Bolas de fuego y hielo… españolas Bolas de

Anuncio
Bolas de fuego y hielo… españolas
Montse Campas
http://www.caosyciencia.com/ideas/articulo.php?id=050210
0505-0202-2010
En 1949 Fred Whipple describió el núcleo cometario como una “bola de
nieve sucia” compuesta por una mezcla de hielo y polvo, acepción que ha
gozado de gran éxito y que ha sido repetida hasta la saciedad para intentar
explicar en qué consisten estos cuerpos celestes. Los cometas siempre han
estado adornando mágica y misteriosamente nuestros cielos nocturnos. Existen
miles de millones de cometas helados, que se formaron hace unos 4.600
millones de años en una región muy fría, en las afueras del Sistema Solar, por
ello son valiosas fuentes de información sobre su origen.
Los cometas han sido históricamente, y todavía son, objetos celestes
que inducen a la ensoñación. Además, en el caso de los periódicos siempre
vuelven cual brillantes boomerangs y uno puede esperar su próximo paso por
las cercanías del planeta, dispuesto a observarlos. Normalmente suelen ser
visibles a la salida o a la puesta de Sol, pues su brillo aumenta con la cercanía
a la estrella. Las citas cometarias congregan a muchos espectadores, y asisten
a ellas no sólo los astrónomos profesionales y aficionados, sino también
muchas personas para quienes suponen el primer acercamiento a la curiosidad
por el cielo. ¿Quién no recuerda el paso del cometa Halley en 1986? Su
nombre es un homenaje a Edmond Halley por vaticinar, sirviéndose de las
leyes newtonianas del movimiento, su regreso en 1758 tras sus pasos de 1531,
1607 y 1682. Cuando llegó la fecha prevista, el cometa se presentó a la
convocatoria pero no así Halley, fallecido unos años antes.
Encontrar uno nuevo es, sin embargo, la mejor manera de que lleve tu
nombre. Tiene que ser ilusionante, y no sólo por la posibilidad de ser
inmortalizado en un cuerpo celeste y por la relevancia científica del logro,
también por su no sé qué especial vivido por el ser humano desde la
Antigüedad. Muchos de los que se conocen han sido, además, hallados por
astrónomos aficionados, que hacen de ellos uno de sus principales objetivos.
Se tiene noticia de unos mil cometas, de los cuales aproximadamente una
quinta parte son periódicos.
En España, tras casi un siglo en dique seco, a finales de 2009 los
hallazgos de dos cometas con un intervalo de pocas semanas entre ambos han
dado un impulso a la “pasión cometaria”. Y es que ha sido largo el paréntesis
desde las primeras contribuciones a este campo realizadas desde el
Observatorio Fabra por Josep Comas y Solá.
El Observatorio Fabra, inaugurado el 7 de abril de 1904, era el
observatorio de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Estaba
situado en el sudeste de la sierra de Collserola, justo debajo del Tibidabo, de
modo que dominaba toda la plana de Barcelona, el Delta del Llobregat y parte
del Maresme. Comas y Solá fue su primer director. También fue el primer
español en descubrir un cometa, en 1925, conocido en su honor como C/1925
F1–Shajn-Comas Solá. Poco tiempo después, el 5 de noviembre de 1926,
repetía la gesta en el mismo observatorio: durante una búsqueda fotográfica de
asteroides con un telescopio de 15 centímetros halló el cometa periódico 32P–
Comas Solá.
El 32P–Comas Solá, cuya magnitud era de 12, llegó a estar a “sólo” 1,15
au de la Tierra en su punto de máximo acercamiento. Fue el 27 de noviembre,
meses antes de posicionarse en el perihelio (el punto más cercano al Sol de su
órbita) a 1,77 au de la estrella meses más tarde, el 27 de marzo de 1927. El
período, el intervalo de tiempo que tarda en volver a pasar cerca de nosotros,
calculado para este cometa es de 8,78 años. En 1932, Rafael Carrasco, desde
el Observatorio Nacional, en Madrid, descubrió el cometa C/1932 H1.
Ha llovido mucho desde entonces, y la contaminación lumínica ha
empobrecido de estrellas nuestros cielos, al menos en apariencia, ellas
continúan estando allí, pero no las vemos. Por suerte la tecnología ha
avanzado a pasos agigantados y permite hacer una Astronomía impensable en
la época de Comas y Sola.
De hecho, fue desde una sofisticada estación robótica de telescopios
que el Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM) mantiene en La Sagra
(Sierra de Granada) que el 25 de agosto de 2009 se descubrió el cometa
P/2009 QG31–La Sagra. Este cometa de corto período, que alcanza cada 6,76
años su máxima aproximación al Sol, se detectó más allá de la órbita de Marte,
a unos 170 millones de kilómetros de la Tierra.
Ni dos meses más tarde, desde la misma estación se halló el 13 de
octubre otro cometa periódico, el P/2009 T2 – La Sagra, cuyo período es de
20,91 años. Cuando se descubrió estaba a 1 au (150 millones de kilómetros de
la Tierra).
Ambos cometas “La Sagra” son de la familia llamada de Júpiter,
caracterizada por tener un afelio (punto más alejado del Sol) cercano a la órbita
de este planeta gigante. Esta proximidad facilita que sus miembros, como los
dos reseñados, sean capturados en las órbitas donde se encuentran por la
acción del planeta.
El lugar desde el que estos cuerpos se han hecho visibles para nuestro
conocimiento, el Observatorio Astronómico de La Sagra, está dedicado al
rastreo de cuerpos menores, principalmente asteroides, que se aproximan a la
tierra (NEOs). Destaca por estar obteniendo unos resultados más que
satisfactorios, siendo únicamente superado por las grandes surveys
(búsquedas) norteamericanas: ya ha realizado más de 750.000 mediciones
astronómicas de objetos conocidos y ha descubierto más de 4.000 objetos.
Han tenido que pasar 77 años para que la astronomía moderna
española haya descubierto otro cometa, pero parece que ahora existen los
medios, y el entusiasmo, para continuar en racha.
Montse Campas es astrónoma aficionada y miembro del Observatorio
Montcabrer, MPC 213 (Cabrils, Barcelona).
Caos y Ciencia
www.caosyciencia.com
Descargar