Juicio a las Juntas Militares Argentinas Remaggi, Daniel Guillermo Sumario: I. Introducción - II. La CONADEP - III. Disputa entre la justicia militar y la justicia civil - IV. Ley 23.049 de Reforma del Código de Justicia Militar – V. El juicio - VI. Doctrina aplicada por la Fiscalía: Los aparatos de Poder Organizados - VII. La sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Ciudad de Buenos Aires - VIII. Corte Suprema de Justicia de la Nación – IX. Trascendencia del fallo I.Introducción Se denomina “Juicio a las Juntas Militares Argentinas”1 al proceso judicial realizado por la justicia civil en la Argentina en 1985, por orden del presidente Raúl Ricardo Alfonsín (1983-1989) contra las tres primeras Juntas Militares de la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) por las masivas violaciones de derechos humanos a través de diversos crímenes, cometidas en ese período. Cinco días después de asumir como presidente, el 15 de diciembre de 1983, Alfonsín sancionó los decretos 157 y 158. Por el primero se ordenaba enjuiciar a las cúpulas de las organizaciones guerrilleras ERP y Montoneros; por el segundo se ordenaba procesar a las tres Juntas Militares desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas2. 1 Sentencia Causa 13/84 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Ciudad de Buenos Aires - Publicada en el Boletín de Jurisprudencia Ministerio de Educación y Justicia – Secretaría de Justicia. 2 El mismo día creó una Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), integrada por personalidades independientes para relevar, documentar y registrar casos y pruebas de violaciones de derechos humanos, y fundar así el juicio a las Juntas Militares. II. La CONADEP Con el fin de dar un fuerte apoyo a la investigación sobre violaciones de derechos humanos durante la dictadura, el presidente Alfonsín creó una comisión de ciudadanos notables, que llamó Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).3 Los miembros de la CONADEP recorrieron la Argentina, España, Francia, México y otros países entrevistando a eventuales testigos de violaciones de derechos humanos. Tuvo la virtud de promover la confianza para que esos testimonios salieran a la luz. El resultado fue un cuadro aterrador que superó las peores prenociones. Fundamentalmente quedó en evidencia que las violaciones masivas de derechos humanos fueron ejecutadas sistemáticamente de acuerdo a un plan decidido en la cúspide del gobierno militar. La comisión trabajó nueve meses y elaboró un informe de 50.000 páginas que está considerado como un monumento jurídico y uno de los documentos más importantes de la historia de los derechos humanos. Este criterio de juzgamiento adoptado por el presidente Alfonsín se sustenta en lo que se conoce como “Doctrina de los dos demonios”. 3 La CONADEP estuvo integrada por ocho miembros elegidos por el presidente, tres miembros elegidos por la Cámara de Diputados, y cinco secretarios. Entre ellos se encontraban el escritor Ernesto Sábato, el médico René Favaloro, el científico Gregorio Klimovsky, el rabino Marshall T. Meyer, el pastor evangélico Carlos Gattinoni, el sacerdote católico Jaime de Nevares, la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú y la activista de derechos humanos Graciela Fernández Meijide. La CONADEP documentó acabadamente alrededor de 9.000 casos concretos de violaciones de derechos humanos. Por su seriedad y neutralidad, el Informe “Nunca Más”4 no sólo constituyó una prueba fundamental en el Juicio contra las Juntas, sino que produjo un impacto cultural de enorme magnitud en la sociedad argentina5. III. Disputa entre la justicia militar y la justicia civil Luego de la sanción del Decreto 158/83, las Juntas Militares comenzaron a ser enjuiciadas por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas el 28 de diciembre de 1983, debido a que en ese momento las leyes vigentes establecían que los militares sólo podían ser enjuiciados por tribunales militares, sin importar el delito cometido. IV. Ley 23.049 de Reforma del Código de Justicia Militar Las demoras y la falta de voluntad en las Fuerzas Armadas para enjuiciar realmente a los jefes militares se hicieron evidentes desde un comienzo. El 13 de febrero de 1984 el Congreso sancionó la Ley 23.049 de Reforma del Código de Justicia Militar, estableciendo que la justicia militar sólo atendería delitos de tipo militar (abandono de guardia, deserción, insubordinación, etc.). Cualquier otro delito cometido por un militar debía ser atendido por la justicia civil. Además, se estableció que las sentencias 4 CONADEP. Nunca Más. Buenos Aires: EUDEBA, 1984 5 El 20 de septiembre de 1984 los miembros de la CONADEP concurrieron a entregar al presidente Alfonsín a la Casa Rosada su histórico informe titulado “Nunca Más” en medio de una impresionante manifestación popular. de los tribunales militares podían ser apeladas ante la Cámara Federal (tribunal civil) y que si el juicio se demoraba injustificadamente, la Cámara Federal podía avocarse directamente a la causa. El 11 de julio de 1984 la Cámara Federal le indicó al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que investigara si hubo un método o plan sistemático en la violación de derechos humanos y si ello pudo haber sido responsabilidad de los miembros de las juntas militares y que le informara en 30 días. Ante el silencio del tribunal militar, el 22 de agosto la Cámara Federal le concedió una ampliación del plazo por 30 días más. El 25 de septiembre el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas comunicó una resolución en la que sostenía su posición exculpatoria6. Ante la evidencia de la demora injustificada por parte de la justicia militar para enjuiciar a las juntas militares, el 4 de octubre de 1984 la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal7 tomó la decisión de desplazar al tribunal militar que estaba enjuiciando a las juntas para avocarse directamente a la causa. 6 Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas: “Se hace constar que, según resulta de los estudios realizados hasta el presente, los decretos, directivas, órdenes de operaciones, etcétera, que concretaron el accionar militar contra la subversión terrorista son, en cuanto a contenido y forma, inobjetables". Si se hubiera aceptado la posición del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas se debería haber liberado a los miembros de las Juntas que, según el Consejo, sólo tenían una responsabilidad mediata, y se debería haber pasado a tratar las dos mil causas básicas. Recién cuando estos casos fueran juzgados se podía retomar el enjuiciamiento de los “responsables mediatos”. Véase Rama Argentina de la Asociación Americana de Juristas. Argentina. Juicio a los militares. Documentos secretos, decretos-leyes, jurisprudencia. Buenos Aires: 1988, p. 34. 7 Los integrantes de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal que juzgó a las Juntas Militares fueron Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Carlos Arslanián, Jorge Valerga Araoz, Guillermo Ledesma y Andrés J. D’Alessio. En ese momento el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas sólo había tomado declaración indagatoria y dictado prisión preventiva al almirante Emilio Massera, el que ya se encontraba preso por el “Caso Branca”8. V. El juicio Debido a que la cantidad de delitos sobre los que existían constancias superaban los diez mil, el fiscal Strassera tomó la decisión de recurrir a un mecanismo utilizado por el Consejo Europeo de Derechos Humanos, sobre la base de casos paradigmáticos. La fiscalía presentó entonces 709 casos, de los cuales la Cámara Federal decidió examinar 280. Entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985 se realizó la audiencia pública en la Sala de Audiencias del Palacio de Justicia de la Nación. En ella declararon 833 personas9. Entre el 11 y el 18 de septiembre de 1985 el fiscal Julio César Strassera realizó el alegato de la fiscalía, que luego fue considerado como una pieza histórica. La fiscalía consideraba que la responsabilidad por cada delito debía ser compartida por los miembros de cada Junta a la que se le había probado participación. Finalmente el tribunal no aceptó este criterio, sosteniendo que las responsabilidades debían ser 8 El 27 de abril de 1977 desapareció Fernando Branca, esposo de Martha Rodríguez Mc Cormack, presunta amante de Massera. Por esta causa fue enviado a prisión el 17 de julio de 1983 por el Juez Federal Oscar Salvi. 9 Las atrocidades que revelaron muchos de esos testimonios sacudieron hondamente la conciencia de la opinión pública argentina y mundial. El escritor Jorge Luis Borges, quien asistiera a una de ellas, relató su vivencia en un artículo para la agencia española EFE con el título de "Lunes, 22 de julio de 1985: De las muchas cosas que oí esa tarde y que espero olvidar, referiré la que más me marcó, para librarme de ella. Ocurrió un 24 de diciembre. Llevaron a todos los presos a una sala donde no habían estado nunca. No sin algún asombro vieron una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana, cubiertos y botellas de vino. Después llegaron los manjares (repito las palabras del huésped). Era la cena de Nochebuena. Habían sido torturados y no ignoraban que los torturarían al día siguiente. Apareció el Señor de ese Infierno y les deseó Feliz Navidad. No era una burla, no era una manifestación de cinismo, no era un remordimiento. Era, como ya dije, una suerte de inocencia del mal.” asignadas por cada fuerza armada, lo que produjo una considerable reducción de las penas para los miembros de la Fuerza Aérea10. Entre el 30 de septiembre y el 21 de octubre se realizaron las defensas de los jefes militares, que básicamente sostuvieron que se había tratado de una guerra, que se siguieron expresas instrucciones de las autoridades constitucionales (1973-1976)11 y que los actos develados debían ser considerados como circunstancias inevitables de toda guerra. Además plantearon la inconstitucionalidad de la derogación de la Ley 22.924 (Ley de Pacificación Nacional, conocida popularmente como Ley de Autoamnistía) por el principio de irretroactividad de la ley penal. VI. Doctrina aplicada por la Fiscalía: Los aparatos de Poder Organizados El Fiscal Julio César Strassera introdujo en la acusación la Teoría de Roxin. La impecable y seria labor que llevó a cabo el Dr. Strassera es digna de estudio. Fue recibido en su casa por Claus Roxin para afinar la aplicación de la Teoría de los Aparatos de Poder Organizados, y además pidió lo que denominó "responsabilidad por Juntas", o sea que las tres Fuerzas Armadas que eran sometidas a proceso (Ejército, Aeronáutica y Marina) respondieran colectivamente por los delitos cometidos por todas ellas en su conjunto. 10 Strassera cerró su alegato con esta frase: Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: 'Nunca más". 11 Decretos 261/75, 2770, 2771, 2772 y Directiva del Comando de Defensa 01/75. Los Decretos 261 y 2772 incluyeron el verbo “aniquilar”. En su declaración testimonial como ex Presidente Provisional de la Nación (por licencia de la ex Presidente de la Nación, María Estela Martínez de Perón), Ítalo Argentino Luder expuso, como uno de los firmantes del Decreto, que dicho término fue utilizado con el objeto de “aniquilar el accionar subversivo” (textual) y no con la finalidad de “aniquilar físicamente las personas involucradas en dicho accionar subversivo. La Cámara sólo receptó la responsabilidad individual de cada fuerza. La fiscalía introdujo la teoría roxiniana fundamentada en el art. 45 del Código Penal12, que en su última parte extiende la pena prevista para el autor, a quien determine directamente al mismo, y también en el art. 514 del Código de Justicia Militar13. VII. La sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correcional Federal de la Ciudad de Buenos Aires El 9 de diciembre se dictó la sentencia condenando a Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Eduardo Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión. Los acusados Omar Graffigna, Leopoldo Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo no fueron condenados porque no se pudo probar los delitos que se les imputaban. La sentencia fue leída por León Arslanián en su condición de presidente de la Cámara Federal. Fundamentalmente el fallo reconoció que las Juntas diseñaron e implementaron un plan criminal y rechazó la Ley 22.924 denominada de Pacificación Nacional (popularmente denominada Ley de Autoamnistía) sancionada y promulgada 12 “Título 7: Participación criminal Art. 45. Los que tomasen parte en la ejecución del hecho o prestasen al autor o autores un auxilio o cooperación sin los cuales no habría podido cometerse, tendrán la pena establecida para el delito. En la misma pena incurrirán los que hubiesen determinado directamente a otro a cometerlo.” 13 Art. 514: “Cuando se haya cometido delito por la ejecución de una orden del servicio, el superior que la hubiere dado será el único responsable, sólo será considerado cómplice el inferior, cuando éste se hubiere excedido en el cumplimiento de dicha orden”. por el último gobierno militar, que fue derogada por el Congreso Nacional14. Señala también que cada fuerza actuó autónomamente y que las penas deben ser graduadas en función de ello15. Finalmente, concluyó que la fiscalía no pudo probar hechos criminales que hubieran ocurrido con posterioridad a 1980 imputables a la Junta Militar, absolviendo así a la tercera Junta Militar (Galtieri, Anaya y Lami Dozo)1617. La Cámara Federal que juzgó a las Juntas Militares de la última dictadura (1976 – 1983), reconoció la existencia de autoría mediata, a través de aparatos de poder organizados en forma militar. 14 La arquitectura jurídica de la derogación de esta ley de facto estuvo a cargo de los Dres. Genaro Carrió y Carlos Santiago Nino, siendo este último quien le dio el mayor sustento ius filosófico al derribar la nefasta doctrina de la CSJN, que desde 1930, se impuso a favor de la validez de la ley de facto. 15 En uno de los párrafos de la extensa sentencia puede leerse: “En suma puede afirmarse que los comandantes establecieron secretamente, un modo criminal de lucha contra el terrorismo. Se otorgó a los cuadros inferiores de las Fuerzas Armadas una gran discrecionalidad para privar de libertad a quienes aparecieran, según la información de inteligencia, como vinculados a la subversión; se dispuso que se los interrogara bajo tormentos y que se los sometiera a regímenes inhumanos de vida, mientras se los mantenía clandestinamente en cautiverio; se concedió, por fin, una gran libertad para apreciar el destino final de cada víctima, el ingreso al sistema legal (Poder Ejecutivo Nacional o Judicial), la libertad o, simplemente, la eliminación física.” 16 Los miembros de la última Junta y el último presidente de facto fueron procesados por la redacción del llamado Documento Final sobre la Lucha contra la Subversión y el Terrorismo y la sanción de la Ley 22.924 de Autoamnistía. La razón jurídica utilizada para abrir este juicio fue que con ese acto se encubrió el secuestro de niños. 17 La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal estableció en el punto 30 de la sentencia: “Disponiendo, en cumplimiento del deber legal de denunciar, se ponga en conocimiento del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas el contenido de esta sentencia, y cuantas piezas de la causa sean pertinentes, a los efectos del enjuiciamiento de los oficiales superiores que ocuparon los comandos de zona y subzona de defensa, durante la lucha contra la subversión, y de todos aquellos que tuvieron responsabilidad operativa en las acciones”, citado en Sancinetti, Marcelo. Derechos humanos en la Argentina postdictatorial. Buenos Aires: Lerner Editores Asociados, 1988 p. 227. VIII. Corte Suprema de Justicia de la Nación A pesar de todo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación revoca la adhesión de la Cámara Federal a la teoría de Roxin, y condena a los comandantes como partícipes necesarios y no como autores mediatos, pues consideró que extraer la ‘autoría mediata’ del art. 45 implicaba “una dilatación del concepto de instigador... una ilegal extensión de la autoría”1819. 18 Fallos de la CSJN Tomo 309 Volumen II Diciembre 1986: Considerando “23) Que asimismo, esta corriente del "dominio del hecho"--expresión sobre la que no se ha llegado a un concepto sino a meras descripciones aproximativas, y que en orden a la participación mediante aparatos de poder organizados, no ha sido mencionada en absoluto por la ciencia y la jurisprudencia - (Roxin, "Voluntad de dominio de la acción mediante aparatos de poder organizados", Doctrina Penal, año VIII, julio/set. 1985, N 31, ps. 400 y sigts), reconoce que la inmediata realización del tipo implica la calidad de autor inmediato, que coexiste con la de autor mediato; con lo que produce no sólo la inconsecuencia metodológica resultante de que el autor inmediato goza de la presunción irrefutable de su dominio sobre el hecho, sino también la conclusión de que el autor mediato pasa a convertirse en un autor por extensión, sin haber realizado acciones típicas. En estas condiciones, si lo determinante de la autoría delictiva no es la realización de los tipos penales sino el dominio del hecho por fuera de los limites formales de aquellos, la legalidad de los delitos y de las penas, la "ley previa", queda sin fundamento, y así se lesiona el principio que garantiza el art. 18 de la Constitución Nacional. Por ello es que, en las circunstancias fácticas que se han dado por probadas, el dominio mental del hecho y la realización de acciones extratípicas encaminadas con abuso de poder hacia la ejecución colectiva por otros, no puede representar otra cosa que la cooperación intelectual y material para que los subordinados realizaran las características de los tipos de homicidios, privaciones ilegitimas de la libertad, tormentos y demás delitos investigados; es decir que tal como sucedió en el caso, los que impartieron las órdenes y brindaron los medios materiales para realizar los hechos ilícitos analizados son participes como cooperadores necesarios, y no autores en los términos del art. 45 del Cód. Penal, porque éstos están en el campo de la ejecución en cuanto al principio de ejecución (art 43, Cód. Penal) y consumación (art. 45) (Núñez, "Manual de derecho penal", ps. 300 y sigts., 3 ed., Ed. Lerner, 1984). No debe olvidarse que el hecho ha sido fijado por la sentencia como que "los cuadros inferiores tenían amplia libertad para determinar la suerte del aprehendido que podía ser liberado, sometido a proceso civil o militar o eliminado físicamente" con lo cual no se admite el grado de sometimiento a que estarían sujetos los ejecutores y que supone el criterio del "aparato de poder" de Roxin.” 19 C.S.J.N: José S. Caballero (según este voto).- Augusto C. Belluscio (según este voto). Carlos S. Fayt (según su voto) - Enrique S. Petracchi (en disidencia).- Jorge A. Bacqué (en disidencia). IX. Trascendencia política e institucional del fallo Por las características que tuvo, la condena a las juntas militares realizada por un gobierno democrático constituyó un hecho sin precedentes en América Latina, que contrastó fuertemente con las transiciones negociadas que tuvieron lugar en aquellos años en Uruguay, Chile, Brasil, España, Portugal y Sudáfrica. Por primera vez militares latinoamericanos que planearon y realizaron un golpe de estado contra un gobierno constitucional fueron enjuiciados y condenados por un tribunal civil.