Prescripción. Ampliación de actuaciones. Acuerdo

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ello, como requisito previo al ejercicio de la renuncia por parte del sujeto pasivo
transmitente, la tenencia por este de una declaración, suscrita por el adquirente, en la que haga constar su condición de sujeto pasivo del impuesto, así como
su afirmación de tener derecho a la deducción total del mismo a soportar con
ocasión de la adquisición inmobiliaria objeto de la renuncia.
La necesidad de notificación “fehaciente” no implica necesariamente intervención del Notario, pero sí debe existir constancia efectiva de la notificación, en
el momento de la entrega del bien. Normalmente se suele incluir en la propia
escritura pública de transmisión, habiendo entendido la Dirección General de
Tributos, en Resolución de 10 de mayo de 1996, contestando a una consulta, que
se considera “renuncia comunicada fehacientemente” la constancia en escritura
pública de que el transmitente ha recibido una suma de dinero en concepto de
IVA aunque no aparezca la renuncia expresamente a la exención, toda vez que,
con la referida indicación, se cumple suficientemente el requisito establecido
reglamentariamente, con el que se pretende que ambas partes conozcan el
Impuesto al que se somete la operación.
No resulta esencial que aparezca literalmente en la escritura una renuncia
expresa del transmitente a la exención del IVA, siendo suficiente la constancia
de haberse repercutido el Impuesto en la propia escritura de compraventa, pues
de esta forma es incuestionable que adquirente y transmitente manifiestan su
intención y conocimiento indubitado de que la operación queda sujeta al IVA.
La renuncia, y la flexibilización en el cumplimiento de requisitos formales que
conlleva, permite que si ambas partes contratantes son sujetos pasivos del IVA,
actuando en el marco de una operación empresarial, puedan sujetar la operación a dicho tributo, sin que resulte esencial que aparezca literalmente en la
escritura una renuncia expresa y sin más requisitos formales que la constancia
de que se haya repercutido el impuesto en la propia escritura, pues de esta
forma es incuestionable que tanto adquirente como transmitente manifiestan
su intención y conocimiento indubitado de que la operación queda sujeta a IVA.
Se evita así que excesivas exigencias formales puedan romper, en contra de la
voluntad de las partes contratantes, la cadena de las deducciones producida por
las exenciones en determinadas operaciones inmobiliarias.
Resolución del TEAC de 19 de octubre de 2012
IVA
Sentencia de la Audiencia Nacional
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Prescripción. Ampliación de actuaciones. Acuerdo extemporáneo
Si el acuerdo de ampliación se adopta cuando se ha superado el plazo máximo
de doce meses que dispone la Inspección, es inválido e ineficaz para rehabilitar
o convalidar a posteriori lo actuado, con el efecto consecuente de que queda
privada la Administración del beneficio de la interrupción de la prescripción.
Establece el artículo 150 de la Ley General Tributaria, que las actuaciones inspectoras deberán concluir en el plazo de 12 meses contado desde la fecha de
CRITERIO FISCAL 23
®
CISS
grupo Wolters Kluwer
70 DICIEMBRE 2012
Una publicación realizada por Deloitte, en colaboración con CISS
notificación al obligado tributario del inicio del mismo, si bien podrá ampliarse
dicho plazo —por otro período que no podrá exceder de 12 meses— cuando
las actuaciones revistan especial complejidad, atendiendo entre otros, a la
dispersión geográfica de sus actividades, o cuando se descubra que el obligado
tributario ha ocultado a la Administración tributaria alguna de las actividades
empresariales o profesionales que realice. El acuerdo del Inspector Jefe no
podrá dictarse en tanto no hayan transcurrido al menos seis meses desde el inicio
de las actuaciones, al objeto de que, durante dicho plazo, pueda apreciarse la
necesidad de ampliar su duración y, a estos efectos, no se tomarán en consideración las interrupciones justificadas ni las dilaciones imputables al interesado
que concurran en la actuación.
De cualquier modo, el acuerdo de ampliación únicamente puede ser adoptado
para prorrogar un plazo legal vivo, no así para rehabilitar un procedimiento
ya fenecido. En este sentido se ha pronunciado reiteradamente la Audiencia
Nacional, entre otras, en su Sentencia de 28 de mayo de 2009, dictada en
Recurso n.º 466/2005. En otros términos, el momento final en el que puede
adoptarse es dentro de los doce meses y ello prescindiendo también de las
eventuales dilaciones que se hubieran podido producir, pues tales dilaciones
serán apreciadas al término de las actuaciones inspectoras dado que, en caso
contrario, de admitirse que se pudieran tomar en consideración para el momento
de la adopción del acuerdo de ampliación se podría producir un doble cómputo
de tales dilaciones, uno inicial que determinarían que se tuvieran en cuenta para
el momento válido de adopción de dicho acuerdo de ampliación, y otro final
determinante de la extensión del procedimiento inspector.
Es evidente el tiempo durante el cual el Inspector Jefe no puede adoptar el
acuerdo de ampliación, pero la norma no es muy expresiva sobre el momento de
su adopción, del límite temporal del que dispone el Inspector Jefe para dictar
dicho acuerdo. Sin embargo, este aparente silencio no puede entenderse como
ausencia de plazo fatal para acordar la ampliación. Y es que uno de los derechos
de todo contribuyente es el de conocer la duración del procedimiento. Esto
supone, primero, que su duración viene determinada por la norma y no por la
Administración; y, segundo, que el plazo de duración, sea de doce meses, sea el
de veinticuatro meses, ha de ser conocido por el contribuyente con anterioridad.
Así, cuando el plazo es el de veinticuatro meses, este dato transcendental tiene
que estar a disposición del contribuyente antes de que finalice el plazo primario
de doce meses, pues el procedimiento en el que está incurso tiene un tratamiento
unitario, sin que pueda apreciarse la concurrencia de dos plazos que se suceden
en el tiempo, pues existe un solo plazo con duración de veinticuatro meses. La
conclusión es la de que el acuerdo de ampliación se ha de adoptar antes de que
finalice el plazo general de duración de las actuaciones inspectoras, quedando
comprendidas todas las actuaciones desarrolladas en el procedimiento inspector
cuya duración es de veinticuatro meses. Por ello, si el acuerdo se adopta fuera
de ese plazo, ignorándolo el contribuyente, se atenta contra el principio procedimental y derecho del contribuyente a conocer la duración del procedimiento, y
que es el principio de seguridad jurídica, pues el acuerdo extemporáneo carece
de eficacia procedimental al infringir la norma procedimental de la duración del
plazo de doce meses, que es el plazo que, por imperativo legal, tiene todo contribuyente como norma general.
Más aún, si el acuerdo de ampliación se adopta cuando se ha superado el plazo
máximo de doce meses que dispone la Inspección, es inválido e ineficaz para
rehabilitar o convalidar a posteriori lo actuado, con el efecto consecuente
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de que queda privada la Administración del beneficio de la interrupción de la
prescripción, cuyo plazo habrá de ser, por tanto, computado desde el dies a quo
constituido en cada caso por la respectiva fecha de finalización del plazo para
efectuar la autoliquidación del ejercicio objeto de comprobación.
Sentencia de la AN de 15 de noviembre de 2012; rec. contencioso-administrativo n.º 20/2010
LGT
ÁMBITO CONTABLE
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Aportación no dineraria. NRV 21.ª. Aportación por una
persona física a una empresa del grupo de las acciones de
otra empresa del grupo
Sobre el tratamiento contable de la aportación no dineraria de los instrumentos de patrimonio, que otorgan el control sobre una sociedad, cuando la
sociedad aportada y la sociedad que recibe la aportación están controladas por
la misma persona física.
Respuesta: Dos sociedades, S1 y S2, están controladas por una persona física
que posee el 75 y el 80% del capital social de cada una de ellas, respectivamente. En diciembre de 2011, S1 amplía el capital social y recibe como contrapartida exclusivamente la aportación, por parte de la persona física, del 80%
del capital social de S2. La consulta versa sobre el tratamiento contable que la
sociedad S1 debe otorgar a la aportación no dineraria recibida, considerando
que ambas sociedades constituyen sendos negocios.
La norma de registro y valoración (NRV) 21ª.2 del Plan General de Contabilidad
(PGC), aprobado por el Real Decreto 1514/2007, de 16 de noviembre, según la
redacción otorgada por el Real Decreto 1159/2010, de 17 de septiembre, recoge
el tratamiento contable de las aportaciones no dinerarias de negocios cuando
la sociedad adquirente y la transmitente tiene la calificación de empresa del
grupo, en los siguientes términos:
“2.1 Aportaciones no dinerarias. En las aportaciones no dinerarias a una empresa del grupo, el aportante valorará su inversión por el valor contable de los
elementos patrimoniales entregados en las cuentas anuales consolidadas en la
fecha en que se realiza la operación, según las Normas para la Formulación de
las Cuentas Anuales Consolidadas, que desarrollan el Código de Comercio. La
sociedad adquirente los reconocerá por el mismo importe. Las cuentas anuales
consolidadas que deben utilizarse a estos efectos serán las del grupo o subgrupo mayor en el que se integren los elementos patrimoniales, cuya sociedad
dominante sea española. En el supuesto de que las citadas cuentas no se formulasen, al amparo de cualquiera de los motivos de dispensa previstos en las
normas de consolidación, se tomarán los valores existentes antes de realizarse
la operación en las cuentas anuales individuales de la sociedad aportante”.
Sin embargo, como paso previo para aplicar este criterio, es necesario que las
citadas sociedades tengan la calificación de empresas del grupo, de acuerdo
CRITERIO CONTABLE 25
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