¿educación sexual o educación afectivo-sexual?

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Revista digit@l
Eduinnova
ISSN 1989-1520
Nº 25 – OCTUBRE 2010
SECCIÓN: ARTÍCULO DESTACADO DEL MES
¿EDUCACIÓN SEXUAL O EDUCACIÓN
AFECTIVO-SEXUAL?
AUTORA: LORENA GARCÍA GONZÁLEZ 71.764.760E
ESPECIALIDAD: BIOLOGÍA Y GEOLOGÍA
Resumen: Dentro del ámbito educativo, la Educación Afectivo-Sexual se presenta
como una alternativa a la educación meramente sexual. Tiene un enfoque con el que
pretende hacer entender al alumnado que la vida es un proyecto personal propio en el que
cada uno debe ir construyéndose así mismo como persona a través del autoconocimiento y la
autoaceptación, para finalmente poder sentirse bien y relacionarse satisfactoriamente con las
demás personas.
I. INTRODUCCIÓN
El conjunto de los adolescentes se caracterizan por ser distintas personas con distintos
ritmos de desarrollo biológico. Tienen cambios constantes que les generan inseguridad e
inquietud. En común, un cuerpo cambiante lleno de nuevas posibilidades sexuales y de
deseos. Por todo ello, la Educación Afectivo-Sexual es una demanda social, que debe estar
integrada en la educación de cada persona, desde los diferentes ámbitos: escolar, familiar y
social.
Nuestro papel como educadores conlleva no sólo la transmisión de contenidos de
índole sexual, sino también la ayuda en el camino hacia su construcción como personas
autónomas y libres, colaborando en el desarrollo de todas sus potencialidades y facilitando la
adquisición de las competencias básicas. En este sentido la Educación Afectivo-Sexual
contribuye de manera directa a las competencias en autonomía e iniciativa personal, social y
ciudadana y en gran manera a la educación en valores fomentada por la LOE.
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II. DESARROLLO
Se puede entender la Educación Sexual abordando el Hecho Sexual Humano
(Amezúa,E.,1999) cuya metodología es hablar de chicos y chicas, de hombres y mujeres que
son sexuados, que viven como sexuados y que se expresan y relacionan como tales. Si
ejercen su propia sexualidad afrontan peligros, como una enfermedad de transmisión sexual
(ETS) o un embarazo no deseado… Mediante esta “educación sexuada” se dan consejos y se
establecen normas que se deben cumplir para evitar daños posteriores físicos y/o morales. Es
decir, una sexualidad equivalente a riesgos, prohibiciones, tabúes y coitos; una educación
desde “el miedo a….”
Como alternativa a esta metodología prohibitiva tenemos una Educación AfectivoSexual cuyo principal objetivo es fomentar una sexualidad positiva, sana, no reduciéndola a
una mera prevención de riesgos o asociándola con las relaciones sexuales exclusivamente
genitales, ni coitales, sino una sexualidad y una erótica más global.
El camino hacia una educación sexual desde el positivismo sería intentar que sea el
propio alumnado el que desarrolle y cultive una actitud crítica y responsable hacia su propia
persona que sería el mejor método de prevención posible. Una educación preventiva que
pretendería evitar embarazos no deseados, abusos sexuales, homofobia, violencia de género,
ETS… En definitiva, educar a ser responsables de su propio proyecto de vida y
compatibilizarlo con el de los demás; ésta es la base de una Educación Afectivo-sexual.
Algunos autores como Fernando Barragan (1995) critican el término Educación
Afectivo-Sexual opinando: “¿Por qué no hablar de Educación Sexual para el placer, para la
comunicación o para el erotismo? Desde nuestro punto de vista el término sexual implica
comunicación, afectividad, placer y de forma secundaria reproducción, por ello no necesita
ningún aditivo”. Sin embargo, si no añadimos el término afectivo, parece que sólo tratamos la
cuestión puramente sexual de la educación, olvidándonos de los aspectos afectivos y
emocionales de la misma. Apoyando la inclusión del término, el colectivo Harimaguada, Felix
López y Javier Gómez (1993) indican: “el término Educación Afectivo-Sexual supone un
intento, un deseo de comprender la sexualidad humana de una manera más global, más
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integrada. Es un intento de deshacer la dicotomía entre amor y sexo, entre afectividad y
placer. Es una manera de integrar dos necesidades básicas: la necesidad de querer y ser
querido, y la necesidad de satisfacción del deseo sexual”.
Afectos y sexualidad son dos cualidades que forman parte de nuestras vidas y están
íntimamente relacionados con nuestro bienestar. Tal como indica Oliveira (1997) “con
frecuencia existe una relación entre afectividad y sexualidad, pues el amor viene
generalmente acompañado de deseos sexuales y las relaciones sexuales suelen ser más
satisfactorias cuando van integradas en una relación afectiva”.
Educar los afectos y las emociones, junto con otros mensajes, adaptados a la edad,
sobre relaciones sexuales, embarazos, métodos anticonceptivos… contribuye a potenciar la
autonomía y responsabilidad del alumnado, su propia autoestima y mejorar la confianza en si
mismo.
El psiquiatra Luis Rojas Marcos comenta la importancia de conseguir incorporar y
desarrollar en el carácter de los niños y de los jóvenes atributos como comprensión,
desinterés, tolerancia, autocrítica y empatía. Se establece como una estrategia de Salud
Pública que evitaría el recurso a la agresividad maligna: maltrato a su pareja, abuso de los
hijos….
Se necesita agitar, cuestionar, desestabilizar sus creencias, crear un sentimiento de
incertidumbre en el adolescente. Es a través de este sentimiento cuando se produce una
mayor disposición a considerar nuevas ideas. No se trata de imponer y decir como debes ser,
sino de cuestionar si verdaderamente puedes llegar a ser como deseas.
Félix López establece un modelo de Educación Afectivo-sexual, al que denomina
modelo biográfico, y donde propugna valores como la ética del consentimiento, la igualdad
entre sexos, la lealtad interpersonal, el placer compartido, la responsabilidad compartida, la
autonomía emocional y la igualdad de las distintas orientaciones sexuales.
Sintetizando esta educación está basada en 4 ejes fundamentales:
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• Igualdad de sexos (Coeducación)
En las leyes de nuestro país aparece de una manera explícita la igualdad entre varones
y mujeres, sin embargo llevarlo a la práctica requiere tiempo y esfuerzo añadidos. El sexo
representa la anatomía y la fisiología y el género representa las fuerzas sociales que moldean
la conducta.
Tan pronto como nacemos nos sumergen en un universo azul o rosa. Un sistema
binario que en cuanto no se ajusta a estos dos polos ya es susceptible de exclusión. Tal como
indica Judith Butler (2006) “hay humanos que viven y respiran en los intersticios de esa
relación binaria; por tanto, esta no es exhaustiva no es necesaria” (p.99).
Según Gerda Lerner (1990) “el género actúa como un disfraz, como una máscara o
como una camisa de fuerza que lleva a hombres y mujeres a bailar su desigual danza y a
representar su desigual papel en la vida” (p.339).
Los objetivos a alcanzar que harían posible una coeducación entre el alumnado son los
siguientes:
o Diferenciar entre sexo y género
o Aceptar de una manera positiva la identidad sexual
o Identificar la influencia social en la construcción del género
o Conocer los roles de género y analizar su carácter discriminatorio
• Igualdad entre las diferentes opciones sexuales
La igualdad entre diferentes orientaciones sexuales, al igual que la de entre varones
y mujeres, también está contemplada en la ley y requiere del tramo de la normalización
social.
Es necesario ayudar al alumnado a pensar que los comportamientos sexuales no
tienen como finalidad ni la reproducción ni el placer sino un encuentro íntimo y relacional
con otra persona por la que sientan simpatía, empatía, deseo o cariño.
Los objetivos que conducen a esta igualdad serían:
o Conocer, reflexionar y aceptar las diferentes alternativas que se pueden dar al
deseo sexual
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o Aceptar y respetar las diferentes formas de ser hombres y las diferentes formas de
ser mujeres de las personas.
• Autoestima
Todos tenemos rasgos que nos hacen únicos. De esta manera, cada persona es el
resultado de la suma de un sinfín de características que se ensamblan de un modo
particular par constituir un ser humano único y especial. Aprender a conocerse y a
quererse a uno mismo es la base sobre la que se construyen el resto de habilidades
sociales, tales como, dejarse querer y apreciar bien a los demás.
Es fundamental fomentar la salud y el cuidado con nuestro cuerpo, único y valioso,
que debemos cuidar sabiendo lo que puede pasar con él.
A la consecución de la autoestima contribuyen los siguientes objetivos:
o Relativizar el modelo de belleza física.
o Mejorar el autoconocimiento y autopercepción.
o Potenciar una actitud de respeto por uno mismo.
o Ayudar al alumnado a considerar sus habilidades y cualidades.
• Libertad y responsabilidad: consentimiento sexual
Ninguna relación sexual es obligatoria. No todos tenemos los mismos deseos, al
mismo tiempo y de la misma manera. Para conocer toda esta gama necesitamos
comunicarnos. Debe existir un consentimiento para la multitud de posibilidades sexuales,
no una sola posibilidad, el coito. No está escrito el desenlace, se elige el desarrollo de la
relación y el término. Sería un proceso de negociación entre las dos personas. Para ello es
imprescindible aprender a decir que no.
Los objetivos para poder llevar a cabo una negociación son:
o Tomar conciencia de la importancia de no hacer nada bajo presión o que conlleve
algún riesgo.
o Detectar situaciones con riesgo de violencia física, psíquica y sexual.
o Prevenir y sensibilizar ante la violencia de género.
o Ayudar a adquirir habilidades sociales y recursos, tanto para evitar conflictos como
para resolverlos.
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Con el amplio abanico de valores implícitos en estos 4 ejes, se tendrían suficientes
recursos para afrontar múltiples situaciones. De esta manera se plantea la sexualidad, no sólo
como reproducción o placer, sino una relación que primero establecemos con nosotros/as, y
en ocasiones, con los demás.
BIBLIOGRAFÍA
•
Amezúa, E. (1999). Teoría de los sexos. Revista española de sexología. Incisex,
Madrid.
•
Barragán, F. (1995). Curriculum, poder y saber: un análisis crítico de la
educación sexual. Anuario de sexología (p.89)
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Butler, J. (2006). Deshacer el género. Paidós, Barcelona (p.99)
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Fernández-Peña, L. y Sanpedro, P. (2003). Educación afectivo-sexual.
Adolescencia y violencia de género. Materiales didácticos para la coeducación. Consejería
de la Presidencia, Instituto asturiano de la mujer, Oviedo.
•
Gómez Zapiaín, J. (1993). La educación afectivo-sexual a partir de hoy. I
Encuentro Internacional de Educación Afectivo- Sexual y calidad de vida. Consejería de
Educación, Cultura y Deporte. Dirección General de ordenación e innovación educativa del
Gobierno de Canarias.
•
Lena, A.; González, A.; Fernández, A.B.; Blanco, A.G.; Fernández, A.I.; Suárez,
A.I.; Silva, E.; Rubio, M.D. y Mier, M. (2009). Ni ogros ni princesas. Guía para la educación
afectivo- sexual en la ESO. Consejería de Educación y Ciencia.
•
Lerner, G. (1990). La creación del patriarcado. Critica, (p. 339)
•
López Sánchez, F. (2005). La educación sexual. Biblioteca Nueva, Madrid.
•
Oliveira, M. (1997). La educación sentimental. Una propuesta para adolescentes.
Icaria, Barcelona.
•
Rojas Marcos, L. (1998). Las semillas de la violencia. Espasa Calpe, Madrid
(p.212-215)
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