LA GUERRA VISIBLE E INVISIBLE Versículo para memorizar. Mateo 11:12. “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” Mateo 10 y 11 Todos los días hacemos elecciones que implican decantarnos en un sentido u otro. La gran controversia entre Cristo y Satanás es el trasfondo invisible del mundo de lo visible que experimentamos cada día. Aun cuando el Gran Conflicto involucra preocupaciones cósmicas y es un espectáculo para todo el universo, en forma más inmediata es una batalla por la mente y el corazón humanos. De qué lado estamos se decide allí, y sobre esa decisión descansa nuestro destino. MATEO: 11.12. (Mateo 11:12) El Reino de Dios ha sido la esperanza y el aliento del pueblo de Dios desde que el pecado entró en el mundo. Ese reino ha llegado a ser una realidad histórica cuando el Hijo, la segunda persona de la Deidad, cargó sobre sí la naturaleza humana para redimir a la humanidad de pecado. Desde entonces, el Reino de Dios ha estado avanzando firmemente, aun cuando el reino de Satanás ha estado tratando de distorsionar la iniciativa divina. La Escritura es la palabra de dios, y en ella se revela el plan de salvación. Nota de Ellen G. White: “Aun las formas más humildes de la vida presentan un problema que el más sabio de los filósofos es incapaz de explicar. Por todas partes se presentan maravillas que superan nuestro conocimiento. ¿Debemos sorprendernos de que en el mundo espiritual haya también misterios que no podamos sondear? La dificultad está únicamente en la debilidad y estrechez de la mente humana. Dios nos ha dado en las Santas Escrituras pruebas suficientes del carácter divino de ellas, y no debemos dudar de su Palabra porque no podamos entender los misterios de su providencia” (Conflicto de los Siglos pag 107-108) Al leer Mateo 11:12puede surgirnos ambigüedad y confusión, pero en el contexto del evangelio de Mateo la interpretación nos da un cuadro más amplio, más grande, el de la lucha entre la luz y las tinieblas, entre Cristo y satanás: un tema bíblico en general, pero que es explícito en el Nuevo Testamento. Hay un guerra, visible e invisible, que todos experimentamos cada día, y en la que todos estamos involucrados y elegimos un lado, sin importar cuánto de lo que sucede entendamos. Esto es vivir en medio del Gran Conflicto. En este conflicto delos reinos, debemos aferrarnos a la fe en el Dios que nunca falla y afirmar nuestro papel en hacer avanzar el Reino de Dios. Para hacer esto, necesitamos comprender el conflicto entre los dos reinos, incluyendo la victoria de Cristo en el conflicto, y experimentar esa victoria en nuestras vidas. GRAN CONFLICTO Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia revela un conflicto continuo entre Cristo y Satanás, entre el reino de la justicia y el reino del pecado. El tema central del Gran Conflicto es el carácter de Dios. Es la intención de Cristo mostrar al universo que Dios es amor, y que su ley 1 es justa y recta. Por eso Jesus vino a este mundo. Su vida, ministerio, crucifixión y resurrección, y la segunda Venida, son todos parte del plan eterno de Dios, de salvar a su pueblo de sus pecados, y de establecer su reino para siempre. CUANDO LA BATALLA SE RECRUDECE Y LA VICTORIA COMPLETA En este Gran conflicto tenemos una ventaja, sabemos qué lado ha ganado. Cristo obtuvo la victoria decisiva en nuestro favor. Después de la Cruz, no queda ninguna duda acerca de quién es el Vencedor y de quién puede compartir los frutos de esa victoria. En realidad, la de Satanás es una causa perdida. Pero, aun así, con odio y venganza, todavía procura devorar a cuantos pueda. Aunque la victoria en Cristo es completa, la batalla sigue rugiendo y se recrudece cada día, y nuestra única protección es ponernos del lado vencedor. Conocemos esta guerra porque la vivimos cada día dentro de nosotros. Vivimos en un mundo maldecido con ansiedad y dolor. Por eso debemos pedir fe a Dios, y ser diligente en oración con Él. Jesus hizo por nosotros lo que nunca podríamos hacer nosotros mismos. Y cada día, a cada momento tenemos que elegir ponernos de su lado; y lo hacemos al obedecer su Palabra y reclamando las promesas de victoria que nos aseguró que pueden ser nuestras, dependiendo todo el tiempo de sus méritos en nuestro favor como la seguridad de nuestra salvación. 2