III LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL

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III
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I).
SISTEMA GENERAL
1.
LOS TRATADOS. CONCEPTO
3.1. CONVENIO SOBRE EL DERECHO DE LOS TRATADOS, HECHO EN VIENA EL
23 DE MAYO DE 1969
[...]
Art. 2. Términos empleados.—1. Para los efectos de la presente convención:
a) Se entiende por «tratado» un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados
y regido por el Derecho Internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más
instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular.
3.2. INFORME DE LA CDI SOBRE LA LABOR REALIZADA EN SU 18.o PERÍODO
DE SESIONES (GINEBRA, 4 DE MAYO A 19 DE JULIO DE 1966). PROYECTO
DE ARTÍCULOS SOBRE EL DERECHO DE LOS TRATADOS CON SUS COMENTARIOS
COMENTARIO AL ARTÍCULO 2
[...]
2. «Tratado». El término tratado se utiliza en todo el proyecto de artículos en un sentido genérico para denominar toda clase de acuerdos internacionales celebrados entre Estados
y consignados por escrito. Aunque el vocablo tratado en un sentido nada más denota un solo
instrumento solemne, hay otros acuerdos internacionales, tales como los canjes de notas, que
no constituyen un solo instrumento solemne y que, no obstante, son ciertamente acuerdos a
los que se aplica el derecho de los tratados. Asimismo, muchísimos instrumentos aislados, de
uso cotidiano, tales como las «minutas aprobadas» o los «memorandos de acuerdo», no pueden
calificarse en rigor de instrumentos solemnes, pero son sin duda alguna acuerdos internacionales sujetos al derecho de los tratados. Una convención general sobre el derecho de los tratados debe abarcar todos estos acuerdos, y la cuestión de si, para denominarlos, ha de emplearse el término «tratados», en vez de «acuerdos internacionales», es una cuestión de terminología
más que de fondo. La Comisión estima que existen varias razones que apoyan decididamente el uso del vocablo «tratado» con este fin.
3. En primer lugar, el tratado en forma simplificada, lejos de ser excepcional, es muy
corriente y su uso se va generalizando cada vez más. En segundo lugar, las diferencias
jurídicas, en la medida en que verdaderamente existan, entre los tratados en debida forma
y los tratados en forma simplificada, radican casi exclusivamente en el procedimiento de
celebración y entrada en vigor. Las normas de derecho relativas a la validez, la eficacia y
los efectos, la ejecución y el cumplimiento, la interpretación y la extinción, se aplican a
toda clase de acuerdos internacionales. En cuanto a estas cuestiones, se admite que hay
[86]
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
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algunas diferencias importantes de carácter jurídico entre ciertas clases o categorías de
acuerdos internacionales. Pero estas diferencias no proceden de la forma, ni de la denominación, ni de ninguna otra característica exterior del instrumento en que constan, sino
exclusivamente de su contenido. Por tanto, sería inadmisible excluir del alcance general
de una convención sobre el derecho de los tratados ciertas formas de acuerdo internacional tan sólo porque, en cuanto al procedimiento de celebración y de entrada en vigor,
puedan existir ciertas diferencias entre esos acuerdos y los acuerdos en debida forma. En
tercer lugar, aun en el caso de los acuerdos solemnes, hay una gran variedad de denominaciones que hacen difícil la clasificación de los acuerdos internacionales. Así, por ejemplo,
además de las denominaciones de «tratado», «convención», y «protocolo», no es raro
encontrar las de «declaración», «carta», «pacto», «convención», «convenio», «acta»,
«estatuto», «acuerdo», «concordato», mientras que denominaciones tales como «declaración», «acuerdo», y «modus vivendi» pueden darse tanto a los acuerdos en debida forma
como a los acuerdos en forma simplificada. En cuanto a estos últimos se les denomina de
muchísimas maneras, aunque algunas denominaciones tales como «acuerdo», «canje de
notas», «canje de cartas», «memorando de acuerdo» o «minuta aprobada» sean más corrientes que otras… [Anuario de CDI, 1966, vol. II, p. 207.]
3.3. TIJ. ASUNTO DE LA DELIMITACIÓN MARÍTIMA Y CUESTIONES TERRITORIALES ENTRE QATAR Y BAHREIN, COMPETENCIA Y ADMISIBILIDAD.
SENTENCIA DE 1 DE JULIO DE 1994
[...]
19. El asunto volvió a ser discutido dos años más tarde, con ocasión de la reunión anual
del Consejo de cooperación de los Estados árabes del Golfo que tuvo lugar en diciembre 1990
en Doha. Qatar hizo entonces saber que estaba dispuesto a aceptar la fórmula bahreinita.
Después de la reunión, los ministros de asuntos exteriores de Bahrein, de Qatar y de Arabia
Saudita firmaron un acta constatando que, «en el marco de los buenos oficios del rey Fahd
Ben Abdul Aziz», habían tenido lugar consultas relativas a la controversia existente entre
Bahrein y Qatar entre los ministros de asuntos exteriores de estos dos Estados en presencia
del ministro de asuntos exteriores de Arabia Saudita.
Este acta fue redactada en árabe; las traducciones en inglés suministradas por las Partes
divergen en algunos puntos. La traducción... del texto inglés suministrado por Qatar es la
siguiente:
[Traducción del Secretario]
«Se ha convenido lo que sigue:
1) reafirmar lo que las partes habían convenido previamente;
2) continuar los buenos oficios ejercidos entre los dos países por el Servidor de
los dos Santos Lugares, el rey Fahd Ben Abdul Aziz, hasta el mes de chawwal 1411
de la hégira, correspondiente al mes de mayo del año 1991. A la expiración de este
plazo, las partes podrán someter la cuestión al Tribunal Internacional de Justicia conforme a la fórmula bahreinita, que ha sido aceptada por Qatar, y al procedimiento que de
ella resulte. Los buenos oficios de Arabia Saudita continuarán durante la sumisión de
la cuestión al arbitraje;
3) si se llega a una solución fraternal aceptable por las dos partes, el asunto será
retirado del arbitraje.»
La traducción... del texto inglés suministrado por Bahrein se lee como sigue:
[Traducción del Secretario]
«Se ha convenido lo que sigue:
1. reafirmar lo que las partes habían convenido previamente;
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
2. los buenos oficios del Servidor de los dos Santos Lugares, el rey Fahd b. Abdul
Aziz continuarán entre los dos países hasta el mes de chawwal 1411 de la hégira, correspondiente a mayo 1991. Las dos partes podrán, a la expiración de este plazo someter la
cuestión al Tribunal Internacional de Justicia conforme a la fórmula bahreinita, que el
Estado de Qatar ha aceptado, y a los procedimientos que se deriven de ella. Los buenos
oficios del Reino de Arabia Saudita continuarán mientras que la cuestión sea sometida al arbitraje;
3. si se llega a una solución fraternal aceptable por las dos partes el asunto será
retirado del arbitraje.»
20. Los buenos oficios del rey Fahd no tuvieron éxito en el plazo así fijado y Qatar el 8
de julio de 1991, introdujo ante el tribunal una demanda contra Bahrein
«respecto a ciertas controversias existentes entre ellos en relación con la soberanía
sobre las islas Hawar, los derechos soberanos sobre las elevaciones de Dibal y de Qit’al
Jaradah y la delimitación de las zonas marítimas entre los dos Estados».
Según Qatar los dos Estados:
«se ha comprometido expresamente uno y otro, en sus acuerdos de diciembre de 1987
[…] y de diciembre de 1990 […] a someter sus controversias al tribunal».
Habiendo las dos Partes «dado su consentimiento por los acuerdos internacionales arriba
citados», Qatar considera que el Tribunal está en disposición «de ejercer su competencia para
pronunciarse sobre estas controversias» y como consecuencia sobre su demanda.
Bahrein sostiene por el contrario que el acta de 1990 no constituye un instrumento jurídicamente obligatorio. Añade que en todo caso las disposiciones combinadas de los canjes de notas
de 1987 y del acta de 1990 no permitían a Qatar someter unilateralmente el asunto al Tribunal.
A este efecto Bahrein subraya que, en una primera versión, el acta de 1990 daba a «una u otra
de las dos partes» el derecho de someter el asunto al Tribunal y que, a instancias suyas, este
texto ha sido modificado para no permitir tal sometimiento más que por «las dos partes». Bahrein
deduce de ello que el Tribunal no es competente para conocer de la demanda de Qatar.
21. El Tribunal se interrogará en primer lugar sobre la naturaleza de los textos invocados por Qatar, después abordará el análisis de su contenido.
22. Las Partes están de acuerdo en considerar los canjes de notas de diciembre de 1987
como constitutivos de un acuerdo internacional con fuerza obligatoria en sus relaciones mutuas.
Bahrein sostiene en cambio que el acta del 25 de diciembre de 1990 no es más que una simple
síntesis de la negociación, análogo a las actas de la comisión tripartita, que no tiene por tanto
valor de acuerdo internacional y que no podría por tanto servir de base para la competencia
del Tribunal.
23. El Tribunal observará en primer lugar que un acuerdo internacional puede tomar
formas variadas y presentarse bajo denominaciones diversas. El parágrafo l.a) del artículo 2
de la convención de Viena sobre el derecho de los tratados de 23 de mayo de 1969 dispone
que a los fines de esta convención
«se entiende por “tratado” un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados
y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o
más instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular».
Por otra parte, como el Tribunal dijo en el caso de un comunicado conjunto
«no existe regla de derecho internacional que prohíba que un —comunicado conjunto
constituya un acuerdo internacional destinado a someter una controversia al arbitraje
o al arreglo judicial» (Plataforma continental del mar Egeo, sentencia, CIJ Recueil,
1978, p. 39, par. 96).
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Con el fin de determinar si un acuerdo de esta clase ha sido concluido,
«el Tribunal debe tener en cuenta ante todo los términos empleados y las circunstancias en las cuales el comunicado ha sido elaborado» (ibid.).
24. El acta de 1990 se refiere a las consultas entre los dos ministros de asuntos exteriores de Bahrein y de Qatar en presencia del ministro de asuntos exteriores de Arabia saudita.
Enuncia lo que ha sido «convenido» entre las Partes. Reafirma en su párrafo 1 los compromisos anteriormente suscritos (lo que incluye como mínimo el acuerdo constituido por los
canjes de notas de diciembre de 1987). Dispone en su párrafo 2 que el rey de Arabia saudita
continuará sus buenos oficios hasta mayo de 1991, y excluye que con anterioridad la controversia sea sometida al Tribunal. Trata de las condiciones en las cuales la controversia podrá
ulteriormente ser llevada ante el Tribunal. Toma nota de la aceptación por Qatar de la fórmula bahreinita. Dispone que los buenos oficios de Arabia saudita continuarán mientras que el
asunto esté pendiente ante el tribunal y añade que, si se alcanza un compromiso, el asunto
será removido de la lista del Tribunal.
25. El acta de 1990 incluye pues la reafirmación de obligaciones pasadas; confía al rey
Fahd la tarea de intentar encontrar una solución para la controversia en un plazo de seis meses;
por último, trata de las condiciones en las cuales se podrá someter el asunto al Tribunal después
de mayo de 1991. Así, y contrariamente a lo que sostiene Bahrein, este instrumento no es una
simple síntesis de reunión, análoga a las elaboradas en el marco de la comisión tripartita. No
se limita a relatar discusiones y a resumir puntos de acuerdo y de desacuerdo. Enumera los
compromisos en los que las Partes han consentido. Crea así para las Partes derechos y obligaciones en derecho internacional. Constituye un acuerdo internacional.
26. Sin embargo Bahrein hace valer que los signatarios del acta nunca han tenido la intención de concluir un acuerdo de esta naturaleza. Invoca a este respecto una declaración de su
ministro de asuntos exteriores, fechada el 21 de mayo de 1992, por la cual el interesado precisa: «en ningún momento he estimado que al firmar el acta comprometía a Bahrein mediante
un acuerdo obligatorio en derecho». El ministro añade que, según la Constitución de Bahrein,
los «tratados “relativos al territorio del Estado” no pueden entrar en vigor hasta que hayan
sido efectivamente adoptados como leyes». Indica que no habría tenido por tanto capacidad
para firmar un acuerdo internacional que produzca efectos con la firma. Consciente de esta
situación, él habría estado dispuesto a suscribir una declaración consignando un entendimiento
político, pero no un acuerdo jurídicamente vinculante.
27. El Tribunal no estima necesario interrogarse sobre cuáles podrían haber sido las
intenciones del ministro de asuntos exteriores de Bahrein, al igual que por otra parte las del
ministro de asuntos exteriores de Qatar. En efecto, los dos ministros han firmado un texto que
recoge compromisos aceptados por sus gobiernos, alguno de los cuales debían recibir aplicación inmediata. Habiendo firmado un texto de estas características, el ministro de asuntos
exteriores de Bahrein no puede sostener ulteriormente que él sólo creía suscribir una «declaración consignando un entendimiento político», y no un acuerdo internacional.
28. Bahrein rechaza sin embargo que se haya concluido un acuerdo internacional, desarrollando otra argumentación. Según él, la conducta ulterior de las Partes demostraría que ellas
no han considerado jamás el acta de 1990 como un acuerdo de esta naturaleza. Ésta habría
sido no solamente la posición de Bahrein, sino también la de Qatar. Bahrein expone en efecto
que Qatar ha esperado a junio de 1991 para pedir a la Secretaría General de la Organización de
las Naciones Unidas que registre el acta de diciembre de 1990 por aplicación del artículo 102
de la Carta, registro que ha sido objetado por Bahrein. Bahrein añade que, contrariamente a
las prescripciones del artículo 17 del pacto de la Liga de Estado Árabes, Qatar no ha depositado el acta de 1990 ante la Secretaría general de ésta; y que además no ha seguido los procedimientos requeridos por su propia Constitución para la celebración de los tratados. Este
comportamiento pondría de relieve que Qatar, como Bahrein, no han considerado jamás el acta
de 1990 como un acuerdo internacional.
29. El Tribunal observará que un tratado o acuerdo internacional no registrado ante la
Secretaria de la Organización de las Naciones Unidas no puede, según las disposiciones del
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
artículo 102 de la Carta, ser invocado por las partes ante un órgano de la Organización de las
Naciones Unidas. La ausencia de registro o el registro tardío en cambio no tiene consecuencias sobre la validez misma del acuerdo, que no deja por ello de vincular a las partes. Por ello,
el Tribunal no podría deducir de la circunstancia de que Qatar haya solicitado el registro del
acta de 1990 solamente seis meses después de su firma que este Estado consideraba, en diciembre de 1990, que dicha acta no constituía un acuerdo internacional. La misma conclusión se
impone en lo que se refiere a la falta de registro del instrumento en la Secretaría general de
la Liga de Estados Árabes. Por otra parle, el Tribunal no encuentra ningún elemento en el
expediente que le permitía deducir del eventual desconocimiento por Qatar de sus normas
constitucionales relativas a la celebración de los tratados que éste no tenía intención de concluir
o no consideraba haber concluido un instrumento de esta naturaleza; y tal intención, incluso
si existiera, no podría prevalecer sobre los propios términos del instrumento en cuestión. Por
tanto, la argumentación de Bahrein sobre estos puntos no puede ser aceptada.
30. El Tribunal llega a la conclusión de que el acta de 25 de diciembre de 1990, como
los canjes de notas de diciembre de 1987, constituye un acuerdo internacional que crea derechos
y obligaciones para las Partes. [CIJ Recueil, 1994, pp. 118-122.]
3.4. NOTA DE LA DIRECCIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO DEL
DEPARTAMENTO FEDERAL DE ASUNTOS EXTERIORES DE LA CONFEDERACIÓN HELVÉTICA, DE 13 DE FEBRERO DE 1996, SOBRE LA NATURALEZA JURÍDICA DE LOS RESULTADOS Y DE LAS DECISIONES DE LAS CONFERENCIAS INTERNACIONALES
1.
GENERALIDADES
Por regla general, las decisiones, declaraciones u otros resultados de las Conferencias internacionales no crean obligaciones jurídicas; se trata de acuerdos políticos, es decir, instrumentos desprovistos de fuerza jurídica o, en determinados casos, acuerdos que preceden los
compromisos jurídicos («soft law», «droit mou»). Las declaraciones de las Conferencias internacionales crean, en el entendimiento de los participantes en la Conferencia en cuestión,
expectativas que, de todos modos, los participantes o terceros no sabrían exigir su realización
de manera categórica. Se trata de simples declaraciones de intención por parte de los participantes, lo que la terminología utilizada atestigua frecuentemente («plataforma de acción»
«programa» «agenda»).
De todas formas existen casos en los que las declaraciones de las Conferencias internacionales pueden perfectamente desplegar efectos jurídicos: a) cuando las Partes lo han querido así; o b) cuando el contenido de las decisiones refleja el derecho internacional consuetudinario.
a) Si los participantes en una Conferencia internacional entienden conferir fuerza obligatoria a sus decisiones, éstas deben tomar la forma de un tratado multilateral. Sin embargo, si
ni la forma del texto, ni su relación, ni finalmente otro indicio (la forma en la que el acuerdo
de las Partes se ha tomado, etc.) no demuestra esa voluntad, no hay tratado y las decisiones
tomadas no tienen efecto obligatorio inmediato. Aunque si la voluntad de crear ese efecto
existe, esto no significaría que todos los participantes en la Conferencia estarían automáticamente obligados; esto sería el caso únicamente de los que han aprobado el tratado, ratificándolo, por ejemplo.
b) [...]
2.
LA NATURALEZA DE LAS DECISIONES TOMADAS POR LAS CONFERENCIAS EN CUESTIÓN
Lo que precede revela que para determinar el carácter jurídico de las declaraciones de las
Conferencias internacionales, se debe examinar si éstas encierran elementos convencionales.
Si la existencia de esos elementos no puede establecerse, las decisiones en cuestión no son
jurídicamente obligatorias.
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Río (1992). Entre las tres «resoluciones» adoptadas en Río, sólo la primera contiene decisiones sobre cuestiones de fondo (la resolución 2 agradece a Brasil el haber organizado la Conferencia, mientras que la resolución 3 contiene los plenos poderes de los representantes de los
Estados). Ni la «Declaración de Río», ni el «Programa 21», ni la «Declaración autorizada, sin
fuerza jurídica obligatoria, de principios» («Legally Non-Binding Authoritative Statement of
Principles» «Declaration de principes, non juridiquement contraignante mais faisant autorité») relativa a la gestión de los bosques despliegan efectos jurídicos obligatorios; esos textos
formulan directrices políticas (en particular en el ámbito del desarrollo sostenible). Ocurre
todo lo contrario por lo que se refiere a los Convenios sobre el cambio climático y sobre la
diversidad biológica. Éstas han sido firmadas en el curso de la Conferencia de Río, pero no
forman parte de las decisiones tomadas por esta reunión. Éstas son jurídicamente obligatorias para los Estados que las han ratificado y han sido aceptadas por Suiza, como tratados,
siguiendo el procedimiento ordinario.
Viena (1993). Las fórmulas empleadas sugieren que ni la «Declaración» ni el «Programa
de acción» de Viena son jurídicamente obligatorios. A largo plazo, estos textos pueden sin
embargo contribuir a consolidar el carácter consuetudinario de determinados derechos humanos,
lo que será importante sobre todo para los Estados no Partes en los tratados universales para
la protección de los derechos humanos.
El Cairo (1994). El «Programa de acción» de El Cairo tiene un alcance político más que
jurídico. Esto es lo que resulta claramente del hecho de que el artículo primero de la Resolución 2 adoptada por la Conferencia «recomienda» a la Asamblea General de las Naciones
Unidas hacer ese programa «con ocasión de su 49.a sesión». Esta recomendación no convierte de todos modos en obligatorio el programa en cuestión, ya que las decisiones de la Asamblea
General misma (resoluciones, declaraciones, etc.) no tienen fuerza obligatoria automática.
Copenhague (1995). En su prefacio a la Declaración de Copenhague, el Secretario general
de las Naciones Unidas expone que la presencia de numerosos Jefes de Estado ha dado un
peso considerable a los «acuerdos políticos» («Political Agrements») contenidos en la declaración. Esta última compromete los Estados a realizar un programa de acción cuyo capítulo
quinto, «Aplicación y vigilancia», constata que la presencia de una «voluntad política masiva»,
será decisiva para conseguir los resultados enunciados en el programa. Por lo que se refiere
a la realización de los aspectos financieros de éste —ámbito particularmente apropiado para
formular objetivos obligatorios— se han limitado a mencionar las políticas y los comportamientos generales dirigidos a los gobiernos, sin comprometer los Estados (párrafo 87).
Beijing (1995). La Resolución 1 de la Conferencia «recomienda» también a la Asamblea
General de las Naciones Unidas hacer suya la «Declaración y plataforma de Beijing». En el
párrafo 293, se especifica incluso que la puesta en práctica de la plataforma de acción incumbe a los gobiernos más que a los Estados, lo que prueba con evidencia el carácter político del
programa.
3.
CONCLUSIÓN
Se puede decir como resumen que ninguna de las cinco conferencias arriba mencionadas
ha tomado decisiones que conlleven efectos jurídicos inmediatos, porque los textos en cuestión
no contienen elementos convencionales. Eso comporta que los resultados de esas conferencias tienen ante todo un contenido político. [Revue Suisse de Droit International et Droit
Européen, 1997, pp. 642-644.]
3.5. CIRCULAR DEL PRIMER MINISTRO FRANCÉS RELATIVA A LA ELABORACIÓN Y CONCLUSIÓN DE LOS ACUERDOS INTERNACIONALES DE 30 DE
MAYO DE 1997
Los principios que rigen las relaciones de las administraciones francesas con las autoridades extranjeras vienen precisadas por dos textos de referencia, aún en vigor:
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
—la resolución de 22 mesidor del año VII según la cual «los extranjeros acreditados de
cualquier manera que sea ante el gobierno… no tienen relaciones directas sino con el ministro de relaciones exteriores; no se comunican más que a través de su intermediario con los
otros ministros».
—el decreto de 25 de diciembre de 1810, según el cual está expresamente prohibido a los
ministros responder, sea por escrito, sea verbalmente, a cualquier pregunta, demanda o asunto,
que sea de pequeña o gran importancia, que le sean dirigidos por un agente extranjero. «La
única respuesta debe ser que deben dirigirse al ministro de asuntos extranjeros».
El desarrollo de las relaciones internacionales implica hoy en día que otras autoridades
distintas del ministro de asuntos extranjeros tengan relaciones con sus homólogos extranjeros, o con las organizaciones internacionales. Especialmente pueden ser llevados a negociar
compromisos internacionales que obliguen a Francia.
Esta práctica que impone la vida internacional no debe en ningún momento poner en tela
de juicio la unidad y la coherencia de la política exterior de Francia: esta coherencia supone
que el ministro de asuntos extranjeros desempeñe libremente su papel de concepción y de
coordinación. Para hacer esto, debe ser mantenido informado de las relaciones que conducen
los otros ministros con autoridades extranjeras, sobre todo cuando éstas son susceptible de
finalizar en la conclusión de un acuerdo internacional.
Las reglas generales que deben ser respetadas por el buen funcionamiento del Estado en
la vida internacional han sido recordadas especialmente en la circular de 17 de julio de 1995
relativa a la coordinación de la acción exterior del Estado. A través de la presente circular yo
os indico las reglas relativas a la elaboración y a la conclusión de acuerdos internacionales
que deben seguirse.
1.
TIPOLOGÍA DE LOS ACUERDOS INTERNACIONALES
En el derecho internacional el término «tratado» designa cualquier acuerdo destinado a
producir efectos jurídicos y regido por el derecho internacional, concluido por escrito entre
dos o más sujetos de derecho internacional. El derecho internacional —que no es formalista— deja completa libertad a las partes por lo que se refiere a la denominación dada a su
compromiso.
La práctica francesa distingue entre los acuerdos en forma solemne —designados por el
artículo 52 de la Constitución a través del término «tratado»— concluidos en nombre de los
Jefes de Estado, y los acuerdos en forma simplificada concluidos a nivel de los gobiernos.
Los poderes para la firma de los acuerdos en forma solemne son firmados por el Presidente
de la República. Éstos deben ser objeto de ratificación y el instrumento de ratificación es
igualmente firmado por el Presidente de la República. Los poderes para la firma de los acuerdos en forma simplificada son firmados por el Ministro de asuntos extranjeros del mismo
modo que, si procede, los instrumentos de aprobación de esos acuerdos. Bajo esta reserva, la
entrada en vigor de los acuerdos de una o de otra forma está sometida a los mismos procedimientos constitucionales. Su alcance jurídico es idéntico tanto desde el punto de vista del
derecho internacional cuanto del derecho interno.
La elección de la forma solemne se hace en función de los precedentes de la necesidad
que tiene el Estado extranjero de seguir esa forma por razón de su derecho interno o por consideraciones políticas que llevan a atribuir una mayor solemnidad al compromiso. El artículo
53 de la Constitución impone la forma solemne en un cierto número de supuestos: tratados
de paz y tratados de comercio.
El término convenio viene con frecuencia utilizado por los acuerdos bilaterales y multilaterales que se refieren a materias técnicas. Éste se sigue tradicionalmente por ciertas categorías de acuerdos: convenios consulares, convenios fiscales.
Cuando un acuerdo completa o modifica un acuerdo existente, puede ser llamado «protocolo adicional», «protocolo modificativo del acuerdo» o, con más rigor «de enmienda».
Por el contrario, se deben evitar las expresiones «memorándum de acuerdo» o «protocolo de acuerdo» susceptibles de crear confusión sobre el alcance del compromiso suscrito.
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
93
En sus contactos con los países anglosajones, los negociadores franceses pueden verse proponer «memoradums d’entente» o «memorandum of understanding». Estos instrumentos no
son siempre considerados por los juristas de esos países como acuerdos internacionales, sino
como compromisos de buena fe que no obligan a los firmantes. Ahora bien, esta distinción
es desconocida para la concepción francesa del derecho internacional que reconoce a todo
compromiso adquirido en nombre del gobierno el valor de un acuerdo internacional que
establece obligaciones. Se debe por lo tanto evitar la conclusión de textos que lleven por
nombre la de «memorandum of understanding», para que no se llegue a situaciones en las
que el gobierno francés se considere obligado sin que haya una verdadera reciprocidad. De
todos modos, si esta fórmula viene impuesta a los negociadores franceses en un marco multilateral por ejemplo, éstos deberán hacer precisar por todas las partes que estos instrumentos
son obligatorios y que Francia exigirá su respeto.
A lado de los acuerdos internacionales, concluidos en nombre de los jefes de Estado o de
Gobierno la práctica internacional admite la conclusión de acuerdos administrativos, concluidos con sus homólogos extranjeros por los ministros. Estos acuerdos constituyen una categoría desconocida por el derecho internacional. Como consecuencia, aunque obligan al Estado
tienen el inconveniente que no ofrecen garantía alguna respecto de su ejecución por la otra
parte. No se debe por lo tanto recurrir a estos instrumentos sino en circunstancias particulares para completar o precisar un acuerdo existente, o, en rigor, para organizar una cooperación administrativa de alcance limitado. En todos los casos, los ministros no pueden obligarse más allá del límite estricto de sus atribuciones y la competencia de la parte extranjera debe
ser verificada en la medida de lo posible. Para la adopción de un texto que afectare tanto en
Francia, cuanto en lo que concierne a la parte extranjera, a varios ministros, no debe hacerse
uso de la técnica del acuerdo administrativo… [RGDIP, tomo 102, 1997, pp. 591-593.]
3.6. RESPUESTAS DEL FOREIGN AND COMMONWEALTH OFFICE AL CUESTIONARIO SOBRE LA CELEBRACIÓN DE LOS TRATADOS
Un comité jurídico en el marco del Consejo de la Unión Europea hizo circular un cuestionario sobre el tema relativo a la celebración de los tratados internacionales. Entre las preguntas figuraban las siguientes cuestiones:
1. ¿Qué criterios, si existen, vienen siendo utilizados por las autoridades de su Estado
para diferenciar los tratados de los instrumentos sin fuerza jurídica obligatoria en el derecho
internacional?
2. ¿Existe algún procedimiento especial que debe seguirse antes de la firma o aprobación de los mencionados instrumentos?
3. ¿Existe alguna norma jurídica imperativa que impida a una delegación del Estado
firmar o aprobar esos instrumentos?
El Foreign and Commonwealth Office ha contestado el 9 de mayo de 1996 de la siguiente manera:
I.
INSTRUMENTOS SIN FUERZA JURÍDICA OBLIGATORIA
1. Lo que diferencia un tratado de un instrumento sin fuerza jurídica obligatoria es la
intención de las partes de establecer relaciones obligatorias según el derecho internacional.
En la práctica del Reino Unido, esa intención viene puesta de relieve por la utilización de un
lenguaje particular que indica la intención de crear una relación jurídicamente obligatoria.
Los términos de un documento informal, no vinculante, deberán ser redactados como meras
expresiones de un propósito...
2. No existen procedimientos especiales que deben seguirse antes de la firma o aprobación de instrumentos no vinculantes.
3. No existen reglas jurídicas que indiquen las personas que pueden ser autorizadas a
firmar o aprobar instrumentos internacionales, tanto obligatorios como no obligatorios. En la
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
práctica, de todas formas, todos esos instrumentos son habitualmente concluidos por representantes oficiales del Gobierno. [British Yearbook of International Law, vol. 67, 1996, pp.
700-701.]
3.7. POSICIÓN DE LA DIVISIÓN JURÍDICA DEL GOBIERNO DE CANADÁ ACERCA
DEL VALOR JURÍDICO DE LOS ARREGLOS Y MEMORANDA DE ENTENDIMIENTO. CARTA DE 10 DE ABRIL DE 1995
Los arreglos y los memoranda de entendimiento son instrumentos menos formales que los
acuerdos internacionales (tratados), aunque éstos reflejan compromisos políticos y morales
significativos que los firmantes deben respetar. La primera ventaja de esos instrumentos es
que éstos proporcionan una mayor flexibilidad administrativa que los acuerdos internacionales. De todos modos esos instrumentos permiten a los departamentos y agencias gubernamentales funcionar de una manera más efectiva manteniendo estrechos contactos a nivel de
trabajo con sus correspectivos en otros países.
Lo que sigue es un sumario de la posición de Canadá acerca del valor jurídico de los
arreglos y de los memoranda de entendimiento:
A diferencia de los acuerdos internacionales (tratados) los arreglos y los memoranda de
entendimiento) no crean obligaciones jurídicas formales entre los Estados soberanos según
el derecho internacional.
La ejecución de un arreglo o de un memorándum de entendimiento es un acto políticamente obligatorio.
Los departamentos gubernamentales de Canadá pueden negociar y concluir arreglos y
memoranda de entendimiento sin obtener la aprobación del Gabinete o un decreto del
Consejo.
Es importante notar que además del título del instrumento, el propósito de los redactores
y el lenguaje del documento puede ser tomado en consideración para determinar su valor
jurídico. De todas maneras, debería evitarse un lenguaje que pueda llevar a confusión acerca
del valor de un instrumento según el derecho internacional. Por ejemplo, términos como
«acuerdo», «acordar», «deberán», «deben» y «obligaciones» deberán evitarse. También la
frase «surtirá efecto» deberá ser utilizada en lugar de «entrar en vigor».
[GYIL, 1995, pp. 390-391.]
3.8. ACUERDOS INTERNACIONALES: ALGUNOS SUPUESTOS DE LA PRÁCTICA
CONVENCIONAL
A) Tratado celebrado entre S.M. el Rey de España y S.M. el Rey de la Gran Bretaña e Irlanda, referente al matrimonio concertado por S.A.R. la Princesa Victoria Eugenia Julia
Ana de Battemberg, firmado en Londres, el 7 de mayo de 1906
Por el artículo I del Tratado, «se conviene y acuerda que el matrimonio se celebrará en
persona, en Madrid, tan pronto como sea posible» y por el artículo II, «Su referida Majestad
el Rey D. Alfonso XIII se compromete a asegurar a su referida A.R... desde la fecha de su
matrimonio con S.M. y durante todo período de dicho matrimonio, una asignación anual de
450.000 pesetas... se compromete también... a asegurarle desde la fecha de su muerte una
asignación anual de 250.000 pesetas, a menos que y hasta que se contraiga un segundo matrimonio habiendo sido ya votadas por las Cortes ambas asignaciones. Las condiciones privadas o capitulaciones que se propongan por cada una de las Partes con respecto al referido
matrimonio, se convendrán y expresarán en un contrato separado que, sin embargo, se considerara como formando parte integrante del presente Tratado, y las Altas Partes Contratantes
se comprometen mutuamente por la presente a someterse a sus términos». Artículo IV: «El
presente tratado se ratificará y las ratificaciones se canjearan en Londres…» (fue ratificado
el 23 de mayo de 1906. Cfr. Alcubilla, Diccionario, Apéndice de 1906, p. 321).
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B)
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Convenio entre España y Paraguay, de 25 de junio de 1959, sobre adquisición de barcos
Art. 1.o Los Gobiernos de España y del Paraguay declaran que con el propósito de hacer
efectiva la cooperación internacional entre ambos Estados han elegido y autorizado a sus entes
estatales, el Banco Exterior de España, éste representado por su filial Compañía de Fomento
del Comercio Exterior, S.A., y la Flota Mercante del Estado del Paraguay, para realizar una
transacción relativa a la construcción y financiación y venta de barcos, quienes han suscrito
un contrato en esta misma fecha y en la ciudad de Madrid, contrato que se considera parte del
presente Convenio como un anexo del mismo.
Art. 2.o Los Gobiernos de España y del Paraguay se constituyen en garantes de las obligaciones de los entes estatales, el Banco Exterior de España, representada por su filial Compañía de Fomento del Comercio Exterior, S.A., y la flota Mercante del Estado del Paraguay, y
en tal concepto prestarán las facilidades necesarias e interpondrán su autoridad y sus recursos legales para que dichos entes cumplan satisfactoriamente el contrato de esta fecha anexo
al presente Convenio.
Art. 3.o El Gobierno del Paraguay dará la garantía de su agente financiero del Banco
Central del Paraguay para la apertura de créditos, afianzamientos y demás operaciones previstas en el contrato de adquisición de barcos.
Art 4.o Cualquier diferencia que surja en la interpretación de este Convenio o del contrato que hace referencia al artículo 1.o o en la ejecución de los mismos, será resuelta por los
árbitros. Cada Parte Contratante designará uno, y ambos así designados nombrarán un tercero. En caso de no existir acuerdo de partes para este nombramiento, la designación será pedida
al Presidente de la Corte Internacional de Justicia.
Art. 5.o El presente Convenio será aprobado y ratificado conforme a las prácticas constitucionales o legales de ambas Partes Contratantes y quedará en vigor desde el día en que se
canjearen las ratificaciones.
Art. 6.o El Canje de las ratificaciones del presente Convenio será hecho en el más breve
plazo posible.
En fe de lo cual, los Plenipotenciarios respectivos firmaron el presente Convenio y lo sellaron con sus sellos, en dos ejemplares igualmente auténticos, en idioma español, en la ciudad
de Madrid, a los veinticinco días del mes de junio del año mil novecientos cincuenta y nueve.
Por el Gobierno del Estado español, Fernando María Castiella. Por el Gobierno de la República de Paraguay, Raúl Sapena Pastor [BOE de 18 de abril de 1960].
C) Convenio de Préstamo entre el Gobierno español y el Gobierno de la República de Irak,
firmado en Madrid el 26 de mayo de 1971
El Gobierno del Estado español y el Gobierno de la República de Irak; en el deseo de
desarrollar la cooperación económica entre los dos países se han convenido en lo siguiente:
Art. 1.o El Gobierno del Estado español concede al Gobierno del Irak un préstamo
por la suma de hasta 20 millones doscientos cincuenta y un mil doscientos dólares USA
(USA $ 20.251.200) destinados a la financiación parcial del precio de tres barcos cuya
construcción en España va a realizarse en virtud de contrato firmado el 26 de mayo de
1970... entre «Iraqui Maritime Transport Co» del Irak y la empresa española «Astilleros
Españoles S.A.».
Art. 2.o La ejecución del presente Convenio se realizará por el Banco de España, por
parte del Gobierno español, y por el Central Bank of Irak, Bagdag, por parte y por cuenta del
Gobierno Iraquí — obligado directamente en todo caso ante el Estado español—, quienes
celebrarán el correspondiente convenio.
[...]
Art. 9.o Para la aplicación e interpretación de las estipulaciones del presente Convenio
regirán las normas de la legislación española, sometiéndose las partes a la jurisdicción de los
Juzgados y Tribunales de Madrid [BOE de 20 de febrero de 1973].
96
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
D) Convenio entre España y Portugal para la construcción de obras de mejora de la barra
del Guadiana, firmado en Lisboa el 20 de junio de 1969
Los Gobiernos de España y Portugal, animados del espíritu de amistosa colaboración que
preside sus relaciones mutuas, decididos a cooperar en la realización de las obras de mejora
de la barra del río Guadiana, como asunto de interés común, han convenido lo que sigue:
Art. 1.o En la desembocadura del río Guadiana, y en ambas márgenes, se construirán las
obras de mejora de la barra a que se refiere el presente Convenio, que establece con este fin
los derechos u obligaciones de ambos Gobiernos.
[...]
Art. 6.o La ejecución de las obras será adjudicada a Empresas portuguesas o españolas,
en pie de igualdad.
El personal, los materiales y los accesorios no serán objeto de ninguna discriminación.
Art. 7.o Regirán las condiciones de trabajo y de seguridad social prevista por la legislación portuguesa.
La Empresa adjudicataria deberá en todo caso señalar un domicilio en territorio portugués.
Art. 8.o Para asegurar la buena ejecución de las obras y establecer un enlace permanente por los servicios interesados de los dos países, se constituye una Comisión técnica hispano-portuguesa.
[...]
Art. 13. Los contratos relativos a la construcción de estas obras estarán sometidos a las
normas de la legislación portuguesa.
Las dificultades contenciosas que puedan producirse a propósito de los mismos serán exclusivamente de la competencia de las autoridades portuguesas.
Art. 14. El presente Convenio entrará en vigor en la fecha en que ambos Gobiernos se
comuniquen recíprocamente el cumplimiento de sus disposiciones constitucionales a la aprobación del mismo.
Hecho en Lisboa el 20 de junio de 1969, en dos ejemplares, redactados en español y en
portugués cuyos textos dan igualmente fe [BOE, 15 de septiembre de 1970].
E) Memorando de entendimiento entre las Naciones Unidas y la República del Iraq, de 23
de febrero de 1998
1. El Gobierno del Iraq ratifica su aceptación de todas las resoluciones pertinentes del
Consejo de Seguridad, incluidas las resoluciones 687 (1991) y 715 (1991). El Gobierno del
Iraq reitera además su compromiso de cooperar plenamente con la Comisión Especial de las
Naciones Unidas (UNSCOM) y con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
2. Las Naciones Unidas reiteran el compromiso de todos sus Estados Miembros de respetar la soberanía y la integridad territorial del Iraq.
3. El Gobierno del Iraq se compromete a dar a la UNSCOM y al OIEA acceso inmediato y sin condiciones ni restricciones, de conformidad con las resoluciones mencionadas en el
párrafo 1. En el cumplimiento del mandato que se le ha conferido en las resoluciones del
Consejo de Seguridad, la UNSCOM se compromete a respetar los intereses legítimos del Iraq
en materia de seguridad, soberanía y dignidad nacionales.
4. Las Naciones Unidas y el Gobierno del Iraq están de acuerdo en que que apliquen los
siguientes procedimientos especiales en la entrada inicial y las entradas posteriores que haya
que hacer en los ocho recintos presidenciales del Iraq que se enumeran en el anexo del presente Memorando para llevar a cabo las tareas encomendadas:
a) El Secretario General creará un Grupo Especial a estos efectos en consulta con el Presidente Ejecutivo de la UNSCOM y el Director General del OIEA. Este Grupo estará compuesto por diplomáticos de alto nivel nombrados por el Secretario General y expertos procedentes
de la UNSCOM y el OIEA. Lo dirigirá un Comisionado designado por el Secretario General;
b) En el desempeño de su labor, el Grupo Especial se ceñirá a los procedimientos establecidos de la UNSCOM y del OIEA y a los procedimientos específicos detallados que se fijen
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
97
teniendo en cuenta la naturaleza especial de los recintos presidenciales, de conformidad con
las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad;
c) El Presidente Ejecutivo de la UNSCOM presentará al Consejo de Seguridad, por intermedio del Secretario General, el informe que elabore el Grupo Especial sobre sus actividades y conclusiones.
5. Las Naciones Unidas y el Gobierno del Iraq están además de acuerdo en que todas
las demás zonas, instalaciones, equipo, registros y medios de transporte estarán sujetos a los
procedimientos instituidos hasta la fecha por la UNSCOM.
6. Tomando nota del progreso realizado por la UNSCOM en varias esferas del desarme y de la necesidad de intensificar los esfuerzos para concluir su mandato, las Naciones
Unidas y el Gobierno del Iraq convienen en aumentar la cooperación, así como la eficiencia, la efectividad y la transparencia de los trabajos, para que la UNSCOM pueda informar
en breve al Consejo con arreglo a lo dispuesto en el párrafo 22 de la resolución 687 (1991).
A tal fin, el Gobierno del Iraq y la UNSCOM aplicarán las recomendaciones que se les hicieron en el informe de la sesión de emergencia que celebró la UNSCOM el 21 de noviembre
de 1997.
7. Naturalmente, el levantamiento de las sanciones es de suprema importancia para el
pueblo y el Gobierno del Iraq, y el Secretario General se ha comprometido a señalar este
asunto a la plena atención de los miembros del Consejo de Seguridad.
Firmado el 23 de febrero de 1998 en Bagdad, en dos originales en inglés.
En nombre de las Naciones Unidas
(Firmado) Kofi A. ANNAN
Secretario General
En nombre de la República del Iraq
(Firmado) Tariq AZIZ
Viceprimer Ministro
[Doc. NU, S/1998/166, pp. 2-3.]
F) Acuerdo Euromediterráneo interino de asociación en materia de comercio y cooperación
entre la Comunidad Europea y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP),
actuando por cuenta de la Autoridad Palestina de Cisjordania y la Franja de Gaza, firmado en Bruselas el 24 de febrero de 1997
La Comunidad Europea,
en lo sucesivo denominada «la Comunidad»,
por una parte, y
la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), actuando por cuenta de la Autoridad Palestina de Cisjordania y la Franja de Gaza
en lo sucesivo denominada «Autoridad Palestina»,
por otra,
Considerando la importancia de los lazos existentes entre la Comunidad y el pueblo palestino de Cisjordania y la Franja de Gaza, y los valores comunes que comparten;
Considerando que la Comunidad y la OLP desean fortalecer lazos y establecer unas relaciones duraderas basadas en la colaboración y la reciprocidad;
Considerando la importancia que las Partes conceden a los principios de la Carta de las
Naciones Unidas, en particular al respeto de los derechos humanos, los principios democráticos y las libertades políticas y económicas, que constituyen la auténtica base de sus relaciones.
Deseosas de fortalecer el marco de las relaciones entre la Comunidad Europea y Oriente
Medio, así como de la integración económica regional de los países de Oriente Medio en tanto
que objetivo que debe alcanzarse tan pronto como lo permitan las condiciones;
[...]
98
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Han convenido lo siguiente:
Art. 1. 1. Se crea una Asociación interina en materia de comercio y cooperación entre
la Comunidad y la Autoridad Palestina.
2. Los objetivos del presente Acuerdo son:
—ofrecer un marco apropiado para un diálogo global que permita el desarrollo de estrechas relaciones entre las Partes,
—establecer las condiciones para la progresiva liberalización del comercio,
—fomentar el desarrollo armonioso de las relaciones económicas y sociales entre las Partes
promoviendo el diálogo y la cooperación,
—contribuir al desarrollo social y económico en Cisjordania y la Franja de Gaza,
—estimular la cooperación regional con vistas a consolidar la coexistencia pacífica y la
estabilidad económica y política,
—fomentar la cooperación en otros ámbitos de interés recíproco.
Art. 2. Las relaciones entre las Partes, así como todas las disposiciones del presente
Acuerdo, se basan en el respeto de los principios democráticos y de los derechos humanos
fundamentales tal como se enuncian en la Declaración universal de los derechos humanos,
que inspira sus políticas interiores y exteriores y constituye un elemento esencial del presente Acuerdo.
[...]
TÍTULO VI
DISPOSICIONES INSTITUCIONALES, GENERALES Y FINALES
Art. 63. 1. Se crea un Comité mixto, Comunidad Europea-Autoridad Palestina de
comercio y cooperación, denominado «Comité mixto» en el presente Acuerdo. Para alcanzar
los objetivos fijados por el presente Acuerdo, y en los casos previstos por éste, el Comité
mixto dispondrá de poder decisorio.
Las decisiones adoptadas serán vinculantes para las Partes, que adoptarán las medidas
necesarias para aplicarlas.
2. El comité mixto podrá también formular las resoluciones, recomendaciones u opiniones que considere oportunas para alcanzar los objetivos comunes y el correcto funcionamiento
del presente Acuerdo.
3. El Comité mixto elaborará su reglamento interno.
Art. 64. 1. El Comité mixto estará formado por representantes de la Comunidad y de
la Autoridad Palestina.
2. El Comité mixto actuará de mutuo acuerdo entre la Comunidad y la Autoridad Palestina.
Art. 65. 1. Ejercerán la presidencia del Comité mixto por rotación, la Comisión y la
Autoridad Palestina de conformidad con lo que se disponga en su reglamento interno.
2. El Comité mixto se reunirá una vez al año y cuando las circunstancias lo requieran, a
iniciativa de su presidente.
Art. 66. 1. El Comité mixto podrá decidir la creación de cualquier otro comité que le
asista en el desempeño de sus funciones.
2. El Comité mixto determinará la composición y las funciones de los citados comités,
así como su funcionamiento.
Art. 67. 1. Cada Parte podrá someter al Comité mixto cualquier conflicto relativo a la
aplicación o interpretación del presente Acuerdo.
2. El Comité mixto podrá resolver el conflicto mediante una decisión.
3. Cada Parte estará obligada a tomar las medidas que entrañe el cumplimiento de las
decisiones a que hace referencia el apartado 2.
4. En caso de que no fuera posible resolver el conflicto de conformidad con el párrafo
2, cada Parte podrá notificar a la otra el nombramiento de un árbitro; la otra Parte deberá
entonces nombrar un segundo árbitro en un plazo de dos meses.
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
99
El Comité mixto nombrará un tercer árbitro.
Las decisiones de los árbitros se adoptarán por mayoría.
Cada Parte en el conflicto deberá tomas las medidas necesarias para aplicar la decisión de
los árbitros.
[...]
Art. 70. 1. Las Partes adoptarán todas las medidas generales o específicas necesarias
para cumplir sus obligaciones en virtud del presente Acuerdo. Las Partes velarán por que se
alcancen los objetivos fijados en el presente Acuerdo.
2. Si una de las Partes considera que la otra Parte no ha cumplido alguna de las obligaciones derivadas del presente Acuerdo, podrá tomar las medidas apropiadas. Antes de ello,
excepto en casos de especial urgencia deberá facilitar al Comité mixto toda la información
pertinente necesaria para un examen detallado de la situación con el fin de hallar una solución
aceptable para las Partes.
Al seleccionar las medidas se deberá conceder prioridad a las que menos perturben el
funcionamiento del presente Acuerdo. Estas medidas deberán notificarse inmediatamente al
Comité mixto y serán objeto de consultas en el mismo si la otra Parte así lo solicita.
[...]
Art. 72. A efectos de la aplicación del presente Acuerdo el término «Partes» significa la
OLP en nombre de la Autoridad Palestina y la Comunidad cada uno de los cuales actuando
de conformidad con sus competencias respectivas.
Art. 73. El presente Acuerdo será aplicable, por una parte, en los territorios en los cuales
se aplican los Tratados constitutivos de la Comunidad Europea y con arreglo a las condiciones establecidas en esos Tratados y, por otra, en el territorio de Cisjordania y la Franja de Gaza.
Art. 74. El presente Acuerdo redactado por duplicado en las lenguas alemana, danesa,
española, finesa, francesa, griega, inglesa, italiana, neerlandesa, portuguesa, sueca y árabe,
siendo cada uno de estos textos igualmente auténtico, será depositado en la Secretaría General
del Consejo de la Unión Europea.
Art. 75. 1. El presente Acuerdo será aprobado por las Partes de conformidad con sus
propios procedimientos.
El presente Acuerdo entrará en vigor el primer día del mes siguiente a la fecha en la cual
las Partes se notifiquen mutuamente que los procedimientos a que hace referencia el primer
párrafo han finalizado.
2. El 4 de mayo de 1999 a más tardar deberán iniciarse negociaciones con vistas a la
celebración de un Acuerdo euromediterráneo de asociación. Hasta la celebración de dicho
Acuerdo, permanecerá en vigor el presente Acuerdo, con sujección a las modificaciones
acordadas entre las Partes.
3. Cualquiera de las Partes podrá denunciar el presente Acuerdo mediante notificación
a la otra Parte. El presente Acuerdo se dará por terminado seis meses después de la fecha de
dicha notificación. [DOCE L 187, 16 de julio de 1997.]
2.
CAPACIDAD PARA CELEBRAR TRATADOS
3.9. INFORME DE LA CDI SOBRE LA LABOR REALIZADA EN SU 18.o PERÍODO
DE SESIONES (1966). PROYECTO DE ARTÍCULOS SOBRE EL DERECHO DE
LOS TRATADOS CON SUS COMENTARIOS
[...]
Art. 5.o Capacidad de los Estados para celebrar tratados.—1. Todo Estado tiene capacidad para celebrar tratados.
2. Los Estados miembros de una unión federal podrán tener capacidad para celebrar
tratados si esa capacidad está admitida por la constitución federal y dentro de los límites
indicados en ésta.
100
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
COMENTARIO
[...]
5. El párrafo 2… se refiere a los Estados federales en cuyas constituciones se reconoce a veces a los Estados miembros cierta capacidad para celebrar tratados pero no comprende los tratados que celebren dos unidades componentes de la federación. Los acuerdos
entre dos Estados miembros de un Estado federal se asemejan un tanto a los tratados internacionales y en algunos casos se han aplicado a ellos en derecho interno, por analogía,
ciertos principios del derecho de los tratados. Sin embargo, esos acuerdos se ejecutan con
arreglo al régimen jurídico de la constitución del Estado federal, y si se hiciera aplicable
a ellos el proyecto de artículos se rebasaría la frontera entre el derecho internacional y el
derecho interno. Por consiguiente, el párrafo 2 se refiere únicamente a los tratados celebrados por una unidad de la federación con otro Estado. Por lo general, sólo el Gobierno federal
tiene capacidad para celebrar tratados, pero no hay norma alguna de derecho internacional que impida dar a los Estados componentes de la federación la facultad de celebrar tratados con terceros Estados. En algunos casos pueden surgir problemas acerca de si el Estado
componente celebra el tratado como órgano del Estado federal o por propia autoridad.
También en esta materia la solución ha de buscarse en las disposiciones de la constitución
federal. [Anuario de la CDI, 1966, vol. II, pp. 210-211.]
3.10. CONSTITUCIÓN FEDERAL DE LA CONFEDERACIÓN SUIZA DE 19 DE ABRIL
DE 1999
[...]
Art. 54. Asuntos exteriores.—1. Los asuntos exteriores son competencia de la Confederación.
2. La Confederación se compromete a preservar la independencia y la prosperidad de
Suiza; contribuye especialmente a aliviar a las poblaciones necesitadas y a luchar contra la
pobreza así como a promover el respeto de los derechos humanos, la democracia, la coexistencia pacífica de los pueblos y la preservación de los recursos naturales
3. Tiene en cuenta las competencias de los cantones y salvaguarda sus intereses.
Art. 55. Participación de los cantones en las decisiones de política exterior.—1. Los
cantones están asociados a la preparación de las decisiones de política exterior que afecten a
sus competencias o a sus intereses esenciales.
2. La Confederación informa a los cantones en tiempo útil y de manera pormenorizada
y les consulta.
3. El parecer de los cantones reviste un peso particular cuando sus competencias se ven
afectadas. En estos casos, los cantones son asociados de manera adecuada a las negociaciones internacionales.
Art. 56. Relaciones de los cantones con el exterior.—1. Los cantones pueden concluir
tratados con el extranjero en las materias que sean de su competencia.
2. Tales tratados no podrán ser contrarios ni a los derechos e intereses de la Confederación, ni a los derechos de los demás cantones. Antes de concluir un tratado, los cantones deben
informar a la Confederación.
3. Los cantones pueden mantener contactos directos con las autoridades extranjeras de
rango inferior; en los demás casos, las relaciones de los cantones con el extranjero tienen lugar
por intermedio de la Confederación. [Texto localizado en Internet <http://www.
admin.ch/ch/f/rs/101/index.html>.]
3.11. CONSTITUCIÓN DE BÉLGICA. TEXTO REFUNDIDO DE 17 DE FEBRERO DE
1994
[…]
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
101
SECCIÓN II
De las competencias
SUBSECCIÓN I
Competencias de las Comunidades
Art. 127. 1. Los Consejos de la Comunidad francesa y de la Comunidad flamenca,
cada uno en lo que concierne, regularán por Decreto:
1) las materias culturales;
2) la enseñanza, con excepción:
a) de la fijación del comienzo y del final del año escolar obligatorio;
b) de las condiciones mínimas para colación de títulos;
c) del régimen de pensiones;
3) la cooperación entre las comunidades, así como la cooperación internacional, incluida la conclusión de tratados, en las materias a las que se refieren los apartados 1 y 2.
Por ley aprobada con la mayoría que se exige en el último párrafo del artículo 4 se determinarán las materias culturales a que se refiere el ordinal 1) y las formas de cooperación a que se refiere el ordinal 3), así como las modalidades de conclusión de tratados en los términos del ordinal 3).
2. Estos decretos tendrán respectivamente fuerza de ley en la región de lengua francesa
y en la de lengua neerlandesa, así como ante las instituciones establecidas en la región bilingüe de Bruselas-Capital que, en razón de sus actividades, deban considerarse como pertenecientes exclusivamente a una de las dos Comunidades.
Art. 128. 1. Los Consejos de la Comunidad francesa y de la Comunidad flamenca regularán mediante decreto, cada uno en lo que le competa, las materias personalizables, así como,
dentro de dichas materias, la cooperación entre las Comunidades y la cooperación internacional, incluida la conclusión de tratados.
Por ley aprobada con la mayoría prevista en el artículo 4, último párrafo, se determinarán
esas materias personalizables, así como las formas de cooperación y las modalidades de
concierto de tratados.
2. Estos decretos tendrán respectivamente fuerza de ley en la región de lengua francesa
y en la de lengua neerlandesa, así como, a menos que se disponga otra cosa por una ley aprobada con la mayoría exigida en el último párrafo del artículo 4, ante las instituciones que, aun
estando establecidas en la región bilingüe de Bruselas-Capital, deben ser consideradas por su
organización como pertenecientes exclusivamente a una u otra de las dos Comunidades.
[…]
Art. 130. 1. El Consejo de la Comunidad Germanófona regulará por decreto:
1) las materias culturales;
2) las materias personalizables;
3) la enseñanza, dentro de los límites que establece el artículo 127 en su apartado 1,
ordinal 2);
4) la cooperación entre las comunidades, así como la cooperación internacional, incluyendo la conclusión de tratados, para las materias de los ordinales 1), 2) y 3).
La ley determinará las materias culturales y personalizables de los ordinales 1) y 2), así
como las formas de cooperación a que se refiere el 4) y el modo en que hayan de concertarse los tratados.
2. Dichos decretos tendrán fuerza de ley en la región de lengua alemana.
[...]
TÍTULO IV
DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
102
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Art. 167. 1. El Rey dirigirá las relaciones internacionales, sin perjuicio de la competencia de las comunidades y de las regiones para la cooperación internacional, incluyendo la
conclusión de tratados, en las materias que sean de su respectiva competencia según la presente Constitución o en virtud de ella.
El Rey ostentará el mando de las Fuerzas Armadas, declarará el estado de guerra, así como
el fin de las hostilidades, de todo lo cual informará a las Cámaras en cuanto lo permitan el
interés y la seguridad del Estado, adjuntando las comunicaciones que en su caso procedan.
No podrá efectuarse cesión ni canje alguno de territorio sino en virtud de ley.
2. El Rey concluirá los tratados, con excepción de los relativos a las materias de que trata
el apartado 3. Dichos tratados, no surtirán efecto hasta que hayan recibido la conformidad de
las Cámaras.
3. Los Gobiernos de comunidades y de regiones a que se refiere el artículo 121 podrán
concertar tratados sobre materias de competencia cada uno en su ámbito de competencia de
su Consejo. Dichos tratados no surtirán efecto hasta que hayan recibido la conformidad del
Consejo.
4. Por ley aprobada por la mayoría dispuesta en el último párrafo del artículo 4, se establecerán las modalidades de conclusión de los tratados a que se refiere el apartado 3 y de los
tratados que no tengan exclusivamente por objeto materia de competencia de las Comunidades o de las regiones según la Constitución o en virtud de ella.
5. Podrá el Rey denunciar los tratados concluidos antes del 18 de mayo de 1993, que
tengan por objeto materias comprendidas en el apartado 3, de común acuerdo con los Gobiernos interesados de comunidades o regiones.
El Rey denunciará dichos tratados si así se lo indicaren los Gobiernos interesados de
comunidad o de región. Por ley aprobada mediante la mayoría dispuesta en el último párrafo del artículo 4 se establecerá el procedimiento en caso de desacuerdo entre los Gobiernos
interesados de comunidad o de región.
3.12. ACUERDO EN MATERIA DE SEGURIDAD SOCIAL ENTRE EL GOBIERNO DE
QUEBEC Y EL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA FEDERAL ALEMANA
El Gobierno de Quebec y el Gobierno de la República Federal de Alemania, deseosos de
asegurar la coordinación de sus legislaciones en materia de seguridad social, han convenido
las disposiciones siguientes:
TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 1. En el presente Acuerdo, las expresiones siguientes significan:
a) Territorio: relativo a Quebec, el territorio de Quebec; relativa a la República Federal
de Alemania, el campo de aplicación territorial de la legislación de la República Federal de
Alemania;
b) Jurisdicción: relativa a Quebec, un ciudadano canadiense que reside en Quebec; relativa a la República Federal de Alemania, un alemán en el sentido de la Ley fundamental de la
República Federal de Alemania;
c) Legislación: relativa a Quebec, las leyes y reglamentos relativos al Régimen de
seguridad social de Quebec citados en el párrafo 1 del artículo 2; relativa a la República
Federal de Alemania, las leyes y reglamentos y otros actos legislativos relativos a los regímenes de seguridad social de la República Federal de Alemania citados en el párrafo 1 del
artículo 2;
d) Autoridad competente: relativa a Quebec, el ministro encargado de la aplicación de
la legislación de Quebec; relativa a la República Federal de Alemania, el ministro federal del
Trabajo y los Asuntos sociales;
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
103
e) Institución: relativa a Quebec, el ministerio u organismo encargado de la aplicación
de la legislación de Quebec; relativa a la República Federal de Alemania, el organismo o
autoridad encargado de la aplicación de la legislación de la República Federal de Alemania;
f) Institución competente: relativa a Quebec, el ministerio u organismo encargado de la
aplicación de la legislación de Quebec, relativo a la República Federal de Alemania, la institución encargada en cada caso particular de la aplicación de la legislación de la República
Federal de Alemania.
g) Período de seguro: relativo a Quebec, todo año con respecto a aquellas cotizaciones que
hayan sido pagadas o una pensión de invalidez que haya sido pagada en virtud de la legislación
de Quebec, o cualquier otro año considerado como equivalente; relativo a la República Federal
de Alemania, todo período de cotización determinado o reconocido como un período de seguro
en virtud de la legislación de la República Federal de Alemania, asimismo todo período en la
medida o considerado como equivalente a un período de seguro en virtud de esta legislación;
h) Prestación en metálico: una pensión o cualquier otra prestación en metálico, comprendiendo, todo suplemento, complemento o mejora.
2. Todo término no definido en el parágrafo 1 tiene el sentido que le otorga la legislación aplicable.
Art. 2. 1. Salvo disposición en contrario, el presente Acuerdo se aplica:
— en relación a Quebec, el régimen de rentas de Quebec;
— en relación a la República Federal de Alemania:
i) el régimen de pensiones de los trabajadores (Rentenversicherung der Arbeiter);
ii) el régimen de empleados (Rentenversicherung der Angestellten);
iii) el régimen de pensiones de los mineros (Knappschaftliche Renteversicherung);
iv) el régimen suplementario de pensiones de trabajadores de la siderurgia (Hüttenknappshaftiche Zusatzversicherung);
v) el régimen de pensiones de vejez de los agricultores (Altershilfe für Landwirte).
2. El presente Acuerdo se aplica igualmente a toda ley, reglamento u otro acto legislativo en la medida donde ellos modifiquen, complementen o reemplacen la legislación de las
Partes contratantes.
3. Salvo disposición en contrario, la legislación en el sentido del presente Acuerdo no
comprende las disposiciones resultantes por una de las Partes contratantes de acuerdos concluidos con un Estado tercero o de una legislación supranacional ni las disposiciones adoptadas
asegurar la aplicación.
Art. 3. Salvo disposición en contrario, el presente Acuerdo se aplica:
a) a los súbditos de cada Parte contratante;
b) a todo ciudadano canadiense que no reside en Quebec pero que está o ha estado sometido a la legislación de Quebec;
c) a toda persona refugiada tal como es definida en el artículo 1 de la Convención relativa al estatuto de los refugiados de 28 de julio de 1951 y el Protocolo de 31 de enero de 1967
a esta Convención;
d) a toda persona apátrida tal como es definida el artículo 1 de la Convención relativa al
estatuto de las personas apátridas de 28 de septiembre de 1954;
e) a toda otra persona en lo que concierne a los derechos adquiridos por el ascendiente
de una persona citada en los apartados precedentes de este artículo.
f) a los súbditos de otro Estado diferente del de una Parte contratante en la medida que
no están comprendidos en las personas citadas en el apartado e).
Art. 4. 1. Salvo disposición en contrario del presente Acuerdo, las personas citadas en
los apartados a) y e) del artículo 3 que residan en el territorio de una u otra de las Partes contratantes acuerdan, en la aplicación de la legislación de una Parte contratante, el mismo tratamiento que los súbditos de esa Parte contratante.
2. Los súbditos de una Parte contratante que residan fuera del territorio de los dos Estados
contratantes acuerdan las prestaciones previstas por la legislación de la otra Parte contratante en las mismas condiciones que las que se aplican a sus súbditos residentes fuera del territorio de las dos Partes contratantes.
[...]
104
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Art. 22. 1. Las diferencias entre las dos Partes contratantes sobre la interpretación o
aplicación del presente Acuerdo deben, en la medida de lo posible, ser solucionadas por la
autoridad competente.
2. Si una diferencia no puede ser solucionada de esta forma, será sometida, a solicitud
de una Parte contratante, a un tribunal de arbitraje.
3. El tribunal de arbitraje es constituido ad hoc, cada Parte contratante nombra un miembro
y los dos miembros se ponen de acuerdo para elegir como presidente el súbdito de un Estado
tercero que es nombrado por los gobiernos de las dos Partes contratantes. Los miembros son
nombrados en un plazo de dos meses, el presidente en un plazo de tres meses después que una
de las Partes ha hecho saber a la otra parte que desea someter la diferencia a un tribunal arbitral.
4. Si los plazos previstos en el parágrafo 3 no son respetados y a falta de otro acuerdo,
cada Parte contratante puede solicitar del Presidente del Tribunal Internacional de Justicia
que proceda a las nominaciones necesarias. Si el Presidente es súbdito de una de las Partes
contratantes o es recusado por otra razón, pertenece al vicepresidente proceder a las nominaciones. Si el vicepresidente es también súbdito de una de las Partes contratantes, o se encuentra igualmente recusado, es el miembro del Tribunal que siga inmediatamente en la jerarquía
y que no sea súbdito de una las Partes contratantes a quien corresponde efectuar las nominaciones.
5. El tribunal de arbitraje adopta sus decisiones sobre la base de los tratados existentes
entre los Estados y el derecho internacional general, por mayoría de votos. Sus decisiones son
obligatorias.
6. Cada Parte contratante corre por su cuenta con los gastos ocasionados por la actividad de
su propio miembro, así como con los gastos de su representación en el proceso ante el Tribunal
de arbitraje; los gastos del Presidente así como los demás gastos son asumidos, a partes iguales,
por las dos Partes contratantes. El Tribunal de arbitraje puede fijar otras modalidades de carga en
cuenta con los gastos. Por lo demás, el tribunal de arbitraje regula él mismo su procedimiento.
[…]
Art. 26. Cada una de las Partes contratantes notificará a la otra el cumplimiento de los
procedimientos internos requeridos para la entrada en vigor del presente Acuerdo. El presente Acuerdo entrará en vigor en la fecha convenida entre las Partes contratantes.
Art. 27. 1. El presente Acuerdo es concluido por una duración indefinida. Puede ser
denunciado por una de las Partes contratantes por notificación a la otra Parte contratante.
El presente Acuerdo finalizará el 31 de diciembre del año siguiente a la fecha de la notificación.
2. En caso de denuncia del presente Acuerdo sus disposiciones, en lo que al trato de los
derechos adquiridos hasta la fecha de cese del presente Acuerdo, son mantenidos; las negociaciones serán emprendidas con el fin de establecer los derechos en curso de adquisición en
virtud del presente Acuerdo.
En fe de lo cual, las personas firmantes, debidamente autorizadas a este efecto por los
respectivos gobiernos, han firmado el presente Acuerdo.
Hecho en Quebec el 14 de mayo de 1987, en dos ejemplares, en francés y alemán, cuyos
textos dan igualmente fe.
Por el Gobierno de Quebec. Por el Gobierno de la República Federal de Alemania.
(firma)
(firma)
[Texto en J.-Y. MORIN, F. RIGALDIES y D. TURP, Droit International Public. Notes et
documents. Tome II, Documents d’intérêt canadien et québécois, pp. 135-144.]
3.
LA NEGOCIACIÓN DE LOS TRATADOS
3.13. TPJI. ASUNTO DE LAS CONCESIONES MAVROMMATIS EN PALESTINA.
SENTENCIA DE 30 DE AGOSTO DE 1924
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
105
[...]
Se ha hecho resaltar la rareza y el laconismo de las comunicaciones ulteriores entre los
dos gobiernos, que parecen excluir toda idea de negociación continuada. La objección se
reduce a su justo valor si se considera que es esencialmente relativa la apreciación de la importancia y de las posibilidades de éxito de una negociación diplomática. Una negociación no
supone siempre una serie más o menos larga de notas y despachos; puede bastar que se haya
entablado una conversación; esta conversación ha podido ser muy corta; tal es el caso si ha
encontrado un punto muerto, si ha chocado finalmente con un non possumus o con un non
volumus perentorio de las partes [CPJI, serie A, n.o 2, p. 13.]
3.14. TIJ. ASUNTOS DE LA PLATAFORMA CONTINENTAL DEL MAR DEL NORTE.
SENTENCIA DE 20 DE FEBRERO DE 1969
[...]
85. [...] estos principios son que la delimitación debe de ser objeto de un acuerdo entre los
Estados interesados y que este acuerdo debe realizarse según principios equitativos [...], a saber:
a) las partes están obligadas a entablar una negociación con miras a alcanzar un acuerdo y no simplemente a proceder a una negociación formal como una especie de condición
previa a la aplicación automática de cierto método de delimitación en defecto de acuerdo; las
partes tienen la obligación de comportarse de tal manera que la negociación tenga sentido, lo
que no ocurre cuando una de ellas insiste sobre su propia posición sin contemplar modificación alguna [ICJ Reports, 1969, pp. 47-48.]
3.15. DECISIÓN ARBITRAL DE 4 DE MARZO DE 1925 EN EL ASUNTO DEL INCUMPLIMIENTO DE LAS DISPOSICIONES DEL ARTÍCULO 3 DEL TRATADO DE
PAZ ENTRE CHILE Y PERÚ DE 29 DE OCTUBRE DE 1883 (PLEBISCITO DE
TACNA ARICA). ÁRBITRO, C. COOLIDGE, PRESIDENTE DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMÉRICA
La realización de las negociaciones debe ser considerada a la luz de los derechos y obligaciones de las Partes conforme al Tratado, como se ha dicho. No es necesario discutir lo bien
fundado de las posiciones adoptadas en cada período por una y otra parte. La cuestión que ahora
se plantea no es la de aprobar los particulares puntos de vista, propuestas, argumentos y objeciones de una y otra para en el transcurso de las negociaciones, sino la buena fe con la que se presentaron estos puntos de vista, propuestas, argumentos y objeciones. El no lograrse un acuerdo
respecto a un protocolo especial que fijase las condiciones del plebiscito no puede considerarse, por tanto, que constituye por sí mismo una violación del tratado. Las Partes, en virtud del
artículo 3 del Tratado de Ancón, al haber dejado para un futuro acuerdo las condiciones del
plebiscito debe estimarse que con ello convinieron que cada Parte tendría derecho a presentar
propuestas y a objetar las propuestas de la otra parte, en tanto actuasen de buena fe.
Del examen de la historia de la negociación (entre 1892 y 1921) el Árbitro es incapaz de
hallar una base apropiada para la conclusión de que Chile actuase de mala fe. Los documentos no muestran que Chile siempre se haya negado arbitrariamente a negociar con Perú los
términos del protocolo sobre el plebiscito. Por el contrario, los documentos ponen de relieve
afirmativamente que Chile no sólo ha aceptado las invitaciones de Perú para iniciar las negociaciones, sino que por su parte también ha tomado la iniciativa. Causas de aplazamiento tales
como un cambio de gobierno, una revolución, la enfermedad de un ministro, la muerte de un
presidente —contingencias políticas que se hallan fuera del alcance de las partes— no pueden
ser imputadas a la otra parte como constitutivas de una negativa voluntaria para proseguir las
negociaciones. [RIAA, vol. II, p. 933.]
106
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
3.16. CORRESPONDENCIA DIPLOMÁTICA SOBRE LAS NEGOCIACIONES HISPANO-BRITÁNICAS DE 1966
1. El Ministro Español de Asuntos Exteriores, Sr. Castiella, al Embajador de S.M. Británica en Madrid, Sir George Labouchere (17 de enero de 1966. Nota firmada n.o 19):
«Sr. Embajador: La XX Asamblea General de las Naciones Unidas, con fecha 16 de diciembre de 1965, ha aprobado la siguiente Resolución:
La Asamblea General
Habiendo examinado la cuestión de Gibraltar,
Habiendo estudiado los capítulos relativos a Gibraltar de los informes presentados por el
Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales,
Habiendo escuchado las declaraciones hechas en la Cuarta Comisión.
1. Invita al R.U. de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y a España a iniciar sin demora las
conversaciones previstas según los términos del consenso aprobado el 16 de octubre de 1964
por el Comité Especial...
2. Pide al Reino Unido y a España que informen sobre el resultado de sus negociaciones al Comité Especial y a la Asamblea General en su próximo período de sesiones».
Me complazco en comunicar a V.E. que el Gobierno español está dispuesto a iniciar sin
demora con el de S.M. Británica las negociaciones en los términos expuestos en la misma con
objeto de buscar una solución definitiva al problema de Gibraltar.
El Gobierno español agradecería mucho la respuesta que el Gobierno de S.M. Británica
tenga a bien dar a esta solicitud.
2. La Embajada de S.M. Británica en Madrid al Ministerio español de Asuntos Exteriores (14 de febrero de 1966. Nota verbal n.o 82).
«La Embajada de S.M. Británica en Madrid saluda atentamente al Ministerio de Asuntos
Exteriores y tiene el honor de acusar recibo de la carta con fecha 17 de enero de 1966 dirigida a Sir George Labouchere por el Excmo. Sr. D. Fernando Castiella, por la cual S.E. comunicó a Sir George Labouchere que el Gobierno español estaba dispuesto a iniciar sin demora
con el de S.M. las negociaciones en los términos expuestos en la resolución sobre Gibraltar
de la Asamblea General de las NU con fecha del 16 de diciembre de 1965.
Siguiendo las instrucciones del Secretario Principal de S.M. para los Negocios Extranjeros, la Embajada tiene el honor de comunicar al Ministerio que el Gobierno de S.M. también
está dispuesto a iniciar tales conversaciones. La Embajada ha recibido las instrucciones correspondientes que proponga [sic] que las mismas se empiecen en Londres en una fecha del mes
de abril de 1966 a convenir por ambas partes». [Negociaciones sobre Gibraltar, cit., pp. 388
y 340.]
3.17. INTERVENCIÓN DEL SR. BERTHELOT, MINISTRO DE NEGOCIOS EXTRANJEROS, EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS DE FRANCIA, SESIÓN DE 27 DE
FEBRERO DE 1896
El parlamento sabe que no puede negociarse mediante discusiones públicas, como las
que tienen lugar en una Cámara de Diputados o en un Senado. Las negociaciones se llevan
a cabo entre los Ministerios de Asuntos Exteriores de los diferentes países, y únicamente
cuando se han alcanzado soluciones positivas es cuando el gobierno está en disposición de
someter las fórmulas a la aprobación del Parlamento. En una palabra, las negociaciones
deben siempre ser previas (a la aprobación parlamentaria). Por lo demás, son dirigidas necesariamente por las indicaciones de la opinión pública. Ningún Ministro, ningún Gobierno es
capaz de terminar ni incluso de comenzar unas negociaciones en oposición al sentimiento
general. [Archives diplomatiques français, 2.o ser, t. 57, p. 243.]
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
107
3.18. COMUNICADO DEL MINISTERIO DE COMERCIO EXTERIOR DE LA R. P. DE
CHINA SOBRE LAS NEGOCIACIONES COMERCIALES CHINO-CUBANAS DE
1966
De acuerdo con la práctica habitual de negociaciones comerciales entre China y Cuba,
las discusiones preliminares sobre comercio entre los dos países para 1966 se celebran en
primer lugar en Pekín y posteriormente el Gobierno de China enviará una delegación a La
Habana para el trato formal y la firma del protocolo anual. En este documento, la delegación del Ministerio Cubano de Comercio Exterior aún se encuentra en Pekín; las negociaciones preliminares sobre comercio entre ambas partes se están llevando a cabo y el protocolo anual aún no ha sido finalmente firmado. Si el Gobierno cubano tiene ideas o peticiones
distintas, puede muy bien plantearlas para su discusión con el Gobierno de China. Pero en
lugar de hacerlo así, el Primer Ministro Castro ha realizado un acto que no es normal en
las relaciones habituales entre Estados: en el curso de una reunión de masas en La Habana
para celebrar el aniversario de la liberación de Cuba (2 de enero de 1966), de forma unilateral y sin una total exactitud hizo público el contenido de las negociaciones comerciales
preliminares que actualmente se están celebrando en los departamentos interesados de
ambos países. Nos vemos obligados a manifestar nuestro sentimiento de pesar por este
hecho. [Peking Review, «Facts on Sino-Cuban Trade», de 14 de enero de 1966, pp. 22-23.]
4.
REPRESENTACIÓN DEL ESTADO. PLENOS PODERES
3.19. CONVENIO SOBRE DERECHO DE LOS TRATADOS, HECHO EN VIENA EL 23
DE MAYO DE 1969
[...]
Art. 7.o Plenos poderes.—1. Para la adopción o la autenticación del texto de un tratado, o para manifestar el consentimiento del Estado en obligarse por un tratado, se considerará que una persona representa a un Estado:
a) si presenta los adecuados plenos poderes, o
b) si se deduce de la práctica seguida por los Estados interesados, o de otras circunstancias, que la intención de esos Estados ha sido considerar a esa persona representante del
Estado para esos efectos y prescindir de la presentación de plenos poderes.
2. En virtud de sus funciones, y sin tener que presentar plenos poderes, se considerará
que representan a su Estado:
a) los Jefes de Estado, Jefes de Gobierno y Ministros de relaciones exteriores, para la
ejecución de todos los actos relativos a la celebración de un tratado;
b) los Jefes de misión diplomática, para la adopción del texto de un tratado entre los
Estados acreditantes y el Estado ante el cual se encuentran acreditados;
c) los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia internacional o
ante una organización internacional o uno de sus órganos, para la adopción del texto de un
tratado en tal conferencia, organización u órgano.
Art. 8.o Confirmación ulterior de un acto ejecutado sin autorización.—Un acto relativo
a la celebración de un tratado ejecutado por una persona que, conforme al artículo 7.o, no
puede considerarse autorizada para representar con tal fin a un Estado, no surtirá efectos a
menos que sea ulteriormente confirmado por ese Estado.
3.20. PROYECTO DE ARTÍCULOS DE LA CDI SOBRE EL DERECHO DE LOS TRATADOS (1966). COMENTARIO AL ARTÍCULO 7 DEL PROYECTO
[...]
108
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
2. Desde luego, no es probable que estos casos se presenten con frecuencia, pero en
la práctica los ha habido. En 1908, por ejemplo, el Ministro de Estados Unidos en Rumania
firmó dos convenios sin estar facultado para ello. Para uno de esos convenios su Gobierno no le había conferido facultad alguna y para el otro había obtenido plenos poderes
dando a entender a su Gobierno que iba a firmar un tratado muy diferente. También en
1951, con ocasión de un convenio sobre... concertado en Stressa, un delegado firmó en
nombre de Noruega y de Suecia, cuando en realidad sólo estaba facultado para hacerlo
en nombre de Noruega. En ambos casos el tratado tenía que ser ratificado, y lo fue en
efecto. Otro caso en que puede plantearse la misma cuestión, y que es más probable que
ocurra en la práctica, es el de que un representante esté autorizado para concertar determinado tratado pero se exceda de sus facultades aceptando ampliaciones o modificaciones de ese tratado no autorizadas. Ejemplo de esta situación es la tentativa de Persia, en
los debates del Consejo de la SDN, de rechazar el tratado de Erzerum de 1847 basándose en que el representante de Persia se había excedido de sus funciones al aceptar determinada nota explicativa con ocasión del canje de ratificaciones. [Anuario de la CDI, 1966,
vol. II, p. 213.]
5. ADOPCIÓN DEL TEXTO DE UN TRATADO
3.21. PROYECTO DE ARTÍCULOS DE LA CDI SOBRE EL DERECHO DE LOS TRATADOS (1966). COMENTARIO AL ARTÍCULO 8 DEL PROYECTO
1. El artículo se refiere a la norma que ha de regir la votación por la cual se adopta
el texto del tratado, o sea, la votación por la cual se deciden la forma y el contenido del
proyecto de tratado. En esta etapa, los Estados negociadores no tienen otra finalidad que
la de redactar el texto del tratado, como documento en que se enuncian las disposiciones del proyecto de tratado, y sus votos, aunque al final de las negociaciones se emitan
en favor de la adopción del texto en su totalidad, se refieren únicamente a este procedimiento. Por consiguiente, el voto emitido en esta etapa no constituye en sentido alguno
una expresión del consentimiento del Estado en obligarse por las disposiciones del texto,
consentimiento que tendrán que manifestarse de otra manera (firma, ratificación,
adhesión...).
2. Antiguamente, el texto de un tratado casi siempre se adoptaba por acuerdo de todos
los Estados participantes en las negociaciones y cabe decir que la unanimidad era la norma
general. El desarrollo de la práctica de redactar tratados en grandes conferencias internacionales ha llevado sin embargo a un empleo tan normal del procedimiento de voto de mayoría,
que, al parecer de la Comisión, se apartaría de la realidad el establecer la norma de la unanimidad como norma general para la adopción de los textos de los tratados redactados en conferencias o en organizaciones. La unanimidad sigue siendo la regla para los tratados bilaterales y para los tratados redactados por un pequeño número de Estados; pero para los otros
tratados multilaterales hay que establecer una norma general diferente, aunque los Estados
interesados, si así lo deciden, podrían aplicar la regla de la unanimidad en determinados
casos. [Anuario de la CDI, 1966, vol. II, pp. 213-214.]
3.22. REGLAMENTO DE LA TERCERA CONFERENCIA DE LAS NU SOBRE EL
DERECHO DEL MAR, APROBADO POR LA CONFERENCIA EN SU 20.a SESIÓN,
CELEBRADA EL 27 DE JUNIO DE 1974, Y ENMENDADO EN SUS SESIONES
40.a Y 52.a, CELEBRADAS EL 12 DE JULIO DE 1974 Y EL 17 DE MARZO DE
1975, RESPECTIVAMENTE
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
109
[...]
Art. 39. 1. Las decisiones de la Conferencia en todos los asuntos de fondo, incluso la
adopción del texto de la Convención sobre el Derecho del Mar en su conjunto, se tomarán por
el voto de una mayoría de dos tercios de los representantes presentes y votantes, siempre que
dicha mayoría comprenda por lo menos una mayoría de los Estados participantes en ese período de sesiones de la Conferencia.
2. El artículo 37 no se aplicará a la adopción del texto de la Convención en su conjunto. Sin embargo, la Convención no se someterá a votación hasta que no hayan transcurrido
cuatro días laborales como mínimo, a partir de la aprobación de su último artículo.
Apéndice. Declaración hecha por el Presidente y apoyada por la Conferencia en su 19.a
sesión, celebrada el 27 de junio de 1974, que incorpora el «acuerdo de caballeros» (aprobado por la AG de las NU en su 2.169.a sesión, el 16 de noviembre de 1973): «Teniendo presente que los problemas del espacio oceánico están estrechamente relacionados entre sí y deben
considerarse como un todo, y la conveniencia de adoptar una Convención sobre el Derecho
del Mar, que logre la máxima aceptación posible.
La Conferencia debe hacer todos los esfuerzos posibles para que los acuerdos sobre los
asuntos de fondo se tomen por consenso y dichos artículos no deberían someterse a votación
hasta tanto no se hayan agotado todos los esfuerzos para llegar a un consenso»
Art. 37. Ningún asunto de fondo se someterá a votación sin que la mayoría prevista en
el párrafo 1 del artículo 39 determine previamente que se han agotado todos los esfuerzos por
llegar a un acuerdo general...
3.23. PROYECTO DE REGLAMENTO DE LA CONFERENCIA DE LAS NU SOBRE
DERECHO DE LOS TRATADOS ENTRE ESTADOS Y ORGANIZACIONES
INTERNACIONALES O ENTRE ORGANIZACIONES INTERNACIONALES,
ANEXO A LA RESOLUCIÓN 40/76 DE LA AG DE 11 DE DICIEMBRE DE 1985
[...]
IV. Adopción de decisiones
Art. 35. 1. Las decisiones de la Conferencia en todas las cuestiones de fondo se tomarán
por el voto de una mayoría de dos tercios de los representantes presentes y votantes.
2. Las decisiones de la Conferencia en cuestiones de procedimiento se tomarán por
mayoría de los representantes presentes y votantes.
3. Cuando haya que determinar si una cuestión es de fondo o de procedimiento, el presidente de la Conferencia decidirá este punto. Cualquier apelación contra esta decisión se someterá inmediatamente a votación y la decisión del Presidente prevalecerá, a menos que sea revocada por la mayoría de los representantes presentes y votantes.
[...]
IX. Búsqueda de un acuerdo general
Art. 63. 1. La Conferencia, tanto en el plenario como en todos los niveles del Comité
General, hará todos los esfuerzos para alcanzar un acuerdo general en las cuestiones de
fondo, especialmente en los resultados finales del trabajo de la Conferencia, y no se someterán a votación tales cuestiones hasta que no se hayan agotado todos los esfuerzos con tal
fin.
2. Se emplearán todos los medios posibles para apoyar la consecución de un acuerdo
general. Los funcionarios de la Conferencia, de estimarse necesario, dirigirán las reuniones
y coordinarán y supervisarán éstas con miras a fotalecer las perspectivas de alcanzar un acuerdo general.
3. Si al considerar una cuestión de fondo se revela imposible la consecución de un acuerdo general, el Presidente de la Conferencia informará al Comité General que los esfuerzos
para alcanzar un acuerdo general han fracasado. El Comité General considerará entonces la
cuestión y podrá recomendar que se proceda a dirimir por medio de votación, indicando la
110
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
fecha de la votación, y podrá someter la cuestión al plenario o al Comité General en función
de las circunstancias. [Yearbook of the United Nations, 1985, pp. 1185 y 1188.]
3.24. CONVENIO SOBRE DERECHO DE LOS TRATADOS ENTRE ESTADOS Y
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES O ENTRE ORGANIZACIONES
INTERNACIONALES, HECHO EN VIENA EL 21 DE MARZO DE 1986
[...]
Art. 9. Adopción del texto.—1. La adopción del texto de un tratado se efectuará por
consentimiento de todos los Estados y de todas las organizaciones internacionales o, según el
caso, de todas las organizaciones participantes en su elaboración, salvo lo dispuesto en el párrafo 2.
2. La adopción del texto de un tratado en una conferencia internacional se efectuará con
arreglo al procedimiento que acuerden los participantes en esa conferencia. Si, no obstante
no se logra un acuerdo sobre tal procedimiento, la adopción del texto se efectuará por mayoría
de dos tercios de los participantes presentes y votantes, a menos que esos participantes decidan
por igual mayoría aplicar una regla diferente.
3.25. REGLAMENTO DE LA CONFERENCIA DIPLOMÁTICA DE NACIONES UNIDAS
DE PLENIPOTENCIARIOS PARA EL ESTABLECIMIENTO DE UNA CORTE
PENAL INTERNACIONAL, DE 23 DE JUNIO DE 1998
[...]
CAPÍTULO VII
TOMA DE DECISIONES
Art. 34. Acuerdo general.—1. La Conferencia hará todos los esfuerzos para garantizar que el trabajo de la Conferencia se culmine con un acuerdo general.
2. Si, en el examen de cualquier cuestión de fondo, fracasaren todas las tentativas para
alcanzar un acuerdo general, el Presidente de la Conferencia consultará al Comité General y
recomendará las medidas a adoptar, que pueden comprender el someter la cuestión a votación.
[…]
Art. 36. Mayoría requerida.—1. Con sujección a lo dispuesto en el artículo 34, las
decisiones de la Conferencia en relación con la adopción del texto de conjunto del Estatuto
de la Corte Penal Internacional se adoptarán por mayoría de dos tercios de los representantes presentes y votantes, siempre que tal mayoría comprenda al menos a una mayoría de los
Estados participantes en la Conferencia.
2. Con sujección a lo dispuesto en el artículo 34, las decisiones de la Conferencia en
todas las demás cuestiones de fondo serán adoptadas por una mayoría de dos tercios de los
representantes presentes y votantes.
3. Las decisiones de la Conferencia en materia de procedimiento se adoptarán por mayoría
de los representantes presentes y votantes.
4. Si se suscita la cuestión acerca de si una cuestión es de procedimiento o de fondo, el
Presidente decidirá. Si se cuestionare esta decisión, el punto se someterá inmediatamente a
votación y la decisión del Presidente se mantendrá salvo que sea rebatida por la mayoría de
los representantes presentes y votantes.
5. En caso de empate en una votación, la propuesta o moción se considerará rechazada.
[…]
CAPÍTULO XII
ENMIENDAS AL REGLAMENTO
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
111
Art. 65. Método de enmienda.—Este reglamento puede ser enmendado por una decisión
de la Conferencia adoptada por una mayoría de dos tercios de los representantes presentes y
votantes. [Doc. NU, A/CONF. 183/6.]
6.
AUTENTICACIÓN DEL TEXTO DE UN TRATADO
3.26. PROYECTO DE LA CDI SOBRE EL DERECHO DE LOS TRATADOS (1966).
COMENTARIO AL ARTÍCULO 9. AUTENTICACIÓN DEL TEXTO
[...]
2. En el pasado, los juristas no solían referirse a la autenticación como parte del procedimiento para la celebración de tratados. La razón de ello parece ser que, hasta época relativamente reciente, la firma era el procedimiento general de autenticar un texto. Pero la firma
tiene otra función como un primer paso para la ratificación... o una manifestación del consentimiento en obligarse por el tratado. En consecuencia, la finalidad de la firma como medio
de autenticación queda absorbida por las otras finalidades. Pero en los últimos años se han
ideado otros procedimientos de autenticación del texto de los tratados en nombre de todos
o la mayoría de los Estados negociadores. Ejemplo de ello son la incorporación de textos
no firmados de proyectos de tratados a las actas finales de las conferencias diplomáticas,
el procedimiento de organizaciones internacionales en virtud del cual las firmas de su presidente o de otra autoridad competente autentica los textos... y los tratados en los cuales la
autenticación se efectúa por la incorporación del texto a una resolución de una Organización internacional...
1. La autenticación del texto de un tratado es necesaria para que los Estados que han
participado en la negociación sepan, de modo definitivo, antes de que hayan de decidir si serán
parte en el tratado, cuál es el contenido del tratado que han de suscribir. Por consiguiente tiene
que haber un momento en el cual el proyecto sobre el cual se han puesto de acuerdo las partes
queda establecido como texto del tratado y no pueda ser alterado. La autenticación es el procedimiento por el cual se establece el texto definitivo y consiste en un acto por el cual se certifica que ese texto es correcto y auténtico. [Anuario de la CDI, 1966, pp. 214, 215.]
7.
MANIFESTACIÓN DEL CONSENTIMIENTO
EN OBLIGARSE POR UN TRATADO
3.27. PROTOCOLO AL CONVENIO SOBRE LA CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA
TRANSFRONTERIZA A GRAN DISTANCIA, DE 1979, RELATIVO A LA LUCHA
CONTRA LAS EMISIONES DE ÓXIDOS DE NITRÓGENO O SUS FLUJOS
TRANSFRONTERIZOS DE 31 DE OCTUBRE DE 1988
[...]
Art. 13. Firma.—1. El presente Protocolo queda abierto a la firma en Sofía desde el
día 1 al 4 de noviembre de 1988, inclusive; posteriormente, en la sede de la Organización de
las Naciones Unidas en Nueva York, hasta el 5 de mayo de 1989, para los Estados miembros
de la Comisión y para los Estados dotados del Estatuto consultivo ante la Comisión de conformidad al párrafo 8 de la Resolución 36 (IV) del Consejo Económico y Social de fecha 28 de
marzo de 1947, y para los organismos de integración económica regional constituidos por
Estados soberanos miembros de la Comisión, que tengan competencia para negociar, concluir
y aplicar acuerdos internacionales en las materias contempladas en el presente Protocolo, con
la condición de que los Estados y las organizaciones de referencia sean Partes en el Convenio.
112
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
2. En las materias que dependan de su competencia, esas organizaciones de integración
económica regional ejercerán por sí mismas sus propios derechos y tendrán a su propio cargo
las responsabilidades que el presente Protocolo atribuye a sus Estados miembros. En semejantes casos, los Estados miembros de esas organizaciones no podrán ejercer individualmente
dichos derechos.
Art. 14. Ratificación, aceptación, aprobación y adhesión.—1. El presente Protocolo
queda sujeto a ratificación, aceptación o aprobación por los signatarios.
2. El presente Protocolo queda abierto, a contar desde la fecha del 6 de mayo de 1989,
a la adhesión de los Estados y organizaciones a que se refiere el párrafo 1 del artículo 13
anterior.
3. El Estado o la organización que se adhiera al presente Protocolo después del 31 de
diciembre de 1993 podrá aplicar los artículos 2.o y 4.o anteriores, a lo más tardar el 31 de
diciembre de 1995.
4. Los instrumentos de ratificación, de aceptación, de aprobación o de adhesión quedarán depositados ante el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, quien
ejercerá las funciones de depositario.
3.28. CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO, HECHA EN NUEVA YORK
EL 20 DE NOVIEMBRE DE 1989
[...]
Art. 46. La presente Convención estará abierta a la firma de todos los Estados.
Art. 47. La presente Convención está sujeta a ratificación. Los instrumentos de ratificación se depositarán en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.
Art. 48. La presente Convención permanecerá abierta a la adhesión de cualquier Estado.
Los instrumentos de adhesión se depositarán en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.
3.29. PROTOCOLO DE PRIVILEGIOS E INMUNIDADES DE LA ORGANIZACIÓN
INTERNACIONAL DE TELECOMUNICACIONES MARÍTIMAS POR SATÉLITE (INMARSAT)
[...]
Art. 19. Firma, ratificación y adhesión.—1. El presente Protocolo estará abierto a la
firma en Londres del día 1 de diciembre de 1981 al día 31 de mayo de 1982.
2. Todas las Partes en el Convenio, excepto la Parte Sede, podrán constituirse en Partes
del presente Protocolo mediante:
a) Firma, sin reserva de ratificación, aceptación ni aprobación, o
b) Firma, a reserva de ratificación, aceptación o aprobación, seguida de ratificación,
aceptación o aprobación; o
c) Adhesión.
3. La ratificación, aceptación, aprobación o adhesión se efectuarán depositando ante el
Depositario el instrumento que proceda.
3.30. CONVENIO NÚMERO 159 DE LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL
TRABAJO (OIT) SOBRE LA READAPTACIÓN PROFESIONAL Y EMPLEO DE
PERSONAS INVÁLIDAS
[...]
Art. 10. Las ratificaciones formales del presente Convenio serán comunicadas, para su
registro, al Director General de la Oficina Internacional del Trabajo.
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
113
Art. 11. 1. Este Convenio obligará únicamente a aquellos Miembros de la Organización Internacional del Trabajo cuyas ratificaciones haya registrado el Director General.
3.31. PROTOCOLO ADICIONAL A LA CARTA SOCIAL EUROPEA, DE 5 DE MAYO
DE 1988
[...]
Art. 10. Firma, ratificación, aceptación, aprobación y entrada en vigor.—1. El presente Protocolo está abierto a la firma de los Estados miembros del Consejo de Europa, signatarios de la Carta. Será objeto de ratificación, aceptación o aprobación. Ningún Estado miembro
del Consejo de Europa podrá ratificar, aceptar o aprobar el presente Protocolo sin ratificar
antes o simultáneamente la Carta. Los instrumentos de ratificación, aceptación o aprobación
serán depositados ante el Secretario General del Consejo de Europa.
2. El presente Protocolo entrará en vigor el trigésimo día siguiente a la fecha de depósito del tercer instrumento de ratificación, aceptación o aprobación.
3. Respecto de los Estados signatarios que lo ratifiquen con posterioridad, el presente
Protocolo entrará en vigor el trigésimo día siguiente a la fecha del depósito de su instrumento de ratificación, aceptación o aprobación.
8.
ENTRADA EN VIGOR Y APLICACIÓN PROVISIONAL
DE LOS TRATADOS
3.32. SENTENCIA TPI DE 22 DE ENERO DE 1997, OPEL AUSTRIA C. CONSEJO (AS.
T-115/94)
[...]
89. La demandante alega, por otro lado, que el Acuerdo EEE toma parte de los elementos
de hecho y de Derecho existentes en el momento en que se adoptó el Reglamento impugnado,
es decir, el 20 de diciembre de 1993, y que, al adoptar el Reglamento impugnado unos días antes
de la entrada en vigor del Acuerdo EEE, el Consejo violó el principio de Derecho internacional público, denominado «principio de buena fe», según el cual las partes signatarias de un acuerdo internacional no pueden adoptar, en el tiempo que media hasta la entrada en vigor del acuerdo, actos en virtud de los cuales se frustren el objeto y el fin de dicho acuerdo.
90. A este respecto, procede indicar, en primer lugar, que el principio de buena fe es una
norma del Derecho internacional consuetudinario cuya existencia ha sido reconocida por el
Tribunal Internacional de Justicia (véase la sentencia de 25 de mayo de 1926, Intereses alemanes en la Alta Silesia polaca, CPJI, Serie A, n.o 7, pp. 30 y 39) y que, en consecuencia, vincula a la Comunidad.
91. El referido principio fue codificado por el artículo 18 del Convenio de Viena, que
establece lo siguiente: «Un Estado deberá abstenerse de actos en virtud de los cuales se frustren
el objeto y el fin de un tratado:
a) si ha firmado el tratado o ha canjeado instrumentos que constituyen el tratado a reserva de ratificación, aceptación o aprobación, mientras no haya manifestado su intención de no
llegar a ser parte en el tratado; o
b) si ha manifestado su consentimiento en obligarse por el tratado, durante el período que
preceda a la entrada en vigor del mismo y siempre que ésta no se retarde indebidamente».
92. En el caso de autos, el Reglamento impugnado lo adoptó el Consejo el 20 de diciembre de 1993, es decir, siete días después de que las Comunidades, como últimas Partes Contratantes, hubieran aprobado el Acuerdo EEE y depositado sus instrumentos de aprobación (véase
el apartado 23 supra). Por ello, las Comunidades conocían la fecha de entrada en vigor del
Acuerdo EEE desde el 13 de diciembre de 1993. En efecto, el apartado 3 del artículo 129 del
Acuerdo EEE, en la versión que le dio el artículo 6 del Protocolo de adaptación, y de los
114
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
artículos 1, apartado 1, y 22, apartado 3, del Protocolo de adaptación se desprende que el
referido Acuerdo debía entrar en vigor el primer día del mes siguiente a la última notificación de aprobación o de ratificación.
93. Procede observar, en segundo lugar, que el principio de buena fe es, en el Derecho
internacional público, corolario del principio de protección de la confianza legítima, el cual,
según la jurisprudencia, forma parte del ordenamiento jurídico comunitario (véase la sentencia del Tribunal de Justicia de 3 de mayo de 1978, Töpfer/Comisión, 112/77, Rec. p. 1019,
apartado 19). Cualquier operador económico al que una Institución haya hecho concebir
esperanzas fundadas tiene derecho a invocar el principio de protección de la confianza legítima (véase, en particular, la sentencia del Tribunal de Primera Instancia de 13 de julio de 1995,
O’Dwyer y otros/Consejo, asuntos acumulados T-466/93, T-469/93, T-473/93, T-474/93 y T477/93, Rec. p. II-2071, apartado 48).
94. En una situación en la que las Comunidades han depositado sus instrumentos de aprobación de un acuerdo internacional y en la que se conoce la fecha de entrada en vigor de dicho
acuerdo, los agentes económicos pueden invocar el principio de protección de la confianza legítima para oponerse a que las Instituciones adopten, en el período que precede a la entrada en vigor
de dicho acuerdo internacional, cualquier acto contrario a aquellas disposiciones del acuerdo
que, después de su entrada en vigor, producirán efecto directo en los agentes económicos. [Rec.,
1997, pp. II-69-71.]
3.33. ACUERDO DE COOPERACIÓN TÉCNICA ENTRE EL GOBIERNO ESPAÑOL
Y EL GOBIERNO PERUANO PARA EL ESTABLECIMIENTO EN PERÚ DE UN
CENTRO REGIONAL DE DESARROLLO INTEGRAL DE LAS ARTESANÍAS
[...]
Art. 18. El presente Acuerdo entrará en vigor el día de su firma.
Hecho en Lima, el día 2 de septiembre de mil novecientos ochenta y dos, en dos ejemplares haciendo fe los dos textos.
Por el Gobierno Español: Pedro Bermejo Marín, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de España.
Por el Gobierno Peruano: Javier Arias Stella, Ministro de Relaciones Exteriores.
3.34. ACUERDO DE COOPERACIÓN ECONÓMICA ENTRE MÉXICO Y FRANCIA,
HECHO EN PARÍS EL 18 DE FEBRERO DE 1981
[...]
Art. X. Cada una de las Partes notificará a la otra el cumplimiento de los procedimientos constitucionales requeridos en lo referente a la entrada en vigor del presente Acuerdo, la
cual tendrá efecto el día de la recepción de la última notificación.
3.35. TRATADO ENTRE EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
Y EL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA RELATIVO A LA SITUACIÓN DE QUITASUEÑO, RONCADOR Y SERRANA, HECHO EN BOGOTÁ EL
8 DE SEPTIEMBRE DE 1972
[...]
Art. 8.o El presente Tratado deberá entrar en vigencia en el momento del canje de instrumentos de ratificación del mismo en Bogotá y derogará inmediatamente el canje de notas
firmadas en Washington el 10 de abril de 1928.
Art. 9.o El presente Tratado tendrá una vigencia indefinida, a menos de que sea terminado por medio de un acuerdo entre ambos Gobiernos.
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
115
3.36. CONVENIO PARA LA REPRESIÓN DE ACTOS ILÍCITOS CONTRA LA SEGURIDAD DE LA NAVEGACIÓN MARÍTIMA, HECHO EN ROMA EL 10 DE MARZO
DE 1988
[...]
Art. 18. 1. El presente Convenio entrará en vigor noventa días después de la fecha en
que quince Estados lo hayan firmado sin reserva en cuanto a ratificación, aceptación o aprobación o hayan depositado el oportuno instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o
adhesión.
2. Para un Estado que deposite un instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o
adhesión respecto del presente Convenio una vez satisfechas las condiciones para la entrada
en vigor de éste, la ratificación, aceptación, aprobación o adhesión surtirá efecto noventa días
después de la fecha en que se haya efectuado tal depósito.
3.37. PROTOCOLO DE MONTREAL RELATIVO A LAS SUSTANCIAS QUE AGOTAN
LA CAPA DE OZONO, HECHO EL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1987
[...]
Art. 16. Entrada en vigor.—1. El presente Protocolo entrará en vigor el 1.o de enero
de 1989, siempre que se hayan depositado al menos once instrumentos de ratificación, aceptación o aprobación del Protocolo o de adhesión al mismo por Estados u organizaciones de
integración económica regional cuyo consumo de sustancias controladas represente al menos
dos tercios del consumo mundial estimado de 1986 y se hayan cumplido las disposiciones del
párrafo 1 del artículo 17 del Convenio. En el caso de que en esa fecha no se hayan cumplido
estas condiciones, el presente Protocolo entrará en vigor el nonagésimo día contado desde la
fecha en que se hayan cumplido dichas condiciones.
2. A los efectos del párrafo 1, los instrumentos depositados por una organización de
integración económica no se contarán como adicionales a los depositados por los Estados
miembros de esa organización.
3. Después de la entrada en vigor de este Protocolo, todo Estado u organización de integración económica regional pasará a ser Parte en este Protocolo, al nonagésimo día contado desde
la fecha en que haya depositado su instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o
adhesión.
Art. 17. Partes que se adhieran al Protocolo después de su entrada en vigor.—Con sujeción
a las disposiciones del artículo 5, cualquier Estado u organización de integración económica
regional que pase a ser Parte en el presente Protocolo después de la fecha de su entrada en
vigor asumirá inmediatamente todas las obligaciones previstas en el artículo 2, así como las
previstas en el artículo 4, que sean aplicables en esa fecha a los Estados y organizaciones de
integración económica regional que adquirieron la condición de Parte en la fecha de entrada
en vigor del Protocolo.
3.38. CIRCULAR DEL PRIMER MINISTRO FRANCÉS RELATIVA A LA ELABORACIÓN Y CONCLUSIÓN DE LOS ACUERDOS INTERNACIONALES DE 30 DE
MAYO DE 1997
[...]
VI.
Entrada en vigor.
[...]
3. Aplicación provisional.
116
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
La aplicación provisional puede ser prevista por las disposiciones finales por razones
relativas a circunstancias excepcionales, pero debe tener un carácter excepcional. Ésta se
explica por razones sobre todo de orden práctico y puede llevar a situaciones jurídicamente inciertas si la entrada en vigor se retrasa. Ésta no se permite en cualquier hipótesis, por
un lado, cuando el acuerdo puede afectar a derechos y obligaciones de los particulares, por
el otro, cuando su entrada en vigor necesita una autorización del Parlamento. [RGDIP, 1997,
p. 605.]
3.39. ACUERDO ENTRE EL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA, EL
GOBIERNO DE LA REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL Y EL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY POR EL QUE SE COORDINA LA ADJUDICACIÓN DE LOS CANALES PARA EL SERVICIO MÓVIL
MARÍTIMO EN LA BANDA DE 2065 A 2107 KHz, 8 DE JULIO DE 1980
[...]
Art. X. Aplicación provisional.—Este Acuerdo se aplicará provisionalmente desde la
fecha de su firma hasta su entrada en vigor o hasta que dos partes notifiquen su intención de
no llegar a ser parte en el mismo.
Art. XI. Entrada en vigor.—El presente Acuerdo entrará en vigor, sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo X, en la fecha en que el Ministerio de Relaciones Exteriores de la
República Federativa del Brasil, notifique a los Estados firmantes que se ha depositado el
segundo instrumento de ratificación.
3.40.
CONVENIO INTERNACIONAL DEL CAUCHO NATURAL DE 1995
[...]
Art. 60. Notificación de aplicación provisional.—1. Todo gobierno signatario que
tenga intención de ratificar, aceptar o aprobar el presente Convenio, o todo gobierno para
que el Consejo haya establecido condiciones de adhesión, pero que todavía no ha podido
depositar su instrumento, podrá en todo momento notificar al depositario que aplicará
plenamente el presente Convenio con carácter provisional, bien cuando el Convenio entre
en vigor conforme al artículo 61, bien, si ya está en vigor, en la fecha en que se especifique.
2. No obstante lo dispuesto en el párrafo 1 de este artículo, todo gobierno podrá indicar
en su notificación de aplicación provisional que sólo aplicará el presente Convenio dentro de
las limitaciones que le impongan sus procedimientos constitucionales y/o legislativos y sus
leyes y reglamentos internos. No obstante, ese gobierno deberá cumplir todas las obligaciones que le incumban en relación con el presente Convenio. La participación provisional de
todo gobierno que haga la mencionada notificación no durará más de doce meses contados a
partir de la entrada en vigor provisional del presente Convenio, a menos que el Consejo decida
otra cosa de conformidad con el párrafo 2 del artículo 59.
Art. 61. Entrada en vigor.—1. El presente Convenio entrará definitivamente en vigor
el 29 de diciembre de 1995 o en cualquier otra fecha ulterior si para esa fecha los Gobiernos
que han depositado sus instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, o han
asumido la totalidad de las obligaciones financieras que impone el presente Convenio, representan al menos el 80 por 100 de las exportaciones netas indicadas en el anexo A del presente Convenio y el 80 por 100 de las importaciones netas indicadas en el anexo B del presente
Convenio.
2. El presente Convenio entrará provisionalmente en vigor el 29 de diciembre de 1995,
o en cualquier otra fecha antes del 1 de febrero de 1997, si los Gobiernos que han depositado sus instrumentos de ratificación, aceptación o aprobación, o han notificado al depositario, conforme al párrafo 1 del artículo 60, que aplicarán provisionalmete el presente Convenio y asumirán la totalidad de las obligaciones financieras que impone el presente Convenio,
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
117
representan al menos el 75 por 100 de las exportaciones netas indicadas en el anexo A del
presente Convenio y el 75 por 100 de las importaciones netas indicadas en el anexo B del
presente Convenio. El Convenio permanecerá provisionalmente en vigor durante un período máximo de doce meses, a menos que entre definitivamente en vigor conforme al párrafo 1 de este artículo o que el Consejo, conforme al párrafo 4 de este artículo, decida otra
cosa.
3. Si el 1 de enero de 1997 el presente Convenio no ha entrado provisionalmente en vigor
conforme al párrafo 2 de este artículo, el Secretario General de las Naciones Unidas invitará, tan pronto como lo estime posible después de esa fecha, a los Gobiernos que hayan depositado instrumentos de ratificación, aceptación o aprobación, o que le hayan notificado que
aplicarán provisionalmente el presente Convenio, a reunirse con objeto de recomendar si tales
Gobiernos deben o no tomar las medidas necesarias para poner provisional o definitivamente en vigor entre ellos el presente Convenio en todo o en parte. Si en dicha reunión no se llega
a ninguna conclusión, el Secretario General de las Naciones Unidas podrá convocar las reuniones ulteriores que considere apropiadas.
4. Si en el plazo de doce meses civiles contado a partir de la entrada en vigor provisional del presente Convenio conforme al párrafo 2 de este artículo no se han cumplido los requisitos para la entrada en vigor definitiva del Convenio estipulados en el párrafo 1 de este artículo, el Consejo, a más tardar un mes antes de que expire el plazo de doce meses arriba
mencionado, examinará el futuro del presente Convenio y, conforme a lo dispuesto en el párrafo 1 de este artículo, decidirá, por votación especial:
a) Poner definitivamente en vigor, en todo o en parte, el presente Convenio entre los
miembros del momento;
b) Mantener provisionalmete en vigor, en todo o en parte , durante un año más el presente Convenio entre los miembros del momento; o
c) Negociar de nuevo el presente Convenio. Si el Consejo no adopta ninguna decisión,
el presente Convenio se dará por terminado al expirar el plazo de doce meses. El Consejo
informará al depositario acerca de cualquier decisión tomada conforme a este párrafo.
5. Para cualquier Gobierno que deposite su instrumento de ratificación, aceptación,
aprobación o adhesión después de la entrada en vigor del presente Convenio, éste entrará en
vigor para dicho Gobierno en la fecha de ese depósito.
6. El Director ejecutivo de la Organización convocará la primera reunión del Consejo
tan pronto como sea posible después de la entrada en vigor del presente Convenio. [BOE, 21
de marzo de 1997.]
3.41.
CONVENIO INTERNACIONAL DEL CAFÉ DE 1994
[...]
Art. 40. Entrada en vigor.—1. Este Convenio entrará en vigor definitivamente el 1 de
octubre de 1994, si en esta fecha los Gobiernos de por lo menos 20 miembros exportadores
que tengan por lo menos el 80 por 100 de los votos de los miembros exportadores, y los Gobiernos de por lo menos diez miembros importadores que tengan por lo menos el 80 por 100 de
los votos de los miembros importadores, calculados al 26 de septiembre de 1994, han depositado instrumentos de ratificación, aceptación o aprobación. Podrá también entrar en vigor
definitivamente en cualquier fecha posterior al 1 de octubre de 1994 si, encontrándose en
vigor provisionalmente, con arreglo a lo dispuesto en el ordinal 2 del presente artículo, se
depositan instrumentos de ratificación, aceptación o aprobación con los que se cumplan los
referidos requisitos en cuanto a porcentajes.
2. Este Convenio puede entrar en vigor provisionalmente el 1 de octubre de 1994. A
este propósito, la notificación de un Gobierno signatario o de cualquier otra parte contratante del Convenio Internacional del Café de 1983 prorrogado, que haya sido recibida por
el Secretario General de las Naciones Unidas el 26 de septiembre de 1994, a más tardar, y
en la que se contraiga el compromiso de aplicar provisionalmente, de conformidad con su
legislación, este Convenio y gestionar la ratificación, aceptación o aprobación con arreglo a
118
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
sus procedimientos constitucionales lo más pronto posible, surtirá el mismo efecto que un
instrumento de ratificación, aceptación o aprobación. Todo Gobierno que se haya comprometido a aplicar este Convenio provisionalmente, de conformidad con su legislación, mientras
no deposite un instrumento de ratificación, aceptación o aprobación, será considerado como
parte provisional del mismo hasta que deposite ese instrumento de ratificación, aceptación
o aprobación, o hasta el 31 de diciembre de 1994, inclusive, si a esa fecha no hubiere efectuado tal depósito. El Consejo podrá prorrogar el plazo en que puede depositar su instrumento
de ratificación, aceptación o aprobación un Gobierno que esté aplicando provisionalmente
este Convenio.
3. Si este Convenio no hubiere entrado en vigor, definitiva o provisionalmente, el 1 de
octubre de 1994, con arreglo a las disposiciones de los ordinales 1 ó 2 del presente artículo, los Gobiernos que hubieren depositado instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, o hubieren notificado que se comprometen a aplicar provisionalmente, con
arreglo a su legislación, este Convenio y a gestionar su ratificación, aceptación o aprobación, podrán, de mutuo acuerdo, decidir que entrará en vigor entre ellos. Del mismo modo,
si este Convenio hubiere entrado en vigor provisionalmente, pero no definitivamente, el 31
de diciembre de 1994, los Gobiernos que hubieren depositado instrumentos de ratificación,
aceptación, aprobación o adhesión, o hubieren hecho las notificaciones mencionadas en el
ordinal 2 del presente artículo, podrán, de mutuo acuerdo, decidir que continuará en vigor
provisionalmente, o que entrará en vigor definitivamente, entre ellos. [BOE, 13 de enero
de 1995.]
9.
LAS RESERVAS A LOS TRATADOS MULTILATERALES
A)
Concepto de reservas
3.42. INFORME DE LA CDI SOBRE LA LABOR REALIZADA EN SU 18.o PERÍODO
DE SESIONES 1966. PROYECTO DE ARTÍCULOS SOBRE EL DERECHO DE
LOS TRATADOS CON SUS COMENTARIOS
COMENTARIO (AL ART. 2)
11) «Reserva». La definición de las reservas se hace necesaria porque los Estados al
firmar, ratificar... suelen formular declaraciones acerca de cómo entienden algunos asuntos o
sobre su interpretación de determinadas disposiciones. Tal declaración puede ser equivalente a una reserva, según modifique o no la aplicación de las cláusulas del tratado ya aprobado
o la excluya.
COMENTARIO (ARTS. 16 Y 17)
1) [...] Las reservas a los tratados bilaterales no plantean problema alguno, porque equivalen a una nueva propuesta que hace que se reanuden las negociaciones entre los Estados acerca
de las estipulaciones del tratado. Si se llega a un acuerdo, aceptando o rechazando las reservas, se celebrará el tratado, de lo contrario, no se celebrará. Los problemas se plantean en
cuanto hay más de dos Estados interesados, ya que es posible que un Estado esté dispuesto a
aceptar la reserva y en cambio otro se oponga a ella; y en el caso de los tratados multilaterales negociados por muchos Estados, esos problemas llegan a ser muy complejos. [Anuario de
CDI, 1966, p. 223.]
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
119
3.43. TEXTO DEL PROYECTO DE DIRECTIVAS SOBRE RESERVAS A LOS TRATADOS APROBADO PROVISIONALMENTE POR LA COMISIÓN DE DERECHO
INTERNACIONAL EN PRIMERA LECTURA
[...]
1.2. Definición de las declaraciones interpretativas.
Se entiende por «declaración interpretativa» una declaración unilateral, cualquiera que sea
su enunciado o denominación, hecha por un Estado o por una organización internacional, con
el objeto de precisar o aclarar el sentido o el alcance que ese Estado o esa organización internacional atribuye al tratado o a algunas de sus disposiciones.
1.2.1. (1.2.4) Declaraciones interpretativas condicionales.
Una declaración unilateral formulada por un Estado o por una organización internacional en el momento de la firma, la ratificación, la confirmación formal, la aceptación
o la aprobación de un tratado o la adhesión a él, o cuando un Estado hace una notificación de sucesión a un tratado, por la cual ese Estado o esa organización internacional
condiciona su consentimiento en obligarse por el tratado a una interpretación específica del
tratado o de alguna de sus disposiciones, constituye una declaración interpretativa condicional.
1.2.2. (1.2.1) Declaraciones interpretativas formuladas conjuntamente.
La formulación conjunta por varios Estados u organizaciones internacionales de una declaración interpretativa no afecta el carácter unilateral de esa declaración.
1.3. Distinción entre reservas y declaraciones interpretativas.
La calificación de una declaración unilateral como reserva o declaración interpretativa es
determinada por el efecto jurídico que aquélla tiene por objeto producir.
1.3.1. Método para distinguir entre reservas y declaraciones interpretativas.
Para determinar si una declaración unilateral formulada por un Estado o por una organización internacional, respecto de un tratado es una reserva o una declaración interpretativa,
corresponde interpretar la declaración de buena fe, conforme al sentido corriente que haya de
atribuirse a sus términos, a la luz del tratado a que se refiere. Se tendrá debidamente en cuenta
la intención del Estado o de la organización internacional de que se trate en el momento en
que se formuló la declaración.
1.3.2. (1.2.2) Enunciado y denominación.
El enunciado o la denominación que se den a una declaración unilateral proporcionan
un indicio acerca del efecto jurídico perseguido. Esto ocurre, en particular, cuando un Estado
o una organización internacional formula varias declaraciones unilaterales a propósito de
un mismo tratado y denomina a algunas de ellas reservas y otras declaraciones interpretativas.
[...]
1.5.1. (1.1.9) «Reservas» a los tratados bilaterales.
Una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o denominación, formulada por un Estado o por una organización internacional después de la rúbrica o firma pero
antes de la entrada en vigor de un tratado bilateral, con el objeto de obtener de la otra parte
una modificación de las disposiciones del tratado a la cual el Estado o la organización internacional condiciona la expresión de su consentimiento definitivo en obligarse por el tratado, no constituye una reserva en el sentido de la presente Guía de la práctica. [CDI. Informe sobre la labor realizada en su 51.o período de sesiones, Doc. NU, A/54/10.]
120
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
3.44. DECLARACIÓN INTERPRETATIVA FORMULADA POR LA REPÚBLICA
ARGENTINA AL RATIFICAR EL CONVENIO SOBRE EL EMPLEO, ALMACENAMIENTO, PRODUCCIÓN Y TRANSFERENCIA DE MINAS ANTIPERSONAL
Y SU DESTRUCCIÓN, DE 18 DE SEPTIEMBRE DE 1997
La República Argentina manifiesta que en su territorio, en las islas Malvinas, existen minas
antipersonal. Dicha circunstancia se puso en conocimiento de la Secretaría General de la
Organización de las Naciones Unidas al proporcionar información en el marco de las Resoluciones AGNU 48/7; 49/215; 50/82; 51/149 relativas a la “Asistencia para la remoción de
minas”.
Debido a que esa parte del territorio argentino se encuentra sometida a la ocupación ilegal
del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la República Argentina, se ve impedida de hecho de acceder a las minas antipersonal colocadas en las islas Malvinas a fin de dar
cumplimiento a los compromisos asumidos en la presente Convención.
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha reconocido la existencia de una disputa
de soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y ha urgido a la
República Argentina y al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, a mantener negociaciones a fin de encontrar, lo antes posible, una solución pacífica y definitiva de la disputa, con
la interposición de los buenos oficios del Secretario general de las Naciones Unidas, quien
deberá informar a la Asamblea General acerca de los progresos realizados [Resoluciones 2065
(XX), 3160 (XXVIII), 31/49, 37/9, 38/12, 39/6, 40/21, 41/40, 42/19 y 43/25]. En igual sentido se ha manifestado el Comité Especial de Descolonización, que ha adoptado, anualmente,
una Resolución que expresa que la manera de poner fin a esta situación colonial es la solución
definitiva en forma pacífica y negociada de la disputa de soberanía, y solicita a ambos Gobiernos que reanuden las negociaciones a tal fin. La última de esas Resoluciones fue adoptada el
primero de julio de 1999.
La República Argentina reafirma sus derechos de soberanía sobre las islas Malvinas,
Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes que forman parte
integrante de su territorio nacional.
3.45. DECLARACIONES Y RESERVAS FORMULADAS A LA CONVENCIÓN SOBRE
LOS DERECHOS DEL NIÑO
Guatemala.—El Estado de Guatemala firma la presente Convención guiado por el deseo
humanitario de fortalecer los ideales sobre los que se basa la Convención y porque ésta constituye un instrumento para la institucionalización, a nivel mundial, de normas específicas para
la protección de niños y niñas que, al no ser mayores de edad, deben estar bajo la tutela de la
familia, la sociedad y el Estado.
Por lo que respecta al artículo 1 de la Convención, y con el fin de dar una definición jurídica a la firma de la Convención, el Gobierno de Guatemala declara que en el artículo 3 de su
Constitución Política se establece lo siguiente: «El Estado garantiza y protege la vida humana
desde el momento de su concepción, así como la integridad y la seguridad del individuo».
Indonesia.—La Constitución de 1945 de la República de Indonesia garantiza los derechos
fundamentales del niño sin tener en cuenta su sexo, etnia o raza. La Constitución establece
que tales derechos sean aplicados por las leyes y reglamentos nacionales.
La ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño por parte de la República
de Indonesia no implica la aceptación de obligaciones que sobrepasen los límites constitucionales, ni la aceptación de cualquier obligación de incluir un derecho que sobrepase los
establecidos en virtud de la Constitución.
Por lo que respecta a lo dispuesto en los artículos 1, 14, 16, 17, 21, 22 y 29 de la presente Convención, el Gobierno de la República de Indonesia declara que aplicará dichos artículos de conformidad con su Constitución.
Irlanda.—Irlanda se reserva el derecho a hacer, en el momento de la ratificación de la
Convención, las declaraciones y reservas que considere necesarias.
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
121
Kuwait.—[Kuwait expresa] reservas a todas las disposiciones de la Convención que son
incompatibles con las leyes de la Shariah islámica y con las leyes locales en vigor.
Maldivas.—1. Dado que la Shariah islámica es una de las fuentes fundamentales de la
Ley maldiva y que la Shariah islámica no contempla el sistema de adopción entre las formas
y medios para la protección y el cuidado de la infancia que figuran en la Shariah, el Gobierno de la República de Maldivas expresa su reserva respecto de todas las cláusulas y disposiciones relativas a la adopción en dicha Convención sobre los Derechos del Niño.
2. El Gobierno de la República de las Maldivas expresa su reserva al párrafo 1 del artículo 14 de dicha Convención sobre los Derechos del Niño, ya que la Constitución y las leyes de
la República de las Maldivas establecen que todos los maldivos serán musulmanes.
Malí.—El Gobierno de la República de Malí declara que, a la vista de las disposiciones
del Código de Familia de Malí no hay motivo para aplicar el artículo 16 de la Convención.
Mauricio.—[El Gobierno de Mauricio], por la presente, se adhiere a la Convención, con
la reserva expresa al artículo 22 de la misma.
3.46. TEDH. ASUNTO BELILOS C. SUIZA. SENTENCIA DE 29 DE ABRIL DE 1988
FUNDAMENTOS DE DERECHO
1. La excepción previa del Gobierno
38. El Gobierno, en forma de excepción previa, alega que la demanda de la señora Belilos
es incompatible con los compromisos internacionales de Suiza en relación al artículo 6.1 del
Convenio. Invoca, a este respecto, la declaración interpretativa, formulada al presentarse el
instrumento de ratificación, redactada en los siguientes términos:
«El Consejo Federal Suizo considera que la garantía de un proceso justo, incluida en el
artículo 6.1 del Convenio, en cuanto a los litigios sobre los derechos y obligaciones de naturaleza civil o sobre el fundamento de cualquier acusación en materia penal dirigida contra la
persona enjuiciada, pretende sólo asegurar la fiscalización judicial final de los actos o resoluciones de la Autoridad pública que afecten a dichos derechos y obligaciones o al examen del
fundamento de la referida acusación.»
En su opinión, la Comisión debió declinar su competencia, puesto que la demanda se
refería a un derecho que Suiza no reconoce.
39. El Tribunal examinará la naturaleza de la declaración controvertida y, después y en
su caso, su validez en relación al artículo 64 del Convenio, redactado en la siguiente forma:
«1. Todo Estado puede formular en el momento de la firma del... Convenio o de la presentación de su instrumento de ratificación, una reserva con motivo de una disposición particular del Convenio, en la medida en que una ley vigente a la sazón en su territorio no se ajuste
a dicha disposición. Este artículo no permite las reservas de carácter general.
2. Toda reserva que se formule de conformidad con este artículo irá acompañada de una
breve exposición de la ley de que se trate.»
A. La naturaleza de la declaración
40. Según la demandante, no se puede equiparar dicha declaración a una reserva. Suiza,
al ratificar el Convenio, formuló dos «reservas» y «dos declaraciones interpretativas»; utilizó así una terminología escogida deliberadamente. La reserva supone que el Convenio no es
aplicable en un punto concreto; en cambio, la declaración sólo tiene un carácter provisional,
en espera de una resolución de los órganos de Estrasburgo. La señora Belilos arguyó además
que el Departamento Federal de Asuntos Exteriores, cuando en 1982 anunció la retirada de
la reserva al artículo 5.o, puntualizó que sólo se mantenía una que se refería a la publicidad
de las audiencias y de los fallos. Suiza hizo esta distinción con pleno conocimiento de las
circunstancias; por tanto, no puede apartarse ahora de ella.
41. La Comisión llegó también a la conclusión de que se trata de «una mera declaración
interpretativa que no tiene el valor de una reserva» (informe, apartado 102); se basa tanto en
la redacción del texto en cuestión como en los trabajos preparatorios. Ponen éstos de manifies-
122
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
to que Suiza afrontaba así la situación creada por la sentencia del Tribunal de fecha 16 de
julio de 1971, en el caso Ringeisen (serie A, n.o 13). Es decir, que se trataba de los procedimientos administrativos que afectan a los derechos de naturaleza civil; en cambio, no proporcionan ninguna indicación sobre la manera de aplicar la declaración como una reserva en los
procedimientos penales. En términos más generales, la Comisión entiende que si un Estado
formula a la vez reservas y declaraciones interpretativas, sólo en casos excepcionales se podrán
equiparar las segundas a las primeras.
42. Por el contrario, según el Gobierno estamos ante una declaración interpretativa «calificada». Tiene, por tanto, la naturaleza de una reserva en el sentido del artículo 2.1.d) del Convenio de Viena sobre el Derecho de los Tratados, de 23 de mayo de 1969, a cuyo tenor:
«La expresión reserva significa una declaración unilateral, cualquiera que sea su redacción o su denominación, hecha por un Estado cuando firma, ratifica, acepta o aprueba un
Tratado o se adhiere al mismo, por la que se propone excluir o modificar los efectos legales
de determinadas disposiciones del Tratado en su aplicación a dicho Estado.»
43. La finalidad de la declaración es el primero de los argumentos del Gobierno. Consiste en dejar a salvo los procedimientos que, en el ámbito de aplicación civil o penal del artículo 6.1, se plantea primero ante las autoridades administrativas y en que el tribunal o los tribunales que conocen de los recursos no revisan, o no lo hacen totalmente, las cuestiones de
hecho. La declaración expresa de esta manera el deseo de respetar las singularidades de los
cantones, reconocidas por la Constitución federal, en el procedimiento y en la administración
de justicia. A la vez, supone una «reacción» ante la citada sentencia en el caso Ringeisen.
El argumento se relaciona estrechamente con el que se funda en los trabajos preparatorios, cuestión que el Tribunal estudiará más adelante (apartado 48).
44. Un segundo factor es, según el Gobierno, el carácter manifiestamente restrictivo del
texto de la declaración.
Reconoce el Tribunal que el texto original francés, aunque no está completamente claro,
se puede considerar como una reserva.
45. El Gobierno, para demostrar que la declaración controvertida representa una reserva, se refiere además al régimen idéntico de las reservas y de las declaraciones interpretativas suizas en sus fundamentos, en su formulación y en su inclusión en el Derecho federal que
aprobó el Convenio, según acuerdo de la Asamblea federal de 3 de octubre de 1974 (apartado 38, precedente). El mismo procedimiento se siguió en la presentación del instrumento de
ratificación (apartado 28).
El Tribunal no considera convincente esta argumentación. El hecho de que la formulación
de las declaraciones interpretativas coincida con la de las reservas, es decir, que se haga al
firmarse el Convenio o al presentar el instrumento de ratificación (art. 64), responde a una
práctica normal. Por consiguiente, no es raro que las dos clases de textos, aunque distintos en
su naturaleza jurídica, se hayan incluido en una misma actuación parlamentaria y después en
un solo instrumento de ratificación.
46. El Gobierno se ampara además en la práctica suiza en materia de reservas y de
declaraciones interpretativas que no utiliza criterios absolutos para distinguir entre los dos
conceptos. Por ejemplo, cuando se duda del exacto sentido de una cláusula de un Convenio
y no hay jurisprudencia a este respecto, el Consejo federal aconseja que se formule una declaración interpretativa para modificar, en su caso, los efectos legales de dicha estipulación.
Así, en el caso de autos, las dos declaraciones suizas —según esta tesis— tienen el mismo
alcance que las reservas y deben considerarse como calificadas, y no como meras declaraciones.
Siempre según el Gobierno, la práctica seguida en el sistema del Convenio se caracteriza
también por la variedad en la terminología. Esto no debe ocasionar ninguna sorpresa: los
Tratados Internacionales no regulaban específicamente, por lo menos hasta tiempos recientes, el empleo de declaraciones; incluso en la actualidad, el Derecho internacional comprende dentro del concepto genérico de «reserva» cualquier declaración unilateral dirigida a excluir
o modificar los efectos legales de determinadas disposiciones del Tratado en cuanto al Estado
que la formula.
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
123
El Tribunal no acierta a ver por qué esta falta de uniformidad —aunque ponga de manifiesto lo relativa que es la distinción— baste por sí sola para considerar como reserva la declaración controvertida.
47. El Gobierno deduce un argumento más de la falta de reacción del Secretario General
del Consejo de Europa y de los Estados que son partes en el Convenio.
El Secretario General notificó, sin hacer ningún comentario, a los Estados miembros del
Consejo de Europa las reservas y las declaraciones interpretativas incluidas en el instrumento de ratificación de Suiza. Ahora bien, según el Gobierno, como depositario con importantes facultades, podía pedir aclaraciones y hacer observaciones, como ocurrió en el caso de la
declaración del Gobierno turco, de 28 de enero de 1987, en virtud del artículo 25. Suiza,
cuando preparaba sus reservas y declaraciones interpretativas, hizo algunos sondeos en la
Dirección de Asuntos Jurídicos del Consejo de Europa para tener la seguridad de que no había
objeciones por parte del Secretario General.
En cuanto a los Estados contratantes, no consideraron necesario pedir a Suiza explicaciones sobre la declaración controvertida. Por consiguiente, la reputaron admisible
como reserva en el ámbito del artículo 64 o del Derecho internacional general. El Gobierno suizo deduce de lo dicho que podía creer de buena fe que se admitía los efectos del
artículo 64.
El Tribunal no está de acuerdo con estas consideraciones. El silencio del depositario y de
los Estados contratantes no priva a los órganos del Convenio de sus facultades para apreciar
la cuestión.
48. Por último, insiste el Gobierno en los trabajos preparatorios de la declaración. Les
atribuye una importancia decisiva, como lo hicieron la Comisión y el Consejo de Ministros
en la demanda Temeltasch contra Suiza (n.o 9116/80), informe de 5 de mayo de 1982 y Resolución DH (83), 6 «Resoluciones e Informes» (n.o 31, pp. 120 a 137). Se refiere especialmente
a dos documentos, dirigidos por el Consejo federal a la Asamblea federal, sobre el Convenio:
el informe complementario de 23 de febrero de 1972 y el Mensaje de 4 de marzo de 1974
(apartados 31 y 32, precedentes).
El Tribunal, lo mismo que la Comisión y el Gobierno, reconoce la necesidad de averiguar cuál era la intención del autor de la declaración. A su entender, dichos documentos
demuestran que Suiza pensó primero en una reserva formal, pero optó después por el término declaración. Aunque los documentos no explican con total claridad a qué se debió el
cambio de denominación, ponen de manifiesto que el Consejo federal tuvo siempre una
preocupación: evitar las incidencias de una concepción extensiva del derecho de acudir a
los tribunales —a la vista del fallo en el caso Ringeisen— en la organización administrativa y judicial de los cantones; y, como consecuencia, presentar el texto de la declaración
como uno de los elementos del consentimiento de Suiza a las obligaciones que impone el
Convenio.
49. La cuestión de si una declaración calificada como «interpretativa» se debe considerar como una reserva es difícil, especialmente en el caso de autos, puesto que el Gobierno suizo ha formulado las «reservas» y las «declaraciones interpretativas» en el mismo
instrumento de ratificación. En términos ya más generales, el Tribunal reconoce la gran
importancia, justamente subrayada por el Gobierno, del problema del régimen jurídico
aplicable a las reservas y a las declaraciones interpretativas de los Estados que son parte en
el Convenio. Sólo se mencionan en éste las reservas, pero varios Estados han formulado
también (o únicamente) declaraciones interpretativas, sin distinguir siempre con claridad
unas y otras.
Para calificar la naturaleza jurídica de una «declaración» así, hay que mirar más allá de la
mera denominación e intentar determinar el contenido material. En el caso de autos, consta
que Suiza pretendía dejar fuera del ámbito del artículo 6.1 algunas clases de litigios y precaverse contra una interpretación, a su entender demasiado amplia, de dicho precepto. Ahora
bien, el Tribunal debe procurar evitar que las obligaciones que nacen del Convenio sufran
restricciones que no respondan a las exigencias del artículo 64, que se refiere a las reservas.
Por tanto, examinará la validez de la declaración interpretativa de que se trata, como en el
caso de una reserva, en el contexto de dicho precepto.
124
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
B)
Formulación, aceptación y objeción de las reservas
3.47. EJEMPLOS DE CLÁUSULAS SOBRE RESERVAS
A) Protocolo de privilegios e inmunidades de la Organización Internacional de Telecomunicaciones Marítimas por Satélite (INMARSAT)
Art. 19. [...] 4. Se podrán formular reservas al presente Protocolo de conformidad
con el derecho internacional.
B) Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
Art. 28. 1. El Secretario General de las Naciones Unidas recibirá y comunicará a todos
los Estados el texto de las reservas formuladas por los Estados en el momento de la ratificación o de la adhesión.
2. No se aceptará ninguna reserva incompatible con el objeto y el propósito de la presente Convención.
3. Toda reserva podrá ser retirada en cualquier momento por medio de una notificación
a estos efectos dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, quien informará de ello
a todos los Estados. Esta notificación surtirá efecto en la fecha de su recepción.
C) Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes,
hecha en Nueva York el 10 de diciembre de 1984
Art. 30. [...]
2. Todo Estado, en el momento de la firma o ratificación de la presente Convención o
de su adhesión a la misma, podrá declarar que no se considera obligado por el párrafo 1 del
presente artículo. Los demás Estados Partes no estarán obligados por dicho párrafo ante ningún
Estado Parte que haya formulado dicha reserva.
3. Todo Estado Parte que haya formulado la reserva prevista en el párrafo 2 del presente artículo podrá retirarla en cualquier momento notificándolo al Secretario General de las
Naciones Unidas.
D) Convenio internacional del café de 1994
[...]
Art. 42. Reservas.—No podrán formularse reservas respecto de ninguna de las disposiciones de este Convenio.
3.48. RESERVA FORMULADA POR LA REPÚBLICA FRANCESA EN EL MOMENTO DE LA ADHESIÓN, EL 14 DE JUNIO DE 1965, AL CONVENIO DE GINEBRA
DE 29 DE ABRIL DE 1958 SOBRE LA PLATAFORMA CONTINENTAL
A) Al depositar este instrumento de adhesión, el Gobierno de la República Francesa
declara:
Art. 1.o «En opinión del Gobierno de la R. Francesa, la expresión zonas “adyacentes”
implica una noción de dependencia geofísica, geológica y geográfica que, ipso facto, excluye una ilimitada extensión de la Plataforma Continental».
[...]
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
125
Art. 6.o «En ausencia de acuerdo particular, el Gobierno de la R. Francesa no aceptará
que le sea oponible ninguna delimitación de la Plataforma Continental hecha en aplicación
del principio de equidistancia.
— si tal delimitación se calcula a partir de líneas de base rectas establecidas con posterioridad al 29 de abril de 1958;
— si se extiende más allá de la isóbata de los 200 metros;
— si se refiere a zonas donde, en opinión del Gobierno de la R. Francesa, existen, “circunstancias especiales” en el sentido del artículo 6.o, párrafos 1 y 2 (del Convenio 1958 Plataforma Continental), a saber: en el Golfo de Vizcaya, en la Bahía de Granville y, en las zonas
marítimas del Estrecho de Dover y del Mar del Norte frente a las costas francesas.»
3.49. OBJECIONES DE LAS RESERVAS FORMULADAS AL CONVENIO DE
GINEBRA DE 1958 SOBRE LA PLATAFORMA CONTINENTAL
1. España: 1.o Que se reserva su posición sobre la declaración hecha por el Gobierno de
la R. Francesa en relación con el artículo 1.o; 2.o Que no estima aceptable la reserva hecha
por el Gobierno de la R. Francesa al apartado 2 del artículo 6.o del Convenio (no aplicación
del principio de equidistancia) y especialmente en lo que se refiere al Golfo de Vizcaya.
2. R. U. de Gran Bretaña: artículo 1.o El gobierno del Reino Unido toma nota de la declaración del Gobierno de la R. Francesa y reserva su posición al respecto. Artículo 6.o (párrs. 1
y 2). El Gobierno del Reino Unido no considera aceptables las reservas formuladas por el
Gobierno de la R. Francesa (en relación con el art. 6.o del Convenio).
3. Thailandia: Al depositar su instrumento de ratificación, el Gobierno thailandés ha
objetado a las reservas hechas por Francia a los artículos 1 [...] y 6 (párrs. 1 y 2).
3.50. RESERVAS Y OBJECIONES EN EL CONVENIO DE VIENA SOBRE DERECHO
DE LOS TRATADOS DE 1969
A) Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho de los Tratados. Enmienda de
España a los artículos aprobados por la Comisión Plenaria (disposiciones finales)
Insértese un artículo C bis que diga lo siguiente:
1. Salvo lo dispuesto en el párrafo 2 de este artículo, no se admitirá ninguna reserva a la
Parte V de la presente Convención.
2. En el momento de la firma o la ratificación de la Convención o de la adhesión a ella,
un Estado podrá declarar que no se considera obligado por lo dispuesto en los párrafos 6 a 10
inclusive del anexo I de la Convención, con respecto a las siguientes categorías de controversias:
a) Cualquier controversia surgida de hechos anteriores a la entrada en vigor de la Convención respecto a todas las partes en dicha controversia; o
b) Cualquier controversia que verse sobre tratados relativos a la defensa y seguridad
exterior del Estado o a cuestiones territoriales; o
c) Cualquier controversia con un Estado con el que, en el momento de la iniciación del
procedimiento previsto en el artículo 62, no mantiene relaciones diplomáticas. [DOC A/CONF.
39/L.39, Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho de los Tratados. Períodos de
sesiones primero y segundo. Documentos Oficiales. Documentos de la Conferencia, p. 293.]
B) Declaraciones y reservas formuladas al Convenio de Viena sobre el Derecho de los Tratados, de 1969
República Árabe Siria:
126
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
E. La adhesión de la República Árabe Siria al presente Convenio y la ratificación por su
Gobierno no se aplicará al anejo al Convenio, relativo a la conciliación obligatoria.
Túnez:
La controversia a que se refiere el artículo 66.a) exige el consentimiento de todas las partes
en aquélla, para su sometimiento al Tribunal Internacional de Justicia.
C) Objeciones a las reservas formuladas al Convenio de Viena sobre el Derecho de los Tratados, de 1969
Suecia:
El artículo 66 del Convenio contiene ciertas disposiciones relativas a los procedimientos
para arreglo judicial, arbitraje y conciliación. De acuerdo con dichas disposiciones una controversia sobre la aplicación o la interpretación de los artículos 53 ó 64, que tratan del llamado
ius cogens, puede ser sometida al Tribunal Internacional de Justicia. Si la controversia se refiere a la aplicación o la interpretación de cualquier otro artículo de la Sección V del Convenio,
se puede iniciar el procedimiento de conciliación establecido en el anexo del Convenio.
El Gobierno sueco considera que tales disposiciones sobre el arreglo de controversias
constituye una parte importante del Convenio, que no puede ser separada de las normas sustantivas con las que están relacionadas. En consecuencia, el Gobierno sueco considera necesario objetar cualquier reserva hecha por otro Estado, cuyo objetivo sea excluir, en todo o en
parte, la aplicación de las disposiciones relativas al arreglo de controversias. Aunque no objete
la entrada en vigor del Convenio entre Suecia y tal Estado, el Gobierno sueco considera que
las relaciones convencionales entre ambos países no incluirán ni la disposición procesal sobre
la que se ha formulado una reserva ni las disposiciones sustantivas a las que se refiere tal
disposición procesal.
En base a las razones mencionadas, el Gobierno sueco objeta la reserva siria, en virtud de
la cual la adhesión de este país al Convenio no incluye el anexo, y la reserva de Túnez, en
virtud de la cual la controversia a que se refiere el artículo 66.a) exige el consentimiento de
todas las Partes en aquélla para ser sometida a la decisión del Tribunal Internacional de Justicia. A la vista de tales reservas, el Gobierno sueco considera, en primer lugar, que las relaciones convencionales entre Suecia y Siria no incluyen aquellas disposiciones de la Sección V
del Convenio a las que es aplicable el procedimiento de conciliación del anexo; y, en segundo lugar, que las relaciones convencionales entre Suecia y Túnez no incluyen los artículos 53
y 64 del Convenio.
Reino Unido:
El Reino Unido objeta a la Reserva hecha por el Gobierno de Siria, en relación con el
anexo del Convenio y no acepta la entrada en vigor del Convenio entre el Reino Unido y Siria.
El Reino Unido objeta a la reserva hecha por el Gobierno de Túnez al artículo 66.a) del
Convenio y no acepta la entrada en vigor del mismo entre el Reino Unido y Túnez.
Estados Unidos de América:
El Gobierno de los Estados Unidos de América objeta a la reserva E contenida en el instrumento de adhesión de Siria. En opinión de los Estados Unidos esta reserva es incompatible
con los objetivos y la finalidad del Convenio y socava el principio de arreglo imparcial de
controversias relativas a la nulidad, terminación y suspensión de la aplicación de los tratados,
que fue objeto de amplias negociaciones en la Conferencia de Viena.
El Gobierno de los Estados Unidos tiene la intención, en el momento en que sea parte del
Convenio, de reafirmar su objeción a la arriba mencionada reserva y rechazar toda relación
convencional con la República Árabe Siria derivada de las disposiciones de la Sección V del
Convenio respecto a las cuales Siria ha rechazado los procedimientos de conciliación establecidos en el anexo del Convenio.
Los Estados Unidos objetan la reserva formulada por Túnez al párrafo a) del artículo 66
del Convenio relativa a una controversia sobre la intepretación o la aplicación de los artículos 53
ó 64. El derecho que asiste a una Parte para invocar las disposiciones de los artículos 53 ó 64
está íntimamente ligado con las disposiciones del artículo 42 relativas al enjuiciamiento de la
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
127
solidez de un tratado y con el párrafo a) del artículo 66 relativo al derecho de cualquier Parte
a someter a la decisión del Tribunal Internacional de Justicia cualquier controversia relativa a
la aplicación o la interpretación de los artículos 53 ó 64.
3.51. ACTUACIONES EN RELACIÓN CON LA PARTICIPACIÓN DE TRINIDAD Y
TOBAGO EN EL PROTOCOLO FACULTATIVO AL PACTO INTERNACIONAL
DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS, DE 16 DE DICIEMBRE DE 1966
A) Denuncia y nueva adhesión de Trinidad y Tobago en relación con el Protocolo Facultativo al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
Trinidad y Tobago. 26 de mayo de 1998. Denuncia con efecto desde el 26 de agosto de
1998.
Trinidad y Tobago. 26 de mayo de 1998. Adhesión, entrada en vigor el 26 de agosto de
1998, con la siguiente reserva:
Trinidad y Tobado se adhiere de nuevo al Protocolo Facultativo al Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos con una reserva al artículo 1 del mismo, a efectos de que el
Comité de Derechos Humanos no sea competente para recibir y considerar las comunicaciones relativas a cualquier preso que se encuentre sentenciado a muerte en relación con cualquier
asunto relativo a su proceso, detención, juicio, condena, sentencia o a la ejecución de la sentencia de muerte y a cualquier asunto relacionado con lo anterior.
Una vez aceptado el principio de que los Estados no pueden utilizar el Protocolo Facultativo como vehículo para formular reservas al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Gobierno de Trinidad y Tobago señala que su reserva al Protocolo Facultativo no le
exime de ningún modo de sus obligaciones y responsabilidades en virtud del Pacto, incluido
su compromiso de respetar y asegurar a todas las personas que se encuentren dentro del territorio de Trinidad y Tobago, sujetos a su jurisdicción, los derechos reconocidos en el Pacto
(mientras no se haya formulado una reserva al respecto), según lo dispuesto en el artículo 2
del mismo, así como su compromiso de informar al Comité de Derechos Humanos, según el
mecanismo de control establecido por el artículo 40 del mismo. [BOE, 8 de junio de 1999.]
B) Actuaciones de terceros Estados en relación con la reserva formulada por Trinidad y
Tobago en el momento de su adhesión
Italia. 17 de septiembre de 1999. Comunicación relativa a la reserva formulada por Trinidad y Tobago en el momento de su adhesión:
El Gobierno de la República Italiana observa que la reserva formulada por el Gobierno de
Trinidad y Tobago en el momento en que se ha adherido de nuevo al Protocolo Facultativo
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos suscita dudas en cuanto al compromiso de Trinidad y Tobago con respecto al objeto y finalidad del Protocolo Facultativo que
son los de reforzar la posición de la persona en relación con los derechos protegidos por el
Pacto.
La reserva, por el contrario, trata de restringir las obligaciones internacionales de Trinidad y Tobago respecto de las personas condenadas a la pena de muerte. El Gobierno de la
República Italiana abriga asimismo dudas en cuanto a la admisibilidad del procedimiento
utilizado por el Gobierno de Trinidad y Tobago, ya que la denuncia del Protocolo Facultativo, seguida de la decisión de adherirse de nuevo al instrumento formulando una reserva, atenta
contra el proceso de ratificación y debilita la protección de los derechos humanos. El Gobierno de la República Italiana presenta por tanto una objeción a la reserva arriba mencionada
formulada por el Gobierno de Trinidad y Tobago al Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Esta objeción no impedirá la entrada en vigor del
Protocolo Facultativo entre Italia y Trinidad y Tobago.
128
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Francia. 9 de septiembre de 1999. Comunicación relativa a la reserva formulada por Trinidad y Tobago en el momento de su adhesión:
Mediante notificación del Secretario General de las Naciones Unidas, actuando como
depositario, la República Francesa fue informada el 26 de mayo de 1998 de que Trinidad
y Tobago había denunciado el Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y se había vuelto a adherir a dicho instrumento el mismo día con una
reserva que excluía la competencia del Comité para recibir y examinar comunicaciones
relativas a las personas condenadas a muerte. Si bien el párrafo 1 del artículo 12 del Protocolo dispone que cualquier Estado Parte podrá denunciar el Protocolo «en cualquier
momento» y que la denuncia surtirá efecto «tres meses después de la fecha de recepción
de la notificación por el Secretario General», la denuncia del Protocolo en ningún caso
puede ser utilizada por un Estado Parte con el único fin de formular reservas a dicho
instrumento después de haberlo firmado, ratificado o haberse adherido al mismo. Dicha
práctica debilitaría los compromisos internacionales al constituir una forma de abuso de
procedimiento, sería manifiestamente contraria al principio de buena fe que impera en el
derecho internacional y contravendría la regla del pacta sunt servanda. Los medios utilizados (denuncia y adhesión el mismo día y al mismo instrumento, pero con una reserva)
no puede por menos de suscitar una reacción negativa independientemente de las dudas
que puedan surgir en cuanto a la compatibilidad de esta reserva con el objeto y la finalidad del Tratado.
En consecuencia, el Gobierno de la República Francesa expresa su desaprobación de la
reserva formulada por Trinidad y Tobago.
[...]
Dinamarca. 6 de agosto de 1999. Objeción a la reserva formulada por Trinidad y Tobago
en el momento de su adhesión:
El Gobierno del Reino de Dinamarca observa que la reserva formulada por el Gobierno
de Trinidad y Tobago en el momento de adherirse de nuevo al Protocolo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos suscita dudas en cuanto al compromiso de Trinidad y Tobago respecto del objeto y la finalidad del Protocolo Facultativo.
La reserva trata de restringir las obligaciones del Estado que la formula respecto de las
personas condenadas a la pena de muerte. La finalidad del Protocolo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos es reforzar la posición de la persona en virtud
del Pacto. La denegación de los beneficios de las disposiciones del Protocolo Facultativo a
un grupo de personas condenadas a la pena más grave no se ajusta ni al objeto ni a la finalidad del Protocolo Facultativo.
El procedimiento utilizado por Trinidad y Tobago, que denunció el Protocolo Facultativo
y posteriormente se adhirió de nuevo a él formulando una reserva, equivale a eludir las reglas
del derecho de los tratados que prohíben la formulación de reservas después de la ratificación.
El Gobierno del Reino de Dinamarca formula por tanto una objeción a la reserva arriba
mencionada hecha por el Gobierno de Trinidad y Tobago al Protocolo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Esta objeción no impedirá la entrada en vigor del Protocolo Facultativo entre el Gobierno de Dinamarca y el Gobierno de Trinidad y Tobago.
[...]
Países Bajos. 6 de agosto de 1999. Objeción a la reserva formulada por Trinidad y Tobago
en el momento de su adhesión:
1. El Gobierno del Reino de los Países Bajos ha examinado la reserva formulada por el
Gobierno de Trinidad y Tobago respecto del artículo primero del Protocolo Facultativo del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en el momento en que se ha adherido de
nuevo a dicho Protocolo.
2. El Gobierno del Reino de los Países Bajos estima que esta reserva, que pretende limitar
las obligaciones del Estado que la formula respecto de los particulares condenados a la pena
capital, puede hacer dudar del compromiso de Trinidad y Tobago con respecto al objeto y
finalidad del Protocolo Facultativo.
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
129
3. El Gobierno del Reino de los Países Bajos considera que el Protocolo Facultativo del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos tiene por objeto reforzar la situación de
la persona que invoca el Pacto. Denegar el beneficio del Protocolo Facultativo del Pacto a un
grupo de personas condenadas a la pena más grave es atentar directamente contra el objeto y
la finalidad del Protocolo Facultativo.
4. Por otra parte, el Gobierno del Reino de los Países Bajos considera que el procedimiento seguido por Trinidad y Tobago, que denunció el Protocolo Facultativo para a
continuación adherirse de nuevo al mismo formulando reservas, infringe las disposiciones del derecho de los tratados que prohíben formular reservas con posterioridad a la ratificación. El procedimiento seguido por Trinidad y Tobago quebranta esas reglas tan arraigadas.
5. En consecuencia, el Gobierno del Reino de los Países Bajos presenta una objeción a
la reserva arriba mencionada por el Gobierno de Trinidad y Tobago, con respecto al Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
6. La presente objeción no constituirá obstáculo para la entrada en vigor del Convenio
entre el Reino de los Países Bajos y Trinidad y Tobago. [BOE, 9 de junio de 2000.]
C) Decisión número 845/1999, del Comité de Derechos Humanos, de 31 de diciembre de
1999, asunto R. Kennedy c. Trinidad y Tobago
Cuestiones materiales y procesales de previo pronunciamiento.
6.1. De conformidad con el artículo 87 de su reglamento, antes de considerar las alegaciones que se hagan en una comunicación, el Comité de Derechos Humanos deberá decidir
si la comunicación es o no admisible a tenor del Protocolo Facultativo del Pacto.
6.2. El 26 de mayo de 1998, el Gobierno de Trinidad y Tobago denunció el primer Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Ese mismo día volvió
a adherirse e incluyó en su instrumento de readhesión la reserva indicada en el párrafo 4.1
supra.
6.3. Para explicar las razones por las cuales se adoptaron esas medidas, el Estado Parte
se remite al fallo del Comité Judicial del Consejo Privado en el caso Pratt y Morgan c. el
Fiscal General de Jamaica 1102 A.C. 1, 1994.0, en el que se afirmó que «en cualquier caso
en que la ejecución tenga lugar más de cinco años después de dictada la sentencia habría
razones de peso para considerar que la demora es tal que constituye un castigo u otro trato
inhumano o degradante» en violación del artículo 17 de la Constitución de Jamaica. El efecto
de esa decisión para Trinidad y Tobago es que las demoras excesivas en ejecutar la pena de
muerte contravendrían el apartado b) del párrafo 2 del artículo 5 de la Constitución de Trinidad y Tobago que contiene una disposición análoga a la del artículo 17 de la Constitución
de Jamaica. El Estado Parte explica que, dado que el fallo del Comité Judicial del Consejo
Privado representa la norma constitucional para Trinidad y Tobago, el Gobierno tiene el
mandato de asegurar que el proceso de apelación sea expedito eliminando demoras dentro
del sistema a fin de que las penas de muerte impuestas de conformidad con las leyes de Trinidad y Tobago puedan hacerse cumplir. Por consiguiente, el Estado Parte optó por denunciar
el Protocolo Facultativo:
«Dadas las circunstancias y deseando reafirmar su derecho interno de no someter a nadie
a castigo o trato inhumano y degradante y, por consiguiente, observar sus obligaciones contraídas en virtud del artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Gobierno de Trinidad y Tobago se sintió obligado a denunciar el Protocolo Facultativo. No obstante, antes de hacerlo celebró consultas el 31 de marzo de 1998 con la Presidencia y la Mesa
del Comité de Derechos Humanos con miras a recabar seguridades de que los casos de pena
de muerte se tratarían de forma expedita y quedarían terminados dentro de los ocho meses a
partir de la fecha en que quedasen registrados. Por razones que el Gobierno de Trinidad y
Tobago respeta, no se pudieron dar seguridades de que estos casos quedasen terminados en
el plazo previsto.»
130
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
6.4. Según la opinión vertida en la Observación general número 24 del Comité, corresponde al Comité, en su calidad de órgano creado en virtud de tratados encargado del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y sus Protocolos Facultativos, interpretar y
determinar la validez de las reservas hechas a esos tratados. Nadie podrá negar que de
reconocérsele validez en la forma en que está expuesta, esta reserva dejará al Comité sin
jurisdicción para examinar la presente comunicación. Por consiguiente, el Comité debe
determinar si es o no válido formular esa reserva. En caso negativo, la reserva, según afirma
el autor y se indica en la Observación general número 24 del Comité, no tendría efecto
legal con el resultado de que el Comité sería competente para examinar la comunicación.
6.5. Ante todo cabe señalar que el propio Protocolo Facultativo no rige la permisibilidad de las reservas a sus disposiciones. De conformidad con el artículo 19 de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados y los principios del derecho internacional consuetudinario, pueden admitirse reservas en la medida en que sean compatibles con el objeto y
propósito del tratado en cuestión. Por consiguiente, se trata de determinar si la reserva de
Trinidad y Tobago puede ser considerada o no compatible con el objeto y propósito del Protocolo Facultativo.
6.6. En su Observación general número 24, el Comité expresó la opinión de que una
reserva encaminada a excluir la competencia del Comité respecto del Protocolo Facultativo en relación con determinadas disposiciones del Pacto no podía considerarse determinante:
«El primer Protocolo Facultativo tiene por función permitir que el Comité compruebe la
validez de las reclamaciones concernientes a los derechos [previstos en el Pacto]. En consecuencia, la reserva a la obligación de un Estado de respetar y garantizar un derecho contenido
en el Pacto, formulada en relación con el primer Protocolo Facultativo, si no se hubiera formulado previamente respecto de esos mismos derechos en relación con el Pacto, no afecta a la
obligación del Estado de cumplir su obligación sustantiva. No puede formularse una reserva
al Pacto valiéndose del Protocolo Facultativo, pero tal reserva serviría para garantizar que el
Comité no pudiera comprobar el cumplimiento de esa obligación por el Estado con arreglo al
Protocolo. Y, dado que el objeto y fin del primer Protocolo Facultativo es el de permitir que el
Comité compruebe si el Estado respeta los derechos por los que se ha comprometido a velar,
toda reserva que trate de impedir esto sería contraria al objeto y fin del primer Protocolo Facultativo, cuando no del Pacto». [HRI/GEN/1/Rev.3, 15 de agosto de 1997, p. 51.1 (sin resaltar
en el original).]
6.7. Con la presente reserva, formulada después de la publicación de la Observación
general número 24, no se pretende excluir la competencia del Comité prevista en el Protocolo Facultativo con respecto a una disposición concreta del Pacto sino más bien a todo el Pacto
para un determinado grupo de reclamantes, a saber los reclusos condenados a pena de muerte.
Sin embargo, no por ello resulta la reserva más compatible con el objeto y fin del Protocolo
Facultativo. Por el contrario, el Comité no puede aceptar una reserva en virtud de la cual se
conceda a un determinado grupo de ciudadanos menos protección procesal que al resto de la
población. A juicio del Comité, ello constituye una discriminación que infringe algunos de
los principios básicos incorporados en el Pacto y sus protocolos, y también por esta razón la
reserva no puede considerarse compatible con el objeto y fin del Protocolo Facultativo. La
consecuencia es que el Comité no tiene impedimentos para examinar la presente comunicación con arreglo al Protocolo Facultativo.
6.8. El Comité, observando que el Estado Parte no ha impugnado ninguna de las
denuncias del autor por motivos distintos del de sus reservas, considera que las denuncias del autor están suficientemente fundamentadas para que se puedan examinar en cuanto
al fondo.
7. En consecuencia, el Comité de Derechos Humanos decide:
a) Que la comunicación es admisible;
[...] [Texto localizado en Internet: <http://www.unhchr.ch>.]
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
131
3.52. MODIFICACIÓN DE LA RESERVA FORMULADA POR MALDIVAS AL CONVENIO SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER Y REACCIONES DE TERCEROS ESTADOS
A) Maldivas. 29 de enero de 1999. Modificación de la reserva formulada en el momento de
su adhesión
1. El Gobierno de la República de Maldivas formula una reserva a la letra a) del artículo 7 del Convenio sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
en la medida en que esta disposición vaya en contra de lo dispuesto en el artículo 34 de la
Constitución de la República de Maldivas.
2. El Gobierno de la República de Maldivas se reserva el derecho a aplicar el artículo 16
del Convenio, relativo a la igualdad entre hombres y mujeres en todas las cuestiones relativas al matrimonio y a las relaciones familiares, sin perjuicio de las disposiciones de la sharia
islámica que rigen todas las relaciones conyugales y familiares de la totalidad de la población
musulmana de Maldivas.
B)
Actuaciones de terceros Estados
Alemania. 16 de agosto de 1999. Comunicación relativa a la modificación de la reserva
formulada por Maldivas:
El Gobierno de la República Federal de Alemania ha examinado la modificación de las
reservas al Convenio sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer formuladas por el Gobierno de la República de Maldivas en su nota al Secretario General
de fecha 29 de enero de 1999.
La modificación no constituye una retirada ni una retirada parcial de las reservas iniciales al Convenio formuladas por la República de Maldivas. Por el contrario, la modificación
constituye una nueva reserva a la letra a) del artículo 7 (derecho de las mujeres a votar en
todas las elecciones y referéndum públicos y a ser elegibles en las elecciones a todos los
órganos elegidos públicamente) y al artículo 16 (eliminación de la discriminación contra la
mujer en todas las materias relativas al matrimonio y a las relaciones familiares) del Convenio, que amplía y refuerza las reservas iniciales.
El Gobierno de la República Federal de Alemania presentó una objeción a las reservas iniciales porque suscitaban serias dudas en cuanto a la voluntad de la República de Maldivas de cumplir
sus obligaciones en virtud del Convenio. Lo mismo cabe decir con respecto a la modificación.
El Gobierno de la República Federal de Alemania señala que un Estado no puede formular reservas a un tratado más que en el momento de la firma, ratificación, aceptación o aprobación del tratado o en el momento de su adhesión al mismo (art. 19 de la Convención de Viena
sobre el derecho de los tratados). Una vez que un Estado se ha obligado mediante un tratado
en virtud del derecho internacional, no puede formular nuevas reservas ni ampliar ni hacer
adiciones a las reservas anteriores. Únicamente tiene la posibilidad de retirar total o parcialmente sus reservas iniciales, cosa que desgraciadamente el Gobierno de la República de Maldivas no ha hecho mediante su modificación.
El Gobierno de la República Federal de Alemania presenta una objeción a la modificación de las reservas.
Finlandia. 17 de agosto de 1999. Comunicación relativa a la modificación de la reserva
formulada por Maldivas:
El Gobierno de Finlandia presentó una objeción en 1994 a las reservas formuladas por el
Gobierno de Maldivas en el momento de la adhesión al Convenio sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer. El Gobierno de Finlandia ahora ha examinado
el contenido de la reserva modificada y formulada por el Gobierno de la República de Maldivas
a dicho Convenio. El Gobierno de Finlandia expresa su satisfacción por las puntualizaciones
del Gobierno de la República de Maldivas a las reservas formuladas en el momento de su
adhesión al Convenio. No obstante, las reservas al artículo 7.a) y al artículo 16 contienen todavía
132
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
elementos que resultan objetables. El Gobierno de Finlandia, por lo tanto, desea declarar que
da por supuesto que el Gobierno de la República de Maldivas garantizará la aplicación de los
derechos reconocidos en el Convenio y hará todo lo posible para ajustar su legislación nacional a las obligaciones que le impone el Convenio con vistas a retirar la reserva. Esta declaración no impedirá la entrada en vigor del Convenio entre Maldivas y Finlandia.
3.53. RESERVAS, SALVEDADES Y DECLARACIONES FORMULADAS POR LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA AL RATIFICAR EL PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS Y ACTUACIONES DE TERCEROS ESTADOS EN RELACIÓN CON LAS MISMAS
A) Estados Unidos. 8 de junio de 1992. Ratificación con las siguientes reservas, salvedades y declaraciones
Reservas.—(Original en inglés.)
«1) El artículo 20 no autoriza o exige legislación u otra acción por parte de los Estados
Unidos que pueda restringir el derecho a la libertad de expresión y asociación protegido por
la Constitución y las leyes de los Estados Unidos.
2) Los Estados Unidos se reservan el derecho, con sujeción a sus imperativos constitucionales, a imponer la pena capital a cualquier persona (a excepción de las mujeres embarazadas) debidamente condenada con arreglo a las leyes vigentes o futuras por las que se permite la imposición de la pena capital, incluida la pena por delitos cometidos por personas menores
de dieciocho años.
3) Los Estados Unidos se consideran obligados por el artículo 7 en la medida en que por
“penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes” se entienden las penas o tratos crueles y
poco comunes prohibidos por las Enmiendas Quinta, Octava y/o Decimocuarta a la Constitución de los Estados Unidos.
4) Dado que según la ley de los Estados Unidos generalmente se aplica a un delincuente la pena en vigor en el momento de la comisión del delito, los Estados Unidos no se adhieren a la tercera cláusula del apartado 1 del artículo 15.
5) El principio y la práctica de los Estados Unidos generalmente cumplen y apoyan las
disposiciones del Pacto relativas al trato de los menores en el sistema judicial penal. No obstante, los Estados Unidos se reservan el derecho, en circunstancias excepcionales, a tratar a los
menores como adultos, no obstante lo dispuesto en la letra b) del apartado 2, en el apartado 3
del artículo 10 y en el apartado 4 del artículo 14. Los Estados Unidos también expresan su
reserva a dichas disposiciones en relación con las personas que realicen el servicio militar
voluntario antes de los dieciocho años.»
Salvedades.—(Original en inglés.)
«1) La Constitución y las leyes de los Estados Unidos garantizan a todas las personas la
misma protección ante la ley y ofrecen amplia protección contra la discriminación. Los Estados
Unidos entienden que se permitirán las distinciones basadas en la raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social —en el sentido en que se utilizan esos términos
en el apartado 1 del artículo 2 y en el artículo 26— cuando dichas distinciones se refieran
racionalmente, como mínimo, a un objetivo legítimo del Gobierno. Los Estados Unidos también
entienden que la prohibición establecida en el apartado 1 del artículo 4 de discriminar, en
situaciones de emergencia pública, basada “únicamente” en motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión u origen social, no excluye las distinciones que puedan tener un efecto desproporcionado en personas de una condición particular.
2) Los Estados Unidos entienden que el derecho a reparación mencionado en el apartado 5 del artículo 9 y en el apartado 6 del artículo 14 exige el establecimiento de mecanismos
efectivos y aplicables mediante los cuales la víctima de arresto o detención ilegal o de un error
judicial pueda solicitar y, cuando esté justificado, obtener reparación bien de la persona respon-
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
133
sable o del organismo público correspondiente. El derecho a reparación podrá estar sujeto a
exigencias razonables del derecho interno.
3) Los Estados Unidos entienden que con referencia a “circunstancias excepcionales” de
la letra a) del apartado 2 del artículo 10, se permite el encarcelamiento de un acusado con condenados cuando proceda, a la vista de la peligrosidad general de una persona, y se permite a los
acusados renunciar a su derecho a estar separados de personas condenadas. Además, los Estados
Unidos entienden que en el apartado 3 del artículo 10 no se reducen los objetivos de castigo,
disuasión e inhabilitación como objetivos adicionales legítimos de un régimen penitenciario.
4) Los Estados Unidos entienden que en las letras b) y d) del apartado 3 del artículo 14
no se exige que el acusado disponga de un defensor de su elección cuando se le nombre un
defensor de oficio por motivos de indigencia, cuando posea de medios económicos para contratar otro abogado, o cuando no se imponga una pena de prisión. Además, los Estados Unidos
entienden que en la letra e) del apartado 3 no se prohíbe la exigencia de que el acusado demuestre que cualquier testigo cuya comparecencia obligatoria solicite es necesario para su defensa. Los Estados Unidos entienden que el principio non bis in idem consagrado en el apartado 7 es de aplicación únicamente cuando la sentencia absolutoria haya sido dictada por un
tribunal de la misma división política, ya sea el poder federal o una unidad constitutiva, que
solicita un nuevo juicio por la misma causa.
5) Los Estados Unidos entienden que el presente Pacto será aplicado por el poder federal
en la medida en que sus competencias judiciales y legislativas se ejerzan sobre las materias
a que se refiere, y en los demás casos, por las entidades locales y los Estados; en la medida
en que las entidades locales y los Estados ejercen su jurisdicción sobre dichos asuntos, el
poder federal tomará las medidas adecuadas al sistema federal con el fin de que las autoridades competentes de las entidades locales o de los Estados puedan tomar las medidas adecuadas para el cumplimiento del Pacto.»
Declaraciones.—(Original en inglés.)
«1) Los Estados Unidos declaran que las disposiciones de los artículos 1 a 27 del Pacto
no son directamente aplicables.
2) Los Estados Unidos son de la opinión de que los Estados Partes en el Pacto deberían
abstenerse, siempre que sea posible, de imponer cualesquiera restricciones o limitaciones al ejercicio de los derechos reconocidos y protegidos por el Pacto, incluso cuando dichas restricciones y
limitaciones estén permitidas según los términos del Pacto. Para los Estados Unidos, el apartado 2 del artículo 5 por el que se establece que los derechos humanos fundamentales vigentes en
un Estado Parte no podrán sufrir menoscabo so pretexto de que el Pacto los reconoce en menor
grado, atañe de forma particular al apartado 3 del artículo 19, según el cual se permitirían ciertas
restricciones a la libertad de expresión. Los Estados Unidos declaran que seguirán respetando las
exigencias e imposiciones de su Constitución en relación con dichas restricciones y limitaciones.
(Declaración en virtud del artículo 41):
3) Los Estados Unidos declaran que reconocen la competencia del Comité de Derechos
Humanos para recibir y examinar las comunicaciones en virtud del artículo 41 en las que un
Estado Parte alegue que otro Estado Parte no cumple las obligaciones que le impone el Pacto.
4) Los Estados Unidos declaran que el derecho a que se refiere el artículo 47 sólo podrá
ejercerse con arreglo al derecho internacional.»
De conformidad con el apartado 2 del artículo 49, el Pacto entró en vigor para los Estados
Unidos en América tres meses después de la fecha del depósito del instrumento, es decir, el
8 de septiembre de 1992.
B) Actuaciones de terceros Estados
Suecia. 18 de junio de 1993. Objeción a las reservas hechas por Estados Unidos en el
momento de la ratificación.
«El Gobierno de Suecia ha examinado el contenido de las reservas y entendimientos hechos
por los Estados Unidos de América. En este contexto, el Gobierno recuerda que, con arreglo
al derecho internacional de Tratados, la denominación atribuida a una declaración por la que
se excluyen o modifican los efectos jurídicos de determinadas disposiciones de un Tratado,
134
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
no determina su condición de reserva al Tratado. Por tanto, el Gobierno considera que algunos
de los entendimientos hechos por los Estados Unidos constituyen, en esencia, reservas al
Pacto.
Una reserva en virtud de la cual un Estado modifica o excluye la aplicación de las disposiciones más fundamentales del Pacto, o limita sus responsabilidades con arreglo a este Tratado invocando los principios generales de su derecho interno, puede suscitar dudas sobre el
compromiso de dicho Estado con respecto al objeto y el propósito del Pacto. Las reservas
hechas por los Estados Unidos de América incluyen tanto reservas a disposiciones esenciales y no susceptibles de suspensión, como referencias generales a la legislación nacional. Las
reservas de esta clase contribuyen a minar las bases del derecho internacional de Tratados.
Todos los Estados miembros comparten un interés común en respetar el objeto y el propósito del Tratado del que han elegido ser partes.
Por consiguiente, Suecia presenta una objeción a las reservas hechas por los Estados Unidos
a los siguientes artículos:
Artículo 2; cfr. Entendimiento (1).
Artículo 4; cfr. Entendimiento (1).
Artículo 6; cfr. Reserva (2).
Artículo 7; cfr. Reserva (3).
Artículo 15; cfr. Reserva (4).
Artículo 26; cfr. Entendimiento (1).
Esta objeción no constituye un obstáculo para la entrada en vigor del Pacto entre Suecia
y los Estados Unidos de América.»
Finlandia. 28 de septiembre de 1993. Objeción a las reservas hechas por Estados Unidos.
«El Gobierno de Finlandia ha tomado nota de las reservas, entendimientos y declaraciones formulados por los Estados Unidos de América en el momento de la ratificación del Pacto.
Se recuerda que, según el derecho internacional de Tratados, la denominación atribuida a una
declaración por la que se excluyen o modifican los efectos jurídicos de determinadas disposiciones de un Tratado, no determina su condición de reserva a dicho Tratado. Por lo tanto,
se considera que el entendimiento (1), relativo a los artículos 2, 4 y 26 del Pacto constituye,
en esencia, una reserva al mismo dirigida a algunas de sus disposiciones más esenciales, en
particular, a aquellas que afectan a la prohibición de la discriminación. En opinión del Gobierno de Finlandia, una reserva de esta naturaleza es contraria al objeto y el propósito del Pacto,
como se indica en el artículo 19, párrafo c), de la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados.
Por lo que se refiere a la reserva (2), relativa al artículo 6 del Pacto, se recuerda que, según
el artículo 4, párrafo 2, no se permiten limitaciones a los artículos 6 y 7 del Pacto. En opinión
del Gobierno de Finlandia, el derecho a la vida es de importancia fundamental en el Pacto, y,
por consiguiente, la reserva mencionada es incompatible con el objeto y el propósito del
mismo.
Por lo que se refiere a la reserva (3), la misma está sujeta, para el Gobierno de Finlandia,
al principio general de interpretación de los Tratados, según el cual ninguna de las partes podrá
invocar las disposiciones de su derecho interno para justificar la falta de cumplimiento de un
Tratado.
Por las razones mencionadas, el Gobierno de Finlandia formula una objeción a las reservas hechas por los Estados Unidos a los artículos 2, 4 y 26 [cfr. Entendimiento (1)], al artículo 6 [cfr. Reserva (2)] y al artículo 7 [cfr. Reserva (3)]. Sin embargo, el Gobierno de Finlandia no considera que esta objeción constituya un obstáculo para la entrada en vigor del Pacto
entre Finlandia y los Estados Unidos de América.»
[...]
Francia. 4 de octubre de 1993. Objeción a las reservas hechas por Estados Unidos.
En el momento de la ratificación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966, los
Estados Unidos de América expresaron una reserva relacionada con el artículo 6, párrafo 5,
del Pacto, que prohíbe la imposición de la pena de muerte por delitos cometidos por personas de menos de dieciocho años de edad.
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
135
Francia considera que esta reserva de los Estados Unidos no es válida, ya que es incompatible con el objeto y el propósito del Pacto.
Esta objeción no constituye un obstáculo para la entrada en vigor del Pacto entre Francia
y los Estados Unidos.
[...]
Bélgica. 5 de octubre de 1993. Objeción a las reservas hechas por Estados Unidos.
«El Gobierno de Bélgica desea presentar una objeción a la reserva hecha por los Estados
Unidos de América en relación con el artículo 6, párrafo 5, del Pacto, que prohíbe la imposición de la sentencia de muerte por delitos cometidos por personas de menos de dieciocho años
de edad.
El Gobierno de Bélgica considera que la reserva es incompatible con las disposiciones y
el propósito del artículo 6 del Pacto que, según aclaración contenida en el artículo 4, párrafo 2, del Pacto, establece las medidas mínimas para proteger el derecho a la vida.
La formulación de esta objeción no constituye un obstáculo para la entrada en vigor del
Pacto entre Bélgica y los Estados Unidos de América.»
Italia. 5 de octubre de 1993. Objeción a las reservas hechas por Estados Unidos.
«El Gobierno de Italia..., formula una objeción a la reserva al artículo 6, párrafo 5, que los
Estados Unidos de América incluyeron en su instrumento de ratificación.
En opinión de Italia, las reservas a las disposiciones contenidas en el artículo 6 no están
permitidas, según se especifica en el artículo 4, párrafo 2, del Convenio.
Por consiguiente, esta reserva es nula y sin efecto, ya que es incompatible con el objeto y
el propósito del artículo 6 del Pacto.
Además, según la interpretación del Gobierno de Italia, la reserva al artículo 7 del Pacto
no afecta a las obligaciones asumidas por los Estados que son Partes en el mismo, conforme
al artículo 2 del mismo Pacto.
Estas objeciones no constituyen un obstáculo para la entrada en vigor del Pacto entre Italia
y los Estados Unidos.»
Portugal. 5 de octubre de 1993. Objeción a las reservas hechas por Estados Unidos.
«El Gobierno de Portugal presenta su objeción formal a las reservas hechas por el Gobierno
de los Estados Unidos de América bajo ratificación del Pacto de Derechos Civiles y Políticos.
El Gobierno de Portugal considera que la reserva hecha por los Estados Unidos de América en relación con el artículo 6, párrafo 5, del Convenio, que prohíbe la pena capital para los
delitos cometidos por personas de menos de dieciocho años de edad, es incompatible con el
artículo 6, el cual, según aclaración contenida en el párrafo 2 del artículo 4, establece los criterios mínimos para la protección del derecho a la vida.
El Gobierno de Portugal estima también que la reserva relativa al artículo 7 por la que un
Estado limita sus responsabilidades con arreglo al Pacto, invocando los principios generales
de su derecho interno, puede suscitar dudas sobre el compromiso de dicho Estado con respecto al objeto y el propósito del Pacto y, por otra parte, contribuir a minar las bases del derecho
internacional.
El Gobierno de Portugal, por consiguiente, presenta una objeción a las reservas hechas
por los Estados Unidos de América.
Estas objeciones no constituirán un obstáculo para la entrada en vigor del Pacto entre
Portugal y los Estados Unidos de América.»
3.54. COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS. OBSERVACIÓN GENERAL NÚMERO 24,
DE 4 DE NOVIEMBRE DE 1994
Cuestiones relacionadas con las reservas formuladas con ocasión de la ratificación del
Pacto o de sus Protocolos Facultativos, o de la adhesión a ellos, o en relación con las declaraciones hechas de conformidad con el artículo 41 del Pacto.
1. Para el 1.o de noviembre de 1994, 46 de los 127 Estados Partes ratificantes del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos habían formulado 150 reservas de diverso alcan-
136
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
ce a su aceptación de las obligaciones estipuladas en él. Algunas de esas reservas excluyen
la obligación de establecer y garantizar derechos concretos enunciados en el Pacto. Otras están
redactadas en términos más generales, destinadas con frecuencia a garantizar la preeminencia en el tiempo de algunas disposiciones jurídicas internas. Y otras se refieren a la competencia del Comité. El número de reservas, su contenido y su alcance pueden menoscabar la
eficaz aplicación del Pacto y tienden a debilitar el respeto hacia las obligaciones de los Estados
Partes. Conviene que los Estados Partes sepan exactamente cuáles son las obligaciones que
ellos, y otros Estados Partes, han contraído de hecho. Y el Comité, en el cumplimiento de los
deberes que le imponen el artículo 40 del Pacto o los Protocolos Facultativos, necesita saber
si un Estado está vinculado o en qué medida por una determinada obligación. Esto exigirá
determinar si una declaración unilateral es una reserva o una declaración interpretativa y cuáles
son su aceptabilidad y efectos.
2. Por estos motivos, el Comité ha considerado útil examinar en un comentario general
las cuestiones de derecho internacional y de política en materia de derechos humanos que se
suscitan. En el comentario general se identifican los principios de derecho internacional aplicables a la formulación de reservas y en relación con los cuales se determina su aceptabilidad
e interpreta su objeto. Se examina la función de los Estados Partes en relación con las reservas de terceros. Se examina también la función del propio Comité en relación con las reservas. Y se formulan algunas recomendaciones a los actuales Estados Partes para el estudio de
las reservas y a aquellos Estados que todavía no se han hecho partes sobre las consideraciones jurídicas y de política en materia de derechos humanos que han de tenerse presentes si
piensan ratificar el Pacto o adherirse a él con reservas.
3. No es siempre fácil distinguir una reserva de una declaración sobre la manera en que
un Estado interpreta una disposición, o de una exposición de política. Tendrá que tenerse presente la intención del Estado y no la forma del instrumento. Si una declaración, independientemente de cómo se designe, tiene por objeto excluir o modificar el efecto jurídico de un tratado en su aplicación al Estado, constituye una reserva [apartado d) del párrafo 1 del art. 2 de
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]. Por el contrario, si una
llamada reserva se limita a exponer la manera en que un Estado interpreta una disposición,
pero no excluye ni modifica dicha disposición en su aplicación a ese Estado, no se trata en
realidad de una reserva.
[...]
5. El Pacto no prohíbe las reservas ni menciona ningún tipo de reserva permitida. Lo
mismo cabe decir del Primer Protocolo Facultativo. El párrafo 1 del artículo 2 del Segundo
Protocolo Facultativo dispone: «No se admitirá ninguna reserva al presente Protocolo con
excepción de una reserva formulada en el momento de la ratificación o la adhesión en la que
se prevea la aplicación de la pena de muerte en tiempo de guerra como consecuencia de una
condena por un delito sumamente grave de carácter militar cometido en tiempo de guerra».
Los párrafos 2 y 3 contienen algunas obligaciones de procedimiento.
6. El que no se prohíban las reservas no significa que se permitan todas ellas. La cuestión
de las reservas en relación con el Pacto y el Primer Protocolo Facultativo se rige por el derecho
internacional. El párrafo 3 del artículo 19 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados ofrece la orientación pertinente. Si bien la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados se concertó en 1969 y entró en vigor en 1980, es decir, después de la entrada
en vigor del Pacto, sus disposiciones reflejan el derecho internacional general sobre esta
cuestión, tal como ya lo había afirmado la Corte Internacional de Justicia en el asunto de las
reservas al convenio de genocidio de 1951. Se estipula en él que, cuando el tratado no prohíbe una reserva o ésta entra dentro de las categorías permitidas expresamente, un Estado podrá
hacer una reserva siempre que no sea incompatible con el objeto y fin del tratado. Aun cuando
el Pacto, a diferencia de otros tratados de derechos humanos, no incluya una referencia concreta a la prueba del objeto y fin, dicha prueba rige la cuestión de la interpretación y aceptabilidad de las reservas.
[...]
8. Las reservas contrarias a normas perentorias no serían compatibles con el objeto y fin
del Pacto. Aunque los tratados constituyen un simple intercambio de obligaciones entre los
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
137
Estados que les permite reservarse inter se la aplicación de normas de derecho internacional
general, otra cosa son los tratados de derechos humanos, cuyo objeto es beneficiar a las personas que se encuentran en su jurisdicción. En consecuencia, las disposiciones del Pacto que
son de derecho internacional consuetudinario (y a fortiori cuando tienen el carácter de normas
perentorias) no pueden ser objeto de reservas. Así pues, un Estado no puede reservarse el
derecho de practicar la esclavitud, de torturar, de someter a personas a tratos o castigos crueles,
inhumanos o degradantes, de privar arbitrariamente a las personas de la vida, de detener y
encarcelar arbitrariamente a las personas, de denegar la libertad de pensamiento, conciencia
y religión, de presumir que una persona es culpable hasta que demuestre su inocencia, de
ejecutar a mujeres embarazadas o a niños, de permitir el fomento del odio nacional, racial o
religioso, de denegar a las personas en edad núbil el derecho a contraer matrimonio o el de
denegar a las minorías el derecho a gozar de su propia cultura, profesar su propia religión o
utilizar su propio idioma. Y, aunque las reservas a cláusulas concretas del artículo 14 puedan
ser aceptables, no lo sería una reserva general al derecho a un juicio con las debidas garantías.
9. Aplicando de manera más general la prueba del objeto y fin al Pacto, el Comité observa que, por ejemplo, la reserva al artículo 1 que deniegue a los pueblos el derecho a establecer libremente su condición política y a proveer a su desarrollo económico, social y cultural,
sería incompatible con el objeto y fin del Pacto. Tampoco sería aceptable una reserva a la
obligación de respetar y garantizar los derechos y hacerlo sobre una base no discriminatoria
(párrafo 1 del art. 2). Ni puede un Estado reservar su derecho a no adoptar las medidas necesarias a nivel interno para hacer efectivos los derechos reconocidos en el Pacto (párrafo 2 del
art. 2).
10. El Comité ha examinado también si algunas categorías de reservas pueden ser
contrarias a la prueba del «objeto y fin». En particular, ha examinado si las reservas a las
disposiciones inderogables del Pacto son compatibles con su objeto y fin. Aun cuando no
existe una jerarquía de importancia entre los derechos en el Pacto, no cabe suspender la
aplicación de algunos de ellos ni siquiera en momentos de emergencia nacional. Ello subraya la gran importancia de los derechos inderogables. Pero no todos los derechos de gran
importancia como los artículos 9 y 27 del Pacto se han hecho en realidad inderogables. El
motivo de que se declaren inderogables algunos derechos se debe a que su suspensión no
influye en el control legítimo del estado de emergencia nacional (por ejemplo, el no encarcelamiento por deudas, en el art. 11). Otro motivo consiste en que la derogación puede de
hecho ser imposible (como, por ejemplo, la libertad de conciencia). Al mismo tiempo,
algunas de las disposiciones son inderogables precisamente porque sin ellas no existiría el
imperio de la ley. Cualquier reserva a las disposiciones del artículo 4 entraría en esta categoría, dado que dicho artículo estipula precisamente el equilibrio que ha de conseguirse entre
los intereses del Estado y los derechos del particular en situaciones de emergencia. Y algunos
derechos inderogables, a los que en ningún caso cabe formular reservas dada su condición
de normas perentorias, revisten también este carácter, como la prohibición de la tortura y
la privación arbitraria de la vida. Se han formulado reservas a los artículos 6 y 7, pero sin
reservar el derecho a la tortura o a la privación arbitraria de la vida. Si bien no existe una
correlación automática entre las reservas a las disposiciones inderogables y las reservas que
van en contra del objeto y fin del Pacto, los Estados tienen la grave responsabilidad de justificar esas reservas.
11. El Pacto no consiste simplemente en los derechos que en él se especifican, sino en
importantes garantías de apoyo. Esas garantías constituyen el marco necesario para asegurar
los derechos enunciados en el Pacto, por lo que son fundamentales para su objeto y fin. Algunas
de ellas tienen ámbito nacional y otras internacional. Por ello, no son aceptables las reservas
destinadas a eliminar esas garantías. De este modo, un Estado no puede formular una reserva al párrafo 3 del artículo 2 del Pacto, indicando que no se propone ofrecer recursos para las
violaciones de los derechos humanos. Esta clase de garantías forman parte integrante de la
estructura del Pacto y mantienen su eficacia. El Pacto prevé también, para el mejor logro de
los objetivos que en él se enuncian, una función de vigilancia por parte del Comité. Las reservas destinadas a excluir este elemento básico de la concepción del Pacto, que está destinado
138
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
también a garantizar el disfrute de los derechos, son igualmente incompatibles con su objeto
y fin. Ningún Estado puede reservarse el derecho a no presentar un informe para que sea
examinado por el Comité. La función del Comité con arreglo al Pacto, ya sea en virtud del
artículo 40 o de los Protocolos Facultativos, entraña necesariamente la intepretación de las
disposiciones del Pacto y la elaboración de una jurisprudencia. En consecuencia, toda reserva que rechace la competencia del Comité para interpretar de cualquier disposición del Pacto
sería también contraria al objeto y fin de dicho tratado.
12. El Pacto tiene como finalidad garantizar los derechos en él enunciados a todas
las personas sometidas a la jurisdicción de un Estado Parte. Es probable que se requieran
para ello algunas exigencias. Tal vez deban modificarse las leyes internas para que reflejen los requisitos del Pacto; y se necesitarán mecanismos a nivel interno para que los
derechos amparados en el Pacto puedan hacerse efectivos dentro de cada Estado. Las reservas ponen a menudo de manifiesto la tendencia de los Estados a no modificar una determinada ley. Y, en ocasiones, esa tendencia se eleva a la categoría de política general. Suscitan especial preocupación las reservas formuladas en términos generales, que básicamente
privarían de efecto a todos los derechos enunciados en el Pacto que requiriesen cualquier
modificación de las leyes nacionales a fin de garantizar el cumplimiento de las obligaciones contenidas en el Pacto. De este modo, no se han aceptado auténticos derechos u obligaciones internacionales. Y, cuando no existen disposiciones para asegurar que puedan hacerse valer ante los tribunales nacionales los derechos enunciados en el Pacto y no se permite,
además, que puedan presentarse reclamaciones individuales al Comité en virtud del Primer
Protocolo Facultativo, se han eliminado todos los elementos fundamentales de las garantías del Pacto.
[...]
16. El Comité considera importante que se determine cuál es el organismo que tiene la
competencia jurídica para adoptar decisiones respecto de las reservas a los instrumentos de
derechos humanos. En lo que se refiere a los tratados internacionales en general, la Corte
Internacional de Justicia ha indicado en el caso de las reservas a la Convención sobre el Genocidio (1951) que un Estado que haya puesto objeciones a una reserva por motivos de incompatibilidad con el objetivo y el propósito de un tratado podría, mediante esa objeción, considerar que el tratado no está en vigor entre él y el Estado que formule la reserva. En el párrafo 4
del artículo 20 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados figuran disposiciones muy pertinentes para el presente caso respecto de la aceptación y las objeciones a las
reservas. Ello ofrece a los Estados la posibilidad de rechazar una reserva formulada por otro
Estado. El artículo 21 se refiere a los efectos jurídicos de las objeciones hechas por los Estados
respecto de las reservas formuladas por otros Estados. Fundamentalmente, una reserva impide
la aplicación de la disposición a la que se haya formulado dicha reserva entre el Estado que
la formula y otros Estados; asimismo, una objeción al respecto hace que la reserva solamente se aplique entre el Estado que la ha formulado y el Estado objetor en los aspectos a los que
no se aplique la objeción.
17. Como se indica anteriormente, es en la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados donde se definen las reservas y también donde se prevé la aplicación de la prueba
del objeto y fin a falta de otras disposiciones concretas. Pero el Comité considera que las
disposiciones de la Convención relativas a la función de las objeciones de los Estados en
relación con las reservas no son adecuadas para abordar el problema de las reservas a los tratados de derechos humanos. Esos tratados, y concretamente el Pacto, no son una red de intercambios de obligaciones entre los Estados. Se refieren a la otorgación de derechos a las personas. No ha lugar al principio de la reciprocidad entre los Estados, salvo tal vez en el limitado
contexto de las reservas formuladas a las declaraciones sobre la competencia del Comité en
virtud del artículo 41. Y, dado que la aplicación de las normas clásicas sobre las reservas es
tan inadecuada para el Pacto, los Estados no han considerado con frecuencia interesante o
necesario desde el punto de vista jurídico oponerse a las reservas. No cabe deducir del hecho
de que los Estados no formulen una protesta que una reserva sea compatible o incompatible
con el objeto y fin del Pacto. Se han formulado objeciones ocasionalmente, unos Estados sí,
pero no otros, y no siempre se han especificado los motivos; cuando se hace una objeción, no
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
139
se suele especificar una consecuencia jurídica y, en ocasiones, incluso se indica que la Parte
que hace la objeción no considera que el Pacto no esté en vigor entre las Partes interesadas.
En pocas palabras, la situación es tan poco clara que no cabe suponer que, por el hecho de no
hacer objeciones, un Estado considere que una determinada reserva sea aceptable. El Comité
opina que, debido a las características especiales del Pacto en su calidad de tratado de derechos
humanos, es debatible qué efecto surten las objeciones entre los Estados inter se. Sin embargo, la objeción a una reserva formulada por los Estados puede ofrecer cierta orientación al
Comité para interpretar su compatibilidad con el objeto y fin del Pacto.
18. Por necesidad ha de ser el Comité quien decida si una determinada reserva es
compatible con el objeto y fin del Pacto. Ello se debe en parte, tal como se indica anteriormente, a que se trata de una tarea inadecuada para los Estados Partes en relación con los
tratados de derechos humanos y, en parte, a que es una tarea que el Comité no puede eludir
en el desempeño de sus funciones. A fin de conocer el alcance de su deber de examinar el
cumplimiento del Pacto por un Estado en virtud de lo dispuesto en el artículo 40 o una
comunicación presentada con arreglo al Primer Protocolo Facultativo, el Comité ha de
adoptar necesariamente una opinión sobre la compatibilidad de la reserva con el objeto y
fin del Pacto y con el derecho internacional en general. Dado el carácter especial de los
tratados de derechos humanos, debe establecerse objetivamente la compatibilidad de una
reserva con el objeto y fin del Pacto en relación con un principio jurídico, y el Comité está
en condiciones especialmente adecuadas para realizar esta tarea. La consecuencia normal
de una reserva inaceptable no es la de que el Pacto carezca de todo vigor para la parte que
formula la reserva. Antes bien, será posible considerar independientemente esa reserva, en
el sentido de que el Pacto será aplicable para la parte que formule la reserva sin que la reserva se tenga en cuenta.
19. Las reservas deben ser específicas y transparentes a fin de que el Comité, quienes
estén sometidos a la jurisdicción del Estado que formula la reserva y los demás Estados Partes
puedan tener en claro cuáles son las obligaciones de derechos humanos que han sido o no
contraídas. Así pues, las reservas no deben tener carácter general sino que han de referirse
a una disposición concreta del Pacto e indicar en términos precisos su ámbito en relación
con él. Al examinar la compatibilidad de posibles reservas con el objeto y fin del Pacto, los
Estados también deben tener en cuenta el efecto general que un grupo de reservas pueda
tener, así como el efecto de cada una de ellas sobre la integridad del Pacto, lo que sigue siendo
una consideración fundamental. Los Estados no deben formular tantas reservas que, en la
práctica, sólo acepten un número reducido de obligaciones de derechos humanos y no el
Pacto propiamente dicho. A fin de que las reservas no impidan permanentemente el logro
de las normas internacionales de derechos humanos, no deberían circunscribir de manera
sistemática las obligaciones asumidas tan sólo a las que ya existan en normas menos estrictas de derecho interno. Tampoco se debería tratar de eliminar con declaraciones interpretativas o reservas el significado autónomo de las obligaciones del Pacto, decidiendo que son
idénticas o que han de aceptarse solamente en la medida en que sean idénticas a las disposiciones existentes en el derecho interno. Los Estados no deben tratar de determinar, mediante reservas o declaraciones interpretativas que el sentido de una disposición del Pacto es igual
al dado por un órgano de cualquier otro organismo internacional establecido en virtud de un
tratado.
20. Los Estados deben establecer procedimientos para garantizar que toda reserva propuesta sea compatible con el objeto y fin del Pacto. Conviene que el Estado que formule una reserva indique en términos precisos las leyes o prácticas internas que considera incompatibles
con la obligación del Pacto a la que se formule la reserva, y que explique el plazo que necesita para hacer que sus propias leyes y prácticas sean compatibles con el Pacto, o por qué no
está en condiciones de armonizar sus leyes y prácticas con el Pacto. Los Estados deben también
asegurarse de que se revise periódicamente la necesidad de mantener las reservas, teniendo
en cuenta toda observación y recomendación que el Comité pueda hacer durante el examen
de sus informes. Las reservas deben ser retiradas lo antes posible. Los informes al Comité
deben contener información acerca de las medidas adoptadas para revisar, reconsiderar o
retirar las reservas. [Doc. NU, A/CN.4/470, pp. 63-65.]
140
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
C)
Efectos de las reservas
3.55. TIJ. ASUNTO DE LAS RESERVAS A LA CONVENCIÓN PARA LA PREVENCIÓN Y LA SANCIÓN DEL DELITO DE GENOCIDIO. OPINIÓN CONSULTIVA
DE 28 DE MAYO DE 1951
[...]
Cuestión II: En caso de respuesta afirmativa a la primera cuestión, ¿cuál es el efecto de la
reserva en las relaciones entre el Estado que ha formulado la reserva y a) las partes que han
objetado a la reserva; b) las que han aceptado la reserva?
«Las consideraciones que están en la base de la respuesta dada por el Tribunal a la cuestión I
son igualmente aplicables en gran medida aquí. Como se ha dicho anteriormente, la apreciación de la regularidad de la reserva corresponde a cada Estado parte en el Convenio, que ejerce
este derecho individualmente y por su propia cuenta. Por otra parte, como ningún Estado
puede resultar afectado por una reserva a la que no haya prestado su consentimiento, resulta
necesariamente que, de hecho, cada Estado que objeta una reserva, inspirándose a su apreciación personal de ésta dentro de los límites del mencionado criterio del objeto y del fin, puede
o no considerar al Estado que ha formulado la reserva como parte en el Convenio. Tal decisión
normalmente sólo tendrá efectos en las relaciones entre el Estado que ha hecho la reserva y
el que la objetó; como veremos más adelante, ésta podría estar dirigida a la completa exclusión del Convenio en la hipótesis de que se tradujera en una toma de postura en el plano jurisdiccional.
Los inconvenientes que entraña esta eventual divergencia de puntos de vista —y que
podrían haber sido evitados por medio de un artículo relativo al uso de reservas— son
reales, estando atenuados por la obligación común de los Estados contratantes de inspirarse en la compatibilidad o incompatibilidad de cualquier reserva con el objeto y fin del
Convenio. Evidentemente, es preciso dar por supuesto entre los Estados partes la voluntad de preservar en cualquier caso aquello que sea esencial a los fines del Convenio; si
faltara esta voluntad, está claro que el Convenio se vería afectado en su principio y en su
aplicación.
Puede suceder que la divergencia de puntos de vista entre las partes sobre la regularidad
de una reserva no tenga trascendencia. Por el contrario, puede suceder que algunas partes,
considerando como incompatible con el fin del Convenio el asentimiento dado por otras partes
a una reserva, se decidan a tomar postura en el plano jurisdiccional respecto a esta divergencia e intenten solucionar la divergencia existente, ya sea por compromiso, ya sea por la vía
indicada en el artículo 9.o del Convenio.
Finalmente, puede suceder que un Estado, sin pretender que una reserva sea incompatible con el objeto y fin del convenio, presente sin embargo una objeción, pero que la
existencia de acuerdo entre él y el Estado que ha formulado la reserva, tenga como efecto
la entrada en vigor del convenio respecto a ellos, excluyendo a las cláusulas afectadas por
la reserva.
Siendo ésta la situación, la tarea del Secretario General estaría simplificada, limitándose a dar acogida a las reservas y objeciones y a realizar la notificación.» [...] [CIJ Recueil,
1951.]
3.56. CDI. PRIMER INFORME SOBRE LAS RESERVAS A LOS TRATADOS, POR EL
SR. A. PELLET, RELATOR ESPECIAL (1995)
[...]
118. Una vez formulada la objeción, se plantea la cuestión de saber cuál es su efecto.
Para no prejuzgar de la respuesta que haya de darse a la cuestión precedente —lo cual es muy
de desear en esta fase preliminar—, es preciso, también en este caso, distinguir entre las
objeciones a las reservas lícitas, por una parte, y a las reservas ilícitas por otra.
119. La Convención de Viena de 1969 no hace tal distinción y se limita a disponer que
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
141
«La objeción hecha por otro Estado contratante a una reserva no impedirá la
entrada en vigor del tratado entre el Estado que haya hecho la objeción y el Estado
autor de la reserva, a menos que el Estado autor de la objeción manifieste inequívocamente la intención contraria.»
En este caso, «las disposiciones a que se refiera [la reserva] no se aplicarán entre los dos
Estados en la medida determinada por la reserva».
120. Cabe preguntarse, sin embargo, si estas reglas pueden y deben aplicarse cuando la
reserva es ilícita, es decir, contraria a las disposiciones del tratado relativas a las reservas o
incompatible con su objeto y finalidad. En otras palabras, ¿puede la objeción tener el resultado paradójico de «cubrir» la ilicitud y surtir en definitiva, con la única excepción de las
disposiciones excluidas por la reserva, el mismo efecto que la aceptación, es decir convertir
al Estado autor de la reserva en parte en el tratado respecto del Estado que formula la objeción?
Ello equivale a conferir a la objeción «un valor comparable únicamente al de una declaración
interpretativa», en el mejor de los casos.
121. Independientemente de que la objeción se haga a una reserva lícita o a una reserva ilícita, se plantea además la cuestión de saber si el sistema del todo o nada que parece desprenderse
de las disposiciones antes citadas debe aplicarse de manera rígida o si, en aras del principio según
el cual «quien puede lo más puede lo menos», el Estado autor de la objeción podría admitir la
vigencia, entre él mismo y el Estado autor de la reserva, únicamente de las partes del tratado
designadas por él. Tal solución plantearía, por lo demás, una cuestión suplementaria: ¿estaría
obligado el autor de la reserva a acatar la voluntad del autor de la objeción o podría, a su vez,
hacer una «objeción a la objeción» o negarse a considerar que el Tratado está en vigor con este
Estado?
122. Estos interrogantes no son puras especulaciones y se han podido rastrear in treaty
practice some attempts on the part of the objecting States to give to their objections some
effects that are not equivalent to those pertaining to acceptance of reservations (en la práctica del derecho de los tratados algunos intentos, por parte de los Estados que hacen objeciones,
de conferir a éstas ciertos efectos que no son equivalentes a los que corresponden a la aceptación de las reservas), pero sin llegar a excluir la entrada en vigor del conjunto del tratado
respecto del Estado autor de la reserva. Estas prácticas, que parecen aún vacilantes, pueden
hallar fundamento convencional en la expresión empleada en el párrafo 3 del artículo 21 de
las convenciones de Viena de 1969 y 1986, que dispone que «las disposiciones a que se refiera [la reserva] no se aplicarán... en la medida determinada por la reserva». Sin embargo, no
siempre es fácil determinar esa «medida» y han surgido problemas difíciles a este respecto,
en especial en el caso de las objeciones hechas por Suecia y otros Estados a las reservas de
Siria y de Túnez a la propia Convención de Viena. Una vez más, podría resultar útil, en este
caso también, precisar el sentido de la expresión «en la medida determinada por la reserva»
a la luz de la práctica seguida por los Estados.
123. Por lo demás, el problema no se plantea solamente en lo que se refiere a las objeciones a las reservas. En efecto, en el párrafo 1 del artículo 21 de las dos convenciones se emplea
la misma expresión respecto del efecto jurídico de la propia reserva (lo cual quiere decir que
también es aplicable a las reservas aceptadas).
124. Si bien no pueden pasarse totalmente por alto las consideraciones doctrinales que
alumbran (u obscurecen) los problemas abordados en la presente sección, conviene, desde
luego, no dejarse «impresionar» por ese trasfondo. Sin pretender poner fin a las controversias, las exposiciones que anteceden sólo tenían por objeto poner de relieve las ambigüedades de las disposiciones de las convenciones de 1969 y 1986 en materia de reservas y deslindar las principales cuestiones que se plantean. Para recapitular, las enunciamos a continuación:
i) ¿Cuál es el sentido exacto de la expresión «compatibilidad con el objeto y la finalidad del tratado»?
ii) ¿Cuándo debe considerarse que una convención es un tratado multilateral restringido (párrafo 2 del art. 20)?
iii) ¿Es nula intrínsecamente una reserva ilícita y entraña su nulidad (o no) la de la
expresión del consentimiento del Estado (o de la organización internacional) en obligarse?
142
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
iv) ¿Es nula la reserva ilícita independientemente de las objeciones que puedan hacérsele?
v) ¿Pueden los demás Estados u organizaciones internacionales contratantes aceptar
una reserva ilícita?
vi) ¿Cuáles son los efectos de tal aceptación?
vii) Si la ilicitud de una reserva ha sido comprobada (¿por quién?), ¿puede el Estado
autor de la reserva sustituirle por otra o retirarse del tratado?
viii) ¿Están los Estados contratantes en libertad de formular objeciones independientemente de la ilicitud de las reservas?
ix) ¿Deben o deberían esos Estados indicar los motivos de sus objeciones?
x) ¿Cuáles son, exactamente, los efectos de una objeción a una reserva lícita?
xi) ¿Y a una reserva ilícita?
xii) ¿En qué difieren esos efectos de los de una aceptación de la reserva cuando el Estado
autor de la objeción no expresa claramente su intención de hacer que el tratado no entre en
vigor entre él mismo y el Estado autor de la reserva?
xiii) En tal caso ¿puede el Estado autor de la objeción excluir la aplicabilidad de otras
disposiciones del tratado, distintas de aquellas a las que se refiere la reserva?
xiv) ¿Tiene el Estado autor de la reserva la obligación de aceptar tales conclusiones?
xv) Por último, ¿cuál es el sentido exacto de la expresión «en la medida determinada
por la reserva»?
125. Esta lista de cuestiones, que se desprenden tanto del examen superficial de la práctica como del análisis de las disposiciones de las convenciones de 1969 y 1986, no es, ni mucho
menos, exhaustiva; por otra parte, algunas de esas cuestiones están estrechamente vinculadas
unas con otras y se superponen en gran medida, mientras que otras son más autónomas; por
fin, las soluciones que hayan de dárseles son indudablemente de dificultad desigual, y si bien
algunas son casi evidentes, otras parecen, a primera vista, casi imposibles de formular si se
abordan sin ideas preconcebidas. Sea como fuere, el caso es que esa lista da una idea de la
amplitud de los problemas suscitados por las ambigüedades del texto del «tratado de los tratados». A ellos se añaden los que no se abordaron en 1969 y 1986, los más importantes de los
cuales se enumeran en la sección siguiente de manera mucho más sucinta. [Doc. NU,
A/CN.4/470, pp. 58-63.]
3.57. SENTENCIA ARBITRAL DE 30 DE JUNIO DE 1977 ENTRE EL REINO UNIDO
DE GRAN BRETAÑA E IRLANDA DEL NORTE Y LA REPÚBLICA FRANCESA, SOBRE DELIMITACIÓN DE LA PLATAFORMA CONTINENTAL
[...]
59. El Tribunal considera que la respuesta a la cuestión de efecto legal de las reservas
francesas se encuentra en parte en las alegaciones de la República Francesa y en parte en las
del Reino Unido. Evidentemente, la República Francesa está en lo cierto al afirmar que el
establecimiento de relaciones convencionales entre ella y el Reino Unido sobre la base del
Convenio (sobre la Plataforma Continental, de 1958) depende del consentimiento de cada
Estado en obligarse mutuamente por sus cláusulas; y que cuando formuló sus reservas al
artículo 6.o manifestó su consentimiento en obligarse por las disposiciones de este artículo
sometido a las condiciones incluidas en las reservas. Por otra parte, es muy importante la
observación del Reino Unido en el sentido de que su rechazo está dirigido sólo a las reservas
y no al artículo 6 en su totalidad. En resumen, el desacuerdo entre los dos países no se refiere al reconocimiento de la aplicabilidad del artículo 6.o en sus relaciones mutuas sino únicamente a las materias reservadas por la República Francesa de la aplicación del artículo 6.o El
efecto del rechazo del Reino Unido de las reservas se limita así a las reservas mismas.
60. Enunciar esta conclusión no es, sin embargo, suficiente para responder a la cuestión
del efecto legal del desacuerdo entre las Partes relativo a la introducción de reservas en la
aplicación del artículo. La tesis del Gobierno francés de que el efecto es hacer inaplicable en
su totalidad al artículo 6.o debe ser excluida porque, como ya se ha indicado, atribuye al recha-
LAS NORMAS CONVENCIONALES (I). SISTEMA GENERAL
143
zo un ámbito más amplio que lo que sus términos justifican. La tesis del Reino Unido, de que
las reservas no le son oponibles y de que el artículo 6.o se aplica sin ninguna modificación,
debe ser excluida igualmente porque permitiría que el rechazo unilateral anulase las condiciones expresas establecidas por la República Francesa al manifestar su consentimiento en
obligarse por el artículo. Atribuir un efecto tal al rechazo de las reservas no es fácil de armonizar con el principio del consentimiento mutuo en la conclusión de los tratados. El Tribunal
advierte también que en las negociaciones que tuvieron lugar entre las partes durante los años
1970-1974 se hicieron referencias a la tercera reserva reclamando «circunstancias especiales» en las áreas mencionadas sin que se hiciera ninguna indicación respecto a que la República Francesa no pudiera invocar la reserva contra el Reino Unido.
61. En un sentido más limitado, sin embargo, el efecto del rechazo, en opinión del Tribunal, puede decirse que consiste en hacer las reservas no oponibles al Reino Unido. Lo mismo
que el efecto de las reservas francesas es impedir que el Reino Unido invoque las disposiciones del artículo 6.o excepto sobre las bases de las condiciones establecidas en las reservas,
así también el efecto de su rechazo es impedir que la República Francesa imponga las reservas al Reino Unido con el fin de invocar contra él como obligatoria una delimitación hecha
sobre las bases de las condiciones contenidas en las reservas. Así, el efecto combinado de las
reservas francesas y su rechazo por el Reino Unido no es ni hacer inaplicable el artículo 6.o
in toto, como la República Francesa pretende, ni hacerlo aplicable in toto, como el Reino
Unido principalmente pretende. Es hacer inaplicable el artículo entre los dos países en la
extensión, pero sólo en la extensión, de las reservas; y éste es precisamente el efecto contemplado en tales casos por el artículo 21, párrafo 3 del Convenio de Viena sobre el derecho de
los tratados y el efecto indicado por el principio del consentimiento mutuo.
62. El hecho de que el artículo 6.o no es aplicable entre las Partes en la medida que es
excluida por las reservas francesas no significa que no hay normas legales que regulen la
delimitación de la frontera en las áreas donde la reserva opera. Por el contrario, como el Tribunal Internacional de Justicia observó en los asuntos de la Plataforma Continental del Mar del
Norte, «hay aún normas y principios de derecho aplicables» (ICJ Reports, 1969, párr. 83); y
éstos son las normas y principios que regulan la delimitación de la plataforma continental en
el derecho internacional general.
3.58. TIJ. ASUNTO DE LA PLATAFORMA CONTINENTAL DEL MAR EGEO.
SENTENCIA DE 19 DE DICIEMBRE DE 1978
[...]
32. El Tribunal pasa ahora al examen de su competencia en relación con la presente
controversia. En el párrafo 32 de su demanda el Gobierno de Grecia especifica dos bases sobre
las cuales declara fundar la competencia del Tribunal en el caso...
33. La primera base de competencia se presenta así en el párrafo 32, subapartado 1 de
la demanda:
«El artículo 17 del Acta General para el arreglo pacífico de las controversias internacionales de 1928, en relación con los artículos 36, párrafo 1, y 37 del Estatuto del Tribunal. El
14 de septiembre de 1931 y el 26 de junio de 1934 respectivamente, Grecia y Turquía se han
adherido a este instrumento, que continúa en vigor en su opinión. Los textos de sus adhesiones estaban acompañados por declaraciones que no son pertinentes en el presente asunto».
[...]
39. [...] Además, en la presente instancia, se ha planteado igualmente la cuestión de la
pertinencia real del Acta General como fuente posible de jurisdicción del Tribunal en relación
con el objeto de la presente controversia. En el párrafo 32, subapartado 1 de la demanda, cuyo
texto ha sido citado más arriba en el párrafo 32, subapartado 1 de la demanda, cuyo texto ha
sido citado más arriba en el párrafo 33, el Gobierno de Grecia mismo, al invocar el Acta
General, ha llamado la atención sobre el hecho de que los instrumentos griego y turco de
adhesión al Acta están acompañados de declaraciones y ha afirmado categóricamente que
estas declaraciones «no son pertinentes en el presente asunto». Dichas declaraciones conlle-
144
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
van reservas al Acta formuladas respectivamente por Grecia y Turquía, de las cuales la mayor
parte no interesan en la presente controversia. Sin embargo no ocurre lo mismo con la reserva b) que figura en la declaración que acompaña al instrumento de adhesión de Grecia; en
efecto, en sus observaciones del 25 de agosto de 1976, el Gobierno de Turquía ha indicado
sin equívoco que, independientemente del punto de saber si se considera que el Acta General
continúa en vigor, está afectada de una reserva: la reserva b), que excluiría la competencia
del Tribunal para conocer la presente controversia. El Gobierno de Turquía añade en su carta
que, conforme el artículo 39, párrafo 3.o, del Acta, «Turquía invoca la reserva b) contra la
demanda presentada por Grecia». En su carta ulterior al Secretario de 24 abril de 1978, el
Gobierno de Turquía ha declarado que mantenía que el Tribunal no tenía competencia para
conocer de la demanda griega, por los motivos ya expuestos en su carta de 25 de agosto de
1976.
40. [...] Está claro que, si el Tribunal debiera tener por fundada la tesis del Gobierno de
Turquía en cuanto al efecto de la reserva b) sobre la aplicabilidad del Acta en relación con el
objeto de la presente controversia, no sería ya indispensable decir si el Acta está actualmente en vigor antes de poder decidir sobre la competencia del Tribunal para conocer de la demanda... En consecuencia, dada la naturaleza del problema relativo al Acta General que plantea
la presente instancia, el Tribunal examinará en primer lugar el efecto de la reserva b) sobre la
aplicabilidad del Acta al objeto de la presente controversia.
[...]
48. El texto de las reservas que figuran en el instrumento de adhesión de Grecia es el
siguiente:
«Están excluidas de los procedimientos descritos por el Acta General, sin exceptuar el de conciliación contemplado en su Capítulo I:
a) las controversias nacidas de hechos anteriores, bien a la adhesión de Grecia,
bien a la adhesión de cualquier otra Parte con la cual Grecia tuviera una controversia;
b) las controversias relativas a cuestiones que el derecho internacional deja a
la competencia exclusiva de los Estados y, especialmente, las controversias relacionadas con el estatuto territorial de Grecia, comprendidas las relativas a sus derechos
de soberanía sobre sus puertos y sus vías de comunicación».
[...]
90. Teniendo en cuenta las diversas consideraciones que preceden, el Tribunal opina que
la controversia es «relativa al estatuto territorial de Grecia» en el sentido de la reserva b) del
instrumento de adhesión de Grecia al Acta General. Constata en consecuencia que la invocación de la reserva por Turquía tiene el efecto, por el juego de la reciprocidad, de excluir la
presente controversia de la aplicación del artículo 17 del Acta General. [CIJ Recueil, 1978.]
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GUTIÉRREZ ESPADA, pp. 247-462; MARIÑO MENÉNDEZ, pp. 243-296; PASTOR RIDRUEJO, pp. 87-121; REMIRO
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
1957; «Should Invalid Reservations to Human Rights Treaties be Disregarded», EJIL, 2000, pp. 413-426;
KLABBERS, J., «Accepting the Unacepetable? A New Nordic Approach to Reservations to Multilateral
Treaties», NJIL, 2000, pp. 179-193.
5. Otros aspectos particulares examinados en la práctica, pueden ser objeto de atención en los trabajos siguientes: PICONE, P., L’applicazione in via provvisoria degli accordi internazionali, Jovene, Nápoles,
1973; VIGNES, D., «Une notion ambigue: L’application à titre provisoire des traités», AFDI, 1972, pp. 181199; HUTCHINSON, D., «The Juridical Nature of Article 7 of the Vienna Convention on the Law of Treaties»,
AYIL, 1996, pp. 187-224; FITZMAURICE, M. A., «Modifications to the Principles of Consent in Relations
to Certain Treaty Obligations», Aus.RIEL, 1997, pp. 275-317; BUFFARD, I. y ZEMANEK, K., «The “Object
and Purpose” of a Treaty: An Enigma», Aus.RIEL, 1998, pp. 311-343; KLABBERS, K., «Some Problems
Regarding the Object and Purpouse of Treaties», FYBIL, 1997, pp. 138-160; REICHERT-FACILIDES, D.,
«Down the Danube: The Vienna Convention on the Law of Treaties and the Case Concerning the Gabcïkovo-Nagymaros Project», ICLQ, 1998, pp. 837-854; ROUCOUNAS, E., «Uncertainties regarding the entry
into force of some multilateral treaties», en International Law. Theory and Practice. Essays in honour of
Eric Suy (K. Wellens, ed.), Martinus Nijhoff, La Haya/Boston/Londres, 1998, pp. 179-193.
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