> JURISPRUDENCIA COMENTADA Jubilación e incapacidad permanente por enfermedad profesional Alberto Toledo Oms, abogado de AGM Abogados s de sobra conocida la especial protección que otorga el ordenamiento jurídico español a los trabajadores que han padecido un accidente de trabajo o enfermedad profesional. Es decir, la prevalencia otorgada por el Derecho de la Seguridad Social a las contingencias profesionales, relacionadas con el desempeño de la actividad laboral, frente a las contingencias comunes, causadas por agentes ajenos al trabajo. Es en dicho contexto que hay que situar la sentencia comentada, dictada por el Tribunal Supremo en unificación de doctrina. destacar el trato más favorable otorgado al trabajador que ha padecido un accidente de trabajo o, en el caso que aquí interesa, al que padeció o padece una enfermedad profesional que le han provocado determinadas secuelas y al que no se le exige período de cotización alguno. En el mismo sentido, examínese el art. 124.4 LGSS. E La STS de 5 de noviembre de 2009 (ponente María Milagros Calvo Ibarlucea) gira entorno a la interpretación que se deba dar al art. 138.1 de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS). Dicho precepto, dedicado a determinar los eventuales beneficiarios de la prestación por incapacidad permanente en su modalidad contributiva, es de la siguiente literalidad: “Tendrán derecho a las prestaciones por incapacidad permanente las personas incluidas en el Régimen General que sean declaradas en tal situación y que, además de reunir la condición general exigida en el apartado 1 del artículo 124, hubieran cubierto el período mínimo de cotización que se determina en el apartado 2 de este artículo, salvo que aquélla sea debida a accidente, sea o no laboral, o a enfermedad profesional, en cuyo caso no será exigido ningún período previo de cotización”. El art. 124.1 LGSS establece el requisito para lucrar la prestación de que el beneficiario esté afiliado a la Seguridad Social y en alta en el Régimen General al sobrevenir la situación protegida; o, como mínimo, en situación asimilada al alta. En cuanto a la cotización exigida para acceder a la prestación de incapacidad permanente, es de 58 • 058_s_Jurisprudencia.indd 58 Gestión Práctica de Riesgos Laborales La posibilidad de declarar una incapacidad permanente una vez el trabajador está jubilado no siempre ha sido una cuestión pacífica en la doctrina judicial El segundo párrafo del art. 138.1 LGSS aclara: “No se reconocerá el derecho a las prestaciones de incapacidad permanente derivada de contingencias comunes cuando el beneficiario, en la fecha del hecho causante, tenga la edad prevista en el apartado 1.a del artículo 161 de esta Ley y reúna los requisitos para acceder a la pensión de jubilación en el sistema de la Seguridad Social”. Es decir, si se ha cumplido la edad ordinaria de jubilación (65 años) y se reúne el resto de requisitos para acceder a la pensión de jubilación no se puede acceder a la prestación por incapacidad permanente si deriva de contingencias comunes; sólo en dicho caso. A partir de la citada regulación hay que introducir el supuesto de hecho analizado por la sentencia. Se trata de un trabajador jubilado desde el 1 de diciembre de 1992, con 65 años cumplidos, afiliado a la Seguridad Social y en situación de alta en el Régimen General para su profesión de operario en una fábrica de sanitarios y radiadores. En el marco del procedimiento administrativo, iniciado como consecuencia del precario estado de salud del jubilado, el INSS declara el 7 de septiembre de 2005 que no reúne los requisitos de la prestación por incapacidad permanente derivada de enfermedad profesional. Al mismo tiempo, la Unidad de Valoración Médica de Incapacidades dictamina que padece neumoconiosis y silicosis con alteración ventilatoria moderada. Nº 68 • Febrero de 2010 27/01/2010 13:49:17 www.riesgos-laborales.com Denegada la reclamación previa presentada, el jubilado presentó demanda judicial, que fue conocida por el Juzgado de lo Social 25 de Barcelona. Dicha demanda fue interpuesta no sólo contra el INSS y la Tesorería General de la Seguridad Social, sino también contra las dos mutuas de accidentes de trabajo con las cuales tuvo la empresa concertado el riesgo por contingencias profesionales durante la dilatada prestación de servicios del trabajador, que se extendió desde el 6 de julio de 1965 al 22 de noviembre de 1988 (siete años en la sección de porcelanas y dieciséis en el de esmaltado de bañeras). El Juzgado de lo Social 25 de Barcelona declaró al demandante en situación de incapacidad permanente absoluta derivada de enfermedad profesional. Por un lado, la Magistrada entendió, en contra de lo dictaminado por la UVAMI, que el trabajador padece silicosis, pneumoconiosis debida a otros silex, bronquitis y bronquiolitis agudas. Asimismo, la sentencia de instancia reconoció una obstrucción crónica del flujo aéreo de grado severo, en tratamiento con broncodilatadores a dosis máximas. La Juzgadora consideró así en el Fundamento de Derecho Quinto que las dolencias del trabajador caben subsumirlas en el cuadro de enfermedades profesionales aprobado por el RD 1995/1978, de 12 de mayo (recuérdese que dicho cuadro fue derogado por el Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre de 2006). Naturalmente, ambas mutuas y el INSS recurrieron en suplicación la sentencia de instancia. La STSJ de Cataluña nº 6765/2008, de 16 de septiembre de 2008 (ponente Miguel Ángel Falguera Baró), estimaron el recurso de suplicación de las mutuas y dejó imprejuzgado el del INSS. El TSJ de Cataluña, según traducción libre del original en catalán realizada por este autor, recuerda que “la posibilidad de que se declare una incapacidad permanente una vez el trabajador ha pasado a la situación de jubilación no ha sido siempre una cuestión pacífica en la doctrina judicial, máxime si se tienen presentes los cambios que la legislación en la materia ha experimentado. Así, cierto sector doctrinal expresó hace varias décadas la imposibilidad que una persona jubilada pudiera acceder a una invalidez”. Y se citan dos motivos: a) La pensión de incapacidad permanente no es más que una presunción legal de vejez prematura (STS UD 14.10.1992). La jubilación no es más que una presunción legal de que a partir de una Nº 68 • Febrero de 2010 058_s_Jurisprudencia.indd 59 edad los trabajadores ya no están en condiciones de prestar servicios, lo que determina un nexo común entre ambas prestaciones que las hace incompatibles al ser la jubilación el eje del propio sistema de Seguridad Social (STS UD 27.07.2005). b) En todo caso, el trabajador jubilado no cumple con los requisitos legales del art. 124 de la LGSS. A continuación, el TSJ aclara que la citada tendencia doctrinal “fue recogida por el legislador en la modificación efectuada en el art. 138.1 LGSS por la Ley 24/1997 por la cual se prohíbe el acceso a la pensión de jubilación cuando el beneficiario tenía completa la edad de jubilación. La pretensión del legislador era clara: evitar conductas de dilación de la jubilación hasta conseguir una situación incapacitante por razón de la edad y, posiblemente en muchos casos, una mayor pensión. No obstante, esta prohibición fue suavizada posteriormente por el RD Ley 16/2001 y la Ley 35/2002, limitándola a las contingencias comunes. De esta manera (…) en la actualidad una persona mayor de 65 años puede acceder a la pensión de incapacidad permanente, siempre que la causa sea de origen profesional”. Eso sí, el TSJ enfatiza que la norma no expresa que se pueda acceder a la incapacidad permanente desde una situación de jubilación en las citadas circunstancias. Por ello, entiende que la doctrina jurisprudencial mantenida en suplicación por varios Tribunales Superiores de Justicia ha considerado que debe interpretar el precepto en el sentido de que nadie que haya accedido ya a la jubilación y tenga una edad de sesenta y cinco o más años puede acceder a la prestación de incapacidad permanente, aunque sea como consecuencia de una contingencia profesional. El TSJ también realiza una pequeña mención a la posibilidad de acceder a la incapacidad permanente desde una situación de jubilación anticipada. En dicho sentido, examínese la STS de 22 de marzo de 2006. La única excepción a la imposibilidad de acceder a la incapacidad permanente por enfermedad profesional desde la jubilación la detecta el órgano jurisdiccional en el art. 42 de la Orden Ministerial de 15 de abril de 1969 (publicada en el BOE de 8 de mayo de 1969), que alude a las situaciones de inactividad. El TSJ de Cataluña cita la tradicional doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo en relación al Régimen Especial de la Minería del Carbón y la silicosis. Así pues, ante la interpretación del TSJ de Cataluña, contraria a la llevada a cabo por la sentencia de contraste alegada (STSJ de Valencia de 2 de julio de 2004), el Tribunal Supremo ha establecido que la doctrina correcta es precisamente la contenida en la sentencia de contraste. En opinión del Tribunal Supremo, la exclusión contenida en el art. 138.1 LGSS “permite interpretar la norma como destinada a establecer una excepción a la posibilidad de obtener la prestación de incapacidad permanente, excepción que se significaría en dos extremos no alternativos sino acumulativos, la edad y los requisitos para acceder a la jubilación de una parte y de otra el origen común de las dolencias. Con esta restricción se consagra como regla general la posibilidad de acceder a la prestación por invalidez desde una situación de jubilación o de requisitos para obtenerla, siempre que el origen de la contingencia sea profesional lo que se cohonesta con lo dispuesto, como señala la sentencia de contraste, en el artículo 36.9 del Real Decreto 84/1996 de 26 de enero asimilando al alta a quienes hubieren cesado en la prestación de servicios o en el desarrollo de la actividad determinante del encuadramiento en dicho Régimen (…) después de haber prestado servicios en puestos de trabajo que ofrecieran riesgo de enfermedad profesional y a los solos efectos de que pueda declararse una invalidez permanente debido a dicha contingencia” (Fundamento de Derecho Segundo). Para el alto Tribunal dicha interpretación se debe situar en el contexto de trato privilegiado otorgado por el ordenamiento a las contingencias profesionales y a las características de las dolencias que provocan dichas contingencias. Aunque no es aludido en ningún momento por la sentencia, cabe recordar que enfermedades como la silicosis y la asbestosis tienen un largo período de latencia (tiempo que transcurre entre la exposición al agente causante y la aparición de la enfermedad) que puede superar los diez años. En el caso de las asbestosis, por ejemplo, está comprobado científicamente que la enfermedad puede aparecer incluso transcurridos treinta años desde la inhalación de la fibra de amianto. Por ello, manifestada la enfermedad y reconocida su etiología profesional una vez el trabajador ya está jubilado y ha cumplido los sesenta y cinco años debe ser descartada de raíz toda supuesta maniobra fraudulenta con el fin de ser declarado en situación de incapacidad permanente para poder percibir una prestación económica superior. Gestión Práctica de Riesgos Laborales • 59 27/01/2010 13:49:18