“Política y Fe: Relaciones Iglesia Católica y Bolivia en el marco del Estado Plurinacional” Autor: Lic. Miguel Francisco Jiménez Canido Institución: Universidad NUR (Bolivia) Paper prepared for the ISA-FLACSO Joint Conference, 2014, Buenos Aires Miguel Francisco Jiménez Canido Licenciado en Relaciones Internacionales. Docente Universitario [email protected] Resumen: El artículo aborda la relación actual entre la Iglesia Católica, expresión institucional de la religión que profesa la mayor parte de la población boliviana, y el Estado Plurinacional de Bolivia tomando en consideración sus relaciones institucionales y diplomáticas (considerando el Estado de la Ciudad del Vaticano); antes y después de la declaración de Estado laico en virtud de la puesta en vigencia de la Nueva Constitución Política. Dicho acontecimiento genera un distanciamiento entre la Conferencia Episcopal Boliviana y el Gobierno nacional, debido a las posturas contrarias respecto a temas sensibles que son objeto de proyectos de Ley que serán tratados en la Asamblea Legislativa Plurinacional trayendo consecuentemente un gran impacto en la sociedad. El artículo pretende, además, explicar ciertos elementos de la política exterior de Bolivia relacionadas al tema en cuestión en el marco del paradigma del vivir bien y de la diplomacia de los pueblos como aportes a las relaciones internacionales contemporáneas. Palabras claves: Religión, religiosidad, Iglesia, vivir bien y diplomacia de los pueblos. Introducción Harvey Coxi señala que a principios de este nuevo siglo (XXI) el perfil espiritual del mundo está caracterizado por tres cualidades: el inesperado resurgimiento de la religión en la vida pública y privada; la extinción de los fundamentalismos; y un cambio profundo en la naturaleza elemental de la religiosidad. Para entender de mejor forma esta última cualidad, que es la más importante a considerar para fines del presente texto, es conveniente diferenciar los conceptos de religión y religiosidad. Cuando hablamos de religión nos referimos a las instituciones, al ritual, a cuestiones teológicas y doctrinales. Asimismo, el hecho religioso es algo que incumbe a los miembros de un grupo o de una comunidad, independientemente de que sea o no creyente o practicante. La religión es un hecho social que surge como exteriorización del proceso, mental y vital, colectivo del grupo, de manera que cada sociedad la vive y la interpreta a su manera de acuerdo con sus particulares circunstancias. Esto dota a las religiones de un carácter más terrenal que nos acerca a interpretaciones que podríamos llamar “más humanas”, puesto que forman parte de las estructuras sociales que cada grupo humano va creando, del proceso de socialización. Las religiones, entendidas como construcción social –y no exclusivamente como expresión de un dogma–, participan a su vez de otras construcciones sociales, como la paz o la violencia por citar ejemplos. Por su parte, la religiosidad puede entenderse como una característica específica y consustancial al ser humano en general, que en todo tiempo y lugar ha sentido la necesidad de dar una explicación al mundo y al fundamento de la vida; En la religiosidad se ha de destacar su carácter intimista y sus dimensiones experienciales, emocionales y éticas, mientras que en la religión sobresalen más los aspectos formales y sus dimensiones prácticas, ritual e institucionalii. Y es precisamente esta dimensión institucional de la religión que se considerará como punto de partida para analizar la relación actual entre la Iglesia Católica y el Estado Plurinacional de Bolivia. Cuestión de Estados: El Vaticano y Bolivia Con una superficie de apenas 44 hectáreas, la Ciudad del Vaticano es el Estado independiente más pequeño del mundo, tanto por el número de habitantes como por su territorio. Además del propio territorio, la jurisdicción vaticana se extiende a otras zonas de Roma que gozan del derecho de extraterritorialidad. El Estado de la Ciudad del Vaticano fue constituido por el tratado de Letrán entre la Santa Sede y el Estado italiano, firmado el 11 de febrero de 1929. Dicho acuerdo estableció la personalidad del Vaticano como ente soberano de derecho público internacional, y su objetivo fue asegurar a la Santa Sede, en su condición de suprema institución de la Iglesia Católica, la absoluta y visible independencia garantizándole una soberanía indiscutible también en el campo internacional, como se declara en el preámbulo de dicho tratado. El Sumo Pontífice es el Jefe del Estado, con plenos poderes legislativos, ejecutivos y judiciales. Por otro lado, la Iglesia Católica cumple con su misión evangelizadora a través de las distintas iglesias particulares y locales, y de su gobierno central, constituido por el Sumo Pontífice y por los organismos que coadyuvan con él en el ejercicio de sus responsabilidades para con la Iglesia universal (Santa Sede). La Santa Sede al ser parte del Convenio de Viena sobre relaciones diplomáticas ha ejercido este derecho incluso durante el periodo 1870 – 1929 en que carecía de un territorio soberano, actualmente mantiene relaciones diplomáticas con 174 Estados además de un relacionamiento especial con la Unión Europea, la Organización para la Liberación de Palestina y la Soberana Orden Militar de Malta. Solo 17 Estados soberanos del sistema internacional no mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede, 9 de ellos son Estados musulmanes. Asimismo, es un observador permanente de la Organización de Naciones Unidas y participa en siete agencias de su sistemaiii. En Bolivia, la Iglesia Católica está representada por la Conferencia Episcopal Boliviana la cual goza de personería jurídica de derecho público y tiene vigente con el Estado Boliviano un Convenio Marco de cooperación interinstitucional (Agosto de 2009) en el cual se expresan con claridad los compromisos que asumen ambas partes en la búsqueda del VIVIR BIEN integralmente, en el marco de la doctrina social de la Iglesia. En dicho Convenio básicamente se expresa la independencia entre el Estado Boliviano y la Iglesia Católica, pero reconociendo la labor social que realiza esta última en las áreas de educación, salud y servicio social. A partir de esto se intenta impulsar una cooperación y complementariedad en beneficio de los más excluidos. Por su parte, El Estado Plurinacional de Bolivia nace en el marco de un proceso de cambio iniciado con la promulgación de la Nueva Constitución Política del Estado en Febrero de 2009, que se considera una de las principales conquistas del pueblo boliviano expresado en el gobierno del primer Presidente indígena, que de manera democrática y con una votación sin precedentes en la historia del país, llega a Palacio Quemado: Evo Morales. Otro de los sellos distintivos de este nuevo, y último, texto constitucional es que por vez primera en la historia de Bolivia se sometió la aprobación de un proyecto de constitución a consideración de la población. El resultado le otorgó la legitimidad que ninguna otra Cara Magna en la Historia del país hubiese tenido. Los bolivianos decidieron en un 61,43% aprobar los contenidos del texto trabajado en la Asamblea Constituyente y con ello se consolidó la existencia del Estado Plurinacional. Este proceso constituyente, al que se hace referencia, pese a ciertas contradicciones jurídicas y al nivel de conflictividad y polarización que causó en la población durante su desarrollo, tuvo la capacidad de visibilizar propuestas de país a través de un enriquecedor debate protagonizado por organizaciones de la sociedad civil, agrupaciones políticas y pueblos indígenas. Y es en el marco de este proceso constituyente y re-fundacional para Bolivia que emergen los nuevos principios del Estado Plurinacional incidiendo de manera decisiva en la relación Estado e Iglesia. Puesto que a diferencia de la Constitución anterior, en la actual, la religión católica pierde su carácter de oficial. Se establece la libertad de religión y credo, y la independencia del Estado de la religión. Haciendo una revisión a los principales artículos de esta Carta Magna que determinan el laicismo del Estado Plurinacional, se pueden advertir con claridad los siguientes contenidos: Una de las bases fundamentales del Estado boliviano es que este respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales de la población de acuerdo con sus cosmovisiones (artículo 4). Asimismo en el marco de los derechos civiles, el texto constitucional expresa que aunque el Estado es independiente de la religión, reconoce el derecho que las bolivianas y los bolivianos gocen de la libertad de pensamiento, espiritualidad, religión y culto, expresados en forma individual o colectiva, tanto en público como en privado, con fines lícitos (artículo 21, numeral 3). Respecto al sensible y complejo tema de la educación, la Constitución señala que en los centros educativos se reconocerá y garantizará la libertad de conciencia y de fe y de la enseñanza de religión, así como la espiritualidad de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y se fomentará el respeto y la convivencia mutua entre las personas con diversas opciones religiosas, sin imposición dogmática. En estos centros no se discriminará en la aceptación y permanencia de las alumnas y alumnos por su opción religiosa (artículo 86). De la misma forma, se reconoce y respeta el funcionamiento de unidades educativas de convenio con fines de servicio social, con acceso libre y sin fines de lucro, que deberán funcionar bajo la tuición de las autoridades públicas, respetando el derecho de administración de entidades religiosas sobre dichas unidades educativas, sin perjuicio de lo establecido en disposiciones nacionales, y se regirán por las mismas normas, políticas, planes y programas del sistema educativo (artículo 87). Evidentemente esta normativa ahora consolidada tuvo- en todo su proceso de emisión de propuestas, debates y negociaciones- expectante a la Iglesia Católica en Bolivia, que en el marco interno de nuestra sociedad fue generando rupturas con el gobierno nacional en base al debate de ciertos temas sensibles que dividieron las opiniones y sirvieron a ciertos grupos o sectores de ambos actores para exacerbar ánimos y polarizar. Los púlpitos de cada domingo, los programas de televisión y las calles fueron los escenarios elegidos para “políticamente” fijar posturas, para encender debates más que para propiciarlos de cara a un entendimiento. Los temas que ocasionaron el quiebre interno en la relación Estado/gobierno – Iglesia fueron la enseñanza de la materia de religión, el debate en torno a la legalización del aborto, las uniones libres, el régimen autonómico y mas recientemente la gestión del conflicto en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). A continuación se detallan algunos de estos temas considerados rupturas en la relación. Respecto a la aplicación práctica del artículo 4 del nuevo texto constitucional, el Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana y Obispo de El Alto, monseñor Eugenio Scarpellini considera que la Iglesia Católica ha estado y está de acuerdo “en que se proponga a Bolivia como un Estado laico no laicista”, y explica que ser “Estado laico significa que no promueve ninguna religión oficial en ningún momento”, en cambio “un Estado laicista va en contra de la religión como tal”. Argumenta su postura sosteniendo que “el actual Estado está impulsando y favoreciendo visiones y espiritualidades ancestrales, siendo entonces el promotor de estas visiones y también apoyándolas”. “Esto va en contra de la Constitución Política del Estado porque el Gobierno debería abstenerse de promover cualquier religión”, precisamente porque es un Estado laico, enfatiza este monseñoriv. Como puede advertirse, existe una postura contraria a la práctica del gobierno y no así de los contenidos constitucionales. Esto conlleva a que a partir de estas diferencias la Conferencia Episcopal boliviana se oponga a muchas de las acciones gestionadas por el gobierno nacional en el marco de temáticas que se contraponen a las doctrinas de la Iglesia. Una de estas temáticas es el debate en torno a la despenalización del aborto. Debate iniciado cuando una diputada, del partido en función de gobierno, presentó una demanda de inconstitucionalidad de doce artículos del Código Penal boliviano que prohíben y sancionan el aborto impune, la práctica del aborto habitual, el aborto, el infanticidio, entre otros. Ante esta situación el Tribunal Constitucional solicitó la opinión de la Iglesia Católica al igual que de la evangélica y cristiana, los Colegios de Médicos y Abogados, el Alto Comisionado de la ONU para la Defensa de los Derechos Humanos, el Defensor del Pueblo, la Coordinadora de la Mujer y ocho personalidades. La opinión y respuesta contundente del catolicismo estuvo a cargo de la Conferencia Episcopal quienes expresaron que no existe ningún argumento real que demuestre la inconstitucionalidad de los artículos cuestionados. Por el contrario, tanto la normativa nacional como internacional manifiestan una clara decisión de protección a la vida. Resulta interesante analizar que la posición de la Iglesia sintetizada en que la vida comienza desde el momento de la concepción, es una posición radical que lleva el debate al extremo de hablar de asesinato de un ser humano que se encuentra indefenso y que no puede hacer valer sus derechosv. Obviando enriquecer la discusión con fundamentos médico-científicos, culturales, familiares, jurídico-legales, socio-políticos, e incluso desde la luz de la fe y las espiritualidades. Finalmente, el Tribunal Constitucional Plurinacional dictó una sentencia en febrero de 2014, donde sienta jurisprudencia constitucional, estableciendo expresamente el reconocimiento legal del derecho a la vida establecido en la Constitución Política del Estado, como parte de los derechos fundamentales de todas las personas, sin distinción alguna. La Iglesia se refirió a la sentencia enviando, fiel a su estilo, un mensaje a todos los creyentes manifestando que “atentar contra la vida concebida es una gravísima falta moral, aun en los casos en que pueda ser legal. El comportamiento moral obliga en conciencia, aunque la ley no lo haga”vi. La última petición que realizaron fue el de eliminar del sistema de salud la píldora del día después, debido a que imaginan que en ningún caso puede considerarse un anticonceptivo, sino que tiene características abortivas en clara contradicción con la sentencia. Como se advierte, el debate debe continuar. El último tema que se detallará es otro de los ejes complejos que el gobierno boliviano enfrenta tanto a nivel nacional como internacional: es el tema del narcotráfico. Al respecto, la Iglesia recurrentemente ha manifestado su preocupación en lo que considera que esta actividad ilícita crece fuertemente en Bolivia. Además de manera oficial sostiene que los hechos de violencia que se registran en ciertas regiones del país son un indicio de la presencia de carteles de la droga. Si esta fuera poco, la Conferencia Episcopal acusa al gobierno actual de corrupción y mala gestión pública. Esta directa acusación y crítica al gobierno le ha valido a la Iglesia Católica recibir de los aludidos la denominación de partido político opositor. Estos hechos revelan una vez más la poca sintonía a nivel nacional, interno, entre la estructura clerical del catolicismo y el gobierno boliviano. Se ha instaurado una controversia en torno al rol político que desempeña la Iglesia, un debate que viene desde las posturas del Cardenal Julio Terrazas en el marco de la campaña por el régimen de autonomía departamental pasando por la gestión del conflicto del TIPNIS, donde se advierte un debate poco productivo para la sociedad y para la feligresía en general. Es importante acotar que estos y otros temas, que han alejado a la Iglesia del gobierno, si bien causan impacto en la sociedad en algunos casos son aun objeto de proyectos de Ley que se están tratando o serán tratados en la Asamblea Legislativa Plurinacional, es decir no son realidades consumadas y al parecer son globos de ensayo que particularmente los asambleístas lanzan cada cierto tiempo para no dejar de ejercitar su musculatura política y su capacidad de debate/confrontación de ideas. Como se mencionó anteriormente, la Iglesia Católica es la expresión institucional de la religión que profesa y con la cual se identifica la mayor parte de la población boliviana (78% aproximadamente). La estadística se inserta en una realidad latinoamericana que muestra al catolicismo específicamente como una religión mucho más dominante que otras según los datos del Informe del Latinobarómetro 1995-2014vii. Al mismo tiempo, señala que la supuesta declinación del catolicismo tampoco se produce como aparenta. Este informe fue publicado a un año del papado de Francisco como cabeza de la Iglesia Católica, la gran pregunta que está en el ambiente es si acaso el nuevo Papa puede producir un impacto reconocible en esta evolución, o es este un proceso evolutivo difícil de cambiar. Lo analizaremos mas adelante. La aproximación de parte del gobierno nacional con otras Iglesias es también otra de las señales claras que se intentan dar para consolidar en la práctica institucional el principio de que ninguna religión es más importante que otras. Como muestra, en los actos oficiales se ha sustituido el tradicional Te Deum católico por la ceremonia interreligiosa, intentado reducir simbólicamente la influencia del catolicismo. A partir del reconocimiento del Estado boliviano como laico, la Unidad de Cultos de la Cancillería boliviana, ha implementado un cuerpo normativo que reconoce el trabajo de las Asociaciones Religiosas y Espirituales en el país precautelando su identidad a partir del respeto a la cultura de la vida. Por vez primera se ha reconocido a las asociaciones religiosas conforme a los usos y costumbres de los pueblos indígenas originarios. De acuerdo a informes del Gobierno, en Bolivia están registradas al menos 341 iglesias evangélicas y cristianas. Hay 23 doctrinas confesionales, entre ellas el budismo y el islamismo. Esta realidad representa una aproximación del Estado a otras religiones, confesiones y a las espiritualidades y cosmovisiones de los pueblos indígenas intentando desmontar una suerte de monopolio establecido por la Iglesia Católica a lo largo del tiempo que el gobierno pretende eliminar a través del pluralismo religioso. Como ejemplo puede citarse la posesión ancestral que protagonizó el Presidente Morales en las ruinas arqueológicas de Tiahuanaco en 2006 y 2009 antes de juramentar de manera oficial como Presidente constitucional ante la Asamblea Legislativa. Otro hecho simbólico se registró el 21 de diciembre de 2012 en Copacabana, con motivo del solsticio de verano, se refirió sobre el comienzo del Pachakuti (nueva era), el despertar del mundo a la cultura de la vida y el inicio del fin del capitalismo salvaje. El Presidente Morales propuso un programa de diez mandatos para enfrentar al capitalismo y construir la cultura de la vida, cuyo objetivo sea refundar la democracia, descolonizar los pueblos y culturas, soberanía de los recursos naturales, saber alimentarse en base a las identidades culturales para el VIVIR BIEN, y una nueva organización internacional lejos de unas Naciones Unidas calificada en ese momento de imperialista. Son sin duda estos tipos de episodios los que operativizan los principios ya referidos en el nueva texto constitucional. Proyección de la Política Exterior Boliviana en su relación con la Iglesia Desde la llegada al poder del Presidente Evo Morales la política exterior boliviana ha sufrido modificaciones de fondo muy significativas. En la actualidad, el relacionamiento de Bolivia con el mundo solo está determinado por los intereses de su pueblo y por lograr la plena armonía entre el ser humano y la naturaleza. El principio fundamental de esta nueva política exterior es el proyecto civilizador alternativo denominado VIVIR BIEN, entendido como el logro que incluye vivir bien con uno mismo, con la comunidad y en armonía con la naturaleza. Es un paradigma que puede articular las contradicciones desde una mirada no capitalista de la Madre Tierra porque considera a la naturaleza como un ser vivo autorregulado y a los seres humanos como parte intrínseca de la Madre Tierra. Desde la perspectiva del Estado Plurinacional de Bolivia, el VIVIR BIEN tiene por lo menos tres importantes dimensiones que no pueden entenderse de forma independiente o aislada, y que articulan de forma indivisible e interdependiente un conjunto de valores, equilibrios, y civilización: • Una dimensión de valores: saber crecer, saber alimentarse, saber danzar, saber trabajar, saber comunicarse, saber soñar, saber escuchar y saber pensar. • Una dimensión de equilibrio y balance entre el ser humano en armonía con la Madre Tierra: que significa Vivir Bien con uno mismo, con los demás en comunidad, y en armonía y equilibrio con la naturaleza. Esta es la visión del Plan Nacional de Desarrollo “Bolivia digna, soberana, productiva y democrática para vivir bien” (Decreto Supremo 29272, del 12 de septiembre de 2007). • Una dimensión política y civilizatoria, en la que vivir bien es el modelo alternativo al capitalismo y a la modernidad: se expresa en un Estado plurinacional, descolonizador y soberano. Esta expresión del VIVIR BIEN se encuentra en el “Manifiesto de la Isla del Sol”, presentado por el presidente Evo Morales el 21 de diciembre de 2012. En el ámbito de la religión, el VIVIR BIEN entiende que existe un continuo entre la biósfera y las sociedades basadas en la complementariedad de opuestos. Además contradice al concepto del futuro lineal sin énfasis en el pasado, por el contrario afirma la integración del pasado y futuro en el presente, en el que los individuos aprenden de la práctica a través de la experiencia, la observación de la naturaleza y la oralidadviii. En materia de relaciones internacionales, el VIVIR BIEN significa establecer relaciones de complementariedad, equilibrio, cooperación y solidaridad no solo entre los Estados del sistema, sino también entre los pueblos del mundo. De ahí es que se desprende el concepto de diplomacia de los pueblos que como herramienta de la política exterior busca establecer escenarios de diálogo, cooperación y entendimiento entre pueblos y sociedades de manera paralela al relacionamiento oficial entre gobiernos. Esta Diplomacia de los pueblos puede inscribirse en una suerte de diplomacia cultural, que como piedra angular de la diplomacia pública, desempeña un papel importante en las relaciones internacionales actuales, constituyéndose en una herramienta decisiva no sólo para transmitir la cultura y los valores nacionales, sino también para escuchar lo que las culturas del resto del mundo están diciendo. El principal papel de la diplomacia cultural es promover el diálogo transnacional entre culturas y naciones, al igual que otras dimensiones nuevas de la diplomacia, no es del dominio exclusivo de los estados-nación, ya que en la actualidad no son los únicos actores en el escenario internacional, sino que los actores no estatales (sociedad civil, ONG, universidades, académicos) desempeñan un papel protagónico en este ámbitoix. Se trata de un proceso de construcción colectiva transversal, de una ciudadanía desde abajo, de prácticas desarrolladas por individuos y grupos para ejercer o, en su caso, fortalecer los derechos a los que tienen acceso, con la meta de aproximarse más a una comunidad mundial. Los movimientos sociales están dentro de los nuevos procesos regionales y multilaterales. Esta diplomacia de los pueblos permite que los actores sociales influyan de manera directa dentro de las decisiones que se toman en el terrero internacional. Estos actores se organizan a nivel local en aras de participar de manera efectiva dentro de las negociaciones internacionales. Las propuestas de las organizaciones sociales, empresas, académicos, sindicatos, entre otros, en ocasiones van más allá de las capacidades de los Estados para satisfacer las necesidades de sus sociedades, sin tratar de sustituir a la diplomacia tradicional, sino con el afán de complementarlax. Es en este sentido que los lineamientos de la política exterior boliviana se asientan en los principios de la diplomacia de los pueblos, el ejercicio efectivo de la soberanía, la diversidad cultural, la armonía con la naturaleza y la reducción de las asimetrías sociales y económicas. Todos estos principios han sido la brújula que ha guiado la gestión de asuntos importantes a nivel internacional como la reintegración marítima, la revalorización de la hoja de coca y la lucha contra el narcotráfico, los acuerdos de integración regional, entre otros. En el marco de las relaciones bilaterales con la Santa Sede, el Presidente Morales fue recibido por el Papa Benedicto XVI en mayo de 2010 una vez superado el periodo de tensiones con sectores de la Iglesia boliviana vividos durante la realización de la Asamblea Constituyente. En el encuentro ambos líderes conversaron sobre la necesidad de impregnar de una mayor sensibilidad social el trabajo a favor de la defensa del medio ambiente. Asimismo, Evo Morales entregó una carta en la cual le manifestó a la curia romana que es imprescindible democratizar y humanizar la estructura clerical y pidió que las mujeres puedan ejercer el sacerdocio en igualdad de condiciones que los varones. El contenido de la carta entregada simbolizaba la postura de Bolivia, y fundamentalmente de su gobierno, quienes criticaban en la estructura eclesial aspectos de colonialidad, patriarcado, imperialismo, corrupción y abusos. ¿Una nueva era en las relaciones? En Marzo de 2013 el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, se convirtió en el primer Papa latinoamericano y en el primer jesuita en subir al “trono” de Pedro en reemplazo del pontífice alemán Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) quien renunció a su cargo en vida en un gesto inédito y no exento de polémica. Bergoglio decidió la denominación de Francisco en referencia al santo de los pobres, a San Francisco de Asís, y mas allá de ese primer hecho simbólico viene demostrando al paso del tiempo y en muchas de sus declaraciones y acciones carisma, claridad en sus menajes y sencillez. A mas de un año de su pontificado, la popularidad de Francisco parece haber renovado parcialmente a una desacreditada curia romana, que es quien administra la Santa Sede, y que ha estado marcada por denuncias de corrupción en las finanzas del Vaticano, sobre todo del Instituto para las Obras de Religión (IOR), la pederastia, la difusión de secretos del Vaticano por parte de un mayordomo conocido como el escándalo de las escuchas o “Vatileaks”, así como también batallas en los frentes teológicos dogmáticos donde la comunidad de files y seguidores del catolicismo esperan con expectativa cambios en la conservadora, y a veces para muchos retrógrada, postura de la Iglesia en temas como el matrimonio homosexual; los métodos anticonceptivos como herramienta de combatir los embarazos no deseados y la mortalidad materna; la ordenación de las mujeres dentro de la Iglesia; la situación del divorcio y la eutanasia, entre los mas importantes. Esta situación ha implicado una suerte de cambios al interior de la Iglesia Católica, modestos aun, pero que vienen generando una sintonía interesante con la actual administración de gobierno en Bolivia. El nuevo mensaje de paz, hermandad y solidaridad con justicia social del Papa Francisco ha encontrado confluencia con el discurso social de Bolivia y su gobierno. Incluso comparten la dura crítica hecha al sistema capitalista y a la sociedad de consumo imperante en nuestra época. La justicia social, la adopción de normas a favor de los mas desfavorecidos, el respecto a la diversidad cultural que son ejes en la política interna y luego exterior de Bolivia se traducen en el discurso de Francisco en la exigencia de éste a sus sacerdotes y obispos a tener “olor a ovejas”, es decir a trabajar y a ponerse en el mismo plano de los feligreses. Ha llamado a cambiar el trato y a no juzgar a homosexuales, divorciados y a mujeres que se realizaron abortos y también ha llamado a los jóvenes a tener un rol mas protagónico en la Iglesia. Parece ser que a Evo Morales le gusta el modo de ser del papa Francisco. Que lo ve, en relación a la Iglesia, igual a lo que él ha sido en la política boliviana: un gestor de cambios y de inclusión socialxi. Como muestra de esta sintonía, en septiembre de 2013 el Presidente Evo visitó el Vaticano y en audiencia con el Papa conversaron sobre la situación socioeconómica y religiosa de Bolivia, de luchar contra la pobreza y la desigualdad social. Acordaron la necesidad de tener buenas relaciones entre la comunidad eclesial y el Estado respecto a temas de interés común y de servicio a la nación, se reconoció la contribución de la Iglesia en los ámbitos de educación, sanidad, apoyo a familias y asistencia de niños y ancianos. Tras el encuentro algo quedó claro, la reunión entre el Presidente Morales y el sumo Pontífice abre una posibilidad de que el acercamiento pueda extenderse a la relación entre el gobierno y la jerarquía eclesiástica boliviana. Pero sin dudas lo complicado es que la Iglesia retome los espacios de poder que perdió con la declaratoria de Estado laico en la Constitución. Espacios que en el pasado reciente permitieron a la Iglesia constituirse en actor político de primer orden, generando diálogos, conciliación y hasta corriente de opinión respecto a temas de agenda nacional e internacional. No obstante, existen coincidencias temáticas de agenda entre el gobierno y la Iglesia Católica. A nivel internacional muchos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio son prioridades no solamente para los Estados miembros de Naciones Unidas sino también para el Vaticano que ve con preocupación la pobreza extrema y el hambre, la situación de niños y madres que mueren por falta de atención y cuidados médicos oportunos, la lucha contra la contaminación del medio ambiente, el cambio climático y el calentamiento global. Asimismo, hace llamados constantes a la paz en Siria y a otros conflictos, como recientemente lo hizo (mayo de 2014) cuando el papa Francisco estuvo en Tierra Santa; una región signada históricamente por el conflicto árabe-israelí y otras tensiones políticas, religiosas y sociales, en un encuentro ecuménico con las principales autoridades políticas y religiosas de esa región. Conclusiones Luego de haber abordado la actual relación entre la Iglesia Católica y el Estado Plurinacional de Bolivia después de la declaración de Estado laico en virtud de la puesta en vigencia de la Nueva Constitución Política. Se concluye que existe un distanciamiento evidente entre la Conferencia Episcopal Boliviana y el Gobierno nacional, debido a las posturas contrarias respecto a los temas a los cuales se ha hecho referencia en el presente artículo. Estas rupturas que generan el distanciamiento son de índole programática para el gobierno y dogmáticas para la Iglesia, por lo que no se avizora un acercamiento a modo de reconciliación en el corto ni mediano plazo. Por un lado el gobierno boliviano se encuentra en un afán decolonial, intentando simbólica y operativamente desmontar estructuras y patrones históricos de poder de dominación y explotación, donde considera que la Iglesia Católica representa en algo esa herencia colonial y de colonialidad. Por su parte, la Iglesia en Bolivia en franca concordancia con su dogmatismo y doctrina pese a la llegada de Francisco, sigue sosteniendo un discurso conservador y hasta a veces retrógrado sobre ciertos temas. En sus máximos representantes locales no ha calado el discurso reformista del pontífice, por el contrario se advierten alegatos polarizadores y de no reconocimiento a una inminente crisis de la institución. En esencia, el mayor desafío teológico que lanza el Estado boliviano a la Iglesia es el posicionamiento de la noción de Madre Tierra que cuestiona y relativiza el modelo patriarcal y androcrático del cristianismo. Como afirma la teóloga Irene Tokarski, una religión y una teología que no aspiran a la transformación del mundo y de sus estructuras de dominación y poder desaparecen el la insignificancia, porque no pueden cumplir con la tarea de dar sentido a la vida de sus seguidores. Asimismo, se debe incorporar la lógica de lo contradictorio (Jesús es Dios y Hombre al mismo tiempo) y dejar la lógica aristotélica de no contradicción para la vida de la iglesia. En este punto se puede ahora desarrollar una teología científica, pues la nueva ciencia basada en la física cuántica, se basa en la lógica de lo contradictorio. Además se debe diseñar una teología intercultural, donde lo patriarcal y lo matriarcal encuentran una complementariedad y reconocer la simbiosis que los pueblos indígenas han realizado con el pensamiento monoteísta, trabajo que la iglesia debería reconocer. Respecto al debate de que la religión tiene (debe tener) o no una relación con el poder político. Podría zanjarse el asunto señalando que el potencial crítico de la religión frente al poder es su aporte decisivo en el ámbito social. Sin embargo, la sana distancia con el poder político es un recurso indispensable para desarrollar y cultivar ese potencial crítico. No obstante, no podremos entender la proyección de la política exterior boliviana actual si no interiorizamos que el VIVIR BIEN no solo es un dispositivo ideológico discursivo del gobierno en funciones, sino que representa un paradigma civilizatorio alternativo que revaloriza la cultura ancestral, sus saberes y espiritualidades y esto incide decisivamente en las relaciones internacionales, en las relaciones bilaterales que mantiene el Estado boliviano con sus similares y en la diplomacia. La “cultura de la vida” hoy retrata relaciones de cooperación mutua entre países, la relación entre los pueblos en búsqueda de armonía y paz. En síntesis una vida en plenitud. El desafío es el del VIVIR BIEN, aquí y ahora; no en la otra vida como expresa la propuesta cristiana. Solo de esa manera es que se puede entender el enfoque y tratamiento que se le dan a temas como la reintegración marítima (demanda interpuesta a Chile ante la Corte Internacional de Justicia), el comercio solidario y complementario (pertenencia a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América, ALBA), la revalorización de la hoja de coca y el combate al narcotráfico (denuncia de la Convención de Viena sobre estupefacientes), el reconocimiento a los derechos de la madre tierra (armonía con la naturaleza, rechazo a los mercados de carbono y a la economía verde), entre los mas importantes. Finalmente, se puede apreciar que el buen relacionamiento del Presidente Evo Morales y del papa Francisco, en dos encuentros previos, abre una posibilidad de aproximación con la Iglesia local que dependerá de las circunstancias políticas y la voluntad de los protagonistas de cada sector. Una visita del papa a Bolivia, gestionada por el gobierno, allanaría este camino. Por lo pronto, gobierno e Iglesia deben trabajar de manera esforzada con el propósito de generar sinergias que posibiliten desarrollar estrategias concertadas y complementarias en materia de educación, salud y servicio social en el marco de la misión de la Iglesia Católica en Bolivia y del Estado Plurinacional para así eliminar las deudas sociales y exclusión y favorecer el desarrollo integral del ser humano, del pueblo boliviano y de cada personaxii. Por mas que la sociedad se mundanice y se muestre materialista, no podemos negar que en los tiempos actuales se está dando una vuelta vigorosa de lo religioso, de lo místico y de lo esotérico. Tenemos la impresión de que existe cansancio del exceso de racionalización de nuestras sociedades complejas. La vuelta de lo religioso solamente revela que en el ser humano existe una búsqueda de algo mayor. Hay un lado invisible en lo visible que nos gustaría sorprender (…) Leonardo Boff i COX Harvey; “El futuro de la fe”; 1era edición; Océano; 2011. MOLINA Beatriz; “Manual de Paz y Conflictos: Culturas, Religiones y Paz”; Universidad de Granada. iii GUEVARA Hugo; “Concordatos y Tratados del Vaticano con otros Estados”; documento on line. iv Fuente: Iglesia Viva; ANF 6-08-2013. v Fuente: www.elsol.com.bo; “La Iglesia recuerda que el derecho a la vida es constitucional”; 16-08-13. vi Fuente: www.celam.org; “Pronunciamiento de los obispos bolivianos sobre el aborto: La vida es el mayor don de Dios”; Marzo 2014. vii Banco de Datos en Línea; Corporación LATINOBAROMETRO; Abril de 2014; Santiago, Chile. viii PACHECO Diego; “Vivir bien en armonía y equilibrio con la madre tierra”; Universidad de la Cordillera; 2013; 157 pp. ix SADDIKKI Said; “El papel de la diplomacia cultural en las relaciones internacionales”; Revista CIDOB d’AFERS INTERNACIONALS 88. x Revista de Relaciones de Internacionales de la UNAM, núm. 101-102, mayo-diciembre de 2008, pp. 157-171. xi DIARIO MAYOR EL DEBER; Separata “Séptimo Día”; Informe Nacional; 08-09-13; pp 8-9. xii Convenio marco de cooperación interinstitucional entre la Iglesia Católica en Bolivia y el gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia; Artículo IV. ii