Empresas son un apoyo para víctimas

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11-08-21
Christian Castillo, Colprensa-bogotá | De acuerdo con el estudio sobre desplazamiento
forzado, los vínculos entre el sector empresarial y la prevención de esta problemática debe
de ser permanente, sobre todo en las zonas donde las empresas hacen presencia y hay
víctimas. En la foto (primer plano), Juan Sebastián Betancur, presidente de Proantioquia.
Empresas son un apoyo para
víctimas
El sector privado debe participar activamente para mitigar los impactos del
desplazamiento forzado en el país, según un estudio de la Universidad de
los Andes.
Colprensa | Bogotá | Publicado el 21 de agosto de 2011
Las empresas no son las que deben generar las políticas para
garantizar el cumplimiento de los derechos humanos en el país. En
esa labor el principal responsable es el Estado y el mínimo del sector
privado es cumplir la ley consignada para ese fin.
Esa fue una de las principales conclusiones de un estudio realizado
por la Fundación Ideas para la Paz y la Universidad de los Andes en el
que se midió la responsabilidad de las empresas con el
desplazamiento forzado en el país y su papel en tratar de mitigarlo.
Este estudio de la universidad bogotana puso de relieve el caso de la
multinacional bananera Chiquita Brands que, según admitieron sus
voceros ante una Corte en los Estados Unidos, entre 1994 y 2004
pagó 1,7 millones de dólares a grupos paramilitares en el Urabá.
Aunque el caso se resolvió con una multa en una corte
norteamericana, esta investigación evidenció que aun no han sido
aclarados los presuntos nexos de Chiquita con la agrupación ilegal en
un periodo que coincide con el desplazamiento forzado de al menos
50 mil personas en la zona (según datos de Acción Social).
Julio Andrés Sampedro, vocero de Chiquita en Colombia aseguró que
"la versión no tenida en cuenta es que la empresa fue extorsionada,
tanto por la guerrilla como por los paramilitares" y dijo que el
reconocimiento de entrega de dinero corresponde a esa condición
sufrida.
El representante de la multinacional bananera señaló que no hay
"fallos o resultados de investigaciones por los ataques que sufrieron
los trabajadores y directivos nuestros en Colombia".
Según el estudio, el caso de Chiquita ilustra la necesidad de que no
se vuelva a repetir este tipo de hechos y que el sector empresarial
sea protagonista en el cumplimiento de los derechos humanos y
genere hechos concretos para favorecer a quienes lo han padecido.
Es por esto que la documentación de casos en que las empresas se
vieron involucradas en el conflicto armado debería generar en el
sector una conciencia sobre cómo su presencia en ciertas zonas del
país corresponde a lugares donde hubo expulsión de personas o
recepción de quienes fueron desplazados.
De ahí que su obligación, según este estudio, sea mitigar el impacto
de este drama humanitario.
Principios de la ONU
Todo eso que se espera de las empresas está consignado en los
Principios Rectores de Empresa y D.H. de la Organización de
Naciones Unidas (ONU). Debe haber una adecuada diligencia, ir más
allá de la ley y trabajar "conjuntamente con otros actores -
organizaciones a nivel local, instituciones a nivel local y otras
empresas-, para que efectivamente puedan hacer una intervención
integral que disminuya la condición de desplazamiento", explicó
Ángela Rivas, directora de la investigación.
Según Jorge Rojas, presidente de la Consultoría para el
Desplazamiento Forzado y los Derechos Humanos (Codhes), la debida
diligencia es un punto de partida para saber cómo se está invirtiendo
y dónde se está haciendo empresa en Colombia.
La idea de fondo es que se requiere también de una conciencia ética
para saber dónde invertir. Juan Sebastián Betancourt, presidente de
Proantioquia, aseguró que durante el Gobierno pasado, cuando se les
llamaba la atención por no invertir, estimó que no podían hacerlo en
el Urabá, en el Bajo Cauca y en el Nordeste antioqueño. "¿De quién
es esa tierra? No podemos caer en la trampa de legitimar activos
comprándoles la tierra a unos testaferros, para que mañana además
quedemos en la lista Clinton", dijo.
Para el jefe de la Unidad de Protección de la Agencia de Naciones
Unidas para los Refugiados en Colombia (Acnur) Andrés Celis, la
experiencia recogida sobre el tema también refleja la responsabilidad
del Estado en el tema .
"El Estado debe regular los incentivos de inversión en determinadas
zonas que afectan a la población, para proteger una comunidad
especialmente débil en escenarios de conflicto", expresó Celis.
"El sector empresarial puede contribuir a disminuir este tipo de
riesgos a través de iniciativas y estándares de comportamientos que
complementen los esfuerzos del Estado a la prevención y mitigación
de situaciones que se asocien con el desplazamiento forzado interno.
Por ejemplo, puede participar en iniciativas orientadas a estimular el
arraigo en las comunidades o promover el retorno de la población",
señaló el informe.
Iniciativas en el conflicto
La Universidad de los Andes documentó que para el caso de Antioquia
existe un sector empresarial fuerte que desde años trabaja de la
mano con las comunidades que han sido afectadas por el conflicto
armado. Dichas experiencias (ver recuadro 1) para la Corte
Constitucional (auto 383 del 2010) han permitido que el
departamento cuente con capacidad institucional para abordar el
drama del desplazamiento forzado.
Para el informe de la Fundación Ideas para la Paz, estas iniciativas en
territorio antioqueño se presenta "en gran medida a través de
alianzas públicas y privadas, donde el sector empresarial es invitado
a participar en programas creados por organizaciones
gubernamentales e internacionales, como una manera de financiar
los proyectos y, en una menor medida, se presentan a través de
programas liderados por iniciativa propia de las empresas".
Las decenas de empresas que participan activamente en esta labor,
principalmente se enfocan en la prevención de las consecuencias de
la violencia, brindan ayudas a corto plazo, capacitan para el trabajo a
la población, tanto vulnerable como desplazada.
A su vez este importante sector en Antioquia ayuda al mejoramiento
de la educación, en la atención psicosocial y, en poca medida, apoya
las iniciativas que abordan temas de estabilización socioeconómica de
la población desplazada y el retorno, dice el estudio.
» El sector privado, comprometido
Algunas empresas que trabajan en Antioquia
Asocolflores con la escuela de Floricultura para la Estabilización
Socioeconómica de Familias. Fundaunibán con el fortalecimiento y
consolidación de la cadena productiva de la yuca para las familias
desplazadas y vulnerables de la precooperativa Protracoy de Mutatá.
Fudaunibán, Unibán, Augura, Fundación Corbanacol con la alianza
para el desarrollo socioeconómico de la comunidad platanera del
Urabá, para mejorar la calidad de vida de más de 1.400 personas
desplazadas y vulnerables. Leonisa con el apoyo al crecimiento y
generación de ingresos de la Cooperativa de Trabajo Asociado que
reúne a mujeres desplazadas. Isa, Isagén con el apoyo a Programas
de Desarrollo y Paz, Prodepaz, que atiende zonas especialmente
afectadas por el conflicto.
Caso El Salado: un ejemplo exitoso
El Informe de la Universidad de los Andes señaló que el proceso de
retorno al municipio de El Salado es un ejemplo claro de la
participación del sector empresarial en programas de desplazamiento
forzado interno. Cabe recordar que en febrero de 2000 hubo una
masacre que dejó 66 personas muertas y 600 familias que se fueron
de sus tierras.
En 2009 se creó el Programa de Reconstrucción Económica y Social
del Corregimiento El Salado, una iniciativa surgida desde el sector
privado, en cabeza de la Fundación Semana, que combinó esfuerzos
de 50 organizaciones del sector privado que generaron un proceso de
intervención, proyectos sociales y económicos, para mejorar las
condiciones de vida de la población víctima.
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