Ley Nacional de Educación nº 26206

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Instituto Virgen del Carmen de Cuyo
Procesos Educativos
3º Educación
Profesora: Cecilia Bustos
Grupo “B”
Integrantes:
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HINSE, MARÍA CANDELA
MACAGNAN, BRISA
MANASSERO, VALENTINA
MAZZARESI, LUCA
MELARAGNO, BELÉN
MONTILLA, JULIETA
MORÓN, MILAGROS
ORTOLÁN, MARÍA DE LOS ÁNGELES
PACHECO, MÉLANIE
PALAVECINO, TOMÁS
PANELLA, AGUSTINA
PEREZ, AGUSTINA
PESALACHE, CONSTANZA
PUEBLA, LAUTARO
ROJAS, SOFÍA
ROJAS, PAOLA
SANTOS, SOFÍA
Actividades:
1.
Lean atentamente el texto y busquen las palabras que no conozcan para avanzar en la
lectura.
2. Saquen las ideas principales, aquellas que les permitan argumentar la importancia de la
Ley Federal de Educación Nº 24195, sancionada en 1993.
3. Busquen información que les permita completar su argumentación. Por ejemplo, qué
características tienen sus orientaciones, cómo se considera al alumno en esta ley, por
qué se implementó, qué mejoró en el sistema educativo, etc.
LA LEY NACIONAL DE EDUCACIÓN Nº 26206
La educación argentina es considerada una de las más avanzadas, enciclopedista y progresistas
de América Latina junto a Cuba y Uruguay, así como también, es firmemente reconocida y
destacada por diversos organismos internacionales, como lo son la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia (Unicef).
La educación en instituciones del estado es gratuita en los niveles inicial, primario, secundario y
terciario así como en las carreras de grado de nivel universitario (no así para los posgrados). La
educación privada es remunerada, aunque en algunos casos (especialmente en establecimientos
primarios y secundarios) cuentan con subsidios del estado para soportar sus costos. Según
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estudios de la Unesco, la educación en Argentina y Uruguay garantizan igualdad al poseer
características institucionales que impiden la mercantilización de la educación, así como la de
Finlandia tiene características que favorecen la educación en población multiétnica y enseñanza
especial, la educación de la Argentina favorece la equidad.2 Según datos del último censo la tasa
de analfabetismo es del 1.9%, siendo la segunda más baja de Latinoamérica.3 4 En la última
década se han creado 9 nuevas universidades, mientras que el egreso de estudiantes
universitarios aumentó un 68%.
Las principales normas que regulaban el sistema educativo a nivel nacional fueron modificadas
por el gobierno del Presidente Kirchner en un proceso que se inició en el año 2005. El primer
cambio fue parcial, con la sanción de la Ley de Educación Técnico Profesional N° 26.068 (LETP) y
la Ley de Financiamiento Educativo N° 26.075 (LF). Luego, con la sanción de la Ley de Educación
Nacional N° 26.206 (LEN) en diciembre de 2006, que reemplazó a la criticada Ley Federal de
Educación N° 24.149 (LFE) sancionada en la época del Presidente Menem, el cambio realizado fue
total. Durante todo ese tiempo, numerosos proyectos de ley de diferentes legisladores, épocas
y partidos intentaron desde modificaciones parciales hasta el reemplazo total de la LFE, sin lograr
el apoyo mayoritario a sus iniciativas.
El corpus legal de la época menemista fue criticado, principalmente, por dos cuestiones: por una
parte, la ausencia de un diagnóstico certero de la situación educativa (tanto respecto de cuáles
eran los problemas prioritarios por solucionar como de cuántos eran los recursos necesarios para
superarlos) y, por otra, la ausencia de consenso de los actores políticos de la oposición y los
gremios docentes en torno a las leyes –la LFE y la Ley de Educación Superior (LES)–, que se
sancionaron en el marco de una ofensiva político-ideológica neoliberal. Esto explica, en parte, el
fracaso en su implementación. Tanto en el proceso llevado adelante por el gobierno del
Presidente Kirchner como durante el menemismo, fue el fuerte impulso por parte del Poder
Ejecutivo el que motorizó las transformaciones en la regulación integral del sistema educativo.
Pero cabe destacar que, a pesar de la resistencia que tuvo la LFE, el debate en el ámbito
parlamentario fue mayor que en el caso de la LEN, ya que esta fue aprobada sin modificaciones
en el recinto de ambas cámaras en un trámite sumarísimo.
Asimismo, en ocasión del dictado de la LFE, los parlamentarios del partido oficial presentaron
numerosos proyectos alternativos al del Poder Ejecutivo, tanto en la Cámara de Senadores como
en la Cámara de Diputados. En contraste, cuando se debatió la LEN, solo la Senadora Graciela
Bar, del Frente para la Victoria, presentó un proyecto propio; pero finalmente terminó apoyando
al del PEN. Al igual que con la LFE, tampoco esta nueva norma fue precedida de un diagnóstico
amplio de la situación de la que se partía; situación que resulta aún más crítica si se tiene en
cuenta la aplicación desigual de la LFE, que amplió la fragmentación y desigualdad en el sistema
educativo argentino.
El propósito de este trabajo es realizar una descripción del proceso de sanción de la Ley de
Educación Nacional N° 26.206 (LEN) y un análisis comparativo y crítico de algunas de las
temáticas reguladas en dicha norma, señalando continuidades y rupturas con la Ley Federal de
Educación N° 24.521.
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Se centra el análisis, por un lado, en el estilo político de legitimación de la LEN, fundamentado
más en la decisión que en la deliberación, y, por otro, en aspectos referidos a la gobernabilidad
del sistema educativo.
El contenido de la Ley 26.206
Dada la amplitud de la LEN (tiene 145 artículos, 74 más que la LFE), se analizarán específicamente
sólo algunas temáticas, destacando las continuidades y rupturas con lo prescripto en la anterior
ley de educación. Por otra parte, el contenido de lo que regula la LEN se completa incorporando
tres leyes más: la vigente LES10 (sancionada durante el gobierno del Presidente Menem, que aún
no se modificó) y dos leyes sancionadas en el año 2005 que regulan la educación técnica y
profesional, y el financiamiento educativo. Asimismo, la LEN remite en forma complementaria a
otras Leyes.
Por lo cual, para hacer un análisis exhaustivo de la nueva norma, además de los 145 artículos que
tiene la LEN, se deberían revisar también los 57 artículos de la LETP y los 21 artículos de la LF, lo
que no se trabajará en profundidad en este artículo. La elección de las temáticas seleccionadas
se realizó focalizando las cuestiones globales en la definición de la política educacional, la mayor
parte de las cuestiones pedagógicas se han dejado de lado.
El uso del lenguaje en la norma
Antes de comenzar con el análisis de las temáticas sustantivas de la norma, se abordará la
caracterización del lenguaje usado tanto desde el punto de vista jurídico como pedagógico.
Resulta sorprendente lo poco preciso del lenguaje en ambas áreas. Con respecto a lo jurídico,
retomamos un exhaustivo análisis realizado por Groisman que destaca, entre otras cosas, el
significado ambiguo de algunos conceptos utilizados o el sentido con que se usan ciertas
expresiones, que no se corresponde con el que tienen en el lenguaje jurídico. Por ejemplo, se
utiliza varias veces el verbo “garantizar”, pero en ningún caso se establecen los medios para
hacer efectivo tal propósito.
Por otra parte, este término es usado con diferentes significados, algunos de los cuales coinciden
con “asegurar” pero a su vez tiene otros sentidos12. Groisman no solo critica el uso del lenguaje
sino su falta de operatividad: señala que la LEN contiene muy pocas normas jurídicas y
demasiadas expresiones de deseo cuya concreción depende de lo que efectivamente disponga.
También cuestiona el nombre de la ley, porque “nacional” no es la educación sino la norma que
la regula, por eso propone denominarla “Ley Nacional de Educación” (Groisman, 2007). Desde
el punto de vista pedagógico también se pueden observar numerosas imprecisiones y un uso
poco cuidadoso de los términos. En algunos artículos se constata falta de claridad o confusión
entre objetivos, políticas, criterios y medidas. Para citar como ejemplo, en el artículo 11, fines y
objetivos parecen ser sinónimos; en el artículo 20, dentro de los que se enumeran como objetivos
del nivel se encuentran incluidas políticas, tal es el caso del inciso h) 13; en los artículos 53 y 56 se
confunde objetivos con funciones.
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Esta imprecisión se plantea también cuando se definen términos tales como modalidad,
universalización del nivel inicial, educación común, etc., cuestión que se abordará en detalle más
adelante en este texto. Por último, no existe un criterio común de redacción entre los
fragmentos dedicados a los distintos niveles educativos: parecen haber sido redactados por
distintas personas, sin que hayan sido compatibilizados posteriormente. Por ejemplo, en el nivel
inicial se fijan responsabilidades para el Estado que no se establecen en los otros niveles (Art. 21
inciso d).
El rol del Estado en materia educativa
En esta norma queda claramente establecido el rol del Estado en materia educativa, pero más
allá de una postura político-ideológica particular de sus redactores, cabe recordar que la Reforma
Constitucional de 1994 introdujo una serie de principios que debían ser contemplados en la
redacción de una futura Ley de Educación. Uno de ellos es la responsabilidad indelegable del
Estado en esta materia, y la participación de la familia y la sociedad. De esto se concluye sin lugar
a dudas que el rol principal lo tiene el Estado, y en forma subsidiaria la familia y la sociedad. A
partir de esta formulación se deriva una serie de principios contenidos en la LEN.
Sin embargo, no queda suficientemente claro (e incluso puede resultar contradictorio) cuáles
son los alcances que se le otorgan a la educación, por un lado, como bien público y, por otro,
como derecho personal y social. Ambos conceptos remiten a debates en el campo de la
economía, la política, la filosofía y el derecho. Más bien parece ser una especie de sumatoria de
conceptos “políticamente correctos”, que tienen orígenes diversos desde el punto de vista
ideológico.
La primera cuestión para revisar es que la educación es considerada un bien público (Art. 2).
Desde la perspectiva económica, un bien público se define como un servicio u objeto que puede
ser consumido por algún o algunos individuos sin reducir las oportunidades de otros en cuanto
a su consumo o disfrute. El único rasgo distintivo de los bienes públicos es la inclusión de todos.
Un bien público sólo puede ser provisto por una entidad cuya naturaleza haga imposible la
exclusión de individuos por diversos motivos, por consiguiente estos bienes son provistos por el
Estado. Según Delich, la educación es un bien público, por lo tanto inapropiable por algún sector
particular: pertenece a todos y, como todos los bienes públicos, es intangible. El carácter de bien
público de la educación obliga al Estado a convertirse en garante de su custodia, ya que este bien
es necesario para el desarrollo de la propia existencia de los hombres.
Esta es una primera definición importante en la Ley14 (Delich, 2006). La segunda cuestión es
postular que la educación es un derecho personal y social (Art. 2). En términos estrictamente
jurídicos, un derecho personal es aquel que tiene una persona respecto de otra persona para
exigir un hacer, no hacer o dar. En este caso, aunque no queda lo suficientemente claro en el
texto de la LEN, el término “personal” podría interpretarse como referido a la “persona” o
individuo, y su inserción quizá se hizo como respuesta a un reclamo de los sectores ligados a la
educación privada, particularmente la Iglesia Católica. Pero no se sabe si el empleo de la palabra
“personal” es deliberado, o si se trata de una muestra más del uso impreciso del lenguaje que
caracteriza a la ley.
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En otro artículo sobre la construcción histórica del derecho a la educación en nuestra Nación
señalábamos que la Constitución nacional en 1853-60 incluye como uno de los derechos de que
gozan los habitantes el “de enseñar y aprender”. La fórmula “enseñar y aprender” incluida en la
Constitución de 1853-60 para denominar a este derecho responde, a nuestro juicio, a diferentes
fundamentos. Una aproximación que explica tal formulación es la que deriva de la época en que
se sanciona esta Constitución; en ese momento, los derechos consagrados en las declaraciones
y luego incluidos en las constituciones pertenecen a la primera generación de derechos, es decir
los civiles y políticos. Estos derechos, como señalan varios autores, son individuales (su único
titular era el individuo), se basan en el principio de autonomía, son naturales (su existencia es
previa a la comunidad) y obligan al Estado a una actitud de abstención, es decir que simplemente
debe garantizar la libertad de los individuos para ejercerlos en contra de la comunidad política
(Estado, otros individuos), que es posterior en su constitución (Nosiglia y Trippano, 2007). De allí
que, en su origen, todos los derechos recibieran el nombre de libertades: consistieron en la
liberación de una traba o abuso (de la iglesia, de los monarcas, del Estado).
Tiempo después, estas libertades se transformaron en derechos y así, cuando son violados, se
convierten en exigibles por parte de los individuos. El Estado puede intervenir sólo en la medida
en que ocurra esta violación. En este sentido, como señala Reyes, algunos sostienen que el
“derecho a educar” o “libertad de enseñanza” es un derecho individual (Reyes, 1967). En la
segunda mitad del siglo XIX, ante los cambios sociales producidos por las nuevas exigencias de
la sociedad industrial y sus consecuencias en términos de la persistencia de las desigualdades
sociales que originaba, se reconoce que la libertad e igualdad efectiva dependen de las
condiciones materiales.
El hombre no sólo debe ser definido de manera abstracta sino por sus particularidades, o sea la
situación en la cual se encuentra ubicado. Es un hombre “situado”: su existencia prima sobre su
naturaleza humana. Como el hombre por su sola condición no puede asegurar su existencia, no
puede conquistar su libertad cuando tiene una condición social que no la favorece, por lo cual el
Estado debe asegurar las condiciones para su desarrollo material y espiritual.
Los derechos sociales se caracterizan por la solidaridad, la búsqueda de una vida propiamente
humana en la que uno se relaciona con otros, lo que supone la obligación de la comunidad de
atender al bienestar de cada unos de sus miembros: los individuos ya no están aislados sino en
comunidad. Un tema discutido desde la filosofía jurídica es la exigibilidad del cumplimiento de
estos derechos, ya que en su formulación se presentan más como una intención que no incluye
una información de quién es el sujeto obligado a cumplirlos.
Enmarcada en la concepción de derecho social, la educación ya no sólo es un derecho individual
sino un derecho que supone una obligación de la comunidad y el Estado de actuar positivamente
para su concreción. De los beneficios de la educación no sólo se apropia el individuo sino la
sociedad en su conjunto en la medida en que ciudadanos mejor preparados coadyuvan al
desarrollo económico y social del conjunto. Finalmente, para reafirmar el valor de la educación
como bien público, la LEN establece que la educación será prioridad nacional y política de Estado
(Art. 3) y, para diferenciarse de las propuestas neoliberales, expresa su oposición a toda forma
de mercantilización de la educación (Art. 10).
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La educación privada
El texto de la ley recoge las tradicionales demandas de la educación privada religiosa en materia
educativa, pero introduce algunos contenidos obligatorios en el currículo que recibirán la crítica
de las organizaciones religiosas, por un lado, y, por otro, de un conjunto de nuevos agentes
educativos que se incorporan a los ya tradicionales proveedores de educación privada. Las
cuestiones sobre las cuales no hay innovaciones con respecto a las reivindicaciones históricas y
lo contenido en la LFE se refieren a dos puntos centrales. En primer término, se reconoce a la
Iglesia católica y demás confesiones religiosas como agentes educativos (Art. 6 y Art. 63), y a la
familia como agente natural y primario (Art. 6 y Art. 128 inciso a).
Como señala Carli, la concepción de familia remite a la del discurso de la iglesia católica, ya que
se considera que ésta tiene potestad educativa por derecho natural, por lo tanto previo a la
existencia del Estado cuya validez se fundamenta en la naturaleza humana. En palabras de la
misma autora, esta concepción “plantea una continuidad entre familia y sociedad, diluye el lazo
social que el orden estatal configura, arrastra concepciones críticas de la intervención estatal,
evita mediaciones conceptuales entre el orden colonial premoderno y el orden
contemporáneo”. Frente a esta concepción, Carli plantea: “No hay naturaleza humana que no
sea histórica: ni el naturalismo derivado de lo divino ni el naturalismo positivista” (Carli, 2006:9).
En segundo término, con respecto a las atribuciones de las instituciones privadas, estas
conservan la potestad de emitir títulos con validez nacional, contratar a sus profesores según el
régimen laboral de comercio, recibir aportes financieros del Estado y formular planes de estudio.
A pesar de la inclusión de algunas de las conquistas históricas de la educación privada
confesional, en otras cuestiones la Iglesia Católica objetará aspectos de la LEN tanto por omisión
como por la inclusión de algunos contenidos educativos. Entre las omisiones se encuentra la no
explícita enumeración de la dimensión religiosa en la formación integral de las personas (Art. 11
inciso b), a diferencia de lo que establecía la LFE (Art. 6).
Uno de los temas más cuestionados por la Iglesia fue la inclusión –exigencia del Partido Socialista
en la Comisión de Educación del Senado para acompañar el proyecto oficial–, de los contenidos
que favorezcan el cumplimiento de la Convención sobre la Eliminación de toda Forma de
Discriminación contra la Mujer, su Protocolo Facultativo y la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Art. 92). En este punto, el documento
sobre la Ley de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) lamenta la incorporación obligatoria de
contenidos que promuevan dicho Protocolo, por temor a la posible inclusión en los programas
de planificación familiar de prácticas que favorezcan la anticoncepción, la esterilización o el
aborto. Asimismo, se agrega adicionalmente la “ideología del género”, afirma que la inclusión de
estos contenidos puede distorsionar la natural división de los sexos- hombre y mujer (CEA, 2007).
En general, la relación del Presidente Kirchner con la jerarquía católica fue conflictiva, ya que
varios obispos y sacerdotes se convirtieron en fuertes críticos de la situación social y las políticas
diseñadas por el gobierno en esta materia. Cabe destacar también la clasificación de todas las
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instituciones educativas como públicas, solo diferenciadas por el tipo de gestión, cuestión ya
establecida en la LFE que se mantiene en la LEN.
Esto retoma la idea de que existe un solo sistema educativo, lo cual le otorga a las instituciones
otrora privadas ahora públicas pero de gestión privada una legitimación mayor, principalmente
para obtener recursos financieros del Estado. Además, se establece la participación de este
sector en algunas instancias de gobierno, como parte de la Asamblea del Consejo Federal de
Educación por su representación en el Consejo de Universidades (Art. 117 inciso a) 16, la
participación en uno de los consejos consultivos del CFE: el de Políticas Educativas (Art. 66 y Art.
119 inciso a) y su representación en el Consejo Consultivo del Instituto Nacional de Formación
Docente que crea la ley (Art. 77). Una cuestión innovadora en la ley es la ampliación de los
oferentes tradicionales de educación privada, ya que se incluyen las cooperativas y las
organizaciones sociales.
En el caso de las cooperativas, cuya existencia como alternativa de persona jurídica es previa, se
destaca la inclusión explícita por primera vez en una norma general de educación del valor de la
educación cooperativa que fuera establecido por Ley 16.583 de 1964. Los alcances del término
“organizaciones sociales” no quedan claramente explicitados, pero estas podrían ser
consideradas dentro del grupo de instituciones denominadas también organizaciones no
gubernamentales, que persiguen diferentes objetivos no lucrativos. De cualquier modo, dentro
de los tipos de personas jurídicas previstas en nuestra legislación, estas deben crearse como
fundaciones o asociaciones civiles.
El tema de la provisión del servicio público de educación se complejiza al establecerse dos nuevos
tipos de gestión –la gestión cooperativa y la gestión social– que se agregan a la gestión privada
y a la gestión pública, sin aclarar demasiado las diferencias entre la gestión privada y la gestión
social (Art. 4, 13 y 14). Quizá la intención fuera diferenciar lo privado lucrativo de lo no lucrativo,
tema que deberá resolverse en la reglamentación de la ley. En el análisis de la norma en esta
temática y de documentos y artículos periodísticos de representantes de la Iglesia Católica se
constata cierta hibridación del discurso de estos textos con el de la LEN, ya que si bien esta
respeta las conquistas logradas por este sector también introduce reformas contrarias al
pensamiento de la Iglesia.
El gobierno de la educación Una de las cuestiones centrales en el desarrollo del sistema
educativo a nivel nacional es cómo garantizar que en un país federal se logre cierta unidad del
sistema educativo. La distribución de competencias en materia educativa con respecto a la
formulación de políticas, la prestación y supervisión del sistema educativo argentino fue un tema
controvertido, que refleja la tensión entre unitarios y federales presente a lo largo del desarrollo
de nuestra historia institucional. Como se explicó precedentemente, el artículo 5 de la CN
establece que las provincias deben asegurar, entre otras cosas, la educación primaria en sus
respectivos territorios, para gozar de su autonomía. Con esta norma se intenta respetar aquello
que venía ocurriendo hasta la sanción de nuestra carta fundamental, ya que las provincias
asumieron incipientemente la responsabilidad por la educación en su territorio. Sin embargo, a
fin de garantizar el derecho a la educación y la unidad nacional, entre las competencias del
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Congreso de la Nación en materia educativa, se determina que este será el encargado de dictar
planes de instrucción general y universitaria (Art. 75 inciso 18).
Esta competencia se ve reafirmada con la Reforma Constitucional de 1994, ya que se señala que
las leyes que se dicten serán de organización y de base (Art. 75 inciso 19). En la interpretación
conjunta de los artículos 5 y 75 incisos 18 y 19 queda de manifiesto la necesidad de que, ante la
organización federal de nuestro sistema educativo, la unidad del sistema se lograría a través de
la ley general de educación que debería dictar el Congreso Nacional.
Del estudio de las bases legales del sistema educativo surge que la atribución conferida al
Congreso en 1853 en materia educativa fue ejercida legislando en forma parcial y no articulada
sobre algunos niveles educativos hasta la sanción de la LFE de 199218.
En el análisis histórico del accionar de la nación en materia educativa, se observa que existieron
momentos en donde el estado nacional sólo colaboró de manera indirecta con las provincias
mediante asistencia financiera, técnica o compensatoria, y que hubo períodos en donde actuó
de manera directa, es decir, creando sus propias escuelas en territorios provinciales. Entre 1853
y 1905, la Nación ayudó a las provincias fundamentalmente en términos económicos, vía leyes de
subsidios para la educación primaria.
A partir de esta última fecha y hasta 1970, creó sus propias escuelas primarias en territorios
provinciales, a la vez que fue expandiendo los servicios de educación media y terciaria no
universitaria. De allí en adelante, disminuye su ritmo de expansión y comienza a transferir,
primero las escuelas primarias a las provincias (transferencia que se completa masivamente en
1978) y luego las medias y terciarias (ocurrida en 1992). De este modo, el Ministerio de la Nación
deja de prestar servicios educativos en las provincias pasando a ser, según la expresión del
Profesor Salonia, Ministro de educación del Presidente Menem, “un ministerio sin escuelas”.
Existen amplias coincidencias en señalar que en la transferencia de escuelas que se dio tanto en
la época del Proceso de Reorganización Nacional como en la de las presidencias de Carlos
Menem primó una lógica más fiscalista que pedagógica.
Si la creación de escuelas primarias, medias y terciarias fue un mecanismo utilizado
históricamente por la Nación para difundir los valores y símbolos que consideraba importantes
para lograr la unidad nacional bajo la ideología liberal, transferidas las escuelas fue necesario
desarrollar nuevos modos de regulación y control interjurisdiccionales.
Así, el contenido de la Ley Federal de Educación en materia de gobierno, la estrategia utilizada
para su implementación vía acuerdos federales realizados en el seno del revitalizado Consejo
Federal de Educación, y el poder financiero y técnico diferencial de la nación se erigieron en los
nuevos mecanismos de intervención educativa federal. Paviglianiti considera que esta situación
cambiante con respecto al papel de la Nación, en el período que ella analizó desde la
conformación del sistema educativo a finales del siglo XIX hasta 1985, osciló de una centralización
uniformante a una descentralización anárquica (Paviglianiti, 1988).
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Otros autores que analizan el rol del Ministerio de Educación de la Nación a partir de la aplicación
de la Ley Federal de Educación coinciden en señalar un período de recentralización de las
políticas en materia educativa a través de la implementación de programas de control
centralizados (Tiramonti y Sábato, 1997) y de una doble pérdida de autonomía: del Estado
Nacional frente a los organismos internacionales y de los Estados Provinciales frente a la Nación
por un diferencial acceso a recursos económicos y técnicos (Nosiglia y Marquina, 1995).
Varios estudios coinciden en señalar que una de las consecuencias de la aplicación desigual de la
LFE es la fragmentación del sistema educativo, a la que se suman las diferentes posibilidades de
sostenimiento del sistema, que depende de la capacidad financiera de las provincias.
El régimen actual de coparticipación federal de impuestos, que constituye junto con los recursos
de propia recaudación el financiamiento regular de las provincias, es injusto y la ley-convenio que
la rige está vencida y pendiente de ejecución desde 1994, y en mora desde 1999 según lo
establece la Constitución Nacional.
Por otra parte, en la actualidad, el impuesto a las ganancias, entre otros gravámenes directos,
está sustituido en gran medida por las retenciones a las importaciones y exportaciones de
recaudación nacional, lo que genera una distorsión en la propiedad pública de los ingresos
fiscales que les corresponden a las distintas jurisdicciones. Esta desigualdad es una de las
restricciones más importantes para el cumplimiento de otro precepto incorporado en la
Constitución, que debe ser tenido en cuenta en las leyes de educación: “la unidad nacional
respetando las particularidades provinciales y locales” (Art. 75 inciso 19 de la CN). La LEN no
innova demasiado con respecto a los órganos y la distribución de atribuciones entre Nación y
provincias reglamentadas en la LFE.
Las jurisdicciones son las prestadoras del servicio educativo; por ello, gobiernan, gestionan,
supervisan y financian sus instituciones educativas. La Nación diseña e implementa las políticas
educativas establecidas en la LEN a través del diseño de sus propios programas y proyectos;
presta asistencia técnica y financiera; garantiza el desarrollo de la educación de calidad a través
de sistemas de información y evaluación permanente; y se reserva la validación nacional de los
títulos. Algunas funciones son acordadas entre la Nación y las provincias en el Consejo Federal
de Educación (CFE), entre ellas se destaca la elaboración y actualización de los contenidos
básicos para todos los niveles y modalidades, y el establecimiento de las políticas de evaluación
educativa.
Este Consejo, que se recrea en la LEN como organismo de coordinación y concertación entre las
jurisdicciones en materia de política educativa, existe desde 1972 y ha ido incorporando
paulatinamente nuevas funciones. En un trabajo de investigación sobre el papel del Ministerio
de Educación Nacional y el Consejo Federal de Cultura y Educación en el establecimiento de las
políticas educativas posterior a la sanción de la LFE, concluíamos que:
a- Se habían aumentado y ampliado las funciones y temáticas abordadas por el CFCYE.
b- La agenda y el contenido inicial de los documentos los establecía el Ministerio de Cultura
y Educación.
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c- No se lograron plasmar las instancias orgánicas para la inclusión de nuevos actores al
Consejo Federal de Educación.
d- El proceso de concertación no es transparente para el exterior del Consejo.
e- Podía existir una superposición de funciones con los poderes legislativos provinciales.
f- Homogeneidad de intereses políticos entre la mayoría de las provincias, lo que facilita la
concertación.
g- Es un órgano de difusión y legitimación del discurso educativo oficial.
h- La concertación de los documentos fuera de las asambleas del Consejo Federal de
Educación.
En síntesis, este organismo fue más un organismo que legitimó acuerdos que se establecían
fuera de sus reuniones formales y no logró, a pesar de que la mayoría de los acuerdos fueron
aprobados en forma unánime, la plena implementación de los mismos (Nosiglia y Rebello, 2005).
El cambio más sobresaliente de la LEN en materia de gobierno, es haber transformado al CFE,
para algunas cuestiones que decide el propio cuerpo, en un órgano resolutivo (Art. 118). Algunas
de sus resoluciones, por lo tanto, serán de aplicación obligatoria en las jurisdicciones. Esta norma
resulta de dudosa constitucionalidad.
Por una parte, al ser un órgano formado por los ejecutivos de todas las jurisdicciones educativas
–Nación, Provincias y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA)–, no respeta la división de
potestades entre los poderes legislativo y ejecutivo. Las resoluciones que resulten obligatorias
se aplican sin pasar por las legislaturas locales que, al igual que el Congreso de la Nación, tienen
atribuciones en fijar los grandes lineamientos políticos en sus territorios.
Por otra parte, se limita la autonomía de las provincias en sus potestades tanto ejecutivas como
normativas consagradas en la CN y sus respectivas constituciones jurisdiccionales. Esta
innovación trata de saldar los problemas de no cumplimiento, en algunas provincias y la CABA,
de lo prescripto por la LFE: es la manera que se encontró para dar cierta unidad al sistema
educativo.
Una forma diferente de promover la unidad nacional y asegurar la igualdad de derechos se
propone en un texto elaborado por varias autores de la Universidad Nacional de General
Sarmiento: El mecanismo a definir debería considerar la distinción que, en torno a las
atribuciones legislativas del Congreso en materia educativa, hace el art. 75 inc. 19 sobre dos tipos
de leyes: ‘de organización y de base’.
En este sentido, estamos discutiendo una norma ‘de organización’ la cual, además de establecer
los principios generales y la organización de la estructura de niveles del sistema, debería instaurar
un procedimiento periódico y continuo de sanción de leyes programáticas por el Congreso, que
establezcan las metas y propósitos del sistema educativo para períodos determinados; su
reglamentación por el PEN; y su aplicación en acuerdo con el CFE para su articulación con los
planes y programas que cada jurisdicción defina, en el marco de su autonomía. (Diker y otros
2006:18) En su aguda y pormenorizada crítica, Groisman le dedica un capítulo especial a describir
la imprecisa distribución de competencias y la defectuosa configuración de los órganos que la
ley establece.
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En cuanto a la distribución de competencias, la LEN declina en favor del Consejo Federal de
Educación las atribuciones que el artículo 75 inciso 19 de la Constitución Nacional otorga al
Congreso. Por ejemplo: por una parte, el Congreso ejerce estas funciones al establecer la
estructura del sistema educativo y ciertos contenidos mínimos; pero, a su vez, se somete a las
decisiones del Consejo Federal de Educación en desmedro de aquellas atribuciones (Groisman,
2007).
A fin de promover la consulta sobre diferentes políticas, se crean numerosos órganos de
asesoramiento en los que participan diversos actores sociales y políticos. Se amplía la
participación de los gremios docentes en la definición de numerosas cuestiones: definición de
políticas educativas en general, políticas de formación y carrera docente, políticas relativas a las
relaciones entre la educación y el mundo del trabajo y la producción y de evaluación de la calidad.
Esta cuestión explicaría en parte la amplia adhesión con la que contó la LEN en el gremialismo
docente, principalmente de la CTERA, enrolada en la Central de Trabajadores Argentinos.
Cheresky explica que, a pesar de la fuerte concentración del poder en la figura del ejecutivo, el
Presidente Kirchner, al tomar como antagonista a la política neoliberal encarada por Carlos
Menem y a los políticos y corporaciones del pasado, se alía con nuevos actores emergentes de
la movilización popular –piqueteros, ambientalistas, etc.– y sectores sindicales que se inscriben
en la CTA, como es el caso de la CTERA (Cheresky, 2006).
Otra cuestión que se incorpora es la participación con voz y sin voto de dos representantes por
cada una de la Comisiones de Educación del Congreso de la Nación por mayoría y minorías en la
Asamblea del CFE.
El CFE incluye tres órganos consultivos, uno más que los que tenía en la LFE. Estos órganos
consultivos son:
a) el Consejo de Políticas Educativas, cuya misión principal es analizar y proponer cuestiones
prioritarias por ser consideradas en la elaboración de las políticas que surjan de la
implementación de esta ley;
b) el Consejo Económico y Social, que participará en aquellas discusiones relativas a las relaciones
entre la educación y el mundo del trabajo y la producción y
c) el Consejo de Actualización Curricular, a cargo de proponer innovaciones en los contenidos
curriculares comunes (Art. 119).
Finalmente, para algunas temáticas se crean sendos consejos asesores: a) en el Instituto Nacional
de Formación Docente se crea otro Consejo Consultivo (Art. 77); b) el Consejo Nacional de
Calidad de la Educación (Art. 98); y c) un Consejo Consultivo para promover mayores niveles de
responsabilidad y compromiso de los medios masivos de comunicación con la tarea educativa de
niños/as y jóvenes (Art. 113).
Estructura del sistema educativo argentino
ACADÉMICA: recorrido que hace un alumno desde que inicia su presencia en el en el sistema
educativo hasta que termina.
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Procesos Educativos
3º Educación
Profesora: Cecilia Bustos
Comprende 4 niveles:
1) Educación Inicial
2) Educación Primaria
3) Educación Secundaria
4) Educación Superior.
El certificado de un nivel habilita el acceso al nivel siguiente.
Existen dos opciones para el 2do y 3er nivel:
a) Una estructura de 6 años para en nivel de Educación Primaria y de 6 años para el nivel de
Educación Secundaria.
b) Una estructura de 7 años para el nivel de Educación Primaria y de 5 años para el nivel de
Educación Secundaria.
Comprende 8 modalidades:
1) Educación Técnico Profesional
2) Educación Artística
3) Educación Especial
4) Educación Permanente de Jóvenes y Adultos
5) Educación Rural
6) Educación Intercultural Bilingüe
7) Educación en Contextos de
Privación de Libertad.
8) Educación Domiciliaria y Hospitalaria.
OBLIGATORIEDAD: desde 5 años hasta la finalización del nivel de Educación Secundaria.
ADMINISTRATIVA: administración de los recursos en el sistema educativo.
El Estado garantiza el financiamiento del Sistema Educativo Nacional conforme a las previsiones
de la presente ley. El presupuesto destinado exclusivamente a educación no será inferior al 6%
del PIB.
* Gestión estatal: Los recursos los cubre el Estado.
* Gestión privada: Puede tener o no aportes del Estado.
Si bien hay características generales que reúnen todos los sistemas, podemos nombrar aquellos
que son propios del sistema educativo y que nos permiten diferenciarlos de otros subsistemas
de la sociedad. Sin embargo, los mismos pueden variar según el país de cual se trate. Ninguno de
estos rasgos es estático, varían también históricamente según las circunstancias de un
determinado momento.
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Procesos Educativos
3º Educación
Profesora: Cecilia Bustos
Las modalidades son las opciones organizativas y/o curriculares de la educación común, dentro
de uno o más niveles educativos, que procuran dar respuesta a requerimientos específicos de
formación y atender particularidades de carácter permanente o temporal, personales y/o
contextuales, con el propósito de garantizar la igualdad en el derecho a la educación y cumplir
con las exigencias legales, técnicas y pedagógicas de los diferentes niveles educativos.
Son las siguientes:
• La Educación Técnico Profesional es la modalidad de la Educación Secundaria y la Educación
Superior responsable de la formación de técnicos medios y técnicos superiores en áreas
ocupacionales específicas y de la formación profesional.
• La Educación Artística comprende: a) la formación en distintos lenguajes artísticos para
niños/as y adolescentes, en todos los niveles y modalidades; b) la modalidad artística orientada
a la formación específica de Nivel Secundario para aquellos/as alumnos/as que opten por seguirla
y c) la formación artística impartida en los Institutos de Educación Superior (profesorados en los
diversos lenguajes artísticos para los distintos niveles de enseñanza y las carreras artísticas
específicas).
• La Educación Especial es la modalidad del sistema educativo destinada a asegurar el derecho
a la educación de las personas con discapacidades, temporales o permanentes, en todos los
niveles y modalidades del Sistema Educativo.
• La Educación Permanente de Jóvenes y Adultos es la modalidad educativa destinada a
garantizar la alfabetización y el cumplimiento de la obligatoriedad escolar prevista por la
presente ley, a quienes no la hayan completado en la edad establecida reglamentariamente, y a
brindar posibilidades de educación a lo largo de toda la vida.
• La Educación Rural es la modalidad del sistema educativo de los niveles de Educación Inicial,
Primaria y Secundaria destinada a garantizar el cumplimiento de la escolaridad obligatoria a
través de formas adecuadas a las necesidades y particularidades de la población que habita en
zonas rurales.
• La Educación Intercultural Bilingüe es la modalidad del sistema educativo de los niveles de
Educación Inicial, Primaria y Secundaria que garantiza el derecho constitucional de los pueblos
indígenas, a recibir una educación que contribuya a preservar y fortalecer sus pautas culturales,
su lengua, su cosmovisión e identidad étnica; a desempeñarse activamente en un mundo
multicultural y a mejorar su calidad de vida.
• La Educación en Contextos de Privación de Libertad es la modalidad del sistema educativo
destinada a garantizar el derecho a la educación de todas las personas privadas de libertad, para
promover su formación integral y desarrollo pleno.
• La Educación Domiciliaria y Hospitalaria es la modalidad del sistema educativo en los niveles
de Educación Inicial, Primaria y Secundaria, destinada a garantizar el derecho a la educación de
los/as alumnos/as que, por razones de salud, se ven imposibilitados/as de asistir con regularidad
a una institución educativa en los niveles de la educación obligatoria.
Las desigualdades a las que hace referencia el título V de la Ley son situaciones de injusticia,
marginación, estigmatización y otras formas de discriminación, derivadas de factores
socioeconómicos, culturales, geográficos, étnicos, de género o de cualquier otra índole, que
afecten el ejercicio pleno del derecho a la educación. También tienen en cuenta a alumnas en
estado de gravidez, así como la continuidad de sus estudios luego de la maternidad, evitando
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Procesos Educativos
3º Educación
Profesora: Cecilia Bustos
cualquier forma de discriminación que las afecte. Por último se nombran las acciones preventivas
para la erradicación efectiva del trabajo infantil.
Otra desigualdad que no se encuentra expresada aquí es la de falta de inclusión de chicos con
discapacidades a la escuela común. Las escuelas no se encuentran equipadas ni con una buena
infraestructura como para poder recibir a estos niños, además de que los docentes no se
encuentran preparados lo suficiente como para poder llevar adelante una clase en la que se
pueda encontrar por ejemplo un niño que perdió la visión.
Con la incorporación de las nuevas tecnologías y medios de comunicación lo que se intenta lograr
fundamentalmente, según el título VII de la presente ley, es promover mayores niveles de
responsabilidad y compromiso de los medios con la tarea educativa de niños/as y jóvenes, se
trata de comprometer a los medios a asumir mayores grados de responsabilidad ética y social
por los contenidos y valores que transmiten. Para ello, se reconoce a Educ.ar Sociedad del Estado
como el organismo responsable del desarrollo de los contenidos del Portal Educativo. El mismo,
se encarga de la realización de actividades de producción y emisión de programas de televisión
educativa y multimedial destinados a fortalecer y complementar las estrategias nacionales de
equidad y mejoramiento de la calidad de la educación, en otras palabras se trata de fortalecer el
capital cultural de los alumnos, especialmente de quienes vienen de las familias más
desfavorecidas económicamente.
ARGUMENTOS A FAVOR:
• La prolongación de jornada surge como una estrategia que asegura más y mejor educación y
da una respuesta a la necesidad de las familias de que los niños permanezcan más tiempo en la
escuela.
• Permite a los chicos desarrollarse en espacios intelectuales, sociales y motrices.
• Tanto la diversidad como el tiempo que los alumnos pasan dentro de la escuela son elementos
determinantes de la calidad educativa.
• Quienes aplican la experiencia valoran el programa como muy positivo.
• La iniciativa es interesante y una oportunidad de concentrar en la escuela actividades que los
niños realizan afuera.
ARGUMENTOS EN CONTRA:
• Los establecimientos educativos no cuentan con las condiciones edilicias y de personal
adecuadas para el desenvolvimiento del mismo.
• Agotamiento de alumnos y docentes.
• Carencia de espacios para que los estudiantes almuercen.
• El Ministerio de Educación de la Provincia no tiene previsto, al menos por ahora, subsidiar los
salarios de los docentes que deberían cubrir la jornada extendida en las escuelas privadas.
• No se podrá extender la jornada y absorber el costo con las cuotas.
• A nivel pedagógico, falta un currículum base que oriente.
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