fortalecimiento institucional y modernización de las diputaciones

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DECLARACIÓN DE VALENCIA.
18 de abril de 2012
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FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL Y
MODERNIZACIÓN DE LAS DIPUTACIONES CABILDOS Y
CONSEJOS INSULARES Y DEMÁS ENTIDADES LOCALES
INTERMEDIAS.
Valencia, 18 de abril de 2012
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DECLARACIÓN DE VALENCIA.
18 de abril de 2012
FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL Y
MODERNIZACIÓN DE LAS DIPUTACIONES CABILDOS Y
CONSEJOS INSULARES Y DEMÁS ENTIDADES LOCALES
INTERMEDIAS.
Propuesta de Resolución.
La crisis económica iniciada en el año 2007 y las políticas fiscales aplicadas como respuesta a la
misma han provocado un rápido deterioro y una alta tensión en las cuentas públicas. El volumen
del déficit, el aumento del endeudamiento y los desequilibrios de carácter estructural en los
últimos años no se corregirán con la superación de la coyuntura económica y se nos plantearán
dificultades considerables para retomar la senda y el ritmo del crecimiento sostenido. Estos años
de recesión y estancamiento nos abocan a un nuevo escenario, donde la actual estructura de
ingreso y gasto público no es soportable por más tiempo. Aunque los recortes de gasto y la
austeridad de las administraciones son soluciones razonables, a más largo plazo las medidas
deben encaminarse hacia una reforma del sector público que debe significar un cambio de
paradigma, fundamentado en una estructura sostenible de ingresos y gastos, una optimización y
maximización de los recursos disponibles, una provisión más eficiente de los servicios públicos,
una modernización de la administración pública, una corresponsabilización fiscal, y una
creciente transparencia pública apoyada en la rendición de cuentas y en los demás mecanismo
de buena administración y buen gobierno.
En este escenario de crisis económica de amplio alcance, la reducción del gasto y el
adelgazamiento de las administraciones públicas han colocado a las diputaciones, en un
escenario en el que son cuestionadas, planteándose incluso su posible desaparición en base a un
supuesto ahorro presupuestario, sin contar, con que dichas propuestas no se acompañan de
ningún estudio que identifique las consecuencias que produciría su desaparición, o cómo
afectaría al funcionamiento de las comunidades autónomas pluriprovinciales y los efectos
perversos para los ayuntamientos, teniendo en cuenta que además, su desaparición exigiría una
reforma constitucional, dado que las diputaciones, consejos y cabildos forman parte de la
estructura y organización territorial del estado.
Estas propuestas que se plantean la viabilidad de los entes intermedios y también la reducción
del número de municipios podemos considerarlas como desconocedoras de la realidad, dado
que por una parte la supresión de estas entidades locales no significa que se deje de prestar
servicios en ellos, ni la eliminación de un nivel de gobierno implica, necesariamente, el ahorro
de su presupuesto dado que los servicios deben continuar prestándose y el personal suele ser
transferido a otros niveles de administración. Nada indica, ni existe documentación científica
que avale que una u otra medida, supresión de municipios y niveles de gobierno, proporcione un
ahorro significativo a las arcas públicas, sin embargo, son notables las experiencias que señalan
la cooperación intermunicipal como recurso de economía de escala y de densidad.
En este sentido la supresión de municipios no puede hacerse al supuesto amparo del ahorro dado
que éstos generan muy poco gasto, no tienen estructura administrativa y sus cargos políticos no
suelen estar remunerados, pero sobretodo la supresión de municipios nunca puede ser abordada
desde una política de ahorro, la reforma de la planta local si se debe abordar deberá hacerse por
la mejora de la calidad democrática, y no por la coyuntura económica, porque ello supondría un
sometimiento de los principios democráticos a los económicos.
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DECLARACIÓN DE VALENCIA.
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En nuestro ordenamiento jurídico se garantiza la existencia de la provincia1 como un ente
intermedio en todas las comunidades autónomas pluriprovinciales. Las diputaciones, cabildos y
consejos insulares coordinan y cooperan con los municipios para que éstos puedan ejercer sus
competencias y los gobiernos municipales puedan desarrollar sus políticas, supliendo la falta de
capacidad de gran número de ellos. Los gobiernos provinciales e insulares tienen como misión
conseguir unos territorios equilibrados desde el punto de vista de la cohesión y vertebración
territorial y social, del desarrollo económico, y del bienestar de los ciudadanos. Como se ha
señalado, reiteradamente, la garantía de que cualquier habitante, independientemente del lugar
donde viva, tenga acceso a servicios de calidad, hacen necesarios a los entes intermedios.
La razón fundamental de existencia de las diputaciones es su sustantivación como “agrupación
de municipios” y uno de sus principios de actuación: la cooperación y coordinación local. Sin
duda, la cooperación intermunicipal es el instrumento que debe potenciarse, con ello se evitan la
duplicación de servicios y de los costes administrativos asociados y se garantiza el ejercicio de
las potestades y la prestación de servicios en los municipios pequeños y medianos. En aras de
evitar la concurrencia, los rendimientos decrecientes y las improductividades en la provisión de
servicios, la estructura administrativa debe racionalizarse y simplificarse, aunque también es
cierto que la configuración local en el territorio español es diversa, su estructura de
asentamientos heterogénea, las zonas rurales son distintas de las aglomeraciones urbanas, unas
comunidades autónomas tienen menor número de municipios y de mayor número de habitantes,
otras sus asentamientos son menores y se encuentran mucho más diseminados en el territorio,
otras zonas son rurales, otras están más industrializadas, en otras la densidad de la población es
mayor frente a otras que rayan la desertización, etc. por ello, el tratamiento no puede ser
uniforme.
El posicionamiento en esta resolución es claro, contundente y sin fisuras a favor de las
diputaciones, consejos y cabildos insulares, y viene determinado, no por perpetuar un nivel de
poder territorial como es el provincial, sino porque son instituciones de primer orden en la
organización política y administrativa de nuestro país, desde la Constitución de 1.812, a través
del artículo 3102, e instrumentos para reforzar y fortalecer la autonomía local, para prestar más y
mejores servicios a la ciudadanía y para satisfacer el derecho que tienen los ciudadanos a ser
bien gobernados.
Así pues, los representantes de las Diputaciones, Cabildos y Consejos Insulares reunidos en la
ciudad de Valencia,
Declaramos:
En materia de fortalecimiento institucional de la Provincia, Consejos y Cabildos
Insulares
1. Fortalecer la provincia, cabildos y consejos insulares como las formas de gobierno que
mejor garantizan frente a otras estructuras del estado la autonomía local de los municipios
por su caracterización constitucional como “agrupación de municipios” (artículo 141.1
CE3).
2. Consideramos necesario reformar las diputaciones, tomando como ejes básicos de ésta el
sistema competencial y financiero de las mismas, así como el modelo de gobierno,
entendiendo por ello el sistema electoral y la forma de organización de la institución.
1
“el gobierno y la administración autónoma de las provincias estarán encomendados a Diputaciones u
otras Corporaciones de carácter representativo” (artículo 141.2 CE)
2
“Se pondrá Ayuntamiento en los pueblos que no le tengan y en que convenga le haya, no pudiendo dejar
de haberle en los que por sí o con su comarca lleguen a mil almas, y también se les señalará término
correspondiente”.
3
Constitución Española
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3. Desde la FEMP y sus federaciones territoriales se propondrán aquellas modificaciones
legislativas necesarias en los procesos de reformas estatuarias con el objetivo de reconocer y
regular las competencias, la financiación de los gobiernos locales intermedios, así como las
posibles transferencias, delegaciones o encomiendas de gestión. Obviamente, con su
correspondiente suficiencia financiera en aplicación del principio de subsidiariedad,
vehiculizándose de esta manera una efectiva descentralización de competencias por parte de
las Comunidades Autónomas.
4
4. Reconocer la diversidad provincial e insular, por tanto no se persigue una uniformidad en la
conceptualización de la provincia e isla, todo lo contrario, desde el reconocimiento de la
diversidad, partiendo de una mínima regulación por el legislador básico, se insta a que se
defina , en el contexto constitucional, un modelo de autonomía provincial garantizado, de
carácter abierto e incluso asimétrico que en función del contexto, las características
territoriales, históricas, políticas, sociales y culturales permitan a los legisladores
autonómicos ampliar o reordenar el sistema local de la comunidad autónoma
correspondiente.
5. Considerar que la provincia, cabildos y consejos insulares deben ser el foco estratégico y el
engranaje central de la construcción político-administrativa de la intermunicipalidad y de la
articulación de los municipios con los demás poderes territoriales de gobierno en
condiciones de nivelación y equilibrio.
6. La provincia, cabildos y consejos insulares son entidades locales con garantías
constitucionales que disponen de una tradición, más que centenaria, identificadas
plenamente por la ciudadanía y dotadas de las necesarias estructuras organizativas,
administrativas y personales, por lo que no pueden ser duplicadas, sustituidas, suplantadas
ni obviadas por otras entidades locales. La concurrencia competitiva debe dar paso a la
ordenación competencial para maximizar los recursos y la prestación de servicios.
7. Apostar por una simplificación, ordenación y racionalización de las estructuras territoriales
locales intermedias que debe partir necesariamente de la instancia provincial e insular. Cuya
vertebración fundamental debe pivotar sobre las dos instituciones que necesariamente deben
complementarse.
8. Nada impide, y el ordenamiento jurídico así lo reconoce la existencia de otros entes locales
intermedios, algunos como agrupaciones municipales de carácter voluntario
(mancomunidades y consorcios) y otros de carácter forzoso (comarcas y áreas
metropolitanas) que puedan ser objeto y destinatarios de la colaboración y del ejercicio de
las competencias provinciales. Ahora bien, cuando esta desagregación de competencias se
superponen y vuelven disfuncional el sistema local al desmembrarse, fragmentar, duplicar
servicios y atomizar la realidad provincial debería optarse, sin lugar a dudas por el
liderazgo, directividad y coordinación de la institución provincial.
9. Demandar la presencia de las diputaciones, cabildos y consejos insulares en aquellos foros y
órganos creados por otros niveles de gobierno con el fin de garantizar la participación de
las administraciones locales.
En materia electoral
1. Potenciar la reflexión y el debate sobre el sistema electoral provincial que debe considerar
las diversas formas mediante las que se corrijan los distintos problemas que genera su actual
configuración.
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Federación Española de Municipios y Provinciaa
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2. Los partidos judiciales como circunscripción electoral no responde al actual mapa
poblacional del territorio por lo que se debería modificar en el sentido de una identificación
con la circunscripción electoral municipal.
3. Consideramos de notable importancia que se implanten fórmulas que mejoren la visibilidad
de la institución provincial en el tejido social, mediante el incremento de su notoriedad,
transparencia y responsabilización de la gestión política frente a los ciudadanos..
4. Si quienes más necesitan la cooperación y asistencia provincial son los que ostentan el
menor grado de representatividad, algún mecanismo compensatorio deberá articularse, sin
desequilibrar la composición cameral resultante de las elecciones. Se propone, pues,
reflexionar sobre este extremo.
En materia de diseño institucional y organización
1. Debemos reflexionar sobre las ventajas e inconvenientes y en su caso proponer el modelo
más adecuado de organización de las diputaciones de régimen común y los demás consejos
y cabildos no incluidos en el ámbito de aplicación del régimen de organización de
municipios de gran población, el cual debería contemplar las diversas peculiaridades de las
distintas instituciones. Cabe formular propuestas en la dirección de un modelo de corte más
moderno con diferenciación más nítida de los órganos de control y de gobierno, una
reorganización de funciones ejecutivas y deliberativas y un sistema de gestión más afincado
en el modelo de gestión pública y de gobernanza en red.
2. Consideramos necesario y urgente modernizar el diseño institucional y el modelo de
organización de las diputaciones, cabildos y consejos insulares en la dirección, indicada
reiteradamente y desde distintos frentes, de profesionalizar la función directiva, centrarse en
los resultados e implantar la gestión por objetivos y resultados; mejorar la gestión de los
recursos humanos; la gestión del conocimiento; uso extensivo e intensivo de las tecnologías
de la información y la comunicación; potenciar la administración electrónica y el “egovernment”; la gobernanza en red; enfatizar, gestionar y mejorar las relaciones con los
ciudadanos; prestar servicios de calidad; conectar las decisiones de oferta con las de
demanda y servir a la ciudadanía.
3. Implantar mecanismos de gestión que favorezcan la transparencia y la rendición de cuentas.
Éstos son dos requisitos fundamentales para construir y reforzar la legitimidad de los
gobiernos, así como, la información y evaluación de las políticas públicas emprendidas y los
resultados obtenidos en función de los objetivos y evaluados mediante indicadores comunes
que faciliten la comprensión y la interpretación de la información. Disciplinar el
comportamiento presupuestario y transparencia fiscal con la publicación periódica y puntual
de la ejecución presupuestaria y presupuestación plurianual.
4. Abogar por una racionalización y simplificación de las estructuras administrativas que por
una parte permitan una mayor eficiencia organizativa, pero que a su vez presenten un alto
grado de flexibilidad con el objetivo de disponer de una capacidad de respuesta a las
necesidades, planes y programas que se requieran en el desarrollo de la cooperación
municipal.
5. Avanzar en la simplificación y reducción de trámites y cargas administrativas, para lograr
ganancias de eficiencia en los costes que deben soportar empresas y ciudadanos, y
ganancias en los costes en los que incurrimos las administraciones en la prestación de los
servicios
6. Apostar por una estructura directiva que garantice el liderazgo público efectivo y con una
acertada combinación entre liderazgo político y liderazgo profesionalizado en el ámbito de
la administración y gestión para que aporten efectividad al rendimiento institucional. Contar
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con un personal directivo profesionalizado (reconocido en el artículo 13 del EBEP5) con
competencias, habilidades y destrezas propias de la función para facilitar el cambio de una
cultura burocrático-administrativa y reglamentista a una cultura centrada en la gestión
pública y en los resultados y cuyo objetivo final sea responder a los intereses de la
ciudadanía mediante fórmulas de transparencia, buena administración y buen gobierno.
En materia del modelo de relaciones entre ayuntamientos y las diputaciones,
cabildos y consejos insulares.
1. A las diputaciones cabildos y consejos insulares se les reconoce el papel de liderazgo en la
comunidad local porque son los responsables de organizar las agrupaciones, redes y
asociaciones estratégicas que establecen las prioridades globales una vez conocidas las
necesidades y demandas municipales.
2. Enfatizamos la cooperación y la coordinación como los principios del trabajo provincial e
insular en los que se basa la relación con los municipios, de tal forma, que todos ellos con
independencia de su tamaño y recursos pueda prestar, en igualdad de condiciones los
servicios que les son obligatorios, priorizando las necesidades que se derivan de las
competencias mínimas y obligatorias (en virtud del artículo 26.3 de la LRBRL6) que los
ayuntamientos deben satisfacer más aquellas de interés provincial
3. Los Entes Locales intermedios hallan su verdadero sentido favoreciendo las economías de
escala, añadiendo valor al proceso con la solvencia técnica de su personal y fomentando el
trabajo intermunicipal. Debemos trabajar a partir de la colaboración de nuestras políticas
con los municipios (cooperando y coordinando a la vez con ellos), orientados por los
valores de la transversalidad, la transparencia y la participación en la acción de gobierno.
4. El desarrollo del trabajo cooperativo para incrementar su eficacia debe al mismo tiempo,
incluir en sus programas y actuaciones una decidida apuesta por las nuevas tecnologías de la
información y comunicación, la construcción de amplias alianzas municipales en función de
las necesidades, el establecimiento de elevados niveles de gestión y una inversión eficiente
y rigurosa de los fondos públicos.
En materia de competencias
1. Los principios de subsidiareidad y eficiencia deben operar como principios generales en la
distribución de competencias, de tal forma que cada competencia debe ser asumida por
aquella administración que pueda obtener mayor rendimiento y mejor desempeño.
2. La reubicación de las llamadas “funciones impropias” en los niveles de gobierno que
corresponda y, en su caso, el encaje en el nuevo sistema de financiación que se establezca.
3. la asunción provincial e insular de competencias derivadas de los gobiernos autonómicos y
del gobierno central deben respetar el principio de simetría competencial y financiera. Sin
duda, la producción institucional mejorará notablemente.
4. Maximizar el espacio competencial de las organizaciones provinciales mediante la
asignación de nuevas competencias. La futura Ley Básica de Gobierno y Administración
Local deberá fortalecer, reforzar y modernizar el papel de las Diputaciones, Cabildos y
Consejos Insulares, creando una carta provincial de servicios y actualizando sus cometidos
tanto los funcionales e instrumentales como los materiales, en los que cabe un amplio
recorrido.
5. Los actuales planes provinciales de cooperación de obras y servicios deben caminar hacia
un modelo más amplio donde se incluyan otras actuaciones de competencia provincial y se
conviertan en auténticas herramientas de gestión adaptadas a las necesidades municipales.
5
6
Estatuto Básico del Empleado Público. Ley 7/2007 del 12 abril
Ley Reguladora de Bases del Régimen Local Ley 7/1985 del 2 de abril
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La perspectiva provincial y de conjunto de estos planes debe permitir un diagnóstico global
de las necesidades provinciales y un agrupamiento de necesidades que permita la aplicación
de economías de escala y, en su caso, de densidad y una posterior evaluación de la
implementación de los planes por parte de las organizaciones provinciales.
6. La provincia deberá prestar asistencia técnica en aquellas materias que por iniciativa propia
o por petición de los ayuntamientos, atendiendo de manera preferencial a los municipios
con menor población, menor capacidad económica y de gestión, se requieran y cuyos
contenidos de la asistencia técnica se determinarán y regularán por ésta en relación a los
procesos reglados (planeamiento y gestión urbanística, contratación pública, producción
normativa como ordenanzas y reglamentos, tecnologías de la información y la
comunicación, asesoramiento, jurídico, técnico, representación y defensa en juicio, en
materia de recursos humanos y empleo público, administración electrónica, etc.) y otras de
iniciativa propia o a instancias de los ayuntamientos.
7. Durante el proceso de consolidación autonómico las provincias han ido perdiendo a favor de
las autonomías servicios que prestaban directamente a los ciudadanos. Sin embargo, dos son
los aspectos que capacitan a la provincia como proveedora de servicios públicos.
En primer lugar por vía del artículo 36.3 de la LBRL7 la provincia prestará o gestionará un
servicio público cuando se produzca una incapacidad de gestión o prestación por los
municipios y en segundo lugar cuando determinados servicios públicos tienen en el nivel
provincial la escala idónea de gestión. Algunos de los servicios municipales de carácter
obligatorios pueden presentar elevados niveles de ineficiencia si se prestan en el ámbito
exclusivo de lo municipal, sin embargo desde el nivel provincial son o, en su caso, pueden
resultar muy eficientes8.
Por ello se propone identificar y catalogar aquellos servicios públicos que en razón de su
escala de gestión resulten idóneos para su gestión provincial, cumpliendo así con el
cometido señalado en el artículo 36.1.c consistente en la prestación de servicios públicos de
carácter supramunicipal y supracomarcal.
En materia de ordenación territorial urbanística y medio ambiental la provincia presenta un
escasa representación, la incorporación del nivel provincial se constituye como un reto de
verdadera importancia no solo porque numerosas diputaciones sustituyen a muchos
municipios en la elaboración de los planes urbanísticos por su incapacidad técnica y de
gestión, sino también porque la perspectiva provincial es un elemento clave de ordenación
del territorio.
La competencia incorporada con motivo de la aparición de la Ley 57/2003 de 16 de
diciembre de medidas para la modernización del gobierno local9, presenta un elevado
potencial de acción para las instituciones provinciales, porque en ellas entrarían, sin duda,
las actuaciones de iniciativa de interés provincial.
8. Crear un grupo de trabajo cuya finalidad y meta sea el análisis del gasto no competencial y
de las duplicidades, solapamientos e ineficiencias de funciones y servicios que se producen
entre las distintas administraciones como un elemento necesario para impulsar las medidas
necesarias que nos permitan avanzar en la racionalización, optimización del gasto,
distribución equitativa de los recursos públicos y en la clarificación competencial, así como
en la cooperación y coordinación entre las diferentes Instituciones Públicas. Este informe
7
“La asistencia de las diputaciones a los municipios, prevista en el artículo 36, se dirigirá
preferentemente al establecimiento y adecuada prestación de los servicios públicos mínimos…”
8
nos referimos a servicios públicos como a la conservación de caminos y vías rurales, patrimonio
histórico-artístico, actividades culturales y deportivas, turismo, tiempo libre, transporte público,
alumbrado público, tratamiento de aguas, etc.
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“La cooperación en el fomento del desarrollo económico y social y en la planificación en el territorio
provincial, de acuerdo con las competencias de las demás Administraciones Públicas en este ámbito”
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debe abordar una reflexión integral de la actuación institucional en su triple dimensión
(autonómica, intermedia y municipal).
En materia de financiación de las diputaciones, cabildos y consejos insulares.
1. Consideramos que en la actual crisis económica, fiscal y de tensión en las cuentas públicas,
cuando la capacidad de pago de los contribuyentes se encuentra seriamente mermada, las
administraciones de todos los niveles deben garantizar la máxima eficiencia en la prestación
de los servicios públicos
2. Después de treinta años es necesario culminar el traspaso de competencias a los gobiernos
cuya titularidad les corresponda y si esto no es posible, por la razones que sean, las
administraciones provinciales deberán percibir la financiación que les corresponda en virtud
de su responsabilidad. Debe procurarse una simetría competencial y financiera.
3. Consideramos las PICAS como instrumentos que permitan aportar la financiación necesaria
para implementar servicios prestados por los Entes Intermedios, cuya titularidad es de
carácter autonómico y que propiciaría la tan comentada segunda descentralización. Las
comunidades autónomas deben reconocer aquellas competencias de su ámbito que son
ejercidas por los gobiernos intermedios y en consecuencia deben ser financiadas mediante la
participación en sus ingresos.
4. Revisión del sistema de participación en los ingresos del Estado: No parece que el sistema
sea lo suficientemente flexible con la realidad del gasto, pudiéndose buscar indicadores de
actividad, que permitan un sistema dinámico y justo. Consideramos que la participación en
los ingresos del Estado debe permitir el sustento de las funciones de coordinación y
colaboración reconocidas en nuestro ordenamiento jurídico.
5. Consideramos necesario que se produzcan algunas innovaciones en el sistema tributario
provincial: Estas actuaciones permitirían el apuntalamiento del sistema de recursos propios
y la generación de una mayor corresponsabilidad fiscal, el catalogo de posibles medidas
sería muy amplio, entre ellas, aumento del recorrido fiscal, mejora del sistema regulador de
las tasas, eliminación de la sobreimposición, tributación de nuevos hechos imponibles,
relacionados con el medio ambiente y las energías renovables, cesión de impuestos o
incluso establecimiento de recargos.
6. Paliar el déficit de representación institucional de las entidades locales mediante la
participación en aquellos órganos de decisión y negociación de los distintos sistemas de
financiación que pudieran afectarles, incluida la gestión de los fondos europeos que en sus
propios acuerdos reguladores suelen olvidar la dimensión provincial.
7. La modificación del sistema financiero debe contemplar, tal y como lo hace actualmente,
aunque con modificaciones:
a. una participación en los tributos del Estado suficiente para hacer frente a las
competencias propias de cooperación y asistencia, añadiéndosele modificaciones
legales que pudieran permitir la generación de un mayor volumen de recursos
propios a los entes provinciales, tales como imposición, endeudamiento, etc.
b. una participación en los tributos de las Comunidades Autónomas, como elemento
propiciador de la traslación de competencias a los Municipios de competencias
autonómicas y a los entes intermedios, cuando sean éstos los que estén prestando
materialmente esas competencias.
8. En relación con la competencia de asistencia y cooperación la financiación de ésta debe
basarse como viene haciéndose en la participación de los ingresos del estado y en la de las
comunidades autónomas, si bien cabe alguna flexibilidad dado que las realidades
territoriales son muy distintas entre sí y existen singularidades en función de la comunidad
autónoma, primando fundamentalmente la equidad, la nivelación y equilibración entre
8
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territorios. Asimismo, la participación debe tomar como indicador la población, lo que
permite una referencia ampliamente comprensible y con elevadas dosis de comparabilidad
como ingresos por habitante.
9. Las competencias delegadas por otros gobiernos deberán acompañarse necesariamente con
los recursos y la suficiencia financiera necesaria para su ejercicio. Delegación y
financiación de la misma deben presentar un carácter indisoluble.
10. Consideramos necesario que se incorpore la planificación concertada de actuaciones y
recursos entre los niveles de gobierno provinciales y autonómicos, en cada comunidad
autónoma que culmine, al menos, en una cumbre anual entre las presidencias provinciales e
insulares y autonómica, como dinámica habitual, cuyo objetivo sea la actuación cooperativa
y coordinada en el territorio provincial y una maximización de los recursos disponibles.
En materia de recursos humanos y empleo público.
1. El derecho de los ciudadanos a una buena administración exige un sistema de gestión de los
empleados públicos objetivo y eficaz, tal y como se indica en el EBEP10, por lo que las
entidades intermedias deberán consolidarse, de manera progresiva, como referentes de una
gestión avanzada de los recursos humanos provinciales y como proveedores de servicios de
recursos humanos a los ayuntamientos que lo necesiten.
2. La creación de un órgano provincial permitiría una capacitación técnica, de la que no
disponen la gran mayoría de ayuntamientos pequeños y medianos, maximizaría los recursos
provinciales en materia de recursos humanos y permitirá una profesionalización en esta
materia.
3. En las políticas y prácticas de gestión de las personas tanto en nuestras organizaciones
provinciales como en la cooperación intermunicipal debemos aplicar una gestión avanzada
de recursos humanos e implantar sistemas de selección profesionalizada, formación e
itinerarios de formación que capaciten a los empleados para un mayor rendimiento y
productividad en el puesto de trabajo, mediante la evaluación del desempeño y del
rendimiento, con fijación de objetivos y vinculación de la productividad y logro de
resultados a una parte del salario, promoción y carrera vinculados a los conocimientos
adquiridos, a la calidad del trabajo, al desempeño, a la trayectoria y actuación profesional,
de tal forma que nuestra orientación persiga el objetivo formulado en la exposición de
motivos del EBEP «la finalidad primordial... debe ser mejorar la calidad de los servicios que
el ciudadano recibe de la Administración».
Ante el nuevo curso político y las necesidades expresadas por la FEMP, en general y en esta
cumbre, en particular, con el objetivo de mejorar y actualizar el marco competencial y
financiero y modernizar el modelo de gobierno, de gestión y organización, las diputaciones,
cabildos y consejos insulares, manifiestan:
Que se tengan en consideración las resoluciones aprobadas en esta declaración y las
resoluciones aprobadas en la 10ª Asamblea General de la FEMP en materia de fortalecimiento
institucional de las diputaciones, cabildos y consejos insulares, enfatizando el papel vertebrador
y cohesionador de estos gobiernos intermedios en el desarrollo económico, territorial, social y
cultural de nuestra sociedad y de los gobiernos municipales para desarrollar sus competencias
en el territorio. Ahora que se celebra el bicentario de la Constitución de Cádiz en 1812 es
necesario, reconocer el relevante papel de las diputaciones, consejos y cabildos insulares en
nuestra historia común y en su contribución a la construcción de nuestro estado a lo largo de los
últimos doscientos años.
10
Estatuto Básico del Empleado Público. Ley 7/2007 del 12 abril
9
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