COLEGIO DE EDUCADORES DE PÁRVULOS DE CHILE A.G. Los pilares de una reforma que apunte a la calidad en educación de párvulos En nuestro país se ha instalado la necesidad de abordar cambios estructurales en la educación chilena. Responder a esta necesidad acarrea desafíos que implican tanto a la sociedad como al estado un esfuerzo sin precedentes en los últimos 40 años, pues las consecuencias de una reforma como está afectarán tanto el presente como el futuro de todos los chilenos. Si hemos de comenzar por algo, hay que trazar una ruta, un norte, una base desde la cual se deben abordar las reformas. Es por ello que como punto de partida, creemos que las reformas realizadas en educación de párvulos deben tener como pilar el sistema público de educación. De esta forma, la cobertura que se amplía en el sector debe estar en el área pública y bajo ningún precepto entregarlo al área privada, pues es en la primera donde se manifiesta, encuentran y colaboran los intereses comunes, es el espacio donde podemos, en conjunto, decidir cómo abordar los innumerables desafíos de la educación inicial. Sólo de esta forma, podemos asegurar procesos educativos de calidad. La educación como derecho social implica democratizar las decisiones sobre la educación de párvulos. Si bien es cierto que son los niños y niñas quienes deberán verse beneficiados con los cambios que se pretende implementar no podemos dejar de considerar a los agentes más importantes que asumirán estos desafíos, los educadores y educadoras de párvulos, los técnicos en educación parvularia y las/los demás profesionales, sin dejar de mencionar a auxiliares de servicios y manipuladoras de alimentos, todos quienes se involucran en los diferentes ámbitos, contextos y espacios educativos, tanto en la acción y servicio directo como en la asesoría y control de la gestión de los procesos educativos. Creemos y sentimos que la administración actual, se ha olvidado de convocar a quienes harán realidad in situ las políticas públicas orientadas a los procesos de atención educativa e implementación de la acción con la comunidad, con aquellos que harán uso de los beneficios de estas medidas, quienes día a día deberán con compromiso, espíritu solidario y capacidades técnicas responder a las necesidades de los párvulos y lactantes, su familia y comunidad, generando redes que hagan de la hermosa tarea de formar desde la cuna a seres humanos íntegros, seguros, alegres, con capacidad lúdica, afectivos y respetuosos. Este profesional debe tener un constante desafío por adquirir mejores herramientas pedagógicas para su propia superación y la mejora permanente de su quehacer en el aula. Considerar la educación como derecho social, implica considerarla como un espacio público y democrático donde se encuentra la comunidad, y decide sobre el cómo y qué aprender.Modernizar entonces el anquilosado sistema que tenemos parte por fortalecer el sistema público y robustecer la formación, capacitación y condiciones laborales de quienes construyen día a día la educación de los párvulos, siendo parte de las discusiones y propuestas para hacerlo posible. Sobre las reformas a la institucionalidad El sistema de educación de párvulos ha sido el único sector del sistema educativo que no entró completamente al andamiaje modernizador-neoliberal que impulsó la dictadura y sofisticó la Concertación de Partidos por la Democracia. Hasta la fecha, a diferencia de los sistemas escolar y superior, la educación de párvulos mantiene una institucionalidad pública gestionada por un organismo especializado como lo es la JUNJI, controlada por funcionarios que trabajan día a día en la supervisión, fiscalización y administración del sistema. Sin embargo, el problema de privatización y desregulación que afecto a todo el sistema educativo, caló hondo en las posibilidades de regulación y supervisión que ostentaba la JUNJI. Hoy –como en todos los sectores- la mayoría de la cobertura es privada, siendo la desregulación e incapacidad de controlar ilegalidades y calidad, el mayor problema del sector de párvulos. Es recién en la década del 2000 que la clase política comienza a preocuparse realmente por la regulación del sector, ya sea por las investigaciones que constatan incrementos de productividad económica en quienes han tenido la posibilidad de educarse en jardines infantiles de calidad, o también, por la presión que significaron las movilizaciones sociales del año 2011. De esta forma, el gobierno de Sebastián Piñera presentó el proyecto de ley que “Crea la autorización de funcionamiento para jardines infantiles”, el que busca modernizar el sistema en términos neoliberales, básicamente, quitando las funciones de fiscalización y supervisión a la Junji, creando un sistema de acreditación muy similar al de Educación Superior –en base a estándares de calidad- y sellando definitivamente la institucionalidad en términos de cobertura: da igual si la institución es pública o privada para dar provisión, lo importante es que responda a “estándares de calidad”. Este proyecto ha sido duramente criticado por diversos actores educativos de la educación de párvulos, tanto por la falta de democracia en su gestación, como por los vacíos que deja respecto de una serie de temas (como por ejemplo, las condiciones laborales de docentes, técnicos y auxiliares). Es por lo anterior que el gobierno actual, bajo el lema “educación como derecho social”, ha propuesto ordenar la institucionalidad del sistema de párvulos a través del proyecto de ley que “Crea la Subsecretaría de Educación Parvularia, la Intendencia de Educación Parvularia y modifica otros cuerpos legales”. Lamentablemente, este proyecto de ley cuenta con vicios de forma y fondo que hacen dudar que los objetivos del gobierno sean, realmente, apuntar a la educación como derecho social: 1.- Se explicita en prensa que se llegaría a un acuerdo para mantener el proyecto de ley enviado por la administración de Sebastián Piñera, lo que atenta contra toda idea de reforma sustantiva y participativa exigida por los actores del sistema que reclamaron contra ese proyecto. No se pueden seguir haciendo acuerdos entre cuatro paredes para legislar. 2.- El proyecto crea una Subsecretaría de Educación Parvularia que excede con creces las competencias que este órgano debe tener respecto de la gestión y supervisión de la calidad. Propone en su artículo tercero, una serie de funciones y atribuciones bastante lejanas a un ideal democrático. Por ejemplo, en su letra b), la subsecretaría podría proponer “leyes y reglamentos” sobre el funcionamiento del sector, relegando a todos los actores del sistema de párvulos a un plano de meros observadores y ejecutores de las políticas que impulsará este organismo. 3.- Se crea una Intendencia de Educación de Párvulos que relega a la JUNJI a un administrador de conflictos laborales dentro de su propia institución, siendo excluida completamente de la labor de supervisión/control de calidad del sector. 4.- No se tiene certeza si este proyecto apunta a fortalecer la educación pública o, al igual que el proyecto anterior –que desean mezclar con este proyecto-, busca modernizar el sector en base a la competencia que se generen entre instituciones. En este sentido, daría igual si son públicas o privadas. Por ejemplo, en el artículo 3 letra d) se le encarga a la Subsecretaria proponer un sistema de acreditación que llevaría adelante la Agencia de Calidad ¿En base a qué criterios? ¿Estamos apuntando a la estandarización? ¿Cuáles son los fines que buscamos de la educación de párvulos?, todas, preguntas sin responder. Si este proyecto no nace y se cristaliza en el día a día con todos los actores de la educación de párvulos entonces está lejos de responder a la educación como derecho social. Sobre las condiciones laborales de la docencia Una de las propuestas del actual gobierno es la implementación de 4500 salas cuna y 1200 salas de jardines infantiles a lo largo de nuestro territorio. Es dable señalar que para nuestro gremio constituye una gran noticia, ya que se cubrirá en gran parte la necesidad de brindar atención educativa a miles de lactantes y párvulos que hoy no cuentan con esta posibilidad, ampliando la oferta educativa y las opciones de trabajo a las profesionales y técnicos de la educación parvularia. Para madres y padres, ya no será una expectativa o sueño lograr un cupo o vacante en algún establecimiento sino que existirá ciertamente la capacidad para que su niño o niña ingrese a estos establecimientos. Sin embargo, una propuesta como esta puede significar sólo aumentar la cobertura sin preocuparnos de la calidad, como lamentablemente ha ocurrido con la educación chilena en todos sus niveles desde 1980 a la fecha. Es por ello, que creemos hay puntos que deben comenzar a discutirse –con todos los actores involucrados- si deseamos un sistema de educación de párvulos público y de calidad. 1.- Escolarización de la educación de párvulos.Se destaca que el acceso de los niños o niñas a uno de estos establecimientos crea la oportunidad para que la madre pueda ingresar al mundo del trabajo, lo que favorecerá el aumento de los recursos económicos de las familias y por tanto mejorar su calidad de vida. Como educadores y educadoras es importante subrayar que no podemosconfundir en este punto la importancia del rol de la familia en la formación y educación de los niños y niñas, esto implica que la permanencia de ellos en el jardín o sala cuna en largas y extensas jornadas impide el apego materno seguro y la calidad del contacto decae como consecuencia de lo anterior, vinculo limitado por tiempo, cansancio por la necesidad de mantener al menor en manos de terceras personas. 2.- Sobre la cobertura de la reforma. Seguimos insistiendo que, por razones de equidad y justicia, debe considerarse a las familias que se encuentran en el tercer quintil en la ampliación de cobertura gratuita que se propone. Nuestro conocimiento y experiencia nos demuestra que existen familias que con sus rentas no pueden cubrir un establecimiento particular y en los públicos su puntaje no les permite ingresar incluso por mínimas diferencias de puntaje de la Ficha de Estratificación Social. Así estaremos evitando la segregación y la discriminación desde la cuna. 3.- Sobre los profesionales de la educación. La pregunta acerca de quién se hará cargo de implementar día a día esta reforma aún está sin respuesta pues no se han abordado las condiciones de trabajo, formación ni capacitación de los profesionales de la educación. Se espera que medidas como el estudio de las mallas curriculares para la formación profesional, los requisitos de ingreso para estudiar la carrera-definir qué habilidades o competencias debe tener quien quiere dedicar su vida a educar a los más pequeños-, acreditación de las universidades e institutos, capacitación y perfeccionamiento continuo, sean las grandes inquietudes de quienes pretenden realizar una propuesta pensando en el futuro de nuestros niños y niñas y de sus educadores. Insistiremos entonces con nuestras inquietudes: a) Revisión del decreto 115, que desde nuestra visión atenta tanto contra los derechos del niño como de las niñas, y los adultos responsables de su atención en los establecimientos. b) Las y los educadores de párvulos en conjunto con los técnicos en educación parvularia son quienes realizan la atención directa de los párvulos y tienen la responsabilidad de aplicar sus conocimientos y hacer de su gestión pedagógica una obra de calidad efectiva. Deja mucho que desear entonces la remuneración que reciben por la prestación de sus servicios, la falta de regulación al respecto, la diversidad de visiones frente al rol, las malas condiciones laborales en las que se deben desempeñar y la discriminación frente a otros profesionales de la educación. Está comprobado que este profesional es quien tarda más años en recuperar la inversión en su formación, es quien recibe la remuneración más baja del mercado, quien trabaja en peores condiciones producto del incumplimiento de contratos, largas jornadas de trabajo, falta de apoyo de personal técnico, de recursos didácticos y de apoyo tecnológico. Entonces ¿cómo se puede exigir mejorar la calidad educativa si existen tantas condiciones en contra de este profesional, de esta función? “La excelencia en la educación de la primera infancia requiere que su personal goce de unabuena situación profesional, social y material. La contratación y la retención de un númeroadecuado de educadores y educadoras calificados para satisfacer la demanda creciente de matrículas y mantener la calidad en el sector exigen la adopción de una estrategia o política de contratación, desarrollo profesional y retención del personal amplia y elaborada a escala nacional, que incorpore varios elementos clave: a) una educación y formación iniciales pertinentes y de calidad, y un programa de desarrollo profesional continuo como base para la contratación y la continuación del empleo; b) una estructura de carrera que responda a las necesidades y motivaciones individuales del personal, establecida en torno a un sistema acordado de evaluación de los profesionales de la educación de la primera infancia; c) el respeto de la autonomía profesional, gerencial e institucional como factor intrínseco de la satisfacción en el empleo, que influye en la decisión personal de convertirse en profesional de la educación de la primera infancia y de seguir desempeñando esa labor; d) una remuneración y otras prestaciones comparables a las de otras ocupaciones con calificaciones profesionales equivalentes; una remuneración más alta simboliza un mayor reconocimiento social y material de la educación de la primera infancia como profesión reconocida, y recompensa la calidad y el talento; e) condiciones de enseñanza y de trabajo atractivas que pongan énfasis en la baja proporción de niños por profesional y un entorno laboral seguro, saludable y colaborativo, dotado de la infraestructura y el equipo necesarios para optimizar los resultados de aprendizaje y garantizar la satisfacción en el empleo. La contratación, el despliegue, las condiciones de empleo, el desarrollo y la progresión profesional y las políticas de retención del personal en la educación de la primera infancia no deberían estar sujetos a ninguna forma de discriminación”1. OIT. “Directrices de políticas de la OIT sobre la promoción del trabajo decente para el personal del sector de la educación de la primera infancia”. Departamento de Actividades Sectoriales. MEECE.2013.08. 1