La salud según el sexo

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ANNA VEIGA
La salud según el sexo
C
uando recibí la invitación a
asistir a la conferencia que
impartía la consellera de Salut Marina Geli en la torre
Agbar, fui consciente de que se iban a
tratar allí aspectos de la salud con un
enfoque poco usual y que se trataba de
un tema del que se conoce bien poco.
Las especificidades de la mujer en temas de salud, sobre todo en referencia
a la reproducción, han sido ampliamente abordadas, tanto desde el punto
de vista estrictamente médico como
en sus aspectos más sociales, pero la
contrapartida en la parte masculina no
ha sido equivalente.
Empezando por el final de la vida, es
de todos conocido que las mujeres tienen una esperanza de vida mayor que
los hombres. La esperanza de vida ha
aumentado de forma global y en Catalunya se sitúa alrededor de los ochenta
años, siendo de 77 en el hombre y de
84 en la mujer, con seis años de diferencia. Esto se mantiene en todos los países desarrollados, y es menor esta diferencia en los países en desarrollo.
Los condicionantes sociales y económicos son determinantes para la esperanza de vida, aunque se sabe que las
mujeres tienen una cierta ventaja fisiológica
respecto de los hombres al presentar mayor resistencia frente a determinadas enfermedades.
Por otra parte, las actividades profesionales
que los hombres desempeñan preferentemente
conllevan un mayor riesgo de muerte que las
que practican las mujeres, aunque estas diferencias tiendan a igualarse.
Las principales causas de muerte en la población catalana son los tumores y las enfermedades cardiovasculares. En el caso de los hombres, los tumores más frecuentes son los de pulmón, colon y próstata, y en las mujeres, el primer lugar lo ocupa el cáncer de mama, seguido
del de colon y de pulmón. Las enfermedades
cardiovasculares afectan más a los hombres
que las mujeres. Aparecen diferencias claras
en cuanto a que los hombres tienen más patologías del sistema digestivo y presentan más mortalidad por causas externas, como los accidentes de tráfico. De nuevo, estas diferencias son
explicables por variables fisiológicas y también por variables de actividad, sobre todo profesional.
Analizando el caso específico de la salud
mental, se observa que las mujeres padecen
más trastornos mentales que los hombres en la
edad adulta, mientras que el patrón es a la in-
ANNA VEIGA, doctora en Biología
LAS MUJERES PADECEN
más trastornos mentales que
los hombres en la edad adulta;
el patrón es a la inversa en la
etapa infantil y adolescente
versa en la etapa infantil y adolescente. Esto
podría explicarse por el modo que tienen los
adolescentes de exteriorizar la confusión y la
posible desorientación en este periodo vital.
Los chicos tienden a expresarse con más frecuencia a través de reacciones conductuales de
oposición, enfrentamiento y violencia que pueden agravarse al combinarse con conductas
adictivas. El patrón es distinto en el colectivo
femenino en esa misma franja de edad. Hay
que tener en cuenta la posibilidad de que se detecte este tipo de trastornos en menor medida
entre los hombres, dada la mayor dificultad
que ellos tienen para pedir ayuda, al no reconocer que necesitan apoyo, evitando expresar
una posible debilidad.
Si se analizan los factores de riesgo para la
salud, ya se ha comentado que los hombres tie-
nen actividades de más riesgo para la
salud que las mujeres, tanto en el plano profesional como en el de ocio. Hay
una mayor incidencia de accidentes de
tráfico y lo mismo ocurre con los accidentes laborales. La diferencia en cuanto a actividad física de uno u otro sexo
se pone de manifiesto ya en la edad infantil, probablemente siguiendo modelos sociales y culturales distintos en los
niños y las niñas.
El programa Salut i Escola (conselleries de Salut y Educació) muestra que,
en la etapa infanto-juvenil, a la hora de
acudir a los profesionales de la salud
de que disponen en el ámbito escolar,
las niñas y adolescentes participan
más y se interesan principalmente por
temas relacionados con la sexualidad y
la afectividad, la salud alimentaria y la
salud mental, mientras que los chicos
participan menos y lo hacen para temas relacionados con drogas, tabaco y
alcohol. Cabe preguntarse cuál es el origen de tan distintas actitudes y si es tan
sólo consecuencia de la diferencia de
roles en uno u otro sexo, ya en edades
tempranas.
MESEGUER
Es muy evidente que los trastornos
alimentarios se dan con mayor frecuencia en niñas y adolescentes, a pesar de que está
también aumentando la prevalencia de este
problema en el sexo masculino. El tabaquismo
es un problema que afecta a casi un 25% de la
población catalana, con mayor afectación de
los hombres frente a las mujeres. Se observa
por primera vez una disminución importante
de la prevalencia de esta adicción, tanto en
hombres como en mujeres, derivada tanto de
la legislación como de la percepción del riesgo
que esta práctica conlleva para la salud.
También los hombres presentan un mayor
consumo de bebidas alcohólicas frente a las
mujeres. Lo mismo sucede con el consumo de
otras drogas. De nuevo, las pautas sociales y las
diferencias de rol tienen un papel relevante en
este hecho y las mujeres muestran una mayor
sensibilidad a la hora de valorar los riesgos que
estas prácticas comportan.
Está claro que las diferencias que se observan entre uno y otro sexo en el ámbito de la
salud tienen su origen tanto en las especificidades fisiológicas de hombres y mujeres como en
los aspectos sociales y económicos, que condicionan su actividad profesional y de ocio. Probablemente, la incorporación de las mujeres al
ámbito profesional típicamente masculino y
de los hombres al ámbito social y familiar típicamente femenino hará que estas diferencias
se reduzcan en buena medida.c
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