Conducción segura de automóviles Sección: vivir mejor Autor: Marina Zunino - Técnica Superior en Seguridad e Higiene en el Trabajo [email protected] Hace algunos días, leímos en los diarios que una marca de ropa estadounidense introdujo dentro de la variedad de talles el “xxxs”, justificando su decisión en que las clientas de la marca en Asia son más pequeñas que las americanas y que solo estaría disponible para ese continente y para las ventas online. Si bien es cierto que, antropológicamente hablando, el promedio de las proporciones físicas de las mujeres asiáticas es menor que las de otras regiones, esta decisión reaviva la polémica sobre los modelos de belleza, que llevan a las adolescentes a buscar la delgadez extrema y hacer dietas poco saludables. Estas medidas parecen propiciar trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia. La OMS (Organización Mundial de la Salud) y el DSM IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, que contiene una clasificación de los trastornos mentales) indican que la anorexia es un trastorno caracterizado por el “rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal considerando la edad y la talla”, o el “miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso, incluso estando por debajo del peso normal”; la bulimia se refiere a “conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no ganar peso, como son provocación del vómito, uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas u otros fármacos, ayuno y ejercicio excesivo”. En ambos casos, existe una imagen distorsionada del paciente sobre su propio peso, es decir, se “ve” gordo, aunque la realidad sea completamente diferente. Esta evaluación o imagen distorsionada origina en los pacientes comportamientos que afectan gravemente su salud y producen otro tipo de trastornos biológicos, como amenorrea en mujeres pospuberales, atrofias musculares, pérdida de fortaleza ósea, pensamientos confusos o lentos, hipersensibilidad al frío, boca seca, etcétera. Las causas pueden ser varias, fundamentalmente, una baja autoestima que hace que sean víctimas de valores estéticos socioculturales que promueven la delgadez, incluso, se sabe que se retocan las imágenes de las modelos, en los medios de comunicación, para que los cuerpos que se muestran no tengan ningún tipo de “imperfección”. Los adolescentes suelen ser el grupo etario más vulnerable, ya que es una etapa donde cobra importancia la aceptación del grupo de pares; sin embargo, la presión social puede alcanzar a personas adultas, sobre todo a mujeres, por lo que se verá afectado su desempeño laboral, al aumentar la posibilidad de accidentes o las faltas recurrentes. Los síntomas suelen ser visibles para las personas que conviven día a día con las personas enfermas. En la anorexia, se observa restricción voluntaria de comida, conductas extrañas con respecto a la alimentación, utilización de laxantes y diuréticos no recetados, aislamiento social, pesarse en forma obsesiva, incremento del ejercicio físico en forma compulsiva; en la bulimia, atracones seguidos de inducción al vómito, acumulación de alimentos, aislamiento social (no concurrir a comidas sociales), inasistencias al trabajo o la escuela, a veces, acompañados de consumo de sustancias o promiscuidad sexual. Estos síntomas son la señal de alarma para el entorno familiar que propicia una consulta al médico. Los hospitales públicos y diversos centros de salud cuentan con comités interdisciplinarios para el tratamiento de la enfermedad. Es importante promover hábitos saludables de conducta alimenticia, con una ingesta de agua adecuada y ejercicio físico acorde con la edad y que se disfrute y no se sufra. En cuanto a lo laboral, se debe proporcionar descanso adecuado que permita respetar la ingesta de alimentos y agua.