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Índice
Presentación
3
Colección MARCO
4
Mujeres y arte
7
Ejes temáticos
9
Anexos
15
2
Presentación
Desde que inició la conformación de la Colección del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey,
en el año 1994 con la celebración del Premio MARCO, se ha procurando presentar las obras de
manera periódica, puesto que es primordial que el público logre un acercamiento a las distintas
técnicas, expresiones y corrientes artísticas.
Más de doscientas piezas integran hoy la Colección, y cada obra es y engloba un universo distinto:
una visión, expresión y manifestación surgida en determinado lugar y en cierto tiempo, bajo un
contexto y motivos particulares. Mujeres artistas en la colección MARCO es una selección de obras
realizadas por mujeres presentes en el acervo, diecisiete productoras que representan a la
generación americana de creadores dominante de la escena artística de finales del siglo XX.
La mayoría de las obras exhibidas fueron creadas a finales del siglo XX, frente a los perjuicios
todavía existentes para que las mujeres se desempeñaran en las labores artísticas y adquirieran el
reconocimiento por su actividad creadora en equidad con sus contrapartes masculinas. Lo anterior
no significa, sin embargo, la creación de un arte con contenido feminista.
La exhibición ofrece el esquema de «mujeres artistas» como una manera de apreciar con
singularidad lo multifacético que ha sido el arte en las últimas décadas.
Nombre de la exposición: Mujeres artistas en
la colección MARCO
Organizador: Museo de Arte Contemporáneo de
Monterrey, MARCO
Localización: Sala 5, planta baja
Duración: Del 11 de abril al 27 de mayo, 2012
Técnicas: Pintura, técnica mixta, escultura
Número de obras: 20 piezas
Sin título, 1994, Rocío Maldonado, técnica mixta
3
Colección MARCO
Los museos y el coleccionismo
Al igual que muchas otras instituciones culturales, los museos han sufrido cambios a lo largo de la
historia, lo cual es observable en las distintas funciones cumplidas según la época. En la antigüedad
clásica, el museo sirvió como espacio consagrado a las musas, un lugar para estudiar y fomentar las
bellas artes. A la llegada de la Edad Media hizo su aparición el fenómeno del coleccionismo, con la
creación de grandes acervos de obras, manuscritos y objetos de la más diversa índole.
En el Renacimiento, punto de partida de la Edad Moderna, las grandes colecciones que se habían
formado hasta ese entonces comenzaron a ser catalogadas y estudiadas de manera sistemática. Las
colecciones no fueron abiertas al público sino hasta el siglo XVIII con la intención de que se pudieran
observar los distintos objetos que las componían. Este proceso de apertura al público en general
tiene como principal ejemplo la Galería Uffizzi de Florencia, fundada en el siglo XV por la familia
Medici, abierta al público en el siglo XVIII.
Ya en el siglo XIX nacieron los grandes museos nacionales como el Musée du Louvre, Museo del
Prado, y el British Museum, cuyo principal antecedente se encuentra en el Ashmolean Museum,
dependiente de la Universidad de Oxford en Inglaterra, fundado en 1683 a partir de diversas
colecciones privadas y con una función doble: preservar las piezas que ahí se encuentran y servir
como instrumento educativo.1 Esta doble función marca de manera determinante la visión que se
tiene del museo hasta el día de hoy.
El museo comenzó a especializarse en el siglo XX. Dejó de ser el espacio que englobaba tanto a las
ciencias como a las artes para empezar a enfocarse en temas particulares, entre los cuales se
encuentra el arte en sus distintas manifestaciones. La relación entre los museos de arte y el arte
mismo se volvió más importante cuando las formas artísticas rompieron con los esquemas
tradicionales para poder poner dicho arte al alcance del público Tal fue el caso del Museum of
Modern Art, MoMA, de Nueva York fundado en 1929, así como el de otros museos que sirvieran de
espacio de exhibición para los formatos más innovadores del arte, como el performance, la
instalación y el happening, que por su naturaleza requieren de espacios no convencionales en
términos museísticos para su presentación, dando así una visión radicalmente distinta de un
recorrido por un museo, ya que no son piezas que se puedan conservar.
En México, el arte moderno y contemporáneo encontró uno de sus principales espacios de difusión
en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de México, inaugurado en 1964 como parte de un
1
Francisca Hernández Hernández. Evolución del concepto de museo. 86
4
conjunto de museos creados en esa década, pertenecientes todos ellos a un proyecto de
modernización de la vida cultural del país. 2 En Monterrey, la vida cultural cobró un peculiar
dinamismo en la década de 1950 con el surgimiento de las primeras asociaciones e instituciones
dedicadas y enfocadas a la promoción de la cultura, misma dinámica que alcanzó nuevos niveles en
la década de 1970 con el nacimiento del Centro de Arte Vitro en 1974, el Museo de Monterrey en
1977, la Colección ALFA en 1975, Promoción de las Artes en 1975 y el Centro Cultural ALFA en 1978,
3
todos ellos bajo el auspicio de corporaciones industriales originarias de la ciudad.
En 1991, el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, MARCO, abrió sus puertas para presentar
lo más significativo del arte contemporáneo, especialmente el latinoamericano y mexicano, en lo
que es una continuación de la consolidación de la oferta cultural en la ciudad. En consonancia con
esta misión, y haciendo al mismo tiempo eco de la función del museo como espacio de conservación
y difusión, en 1994 comenzó la formación de la Colección MARCO.
El Premio MARCO
Para la formación la Colección
MARCO se llevó a cabo en 1994
la primera edición del Premio
MARCO, cuya dinámica permitió
la adquisición de poco más de
cien obras, base del acervo que
desde entonces y hasta la fecha
se ha incrementado gracias a
las donaciones de diversos
artistas. Si la misión del Museo
fue desde un comienzo exhibir
lo
mejor
del
arte
contemporáneo, especialmente
el latinoamericano y mexicano,
la Colección MARCO que se
buscaba formar era una que se
compusiera de lo mejor del
arte
actual
producido
Archivo MARCO
en
Latinoamérica y México. Tal misión fue clara al Museo, en su momento Edward J. Sullivan dijo sobre
esta tarea: «el Museo intenta adquirir una amplia colección de pintura, escultura, instalaciones y
2
Museo de Arte Moderno, en http://www.mam.org.mx/museo (revisado el 30 de marzo de 2012).
Eduardo Ramírez. El triunfo de la cultura. Fondo Editorial Nuevo León, Universidad Autónoma de Nuevo
León, Monterrey: 2009. 41-42.
3
5
obras sobre papel de algunos de los artistas más originales que trabajan hoy en día en América
Latina».4
La dinámica del Premio MARCO fue innovadora. El Consejo de Directores del Museo invitó a un
selecto grupo de artistas a donar una obra a la Colección, las cuales fueron evaluadas por el jurado
encargado de elegir una obra para otorgarle un premio de 250 mil dólares. De entre casi cien piezas
participantes, la ganadora fue Sácate una muela (1994) del artista Julio Galán. Desde la primera
edición del Premio MARCO se logró conjuntar diversos estilos pictóricos, diferentes miradas al
mundo y a la misma producción artística creando un fascinante mosaico del multifacético mundo del
arte.
De acuerdo con Sullivan, «la diferencia entre las tres obas ganadoras es una muestra significativa de
tal variedad tanto temática como técnica, evidente en la carga emocional y autobiográfica de Julio
Galán, lejana de la ácida crítica sociopolítica que realizada por Immendorff, ganador del Premio
MARCO de 1996. Las tendencias artísticas que se pueden observar en el acervo MARCO van desde el
minimalismo hasta la pintura neo-expresionista, pasando por el abstraccionismo y el realismo,
encontrándose también con un arte con compromiso social y otro de connotación personalista». 5
La Colección MARCO es un crisol del arte contemporáneo que muestra diversas corrientes y
múltiples posibilidades. Se formó como una importante muestra de la situación del arte
latinoamericano dentro de un panorama global, e involucra un aprovechamiento de los diversos
recursos dejados por los estilos pictóricos del siglo XX mediante la experimentación en el
planteamiento de los intereses de cada artista.
Las donaciones a la Colección MARCO, que van de 1994 hasta la fecha, muestran una continuación
de la tendencia general que se dibujó en las tres ediciones del Premio MARCO. En su segunda
edición, el crítico de arte Luis Carlos Emerich planteó con claridad el rompimiento con cualquier idea
de progreso lineal del arte característico de las primeras vanguardias del siglo XX, el uso y re uso del
material, y acervo heredado de las vanguardias y de los estilos pictóricos tradicionales tanto de
occidente como de otras latitudes con el consiguiente desarrollo de propuestas que muchas veces
rompen y critican la tradición artística al tiempo que la continúan. Con las donaciones que se han
hecho desde aquel entonces, el acervo ha alcanzando su dimensión actual de más de doscientas
obras.
La Colección es representativa de la situación contemporánea del arte se refleja en el valor que cada
pieza tiene; la obra concentra trazos, pinceladas, ideas y emociones del artista, así como un sentido
socio-histórico, como hija de su tiempo, reflejos de la situación del arte y el artista en la sociedad y
4
Edward J. Sullivan. MARCO en la encrucijada: el inicio de la colección permanente. Museo de Arte
Contemporáneo de Monterrey, Monterrey: 1995. 16.
5
Sullivan. MARCO en la encrucijada: el inicio de la colección permanente. 17.
6
su relación con otras esferas de la vida humana. También confluyen las preocupaciones meramente
artísticas de sus creadores, con su visión personal de aquello que el arte es y aquello que cada obra
representa. El acervo de MARCO se convierte en algo más que un conjunto de obras y se presenta
como una pequeña muestra del universo humano a partir de la visión de cada artista y, aún más
importante, a partir del acercamiento personal del espectador a cada obra y a estas en su
agrupación, en un movimiento en el que continuamente se revelan y reconfiguran las intenciones
del artista.
Mujeres y arte
Durante la mayor parte de la historia las mujeres no han gozado de los mismos derechos que los
hombres y en muchas ocasiones se les ha negado la participación en diversas actividades debido a
las ideas de género de la sociedad, que se convierten en limitantes del desarrollo personal. Ante
esta situación de inequidad es que surgieron los primeros movimientos feministas con la intención
de reivindicar a la mujer y el papel que juega en la sociedad frente a los diversos prejuicios y
estereotipos que mermaban su desarrollo.
En el mundo del arte el papel de la
mujer fue sujeto de los mismos
prejuicios, el que las labores propias
de las mujeres fueran las faenas del
hogar. No se consideraba que las
mujeres
tuvieran
capacidades
artísticas, lo que era una gran
barrera para que accedieran a las
instituciones de educación artística.
6
En Latinoamérica la situación no era
ajena. Fuera de su papel como
modelo para las múltiples pinturas y
esculturas, las mujeres gozaron de
pocos espacios, y muchas veces
carecieron de ellos para llevar a cabo
la práctica artística. En México, hacia
La procesión de las fiestas de San Basilio, 1994, Ana Mercedes Hoyos,
finales del siglo XIX e inicios del
óleo sobre tela
6
Luisa Barrios. “Las mujeres en la plástica mexicana de la primera mitad del siglo XX” en Imágenes y
representación de las mujeres en la plástica mexicana. Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca:
2005. 65.
7
siglo XX, las mujeres no podían tomar clases en la Escuela de San Carlos, y si aprendían a pintar
nunca era con miras hacia una profesionalización, sino que se le miraba como amateur, cuando no
como un mero pasatiempo, y cuando alguna mujer exponía en algún espacio artístico la crítica era
realizada no en términos estéticos y del mérito de la obra sino teniendo en cuenta que se trataba
con condescendencia.7
A inicios del siglo XX las mujeres que jugaban un papel en el arte, más que como creadoras, lo
hacían como musas, como fue el caso de Antonieta Rivas, Dolores Olmedo, Guadalupe Marín,
Carmen Mondragón y María Asúnsolo, mujeres que promovieron las artes o sirvieron de inspiración
8
para la creación de diversas obras. La introducción de la mujer como creadora artística se fue
dando paulatinamente al mismo tiempo que las obras de artistas empezaban a ser consideradas
según parámetros estéticos y no según su género, siendo las primeras en lograr reconocimiento por
su obra María Izquierdo, Frida Kahlo, Isabel Villaseñor, Angelina Beloff, Olga Costa, Rosario Cabrera
y Rosa Castilla, siendo está última de las pocas que se desenvolvió en la escultura.
9
Si bien las mujeres fueron ganándose un lugar dentro del mundo del arte, esto se dio a través de un
proceso en el que no únicamente se tuvo que hacer frente al veto que había respecto a la mujer
como artista, sino que también frente a la idea de un arte feminista, en el sentido de un arte que al
ser hecho por mujeres tuviera que tener una referencia directa a una condición femenina. Es ante
este segundo prejuicio al cual han tenido que enfrentarse las artistas de finales del siglo XX, en
donde se considera que las mujeres generan una arte femenino preponderante y propio de ciertas
formas, técnicas y temas, cuando en realidad «lo ‘femenino’ no deriva del sexo del pintor».10
Es este panorama más reciente dentro del cual hay que colocar a las artistas cuyas obras
pertenecen a la Colección MARCO. Las piezas exhibidas en Mujeres artistas en la colección MARCO
tienen en común el haber sido elaboradas por mujeres pertenecientes al continente Americano,
principalmente de México, y sirve como indicador del reconocimiento social que tienen dentro de la
actividad artística, no en cuanto a un «arte de mujeres» sino al mérito de su planteamiento y
desarrollo estético.
Así la labor artística de Ana Mercedes Hoyos y Liliana Porter, que se extiende mucho más allá de los
últimos años del siglo XX e inicios del XXI, hace eco de preocupaciones y temas que escapan de la
lógica de un arte feminista hecho por mujeres acercándose a diversos temas. Ana Mercedes Hoyos
pasó del abstraccionismo a la pintura figurativa en la década de 1980, cuando comenzó a pintar
temas relativos a la identidad cultural de la población del norte de Colombia, descendientes de los
esclavos africanos traídos al continente. Liliana Porter ha expresado a lo largo de su carrera una
7
Ibid. 66-67.
Ibid. 71.
9
Ibid. 81-102.
10
Brandon Taylor. Arte hoy. Akal, Madrid: 2000. 68.
8
8
continua fijación por el tema del tiempo, la memoria y la no linealidad de estos elementos, cuestión
que manifiesta en los distintos estratos temporales en que desarrolla su obra.
El trabajo de Ana Mercedes Hoyos y Liliana Porter —la pintura y la escultura de la primera; el
grabado, los objetos y la fotografía de la segunda— expresa inquietudes intelectuales y sociales.
Pero este arte no lleva inmersa connotación política alguna que trate de despertar conciencia sobre
la inequidad y la injusticia hacia las mujeres, ni busca ser un reflejo de los valores de lo femenino. En
cambio, demuestra la calidad artística y consagra a estas mujeres, quienes en contra de los
prejuicios sociales destacan por su excelencia.
Ejes temáticos
El crisol del arte contemporáneo
Portrait, 1994, Janet Logan, técnica mixta
El arte de la primera mitad del siglo XX se caracterizó por una consolidación de las vanguardias
dentro de las distintas formas artísticas —literatura, música, pintura, cine, teatro y escultura—, las
cuales encontraron nuevos derroteros en un proceso en el que se proclamaba el fin de las formas
tradicionales, así como la necesidad y el nacimiento de nuevas formas expresivas. Este impulso
artístico dio como resultado la diversidad de corrientes artísticas, como el expresionismo, el
cubismo, el futurismo, el constructivismo y el suprematismo .
La recepción de las nuevas corrientes pictóricas al igual que sus contrapartes en otras formas
artísticas implicó un rompimiento con el realismo, el que había caracterizado una buena parte del
arte desde el inicio de su configuración moderna en el Renacimiento. Este «proceso de
9
extrañamiento de la realidad», como lo llamara José Ortega y Gasset en la década de 1920, requiere
de un acercamiento distinto al realizado hasta ese momento al mundo de la pintura. Ortega y Gasset
dividió al público aristocráticamente entre aquellos que entienden el arte moderno y aquellos que
no.11 Sin embargo la mayor parte de lo dejado por las vanguardias de inicios del siglo ha pasado a
formar parte de la tradición pictórica, y el espectador se puede acercar desde distintos puntos a
estas obras que salen del esquema del arte como representación de la realidad.
El arte de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI es heredero directo de esta posición artística. Si
bien en la mayor parte de los casos al menos se ha abandonado la perspectiva progresista del arte
en donde cada obra tiene la misión de superar de manera lineal a sus predecesoras, a la postre
estas corrientes innovadoras se han convertido en tradiciones artísticas cuyo desarrollo —aunque en
ocasiones se haya calificado como lenguaje caduco— ha mostrado una continua apertura hacia
nuevas posibilidades. Cada obra invita a relacionarse de manera particular, permitiendo al
espectador —a través de texturas, colores y formas— experimentar si la obra es puramente sensual o
con una fuerte carga intelectiva y, así, descubrir qué es el arte.
La libertad del arte contemporáneo posibilita que a partir de elementos provenientes de las más
diversas procedencias se continúe la creación artística dentro de los campos tradicionales, como lo
es la pintura y escultura, situación que también se ve influenciada por ideas provenientes de
innovadoras formas, como es el caso del arte objeto. En la pintura Portrait (1994) de Janet Logan,
las palabras y los objetos se integran. La capacidad de desarrollar en el arte la totalidad en diversos
niveles se hace patente en la pintura The light (1994) de Liliana Porter: su minimalismo
característico encuentra sentido en la conjunción con un objeto, una lámpara, que siendo un objeto
extra pictórico es parte de la obra.
El arte americano de las mujeres, tanto del sur como del norte del continente, no es ajeno a estos
movimientos artísticos del pasado, se nutre de ellos. Sin asumir una postura progresista no deja de
experimentar con los distintos materiales que sirvieron de sustento a las corrientes artísticas.
Aunada a la libertad de experimentación con los materiales se abre las más amplia gama de temas a
tratar dentro del arte de las últimas décadas, tópicos que en conjunto forman la experiencia
contemporánea del arte imposible de abarcar en una sola definición.
Continuación y renovación de la tradición
El paisajismo y los bodegones son temas comunes en la pintura occidental. El primero fue
característico de la pintura holandesa posterior a Rembrandt en el siglo XVII, cuando el paisajismo y
las pinturas de los interiores domésticos se volvieron populares. En México el paisajismo fue
11
José Ortega y Gasset. La deshumanización del arte. Editorial Porrúa, Ciudad de México: 1986.
10
desarrollado principalmente en el siglo XIX, y alcanzó uno de sus puntos más altos en las pinturas de
José María Velasco y Gerardo Murillo ‘Dr. Atl’.
La naturaleza muerta o bodegones tienen también su origen moderno en la pintura holandesa, lugar
donde se origina el término en la segunda mitad del siglo XVII en el sentido de modelo inmóvil.12 La
naturaleza muerta es una presencia constante a lo largo de la historia del arte que permeó en
muchas de las vanguardias como fue el cubismo de Picasso que durante un período realizó análisis
geométricos de temas tradicionales como este.13
Dentro de la primera tradición es fácil colocar la
pintura de María Sada, cuyo principal tema es el
paisaje tropical con la exuberancia vegetal, que si
bien continúa con la tradición paisajista abre por
otro lado, como menciona Luis Carlos Emerich,
«insospechadas posibilidades de percepción
visual de las cosas, pero también de sus
contenidos simbólicos, y no solamente de sus
imágenes específicas, sino del devenir de la
pintura que nada renuncia al pasado ni al
presente para enriquecerse».14
La pintura de Sylvia Ordóñez se relaciona
directamente
con
la
segunda
tradición
mencionada dada su recurrencia en la naturaleza
Vista desde las torres de Edward James en la Huasteca
Potosina, 1994, María Sada, óleo sobre tela
muerta, misma que es retratada de una manera
figurativa pero no sin pasar primero por cierta
experimentación formal. Las frutas que componen sus bodegones, a pesar de ser fácilmente
reconocibles, han pasado por un proceso: atribuible a su formación en un abstraccionismo
principalmente geométrico, a partir de lo cual menciona Emerich, «del mero apetito pictórico, de la
15
forma por la forma, el color por el color, abrirá paso hacia la infinidad connotativa». Así, de las
distintas figuras que componen el lenguaje más puramente geométrico Ordóñez pasa a un arte
figurativo en el cual se sintetiza el formalismo con el realismo de tal manera que no se tiene ni uno
ni otro, ofreciendo con ello una experiencia que se ancla tanto en un arte puro como en la realidad.
Nuevas tradiciones pictóricas e innovación
12
Norbert Schneider. Naturaleza Muerta. Benedikt Taschen Verlag, Koeln: 1999. 7.
Catherine Emslie Ed. World Art. London Flame Tree Publishing, Londres: 2006. 37.
14
Luis Carlos Emerich. Premio MARCO: un final como un principio. Museo de Arte Contemporáneo de
Monterrey, Monterrey: 1996. 21.
15
Ibid.
13
11
En la segunda mitad del siglo XX han existido corrientes pictóricas que se han convertido en nuevas
tradiciones del mundo del arte lo cual —al igual que sus antecesoras— no implica que todo esté
hecho y dicho. El desarrollo del neoexpresionismo puede ser calificado como uno de los más
importantes de los setenta y ochenta; en México es característico de las pinturas de artistas que
pasaron a formar parte del mundo del arte en los ochenta, como Dulce María Núñez, Marisa Lara,
Rocío Maldonado y Georgina Quintana.
El neoexpresionismo de estas artistas mexicanas es parte de la tendencia que surgió en Alemania,
Las puertas del cielo, 1994, Marisa Lara, óleo sobre tela
Italia, Estados Unidos y Gran Bretaña a finales de los ochenta, siendo sus principales representantes
los nuevos salvajes de Alemania y la transvanguardia de Italia. La pintura dejó de ser vista como arte
que se desarrolla en una superficie totalmente plana, al tiempo que retoma en cierta medida el arte
figurativo. Mientras algunos artistas localizados dentro de esta corriente, como Lucian Freud y
Francis Bacon, retrataron el cuerpo humano desde ángulos poco comunes o con cierta
desproporción, los alemanes expresaron una preocupación por el pasado reciente de la nación
germana así como su situación política.
El neoexpresionismo en México encontró un desarrollo bastante fecundo alrededor del tema de la
identidad abordado desde distintos niveles. La obra de Dulce María Núñez tiene fuerte carga
autobiográfica; recorre perspectivas de lo personal a partir de diversos elementos que entran en
juego para la constitución de la identidad, como son el entorno cultural, la imagen que se tiene de
uno mismo y el rol social que se juega.
12
La obra de Marisa Lara, Las puertas del cielo (1994) hace eco a la dimensión religiosa mexicana, la
relación y nueva significación que para varios artistas adquirieron algunos elementos del
cristianismo, como también es el caso de la pintura Génesis (1994) de Georgina Quintana, en lo que
a la postre se convirtió en una transición a ciertas preocupaciones por lo místico, ya fuese dentro del
mismo marco del cristianismo o abrevando de fuentes orientales. Las obras de estas artistas
exploran diferentes temas a partir de un estilo parecido.
Otra de las nuevas tradiciones artísticas que cabe mencionar es el abstraccionismo que se ve
reflejado en las obras de Rosario Guajardo e Irma Palacios Flores. El origen de esta corriente puede
rastrearse a la década de 1940 en Estados Unidos, al mismo tiempo que empezó a tomar el lugar de
París como centro cultural del mundo occidental debido, entre otras cosas, a la Segunda Guerra
Mundial.16
El abstraccionismo buscó romper tajantemente no únicamente con la figuración, sino también con el
formalismo de varias vanguardias en lo que era una búsqueda de lo espontáneo y la expresión
personal17 por encima de algún otro valor estético. Con ello se perdió la referencia a cualquier figura
geométrica pura. El resultado son obras que aunque carecen de elementos reconocibles e
identificables con objetos reales son capaces de despertar en el espectador pensamientos,
sensaciones y sentimientos.
Si bien la falta de figuración dentro de la obra de estas dos artistas mexicanas rompe totalmente con
la percepción que tenemos corrientemente de la realidad, a partir de los colores y las texturas del
óleo abre un vínculo con los estados subjetivos, con lo que el arte va encontrando cada vez un mayor
espacio para albergar múltiples significados a partir del encuentro que tiene con el espectador.
Las posibilidades del acero
Las esculturas de Miriam Medrez, Teresa Serrano e Yvonne Domege tienen como común
denominador el uso del acero para desarrollar sus distintos planteamientos estéticos. El recorrido
por las obras de estas tres escultoras muestra la diversidad de posibilidades que tiene un mismo
material en distintas manos ya sea por sí mismo o en conjunción con otros materiales; con la
cerámica en el caso de Miriam Medrez, con el cuero en el caso de Teresa Serrano, y como único
material en el trabajo de Yvonne Domenge.
16
17
World Art. 47.
Ibid.
13
Un mismo material
puede responder a
numerosos
cuestionamientos
estéticos, más allá
de su maleabilidad
para
generar
formas
que
permiten
jugar
múltiples papeles,
desde
ser
el
principal elemento
de la pieza hasta
servir únicamente
de base estructural
a otros materiales.
Sin título, 1994, Teresa Serrano, hierro, cuero y colchoneta bordada
Las
piezas
de
Miriam Medrez son un desarrollo de los materiales usados para desenvolverlos como partes del
cuerpo, principalmente como la piel, o en todo caso en la evocación de alguna parte del cuerpo
18
humano cuando del cuerpo completo, principalmente el femenino. De esta manera los materiales
rígidos pasan a evocar lo orgánico del cuerpo por medio de la actividad creativa.
Cada obra se desarrolla en un terreno particular. La obra de Yvonne Domenge con sus figuras
esféricas se nutre de la filosofía de Leibniz19 en donde la partícula más básica tanto espiritual como
material es la mónada, circular y perfecta, contenedora de toda su historia, así como de todas sus
posibilidades. La obra de Teresa Serrano, Sin título (1994), parte de una serie llamada Volcanes,
guarda una relación directa con el aspecto natural del mundo entrando en juego con materiales
artificiales y contemporáneos estableciendo un símil entre ambos aspectos, cuando no, una síntesis
entre ambos.
18
Esther A. Leal Farías. Miriam Medres: cuerpo y superficie en
http://www.arteactualmexicano.com/artistas/28-Miriam_Medrez/textos (revisado el 3 de abril de 2012).
19
Lily Kasner. Yvonne Domenge or the vicissitudes of the creation en
http://www.domenge.com/ingles/critica.php (revisado el 3 de abril de 2012).
14
Anexos
Lista de artistas participantes
Ana Mercedes Hoyos. (Colombia 1942) estudió en la Facultad de Bellas Artes, Universidad Nacional
y la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia. Desde 1966 ha expuesto su obra. En un primer
momento exploró variedades de abstracción lírica, particularmente en sus obras de 1970. A partir
de 1980 combina elementos clásicos con gráficos en ilustrativos con influencias del pop art teniendo
como principal tema la cultura del norte de Colombia heredera de los esclavos.
Claudia Fernández. (México 1965) aprendió pintura de su papá, el pintor Francisco Fernández
Orozco. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas ‘Academia San Carlos’ en la ciudad de
México. Su trabajo ha sido exhibido en México, Estados Unidos, Cuba, Brasil y Chile, así como en
algunas ciudades de Europa. Se dedica a realizar pinturas e instalaciones.
Dulce María Núñez. (México 1950) estudió en la Escuela de Pintura Escultura y Grabado ‘La
Esmeralda’ en la ciudad de México. Ha exhibido su trabajo desde 1979. Después de un periodo
abstracto de pintura, desarrolló su obra alrededor de la representación popular del lenguaje para
proponer una lectura genealógica del espíritu mexicano a través de una iconografía tradicional que
muestra una historia ecléctica.
Georgina Quintana. (México en 1956) estudió letras hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras
de la UNAM, aunque su interés era principalmente la pintura. Ha exhibido su trabajo desde 1980. Su
búsqueda es acorde a uno de los grandes mitos creacionistas de Occidente: la idea de que el mundo
fue escrito por su creador para darlo a leer a los hombres. La oración ‘En el principio fue el verbo’
adquiere así concreción de cifra en la Biblia, que es por antonomasia el libro donde el mundo está
escrito.
Irma Palacios Flores. (México 1943) estudió en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado ‘La
Esmeralda’ en la ciudad de México. Ha expuesto su obra desde 1980. Utiliza el informalismo como
lenguaje para explorar nuevos ámbitos cromáticos y espaciales, los cuales han adquirido la
apariencia de formas orgánicas propias del mundo mineral.
Janet Logan. (Canadá 1944) estudió en Montreal en la Ecoled`Art et Dessin du Musee des MeauxArts, L`EcoleNationale de Theatre du Canada, Universite Concordia y la Universitede Québec a
Montreal. Ha expuesto su trabajo desde finales de la década de los setenta. En sus obras de gran
formato incorpora elementos que ha tomado del pasado clásico, al tiempo que conjuga la pintura
con objetos en sus superficies.
15
Liliana Porter. (Argentina 1941) estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en
la Universidad Iberoamericana en la ciudad de México. Ha expuesto su trabajo desde 1959. Comenzó
estudiando el grabado y a lo largo de su trayectoria ha usado diversos medios como son la fotografía
y el video. Sus obras sensuales y placenteras articulan un diálogo vivo con fuentes literarias que van
de Lewis Carroll a Jorge Luis Borges.
María Sada. (México 1954) estudió diseño en Monterrey. Ha expuesto su trabajo desde mediados de
la década de los ochenta. Su estilo se aproxima al foto realismo soft-edged; sus telas grises y
silenciosas proyectan misteriosamente una sombra en el tiempo, la luz se encuentra entre el día y la
noche, entre lo opaco y lo brillante: un estado fantasmal entre la vida y la muerte.
Marisa Lara. (México 1960) estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas ‘Academia de San
Carlos’ y en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado ’La Esmeralda’ en la ciudad de México. Desde
1984 ha expuesto su obra al lado de su compañero Arturo Guerrero. Ambos retratan, con una
intención gozosa y crítica, temas de la cultura popular mexicana mediante un lenguaje figurativo
que tiene sus raíces en el arte popular.
Martha Pacheco. (México 1957) estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad
de Guadalajara. Ha expuesto su obra desde 1982. Interiores fríos con desnudos que a veces se
suspenden en el espacio sugieren la preocupación de Pacheco por el tema de la muerte y lo mágico.
Rocío Maldonado. (México 1951) inició sus estudios en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura de
ciudad de México. Permaneció dos años y medio en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado ‘La
Esmeralda’. Ha expuesto su trabajo en distintas ciudades de Estados Unidos, principalmente. Su
interés es el cuerpo humano; un fragmento de torso, una oreja, un pie, son su forma de acercarse a
la realidad.
Rosario Guajardo. (México 1948) estudió diseño de interiores en Arte AC en Monterrey. Ha
expuesto su trabajo desde 1976, fecha en que comenzó a realizar grabados explorando el color, la
textura y la luz, con el geometrismo como herramienta básica. En su pintura abandonó el uso de las
formas para apelar a un proceso de síntesis y formación hasta alcanzar el vacío de sus
representaciones.
Sylvia Ordóñez. (México 1956) estudió en Galería Arte y Libros, Monterrey, N.L. Desde 1980 ha
expuesto su trabajo, su impulsor fue el galerista regiomontano Guillermo Sepúlveda. En 1993 tuvo
una exposición individual en MARCO, muestra con la cual se le abrieron las puertas a otros artistas
locales que hasta ese momento no habían tenido cabida en el espacio.
Laura Anderson Barbata. (México 1958) estudió a los pueblos yanomami en las selvas de
Venezuela. Las obras más recientes de Anderson incorporan ciertas referencias derivadas de su
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contacto con esa cultura. Ha expuesto sus pinturas, dibujos y esculturas desde 1986. Su trabajo
adopta una cualidad expresiva similar al lirismo abstracto de los cincuenta.
Miriam Medrez. (México 1958) estudió en la Universite Concordia en Montreal y en la Escuela
Nacional de Artes Plásticas ‘Academia San Carlos’ en la ciudad de México. Ha expuesto su obra
desde 1981. Sus esculturas de arcilla reflejan de manera típica figuras que interactúan con otras
como conos, cucharas o pelotas. Su imaginaría es con frecuencia sensual respecto al tono.
Teresa Serrano. (México 1936) estudió pintura con László Fehér y Javier Arévalo. Ha expuesto su
obra desde 1976. En su trabajo transmite diversos significados por medio de la yuxtaposición de
materiales y objetos cotidianos: espejos, alambres, tejidos, conchas. Sus obras articulan
afirmaciones visuales e inmediatas.
YvonneDomenge. (México 1946) estudió artes plásticas en México, Montreal y en Washington D.C.
También cursó la carrera de desarrollo humano en la Universidad Iberoamericana. Ha participado
en exposiciones tanto a nivel nacional —como el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey—
como a nivel internacional —entre ellos el Musée du Louvre—.
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