EL GRANERO DECIMAL. El Granero Decimal de Lorca, al igual que

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EL GRANERO DECIMAL.
El Granero Decimal de Lorca, al igual que los Graneros, dezmerías y Tercias
de otros lugares, se estableció de modo definitivo en esta ciudad a mediados
del siglo XVI para recoger y administrar los pagos en especie y en dinero que
se hacían a la Iglesia sobre las cosechas y otros productos de la huerta y
campo. El dinero y los frutos recaudados por este medio servían para,
mediante el repartimiento de las denominadas “raciones”, mantener en parte al
personal eclesiástico de la localidad, atender a las necesidades del culto y de
los edificios religiosos y ayudar al sostenimiento de toda la infraestructura del
obispado de Cartagena. Establecida esta dezmería junto al antiguo
emplazamiento de la Iglesia de San Mateo (la actual plaza de abastos), en ese
mismo lugar permaneció, sufriendo el edificio las lógicas modificaciones, hasta
la extensión del pago de diezmos hacia 1836. De unos pocos años más tarde
data la completa desaparición de la dezmería lorquina y de todos los
empleados que la entiendan, entre ellos los administradores conocidos como
“fieles del granero”.
El edificio que finalmente ocuparía el
Granero fue el del antiguo hospital de
San
Julián,
una
fundación
eclesiástica medieval de carácter
benéfico que se agrego, con todas
sus rentas y bienes, al hospital
general de la concepción a mediados
del siglo XVI, pasando este a
depender enteramente del consejo.
El hecho de que la Iglesia mantuviera
en su poder el edificio del antiguo
hospital destinándolo a granero,
ocasiono un acalorado pleito entre
ambas instituciones que finalmente
se sustanciaría a favor del Obispado
de Cartagena.
La construcción debió de adaptarse y
reformarse posteriormente en varias
ocasiones, pero no hay constancia de
todas ellas. Sí se conoce la fecha en
la que el solar que ocupaba el
Granero se configuro totalmente. En
1753 los entonces fieles compraron a
censo al regidor Diego Joaquín Leones una casa que tenía vinculada , en un
estado bastante ruinoso, y que estaba situada en la parroquia de San
Mateo,”… calle que baja desde el cementerio de su Iglesia a la que nombran
de la parrica (actual Pío XII), lindando por la espalda con el dicho Granero
Mayor de rentas decimales, por la parte de abajo con casas de doña Juana
Pérez monte y por la de arriba con la calle que esquina para subir a dicho
cementerio…”. La compra, efectuada en la cantidad de 8.761 reales que
devengaría pensiones anuales, se hacia “…para la extensión y mayor
comodidad de sus graneros y oficinas…”.Pero en 1778, apremiado el regidor
por una real orden para que se reparan todas las casas que pertenecieran a
vínculos y mayorazgos, y no disponiendo del dinero necesario, decidió
venderla definitivamente a los administradores del Granero que pasaron
entonces a ser sus poseedores legítimos.
De antes de que esa posición se
hiciera efectiva data la única
gran reforma conocida, y la que
le daría el aspecto que
finalmente
presentaba
el
edificio. Se acometió hacia
1763, cuando se contrataba con
el maestro de obras Pedro
García Campoy la edificación
de toda una parte nueva –
posiblemente
el
cuerpo
cuadrangular del lado Sur- y el
remozamiento y mejora de la ya
existente. Aunque no se ha
localizado
en
protocolos
notariales el contrato hecho con
el alarife, ya que posiblemente
se efectuaría ante un notario
eclesiástico, sí se conoce con
más o menos precisión en que
consistió esa nueva edificación y
las reformas por lo anotado en
el libro de Providencias del
Granero. En el se puede leer lo
siguiente:
“En la ciudad de Lorca en veinte y ocho días del mes de junio de mil
setecientos sesenta y cinco años el señor don Andiconagoitia, prebendado de
la Santa Iglesia de Cartagena y comisario nombrado por los señores
presidentes y cabildo de ella para el reconocimientote la nueva obra ejecutada
y proyectada en el granero decimal de la expresada ciudad, con asistencia de
don Baltasar Canestro, arquitecto y maestro por Su Majestad en la villa y corte
de Madrid, pasó a practicar la citada diligencia a el referido granero dicho, fue
reconociendo pieza por pieza toda la obra hasta el día ejecutada, en el que se
reduce a el primero, segundo y tercero plano que se demuestra en el citado
diseño.
El primero para el sitio de almazara, bodega de aceite y demás oficinas
correspondientes de esta especie, que mira a la calle que llaman de leones por
el medio día. El segundo que esta sobre este y ha de servir y sirve para
granero de trigo, contaduría, antecondaturia, archivo y escalera principal,
servidumbre común de ambos graneros de trigo y cebada con el tercero que
todos se hallan concluidos, a excepción de este ultimo que esta sin solar, como
tampoco la contaduría y ante contaduría, y concluido que fue dicho
reconocimiento dijo el referido don Baltasar que su fabrica se halla arreglada y
conforme a las citadas condiciones, con solo la diferencia de que los machos o
pilares del primero y segundo plano tienen un palmo más de grueso de lo que
se consta de dichas condiciones, lo que desde luego considera por muy útiles y
aun precisos para la mayor subsistencia de dicha obra y solo se le ofreció
hacer algunas prevenciones conducentes tanto a la mayor firmeza de la obra y
su hermosura, como para la mejor conservación de los frutos..."
Andiconagoitia ordeno que todas estas consideraciones se le hicieran patentes
al maestro de la obra para que las tuviera en cuenta y las aceptara, siempre y
cuando el cabildo resolviera sobre ellas favorablemente. En 4 de julio del
mismo año se hace referencia al gasto de la obra que había ascendido ya a la
cantidad
de
72.152rls.
A cinco de abril de 1766, en el mismo Libro de Providencias, se notifica a los
fieles que los maestros alarifes múrcianos Antonio Roldan y Martín Solera
pasaran a reconocer la obra nueva que se había hecho en el granero según las
cláusulas y condiciones que constan de la escritura de remate otorgada a
Pedro García Campoy, alarife murciano pero residente entonces en Lorca. Esa
actuación de peritos tasadores indica que la obra estaba ya enteramente
acabada. En el acata de reconocimiento, que tiene lugar el día 8, se apunta
que tiene presentes los proyectos, escritura de condiciones y prevenciones
hechas por Baltasar Canestro. No hay fallos en la obra y si mejoras, como en el
punto segundo en que dice que los materiales son “de la mejor calidad que en
el país se encuentran”, o los 6.379 rls que finalmente importaron las mejores
hechas en algunas partidas. En este mismo reconocimiento se observaron
necesidades en la obra vieja que se dejan anotados y tasados por un valor de
375 rls en total (cuestiones de poca monta relacionados con acabado de
puertas, tabiques, etc.).
El edificio se extendía
sobre una superficie de
cerca de 1.200 metros
cuadrados y se conocen
perfectamente su situación,
planta y alzado por una
fotografía y un plano, de
1867
y
1862
respectivamente.
La
fotografía pertenece una
vista general de la ciudad
hecha desde el castillo en varias tomas por José Rodrigo, y en ella se
aprecian claramente los tejados y el importante volumen de obra que
presenta el edificio centralizado por un patio. El plano de planta datado en
1862 –Haga clic para ver Plano- fue realizado por el entonces arquitecto
provincial Juan José Belmonte y se insita en un informe sobre el estado de la
cárcel situada en el deposito alto, donde aun se encuentra. Las lluvias de ese
año habían descompuesto en parte los tejados de la prisión, lo que se
interpreto como ruina del edificio y se pensó en una alternativa,
proponiéndose el edificio del granero como el mas adecuado para tal fin.
Este había sido desamortizado pasando de manos de la iglesia a ser un bien
nacional que el Ayuntamiento de Lorca reclamo para destinarlo a fines sociales.
Finalmente Belmonte desecharía la idea de poner la cárcel en él por los
inconvenientes que presenta en orden a igualar todos los muros del perímetro,
corregir las vertientes de los tejados, recomponer la parte que daba a la calle
Granero y hacer otras reformas que ajustaran el edificio a las nuevas
disposiciones en torno a la construcción de prisiones o depósitos carcelarios.
También señalaba el inconveniente de ser una propiedad compartida.
El edificio, pasado un tiempo y
por no poder ser aplicado a fin
alguno,
fue
vendido
a
particulares y en 1927, según
la información catastral del
Ayuntamiento,
estaba
en
manos de Pedro Alcántara
Sánchez López de Ayora
conservado todavía la misma
extensión
y
todos
los
volúmenes de sus cuerpos de
edificio. En 1964 todo este
conjunto quedó dentro del recinto histórico-artístico, pero no fue señalado
especialmente
para
su
protección.
La parcela seria vendida posteriormente por los herederos de Pedro A.
Sánchez y de ella se segregaron aproximadamente tres cuartas partes que se
demolieron hacia 1976, con el informe favorable de Bellas Artes, para construir
un bloque de viviendas que es el que actualmente existe.
El cuerpo de edificio que aun se conserva en pie es quizás la parte más sólida
del viejo Granero Decimal que seria conservada precisamente por ese motivo.
Debió de ser la obra nueva construida por García Campoy y a pesar de su
prolongado abandono apenas presentaba deterioros. Adquirido este cuerpo de
edificio hace pocos años por Alfonso López Lidón, se restauro enteramente
para dedicarlo a pub. En la recuperación de las fachadas exteriores, recayentes
a las calles cubo y padre Azor, se puso especial cuidado en no alterar las
características constructivas tradicionales (zócalo de piedra y cadenas del
mismo material en las esquinas, verdugadas de ladrillo a la vista entre cajeados
enlucidos para ocultar la mampostería, cornisas y aleros, etc.). En la
recuperación del interior se utilizaron, sin embargo, materiales que no guardan
mucha consonancia con el tipo de arquitectura de que se trata (enlosado de
mármol en vez de piedra o loseta de barro, madera, vidrio y metal para el
diseño de elementos fijos,…) que responden mas al fin ultimo al que se iba a
destinar el espacio que a una actuación restaurada de modo decisivo el
espacio interno.
Lo que actualmente queda del
Granero de Lorca un cuerpo
cuadrangular de casi 300 metros
cuadrados (12 de frente y 24´5 de
lado) pudo ser la parte destinada a
bodega de aceite y trojes para
trigo y cebada, estando quizás
también aquí parte de las oficinas
de los fieles. El edificio, según la
fotografía anterior, se compone de
tres pisos: sótano, al que se
accede por la calle Padre Azor; una planta principal, con acceso por la calle
Cubo y que se destina a pub; y una planta alta destinada a cámaras cuyo
acceso acceso se hacía mediante una amplia escalera desaparecida cuando
se tiró la otra parte del edificio. En el sótano, única planta no completada en el
plano de Juan José Belmonte, se reproducen los pilares del piso superior que
buscarían así su apoyo en suelo firme. En cuanto a la planta alta, se trata de
una superficie completamente diáfana. Ni en el sótano ni esta última planta
parece haberse hecho actuación arquitectónica alguna en el momento en que
se restauro el edificio.
En la actualidad el edificio del Granero Decimal se incluye
en uno de los recorridos de Lorca Taller del Tiempo.
Tiempo de Contratiempos. El legado artístico
monumental desde la edad moderna hasta el siglo XX.
y
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