Aumento de salario mÃ-nimo y desabastecimiento

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Aumento de salario mÃ-nimo y desabastecimiento
ANÕLISIS
Rafael González
Especial para Emen
Una vez decretado unilateralmente el incremento del salario mÃ-nimo, asÃ- como el ajuste de los tabuladores para los
funcionarios públicos, algunos funcionarios y entes oficiales se han manifestado con una alta carga polÃ-tica-electorera.
Independientemente de que a los venezolanos importe más el salario real -verdadera capacidad de compra del salarioy no el salario nominal -lo que supone valorar el control de la inflación, tarea reprobada por la actual gestión de
Gobierno-, incluso más allá, de que el nuevo salario mÃ-nimo represente en dólares menos de lo que representaba el
nivel anterior de salario al tipo de cambio de Bs.F.2,60/$ previo a la "unificación" cambiaria o devaluación de inicio de
año; aun cuando el aumento del salario mÃ-nimo constituye una supuesta protección que recaerÃ-a sobre un reducido
número de trabajadores que devengan formalmente este sueldo, y a su vez estas imposiciones rigidicen el mercado
laboral, afectando a los futuros y/o potenciales puestos de trabajo; el Indepabis se pronunció.
Sin embargo, el pronunciamiento del Indepabis se circunscribió a sentenciar, amenazantemente, que "los incrementos
de salario no deben incrementar los esquemas de costos de los artÃ-culos, estén regulados o no". Tal señalamiento lo
recoge una nota publicada por Emen, intitulada "Ajuste del salario no debe impactar precios de rubros", correspondiendo
las declaraciones al máximo representante del Indepabis.
Ahora bien, la única manera de que el impacto de tal ajuste sea nulo sobre las estructuras de costos y precios,
obedecerÃ-a al hecho de que nadie devengue este sueldo o sea Ã-nfima la proporción de venezolanos beneficiados con
la medida, o incluso que el sueldo mÃ-nimo oficial no represente referencial alguna en el mercado laboral venezolano.
Más allá, una cosa es el impacto sobre la estructura de costos y otra su impacto sobre el nivel de precios. Desconocer
la diferencia pudo llevar al alto funcionario a afirmar tan alegremente que el ajuste salarial no deberÃ-a tener impacto
sobre la estructura de costos. Una vez decretado el aumento, toda empresa que posea en nómina trabajadores
remunerados bajo este referencial oficial -independientemente del porcentaje o peso relativo de este conjunto de
trabajadores sobre la nómina total y sobre la estructura de costos total-, el costo de la contratación del factor trabajo en
términos promedios se habrá elevado.
En la medida que la relación entre el factor trabajo y capital no sea de proporciones fijas -como suele ser el caso hasta
cierto punto-, las empresas intentarán cambiar el ratio de utilización de factores, a favor de uno de mayor intensidad en
capital -aun cuando exista inamovilidad laboral. Lo anterior significa que caerá la productividad del factor capital, por
búsqueda de saturación del mismo, para aminorar el impacto y distorsión del aumento salarial sobre la relación de
productividad marginal por bolÃ-var invertido en ambos factores -trabajo y capital.
Supongamos que producto de la inamovilidad o por la existencia de una relación trabajo-capital de proporciones fijas tecnológicamente determinada-, no puede reducirse la plantilla laboral para aminorar el impacto del incremento salarial
sobre la estructura de costos -lo anterior también podrÃ-a aplicar para el caso anterior de sustituibilidad implÃ-cita de
factores, cuando no puede compensarse perfectamente el impacto sino parcialmente. En este caso, la aseveración del
Indepabis es falsa en el ámbito positivo de la economÃ-a, porque efectivamente, en la medida que posea trabajadores
remunerados al salario incrementado, habrá un impacto en la estructura de costos.
AsÃ- las cosas, resulta indiscutible el impacto potencial del incremento del salario mÃ-nimo en las estructuras de costos.
Por su parte, sobre la determinación o formación de precios, otros factores, adicionalmente al de la estructura de
costos, entran en juego. El primer caso corresponderÃ-a a la producción de aquellos bienes y servicios sobre los cuales,
una vez producido el aumento salarial, existe capacidad, por parte de la empresa de cuando menos trasladar
parcialmente el incremento de los costos hacia el precio final, con la intención de mantener márgenes o incluso la
operatividad productiva. Lo anterior supone un mercado cuya demanda del producto resulta parcial o significativamente
inelástica. Aun asÃ-, solo en el caso de una demanda perfectamente inelástica -una referencia más teórica que la
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Generado: 24 November, 2016, 14:57
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realidad de los mercados- el empresario tendrá que asumir parte del impacto en su estructura de costos del incremento
salarial, pinzando sus márgenes, si no quiere una pérdida supra-marginal superior al traslado de costos o pass-on vÃ-a
demanda (incremento de los ingresos infra-marginales).
En el caso de que la demanda sea extremadamente sensible a los precios o elástica-o se encuentre en una situación
lÃ-mite como el conocido caso de la falacia del celofán-, ningún traslado será posible, asumiendo los empresarios todo
el impacto del incremento salarial sobre sus costos, pinzándose sus márgenes significativamente.
De nuevo, la situación anterior implicará un cambio significativo en los esquemas de incentivos, especialmente en
productores multi-producto a favor de productos donde el peso relativo de los trabajadores con salario mÃ-nimo es
menor (de ser posible tal estrategia, por medio de la identificación de trabajadores por producto).
Un caso extremo lo representarÃ-an aquellos mercados de productos regulados sobre -asÃ- como aquellos con demanda
perfectamente elástica. En estos casos se producirÃ-a un pinzamiento de márgenes producto del incremento de la
estructura de costos, producto del incremento salarial y del sostenimiento de los precios regulados. AsÃ- las cosas, tres
podrÃ-an ser las situaciones. La primera, en la que los precios superan a los costos totales medios, pinzándose
márgenes, pero manteniéndose positivos. En esta situación la oferta si bien podrÃ-a mantenerse, los incentivos, al
menos en el mediano y largo plazo, son a buscar alternativas productivas no sometidas a compresión de márgenes o
pinzamiento. La segunda situación, en la cual los precios superan a los costos variables medios, pero no a los costos
totales medios; aun cuando la empresa se encuentra sometida a pérdidas, podrÃ-a mantener las actividades productivas,
siempre y cuando la situación sea transitoria. Con mayor fuerza los nuevos esquemas de incentivos apuntan a
desinversión y traslado de esfuerzos productivos hacia otras actividades económicas. La tercera situación
corresponde a aquella en la cual los precios no superan a los costos variables medios. En esta situación la empresa ni
siquiera estarÃ-a cubriendo los costos variables, por lo que el cierre o reducción dramática de la producción y la oferta,
al menos le implicarÃ-a reducir la ingesta de valor y dinero que estarÃ-a perdiendo.Tres conclusiones fundamentales.
Primera: sÃ- afectarÃ-a a la estructura de costos el aumento del salario mÃ-nimo. Segunda: los empresarios ni siquiera
pueden, ni desearÃ-an trasladar todo el impacto del incremento del salario mÃ-nimo sobre la estructura de costos hacia
los precios. Tercero, de ser significativo el pinzamiento de márgenes, se profundizará el desabastecimiento.
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