CAMARA TERCERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCION DEL

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183-O-09
CÁMARA TERCERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCI ÓN DEL CENTRO: San
Salvador, a las doce horas diez minutos de veintiuno de junio de dos mil once.
El presente PROCESO CIVIL ORDINARIO DECLARATIVO DE OBLIGACIÓN
DE PAGAR DAÑOS Y PERJUICIOS ha sido promovido por los señores MANUEL JOSÉ
BATRES ARCE, conocido por MANUEL JOSÉ BATRES, mayor de edad, empresario, y
FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES ARCE conocida por FRANCISCA LUISA
BARRERA DE BATRES y por FRANCISCA LUISA BARRERA ARCE DE BATRES,
mayor de edad, de oficios domésticos, ambos del domicilio de San Miguel, del mismo
departamento, por medio de su apoderado licenciado Jorge Efraín Campos Coello; contra EL
ESTADO DE EL SALVADOR, a fin de que en sentencia definitiva se declare que existe la
obligación de pagarle el valor líquido de los daños y perjuicios, y se condene al pago de los
mismos.
Han intervenido: el licenciado Jorge Efraín Campos Coello, mayor de edad, abogado, del
domicilio de San Miguel, del mismo departamento, en su calidad de apoderado de los
demandantes señores Manuel José Batres Arce, conocido por Manuel José Batres, y Francisca
Luisa Barrera de Batres Arce, conocida por Francisca Luisa Barrera de Batres y por Francisca
Luisa Barrera Arce de Batres; y el licenciado Herber Ernesto Montoya Salazar, mayor de edad,
abogado, del domicilio de Ayutuxtepeque, de este departamento, como Agente Auxiliar del señor
Fiscal General de la República, éste último en su calidad de representante del Estado de El
Salvador, como demandado.
LEIDOS LOS AUTOS; Y,
CONSIDERANDO:
I. ANTECEDENTES.
El licenciado Campos Coello, en la calidad dicha, presentó demanda; y, en lo esencial,
EXPUSO: “Que ante la Honorable Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,
seguí proceso de Amparo contra actuaciones del señor Juez Primero de lo Mercantil de este
Distrito Judicial, en el cual se pronunció el siguiente FALLO: “POR TANTO : A nombre de la
República, con base a las razones expuestas y en aplicación de los artículos 11 y 245 de la
Constitución y 32, 33, 34 y 35 de la Ley de Procedimientos Constitucionales esta Sala FALLA:
a) Declárase que ha lugar al amparo solicitado por los señores Manuel José Batres Arce y
Francisca Luisa Barrera de Batres Arce, contra actos dictados por el Juez Primero de lo Mercantil
de San Salvador, en virtud de habérseles vulnerado su derecho de audiencia ; b) No siendo posible
que las cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes del acto reclamado, queda expedita a
la parte actora la posibilidad de iniciar un proceso civil de indemnización de daños y perjuicios
en contra del Estado; c) Notifíquese.” Que por medio de este fallo la Sala de lo Constitucional de
la Corte Suprema de Justicia, habilita a mis representados para proceder a incoar la acción de
indemnización de daños y perjuicios contra el Estado y Gobierno de El Salvador de forma
subsidiaria de conformidad al Art. 245 de la Constitución de la República; por haber sido mis
mandantes despojados de su propiedad, por medio de actos dictados por el Juez Primero de lo
Mercantil de este distrito judicial; actos en los que no puede imputársele culpa al mencionado
funcionario, según la sentencia referida y en que resultó vendido en pública subasta la propiedad
de mis clientes, es decir, el inmueble siguiente Un solar de naturaleza urbano, y construcciones,
situado en el Barrio Candelaria de la Ciudad de Usulután, distrito y departamento del mismo
nombre, sobre la primera calle poniente, número diecinueve, (…) resultando comprador de dicha
propiedad el señor JOSE ALFREDO VILLATORO, por la cantidad del resultado de las dos
terceras partes del valúo de CIEN MIL COLONES, es decir la cantidad de SESENTA Y SEIS
MIL SEISCIENTOS SESENTA Y SEIS COLONES CON SESENTA Y SEIS CENTAVOS,
ahora SIETE MIL SEISCIENTOS DIECINUEVE DÓLARES CON CINCO CENTAVOS DE
DÓLAR DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA. (…) Que a ésta fecha mis mandantes
estiman que los daños y perjuicios causados por la vulneración de sus derechos, que concluyó
con el despojo de su propiedad, ascienden a la cantidad de SETECIENTOS QUINCE MIL
SETENTA Y SEIS COLONES CON VEINTICINCO CENTAVOS DE COLON, equivalentes a
OCHENTA Y UN MIL SETECIENTOS VEINTITRES DÓLARES DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMÉRICA ($81,723.00); siendo esta la cantidad en la que el inmueble de que se
trata ha sido valuado por el Ingeniero Jacobo Edgar Vásquez Cubías, a la fecha de despojo, quien
lo practicó tomando en cuenta la ubicación, características, distribución, calidad del terreno,
servicios públicos y privados, construcciones y demás mejoras que posee el inmueble; valúo que
adjunto a la presente demanda. (…) Que al haber sido despojados de la propiedad mis
poderdantes, como consecuencia del Juicio Ejecutivo correspondiente, y causados los daños
expresados a que da lugar según la sentencia de Amparo Constitucional, con instrucciones
precisas de los mismos, vengo ante vuestra autoridad a demandar en JUICIO CIVIL
ORDINARIO DECLARATIVO DE INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS Y
CANCELACIÓN DE LOS MISMOS, AL GOBIERNO Y ESTADO DE EL SALVADOR, (…)
En consideración a lo antes señalado OS PIDO: (…) e) Mediante sentencia definitiva y una vez
probados los hechos, declaréis que efectivamente existen los daños y perjuicios, así mismo
condenéis a la parte demandada al PAGO DE LA INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y
PERJUICIOS QUE LE RECLAMO Y LAS COSTAS PROCESALES DE ESTA INSTANCIA. ”
(fs. 1 a 4 p.p.)
Adjuntó la documentación que obra de fs. 5 a 13.
Por auto de fs. 14, se tuvo por parte a los señores MANUEL JOSÉ BATRES ARCE,
conocido por MANUEL JOSÉ BATRES, y FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES
ARCE, conocida por FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES y por FRANCISCA
LUISA BARRERA ARCE DE BATRES, por medio de su apoderado licenciado Campos Coello,
se admitió la demanda interpuesta y de la misma se ordenó emplazar al Estado de El Salvador por
medio del señor Fiscal General de la República, a fin de que la contestase. Tal acto procesal de
comunicación se realizó mediante provisión librada al Juzgado Segundo de Paz de Santa Tecla, el
que fue debidamente realizado según consta a fs. 26.
Mediante resolución de fs. 28, se tuvo por parte al Estado de El Salvador, a través del
licenciado Herber Ernesto Montoya Salazar, en su calidad de Agente Auxiliar del señor Fiscal
General de la República, por contestada la demanda en sentido negativo, y por opuesta la
excepción de ineptitud de la pretensión contenida en la demanda; abriéndose a pruebas el proceso
por el término de ley.
A fs. 33, se señaló día y hora para el examen de testigos propuestos por el actor. La
declaración de los mismos obra agregada en acta de fs. 41 a 44.
Por auto de fs. 46, se previno a las partes a fin de que propusieran el nombramiento de
dos peritos o de uno solo para la práctica del peritaje solicitado por el actor; se ordenó realizar
inspección en el inmueble ubicado en Barrio Candelaria, sobre la primera calle poniente, número
diecinueve, Usulután, comisionándose para tal efecto al Juzgado de lo Civil de dicha localidad y
se ordenó la práctica de compulsa en el Proceso Ejecutivo Mercantil con referencia 829-EM-98,
tramitado en el Juzgado Primero de lo Mercantil. El resultado de la inspección obra en acta de fs.
313, y de la compulsa a fs. 57, quedando agregada fotocopia del proceso compulsado de fs. 58 a
272.
Mediante proveído de fs. 304, se tuvo por agregados los documentos presentados por el
actor, los cuales constan de fs. 299 a 303.
Según resolución de fs. 413, se libró oficio por tercera vez al Subdirector General del
Presupuesto del Ministerio de Hacienda, a fin de que proporcionara el nombre de una terna de
peritos, para llevar a cabo el valúo solicitado por el actor, en vista de que no hubo acuerdo de las
partes en el nombramiento de los mismos, y la no aceptación del cargo por los otros nombrados
de oficio por este Tribunal.
A fs. 420, se nombraron como peritos valuadores a los técnicos Oscar René Portillo
Artiga y Julio Herbert Flores Turcios, quienes aceptaron el cargo conferido tal como consta en
acta de fs. 427.
Por resolución de fs. 428, se ordenó la práctica del peritaje solicitado por el actor,
señalándose día y hora para la realización del mismo. El resultado del peritaje obra a fs. 438.
Finalmente a fs. 439, se tuvo por opuesta la excepción de falta de legítimo contradictor,
quedando el proceso para sentencia.
II. PRETENSIONES.
A. DEL ACTOR.
En el caso en análisis, los demandantes señores MANUEL JOSÉ BATRES ARCE
conocido por MANUEL JOSÉ BATRES, y FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES
ARCE conocida por FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES y por FRANCISCA
LUISA BARRERA ARCE DE BATRES, pretenden que se declare la existencia de los daños y
perjuicios y asimismo se condene al Estado de El Salvador, al pago de la indemnización, y costas
procesales; basando su pretensión en sentencia dictada en el proceso de amparo constitucional
No. 475-2000, pronunciada por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, a las
catorce horas cuarenta y cinco minutos de diez de diciembre de dos mil uno.
B. DEL DEMANDADO.
El Estado de El Salvador, como demandado, por medio del licenciado Herber Ernesto
Montoya Salazar, Agente Auxiliar del Señor Fiscal General de la República y éste en su carácter
de representante del Estado, por medio de escrito de fs. 17 a 20 contestó la demanda en sentido
negativo, oponiendo la excepción de ineptitud de la pretensión contenida en la misma por no usar
la vía procesal adecuada y por falta de legítimo contradictor, según escrito de fs. 436 a 437.
III. DE LA PRUEBA.
Con el objeto de comprobar sus pretensiones, la parte actora aportó las pruebas siguiente:
PRUEBA DOCUMENTAL:
a) Certificación de sentencia dictada en amparo Constitucional No 475-2000, promovido
por los señores MANUEL JOSÉ BATRES ARCE, conocido por MANUEL JOSÉ BATRES, y
FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES ARCE conocida por FRANCISCA LUISA
BARRERA DE BATRES y por FRANCISCA LUISA BARRERA ARCE DE BATRES, por
medio de su apoderado licenciado Jorge Efraín Campos Coello, contra providencias del Juez
Primero de lo Mercantil; en dicha sentencia en lo pertinente, se falló: “a) Declárase que ha lugar
al amparo solicitado por los señores Manuel de (sic) José Batres Arce, y Francisca Luisa Barrera
de Batres Arce, contra actos dictados por el Juez Primero de lo Mercantil de San Salvador, en
virtud de habérseles vulnerado su derecho de audiencia; b) No siendo posible que las cosas
vuelvan al estado que se encontraban antes del acto reclamado, queda expedita a la parte actora la
posibilidad de iniciar un proceso civil de indemnización por daños y perjuicios en contra del
Estado; c) Notifíquese.” (fs. 10)
b) De fs. 12 a 13 valúo de inmueble y plano efectuado por el Ingeniero Jacobo Edgar
Vásquez Cubías.
c) De fs. 299 a 300, fotocopia certificada por notario de contrato de arrendamiento,
celebrado entre don Oscar Danilo Díaz y Manuel José Batres Arce, respecto del inmueble
ubicado en Primera Calle Poniente, barrio Candelaria, Usulután. Y,
d) De fs. 301 a 303, fotocopia certificada por notario de Compraventa con reserva de
usufructo del inmueble ubicado en Barrio Candelaria, Usulután, otorgada por don Francisco
Taura, a favor de Francisca Luisa Barrera.
PRUEBA TESTIMONIAL: La parte actora presentó a los testigos señores LEOPOLDO
ISRAEL ALBAYERO SÁNCHEZ y JOSÉ DOMINGO GONZÁLEZ FLORES, cuyas
deposiciones obran en acta de fs. 41 a 44.
INSPECCIÓN: realizada por el señor Juez de lo Civil de Usulután, del inmueble ubicado
en Barrio Candelaria, sobre la primera calle poniente, número diecinueve, Usulután, c uyo
resultado obra en acta de fs. 313.
COMPULSA:
Del
Proceso
Mercantil
Ejecutivo
promovido
por
“BANCO
HIPOTECARIO DE EL SALVADOR, SOCIEDAD ANÓNIMA” contra los señores MANUEL
JOSÉ BATRES ARCE, conocido por MANUEL JOSÉ BATRES y FRANCISCA LUISA
BARRERA DE BATRES ARCE conocida por FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES
y por FRANCISCA LUISA BARRERA ARCE DE BATRES, tramitado en el Juzgado Primero
de lo Mercantil, clasificado al número 829-EM-98, cuya fotocopia certificada obra de fs. 58 a
272.
PERITAJE: realizado por los técnicos Julio Herbert Flores Turcios y Oscar René Portillo
Artiga, para el valúo del inmueble ubicado en Barrio Candelaria, sobre la primera calle poniente,
entre tercera y quinta Avenida Sur, número diecinueve, Usulután, cuyo informe obra a fs. 438.
IV. ASPECTOS PREVIOS.
DE LA EXCEPCIÓN DE INEPTITUD.
Visto el proceso y los alegatos de las partes, y siendo que la parte demandada opuso la
excepción de ineptitud de la demanda (pretensión), es menester analizar la procedencia de tal
alegación, imponiéndose estudiar la aptitud de la pretensión, ya que la decisión sobre ello debe de
preceder a la de fondo; por cuanto la ineptitud puede y debe, inclusive, ser declarada de oficio
cuando apareciere; al respecto, así lo ha sustentado nuestra jurisprudencia en diferentes fallos,
como se expondrá adelante. En tal sentido, sobre el particular, esta Cámara se permite hacer las
apreciaciones siguientes:
Aunque no compete en esta sentencia analizar la inexactitud técnica de la expresión legal
de ineptitud de la acción contemplada en el Art. 439 Pr.C., es conveniente aclarar que la decisión
sobre la ineptitud de la pretensión, que no de la demanda ni de la acción, pues técnicamente la
inepta sólo puede serlo la pretensión, aunque de hecho, para fines prácticos usaremos en algunas
partes de los tres términos como sinónimos, debe de preceder (tal decisión) a la de fondo, pues
sin ello no es posible entrar al conocimiento de los hechos alegados, reclamos y peticiones
contenidas en la demanda o sobre el fondo del asunto, como también lo ha sostenido nuestra
Jurisprudencia en diferentes fallos, entre los cuales se encuentran los siguientes:
a) “I. La única disposición de nuestro Código de Procedimientos Civiles que se refiere a la
ineptitud de la demanda, es el Art. 439 Pr.C., la que no señala cual es su concepto; pero existe
abundante jurisprudencia en el sentido de considerar como uno de los varios casos de
ineptitud aquella situación procesal caracterizada fundamentalmente por la no existencia en el
proceso de una adecuada o idónea forma de la relación procesal,
que imposibilita –
generalmente-, entrar al conocimiento del fondo de la cuestión debatida…(R.J. 1972, Pág.
440). Y,
b) “LA INEPTITUD como figura jurídica, inhibe al tribunal para entrar a conocer el fondo de la
cuestión discutida, precisamente porque sería un contrasentido que por una parte el juzgador
fallara diciendo que la demanda no es apta para producir efectos y por otra le diera fuerza de
Res Judicata”. (CCS 1039.95 Rev. de Derecho Civil No. 1 Enero-noviembre 1995, Pág. 53 a
68. Mayúsculas son nuestras).
Es importante destacar que basados en nuestra Jurisprudencia Civil y considerando la
importancia de la figura de la ineptitud, autores salvadoreños han estimado oportuno clasificar
esencialmente los casos de la misma, así:
1º.) Cuando al actor no le asiste el derecho o el interés para formular la pretensión; y que se
da en los supuestos siguientes:
a) porque no lo tiene (el derecho o interés), o porque no lo justificó; ya sea porque carece
de derecho subjetivo o porque los hechos en que fundamenta su pretensión no evidencian que
puede tenerlos (el derecho o interés), o por no exponerlo.
b) por no tener la calidad exigida por la ley para ser titular activo de la relación o situación
jurídica que se discute. Y,
c) por no estar incluido dentro de los objetos que comprende el supuesto hipotético
normativo para poder reclamar.
2°) Cuando aquel a quien se demanda no es legítimo contradictor, por no ser el que deba de
responder del reclamo o pretensión; y que se da en los supuestos siguientes:
a) porque el demandado no tiene la calidad exigida por la ley, para ser titular pasivo de la
relación o situación jurídica material a discutir;
b) porque el demandado no está incluido dentro de los objetos a que se refiere o
comprende el supuesto hipotético normativo para que pueda reclamársele la pretensión; y,
c) por no tener el demandado o no comprobarse que el mismo tenga la calidad q ue se
afirma tener como representante del ente obligado.
3°) Cuando no se ha constituido adecuadamente la relación jurídica procesal, por no estar
correctamente integrado alguno de sus extremos; y que se da cuando la parte -actora o
demandado- necesariamente debe de estar conformada por más de una persona; o sea que resulta
indispensable que varias personas demanden o sean demandadas, ya sea por disponerlo así la ley,
o por exigirlo las circunstancias, o porque se deduce del supuesto hipotético de la norma que
fundamenta la pretensión. Y,
4°) Cuando la declaratoria o pronunciamiento concreto que el actor solicita al Órgano
Jurisdiccional, no es el adecuado para la situación planteada; y que se origina debido a que los
hechos en que se fundamente la pretensión no están comprendidos en el supuesto hipotético de la
norma que sirve de base al reclamo del actor.
Nuestra Jurisprudencia Constitucional, al hablar de ineptitud como excepción, también ha
sostenido que: “respecto de la ineptitud de la demanda (prete nsión) no se trata de apreciar hechos
sino que se trata de comprobaciones de orden jurídico,... es decir, que para acreditar la existencia
de dicha excepción, el Juzgador no tiene que hacer valoraciones de tipo fáctico de las pruebas,
sino aplicar la norma jurídica al caso concreto. Dicho en otras palabras, para establecer en una
causa la ineptitud de la demanda (pretensión), que como ya lo ha señalado este Tribunal, se
refiere a la ausencia de los requisitos de la pretensión y no a aspectos de fondo o mérito, no se
requiere de medios probatorios” (Catálogo de Jurisprudencia op. Cit. Pág. 219, Amparo No. 2-E92. Entre paréntesis son nuestros).
En tal sentido, como se dijo anteriormente, que por su naturaleza la ineptitud de la
pretensión puede y debe ser declarada de oficio cuando apareciere claramente en el proceso, ello
obliga a examinar la aptitud de la pretensión contenida en la demanda, así:
En el caso en estudio la representación fiscal, ha alegado como motivo de ineptitud, no
utilizar la vía procesal adecuada, pues según el licenciado Montoya Salazar, “el actor aduce la
pretensión de condena según se desprende de la parte petitoria al pago de perjuicios por una
cantidad determinada, como si ya existiera una sentencia ejecutoriada que condene en abstracto y
otra que determina el monto en un juicio de liquidación, por lo que se colige que la parte actora
no ha utilizado la vía procesal adecuada.”
Al respecto, es menester aclararle al demandado que el actor en su demanda solicitó:
“que se declare la existencia de los daños y perjuicios y asimismo se condene al Estado de El
Salvador, al pago de la indemnización”, y con respecto a esta clase de reclamos, (del
demandante), encontramos que en el Código de Procedimientos Civiles, se regulan los supuestos
siguientes:
1º) El Procedimiento Sumario señalado para el caso en que existe una condena previa de
pagar aquel reclamo, pero sin que se haya determinado la suma a pagarse en tal concepto,
contemplado en el Art. 960 Pr.C. que a la letra REZA: “Cuando en la causa principal la sentencia
no haya determinado la suma que deba pagarse por daños y perjuicios, intereses o frutos, la parte
acreedora a la indemnización presentará su demanda ante el Juez de Primera Instancia
competente, acompañando la ejecutoria en que conste la condenación, y una cuenta jurada que
los especifique y estime. El Juez dará traslado por tres días a la parte contraria, y con lo que
exponga o en su rebeldía recibirá la causa a prueba si fuere necesario, por ocho días con todos
cargos, y vencidos determinará dentro de los tres siguientes declarando el valor líquido de los
perjuicios y daños, intereses o frutos, según corresponda en justicia sin otro procedimiento.”
2º) El procedimiento que corresponde según el trámite acorde a la cuantía, cuando la
demanda no versa sobre liquidación sino sobre la obligación de pagarlos, de acuerdo al Art. 962
Pr.C. que literalmente DICE: “Cuando la demanda no verse sobre liquidación sino sobre la
obligación de pagar daños, perjuicios, intereses o frutos, se tramitará en la forma verbal o escrita,
según la cuantía, debiendo liquidarse dentro del término probatorio. En este caso se declarará
precisamente en la sentencia el valor líquido de los daños o perjuicios, intereses o frutos, según el
mérito de las pruebas.”
3º.) La regulación establecida en el Art. 435 Pr.C. conforme al cual apreciamos dos
situaciones así:
a) Que todas las sentencias de condenación en daños y perjuicios, intereses y frutos, contendrán
las liquidaciones conforme al mérito de las pruebas que se hubieren producido en el término
ordinario de la causa principal. Y,
b) Que cuando faltan pruebas para la liquidación, se procederá en la forma prevenida en el
capítulo 39, Título VII, Libro II del citado Código; esto es conforme a los Arts. 960 a 962 Pr.C.,
o sea conforme a los dos supuestos relacionados en los a nteriores ordinales (1º. y 2º.) según el
caso.
Es claro que a las situaciones a que se refiere este ordinal tercero se dan cuando los daños
y perjuicios, intereses y frutos se hubieran reclamado como algo accesorio al asunto principal o a
consecuencia del mismo, y que en el fallo sólo se contenga la condena sobre tales rubros.
De ahí que la reclamación de mérito encuentra su base legal, precisamente en las
disposiciones transcritas, especialmente en el Art. 962 Pr.C.
Así las cosas, es preciso subrayar que el demandante ha promovido el proceso de mérito,
basándose en la sentencia ya tantas veces relacionada, en la cual, la Sala de lo Constitucional,
además de declarar que había lugar al amparo solicitado por los señores Manuel José Batres Arce
y Francisca Luisa Barrera de Batres Arce, también declaró que no siendo posible que las cosas
vuelvan al estado que se encontraban antes del acto reclamado, quedaba expedita a la parte actora
la posibilidad de iniciar un proceso civil de indemnización por daños y perjuicios contra el
Estado, en virtud del efecto restitutorio de dicha sentencia, quedando a opción del demandante,
conforme al Art. 245 Constitución iniciar el proceso civil de daños y perjuicios en contra del
Estado, por daños materiales resultantes de la violación del derecho constitucional de audiencia
por parte del Juez Primero de lo Mercantil, por lo que resulta claro que la parte actora se
encuentra en todo su derecho para promover el Juicio Ordinario que nos ocupa, evidentemente
con base al transcrito Art. 962 Pr.C., como antes se dijo.
En armonía con lo sustentado por esta Cámara en el presente análisis, encontramos los
fallos siguientes:
1 – “LA SENTENCIA QUE DEJA A UNA PARTE A SALVO SU DERECHO PARA
DEMANDAR DAÑOS Y PERJUICIOS, NO ES UNA SENTENCIA CONDENATORIA DE
ESTOS….” (R.J. agosto 1909, Pág. 352. Mayúsculas son nuestras). Se afirma en dicho fallo,
además, que en este caso no procede el Juicio de Liquidación de daños y perjuicios confor me al
Art. 960, sino el de daños y perjuicios que prescribe el Art. 962, en la forma correspondiente
según la cuantía.
2 - El que expresa que en sentencia pronunciada por la Sala de lo Constitucional “NO SE
HIZO CONDENA EN CONCRETO DE DAÑOS Y PERJUICIOS, EN LA SENTENCIA
ESTIMATIVA DE AMPARO, YA QUE ÚNICAMENTE SE DIJO QUE PROCEDÍA LA
ACCIÓN CIVIL POR INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS…” “QUE PARA
PODER RECLAMAR Y LIQUIDAR LOS DAÑOS Y PERJUICIOS QUE LA DEMANDANTE
AFIRMA SE LE HAN CAUSADO, ES NECESARIO COMPROBAR EN JUICIO
PREVIAMENTE LA EXISTENCIA DE TALES Y, ASI, JUSTIFICAR LEGALMENTE EL
TRAMITE PROCESAL SEGUIDO EN EL PRESENTE JUICIO…” (Rev. de Derecho Civil op.
Cit. Ref. ACSI-40.95. Mayúsculas son nuestras).
3 – ESTA RESPONSABILIDAD PRIMARIA O DIRECTA DEL ES TADO HA DE
ENTENDERSE, EN TODO CASO, REFERIDA A LOS PERJUICIOS CAUSADOS
DIRECTAMENTE POR EL ESTADO DECLARADO INCONSTITUCIONAL, YA QUE DE
CUALQUIER OTRO DAÑO O LUCRO CESANTE, SI RESPONDE PERSONALMENTE EL
FUNCIONARIO, Y EN FORMA SUBSIDIARIA EL ESTADO, ACCIÓN CIVIL QUE
TENDRÍA QUE EJERCERSE ANTE EL ORGANO COMPETENTE Y LOS CAUCES DEL
PROCESO QUE CORRESPONDA, SEGÚN LAS REGLAS ESTABLECIDAS…” (Catálogo de
Jurisprudencia. Op. Cit. Pág. 382. Ref. Amparo No. 21-A-90. Mayúsculas son nuestras). Y,
4 – “EN CUANTO A LA RESPONSABILIDAD POR DAÑOS CAUSADOS QUE
RECLAMA LA PARTE ACTORA, ESTA SALA HA SOSTENIDO INVARIABLEMENTE
QUE NO CORRESPONDE, EN UN JUICIO DE AMPARO DECIDIR SOBRE LA FIJACIÓN
DEL MONTO DE RESPONSABILIDAD POR DAÑOS; SINO QUE TAL ASPECTO
CORRESPONDE SER CONOCIDO Y DECIDIDO POR LA JUSTICIA COMÚN….” (Catálogo
de Jurisprudencia. Op. Cit. Pág. 385 ref. Amparo No. 62-A-91, Mayúsculas son nuestras).
Acorde a lo sustentado tanto en el presente como en el anterior considerando, resulta
inobjetable que la pretensión del demandante no es en manera alguna inepta, por el motivo
aludido, pues efectivamente el actor inició la acción correspondiente al caso que nos ocupa, por
lo que debe declararse que no ha lugar a la excepción alegada por la representación fiscal, en
relación a este supuesto.
Ahora bien, siendo que el demandado también alegó la falta de legítimo contradictor,
como supuesto de ineptitud, es menester referirnos a ella, así: El licenciado Montoya Salazar, en
su escrito de fs. 436 a 437, argumentó que el Estado de El Salvador, no es legítimo contradictor,
ya que de conformidad a la sentencia de amparo, la Sala de lo Constitucional faculta a los
demandantes, para que por el efecto restitutorio de dicha sentencia se demande a l funcionario que
cometió el acto violatorio, es decir Juez Primero de lo Mercantil y no directamente contra el
Estado de El Salvador, ya que este actuará subsidiariamente.
Al respecto se hace la siguiente consideración:
El Art. 235 Cn., ESTABLECE: “Todo funcionario civil o militar; antes de tomar
posesión de su cargo, protestará bajo su palabra de honor, ser fiel a la República, cumplir y hacer
cumplir la Constitución, ateniéndose a su texto cualesquiera que fueren las leyes, decretos,
órdenes o resoluciones que la contraríen, prometiendo, además, el exacto cumplimiento de los
deberes que el cargo le imponga, por cuya infracción será responsable conforme a las leyes.”
Asimismo el Art. 245 del mismo cuerpo de Ley, DICE: “Los funcionarios y empleados
públicos responderán personalmente y el Estado subsidiariamente, por los daños materiales o
morales que causaren a consecuencia de la violación a los derechos consagrados en esta
Constitución.”
De las disposiciones legales antes transcritas, se desprende que todo Funcionario Público
es responsable de los actos cometidos en el ejercicio de su cargo, por lo que al existir una
violación constitucional, sería éste el que debiera de responder personalmente.
Sin embargo, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en la ya
citada sentencia que presentó la parte actora para basar la pretensión que nos ocupa, manifestó
que: “En el presente caso han existido actos violatorios de las normas constitucionales ; sin
embargo, tal acto fue realizado por una posible interpretación del Código de Procedimientos
Civiles, es decir, en cumplimiento, aunque irreflexivo, de una disposición legal. Dicho de manera
distinta, la autoridad responsable no actuó por error, pues ajustó su conducta a la ley secundaria,
aunque no a la normativa constitucional. Los criterios selectivos de interpretación forman parte
del ordenamiento jurídico en general y en el caso subjúdice, las violaciones a la normativa
constitucional se deben, ante todo, a lo defectuoso -entendida esta expresión como no ajustado a
la Constitución- del contenido expreso de la disposición que sirvió de base para la resolución
judicial impugnada en este proceso de amparo. Al no poder imputársele culpa alguna al
funcionario demandado, la responsabilidad se desplaza al Estado. POR TANTO: (…) queda
expedita a la parte actora la posibilidad de iniciar un proceso civil de indemnización por daños y
perjuicios en contra del Estado.” (Subrayado es nuestro)
De lo anterior, queda claro, que no obstante la violación constitucional fue directamente
cometida por el Juez Primero de lo Mercantil, la Sala de lo Constitucional manifestó que no fue
por culpa del funcionario demandado por lo tanto la responsabilidad se trasladó directamente al
Estado.
En razón de todo lo planteado anteriormente, se concluye, pues, que el Estado sí es
legítimo contradictor de la parte actora, consecuentemente, la excepción de Ineptitud que ha sido
opuesta y alegada por la Representación Fiscal, en relación a este supuesto, también deberá
declararse sin lugar.
V. CONTENIDO DE LA PRETENSIÓN DE LA PARTE ACTORA.
A. RECLAMO DE DAÑOS Y PERJUICIOS. DEL DAÑO PATRIMONIAL O
MATERIAL.
La parte actora pretende que se declare la obligación del Estado de El Salvador, al pago
de indemnización de daños y perjuicios, por tal motivo es necesario ahondar previamente sobre el
significado de tales conceptos:
1. INDEMNIZACIÓN: implica una compensación económica.
2. DAÑO: desde una perspectiva objetiva, según Kart Larenz, es el menoscabo que, a
consecuencia de un acaecimiento o evento determinado, sufre una persona, ya en sus bienes
vitales naturales, ya en su propiedad, ya en su patrimonio. Según Fernández De León, es “el
empeoramiento o menoscabo que uno recibe en sus cosas”; o bien el detrimento o quebranto que
se recibe por culpa de otro en la hacienda o persona (Diccionario Jurídico, Fidenter, 1955).
3. EL PERJUICIO, o pérdida sufrida, importa una disminución patrimonial; como género,
engloba dos hechos diferentes en que se descompone:
a) EL DAÑO EMERGENTE, (DAMNUM EMERGENS): que es la disminución real o
pérdida efectiva del patrimonio que experimente el perdidoso; representa un empobrecimiento
real y efectivo. Y,
b) LUCRO CESANTE (LUCRUM CESANS): Que es la privación de una ganancia o
utilidad que el perdidoso tenía el derecho de alcanzar; o sea, privación de la utilidad que se
hubiese obtenido; envuelve la idea de provecho, ganancia o utilidad, lo que se ha dejado de ganar
o se hubiese obtenido.
Resumiendo tales hechos que engloba la indemnización de perjuicios, Pothier dice: “Se
llama daños y perjuicios, la pérdida que uno ha experimentado y la ganancia que ha dejado de
hacer. Cuando se dice que el deudor responde de los daños y perjuicios, esto quiere decir, que
debe indemnizar al acreedor por la pérdida que le ha causado y la ganancia de que lo ha privado
la inejecución de la obligación“. Cabe referir que nuestro Código Civil en su Art. 1427 envuelve
claramente aquellos hechos.
El llamado derecho de las obligaciones es dominado por el tema de la responsabilidad,
afirmándose que es una parte común a toda institución, reconociéndose, entre otros, como fuente
de responsabilidad, el acto genérico ilegal que es intrínsecamente incorrecto, por cuanto viola un
mandato o una prohibición del derecho, acarreando como consecuencia sustantiva, el deber de
indemnizar.
Doctrinariamente se reconocen dos formas de reparar el perjuicio o daño patrimonial
causado, a saber: a) La reparación natural o material, consistente en que las cosas vuelvan al
estado en que se encontraban antes de que se causara el perjuicio o daño; y, b) La reparación por
equivalente o por equivalencia, llamada indemnización propiamente tal; ésta se da cuando el
supuesto jurídico de la reparación natural o material, es totalmente imposible de cumplir, y por
medio de la equivalencia, aunque las cosas no vuelvan al estado en que se encontraban antes de
causarse el daño o perjuicio, éstos son resarcidos compensándose la disminución o menoscabo
patrimonial sufridos en razón del daño o perjuicio, esto es así porque para el caso, no siempre
“existirá la posibilidad de restituir al gobernado en el goce de los derechos que tenía antes de la
ejecución del acto reclamado”.
Con respecto al que ha sufrido el perjuicio, en el derecho moderno hay un factor de
orden económico muy importante; en efecto, un patrimonio ha sido afectado y es preciso
restaurar el desequilibrio producido; en nuestra legislación, la obligación de indemnizar es
pecuniaria; es decir, la reparación mediante el pago de una cantidad de dinero que puede
traducirse en algunos casos con carácter compensatorio y en otros como satisfactorio. Lo más
corriente es que suceda lo primero, esto es, que siendo el daño ocasionado susceptible de ser
evaluado con exactitud en dinero, el pago de la indemnización revista carácter inevitablemente
compensatorio. En cambio, si el agravio causado no admite una apreciación rigurosa en metálico,
jugando a la vez la discrecionalidad, la entrega de una indemnización pecuniaria jugará un papel
de satisfacción para la víctima o acreedor. Lo cierto es que la naturaleza patrimonial o
extrapatrimonial del daño ocasionado fijará, casi siempre, el carácter compensatorio o satisfactivo
de la suma de dinero que se entrega como resarcimiento. Si se trata de daños morales o
extrapatrimoniales, la indemnización en metálico tendrá necesariamente función satisfactiva, por
ser de la esencia de esta especie de daños, el que no pueda ser medido en dinero. Si se trata de
daños patrimoniales, la suma respectiva tendrá casi siempre carácter compensatorio strictu sensu.
Para que haya lugar a la indemnización de daños y perjuicios, es preciso que los mismos
hayan realmente existido, pues no siempre una actividad o acción y/o una omisión, los acarrean;
de ahí que se requiera como PRESUPUESTOS DE PROCEDIBILIDAD DE LA PRETENSIÓN
RESARCITORIA QUE:
a) Exista efectivamente el daño y perjuicio; es decir, que la acción u omisión lo haya
causado efectivamente, pues la indemnización, como dicen los autores, no debe de ser motivo de
enriquecimiento, sino de restablecimiento natural o material o equivalente. Y,
b) Que sea atribuible (imputable) a quien se reclama; esto es, que exista una relación
(nexo) de cantidad entre el daño y perjuicio resultante, y la acción u omisión culpable, de donde
deviene la responsabilidad, esto es, la causalidad jurídica que permite inferir y precisar que el
daño o perjuicio no se habría verificado sin aquella acción u omisión.
Acorde a lo anterior, tenemos que para que haya una sentencia condenatoria al respecto,
es necesario probar tanto la existencia de un daño o perjuicio cierto o causado, aunque su motivo
se determine posteriormente, o bien, quede sujeto a declaración judicial o al juramento
estimatorio del que reclama la indemnización; como la responsabilidad de aquel a quien se le
reclama complementariamente lo anterior, se procurará la reparación o resarcimiento del
perjuicio o daño patrimonial causado, ya sea en forma natural o material o equivalente
pecuniario; comprendiéndose el daño emergente y el lucro cesante, como se ha dicho, siendo
preciso agregar que, sin perjuicio de las ideas desarrolladas, en lo que respecta al lucro cesante, se
ha considerado:
1) Que no basta con una mera posibilidad en abstracto de ganar más, sino que es
necesaria la realidad concreta de haber dejado de ganar determinada suma. Y,
2) Si se trata de ganancias futuras, no es necesario acreditar la certidumbre de su
producción con la seguridad propia del daño emergente; es suficiente la objetiva probabilidad de
que podría haberse obtenido.
En concreto, el lucro cesante no consiste en la privación de una simple posibilidad de
ganancia; pero tampoco es necesaria la absoluta seguridad de que esa se habría conseguido; para
que sea indemnizable basta cierta probabilidad objetiva según el curso ordinario de las cosas y de
las circunstancias del caso.
VI. DE LA APRECIACIÓN DE LOS HECHOS Y CONSIDERACIÓN DE LAS
PRUEBAS.
Habiéndose relacionado el planteamiento de las pretensiones alegadas por las partes, la
prueba aportada por la demandante y asimismo, analizado el contenido de la pretensión de ésta,
recurriendo a definición de conceptos para una mejor precisión de su contenido, resulta
imprescindible estudiar los hechos referidos en la demanda, a la luz de lo contemplado en el
romano anterior, de esta sentencia, así:
Como presupuestos de procedibilidad de las pretensiones de la parte actora señalamos:
a) Que exista efectivamente el agravio (daño y/o perjuicio); y,
b) Que el agravio sea atribuible a la acción u omisión de aquel a quien se le reclama, esto es, del
responsable.
En atención a la demanda y prueba aportada tenemos:
Los señores MANUEL JOSÉ BATRES ARCE, conocido por MANUEL JOSÉ
BATRES y FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES ARCE conocida por FRANCISCA
LUISA BARRERA DE BATRES y por FRANCISCA LUISA BARRERA ARCE DE BATRES,
por medio de su apoderado licenciado Jorge Efraín Campos Coello, manifiestan que a raíz de los
actos violatorios de sus derechos constitucionales fue despojado de un inmueble de su propiedad,
acto que fue controvertido en sede constitucional; y que en virtud de la sentencia estimatoria de
amparo a su favor; dejó expedito su derecho de promover proceso de indemnización de daños y
perjuicios directamente contra el Estado de El Salvador.
Así, en relación a la prueba documental o instrumental tenemos que existe una
clasificación tripartita de los mismos, en nuestro Código de Procedimientos Civiles, se dividen en
públicos, auténticos y privados, según sea el carácter de las personas que le confieren certeza,
siendo que en el caso de autos la prueba instrumental presentada por los demandantes, consiste en
un documento auténtico y un documento privado, por lo que se torna analizar los mismos, y al
respecto tenemos que, los primeros, son aquéllos expedidos por Funcionarios Públicos en el
ejercicio de sus funciones, Art. 260 Pr.C., y los privados, aquellos realizados por los particulares,
Art. 262 Pr.C., los que pueden hacerse valer como prueba en el proceso.
Sobre ello, con la sentencia de amparo No 475-2000, pronunciada por la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, a las catorce horas cuarenta y cinco minutos de
diez de diciembre de dos mil uno, se ha establecido que la venta en pública subasta del inmueble
ubicado en Barrio Candelaria, sobre la primera calle poniente, número diecinueve, Usulután, se
originó con violación de garantías constitucionales, situación de la que se concluye que el Estado
es responsable de dicha trasgresión, de ahí que se haya determinado la existencia de un daño;
asimismo, con la fotocopia certificada notarialmente del documento privado autenticado por
notario de Contrato de Arrendamiento otorgado por don Manuel José Batres Arce a favor de don
Oscar Danilo Díaz, del inmueble ubicado sobre la primera calle poniente, Barrio Candelaria,
número diecinueve, Usulután, se ha constatado que el cánon de arrendamiento percibido por los
demandantes era de TRES MIL COLONES mensuales, equivalentes a TRESCIENTOS
CUARENTA Y DOS PUNTO OCHENTA Y SEIS DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS
DE AMÉRICA, cantidad que servirá de base para cuantificar los daños y perjuicios ocasionados.
Ahora bien, respecto de la prueba testimonial tenemos que es aquella suministrada
mediante las declaraciones emitidas por personas físicas distintas de las partes y del Órgano
Judicial, acerca de sus percepciones o realizaciones de hechos pasados o que han visto u oído
sobre éstos. La naturaleza jurídica de esta clase de prueba es ser procesal-personal, haciendo
plena prueba la declaración de dos testigos conformes y contestes sobre los hechos, tiempos,
lugares y circunstancias esenciales, y en el caso de marras se ha acreditado con los testigos
presentados señores Leopoldo Israel Albayero Sánchez y José Domingo González Flores, cuyas
deposiciones constan en acta de fs. 41 a 44, que los perjuicios causados a los demandantes a
causa de la venta en pública subasta del inmueble ubicado sobre la primera calle poniente, Barrio
Candelaria, número diecinueve, Usulután, fue que dejaron de percibir los ingresos del cánon de
arrendamiento del mismo, pues, en la fecha en que se produjo la referida venta, el inmueble se
encontraba arrendado al señor Danilo Díaz.
Con la compulsa practicada en el Proceso Ejecutivo con referencia 829-EM-98,
tramitado en el Juzgado Primero de lo Mercantil, se ha constatado la fecha a partir de la cual el
inmueble en referencia fue vendido en pública subasta, la cantidad del remate y cuanto era lo
adeudado por los demandantes a esa fecha, todo lo cual también servirá para cuantificar los daños
y perjuicios ocasionados, tal como se dirá adelante.
En relación a la inspección realizada por el señor Juez de lo Civil de Usulután en el
inmueble situado en Barrio Candelaria, sobre la primera calle poniente, entre tercera y quinta
Avenida Sur, número diecinueve, Usulután, únicamente se estableció la ubicación céntrica del
mismo, lo que no es relevante para el caso que nos ocupa.
Finalmente, se presentó el valúo realizado para determinar el precio del referido
inmueble a la fecha en que se vendió en pública subasta, es decir, al año dos mil, para lo cual los
peritos señores Julio Herbert Flores Turcios y Oscar René portillo Artiga, tomaron como criterio
del valúo “el valor unitario de antecedente de ¢500.00 ($57.14), utilizado en el año 2000 para el
valúo del inmueble de la Ex Administración de Rentas de Usulután, el cual se ubica una cuadra al
sur del que en esta oportunidad es objeto de estudio, localizado sobre calle secundaria y con
características similares, sin embargo para utilizarlo en el valúo del que nos ocupa, será necesario
aplicar un factor por mejor ubicación de 1.15 ya que este inmueble se localiza sobre la calle
principal y a 3 cuadras del centro de la ciudad; dicho factor corresponde a tablas preestablecidas
para tal fin (…)para efecto de comunicación se presenta el valúo para el inmueble en referencia
por la cantidad de CINCUENTA Y NUEVE MIL NOVECIENTOS SESENTA Y SIETE 60/100
DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ($59,967.60) ”; (Subrayado es
nuestro). Y siendo que el inmueble fue rematado por la cantidad de CIEN MIL COLONES
equivalentes a ONCE MIL CUATROCIENTOS VEINTIOCHO PUNTO CINCUENTA Y
SIETE DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ($11,428.57), esta Cámara
deberá resarcir la cantidad que dejó de percibir por la venta del inmueble, atendiendo a su valor
real, habiéndose probado también este extremo, aunque no por la cantidad expuesta por la parte
actora en su demanda.
VIII. ANÁLISIS FINAL Y CONCLUSIONES.
En el caso en estudio, la sentencia que sirve de base para este proceso, en lo pertinente
expresó: ”En el presente caso el efecto restitutorio de la sentencia no puede ser material, en el
sentido de ceñirse a lo usual, es decir a que las cosas vuelvan al estado en que se encontraban
antes del acto violatorio del Juez Primero de lo Mercantil de San Salvador, pues no obstante ser
éste la falta de notificación de la sentencia definitiva, consta de antecedentes que el bien
embargado fue rematado a favor del señor José Alfredo Villatoro Reyes, quien el día uno de junio
de dos mil obló la cantidad por medio de cheque certificado por la suma de cien mil colones
librado contra el Banco de Fomento Agropecuario, se aprobó el remate y se practicó la
liquidación respectiva, razón por la cual resulta materialmente imposible el restablecimiento de la
situación jurídica anterior, dada la traslación de dominio que se ha hecho a favor del tercero
beneficiado. Por tales circunstancias, este Tribunal quiere dejar sentado que los efectos de la
presente sentencia estimatoria se circunscriben a declarar la violación al derecho de audiencia de
la parte actora y siendo irreparable el daño final causado, queda expedita la posibilidad de los
impetrantes para reclamar contra la autoridad demandada –si ese fuere el caso- y
subsidiariamente contra el Estado, en virtud del artículo 245 de la Constitución, por violación a
los derechos enunciados anteriormente.” (Fs. 8 y 9)
Consecuencia de la violación a las garantías constitucionales dichas, los señores
MANUEL JOSÉ BATRES ARCE, y FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES ARCE,
fueron despojados de un inmueble de su propiedad ubicado en Barrio Candelaria, sobre la
primera calle poniente, número diecinueve, Usulután. Es de apreciar que una situación como la
que se trata en autos, sin duda alguna ha producido daños y perjuicios económicos, agraviando a
los demandantes; en suma, es inobjetable que: a) existe efectivame nte el agravio (daño y/o
perjuicio) reclamado; y, b) que efectivamente este fue atribuible a la actuación de l Juez Primero
de lo Mercantil, quien violó derechos constitucionales y cuya responsabilidad, según interpretó la
Sala de lo Constitucional, ha sido desplazada al Estado.
De conformidad a la demanda, así como de la prueba pertinente relacionada, en el romano
III de los considerandos de la presente, proporcionan elementos de juicio suficientes para
determinar que existe la obligación del Estado de El Salvador de pagar los daños y perjuicios
causados a los demandantes, debiendo verificarse de modo preciso y justo el rubro de la
pretensión, atendiéndose, igualmente, a las concepciones expuestas, en el romano VI, por lo que
es procedente declarar el valor líquido de lo reclamado, según corresponda en justicia y mérito de
aquellas pruebas, así:
A) DAÑO EMERGENTE.
En este rubro, que es la disminución real o pérdida efectiva del patrimonio que
experimentó el perdidoso; el actor manifestó que el inmueble fue rematado por una cantidad
inferior al valor real del inmueble, solicitando para tal efecto que se practicara valúo en el tantas
veces mencionado inmueble, para determinar su precio a la fecha en que se vendió en pública
subasta, es decir, al año dos mil, para lo cual los peritos señores Julio Herbert Flores Turcios y
Oscar René portillo Artiga, concluyeron que el valor del inmueble al año dos mil era de
CINCUENTA Y NUEVE MIL NOVECIENTOS SESENTA Y SIETE 60/100 DÓLARES DE
LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ($59,967.60). Y siendo que, el inmueble fue rematado
por la cantidad de CIEN MIL COLONES equivalentes a ONCE MIL CUATROCIENTOS
VEINTIOCHO PUNTO CINCUENTA Y SIETE DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMÉRICA ($11,428.57), esta Cámara deberá resarcir la cantidad que dejó de percibir por la
venta del inmueble, atendiendo a su valor real, debiendo descontarse la cantidad pagada en el
remate, pues esa sirvió para cancelar una deuda que tenían los señores MANUEL JOSÉ BATRES
ARCE, conocido por MANUEL JOSÉ BATRES, y FRANCISCA LUISA BARRERA DE
BATRES ARCE conocida por FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES y por
FRANCISCA LUISA BARRERA ARCE DE BATRES, con el BANCO HIPOTECARIO DE EL
SALVADOR, SOCIEDAD ANÓNIMA, y de la cual resultó saldo a favor de los ahora
demandantes, devolviéndoseles la cantidad de CINCO MIL SEISCIENTOS TREINTA Y DOS
PUNTO DIEZ DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, tal como consta a fs.
266, en la fotocopia de la compulsa realizada en el proceso ejecutivo en el que se remató el
inmueble, es decir lo que hubiese obtenido si el inmueble se hubiese vendido en base a su valor
real, lo cual dejaron de percibir, por lo que hay un empobrecimiento económico que habrá de
resarcir.
De lo anterior se infiere, que la base del remate debió ser por la cantidad de TREINTA Y
NUEVE MIL NOVECIENTOS SETENTA Y OCHO PUNTO CUARENTA DÓLARES DE
LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, que son las dos terceras partes de su valor, tal como
establece el Art. 635 Pr.C., la que deberá aplicarse a la liquidación respectiva.
Por lo que la indemnización del DAÑO EMERGENTE debe ser liquidada así:
a)
Valor
real del
inmueble
en el año
2000……………………………………………… $ 59,967.60
b)
La base del remate, es decir las dos terceras partes
del
valor
del
inmueble,
debió
ser
por…………………..……….………
$ 39,978.40 -
c)
Menos la cantidad adeudada, arrojada en la
liquidación agregada a fs. 215……….
$ 5, 796.46 =
TOTAL……………………………………………
d)
$ 34, 181.94 -
Menos la cantidad que le fue devuelta a los
ejecutados por haber resultado saldo a su favor en
la liquidación…………………..
$ 5,632.10 =
HACIENDO
EMERGENTE
UN
TOTAL
DE
LA
DAÑO
CANTIDAD $ 28, 549.84
DE.….………………………….
B) LUCRO CESANTE En el caso de autos quedó demostrado con la declaración de
testigos, con la fotocopia certificada de contrato de arrendamiento y con la compulsa practicada
en el Proceso Ejecutivo con referencia 829- EM-98, tramitado en el Juzgado Primero de lo
Mercantil, que los demandantes dejaron de percibir los cánones de arrendamiento del inmueble
desde la fecha del auto de la aprobación del remate, es decir, desde el nueve de junio de dos mil,
hasta la fecha de la sentencia pronunciada por la Sala de lo Constitucional, el diez de diciembre
de dos mil uno, en consecuencia tal rubro se cuantifica así:
Nº
MES
AÑO
CÁNON
MENSUAL
TOTAL
1
JUNIO A DICIEMBRE (7 meses)
2000
$342.86
2
ENERO A NOVIEMBRE (11
2001
$342.86
meses)
3
$2,400.02
$3,771.46
DICIEMBRE (10 días)
2001
$342.86
$ 114.30
TOTAL……………………………………………………………
....$ 6,285.78
En síntesis, es procedente acceder a lo solicitado por la parte actora en su demanda, en
cuanto a las pretensiones de indemnización por daños y perjuicios, con las modificaciones de
mérito estimadas en las tabulaciones que anteceden, por un total de TREINTA Y CUATRO MIL
OCHOCIENTOS TREINTA Y CINCO PUNTO SESENTA Y DOS DÓLARES DE LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ($34,835.62), en concepto de daño emergente y lucro
cesante dejados de percibir.
POR TANTO: de conformidad a las consideraciones anteriores, jurisprudencia y
doctrina apuntada, disposiciones legales citadas, y Arts. 1 Inc. uno, 2, 11 Inc. uno, 18, 182
atribución 5ª. y 245 Constitución; 35 y siguientes de la Ley de Procedimientos Constitucionales;
1427 C.C., 235, 237, 260, 262, 417, 418, 421, 422, 427, 428, 432, 435, 439 y 962 Pr.C., a nombre
de la República, esta Cámara FALLA:
1º DECLÁRASE SIN LUGAR LA EXCEPCIÓN DE INEPTITUD de la pretensión
contenida en la demanda por no usar la vía procesal adecuada y falta de legítimo contradictor,
opuesta por el licenciado Herber Ernesto Montoya Salazar, en su calidad de Agente Auxiliar del
señor Fiscal General de la República, en base a las consideraciones hechas;
2° DECLÁRASE que existe obligación de indemnizar el daño emergente y el lucro
cesante por parte del Estado de El Salvador, por daños y perjuicios ocasionados a los señores
MANUEL JOSÉ BATRES ARCE, conocido por MANUEL JOSÉ BATRES, y FRANCISCA
LUISA BARRERA DE BATRES ARCE conocida por FRANCISCA LUISA BARRERA DE
BATRES y por FRANCISCA LUISA BARRERA ARCE DE BATRES, en virtud de la venta en
pública subasta del inmueble de su propiedad ubicado en Barrio Candelaria, sobre la primera
calle poniente, entre tercera y quinta Avenida Sur, número diecinueve, Usulután, del que fueron
objeto por habérseles vulnerado el derecho de audiencia, por la cantidad de TREINTA Y
CUATRO MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y CINCO PUNTO SESENTA Y DOS DÓLARES
DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ($34,835.62), habida cuenta de lo considerado en
la presente.
3º CONDÉNASE AL ESTADO DE EL SALVADOR, a pagar en concepto de
indemnización por daños y perjuicios a los señores MANUEL JOSÉ BATRES ARCE, conocido
por MANUEL JOSÉ BATRES, y FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES ARCE
conocida por FRANCISCA LUISA BARRERA DE BATRES y por FRANCISCA LUISA
BARRERA ARCE DE BATRES, en virtud de la venta del inmueble antes mencionado, la
cantidad de TREINTA Y CUATRO MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y CINCO PUNTO
SESENTA Y DOS DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ($34,835.62), que
corresponde a las cantidades debidas dejadas de percibir; y,
4º No hay especial condenación en costas por haber sucumbido ambas partes en ciertos
puntos de la demanda. HÁGASE SABER.
PRONUNCIADA POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LA SUSCRIBEN.
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