Aleros de Ayerbe - Diario del AltoAragón

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San Lorenzo Diario del AltoAragón - Martes, 10 de agosto de 2010
Por Chesús A.
GIMÉNEZ ARBUÉS
En el Barrio i medio también
pueden contemplarse diferentes
clases de aleros, dándose el caso
de haber un edificio (el número
25) con fachada antigua (restaurada) realizada con buena piedra
sillar y sin embargo tiene, a modo de alero, un saledizo de obra
moderno.
Los del antiguo Hospital de Pobres, del ayuntamiento antiguo
(casa Juanico) y de la casa de la
Décima con ser sede de instituciones oficiales son de líneas muy
sencillas, es decir, una sucesión
de pequeños apeos muy finos de
los que son visibles tres caras.
El que existe en la conocida casa [de] Pie, próxima al templo parroquial, tiene la singularidad de
presentar en sus ángulos semicurvos unas piñas a modo de adorno
colgante. Este edificio albergó circunstancial y provisionalmente
la sede del Gobierno militar de la
provincia, durante la pasada guerra civil.
DEL CONSELLO D’A
FABLA ARAGONESA
P
OR ALERO, término que en
aragonés se denomina rafe, se
entiende el saliente volado del tejado sobre la fachada de un edificio, ya sea éste civil o religioso,
para cuyo sostén se recurre a diversos elementos, como pueden
ser modillones o ménsulas, también llamadas zapatas o apeos volados. La función de los aleros es
práctica: lanzar el agua de la lluvia fuera de la fachada para preservar al edificio de la humedad.
A esta importante misión se añadió otra, la estética u ornamental,
decorando ricamente sus soportes, que pueden estar construidos
con madera, teja, ladrillo, piedra
o yeso.
En Aragón los aleros muy salientes y trabajados puede afirmarse que son un hecho diferencial
sin embargo Navarra y Cantabria
también son tierras de aleros.
En líneas generales en Aragón
los aleros de las viviendas de la
nobleza, alto clero y sede de instituciones presentaban lujosa y variada decoración (escudos, figuras
humanas y de animales - algunos
fantásticos -, lóbulos, follaje, etc.)
en sus ménsulas. Los de las casas
de las familias más pudientes intentaban imitar a los de las clases
sociales anteriormente citadas y
los de las más humildes, modestas y pobres, gracias a que dejaran
asomar los toscos maderos que
sostenían el tejado.
Quien tenga la oportunidad de
pasear tranquilamente por Ayerbe podrá contemplar algunos interesantes ejemplares en las casas
de sus calles y plazas, comprobando que van desde los más artísticos hasta los más sencillos y
toscos y desde los realizados en
madera a los ejecutados en ladrillo, teja, yeso y piedra. Incluso
existen algunas casas que carecen
de alero. Evidentemente que todo
dependía de los recursos económicos que disponía quien mandase construir el inmueble.
DE MADERA
El alero más antiguo (a nuestro
juicio) que en la actualidad puede
contemplarse en esta villa son los
restos del que hay en el tramo este
de lo que fuera luna del palacio de
los Urríes (hasta bien entrado el
siglo XX se conservaba asimismo
el existente en la crujía sur). Es de
tradición gótica no encontrándose en muy buen estado de conservación, la verdad sea dicha; lo
llegado al día de hoy deja entrever la belleza artística que primitivamente tuvo. Está constituido
por dobles ménsulas decoradas
con lóbulos que originan doble
voladizo cada uno con su propia
cubierta; en ésta, listones de madera moldurada crean casetones
rectangulares de fondo liso en el
espacio existente entre ménsulas.
No sabemos si estos casetones llevaron adornos colgantes.
Las actuales almenas del cuerpo central de la fachada principal
de este palacio a finales del siglo
XIX o principios del XX sustituyeron incomprensiblemente al voladísimo alero que tuvo, tal vez muy
semejante al existente en Huesca
en casa Climent (Colegio de Santa
DE LADRILLO Y TEJAS
Fachada y alero de casa Forcada, en 1917. Foto publicada en el libro:
“Huesca: arquitectura civil y popular. Fotografías 1910-1935”. Diputación de
Huesca, depósito legal Z-136/93, página 148.
Aleros de
Ayerbe
Ana), en el Coso Alto, a juzgar por
los testimonios gráficos que existen de él, uno de ellos realizado
por Ramón y Cajal desde el monte
de San Miguel y el otro, es una fotografía existente en el archivo fotográfico del Centre Excursionista
de Catalunya.
Desde del siglo XVI los realizados en madera adquieren carácter
de casi auténticos artesonados:
ménsulas bellamente decoradas
con hojas de acanto, volutas, una
orla trenzada en el centro, etc.; el
espacio libre entre los apeos está
ocupado por casetones (cuadrados, rectangulares o romboidales)
de fondo liso creados por listones
moldurados en cuyo centro luce un florón provisto de un adorno colgante, llamado goterón en
Ayerbe, que también puede aparecer en el papo del principio de
la ménsula. Éste es el modelo del
de casa Ponz o palacio de los Luna, felizmente restaurado, situado al principio de la calle Nueva y
contando con fachada a la plaza
Baja; en este ejemplar, el casetón,
cuadrado, ocupa todo el campo
del espacio entre los apeos volados. Como algunas de estas ménsulas tuvieron que ser hechas de
nuevo, dos piezas originales se
conservan, expuestas, en la tienda existente en los bajos de esta
noble mansión.
Muy semejante al que acaba-
mos de describir pero realizado en
líneas más sencillas es el del casa
os Castilleros, edificio cuya fachada al Barrio i medio es de tapial
conteniendo una espléndida reja
de hierro mientras la que da a la
plaza Baja es de piedra ostentando el escudo de los Ena. Como la
altura de este edificio fue alterada entre finales de los años 70 y
principio de los 80 del pasado siglo XX, ignoramos si las actuales
ménsulas son las originales, restauradas, o si se colocaron unas
nuevas imitando a las antiguas.
En la confluencia del Bario i medio con el callizo de Saluzo existe
un alero moderno que sigue más o
menos este tipo de pautas.
El alero o rafe más habitual
es el que tiene los apeos volados
sencillos, labrados a tres caras,
y provistos de un simple resalte,
a modo de moldura, en su zona
superior; también los hay con las
ménsulas muy finas rematando
con el cabezal en forma de simple voluta.
La calle Nueva, zona urbana
donde tuvo asiento una especie
de patriciado local (no en vano
hasta la desaparición en fechas recientes de la casa de siña Amelia
se contabilizaban en ella cinco casas infanzonas), contiene varios
ejemplares de este tipo de alero,
algunos de ellos restaurados o reconstruidos.
Otros aleros han sido realizados con ladrillo aplantillado, dando lugar a originales cornisas,
como el de casa Forcada, en la calle Nueva; para cuya realización,
contratada en 1615, se ordenó al
obrero de villa Pedro Martínez de
León, de Huesca, tomar como modelo el existente en casa de Mateo
de Nisarre, edificio que podríamos identificar con uno de estas
mismas características situado en
la plaza Baja.
En algún caso el alero resulta
ser original, como el que corona
una casa, la número 29, de la calle
Nueva, realizado con tres hiladas
superpuestas de tejas.
Igualmente los hay construidos con doble hilada de ladrillo
en esquinilla, como sucede en el
Santuario de la Virgen de Casbas y
en un edificio, el nº. 72, de la calle
Nueva. Este tipo de alero, conteniendo una sola hilada, se ha visto
en otras casas ayerbenses.
Esta misma calle conserva dos
casos de alero realizado con ladrillo; uno, al principio de la misma,
de líneas muy sencillas e imitando ménsulas no muy salientes que
van en gradación, cuya fachada luce un fuera de lugar aparato de aire
acondicionado, y el otro ejemplar,
sito en una gran mansión, la nº.
60, situada frente a la tristemente desaparecida casa de siña Amelia, con zócalo de piedra que llega
hasta el primer piso y después sigue en ladrillo caravista con vanos
de puertas y ventanas provistos de
frontones triangulares.
DE YESO
Se trata de dos auténticas cornisas, no muy voladas, que hacen
la función de alero; son los casos
del Casino d´os Pobres y de casa
Duch, ésta en la plaza Alta. A la
elegantísima y trabajada fachada
de este último edificio todavía no
se le ha hecho justicia ni se le presta la atención que merece.
En este apartado debe ser incluido el alero que remata la blasonada casa [de] Francisco Pérez,
de la plaza Baja, que adopta la forma de un cuarto de esfera y por
todo adorno ostenta un bocel, a
modo de moldura, que discurre
por su base, enmarcando el dintel
del balcón.
DE PIEDRA
En este material existen dos
ejemplares; la volada cornisa de
la fachada de la capilla-panteón
de los Ena del templo parroquial
y una buena parte del que hay en
el edificio donde está instalado el
Hotel Villa de Ayerbe, con forma
de un cuarto de esfera.
SIN ALERO
Tres edificios antiguos carecen
de este elemento; el nº. 62 de la calle Nueva, con fachada de grandes
sillares; casa Normante, llamada
también de las Gárgolas, porque
éstas, en número de tres, cumplen
la función encomendada al alero, y otro inmueble, también en
la plaza Baja, de tres plantas y de
fachada totalmente de buena piedra sillar, como los dos anteriores,
donde, por encima de una cornisa de piedra ligeramente moldurada, asoman escuetamente las
tejas de su tejado. Esta mansión,
que ostenta escudo sostenido por
dos muchachos alados, popularmente es conocida como casa Antono.
Casa Normante o de las Gárgolas es de finales del siglo XV y
principios del siglo XVI; está declarada Bien de Interés Cultural
por el Gobierno de Aragón.
ACLARACIÓN
Para información de quienes
no son de Ayerbe o no están relacionados con él diremos que:
Por calle Nueva se conoce a la
oficialmente de Rafael Gasset, cuyos orígenes se remontarían al
siglo XVI. En ella vivió Ramón y
Cajal durante su estancia en esta
villa. En ella pueden contemplarse hoy en día los escudos heráldicos de los Luna, Torrero, Forcada
y Romeo, aparte de algunas casas
de diferente grado de interés.
El Barrio i medio se corresponde con la calle de Luis Espada. Su
traducción al castellano es ‘Barrio
de medio’. Esta calle y la paralela
de San Miguel o del Hospital surgió en el siglo XII, al amparo del
fuero concedido entre los años
1118 y 1125 por el rey Alfonso I el
Batallador.
La plaza Baja, producto de la
baja Edad Media, es en la actualidad la plaza de Ramón y Cajal
y la Alta, es la plaza de Aragón,
espacio urbano que ya existía en
el siglo XVII pero que terminó de
configurarse en el XIX.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Como elementos integrantes
tanto del paisaje urbanístico, de
nuestro patrimonio artístico así
como de nuestra arquitectura civil, doméstica y popular, los aleros
deben estar protegidos, adoptando las instituciones públicas competentes en la materia (Concejos y
Gobierno de Aragón) las medidas
político-administrativo-jurídicaseconómicas pertinentes que permitan a sus propietarios proceder
a su restauración, consolidación y
conservación. No basta con simples resoluciones testimoniales,
que algo ayudan. Son necesarias
también las ayudas, económicas
principalmente, que faciliten y
permitan su supervivencia a través de los tiempos, las personas y
las modas.
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