Ana María Tobón Emiliano Giraldo Estudiante de Derecho en EAFIT Estudiante de Derecho en EAFIT [email protected] [email protected] Nauro Caballero A. Estudiante de Derecho en la Universidad Libre sede Cartagena CARTA DE BIENVENIDA Delegados, para nosotros Ana María, Emiliano y Nauro, es un placer presidir este comité. Confiamos en que EAFITMUN VI sea una gran experiencia para ustedes, en la cual se enriquezcan tanto profesional como personalmente, exploten sus capacidades y conozcan nuevas personas. Esperamos que esta semana den lo mejor de ustedes para que así logren desarrollar con éxito lo propuesto. Este año el Tribunal Europeo de Derechos Humanos tratará el caso Morris y Steel vs Reino Unido el cual plantea un debate inicial sobre el derecho a la libre expresión, a un proceso equitativo y el delito de difamación. Temas de importancia fundamental en una sociedad en la que, en la relación entre personas, medios de comunicación, empresas y Estado, se pueden presentar múltiples conflictos. En este tema esperamos que tanto los abogados defensores, como fiscalía y jueces busquen la justicia a través de un debido proceso y de la correcta aplicación de las normas que encontrarán referenciadas en esta guía. El propósito del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el caso Morris y Steel vs Reino Unido es que a través de un juicio en donde se presente la acusación por parte de la Fiscalía, la contestación de la defensa y las intervenciones respectivas de los jueces, se pueda llegar a la obtención de una sentencia de fondo que resuelva el conflicto de intereses, de manera que se determine con precisión la responsabilidad, o ausencia de la misma, del Reino Unido. Por tal razón, esperamos que –no obstante existir una sentencia del caso en la realidadlos delegados en realización del rol que tengan en el comité, lleguen a una nueva sentencia de acuerdo a los hechos y pruebas que se presenten a lo largo de las sesiones que se lleven a cabo en el Modelo. Finalmente, recuerden que ante cualquier duda o inquietud que tengan sobre el modelo y/o el comité, no duden en contactarnos. Ana María Tobón, Nauro Caballero & Emiliano Giraldo CONCEPTUALIZACIÓN DEL COMITÉ Creación del Tribunal El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se creó el 3 de septiembre de 1953 a partir del Convenio para la protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales y sus Protocolos, en virtud de las obligaciones que de allí surgieron para los Estados contratantes. Este Tribunal se encarga de enjuiciar, bajo determinadas circunstancias, como cuando algún Estado esté involucrado, las posibles violaciones de los derechos reconocidos en el Convenio mencionado. Dicho Convenio es un Tratado por el que los 47 Estados parte se comprometen, de un lado, a proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales, y de otro, a someterse a la jurisdicción del Tribunal, esto es, a acoger, respetar y ejecutar sus sentencias. ¿Cuándo se adoptó el Convenio? El Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, más conocido como “Convenio Europeo de Derechos Humanos”, se abrió a la firma en Roma el 4 de noviembre de 1950 y entró en vigor el 3 de septiembre de 1953. El Convenio concretiza ciertos derechos y libertades contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y crea una jurisdicción internacional competente para condenar a los Estados que no respeten los compromisos asumidos con su ratificación. ¿Qué derechos reconoce el Convenio? Los Estados que han ratificado el Convenio reconocen y garantizan los derechos fundamentales, civiles y políticos, que éste confiere no solo a sus nacionales sino también a toda persona que se encuentra bajo su jurisdicción. El Convenio garantiza, entre otros, el derecho a la vida, el derecho a un proceso equitativo, el derecho al respeto a la vida privada y familiar, la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, el derecho al respeto a la propiedad. Composición del Tribunal El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se compondrá –como lo afirma el Artículo 20 del Convenio- de un número de jueces igual al de las Altas Partes contratantes, que en este caso son 47 Estados. Estos jueces son elegidos por la Asamblea Parlamentaria a título de cada parte contratante, por mayoría de votos emitidos, de una lista de tres candidatos presentada por cada parte, es decir, por cada Estado. ¿Son los jueces verdaderamente independientes? Si bien es cierto que los jueces son elegidos a título de un Estado, ellos forman parte del Tribunal a título individual y no representan a dicho Estado. Son totalmente independientes y por tanto no pueden realizar ninguna actividad que resulte incompatible con su deben de independencia e imparcialidad. ¿Participan los jueces nacionales en el examen de los asuntos relativos a su país? El juez nacional no puede ser juez único en los asuntos contra el Estado a título del cual ha sido elegido. Excepcionalmente puede ser invitado a participar en un Comité. Por el contrario, siempre forma parte del Tribunal cuando éste decide en Sala de 7 jueces o en Gran Sala de 17 jueces. Funcionamiento del Tribunal Para el examen de los asuntos que se le sometan, el Tribunal actuará en formación de juez único, en comités formados por tres jueces, en Salas de siete jueces o en una Gran Sala de diecisiete jueces. ¿Cómo varía la composición del Tribunal de un asunto a otro? De las cuatro formaciones diferentes de los jueces, los mismos se distribuyen el trabajo de acuerdo a los asuntos a tratar así: Un juez único decide sobre las demandas manifiestamente inadmisibles. Un Comité de tres jueces puede pronunciarse por unanimidad sobre la admisibilidad y el fondo de un asunto sobre el que ya exista jurisprudencia consolidada del Tribunal. Una Sala de siete jueces se pronuncia por mayoría, la mayor parte de las veces sobre la admisibilidad y el fondo del asunto. La Gran Sala de diecisiete jueces, excepcionalmente, puede ser llamada para pronunciarse sobre un asunto; lo cual sucede cuando una Sala se inhibe a su favor o cuando una solicitud de reenvío es aceptada. La forma en la que se trabajará en el TEDH durante el Modelo será la de Sala de siete jueces, entendiendo, claro está, que no serán siete jueces. Lo anterior con fines prácticos. Para que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sea competente para conocer de una presunta violación de derechos humanos se deben cumplir los siguientes requisitos: ● Ratione loci: Se podrá presentar una demanda si se ha sufrido una violación de los derechos humanos en el territorio de los Estados que hayan ratificado el Convenio o en un territorio efectivamente controlado por ese Estado. ● Ratione materiae: Hay que alegar y justificar adecuadamente la infracción de alguno o algunos de los derechos reconocidos en el Convenio. No basta con hacer una alegación genérica o abstracta sobre el Convenio. ● Ratione temporis: Sólo serán objeto de demanda los hechos acaecidos a partir de la entrada en vigor del Convenio en el Estado de que se trate, pero sólo se podrá presentar la demanda si ese Estado ha aceptado la competencia del TEDH. Lo anterior conforme a los principios generales del derecho internacional, específicamente la irretroactividad de los tratados, el cual consiste en que las disposiciones de un Convenio no vinculan a una Parte contratante en relación con cualquier acto o hecho anterior a la fecha de entrada en vigor del Convenio respecto a dicha parte, así como tampoco sobre una situación que había dejado de existir antes de esta fecha. ● Ratione personae: Tienen legitimación activa los Estados y cualquier persona, natural, jurídica, ONG o grupo de particulares, con independencia de su nacionalidad, residencia o estado civil, que sean los perjudicados directos; y tienen legitimación pasiva los Estados que hayan ratificado el Convenio. Lo anterior significa que el acto lesivo debe ser responsabilidad del Estado, esto es, cometido por alguna Administración o agente dependiente de él, y no por una persona natural o jurídica privada. Requisitos de admisión de demandas En cuanto a los requisitos para la admisión de una demanda el artículo 35 del Convenio para la protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales plantea que: 1. Al Tribunal no podrá recurrirse sino después de agotar las vías de recursos internas, tal como se entiende según los principios de derecho internacional generalmente reconocidos y en el plazo de seis meses a partir de la fecha de la decisión interna definitiva. Una vez expirado este plazo, el Tribunal no podrá admitir su demanda. Lo anterior quiere decir que antes de acudir al Tribunal deben haberse utilizado, en el Estado en cuestión, todos los recursos que hubiesen podido remediar la situación denunciada (se trata, generalmente, de una acción ante el juez o tribunal competente, seguida, en su caso de un recurso de apelación o incluso de un recurso ante un órgano jurisdiccional superior como el Tribunal Supremo o, de existir el Tribunal Constitucional). El ejercicio de estos recursos no es, en sí mismo, suficiente: es igualmente necesario que se haya planteado los agravios y supuestas violaciones del Convenio en dichos recursos. 2. El Tribunal no admitirá ninguna demanda individual entablada en aplicación del artículo 34 cuando: Artículo 34: El Tribunal podrá conocer de una demanda presentada por cualquier persona física, organización no gubernamental o grupo de particulares que se considere víctima de una violación por una las Altas Partes Contratantes de los derechos reconocidos en el Convenio o sus Protocolos. Las Altas Partes Contratantes se comprometen a no poner traba alguna al ejercicio eficaz de este derecho. a. Sea anónima. b. Sea esencialmente la misma que una demanda examinada anteriormente por el Tribunal o ya sometida a otra instancia c. internacional de investigación o de acuerdo, y no contenga hechos nuevos. 3. El Tribunal declarará inadmisible cualquier demanda individual presentada en virtud del artículo 34 si considera que: a. La demanda es incompatible con las disposiciones del Convenio o de sus Protocolos, manifiestamente mal fundada o abusiva. b. El demandante no ha sufrido un perjuicio importante, a menos que el respeto de los derechos humanos garantizados por el Convenio y por sus Protocolos exija un examen del fondo de la demanda, y con la condición de que no podrá rechazarse por este motivo ningún asunto que no haya sido debidamente examinado por un Tribunal nacional. En el mismo sentido, el TEDH ha elaborado una Guía práctica sobre la admisibilidad (incluida en los trabajos citados). La misma tiene por objeto disminuir el porcentaje de demandas que son inadmitidas (hoy es un 95%) por no haber cumplido con alguna de las condiciones de admisibilidad consagradas en el Artículo 35 del Convenio para la protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. CONCEPTUALIZACIÓN DEL CASO MORRIS Y STEEL VS REINO UNIDO Helen Steel y David Morris hacían parte de London Greenpeace (no debe ser confundida con la ONG internacional ambientalista), el cual a mediados de 1980 inició una campaña “anti McDonald’s”. Para 1986 un panfleto de seis páginas titulado “What’s wrong with McDonald’s?” fue producido y distribuido como parte de dicha campaña. El panfleto afirmaba que McDonald’s era el responsable por la hambruna del Tercer Mundo así como del desalojo de pequeños agricultores de sus tierras y de tribus de sus territorios. Otras críticas estaban encaminadas hacia la falta de cualidades nutritivas de la comida de McDonald’s, los riesgos para la salud debido a su consumo, el objetivo abusivo de que la publicidad estuviera dirigida para los niños, las prácticas crueles en la crianza y sacrificio –matanza- de animales usados para producir la comida y las condiciones insatisfactorias de trabajo al interior de la compañía. McDonald’s, por su parte, inició una serie de procedimientos legales –demandacontra los activistas Helen Steel y David Morris, alegando daños por difamación. Steel y Morris negaron haber publicado el panfleto así como el hecho de que lo que el mismo contenía fuera de contenido difamatorio. Habiéndoseles negado asistencia legal por parte del gobierno de Reino Unido, debido a que dicha ayuda no es permitida en procesos de difamación, Morris y Steel se auto representaron en el juicio que duró 313 días, contando con la ayuda de abogados y bufetes que actuaron pro bono, es decir, para el bien público y sin retribución monetaria. En una etapa, los demandados fueron incapaces de pagar las copias diarias del juicio, pero eventualmente las consiguieron con algo de retraso usando donaciones del público. Los demandados fueron encontrados responsables de la publicación del panfleto, el cual contenía numerosas declaraciones que eran falsas y otras que no estaban justificadas. El juez ordenó una indemnización por daños a favor de McDonald’s. En la apelación algunas de las alegadas declaraciones fueron consideradas observaciones u opiniones y otras se encontraron justificadas. En consecuencia, la indemnización por daños fue reducida. Posteriormente, Morrison y Steel decidieron acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos –TEDH- para demandar al Estado del Reino Unido impugnando las leyes gubernamentales acerca de que la ayuda judicial no está permitida en casos de difamación. De igual forma, presentaron un caso altamente detallado sobre lo que ellos consideraban que era la naturaleza opresiva e injusta de las leyes sobre difamación en el Reino Unido en general, y en su caso particular. Para septiembre de 2004, el TEDH admitió la demanda y los abogados de Morrison y Steel argumentaron que la falta de ayuda judicial viola los derechos de los demandantes a la libre expresión y a un juicio justo e imparcial. Por su parte, el gobierno sostuvo que la convención dejo a libre elección de los estados contratantes los medios para hacer efectivo el acceso a los tribunales civiles y además que el estado no tiene recursos ilimitados para financiar los sistemas de asistencia jurídica y era por tanto legítimo imponer restricciones a la elegibilidad para la ayuda judicial en ciertos tipos de casos civiles de baja prioridad, siempre que tales restricciones no sean arbitrarias. Los órganos de la convención han considerado la no disponibilidad de ayuda jurídica en casos de difamación en virtud del derecho inglés en seis casos posteriores a este, y nunca fue visto como una violación al artículo 6. Artículo 6: Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente y dentro de un plazo razonable, por un Tribunal independiente e imparcial, establecido por ley, que decidirá los litigios sobre sus derechos y obligaciones de carácter civil o sobre el fundamento de cualquier acusación en materia penal dirigida contra ella. La sentencia debe ser pronunciada públicamente, pero el acceso a la sala de audiencia puede ser prohibido a la prensa y al público durante la totalidad o parte del proceso en interés de la moralidad, del orden público o de la seguridad nacional en una sociedad democrática, cuando lo intereses de los menores o la protección a la vida privada de las partes en el proceso así lo exijan o en la medida en que sea considerado estrictamente necesario por el tribunal, cuando en circunstancias especiales la publicidad pudiera ser perjudicial para los intereses de la justicia. (…) Además, el gobierno argumentó que los hechos involucrados en el litigio no eran tan difíciles como para necesitar ayuda judicial y resaltó la defensa pro bono que recibieron los demandados durante el caso y demás ayudas que facilitaron que todo el proceso les resultara gratuito. La Corte frente a los argumentos expuestos por ambas partes expresó que la cuestión sobre si para una audiencia justa se necesita la prestación de asistencia jurídica se determinaría sobre la base de algunos hechos y circunstancias en particular, entre otras cosas, sobre la importancia de lo que está en juego para el demandante, la complejidad de la ley, el procedimiento pertinente y la capacidad del demandado de representarse efectivamente. CONCEPTOS IMPORTANTES SOBRE LA LEY INGLESA Difamación: Bajo la ley inglesa el objeto de una acción de difamación es defenderse de la reputación del demandante, así como hacer una reparación por la injuria hecha por la injusta publicación de declaraciones difamatorias concernientes a él o ella. El demandante tiene la carga de probar la “publicación” y el demandado puede presentar una justificación cuando las declaraciones difamatorias son en esencia verdad. La carga es del demandado para probar la verdad de las declaraciones sobre el balance de probabilidades. Cabe señalar que no sirve como defensa argumentar que el demandado actuó de buena fe, creyendo que las declaraciones eran ciertas. Sin embargo, la ley inglesa reconoce la defensa de la “opinión justa”, siempre y cuando se pueda establecer que la declaración es una opinión, y no la afirmación de datos. En la actualidad la acción tiene su fundamento en la iniciativa que es de carácter personal y en el poder de reclamar que es de carácter abstracto. Así, en términos generales: ACCIÓN = Iniciativa + Poder de reclamar Por lo tanto decimos que la acción es un poder abstracto que da paso a un derecho completo para reclamar ante un tribunal. Todos los habitantes de una sociedad organizada tienen esa potestad de acudir ante el órgano jurisdiccional para que se concrete la seguridad jurídica frente a un derecho. La acción es el poder de reclamar la intervención de la justicia frente a la vulneración de un derecho en particular. Ayuda legal para procesos judiciales de difamación: A lo largo del tiempo la asignación de ayuda legal a civiles fue dirigida por el Legal Aid Act de 1988 según el cual se planteaba que procesos que fueran en todo o en parte de difamación estaban excluidos del ámbito de la ayuda legal civil. El sistema de Legal Aid existe en todos los Estados miembros de la Unión Europea. Si se tiene una disputa con una compañía, una persona profesional, un empleador u otra persona en el país de residencia y no se tienen los suficientes recursos económicos para enfrentar un caso en la corte, se puede aplicar para beneficiarse del Legal Aid bajo las regulaciones nacionales existentes. Daños: La medida de daños y perjuicios por difamación es la cantidad que pondría al demandante en la posición que él o ella habría estado en caso que el mal no hubiera sido cometido. El demandante no tiene que probar que ha sufrido alguna pérdida pecuniaria real; está en manos del jurado (o el juez, en caso de estar solo) otorgar una suma de daños suficientes para reivindicar la reputación del demandante e indemnizar por daños morales. TRABAJOS CITADOS European Court of Human Rights, Estrasburgo, Convenio Europeo de Derechos Humanos. Recuperado el 12 de enero de 2016 de: http://www.echr.coe.int/Documents/Convention_SPA.pdf European Court of Human Rights, Estrasburgo, Reports of judgments and decisions. Recuperado el 12 de enero de 2016 de: http://www.echr.coe.int/Documents/Reports_Recueil_2005-II.pdf European Court of Human Rights, Estrasburgo, Guía práctica sobre la admisibilidad. Recuperado el 12 de enero de 2016 de: http://www.derechoshumanos.net/denunciar/manuales/admisibilidaddemandas-TEDH-2010.pdf Red Judicial Europea en materia civil y mercantil, Legislación aplicable Inglaterra. Recuperado el 26 de marzo de 2016 de: http://ec.europa.eu/civiljustice/applicable_law/applicable_law_eng_es.htm