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Acta Otorrinolaringol Esp 2001; 52: 247-250
CASO CLÍNICO
SÍNDROME DE FORESTIER.
A PROPÓSITO DE DOS CASOS
M. E. CAMPOS, B. PÉREZ, J. GARABAL, D. LÓPEZ CAMPOS, D. LÓPEZ AGUADO
CÁTEDRA
FACULTAD
DE
DE
OTORRINOLARINGOLOGÍA (DIRECTOR: PROF. LÓPEZ AGUADO).
MEDICINA. UNIVERSIDAD
DE
LA LAGUNA. TENERIFE. OFRA. LA LAGUNA. TENERIFE.
RESUMEN
L
a enfermedad de Forestier (DISH) es una entidad que
puede ser la culpable de la disfagia que presenta el paciente que acude a la consulta del especialista en ORL.
No obstante, debido a la rareza de la misma dentro del área
Otorrinolaringológica su diagnóstico ha de ser hecho siempre
por exclusión. Un esofagograma con contraste baritado suele
ser, la mayoría de las veces, una prueba suficientemente objetiva para verificar la presencia de osteofitos a nivel cervical. En
este trabajo presentamos dos casos de DISH que causan disfagia.
PALABRAS CLAVE: Osteofitos cervicales. Disfagia. DISH.
ABSTRACT
FORESTIER’S SYNDROME. REPORT OF TWO CASES
D
iffuse idiophatic skeletal hyperostosis (DISH) with cervical
involvement which cause dysphagia is a rare disease. The
otolaryngologist usually can make its diagnostic whith a ba-
rium swallowing esophagogram Two patients with DISH are reported.
KEY WORDS: Dysphagia. Ossification. Cervical osteophytes. DISH.
Correspondencia: M.ª Eugenia Campos Bañales. Benavides, 16-Ático. 38004 Santa Cruz de Tenerife.
Fecha de recepción: 11-2-2000
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M. E. CAMPOS ET AL. SÍNDROME DE FORESTIER
INTRODUCCIÓN
En 1950 Forestier y J. Rotes1 presentan la comunicación “Hiperostosis anquilosante senil de la columna” en
una reunión científica promovida por la liga francesa
contra el Reumatismo. Consideran que esta afección es
un proceso que goza de unas peculiaridades que permiten diferenciarlo de las enfermedades reumáticas hasta
entonces conocidas y en cuya evolución se producía anquilosis, degeneración o deformación2. Desde entonces
se la denomina enfermedad de Forestier.
La hiperostosis, que se diagnostica en sujetos maduros y preferentemente varones, se caracteriza por un aumento de masa ósea en ciertas zonas corporales, siendo
la región vertebral la que se ve comprometida con relativa
frecuencia. Cuando asienta en estos niveles sus localizaciones preferentes son la zona dorsal y cervical baja (5.ª y
6.ª vértebras), respectivamente2-4. A diferencia de otras lesiones reumáticas, en los portadores de esta patología no
es posible evidenciar anquilosis de las apófisis cervicales,
ni alteración significativa en sus discos intervertebrales. Así
mismo, no se ve comprometida la motilidad sacroilíaca por
procesos de anquilosis a nivel articular1-3,5,6.
Suele localizarse fuera de la columna vertebral (olécranon, pelvis, rótula, calcáneo), de aquí que Resnick7 la
denominara “Hiperostosis idiopática esquelética difusa”
(DISH), con una serie de caracteres radiológicos específicos que permiten su identificación3,7,8.
Su asentamiento vertebral provoca una sintomatología
que es secundaria al alcance del ligamento longitudinal
anterior2-4. Son la disfagia y/o disfonía los síntomas dominantes en el Forestier cervical8-11, con lo que el especialista en Otorrinolaringología es aquél al que compete tratar
este cuadro. Muy excepcionalmente será la disnea el síntoma con el que se manifiesta esta afección12,13.
El diagnóstico suele realizarse mediante radiografía
cervical contrastada con bario5,14,15, y puede complementarse con un TAC cervical4,14. La utilización de la esofagoscopia como prueba de confirmación en la diagnosis no es
muy aconsejable dado que no carece de ciertos riesgos16.
La mayoría de los autores defienden un tratamiento
conservador ante un diagnóstico de DISH, reservando
el tratamiento quirúrgico, no exento de complicaciones,
para los casos en que fracasa el tratamiento médico y
persiste una clínica álgida o invalidante para el
paciente4,8,15.
CASOS CLÍNICOS
Paciente número 1: Mujer de 52 años de edad. En
sus antecedentes personales se recaba el padecer de
epilepsia y enfermedad osteoarticular crónica, encontrándose histerectomizada y colecistectomizada. En la actualidad está sometida a tratamiento por su hipertensión,
248
Figura 1. Tránsito faringo esofágico con papilla baritada llevado
a cabo en el caso número 1. Presencia de osteofitos a nivel C5 y
C6 y fenómenos de osificación que alcanza C5, C6, C7. Espacio
intervertebral normal.
estando la misma controlada, y su asma, padeciendo de
taquicardias frecuentes secundarias a tratamiento médico por su proceso asmático.
Hace seis meses inicia un cuadro disfágico tanto a
sólidos como a líquidos, acompañado de odinofagia. No
existen antecedentes traumáticos que puedan justificar
esta clínica.
La exploración física no aporta datos significativos, el
movimiento cervical se encuentra dentro del rango de
normalidad y los exámenes de rutina son normales.
El examen radiográfico lateral de cuello mediante
tránsito faringoesofágico con papilla baritada nos pone
de manifiesto la presencia de osteofitos a nivel de los
cuerpos vertebrales C5 y C6 (figura 1), igualmente se
aprecia el estrechamiento de la luz de la hipofaringe secundario a la protrusión de su pared posterior.
Paciente número 2: Varón de 77 años de edad que
acude a la consulta por un cuadro de disfagia de larga
evolución (el paciente dice llevar con las molestias más
de un año), tos y atragantamiento en el acto deglutorio.
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ACTA OTORRINOLARINGOLÓGICA ESPAÑOLA
Figura 3. Composición de tránsito e imagen radiográfica cervical.
Estrechamiento luz esofágica y normalidad de las apófisis
costotransversas.
Figura 2. Tránsito faringo esofágico con papilla baritada
realizado en el paciente número 2. Presencia de osteofitos a
nivel C3 y C4 con manifestaciones de osificación en vértebras
próximas.
Esta clínica ha ido agravándose en los últimos meses.
Sus antecedentes personales más significativos son infarto agudo de miocardio, hace más de seis años, e hipertensión arterial. En la actualidad está sometido a tratamiento con bloqueantes de los canales del calcio.
Se solicita estudio radiográfico de columna cervical
así como un tránsito faringo esofágico. Estos estudios
nos permiten evidenciar presencia de osteofitos a nivel
de C3-C4 que improntan sobre la luz faríngea (figura 2).
DISCUSIÓN
La hiperostosis cervical suele ser, en la mayoría de las
ocasiones, una afección asintomática, que afecta a personas mayores, generalmente por encima de la quinta década de la vida, y con mayor frecuencia al hombre que a la
mujer con una relación entre ambos de 2:1 1-4. Desde la
perspectiva epidemiológica, nuestros dos pacientes, en
efecto mayores de 50 años, son un varón y una mujer.
Aunque se han descrito DISH que se manifiestan con
clínica neurológica muy variada11, lo más común es que,
tanto por la localización de la enfermedad a nivel del ligamento longitudinal anterior como por su asentamiento topográfico a nivel dorso/cervical, se presente con síntomas como disfagia, disfonía, tos, atragantamiento,
disnea, sensación de cuerpo extraño y/o se acompañe
de alteración en la motilidad cervical, la cual se ve más
comprometida en los movimientos de extensión8-12. Estas
manifestaciones se justificarían bien por el efecto directo
de constricción de la propia masa o como síntomas secundarias a las reacciones inflamatorias que provoca
(esofagitis, faringitis). Estos procesos inflamatorios conducen a la aparición de fibrosis y adherencias que en definitiva contribuyen a aumentar el anclaje anatómico normal del esófago7,11,12.
La disfagia es un síntoma que refieren entre el 17,5
y el 28% de los afectados por esta enfermedad8. Nuestros dos pacientes manifestaban disfagia tanto a sólidos
como a líquidos que se acompañaba de odinofagia en la
mujer y de tos y fenómenos de atragantamiento deglutorio en el varón. Estos síntomas son de larga evolución,
al menos más de seis meses de duración.
Los criterios radiográficos establecidos por Resnick
contribuyen a poder establecer el diagnóstico: 1) Osificación sobre la vertiente anterolateral de cuatro cuerpos
vertebrales contiguos. 2) Ausencia de anquilosis de las
uniones apofisiarias y/o de la articulación sacroilíaca. 3)
Preservación de los discos intervertebrales 3,7. Se cumplen estos requisitos en nuestros pacientes tal y como
se demuestra en los exámenes radiográficos realizados
(figura 3).
La mayoría de los autores defienden realizar tránsitos baritados de esófago para confirmar el diagnóstico,
siendo la parada del volumen de bario, la alteración en
el diámetro del esófago y/o el defecto de replección del
mismo, signos de gran ayuda en el diagnóstico5,15.
Presentamos la imagen radiográfica obtenida con
tránsito esofágico baritado que en el caso número 1 de-
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M. E. CAMPOS ET AL. SÍNDROME DE FORESTIER
muestra la localización clara de la exostosis a nivel de la
C4-5 y C5-6, y en la C3-C4 en el paciente varón. Estas
localizaciones son las generalmente aceptadas como
usuales de asentamiento de las masas óseas3,7,14, siendo
la localización cervical alta mucho más infrecuente7,8.
Un examen mediante scanner contribuye, sin duda, a
ajustar mejor los criterios de diagnóstico de DISH4,8,14. En
nuestro caso no fue necesario, dado que los datos aportados por el tránsito fueron suficientemente significativos
para poder establecer el diagnóstico.
El tratamiento a aplicar es controvertido aunque la
mayoría de los autores defienden un tratamiento conservador tanto dietético, con dieta blanda adecuada, como
médico a base de antiinflamatorios (esteroideos y no es-
teroideos) asociados o no a antibióticos4,8,14. Sin embargo, hay autores que defienden el tratamiento quirúrgico
como proceder de elección 9, abogando por recurrir al
mismo en casos de fracaso del tratamiento médico o
cuando las molestias del paciente sean lo bastante acusadas como para disminuir su calidad de vida, dadas las
posibles complicaciones que el acto quirúrgico conlleva4,8,15. La vía de abordaje depende de la localización de
la exostosis, será transoral para las cervicales altas y
cervicotomía anterolateral para las cervicales bajas9,11.
Nuestros pacientes fueron tratados mediante dieta
blanda y antiinflamatorios. Con esta asociación se consiguió aliviar la sintomatología en ambos pacientes, los cuales, en la actualidad, se encuentran libres de molestias.
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250
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Acta Otorrinolaringol Esp 2001; 52: 247-250
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