LAS ACTIVIDADES INDUSTRIALES: MATERIAS PRIMAS Materias

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LAS ACTIVIDADES INDUSTRIALES:
MATERIAS PRIMAS
Materias primas y recursos. La definición más convencional de “materias primas”
suele ser algo así: “recursos que el sector secundario transforma en productos
elaborados dispuestos para el consumo o semielaborados que otras actividades de
ese sector acabarán de transformar para que sean aptas para el mismo”. Como
recursos se entienden aquellos factores de producción que ofrece la naturaleza
previamente a cualquier transformación a la que puedan ser sometidos. Para poder
mantener el concepto de “recursos” como potencialidades o reservas que ofrece la
naturaleza, conviene diferenciarlo del de materia prima, que ya se supone que es
un bien disponible en el mercado para que una actividad económica lo transforme.
De esta manera, cabría decir que las materias primas son el resultado de la
explotación económica de los recursos. Explotación que consiste en la extracción y
puesta en el mercado. Se puede hacer, no obstante, alguna matización: se
diferencian dos tipos de materias primas: las que se obtienen a partir de los
recursos naturales, que son las que el hombre extrae directamente de la
naturaleza, por ejemplo mediante la minería, y las que requieren de la intervención
del hombre en la naturaleza para que sean producidas, se trata de los recursos
agrarios. En ambos casos la naturaleza actúa como un claro condicionante: hay
zonas o países en los que existen esos recursos o las condiciones para producirlos y
hay otras en los que no se dan.
Materias primas y desarrollo en un mundo globalizado. Hasta el desarrollo del
proceso de globalización la posesión de recursos o materias primas se consideraba
un condicionante para el desarrollo: los países que las poseían tenían más
posibilidades de desarrollarse, industrializarse y modernizar su economía que
aquellos otros que tenían que adquirirlos fuera, y que, por ello:
a. Debían pagar un sobreprecio que les restaba competitividad
b. Tenían un elevado nivel de dependencia exterior
De hecho, la localización de materias primas era un elemento importante para
entender la localización industrial.
La creación de un mercado libre mundial ha cambiado estas concepciones: las
materias primas son un producto más de este mercado y su posesión no supone
otra cosa que formar parte del grupo de países que las ofrecen en ese mercado,
pero desde luego no lleva consigo más privilegio para el crecimiento económico que
el que pueda suponer para el saldo de su balanza comercial. En este sentido,
creemos convenientes dos puntualizaciones:
1. Hoy todos los países que participan en el proceso de globalización
disponen de materias primas. Nos explicamos: la producción de materias
primas no se realiza para el sector secundario del país en el que se localiza,
sino para el mercado mundial, al que ese sector secundario tiene que acudir
si quiere hacerse con esas materias primas o recursos para transformarlos.
La única ventaja que se obtiene es la del ahorro en el coste del transporte
que deviene de la cercanía al lugar en el que se obtiene; siempre que esa
materia prima no se distribuya desde otro punto o mercado ajeno al país en
el que se localizaba el recurso. En resumen, esto quiere decir que los
sectores secundario y terciario de un país o zona ricos en ciertas materias
primas tienen escasas ventajas con respecto a otros que las adquieren en el
mercado. En este sentido, la posesión de recursos o la explotación de los
mismos no es un determinante del desarrollo.
2. La implantación del mercado mundial ha aumentado tanto el volumen de
la oferta de materias primas como el de los oferentes. Este aumento de la
competencia ha originado una tendencia global al descenso de los precios,
que no ha supuesto precisamente una ventaja para las balanzas comerciales
de los países poseedores de estos recursos. Esta tendencia se ha
interrumpido únicamente en función de dos tipos de circunstancias:
•
•
Hasta los años dos mil, cuando factores ajenos al mercado han actuado
sobre la oferta: las guerras que han levantado muros proteccionistas o
los acuerdos de productores para limitar la oferta y subir los precios (es
el caso de la OPEP). El desarrollo del proceso de globalización y
liberalización de los mercados va en contra de estas interferencias en los
mercados.
Desde finales de los noventa se observa una tendencia clara y rápida al
aumento de los pecios que se relaciona con un notabilísimo incremento
de la demanda que tiene que ver con el desarrollo económico y social de
los llamados países “en desarrollo”, países densamente poblados y con
unas cifras de crecimiento del PIB elevadísimas. El resultado ha sido,
hasta el inicio de la onda recesiva en 2006-2007, un potente aumento de
la demanda de productos alimenticios, de fuentes de energía y de
materias primas, en general, que ha hecho aumentar sus precios.
Suele pensarse que los países que exportan o ponen en el mercado más
materias primas son los que presentan un menor nivel de desarrollo
tecnológico. Lo cual no es cierto; por el contrario, los principales
exportadores de materias primas son los países desarrollados. Esto quiere
decir que las balanzas de pagos que más se están beneficiando de estos
aumentos de los precios no son las de los países menos desarrollados, sino
las de lo más desarrollados. Los primeros, en cambio, están sufriendo graves
consecuencias económicas, ya que sus economías débiles y endeudadas
tienen que hacer frente a la compra de productos alimenticios y energéticos
más caros, y de productos industriales con precios que repercuten el
encarecimiento de las materias primas y la energía con los que han sido
elaborados.
Las razones de este malentendido son fundamentalmente dos:
a. Hemos heredado de un pasado proteccionista la idea de que “los
países ofrecen en el mercado aquello en lo que son más eficientes”.
El resultado de esta idea es que se produce una división tecnológica
del mundo entre aquellos países de escaso nivel de desarrollo técnico
que se especializan en producir materias primas, productos
alimenticios y fuentes de energía, y aquellos otros que lo hacen en
aquellas actividades, como la industria o ciertos servicios, que
requieren un elevado nivel técnico. Entre unos y otros se situarían los
países intermedios. El proceso de globalización ha echado por tierra
alguna de estas ideas: los países no actúan como agentes
económicos en el mercado mundial, sino como territorios en los que
se refleja éste. En el mundo globalizado son las empresas las que
buscan sus beneficios en el mercado procurando vender aquello que
producen, para ello buscan “ventajas” para mejorar su
competitividad, y esas ventajas tienen que ver con la localización
espacial de las materias primas o no. Queremos decir que los países
que disponen de recursos petrolíferos, por ejemplo, no son los que
los explotan, sino que lo hacen empresas multinacionales propias o
extranjeras, que buscan sus beneficios, que pagan derechos a
gobiernos o a propietarios del crudo o de los terrenos desde los que
se obtiene. Estas empresas explotan el crudo de Oriente Medio, el de
Nigeria, el Méjico o el de EE UU, que son países con un variadísimo
nivel de desarrollo. De la misma manera, la producción y distribución
de productos alimenticios recae en gran parte en países desarrollados
y lo hace porque disponen de mayor tecnología que les permite
producir mucho más, y no porque dispongan de un medio natural
mucho más favorable que otros que producen menos. Es más, una
parte importante de la producción de alimentos que requieren un
medio físico particular (los cultivos tropicales, por ejemplo) es llevada
a cabo por filiales de empresas multinacionales o por empresas
dependientes de las mismas.
No se puede, pues, asociar producción de materias primas y
subdesarrollo o escaso desarrollo tecnológico. La asociación es entre
escaso desarrollo tecnológico y escaso nivel de desarrollo,
independientemente de la cantidad de recursos de los que se
disponga.
b. Se puede confundir el peso que las exportaciones de las materias
primas tienen en la balanza de pagos con la importancia que las
exportaciones de ese país tienen en el conjunto de las exportaciones
de ese tipo de producto. Los países desarrollados son los mayores
exportadores de materias primas, pero estas no tienen una gran
importancia en su balanza comercial; por el contrario, los países
menos desarrollados exportan materias primas en menor medida y
con menor valor, pero este capítulo es muy relevante en sus balanzas
de pagos, ya que producen y exportan muy pocas cosas.
Materias primas, recursos y medio natural. Las materias son, como hemos
señalado, el resultado de la explotación económica de los recursos de la naturaleza
lo que introduce una nueva variable en su estudio: el de la capacidad de renovación
de estos recursos. Todos lo que tienen un ciclo de génesis que es superior al de su
explotación son renovables y, por lo tanto, su exacción no supondrá su
desaparición; los que no tienen ninguna forma de regeneración o los que sufren
procesos de explotación que superan a sus factores de génesis no son renovables o
se explotan excesivamente. La inclusión de estos criterios ecológicos es muy
importante porque puede suponer un límite a la explotación de los recursos
naturales y, por ello, alterar el funcionamiento del libre mercado en el que se basa
el proceso de globalización. Vayamos por partes:
a. El punto de partida es que damos por supuesta la necesidad de preservar
un volumen de recursos naturales suficiente para que las generaciones
futuras puedan beneficiarse de los mismos. Podríamos pensar que el
desarrollo tecnológico podría permitir que un recurso ahora
imprescindible pierda relevancia en el futuro porque pueda ser sustituido
por otro o porque esa materia prima ya no sea necesaria para mantener
el sistema productivo. La Ecología dispone de un argumento contra esta
hipótesis: la reducción del número o variedad de recursos hará a las
sociedades futuras más vulnerables y dependientes.
b. Los recursos naturales no son sólo potenciales puestos a disposición de
las sociedades humanas, son también factores que interactúan con otros
elementos del medio conformándolo y dando lugar a una situación de
equilibrio. Así, la explotación de un recurso agotable o no renovable no
sólo dejará sin ese recurso a generaciones venideras sino que tendrá un
impacto modificador sobre el medio que afectará a las propias
posibilidades de vida y desarrollo en el mismo.
La concepción de la Naturaleza como una “despensa” de la que podemos ir
extrayendo recurso tras recurso olvida que el medio natural se sostiene sobre la
idea de la diversidad y de las interrelaciones entre los elementos que la componen.
La reducción de esta diversidad hará difícil la supervivencia del medio y la vida de
nuestras sociedades. En este sentido, es tan ingenua la concepción de que las
actividades económicas son las que permiten vivir a las sociedades en el medio en
el que se desarrollan, como la que presupone que son las que permiten obtener
beneficios de la explotación de ese medio: las actividades económicas, en nuestro
mundo global, se realizan para que obtener beneficios y no para abastecer a las
sociedades, y, por otro lado, los beneficios se obtienen en el mercado. El medio
natural es un conjunto de recursos de cuya diversidad depende la vida y el propio
desarrollo económico.
Clasificación de las materias primas.
Hay muchas clasificaciones de las materias primas, pero la más usual en los
libros de texto de bachillerato es la que atiende a su origen, que establece dos
grandes categorías:
1. Materias primas de origen orgánico: son la que están basadas
químicamente en el carbono y el hidrógeno, como el conjunto de los seres
vivos. Proceden de las actividades agrarias (agricultura, ganadería y
silvicultura) y de la pesca. En algunos manuales las denominan de origen
animal y vegetal.
2. Materias primas de origen mineral: son las que se extraen de la tierra y
tienen altas concentraciones de minerales. Se puede definir a los minerales
como “sustancias naturales de origen inorgánico, con una composición
química definida, dentro de ciertos límites, que posee unas propiedades
características y que, generalmente, tiene estructura cristalina. Pueden
establecerse dos subcategorías:
Minerales metálicos comunes y frecuentes
Metal que se obtiene
Oligisto, magnetita, siderita
Calcopirita, azurita, malaquita, cobre nativo
Galena
Blenda
Bauxita
Casiterita
Cinabrio
Pirita, azufre nativo
Oro nativo
Argentita, plata nativa
Platino nativo
Hierro
Cobre
Plomo
Cinc
Aluminio
Estaño
Mercurio
Azufre
Oro
Plata
Platino
2.a. Materias primas metálicas de origen mineral: son aquellas en
las que los minerales de los que se obtienen los metales no se
asocian a otros minerales formando rocas, sino que aparecen unidos
a fragmentos de rocas. Mena es el mineral del que se obtiene el
metal, y ganga es la roca acompañante.
2.b. Materias primas minerales no metálicas o industriales: son
aquellas en las que los minerales aparecen asociados formando rocas.
No tienen utilidad para obtener metales, pero se utilizan con otros
fines como la construcción, la industria química, etc. Ejemplos de
estas materias primas son el cuarzo, la caliza, el yeso, el mármol, la
grava o la arcilla.
España es un importante productor y exportador de materias primas de origen
orgánico y minerales no metálicas.
Las actividades agrarias, en 2007, aportaron el 2,9 % al VAB y generaron el 4,43%
de los puestos de trabajo de España. Sus producciones supusieron, en el mismo
año, el 14,5% del total de las exportaciones. Los productos agrarios encuentran dos
salidas en el mercado: como alimentos y como materias primas para la industria.
En este segundo segmento, se pueden, a su vez, diferenciar aquellas que se
orientan a la industria agroalimentaria, las que se orientan a la producción de
piensos y alimentos para los animales, las que se utilizan para la fabricación de
biocombustibles y las que sirven de materia prima para otras ramas industriales
(algodón, lana, madera, pieles, etc.). Su importancia es clara.
En cuanto a las materias primas de origen mineral no metálicas (minerales
industriales, rocas ornamentales y productos de cantera), España también es un
productor y un exportador importante, aunque el proceso de globalización juega en
su contra, ya que nuestro país encuentra serias dificultades para poder competir
con otros productores de países en desarrollo o poco desarrollados, que cuentan
con una mano de obra más barata y, en general, menores costes de producción.
En las cifras de producción se observa la importancia de las materias primas
orientadas a la construcción (rocas ornamentales, arcillas, gravas, etc.), rama del
sector secundario que tiene peso relativo importante en España, y que en los
últimos quince años ha cobrado una extraordinaria importancia.
Los minerales industriales tienen un amplio reparto, aunque, como es lógico, está
condicionado por la litología. En general, puede decirse que aquellos que tienen un
alto contenido en sílice se localizan en las zonas más antiguas del territorio español
y en los afloramientos de rocas antiguas que se producen en las cadenas
montañosas. Así, por ejemplo, las provincias con mayores producciones de…
- Cuarzo se localizan en A Coruña, Asturias y León.
- Feldespatos, en Segovia, Gerona y Cáceres
- Sal gema, en zonas en las que hubo enterramientos masivos de horizontes
ricos en sal porque estuvieron cubiertos por aguas marinas largas etapas de
finales de la era secundaria y la terciaria. Son ejemplos, Zaragoza y
Cantabria
- Piedra pómez, en zonas en las que ha habido actividad volcánica reciente,
como las islas Canarias o Ciudad Real.
En cuanto a las rocas ornamentales, la relación aún es más directa:
- En las zonas en las que predominan los materiales calcáreos (rocas mesozoicas y
estratos calcáreos postalpinos) encontramos las canteras más productivas de
arenisca ornamental (Baleares, Lérida, Albacete, etc.) y de caliza ornamental
(Murcia, Albacete, Teruel, Zaragoza, etc.). Merece especial mención el llamado
“mármol ornamental”, del que Novelda (Alicante) es el mayor productor mundial. El
término mármol en industria se aplica a rocas mayoritariamente sedimentarias
(areniscas y calizas) susceptibles de ser pulidas y tener un aspecto “marmóreo”. De
ahí que las acumulaciones de calizas y areniscas de las subbéticas, en esa zona
alicantina sea una extraordinaria fuente de “mármol”.
- En las zonas en las que predominan las rocas sedimentarias arcillosas (fosas
postalpinas) que albergaron mares interiores y lagos, tenemos los yacimientos de
alabastro (Zaragoza y Teruel, donde se extrae la mayor parte del alabastro que se
consume en el mundo)
- En las zonas en las que afloran las rocas más antiguas, silíceas, (ígneas y
metamórficas) tenemos las mejores canteras de granito ornamental Pontevedra,
Orense, Badajoz, etc.), pizarra ornamental (Orense, León, etc.), o la cuarcita.
Como resumen, podemos ver el mapa en el que se analiza la explotación de las
materias primas minerales no metálicas desde la perspectiva del personal ocupado
en ella. Destaca la importancia de Orense (granito y pizarras ornamentales),
Barcelona (sal gema, sales potásicas, arenisca, caliza, granito y pizarras
ornamentales) y León (cuarzo, esteatita, caliza, cuarcita y pizarras ornamentales).
Ya a distancia les siguen Madrid, Murcia, Lugo y Alicante, unas con importantes
producciones de materiales para la construcción (zonas que han tenido una fuerte
expansión de los usos artificiales del suelo), otras con recursos específicos y alguna
con ambas circunstancias.
Las materias primas de origen mineral metálico tienen escasa importancia, bien por
carecer de recursos bien porque estos, sometidos históricamente a una explotación
insostenible, hoy ya no existen.
Dentro de la escasísima producción, sólo es reseñable la producción de níquel,
cobre y oro y plata, aunque sus cifras son insignificantes si se leen enmarcadas en
el mercado mundial de las mismas.
Sólo con ver la escasísima difusión de las empresas dedicadas a este subsector y la
limitadísima importancia de su empleo es suficiente.
Los problemas de la minería en España. La actividad minera es que encargada
de extraer y las materias primas de origen no orgánico. A las que hasta ahora
hemos comentado es necesario añadir las que tienen una función energética,
fundamentalmente tres: carbón, petróleo y gas natural, que trataremos con detalle
en el capítulo dedicado a las fuentes de energía. No obstante, cabe señalar aquí
que la problemática de estas actividades es similar a la del resto de la minería: su
escasa relevancia. La tendencia general del sector es de un ligero crecimiento en la
producción desde los años noventa, no obstante, esta evolución depende del tipo
de minería al que nos refiramos:
•
•
•
•
La minería energética sigue una senda descendente.
La minería metálica ha sufrido un nuevo impulso con la aparición de
proyectos de importantes dimensiones, sobre todo en cobre y níquel,
aunque las cifras globales son minúsculas y la tónica general sigue siendo el
descenso moderado y continuo de la producción.
Dentro de los minerales industriales hay variedad de comportamientos,
según el mercado concreto de cada mineral, pero en general, la tendencia es
aumentar el volumen conjunto de la producción.
Por último, tanto las rocas ornamentales como los productos de cantera, se
siguen mostrando como el sector con más crecimiento dentro de la minería
española.
En conjunto el sector minero aporta el 0,44% al PIB y el 0,50% al VAB, y ocupa al
0,22% de los empleados españoles. El subsector más potente es el de productos de
cantera que genera más de la mitad del valor de la producción y ocupa al 43,2%
del empleo minero.
Valor de la producción
(% del valor total de la
producción minera)
Empleo (% del total
del empleo minero)
Prod. energéticos
15,1
24,2
Minerales metálicos
4,1
0,78
Minerales industriales
13,1
9,9
Rocas ornamentales
15,8
21,9
Productos de cantera
51,9
43,2
Total (% del PIB y del empleo
españoles)Æ
0,44
0,22
Subsector
2006
Como ya hemos señalado antes, en el sector minero conviven dos tipos de
dinámicas:
•
Los subsectores de minerales metálicos y de energías primarias languidecen
o decaen, teniendo cifras discretísimas. Las causas de esta situación son de
tres tipos:
1. Problemas de competitividad en el mercado global, que tienen sus
causas en los costes laborales o en la mala calidad de los recursos
españoles, y que han traído como consecuencia una profunda crisis
del sector minero relacionado con los productos energéticos que ha
pasado de ocupar el 1,7% del empelo español, en 1960, al 0,05,
en 2006.
2. Problemas de recursos, bien por inexistencia bien por agotamiento
por sobreexplotación, o por la mala calidad de los mismos. Esto es
muy notable en el caso de los minerales metálicos.
3. Problemas de impacto medioambiental de las actividades mineras
(contaminación atmosférica, de suelos, de aguas, o impactos sobre
paisajes y medios naturales) que limitan sus actividades e
incrementan los costes de explotación.
•
Los subsectores relacionados con la construcción (rocas ornamentales,
productos de cantera y algunos minerales industriales) son dinámicos,
presentan cifras crecientes y exportan sin dificultad.
El panorama es similar al de la mayor parte de los países desarrollados de la UE. Si
observamos el diagrama sobre porcentaje de población ocupada en el sector
observamos que la media UE-27 es el resultado de promediar tres tipos de países:
•
•
Un grupo de reciente incorporación a la UE, que mantienen potentes
sectores mineros, en los que a la existencia de recursos hay que sumar una
mano de obra relativamente barata. En este grupo se integran Rumanía,
Polonia, Estonia, Bulgaria, la República Checa y Eslovaquia, entre otros.
Un grupo de países, entre los que está España, de países desarrollados, con
un estólido sector minero, fundamentalmente porque carecen de
explotaciones de recursos energéticos y minerales metálicos competitivas,
bien por los costes laborales bien por carecer de recursos o porque estos no
tienen la calidad suficiente o por no tener demanda en el mercado actual. En
•
este grupo encontramos también a Bélgica, Dinamarca, Alemania, Francia,
Italia, Luxemburgo, Países Bajos, etc.
Un grupo de países intermedios, con cifras ligeramente inferiores a la media
europea, pero superiores a las de los países del segundo grupo. Son países
con una larga tradición minera, que tienen recursos de calidad, aunque
tienen serios problemas de competitividad en el mercado global. Se trata de
casos como los del Reino Unido, Eslovenia, Grecia, etc.
El reparto de las actividades mineras por España es un mapa que resume los
mapas planteados para analizar la distribución de los diversos subsectores de las
materias primas inorgánicas.
Se observa el peso de Asturias y la provincia de León, seguidas de Orense, Lugo, A
Coruña, Barcelona, Madrid, Teruel y Murcia. El resto de las provincias presentan
cifras muy por debajo de las de las anteriores.
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