“Estudio de prevalencia de signos y síntomas de trastornos

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Revista Dental de Chile
2015; 106 (3) 29-34
Trabajo de Investigación
“Estudio de prevalencia de signos y síntomas de
trastornos temporomandibulares, asociados a mordida
cruzada presente en niños con dentición temporal y/o
mixta primera fase”.
Autores:
1
Bárbara Méndez Monsalves.
Tesis para optar al título de Cirujano - Dentista
Diciembre 2010.
Facultad Odontología, Universidad Andrés Bello.
Cátedra Ortodoncia y Ortopedia Dentomaxilar.
1
“Prevalence study signs and symptoms of temporomandibular
disorders, crossbite associates with this in children with temporary
teeth and/or mixed phase”.
Resumen
Se examinaron previa calibración según protocolo RDC/TMD a 121 niños entre 2-8 años en dentición temporal y/o mixta 1º fase de
establecimientos de la comuna de Providencia y San Joaquín en Santiago de Chile, con el objetivo de estimar prevalencia de signos y
síntomas de afecciones temporomandibulares asociadas a ADM (mordida cruzada), encontrándose un 23,96% de niños con evidencias
de TTM de los cuales un 39,13% corresponde a saltos articulares, 30,43% limitación de apertura. El análisis de los resultados evidencia
que la relación de ambas variables no indica presencia de enfermedad sino que representa mayor riesgo a desarrollar algún tipo de
TTM, siendo fundamental el diagnóstico correcto a modo de prevenir, interceptar o corregir la mordida cruzada.
Palabras claves: Anomalías dentomaxilares, mordida cruzada, trastornos temporomandibulares.
Summary
Operators with previous calibration examined by RDC / TMD protocol 121 children between 2-8 years in primary teeth and / or
mixed phase 1 of establishments in the district of Providencia and San Joaquin in Santiago, Chile, in order to estimate prevalence of
signs and symptoms of temporomandibular disorders associated with ADM (crossbite), being one 23.96% of children with TTM evidence
of which 39.13% were joint jumps 30.43% limited opening. Analysis of the results shows that the relationships between variables does
not indicate the presence of disease but represents greater risk of developing some form of TMD, the correct way to prevent, intercept or
correct the crossbite diagnosis being fundamental.
Key words: Dentomaxilary anomalies, crossbite, temporomandibular disorders.
Introducción
La articulación temporomandibular (ATM),
los maxilares y los dientes constituyen una unidad
funcional y armónica en equilibrio, en la que
cualquier alteración puede traer como consecuencia
la ruptura del mismo, manifestándose un conjunto
de signos y síntomas, conocidos como Trastornos
Temporomandibulares (TTM).
La prevalencia de los TTM es elevada en
individuos de entre 15 y 40 años de edad(36) (60%
de la población mundial). Pese a que los desórdenes
funcionales pueden estar presentes en niños y
adolescentes, la presencia en niños con dentición
temporal ha sido pobremente estudiada(21). Los
signos y síntomas aparecen con frecuencia
asociados a anomalías dentomaxilares, más
específicamente a mordida cruzada. Es por ello que
a lo largo de la historia, se ha tratado de identificar
los posibles efectos nocivos de las maloclusiones
a temprana edad. Es así como, el propósito de este
trabajo se centra en detectar la prevalencia de signos
y síntomas de Trastornos Temporomandibulares
(TTM), en niños con mordida cruzada en dentición
temporal y mixta primera fase.
observado en el examen clínico, fue registrado en
una ficha diseñada especialmente para el presente
estudio, registrando datos como: presencia y tipos
de mordida cruzada, signos y/o síntomas de TTM
como dolor, ruido, salto articular, etc. También
se determinó trayectoria y desviación de la línea
media durante la apertura mandibular, presencia
de mialgias, cefalea y rangos de apertura bucal.
En lo que respecta al tema muscular, se realizó una
evaluación registrando sintomatología dolorosa a la
palpación en músculos extraorales y manipulación
funcional para grupos intraorales.
Junto con la aplicación de la ficha clínica, se
entregó una encuesta a los padres, destinada a
pesquisar principalmente experiencias previas de
dolor y/o disfunción del sistema estomatognático
del niño.
Los individuos fueron divididos en: 1) Grupo
Estudio: Niños que presenten mordida cruzada; y
2) Grupo Control: niños y niñas que no presenten
mordida cruzada.
Material y método
Estudio descriptivo, de tipo transversal Casos y
Controles.
Método: Se examinaron 121 niños con dentición
temporal y mixta primera fase, que no hayan
sido sometidos ni se encuentren en tratamiento
de ortopedia u ortodoncia, pertenecientes a dos
establecimientos educacionales de las comunas de
Providencia y San Joaquín, Región Metropolitana.
Se realizó un examen clínico por un operador
previamente calibrado, basado en las pautas
específicas del protocolo RDC/TMD(18). Lo
Análisis de los Resultados: Los datos fueron
tabulados en formato Excel y analizados mediante
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la observación de las frecuencias de cada variable,
la aplicación del test t-student para determinar si
existen diferencias significativas entre las variables
cuantitativas, el test exacto de Fisher para verificar
la posible asociación entre mordida cruzada y
la presencia de signos y síntomas de TTM, y
el cálculo odds-ratio que determina la razón de
probabilidad.
grupo estudio se presenta un mayor porcentaje que
en grupo control 30,43% y 0,82% respectivamente,
existiendo una asociación estadísticamente
significativa entre esta variable y la presencia de
mordida cruzada.
La frecuencia de casos de individuos que
presentan limitación funcional al realizar
movimientos protrusivos, donde aparecen valores
de 24,79% en relación a la muestra total en contraste
a un 75,2% de individuos que no presentan dicha
limitación. En cuanto al análisis de su presencia
en ambos grupos, cabe señalar que en el grupo
estudio se presenta en un 30,43% de los casos y
un 23,46% en el grupo control. En esta variable, no
existe asociación estadísticamente significativa en
su relación con la presencia de mordida cruzada.
-El tipo de interferencia más frecuente ocurre
en el lado de trabajo derecho (10,74%), seguido
de cerca por la interferencia en protrusiva y en
el lado de trabajo izquierdo (9,91% y de 9,09%)
respectivamente. Al analizar la distribución de estas
Resultados
I) DESCRIPCIÓN DE LA MUESTRA: Las
edades de la muestra varían entre 3 a 8 años de
edad (promedio de 5 años-5 meses). En cuanto a
la distribución por género un 57,85% corresponden
a hombres, mientras que un 42,14% corresponden
a mujeres, no existiendo diferencia significativa
en edad entre géneros (p>0,05). El grupo estudio
(23 casos- 19%) presenta una edad promedio de 6
años ± 1.4, y el grupo control (98 casos -80,99%)
5,2 ±1,4 años. Los individuos pertenecientes al
grupo estudio muestran un 78,26% de mordida
cruzada posterior unilateral, un 17,39% mordida
cruzada posterior bilateral, mientras que sólo un
4,34% corresponden a mordida cruzada posterior
monodentaria. La distribución de la mordida
cruzada unilateral se encuentra mayormente
concentrada en su forma funcional, con un 47,82%,
mientras que en la mordida cruzada bilateral,
3,30% corresponden a compresiones esquelética.
Un 52,89% de los casos muestra una
trayectoria mandibular de apertura sinuosa. Con
respecto al análisis de este tipo de trayectoria en
ambos grupos muestrales, cabe destacar que en el
caso del grupo estudio, los valores porcentuales
son mucho mayores en relación al grupo control
(78,26% y 46,93%) respectivamente. Existe una
asociación estadísticamente significativa entre
ambas variables.
Tabla I. Frecuencia de Sintomatología de TTM en la Población Total y los Grupos Muestrales.
II) RESULTADOS SIGNOS Y SINTOMAS
DE TTM: 29 niños (23,96%) presentan algún
tipo de sintomatología indicativa de TTM; en
contraste a esto, 96 niños (76,03%) no presentan
sintomatología.
En ambos grupos, la frecuencia de signos y
síntomas de TTM es baja existiendo una mayor
prevalencia de sintomatología de TTM en pacientes
con mordida cruzada, sin embargo esta diferencia
no resultó ser estadísticamente significativa.
Los resultados específicos para cada signo y
síntoma registrado, se presentan a continuación:
La frecuencia de saltos fue de 39,13 % en la
muestra estudio en comparación a un 17,34%
de la muestra control. Esta variable se asocia
estadísticamente con la presencia de mordida
cruzada en cualquiera de sus formas.
G.CONTROL
TOTAL
7(30,43%)
22(22,44%)
29
Sin
16(69,56%)
76(77,5%)
92
23
98
121
Sig
0,425
Tabla II. Distribución según tipos de Ruidos Articulares.
TIPOS DE RUIDOS
CLICK EN APERTURA
MUESTRA ESTUDIO MUESTRA CONTROL
TOTAL
13,04%
2,04%
5 (4,13%)
CLICK EN CIERRE
8,69%
1,02%
3 (2,47%)
CLICK RECIPROCO
8,69%
1,02%
3 (2,47%)
Tabla III. Presencia de Salto Articular.
SALTO
GRUPO ESTUDIO
GRUPO CONTROL
TOTAL
SI
9 (39,13%)
17 (17,34%)
26 (21,48%)
NO
14 (60,86%)
81 (82,65%)
95 (78,51%)
23 (100%)
98 (100%)
121(100%)
TOTAL
Sig. P Fisher
0,044
Tabla IV. Presencia de Limitación de Apertura bucal y su distribución en los grupos muestrales.
LIMITACION
GRUPO ESTUDIO GRUPO CONTROL
TOTAL
SI
7 (30,43%)
1 (0,82%)
8 (6,61%)
NO
16 (69,56%)
97 (98,97%)
113 (93,38%)
23 (100%)
98
121
TOTAL
Sig. P Fisher
0,000
Tabla IV. Trayectoria Sinuosa y su Representación en ambos grupos.
La limitación funcional de la apertura bucal es
poco frecuente (6,61%). En cuanto a su distribución
en los grupos muestrales, cabe señalar que en el
30
G.ESTUDIO
Total
Del total de 121 niños, el 9% presenta algún
tipo de ruido articular, la frecuencia de ruidos
aparece en un 30,43% del grupo estudio; mientras
que el grupo control presenta una baja prevalencia,
presentándose en un 4,08% de los casos, (p<0,05).
El porcentaje más elevado lo tienen aquellos
ruidos que revestirían una menor complejidad de
un eventual cuadro patológico (“Click”), siendo
el click en apertura el más frecuente. No se
observó otros tipos de ruidos que podrían reflejar
alteraciones temporomandibulares que implican un
mayor daño: (Popping y Crepitaciones).
TTM
Con
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TRAYECTORIA SINUOSA GRUPO ESTUDIO GRUPO CONTROL
SI
18 (78,26%)
46 (46,93)
NO
5 (21,73%)
52 (53,06%)
TOTAL
23 (100%)
98 (100%)
TOTAL
Sig
64 (52,89%)
57 (47,10%) 0,006
121 (100%)
en los grupos estudio y control, se puede establecer
que la mayor frecuencia está representada por la
interferencia en protrusión, manifestada en el grupo
estudio con un 34,78% de los casos; siendo ésta
la única en tener una asociación estadísticamente
significativa con la presencia de mordida cruzada.
-Los diferentes tipos de hábitos disfuncionales
en la población infantil en estudio, así se
observa que la prevalencia de estos es de un
35,53% en relación a la muestra total, lo cual
corresponde a un número de 43 casos positivos;
de estos 16 individuos pertenecían al grupo estudio
(69,56%). Se puede decir que existe una relación
estadísticamente significativa entre los hábitos
parafuncionales y la mordida cruzada.
clínica funcional de la mordida cruzada se origina
por interferencias dentarias, las que obligan a
adoptar posiciones mandibulares de acomodo
posibilitando así la presencia de dicha anomalía
intermaxilar(3), (43), (47), (48), (87), la alta presencia de
interferencias tendría también relación con la
inmadurez del esquema oclusal que presentan
los niños, el cual recién termina su conformación
una vez que se cuente con dentición permanente
completa(3), (43), (47), (48), (87). Al observar la distribución
de la mordida cruzada según el tipo de dentición,
se observa que presenta mayor prevalencia
en dentición mixta primera fase, tal como fue
planteado por Labranque y Col.(44) , posiblemente
debido al hecho que en este período se producen
los mayores cambios en la dentición.
No se observó presencia alguna de dolor
articular espontáneo, a la palpación ni durante
la apertura bucal máxima tanto en la modalidad
asistida como en la no asistida, lo cual concuerda
con lo obtenido por diversos autores(67) que
establecen que la presencia de sintomatología de
TTM generalmente cursa de modo silencioso,
enmascarado por los procesos de crecimiento
y desarrollo presentes en etapas infantiles. En
contraste, se observa que la presencia de dolor
articular aumentaría con la edad desenmascarando
la real prevalencia de TTM.
Respiración bucal y la Interposición Lingual en
Reposo, aparecen como los hábitos disfuncionales.
Discusión
La mordida cruzada se presentó en un 19%
de los casos, siendo mayor a lo encontrado por
Gutiérrez y Col.(87) en el 2006 (6,5%) y Thilander
y Col.(88) en 1984 (9,6%), quienes estudiaron
muestras de 337 y de 1.046 niños respectivamente.
Así mismo, los resultados muestran, que la
presencia de mordida cruzada tendría una mayor
prevalencia en el grupo de niños de entre 6 a 8 años,
y una mayor frecuencia en la población masculina,
aunque ambos hallazgos no son estadísticamente
significativos (p>0,05). Estas cifras difieren a las
reportadas por: Helm(94) 14,1% en la población
femenina en contraste a un 9,4% en la población
masculina; esta diferencia podría ser explicada
por la mayor cantidad de hombres presentes en la
muestra total del presente estudio. Sin embargo,
no existe diferencia significativa (p>0,05) en la
distribución por sexo entre los grupos estudio y
control.
De las mordidas cruzadas, el 78,26% presentó
mordida cruzada posterior unilateral y 17,39%
mordida cruzada posterior bilateral, lo cual fue
similar a lo encontrado por Labranque y Col.
(44)
y Keski-Nisula y Col(91) en que un 82,35% y
un 86,4% correspondieron a mordida cruzada
unilateral respectivamente. Esta mayor frecuencia
estaría fundamentada por el carácter multifactorial
de dicha anomalía, junto a la diversidad de formas
en que puede presentarse: dentaria, esquelética
y funcional, versus el carácter principalmente
genético, y al factor crecimiento relacionado con la
mordida cruzada bilateral. En cuanto a la mordida
cruzada mono o uni dentaria, se encontró una baja
prevalencia (4,34%), lo cual difiere en gran medida
con la mayoría de los estudios epidemiológicos
disponibles(42), que muestran que una simple
desviación del eje eruptivo es capaz de provocarla,
lo que explicaría su mayor frecuencia.
La mayor parte de las mordidas cruzadas
unilaterales reportadas corresponden a
aquellas de origen funcional (47,82%), lo cual
coincide con la alta frecuencia de interferencias
dentarias encontradas 52,17% en la muestra,
siendo más frecuente la interferencia en protrusiva
(34,78%). De esta manera, se ha podido establecer
que la variable “interferencia” se asocia a la
presencia de mordida cruzada, de manera que un
niño con mordida cruzada tendría un riesgo 2,47
veces mayor de manifestar interferencias dentarias.
Esta relación se fundamentaría en que la forma
La presencia de signos y síntomas relacionados
con TTM llega a un 23,96% en contraste a la
población infantil sana que alcanza un 76,06%.
Estas cifras presentan divergencias respecto a
diversos estudios publicados por otros autores:
Tecco y Col(1) reportaron un valor aproximado de
35,6% de signos y un 60% que representaba a los
síntomas clínicos, siendo estas más prevalentes
en la población femenina; es así como también
Arroyo(76) encontró que un 46,8% de su muestra
presentaban sintomatología de TTM, siendo
los ruidos articulares y la cefalea los signos y
síntomas más prevalentes respectivamente; estas
variaciones pueden ser atribuidas a errores inter
e intra examinadores, metodología diagnóstica
aplicada, tipo y número de muestra, etc. En el
grupo estudio un 30,43% presentó algún tipo de
sintomatología indicativa de TTM, en contraste
a un 22,44% en el grupo control, pese a ello, no
se logra establecer una relación estadísticamente
significativa; dado que en términos generales en
ambos grupos muestrales se reportó signos y/o
síntomas de TTM en un porcentaje no menor. Por
otro lado, estudios epidemiológicos(67) revelan que
la presencia de TTM es un tema controversial,
haciendo énfasis en que tales desórdenes se pueden
originar en forma muy temprana en las etapas de
crecimiento y desarrollo cráneofacial, presentando
altos porcentajes de signos y no así de síntomas,
lo cual hace que estos sean muy susceptibles a
pasar desapercibidos si a ello se suma la falta de un
examen clínico integral. Corroborando esta arista,
cabe señalar que estos resultados encontrados
concuerdan con los reportados por Tecco y Col.
(1)
, que muestran una mayor prevalencia de signos
y síntomas de TTM en relación a la presencia de
mordida cruzada.
De los signos clínicos más relevantes por ser el
de mayor prevalencia en este estudio, se encuentran
los ruidos articulares (30,43%) en el grupo estudio,
mientras que en el grupo control se presenta sólo
en un 9% de los casos. Esta evidencia permite
establecer la existencia de una asociación entre la
presencia de ruido articular y mordida cruzada, de
manera que un niño con mordida cruzada tendría
10,28 veces mayor riesgo de presentar ruidos
articulares. Esto difiere a lo encontrado por Tecco
y Col.(1), el cual reporta que el signo clínico más
prevalente corresponde al bruxismo con un 12,4%
seguido del dolor (síntoma) miofascial con un
7,5% en su población total, signos que también
aparece como más prevalentes en el grupo que
presentaba mordida cruzada. En contraste a Tecco
y Col.(1) , Campos y Col.(3) reportan datos similares
al presente estudio en cuanto a prevalencia de
ruidos articulares; ellos citan que los chasquidos
y ruidos articulares son los signos más comunes y
frecuentes. Así mismo Williamson(27) y Aguirre(2)
reportaron que el 35% de los niños estudiados en
rangos etarios similares a los investigados en el
presente estudio tenían algún tipo de chasquido
o ruido articular. Mientras que Thilander(88),
señala que la mayoría de los estudios disponibles
muestran la alta prevalencia de signos clínicos en
niños no así de síntomas, dado que los niños no
los reportarían de manera fidedigna. Thilander(88)
señala además que, los ruidos articulares son signos
comunes de encontrar en la población infantil con
TTM, y que estos estarían relacionados a eventos
intracapsulares producto de las variaciones
morfológicas internas. Tal como revelaron los
resultados obtenidos en este estudio, los sonidos
articulares se presentaron generalmente sin otros
signos o síntomas de TTM asociados.
La presencia de salto articular como signo
clínico indicativo de algún tipo de TTM presentó
una mayor prevalencia en el grupo estudio (39,13%)
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en comparación al grupo control (17,34%). Esto
permite establecer una asociación estadísticamente
significativa, de manera que los pacientes con
mordida cruzada presentarían un riesgo 3,06 veces
mayor de manifestar salto articular.
Con respecto a la limitación de la función
mandibular, se obtuvo una alta frecuencia de
limitación en la apertura bucal (30,43%) en
la muestra estudio, existiendo una asociación
significativa (p<0,05), pudiéndose establecer un
riesgo 42,43 veces mayor de presentar limitación
de la apertura en un niño con mordida cruzada
en contraste a uno sin esta anomalía. Estas cifras
fueron coincidentes con las publicaciones de otros
autores: Agerberg(92) y Morawa(93) que encontraron
que las limitaciones del movimiento de apertura
o cierre junto a casos de traba mandibular (con
menor frecuencia), y las desviaciones durante los
movimientos mandibulares eran frecuentes con
valores similares a los encontrados en el presente
estudio: traba mandibular 4,34% y trayectorias
sinuosas 78,26% de la muestra estudio, cuyo
porcentaje se presentó como el más alto dentro de la
categoría de desviaciones mandibulares, pudiendo
establecerse una asociación estadísticamente
significativa y un riesgo 4 veces mayor de
presentarla en los individuos de la muestra estudio.
Por otro lado, la trayectoria deflectiva alcanzó
valores bajos (4,34%), no observándose asociación
estadísticamente significativa en relación a la
mordida cruzada.
En cuanto a los síntomas encontrados, tal como
relata Padamse y Col. en la publicación de Mejia(3), la
principal queja de los niños en estudio fue la otalgia
o el dolor en el área preauricular, los cuales fueron
revelados mediante el cuestionario aplicado a los
padres de los individuos en estudio (17,39%). En
contraste a esto Rounge, M y Col. en la publicación
de Mejia(3), consideró que los síntomas otológicos
eran una característica sintomática en relación con
los TTM, pero no la principal complicación de los
pacientes con este tipo de problemas, llegando a
dificultarse el diagnóstico diferencial de estos, ya
que se podrían tratar de infecciones u de otro tipo
de patologías. En el ámbito muscular, la presencia
de sintomatología dolorosa a la palpación presentó
cifras estadísticamente similares tanto en la muestra
estudio como en la muestra control (8,69% y un
9,18% respectivamente). Dichos valores presentan
una baja frecuencia en el contexto general, lo cual
fue coincidente con los reportes realizados por
otros investigadores: Soto, Hernández y Col.(79) en
los cuales el dolor muscular aparece con un 5,2%
de casos positivos, referente a dolor durante la
palpación de la musculatura perioral y masticatoria.
En contraste a ello, Tecco y Col.(1) reportaron que
la presencia de sintomatología dolorosa de origen
muscular aparecía con valores estadísticamente
más elevados, llegando a afirmar que dichos casos
eran más prevalentes en la población femenina. Esta
diferencia puede deberse a que las herramientas
utilizadas para el diagnóstico y registro de dolor
muscular fueron muy disímiles a las utilizadas en
el presente estudio. Cabe señalar que las cifras más
altas registradas corresponden a dolor muscular del
grupo muscular cervicales posteriores.
Con respecto a los resultados obtenidos en la
encuesta aplicada a los padres, se puede establecer
que la información más relevante es aquella que
muestra una alta frecuencia de malos hábitos
orales, tanto en la muestra total como en la muestra
estudio, llegando a alcanzar una prevalencia de
un 69,56% de individuos en esta última, dato que
queda en evidencia tras la exploración clínica y que
es corroborado con los resultados obtenidos en la
encuesta. Los hábitos disfuncionales más frecuentes
fueron: succión en el rango etario de 3 a 5 años y el
de interposición en el rango de 6 a 8 años; mientras
que el bruxismo como hábito parafuncional de
presión aparece manifestado en un 17,39% de los
individuos pertenecientes a la muestra estudio al
tabular los datos de dicha encuesta. Este último
se corresponde con los datos publicados en
estudios con respecto al tema: Barbosa y Col.(95)
y Pergamalian y Col(96), que asocian al bruxismo
con la presencia de TTM, posicionando a este
mal hábito como uno de los factores de riesgo
dentro de la etiología multifactorial de los TTM;
aunque los reportes frente a este tema son todavía
poco claros y controversiales, puesto que la
asociación entre ambas situaciones (bruxismoTTM) en niños podría deberse a otras causas,
como lo es la inmadurez neuromuscular del
sistema masticatorio(95),(96), por lo que no es posible
establecer una asociación entre este y la presencia
de mordida cruzada.
Aunque la mayoría de los actuales resultados
corresponden con los observados en otros estudios,
éste tiene ciertas limitaciones que corresponden a
alteraciones provenientes de datos pesquisados
con cierto grado de error producto de factores
derivados del difícil manejo y aplicación del
examen clínico en niños como de variaciones en las
encuestas realizadas a los padres. Indistintamente a
ello, en términos generales los resultados obtenidos
son congruentes con los múltiples hallazgos
epidemiológicamente encontrados, pudiendo llegar
a la conclusión de que existe una asociación entre
la presencia de mordida cruzada y la presencia
de algún tipo de sintomatología predisponente a
desarrollar algún trastorno temporomandibular,
dándose sólo relaciones estadísticamente
significativas aisladas de algunos tipos de
signos y/o síntomas. Estos hallazgos plantean la
necesidad de profundizar el estudio en diversos
aspectos y circunstancias, para conocer mejor la
interrelación existente entre estos dos trastornos
(TTM y ADM), tratando de desarrollar medidas
educativas, preventivas e interceptivas tendientes a
la disminución del número de casos positivos para
ambas patologías.
Conclusiones
1.La prevalencia de mordida cruzada encontrada
en la muestra total corresponde a un 19%, siendo
la mordida cruzada posterior unilateral, de origen
funcional, la forma clínica más prevalente,
lo cual se atribuiría, a la gran frecuencia de
“Interferencias dentarias” que pudiesen,
eventualmente, estar llevando a la mandíbula a
posiciones de acomodo, manifestándose así esta
anomalía.
2.Basado en las evidencias encontradas, se
puede establecer una mayor prevalencia de
signos y síntomas indicativos de trastornos
temporomandibulares en la población infantil
con dentición temporal y/o mixta primera fase
en presencia de mordida cruzada; aunque sólo se
32
pudo establecer una asociación entre cinco de las
variables estudiadas y la presencia de mordida
cruzada: Ruidos articulares, salto articular,
limitación en apertura bucal, desviación de la
trayectoria mandibular (sinuosa) e interferencias
dentarias en protrusiva.
de manera poco relevante: síntomas de tipo
otológicos y dolor muscular (cervicales
posteriores). Esta baja frecuencia podría estar
fundamentada por la subjetividad de los relatos
de los individuos de la muestra debido a la edad
de estos, lo cual dificulta su diagnóstico.
3.Se encontró una asociación estadísticamente
significativa entre la presencia de mordida
cruzada y la alta frecuencia de hábitos
parafuncionales (respiración bucal entre los 3 a
5 años e interposición lingual en reposo entre
los 6 a 8 años).
5.Finalmente es importante señalar que si bien, la
presencia de los signos y síntomas que resultaron
tener una asociación con la mordida cruzada, no
implican la presencia de enfermedad, podrían
aumentar el riesgo futuro de desarrollar algún
tipo de trastorno temporomandibular; por
ello es fundamental un correcto diagnóstico
que permita prevenir, interceptar o corregir la
mordida cruzada.
4.En cuanto a los síntomas clínicos, la presencia
de estos no fue significativa, sobresaliendo
Revista Dental de Chile 2015; 106(3)
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CORRESPONDENCIA AUTOR
Dra. Bárbara Nicole Méndez Monsalves
Capitán Orella 2825. Depto 1110,
Ñuñoa- Santiago
Celular: 97869069
e-mail: barbarita_nicole@ hotmail.com
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