Rica huérfana, una rígida y calculadora abuela sin alegría la entrega
a niñeras y antecámaras de lujo donde alternan el desamparo y la fuerza
de Marie. Sus diarios la ayudarán a soportar sus penurias y allí llorará
y cantará a la vida. Estos relatos permitirán desde lo reprimido el
retorno de su prehistoria personal, letras y palabras, trazos infantiles,
elementos de expresión metafórica, mitos simbólicos, de esos "archivos
incandescentes" * que comenzará a develar en el diván de Freud, en
Viena, a partir de setiembre de 1925.
Niña triste, adolescente escarnecida, llegado el momento de pensar
en un matrimonio el padre se encargará. de buscarle un partido conveniente a su rango, como otrora, la princesa Pierre lo hiciera con
él mismo. Y será con el príncipe Georges de Grecia y Dinamarca con
quien celebrará una boda de cuento de hadas, convirtiéndose en centro de la mirada del mundo, ambos nobles, bellos, jóvenes y ricos.
Tendrá dos hijos: Pierre y Eugenia, y su relación marital se volverá
* Expresión de Laurence Bataille, en "L'Ombilic du
consciente,
re ven,
como referencia a lo in-
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muy pronto un vínculo amistoso. Marie buscará la vida erótica fuera
del matrimonio.
En 1924 muere elpadre de Marie. Muy poco tiempo después iniciará
su análisis con Freud.
111.Encuentro y análisis con Freud
Concomitantemente con la muerte' de su padre, Marie encuentra sus
"cinq cahiers" de la infancia, cuya existencia había olvidado completamente. Ahora cobran un nuevo significado, la esperanza de un descubrimiento de sí misma. Marie acaba de leer la 1ntroducci6n alpsicoanálisis
de Freud. Es entonces cuando hace su demanda de análisis.
A fin de situarnos en los prolegómenos del encuentro Marie-Freud,
es de interés saber que el 9 de abril de 1925, René Laforgue, un alsaciano rebelde y de espíritu abierto que sería el primer discípulo francés
de Freud, había realizado ya algunas entrevistas psicoanalíticas con
Marie y la había derivado a su maestro. La correspondencia publicada
entre Freud y Laforgue da cuenta de una manera vívida de cómo se
gestó este vínculo.
Laforgue escribe: "La dama en cuestión sufre de una neurosis obsesiva bastante severa, que ciertamente no altera su inteligencia pero sí
perturba un poco el equilibrio de su psiquismo".
Freud desconfia del personaje en cuestión, de esta princea, y le pide a
Laforgue garantías sobre sus valores personales y su seriedad 7 (p. 326).
"A mi entender, mi paciente es una persona muy seria", confirma
Laforgue, y prosigue: "En este momento está en cura en el sur por unos
dolores rebeldes en el bajovientre, en los que ya pusimos en evidencia las
raíces psíquicas, como corresponde". Agrega: "Ella podrá estar este otoño en Viena [...]. Es la hija de un padre muy erudito, el príncipe Roland
Buonaparte. Su madre murió de parto [...]. Quiere recibir formación.
Tiene un complejo de masculinidad acentuado y numerosas dificultades
en su vida".
Laforgue sugiere a Freud un análisis de dos veces por día durante seis
semanas a dos meses, en la medida de las posibilidades de éste, y "no se
excluye que más tarde y después de una interrupción por asuntos de
familia, se pueda retomar por otros dos meses".
A Freud tanta exigencia le parece desmedida y en verdad no se siente
inclinado a tomarla como paciente. Ignoraba él entonces, era aún la
época de inocencia, ignoraba él aún el terror que se aproximaba a pequeños pasos escondiendo tras la máscara de la repetición una dimensión de lo horrible nunca antes conocida. Ignoraba él cómo sería realmente vital para su existencia, lisa y llanamente para su vida el vínculo que en ese momento rechazaba con estas palabras en junio de 1925:
"Con respecto a la Princesa, me parece que no hay nada que hacer.
Como tomo muy pocos casos, un análisis de seis a ocho semanas que
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me obligue a abandonar otro, y que dure una temporada, no me puede
tentar. Por las mismas razones, me es imposible consagrar a un mismo
paciente dos horas diarias, cosa que por otra parte sólo en forma excepcional he realizado. Además, dadas las restricciones de mis horas de
trabajo, no tengo el derecho de desperdiciarlas en un análisis poco serio
(sea didáctico o terapeútico)".
Recordemos que Freud está en el apogeo de su fama. Hollywood le
pedía que escribiera guiones acerca de grandes amores históricos desde
la antigüedad hasta nuestros días. El Chicago Tribune le ofrecía una
"suma incalculable de dólares"! (p. 258) para que siguiese un proceso de
dos jóvenes asesinos que apasionaba a los EE.UU.l)ebía simplemente
dar su diagnóstico sobre el caso (Leopold y Loeb, autores de un supuesto
"crimen perfecto"). Filósofos como Tagore, poetas, psiquiatras, entre
otros, venían de lejos para conocerlo. Los preparativos para festejar los
70 años de Freud estaban en marcha. Grandes amigos y seguidores ya
se le habían apartado: Fliess, Adler, Jung, Rank.
Pero Marie no acepta la derrota ante la negativa de este "príncipe
de la ciencia psicoanalítica" de atenderla. Es una mujer determinada y
sabe lo que quiere. Dejando de lado los buenos oficios de Laforgue,
escribe ella misma a Freud, quien acepta recibirla. Instalada en el hotel
Bristol de Viena, Marie encuentra a Freud por primera vez el 30 de
setiembre de 1925.
Como dice Elisabeth Roudinesco": "Freud cae en éxtasis ante esta
Bonaparte con polleras, y Marie descubre una gran causa para defender
y dar al fin un sentido a su existencia".
Ese mismo día Marie le escribe a Laforgue: "La impresión que me ha
causado superó todo lo esperado. Ante todo esa enorme dulzura que en
él se alía a tanta potencia. Se lo siente en comunión con toda la humanidad que él supo comprender y de la cual uno no es más que una parte
imperceptible [... ]. Acordamos sesiones todos los días a las 11 hs. Me ha
dicho que yo misma juzgaría cuándo el análisis habrá concluido".
Marie Bonaparte escribe, durante y fuera de las sesiones. Relata su
análisis y las palabras que Freud le decía. Entramos con ella al consultorio de la Bergasse y los escuchamos, mágico encuentro intemporal.
El primer sueño de su análisis es "La Pluie des Etoiles". La historia de
la búsqueda de la verdad objetiva a partir de un recuerdo encubridor que
Freud devela, es una joya de la corona "real" del psicoanálisis.
"Lejournal de M.B.", inédito, pero al que Celia Bertin tuvo acceso, nos
permite a través de ella acceder nosotros mismos al relato vívido de esa
historia de amor.
Transcribimos a continuación un párrafo del libro de Celia Bertin por
su evocación romántica inaudita.
Dice así de ese encuentro t (p. 261): "Entre ellos, la confianza recíproca
fue instantánea. Se sentían cómodos juntos. Como si se tratase de una
amistad de siempre. Cosa que ninguno de los dos hubiera podido prever.
Muy pronto, Freud habló de su cáncer: 'Tengo setenta años. Tuve buena
salud pero algunas pequeñas cosas no marchan bien ... Por ello le prevengo, no debe usted ligarse demasiado a mí'. Entonces, la Princesa de
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Grecia estalla a sollozos y le declara su amor. '¡Escuchar algo semejante
a los setenta años!', exclama Freud alborozado.
Otra vez observó: 'Mire usted. Sólo la conozcodesde hace tres semanas
y le cuento más que a otros luego de dos años ... También debo agregar
que no soy conocedor en seres humanos.' 'No, no es posible', dijo
olvidando a Jung, Adler, Rank, etc.
S. F.: No, me equivoco. Ofrezco mi confianza y luego me desilusiono.
Tal vez con usted suceda lo mismo ...
Tendí mi mano por detrás de los almohadones y él me la tomó.
M. B.: Querido amigo (osé decirle con lágrimas en los ojos), no, no lo
decepcionaré jamás.
S. F.: Creo que con usted no me equivoco (Diario de análisis, 22 de
octubre de 1925)."
Es un momento íntimo, fuerte. Freud cree, le cree, y el devenir muestra
que tuvo razón de creer. Marie no lo decepcionarájamás. Ella encuentra
en él al padre ideal que corregirá su experiencia infantil con el suyo
que no supo reconocerla, Ella llama Princesa, ella le pide que la llame
Marie o Mimí. El accede. Cuatro meses después de iniciado el análisis
él le confesará que ya no esperaba nada de la vida hasta que ella apareció. Sofía había muerto de gripe española hacía cuatro años y su nieto
Heinerle el19 de junio de 1925 de una meningitis tuberculosa.
Este amor no ha de fracasar. Marie y Freud se embarcan en una
aventura analítico-amorosa que, traspasando las barreras del consultorio, los entrega a una experiencia humana conmovedora que los
unirá hasta la muerte. Max Schur era el médico personal de Marie,
ella se lo recomendó a Freud y en una urna griega que Marie le regala al cumplir Freud los setenta y cinco años descansan actualmente sus restos. Así pues Marie ofició de paciente y de amiga-madre,
protegiendo la vida y obra de Freud y ofreciéndole el vientre-urna para
sus cenizas.
El tiempo de análisis comprendió algunas semanas de 1925-1926,
1927, últimos meses de 1928 e inicios de 1929. Este análisis proseguirá
fragmentariamente en las cortas visitas de Marie a Viena en 1934, 35,
36 (seis horas de análisis) y 1937.
Como ya dijéramos, Marie tomaba copiosas notas durante las sesiones y Freud la dejaba hacer. Mucho le debe la herencia freudiana a estas
minuciosas reseñas. Constituyeron una fuente importante en la redacción de la biografia de Freud por parte de Jones. Es un legado más de
Marie Bonaparte a la historia del psicoanálisis.
A través de ella, Francia conocerá el psicoanálisis. La Francia nacionalista, germanófoba por su historia, antisemita por tradición, reconocerá a través de Marie el genio de Freud y aceptará su ciencia, no sin
ambivalencias, desgarros, desmesuras y movimientos pasionales.
La fortuna de los Blanc, familia materna de Marie, dueños del Casino
de Montecarlo a partir de 1863, fortuna grandiosa hecha de azar, es
literalmente vertida para la causa freudiana, con una generosidad que
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Aleira Mariam Alizade y Graciela S. Schust-Briat
no conoce límites. Esta fortuna "quemaba" las manos de Marie, que
encuentra el modo de darle una significación de vida.
El4 de noviembre de 1926 se funda la Sociedad Psicoanalítica de París,
proyecto quizá imposible sin la devoción de esta princesa de la causa
freudiana. Psiquiatras jóvenes como Allendy, Pichon, Laforgue, si bien
seducidos por la teoría psicoanalítica, intentaban hacer de ella una
adaptación a la francesa. Marie veló por la fidelidad de la transmisión y por la existencia de pleno derecho y sin subordinaciones del
psicoanálisis.
Ella recibirá el famoso anillo de Freud y más tarde, su hija Eugénie,
quien hará un breve análisis con Freud, lo recibirá también.
El psicoanálisis le debe también a Marie el poder contar con la
correspondencia Freud-Fliess. Cuando en 19361a viuda de Fliess vende
esas cartas a M. Stuhl en Berlín, éste se las ofrece a la princesa. Freud
se apresura en querer compartir los gastos de esa compra, deseoso de
apropiarse de esas cartas y destruirlas. Marie insiste para que no sean
destruidas sino publicadas cien años después de la muerte de Freud. Con
reticencias, Freud acepta. En 1937, Marie las deposita en el banco
Rothschil en Viena, y cuando Hitler invade Austria, las retira bajo
presencia de la Gestapo y las confia a la delegación danesa en París. En
1940 atraviesan el canal de la Mancha y llegan a manos de Ana Freud.
Fue, sin duda alguna, princesa y embajadora de Freud.
IV.La princesa psicoanalista
Despues de finalizar su primer período de análisis (1925-1926), Marie
Bonaparte inicia su práctica analítica. Sus pacientes no necesitaban
desplazarse para tener sesión. Ella les enviaba un chofer en uno de sus
lujosos automóviles para conducirlos a Saint-Cloud, donde, en caso de
buen tiempo, la sesión tenía lugar en eljardín, ella misma reclinada en
una chaise longue detrás del paciente. Solía tejer crochet mientras
analizaba. Y, al irse de viaje a Saint Tropez o a Atenas solía llevar
consigo a algunos de sus pacientes, oficiando así de anfitriona y de analista al mismo tiempo 1 (p. 387).
Circula una divertida anécdota. Sucedió en el Bois de Boulogne, donde,
de niña, Marie había sido sorprendida por un exhibicionista. Topándose,
ya analista, con uno de estos individuos en el mismo bosque, se acerca
a él y le dice: "Tape todo eso, no tiene ningún interés, pero me gustaría
conversar con usted. Venga a verme mañana". Y le tendió su tarjeta,
Inútil agregar que el hombre no concurrió a la invitación.
Inteligente y apasionada por la causa freudiana, ambiciona convertirse en una de las mejores discípulas de Freud. A veces se superponen
actividades de princesa y de psicoanalista. Así, en noviembre 1934 1
(p. 308) asiste en Londres al casamiento real de su sobrina Marina, hija
del príncipe Nicolás de Grecia, con el duque de Kent. Aprovecha la
Marie Bonaparte, la princesa psicoanalista
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ocasión para dar una conferencia en la Sociedad Psicoanalítica Bri tánica
sobre femineidad. Como escribe C. Bertin 1: "Ninguno de los invitados
al Buckingham Palace sospechó que la tía Marie, S.A.R., princesa
Georges de Grecia y de Dinamarca se ausentara para ir a hablar de la
sexualidad de las mujeres ante psiquiatras y psicoanalistas".
En 1937 la vemos hacer un crucero en Grecia con dos pacientes. En
1938, estando ya Freud exiliado en Inglaterra, Marie tiene cinco pacientes que trata regularmente pero que se propone dejar a fin de año para
emprender un largo viaje a Egipto.
En 1945, nuevamente en Londres, frecuenta asiduamente a Ana
Freud. Por otra parle, toma el té en el Palacio de Buckingham, ve a la
reina Mary a quien en varias oportunidades pide protección para
refugiados de guerra. Ella intenta escuchar y ayudar a esos personajes
de la realeza a solucionar sus problemas afectivos 1 (p. 353).
V. Lo femenino en la vida y obra de Marie Bonaparte
Uno de los motivos que llevaron a la princesa a consultar a Freud fue
ir en busca del "pene y la normalidad orgásmica" (Sommaire d'analyse,
10 noviembre de 1925).
Su Alteza Real, mujer inteligente y de poder, colmada de honores y
de riquezas, pensó que ese encuentro con el padre ideal, entre otros
beneficios más explícitos, la curaría de su frigidez que la atormenta.
Vana ilusión.
Freud aprecia en ella todo: su sinceridad, su estilo, su masculinidad ...
En su encrucijada identificatoria a una madre muerta, a un padre
intelectual, quizás asesino, y a una abuela de tal virilidad que orgullosamente orinaba de pie, Marie no pudo encontrarse con su femineidad.
En su intento por comprender su problema, ya desde antes de su
encuentro con Freud había gestado una teoría propia sobre la frigidez y
siguió con entusiasmo las evoluciones teórico-quirúrgicas del profesor
Halban.
Con el seudónimo de Narjani publica en 1924 un artículo: "Consideraciones sobre las causas anatómicas de la frigidez femenina", en el que
sostiene la existencia de dos causas de frigidez, una completa, debido a
inhibición psíquica, la otra, vaginal orgánica.
Escuchemos el siguiente párrafo extraído de uno de sus libros 4 (p. 165):
"Entonces tuve una idea de que se podría intentar, en algunas mujeres
con distancia meato-clitorídica extrema y fijación clitorídica tenaz, un
acercamiento clitorídico-vaginal, favorable a la función erótica normal,
por medio de una intervención quirúrgica. El profesor Halban, de Viena,
biólogo y cirujano, se interesó por el problema y puso en práctica
una técnica operatoria simple (sección del ligamento suspensorio del
clítoris, fijación del clítoris a los planos profundos y su fijación por debajo
con acortamiento eventual de los pequeños labios)".
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Alcira Mariam Alizade y Graciela S. Schust-Briat
Freud, perdido ante la oscuridad del "continente negro", se interroga
también acerca del enigma de la dualidad sexual femenina. El tratamiento con Freud no impide que Marie lleve a cabo un acting out
desesperado o quizás esperanzado. En la primavera de 1927, Marie se
ofrece a la operación de Halban-Narjani por primera vez. La intervención, practicada con anestesia local, sólo dura veintidós minutos. Ruth
Mack Brunswick asistió a ella. Freud felicita a Marie por su "heroísmo",
pero no encuentra tiempo para ir a visitarla a la clínica.
Según sus historiadores, Marie se deprime profundamente de regreso
al hotel. Su operación había marcado el "fin de la luna de miel con el
análisis"). Cuando Freud le reprocha su acción, Marie le responde que
no quiere ser monj a. Desde París le escribe más tarde diciendo que está
desesperada por "su tontería".
En 1929 anota en su diario: "El psicoanálisis a lo sumo puede otorgar
resignación y tengo 46 años [... l. El análisis me ha traído paz al espíritu,
al corazón, la posibilidad de trabajo, pero nada desde el punto de vista
fisiológico. Pienso en una segunda operación. ¿Debo renunciar a la
sexualidad?[ ... lLa castidad absoluta me asusta") (p.289). Y así, en 1930,
se hace operar por segunda vez. Se queja de la persistencia de la sensibilidad en el lugar en que estaba el clítoris. Esta vez Halban recomienda combinar la intervención sobre el clítoris con una histerectomía.
Nuevamente, Ruth Mack Brunswick estará presente) (p. 296-7). Marie
le teme a la operación. Deja sus últimas instrucciones en caso de "sucumbir a la operación". Posteriormente confesará que pensaba morir de
una embolia en brazos de X, así como su madre había muerto en brazos
de su padre") (p. 298).
En 1931 sufre una tercera operación. Fracasos todos, su frigidez
continúa atormentándola y ya no espera solución alguna. Ha intentado
la aproximación psicoanalítica al problema y la orgánica. Mujer de todos
los poderes, no puede gozar. Mujer apasionada, su carne no se enciende.
En 1932 ha comenzado a elaborar sus teorías sobre la femineidad,
donde considera que la parte masculina de la mujer le procura el placer
sexuaL Ese mismo año, en el Congreso de Wiesbaden, lee un trabajo
titulado: "La función erótica en la mujer" . Escribe: "Las mujeres que no
han renunciado a su virilidad [...] conservan generalmente la organización fálica en lo que respecta a las zonas erógenas, vale decir, se
convierten en heterosexuales en quienes, sin embargo, la zona clitorídea
mantiene el rol dominante".
En 1934, en el Congreso Psicoanalítico de Lucerna, habla de "pasividad, masoquismo y femineidad". Empieza a desarrollar ideas propias.
Por ejemplo describe el placer que las mujeres experimentan en las
"caricias difusas" y realza la "armoniosa colaboración entre el clítoris y
la vagina"! (p. 308).
El famoso antropólogo Malinowski es gran amigo suyo. En marzo
de 19351e presenta a uno de sus discípulos, un africano, Jomo Kenyatta.
Éste le relata los ritos de iniciación de las jóvenes en la tribu Kibouyou
a la que él mismo pertenecía. Incluía detalles acerca de la escisión del
clítoris.
Marie Bonaparte, la princesa psicoanalista
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En 1941, durante su exilio en Africa, pasa un breve período en El Cairo
y vuelve a interesarse en el rito de escisión del clítoris. Freud le había
dado a leer Neger Eros de Félix Bryk 1 (p. 939), un viajero que había
estudiado las costumbres de los Nandis, una tribu del Africa oriental.
Había discutido con ella y pensaba que esta operación no debía suprimir
las posibilidades eróticas orgásticas de las mujeres. "Los hombres
Nandis no hubieran admitido en ese caso -me dijo- una costumbre que
les impide la comunión voluptuosa con sus compañeras, a lo cual los
hombres, bajo todos los climas, dan gran valor". En su trabajo "Notas
sobre la escisión" expone sus ideas. La mutilación sangrienta y aterradora es un acto más agregado a la represión con que la sociedad se opone
al florecimiento sexual femenino.
Escribe C. Bertin' (p. 363): "Había discutido con Freud acerca de su
propia sexualidad y la de otras mujeres y tenía la impresión de saber
más al respecto que su maestro".
Forzando una intimidad más, contaremos que entre un período y
otro de su análisis con Freud, Marie frecuentaba el diván de Loewenstein, quien sería el analista de Lacan. Y quizás en un esfuerzo desesperado por vencer su frigidez, ella, que lo había intentado todo, devino
amante de Loewenstein, su analista, en una práctica que mezclaba
lecho, diván y amistad, en la que "no se llega a hacer la diferencia entre
el amor y la transferencia, la pasión y el pasaje al acto, la amistad y el
incesto ..." 1 (p. 346).
Vencida, ya sin esperanzas, Marie escribe en 19501 (p. 387): "En las
profundidades de la carne materna, la naturaleza hizo de mí, a través del
sexo, una mujer fracasada, pero en revancha, a través del cerebro, casi
un hombre".
VI.Muerte de Marie Bonaparte
"Dotada de un alegre pesimismo, habré
atravesado la vida sin doblegarme."
Un 14 de setiembre de 1962, con fiebre y palpitaciones, es internada en
la clínica de Saint Tropez. Le había hecho prometer al médico que le diría
la verdad acerca del diagnóstico de su enfermedad. Cuando llega su hija
Eugénie, deja el libro de Diderot, Jacques le fataliste que estaba leyendo
con sus cuarenta grados de fiebre, y le dice: "Tengo leucemia. El médico
me lo acaba de decir, tiene el resultado de los exámenes. Voy a recibir
hidrocortisona". Retoma la lectura del libro y al cabo de un instante se
pregunta en voz alta: "¿Veré un próximo verano?"
Marie recibió la muerte con una profunda aceptación. Murió el viernes siguiente, 21 de setiembre, último día del otoño. Respetando su
voluntad, las religiosas españolas de la clínica no fueron a buscar al
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Alcira Mariam Alizade y Graciela S. Schust-Briat
clérigo. Fue incinerada en Marsella y sus cenizas transportadas a
Tatoi, a la tumba donde ya descansaba el príncipe Georges.
¿Habrá sido el azar quien unió en un mismo día, a veintitrés años de
distancia, las muertes de Marie Bonaparte y de Sigmund Freud? ¿O fue
una búsqueda y encuentro inconscientes de esta dilecta discípula con
su maestro? Un 21 de setiembre de 1939 Freud entraba en coma para
morir el 23 de setiembre. Un 21 de setiembre también decía adiós al
mundo de los vivos la princesa Marie.
Para su tumba no quiso cruz alguna sino estos bellos versos de Leconte
de Lísle:
DIEs
IRAE
Et toi, divine Mort, OU tout rentre et s'efface,
Accueille tes enfants dans ton sein étoilé,
Affranchis-nous du temps, du nombre- et de l'espace
Et rends-nous le repos que la vie a troublé *
VIL Conclusión
Llegadas al final de estas líneas, tenemos la impresión de haber apenas
hecho un ligero esbozo de la polifacética personalidad de Marie Bonaparte. Excede nuestros límites hacer un acabado retrato de una vida tan
rica. La hemos visto alternar entre fiestas reales, viajes lujosos y su
trabajo de escribir, de analizar, de bregar por la causa freudiana y de
salvar vidas ajenas reparando los estragos de la guerra y las miserias
humanas.
Nos quedan su vasta obra, sus cuentos, sus ensayos para seguir
indagando, nos queda su ejemplo de investigadora infatigable, enamorada de la vida, ávida por descorrer sus secretos.
Una lista elegida al azar de sus trabajos y libros ayudan a captar la
riqueza de esta gran mujer: Guerras militares y guerras sociales (1920);
Las dos frigideces de la mujer; Una sugestión para evitar nuevas
catástrofes aéreas; La estructura psíquica de Edgar Poe; De la muerte
y de las flores; El ídolo moderno: la ruta no puede exigir el sacrificio de
los árboles; El inconsciente y el tiempo; Chronos, Eros y Tanatos (1951),
Kazantzakis, hijo de la isla minoica; Pequeño Ensayo de Medicina
Psicosomática; Mitos de guerra (1946) "Identificación de una hija con su
madre muerta" **; Monólogos ante la vida y la muerte (1951) ...
A guisa de despedida, escuchemos una poesía de Marie. Dice así:
• "Y tú, divina Muerte, donde todo entra y se esfuma, / recibe a tus hijos en tu seno
estrellado. / Libéranos del tiempo, del número y espacio / y devuélvenos el reposo
perturbado por la vida."
.
** Publicado en el N92, de 1946-47, por esta revista.
Marie Bonaparte, la princesa psicoanalista
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Espero
¿Qué?
La vida.
Pero yo vivo.
Pero la vida no me ha dado todo.
Tengo lajuventud, la belleza, la inteligencia, la fortuna,
la salud, y espero. Aun teniendo el universo y las estrellas,
esperaría algo más.
Espero
¿Qué?
La muerte.
Dejamos al lector la interpretación creativa de los mismos, ya que,
finalmente .... ¿quién detenta la verdad?
Encuentro con Angel y Elisabcth Garma y
la presencia en el recuerdo de Marie Bonaparte
Ambos la conocieron, tomaron té en su palacio en Saint Cloud y
departieron con ella acerca de una pasión común: el psicoanálisis.
Elisabeth Garma la recuerda risueña: usaba sombreros muy grandes, tipo torta, "y polleras largas" agrega Angel Garma. Tenía porte real,
presencia de princesa, yen las cenas de analistas no se sentaba nadie
sin estar ella presente ni nadie se levantaba antes de que ella diera por
concluida la comida.
Angel Garma la conoce en 1931 en París. En Wiesbaden en 1932 vuelve
a encontrarla y la alienta a que dé alguna conferencia en Madrid. Ella
alega que tratándose en ese momento de un país que es una República
no lo considera pertinente desde su condición real.
En 1949, en el Congreso de Zurich, Ernest Jones le presenta a
Elisabeth Garma la princesa Marie Bonaparte. Betty recuerda vívidamente el encuentro. Angel Garma presentaba en ese Congreso un
trabajo sobre úlcera, que ella leyó por él en su perfecto inglés. Marie
Bonaparte quedó impresionada por la calidad del trabajo. Los Garma
reviven la presencia, entre otros, de Anna Freud, de Loewenstein, de
Hartmann ... Betty se levanta y se va en busca del álbum donde se halla
plasmado ese momento. La anécdota que sigue es divertida: Marie
Bonaparte les hizo saber que le interesaba especialmente el tema de la
úlcera porque su hija Eugénie padecía de úlcera, agregando rápidamente: "por supuesto en este caso de úlcera yo no tuve nada que ver". Según
ella, el origen de la úlcera radicaba en la mala sangre que se hacía su hija
con los sirvientes que la estafaban, en particular la cocinera. Agregando
que a ella también la estafaban pero que no le hacía mella.
Luego me acercaron los famosos cuadernos de hule negro donde en
tres idiomas (francés, inglés y alemán) Marie de los siete y medio a los
996
Alcira Mariam Alizade y Gracíela S. Schust-Briat
diez años escribía sus impresiones de infancia. Fue Angel Garma quien
instó a Marie a que enviara copias a algunos de los miembros de la por
entonces naciente Asociación Psicoanalítica Argentina. En una página
de los cuadernos dice grande "Sorrow": tristezas de pequeña princesa
sin madre.
Angel Garma también asistió en 1962 en París a una reunión de
homenaje póstumo a Marie donde recuerda que habló su gran amigo
Loewenstein. Gracias a esa hora un poco mágica de un sábado 19 de
mayo de 1990 con los Garma, hoy aquí Marie Bonaparte está un poco
más presente en el recuerdo y por supuesto para siempre en la historia
del psicoanálisis.
Alcira Mariam Alizade
Resumen
Este trabajo sintetiza algunos mojones de la vida de Marie Bonaparte, tanto del lado de
la autobiografía familiar como de su actividad profesional. Las autoras recurrieron a
referencias escritas inéditas, tales como los testimonios de Celia Bertin, quien tuvo
acceso a los diarios de análisis de M. Bonaparte.
Hubo que dejar de lado abundante material dada la vastedad de los aspectos relevantes en la existencia, rica y "excesiva" de esta brillante princesa pionera del psicoanálisis.
Los distintos apartados son: "Introducción", "Infancia yjuventud", "Encuentro y análisis
con Freud", "Muerte de Mario" y "Conclusión".
A través de estas páginas se esboza un perfil que refleja la potencia interior, la
diversidad de intereses y la enorme generosidad de esta gran mujer.
DESCRWfOm;s:
Bonaparte, Marie - sexualidad femenina - Freud, Sigmund, analista.
Summary
MARIE BONAPARTE, THE PSYCHOANALYST PRINCESS
With the declarations of Angel and Elisabeth Garma
and their experience with Marie Bonaparte
This paper summarizes sorne highlights of Maria Bonaparte's life, inc1uding hoth her
autobiography and her professional activity. The authors worked with unpublished
writings, such as the papers of Celia Bertin, who was able to read Marie Bonaparte's
diaries of analysis.
Much material had to he left aside due to the vastness ofthe many relevant aspects of
the rich and "excessive" life 01' this brilliant princesa, a pioneer 01' psychoanalysis.
The paper is organized in the following sections: introduction; childhood and youth;
acquaintance and analysis with Freud; the psychoanalyst princesa; feminity in the life
and work ofMarie Bonaparte; the death of Marie Bonaparte; conclusion.
These words sketch a profile that reflects the inner strength, diversi ty ofinterests and
immense generosity 01' this great woman.
Marie Bonaparte, la princesa psicoanalista
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Bibliografía
Bertin, Celia: La derniére Bonaparte. Perrin, París, 1982.
Bonaparte, Marie: L'Appel des Séues. P.U.F., París. 1958.
-: Les Glanes des Joure. P.U.F., París, 1950.
-: La sexualidad de la mujer. Hormé, Buenos Aires, 1963.
Flem, Lydia: Freud et ses patients. Hachette, 1986.
de Mijolla, Alain: "Quelques apercues sur le róle de la Princesse M. Bonaparte dan s
la création de la S.P.P." Rev. Francaise de Psychanalyse, T. LII, 1988.
7. Roudinesco, Elisabeth: Historia de la psychnalyse en France. Seuil, París, 1986.
8. Serge, André: "Marie Bonaparte, 1882-1962". Ornicar? Nº 46, otoño 1988.
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