Tema 7: La revolución novelística del siglo XX (1) (pp. 320

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Tema 7: La revolución novelística del siglo XX (1) (pp. 320-333). Lectura
obligatoria: La metamorfosis de Franz Kafka (literatura alemana)
a) Técnicas narrativas y nuevos géneros. La Literatura y los medios audiovisuales
(el cine)
La novela se convierte en el género literario por excelencia, género de géneros, que
fagocita a los demás y borra los límites clásicos entre los tres géneros establecidos por
la preceptiva clásica (épica, lírica, teatro).
Es difícil establecer unas líneas comunes para la narrativa del siglo XX, pero si algo es
característico de esta época es la experimentación en busca de una renovación constante
de las técnicas narrativas, esto hace que en paralelo a la creación literaria y en continua
interacción con ella se desarrolle la narratología (originada en el formalista ruso
Tzvetan Todorov) y que tendrá como cumbre la obra del francés Genette. La
narratología estudia los elementos comunes a las narraciones (personajes, tiempo,
espacio, discursos, estilo, etc.) dando especial importancia a los experimentos narrativos
que juegan con el tiempo (anacronías) y la voz narrativa. Una idea general que nace de
los estudios de la narratología, en particular de Bajtín, es que la novela es un género
polifónico, que pretende dar cabida a todas las voces de nuestro tiempo (no como en el
pasado en que toda literatura era fonológica y expresión, por tanto, de la voz única de
una única clase social, la dominante).
En paralelo con la continua experimentación con el tiempo y el espacio, los estilos, las
perspectivas o la evolución de los personajes, la novela evoluciona también de manera
vertiginosa por la continua influencia e interacción con el cine. Destacan aquí: la
adaptación de novelas al cine, la participación de novelistas en la escritura de guiones
cinematográficos y la emulación en la novela de las técnicas cinematográficas de la
narración visual y el montaje. También se da una continua interacción, aunque de menor
importancia, con la música, la pintura o hasta la arquitectura.
En todo caso, aunque no se puedan encontrar líneas comunes, el cuadro resumen de la
página 323 señala algunos elementos compartidos en general por la mayoría de autores
y tendencias, de los que yo destacaría:
a) Ambivalencia en la novela, como en los movimientos de vanguardia, entre los
que optan por el arte puro o los que buscan el compromiso social.
b) Desaparición del narrador omnisciente, sustituido por un narrador
dubitativo.
c) En cuanto a la perspectiva, se opta o por el narrador en primera persona
(subjetivo) o por el objetivismo total del narrador conductista, puro testigo en
3ª persona. En todo caso, se experimenta hasta el límite con el narrador (hay
casos de narrador en segunda persona). Frecuentemente, se busca la trascripción
del pensamiento del narrador: monólogo interior.
d) El espacio se impone al tiempo. En todo caso se abandona la narración
lineal.
e) La ciudad es el espacio dominante, que a veces se convierte en auténtico
personaje.
f) El protagonista es un antihéroe angustiado ante el mundo contemporáneo.
Frecuentemente tiene un carácter autobiográfico, aunque a veces se diluye en
la masa (novela coral).
g) La interacción con la narratología lleva a la metaliteratura, o reflexión sobre
la propia tarea de narrar.
Tendencias hasta la 2ª Guerra Mundial. Hay dos tendencias claras, producto de la
crisis de la novela realista del XIX: las de los que pretenden renovarla siguiendo en
lo básico sus principios (realistas) y las de los que rompen radicalmente con ella, y
que se conocen como formalistas, pues lo hacen por el camino de la
experimentación
formal
(vanguardistas,
renovadores,
novela
experimental,
generación perdida americana…). El tema se centra a partir de aquí en los
renovadores que tienen un carácter precursor de los grandes cambios
experimentados en la novela contemporánea, destacando a Proust entre los
franceses, Joyce y Virginia Wolf entre los británicos, y Mann y Kafka (los más
influidos por la vanguardias, en particular el expresionismo) entre los alemanes.
Los precursores: Marcel Proust (1871-1922).
Todo lo señalado en la página 322 es un buen resumen, más que adecuado. Por
tanto, simplemente, destaco o añado: su gran obra En busca del tiempo perdido, es
en el fondo un extensísimo monólogo interior en primera persona con el que el
autor trata de indagar en la complejidad psicológica de los personajes (resulta
bastante autobiográfica). Su gran aportación, por otra parte, es dar una importancia a
la EVOCACIÓN, que nace de las experiencias sensoriales más que de la reflexión.
Los precursores: los modernistas ingleses, James Joyce y Virginia Wolf.
Igualmente, el libro presenta un buen resumen de los aportes de ambos autores en la
página 331. Yo destacaría:
Los escritores anglosajones aprovecharán las técnicas expresivas de las
vanguardias, pero no compartirán su carácter provocador y combativo. La crítica
anglosajona llama a estos escritores “modernistas” (incluyendo aquí a los autores
norteamericanos de la generación perdida, que se ven en el siguiente tema). La
denominación no debe confundirse con el Modernismo como movimiento francés,
español e hispanoamericano, sólo hace referencia a la idea de que inauguran una
nueva literatura de la modernidad.
El irlandés Joyce (1882-1941) es el gran precursor de la novela contemporánea. Su
obra Ulises, imprescindible, presenta un tratamiento peculiar del tiempo (sucede en
24 horas) a través del uso del monólogo interior y la corriente de conciencia que
permite la incorporación de voces y discursos que se confunden con la voz narrativa,
permitiendo observar toda la complejidad psicológica y vital de los distintos
personajes (incluso sus peculiaridades lingüísticas).
Virginia Wolf (1882-1941) es por su parte el centro del llamado Círculo de
Bloomsbury, que propugnaba el placer estético y el conocimiento a través de la
creación. Su obra destaca por su lirismo, que hace que la trama acabe reduciéndose a
un “halo luminoso” formado por múltiples y fragmentarias evocaciones,
experiencias sensoriales acumuladas, monólogo interior y corriente de conciencia,
mezcla de tiempos… A destacar su obra Al faro).
Habría que señalar en un segundo plano que asistimos en esta época al nacimiento
de nuevos subgéneros como las contrautopías o distopías, la novela fantástica, la
novela policíaca y la novela de ciencia ficción.
La narrativa alemana: Thomas Mann y Franz Kafka. La metamorfosis.
Igualmente, lo señalado por el libro es adecuado y suficiente (p. 333), aunque el
único autor propuesto en el tema, y por tanto en el que hay que insistir es Kafka. Por
ello, me centro en él y en su obra fundamental, La metamorfosis.
El checo Kafka (1883-1924) está claramente influido por el expresionismo y su
obra desarrollada un universo absurdo y angustioso (ha dado lugar al adjetivo
“kafkiano”), con el que se trata de reflejar críticamente el sinsentido y la
deshumanización de la vida contemporánea, tratando de poner en primer plano
sus aspectos más siniestros y extraños.
Siguiendo las técnicas expresionistas, el autor trata de hacer aflorar lo irracional
y subconsciente, esto es, los más profundos sentimientos de cada uno de nosotros.
Para reforzar aún más esta técnica, la acompaña de un estilo frío, con una prosa
corta y tajante, sin adorno alguno. En definitiva, se expresan así los sentimientos
de angustia, soledad y desamparo, frustración y culpabilidad.
La metamorfosis trata precisamente de la condición contemporánea del ser humano,
víctima del desamparo y la soledad
y de una moral del trabajo alienante y
deshumanizadora, que conduce al absurdo. La transformación del personaje,
Gregorio Samsa, en una especie de cucaracha, sirve de manera muy eficaz para
expresar esta condición y debe considerarse por tanto como una especie de
metáfora, sobre la que gira el sentido de toda la obra.
Conocemos su corta obra gracias a la infidelidad póstuma de uno de sus amigos,
pero su influencia posterior ha sido inmensa..
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