EL RÉGIMEN JURÍDICO DE LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA DEPORTIVA Dr. Nicolás de la Plata Caballero Profesor de Derecho del Deporte Universidad Europea de Madrid TEORÍA GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA La organización y las diversas fórmulas organizativas están estrechamente ligadas al ejercicio del poder político, el cual requiere en todo momento, incluso en la acción deportiva, de este entramado de personas y departamentos capaces de desarrollar y ejecutar sus estrategias. Hoy día es más ostensible esta necesidad al desplegarse nuestras administraciones a través de sistemas burocráticos más avanzados, que si bien usan ya métodos como la dirección por objetivos o la planificación estratégica, siguen siendo maquinarias burocráticas. Jurídicamente la doctrina (Sancho Jaraiz) define la organización administrativa como el conjunto de normas que regulan las atribuciones, composición y funcionamiento del aparato administrativo, siendo su función básica coordinar los distintos organismos. Bajo esta base podemos observar que las administraciones públicas deportivas diseñan también sus propias relaciones y sus modelos de corresponsabilidad, aunque de un modo diverso, según se trate del Estado (CSD), las CC.AA. (habitualmente una Consejería y Dirección General) o los municipios (con los Patronatos o Institutos de Deportes como instrumento de modo habitual). MODELOS ORGANIZATIVOS A lo largo de la Historia de han plasmado diversos sistemas: el modelo tradicional , basado en el vasallaje; el modelo del líder, donde el jefe recibe lealtad basado en su carisma; y el modelo actual burocrático, basado en la racionalización y en el sistema jurídico. Este sistema burocrático es el implantado desde hace décadas en las administraciones deportivas públicas, siendo sus rasgos más sobresalientes la compartimentación de las labores, la jerarquía absoluta, la uniformidad de reglas, la generalidad en su aplicación y la profesionalidad del personal. Basándose en ese sistema, actualmente el dinamismo del sector deportivo ha posibilitado que incluso nuestros Gobiernos hayan dado luz verde a sistemas de burocracia avanzada que se están distinguiendo (partiendo del patrón anterior) por una gran especialización del personal que realiza las tareas, por la jerarquía múltiple según los objetivos marcados, y por la externalización de cuantas acciones sea factible. Y todo es factible basándose en las respectivas leyes sectoriales deportivas, que a partir de la denominada potestad organizatoria facultan a cada administración deportiva para configurar su estructura, previamente marcada indirectamente por ellas mismas (poder legislativo) en la norma legal. REGULACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA Nuestra Constitución modificó el carácter del Estado pasando a delimitarse múltiples centros de imputación del poder (Baena del Alcázar) que pueden autoorganizarse, aunque el Estado sí que disponga de la posibilidad de imponer unas bases mínimas de configuración administrativa (mediante la denominada legislación básica). El art. 103.1. CE establece las pautas esenciales a seguir por cualquier Administración pública deportiva: o o Eficacia o o Jerarquía o o Descentralización o o Desconcentración o o Coordinación Asimismo, el artículo 103.2. subraya que la creación y regulación de cualquier órgano administrativo requiere su sometimiento a lo dictado por una ley, es decir, que para que nazca o se transforme un órgano deportivo previamente una ley tendrá que regular quién tiene potestad para ello y cómo podrá efectuarlo. o o La Ministra de Educación, Cultura y Deporte, sobre el CSD en general y la estructura del Ministerio (salvo para extinguirlo o modificar su naturaleza para lo que se requiere una ley), y el Secretario de Estado para el Deporte sobre la estructura interna del CSD o o El Consejero de Deporte sobre su Dirección o Secretaría General de Deportes, actuando los respectivos Director Generales sobre sus propios departamentos. o o El Pleno del Ayuntamiento y su Concejal de Deportes para diseñar el modo general de organización deportiva y para planificar su estructuración, respectivamente. CLASES DE ÓRGANOS ADMINISTRATIVOS Una organización administrativa (una Autonomía, el Estado) engloba a una amplia diversidad de órganos, -que como unidad básica va configurando sus funciones-, los cuales están integrados por una pluralidad de puestos de trabajo dependientes de un mando o jefatura. A cada órgano se le atribuyen funciones deportivas y se le exigen actuaciones y responsabilidades, sin distinguir el funcionario, trabajador o entidad privada que las haya ejecutado: y todo ello partirá de las competencias o atribuciones que las normas les hayan otorgado en el sector deportivo. Por ello será necesario conocer y determinar lo que la legislación deportiva establece como campo competencial de cada órgano administrativo, qué puede y debe hacer, y qué no (previamente nuestra Carta Magna ya ha establecido el esquema competencial de las organizaciones, es decir, de cada administración pública deportiva). Las diversas leyes han ido estableciendo una gran tipología de órganos, si bien los fundamentales pueden estructurarse siguiendo el siguiente esquema ESTADO Órganos superiores o o Ministra de Educación, Cultura y Deporte o o Secretario de Estado para el Deporte-Presidente del CSD Órganos directivos o o Subsecretaría o o Secretario General Técnico del Ministerio o o Director General de Deportes o o Director General de Infraestructuras Deportivas o o Subdirectores Generales (Federaciones, Deporte Profesional, CARICD, etc) Órganos colegiados ejecutivos o o Comisión Directiva del CSD CC.AA. Consejería competente del Deporte Viceconsejería de Deportes Secretaría General para el Deporte Secretario General Técnico de la Consejería Director General de Deportes Director General de Infraestructuras Deportivas ENTIDADES LOCALES Concejal de Deportes Organismo Autónomo Local (IMD, PMD) Vicepresidencia Ejecutiva Junta Rectora del PMD (órgano colegiado) LOS PRINCIPIOS DE LA ORGANIZACIÓN Aunque el mencionado art. 103.1 CE constitucionaliza estos principios, su texto se ha mostrado incompleto a la hora de designar estos rasgos que caracterizan a cualquier organización administrativa como puede ser la deportiva. CONTROL Toda actuación de una administración deportiva está sometida a un control de legalidad por parte de los órganos jurisdiccionales; paralelamente ciertos órganos del poder ejecutivo a su vez supervisan las acciones de órganos inferiores; y finalmente, a nivel económico la intervención, Tribunal de Cuentas y otros órganos similares fiscalizan continuamente el buen destino de los recursos públicos que se usan en la política del deporte español, tanto a nivel estatal, como autonómico y local; incluso la Unión Europea puede llegar a someter a dicho control a nuestros órganos nacionales. EFICACIA Esta aspiración debe ser un objetivo de toda acción pública, si bien su trascendencia es limitada puesto que no produce ninguna consecuencia jurídica su incumplimiento: todo lo más, una actuación laboral o de castigo político. COMPETENCIA La competencia son las facultadas atribuidas a un órgano (que no a una persona a su frente – capacidad-) para poder cumplir los fines y funciones asignados en el ámbito del deporte. La misma es irrenunciable, si bien puede delegarse motivadamente y siempre conservando su supervisión. Al poseerla, el órgano deportivo en cuestión podrá disponer actos jurídicos de obligado cumplimiento por parte del sistema deportivo, lo que no cabe si no se tiene esa competencia en concreto. Por ejemplo, una Dirección General de Infraestructuras Deportivas, probablemente carezca de competencia para controlar las Elecciones Federativas, y por tanto, no puede emanar un acto por el cual se designan los componentes de la Junta de Garantías Electorales. JERARQUÍA La administración se corresponde con una serie de tareas asignadas piramidalmente a departamentos y unidades, compuestos a su vez por personas. Pero todos ellos ostentan una misma función genérica (el deporte, el Registro de clubes, o las instalaciones) con lo que el superior es responsable de cuantas actuaciones giren entorno a su competencia. Todo ello se basa en una dependencia, que permite imponer la voluntad del órgano o persona superior a la de inferior rango jerárquico. Caso de que el inferior estime que se comete una ilegalidad, puede exponer motivadamente su objeción, aunque si es necesario actuará bajo las directrices marcadas que aquí se puede solicitar que estén por escrito. COORDINACIÓN Dentro de una misma organización (el Estado, por ejemplo) este principio trata de evitar superposiciones sobre la competencia que pretenden poseer varios órganos deportivos o de otra materia (como podría ocurrir entre el Ministerio de Sanidad y el CSD en asuntos de dopaje). Pero habitualmente en el deporte este principio se enmarca en las relaciones entre varias administraciones públicas: y en este caso podemos ver cómo surge un órgano deportivo (normalmente el CSD) que trata de aunar los esfuerzos de otros órganos de diferente organización (las Direcciones Generales de Deporte autonómicas) para de ese modo optimizar todas las actuaciones. Hoy día la doctrina (Morell) muestra discrepancias sobre si hay, de todos modos, una cierta relación de superioridad por parte del coordinador que le permite imponer sus criterios caso de no lograr el consenso: nosotros estimamos que sí, aunque no sea una imposición sino un establecimiento de pautas generales a seguir de las que las demás organizaciones podrán apartarse, pero las pautas serán las dispuestas por el órgano coordinador. DESCONCENTRACIÓN Hablamos de la facultad que poseen los órganos centrales deportivos de delegar permanentemente hacia órganos periféricos ciertas competencias. En el Estado no se da, salvando el CARDA de Sierra Nevada y poco más. En cambio, es habitual que las Comunidades pluriprovinciales deleguen en las Delegaciones Provinciales de la Consejería de Deporte competencias referidas al ámbito territorial marcado; de modo similar los grandes Ayuntamientos, como Madrid, pueden delegar pequeñas competencias deportivas en las Juntas de Distrito RELACIONES ENTRE ENTES ADMINISTRATIVOS El nuevo Estado democrático que sintetiza España ha vertebrado las relaciones entre las diversas administraciones en base a cuatro grandes pilares: la descentralización (traspasando funciones hasta entidades más pequeñas territorialmente, y a la vez, hacia organismos públicos no dependientes directamente de la entidad matriz – organismo autónomo, empresas públicas, etc.); la autonomía, por la que es la Constitución quien ha atribuido competencias directas a administraciones inferiores al Estado, como son las CC.AA., las Provincias, los municipios y las Universidades, distribuyéndolas en el deporte mediante la legislación específica. Aquí no hay delegación discrecional de un órgano hacia otro, sino que está marcado por la CE y las leyes; la coordinación, comentada anteriormente; y la tutela y control desde un órgano superior sobre otro inferior, nunca tutela entre administraciones autónomas donde tan solo rige el control de legalidad desde los jueces y tribunales. ORGANIZACIÓN ESTATAL LA LOFAGE La Ley 6/1997 de Organización y Funcionamiento de la Administración General del Estado es la norma esencial para descubrir cómo está estructurada la administración estatal. En ella se describen con precisión las competencias genéricas de cada uno de los órganos administrativos, desde el Ministro hasta los Subdirectores Generales, estableciendo que salvo casos excepcionales deberán ser funcionarios todos los cargos inferiores al Secretario de Estado. Además describe la organización territorial estatal, a partir de las Delegaciones del Gobierno, además de la administración estatal en el exterior (Embajadas y Consulados). LA ESTRUCTURA ORGÁNICA DEL CSD Amén de lo expuesto en la Ley del Deporte 10/90, la estructura orgánica del CSD se detalla en el RD 286/1999 y la composición de la Comisión Directiva en el RD 1242/1992. En conjunto, establecen dos órganos rectores (Presidente y Comisión Directiva), junto con dos centros directivos (la Dirección General de Deportes y la Dirección General de Infraestructuras Deportivas y Servicios). La Ministra ostenta, por su parte, la superior dirección del CSD, la dirección estratégica y el control de eficacia. El Presidente del CSD ostenta la representación del CSD, comparte la superior dirección del mismo, y es sobre quien recaen directamente las responsabilidades de contratación, concesión de subvenciones, autorización de celebración de encuentros internacionales, gastos plurianuales de Federaciones (si bien suele delegar). Además, supervisa y coordina las Direcciones Generales, concede distinciones y ejerce la potestad sancionadora según los casos. Directamente tiene asignados: o o un Gabinete, como órgano de apoyo y asistencia sobre todo jurídica y en asuntos internacionales y de protocolo (junto al Director, destacan los Asesores Ejecutivos) o o una Oficina de Prensa o o la Subdirección General de Control Financiero de Federaciones y Entidades Deportivas o o La Comisión Directiva es un órgano participativo cuyos miembros son nombrados por el Presidente del CSD, pero a propuesta y en representación de: o o La Administración del Estado (CSD, Asuntos Exteriores, etc.) o o CC.AA. o o Entidades locales o o Federaciones o o Ligas o o Sindicatos o o COE Su característica más acusada es que sobre dicho órgano recaen competencias ejecutivas, no consultivas, de tal magnitud como aceptar la inscripción de una Federación, reconocer una modalidad deportiva, nombrar a los miembros del CEDD o calificar a una competición como profesional. La Dirección General de Deportes es la más política de las Direcciones, y suele convertirse en el número dos del Consejo. Entre sus funciones destaca la gestión de los CAR y la cooperación sobre los CTD, los planes de detección de talentos y de alto nivel, la investigación y la cooperación internacional, el control del dopaje, o las proposiciones a los órganos rectores sobre Federaciones y competiciones internacionales. Para ello se subdivide en varias Subdirecciones Generales: Alta Competición Cooperación Deportiva y Deporte Paralímpico Centro de Alto Rendimiento y de Investigación en Ciencias del Deporte La Dirección General de Infraestructuras Deportivas y Servicios gestiona toda la planificación y construcción de instalaciones, así como las relaciones sobre el deporte profesional, entre Ligas, Sindicatos y Federaciones. Además es quien resuelve los recursos administrativos que puedan competer al CSD. Las Subdirecciones que dependen del mismo son. Deporte profesional Infraestructuras deportivas y administración económica Secretaría General ORGANIZACIÓN AUTONÓMICA Junto a lo diseñado por la Constitución, la organización de cada Comunidad aparece marcada por su respectivo Estatuto de Autonomía, aprobado por Ley orgánica. Desde el primer momento se suprimieron las Diputaciones Provinciales en las CC.AA uniprovinciales, como un modo más de simplificar este complicado entramado burocrático. Las competencias autonómicas (registradas en el art. 148 CE) se plasman en los Estatutos, acogiendo todos el desarrollo del deporte como una más. A partir de ahí han sido las 17 leyes sectoriales deportivas las que han ido estableciendo la estructura organizacional y las competencias de cada uno de los órganos deportivos. COMPETENCIAS Y RÉGIMEN ORGANIZATIVO En los primeros artículos de cada ley surge claramente el esquema competencial autonómico, estableciéndose en algunos casos un otorgamiento directo por órgano deportivo, y en otros, una enumeración de la totalidad de competencias de toda la administración deportiva autonómica (restando para los reglamentos la atribución concreta órgano a órgano). Estas competencias suelen ser: CONSEJERO o o Formular la política deportiva o o Planificar el sistema deportivo o o Autorizar la constitución de Federaciones, tutelándolas o o Reconocer las nuevas modalidades deportivas DIRECTOR GENERAL DE DEPORTES o o Fomentar y desarrollar el deporte en todos sus niveles o o Regular la práctica deportiva o o Ordenar las enseñanzas deportivas o o Ordenar el deporte en edad escolar o o Fomentar el deporte universitario o o Impulso a los deporte de alto rendimiento autonómico o o Autorización para participar a las selecciones autonómicas o o Concesión de premios y distinciones o o Coordinar las actuaciones deportivas con otras administraciones y con las Federaciones y Clubes o o Fomentar el asociacionismo DIRECTOR GENERAL DE INFRAESTRUCTURAS o o Planificar las instalaciones deportivas o o Construir instalaciones deportivas, y gestionar, en su caso, las superiores o o Dinamizar la investigación deportiva o o Control y atención sanitaria del deportista o o Inspección y potestad sancionadora en deporte o o Organizar grandes eventos deportivos MODELO DE ORGANIZACIÓN DEPORTIVA AUTONÓMICA Las Comunidades Autónomas gozan de facultades para organizar su propia Administración, por lo que aquí proponemos un modelo estructural de servicio deportivo como medio para llevar a cabo la política deportiva autonómica, si bien éste se aleja de la organización más habitual. Debemos hacer la salvedad que esta organización se enfoca hacia una Comunidad multiprovincial, aunque con las diferencias lógicas, también se puede aplicar en las Comunidades uniprovinciales. Las actuales Direcciones o Secretarías Generales de Deportes aparecen en la cúspide tras la Consejería, puesto que seguirán siendo el máximo órgano político deportivo autonómico. Será el órgano que controle la ejecución de los órganos públicos autonómicos y tutele la adecuación local deportiva, manteniendo las facultades de dirección, de inspección y presupuestarias sobre sus órganos o entidades en quien delegue. La Dirección General distribuirá las diferentes ejecuciones del servicio deportivo, bien de forma directa o bien a través de los modos de gestión indirectos. El Director General asumirá la responsabilidad de las decisiones de mayor importancia, marcando las directrices de actuación, aprobando presupuestos y supervisando los balances contables anuales. Los diferentes Servicios tendrán un estructura flexible, sumamente técnica, capaz de gestionar directamente ciertas acciones y de controlar el resto; por tanto, sus medios cuantitativos y cualitativos deben ser altos. Los Directores de Servicio deberán ser un cargo técnico, de máxima responsabilidad, experto en la dirección y gestión deportiva, que asumirá las tareas ejecutivas del Servicio, así como propondrá los planes futuros para la mejora del deporte en su Comunidad. Representará al órgano en cuantas reuniones de carácter técnico existan, diseñando el organigrama de funcionamiento interno y externo del mismo. Cuando este cargo se convierta en instrumento meramente político, tengamos por seguro que habremos fracasado en el intento de mejorar la actividad deportiva. ORGANIZACIÓN LOCAL El estrato local de la Administración pública, el más cercano al ciudadano, es la parte más importante, cuantitativamente hablando, del deporte, ya que es esta Administración la que debe prestar el mayor número de servicios. Es el municipio (y donde no pueda llegar éste, la Diputación) el mayor poder director del servicio deportivo en España, el que marcará las directrices a seguir, eligiendo el modo de gestión más eficaz para cada acción, así como el primer escalón al que el ciudadano podrá dirigirse ante un mal funcionamiento del servicio público. COMPETENCIAS Y RÉGIMEN ORGANIZATIVO Las competencias locales deportivas vienen marcadas sucintamente en la Ley 7/85 de Régimen Local y de modo extenso por las leyes del deporte de cada CC.AA. La mayoría las centran en: Promoción del deporte, especialmente el deporte base Colaborar con las entidades deportivas privadas Organizar y autorizar manifestaciones deportivas Organizar actividades y competiciones en el Deporte para Todos y el primer nivel del Deporte Competición Colaboración con la administración autonómica para planificar las instalaciones y acciones deportivas Construcción, gestión y mantenimiento de infraestructuras deportivas Establecimiento y obtención de reservas de suelo para las mismas Autorización para la apertura de instalaciones deportivas de uso público Fomento del asociacionismo deportivo Prestación de servicios de prevención médico-deportiva Sobre las formas y maneras de gestionar el deporte a nivel local se ha escrito abundante literatura en nuestro país que con cierta unanimidad ha distinguido tres etapas: a) Predemocrática, donde la gestión directa por la propia entidad local era prácticamente indiscutida, a través de una Concejalía de Deportes, con poco peso específico normalmente. b) Transición democrática, en la que el organismo autónomo local (bajo el nombre, acertado o no, de Patronatos, Fundaciones o Institutos de Deportes) recoge todas las competencias deportivas, creando una estructura técnica que en algunos casos ha llegado a desbordarse. c) Consolidación democrática, donde nos encontramos, en la que algunos autores (entre los que nos incluimos) tratan de utilizar plenamente los instrumentos legales al alcance, estableciendo un sistema mixto, donde tienen cabida varios modos de gestión, según la actividad que se trate, pero alejándose de la uniformidad imperante, con mayor flexibilidad, teniendo la gestión indirecta como instrumento muy valorado. Antes de nada, debemos recordar que es a través de acuerdos plenarios del Ayuntamiento como se decide qué forma es la adoptada para actuar en el deporte, sin bien estas decisiones vienen influidas en gran parte por los consejos o recomendaciones que la Administración autonómica y las Federaciones de Municipios estimen oportunos. MODELO DE ORGANIZACIÒN: EL ORGANISMO AUTÓNOMO LOCAL En los municipios del Estado medianos y grandes, se debe adoptar una fórmula que combine la gestión directa para los asuntos generales, y la gestión indirecta (en la mayoría de los casos) para las actividades específicas, puesto que de esta manera se rentabilizarán más adecuadamente los recursos financieros y se dotará a la ciudad de un tejido deportivo privado con madurez y autonomía, que en definitiva es quien puede impulsar a los ciudadanos con continuidad hacia el deporte. - El órgano político, la Concejalía de Deportes, queda ceñido al propio concejal, máximo responsable (en representación de la Alcaldía) del municipio en la materia, y como tal del resto de la organización deportiva local. Su función será, como tal concejal, prácticamente representativa, defendiendo en los Plenos las consignaciones presupuestarias hacia el deporte y respondiendo de su utilización. - En línea con la doctrina, apostamos por la creación de un organismo autónomo local, técnico y flexible, que asume la gestión general del deporte, principalmente el propio servicio público, aunque las actividades que lo componen podrán ser ejecutadas vía gestión indirecta, otorgada por éste organismo autónomo. El nombre (Patronato, Fundación, Servicio) es lo de menos, por lo que utilizaremos indistintamente cualquiera de ellos. Pese a que este organismo autónomo debe ser ágil y eficaz, sí que debe estar rodeado de un mínimo de garantías, que actúa sobre las reglas de concurrencia, en definitiva, de la oferta y la demanda lo que requiere un enfoque económico comercial de la organización del deporte (Camps y Carretero). De esta forma, cualquier modo de gestión a emplear deberá incorporar técnicas de administración, de dirección de una organización eficazmente, para lo que sus gestores deberán estar preparados y formados (con mayor o menor profesionalidad según la amplitud de la organización a manejar). Pues bien, este Patronato se estructura en tres niveles básicamente: Nivel 1: La Junta o Comisión Rectora, que determina las bases por las que transcurre la política servicial deportiva, aprobando el presupuesto, nombrando al Gerente, y estableciendo los objetivos específicos de cada actividad. Este órgano estará compuesto por representantes del Ayuntamiento (mayoría) y del entramado privado de la localidad (clubes solamente o clubes-Federaciones en el caso de grandes ciudades) que estando en minoría sí que deben tener una amplia representación, fuera de la mera testimonialidad. Los acuerdos serán adoptados por las mayorías que establezcan sus Estatutos, con reuniones ordinarias periódicas y extraordinaria (aprobación de los presupuestos y objetivos anuales, cuestiones de urgencia). La operatividad de este órgano, involucrando a la base real del deporte, será de vital importancia, puesto que de esta manera se garantizará que los practicantes intervengan activamente en las actividades diseñadas, al sentirse identificados con la política deportiva proyectada. Si se fracasa en esta cuestión, habrá fracasado el Patronato. La Junta Rectora conserva el poder director y de control del servicio público deportivo, y será, por delegación del Ayuntamiento, quien establecerá los modos de gestión de las actividades deportivas serviciales. Nivel 2: El Gerente será el máximo responsable ejecutivo del Servicio, diseñando el organigrama del mismo, ordenando la distribución de las tareas y controlando las mismas, describiendo los programas y objetivos generales previstos por la Junta Rectora, y controlando la ejecución de la actividades desarrolladas bajo gestión indirecta. Asimismo, debe colaborar en el diseño de la política futura deportiva, elaborando propuestas y elevándolas al órgano rector, aunque el Gerente no deberá intervenir en la decisión final acerca de las mismas. Nivel 3: Básicamente la Fundación pública deportiva deberá estructurarse en tres áreas de gestión (tanto directa como controladora de la otorgada y ejecutada indirectamente). Una de Asuntos económicos y administración general, otra de Instalaciones, y por último un área Técnica, que gestione la ejecución de las actividades. A partir de ahí, son infinitas las formas de seguir estructurando la Fundación, siendo lo expuesto una propuesta acorde con las características serviciales del deporte español.