Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco

Anuncio
Ágora. Estudos Clássicos em debate
ISSN: 0874-5498
[email protected]
Universidade de Aveiro
Portugal
UNCETA GÓMEZ, LUIS
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
Ágora. Estudos Clássicos em debate, núm. 17.1, 2015, pp. 309-333
Universidade de Aveiro
Aveiro, Portugal
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=321037736010
Cómo citar el artículo
Número completo
Más información del artículo
Página de la revista en redalyc.org
Sistema de Información Científica
Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Una Helena posmoderna.
Juicio a una zorra de Miguel del Arco
A postmodern Helen. Juicio a una zorra by Miguel del Arco
LUIS UNCETA GÓMEZ1 (Universidad Autónoma de Madrid, España)
Abstract: This paper analyzes the treatment given to the figure of Helen of Troy in the
play Juicio a una zorra (2011), which provides us with a human and postmodern model of
a woman who takes her own decisions and faces the consequences. The author, Miguel
del Arco (Madrid, 1965), takes advantage of the rich and complex mythical tradition
developed around Helen from Antiquity and, subverting it, he offers us a new point of
view, making her character appear in the presence of a public who judges her, to explain
her version of the events which led to her abuse and subsequent humiliation. In that
way, the play outlines a twenty-first century Helen whom the contemporary spectator
can fully understand.
Keywords: Helen of Troy; Mythical Reception; Miguel del Arco; Juicio a una zorra.
1. Introducción
Con Juicio a una zorra, Miguel del Arco ha recuperado para la escena
contemporánea, otorgándole pleno protagonismo, a un personaje con múltiples avatares desde la Antigüedad. Vilipendiada hasta el extremo, pero
también rehabilitada —hasta donde era posible— por algunos autores antiguos, Helena de Troya encarna un conjunto de rasgos enormemente atractivos, pero no por ello menos peligrosos2. Epítome de todo lo deseable, paradigma de la sexualidad según la propuesta de N. Loraux3, su excepcional
belleza4 —como excepcional es el hecho de ser la única hija de Zeus con una
Texto recibido el 09.01.2014 y aceptado para publicación el 15.06.2014. Este
trabajo ha sido realizado en el marco del proyecto de investigación “Marginalia. En los
márgenes de la tradición clásica” (FFI2011-27645), subvencionado por el MINECO.
1
[email protected].
2
Peligro que se incrementa por pertenecer a la categoría de mujeres que
transmiten la realeza. Véase al respecto WULFF ALONSO (1997) 213-216.
3
LORAUX (2004) 407-443.
4
De la que da buena cuenta el “milihelena”, cuya creación se atribuye a Isaac
Asimov: unidad de medida para la belleza que se define como la hermosura necesaria
para impulsar un barco, puesto que de Helena se dice que puso en marcha mil, en
referencia a los siguientes versos de La trágica historia del Dr. Fausto, de Christopher
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015) 309-333 — ISSN: 0874-5498
Luis Unceta Gómez
310
mortal— la convierte en un objeto codiciado y en una seductora trampa,
cuya posesión, como reconocen los ancianos troyanos al contemplarla,
es motivo de enfrentamiento entre los varones:
No es extraño que troyanos y aqueos de buenas grebas, por una mujer tal estén
padeciendo duraderos dolores: tremendo es su parecido con las diosas inmortales al
mirarla (Hom., Il. 3.156-158; trad. E. Crespo Güemes. Madrid: Gredos, 1991).
En la literatura griega, quedó bien asentado el prototipo negativo que
representaba Helena, cuyo mito ha sido objeto de análisis minuciosos5,
por lo que sería ocioso entretenerse en su detalle. Cabe recordar, no
obstante, algunos de los momentos cruciales de su elaboración. Homero en
la Ilíada, sin negar su responsabilidad en la cruenta guerra de Troya al decidir abandonar a su marido y seguir a Paris, convierte a Helena, en cierto
modo, en víctima de unas decisiones que la trascienden6. Eurípides la
representa como una traidora ambiciosa y sin escrúpulos en Las troyanas,
aunque también restituye su honor en Helena, donde, en línea con la
Palinodia de Estesícoro —y en parte también con la versión herodotea del
mito—, la protagonista nunca viajó a Troya, sino que fue sustituida por un
eidolon, una copia —un clon suplantador de la identidad diríamos hoy—
fabricada por Hera, mientras la verdadera Helena permanecía en Egipto
siendo fiel a su marido y convirtiéndose en un nuevo modelo de mujer
ejemplar: “un intento —son palabras de Fraga Iribarne7— de lograr una
lección completa de ética matrimonial”8. En esta misma tradición palinódica
cabe mencionar también el Elogio de Helena de Gorgias, ejercicio de retórica
en el que la espartana queda exculpada de toda responsabilidad en el
Marlowe: “Was this the face that launched a thousand ships / And burnt the topless
towers of Ilium?” (cf. MAGUIRE [2009] 161). David L. Goines dedica un artículo en clave
cómica a este asunto: “On the inefficiency of beauty contests, and a suggestion for their
modernization”, <http://goines.net/Writing/HELEN_of_TROY.html> [30/11/2013].
5
Sin afán de exhaustividad, pueden citarse ALSINA CLOTA (1957), RUIZ DE ELVIRA
(1974), SPINA (1998), CAPRIGLIONE (2002), SÁNCHEZ MARTÍNEZ (2006), así como los trabajos
recogidos en BAÑULS OLLER et alii (2007), o la monografía de BETTINI & BRILLANTE (2008),
entre otros muchos.
6
La culpabilidad pasiva de Helena en el relato homérico es defendida con argumentos lexicológicos por LÓPEZ GREGORIS (1996).
7
FRAGA IRIBARNE (2001) 274.
8
Sobre la Helena de Eurípides, véase MORENILLA TALENS (2007) y (2007b).
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
311
conflicto, puesto que las causas de su acción solo pueden cifrarse en
términos de azar, necesidad, imposición divina, rapto violento o poder
persuasivo de las palabras (retomaremos más adelante este último aspecto).
A pesar de que, como se ha señalado9, frente a la inmovilidad de las
figuras femeninas en el mito griego, el desplazamiento geográfico de
Helena es excepcional para una mortal10, todas estas versiones cosifican de
un modo u otro a esta figura, la convierten en el mero objeto de un enfrentamiento11. Y la ambigüedad que le es inherente12 ha continuado despertando
recelos a lo largo y ancho de toda la tradición occidental13, pues tampoco la
moral cristiana dispensó mejor consideración a los peligros de la carne
femenina14. Si Helena hubiera de ser comparada con un personaje bíblico,
este sería, no cabe duda, Eva. Esta nueva versión de la historia de Helena
consigue, sin embargo, redimensionar como sujeto a este personaje y
resarcirla de esa tradición.
2. El autor y la actriz
Miguel del Arco (Madrid, 1965) es un conocido dramaturgo y director
teatral, uno de los más exitosos autores españoles contemporáneos, que
cuenta en su haber con la dirección de un buen número de representaciones, como La función por hacer (2009), adaptación libre, coescrita con Aitor
9
Cf. NIETO HERNÁNDEZ (2010) 27.
Algo que habría que poner en relación con los otros aspectos divinos de su
tradición; véase al respecto CALAME (1981).
11
Postura reconocible incluso en algunas adaptaciones de época contemporánea,
como La Guerre de Troie n’aura pas lieu, de Jean Giraudoux (1935). Véase un análisis de
esta obra en REAL RAMOS (1999).
12
Cf. al respecto GONZÁLEZ VAQUERIZO (2011). Para SPINA (1998) 21, la complejidad de la historia literaria de este personaje tiene que ver con la irresolución de su
ambigüedad en los poemas homéricos.
13
MAGUIRE (2009) ofrece un completo análisis de esta tradición; véase también
GENETTE (1989) 422-432, BETTINI & BRILLANTE (2008) 183-185, BAÑULS OLLER & MORENILLA
TALENS (2012). Sobre la recepción cinematográfica del mito, cf. CANO ALONSO (1985),
WINKLER (2009) 210-250, y RODRIGUES (2012).
14
La imagen negativa que, con excepción de Ovidio (Heroidas, 17), dio de Helena
la literatura romana (cf. CARBONERO [1989]) influyó en la Edad Media (piénsese en su
papel en el Roman de Troie de Benito de Saint-Maure; h. 1165) y el Renacimiento.
Cf. HARRAUER & HUNGER (2008) 389, s.u. “Helena”.
10
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
312
Tejada, de Seis personajes en busca de autor, La violación de Lucrecia (2010, protagonizada por Nuria Espert), la muy premiada adaptación de Los veraneantes de Maksim Gorki (2011), o De ratones y hombres (2012). Así mismo,
es autor de guiones para televisión, con series como Lalola (2008-2010, Zebra
Producciones) o La sopa boba (2004, Miramón Mendi). Precisamente por su
trabajo en este medio es también popularmente conocida la protagonista de
la obra que nos ocupa, la actriz madrileña Carmen Machi, quien, tras una
intensa actividad teatral, conoció un gran éxito en la producción Siete vidas
(1999-2006, Nacho G. Velilla), comedia de situación en la que interpretaba el
papel de Aída García, una sufrida asistenta de clase baja, divorciada y con
dos hijos, y especialmente en el spin-off Aída (Globomedia, 2005-2014), serie
ambientada en Esperanza Sur, barrio ficticio del extrarradio madrileño, que
Carmen Machi protagonizó durante cuatro temporadas (hasta 2009).
Su físico y su especial vínculo con un personaje marginal como este
favorecen, como vamos a ver, una fundamental subversión del personaje
recreado en esta pieza.
3. La obra
El propio Del Arco explica del siguiente modo la génesis de Juicio a
una zorra15 (figura 116):
La idea de este espectáculo surgió tras escuchar, noche tras noche, a la Lucrecia de
Nuria Espert llamar ramera a Helena. Siempre la imaginaba sobre las altas murallas
15
En el dossier de prensa de la obra, disponible en el siguiente enlace:
<http://www.diphuelva.es/filesWeb/25/fichero/Niebla/DOSSIER%20JUICIO%20A%20U
NA%20ZORRA.pdf> [28/11/2013]. Juicio a una zorra se estrenó el 19 de agosto de 2011 en
la Alcazaba de Mérida (Badajoz), como parte del LVII Festival de Teatro Clásico de esa
ciudad. El equipo técnico estuvo compuesto por Arnau Vilà (música), Juanjo Llorens
(iluminación), Sandra Vicente (sonido), Sergio Parra (cartel y fotografías) y Aitor Tejada
(producción). El texto está publicado en la revista Primer Acto 342 (2012) 93-104, cuya
paginación usamos en las citas de esta obra, completada con la indicación de la columna.
Debo agradecer al autor su amabilidad al proporcionarme el texto.
16
Obra de Sergio Parra, las fotografías han sido tomadas del dossier de prensa de
la obra, mencionado supra, n. 15.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
313
de Troya, sola entre la multitud, viendo cómo los hombres morían, supuestamente por
su causa, sin poder hacer o decir nada al respecto17.
Figura 1. Cartel de Juicio a una zorra.
Helena es aquí compensada del carácter secundario que ha ocupado
siempre, otorgándole el pleno protagonismo, aunque sea para declarar
como imputada en un juicio en el que, como ella misma dice, ha sido
“condenada de antemano” (p. 94, col. 2)18. Con este monólogo de una hora
de duración, Helena, sin necesidad de recurrir a ningún doble, recibe la
oportunidad de exponer su versión de los acontecimientos, testimonio de
una mujer especialmente maltratada por autores de todas las épocas e
interpretación disidente de la versión oficial de los hechos, la escrita por los
varones. El planteamiento, aunque no tan habitual como la rehabilitación de
otras figuras19, cuenta con algún paralelo reciente, como la novela Memorias
de una zorra (Memorie di una cagna, 2010) de Francesca Petrizzo20.
17
Sobre el tratamiento de Helena en la obra de Shakespeare, puede verse además
DOS SANTOS (2009).
18
A este respecto, aclara el autor en una entrevista (Primer Acto 342 [2012] 84-91):
“Jugamos a que es el público el que juzga, pero luego a Helena eso no le importa.
Lo dice. […] Al escucharse a sí misma llega a su propia catarsis, a su propia justicia, se
perdona a sí misma, llega a su propia conclusión. Se entiende a sí misma y la mayoría
del público comparte con ella ese hallazgo” (p. 90).
19
“Incluso en la literatura de género, en la que cabría esperar la rehabilitación de
su figura para reivindicar la libertad de elección en materia erótica de la mujer, se ha
preferido para esta función a otras figuras femeninas denostadas en la Antigüedad,
como Clitemnestra o Fedra” (BAÑULS OLLER & MORENILLA TALENS [2012] 22). Probable-
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
314
La sencillez de la puesta en escena —una hilera de focos al nivel del
suelo y una larga mesa llena de copas y botellas de vino como única
escenografía21 (cf. figura 2)— realza la condición trágica del personaje, que
viste ropa actual y elegante (un vestido rojo de corte sencillo y unos zapatos
de tacón alto), y aparece en el escenario de espaldas, sujetando una copa y a
contraluz. Sin girarse se presenta con una tirada de epítetos épicos:
Helena de Esparta, Helena de Troya, Helena la argiva, Helena la aquea, la mujer
más hermosa del mundo, la divina entre las mujeres, la hija de Zeus, la de níveos
brazos, la de cabellos de oro… la bella Helena (p. 94, col. 1).
Figura 2. La sobriedad de la puesta en escena.
A pesar de sus cabellos dorados22, la edad y el físico de la actriz, y en
especial el hecho de ser conocida por su papel como asistenta, contrasta
bruscamente, en un primer momento al menos, con el ideal de belleza
actual y con la caracterización majestuosa que se espera de la reina de
mente el motivo haya que buscarlo en el hecho de que las razones de Helena no le
llevaron a cometer ningún crimen.
20
CASTRO JIMÉNEZ (2011) ofrece un estudio de las principales claves de esta obra.
21
El carácter simposiaco de este entorno, marcadamente masculino en la
Antigüedad y vedado a cualquier mujer salvo a las heteras, colabora con la intención
subversiva general de la obra.
22
Representación tradicional que alude al hecho de ser la “objetivación de los
dones de […] la áurea Afrodita”, de acuerdo con MORENILLA TALENS & BAÑULS OLLER
(2012) 75. Una notoria —aunque necesaria— transgresión de este atributo es la Helena
de Omeros (1990), Odisea caribeña de Derek Walcott.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
315
Esparta23. Previendo una respuesta sorprendida, Helena no permite
reaccionar al público y le espeta:
¿Qué? ¿Es alguno de vosotros inmune a los estragos del tiempo? ¿Ha venido
algún inmortal a verme? ¿Alguna divinidad a salvo del naufragio de la belleza? (p. 94,
col. 1).
Para que dialogue con los espectadores, que se sientan en el patio de
butacas haciendo las veces de jurado popular, es necesario convertir a este
personaje en un ser inmortal, pero cansada de los años y el sufrimiento
acumulado, avejentada y con su proverbial belleza marchita24. Desde el
comienzo del monólogo, además, el personaje da evidentes muestras de
embriaguez; el motivo, nos enteramos inmediatamente, es el líquido,
una mezcla de vino y un narcótico, que Helena consume a lo largo de toda
la representación25 y que Del Arco compara con el Prozac: más que un
antidepresivo, una metáfora del Occidente actual, incapaz de afrontar los
contratiempos y empeñado en una estéril carrera por conseguir una
obligada felicidad (cf. figura 3):
23
Esta Helena, según la definición que de ella ha dado Marcos Ordóñez en su
elogiosa crítica de la obra (“Carmen Machi, patrimonio nacional”, El País. Babelia,
26/11/2011), “es Cresida cruzada con Tersites: un corazón de oro, una lengua sardónica y
furiosa”. Un procedimiento antifrástico semejante, aunque con una finalidad subversiva
diferente, es llevado a cabo en la serie de animación Los Simpsons (“Tales from the public
domain”, episodio catorce de la decimotercera temporada), en el que Helena de Troya es
encarnada por Agnes Skinner, la anciana madre del director Seymour Skinner. Mucho
antes, pero con semejante vena cómica, Luciano de Samosata había jugado también con
la edad de Helena, presentándola como una mujer madura que se enamora de un
jovencito, Ciniras, en las Historias verdaderas (2.25 y ss.). Con espíritu menos jocoso
ahonda también este autor en el paso del tiempo en el diálogo El sueño o el gallo y en los
Diálogos de los muertos (18); sobre este tratamiento, cf. BETTINI & BRILLANTE (2008) 174-175.
Otras prolepsis de la vejez de Helena son también las versiones de Pierre de Ronsard
(“Quand vous serez bien vieille”, Sonnets pour Hélène II, 24, 1587) y Jules Lemaître
(“La vieillesse d’Hélène”, en Nouveaux contes en marge, 1914). El soneto del primero fue
traducido al inglés por W. B. YEATS (“When you are old”, 1893); cf. GRAFTON, MOST &
SETTIS (2012), s.u. “Helen of Troy”.
24
Posibilidad esta última que ya apuntó también Antonio Buero Vallejo en
La tejedora de sueños. Cf. GONZÁLEZ DELGADO (2006) 8-14.
25
Sobre Helena, su uso de drogas y el motivo del olvido como liberación y medio
para alcanzar la felicidad, véase GUZMÁN GARCÍA (2005).
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
316
Esto (enseña su copa) me mantiene fuera del alcance del dolor. Mezclo con el
vino una pócima que me enseñó a fabricar mi amiga Polidamna, la egipcia. Quien la
bebe no derrama lágrimas durante un día completo. Ya pueden pasar por el bronce
delante de ti a tus hijos o a tus padres, que los mirarás desangrarse como quien ve
llover. ¡Es fabuloso! […] Bebo a todas horas. Esta es la verdadera ambrosía de los poderosos. Adoro esta letárgica insensibilidad. El signo de vuestro tiempo (p. 95, cols. 1-2).
Figura 3. Helena, vieja, sola y ebria.
Así pues, el atractivo que subyuga se convierte aquí en deterioro y
fealdad, radical castigo para quien compitió en belleza con las propias
diosas. Pero esta desfiguración no le resta ni un ápice de confianza en sí
misma, y se muestra deslenguada, irreverente y crítica, profundamente
crítica, contra el poder establecido, ya sea este la religión, el régimen
patriarcal o la preeminencia del varón sobre la mujer. Desligada de sus
originales atributos, de la prodigiosa belleza que la hizo peligrosa —ahora
el único peligro reside en su afilada lengua—, Helena se atribuye los
estereotipos negativos que ha padecido a lo largo de los siglos:
Si no adivináis entre los escombros del tiempo la belleza divina de Helena, tal vez
lo hagáis con los otros nombres por los que se me conoce: Helena la zorra… pero no
como animal astuto. Helena la puta, la casquivana, la ramera, la meretriz, la
desvergonzada, la seductora, la poseída por los furores de Afrodita, la calientapollas
que rima con Troya. La ruina de Ilión y de la casa de los Atreos. La culpable de
desencadenar la guerra más famosa de la historia… (p. 94, col. 2).
Ya en la Ilíada, haciendo gala de un carácter inconstante y caprichoso,
Helena se lamenta, consciente de su culpa, y desea repetidamente su muerte
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
317
y la de Paris, aplicándose el epíteto infamante “cara de perra”, κυνῶπις26,
del que parece mejor traducción este sonoro “zorra”. Pero aquí, esta nueva
Helena afronta esas acusaciones, no las asume, y se dispone a contradecirlas
a través de la narración de su vivencia de los hechos.
Tras esta presentación, el relato autobiográfico de Helena adopta aquí
una ordenación estrictamente cronológica, comenzando por su nacimiento,
en el que vuelve a ponerse de manifiesto la insolencia de este personaje,
la de quien no tiene ya nada que perder:
Mi nacimiento es un misterio. Cuentan que Zeus se enamoró de Leda, reina de
Esparta. Para escapar de la obsesiva vigilancia de Hera, su legítima esposa, Zeus,
el gran transformista, mutó en cisne para poseerla. A resultas de la coyunda pajarera,
la pobre Leda puso dos huevos... Los que al dios prepotente le faltaban para enfrentarse
a su señora. (Trueno) ¡Tranquilito, Cronida, porque esto no ha hecho más que
empezar! (p. 95, col. 2).
A continuación, en un lenguaje crudo y sin tapujos, pone de
manifiesto una realidad que en la actualidad censuramos en otras culturas,
pero que los estudiosos de la Antigüedad suelen soslayar, como son los
hábitos matrimoniales y sexuales con individuos que aún no ha alcanzado
la madurez física e intelectual:
Me mantuvieron escondida de la masa para alimentar la leyenda. Tindáreo, mi
padre putativo, enseguida se dio cuenta de que en el futuro podría comerciar con mi
belleza y hacer un gran negocio con mi casamiento. Apenas me dejaron abandonar el
palacio y cuando lo hacía, iba siempre cubierta con un velo […] (p. 96, col. 1).
Y, a la temprana edad de nueve años, en una de las recepciones
palaciegas, Teseo la raptó27. A pesar de lo que cuenta la leyenda, según la
cual sus hermanos Cástor y Pólux la rescataron antes de que su virginidad
sufriera menoscabo alguno, Helena nos acerca a la verdad, mucho más
turbia:
26
Véase, por ejemplo, Hom., Il. 6.344 y 356. El apelativo posiblemente aluda a su
falta de pudor (ἀναίδεια); véase al respecto BETTINI & BRILLANTE (2008) 76-77. En lo que
respecta a la consideración de Helena sobre sí misma, puede verse LÓPEZ GREGORIS
(1996) 18-19.
27
Es este uno de los elementos más antiguos que conforman el mito de Helena,
prácticamente desconocido para los poemas homéricos (cf. ALSINA CLOTA [1957b] 165).
Sobre el episodio y las fuentes que lo transmiten, véase BETTINI & BRILLANTE (2008) 43-44,
con sus notas.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
318
El gran héroe del Ática, protagonista de centenares de leyendas y poemas, se folló a
una niña de nueve años con el morbo añadido de creer que con su verga llegaba hasta el
monte Olimpo (p. 96, col. 2)28.
Sus hermanos la encontraron embarazada de cinco meses, pero
Tindáreo, para no desperdiciar “el provecho del fruto de sus cuernos”,
fingió que la criatura había sido alumbrada por su otra hija, la hermana de
Helena, Clitemnestra29, quien había sido forzada a desposarse con
Agamenón, después de que este matara a su anterior esposo, Tántalo, y al
hijo de ambos, mientras Clitemnestra lo amamantaba. Y tampoco tuvo el
rey de Argos el menor miramiento a la hora de ofrecer a Ifigenia en
sacrificio, a lo que Helena apostilla30:
Luego fue mi hermana Clitemnestra la que pasó a la historia como la perra
homicida de su marido mientras que el capullo de Agamenón lo hizo como el
conquistador de Troya. Insisto ¿quién escribe la historia? (p. 96, col. 2).
Cuestión esta última que se repite a lo largo de toda la obra a modo
de leitmotiv. Se narra a continuación el episodio de los pretendientes y el
pacto que Odiseo impuso a todos ellos para defender la decisión que allí se
tomase31, lo que le granjeó la mano de la prima de Helena. De la feroz crítica
28
Algo similar a lo que afirma del siguiente hombre de su vida, Menelao: “Yo era
una preciosa niña de catorce años a la que un cabestro se le subía encima para recordarle
a punta de verga quién era su dueño. Me poseía con codicia. Haciendo que cada uno de
sus dolorosos embistes me recordara a quién pertenecía” (p. 98, col. 2).
29
Esta versión del mito la documenta Pausanias, 2.22.6-7, quien cita a Estesícoro,
Euforión y Alejandro Étolo (cf. RUIZ DE ELVIRA [22000] 384). Curiosamente, esta versión
marginal es también la opción de Dan Simmons en su reescritura de los poemas
homéricos en clave de ciencia ficción: “Cuando yo tenía once años, […] fui secuestrada
en el templo de Artemisa Ortia por Teseo, el que unificó las ciudades del Ática en la
ciudad de Atenas. Teseo me dejó embarazada: le di una hija, Ifigenia, a quien no pude
tratar con amor y que entregué a Clitemnestra para que la criara con su marido,
Agamenón, como si fuera suya” (Ilión I. Barcelona: Ediciones B, 2009, p. 355; trad.
R. MARÍN). Véase al respecto LÓPEZ GREGORIS & UNCETA GÓMEZ (2013) 210, n. 26.
30
El mito explica la peligrosidad de estas hermanas como el resultado de una
maldición enviada por Afrodita sobre Tindáreo, por no haberle ofrecido los rituales
debidos (cf. Hes., frag. 176 y Paus., 3.15.11).
31
Cf. Apol., Bib. 3.10.9. Este pacto justifica que un conflicto privado se convierta
en una empresa panhelénica y refuerza la situación de privilegio de Agamenón, cuya
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
319
de Helena al poder establecido no se salva nadie que colabore en su mantenimiento, incluida la fiel Penélope, quien suele recibir los máximos elogios:
Penélope… La quintaesencia de la fidelidad. La mujer que esperó veinte años el
regreso de su marido… Pues mira, os voy a contar un chisme que corre, la eternidad es
que deja mucho tiempo libre, que dice que no solo no lo esperó sino que se pasó por la
piedra a los ciento veintinueve pretendientes que se le habían instalado en el palacio.
Y que de ese mejunje seminal nació el dios Pan, esa divinidad que se folla cualquier
cosa que respire32. Pero Ulises siempre se salía con la suya y se las ingenió para no
pasar a la historia como el ciervo paticorto que era… ¡¿Veis quién escribe la historia?!
(p. 97, col. 2-p. 98, col. 1).
Se neutraliza así la tradicional oposición antitética entre ambas
figuras, una muestra más de la voluntad subversiva de la obra y de su gusto
por las versiones en los márgenes de la ortodoxia.
La decisión sobre su destino, tomada de antemano por Agamenón
para su propio beneficio —nos sigue contando Helena— la convirtió de la
noche a la mañana en reina de Esparta con catorce años, al abdicar Tindáreo
en su esposo Menelao, quien, según el análisis de Helena, era callado,
reservado y estaba aquejado de un profundo complejo de inferioridad.
Como resultado del enlace, dio a luz a una segunda hija: Hermíone, con la
que reconoce que no se comportó como correspondía33. Y tras una nueva
increpación a su padre por su injusticia y cobardía, hace acto de presencia el
amor: el verdadero y profundo amor que Helena sintió por Paris,
“el hombre más guapo que jamás había visto” (p. 99, col. 1), y a través del
que descubre sensaciones nunca antes imaginadas. Contrastando con la
agresividad mostrada antes hacia su padre, con el recuerdo de su gran
amor, Helena eleva ahora una plegaria gratulatoria a Afrodita —acompañada por el popular tema de Marino Marini “Tu sei la più bella del
superioridad queda refrendada; puede verse un análisis de este salto en GONZÁLEZ
GARCÍA (1995).
32
La versión, que pretende explicar el nombre del dios Pan como πᾶν, ‘todo’,
es también marginal y se documenta en Teócrito, Siringe 1, Duris (citado en Schol. Lyc.
772) y otros escolios a Teócrito, así como en Servio, Ad Aen. 2.44; cf. RUIZ DE ELVIRA
(22000) 98.
33
Sobre esta relación materno-filial, véase GONZÁLEZ GONZÁLEZ (2003) 214-215.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
320
mondo”—, que poco tienen que ver con las imprecaciones que le dirige en
la obra homónima de Eurípides34:
(Al cielo.) ¡Afrodita! ¿Cómo no inventarte, gran zorra, para explicar tal
avalancha de emociones? Yo no había sido educada en el manejo de tus artes.
Ni siquiera sabía que existían. Hasta que lo que dejó de existir fue todo lo demás. Ya no
existía Menelao, ni Esparta, ni mis padres, ni siquiera mi hija. Solo existía Paris.
Paris, Paris, Paris… (p. 99, col. 1).
En esta revisión del mito, Helena toma una decisión consciente:
abandonar a un marido que no la hace feliz y dejarse arrastrar, inflamada
de amor, por la atracción que siente hacia un extranjero; se permite vivir,
digámoslo así, su particular “pasión turca”35. El descubrimiento de este
sentimiento supone un desvelamiento total: “el tupido velo bajo el que
había vivido cegada y amordazada se levantó de golpe para mostrarme la
vida” (p. 99, cols. 1-2). Precisamente el mismo velo que llevaba desde niña y
que siguen llevando algunas mujeres hoy día.
Helena, de acuerdo con la versión homérica, cede a sus pasiones al
entregarse al juego de seducción de Paris, pero, como se ha dicho, la Ilíada
resta responsabilidad a esta acción, debido, entre otras razones, al
inconstante carácter que atribuye a las mujeres. Devolver a Helena la
responsabilidad sobre sus actos implica la reivindicación de la autonomía
femenina. Helena asume así su condición de zorra: harta ya de tantos
abusos por parte de los varones, decide tomar las riendas de su destino,
de sus sentimientos, de su cuerpo y de la vivencia de su sexualidad,
34
“Y tú, que por mis bodas recibiste el galardón de la belleza, Cipris, hija de
Dione, no consientas mi ruina. Bastante daño me has causado hasta aquí, entregando mi
nombre, no mi cuerpo, a los bárbaros. Y, si quieres que muera, permíteme morir en la
tierra de mis padres. ¿Por qué eres insaciable de males y no dejas de fabricar amores
engañosos, invenciones falaces y filtros que ensangrientan las moradas? Si fueses
mesurada, serías de las diosas la más dulce para los hombres: no lo niego” (Eur., Hel.
1097-1106; trad. L. A. de CUENCA Y PRADO. Madrid: Gredos, 1979). En las versiones
clásicas, como es bien sabido, se hacía de Afrodita la responsable última de arrojar a
Helena a los brazos de Paris.
35
Así lo expresa: “Yo solo tomé una decisión, posiblemente la única que tomé en
mi vida. La decisión de amar a un hombre por encima de todas las cosas. […]
Yo abandoné a mi hija y a mis padres y un marido al que nunca quise y que jamás me
amó” (p. 100, col. 2).
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
321
solución impensable en la antigua mentalidad griega, que se contentaba con
la rehabilitación de su moral36.
Tras detenerse brevemente en los orígenes de Paris, el sueño de
Hécuba, la exposición del niño, su infancia entre pastores y su posterior
reincorporación a la realeza, Helena narra su traslado voluntario a Troya y
su llegada al palacio de Príamo, el único que le dispensa una mirada
amable, entre paternal y salaz, junto con Héctor, el “cuñado más querido”
(p. 100, col. 1) para la griega, como deja ver también la Ilíada. Pero el
“cornudo” Menelao y Agamenón, “a quien la paz aburría soberanamente”
(p. 100, col. 1), la utilizaron como excusa para sus afanes expansionistas e
iniciaron diez interminables años de muerte y destrucción.
Con las primeras bajas, Helena siente que Paris se aleja de ella. Hasta
que finalmente huye “del campo de batalla, de su familia y de mí” (p. 101,
col. 2), dice Helena, para volver mortalmente herido junto a ella. Más le
valdría haber muerto junto a él, pues posteriormente fue obligada a casarse
con Deífobo. El final es conocido y Del Arco despacha brevemente la caída
de Troya, aunque incluye el duro parlamento que Hécuba dirige a Menelao
en Las troyanas de Eurípides, instándole a matar a su recién recobrada
esposa.
Exhausta y borracha, Helena finaliza su intervención reconociendo
que el juicio del público no le importa lo más mínimo. Musita su canción,
una versión libre en español de “Amours divins! Ardentes flammes!”
(segunda aria de la ópera bufa de Jacques Offenbach La bella Helena),
mientras, en un llamativo golpe de efecto, derrama sobre las tablas el vino
que queda en las botellas (cf. figura 4): copiosa libación a la gloria de su
amor por Paris: su única culpa, su eternidad37.
36
Pero de la que han dado buena cuenta las ya mencionadas novelas de F. Petrizzo o, en clave de ciencia ficción, la dilogía que conforman Ilion y Olympo, de D.
Simmons, también citada.
37
Esta idea se adelanta en la cita de William Blake (Eternidad), colocada al
comienzo de la obra: “Aquel que se aferra a un goce aniquila la vida alada; pero aquel
que besa el goce al vuelo, vive en la aurora de la eternidad”.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
322
Figura 4. Clímax.
4. Posmodernidad de Helena
Como se ha visto a través de este repaso por el contenido de la obra,
Helena ofrece, sin ningún refreno, los detalles de una vida apasionada y
sufriente a partes iguales, sin ocultar ningún detalle, por escabroso o
molesto que pudiera resultar, y sirviéndose de un lenguaje llano y coloquial, perfectamente comprensible y que no elude expresiones malsonantes.
De este modo, nos ofrece la oportunidad de conocer las motivaciones de
esta mujer cuya historia han escrito siempre los hombres. Esta reivindicación feminista cuenta con ilustres precedentes como Casandra de Christa
Wolf, Penélope y las doce criadas de Margaret Atwood, o, partiendo también
de la figura de Helena, el poema Helen in Egypt de Hilda Doolittle38,
y encuentra su contrapartida académica en los estudios de género, que
38
GONZÁLEZ GONZÁLEZ (1996-1997) analiza esta última obra. Para esta autora,
el protagonismo que asume Helena en el poema “tiene como consecuencia que lo
fundamental sean sus propios sentimientos y no el juicio que su figura les merece a los
demás” (p. 237), algo que comparte con Juicio a una zorra. La misma perspectiva adopta
Nuria Barrios en su poemario Nostalgia de Odiseo (2012) con la figura de Penélope.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
323
pretenden recuperar una voz silenciada. Y con ello, se llevan a cabo dos
ejercicios: por un lado, la reivindicación del amor pasional al margen de las
instituciones que pretenden constreñirlo, lo que justifica la actitud de
Helena (algo que también puede rastrearse en el poema que le dedica Safo),
y, por otro, el cuestionamiento de todo poder establecido.
Es la preeminencia del régimen patriarcal, cuyo mantenimiento
explica el maltrato que ha sufrido esta figura, lo que impele a una
reescritura de las historias, de la Historia, desde otros puntos de vista y sin
rehuir sus aspectos más crudos. Por ello, Helena no duda en retar incluso la
autoridad del dios padre, su padre, al que interpela en términos como
“Me revuelvo contra ti, padre celestial, y reclamo justicia” (p. 95, col. 1).
Y, del mismo modo, ridiculiza a las grandes figuras heroicas que le
arrebataron toda la grandeza que merecía: de Odiseo afirma que su “piedad
era tan corta como sus piernas” (p. 95, col. 2), de Menelao que “hasta el
nombre es tonto” (p. 98, col. 1) y sobre Aquiles, en el momento de ir a
buscarlo al gineceo en que estaba escondido para convencerle de que
participara en el enfrentamiento, que “nunca se sabrá a ciencia cierta si le
molestó más tener que ir a la guerra o tener que quitarse la falda” (p. 100,
col. 2). Del mismo modo, en el momento de abordar las acusaciones de
cobardía dirigidas a Paris por rehuir el combate cuerpo a cuerpo, pone en
entredicho con ironía los principios de la moral guerrera aristocrática que
ensalza la épica39:
¡Cuánto más honorable es descuartizar al enemigo tan pegado a él que seas capaz
de oler su último aliento que asaetarlo con flechas desde lejos sin escuchar siquiera sus
alaridos de dolor! Curiosas las razones en las que se enreda el honor para hacer más o
menos noble la muerte del adversario (p. 101, col. 2).
Hacerle a ella responsable del sangriento enfrentamiento por Troya es
tan solo una mentira más, una excusa perfecta para la estupidez y la
violencia de los varones:
39
Resultan esclarecedoras a este particular las siguientes palabras de WULFF
ALONSO (1997) 217: “La asociación entre Paris y el amor sexual es demasiado pregnante
precisamente por su belleza y por su papel respecto a una Helena cargada de rasgos de
poder que, en tanto que tales, resultan, como sabemos, masculinizadores hacia ella pero
feminizadores hacia sus compañeros de lecho humanos”.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
324
Se me podría considerar un arma de destrucción masiva. Y claro, había que arrasar
una ciudad entera y aniquilar a toda su población para encontrarme… Una noble y
humanitaria afición que no se ha perdido con el transcurrir de los siglos (p. 94, col. 2).
Evidente y mordaz alusión a la amenaza de George Bush
—¿un moderno Agamenón?— acerca de las armas nucleares que escondía
Saddam Husein, para justificar la guerra de Iraq, algo que, en última instancia, casaría mejor con el plan de destrucción selectiva que habría llevado
Zeus al provocar la guerra, según la versión de las Ciprias40, poema que,
además, convierte a Helena en hija de Némesis.
En los mismos términos hay que explicar las frecuentes críticas a la
religión, al aludir a unos dioses que ignoran al género humano, abandonados a sus placeres:
Hace tiempo que los dioses se aburrieron de este mundo y se replegaron a sus
mansiones a ponerse ciegos de ambrosía. Mejor… cuanto menos enreden los dioses en
el mundo tanto mejor para el mundo (p. 94, col. 1).
O, en otro pasaje, cuando, al relatar su concepción y nacimiento de un
huevo, aprovecha para criticar la fantasía de otros dogmas:
¿Os parece increíble? Pues no es más inverosímil que dios todopoderoso
descendiera sobre una virgen en forma de paloma, tras ser anunciado por un querubín
alado, y la preñara sin mancillar su virginidad. Distinto nombre pero el mismo dios, la
misma fijación por las mujeres de otros y la misma perversión aviar (p. 95, col. 2).
Junto a este cuestionamiento de todo poder establecido, otro aspecto
de suma relevancia en la composición de la obra es el constante y fecundo
diálogo con las fuentes antiguas, a las que se reprocha el maltrato que ha
sufrido el personaje. Se establece así un intrincado juego intertextual, en el
que es posible reconocer citas, paráfrasis o ecos de un importante número
40
“Hubo un tiempo en el que innumerables tribus de hombres, errantes por la
tierra, agobiaban la superficie de la tierra de profundo pecho. Zeus se apiadó al verlo y
en su sagaz inteligencia decidió aligerar de hombres a la tierra de todos nutricia,
atizando la gran querella troyana, para que la despoblara el peso de la muerte. En Troya
los héroes padecían y se cumplía la determinación de Zeus” (Frag. 1; trad. A. BERNABÉ
PAJARES. Madrid: Gredos, 1979). Véase, en el mismo sentido, Eur., Or. 1639-1642: “[…]
los dioses por la belleza de esta [Helena] llevaron a enfrentarse a griegos y frigios,
y motivaron muertes, para aligerar la tierra de un exceso de hombres, de una cargazón
descontrolada”.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
325
de obras, tanto antiguas como modernas, explicitadas en ocasiones (“como
dijo Safo”, p. 96, col. 1), o marcadas con cursiva en el texto, con lo que
resultan fácilmente reconocibles.
Es el caso, por ejemplo, del uso de la versión de Las troyanas firmada
por Jean-Paul Sartre41, a la que se recurre en varias ocasiones, como el
fragmento siguiente, entrecomillado en el texto y realzado con cursiva, que
está formado a partir de varios parlamentos de Hécuba en esa versión:
JUICIO A UNA ZORRA
“¡No la mires!”, dijo a Menelao. “¡Mátala
sin mirarla! Si tu deseo está hecho ceniza
ella lo volverá a encender. ¡Volverá a apoderarse de ti! ¿Quieres saber la verdad, rey
Menelao? Mi hijo era hermoso. En cuanto
ella le vio, abrasada de deseos, su propia
carne se convirtió en Cipris. Cuando los
seres humanos enloquecen de amor, no se
dan cuentan de su locura y le dan el
nombre de Afrodita. Ella vio rutilar el oro
en las ropas de Paris. Y enloqueció, el
cuerpo húmedo de ansia y el alma obsesionada de cálculo. ¡Ten valor, Menelao! No
habrá victoria para los griegos mientras no
la hayas ejecutado. ¡Ese es tu deber! Para
todas las demás, tu acto tendrá fuerza de
ley: ¡La mujer adúltera debe morir!
¡Mátala!” (p. 103, col. 2-p. 104, col. 1).
LAS TROYANAS
¡Pero no la mires! (p. 90). Vete sin
mirarla. / Si tu deseo está hecho ceniza, /
ella lo volverá a encender. / ¡Menelao,
volverá a apoderarse de ti! (p. 91). Pues
recuerda: mi hijo era hermoso. / En cuanto
ello le vio, / abrasada en deseos, / su propia
carne se convirtió en Cypris. / Cuando los
seres humanos enloquecen de amor / no se
dan cuenta de su locura, / y le dan el
nombre de Afrodita. / Sí, Paris era hermoso
/ maravillosamente. / Entró en tu casa, /
ella vio rutilar el oro / en sus ropas de
príncipe oriental. / Y enloqueció, / el
cuerpo húmedo de ansia, / el alma
obsesionada de cálculo (p. 99). ¡Ten valor,
Menelao! / No habrá victoria para los
griegos / mientras no la hayas ejecutado. /
¡Ese es tu deber! / Para todas las demás, tu
acto tendrá fuerza de ley: / ¡La mujer
adúltera debe morir! (p. 102).
Llama la atención especialmente una de las últimas afirmaciones de
Helena en Juicio a una zorra, que se corresponde con las últimas palabras de
Posidón en la versión sartriana. Su carácter divino permite atribuir a Helena
cierta omnisciencia que la distancia del público:
41
Traducida para la editorial Losada (Buenos Aires, 1967) por María MARTÍNEZ
SIERRA. La publicación original es dos años anterior (Paris: Gallimard, 1965). Manejamos
la edición conmemorativa de 2010.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
326
JUICIO A UNA ZORRA
“Siglos y siglos aniquilándoos los unos a
los otros. Haced la guerra, mortales
imbéciles. Seguid a vuestros caprichosos y
vengativos dioses mortales o inmortales.
Destrozad los campos y las ciudades.
Violad los templos, los sepulcros y torturad
a los vencidos. Haciendo así, reventaréis.
Todos. Tal vez esa sea la única solución
para que yo consiga el olvido: vuestra
extinción” (p. 104, col. 1).
LAS TROYANAS
Ahora vais a pagar. / Haced la guerra,
mortales imbéciles. / Destrozad los campos
y las ciudades. / Violad los templos, los
sepulcros, / y torturad a los vencidos. /
Haciéndolo así, reventaréis. / Todos
(p. 124).
Hay otros casos en los que los referentes modernos pueden ser
recuperables con mayor o menor dificultad, como ocurre con Quevedo en
“Se acerca el fin y nada podrá evitar que yo vuelva a ser polvo en el camino.
Pero polvo enamorado” (p. 99, col. 1), con Juan Ramón Jiménez en “Pero los
sueños de gloria se desvanecen” (p. 101, col. 1), con Pablo Neruda en “Y se
abrió la boca inmensa de la amarga guerra” (p. 102, col. 1), e incluso el eco
de un conocido bolero en “Y cuando me dijo ‘ven’, lo seguí” (p. 99, col. 1).
Pero interesa destacar especialmente que, junto a las mencionadas
citas literales marcadas con un realce tipográfico que las identifica como
tales (y cierta afectación en la dicción en el momento de la representación),
se reconoce, fundamentalmente en la segunda parte de la obra, un número
reseñable de fragmentos, en su mayor parte procedentes de la traducción de
la Ilíada de Luis Segalá y Estaella42, que, a pesar de haber sido mínimamente
retocados para que encajen en la argumentación de Helena, pueden
considerarse citas literales. Así se observa, por ejemplo, en el siguiente
texto:
JUICIO A UNA ZORRA
Supliqué y supliqué, padre. (Mira al cielo.)
Pero las súplicas son, como yo, hijas tuyas, y
aunque cojas, arrugadas y bizcas, cuidan de
ir tras de Ofuscación. Tú a esta la criaste
robusta, de pies ligeros, y por lo mismo se
adelanta, y, recorriendo la tierra, ofende a los
ILÍADA
Pues las Súplicas son hijas del gran
Zeus, y aunque cojas, arrugadas y bizcas,
cuidan de ir tras de Ate: esta es robusta,
de pies ligeros, y por lo mismo se
adelanta, y, recorriendo la tierra, ofende a
los hombres: y aquellas reparan luego el
42
Publicada en 1908 (Barcelona: Montaner y Simón) y con numerosas reediciones,
la más asequible de las cuales es actualmente la de la editorial Akal, con introducción de
Carlos García Gual.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
327
hombres. Quien acata a tus hijas cuando se le
presentan, consigue gran provecho. Pero
¿quién iba a hacer caso de ellas cuando tú
eres el primero que no las atiende? (p. 102,
col. 1).
daño causado. Quien acata a las hijas de
Zeus cuando se le presentan, consigue
gran provecho y es por ellas atendido si
alguna vez tiene que invocarlas (Hom., Il.
9.502-509).
Este modo de composición en centón a partir de algunos fragmentos
de las obras canónicas genera un llamativo resultado, pues favorece la
consecución de unos efectos argumentativos diametralmente opuestos a los
planteados en esos textos, los que narran la versión “oficial” de los
acontecimientos, que resultan de ese modo cuestionados, al mismo tiempo
que el propio concepto de “autoría”, al que no cabe apelar cuando se juega
con la hibridación y el reciclaje de fuentes como palancas de creación
artística (en especial en relatos con tan larga tradición como es el caso).
Se trata de un planteamiento que encaja bien en los postulados de la
posmodernidad, pero no es el único. Junto a la ironía, la parodia y la
autoreflexividad presentes a lo largo de toda la pieza, existen otros factores
que singularizan esta obra y la adaptan a la contemporaneidad. Así, en su
presentación inicial, Helena introduce una cita literal del Elogio de Helena, en
el que Gorgias ofrece las razones sobre el poder de la palabra, y que puede
enlazarse con el giro lingüístico de este movimiento y su cuestionamiento
de la propia realidad:
La palabra es un poderoso soberano, que con un pequeñísimo y muy invisible
cuerpo realiza empresas absolutamente divinas. ¿Verdad? Puede eliminar el temor,
suprimir la tristeza, infundir alegría, aumentar la compasión, insuflar en los oyentes
un estremecimiento preñado de temor, una compasión llena de lágrimas y una
añoranza cercana al dolor, de forma que el alma experimenta mediante la palabra una
pasión propia con motivo de la felicidad y la adversidad en asuntos y personas ajenas43
(p. 94, col. 2-p. 95, col. 1).
En este sentido, cabe señalar también el lugar donde se desarrolla el
44
juicio . Frente a la vuelta a la reclusión doméstica junto a su legítimo
esposo en su antiguo hogar, espacio de control social, que nos presenta la
43
La traducción, a pesar de incluir ligeras adiciones y reorganizarse, con breves
supresiones, en un solo párrafo, frente a los dos del texto original, es claramente
atribuible a José Barrio Gutiérrez (publicada por primera vez por Aguilar en 1977 y con
varias reediciones).
44
Recuérdese lo dicho supra (§ 3 y n. 21).
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
328
Odisea45, única situación que permitía la recuperación de la normalidad
perdida, en esta obra el lugar que habita Helena es un “no mundo” bien
surtido de licores, en el que, como hemos visto, se cuestionan igualmente
los límites temporales:
Este limbo imperecedero en el que vuestra memoria me convierte en inmortal. Este
espacio fecundo e imaginativo en el que también soy inmortal por ser hija del
todopoderoso Zeus (p. 95, col. 1).
Esta ubicación indefinida puede ser considerada una heterotopía,
en sentido foucaultiano, como espacio de condiciones no hegemónicas y,
por tanto, no normativizado, en el que la protagonista puede escapar artificialmente a su dolor, pero también reflexionar sobre los abusos e injusticias de que ella, como representante del género femenino, ha sido víctima.
Se trata de un emplazamiento similar a los bosques de la Noche en los que
se desarrolla el encuentro de las heroínas protagonistas de Los bosques de
Nyx (J. Tomeo, 1994)46.
Un último aspecto llamativo de Juicio a una zorra es la aparente
incongruencia entre las razones muy humanas que Helena va desgranando
a lo largo de su declaración y su enfrentamiento directo con la divinidad, de
la que no se prescinde, a diferencia de lo que ocurre en otras recreaciones
recientes del conflicto greco-troyano, que aseguran así su realismo47; de este
modo se apunta al menos un pastiche de ingredientes procedentes de
distintos géneros. Y es que el siglo XXI reclamaba una Helena como esta.
45
Esta anómala Helena será olvidada en la tradición posterior, devolviéndole el
conflicto que plantea el abandono de su marido.
46
Obra con similar insistencia en el elemento erótico; véase al respecto GONZÁLEZ
DELGADO (2006) 15-16, BAÑULS OLLER & MORENILLA TALENS (2012) 29 y UNCETA GÓMEZ
(2014). En el ámbito de las literaturas hispánicas, una Helena igualmente destacable es la
de Aquil·les o l’impossible (Llorenç Villalonga, 1964); véase al respecto MORENILLA TALENS
(e. p.).
47
Eliminan el aparato teológico de la épica antigua obras como Homero, Ilíada de
Alessandro Baricco (2007), el film Troya de Wolfgang Petersen (2004) o la serie de cómics
Edad de Bronce de Eric Shanower (desde 1998), mientras que, por lo general, las
intervenciones divinas solo se mantienen en el género fantástico o la ciencia ficción.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
329
5. Epílogo
Según analizan J. V. Bañuls Oller & C. Morenilla Talens en su trabajo
“Las dos caras de Helena”, dedicado a algunas recreaciones recientes,
teatrales y novelescas, de Helena de Troya en el ámbito hispánico,
se reconocen en ellas dos tendencias en la caracterización de esta figura: en
algunas de estas obras se acentúa su pasividad y se la convierte en un
simple motivo para las decisiones de otros48; por el contrario, otras enfatizan
su implicación en los acontecimientos, pero con ello la hacen responsable de
los resultados.
La Helena de Del Arco no podría incluirse en ninguna de esas dos
categorías, pues, aunque valiente, insolente y responsable de sus propios
actos, la profundización en su psicología permite a la moral actual justificar
sus decisiones, al permitir simultáneamente establecer paralelismos con
realidades actuales, cercanas o reconocibles, como el maltrato a las mujeres,
la inmoralidad de las guerras o el abuso de menores.
Grotesca en su sufrimiento y heroica en su acatamiento de la adversidad, esta nueva Helena subvierte el mito al conceder la palabra a una
mujer, pues ese acto le permite desactivar sus líneas maestras: la moral
heroica, masculina y aristocrática que lo creó.
48
En este sentido resulta interesante la recreación que de Helena, como
compendio de lo deseable, se hace en Calcetines, máscaras, pelucas y paraguas (Antitragedia
recosida con retazos de poetas muertos) (1998) de Luis Riaza, donde esta figura queda
convertida en la gran H, un bello marco vacío en el que los demás proyectan sus deseos.
Véase al respecto DE PACO SERRANO (2003), BAÑULS OLLER & MORENILLA TALENS (2012)
31-35 —para quienes este planteamiento supone la culminación de la objetivación del
personaje— y MORENILLA TALENS & BAÑULS OLLER (2012).
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
330
Referencias
ALSINA CLOTA, J. (1957), “Helena de Troya. Historia de un mito”: Helmantica
8 (1957) 373-394.
ALSINA CLOTA, J. (1957b), “La Helena y la Palinodia de Estesícoro”: EClás 22
(1957) 157-175.
BAÑULS OLLER, J. V. & MORENILLA TALENS, C. (2012), “Las dos caras de
Helena”: Debats 115 (2012) 22-35.
BAÑULS OLLER, J. V. et alii (eds.) (2007), O mito de Helena. De Tróia à
actualidade, Vol. I. Coimbra, Universidade de Coimbra.
BETTINI, M. & BRILLANTE, C. (2008), El mito de Helena. Imágenes y relatos de
Grecia a nuestros días. Madrid, Akal [ed. orig. Torino, Einaudi, 2002].
CALAME, C. (1981), “Hélène. Son culte et l’initiation tribale féminine en
Grèce”: Y. BONNEFOY (dir.), Dictionnaire des mythologies et des religions des
sociétés traditionnelles et du monde antique. Paris, Flammarion, 379-388.
CANO ALONSO, P. L. (1985), “El ciclo troyano: Helena (1924)”: Los géneros
literarios. Actas del VII Simposi d’estudis clássics. Bellaterra, Universitat
Autònoma de Barcelona, 73-94.
CAPRIGLIONE, J. C. (2002), “Elena la bella”: I. CALERO SECALL & M.ª A.
DURÁN LÓPEZ (coords.), Debilidad aparente, fortaleza en realidad. La mujer
como modelo en la antigua literatura griega y su proyección en el mundo actual.
Málaga, Universidad de Málaga, 21-55.
CARBONERO, O. (1989), “La figura di Elena di Troia nei poeti latini da
Lucrezio a Ovidio”: Orpheus 10 (1989) 378-391.
CASTRO JIMÉNEZ, M.ª D. (2011), “Memorie di una cagna: Helena de Troya
cuenta su propia historia”: Escritoras y escrituras (Revista internacional de
Literaturas y culturas) 11 (2011). En línea: <http://www.escritorasy
escrituras.com/revista.php/11/93> [29/11/2013].
DE PACO SERRANO, D. (2003), “Nuevos procedimientos de recreación de la
tradición clásica en Calcetines, máscaras, pelucas y paraguas de Luis Riaza”:
EClás 124 (2003) 71-92.
DOS SANTOS, M. S. (2009), “Hécuba e Helena de Troia: Repercussões no
discurso shakesperiano”: Revista Letras 77 (2009) 27-37.
FRAGA IRIBARNE, A. (2001), De Electra a Helena. La creación de los valores
patriarcales en la Atenas clásica. Madrid, horas y HORAS.
GENETTE, G. (1989), Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Madrid,
Taurus [ed. orig. Paris, Éditions du Seuil, 1962].
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
331
GONZÁLEZ DELGADO, R. (2006), “Penélope/Helena en el teatro español de
posguerra”: Stichomythia 4 (2006). En línea: <http://parnaseo.uv.es/Ars/
ESTICOMITIA/Numero4/Sticho4/ARTICULOS/Penelope.pdf>
[30/11/2013].
GONZÁLEZ GARCÍA, F. J. (1995), “Los pretendientes de Helena: juramentos,
sacrificios y cofradías guerreras en el mundo griego antiguo”: Polis.
Revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad clásica 7 (1995) 145-185.
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, M. (1996-1997), “Otra palinodia para Helena: Helen
in Egypt de H. D.”: Archivum 46-47 (1996-1997) 225-238.
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, M. (2003), “Helena olvidándose de su hija… Madres,
hijas y hermanas en la literatura griega”: R. M.ª CID LÓPEZ, &
M. GONZÁLEZ GONZÁLEZ (eds.), Mitos femeninos de la cultura clásica.
Oviedo, RKR, 201-221.
GONZÁLEZ VAQUERIZO, H. (2011), “Duplicidad de una mujer griega. Helena
como fantasma de la duplicidad femenina en el mundo griego”:
R. LÓPEZ GREGORIS & L. UNCETA GÓMEZ (eds.), Ideas de mujer. Facetas de
lo femenino en la Antigüedad. Alicante, Universidad de Alicante, 93-106.
GRAFTON, A., MOST, G. W. & SETTIS, S. (eds.) (2012), The classical tradition.
Harvard, Harvard University Press.
GUZMÁN GARCÍA, H. (2005), “Helena la maga (Odisea IV 219-233)”:
J. COSTAS RODRÍGUEZ (coord.), Ad amicam amicissime scriptam.
Homenaje a la profesora María José López de Ayala y Genovés, Vol. I. Madrid,
UNED, 69-76.
HARRAUER, C. & HUNGER, H. (2008), Diccionario de mitología griega y romana.
Barcelona, Herder [ed. orig. Purkersdorf, Verlagsbuchhandlung Brüder
Hollinek, 2006].
LÓPEZ GREGORIS, R. & UNCETA GÓMEZ, L. (2013), “Dioses postmodernos y
mitología tecnológica: Ilión y Olympo de Dan Simmons”: Anabases.
Traditions et réceptions de l’Antiquité 17 (2013) 201-220.
LÓPEZ GREGORIS, R. (1996), “El matrimonio de Helena: solución lexemática”:
Epos 12 (1996) 15-30.
LORAUX, N. (2004), Las experiencias de Tiresias. (Lo masculino y lo femenino en el
mundo griego). Barcelona, Acantilado [ed. orig. Paris, Gallimard, 1990].
MAGUIRE, L. E. (2009), Helen of Troy: From Homer to Hollywood. ChichesterMalden (MA), Wiley-Blackwell.
MORENILLA TALENS, C. & BAÑULS OLLER, J. V. (2012) “La Helena que nunca
fue a Troya. De Estesícoro a Riaza”: Fortunatae 23 (2012) 75-96.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Luis Unceta Gómez
332
MORENILLA TALENS, C. (2007), “La Helena de Eurípides”: J. V. BAÑULS OLLER
et alii (eds.), O mito de Helena. De Tróia à actualidade, Vol. I. Coimbra,
Universidade de Coimbra, 179-203.
MORENILLA TALENS, C. (2007b), “La lealtad en un mundo convulso: Helena y
Andrómeda de Eurípides”: J. V. BAÑULS et alii (eds.), El teatro greco-latino y
su recepción en la tradición occidental, Vol. 2. Bari, Levante Editori, 213-254.
MORENILLA TALENS, C. (e. p.), “Helena de Villalonga: referents i innovació”:
Τραγωιδια / Tragèdia. Jornades Internacionals de l’aula Carles Riba. Barcelona, Universitat de Barcelona.
NIETO HERNÁNDEZ, P. (2010), “Casarse con una diosa: Helena y Calipso en
la Odisea”: F. CORTÉS GABAUDÁN & J. V. MÉNDEZ DOSUNA (coords.),
Dic mihi, musa, uirum. Homenaje al profesor Antonio López Eire.
Salamanca, EUSAL, 27-38.
REAL RAMOS, E. (1999), “Jean Giraudoux y la mitología griega: el ejemplo de
La Guerre de Troie n’aura pas lieu”: K. ANDRESEN et alii (eds.), El teatre, eina
política. Bari, Levante Editori, 287-304
RODRIGUES, N. S. (2012), “Helena de Troya en el séptimo arte”: Ámbitos 27
(2012) 27-37.
RUIZ DE ELVIRA, A. (1974), “Helena. Mito y etopeya”: CFC 6 (1974) 95-133.
RUIZ DE ELVIRA, A. (22000), Mitología clásica. Madrid, Gredos.
SÁNCHEZ MARTÍNEZ, F. (2006), “El rapto de Helena en la literatura
grecorromana”: E. CALDERÓN DORDA et alii (eds.), Koinòs lógos. Homenaje al profesor José García López. Murcia, Universidad de Murcia, 953-962.
SPINA, L. (1998) “Inseguendo Elena (dalle mura alla scena, attraverso i
generi letterari)”: Aufidus 36 (1998) 13-31.
UNCETA GÓMEZ, L. (2014), “Diálogos de las muertas: Los bosques de Nyx de
Javier Tomeo”: Aletria: Revista de Estudos de Literatura 24 (2014) 27-39.
WINKLER, M. M. (2009), Cinema and classical texts. Apollo’s new light. Cambridge, Cambridge University Press.
WULFF ALONSO, F. (1997), La fortaleza asediada. Diosas, héroes y mujeres
poderosas en el mito griego. Salamanca, EUSAL.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Una Helena posmoderna. Juicio a una zorra de Miguel del Arco
333
*********
Resumo: O presente trabalho apresenta uma análise do tratamento que recebe a figura
de Helena de Troia na obra Juicio a una zorra (2011), onde nos surge a visão humana e
pós-moderna de uma mulher que toma decisões e enfrenta as suas consequências. O seu
autor, Miguel del Arco (Madrid, 1965), aproveita a rica e complexa tradição mítica
acumulada em torno de Helena desde a Antiguidade e, subvertendo-a, oferece-nos um
novo ponto de vista, fazendo comparecer a sua protagonista perante um espetador que a
julga para expor a sua própria versão de alguns factos que foram responsáveis pelo seu
abuso, pelos agravos, uso e subsequentes calúnias que sofreu. Deste modo, perfila-se
uma Helena do século XXI, completamente compreensível para o espetador contemporâneo.
Palavras-chave: Helena de Troia; receção do mito; Miguel del Arco; Juicio a una zorra.
Resumen: El presente trabajo ofrece un análisis del tratamiento que recibe la figura de
Helena de Troya en la obra Juicio a una zorra (2011), en la que se nos ofrece la visión
humana y posmoderna de una mujer que toma decisiones y afronta sus consecuencias.
Su autor, Miguel del Arco (Madrid, 1965), aprovecha la rica y compleja tradición mítica
acumulada alrededor de Helena desde la Antigüedad y, subvirtiéndola, nos ofrece un
nuevo punto de vista, haciendo comparecer a su protagonista ante un espectador que la
juzga, para exponer su propia versión de unos hechos que supusieron su maltrato, su
utilización y su posterior vilipendio. De esta manera se perfila una Helena del siglo XXI,
plenamente comprensible para el espectador contemporáneo.
Palabras clave: Helena de Troya; recepción mítica; Miguel del Arco; Juicio a una zorra.
Résumé: Ce travail présente une analyse du traitement que reçoit le personnage
d’Hélène de Troie dans l’œuvre Juicio a una zorra (2011), où surgit la vision humaine et
post-moderne d’une femme qui prend des décisions et en assume les conséquences. Son
auteur, Miguel del Arco (Madrid, 1965), profite de la riche et complète tradition
mythique accumulée autour d’Hélène depuis l’Antiquité et, en la subvertissant, il nous
offre un nouveau point de vue, en faisant comparaître la protagoniste devant un
spectateur qui la juge pour exposer sa version même de certains faits qui furent
responsables de son abus, de son usage et de l’ultérieure calomnie. Ainsi se crée une
Hélène du XXIe siècle, complètement compréhensible pour le spectateur contemporain.
Mots-clés: Hélène de Troie; réception du mythe; Miguel del Arco; Juicio a una zorra.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17.1 (2015)
Descargar