Represión penal en Argentina

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El art. 19 de la Constitución Nacional.
Este artículo es uno de los principales del texto constitucional. Dicho texto garantiza a cada hombre un
espacio mínimo a su libertad. Los límites de dicho espacio, infranqueables para los demás, los da el propio
artículo: El orden, la moral pública y los derechos de terceros.
• La libertad y el derecho a la intimidad:
El derecho a la privacidad o a la intimidad es una consecuencia o derivación fundamental del derecho a la
dignidad.
Consiste en la facultad que tiene cada persona de disponer de una esfera, espacio privado o reducto
inderogable de libertad individual, el cual no puede ser invadido por terceros, ya sean particulares o el propio
Estado. El reconocimiento de este derecho presupone las condiciones mínimas indispensables, para que el
hombre pueda desarrollar su individualidad en inteligencia y libertad.
Los tribunales estaudinenses amplió la protección constitucional, incluyendo otros derechos en ella, por
ejemplo: las cartas y las encomiendas, los mensajes telefónicos y electrónicos, respecto a su interferencia está
sometida a las mismas restricciones.
El Pacto de San José de Costa Rica, que ha sido aprobada por nuestro país, por ley 23.054, e incorporado al
art. 75, inc. 22 de la Constitución nacional, por la reforma de 1994, consagra este derecho en su art. 11 y 12.
El art. 11, inc. 1 :reconoce el derecho a la honra y a la dignidad. El inc. 2 establece que nadie puede ser objeto
de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio, en su
correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación.
El art. 12, garantiza la libertad de conciencia y de religión.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, aprobado por nuestro país, por ley 23.313, también
incorporado al art. 75, inc. 22, por la reforma constitucional de 1994, consagra también el derecho a la
intimidad, en su art. 17, inc. 1, en términos similares.
Nuestra Constitución nacional no menciona expresamente el derecho a la intimidad, pero en la primera parte
del art. 19, que se refiere a las acciones privadas de los hombres, lo protege expresamente.
Estas disposiciones están tomadas del derecho patrio, se encuentran en el Estatuto Provisional de 1815, y
luego se reiteran en todos los ensayos constitucionales.
Algunas normas legislativas que se refieren a este derecho: el art. 31 de la ley 11.723, reconoce a toda persona
la facultad de impedir que se reproduzca su propia imagen, y el art.32, prohibe la reproducción de cartas, sin
la autorización de su autor.
El art. 1071 bis del Código Civil, incorporado por ley 21.173, protege la intimidad de las personas que fueren
mortificadas en sus costumbres, sentimientos, difundiendo su retrato, su correspondencia o perturbando de
cualquier modo su intimidad, en caso de que el hecho no fuere delito de derecho penal, obligando al infractor
a cesar en su actividad, a indemnizar e incluso a publicar la sentencia si esta medida fuera procedente para una
adecuada reparación.
Existe un proyecto de ley, remitido por el Poder Ejecutivo nacional al Congreso, que tiende a amparar los
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derechos personalismos, entre los cuales, obviamente se encuentra el derecho a la intimidad, que no ha tenido
sanción legislativa.
El derecho a la privacidad incluye no sólo a la intimidad personal, sino a la familiar. Esto implica que no se
limitan al individuo, sino que afecten a su núcleo familiar, de modo tal que un ataque a la intimidad de
cualquiera de ellos, puede afectar el derecho a la vida privada de sus componentes más directos.
Sé cree que debe deslindarse del mismo la libertad religiosa, sino porque tiene jerarquía suficiente para ser
estudiada en su forma independiente. También el derecho al honor, ya que tiene una entidad propia que
permite su análisis independiente.
El ámbito de intimidad es distinto, en un hombre común, que en aquel que tiene vida pública más desarrollada
(Ej.: políticos, deportistas, artistas, etc.). la esfera de la privacidad es más reducida y, por ende, se reduce
también la protección jurídica de tal derecho.
Es necesario moderar la intervención estatal en la vida privada de las personas, con fines fiscalistas. Es común
que el estado en su afán de evitar la evasión fiscal, llegue a tomar medidas que afectan directamente el
derecho a la intimidad de las personas, pretendiendo obtener datos que afectan directamente a las esferas de
privacidad, que están excluidas de la autoridad estatal.
Los mayores conflictos en que se ve involucrado el derecho a la intimidad, provienen del ejercicio del derecho
a la información. Por eso se ven contrapuesto dos derechos, ambos de gran trascendencia constitucional. 1º El
derecho que tiene el pueblo a ser informado y a informar, a emitir su opinión sobre todos los aspectos que
considere de interés.
2º El derecho de todo individuo a que se respete su intimidad, su imagen, su hogar, sus relaciones afectivas,
etc.
La jurisprudencia argentina tiene añeja tradición en este tema y últimamente se ha reforzado el rango
jerárquico del derecho a la intimidad, frente a otros derechos también transcendentes, como la libertad de
expresión de las ideas de prensa.
En diciembre de 1976, la Sala D de la Cámara de Apelaciones en lo Civil de la Capital dio amparo al derecho
a la intimidad de un padre separado de su mujer, la cual posaba para reportajes periodísticos con fotografías
incluidas, en compañía de su nuevo concubino y con el hijo del actor, haciéndolo pasar como hijo de su nueva
pareja.
Una sentencia dictada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el 11 de diciembre de 1984, dicta un
fallo para esclarecer el conflicto entre el derecho a la intimidad y la libertad de expresión.
Este fallo afirma que la libertad de prensa radica fundamentalmente en el derecho que todos los hombres
gozan de la facultad de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa, sin el previo control de la
autoridad, pero no en la subsiguiente impunidad de quien utiliza la prensa como un medio para cometer
delitos. Este tribunal dice que el derecho a la privacidad e intimidad se fundamenta constitucionalmente en el
art. 19 de la ley suprema. En relación directa con la libertad individual protege jurídicamente un ámbito de
autonomía individual constituida por los sentimientos, hábitos y costumbres, las relaciones familiares, la
situación económica, las creencias religiosas y, en suma, las acciones, hechos o actos que, teniendo en cuenta
las formas de vida aceptadas por la comunidad, están reservadas al propio individuo y cuyo conocimiento y
divulgación por los extraños, significa un peligro real o potencial para la intimidad.
Este fallo ha reconocido la existencia de un orden jerárquico en los derechos fundamentales, y que ha
privilegiado el derecho a la intimidad, por sobre la libertad de expresión, que es uno de los pilares
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fundamentales del sistema republicano.
La mayoría de la corte sostuvo que la Constitución prohibe interferir las conductas privadas de los hombres,
para imponerles ideales de vida, sino ofrecerles libertad para que ellos los elijan. Dice la Corte que cabe
distinguir entre la ética privada de las personas, que el art. 19 de la Constitución reserva al juicio de Dios, de
la ética pública en la que aparecen custodiados los bienes e intereses de terceros. Afirma que la citada norma
constitucional prohibe al legislador afectar la esfera privada, la cual debe entenderse no como la de las
acciones que se realizan en la intimidad, sino como aquellas que no ofendan al orden o moralidad públicas ni
perjudiquen a terceros.
• La libertad y el principio de clausura:
El denominado ¨principio de clausura¨ o ¨de legalidad¨, también forma parte de la libertad del hombre. El
segundo párrafo del art. 19 de la Constitución nacional establece que, ¨ningún habitante de la Nación será
obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohibe¨.
De esta afirmación surgen dos consecuencias:
1º El único órgano que puede imponer obligaciones a los habitantes es el Congreso (o las legislaturas
provinciales, en el ámbito de su competencia), mediante la ley, que es la expresión natural de la voluntad del
Poder Legislativo.
La función legislativa consiste en el dictado de normas de carácter general que imponen conductas a
determinadas categorías de individuos. Ningún otro órgano de los poderes, cualquiera sea su jerarquía y
dignidad, está capacitado para legislar.
2º El segundo párrafo del art. 19, es que el individuo tiene capacidad de hacer todo aquello que no esté
expresamente prohibido. Es decir, la situación normal del individuo es la libertad, y esta libertad sólo puede
restringirse mediante una ley del Congreso (o legislatura provincial, según su caso).
La consecuencia lógica de lo que hemos dicho es que los otros poderes del Estado (Ejecutivo y Judicial)
tienen siempre una actividad sublegal, es decir, que todos sus actos están en un nivel inferior a las leyes, y no
pueden transgredirlas.
• El derecho a la desobediencia civil:
El art. 19 de la Constitución nacional es el que se refiere al denominado ¨derecho a la desobediencia civil¨.
Cabe preguntarnos si existe un derecho a desobedecer la ley y cuales son sus límites.
El peligro mayor que acarrea la eventual legitimación de la desobediencia civil, reside en que ella provoca
imitación y puede llegar a poner en peligro el sistema mismo de convivencia social.
La oposición a una ley puede tener varios grados:
1º Existen formas que si bien no son estrictamente legales, no implican un alzamiento contra el orden jurídico,
tal como la resistencia pasiva (no violenta) a cumplir la ley. Las acciones son de protesta legal.
2º Otras formas de oposición son contrarias al orden jurídico, pero son toleradas por la sociedad en ciertos
casos, aunque impliquen la resistencia u obstrucción a la ley con un grado mínimo de violencia. Las acciones
son de desobediencia civil.
3º Las formas extremas del sabotaje, el terrorismo y el golpe de Estado, que implica llanamente un alzamiento
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contra el sistema político, con el objeto obvio de derrocar al gobierno. Las acciones se encuadran en la
rebelión armada, es decir, constituyen delitos contra el orden constitucional.
El art. 18 de la Constitución nacional. Garantías. Concepto.
Este texto constitucional es conocido comúnmente como el de las garantías individuales, porque establece
ciertos instrumentos o mecanismos que otorgan protección especial a los derechos que la Constitución
reconoce.
Las garantías del art. 18 son genéricas, es decir, que sirven de protección a todos los derechos (ej. Debido
proceso). Los derechos de niveles superiores en la escala jerárquica tienen, además, una protección más
intensa, por medio de garantías especiales.
La tendencia iniciada hace algunas décadas y afirmada últimamente, en el derecho comparado, es la de ir
ampliando el ámbito de protección especial a otros derechos individuales. Ejemplo de ello es, la ampliación
del ámbito de aplicación de las acciones rápidas, que antes sólo garantizaban la libertad física (hábeas corpus)
y que se extienden ahora a otros derechos, mediante la acción de amparo.
Un concepto amplio de seguridad individual es la situación del individuo que tiene garantizado un espacio de
su libertad frente al Estado y frente a los demás, de manera que dicho espacio no pueda serle invadido o
afectado de ningún otro modo.
La seguridad individual es el conjunto de garantías específicas que protegen a estos derechos individuales, que
se hallan en la cúspide de la escala jerárquica. Este sentido restringido ha sido contenido de la ¨seguridad
individual¨: la seguridad del individuo, o sea, la garantía efectiva de los derechos y que tienen más íntima
relación con la persona humana, con su dignidad y con su cuerpo (vida, salud, libertad).
Las garantías son anteriores a las declaraciones de derechos, ya que las mayores urgencias del individuo,
frente a los abuso del poder, consistían en el logro de mecanismos concretos para frenar las arbitrariedades de
los gobernantes con relación a los derechos fundamentales: La dignidad, la vida y la libertad física.
Las declaraciones de derechos, son posteriores, porque no surgen de necesidades urgentes y concretas, sino
de una postura filosófica racionalista.
El reglamento del 22 de octubre de 1811, sancionado por la Junta Conservadora, en si art. 9 prohibe el
arresto de un individuo, en ningún caso, por más de 48 horas, término dentro del cual deberá remitírselo al
juez competente.
El Decreto de Seguridad Individual, sancionado por el Triunvirato el 23 de noviembre de 1811, establece que
ningún ciudadano puede ser penado ni expatriado sin que preceda forma de proceso y sentencia legal.
El Estatuto Provisional de 1815, reitera en su art. II el concepto de seguridad del proyecto de la Sociedad
Patriótica de 1813. En la sección séptima incluye los principios y garantías individuales que luego serían
tomados, casi al pie de la letra, por los art. 18 y 19 de la Constitución que nos rige. En el Estatuto Provisional
de 1816 se reiteran tales conceptos.
La Constitución de 1819 repite estas garantías individuales, de igual forma que la Constitución de 1826.
La Constitución de 1853 recogió los más importantes de estos antecedentes en su art. 18.
La reforma constitucional de 1860, efectuada como consecuencia de la reincorporación del Estado de Buenos
Aires, mantiene el texto del art. 18, suprimiendo únicamente la frase ¨ejecuciones a lanza y cuchillo luego de
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¨tormentos y azotes¨.
• Clasificación:
Las garantías individuales han sido clasificadas por la doctrina. La siguiente clasificación es conforme a los
derechos que tienen por objeto proteger, en :
• Genéricas: Protegen todos los derechos (debido proceso legal, amparo).
• Especificas: Protegen determinados derechos,
• Dignidad: Prohibición de declarar contra si mismo, inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de
los papeles privados.
• Dignidad, vida y salud: Prohibición de la pena de muerte por causas políticas, prohibición de tormentos,
azotes y penas crueles, cárceles sanas y limpias.
• Libertad física: Arresto solo por orden judicial y su consecuencia: el hábeas corpus.
• Jueces naturales. Prohibición de comisiones especiales:
El art. 18 prohibe los denominados Tribunales de excepción ,es decir, aquellos que son creados a posteriori de
los hechos.
Dice el texto constitucional que nadie puede ser sacado de los jueces¨ designado por la ley antes del hecho de
la causa¨.
Causa: es todo litigio, pleito o controversia, es decir, choque de dos mas intereses enfrentados, que debe ser
resuelto aplicando el derecho vigente. Esta tarea es denominada función jurisdiccional.
Le corresponde al congreso crear los tribunales que integran el Poder Judicial de la Nación. Además de
determinar su numero, modo de integración, etc., debe fijar el ámbito material y territorial de su jurisdicción y
las reglas de procedimiento, con arreglo a las cuales aquéllos ejercerán su funciones.
Se debe distinguir entre dos conceptos diferentes:
tribunal: se refiere al órgano, es decir, el cargo creado por el Congreso, dotado de competencia determinada
en la ley, con reglas procesales establecidas, etc.
Juez: persona física que ocupa dicho cargo (o al conjunto de ellas cuando es un tribunal colegiado). Estos
hombres y mujeres, que deben reunir determinadas calidades personales previstas en la ley respectiva, son
designados para cubrir aquellos cargos por el Poder Ejecutivo con el acuerdo del senado (art. 99 inc. 4 de la
Constitución) .
Cada causa de cualquier naturaleza que sea (civil, comercial, penal, etc.), en el momento en que aparece o se
produce el hecho que la origina, tiene ya asignado por ley un órgano judicial especifico, con competencia para
resolverla. Este es el Juez Natural¨ de esa causa y de los sujetos titulares de los intereses controvertidos en
ella.
El concepto clásico de ¨Comisiones Especiales¨ denota a aquellos organismos ad hoc,. que no tienen un
mínimo margen de independencia frente al gobernante que los creó y cuya finalidad punitiva está
preanunciada aun antes de sustanciarse la causa.
• Derecho a la jurisdicción. Concepto. Extensión
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El derecho al debido proceso legal o derecho de defensa se inscribe en otro derecho mas amplio o en un grupo
de derechos de carácter publico, que se puede denominar ¨derecho a la jurisdicción¨.
Este grupo de facultades se les reconoce a todas las personas y tiene por objeto garantizar el acceso de estas a
una decisión justa, fundada y oportuna, dictada por el órgano jurisdiccional habilitado constitucionalmente
para ello, que resuelva sus conflictos con otras personas o con el Estado. Este es el principal sujeto pasivo de
este grupo de derechos.
Estos derechos se los ejerce cuando entre dos o mas personas, o entre estas y el Estado, se produce un
conflicto o choque de pretensiones contradictorias, que cada contendiente pretende hacer valer frente al otro.
¨Derechos a la jurisdicción¨ son los siguientes:
• Derecho a acceder a un órgano jurisdiccional, que tenga competencia preestablecida para resolver la
pretensión de quien acude a él. El Estado debe organizar el conjunto de órganos que constituyen lo que se
denomina ¨Administración de Justicia¨.
No es admisible que pueda haber un conflicto que no tenga un juez natural previsto a priori en las leyes
respectivas.
• Derecho del litigante a presentar sus pretensiones, a probar los hechos en que basa estas, así como a
contradecir las pretensiones de su contraparte, a controlar la producción de las pruebas de esta y a producir
sus propias pruebas, tendientes a neutralizar las de su contrario. Esto es el derecho de defensa.
• Derecho a obtener un pronunciamiento justo del órgano jurisdiccional, que resuelva en forma definitiva la
sentencia en plazo razonable.
• Derecho a obtener una sentencia congruente, es aquella que se ajuste a las pretensiones de las partes.
La sentencia puede violar de dos maneras este derecho de las partes, en los casos conocidos como ¨sentencia
ultrapetita¨ y ¨sentencia extrapetita¨
V Derecho a ejecutar la sentencia firme ¨manu militari¨ este derecho se refiere a la ¨cosa jusgada¨, aquellas
que no pueden ser revisadas ni el proceso en el cual fueron dictadas ni en ningún oro proceso.
Cuando la sentencia contiene una condena, el litigante que ha vencido tiene derecho a que el Estado lo auxilie
para obtener el cumplimiento de ella por el deudor. Los códigos procesales y las demás leyes rituales prevén
procedimientos específicos para ejecutar las sentencias.
Conforme a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, la doble instancia no es un requisito exigido por
la Constitución Nacional.
• El arresto.
El artículo 18 otorga una garantía especifica a la libertad física, cuya privación solo puede ser dispuesta en
virtud de orden escrita de autoridad competente. Al acto de privación de la libertad se lo denomina arresto.
Si bien la cláusula constitucional no especifica a que autoridad se refiere, se entiende que se trata del juez de
la causa. Unicamente en la situación excepcional del estado de sitio se incluye al presidente de la República.
Estas son las únicas autoridades constitucionales para ordenar el arresto de una persona.
No obstante existen normas nacionales y locales que autorizan a determinados funcionarios dependientes del
poder administrador, en especial pertenecientes a la Policía Federal y a las Provinciales, a detener
preventivamente a las personas en averiguación de antecedentes. Esto es válido mientras la demora sea
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pequeña y no se ponga al demorado en lugares destinados a detención.
Sin perjuicio de lo expuesto hasta aquí, las normas de procedimientos penales suelen establecer que, en
determinados casos, cualquier persona puede aprehender a un delincuente en in fragante delito.
El fundamento de esta facultad excepcional es obvio, ya que en circunstancias límites la necesidad de evitar la
comisión de algún delito, sus consecuencias dañosas, o la fuga de su autor justifica tal habilitación.
• La inviolabilidad de los papeles y del domicilio.
Esta garantía tiende a reforzar un aspecto del derecho a la privacidad. Junto con el domicilio, la Constitución
asegura el secreto de la correspondencia y de los papeles privados de cada uno, porque ambos atributos
constituyen la esfera inviolable de la vida privada que da mayor sentido a la libertad personal.
• Inviolabilidad de la correspondencia y de los papeles privados: Aún no se ha dictado la ley general
que requiere la frase del art. 18, sino que, al contrario, la incautación de correspondencia y de papeles
privados está prevista en disposiciones legales dispersas. Así por ejemplo los arts. 323 (incs. 3, 4 y 5)
y 387 a 389 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, estableciendo una serie de
obligaciones para las partes y los terceros en cuyo poder se hallen documentos necesarios para
resolver el litigio, algunas de las cuales parecen francamente inconstitucionales.
• Inviolabilidad del domicilio: La garantía del domicilio cuenta en nuestro derecho patrio desde hace
tiempo. El decreto sobre seguridad individual de 1811, establecía en su art. 4 que la casa de un
ciudadano es un lugar sagrado, cuya violación es un crimen, estableciendo recaudos estrictos para su
allanamiento. En términos similares la incorporaron las normas constitucionales posteriores.
En el sentido constitucional, domicilio no es sólo la vivienda o el hogar de una persona, sino también el lugar
donde ésta tiene el asiento de sus negocios, e incluso dónde tiene residencia ocasional, como la habitación de
un hotel. Es suficiente, para considerarlo amparado por la garantía del domicilio, que la persona tenga cierta
disposición, así sea transitoria, del lugar que ocupa. Quedan excluidos, obviamente, los lugares públicos y
privados abiertos al público, (por ejemplo; cines, restaurantes, etc.).
Existen diversas normas, que determinan cuando se podrá autorizar el allanamiento. Así para la Capital
Federal y la justicia federal en todo el país, el Código de Procedimientos en lo Criminal determina, en su art.
188, que en los casos en que sea necesario allanar el domicilio de algún particular, el funcionario policial
deberá recabar del juez competente la respectiva orden de allanamiento. Igual disposición rige para los
allanamientos en cuestiones no penales, las cuales deben ser autorizados por el juez de la causa.
Pese a que el principio general es que sólo al juez de la causa le corresponde ordenar el allanamiento de un
domicilio, hay algunas excepciones. Así, el art.189 del Cód. Procesal en lo Criminal establece en ciertos casos
especiales, en los cuales se pretende evitar la comisión de un delito o limitar en lo posible sus consecuencias
dañosas, un domicilio puede ser allanado por un funcionario policial sin necesidad de orden judicial. Existen
otras disposiciones legales que autorizan el allanamiento de domicilios, sin orden judicial, aunque no este de
por medio el Estado de necesidad (ley de represión de juegos de azar, policía de establecimientos públicos,
etc.), facultando a un funcionario administrativo (generalmente el Jefe de Policía) a firmar tales allanamientos.
Se entiende que éstas disposiciones son inconstitucionales.
• Prohibición de la confesión coercitiva.
La autoincriminación.
Esta garantía está consagrada en el siguiente párrafo del art. 18: Nadie puede ser obligado a declarar contra sí
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mismo.
La fuente histórica de ésta cláusula reside en la reacción contra las bárbaras normas procesales medievales que
partiendo de la base de que la confesión era la reina de las pruebas, requerían la del reo para fundar una
condena en ciertos delitos para los cuales la pena era grave (pena de muerte).
Por lo tanto, se utilizaba la tortura como medio ordinario y legítimo de arrancar una confesión al sospechoso
de ciertos delitos.
Esta cláusula es una consecuencia del principio de que toda persona es considerada inocente en tanto no se
haya probado su responsabilidad fehacientemente. Tiene por objeto proteger el derecho a la dignidad que tiene
toda persona.
El sospechado de culpabilidad en la comisión de un delito no puede ser obligado a suministrar pruebas que lo
incriminen, aún cuando se pueda correr el riesgo de que un delito quede impune.
Ello es así por el respeto que merece la persona en su dignidad de tal, aún cuando sea un delincuente.
Cabe preguntar en primer lugar: Cuál es el alcance de la frase contra sí mismo, esto parecería abarcar toda
posibilidad de ocasionar algún tipo de perjuicio al declarante. Sin embargo cualquier daño no justifica la
aplicación de la garantía constitucional.
El peligro de perjuicio que justifica la negativa a declarar es cuando de las respuestas a las preguntas pudieran
surgir pruebas que determinarán la iniciación de un proceso criminal contra el declarante o agravaran su
situación en un proceso penal ya existente.
En segundo término hay que distinguir la calidad procesal del declarante, es decir si es parte del pleito o
extraño a él (testigo).
Un testigo puede negarse a contestar una pregunta en cualquier clase de juicio, cuando considere que la
respuesta podría incriminarlo penalmente. El juez de la causa no puede obligarlo a declarar aun cuando
considere que no existe tal peligro. En el caso que hubiera contestado con falsedad, no comete el delito de
falso testimonio.
En lo que respecta al declarante que es parte de un juicio la situación es distinta. En un proceso criminal se
admite la declaración voluntaria del procesado, que se denomina declaración indagatoria, debe ser prestada
únicamente ante el juez de la causa. Pero en ciertos delitos considerados menores, en la práctica, se sustituye
la presencia de tal declaración por otra denominada espontánea ante las autoridades policiales que instruyen
las primeras diligencias sumariales, sin la presencia del juez ni del abogado defensor.
La declaración indagatoria del procesado tiene muy relativa validez como prueba de descargo, es decir, a
favor del procesado. Tampoco tiene prueba de validez como prueba de cargo.
Además, la confesión prestada en causa penal puede ser retractada bajo ciertas circunstancias.
En íntima relación con la prohibición de la autoincriminación se halla la cuestión relativa a la posibilidad de
obligar a una persona a suministrar cualquier tipo de prueba que pueda perjudicarla, por ejemplo un
documento que tenga en su poder. El art. 323 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación obliga a los
futuros litigantes a suministrar pruebas a sus eventuales contrapartes. Se entiende que tales obligaciones son
inconstitucionales, porque afectan la prohibición de autoincriminación.
Con relación a las pruebas físicas que se pueden practicar sobre una persona, por ejemplo un análisis para
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determinar el estado de ebriedad en una causa por lesiones, o bien el reconocimiento de un imputado en una
rueda de presos, etc. la Corte Suprema de Justicia señaló que dicho reconocimiento no viola la garantía de la
autoincriminación.
• Leyes retroactivas.
La irretroactividad de la ley penal está prevista en la frase inicial del art. 18, que dice: Ningún habitante de la
Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso.
Una ley es ex post facto o retroactiva cuando modifica los efectos de hechos o actos producidos con
anterioridad a la fecha de su entrada en vigencia.
En materia civil, si esos efectos han generado derechos que están incorporados ya al patrimonio de una
persona, no puede aplicárseles la ley, porque ello implicaría el derecho de propiedad. Sí puede ser aplicada, en
cambio, si tales derechos no han sido aún incorporados.
En materia penal, la ley retroactiva tendría como efecto convertir en delito una conducta que no lo era en el
momento de ser ejecutada (retroactividad gravosa), o viceversa: quitar carácter penal a una conducta que lo
tenía al momento de ser ejecutada (retroactividad beneficiante).
El art. 18 prohibe las leyes penales retroactivas. Esto incluye en la prohibición a todas las leyes ex post facto,
aún cuando éstas sean más benignas para el interesado.
• El derecho a la dignidad. Prohibición de tormentos.
Sistema carcelario.
La práctica de la tortura era un medio normal de arrancar la confesión al sospechado de un delito, atento a que
la confesión era la reina de las pruebas. Este sistema fue comúnmente usado en Europa y en América hasta el
siglo XVII a partir de allí las voces de filósofos y humanistas como Thomasius, Voltaire, Montesquiev, Verri
y Beccaria, entre otros, provocaron una profunda reacción contra tales prácticas aberrantes.
En nuestro país la Asamblea del año XIII dispuso la prohibición del uso de tormentos. El art. 18, como fue
sancionado en 1853, incluía entre sus prohibiciones las ejecuciones a lanza y cuchillo.
Lamentablemente, esos conceptos conservan actualidad, ya que en nuestro país se ha seguido aplicando los
métodos bárbaros de los tormentos mucho después de la sanción de la Constitución, aunque en forma
clandestina.
En la comunidad internacional se ha ido formando el convencimiento de que la aplicación de tormentos es un
crimen de lesa humanidad, y debe ser castigados más halla de las fronteras.
La Organización de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales han propiciado la inclusión de
normas condenatorias de las torturas en diversos convenios y tratados internacionales. La culminación de este
movimiento es el proyecto de Convención Internacional contra la tortura, aprobado por la Asamblea General
de la ONU, en diciembre de 1984, abierto a la firma de los países miembros.
En nuestro país, por ley 23.054 se ha ratificado la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de
San José de Costa Rica), la cual, en su art. 5, posee disposiciones especiales al respecto.
Asimismo, por ley 23.097 se modificó el Código Penal, incorporando los arts. 144 cuarto y 144 quinto, los
cuales reprimen con penas equivalentes a las del homicidio a aquellos que infligieren torturas a los detenidos
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bajo su disposición.
Con relación a este tema, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró la nulidad de una sentencia
condenatoria basándose en que la comprobación del delito había sido posible porque la confesión del
procesado le había sido arrancada por medio de la tortura, sosteniendo que los jueces no pueden apoyar una
sentencia judicial otorgando valor al resultado de un delito.
Sistema carcelario: El art. 18 establece que las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y
no para castigo de los reos detenidos en ella, y toda acción que conduzca a mortificarlos más halla de lo que
aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice.
El organismo que tiene a su cargo la custodia y guarda de los procesados y la ejecución de las condenas de
penas privativas de la libertad, en el orden nacional, es el Servicio Penitenciario Federal. Las provincias tienen
organismos similares.
El sistema carcelario argentino, lamentablemente, dista mucho de acercarse al ideal constitucional. Muchas
voces se han alzado criticando sus carencias y deficiencias.
• Pena de muerte por causas políticas: Su abolición.
Esta cláusula no es en realidad una garantía, sino una limitación a la potestad legislativa del Congreso y a la
potestad jurisdiccional del Poder Judicial, ya que al primero le veda incriminar determinadas conductas (de
contenido político) con la pena de muerte, y a los tribunales les prohibe aplicar dicha pena, aunque esté
prevista en la norma penal, si se comprueba el carácter político del hecho reprimido.
Esta norma pretendió terminar con los estragos que habían causado las luchas políticas que asolaron a nuestro
país. Basta recordar el fusilamiento de Dorrego, el asesinato de Manuel V. Maza, el fusilamiento de su hijo
Ramón Maza, sin contar los innumerables atropellos anónimos a la dignidad humana y a la vida.
Por eso es que los redactores de la Constitución pretendieron erradicar estas formas bárbaras de resolver los
conflictos ideológicos. Lamentablemente tan dignos propósitos no pasaron de eso, ya que aún después de
sancionada la Constitución fueron incontables los crímenes políticos cometidos por quienes ejercieron el
poder o por quienes se les opusieron.
Atendiendo a la redacción de la cláusula constitucional, la expresión causa política hace referencia a la causa
final, es decir, al móvil político que tuvo en mira el delincuente.
Hábeas Corpus. legislación y Jurisprudencia.
La garantía relativa a la libertad física es el fundamento de la acción de Hábeas Corpus, incorporada en el art.
43 de la Constitución Nacional. Etimológicamente ¨Hábeas Corpus¨ significa en latín: ¨Eres dueño de tu
cuerpo¨. El objetivo es resguardar la libertad física de los ataques ilegítimos, actuales o inminentes, contra
ella.
El Código de Procedimiento en lo Criminal de la Capital Federal lo regulo en sus artículos 617 y 645, luego
fue reemplazado por el de la ley 23.098. las disposiciones de esta norma legal son de avanzada en cuanto a los
mecanismos que establece para garantizar la libertad de locomoción.
Pese al carácter esencialmente procesal de esta norma, el ámbito de aplicación abarca a todo el país, ya que su
art. 2 dispone que será aplicada por los tribunales nacionales y provinciales.
El art. 3 de la ley incorpora a la legislación varios tipos de Habes Corpus, como el preventivo y el correctivo.
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El art. 4 amplia las facultades de control judicial durante el Estado de sitio.
Otras innovaciones son las relativas a la posibilidad de efectuar la denuncia verbalmente y a cualquier hora
del día, la posibilidad del juez de emitir el auto de hábeas Corpus, verbalmente, en el mismo lugar en que se
halle el detenido, el Habeas Corpus ¨de oficio¨, etc.
La reforma de 1994 incorporo en el texto de la Constitución Nacional, un nuevo art., el Nº 43, en el que se
establecen el Amparo, el Habeas Data y el Habeas Corpus.
Amparo. Legislación y jurisprudencia
La acción de Amparo es una garantía que adquirió trascendencia. Esta aporta un instrumento procesal
importante en la limitación del ejercicio del poder, en la defensa la libertad y los derechos fundamentales del
hombre.
Se define el ¨Amparo¨como una acción judicial ,breve y sumaria, destinada a garantizar los derechos y
libertades constitucionales distintos de la libertad física, que tiene un ámbito distinto al de los procesos
ordinarios, por cuanto estos no pueden satisfacer la urgencia de la restauración de los derechos presuntamente
conculados, siendo un elemento esencial en el proceso del Amparo.
El juicio de Amparo y el de Habeas Corpus tienen similitudes importantes: Ambos se caracterizan por una
tramitación sumaria y expeditiva, que no puede ser demorada por planteos de fondo propios de las acciones
ordinarias. Difieren en lo que respecta a sus objetivos específicos.
Aunque hubo diversos precedentes jurisprudenciales en los cuales se había solicitado una acción sumaria de
Amparo, esta fue rechazada por la Corte Suprema de Justicia con el argumento de no estar legislada, por lo
cual no existía. La Corte cambio su postura a partir del fallo ¨Siri, Angel¨ en 1957. En el incorporo al derecho
positivo esta nueva garantía, para proteger el derecho a expresar las ideas por la prensa contra un acto de
autoridad que lo cercenaba.
La afirmación de la Corte de dicho fallo fue que las garantías individuales existen y protegen a los individuos
por el solo hecho de estar consagradas por la Constitución, independientemente de las leyes reglamentarias.
Existe otro fallo que la Corte Suprema de Justicia amplia la protección judicial de los derechos reconocidos en
la Constitución, incluyendo aquellos casos en los cuales la lesión proviene de actos de particulares.
Es así que la Corte dijo que: ¨Siempre que aparezca de modo claro y manifiesto la ilegitimidad de una
restricción cualquiera algunos de los derechos esenciales de la persona corresponderá que los jueces
restablezcan de inmediato el derecho restringido por la vía rapida de recurso de amparo¨.
El caso demuestra la fuerza normativa que tiene la jurisprudencia en materia de garantías constitucionales, aun
cuando el texto constitucional no había previsto la garantía especifica, la jurisprudencia del mas alto tribunal
federal incluyo en el derecho procesal constitucional una nueva arma para la protección de todos los derechos
humanos, explícitos como implícitos, sin necesidad de esperar la actividad del Congreso.
En el orden nacional el amparo contra actos de autoridad esta regulado en la Ley de Facto 16.986, y contra
actos de particulares lo esta en el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
La ley 16.986 define la acción de amparo diciendo que: Art. 1º, será admisible contra todo acto u omisión de
autoridad publica que en forma actual o inminente, lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad
manifiesta los derechos o garantías explícitas o implícitamente preconocidos por la Constitución Nacional,
con excepción de la Libertad individual.
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Art. 2º, Establece los obstáculos que impiden su admisibilidad:
Inc. a: La existencia de vías paralelas: El amparo no puede utilizárselo si existen otras acciones o recursos,
judiciales o administrativos, que puedan satisfacer los derechos presuntamente lesionados. Pero estas ¨vías
paralelas¨ no pueden ser obstáculo para el amparo si su utilización trae aparejada la frustración de los
derechos presuntamente lesionados o bien un daño grave e irreparable a estos. En tales casos, la existencia de¨
vias paralelas¨ no justifica el rechazo del amparo porque cuyo objetivo es justamente la reparación mediante el
derecho lesionado.
Inc.b: Si el acto emana de un órgano del poder judicial: El acto en cuestión de ser de carácter
jurisdiccional. Si en cambio, se tratara de un acto administrativo, seria procedente el amparo (ej: la
adjudicación de una licitación publica, efectuada por la Corte Suprema).
Inc. c: Si la intervención judicial compromete directa o indirectamente la regularidad o continuidad de
un servicio publico o de actividades esenciales del Estado: En este caso, aun cuando fuera procedente el
amparo, la gravedad institucional de la medida que se podría tomar impediría la prosecución de la acción
sumarísima.
Inc. d: Si la determinación de la eventual invalidez del acto requiere mayor amplitud del débate: Se
excluye aquellas causas en las cuales se necesita la amplitud del proceso ordinario por su complicación y
necesidad de pruebas especiales. Como principio general, la Corte Suprema ha dicho que la controversia sobre
derechos patrimoniales no es objeto de la vía excepcional del amparo.
Inc. e:El plazo de caducidad es de quince días hábiles a partir de la fecha en que el acto fue dictado o
hubiera debido dictárselo: este plazo comienza a correr desde que cesa el acto violatorio del derecho, o bien
desde que el titular lesionado se entera de la violación, si esto fuera posterior. Si la violación del derecho
constitucional es de carácter continuo, el plazo no llega a correr. La persona afectada podrá solicitar el amparo
judicial en un proceso rápido y sumarísimo. La existencia de otras vías no podrá oponerse al progreso del
amparo cuando estas acarrearan un perjuicio irreparable al peticionante.
¨El amparo colectivo la acción popular de amparo consiste en el derecho que tiene cada individuo para exigir
la intervención judicial contra las violaciones constitucionales, a sus interés individuales o compartidos con
otras personas, o contra cualquier otro tipo de violación.
En este aspecto es fundamental el reconocimiento de la protección judicial de los llamados ¨interés difusos¨, o
sea, la institucionalizacion de la llamada ¨acción popular¨.
• El amparo como acción declarativa de inconstitucionalidad.
El amparo ha tenido la misión de funcionar como acción declarativa de inconstitucionalidad en numerosas
ocasiones.
En ciertos casos, la propia jurisprudencia de la Corte Suprema de justicia había aceptado la utilización de la
acción de amparo como acción declarativa de inconstitucionalidad. Ha juzgado la inconstitucionalidad de
leyes y demás normas por medio de la acción de amparo, interpuesta expresamente para ello.
La constitución y todo lo que ella significa tiene por objeto la protección de los individuos. Ella no es un fin
en si misma, sino un medio para la defensa de la libertad individual frente a los posibles abusos del poder.
La acción de amparo, ha sido acogida también por la ya citada Convención Americana sobre los Derechos
Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), incorporada al derecho interno argentino por la ley 23.054.
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El art. 25 de dicho Pacto dice: Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen
en ejercicio de sus funciones oficiales.
• Breve noticia del juicio de Amparo en las Constituciones latinoamericanas.
• Bolivia: Art. 19, se establece el recurso de amparo contra los actos ilegales o las omisiones indebidas
de los funcionarios o particulares que restrinja, suprima o amenace restringir los derechos y garantías
de la persona reconocidos por esta constitución y las leyes.
• Brasil: Art. 6, inc. 49, consagra el ¨mandato de seguranca¨ en términos similares al texto anterior,
extendiéndose la protección contra actos de particulares en ejercicio de funciones del poder publico.
• Chile: Art. 20, regula el recurso de amparo estableciendo: el que por actos u omisiones arbitrarios o
ilegales sufra privación, perturbación o amenaza en el legitimo ejercicio de los derechos y garantías
establecidos, podrá concurrir a la Corte respectiva la que adoptara de inmediato las providencias que
juzguen necesarias para restablecer el imperio del derecho y asegurar la divida protección del
afectado.
• Cuba: si bien su constitución no contempla la acción de amparo, el art. 123 inc. d, establece como
objetivo de los tribunales amparar la vida, la libertad, la dignidad, el honor, el patrimonio, las
relaciones familiares y demás derechos e intereses legítimos de los ciudadanos. Obviamente esta mera
declaración es imprecisa e insuficiente para fundar una acción de amparo.
• El Salvador: Art. 247, ¨toda persona puede pedir amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia por violación de los derechos que otorga la Constitución¨. También el art. 182
conoce los procesos de amparo.
• Guatemala. Art.265, ¨se instituye el amparo con el fin de proteger a las personas contra las amenazas
de violación a sus derechos o para restaurarlos¨. También los art. 45 y 46 ratifican los derechos
humanos.
• Honduras: Art. 183, ¨El estado reconoce la garantía del amparo, en consecuencia, toda persona
agraviada o cualquiera en su nombre, tiene derecho a interponer recurso de amparo, interponiendose
conforme con la ley¨.
• México: Es Habeas Corpus, es Amparo propiamente dicho, es recurso y casación y es acción de
inconstitucionalidad, todo ello bajo el rotulo común de ¨Juicio de Amparo¨.
• Nicaragua: regula en forma conjunta el hábeas corpus y el amparo.
• Panamá: Art. 50, se tramitara mediante procedimiento sumarial y será competencia de los tribunales
judiciales.
• Paraguay y Perú: Art. 77 y 295, reconoce el recurso de amparo. La acción de amparo cautela los
demás derechos reconocidos por las constituciones que sean vulnerados o amenazados por cualquier
autoridad, funcionario o persona.
• República Dominicana: No contiene un texto explícito que consagre la garantía del amparo. Pero sin
embargo, el art. 8 dice: ¨se reconoce como finalidad principal del Estado la protección efectiva de los
derechos de la persona humana¨.
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De la breve reseña se observa una tendencia generalizada de todo el derecho constitucional latinoamericano
de incluir la Acción de Amparo, como un instrumento mas en la lucha por el afianzamiento de los derechos
individuales, por la libertad del hombre. Se aprecia la intención de todos los constituyentes de incluir esta
garantía.
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