Por Juan Muñoz Ocho de junio del año en que a la ciudad entró Madero, el jefe rebelde de la reacción vencedor. Zapata en esa mañana a Madero visitó. Madero vino del Norte, Zapata del Sur llegó. Conocemos de este almuerzo, sabemos su pormenor, porque Gildardo Magaña al pueblo lo reveló. Madero fue un hombre bueno, amó a la Revolución. Pero era un hombre confiado, la confianza lo perdió. Hablaron de Figueroa y Zapata lo acusó de haber intentado un "cuatro" cuando Jojutla atacó. Madero, con tolerancia, pidió la unificación; El tiempo, dijo Zapata, dirá quién tiene razón. Madero, entonces, le expuso que ya la Revolución había concluido su marcha, derrotando a la reacción. -Hay que licenciar la gente que al lado de usted pelió. La paz está asegurada, esta es mi disposición. Zapata, con disciplina, a Madero contestó; pero seguro, por dentro, de que aquello era un error: -Lo que nosotros queremos, el general insistió, es que devuelvan las tierras como usted nos prometió. La tierra, sólo la tierra... El indio se levantó por reconquistar la tierra que el hacendado usurpó. Zapata, el jefe suriano, apóstol de convicción, era la voz de la tierra, su voz de liberación. Madero, el apóstol bueno, hombre que siempre soñó, paciencia, la ley, el orden, todo esto recomendó. Pero Zapata, ranchero, que desconfiado nació, del peligro que veía frente a Madero, insistió. -Yo croque los federales no serán suyos, Señor; hay que ser muy precavidos de su próxima traición. -Hay que licenciar las tropas, Madero le contestó. Estaba ya estipulado en el pacto que firmó. Dice Gildardo Magaña: Zapata se levantó, la carabina en la mano que ni comiendo soltó. Se puso frente a Madero y tomándole el reloj, le dio el ejemplo siguiente que a todos los asombró; Si valiéndome de mi arma, este reloj robo yo, y con el tiempo nos vemos pero ya armados los dos. ¿Tendría usted, señor Madero, derecho a devolución? -No sólo a eso, dijo el Jefe, sino a una indemnización. Pues esto es lo que queremos. Zapata le concluyó: Morelos quiere las tierras que el hacendado robó. Mis campesinos armados, con respetuoso vigor, me encargan pedir a usted la justa restitución. Madero vio que era justo y de nuevo prometió cumplir íntegro el programa que hizo la Revolución. Pero quiso congraciarse, mediante una donación, así a Emiliano Zapata un ranchito le ofreció. Sin ocultar su disgusto, el Jefe del Sur saltó, golpeando su carabina contra el suelo, contestó: Perdone, señor Madero, no fui a la Revolución para volverme hacendado y convertirme en patrón. Fui en busca de la justicia, para el miserable peón. Si abandonamos al pueblo sin oír su petición. Y si acaso no cumplimos lo que ya se prometió, se irá otra vez a las armas, de nuevo a la rebelión. Esto, Gildardo Magaña que con Zapata vivió, lo oyó con otras personas y luego nos lo contó. 1.- ¿Quiénes son los protagonistas en el corrido? Emiliano Zapata y Francisco I Madero 2.- ¿Cuál es el mensaje que trasmite el corrido? Habla de la entrevista que tuvo Madero con Zapata al "concluir" la revolución.