la necesidad de una interpretación solidaria. Las

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SOBRE ESPEJOS DE COLORES Y ARGUCIAS LEGALES: LA
NECESIDAD DE UNA INTERPRETACIÓN SOLIDARIA
LAS COOPERATIVAS DE TRABAJO
EN EL PROCESO CONCURSAL
AUTOR: Francisco JUANYENT BAS
SOBRE ESPEJOS DE COLORES Y ARGUCIAS
LEGALES: LA NECESIDAD DE UNA
INTERPRETACIÓN SOLIDARIA
LAS COOPERATIVAS DE TRABAJO
EN EL PROCESO CONCURSAL
1. LA INCORPORACIÓN DE LAS COOPERATIVAS DE
TRABAJO.
La reforma introducida en el art. 190 de la ley 24.522, mediante la ley 25.589,
estableciendo que “en la continuidad de la empresa se tomará en consideración
el pedido formal de los trabajadores en relación de dependencia que representen las dos terceras partes del personal en actividad, o, de los acreedores laborales, quienes deberán actuar en el período de continuidad bajo la forma de una
cooperativa de trabajo” ha producido un interesante debate en la doctrinan1
que a nuestro entender no encuentra todavía la correcta télesis de la norma.
El texto aludido, además del segundo párrafo citado precedentemente, comprende también un tercer apartado donde se puntualiza que “el término de la
continuidad de la empresa, cualquiera sea su causa, no hace nacer el derecho
a nuevas indemnizaciones laborales”, aspecto que influye decididamente en
la regulación de los art. 196 a 198 del estatuto concursal en relación a los
contratos de trabajo.
Por último, se agrega un párrafo final al art. 190 donde se otorga al juez la
facultad de extender los plazos que se preven en la ley para la continuidad de
la empresa en la medida que ello fuere razonable para garantizar la liquidación de la empresa en marcha.
De este modo, el instituto de continuación de la empresa, tal como se
encontraba regulado en la ley 24.522, ha sufrido el impacto de una modificación relevante y de signo opuesto al que informara al legislador
concursal del año 1995, tornando compleja la integración normativa.
En efecto, tal como lo puntualizamos oportunamente2 , la ley 24.522 modificó el instituto de la continuación de la empresa, estructurado en la ley
19.551, estableciendo su carácter excepcional y requiriendo el cumplimiento
de una serie de recaudos previos sumamente exigentes para obtener la autorización judicial de continuación de la explotación de la empresa.
Aquí y ahora, las modificaciones de la ley 25.589 legitimando a las cooperativas de trabajo para requerir la continuación de la explotación de la empresa
1-Kleidermacher Arnoldo, La nueva continuación de la explotación de la empresa, “Emergencia Crediticia
y reforma al réimen concursal argentino”, Ed. Ad hoc, 2002 pag.131/142; Alegría Hector, Nueva reforma
a la ley de concursos y quiebras (ley 25.589) Número especial del suplemento de concursos y quiebras,
LL, junio 2002, pag.15; Tropeano Darío, Quiebra, Cooperativa de trabajo y continuidad de la empresa: un
espejo de color brilla en el horizonte, LL, 01/08/02; Gagliardo Mariano, Continuidad de la explotación de
la empresa y cooperativa de trabajo, LL, 16/08/02; Iparraguirre Carlos, Recuperación de empresas en crisis
mediante cooperativas de trabajo, el nuevo art. 190 de la ley de quiebras, LL, 22/07/02; Ton Walter, Reforma al art. 190 de la ley 24.522, ponencia presentada en las jornadas de derecho concursal mendoza, 2002;
Garaguso, Horacio Pablo, Cooperativas de trabajo falenciales. La continuación genuina de la explotación
de la empresa. Ponencia presentada al XXXVI encuentro de institutos de derecho comercial, Colegio de
abogados de la provincia de Bs. As. Mar del Plata, 5 y 6 de diciembre de 2002; Villoldo, Juan Marcelo, La
continuación de la explotación de la fallida bajo la forma de una cooperativa de trabajo, trabajo enviado por
mail; Lorente Javier: La continuación de la explotación de la empresa fallida por una cooperativa de trabajadores, las tres trampas ocultas para la operatividad del art. 190 LCQ, trabajo enviado por mail; Teplizchi,
Eduardo, Posibilidad de dictar la continuación de la explotación de la empresa a cargo de las cooperativas
de trabajo: el caso de abandono y/o inactividad del deudor en el concurso preventivo, ponencia presentada
en las IX jornadas del instituto de derecho comercial de la república argentina, Comodoro Rivadavia, 5 y 6
de setiembre de 2002.
2- Junyent Bas Francisco, Las cuestiones laborales en el concurso y en la quiebra, Editorial Alveroni, 1997,
pag. 97 y siguientes.
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plantean una serie de interrogantes ante la insuficiencia de los textos aludidos que resulta necesario analizar.
2. BREVES PRECEDENTES DEL INSTITUTO DE LA
CONTINUACIÓN EMPRESARIA.
Los primeros antecedentes del instituto de la conservación de la empresa se
pueden encontrar en la ley 11.719, ya que las normas del Cod. de Comercio
y de la ley 4156 sólo hacían referencia a la posibilidad excepcional de continuar el giro del deudor, pero no se lo distinguía de la realidad empresaria
propiamente dicha.
Es recién el art. 195 de la ley Castillo el que dispuso que: “si se tratara de la
quiebra de sociedades, cualquiera sea su naturaleza, que tengan por objeto la
explotación de ferrocarriles, provisión de aguas, alumbrado, canales de riego
y navegación u otros objetos análogos de interés común nacional, provincial
o municipal, su funcionamiento no podrá suspenderse.”
Además, los incs. 4 y 5 del art. 157 hacían referencia a la cesión o transferencia de la empresa e imponían que el adquirente asumiera las obligaciones
del cedente, en orden a los contratos de trabajo que no se disolvían. Afirma
Martorell3 que la fortaleza del mecanismo era tal, que nadie discutía que el
adquirente debía asumir los contratos de trabajo de los trabajadores empleados en la empresa fallida que se trasmitía, de lo contrario, la quiebra
implicaba la indemnización por despido de las sumas debidas al trabajador.
La cuestión siguió debatiéndose en los congresos de la especialidad, tal como lo recuerda Rubín4, hasta que con motivo de la crisis económica de la
década del ‘60 se dicta la ley 18.832 en 1970.
Esta ley reformó el art. 195 de la ley 11.719 permitiendo la intervención del
Estado en las empresas cuando el Poder Ejecutivo Nacional, por razones de
interés público y con el fin de asegurar la paz social, dispusiera la continuación del funcionamiento de determinadas sociedades que fueran declaradas
en quiebra. Esta ley sacaba del ámbito judicial el fenómeno de la continuación empresaria, y daba tales facultades al poder administrador que mereció
duras críticas de la doctrina5.
Tan endeble fue este sistema, que sufrió sucesivas modificaciones hasta la
derogación total y la vuelta a la judicialización de la continuación de la empresa, mediante el régimen de los art. 182 y siguientes de la ley 19.551.
3- Martorell Ernesto, Concurso y quiebra de la empresa. La ley 24.522 problemática laboral, Bs.As. Ad hoc,
1996, pag. 263.
4- Rubín Miguel, Continuación de la actividad empresaria en la quiebra, Bs.As., Ad hoc, 1991, pag. 106.
5- Richard Efrain, Notas en torno a la ley 18.832 modificatoria de la ley de quiebras, LL, 142, pag. 1066.
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3. LA FUENTE DE TRABAJO Y LA VIABILIDAD DE LA
EMPRESA.-.
Desde la perspectiva histórica que tuvo la recepción del instituto en nuestro país,
sabemos que la ley 19.551 le otorgó una preponderancia fundamental, elevando a
la categoría de principio del derecho concursal a “la conservación de la empresa”.
Martorell6 fue sumamente drástico con dicha institución, señalando que “la
peregrina idea que mediante las continuaciones de empresas quebradas iba
mejorar la vida comunitaria, hoy vista desde la atalaya que da el paso del
tiempo, resulta tan folklórica como aquella que decía que ¡somos los ricos
del año 2.000!.
El autor citado expresó que la aplicación demagógica y sin cortapisas que
se realizó del instituto de la conservación de la empresa llevó a tales extremos, que en 1985 postuló que de la continuación se pasara a la privatización o liquidación de las tantas empresas a cargo del erario público.
Uno de los autores de la ley concursal, Daniel R. Vítolo7, afirmó que del
principio de conservación de la empresa se ha delineado una nueva conceptualización del mismo, que denominó como el de “la conservación de la
empresa económicamente viable”.
En la actualidad toda la doctrina es conteste en defender la supervivencia de
las empresas “viables económicamente” y de “utilidad social”.Ahora bien, esta preocupación de conservar la empresa debe tener presente
su incidencia en beneficio de la economía en general, de la comunidad en la
que se injerta, la protección de los acreedores y también su relevancia como
fuente de trabajo para los dependientes8.
En una palabra, no se trata de dividirse entre “continuistas” y “ no continuistas”, como alguna vez recordara Rubín9, sino de analizar en qué casos se
está frente a una empresa viable, aspecto que requiere de una judicatura que
revise la situación del mercado donde opera la empresa y su significación
sociocultural para la comunidad toda.En esta inteligencia, no puede negarse la labor desplegada por los trabajadores en muchas empresas fallidas que ha conducido a resultados de notable
recuperación.Esta realidad, y la profunda crisis que enfrenta el país, ha motivado el replanteo doctrinario que llevó a la modificación del art. 190 de la Ley concursal en
orden a la legitimación de las cooperativas de trabajo para hacerse cargo de
la explotación empresaria.
6- Martorell Ernesto, ob-cit, pag. 238.
7- Vítolo Daniel, Efectos del acuerdo homologado y salvataje, Dos reformas sustanciales al régimen concursal, Derecho y Empresa, Rosario, Universidad Austral, 1995, pag. 91.
8- Di Paolo Hnos SA. Juzgado Nacional en lo comercial nro. 13, ED. 101, 290. 29/12/1981,
9- Rubín, ob-cit. pag. 26
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4. GÉNESIS DE LAS REFORMAS AL ART. 190.La modificación al art. 190 de la LCQ se operó en el Congreso de la Nación,
como consecuencia de la propuesta efectuada por el diputado Iparraguirre
de incorporación de un artículo que habilitaba a las cooperativas de trabajo
para intervenir en el salvataje o cramdown, bajo el número 48 bis, proyecto
que ha sido reeditado recientemente.
Para los legisladores la reforma era muy importante pues, la realidad económica
había demostrado en muchos casos que la capacidad organizativa de los trabajadores permitió sostener la fuente laboral de empresas que estaban en quiebra.
Así, un caso paradigmático es el citado por el diputado Iparragirre10 refiriendo la experiencia del frigorífico Yaguané, en cuya falencia una cooperativa
de trabajo viene conduciendo la empresa desde 1995 y ha recuperado el
prestigio perdido por malas gestiones empresarias.
En esta línea, en el debate parlamentario se puso de relieve que los trabajadores han conseguido reorganizar y sanear empresas en situación terminal y
ello justifica la aspiración de que las cooperativas de trabajo pudieran intervenir en todas las etapas del proceso concursal.
En este aspecto, se recordó el caso del juez Guillermo Mosso, causa Frannino11, donde en el salvataje del art. 48 se homologó el acuerdo preventivo
propuesto por la cooperativa de trabajo Guaymallén Ltda., como tercero
interesado, o sea, como cramdista.
Lamentablemente, la reforma de la ley 25.589, no se hizo eco
de estas inquietudes sociales y limitó la regulación de la actuación de las cooperativas a los supuestos de quiebra con continuidad.
Va de suyo, que por los mismos fundamentos que diera Mosso, en el fallo
aludido, cuestión que excede el presente análisis, entendemos que no existen reparos graves a la intervención de las cooperativas de trabajo como
“cramdistas” en el salvataje del art. 48.No se nos escapan los inconvenientes que produce la convergencia de los
principios de solidaridad y ayuda mutua de la cooperativa, y la ausencia de
un fin lucrativo, característica ésta última de las sociedades comerciales, todo
lo cual pareciera tornar inviable “la mercantilización” de la cooperativa de
trabajo, art. 6 de la ley 20.337.Ahora bien, no se trata de “comercializar” a las cooperativas, sino por el
contrario, de “solidarizar” la actividad empresaria, tal como sucede en otro
tipo de cooperativas, ya sea de consumo, construcción de viviendas, etc.
En esta línea, la capacidad de las cooperativas es amplia siempre que su
10- Iparragirre, Carlos, ob-cit.
11- Tercer Juzgado de procesos concursales y de registro de Mendoza, 25/9/1998 “Frannino Industrias
Metalúrgicas S.A. p/concurso Preventivo, El Derecho, 181-360.
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naturaleza no quede desvirtuada en su accionar y las habilita para prestar
servicios a terceros no asociados, o sea, conducir la gestión empresaria.De todas formas, y retornando a la modificación legislativa, mediante el art.
20 de la ley 25.589, se incorporaron tres párrafos al art. 190 de la LCQ habilitando la continuación de la actividad de la empresa por parte de sus trabajadores, y, permitiendo en dicho marco la posibilidad de extender los plazos
liquidatorios del proceso falencial para viabilizar la explotación empresaria
aludida.
5. LA LEGITIMACIÓN DE LAS COOPERATIVAS.
Hemos recordado que el primer agregado de la ley 25.589, como segundo
apartado del art. 190, legitima a los trabajadores y acreedores laborales a
requerir la continuidad de la empresa actuando bajo la forma de una cooperativa de trabajo.
El nuevo esquema legal establece la posibilidad que la actividad empresaria
de la fallida sea continuada por sus trabajadores o sus ex - trabajadores,
aunados bajo la forma de una cooperativa de trabajo, según los siguientes
recaudos:
-Petición de los trabajadores en relación de dependencia que representen las
2/3 partes del personal en actividad; o que representen las 2/3 partes de los
acreedores laborales.
A raíz de la insuficiente regulación y la necesaria integración del párrafo
aludido en el instituto de la continuación de la empresa, surgen una serie de
interrogantes de suma relevancia.
En esta línea, Lorente12 sostiene que la norma es engañosa y que contiene
una “triple trampa” si se la integra en el ordenamiento concursal.
La primera estratagema a sortear en opinión del autor citado es la excepcionalidad de la continuación de la explotación de la empresa.
Así, afirma que, si bien la ley 24.522 mantuvo el instituto de la continuación de la explotación de la empresa en quiebra, lo hizo con criterio excepcional, y con un propósito bien determinado, que no es por
cierto la conservación de la fuente de trabajo, sino, posibilitar su liquidación como empresa en marcha, obteniendo así un mayor valor.
La reforma al art. 190 LCQ es de signo contrario a la Sección donde se instala (Capítulo IV, Sección II), y ello obligará al intérprete a determinar cual
es la regla general y cual la excepción.
12- LORENTE, Javier A., La continuación de la explotación de la empresa fallida por una cooperativa de
trabajadores: las tres trampas ocultas para la operatividad del art. 190 LCQ, trabajo remitido por correo
electrónico por el autor.
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En una tesis francamente optimista se coloca Teplizchi13, quien sin dudar
afirma: “Es así como nace el nuevo art. 190 LC, que pasa de un régimen
de excepción, a otro más general, donde la continuación parecería ser que
agrega otro valor a la empresa desahuciada, el que permitiría revalorizarla, en
desmedro del solitario valor de realización por el inmueble. Agrega el valor
intangible, como concepto de empresa en marcha”.
Cabe entonces analizar como juega este régimen excepcional en el marco de
la continuidad de la empresa.
En efecto, desde un sector de la doctrina se ha visto con disfavor la inclusión
legislativa afirmándose que se pretende la supervivencia de empresas en función de un mero voluntarismo14.
Por el contrario, en nuestra opinión, señalamos que la reforma es positiva
pues no puede negarse la legitimación de los trabajadores en orden a la protección de la fuente de trabajo15.
También defienden la legitimación de las cooperativas Di Tullio, Macagno,
y Chiavassa16 expresando que en el crítico contexto político, social y económico de este tiempo, el criterio de política legislativa adoptado en materia de
continuación de la explotación a través de las cooperativas de trabajo resulta
saludable y se inscribe en una discusión más amplia que involucra el regreso
a formas solidarias.
En una palabra, el resurgimiento del cooperativismo y la defensa de la fuente
de trabajo, por encima de los celos que plantea la ley del mercado, significa
un aporte que debe ser respaldado y mejorado para que de respuestas concretas a la situación de las empresas en quiebra.
6.- LA EXCEPCIONALIDAD DEL SISTEMA Y LOS
DISTINTOS TIPOS DE CONTINUACIÓN.6.1. INTEGRACIÓN NORMATIVA.
LA LEY 24.522 REGULA UN DOB LE SISTEM A DE CONTINUACIÓN DE LA EM P RESA SEGÚN
EL TEXTO DE LOS ART. 189 Y 190.
POR UN LADO, LA LLAM ADA CONTINUACIÓN INM EDIATA QUE LEGITIM A AL SÍNDICO P ARA
CONTINUAR DE INM EDIATO CON LA EXP LOTACIÓN DE LA EM P RESA SOLO EXCEP CIONAL13- TEPLIZCHI, Eduardo, Posibilidad de dictar la continuación de la explotación de la empresa a cargo
de las cooperativas de trabajo: el caso de abandono y/o inactividad del deudor en el concurso preventivo,
ponencia presentada a las “IX Jornadas de Instituto de Derecho Comercial de la República Argentina”,
Comodoro Rivadavia, 5 y 6 de septiembre de 2002.
14- Rivera Julio y Roitman Horacio, “El derecho concursal en la emergencia”, Revista de derecho privado
y comunitario, nº2002-1, pag. 403.
15- Junyent Bas, Francisco, Molina Sandoval, Carlos, Reformas concursales, Rubinzal Culzoni, Pag. 205
16- Di Tullio, José A., Macagno Ariel, y Chiavassa Eduardo, Concursos y Quiebras, Reformas de las leyes
25.563 y 25.589, LexisNexis, 2002, pag. 283.
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mente si de la interrupción pudiera resultar con evidencia un daño grave al
interés de los acreedores y a la conservación del patrimonio.
Por el otro lado, la denominada continuación ordinaria de la empresa,
común a todos los procesos falenciales reglada en el art. 190 de la LCQ.,
y que requiere que el síndico informe sobre la posibilidad excepcional de
continuar con la explotación de la empresa del fallido o de alguno de sus
establecimientos y la conveniencia de enajenarlos en marcha, exigiéndole
que se expida sobre una serie de aspectos enumerados en los ocho incisos
del artículo.
Ambas modalidades de continuación revisten el carácter de excepcionales,
tal como puntualmente lo establecen los textos legales aludidos.
De allí que hemos afirmado que el principio general es la no continuación
y, por ende, la excepción es absolutamente restrictiva17.
No cabe ninguna duda que lo que pretendió el legislador de la ley 24.522
es que solamente se autorizase la continuación de la empresa en aquellos
casos en que de la interrupción de la explotación derivare un daño al interés de los acreedores y a la conservación del patrimonio que justificara la
liquidación de la empresa en marcha.
Ahora bien, el segundo párrafo del art. 190 de la LCQ., que habilita la continuación por parte de los trabajadores, establece un parámetro totalmente
diferenciado.
En efecto, la norma aludida recepta un valor fundamental, cual es, la preservación de la fuente de trabajo.
De este modo, cabe puntualizar que la ubicación “topográfica” del segundo
párrafo del art. 190, lleva a equivocadas conclusiones, cuando se interpreta
que la petición de los trabajadores solo habilita la continuación de la empresa luego del informe del art. 190 de la sindicatura.
En rigor, el agregado de la ley 25.589 introduce una nueva directriz de
alto contenido axiológico en cuanto vuelve prioritario otorgar relevancia
al mantenimiento de las fuentes de trabajo para enfrentar un flagelo social
que castiga a la sociedad argentina, cual es, el mayor porcentaje de desempleo que se conoce en la historia de nuestro país.
En este sentido, cobra nueva fuerza el reclamo de Juan Pablo II18 y que
fuera recientemente reeditado por el nuevo documento de los Obispos
argentinos, titulado “Navega mar adentro”, donde se destaca la preocupación por la cuestión social y se reclama un programa de crecimiento económico que intente establecer una sociedad, que, respetando los valores de la
persona humana, busque la erradicación del actual sistema de marginalidad
y exclusión social.
17- Junyent Bas, Francisco, Las cuestiones laborales..., ob-cit, pag. 111.
18- Encíclicas Sollicitudo Rei Socialis, y Laborem Excercens.
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En este sentido cabe recordar que el trabajo es un factor productivo y un
medio de sustentación, pero no solo eso. Es expresión de la dignidad del
hombre, contribuye al desarrollo de la personalidad del trabajador y al progreso, es vínculo de unión con otros hombres y una fuente de participación
en la vida social.
El primer fundamento del valor del trabajo es el hombre mismo, su sujeto.
La dignidad propia de toda persona se extiende al trabajo que realiza por
ser una actividad consciente y libre de la persona, por ello, un justo orden de valores lleva a afirmar la primacía del hombre sobre las cosas y del
trabajo humano sobre el “capital” o conjunto de medios productivos, tal
como lo sostiene la Encíclica Laborem Exercens.
La primacía del trabajo sobre el capital exige una correcta gestión de los
medios productivos para mantener y crear puestos de trabajo.
La primacía axiológica del trabajo no excluye, como es obvio, la búsqueda
de los mejores resultados posibles, pero impide caer en el economicismo.
6.2. Una nueva dir ect r iz de l a cont inuación de l a empr esa.
En esta inteligencia, cabe entonces afirmar que el segundo párrafo del art
190 de la LCQ. establece como directriz fundante del instituto de continuación de la empresa la posibilidad de mantener la fuente de trabajo.
En consecuencia, corresponde expresar que dicho principio es aplicable tanto, en la continuación inmediata, como en el trámite común de los demás
procesos falenciales.
En una palabra, debe entenderse que la actual hermenéutica, en orden a la habilitación de la continuación de la empresa, significa que
la pérdida de la fuente de trabajo constituye un daño grave a la conservación del patrimonio, según el texto expreso del art. 189 de la LCQ.
Así, la petición de los trabajadores puede ser efectuada en forma inm
/diata después de la declaración de la quiebra, teniendo en cuenta la excepcionalidad del instituto y la finalidad de evitar la interrupción de la
actividad empresaria, tal como lo resaltan los arts. 189 y 190 de la LCQ.
En este aspecto cabe puntualizar que el carácter excepcional de la continuación de la empresa ha sido criticado por un autor de la talla de Alegría19 al
expresar que lo que debe defenderse es la empresa como actividad útil en
resguardo del interés social y dejarse de lado el carácter excepcional y restrictivo del actual régimen.
De todas formas, no cabe ninguna duda que hoy el actual esquema normativo contiene una nueva directriz que habilita la continuación de la empresa en orden a la protección de la fuente de trabajo.
19- Alegría, Héctor, Nueva Reforma a la ley de concursos y quiebras (ley 25.589) Número Especial del
suplemento de concursos y quiebras, LL, junio 2002, pag. 15.
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Con la interpretación aludida se supera la primera de las “trampas” que denuncia Lorente20 y se integra adecuadamente el ordenamiento jurídico, ya
que los trabajadores pueden pedir la continuación de la empresa en cualquiera de las alternativas regladas por la ley concursal.
Va de suyo que el pedido de los trabajadores no es vinculante para el juez
que debe analizar las condiciones de viabilidad de la empresa y su relevancia
como fuente de trabajo.
En este aspecto, coincidimos con la doctrina que entiende que en el informe
del art. 190 resulta relevante el análisis de la viabilidad económica, la relación
e inserción de la empresa en el mercado y su importancia relativa en orden a
la actividad productiva, lo que no resta fuerza al contenido axiológico de los
trabajadores en la medida que sea serio y fundado.
6.3. EL RÉGIMEN DE EXPLOTACIÓN Y LAS COOPERATIVAS DE TRABAJO.
Una vez superado el problema de la excepcionalidad de la continuación empresaria y aclarado que la petición de los trabajadores habilita tanto la continuación inmediata de la empresa como la alternativa común a los demás
procesos falenciales, se siguen nuevos interrogantes ante la insuficiencia del
texto legal.
6.3. A. TRABAJADORES COMPRENDIDOS.
Así, en primer lugar, la doctrina se ha cuestionado sobre cuales son los trabajadores que deben conformar las mayorías legales que requiere el texto legal,
como así también, como debe legitimarse la cooperativa.
En efecto, la norma establece, en primer lugar, que en la continuidad de la
empresa debe tomarse en cuenta: i) el pedido formal de los trabajadores en
relación de dependencia que representen las dos terceras partes del personal
en actividad o de los acreedores laborales; y ii) que dicho personal deberá actuar en el período de continuidad bajo la forma de una cooperativa de trabajo.
Hemos dicho21 que la norma contiene una textura técnica defectuosa, ya
que, por un lado, habla del personal en actividad, lo que supone continuidad
de una relación laboral, y por el otro, habla de los acreedores laborales, lo
que incluye también a todos los trabajadores que tengan créditos contra la
empresa, aun cuando no se mantenga la relación de dependencia.
En nuestra opinión, la correcta lectura de la norma comprende a los trabajadores de la empresa en los términos del art. 196 de la LCQ, o sea, a todos
aquellos que a la fecha de la declaración de la quiebra se encontraran en
relación de dependencia, como así también, permite que otros trabajadores
que hubieran cesado en la relación laboral se incorporen a la cooperativa de
trabajo y, de este modo, se reúnan en la continuación de la explotación de la
empresa.
20- Lorente, Javier, La continuación de la explotación...las tres trampas ocultas...
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En esta segunda alternativa, el problema se traslada a la forma de computar
la mayoría de las dos terceras partes del personal y/o de los acreedores, los
que deberán ser convocados a una asamblea especial a los efectos de resolver si asumen la continuidad de la empresa conformando una cooperativa.
En esta línea Tropeano22 considera que los acreedores laborales son los no
dependientes pero con acreencias laborales reconocidas en el proceso concursal. En igual sentido se inclina Villoldo23, de manera tal que puede decirse que los acreedores laborales legitimados para integrar la cooperativa son
todos los trabajadores en relación de dependencia y los que hayan obtenido
verificación en dicho carácter.
6.3. B. COOPERATIVA EN FORMACIÓN.
La cuestión se traslada entonces a la forma asociativa, o sea, a la constitución
de la cooperativa a los fines de poder requerir la continuación de la explotación de la empresa.
En esta línea, no cabe ninguna duda que por la complejidad del trámite,
tanto de la declaración falencial, como de la formación de la cooperativa, y
la urgencia de formular el pedido para evitar la interrupción de la actividad,
cabe coincidir con la opinión que entiende atinado que no se exija que la solicitud sea con la cooperativa formada, sino por los propios trabajadores, o
acreedores laborales en número suficiente, de forma tal, que la constitución
de aquella sea un paso posterior dentro de la etapa falencial.
En este aspecto, Gagliardo24 entiende que el acto fundacional de la cooperativa responde a una etapa falencial y por ello intervendrá el juez de la causa.
En nuestra opinión, el juez concursal, nada tiene que ver en la formación
de la cooperativa y sólo basta acreditar que se encuentra “en formación”. La
constitución del ente se rige indudablemente por los parámetros establecidos en la ley 20.337.
El juez deberá requerir la acreditación de la representación invocada, con las
mayorías establecidas por la ley, y oportunamente otorgar un plazo para que
se acredite la definitiva conformación del ente como persona jurídica por
ante el Instituto Nacional de Acción Cooperativa.
6.3.C. INTEGRANTES DE LA COOPERATIVA.
Cabe entonces preguntarse que trabajadores pueden conformar la cooperativa.
El interrogante se traslada a la integración de la cooperativa, cuestión que se
rige por el principio de “puertas abiertas” vigente en esta materia.
22- Tropeano Darío, Ob-cit, LL, 01/08/02.
23- Villoldo Juan Marcelo, ob-cit.
24- Gagliardo, Ob-cit, LL, 18/08/02.
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Así, el art. 2 de la ley 20.337, caracteriza los elementos típicos de las cooperativas, a saber:
a) libre acceso y adhesión voluntaria.
b) Organización democrática.
c) Limitación del interés al capital.
d) Distribución de excedentes entre los asociados y/o destino a finalidades
comunes.
e) Promoción de la educación.
f) Integración cooperativa.
Los aspectos reseñados convergen en el denominado principio de “puertas
abiertas” que implica el libre acceso a la sociedad cooperativa que debe ser
voluntaria y debe estar al alcance de todas las personas que puedan utilizar
sus servicios, que en este caso son los trabajadores de la empresa fallida.
El texto legal evita cualquier debate sobre la legitimación de este tipo de asociaciones de trabajadores y no hace otra cosa que reconocer, como lo explica
Garaguso25, una realidad emergente de la práctica tribunalicia.
La reforma recepta las experiencias aportadas por la gestión obrera que
“de hecho” permitieron la continuación de la explotación de las empresas
fallidas y el texto legal exige su constitución como cooperativa de trabajo.
Esta imposición de la ley en cuanto a la forma en que pueden continuar reviste
a la cooperativa en la quiebra de ciertas características especiales tales como:
i) son sujetos de derecho en función y con el alcance que les otorga el art. 2 de al
ley 20.337 y estructurada según lo exigido por esta ley responde al concepto de
empresa laboral en los términos del art. 5 de la Ley de Contrato de Trabajo26;
ii) sus socios son los antiguos dependientes de la empresa fallida y para su
formación no requieren de la unanimidad de los socios (solo la mayoría:
dos terceras partes de los trabajadores en actividad o acreedores laborales);
iii) su formación tiene la finalidad de continuar con la explotación de la empresa porque la etapa post-quiebra no tiene efectos extintivos de la sociedad
fallida, solamente alcances disolutorios.
7. LA GESTIÓN EMPRESARIA.
7.1. EL SÍNDICO COMO ADMINISTRADOR EXLEGE, ART-192.
Una cuestión central deviene de la nueva integración legal.En primer lugar, cabe recordar que el síndico sigue siendo el administrador
25- Garaguso Horacio, ob-cit.
26- Gagliardo, Mariano, Continuidad en la explotación de la empresa y cooperativa de trabajo (a propósito de la
reforma ley 25.589 de concursos y quiebras), LL, del 16/8/2002.
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del patrimonio del concurso o falencia, art. 109 de la LCQ, y administrador
ex lege de la empresa, art. 192.
Por ello, la inserción de la cooperativa de trabajo implica la actuación de un
tercero que habilita una modalidad de gerenciamiento de la empresa que
debe articularse convencionalmente mediante alguna modalidad contractual
en atención al silencio normativo.
El art. 190 de la LCQ, nada dice sobre esta cuestión, sin perjuicio de lo cual,
nuevamente la práctica tribunalicia nos demuestra que la continuación de la
empresa se ha realizado mediante la locación del fondo de comercio de la
empresa fallida, a la cual se les pueden agregar otros medios de colaboración
empresaria.
Adviértase que la gestión de la explotación por parte de la cooperativa de
trabajo no puede desvirtuar el fin último de la continuación, a saber: la enajenación de la empresa en marcha.
Diversos precedentes jurisprudenciales demuestran que el sistema de locación es el más usado en este tipo de alternativas continuativas, como lo fueron los casos “Artes Gráficas Cruffer s/quiebra”27 “Cabosh”28 “La Vascongada” e “Ingenio San Pablo”29 y “Comercio y Justicia”30 entre otros.
7.2.- LOS DIVERSOS MEDIOS DE GESTIÓN EMPRESARIA.La cuestión es entonces articular la gestión empresaria entre la sindicatura y
la cooperativa de trabajo otorgando a ésta última la conducción de los negocios sociales y dejando a aquella la labor de contralor y vigilancia.
En esta línea, la figura de la locación de la hacienda empresaria fue propuesta
por la doctrina y concretamente Rubin31 expresó que en épocas de descapitalización constituye una alternativa que permite reflotar una actividad productiva dentro de parámetros de razonabilidad.
En efecto, la figura aludida se caracteriza por eximir al síndico de la responsabilidad de conducción de los negocios que quedan a cargo del locatario. Va
de suyo, que el órgano concursal tiene las funciones de vigilancia y contralor
que le otorgan los art. 192 y siguientes de la LCQ.
Por otra parte, en lo que a los trabajadores interesa la cooperativa locataria
de la empresa deberá garantizar el pago del canon locativo y el cuidado de
los bienes que les son confiados.
A su vez, Stempels32 entiende que la vinculación jurídica entre la empresa
27- Juzgado Nacional en lo comercial nº6 secretaría nº12, de la ciudad de Buenos Aires.
28- Juzgado Nacional en lo comercial nº5, de la ciudad de Buenos Aires.
29- Ambos casos en el Juzgado Nacional en lo comercial nº17, de la ciudad de Buenos Aires.
30- Juzgado de Concursos y Sociedades nº7 de la ciudad de Córdoba.
31- Rubín Miguel, ob-cit, ag. 232.
32- Stempels Hugo, Ponencia presentada al XXXVI encuentro de institutos de derecho comercial colegio
de abogados de la provincia de Bs. As. Mar del Plata 5 y 6 de diciembre de 2002.
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quebrada y la cooperativa de trabajo puede llevarse a cabo mediante el contrato de colaboración empresaria como instrumento técnico de vinculación
jurídica.
Lo real y cierto es que las vías de contratación mediante la colaboración
empresaria o la locación de la hacienda comercial son alternativas idóneas
para establecer la vinculación jurídica entre la quebrada y la cooperativa de
trabajo.
8. EL INFORME DEL ART. 190 DE LA LCQ: EL PLAN
SUSTENTABLE.
8.1. EL CONTENIDO DEL INFORME SINDICAL.
En otras oportunidades33 hemos criticado los diversos aspectos que el art.
190 de la LCQ. impone como contenido del informe del síndico sobre la
continuación de la empresa.
Así, el inc. 1º que exige expedirse sobre la posibilidad de mantener la explotación sin contraer nuevos pasivos constituye una hipótesis de laboratorio
pues, es absolutamente inviable que una empresa fallida pueda continuar con
su explotación sin generar nuevos pasivos.
Con relación a los inc. 2 y 3 que reclaman opinión sobre la ventaja que pueda resultar para los acreedores y terceros del mantenimiento de la actividad
nuevamente entramos en el terreno de la obviedad.
Nadie puede dudar de las ventajas que devienen para los acreedores y para
los terceros del mantenimiento de la actividad productiva, salvo que se esté
frente a una empresa absolutamente deficitaria que inhabilite cualquier alternativa de continuación, aspecto que deberá ser analizado por la sindicatura.
En rigor, los recaudos realmente relevantes son los de los incisos 4, 5, 6, 7,
y 8 que estructuran el plan de explotación, la reorganización empresaria y el
modo de administración.
8.2. LA CONFIGURACIÓN DE UN PLAN SUSTENTABLE.En realidad, la serie de exigencias contenidas en los incisos del art. 190 deben ser reelaboradas adecuadamente con el objeto de realzar la importancia
de un plan de explotación sustentable y eliminar recaudos formales absolutamente incoherentes
No cabe duda alguna que en el caso de actuación de una cooperativa de
trabajo esta debe ser escuchada sobre estos aspectos pues, de lo contrario, el
informe del síndico queda vaciado de contenido.
33- Junyent Bas, Francisco, “Las cuestiones...”, pág. 112.
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En una futura reforma debe delimitarse cuales son los aspectos que quedan
a cargo del síndico en orden al informe sobre la viabilidad de la continuación
empresaria y que requerimientos deben ser respondidos por la cooperativa de
trabajo que es la que en definitiva operativizará la explotación de la empresa.
9. LOS CONTRATOS DE TRABAJO.
9.1. LA CONTRADICCIÓN DE LOS TEXTOS LEGALES.
Un aspecto central y realmente contradictorio con todo el ordenamiento
de los art. 196 a 198 de la LCQ. lo constituye el tercer párrafo del art. 190,
agregado por la le 25.589.
El texto en cuestión expresa que “El término de la continuidad de la empresa, cualquiera sea su causa, no hace nacer el derecho a nuevas indemnizaciones laborales.”
Como se advierte la norma contradice derechamente el tercer párrafo del
art. 198 que puntualmente señala que “...El incremento de las indemnizaciones que pudieren corresponder por despido o preaviso por el trabajo durante la continuación de la empresa, gozan de la preferencia del art. 240, sin
perjuicio de la verificación pertinente por los conceptos devengados hasta
la quiebra...”.
La contradicción existente pone de relieve una situación de verdadera “inequidad”.
No es cierto que la quiebra no produzca la disolución del contrato, tal como
lo predica el art. 196 de la LCQ.
La norma aludida otorga en principio un plazo de suspensión de 60 días para
resolver la continuación de la empresa dando a entender implícitamente que
si se resuelve proseguir con la actividad productiva, el síndico, de conformidad al art. 197, eligirá que trabajadores continúan y por ende, se mantiene la
relación de empleo.
En una palabra, pareciera que siguiendo la línea de la vieja ley 19.551 el contrato laboral prosigue en caso de continuación de la explotación.
Ahora bien, una atenta lectura de los textos legales y la correlación del agregado de la ley 25.589 y, en especial, del tercer párrafo del art. 196, conduce a
una conclusión diferente.
9.2. LA EXTINCIÓN DE LOS CONTRATOS DE TRABAJO.
La reconducción del contrato social de la que habla el tercer párrafo del art.
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196 al decir “...se considerará que se reconduce parcialmente el contrato de
trabajo con derecho por parte del trabajador de solicitar verificación de los
rubros indemnizatorios devengados...” no implica verdadera continuación
de la relación de trabajo, sino el nacimiento de un nuevo contrato laboral.
El período de explotación productiva durante la quiebra sólo otorga al trabajador el derecho a cobrar su salario, pero, no se le reconoce continuidad
en la relación de empleo.En rigor, hay un nuevo contrato durante el período de la explotación en la
quiebra.
Adviértase que el nuevo agregado del art. 190 de la LCQ puntualmente dispone que la continuidad de la empresa no hace nacer el derecho a nuevas
indemnizaciones, lo que implica “un corte” en el contrato laboral absolutamente inexplicable, y además, totalmente injusto pues, la empleadora sigue
siendo la fallida, cuando el síndico es el administrador de la explotación de
la empresa y, de allí deriva la facultad de elegir el personal que le otorga el
art. 197.
En una palabra, cuando la explotación de la empresa está a cargo de la sindicatura, la normativa legal es indudablemente injusta, pues, el empleador
sigue siendo la sociedad quebrada y no existe motivo alguno para no reconocer la continuación de la relación de empleo.
9.3. LA ARTICULACIÓN DE LA COOPERATIVA DE TRABAJO.
En el caso de que se conforme una cooperativa de trabajo la situación varía.
En efecto, la cooperativa es un sujeto distinto de la quebrada, o sea, un tercero que se hace cargo del gerenciamiento de la empresa y, por ende, es la
nueva responsable de la situación laboral34 de sus empleados.
En esta línea, cabe puntualizar que en las cooperativas de trabajo son los
propios asociados los que democráticamente ejercen el gobierno y la administración de su empresa y no corresponde asimilar por tanto, la subordinación que caracteriza el contrato de trabajo con la obligación del socio
cooperativo de acatar las instrucciones necesarias del ordenamiento interno
requeridas para el cabal cumplimiento del trabajo conjunto
En este último caso, la prestación de los servicios se hace como acto cooperativo, y no existe la posibilidad de considerar el trabajo de los asociados, ex
empleados de la fallida, como una obligación de terceros.En efecto, sin la prestación del trabajo la cooperativa carecería de objeto, tal
como lo ha resuelto en forma reiterada la jurisprudencia laboral , de conformidad a la ley 20.337.
34- Fernandez Rodolfo c/ Cooperativa de trabajo seguridad integral, Sala 8va. De la Cámara Nacional del
trabajo, 07/02/97, citado por Grisolía Julio A. “Manual teórico práctico de derecho del trabajo y de la seguridad social”, Editorial Depalma, Bs.As., 1999, pag. 103.
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En rigor, en las cooperativas de trabajo el socio se comporta como un trabajador pero, no lo es, porque la empresa por cuya cuenta presta los servicios
no es ajena.
En esta línea, el art. 27 de la LCT. se refiere a aquellos casos en que la
prestación de trabajo personal es escindible de la categoría de socio. En
las cooperativas de trabajo la situación es distinta a lo previsto en la norma
laboral, pues, el cumplimiento de tareas constituye precisamente el uso que
los socios hacen de la estructura jurídica común. En consecuencia, las compensaciones que cobran los trabajadores cooperativos corresponde al cobro
ya sea de utilidades o retornos de conformidad a la ley 20.337.
La calidad de socio de una cooperativa de trabajo es incompatible con la de trabajador dependiente, salvo, que se trate de empleados que no invisten dicho carácter.
Así se ha dicho que quien es socio de la cooperativa de trabajo, presta servicios como acto cooperativo y este socio que lo es por el hecho de trabajar en
la cooperativa, nunca puede, a la vez, ser empleado de ella35.
De lo dicho se sigue que el tercer párrafo del art. 190 sólo tiene sentido cuando la cooperativa de trabajo se hace cargo de la continuidad de la empresa,
pero no en aquellos casos en que el síndico se mantiene como el administrador en función del art. 192 de la LCQ.
10. EL RÉGIMEN DE ADMINISTRACIÓN DEL ART. 192
DE LA LCQ.
Cabe afirmar que la cooperativa también debe someterse al régimen de contralor y vigilancia que establece el art. 192 de la LCQ.
Así, la entidad está autorizada para realizar todos actos de administración ordinaria que correspondan a la continuación de la explotación, pero requiere
autorización judicial para aquellos que excedan dicho marco.
En esta línea, es importante recordar que el juez puede autorizar y requerir
la constitución de garantías especiales para asegurar la continuidad de la explotación.
Asimismo, las obligaciones contraídas por la cooperativa, como responsable
de la explotación, otorga a los terceros contratantes la preferencia de los
acreedores del concurso.
Ahora bien, el tema central a debatir hace al plazo de continuación de la
explotación, ya que, por un lado el art. 192 in fine otorga al juez la facultad
de poner fin antes del vencimiento del plazo fijado si la explotación resultare
deficitaria, pero el art. 190 in fine no define el plazo de continuación.
35- Sardegna, Ley de contrato de trabajo comentada, Editorial Universidad, pag. 111.
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11. PLAZO DE CONTINUACIÓN.
El art. 217 de la ley 24.522, establece que las enajenaciones en el marco de
la liquidación falencial deben ser efectuadas en el término de 4 meses desde
que la declaración de la quiebra queda firme, otorgando al juez la posibilidad
de ampliación en forma excepcional por 30 días más.
La práctica tribunalicia demuestra la imposibilidad de cumplimiento del término establecido pero, ello no impide recordar la necesidad de que la etapa
liquidatoria tenga la celeridad necesaria que la dote de eficacia frente a los
acreedores concurrentes.
Ahora bien, la cuestión difiere, al menos parcialmente, cuando se está frente
a la continuación de la explotación.
En efecto, sigue vigente el principio de que la continuación lo es con el objetivo de que la empresa se venda en funcionamiento, pero el último párrafo
del art. 190, introducido por la ley 25.589, habilita al juez para extender los
plazos que se preveen en la ley en la medida que ella fuere razonable para
garantizar la liquidación de la empresa en marcha.
Indudablemente, en el caso de continuación de la explotación, el plazo para
la enajenación de la empresa debe respetar los ciclos productivos de la actividad, de conformidad a la naturaleza de cada caso en particular.
En esta línea Garaguso36 entiende que la cuestión del período de explotación
debe respetar dos parámetros fundamentales; el primero en orden a la efectiva realización de la empresa en marcha y, el segundo, el de la razonabilidad
del ciclo de explotación.
Villoldo37 se pregunta si el juez puede extender en forma indefinida el plazo de continuación y cita la opinión de autores que se pronuncian por la
ilimitación de la continuación de la explotación. En este sentido, recuerda al cordobés Di Tullio38 quien sostiene que no existe plazo tope, y que,
el juez puede extender “sine die” los plazos legales en la medida que ello
fuera razonable para garantizar la liquidación de la empresa en marcha.
Como se advierte, todas las opiniones doctrinarias concluyen en la pauta
de la razonabilidad y del respeto de los ciclos productivos de la empresa en
cuestión, pero la ausencia de parámetros concretos impide definir en forma
clara el tema.
36- Garaguso, Horacio, ob-cit.
37- Villoldo, Marcelo, ob-cit, pag.15.
38- Di tullio , José, Concursos y Quiebras Ley 25.589, ED, 7/6/02.
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12. ENAJENACIÓN DE LA EMPRESA.
12.1 UN CAMINO SIN RETORNO.
Mas allá de la opinión definitiva sobre el plazo de explotación de la empresa,
lo real y cierto, es que el proceso falencial es esencialmente liquidatorio y el
propio art. 190 “in fine” ratifica que debe concluirse con la venta de la empresa en marcha, de conformidad al art. 205 y concordantes de la LCQ.
Aquí, Lorente39 señala que la segunda cuestión contradictoria con la continuación de la cooperativa esta dada por la imposibilidad de los trabajadores
de adquirir directamente la empresa, tal como sucede en el derecho comparado.40
Así, recuerda que en caso de adquisición de la empresa la cooperativa de
trabajo es un tercero distinto a la sociedad deudora y que las relaciones laborales quedan definitivamente extinguidas.
El autor citado advierte que el art. 190 insta a los trabajadores a organizarse
como cooperativa para continuar la explotación de la empresa en quiebra,
pero el art. 199 les pone “una espada de Damocles” sobre ellos: sí o sí debe
la propia cooperativa de trabajo resultar adquirente de la empresa fallida (o
de su/s establecimiento/s), pues de lo contrario su esfuerzo será completamente en vano, ya que el tercer adquirente obtendrá la empresa libre de
vínculos laborales, si así lo prefiere.
En una palabra, sólo si la propia “cooperativa de trabajadores” resulta ser el
tercero adquirente, entonces esta segunda prueba será superada, o sea, los
trabajadores mantendrán la fuente de trabajo aunque sólo para caer en la
tercera, y última, de las trampas: el art. 205 inciso 3° LCQ.
12.2. EL PAGO DEL PRECIO.La doctrina puntualiza, con razón, que el último escollo virtualmente insalvable es la exigencia del pago en efectivo de la empresa fallida como unidad,
art. 205 de la LCQ.
Así, si los trabajadores lograron que el juez decidiera la continuación (art.
191 LCQ) a pesar del tratamiento excepcional que tal alternativa recibe en la
ley 24.522 y si, luego de ello, lograron evitar que un tercero ajeno adquiera
la empresa y/o una unidad productiva de dicha quiebra (lo que de acaecer
produciría la extinción de sus contratos de trabajo), llegan entonces al punto
de ser ellos los “terceros” adquirentes de la empresa, para lo cual necesitarán
contar con dinero en efectivo para pagar su valor.
39- Lorente Javier, ob-cit.
40- Ley 21.584 del Perú.
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En rigor, le asiste razón al conocido autor concursalista pues nuestro régimen legal no contiene mecanismo alguno que permita a los dependientes y a
los acreedores laborales adquirir los activos de la sociedad quebrada.
Por ello, Tropeano41 propuso una reforma de mayor entidad que contemplase el otorgamiento a la cooperativa de trabajo de la posibilidad de negociar
con los acreedores quirografarios la asunción del pasivo empresario para
lograr la adquisición de la empresa fallida.
A su vez, Villoldo42 entiende que, si bien el régimen actual no contempla la
adjudicación de activos y pasivos a la cooperativa de trabajo, ésta debe elaborar un plan de cancelación de créditos existentes, asumiendo el pasivo de
la fallida y de este modo, obtener el levantamiento de la quiebra, que facilite
el acceso a la propiedad de los activos.
En esta línea, el autor citado trae como ejemplo el caso de “Grafica Valero
S.A. s/Quiebra” en el cual profesionales del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social elaboraron un estudio de factibilidad económico
para la continuación de la explotación de la fallida por la cooperativa. Agrega
que se puede solicitar asesoramiento de la Unidad Ejecutora Trabajar, dependiente del Ministerio de Trabajo de la Nación, la cual tiene por objeto la
asistencia y promoción de este tipo de emprendimientos de trabajadores y
cooperativas.
12.2. HACIA UNA INTERPRETACIÓN INTEGRAL.
De todo lo dicho se sigue, que la cuestión clave y virtualmente insalvable
para los trabajadores sigue siendo la adquisición por parte de la cooperativa de la empresa en marcha y las diversas alternativas de pago del precio.A esos fines, la actual normativa no otorga una salida concreta, ya que, la
cooperativa debe licitar en igualdad de condiciones con otros terceros.
En este aspecto entonces es donde la judicatura deberá hacer un verdadero
esfuerzo “pretoriano”.
Cabe aclarar que no pretendemos un pretor romano que cree derecho, sino,
una interpretación funcional y sistémica que integre las proposiciones legales
con el contenido axiológico que realice la justicia en el caso concreto, o sea,
se ponderen los valores en juego en la aplicación de la norma.Así, para enfrentar el pago del eventual precio existen una serie de enunciados legales que no pueden ser ignorados.En primer lugar, los trabajadores tienen un importante pasivo a su favor
conformado por los créditos con privilegio especial y general que pueden
41- Tropiano Darío, ob-cit.
42- Villoldo Marcelo, ob-cit.
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aplicar al pago del resto del pasivo o del precio de la empresa si éste fuere
positivo.
En efecto, así como el art. 211 de la LCQ. permite a los acreedores con
garantías reales alegar la compensación como adquirente del bien gravado,
este principio debiera poder aplicarse analógicamente para la adquisición de
la empresa por parte de los trabajadores, utilizando a tal fin el importe de los
créditos que les asisten, art. 241 inc. 2º de la LCQ.No cabe duda que dichos créditos alimentarios, con privilegio especial, tienen asiento concreto y la subrogación real torna viable la compensación
referenciada.En igual sentido, cabe recordar que el art. 120 in fine de la ley concursal le
otorga a todo acreedor que recupera un bien, mediante la acción revocatoria,
una preferencia especial sobre los mismos. También este principio debiera
aplicarse sobre el mayor valor que ha obtenido la empresa durante el período
de explotación a cargo de la cooperativa de trabajo.
La aplicación de ambas normas se impone en una interpretación axiológica
del derecho que recuerde que el trabajo es un principio ético que informa
la organización empresaria y que tiene clara primacía sobre los medios de
producción43, dotando a la cooperativo de trabajo de medios de pago que, en
algunos casos, pueden ser una alternativa para la adquisición de la empresa.
Va de suyo que en caso de duda sobre el alcance de la norma o de su aplicación analógica debiera darse prioridad a la dignidad del trabajo y a los derechos humanos de los trabajadores al uso o a la acumulación de capital en una
correcta ponderación de los valores en juego.
Así, sería éticamente incorrecto que la materia sobre la que se ha aplicado
el trabajo aumentara su valor mientras que el trabajador se degradara en su
humanidad.
La aplicación de la compensación de los créditos es una consecuencia factible con la actual normativa jurídica.
Adviértase que, en este aspecto, el art. 48 inc. 7º de la LCQ habilita la transferencia del paquete accionario cuando no existe valuación positiva de la empresa, la alternativa es extensiva a la situación de quiebra con continuación.
En este sentido, en la continuación de la explotación en la quiebra el juez deberá contar con un informe del síndico sobre la valuación de la empresa que
permita habilitar la compensación a que hemos aludido ut supra, pues el único precio real está representado por los créditos de los demás acreedores.
En muchos casos, bastará que la cooperativa presente un plan de cancelación
43- Encíclica Laborem Exercens.
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del pasivo para obtener el derecho a la transferencia de la empresa.
No ignoramos que las argumentaciones desarrolladas exigen una integración
normativa compleja y una interpretación axiológica de la ley concursal.
Admitimos que en una futura modificación legislativa deberían introducirse
estas alternativas en forma expresa para evitar discrepancias doctrinarias.
De lo contrario, el sistema deja a la cooperativa en una alternativa virtualmente insalvable, con lo cual, los trabajadores que pusieron todo su esfuerzo
durante el período de la explotación ven frustradas sus expectativas y no se
concreta el objetivo final de ser continuadora de la fallida.
El punto fue señalado por Cracogna44 autor que afirmó que la solución legal
no es suficiente para asegurar que las cooperativas se constituyan en definitiva continuadoras de la empresa fallida, pues, no prevee un mecanismo
que las convierte en titulares de la empresa, con lo cual, su situación deviene
precaria.
12.3. LA ALTERNATIVA DE LA EXPROPIACIÓN.
La situación descripta precedentemente ha llevado a que, en diversos casos,
se recurra al instituto de la expropiación de la empresa para facilitar la adquisición por parte de la cooperativa.
El tema resulta indudablemente dificultoso, ya que, se requiere la calificación
de la “utilidad pública” para que el Estado pueda ejercer la facultad expropiatoria, y, si bien el concepto es comprensivo de todo aquello que resulte
beneficioso a la colectividad, no se advierte con claridad la configuración de
dicho recaudo en el caso de las cooperativas de trabajo.
Así, Villoldo45 sostiene que no hay utilidad pública cuando un grupo de trabajadores persigue la protección de su fuente de trabajo.
Asimismo, no puede olvidarse que toda expropiación requiere de la correspondiente indemnización que restituya al propietario el valor económico de la cosa
expropiada, importe que deberá ser aportado por el Estado expropiante.
Como se advierte la alternativa de la expropiación no es de fácil concreción a la
luz de los principios jurídicos vigentes en el ordenamiento jurídico argentino y
constituye indudablemente una solución de neto corte político.
Ahora bien, cabe también destacar que, cuando el sistema legal produce exclusiones en la protección de determinados intereses, como es el caso de la continuación de la explotación por parte de las cooperativas de trabajo, el legislador debe
hacerse cargo de la reforma legal que otorgue la tutela jurídica.
44- Cracogna Dante A. Crisis empresarias y cooperativas de trabajo, Errepar nº178, setiembre/02, tomo
XIV, L, p.563
45- Villoldo Marcelo, ob-cit, pag. 29
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13. A MODO DE CONCLUSIÓN.
Del breve análisis del instituto de continuación de la empresa que hemos
esbozado se sigue que la cuestión social, y, dentro de ella el desempleo, es
un flagelo que requiere “globalizar la solidaridad” como pauta de justicia
social.
Una visión axiológica del derecho no ignora que las normas jurídicas tienen
finalidades económicas y sociales precisas y responden a un esquema distributivo determinado.
La justicia social debe ser un valor prioritario de un ordenamiento jurídico
que otorgue primacía al bien común y a una concepción valorativa del derecho, es decir, un sistema donde la ética y la solidaridad no sean una mera
respuesta individual, sino una exigencia institucional.
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