Informe Especial La desnaturalización de las medidas cautelares previas A propósito de recientes pronunciamientos del Tribunal Fiscal n Problemática de las medidas cautelares previas La deuda tributaria, constituye un concepto que validamente es exigido por la autoridad fiscal. Sin embargo, no debe perderse de vista que dicha exigencia, así sea por la vía coactiva, debe enmarcarse a lineamientos tan básicos como son los circunscritos al del Debido Procedimiento Administrativo (1) así como a las garantías y derechos inherentes que nuestra Carta Magna (2) y el ordenamiento tributario administrativo por especificidad prevé para todo administrado. Ahora bien, nuestro ordenamiento normativo - tributario, específicamente el Código Tributario (en adelante CT), establece una serie de medidas adjetivas o procedimentales tendentes al cobro de la deuda tributaria debida y exigible. En ese sentido, para efectos de materializar lo anterior el órgano impositor a la luz de lo prescrito en el artículo 112º del CT cuenta con el denominado Procedimiento de Cobranza Coactiva, procedimiento que a su vez encuentra su respectivo correlato reglamentario. Dicho ello, la autoridad tributaria en ejercicio de sus facultades de cobranza y a fin de asegurar el cobro de una deuda tributaria debida o potencialmente debida, se vale de una serie de mecanismos que las normas franquean; siendo en este caso las denominadas medidas cautelares las de mayor usanza; las cuales, en relación a su oportunidad se refiere pueden ser adoptadas: (i) una vez iniciado el precitado procedimiento de cobranza coactiva (medidas cautelares genéricas), o (ii) de manera excepcional y porque no decirlo residual, antes de la génesis del mismo. Bajo esa perspectiva, con relación a este segundo supuesto, que se entiende debiera ser de naturaleza excepcional, es que actualmente se viene advirtiendo una serie de aspectos que a todas luces devienen en criticables, circunstancia que dada su frecuencia y generalidad están perjudicando garantías y derechos esenciales como el Derecho de Propiedad de aquellos contribuyentes que se vieran inmersos en un procedimiento de fiscalización o ya en uno de naturaleza contenciosa tributaria. Habiendo adelantado a grandes rasgos la problemática que hoy por hoy, con relación INFORMATIVO CABALLERO BUSTAMANTE a la adopción de las medidas cautelares previas se observa; hecho que discutiblemente conforme ilustraremos inclusive viene siendo validado por el propio Tribunal Fiscal de la Nación Peruana, resulta del caso delinear breves alcances en torno a los antecedentes y fines de las medidas cautelares como institución procesal y procedimental (circunscrita al Derecho Administrativo) en sí. 1.Antecedentes y finalidad de las Medidas Cautelares: Bases Romanistas En anteriores ediciones, hemos tenido la oportunidad de hacer referencia a la trascendencia del Derecho Romano como fuente inspiradora y enriquecedora de las disciplinas jurídicas contemporáneas, no siendo ajeno a ello el Derecho Tributario. En ese sentido, para todo operador del derecho no es desconocido que desde las Instituciones del Derecho Romano (3), el cumplimiento de los derechos de crédito y las obligaciones en general se tendían a asegurar de alguna manera, así “el patrimonio de un deudor servía de garantía a todos sus acreedores, y haciéndose insolvente, cada uno de ellos corría el peligro de perder todo o parte de lo que les es debido (4)”. Pero, como bien señalan los preceptos romanistas, “un acreedor puede encontrar contra este peligro una protección más o menos eficaz obteniendo garantías especiales (5)”. Cabe señalar, que inclusive en el Derecho Romano primitivo, “Si un hombre ha confesado su deuda, o ha sido condenado por deuda por el juez, tendrá treinta días para pagar a sus acreedores. Después de este plazo, el acreedor podrá apoderarse de su persona y llevarle ante el juez. Si ni entonces paga y no se presenta nadie para garantizar el pago, el acreedor se llevará el deudor a su casa y lo tendrá amarrado con cadenas, que no pesen más de quince libras, manteniéndole por lo menos con una libra de harina diaria, aunque puede darle más si quiere (6)”. De otro lado, siguiendo los lineamientos romanos, con relación a los derechos de crédito, estos constituyen “una relación entre dos personas, de las cuales, una, el acreedor, puede exigir de la otra, el deudor, un hecho determinado, apreciable en dinero (7)”. Lo anterior, en buena cuenta, viene a constituir la definición y naturaleza de las obligaciones (8) contenidas en forma expresa en nuestro ordenamiento civilista e incluso tributario (9). A la luz de los antecedentes y finalidades expuestas, no podemos obviar que en materia jurisdiccional tales medidas, tendentes a asegurar forzosamente el cumplimiento futuro de obligaciones en general, también se encuentran prescritas en el ordenamiento procesal civil (incluso el ceñido al proceso penal). Así tenemos pues, las denominadas medidas conservativas o también denominadas medidas cautelares, las cuales constituyen “un conjunto de disposiciones tendientes a mantener una situación jurídica o a asegurar una expectativa o derecho futuro (10)”. 2.Medidas Cautelares Previas: Hipótesis de adopción en base a parámetros objetivos Como consideración inicial, resulta del caso reseñar el marco normativo - regulatorio de las Medidas Cautelares Previas (en adelante MCP). Bajo esa óptica, de los alcances de los artículos 115º, 116º y 117º del CT, la Administración Tributaria en el desarrollo de un procedimiento de cobranza coactiva se encuentra en la posibilidad de adoptar medidas cautelares genéricas u ordinarias. Empero, como ya se ha indicado, a la luz de lo dispuesto en el artículo 56º del citado cuerpo legal, cabe la posibilidad que de manera excepcional el órgano impositor pueda trabar MCP antes de iniciado el procedimiento de cobranza coactiva. Pese a lo expuesto, como expresamente lo señala la norma y; a ello responde su naturaleza, dicho mecanismo es de naturaleza residual e imperativamente tiene que basarse en hechos o circunstancias estrictamente objetivas, pues si bien la autoridad tributaria goza de la denominada Facultad Discrecional en su accionar, ello no implica un ejercicio irrestricto o autárquico de poderes, el cual encuentra límites en el denominado Interés Público así como, en los Derechos de los Administrados; limitación a objetividad a adopción de MCP se refiere, que inclusive ha sido desarrollado a nivel jurisprudencial por el Tribunal Fiscal de la Nación Peruana en la RTF Nº 344-4-97, al acertadamente Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados dar cuenta que la adopción de las MCP no puede dejarse en el extenso mar de discrecionalidad (11) del que goza la Administración Tributaria, a tenor de ello manifiesta “(...) Que puede advertirse de las normas citadas, que la medida cautelar tiene un carácter excepcional, es decir, que su procedencia está condicionada a que se presente alguna de las situaciones señaladas en los artículos citados en el considerando precedente, siendo así que la Administración no puede actuar discrecionalmente sino que, en cada caso deberá especificar (12) las circunstancias o hechos que demuestren la existencia de alguna de las situaciones antes referidas; que en el caso de autos, del informe presentado ante este Tribunal y de la documentación que al respecto ha adjuntado, no aparece ninguna prueba objetiva o hecho concreto que demuestre la intención de la recurrente de no pagar la deuda que se le imputa, generada a raíz de alguna resolución o acto de la Administración; que consecuentemente, puede concluirse que en el presente caso no se ha demostrado la existencia de ninguna de las situaciones que permitan a la Administración disponer una medida cautelar”. Bajo esos lineamientos, y partiendo de una naturaleza residual ¿en qué casos procede la adopción de medidas cautelares previas?. Sobre el particular, el artículo 56º del CT Ad pedem litterae establece que, “Excepcionalmente, cuando por el comportamiento del deudor tributario sea indispensable o, existan razones que permitan presumir que la cobranza podría devenir en infructuosa, antes de iniciado el Procedimiento de Cobranza Coactiva, la Administración a fin de asegurar el pago de la deuda tributaria, y de acuerdo a las normas del presente Código Tributario, podrá trabar medidas cautelares por la suma que baste para satisfacer dicha deuda, inclusive cuando ésta no sea exigible coactivamente. Para estos efectos, se entenderá que el deudor tributario tiene un comportamiento que amerita trabar una medida cautelar previa, cuando incurra en cualquiera de los siguientes supuestos (13) (...) “. Tal como se advierte, del tenor normativo enunciado, claramente se denotan dos hipótesis a través de las cuales procede la adopción de las citadas medidas antes de iniciado el procedimiento de cobranza coactiva. A saber: 1. Cuando por el comportamiento del deudor tributario sea indispensable trabar las mismas. Siendo éstos, los supuestos (12) taxativamente dispuestos en el texto normativo o; 2. Existan razones que permitan presumir que la cobranza podría devenir en infructuosa. Dicha disquisición, inclusive ha sido reconocida a nivel jurisprudencial por el Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados Tribunal Fiscal en múltiples resoluciones, siendo del caso citar las signadas para propósitos administrativos con la numeración siguiente: 00223-4-2003, 00909-1-2004 y 02308-1-2004. 3.Desnaturalización de las MCP actualmente ¿proceden en cualquier caso? Partiendo de la premisa general que las MCP: (i) son adoptadas de manera excepcional, (ii) en las circunstancias señaladas en los numerales anteriores y (iii) antes de iniciado el procedimiento de cobranza coactiva. ¿qué es lo que viene sucediendo en la práctica?. Pues una clara y reprochable desnaturalización en el empleo de las citadas medidas por parte de la Administración Tributaria, como bien ya lo vienen advirtiendo una gran parte de gremios y especialistas tributarios (14). Bajo esa perspectiva y, retomando la problemática expuesta sobre el particular, debemos indicar que en relación al primer supuesto ceñido al comportamiento del deudor tributario, no existe mayor divergencia, pues a lo estado en el texto normativo, las hipótesis asociadas al mismo son expresas y en caso la Administración Tributaria optase por aplicar MCP en base a ellas, el criterio a seguir sobre éstas, en primer lugar, tendría que ser en observancia de las causales legislativamente contempladas y en segundo lugar, responder a claros criterios de objetividad, descartándose discrecionalidad en dicho accionar, como bien lo ha referenciado el Tribunal Fiscal en múltiples resoluciones. Sobre la base de lo anterior, cabe indicar que, en función a dicha causal, múltiples MCP adoptadas por la Administración Tributaria, vía Remedio de Queja fueron debidamente revocadas por el Tribunal Fiscal, en la medida que su adopción no se encontraba arreglada a ley y peor aún, no observaban los parámetros y patrones expresamente normados. Ante el contexto descrito, en lo que al segundo supuesto, circunscrito a las “razones que permiten presumir que la cobranza podría devenir en infructuosa”, es de notar que actualmente la SUNAT viene valiéndose del mismo a efectos de trabar ingentes medidas cautelares previas en grave perjuicio del patrimonio empresarial de los contribuyentes, sin que éstas en rigor respondan a criterios técnicos que justifiquen su adopción. Hecho conocido y agravioso para el sector empresarial y que finalmente contraviene la real naturaleza de las citadas medidas, pues como bien lo reconoce la doctrina argentina las mismas “obviamente, trátase de una facultad excepcional que deberá utilizarse solo en los casos que peligre de modo cierto la posibilidad de percibir el impuesto una vez determinado, en razón de los profundos efectos disvaliosos que puede aparejar respecto del contribuyente (15)”. Por consiguiente, es sobre la base del mencionado supuesto donde fundamentalmente radica la desnaturalización de las MCP, pues en función a la hipótesis expuesta en el párrafo anterior, la autoridad tributaria encuentra en ella un excesivo margen de actuación, que los hechos vienen demostrando no advierte limite ni parámetro alguno. Bajo esa óptica, la circunstancia expuesta a todas luces, implica una flagrante vulneración del actualmente reconocido Principio de Seguridad Jurídica en materia tributaria, principio ampliamente desarrollado por la doctrina alemana. Dicho ello, si bien es cierto el texto normativo transcrito prescribe las “razones que permiten presumir” como hipótesis excepcional (al igual que el otro supuesto descrito para viabilizar MCP), lo cierto es que los alcances del que nos ocupa, viene siendo empleado con excesiva discreción por la autoridad tributaria. Desdibujándose de esa manera los limites del Interés Público (16), Derechos y Garantías de los Contribuyentes, criterios jurisprudenciales pro administrado, entre otros. Prueba de la aludida inseguridad en torno a lo desarrollado, puede verificarse en lineamientos que el propio Tribunal Fiscal, inclusive, viene expidiendo y validando a la fecha. Así, podemos citar el caso de las RTF´s Nº 00086-2-2006 (17) y 02097-2-2007, a través de las cuales, en la primera de las citadas el aludido colegiado dispuso que: “La Administración estableció que existen indicios para presumir que la cobranza podría devenir en infructuosa, debido a que la deuda es superior al 25% del patrimonio determinado en la fiscalización”; Mientras que en la segunda resolución cuestionablemente se estableció que “(...) La conclusión del procedimiento de fiscalización, así como el inicio del procedimiento contencioso tributario respectivo, no inhabilita a la Administración para trabar las medidas cautelares previas (18) adecuadas que garanticen la cobranza de la deuda tributaria, por lo que carece de sustento lo señalado por la quejosa en el sentido que no debieron trabarse las medidas cautelares previas materia de queja, al haber concluido el procedimiento de fiscalización y al haber formulado recurso de reclamación contra los valores emitidos como resultado de dicho procedimiento”. Sobre el particular, tal como hemos indicado las MCP constituyen mecanismos tendentes a asegurar el cumplimiento de la deuda tributaria en algunos casos potencialmente debida, antes de iniciado el procedimiento de cobranza coactiva. Sin embargo, dado el contexto la critica que podemos efectuar, y que resulta imperativo que sea recogida por el INFORMATIVO CABALLERO BUSTAMANTE Informe Especial Legislador Tributario, en aras de salvaguardar los cada vez mas conculcados derechos y patrimonio de los contribuyentes, sobre todo entes empresariales, es que se delimite en forma expresa y taxativa los alcances de la hipótesis “existan razones que permitan presumir que la cobranza podría devenir en infructuosa” (que actualmente advierten excesos como los reseñados y plasmados en las mencionadas resoluciones), pues no es concebible que en un Estado de Derecho, una institución administrativa dedicada al recaudo y administración de la obligación pecuniaria ex lege, emplee “su juicio” al momento de adoptar medidas tendentes a asegurar el cobro de la deuda tributaria en algunos casos potencialmente debida o que sobre la misma se adviertan visos de incertidumbre, máxime siendo el aspecto patrimonial de los administrados una materia tan sensible; que hoy los vienen “ahogando financiera y patrimonialmente” y peor aún, si se observa que en muchos casos, la adopción de las MCP no resultan justificadas y antitécnicas, siendo a todas luces perjudiciales a los consagrados y constitucionales Derechos a la Propiedad y Libre Empresa. Desde esa perspectiva, en aras de la siempre ansiada seguridad jurídica que debe imperar en todo Sistema Jurídico (no solo Tributario) como bien lo señala el profesor García Novoa al referirse a las exigencias mínimas de la seguridad de un ordenamiento jurídico “el concepto de seguridad que queremos manejar es, como hemos dicho, el de seguridad del propio Derecho, que entronca directamente con la certeza objetiva del ordenamiento. Ello impone que la norma jurídica no puede ser opaca, tanto en lo relativo a la descripción del presupuesto de hecho como a las consecuencias jurídicas de las normas, de tal manera que la misma “ofrezca una estructura racional, de tal suerte que el empleo del método lógico - jurídico permita descubrir su sentido y conexiones (19)”. Cita respecto a la cual huelgan comentarios dada su claridad y fineza explicativa, siendo natural nuestra adhesión a los alcances en torno a la misma. n Reflexiones finales a favor de los contribuyentes y obligación del Legislador Es claro. Las MCP tienen como finalidad asegurar la deuda tributaria en algunos casos potencialmente debida. Sin embargo no debe perderse de vista su carácter o naturaleza excepcional. Ahora, de acuerdo a entendidos, la instauración de los aludidos mecanismos conservativos en nuestro ordenamiento normativo - tributario, básicamente se encontraron dirigidos a evitar y contrarrestar supuestos de evasión fiscal, contexto en los que en rigor, la adopción INFORMATIVO CABALLERO BUSTAMANTE de los mismos resultaban apropiados y justificados. No obstante ello, actualmente, dicha finalidad no se viene observando, produciéndose lo que hemos denominado una “desnaturalización de las MCP”, pues la adopción de las mismas en muchos casos resulta indiscriminada, siendo el sustento de éstas, la hipótesis otras “razones que permiten presumir que la cobranza podría devenir en infructuosa”; supuesto per se discrecional, muchas veces cuestionable y validado por el Tribunal Fiscal conforme hemos reseñado; atentatorios del Principio de Seguridad Jurídica en materia tributaria, entre otros. Por consiguiente, actualmente, observándose una coyuntura adversa con relación a la cual se avizoran mayores perjuicios a la situación patrimonial de los administrados, somos de la opinión, que el Legislador Tributario a través de la fórmula legal correspondiente, se encuentra obligado a delimitar los alcances del supuesto en mención. Pues con ello, se evitarán innecesarios perjuicios patrimoniales a la normal marcha de las unidades empresariales, contribuyéndose de esa manera con la aspirada seguridad jurídica en materia impositiva. Si ello no fuera así, los contribuyentes afectados por medidas como las anteriormente descritas, se encuentran plenamente legitimados a evaluar el accionar de los mecanismos y procesos constitucionales consagrados en nuestra Carta Magna (Proceso de Amparo) y actualmente regulados al detalle por el nuevo Código Procesal Constitucional, en cuyo caso, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el Tribunal Constitucional justificadamente les daría el cauce que el derecho asiste, pues ante circunstancias como las descritas, según sea el caso, se encontrarían involucrados y en juego derechos fundamentales como son el Derecho a la Propiedad, Trabajo, Libre Empresa, entre otros. (2) (3) (4) (5) (6) NOTAS (1) Sobre los alcances del Debido Proceso y Procedimiento, cabe traer a colación el pronunciamiento del Tribunal Constitucional plasmado en las Sentencias recaídas en los Expedientes Nºs 6149-2006-PA/TC y 6662-2006-PA/TC en cuyo fundamento número 35 ha dejado sentado que “Este Tribunal tiene afirmado que el derecho al debido proceso, reconocido en el inciso 3) del artículo 139º de la Constitución, es un derecho cuyo ámbito de irradiación no abarca exclusivamente el campo judicial, sino que se proyecta, con las exigencias de su respeto y protección, sobre todo órgano, público o privado, que ejerza funciones formal o materialmente jurisdiccionales” (el sombreado es agregado por nuestra parte. En cuanto a tan importante derecho podemos citar a Guzmán Napurí cuando lo define como “como el conjunto de garantías indispensables para que un proceso pueda ser (7) (8) considerado justo (...) contiene en su seno derechos tan importantes como el derecho al juez natural, la instancia plural, el derecho de defensa o la motivación de las resoluciones emitidas por la entidad respectiva”. GUZMAN NAPURÍ, Christian.- “La Administración Pública y el Procedimiento Administrativo General”. ARA Editores. Edición 2004. Página 87. Es innegable que nuestra Carta Magna reconoce como principios y derechos de la función jurisdiccional, entre otros, al Debido Proceso y la Tutela Jurisdiccional que para el profesor Bernales Ballesteros, a través del mismo se “establece las garantías para el Debido Proceso Legal, que en la actualidad no sólo es considerado como un derecho constitucional sino como derecho fundamental”. BERNALES BALLESTEROS, Enrique.- “La Constitución de 1993, Análisis Comparado”. Editora RAO. Quinta Edición 1999. Página 641. Ello debido al frondoso y fructífero trabajo legislativo de Justiniano sobre las Instituciones Jurídicas en general, que subió al Trono en el año 527 A.C., reformando con acertada precisión las leyes romanas. Obviamente, el trabajo de Justiniano se nutre de extractos de los códigos de Gregoriano, Hermogeniano y Teodosiano juntamente con los tratados de los jurisconsultos. Lo anterior, como es conocido por todo operador del derecho dio a lugar a “El Digesto” aunada a las denominadas “Pandectas”, que posteriormente inspiraron las bases del derecho germano. PETIT, Eugène. “Tratado Elemental de Derecho Romano” (que contiene el desarrollo histórico y la exposición general de la legislación romana desde el origen de Roma hasta el emperador Justiniano). Traducido de la novena edición francesa y aumentado con notas originales, muy ampliadas en la edición por D. José Ferrández Gonzáles, con el Prólogo de Dr. Don José Ma. Rizzi. Editora Nacional, México 1969, Item 241, página 296. Cabe señalar que el profesor Petit se constituye como la principal fuente referencial del Derecho Romano para todo operador y estudioso del derecho en general. La fructífera obra del citado tratadista, lo llevó a ser profesor de Derecho Romano en la prestigiosa Universidad de Poitiers en Francia. PETIT, Eugène. Ob. Cit. página 296. HISTORIA UNIVERSAL. “Roma”. Editorial Salvat Editores, 2005, página 44. El precepto romano transcrito responde a las Doce Tablas que elaboraron los Decenviros (452 A.C.), que fueron patricios encargados de la codificación romana inicial. Como se indica en la citada obra, la producción legislativa de los Decenviros constituye la base de la jurisprudencia romana, la cual en gran manera ha influido en la legislación civil actual. Lamentablemente, el texto de las Doce Tablas desaparecieron en un naufragio, cuyos fragmentos fueron valiosamente citados y conservados por Cicerón. PETIT, Eugène. Ob. Cit. ítem 262, página 313. Sobre el particular, RAUL FERRERO COSTA, en su “Curso Derecho de las Obligaciones”, tercera edición, Editorial Grijley, página 11, sostiene que la definición que ha servido de base a toda la doctrina es la contenida en la Institutas de Justiniano (III, tit,. 14) que expresa: “obligatio est iuris vinculum quo necessitate adstringimur alicuius solvendae rei, secundum nostrae civitatis iure”. Su traducción más usual es: “la obligación es un vínculo de derecho por el que somos constreñidos con la necesidad de pagar alguna cosa según las leyes de nuestra ciudad”. Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados (9) En efecto, acorde con el artículo 2° del Código Tributario, la obligación tributaria es el vínculo entre el acreedor y el deudor tributario, establecido por ley, que tiene por objeto el cumplimiento de la prestación tributaria, siendo exigible coactivamente. (10) CABANELLAS DE TORRES, Guillermo. “Diccionario Jurídico Elemental”. Editorial Heliasta. Buenos Aires, Argentina 1998, página 253. (11) Al respecto “cuando las facultades o poderes de que se encuentra investido el órgano administrador se hallan preestablecidos en la ley, no sólo señalando la autoridad competente para obrar, sino también su obligación de obrar y cómo debe obrar, en forma que no se deja margen alguno para la apreciación subjetiva del agente sobre la circunstancia del acto, decimos que nos hallamos frente a facultades o poderes totalmente reglados, vinculados o ligados a la Ley”. En Enciclopedia Jurídica Omeba. Tomo XI. Editorial Driskill S.A. Buenos Aires, 1987, páginas 807 y 808. (12) El sombreado es agregado por nuestra parte. (13) Sobre el particular la norma puntualiza 12 hipótesis relacionadas al “comportamiento del deudor”. (14) En declaraciones al Diario Gestión del 31 de agosto de 2007, Sección Economía, página 19, el Dr. Jorge Picón con sumo acierto “señala que a lo largo del tiempo la SUNAT también ha buscado aplicar el artículo 56º del Código Tributario para el caso en que la deuda tributaria sea un porcentaje considerable del patrimonio del deudor, pues según la entidad, ello también general riesgo de incobrabilidad (...) la SUNAT ha empezado a masificar el uso del embargo para este tipo de deudas, no sólo en el caso de nuevas acotaciones, sino aún a procesos de reclamación en curso”. (15) Carranza Torres, Luis R.- Derecho Tributario de la teoría a la práctica. Primera Edición. Buenos Aires 2006. Editorial Legis Argentina, página 257. (16) Cabe señalar, que el interés público constituye un concepto de compleja definición, en ese sentido, sociológicamente se entiende como “la utilidad o conveniencia o bien de los más ante los menos, de la sociedad ante los particulares, del Estado sobre los súbditos”. En Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, Guillermo Cabanellas, voz “Interés Público”, Editorial Heliasta. Tomo IV. (17) Resolución del Tribunal Fiscal incluso comentada y criticada por nuestro Estudio a través del Informativo Caballero Bustamante correspondiente a la segunda quincena de Agosto de 2006. (18) El sombreado es agregado por nuestra parte. (19) GARCIA NOVOA, César.- “El Principio de Seguridad Jurídica en Materia Tributaria”. Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales S.A., Madrid 2000, página 78. El sombreado es agregado por nuestra parte. n PROBLEMÁTICA Y DESNATURALIZACIÓN DE LAS MEDIDAS CAUTELARES PREVIAS: NECESARIA DELIMITACIÓN POR EL LEGISLADOR Artículo 56º CT Medidas Cautelares previas al procedimiento de cobranza coactiva Situaciones excepcionales que justificaron su instauración en el ordenamiento normativo v.g. evasión Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados Comportamiento del deudor (12 hipótesis) Existan razones que permitan presumir que la cobranza podría devenir en infructuosa Excesivo margen Discrecional de la SUNAT: vulneración de derechos Obligación del Legislador: Limitarlo taxativa y objetivamente En algunos casos validado por el Tribunal Fiscal INFORMATIVO CABALLERO BUSTAMANTE