EL RÉGIMEN ESPECIAL DE CONSOLIDACIÓN FISCAL EN EL IMPUESTO SOBRE SOCIEDADES Estefanía López Llopis UNIVERSIDAD DE ALICANTE FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES EL RÉGIMEN ESPECIAL DE CONSOLIDACIÓN FISCAL EN EL IMPUESTO SOBRE SOCIEDADES Tesis doctoral presentada por ESTEFANÍA LÓPEZ LLOPIS Dirigida por los Dres. D. Ángel Sánchez Sánchez y D. Lorenzo Gil Maciá Abreviaturas ABREVIATURAS AN Audiencia Nacional BIN Base imponible negativa CC Código Civil CE Constitución Española de 1978 CEE Comunidad Económica Europea CCom Código de Comercio DGT Dirección General de Tributos ERD Empresa de reducida dimensión ETVE Entidad de tenencia de valores extranjeros ICAC Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas IRNR Impuesto sobre la renta de no residentes IRPF Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas IS Impuesto sobre Sociedades IVA Impuesto sobre el Valor Añadido LC Ley Concursal LGT Ley General Tributaria LIRNR Ley del Impuesto sobre la Renta de no Residentes 1 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades LIS Ley del Impuesto sobre Sociedades LIVA Ley del Impuesto sobre el Valor Añadido LSC Ley de Sociedades de Capital NRV Norma de Registro y Valoración PGC Plan General de Contabilidad RD Real Decreto RDL Real Decreto-Ley RDLeg Real Decreto Legislativo RIS Reglamento del Impuesto sobre Sociedades RRM Reglamento del Registro Mercantil TEAC Tribunal Económico-Administrativo Central TS Tribunal Supremo 2 INTRODUCCIÓN El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Una de las principales consecuencias que el creciente desarrollo de los fenómenos de internacionalización y crecimiento empresarial vividos durante los últimos años ha traído consigo ha sido el nacimiento de los grupos de sociedades, una nueva forma de organización que EMBID IRUJO, J. M. define como “un agregado empresarial integrado por diversos sujetos de Derecho (normalmente sociedades) que, sin perjuicio de su personalidad jurídica propia, quedan sometidos en su actuación en el mercado a una dirección económica unificada, ejercida por la entidad cabecera del grupo”.1 “Es por ello, que los grupos de sociedades plantean una clara diferenciación entre los aspectos jurídicos y la realidad económica. Jurídicamente existen varias sociedades, económicamente sólo una”.2 Desde sus orígenes, la figura del grupo de empresas ha suscitado numerosos problemas jurídicos. Ello resulta lógico si tenemos presente que, al margen de otras cuestiones, el propio nacimiento de tales entes trajo consigo la obsolescencia del concepto tradicional de empresa, íntimamente ligado al de persona jurídica, que se ha visto obligado a cambiar para adaptarse a las numerosas reformas estructurales y organizativas que los complejos procesos de crecimiento y expansión han generado.3 Nada nuevo se descubre al afirmar que el estudio del fenómeno de los grupos de empresas presenta un carácter multidisciplinar. Prueba evidente de ello es que 1 EMBID IRUJO, J. M. “El significado jurídico de los grupos de sociedades. La corporate governance”, en Ekonomiaz: Revista vasca de economía, núm. 68, 2008, pág. 84. 2 MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. Manual de consolidación contable y fiscal, Valencia: CISS, 2013, pág. 41. 3 MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. Manual de consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 31. 4 Introducción han sido diversas las áreas de conocimiento que han abordado su problemática desde distintas vertientes, destacando el Derecho Mercantil, el Derecho Financiero y Tributario, o el Derecho laboral. En general, como vemos, la cuestión ha sido objeto de examen en todos aquellos sectores del ordenamiento jurídico vinculados a la regulación de la empresa como unidad económica. Sin embargo, y pese a la creciente preocupación de tales sectores por ofrecer una regulación adecuada a las características de la nueva forma de organización empresarial que el grupo representa, lo cierto es que el ordenamiento jurídico español todavía hoy carece de un concepto normativo válido para todos ellos, así como de un régimen jurídico global propio de los grupos de sociedades. Éste es uno de los factores que parece justificar la inexistencia de estudios de corte transversal que aborden el análisis conjunto de las consecuencias asociadas a la actuación de los grupos de empresas en todos los ámbitos implicados. Partiendo de la premisa de que el fenómeno de los grupos de sociedades reviste carácter multidisciplinar, y asumiendo la dificultad asociada al examen del mismo desde más de un punto de vista simultáneamente, en el presente trabajo pretendemos acometer un análisis de este fenómeno desde una perspectiva tributaria. Conviene destacar, en este sentido, que, consciente de la realidad económica representada por los grupos de empresas, así como del necesario acogimiento, por parte de la normativa existente, de las particulares características de tales entes, el legislador fiscal no tardó mucho en decidirse a regular un régimen de tributación específicamente aplicable a los mismos. Se trata de lo que inicialmente fue denominado “Régimen de declaración consolidada”, para luego convertirse en un “Régimen especial de los grupos de 5 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades sociedades”, y, finalmente, en el “Régimen Especial de Consolidación Fiscal”, vigente hoy día y recogido en el Capítulo VII del Título VII (artículos 64 a 82) del Real Decreto Legislativo 4/2004, de 5 de marzo, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades (en adelante, LIS o RDLeg 4/2004). En mi opinión, no cabe duda de que la tarea que acometemos en el presente trabajo se alimenta de una importante dosis de complejidad por dos motivos. En primera instancia, porque, dado el mecanismo de determinación de la base imponible del grupo, que por expresa disposición de la norma fiscal parte de la suma de las bases imponibles individuales de las entidades que lo conforman, el estudio del régimen de consolidación fiscal reclama continuamente la consulta de lo dispuesto por el legislador para el régimen general de tributación. Y se da la circunstancia de que no siempre la aplicación estricta a los grupos empresariales de las normas propias del régimen general conduce a resultados razonables, siendo ésta una de las principales conclusiones que el trabajo desarrollado nos ha permitido alcanzar. En segunda instancia, porque, precisamente como consecuencia de su naturaleza multidisciplinar, todo análisis de los grupos de empresas desde un enfoque tributario exige, ineludiblemente, una revisión de lo establecido por la normativa contable al respecto de esta temática. De un lado, porque el hecho de que contabilidad y fiscalidad son dos materias estrechamente interrelacionadas entre sí es algo bien conocido por todos. De otro, porque el propio articulado del régimen especial de consolidación se remite de forma expresa en diversas ocasiones a lo dispuesto por el legislador contable en relación con determinados aspectos del régimen de grupos. 6 Introducción De acuerdo con lo anterior, el presente trabajo se centra en un examen del régimen especial de consolidación desde la perspectiva tributaria-contable con un triple objetivo: esclarecer su contenido, dado que la constante remisión al régimen individual de tributación y a lo establecido por la norma contable introduce cierta dosis de dificultad en su estudio; identificar aquellos aspectos en los que la regulación normativa propuesta por el legislador fiscal pudiera resultar confusa; y, en su caso, proponer reformas y modificaciones de la norma tributaria que permitan corregir los defectos observados o, simplemente, facilitar la aplicación práctica de este régimen por parte del contribuyente. Por lo que se refiere a la metodología empleada para la consecución de la finalidad propuesta, lo primero que debemos tomar en consideración es que, además de las normas recogidas en el Capítulo VII del Título VII de la LIS, algunas disposiciones del régimen general de tributación también contienen una regulación específicamente aplicable a los grupos de empresas que tributan en régimen de consolidación, si bien, por la razón que fuere, han sido ubicadas en un punto distinto de la norma fiscal. El presente trabajo, sin embargo, se centra en un análisis exhaustivo de aquellos artículos contenidos en el Capítulo VII del Título VII de la LIS, donde se recogen los preceptos que configuran el régimen especial de consolidación propiamente dicho, que hemos considerado más relevantes para lograr una aproximación al régimen fiscal de los grupos de sociedades. Al margen del mismo quedan, por tanto, los distintos preceptos del régimen general llamados a surtir efectos en el ámbito de los grupos fiscales, así como ciertos artículos del régimen especial, cuyo estudio hemos decidido acometer, por razón de extensión y tiempo, en una investigación posterior. Es preciso poner de 7 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades manifiesto, asimismo, que, para el desarrollo del análisis planteado, hemos tratado de examinar los distintos preceptos seleccionados en el mismo orden en que el legislador decidió incluirlos en la LIS. Por otra parte, y dado el carácter eminentemente práctico de algunas de las cuestiones a tratar, el estudio de las normas reguladoras del régimen de consolidación se clarificará, siempre que resulte necesario, mediante la proposición y resolución de ejemplos prácticos que permitan comprender mejor el funcionamiento de las normas analizadas y, en su caso, las reformas propuestas. Considero, en este sentido, que el ejemplo constituye una herramienta de indudable utilidad para facilitar la comprensión de temáticas complejas como la que abordamos en el presente trabajo. Todo ello se complementará, por un lado, con un examen de lo dispuesto por la doctrina al respecto de cada una de las cuestiones estudiadas, en el bien entendido de que el carácter multidisciplinar de la temática tratada exige tener en cuenta las tesis sostenidas por fiscalistas y también por contables, y, por otro, con una revisión de las consultas emitidas por la Dirección General de Tributos (en adelante, DGT) y de la jurisprudencia existente sobre el tema. En alguna ocasión, además, será preciso completar la información aportada o los razonamientos esgrimidos mediante remisión a consultas del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (en adelante, ICAC). Todas ellas constituyen, sin duda, referencias obligatorias en el seno de nuestra investigación, puesto que, además de enriquecerla, operarán en muchas ocasiones como fuentes de notable utilidad para la formación de nuestra propia opinión y para el reforzamiento de los argumentos aportados. 8 Introducción Identificado el objetivo y la metodología a emplear, considero que la realización de cualquier trabajo de investigación reclama aludir al motivo que ha inspirado la elección del tema a tratar. En nuestro caso, justifica el objeto de la investigación propuesta la existencia de un importante déficit de análisis doctrinales en torno al mismo. Así, en los términos anteriormente señalados, el hecho de que no exista una definición unánime de grupo, entre otros aspectos, ha motivado la inexistencia de trabajos de corte transversal que aborden el fenómeno de los grupos empresariales desde una perspectiva conjunta, teniendo en cuenta todos aquellos sectores del ordenamiento jurídico en los que su actuación despliega efectos. Pero, yendo más allá, destaca la escasez de estudios que versen sobre la aplicación del régimen fiscal de consolidación y sobre la identificación de los problemas tributarios inherentes a los grupos de sociedades. Los pocos trabajos que podemos encontrar se limitan a examinar los efectos asociados a la aplicación práctica de dicho régimen, sin entrar a valorar las posibles deficiencias de la normativa tributaria en relación con esta cuestión, y, lógicamente, sin proponer modificaciones normativas. Desde mi punto de vista, este hecho responde, una vez más, a la inevitable necesidad de proyectar el análisis pretendido desde un enfoque multidisciplinar, que, partiendo de la comprensión de que nos encontramos ante un fenómeno que requiere posicionarse al mismo tiempo desde una perspectiva jurídica y económica, complemente lo dispuesto por el legislador fiscal con lo establecido por la normativa contable a la que aquél se remite en no pocas ocasiones. Por lo que atañe a la distribución por capítulos de este trabajo, no cabe duda de que el primer paso en el examen de cualquier régimen tributario radica en 9 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades identificar la razón o razones que propiciaron la inquietud del legislador e inspiraron su regulación. Por este motivo, en el capítulo I analizaremos los fundamentos que subyacen tras la existencia del régimen especial de consolidación fiscal y que justifican su razón de ser. La consecución de tal objetivo requerirá realizar una revisión previa de los antecedentes históricos del citado régimen y, en la medida en que no se trata de una cuestión cerrada y unánimemente aceptada, un estudio de las diferentes posiciones doctrinales que se han mantenido en lo referente a esta cuestión. El capítulo II está dedicado, en primera instancia, al análisis de varios conceptos fundamentales cuya definición previa resulta imprescindible para proceder al examen de los efectos asociados a la aplicación del régimen de consolidación. Se trata de los conceptos de grupo fiscal, sociedad dominante y sociedad dependiente. Dicho análisis ha sido complementado con un contraste entre las definiciones ofrecidas por la LIS y las que son propias de otras ramas del ordenamiento jurídico, especialmente del Derecho Mercantil. En segundo lugar, en este capítulo abordaremos el estudio de las causas y efectos generales asociados a la exclusión e inclusión de sociedades en el grupo, sobre el que volveremos en un capítulo posterior. Por último, analizaremos los métodos de determinación del dominio de la sociedad dominante sobre las entidades dependientes, partiendo de la consideración de que la existencia de una relación dominancia-dependencia es nota definitoria del concepto de grupo en todos los sectores del ordenamiento en los que la actuación en el tráfico de esta figura genera consecuencias. 10 Introducción El desarrollo del capítulo III gira en torno a uno de los elementos fundamentales del régimen de consolidación, que ineludiblemente marcará el examen de la norma fiscal durante el desarrollo de este trabajo: el reconocimiento del grupo como sujeto pasivo único del Impuesto sobre Sociedades (en adelante, IS). En él estudiaremos, asimismo, otros aspectos de índole formal: quién ostenta la representación del grupo, pues no debemos olvidar que nos encontramos ante un ente sin personalidad jurídica; quién responde ante las posibles infracciones tributarias que pudieran cometerse y por las sanciones impuestas por la Administración; qué obligaciones, de carácter formal o material, asume cada una de las entidades que conforman el grupo; y ante quién se dirigen, en su caso, las actuaciones administrativas de comprobación e investigación. El capítulo IV analiza con detalle el procedimiento establecido por el legislador fiscal para la determinación de la base imponible del grupo, también denominada base imponible consolidada. Sin lugar a dudas, este aspecto del régimen especial de consolidación, de elevada implicación práctica, es uno de los más importantes y complejos de todos los que abordaremos en el presente trabajo. En este capítulo, además, es donde más claramente podrá apreciarse el influjo de la contabilidad en el ámbito de la consolidación fiscal, habida cuenta de que el legislador establece una remisión en bloque a la normativa contable en materia de eliminaciones e incorporaciones, componentes esenciales de la base imponible del grupo fiscal. El capítulo V, también de gran extensión, ha sido destinado al estudio del periodo impositivo y de la cuota íntegra del grupo, por un lado, y al examen de la 11 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades aplicación de las deducciones y bonificaciones previstas en el régimen general del IS en el seno de los grupos de sociedades, por otro. Por lo que concierne a esta segunda parte, lo cierto es que el análisis propuesto se ha centrado, exclusivamente, en aquellas deducciones cuya aplicación en el ámbito del régimen especial puede plantear mayor problemática. Se trata, en concreto, de la deducción por doble imposición de dividendos de fuente interna y de la deducción por reinversión de beneficios extraordinarios. Finalmente, el capítulo VI está dedicado al examen de las causas que motivan la extinción del grupo de empresas, la pérdida del régimen de consolidación fiscal y la separación o exclusión de sociedades del grupo. Dicho estudio se complementa, como no podía ser de otra manera, con el análisis de los efectos asociados a la concurrencia de cualquiera de estas circunstancias, comunes a todas ellas por expresa decisión del legislador. Para finalizar, entiendo que no es posible dar por concluida esta introducción sin hacer alusión a la especial coyuntura económica que atraviesa la economía española y que, desde hace ya algunos años, está suponiendo la puesta en marcha de constantes reformas fiscales. Así, por ejemplo, durante el desarrollo del presente trabajo se produjo la derogación del artículo 12.3 LIS, sobre deducibilidad de las pérdidas por deterioro de los valores representativos de la participación en el capital social o en los fondos propios de entidades, y la introducción de una nueva letra j) en el artículo 14.1 LIS, en la que se establece expresamente la imposibilidad de deducir dichas pérdidas. Este cambio dejó 12 Introducción vacío de contenido al artículo 73.3 LIS, también derogado.4 Como ésta, otras reformas que se han producido en el seno del régimen general de tributación en el IS han producido efectos, inevitablemente, en el ámbito del régimen especial de consolidación fiscal, íntimamente ligado a aquél. Además, este régimen especial se ha enfrentado a otros cambios normativos que, no respondiendo a una reforma previa del régimen general, le han afectado directamente, como ha sido la introducción de un nuevo apartado 4 en el artículo 71 LIS. De este modo, el convulso momento económico que nuestro país ha vivido durante los últimos años ha marcado, desde sus inicios y hasta su finalización, la realización de este trabajo, cuyo contenido ha tenido que ir adaptándose de forma obligatoria a las sucesivas reformas adoptadas desde el Gobierno central. 4 Todas estas reformas fueron operadas por la Ley 16/2013, de 29 de octubre, por la que se establecen determinadas medidas en materia de fiscalidad medioambiental y se adoptan otras medidas tributarias y financieras. 13 CAPÍTULO I ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS DEL RÉGIMEN ESPECIAL DE CONSOLIDACIÓN FISCAL. Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… 1. Introducción. De entre todos los efectos asociados al creciente proceso de concentración empresarial que la economía mundial ha afrontado en las últimas décadas, uno de los más importantes ha sido, sin duda, el surgimiento de los denominados grupos de sociedades. En el ámbito tributario, los primeros esfuerzos normativos por dotar a tales entes de una regulación propia y acorde con sus características datan de 1942, si bien no fue hasta 1977 cuando se optó por la creación de un régimen tributario específicamente aplicable a los grupos de empresas. En este contexto, conviene cuestionarse cuál fue la razón última que llevó al legislador de la época a la regulación del inicialmente denominado “Régimen de declaración consolidada”. A mi juicio, la identificación de los fundamentos que subyacen tras la creación del régimen especial de consolidación se encuentra necesitada, como paso previo fundamental, de un examen de sus antecedentes legislativos, puesto que la especificación del contexto en el que cierta norma es objeto de aprobación, así como de la concreta necesidad o preocupación social que la misma trata de satisfacer, constituye una tarea altamente recomendable para una adecuada comprensión de la razón que inspira la incorporación de dicha norma a un determinado texto normativo. Al respecto de esta cuestión, considero oportuno señalar, a modo de esquema general que a continuación será desarrollado, que el ordenamiento jurídico español no dispone de un tratamiento sistematizado del Derecho de grupos, ya que las cuestiones jurídicas que tales entes suscitan han 15 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades ido encontrando respuestas en los sectores afectados de forma progresiva y dispersa.5 Por otro lado, como consecuencia de la ineludible interrelación existente entre contabilidad y fiscalidad, resulta preciso tomar en consideración que el mismo fenómeno de concentración empresarial que décadas atrás impulsó el diseño normativo de un régimen de tributación para los grupos de sociedades promovió igualmente la elaboración de unas normas de consolidación de estados financieros.6 El acogimiento del nuevo fenómeno empresarial en los dos sectores referidos se caracterizó, no obstante, por su carácter dispar. Así pues, si bien la innegable influencia internacional pronto provocó una proliferación de alusiones doctrinales al concepto de grupo, así como a la necesidad de diseñar una regulación especial, la primera normativa en contemplar unas normas de específica aplicación para tales entes no apareció hasta el año 1977 en el plano fiscal, y hasta 1982 en el ámbito contable.7 Con independencia de ello, lo cierto es que, en general, la forma de actuar de los grupos de sociedades siempre fue muy por delante de su regulación legal.8 5 Así lo reconoce FERNÁNDEZ MARKAIDA, I. en Los grupos de sociedades como forma de organización empresarial, Madrid: Edersa, 2001, pág. 206. DUQUE DOMÍNGUEZ, J. F., por su parte, alude a la ausencia de “un concepto jurídico que, tratando de captar los rasgos del fenómeno, tenga validez para la totalidad del ordenamiento” [“Líneas generales de los problemas de los grupos de sociedades en el derecho laboral”, en Revista universitaria de ciencias del trabajo, núm. 2, 2001, págs. 25-26]. En el mismo sentido que los autores citados se pronuncia, igualmente, RAMÍREZ OTERO, L. [“El control y los grupos de sociedades”, en Anuario de Facultade de Dereito da Universidade da Coruña, núm. 5, 2001, págs. 629-664]. 6 Con relación a la consolidación contable, señala ZAPATERO HUERGA, F. que “la consolidación de estados financieros es una técnica que se ha desarrollado a remolque del fenómeno de concentración empresarial” [Manual de Consolidación de Estados Financieros de los Grupos de Empresas, Madrid: Instituto de Planificación Contable, Ministerio de Economía y Hacienda, 1988, pág. 17]. 7 A este respecto, sentenciaba PEÑA ÁLVAREZ, F., en un artículo del año 1978, que “Una vez más es la ley fiscal la que recoge una realidad adelantándose a la labor normativa del ordenamiento mercantil” [“El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, en Revista Española de Financiación y Contabilidad, núm. 23 y 24, Vol. VII, 1978, pág. 111]. 8 Ésta es la tesis sostenida por PEÑA ÁLVAREZ, F. al tratar la problemática ligada a la regulación de los grupos de sociedades en sus orígenes [“El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 109]. 16 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… Introducida la temática a analizar en el presente capítulo, trataré a continuación de identificar los fundamentos sobre los que se sustenta el régimen especial de tributación consolidada regulado en la LIS. Para ello acometeremos, en primer lugar, un examen de los antecedentes históricos de la consolidación, tanto desde el punto de vista contable como desde una perspectiva fiscal. En segunda instancia, procuraremos una aproximación a las distintas posturas doctrinales que se han mantenido acerca de la cuestión planteada, ofreciendo nuestra propia visión al respecto. 2. Ámbito contable. 2.1. Antecedentes normativos. Antes de proceder a la realización del análisis pretendido, considero oportuno resaltar que, en el plano internacional, las primeras consolidaciones de cuentas tuvieron lugar en Estados Unidos a finales del siglo XIX, en un contexto marcado por los fenómenos de la internacionalización, el aumento de la competencia y la progresiva concentración empresarial. Ello no obstante, el reconocimiento legal de los grupos de sociedades, y, en consecuencia, la elaboración de las primeras normas jurídicas específicamente aplicables a tales entes, se produjeron con cierto retraso. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, si bien algunos grupos empresariales ya confeccionaban cuentas anuales consolidadas en las dos últimas décadas de 1800 (aproximadamente, desde 1886), la primera norma contable reguladora de la información consolidada no apareció hasta 1959.9 El mismo 9 Se trata de la norma “Estados Financieros Consolidados” (Consolidate Financial Statements), elaborada por el Instituto Americano de Contadores Públicos (American Institute of Certified Public Accountants, AICPA) y publicada en el Accounting Research Bulletin número 51, de agosto de 1959. Fue éste el último 17 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades desfase entre lo sucedido en la práctica y la aparición de las primeras respuestas normativas al fenómeno de los grupos puede observarse, de forma generalizada, en el resto de economías capitalistas.10 En el caso español, por ejemplo, ciertos grupos de sociedades comenzaron a publicar cuentas consolidadas antes de que el legislador estableciera criterios específicos para ello, y antes, por tanto, de estar obligados a hacerlo, si bien se trataba de una práctica residual y poco extendida.11 Por lo que atañe a los antecedentes normativos de la consolidación contable en España, la confección de estados financieros consolidados fue prevista inicialmente por el legislador en el año 1982 como una mera posibilidad al servicio de los grupos de empresas. Más adelante, en el año 1989, con motivo de la adhesión de nuestro país a la Comunidad Económica Europea (en adelante, CEE), la preparación de este tipo de documentos contables fue reconocida legalmente como una obligación. Las alusiones normativas y doctrinales al concepto de grupo datan, sin embargo, de fechas anteriores a ambas circunstancias. En este contexto, es necesario hacer referencia al Decreto 530/1973, de 22 de febrero, por el que se aprueba el Plan General de Contabilidad, en cuyo preámbulo se aludía a la figura del grupo como “unidad de documento de una serie, iniciada en 1953, de publicaciones sin carácter vinculante que contenían recomendaciones y respuestas frente a los problemas contables específicos que iban surgiendo. 10 En el caso del Reunido Unido, por citar uno de los ejemplos más significativos, la primera normativa sobre consolidación de cuentas fue publicada en 1944, si bien en 1910 ya existía algún grupo de empresas que elaboraba estados financieros consolidados. 11 De ello deja constancia ÁLVAREZ MELCÓN, S. en un trabajo de 1977, al afirmar que “la presentación de tal información consolidada no es una práctica frecuente, sino más bien excepcional, […] ya que no es obligatoria la presentación de dichos estados consolidados a los accionistas”. Reconocía el autor, no obstante, que “Las cuentas consolidadas del grupo se elaboran y utilizan frecuentemente, pero únicamente a nivel interno […], al objeto de tener en todo momento el necesario conocimiento de la situación patrimonial, financiera y los resultados del conjunto de sociedades que componen el grupo, pero sin que dichas cuentas consolidadas sean objeto de publicación por el grupo” [“Los problemas tributarios del grupo de sociedades como unidad”, en Revista Española de Financiación y Contabilidad, vol. VI, núm. 22, 1977, págs. 383-384]. Sobre el carácter residual de la presentación de cuentas consolidadas antes de que ello fuera contemplado como una obligación por el legislador se pronuncia, asimismo, DE LAS HERAS MIGUEL, L. en su trabajo Normas de consolidación, Madrid: Centro de Estudios Financieros, 1996, pág. 15. 18 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… orden superior en el plano económico” y se manifestaba expresamente la intención de elaborar una normativa específica en materia de cuentas consolidadas.12 En el plano doctrinal, y a título de ejemplo, CAÑIBANO CALVO, L. y CEA GARCÍA, J. L. advertían, ya en el año 1972, de la importancia y necesidad de confeccionar estados consolidados con el fin de lograr un conocimiento objetivo “de la realidad económico-financiera del grupo”.13 Superando la mera referencia a la figura del grupo de empresas contenida en el PGC 1973, el primer antecedente de regulación legal de la consolidación de cuentas en España lo encontramos en la Orden del Ministerio de Hacienda de 15 de julio de 1982, a través de la cual se trató de dar respuesta al progresivo avance del fenómeno de los grupos de sociedades en nuestro país. Concretamente, el referido texto normativo procedió al establecimiento de unas pautas generales de carácter facultativo para la elaboración de unos estados financieros consolidados 12 Concretamente, en la Introducción del mencionado Decreto se establecía lo siguiente: “Existe una tendencia, cada día más acentuada, cuyo sentido es establecer determinados vínculos entre varias sociedades para de este modo formar un grupo, es decir, una unidad de orden superior en el plano económico. Las sociedades vinculadas se subordinan a un poder de decisión, pero conservan su propia personalidad jurídica. […] La Comisión es consciente de que aún quedan pendientes numerosos problemas importantes […] que se inscriben en el marco de las vinculaciones intersocietarias […]. Por esta razón se ha estimado necesario iniciar el examen de la problemática de los documentos consolidados, estudio encomendado […] al Grupo de trabajo número 2, ya constituido”. 13 CAÑIBANO CALVO, L. y CEA GARCÍA, J. L. Los grupos de empresas. Consolidación y censura de sus estados financieros, Madrid: ediciones ICE, 1972, págs. 24. Concretamente, disponen los autores referidos que “Si la contabilidad proporciona una información sobre la realidad económica y financiera de la empresa en orden a la toma de decisiones por el empresario, sus elaboraciones no podrían dejar de estar presentes dentro de estas nuevas áreas de decisión más amplias que vienen denominándose grupos de empresas. […] a fin de que la información que proporcione no pierda por fragmentaria y analítica, la posibilidad de poner de manifiesto las características más específicas en el orden económico y financiero, de estas nuevas unidades de decisión empresarial […]. Para el conocimiento, pues, de la realidad económico-financiera del grupo se hace precisa la consolidación de los diferentes estados financieros de cada una de las empresas que forman el mismo” [Los grupos de empresas. Consolidación y censura de sus estados financieros, ob. cit., págs. 23-24]. 19 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades que permitiesen reflejar fielmente la situación financiera y patrimonial del grupo en su conjunto y de los resultados obtenidos por el mismo.14 En 1986, la adhesión de España a la Unión Europea trajo consigo la necesidad de adaptar el ordenamiento jurídico interno al Derecho comunitario. Por lo que concierne a la consolidación contable, la adaptación pretendida fue alcanzada en el año 1989 con la aprobación de la Ley 19/1989, de 25 de julio, de reforma parcial y adaptación de la legislación mercantil a las Directivas de la CEE en materia de Sociedades. Esta norma jurídica, que trajo consigo la primera gran reforma contable de la legislación mercantil española, supuso, entre otros aspectos, la transposición al ordenamiento interno de la VII Directiva comunitaria, de 13 de junio de 1983, relativa a las cuentas consolidadas, caracterizada por reconocer la confección de estados contables consolidados como una obligación a cargo de los grupos de sociedades sujetos al derecho de cualquier Estado miembro. En relación con la Ley 19/1989, que se configuró como marco de referencia en materia de elaboración de estados financieros consolidados, resulta preciso matizar que uno de los elementos que habían inspirado la elaboración de las normas voluntarias sobre consolidación establecidas en la Orden ministerial de 1982 fue, precisamente, “la propuesta original con sus revisiones posteriores de séptima directriz de la CEE” (que no había sido aprobada todavía).15 La gran 14 Señala la Orden de 15 de julio de 1982, en el apartado 8 de su Primera parte, que “Estas normas – las normas sobre formación de cuentas de los grupos de sociedades – no pretenden, ni mucho menos, agotar la materia de la consolidación. Su objetivo es más modesto, son normas meramente posibilistas que se limitan a dibujar, con razonable precisión, las líneas maestras que enmarcan la técnica aplicable en la formulación de cuentas del grupo”. 15 Por lo que atañe a los trabajos tenidos en cuenta para la elaboración de la Orden ministerial de 1982, el propio apartado 8 de su Primera parte alude expresamente a “trabajos científicos y técnicos de autores 20 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… similitud existente entre el contenido de la mencionada Orden ministerial y la VII Directiva, sin embargo, no exoneró al legislador de su obligación de transponer dicha Directiva al ordenamiento jurídico interno. A tal efecto, se hizo precisa la promulgación de la Ley 19/1989, uno de cuyos aspectos más novedosos fue la regulación de los supuestos en los que las sociedades integradas en un grupo societario debían formular y dar publicidad a sus cuentas anuales consolidadas. Nos encontramos, por tanto, ante el primer texto normativo que, con carácter general, obligó a los grupos de empresas a confeccionar este tipo de documentos contables.16 Conviene señalar, por otra parte, que el artículo octavo de la Ley 19/1989 autorizaba expresamente al Gobierno para que, mediante Real Decreto, aprobara, entre otros extremos, “el Plan General de Contabilidad, adaptándolo a la vigente legislación mercantil”. Como resultado de dicha autorización, meses más tarde fue promulgado el Real Decreto 1643/1989, de 20 de diciembre, por el que se aprueba el Plan General de Contabilidad (en adelante, PGC 1990), que se refería a sí mismo como “el desarrollo en materia contable de la legislación mercantil, sin perjuicio del posterior desarrollo reglamentario de dicha legislación en lo que respecta a las características, condiciones y modo de elaboración de las cuentas consolidadas de los grupos de sociedades”. nacionales y extranjeros, de Organizaciones profesionales internacionales, como el <International Accounting Standards Committee> (IASC, norma número 3), y muy especialmente del proyecto de informe sobre consolidación de balances y resultados, de noviembre de 1978, del Consejo Nacional de Contabilidad de Francia y de la propuesta original con sus revisiones posteriores de séptima directriz de la CEE”. 16 En este mismo sentido, DE LAS HERAS MIGUEL, L. afirma: “Hemos de llegar al año 1989 para que aparezca el primer cuerpo legislativo que obliga con generalidad a las sociedades mercantiles a presentar cuentas anuales consolidadas, con un texto legal de obligado cumplimiento” [Normas de consolidación, ob. cit., pág. 16]. 21 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Con relación a lo señalado en el párrafo precedente, y a pesar de que la pretensión de la Ley 19/1989 (y, por derivación, del PGC 1990) fue el establecimiento de un marco de referencia para la elaboración de las cuentas consolidadas adaptado a la normativa comunitaria, la variedad de circunstancias que podían producirse, así como la creciente complejidad de las operaciones realizadas entre las empresas pertenecientes a un mismo grupo de sociedades, pronto motivaron la necesidad de complementar la legislación mercantil en materia de cuentas consolidadas y de resolver las nuevas cuestiones asociadas al desarrollo de dicho fenómeno empresarial. El desarrollo reglamentario de la legislación mercantil en la materia, al que aludía expresamente el propio preámbulo del PGC 1990, se hizo efectivo un año después con la promulgación del Real Decreto 1815/1991, de 20 de diciembre, por el que se aprueban las normas para la formulación de las cuentas anuales de los grupos de sociedades. El referido texto normativo, que se definía a sí mismo como una “norma unificadora”, se ocupó, básicamente, de revisar y aclarar las normas del Real Decreto de 22 de agosto de 1885, por el que se publica el Código de Comercio (en adelante, CCom) relativas a la consolidación contable, por un lado, y de complementar el contenido del PGC 1990, por otro, tratando de ofrecer “una regulación, si no exhaustiva, sí al menos suficientemente extensa de los aspectos relativos a la formulación y la presentación de las cuentas consolidadas […] por los grupos de Sociedades”.17 17 En los términos señalados en el párrafo anterior, el RD 1815/1991 justifica la necesidad de proceder al desarrollo reglamentario de la Ley 19/1989 haciendo referencia a “la variedad de circunstancias que se pueden producir, tanto en la configuración del grupo de Sociedades como en la aplicación de los distintos 22 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… Más de una década después de la aprobación del RD 1815/1991, la continua búsqueda de una mayor modernización y armonización contable provocó la modificación de las Directivas comunitarias en materia de consolidación, así como la instauración de un nuevo marco normativo (caracterizado, muy especialmente, por la aprobación del Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de julio de 2002, relativo a la aplicación de las Normas Internacionales de Contabilidad). Tras el establecimiento de un nuevo escenario a nivel comunitario, el primer paso para la adaptación de nuestro ordenamiento contable a las directrices comunitarias vino de la mano de la Ley 62/2003, de 30 de diciembre, de medidas fiscales, administrativas y del orden social, texto normativo que supuso, de un lado, la modificación de la definición de grupo ofrecida hasta ese momento por el CCom, y, de otro, la incorporación al ordenamiento jurídico español de las Normas Internacionales de Información Financiera a los exclusivos efectos de las cuentas anuales consolidadas. El segundo paso, más significativo, tuvo lugar con la promulgación de la Ley 16/2007, de 4 de julio, de reforma y adaptación de la legislación mercantil en materia contable para su armonización internacional con base en la normativa de la Unión Europea, que, al margen de otras cuestiones, modificó la regulación sobre cuentas consolidadas contenida en el CCom (artículos 42 a 49).18 procedimientos de consolidación, recogidos en el texto legal, así como en las operaciones realizadas por las Empresas del grupo”. 18 Dispone el citado texto normativo, en el apartado IV de su Preámbulo, que “El apartado dos del artículo primero da nueva redacción a la sección tercera del título III del Código de Comercio, artículos 42 a 49, con la finalidad de regular a nivel legal los aspectos fundamentales relativos a la consolidación de cuentas anuales que posteriormente serán objeto de desarrollo reglamentario”. 23 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Al igual que sucedió tras la reforma operada en el año 1989, la Ley 16/2007 trajo consigo una profunda revisión de los criterios contables recogidos en la normativa mercantil española que derivó en la aprobación del Plan General de Contabilidad a través del Real Decreto 1514/2007, de 16 de noviembre (en adelante, PGC 2008 o nuevo PGC). Dicha norma, vigente en la actualidad, se ocupó de incorporar algunas cuestiones relativas a las cuentas consolidadas y a la información financiera de los grupos de empresas. Años más tarde, el Real Decreto 1159/2010, de 17 de septiembre, por el que se aprueban las Normas para la Formulación de Cuentas Anuales Consolidadas y se modifica el Plan General de Contabilidad (en adelante, RD 1159/2010), se encargó de actualizar y desarrollar reglamentariamente los criterios recogidos en el CCom y en el PGC 2008 en materia de elaboración de estados financieros consolidados, culminando así el proceso de reforma contable emprendido en el año 2007. En la actualidad, el marco contable español en materia de consolidación se encuentra constituido por los artículos 42 a 49 del CCom, la Norma de Registro y Valoración (en adelante, NRV) 19ª. Combinaciones de negocios del PGC 2008, y el RD 1159/2010. Esta normativa se complementa con otras leyes y disposiciones de producción interna que regulan aspectos puntuales y específicos de la situación jurídica de grupo, así como con normas internacionales y comunitarias.19 19 Por lo que respecta a las normas de producción interna, y por citar algunos ejemplos, encontramos el Real Decreto 1784/1996, de 19 de julio, por el que se aprueba el Reglamento del Registro Mercantil, cuyos artículos 372 a 374 regulan aspectos referidos a la presentación y depósito de las cuentas consolidadas; o el 24 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… 2.2. Fundamentos. A diferencia de lo que sucede en el plano fiscal, donde es posible encontrar posturas doctrinales diversas acerca de los fundamentos del régimen especial de consolidación, lo cierto es que, en el ámbito contable, ésta parece articularse como una cuestión pacífica. De este modo, la práctica totalidad de los autores y organismos que, tanto a nivel nacional como internacional, han abordado la temática referida a la consolidación de cuentas de los grupos de sociedades ha tendido a justificar la necesidad de diseñar una normativa contable específicamente aplicable a tales entes sobre la base de una combinación de elementos: de un lado, la concepción del grupo como un ente unitario que, aun integrado por diversas entidades con personalidad jurídica propia, actúa en el tráfico económico como si de una sola empresa se tratara (lo que podría ser denominado principio de unidad económica);20 de otro lado, la exigencia contable Real Decreto Legislativo 1/2011, de 1 de julio, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Auditoría de Cuentas, cuyo artículo 5 establece normas específicas para la auditoría de las cuentas consolidadas. En relación con la normativa comunitaria, destacan ciertos Reglamentos y Directivas. Es el caso, a título de ejemplo, del Reglamento 1606/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de julio de 2002, relativo a la aplicación de normas internacionales de contabilidad; o de la Séptima Directiva del Consejo, de 13 de junio de 1983, relativa a las cuentas consolidadas. Por lo que atañe a la normativa internacional, resulta preciso hacer alusión a las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), Normas Internacionales de Contabilidad (NIC), e interpretaciones del Comité de Interpretaciones de Normas Internacionales de Información Financiera (CINIIF). 20 En este sentido, dispone CALVO VÉRGEZ, J. que “el concepto de «grupo de sociedades», entendido en términos económicos, resulta aplicable al conjunto de sociedades que, siendo objeto de una propiedad o de un control común (ejercida por la sociedad matriz o dominante del grupo) actúan como si constituyesen una sola unidad económica, siendo precisamente esa actuación unitaria de las sociedades que forman parte del grupo la que determina que, desde un punto de vista estrictamente económico, se contemple al mismo con una sustantividad propia, confiriéndole el reconocimiento de un sujeto económico” [“El régimen de consolidación fiscal de los grupos de sociedades en el IS y su proyección sobre los SIPs en el Real DecretoLey 2/2011, de 18 de febrero, para el reforzamiento del sistema financiero, en Quincena Fiscal, núm. 1-2, 2012, pág. 106]. En esta misma línea, SANTOS PEÑALVER, J. F. y BANEGAS OCHOVO, R. sostienen que “hay desde el punto de vista económico otra unidad que es el Grupo como «unidad económica», que sería cuando varias empresas bajo una misma dirección están siguiendo objetivos comunes y por lo tanto, actúan con independencia de sus criterios, al servicio de las decisiones de un ente superior que es el grupo. […] Efectivamente, se puede decir que son una serie de sociedades jurídicas funcionando de tal forma coordinadas e integradas en su actuación que lo que forman realmente, desde el punto de vista económico, es una nueva unidad, que es la unidad conjunto, la «unidad grupo». Así pues, se denomina «grupos de 25 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades de que las cuentas anuales de la empresa reflejen la imagen fiel de su patrimonio, de su situación financiera y de sus resultados. En mi opinión, identificar los fundamentos del régimen de consolidación, con independencia de que la vertiente considerada sea la contable o la fiscal, plantea un serio problema que ineludiblemente ha de ser resuelto con carácter previo a cualquier análisis: la determinación de lo que debe entenderse por “fundamento”. Resulta preciso destacar, en este sentido, que, si bien existe una clara tendencia a justificar la exigencia de presentar cuentas consolidadas sobre la base de los dos elementos indicados en el párrafo precedente, prácticamente ninguno de los autores que se ha pronunciado sobre la cuestión utiliza este concepto, al menos de forma expresa, en sus disertaciones. Siendo ello así, bien podría ocurrir que lo que nosotros hemos calificado como una cuestión pacífica (esto es, la concepción del grupo como ente unitario, unida al principio de imagen fiel) no constituya, en realidad, un fundamento del régimen de consolidación. Asimismo, recurrir al principio de imagen fiel para fundamentar la obligación de formular cuentas consolidadas puede hacernos caer en la delgada línea que separa al fundamento del objetivo. Desde mi punto de vista, lo que verdaderamente pretendemos cuando tratamos de identificar el fundamento de una normativa cualquiera radica en determinar el principio básico sobre el que la misma se asienta, o, en otras palabras, su razón de ser. Tomando como válida esta definición, considero razonable defender, en sociedades» cuando la capacidad de tomar decisiones que influyan a alguna, o a la mayoría o a todas las sociedades vinculadas se encuentren sometidas al órgano o consejo de administración de una de las mismas y, se define al mismo, como la unión de sociedades reconocidas jurídicamente independientes, pero sujetas al sometimiento del poder de decisión de la sociedad matriz o dominante” [“Delimitación de los grupos de sociedades”, en Actualidad Financiera, volumen I, 1993, pág. 132]. 26 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… consonancia con la tesis comúnmente aceptada, que la razón de ser del régimen de consolidación contable se asienta sobre dos pilares fundamentales representados por los principios de unidad económica e imagen fiel. Por lo que respecta al primero de los principios mencionados, conviene señalar que la caracterización del grupo como ente unitario necesitado de una regulación específica en materia contable ha sido algo frecuente desde los orígenes del fenómeno en todos aquellos países que, en mayor o menor grado, han hecho frente al mismo. En el plano internacional, por ejemplo, hemos asistido al desarrollo de la llamada doctrina de la unidad económica del grupo (también denominada doctrina de los grupos de sociedades y doctrina de la realidad económica del grupo), “una teoría de origen jurisprudencial, surgida de la práctica de los tribunales arbitrales (fundamentalmente en el seno de la Corte Internacional de Arbitraje) y estatales”.21 Por lo que se refiere al ordenamiento jurídico español, la consideración del grupo como unidad económica también ha sido frecuente, tanto en un plano normativo (pues dicha concepción queda reflejada en el preámbulo de ciertas normas), como desde una perspectiva doctrinal.22 21 AGUILAR GRIEDER, H., “Arbitraje comercial internacional y grupos de sociedades”, en Cuadernos de Derecho Trasnacional, vol. 1, núm. 2, 2009, pág. 13. Como exponentes de la doctrina de la unidad económica del grupo puede citarse, a título de ejemplo, la sentencia de la Corte Internacional de Arbitraje de 23 de septiembre de 1982, en la que se dispone que “independientemente de la distinta identidad jurídica de cada uno de sus miembros, un grupo de sociedades constituye una y la misma realidad económica (una realidad económica única) […]”. En el marco comunitario, y también a título de ejemplo, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas empleaba el término unidad económica en una sentencia de 14 de julio de 1972 para hacer alusión a la relación entre sociedad dominante y matriz. 22 Desde un punto de vista normativo, el PGC 1973 acogió la concepción del grupo como unidad económica (vid. nota 12). De igual modo, la Orden de 15 de julio de 1982 aludía, en el apartado 1 de su introducción, a “La realidad del grupo de Sociedades como unidad económica característica de la economía moderna”. Más adelante, en su Tercera Parte (Comentarios a las normas), disponía el citado texto que “Según la norma 3., letra a), la definición del grupo se apoya en dos notas sustanciales: Dominio de una Sociedad sobre otra u 27 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades En relación con el contenido del principio de unidad económica, debemos tomar en consideración que el grupo de sociedades, que se encuentra constituido por un conjunto de empresas independientes con personalidad jurídica propia, carece de una estructura organizativa que le permita actuar en el mercado como un auténtico ente unitario. En la práctica, por tanto, son las sociedades integrantes del grupo quienes intervienen en el tráfico económico y mantienen relaciones con terceros. La posibilidad de definir al grupo como unidad, y, en consecuencia, la necesidad de diseñar una normativa específica para este tipo de entes, encuentra su justificación en el hecho de que “tras la apariencia de un conjunto de empresas independientes” se esconde “en realidad una única unidad económica de explotación caracterizada por la existencia, para todas las sociedades, de un único centro de toma de decisiones que afecta a la situación económica, financiera y patrimonial de todas ellas”.23 Nos encontramos, así, con un elemento clave a la hora de calificar al grupo de sociedades como unidad: la existencia de una voluntad decisoria única, la ejercida por la sociedad dominante, que define el interés grupal y condiciona la actuación en el mercado de las entidades que lo conforman. Señala ROMÁN GIL, L., al respecto de esta cuestión, que “si bien en otras Sociedades y gestión de todas ellas con dirección única. Estas notas condicionan el hecho de que Sociedades jurídicamente autónomas actúen como una unidad económica”. 23 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable e introducción a sus aspectos fiscales. Madrid: CISS, 1999, pág. 30. En este mismo sentido, CAPELLA SAN AGUSTÍN, M. hace referencia a la “creación de una entidad económica frecuentemente sin existencia real en el campo jurídico, y por tanto frente a terceros, pero que sin embargo posee una incuestionable existencia económico-financiera, caracterizada por la unidad de dirección y control, por una organización supeditada a la consecución de unos fines unitarios establecidos por la común capacidad decisoria” [Concentración de empresas y consolidación de balances, Barcelona: Hispano Europea, 1975, pág. 161]. Igualmente, dispone CALVO VÉRGEZ, J. que “dentro de un marco estrictamente jurídico el grupo de sociedades carece del mismo grado de reconocimiento y sustantividad. No se trata de un sujeto independiente, careciendo de personalidad jurídica propia. Continúan pues subsistiendo, con su personalidad jurídica, las sociedades que lo integran, de manera que quien actúa en el tráfico como sujeto de derechos y de obligaciones es cada sociedad individual. Ahora bien, con independencia de lo anterior debe reconocerse que igualmente desde un punto de vista jurídico no se puede desconocer que el grupo actúa coordinadamente, como si se tratase de una única empresa […]” [“El régimen de consolidación fiscal de los grupos de sociedades en el IS…”, ob. cit., págs. 106-107]. 28 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… el plano jurídico cada miembro conserva su propia personalidad, en la medida en que exista una dirección única debe también considerarse la existencia de una empresa única. Esto es, en otras palabras, jurídicamente existen varias sociedades, pero económicamente, una sola empresa. Y ello porque uno de los elementos esencialmente definidores de la actividad empresarial es la toma de decisiones. Si sólo existe un tomador de decisiones, sólo existe un empresario”.24 Al margen de que la concepción del grupo como unidad económica constituya un pilar esencial a la hora de justificar la existencia del régimen de consolidación contable, lo cierto es que, aisladamente considerada, tal concepción carece de entidad suficiente para fundamentar dicho régimen, habida cuenta de que, en principio, el hecho de que el grupo de sociedades pueda ser considerado como una sola empresa no tiene por qué determinar la exigencia de que éste confeccione unos documentos contables específicos y les dé publicidad. Siguiendo un razonamiento lógico, parece claro que el establecimiento de una conexión entre el principio de unidad económica y la obligación de formular cuentas consolidadas ha de pasar, necesariamente, por la vinculación de aquel principio con otro de naturaleza estrictamente contable. Éste debe ser, en mi opinión, el principio de imagen fiel, introducido en nuestro ordenamiento jurídico 24 ROMÁN GIL, L. Consolidación de los estados contables de los grupos de sociedades, Granada: Comares, 1989, pág. 1-2. Junto a los ya mencionados, aluden de forma expresa a la visión del grupo de sociedades como unidad económica autores como LOZANO ARAGÜÉS, R. [“El grupo de sociedades. Perspectiva fiscal y contable”, en Derecho de los negocios, núm. 45, 1994, pág. 15]; PEÑA ÁLVAREZ, F. [“El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 109]; ÁLVAREZ MELCÓN, S. [“Los problemas tributarios del grupo de sociedades como unidad”, ob. cit., pág. 373]; EMBID IRUJO, J. M. [“Regulación mercantil de los grupos de sociedades”, en La Ley: Revista jurídica española de doctrina, jurisprudencia y bibliografía, núm. 1, 1989, págs. 980-981]; y ARCHEL DOMÉNECH, R. [“El grupo de sociedades en las legislaciones mercantil y fiscal”, en Técnica Contable, núm. 520, 1992, pág. 237]. 29 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades por la Ley 19/1989 y caracterizado en la introducción del PGC 2008 como “el corolario de la aplicación sistemática y regular de las normas contables”.25 El principio de imagen fiel aparece consagrado en el artículo 34.2 CCom, si bien resulta posteriormente extrapolado al ámbito de los grupos de empresas en el artículo 44.2 del mismo texto normativo. Concretamente, el artículo 34.2 CCom establece que “Las cuentas anuales deben redactarse con claridad y mostrar la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la empresa, de conformidad con las disposiciones legales”.26 De lo dispuesto en la norma transcrita se desprende el mandato de que las cuentas anuales de toda entidad sean “elaboradas con objetividad y […] dispongan de toda la información adecuada para su correcta interpretación por el usuario de la información”.27 Centrándonos en la figura del grupo de sociedades, parece razonable sostener que, en la medida en que éste puede ser considerado un ente unitario, las cuentas anuales individuales de las sociedades que lo integran resultan insuficientes para reflejar la auténtica imagen fiel de las mismas, ya que ofrecen una información fragmentaria y en ocasiones distorsionada, escasamente relevante y útil para el 25 Con la promulgación de la Ley 19/1989, el principio de imagen fiel fue incorporado al artículo 34.2 CCom y al 102.2 de la entonces vigente Ley de 17 de julio de 1951 sobre Régimen Jurídico de las Sociedades Anónimas. Asimismo, el mencionado principio fue acogido por el PGC 1990, promulgado posteriormente. 26 El artículo 44.2 CCom, ubicado en la Sección Tercera. Presentación de las cuentas de los grupos de sociedades de su Título III, establece que “Las cuentas anuales consolidadas deberán formularse con claridad y reflejar la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados del conjunto constituido por las sociedades incluidas en la consolidación. […]”. Además de las disposiciones contenidas en el CCom, el principio de imagen fiel se encuentra consagrado en el artículo 254.2 del Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Sociedades de Capital, así como en el apartado 1º de la Primera Parte del PGC 2008. 27 GÓMEZ CIRIA, A. “La imagen fiel y los principios contables públicos”, en Auditoría Pública: revista de los Órganos Autónomos de Control Externo, núm. 12, 1997, pág. 46. Continúa el autor su exposición señalando que “[…] para que los estados financieros representen la imagen fiel de la sociedad deben carecer de errores significativos, ser elaborados aplicando los principios contables que permitan conseguir la imagen fiel […], debe prevalecer la sustancia sobre la forma y reflejar las verdaderas consecuencias de las transacciones económicas, independientemente de la forma jurídica en la que se hayan formalizado, y contener la información útil para su correcta interpretación”. 30 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… conocimiento e interpretación de la situación económica y financiera del grupo de empresas en su conjunto.28 El cumplimiento del principio de imagen fiel en este ámbito reclama, así, la confección de unos documentos contables que confieran al grupo un tratamiento acorde con su verdadera esencia y permitan una mayor aproximación a la realidad económica que éste representa.29 Con respecto a lo señalado en el párrafo precedente, señala DE LAS HERAS MIGUEL, L. que “Cuando un conjunto de empresas forman una unidad supraempresarial […] los estados financieros de cada sociedad individual pierden significación. Esto ocurre porque las cuentas de cada unidad por separado no dan la imagen completa de las actividades de la misma, o incluso omite informaciones relevantes tales como créditos o débitos recíprocos […]; o bien por el simple hecho de que al tomar una sociedad las decisiones de las demás, son los estados financieros del grupo en su conjunto quienes nos dan la mejor 28 Ello es así en la medida en que “los balances parciales y cuentas de resultados de las sociedades” individuales, como integrantes de una sola empresa, “no tienen más que un valor relativo, puesto que no implican sino el reflejo de una parte del todo, estando condicionados, en relación de interdependencia, por los restantes” [La Vanguardia Española, de fecha 6 de mayo de 1967, pág. 17]. 29 Como podemos comprobar, la exigencia contable de que las cuentas anuales muestren la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la entidad se encuentra interrelacionada, además, con el objetivo principal perseguido con la formulación de cuentas anuales consolidadas, que no es otro que tratar de reflejar fielmente, y en relación con la unidad económica que el grupo representa, su situación financiera y patrimonial, los resultados obtenidos por el mismo, y, en general, cualquier información económica relevante. En términos similares, dispone FRANCH FLUXÀ, J. que “La finalidad de la consolidación contable se conecta al principio de imagen fiel que pretende ofrecer publicidad e información fidedigna frente a terceros” [“La consolidación como respuesta normativa al fenómeno de los grupos”, en Reforma y armonización de la fiscalidad de los grupos societarios europeos, J. M. Barcelona: Bosch, 2009]. Esta idea se reproduce también en los trabajos de ZAPATERO HUERGA, F. [Manual de consolidación de estados financieros de los grupos de empresas, ob. cit., pág. 16]; RODRÍGUEZ ONDARZA, J. A. y RUBIO GUERRERO, J. J. [“Una revisión del régimen fiscal de los grupos de sociedades”, en Revista Española de Financiación y Contabilidad, vol. XIII, núm. 45, 1984, pág. 529]; LÓPEZ ALBERTS, H. [Consolidación contable e introducción a sus aspectos fiscales, ob. cit., pág. 30]; LARA RUBIDO, L. y MARTÍN OLIVER, A. [La consolidación contable, Vigo: Consorcio Da Zona Franca, 1991, pág. 12]; ESTEO SÁNCHEZ, F. [“Consolidación de estados financieros: síntesis histórica, normas fiscales y Código de Comercio”, en Revista de Estudios Financieros, núm. 92, 1990, pág. 56]; CEA GARCÍA, J. L. [“Algunas anotaciones sobre la imagen fiel y sobre el concepto de cuentas anuales consolidadas de los grupos de sociedades”, en Revista de Contabilidad y Tributación, núm. 108, 1992, pág. 27]; BONED TORRES, J. L. y ANGLA JIMÉNEZ, J. J. [Consolidación de estados financieros, Barcelona: Profit Editorial, 2011, pág. 27]; y CALVO VÉRGEZ, J. [“El régimen de consolidación fiscal de los grupos de sociedades en el IS…”, ob. cit., págs. 108-109]. 31 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades información patrimonial y económica única que se esconde tras la pluralidad jurídica que forma el grupo. Esto nos lleva a la necesidad de formular cuentas anuales consolidadas […] para sintetizar en una visión única y global la situación patrimonial, económica y financiera correspondiente a diversos Balances de situación y Cuentas de Pérdidas y Ganancias de diferentes empresas que están entre sí interrelacionadas y constituyen un grupo empresarial”.30 Tal y como sucedía con el principio de unidad económica, la referencia al principio de imagen fiel como razón de ser del régimen de consolidación contable es un elemento común a gran parte de los trabajos realizados en torno a esta materia, ya que es frecuente que se recurra a él, expresa o tácitamente, a la hora de justificar la existencia de unas normas contables específicamente aplicables a los grupos de sociedades. En el ámbito comunitario, por ejemplo, una de las consideraciones de las que partía el Consejo de las Comunidades Europeas a la hora de adoptar la VII Directiva era, precisamente, que “las cuentas consolidadas 30 DE LAS HERAS MIGUEL, L. Normas de consolidación, ob. cit., pág. 23. En esta misma línea se pronuncian, entre otros: CAÑIBANO CALVO, L. y CEA GARCÍA, J. L. [Los grupos de empresas. Consolidación y censura de sus estados financieros, ob. cit., págs. 23-24]; PEÑA ÁLVAREZ, F. [“El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 110]; CAPELLA SAN AGUSTÍN, M. [Concentración de empresas y consolidación de balances, ob. cit., pág. 161]; MONTESINOS, V., SERRA, V. y GORGUES, R. [Manual práctico de consolidación contable, Barcelona: Ariel Economía, 1990, pág. 9]; LARA RUBIDO, L. y MARTÍN OLIVER, A. [La consolidación contable, ob. cit., pág. 12]; ARCHEL DOMÉNECH, R. [“El grupo de sociedades en las legislaciones mercantil y fiscal”, ob. cit., pág. 237]; CEA GARCÍA, J. L. [“Algunas anotaciones sobre la imagen fiel…”, ob. cit., págs. 26, 27, 30 y 31]; IGLESIAS SÁNCHEZ, J. [“Utilidad, fiabilidad y relevancia de los estados financieros consolidados”, en Partida Doble, núm. 26, 1992, pág. 21]; CONDOR, V. [“Las normas sobre formulación de cuentas anuales consolidadas. Aspectos más relevantes, en Partida Doble, núm. 26, 1992, pág. 17]; LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A. [“Cuestiones más relevantes ante una reforma del régimen fiscal de los grupos de sociedades”, en Impuestos, vol. I, 1992, pág. 277]; FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, J. M. [Consolidación de estados contables, Madrid: AC editorial, 1993, págs. 19 y 21]; MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. [“Los grupos de sociedades”, en La nueva regulación del Impuesto sobre Sociedades. Regímenes especiales, Madrid: Centro de Estudios Financieros, 1996, pág. 109]; PAZ-ARES, C. [“Uniones de empresas y grupos de sociedades”, en Revista Jurídica Universidad Autónoma de Madrid, núm.1, 1999, pág. 248]; LUIS CAYUELA, J. (dir.) et alter [La Consolidación de Balances en el Grupo de Sociedades, vol. II, Madrid: Expansión, 2003, págs. 56]; BONED TORRES, J. L. y ANGLA JIMÉNEZ, J. J. [Consolidación de estados financieros, ob. cit., págs. 23-24]; MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. [Manual de Consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 51]. 32 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… deben dar una imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados del grupo de empresas comprendidas en la consolidación”, exigencia posteriormente reiterada en el artículo 16.3 del mencionado texto normativo. En el plano internacional, el Accounting Research Bulletin número 51, aunque no menciona expresamente el principio de imagen fiel, sienta la presunción de que los estados consolidados son más significativos que los estados contables individuales para afirmar, posteriormente, que los mismos son habitualmente necesarios para una presentación contable veraz cuando una de las sociedades del grupo ejerce, directa o indirectamente, un control financiero sobre las otras empresas. Por lo que atañe al caso español, considero oportuno hacer alusión a la Orden de 15 de julio de 1982, en cuya introducción, y al margen de otras referencias al principio de imagen fiel contenidas en dicha norma, se establece de forma expresa que “La razón de ser de la consolidación radica en que ésta sirva para expresar la imagen fiel de la situación patrimonial y financiera del grupo y de sus resultados, como también para informar sobre otros datos económicos del mismo”. Desde una perspectiva doctrinal, concluye CEA GARCÍA J. L., sintetizando la tesis comúnmente aceptada y descrita líneas más arriba, que “cuando una sociedad posea entre sus activos participaciones, directas o indirectas, en el capital-propiedad de otras sociedades capaces de otorgar a aquélla una influencia o dominio, determinable o notable, sobre la actividad empresarial de estas últimas, sus Cuentas Anuales aisladas, elaboradas según los criterios y normas legales establecidos sobre esta materia […] son claramente insuficientes para transmitir la Imagen Fiel auténtica del patrimonio, de la 33 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades situación financiera y de los resultados de la sociedad dominante. Las CAC serían un intento de mejorar las insuficiencias y limitaciones de las cuentas individuales en estos casos, acercándose más y mejor al objetivo perseguido por la información contable, que se condensa en esa especie de ideal denominado Imagen Fiel”.31 En otro orden de cosas, resulta preciso tener en cuenta que, en su formulación actual, el principio de imagen fiel se encuentra íntimamente ligado a otro principio contable de extrema importancia, al que también aluden ciertos autores a la hora de fundamentar el régimen de consolidación contable. Se trata del principio de prevalencia del fondo económico sobre la forma jurídica, que, pese a haber sido incorporado al ordenamiento mercantil español por la Ley 16/2007, ya aparecía contemplado en algunos de los trabajos doctrinales más antiguos sobre la materia.32 Por lo que se refiere al principio mencionado, conviene destacar que el artículo 34.2 CCom complementa el mandato de que las cuentas anuales muestren la 31 CEA GARCÍA, J. L. “Algunas anotaciones sobre la imagen fiel…”, ob. cit., pág. 27. La realización de operaciones económicas y financieras entre sociedades del propio grupo, a las que el autor califica con el apelativo de “autotransacciones”, constituye una de las razones más importantes por las que es posible llegar a esta conclusión. A este respecto, disponen BONED TORRES, J. L. y ANGLA JIMÉNEZ, J. J. que “Este tipo de autotransacciones son comunes en los grupos de sociedades y se recogen en la información financiera de las sociedades inmersas en ellas y, sin embargo, son ficticias desde la perspectiva de los recursos globales efectivamente manejados por el grupo, se trata de recursos que ya estaban en el grupo antes de producirse la transacción y que siguen estando una vez se ha llevado a cabo”, de tal suerte que, en consonancia con lo defendido por CEA GARCÍA, J. L. la información financiera aislada de las sociedades integrantes del grupo “es claramente insuficiente para transmitir la imagen fiel de la situación económico-financiera y de los resultados de la sociedad dominante principalmente, pero también del resto de sociedades del grupo.” [Consolidación de estados financieros, ob. cit., pág. 23]. 32 Según lo dispuesto en el Preámbulo de la Ley 16/2007, “el nuevo modelo contable exigirá una delimitación más precisa de las partidas incluidas en el patrimonio neto, a partir de la definición de los pasivos. Este análisis deberá atender no sólo a la forma jurídica, sino especialmente a la realidad económica de las operaciones, habiéndose incluido este aspecto de manera explícita en el artículo 34, apartado 2, del Código de Comercio. Es decir, se exige en última instancia una calificación de los hechos atendiendo a su fondo, tanto jurídico como propiamente económico, al margen de los instrumentos que se utilicen para su formalización”. 34 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… imagen fiel de la situación patrimonial y financiera de la empresa con la exigencia de que en la contabilización de las operaciones se atienda “a su realidad económica y no sólo a su forma jurídica”, consagrando así el principio de preeminencia del fondo económico sobre la forma jurídica como un instrumento al servicio del principio de imagen fiel. El PGC 2008, por su parte, además de reproducir la previsión del CCom, dispone en su Introducción que “El fondo, económico y jurídico de las operaciones, constituye la piedra angular que sustenta el tratamiento contable de todas las transacciones, de tal suerte que su contabilización responda y muestre la sustancia económica y no sólo la forma jurídica utilizada para instrumentarlas.” Desde la perspectiva del grupo de sociedades, el hecho de que el registro contable de las operaciones conforme a su verdadera realidad económica se articule como un instrumento al servicio de la exigencia contable de imagen fiel, anteriormente caracterizada como fundamento del régimen de consolidación, debe llevarnos a defender que el principio de preeminencia del fondo económico sobre la forma jurídica contribuye también a justificar la obligación de que los grupos de sociedades formulen estados contables consolidados (si bien lo hace indirectamente, como complemento del principio de imagen fiel). En este mismo sentido se pronunciaba IGLESIAS SÁNCHEZ, J., mucho antes de que el principio citado fuera consagrado en un texto normativo, al defender que es “una cuestión de «sustancia económica» sobre la forma legal la que justifica la consolidación”.33 33 IGLESIAS SÁNCHEZ, J. “Utilidad, fiabilidad y relevancia de los estados financieros consolidados”, ob. cit., pág. 21. En este mismo sentido se pronuncia CEA GARCÍA, J. L. cuando afirma que el “propio proceso 35 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades 3. Ámbito fiscal. 3.1. Antecedentes normativos. En consonancia con lo señalado al comienzo del presente capítulo, el originariamente denominado “régimen de declaración consolidada” se articula como una respuesta del legislador frente al creciente desarrollo del grupo de sociedades como forma de organización empresarial a partir de las últimas décadas del siglo XIX. Resulta necesario destacar, a este respecto, que, a pesar de que el fenómeno de los grupos de empresas siempre fue por delante de su regulación, independientemente de cuál sea la vertiente considerada, la reacción legislativa ante el nacimiento de dicha figura fue, como norma general, más rápida en el ámbito fiscal que en el plano contable. En Estados Unidos, por ejemplo, si bien la primera norma sobre consolidación contable data de 1959, el International Revenue Code de 1954 ya reconocía el “Privilegio de presentar declaraciones consolidadas”.34 En el caso español, igualmente, el diseño de un régimen de tributación específico para los grupos de sociedades no se demoró tanto como en el ámbito contable, donde, al margen de referencias anteriores a técnico de elaboración contable de la información aislada […] produce distorsiones sólo eliminables con la formulación de CAC. Es, en concreto, el sesgo informativo que se deriva de los propios principios y normas contables al uso que rigen legalmente para determinadas transacciones, en las que su resolución, dictada desde la apariencia jurídico-formal por encima del fondo económico-financiero de las mismas, desvirtúa la información contable a nivel de cada sociedad y cuya normalidad u homogeneidad, dictada desde el fondo económico-financiero de los hechos, sólo puede reconstituirse dentro de la información consolidada” [“Algunas anotaciones sobre la imagen fiel…”, ob. cit., pág. 29]. De igual modo, establece DUQUE DOMÍNGUEZ, J. F. que “El punto de partida común a todas las normativas parciales sobre los grupos de sociedades es que prevalece la realidad económica sobre la forma jurídica. La realidad de la unidad económica del grupo sobre la independencia jurídica de las entidades agrupadas” [“Los grupos de sociedades y las cuentas consolidadas. Reforma pendiente del Derecho mercantil”, en Hacienda Pública Española, núm. 94, 1985, págs. 21-39]. 34 El International Revenue Code (Código de Rentas Internas), de 6 de enero de 1954, fue una Ley aprobada por el Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos al objeto de revisar la normativa sobre rentas internas vigente en dicha fecha. En la sección 1.501 de su capítulo 6, dicho texto normativo reconocía la presentación de declaraciones consolidadas como un privilegio al servicio del grupo de sociedades, para cuyo ejercicio resultaba imprescindible el consentimiento unánime de todas las entidades integradas en él. 36 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… esta figura, fue preciso esperar hasta 1982 para ver aparecer una normativa orientada a la ordenación del proceso de formulación de las cuentas anuales consolidadas.35 Centrándonos en el caso español, existe unanimidad en la doctrina a la hora de asociar el antecedente más remoto del régimen de tributación consolidada con la Ley de 10 de noviembre de 1942 sobre aumento de capital (complementaria de la Ley de 19 de septiembre de 1942 sobre Constitución de Reservas y de Ampliaciones de Capital de las sociedades anónimas), cuyo artículo 5º autorizaba expresamente al Ministro de Hacienda para “liquidar las contribuciones sobre beneficios considerando como unidad económica a la Entidad que ejerza el control y a las que estén sometidas al mismo, mediante la consolidación o integración de sus respectivos balances y cuentas de resultados”.36 De acuerdo con el contenido de la norma transcrita, por tanto, la Ley de noviembre de 1942 se limitó a dejar abierta la posibilidad de gravar el beneficio de los grupos de sociedades como unidad económica, sin efectuar ninguna precisión adicional. Con independencia de ello, y al margen de que la norma citada no fructificara 35 Dispone FERNÁNDEZ MARKAIDA, I., a este respecto, que “La historia legislativa de los grupos no se inicia dentro de la regulación del Derecho de sociedades, ni siquiera en el ámbito más amplio del Derecho mercantil, sino en el del Derecho tributario. Los grupos de sociedades accedieron al ordenamiento jurídico español de la mano de normas fiscales, que han actuado como auténticas pioneras en la materia. Recuerda Rodrigo Uría que «el Derecho fiscal es como la sombra del mercantil. Allí donde éste clava sus banderas acude inmediatamente el otro para regular las exacciones tributarias correspondientes a los actos conquistados por la ley comercial», pero en cuanto a los grupos de sociedades se refiere, el proceso ha sido a la inversa, el Derecho mercantil ha ido a la zaga del fiscal” [Los grupos de sociedades como forma de organización empresarial, ob. cit., pág. 207]. 36 Ciertamente, la finalidad básica de la Ley de 10 de noviembre de 1942 consistía en complementar las disposiciones de la Ley de 19 de septiembre de 1942, hecho en el que se apoya ÁLVAREZ MELCÓN, S. para referirse al primero de tales textos normativos como “una Ley que accidentalmente recogió la posibilidad de establecer la imposición del beneficio consolidado” [“El artículo 22 del Impuesto sobre Sociedades y la imposición del beneficio consolidado del grupo de sociedades”, en Revista de Derecho Financiero y de Hacienda Pública, vol. XXV, núm. 118, 1975, pág. 765]. 37 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades durante su periodo de vigencia, se trató, sin duda, de un primer paso hacia la regulación tributaria de los grupos de empresas. Más de dos décadas después de la entrada en vigor de la Ley mencionada en el párrafo precedente, el artículo 22 del Decreto 3359/1967, de 23 de diciembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley del Impuesto General sobre la Renta de Sociedades y demás entidades Jurídicas, vino a establecer, en unos términos muy similares a los empleados por su antecedente más inmediato, que “Cuando una sociedad, mediante la posesión de acciones o participaciones ejerciera el control sobre otras entidades, la base imponible y los demás elementos determinantes del Impuesto podrán cifrarse mediante la consolidación o integración de los respectivos balances y cuentas de resultados, considerando como unidad económica a la entidad que ejerza el control y a las que estén sometidas al mismo”, para lo cual se exigía expresamente “acuerdo del Ministro de Hacienda, previo informe del Jurado Central Tributario”.37 Como podemos comprobar, el Decreto de 1967 no supuso ningún avance en lo concerniente al régimen de tributación de los grupos de empresas, si bien mantuvo abierta la posibilidad de gravar el beneficio consolidado de tales entes. “En honor a la verdad – señala PEÑA ÁLVAREZ, F. – hay que hacer constar que en el periodo de su vigencia nunca se aplicó [ya que el acuerdo del Ministerio de Hacienda no 37 Como antecedente intermedio entre la Ley de 10 de noviembre de 1942 y el Decreto 3359/1967 es posible encontrar alguna referencia doctrinal al Decreto-ley de 17 de julio de 1947, si bien dicho texto normativo tuvo una escasa relevancia práctica. Entre los autores que hacen alusión a dicha norma como antecedente del régimen de consolidación fiscal encontramos a FERNÁNDEZ MARKAIDA, I. [Los grupos de sociedades como forma de organización empresarial, ob. cit., pág. 208]; PEÑA ÁLVAREZ, F. [El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 113]; y RODRÍGUEZ ONDARZA, J. A. y RUBIO GUERRERO, J. J. [“Una revisión del régimen fiscal de los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 529]. 38 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… llegó a adoptarse], pero quedó como prueba de la preocupación del legislador sobre el tema”.38 Superando la mera contemplación de la tributación consolidada como una posibilidad de carácter excepcional, la auténtica novedad en el campo de la consolidación fiscal vino constituida por el Real Decreto-Ley 15/1977, de 25 de febrero, sobre medidas fiscales, financieras y de inversión pública (en adelante, RDL 15/1977), susceptible de ser caracterizado como la primera norma del ordenamiento jurídico español que ofreció a los grupos de sociedades un régimen de tributación específico y acorde con la verdadera realidad económica que éstos representan. Al respecto de la finalidad perseguida por el citado texto normativo, se aludía en su preámbulo a la necesidad de adoptar “medidas concretas directamente encaminadas a resolver los problemas planteados por la realidad de la actual coyuntura económica”, entre los cuales se encontraba la dificultad a la que se enfrentaban muchas empresas “para desarrollar eficazmente su actividad potencial en diversos campos, ya que, aun integrando éstos un mismo ciclo económico, tropiezan con un tratamiento fiscal ajeno a la moderna concepción de grupo”.39 38 PEÑA ÁLVAREZ, F. “El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 113. El hecho de que el acuerdo requerido para la aplicación de la previsión contenida en el artículo 22 nunca fue adoptado queda constatado también en la obra de RODRÍGUEZ ONDARZA, J. A. y RUBIO GUERRERO J. J. [“Una revisión del régimen fiscal de los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 529]. 39 Por lo que concierne a la “coyuntura económica” que atravesaba la economía española en 1977, conviene destacar que ésta se encontraba marcada por la crisis, la inestabilidad y la incertidumbre. Sintetiza FUENTES QUINTANA, E., a este respecto, que “Al igual que ocurriera en otros periodos de su historia, en 1977 la sociedad española hubo de enfrentarse, a un tiempo, a la crisis económica que azotaba la economía mundial (agudizada en este caso por la situación extrema que presentaba nuestro país en cuanto a niveles de inflación, de déficit exterior y de pérdida de divisas) y a las especiales condiciones derivadas de los cambios políticos que conducirían a la actual democracia” [“De los Pactos de la Moncloa a la entrada en la Comunidad Económica Europea (1977-1986)”, en Información Comercial Española, ICE: Revista de economía, núm. 826, 2005, pág. 39]. 39 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Con el fin de dar solución al problema señalado, el RDL 15/1977 derogó el artículo 22 del Decreto de 1967, vigente en dicha fecha, y “modificó el régimen de tributación de las inversiones financieras intersocietarias”, que pasó a centrarse, de conformidad con las directrices de la CEE, en el gravamen del beneficio consolidado del grupo.40 El resultado de la modificación operada fue el denominado “régimen de declaración consolidada”, a cuya regulación se destinó íntegramente el Título Primero (artículos 3 a 18) de la citada norma. Por lo que se refiere a los aspectos más relevantes de dicho régimen, resulta preciso señalar que se establecieron medidas orientadas a evitar la doble imposición en el seno de los grupos de sociedades; se reconoció, ya definitivamente, la posibilidad de que éstos pudieran acogerse al régimen de declaración consolidada, previo acuerdo unánime de todas las entidades integradas en el grupo y posterior aceptación del Ministerio de Hacienda; se delimitó el ámbito de aplicación del régimen a partir de una definición de grupo a efectos fiscales; y se establecieron normas para la determinación de la base imponible consolidada, así como en materia de compensación de bases imponibles negativas, exenciones y deducciones. Como consecuencia de la parquedad e imprecisión del RDL 15/1977, pronto se hizo necesaria la elaboración de otro texto normativo que, en desarrollo de aquél, estableciera las normas adecuadas para la aplicación del régimen de declaración consolidada. Ésta fue la razón que justificó la promulgación, ese mismo año, del Real Decreto 1414/1977, de 17 de junio, por el que se regula la tributación sobre el Beneficio Consolidado de los Grupos de Sociedades (en adelante, RD 40 La Disposición Final Tercera del RDL 15/1977 establecía expresamente que “Las disposiciones del título primero del presente Real Decreto-ley – De las inversiones financieras intersocietarias – afectan únicamente a los impuestos sobre Sociedades y Rentas del Capital, sin que sean de aplicación a ningún otro tributo. Queda derogado el artículo 22 del Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades.” 40 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… 1414/1977), un texto con voluntad de provisionalidad que contempló al grupo con visión realista y, sobre la base de su consideración como unidad económica, dictó una serie de normas que pueden ser consideradas “una auténtica novedad en el derecho tributario español”.41 Una de las principales novedades introducidas por el mencionado texto fue, sin duda, el reconocimiento del grupo de empresas como sujeto pasivo del IS conforme al artículo 33 de la Ley General Tributaria.42 La virtualidad práctica del RD 1414/1977 fue tal que pronto se convirtió “en la disposición básica del régimen de tributación consolidada”.43 A tenor de lo dispuesto en párrafos anteriores, considero oportuno subrayar que, si bien la preocupación del legislador por ofrecer una regulación específica en materia de grupos ya se puso de manifiesto en 1942, fueron los dos textos normativos de 1977 los que verdaderamente sentaron las bases de la tributación consolidada de los grupos de sociedades en España.44 Con posterioridad a la 41 Dispone el preámbulo del RD 1414/1977 que “Este decreto contempla con visión realista el grupo de sociedades, considerando el factor financiero como elemento esencial de tales unidades económicas, estableciendo las normas adecuadas para la aplicación del régimen de declaración consolidada. Para ello, se parte de los estados financieros consolidados que deberá presentar el grupo, regulándose, a efectos fiscales, el método de consolidación para confeccionar los balances y cuentas de resultados del grupo, así como todos los elementos fundamentales para obtener la deuda tributaria consolidada, introduciendo un conjunto de normas que, en muchos aspectos, son una auténtica novedad en el derecho tributario español.” Por lo que se refiere a la voluntad de provisionalidad, el propio texto normativo manifiesta expresamente a continuación que “Las normas de aplicación del régimen de declaración consolidada se proponen como una primera etapa de un proceso en el que se irán introduciendo las modificaciones que la experiencia aconseje; por ello, esta disposición tiene un carácter claramente provisional, cualidad ésta que desaparecerá una vez completado el cuadro normativo, por la regulación definitiva de esta materia”. 42 Tal y como establece el apartado 1 del artículo 1º del RD 1414/1977, “El grupo de sociedades a quien el Ministerio de Hacienda conceda el régimen de declaración consolidada tendrá el carácter de sujeto pasivo, conforme al artículo treinta y tres de la Ley General Tributaria, para todas aquellas relaciones tributarias constitutivas de dicho régimen o derivadas del mismo”. El artículo 33 de la Ley 230/1963, de 28 de diciembre, General Tributaria, dispone, por su parte, que “Tendrán la consideración de sujetos pasivos, en las leyes tributarias en que así se establezca, las herencias yacentes, comunidades de bienes y demás entidades que, carentes de personalidad jurídica, constituyen una unidad económica o un patrimonio separado, susceptibles de imposición.” 43 FERNÁNDEZ MARKAIDA, I. Los grupos de sociedades como forma de organización empresarial, ob. cit., pág. 213. 44 Así lo dispone expresamente ARCHEL DOMÉNECH, P. en “El grupo de sociedades en las legislaciones mercantil y fiscal”, ob. cit., pág. 239. 41 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades promulgación de los mismos, la Ley 61/1978, de 27 de diciembre, del Impuesto sobre Sociedades reconoció asimismo la posibilidad de que los grupos de empresas pudieran tributar consolidadamente, acogiéndose para ello al régimen especial introducido en 1977. Esto es algo que, desde mi punto de vista, ha de ser valorado muy positivamente, habida cuenta de que, salvo ciertas excepciones específicamente indicadas (entre las que se encuentran los preceptos del RDL 15/1977 ocupados de regular el régimen fiscal de grupos), la Disposición final tercera de la Ley de 1978 derogó expresamente “todas las normas legales y reglamentarias que regulan el Impuesto General sobre la Renta de Sociedades y demás Entidades Jurídicas”.45 Ahora bien, con independencia de que la voluntad del legislador fuera la de conservar la vigencia del tan aclamado “régimen de declaración consolidada”, la entrada en vigor de la ley del IS de 1978 supuso la apertura de una nueva etapa marcada por la confusión, puesto que, como señala FERNÁNDEZ MARKAIDA, I. “La decisión del legislador de no aprobar el título II del Proyecto de Ley del Impuesto de Sociedades, que hasta ese momento suponía el intento más seriamente elaborado para regular el tratamiento de los grupos en el Derecho tributario produjo, como primera consecuencia, que una 45 Concretamente, establecía la citada disposición que “Quedan derogadas a partir de uno de enero de mil novecientos setenta y nueve todas las normas legales y reglamentarias que regulan el Impuesto General sobre la Renta de Sociedades y demás Entidades jurídicas, salvo lo dispuesto en relación con el factor de agotamiento y el régimen de amortizaciones en la Ley seis/mil novecientos setenta y siete, de cuatro de enero, del Fomento de la Minería; en las disposiciones relativas al Impuesto sobre Sociedades de la Ley veintiuno/mil novecientos setenta y cuatro, de veintisiete de junio, sobre investigación y explotación de hidrocarburos; las disposiciones sobre amortizaciones en los casos de arrendamiento financiero contenidas en el título II del Real Decreto-ley de veinticinco de febrero de mil novecientos setenta y siete; los artículos tercero al catorce, ambos inclusive, del Real Decreto-ley quince/mil novecientos setenta y siete, de veinticinco de febrero, sobre régimen de tributación consolidada, y las normas explícitamente invocadas en esta Ley con los límites que, en su caso, se indican”. 42 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… serie de preceptos del RD-Ley 15/1977 […] fueran desde el día 1 de enero de 1979 inaplicables, concretamente los artículos 7, 8, 9, 10 y 11”.46 Unos meses después de la promulgación de la Ley 61/1978, la Orden de 13 de marzo de 1979 vino a establecer una serie de normas para la determinación de la base imponible consolidada de los grupos de empresas. El objetivo declarado de la referida Orden Ministerial radicaba en dictar, en tanto se llevara a cabo la correspondiente adaptación de la Ley 61/1978 a las disposiciones que regulaban el régimen de declaración consolidada, “las normas necesarias que posibiliten a los grupos sujetos a dicho régimen de tributación una correcta declaración de los resultados correspondientes al ejercicio 1978”.47 Tras la publicación de la Orden de 1979, el siguiente avance en materia de consolidación de grupos fiscales tardó varios años en llegar. Así, la regulación normativa del régimen de declaración consolidada se mantuvo totalmente inalterada hasta el año 1982, cuando tuvieron lugar dos acontecimientos en 46 FERNÁNDEZ MARKAIDA, I. Los grupos de sociedades como forma de organización empresarial, ob. cit., pág. 211. En esta misma línea, CADARSO GARGALLO, P. califica el proyectado Título II de la Ley de 1978 como “El intento de regular el tratamiento de los Grupos en el Impuesto de Sociedades más seriamente elaborado”, corroborando, igualmente, que el mismo “no se discutió parlamentariamente y, por tanto, no llegó a adquirir rango legislativo” [“Grupos de Sociedades: régimen de declaración consolidada (aspectos generales), en Estudios de Derecho Fiscal. En homenaje a Jaime Basanta. Madrid: Civitas,1994, pág. 169] Por lo que respecta a las causas que llevaron a la no aprobación del mencionado proyecto, señala el referido autor, reproduciendo las palabras de CAZORLA, L., que “Los artículos 34 a 49, ambos inclusive del proyecto de Ley se destinan a regular el llamado «régimen de declaración consolidada» aplicable al Grupo de Sociedades. Los ponentes se inclinaron por la supresión de estos proyectos, porque, entre otras razones, la perentoriedad que ofrece este régimen, la complejidad de sus aspectos económicos y contables y la necesidad de que el régimen especial a que viene haciéndose referencia quede plasmado en una normativa ajustada a precisas exigencias de técnica jurídica, aconsejan que esta materia sea objeto de un texto positivo autónomo” [“Grupos de sociedades: régimen de declaración consolidada (aspectos generales)”, ob. cit., pág. 169]. 47 El preámbulo de la Orden ministerial de 1979 señalaba de forma expresa que “La necesidad de que la determinación de la base imponible consolidada se realice siguiendo criterios de uniformidad en todos aquellos hechos derivados de operaciones y transacciones efectuadas entre sociedades del grupo hasta tanto se lleve a cabo la correspondiente adaptación de la Ley 61/1978 […] a las disposiciones que regulen el régimen de declaración sobre el beneficio consolidado, exige que se dicten las normas necesarias que posibiliten a los grupos sujetos a dicho régimen de tributación una correcta declaración de los resultados correspondientes al ejercicio 1978”. 43 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades relación con esta materia. De un lado, la Ley 18/1982, de 26 de mayo, sobre régimen fiscal de agrupaciones y uniones temporales de Empresas vino a formular, en su Disposición Adicional Tercera, una nueva definición de grupo de sociedades a efectos de la aplicación del régimen de declaración consolidada. Por lo que concierne al nuevo concepto de grupo, resulta preciso destacar que la definición ofrecida por la Ley 18/1982 se caracterizó por su carácter restrictivo, ya que, además de elevarse el porcentaje de participación requerido para poder formar parte del grupo fiscal (que ascendió del 50% al 90%), se estableció la exigencia de que dicho porcentaje se hubiera mantenido “de modo ininterrumpido, al menos, desde dos años de antelación a la solicitud de la concesión del régimen”. Asimismo, la consideración de sociedad dominante se hizo depender de una serie de elementos adicionales no considerados hasta el momento.48 De otro lado, en ese mismo año tuvo lugar el desarrollo reglamentario de las disposiciones de la Ley 61/1978 a través del Real Decreto 2631/1982, de 15 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento del Impuesto 48 Con relación a la definición de grupo contenida en el RDL 15/1977, señalaba el apartado Uno de su artículo cuarto que “A los efectos de la declaración consolidada, tendrá carácter de grupo todo conjunto de sociedades anónimas formado por una sociedad dominante y una o más sociedades dependientes, cualquiera que sea el tipo de actividad que ejerza”. Establecía a continuación, en su apartado dos, que “Una sociedad anónima tiene el carácter de sociedad dominante del grupo consolidable, cuando se trate de una sociedad residente que posea en España – directa o indirectamente – más del 50 por 100 del capital social de la sociedad o sociedades dependientes”. Por su parte, el apartado Uno de la Disposición Adicional Tercera de la Ley 18/1982 disponía que “A los efectos del régimen de declaración consolidada en el Impuesto sobre Sociedades, se entiende por grupo de Sociedades el conjunto de Sociedades anónimas residentes en España formado por una Sociedad dominante y por todas las Sociedades que sean dependientes de aquélla”. En lo relativo a la delimitación de lo que debe entenderse por sociedad dominante, el apartado Dos de esta última norma contemplaba los siguientes requisitos: a) Que tenga el dominio directo o indirecto de más del noventa por ciento del capital social de otra u otras Sociedades y que se mantenga tal dominio de modo ininterrumpido, al menos, desde dos años de antelación a la solicitud de la concesión del régimen de declaración consolidada. b) Que dicho dominio se mantenga también durante el periodo impositivo. c) Que no sea dependiente de ninguna otra residente en España. d) Que no goce de exención ni de bonificación subjetiva en el Impuesto sobre Sociedades, ni tribute total o parcialmente por el mismo régimen especial por razón del territorio, sin perjuicio de lo dispuesto en el Concierto Económico entre el Estado y el País Vasco. […] e) Que no se encuentre en situación de suspensión de pagos o quiebra, o incursa en el supuesto previsto en el apartado tres del artículo cincuenta de la Ley de Régimen Jurídico de las Sociedades Anónimas.” 44 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… sobre Sociedades. En lo referente a la tributación de los grupos de empresas, la Disposición final tercera del citado texto normativo se limitó a establecer que el régimen de tributación consolidada continuaría rigiéndose por los artículos 3 a 14 del RDL 15/1977 en lo no derogado expresamente por la Ley 61/1978 (si bien se daba la circunstancia de que la Ley de 1978 no derogó ninguno de los preceptos aludidos). Tras más de una década de regulación desordenada y un tanto confusa, la Ley 43/1995, de 27 de diciembre, del Impuesto sobre Sociedades, vino por fin a zanjar, en su afán de dar solución a la evidente dispersión normativa que padecía el IS español, la problemática surgida en torno al régimen de tributación de los grupos de empresas.49 Así, el mencionado texto normativo incorporó al Capítulo VII de su Título VIII (artículos 78 a 96), en calidad de régimen especial, el que entonces pasó a denominarse “régimen de los grupos de sociedades”. Por lo que atañe al contenido de dicho régimen, conviene señalar que, con una estructura idéntica a la que actualmente conserva la regulación del régimen especial de consolidación fiscal, la Ley de 1995 se ocupó de establecer un conjunto de normas tendentes a ordenar los requisitos para su aplicación, el procedimiento a seguir para el cálculo de la deuda tributaria del grupo, y, en general, todos los efectos derivados del ejercicio de la opción por la tributación consolidada.50 Tales 49 Tal y como establece CADARSO GARGALLO, P., “hasta la aprobación de la Ley 43/1995, de 27 de diciembre, del Impuesto sobre Sociedades, este régimen estuvo regulado por una serie dispersa de disposiciones de distinto rango, la mayoría de ellas parcialmente derogadas” y, por tanto, vacías de contenido [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, en El Sistema Fiscal Español y las Entidades y Operaciones Financieras, Madrid: La Ley, 2006, pág. 611]. 50 CADARSO GARGALLO, P. define la Ley de 1995 como “resultado de la refundición de la escasa normativa vigente a esa fecha y sobre todo de la doctrina administrativa emanada de la Dirección General de Tributos” [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 611]. TRIGO SIERRA, L. F., por su parte, precisa que dicha doctrina “había ido supliendo la falta de concreción con relación a determinados aspectos de la normativa de este régimen de tributación por el IS” 45 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades normas se mantuvieron vigentes hasta el año 2001, fecha en la que se acometió una profunda reforma. En efecto, la Ley 24/2001, de 27 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social emprendió un cambio de tal magnitud que todos los preceptos de la Ley 43/1995 destinados a la regulación del “régimen de los grupos de sociedades” vieron alterada su redacción normativa. Con relación a los cambios introducidos, resulta necesario destacar que la Ley 24/2001 reformó el régimen de grupos en dos sentidos. Por un lado, se modificaron aspectos puramente formales, como fue el reemplazo de la propia denominación del “régimen de los grupos de sociedades” por la de “régimen de consolidación fiscal”, o la sustitución de las referencias al “Grupo de Sociedades” por referencias al “Grupo Fiscal”. Por otro, y en su propósito de adaptar la regulación del régimen de consolidación a los criterios de la DGT sobre cuestiones dudosas, la Ley 24/2001 introdujo modificaciones de carácter sustancial. Por señalar alguno de los más destacados, es necesario hacer referencia a la ordenación de las consecuencias derivadas de la falta del acuerdo de todas las entidades del grupo, exigido como requisito sine qua non para poder tributar de forma consolidada; la incorporación de una remisión expresa a las normas contables para la formulación de cuentas anuales consolidadas (contenidas en el RD 1815/1991); o la regulación expresa de los efectos derivados de la eliminación de la corrección de valor de las participaciones en sociedades del grupo y su posterior incorporación a la base imponible consolidada. [“El régimen especial del impuesto sobre sociedades de consolidación fiscal”, en Actum, núm. 12, 2008, pág. 82]. 46 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… Casi diez años después de su entrada en vigor, la ley del IS de 1995 fue derogada, prácticamente en su integridad, por el RDLeg 4/2004, texto normativo que incorporó el régimen de grupos contenido en la Ley de 1995 bajo la denominación otorgada por la Ley de 2001. Ésta es la regulación que, salvo aspectos muy concretos que han sido objeto de reforma en los últimos años, continúa vigente en la actualidad, de tal modo que, a fecha de hoy, el marco tributario de la consolidación en España se encuentra constituido por el Capítulo VII del Título VII, artículos 64 a 82, de la LIS.51 3.2. Fundamentos. Tal y como avanzábamos al examinar el fundamento del régimen de consolidación contable, en el plano tributario no existe una opinión doctrinal unánime acerca de las razones que justifican la existencia del régimen especial de consolidación fiscal, si bien es posible identificar una posición predominante centrada en la concepción del grupo como unidad económica. Con carácter previo al análisis de dicha posición, considero oportuno subrayar que, a mi juicio, la falta de acuerdo acerca de la cuestión referida encuentra su origen en una confusión entre los conceptos de fundamento y objetivo, íntimamente ligados 51 Desde el año 2004, los únicos preceptos del régimen especial de consolidación fiscal que han sido objeto de reforma son el artículo 67 (por el Real Decreto-Ley 2/2011, de 18 de febrero, para el reforzamiento del sistema financiero, y por la disposición final quinta de la Ley 26/2013, de 27 de diciembre, de cajas de ahorros y fundaciones bancarias); el artículo 69 (por la Ley 2/2010, de 1 de marzo, por la que se trasponen determinadas Directivas en el ámbito de la imposición indirecta y se modifica la Ley del Impuesto sobre la Renta de no Residentes para adaptarla a la normativa comunitaria); el artículo 70.6 (por la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economia Sostenible); el artículo 71 (por la Ley 16/2007, de 4 de julio, de reforma y adaptación de la legislación mercantil en materia contable para su armonización internacional con base en la normativa de la Unión Europea, que modifica el apartado 2, y por la Ley 16/2013, que introduce un nuevo apartado 4); el artículo 73 (cuyo apartado 3 ha sido derogado por la referida Ley 16/2013); el artículo 79.1 (por la Ley 16/2007); y, por último, el artículo 81.1.a) (por la Ley 4/2008, de 23 de diciembre, por la que se suprime el gravamen del Impuesto sobre el Patrimonio, se generaliza el sistema de devolución mensual en el Impuesto sobre el Valor Añadido, y se introducen otras modificaciones en la normativa tributaria). 47 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades entre sí. Así, resulta relevante el hecho de que, en los trabajos más antiguos sobre consolidación fiscal, los autores tendieron a centrar la fundamentación del régimen de tributación consolidada en la finalidad perseguida con la incorporación de dicho régimen al ordenamiento tributario español, que, según lo señalado por EMBID IRUJO, J. M., se concretaba en “no impedir el agrupamiento societario, que podría verse obstaculizado por situaciones de doble imposición” y en “evitar elusiones a la ley fiscal, propiciadas por la formación de uniones”.52 Al margen de lo dispuesto en el párrafo precedente, lo cierto es que, desde mi punto de vista, y en consonancia con la tesis comúnmente aceptada, el fundamento del régimen de consolidación fiscal debe buscarse, de nuevo, en una combinación de dos principios. De un lado, el principio de unidad económica, materializado en la concepción del grupo como ente unitario susceptible de imposición. De otro, el principio de capacidad económica, uno de los pilares estructurales de nuestro sistema tributario. Por lo que respecta al primero de los principios indicados, conviene señalar que la concepción del grupo como unidad ha sido habitualmente defendida por la doctrina como uno de los pilares fundamentales sobre los que se articula la existencia del régimen especial de tributación consolidada (además de haber quedado plasmada en el preámbulo de determinados textos normativos, como es 52 EMBID IRUJO, J. M. [“Regulación mercantil de los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 979]. Sobre la base de estas razones justificaba el autor, en 1989, el establecimiento de normas fiscales en materia de grupos. 48 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… el caso de la Ley de 10 de noviembre de 1942 y del RD 1414/1977).53 En relación con el contenido de dicho principio, resulta trasladable a este punto todo la argumentación esgrimida al analizar los fundamentos del régimen de consolidación contable, de tal suerte que, también en el plano tributario, la posibilidad de definir al grupo como unidad encuentra su razón de ser en la existencia de una dirección única y, en consecuencia, de un solo poder de decisión. El hecho de que el grupo carezca de una estructura organizativa propia, por tanto, no impide que éste actúe en la práctica como si de una sola empresa se tratara, lo que vendría a justificar la necesidad de diseñar un régimen de tributación que confiera a este tipo de entes un tratamiento acorde con su verdadera naturaleza económica.54 Resulta oportuno traer a colación en este punto la tesis sostenida por SÁNCHEZ GALLARDO, F. J., quien bien sintetiza nuestro razonamiento al disponer que “La razón de ser del régimen especial de los grupos de empresas es la consideración de los mismos como unidades económicas de decisión tales que, aunque integren entidades jurídicamente independientes, lo cierto es que en su relación con terceros se manifiestan como una unidad empresarial o económica 53 Por lo que se refiere a la Ley de 10 de noviembre de 1942, se aludía en el preámbulo de dicho texto normativo a la necesidad de regular “las repercusiones tributarias derivadas de algunas combinaciones financieras que permiten la existencia de Entidades jurídicamente distintas, pero realmente integrantes de una misma unidad económica, cual sucede en los casos de Empresas que, mediante la posesión de acciones o participaciones en el capital de otras, o por cualquier otro procedimiento equivalente, ejercen el control de éstas últimas, para los que debe autorizarse un trato fiscal que atienda más a dicha realidad económica que a la figura jurídica”. El RD 1414/1977, por su parte, “contempla con visión realista el grupo de sociedades, considerando el factor financiero como elemento esencial de tales unidades económicas”. Conviene destacar, asimismo, que, de acuerdo con lo establecido en el primer apartado del artículo 1º de este último texto normativo, “El grupo de sociedades a quien el Ministerio de Hacienda conceda el régimen de declaración consolidada tendrá el carácter de sujeto pasivo, conforme al artículo treinta y tres de la Ley General Tributaria […]”, precepto que preveía la posible consideración como sujeto pasivo de todas aquellas entidades que, carentes de personalidad jurídica, constituyeran una unidad económica o un patrimonio separado, susceptibles de imposición. 54 Vid. apartado 2.2. 49 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades como consecuencia de la influencia que la entidad dominante ejerce sobre el resto de empresas del grupo. En atención a esta consideración del grupo, la normativa mercantil y la fiscal tratan al grupo como una unidad, estableciendo: […] Desde el punto de vista de la imposición de la renta de las entidades que integran el grupo, el gravamen de éste como tal en el IS, llegando a atribuirle la condición de sujeto pasivo del tributo, de forma que se grave la renta realmente obtenida por la unidad empresarial que constituye el grupo”.55 La importancia que el principio de unidad económica reviste a la hora de establecer los fundamentos del régimen de consolidación fiscal no impide afirmar, sin embargo, que la concepción del grupo como ente unitario constituye una razón necesaria pero no suficiente para justificar la creación de un régimen de tributación específicamente aplicable a los grupos de sociedades. Así, defender la existencia del régimen a partir del mencionado principio exige, como paso intermedio ineludible, el establecimiento de una conexión entre el principio de unidad económica y alguno de los principios de naturaleza estrictamente tributaria consagrados en el artículo 31.1 de la CE.56 En mi opinión, y conforme a lo dispuesto por un buen número de autores, el principio tributario que sirve de 55 SÁNCHEZ GALLARDO, F. J. Consolidación fiscal en el IVA, Madrid: Francis Lefebvre, 2007, pág. 13. En esta misma línea, la alusión al principio de unidad económica como fundamento del régimen de tributación consolidada se encuentra presente en los trabajos de SANZ GADEA, E. et alter [Los regímenes especiales del Impuesto sobre Sociedades (Semana de Estudios de Derecho Financiero), Madrid: Ministerio de Economía y Hacienda, Instituto de Estudios Fiscales, 1996, pág. 67]; CADARSO GARGALLO, P. [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal, ob. cit.]; y LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A. [“Cuestiones más relevantes ante una reforma del régimen fiscal de los grupos de sociedades” ob. cit., pág. 277]. 56 Establece el artículo 31.1 CE que “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”. Reproduciendo y ampliando el precepto transcrito, dispone el artículo 3 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria, que: “La ordenación del sistema tributario se basa en la capacidad económica de las personas obligadas a satisfacer los tributos y en los principios de justicia, generalidad, igualdad, progresividad, equitativa distribución de la carga tributaria y no confiscatoriedad”. 50 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… fundamento al régimen fiscal de los grupos de sociedades es el principio de capacidad económica, susceptible de ser caracterizado como “objetivo al cual sirven de manera instrumental los restantes principios de justicia tributaria”.57 Por lo que concierne al principio introducido en el párrafo anterior, BAYONA DE PEROGORDO, J. J. y SOLER ROCH, M. T. ofrecen una definición del mismo al referirse a él como “criterio básico según el cual debe exigirse el cumplimiento del deber de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos”.58 Una vez establecido el deber de contribuir en el artículo 31.1 CE, por tanto, el principio de unidad económica vendría a constituir una especie de guía para la determinación del qué y el cuánto de la contribución, operando como criterio material de justicia en el reparto de las cargas tributarias.59 Se trata, en definitiva, de “buscar la riqueza allí donde la riqueza se encuentra”.60 57 ARRIETA MARTÍNEZ DE PISÓN, J., “Sistema tributario y Constitución”, en Cuadernos de derecho público, núm. 25, 2005, pág. 135. 58 BAYONA DE PEROGORDO, J. J. y SOLER ROCH, M. T. Materiales de Derecho Financiero, Alicante: Compás, 2008, pág. 19. Continúan su exposición los autores citados aludiendo a la posibilidad de asumir varias conclusiones básicas en relación con el principio de capacidad económica. La primera de ellas es que dicho principio “es presupuesto lógico del deber de contribuir a la financiación del gasto público. La satisfacción de las necesidades públicas requiere la asignación de recursos públicos; en la medida en que el deber de contribuir constituye el fundamento de un recurso público (el tributo) que impone a los ciudadanos una detracción patrimonial a favor de la Hacienda Pública, es evidente que dicha detracción debe medirse de acuerdo con la riqueza de aquéllos, es decir con su capacidad económica, entendida tanto en sentido objetivo (fuerza económica) como subjetivo (aptitud para contribuir)”. En una línea similar, CORRAL GUERRERO, L. señala tres posibles significados de la capacidad económica: “como aptitud para contribuir; como aquella cualidad de la persona contribuyente, que resulta atribuida por la riqueza, sabiendo que ésta presenta dos formas: la renta y el patrimonio. Y dando un paso más en el razonamiento, se entiende la capacidad económica como aquella cualidad de la persona contribuyente, que es conferida por la renta principalmente, y también por el patrimonio […]” [“La capacidad económica de contribuir”, en Cuadernos de estudios empresariales, núm. 14, 2004, pág. 28]. 59 En este sentido se pronuncia PAUNER CHULVI, C. en “El deber constitucional de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos”. Directores: García Mahamut, R. y Rallo Lombarte, A. Tesis doctoral. Universitat Jaume I de Castellón, Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas, 2000, págs. 223-224. 60 Así se pronuncia expresamente el Tribunal Constitucional en la sentencia 27/1981, de 20 de julio [Pleno, rec. 38/1981]. 51 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Por lo que se refiere a la posibilidad de establecer una vinculación entre los principios de unidad y capacidad económica, y, a partir de ella, demostrar la relevancia del régimen especial de consolidación fiscal, parece claro que, en la medida en que el grupo de sociedades interviene en el tráfico económico como si de una sola empresa se tratara, la unidad que dicho ente constituye pone de manifiesto una específica capacidad económica que, en cumplimiento de los principios consagrados en el artículo 31.1 CE, debe ser sometida a tributación.61 De aquí la necesidad de diseñar un régimen especial para los grupos de sociedades que permita gravar la capacidad económica mostrada por tales entes de forma efectiva. Desde un punto de vista doctrinal, el recurso al principio de capacidad económica para fundamentar la existencia del régimen de tributación consolidada ha sido frecuente entre los autores que han abordado el estudio de esta materia. Por citar uno de los ejemplos más representativos, disponen MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. que “el fundamento del régimen tiene su causa en el hecho, incontestable, de que el grupo como empresa manifiesta una capacidad económica cuantitativa y cualitativamente distinta a la que los elementos individuales presentan y que es necesario, en el cumplimiento en positivo del artículo 31 de la CE, someter a imposición de una manera unitaria […]”.62 Sobre 61 En consonancia con esta tesis, y en palabras de MAGÍN PONT MESTRES, J. F., el objetivo perseguido con la creación del régimen especial de consolidación fiscal radica en el sometimiento a gravamen de la renta obtenida por el grupo “bajo la consideración de que la renta se obtiene como si de una unidad económica se tratara” [El Impuesto sobre Sociedades, Barcelona: Universitat de Barcelona, 1996, pág. 226]. En este mismo sentido se pronuncian SANZ GADEA. E. et alter [Los regímenes especiales del Impuesto sobre Sociedades (Semana de Estudios de Derecho Financiero), ob. cit., pág. 69] y TRIGO SIERRA, L. F. [“El régimen especial del impuesto sobre sociedades de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 82]. 62 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. “Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 44. Prosiguen los autores su exposición estableciendo que “nadie duda de que el grupo de sociedades como empresa, como «unidad económica», manifiesta una capacidad contributiva distinta a la de las personas jurídicas que abarca. 52 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… la base de este razonamiento, y en lo relativo a los principios que deben regir la regulación del régimen de consolidación fiscal, señala PEÑA ÁLVAREZ, F. que “el aceptar el grupo de sociedades como unidad contribuyente supone […] que se debe tomar como magnitud básica, que mida la capacidad contributiva, el beneficio conjunto del grupo, o dicho en terminología generalmente aceptada por la doctrina, el beneficio consolidado. Esto lleva consigo el hacer previamente al cálculo del beneficio consolidado, unos ajustes y unas eliminaciones mediante las cuales desaparezcan los derechos y las obligaciones que tengan entre sí los entes del grupo reflejados en sus respectivos balances y los posibles beneficios que se hayan podido producir por entregas o enajenaciones entre empresas del grupo”, teniendo presente, a tal fin, “que el partir del principio de unidad para el grupo de sociedades supone que los beneficios sólo son reales cuando se han realizado mediante operaciones efectuadas con terceras personas ajenas al grupo”.63 Resulta preciso destacar, por otro lado, que, pese a la común aceptación del principio de capacidad económica como fundamento doctrinal del régimen de consolidación fiscal, lo cierto es que alguno de los autores que se han Así, se afirma que el conjunto de rentas puede ser considerado en su conjunto como una grandeza cualitativamente distinta y autónomamente valorable con relación a la renta de cada sociedad, de tal forma que el grupo manifiesta una capacidad tributaria colectiva. Por tanto, la existencia de esta diferente capacidad económica, desde esta perspectiva objetiva, entre la persona jurídica y la empresa, cuando ambas figuras no se corresponden, implican suficiente fundamento para someter al grupo de sociedades a un sistema de tributación consolidada, desde el momento en que es mediante dicha técnica con la que se mide la verdadera capacidad contributiva mostrada por el grupo” [“Los grupos de sociedades”, ob. cit., págs. 65-66]. En esta misma línea se pronuncian LÓPEZ ALBERTS, H. [Consolidación contable e introducción a sus aspectos fiscales, ob. cit., pág. 955] y MÁRQUEZ MÁRQUEZ, A. [“El régimen especial de tributación consolidada. Consideraciones jurídico-tributarias”, en Impuestos, núm. 17, 2003, págs. 1042-1050]. Incluso, la Administración tributaria se decantó por el principio de capacidad económica como fundamento del régimen de consolidación fiscal en su respuesta a una consulta vinculante de 11 de enero de 1982. 63 PEÑA ÁLVAREZ, F. “El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 112. En este mismo sentido, señala CADARSO GARGALLO, P. que “El mecanismo eliminación-incorporación de las operaciones intragrupo responde al principio de unidad económica de éste y, por tanto, a la necesidad de eliminar tanto ingresos y gastos recíprocos como beneficios o pérdidas por operaciones realizadas entre sociedades de aquél” [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 648]. 53 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades pronunciado sobre la cuestión ha justificado la existencia del régimen sobre la base de un principio tributario distinto (a veces de forma aislada y en ocasiones como complemento del principio de capacidad económica). A mi entender, no obstante, el hecho de que el principio de capacidad económica pueda ser definido como “núcleo central del resto de principios consagrados en el artículo 31.1 CE” debe llevarnos a defender como razonable la fundamentación del régimen especial de consolidación fiscal sobre la base de cualquiera de dichos principios.64 En consonancia con lo dispuesto en el párrafo anterior, MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. aluden a los principios de igualdad y justicia tributaria como fundamentos del régimen de tributación consolidada.65 Al respecto de los mismos, afirma el autor que “las exigencias de un sistema tributario justo implican acoger como sustrato de la imposición la renta obtenida por la empresa, independientemente de la forma jurídica que adopte la misma. Gravar la renta de la persona jurídica supone partir de un presupuesto erróneo: la pretendida identidad entre persona jurídica y empresa. Sin embargo, cuando esta relación no se cumpla [tal es el caso de los grupos de sociedades], la norma debería optar por 64 GOROSPE OVIEDO, J. I. y HERRERA MOLINA, P. M. [“La virtualidad del principio de capacidad económica en el ordenamiento tributario español”, en Estudios en Homenaje al Profesor Pérez de Ayala, Madrid: Dykinson, 2008, pág. 30]. 65 En relación con el principio de justicia tributaria, ARRIETA MARTÍNEZ DE PISÓN, J. alude a la imposibilidad de aislar cada uno de los principios consagrados en el artículo 31.1 CE sobre la base “de que todos ellos conforman el ideal de la justicia tributaria” [“Sistema tributario y Constitución”, ob. cit., pág. 135]. Dicho principio opera, de este modo, como criterio rector en la ordenación del sistema tributario español, reflejándose en los principios de igualdad, generalidad, progresividad, capacidad económica y no confiscatoriedad. Por lo que concierne al principio de igualdad, disponen BAYONA DE PEROGORDO, J. J. y SOLER ROCH, M. T. que “La igualdad como principio de justicia tributaria debe entenderse como criterio de equidad, vertical y horizontal, así como principio de no discriminación […]. El propio principio de capacidad económica se ha considerado, con razón, como expresión de la idea de igualdad de los ciudadanos ante el cumplimiento de las leyes tributarias, ya que implica que a todos se les exigirá el tributo de acuerdo con un mismo criterio: el de su capacidad económica; la riqueza individual es, en definitiva, la vara de medir que garantiza el trato igual de los que tienen la misma riqueza y el trato desigual de los que tienen distinto nivel económico” [Materiales de Derecho Financiero, ob. cit., pág. 22]. 54 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… buscar la igualdad entre empresas y no entre formas […]. Es decir, hay que partir de un concepto claro del objetivo último del IS, y éste no puede ser otro que someter a imposición la capacidad económica mostrada por la empresa, porque cualquier otra opción supone considerar solamente la realidad formal, cuando la justicia requiere contemplar la realidad que hay detrás”.66 ÁLVAREZ MELCÓN, S., igualmente, hace referencia al principio de justicia tributaria cuando, tras definir al grupo como unidad económica, concluye que “Un sistema tributario que intente buscar una mayor perfección y justicia impositiva no puede ignorar su existencia”.67 Junto a los anteriores, otro de los principios empleados por determinados autores (entre ellos MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E.) a la hora de justificar la existencia del régimen fiscal de grupos es el denominado principio de neutralidad, que, si bien carece de un contenido normativo específico, reviste una importancia máxima en la regulación actual del IS español. Considero oportuno destacar, en este contexto, que el principio de neutralidad fue uno de los grandes inspiradores de la reforma del Impuesto llevada a cabo por la Ley 43/1995, en cuya Exposición de Motivos se alude a la estrecha relación existente entre este principio y los principios constitucionales de generalidad e igualdad. En relación con su contenido, dispone el citado texto normativo que el principio de neutralidad “exige que la aplicación del tributo no altere el comportamiento 66 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E.. “Los grupos de sociedades”, ob. cit., págs. 152-153. Como podemos comprobar a la luz del razonamiento transcrito, los autores referidos construyen su tesis sobre la cuestión tratada a partir de una combinación de los principios constitucionales de justicia, igualdad y capacidad económica. Tal combinación de principios resulta lógica si tenemos en cuenta, además de lo dispuesto en la nota anterior, que, tal y como dispone ALBIÑANA GARCÍA-QUINTANA, C., “el principio de justicia […] se formula expresamente para el sistema tributario con el apoyo de los de «igualdad» y «progresividad» y con el soporte de la «capacidad económica» (art. 31-1)” [Sistema tributario español y comparado, Madrid: Tecnos, 1986, pág. 61]. 67 ÁLVAREZ MELCÓN, S. “El artículo 22 del Impuesto sobre Sociedades…”, ob. cit., pág. 763. 55 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades económico de los sujetos pasivos”, algo que, en el ámbito que nos ocupa, y en palabras del Instituto de Estudios Fiscales, se traduce en la necesidad de “que las diversas formas jurídicas que adopte el titular de la empresa no impliquen distinto tratamiento en el Impuesto sobre Sociedades”.68 Por lo que atañe al régimen especial de consolidación fiscal, autores como MARTÍN QUERALT, J. et alter sostienen que el objeto del régimen de los grupos de sociedades es el de lograr la neutralidad del sistema tributario ante las decisiones empresariales.69 En este mismo sentido, defienden MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. que “Si se considera que una empresa con forma de persona jurídica es igual a una empresa con forma de grupo la consecuencia del principio de igualdad real y, por consiguiente de neutralidad, implicaría que independientemente de la estructura que adoptara el empresario, el Impuesto sobre Sociedades «cuantitativamente» debería ser el mismo. De otra manera, resultarían lacerados los principios de igualdad y neutralidad, con los efectos que se producen en la libre competencia, ya que el grupo de sociedades como «empresa» es tratado desfavorablemente con relación a la persona jurídica”.70 68 Instituto de Estudios Fiscales. Informe para la reforma del Impuesto sobre Sociedades, Madrid: Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio de Economía y Hacienda, 1994, pág. 29. 69 MARTÍN QUERALT, J.; LOZANO SERRANO, C.; TEJERIZO LÓPEZ, J. M. y CASADO OLLERO, G., Curso de Derecho Financiero y Tributario, Madrid: Tecnos, 2009, pág. 617. 70 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. “Los grupos de sociedades”, ob. cit., págs. 107-108. En líneas similares, dispone GÓMEZ-OLANO GONZÁLEZ, D. que “la aplicación del principio de neutralidad fiscal dentro del régimen de los grupos de sociedades significa que no debe variar la tributación de una empresa en función de la estructura jurídica que se decida adoptar. O en otras palabras, que un grupo de sociedades sometido al régimen de consolidación fiscal debería ser gravado, en esencia, de la misma forma en que lo sería una única persona jurídica” [“La aplicación de la deducción por reinversión en el régimen de consolidación fiscal. Consideraciones a la luz del principio de neutralidad fiscal”, en Impuestos: Revista de doctrina, legislación y jurisprudencia, volumen I, 2005, pág. 257]. 56 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… Examinadas las razones que, desde mi punto de vista, contribuyen a fundamentar el régimen especial de tributación aplicable a los grupos de sociedades, resulta necesario retomar en este punto la cuestión relativa a la existencia, junto a la posición doctrinal dominante ya examinada, de una pequeña serie de opiniones disidentes.71 En lo referente a tales opiniones, conviene señalar que, obviando la consideración del grupo como unidad económica y la aplicación de alguno (o algunos) de los principios tributarios consagrados en el artículo 31.1 CE, otras razones residualmente esgrimidas para la fundamentación del régimen de tributación consolidada han sido tres: en primer lugar, evitar la doble imposición en el seno de los grupos de sociedades; en segundo lugar, eludir el fraude fiscal; y, en última instancia, incentivar la creación de grupos como medida para estimular el crecimiento económico.72 Por lo que respecta a la eliminación de la doble imposición como razón de ser del régimen de consolidación fiscal, sostiene PEÑA ÁLVAREZ, F. que “el hacer tributar al grupo de sociedades conjuntamente, tiene como justificación última evitar la doble imposición interna a la cual está sujeto al gravar independientemente a cada uno de sus componentes”.73 De igual modo, el régimen de tributación consolidada fue calificado por la Administración 71 A nuestro parecer, la existencia de tales opiniones responde, como regla general, a una confusión entre los conceptos de fundamento y objetivo, íntimamente ligados entre sí. En otros casos, no obstante, se califica como fundamento del régimen de consolidación lo que no puede considerarse más que un efecto, pretendido o no, del mismo. 72 Todas estas razones son tratadas y criticadas por MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. en su trabajo sobre régimen fiscal de los grupos de sociedades. 73 PEÑA ÁLVAREZ, F. “El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 112. 57 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Tributaria, en una consulta de 11 de enero de 1982, como un mecanismo dirigido a “atender el interés del contribuyente evitando una doble imposición”.74 Acerca de la tesis indicada, debemos tener presente que uno de los objetivos principales del RDL 15/1977 (texto normativo que incorporó un régimen de tributación de grupos por vez primera en nuestro ordenamiento jurídico) era el de resolver la problemática suscitada por la aplicación de un tratamiento “ajeno a la moderna concepción de grupo, que origina inevitablemente doble imposición”, de donde parece desprenderse la idea de que la finalidad perseguida a través de la regulación normativa del régimen de consolidación fiscal consistía, fundamentalmente, en evitar la doble imposición a la que se enfrentaban los grupos de empresas como consecuencia del tratamiento fiscal que se les venía confiriendo. A mi juicio, no obstante, defender la existencia del régimen de tributación consolidada sobre la base de este argumento resulta totalmente desacertado, puesto que si la verdadera pretensión del legislador al regularlo hubiera sido evitar la doble imposición, entiendo que hubiera sido suficiente con modificar los criterios de aplicación de la ya existente deducción por doble imposición interna respecto de las operaciones realizadas entre las sociedades integrantes de un grupo. El hecho de que, no limitándose a ello, regulara todo un elenco de cuestiones adicionales debe hacernos pensar que no es aquí donde 74 Según lo dispuesto por DUQUE DOMÍNGUEZ, J. F., “Las motivaciones que justifican el establecimiento del régimen de declaración consolidada para los grupos quedan diáfanamente expresadas en la respuesta que la Administración da a una consulta vinculante el 11 de enero de 1982. En realidad, se trata de un mecanismo corrector en un doble sentido. No se trata sólo de atender el interés del contribuyente evitando una doble imposición. Se trata también de tutelar el interés de la administración financiera evitando la posible elusión del impuesto mediante los negocios de transferencia en el interior del grupo. En definitiva, se trata de medir la real capacidad contributiva del grupo mediante las cuentas consolidadas que ofrecen el beneficio del grupo como entidad económica” [“Los grupos de sociedades y las cuentas consolidadas. Reforma pendiente del Derecho mercantil”, ob. cit., pág. 216]. 58 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… radica el fundamento del régimen de consolidación fiscal, y que la eliminación de la doble imposición constituyó tan sólo, como la mayoría de autores ha defendido, uno de los objetivos del régimen de tributación consolidada.75 Por lo que concierne a la elusión del fraude fiscal, señalan MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. que “parte de la doctrina ha entendido el régimen de tributación consolidada como una medida tendente a evitar situaciones de carácter elusivo, al menos como un fundamento de carácter adicional”.76 Como exponente de este argumento resulta preciso hacer referencia, de nuevo, a la respuesta dada por la Administración tributaria a la consulta de 1982, en la que dicho órgano califica el régimen de grupos creado en 1977 como “un mecanismo corrector” que, además de “atender el interés del contribuyente evitando una doble imposición”, pretende también “tutelar el interés de la administración financiera evitando la posible elusión del impuesto mediante los negocios de transferencia en el interior del grupo”. Con relación a este segundo argumento, resulta oportuno señalar que, hasta el año 1978, España careció de una regulación específica en materia de precios de transferencia entre empresas vinculadas (si bien es cierto que, con anterioridad a 75 Hoy en día, no obstante, la eliminación de la doble imposición no puede ser considerada ni fundamento ni objetivo del régimen de consolidación fiscal. Ello es así en la medida en que la problemática que, desde esta perspectiva, rodeaba a los grupos de sociedades en 1977 ha ido encontrando respuesta en la normativa general del IS a través de las sucesivas reformas del mismo. Así, tal y como disponen MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E., la eliminación de la doble imposición de dividendos no puede seguir reputándose como uno de los posibles fundamentos de la adopción del régimen de tributación consolidada “en cuanto la doble imposición de dividendos entre sociedades de un grupo es asunto superado por la vigente normativa general, al eliminar en la actualidad totalmente dicha duplicidad de imposición mediante el sistema de deducción en cuota del accionista. […] Empero, en términos generales, podemos afirmar que, a diferencia de tiempos pretéritos, donde efectivamente sí era uno de los objetivos adicionales la eliminación de la doble imposición, éste ha dejado de ser en la actualidad un fundamento ad hoc del régimen especial de los grupos de sociedades, ubicándose como uno de los principios que alumbra toda la imposición sobre la renta” [“Los grupos de sociedades”, ob. cit., págs. 137-138]. 76 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. “Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 122. 59 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades esta fecha, existían normas dispersas que en cierta medida regulaban esta materia). Esta circunstancia, unida al creciente desarrollo de los grupos de sociedades como forma de organización empresarial, pronto suscitó una gran preocupación social por los negocios de transferencia en el interior del grupo.77 A mi parecer, no obstante, tal y como sucede con la eliminación de la doble imposición, justificar la existencia del régimen de consolidación fiscal a partir de esta premisa resulta criticable, pues si la voluntad del legislador al diseñar el régimen de consolidación fiscal hubiera la de sido imponer barreras al fraude, entiendo que hubiera bastado con el establecimiento de una serie de normas específicamente orientadas a ello.78 Por lo que se refiere, ya en última instancia, a la promoción del desarrollo económico, MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. niegan la posibilidad de que dicho argumento pueda ser esgrimido como fundamento del régimen de tributación consolidada por tres razones. Por un lado, disponen los autores citados, porque “si la función o el fin del régimen de tributación consolidada fuera, exclusivamente, promover la economía nacional, la definición 77 Un ejemplo de la preocupación existente en torno a los negocios internos y al posible traspaso de recursos entre sociedades del grupo lo encontramos en el trabajo de PEÑA ÁLVAREZ, F., según el cual “Es claro que la solvencia de cada una de las sociedades independientemente puede ser engañosa. Operaciones cruzadas entre distintas empresas pueden hacer aparecer a una de ellas como una sociedad sana financieramente, aunque el grupo pase dificultades, y es claro que dada la facilidad de trasvases entre los entes componentes del grupo el acreedor se puede encontrar con que pasado un pequeño lapso de tiempo la situación financiera boyante se haya transformado en una situación desesperada en que la recuperación de las cantidades sea problemática […]” [“El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 110]. 78 Además de la razón señalada, MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. critican la fundamentación del régimen de consolidación fiscal sobre la base de este argumento por entender que ello “nos conduciría a conceder un mejor trato fiscal a los posibles defraudadores, a disminuir cuantitativamente su carga fiscal”, cuando se supone que el Derecho sancionador es “un Derecho punitivo que debe castigar al infractor de las normas y no beneficiarle” [“Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 124]. Junto a éste, otro de los motivos alegados para justificar el rechazo a la mencionada tesis es el esgrimido por MARTÍNEZ GIMÉNEZ, C. cuando señala que “el grado de participación exigido permite la elusión mediante transferencias de beneficios a otras sociedades no integradas en el grupo consolidado pero que están bajo el control de la sociedad madre” [La imposición sobre la renta de los grupos de sociedades, Madrid: La Ley, 1991, págs. 30-31]. 60 Capítulo I. Antecedentes y fundamentos del régimen especial… de grupo adoptada por la norma carecería de razonabilidad”. En segundo lugar, porque “propiciar la realidad grupal, con el objeto de promover las condiciones favorables del progreso, no implicaba necesariamente diseñar un régimen” como el de consolidación fiscal. “Hubiera sido suficiente – continúan – regular un procedimiento de compensación de pérdidas, estableciendo las consiguientes garantías para evitar conductas abusivas o fraudulentas, y, garantizando, en todo caso, los derechos de las sociedades que tuvieran pérdidas”. Por último, “porque no siempre el régimen de tributación consolidada supone un beneficio cuantitativo”.79 79 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. “Los grupos de sociedades”, ob. cit., págs. 129-131. 61 CAPÍTULO II EL GRUPO FISCAL. Capítulo II. El grupo fiscal 1. Introducción. En sentido amplio, y tomando como referencia la obra de los autores tratados en el capítulo I, el grupo de empresas puede ser definido “como aquel conjunto de sociedades que teniendo personalidad jurídica independiente forman una unidad económica”.80 A pesar de su sencillez, de esta definición de grupo es posible extraer los dos elementos esenciales que, en opinión de FERNÁNDEZ DE LA GÁNDARA, L., vienen a definir la existencia de esta clase de entidades: por un lado, “la relación de dependencia directa o indirecta, de una o varias sociedades (dependientes) con respecto a otra (dominante)”, y, por otro, “el ejercicio de una dirección económica única por ésta última sobre el conjunto de las demás, de forma que, a pesar de la personalidad jurídica propia de cada una de las sociedades, todas ellas actúan en el mercado con la lógica de una sola empresa”.81 Analizado el segundo de los elementos mencionados en el capítulo precedente, donde nos centrábamos en la posible caracterización del grupo como unidad económica como uno de los fundamentos del régimen de consolidación en todas sus vertientes, en este segundo capítulo nos detendremos en examinar más pormenorizadamente el primero de ellos, tratando de determinar en qué consiste 80 PEÑA ÁLVAREZ, F. “El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 109. FERNÁNDEZ DE LA GÁNDARA, L. Derecho de Sociedades y Derecho de Grupos en la Comunidad Económica Europea y su relación con el Derecho español, Alicante: Universidad de Alicante, 1987, págs. 129-130. Otras definiciones de grupo próximas a éstas las encontramos, entre otros autores, en EMBID IRUJO, J. M. [“Cuestiones básicas de la ordenación jurídica de los grupos de sociedades. Especial consideración al Derecho de la competencia”, en Información Comercial Española, ICE: Revista de economía, núm. 650, 1987, pág. 100]; LOZANO ARAGÜÉS, R. [“El grupo de sociedades. Perspectiva fiscal y contable”, ob. cit., pág. 15]; MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. [“Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 112]; LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A. [“Régimen tributario de los grupos de sociedades”, en Estudios Financieros. Revista de contabilidad y tributación, núm. 108, 1992, pág. 5]; LÓPEZ ALBERTS, H. [Consolidación contable e introducción a sus aspectos fiscales, ob. cit., pág. 23]; MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. [Manual de consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 41]; DUQUE DOMÍNGUEZ, J. F. [“Líneas generales de los problemas de los grupos de sociedades en el derecho laboral, ob. cit., pág. 29]; o PAZ-ARES, C. [“Uniones de empresas y grupos de sociedades”, ob. cit., págs. 229-230]. 81 63 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades esa relación de dominancia-dependencia entre las entidades que conforman el grupo, así como de identificar los requisitos que debe reunir una sociedad para poder formar parte del mismo, ya sea como dominante o como dependiente. Una de las primeras cuestiones que resulta preciso dilucidar con carácter previo al estudio de la temática propuesta es la relativa a la tipología de grupo de sociedades que estamos considerando cuando calificamos a este tipo de entidades como unidades económicas, o cuando aludimos a las nociones de sociedad dominante y sociedades dependientes. Debemos tener en cuenta, en este sentido, que si bien los criterios que pueden emplearse para efectuar una clasificación de los grupos de empresas son múltiples y variados, lo cierto es que, tanto la regulación del régimen de consolidación fiscal como la regulación del régimen de consolidación contable, se articulan sobre una determinada noción de grupo de sociedades.82 Se trata del habitualmente denominado grupo de subordinación, o grupo de dirección común, que nace de una clasificación de dichos entes según su tipo de organización. Generalmente, los grupos de subordinación pueden ser definidos como aquéllos integrados por una serie de entidades que se hallan agrupadas “en una relación jerárquica de dependencia entre sí. Hay una sociedad dominante y, por debajo, están las sociedades dependientes”. JORDANO PÉREZ, J. complementa esta definición al precisar que, en ellos, “todas las empresas han de alinearse con los objetivos de su dominante, su autonomía de decisión es muy baja, reservándose la 82 Así, por ejemplo, JORDANO PÉREZ, J. establece distintas categorías de grupo sobre la base de diferentes criterios: la forma que adopta el vínculo existente entre las entidades que lo integran, su forma de desarrollo, la forma estructura geográfica, la forma estructural sectorial, la forma de los sistemas, el tipo de organización, etc. [“Tipología de los grupos de empresas”, en Boletín de Estudios Económicos, vol. 47, núm. 145, 1992, págs. 54-62]. 64 Capítulo II. El grupo fiscal dominante las decisiones societarias, estratégicas y operativas de la dominada, pudiendo incluso llegar a ser la autonomía decisoria de ésta totalmente nula”.83 Junto al concepto de grupo de subordinación, el término grupo de coordinación aparece para describir aquellos otros grupos que se encuentran integrados “por varias sociedades controladas por una o varias personas físicas o jurídicas, que actúan conjuntamente o se hallan bajo una dirección única por acuerdos o cláusulas estatutarias”.84 Ciñéndonos al ámbito fiscal, y como más adelante comprobaremos, un análisis del régimen especial de consolidación, y, muy especialmente, de las definiciones de grupo, de sociedad dominante y de sociedad dependiente, debe llevarnos a defender que el mismo resulta aplicable, de forma exclusiva, a aquellos grupos en los que la relación existente entre las distintas entidades que lo conforman es del tipo dominancia-dependencia. Esto es, tal y como señala RAMÍREZ OTERO, L., el hecho de que el grupo de empresas sea definido normalmente como el conjunto de sociedades que, conservando su personalidad jurídica independiente, se encuentran sometidas a una dirección económica, y, más concretamente, el hecho de incluir como presupuesto la existencia de una relación de control, “conduce a restringir el concepto de Grupo de Sociedades a una sola de las categorías en que 83 JORDANO PÉREZ, J. “Tipología de los grupos de empresas”, ob. cit., págs. 61-62. Ésta es la definición de grupo de coordinación que aparece recogida en la introducción del RD 1159/2010. Otra definición de este concepto sería la ofrecida por RAMÍREZ OTERO, L., quien señala que, en este tipo de grupos, “las sociedades agrupadas, aun cuando se hallan sujetas a una dirección económica unitaria, se mantienen independientes y, como tales, participan en la definición de la política empresarial común. Las sociedades transfieren voluntariamente las competencias decisorias a una instancia superior de dirección de la que forman parte en pie de igualdad” [“El control y los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 57]. EMBID IRUJO, J. M. critica, no obstante, la misma noción identificadora de grupo de coordinación por considerarla “contradictoria” y entender que “tal forma de vinculación entre sociedades debería situarse en el terreno de la simple cooperación empresarial” [“Cuestiones básicas de la ordenación jurídica de los grupos de sociedades…”, ob. cit., pág. 255]. 84 65 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades se divide el fenómeno: los Grupos jerárquicos por subordinación”.85 Los grupos de coordinación quedarían, por tanto, excluidos de la consolidación en el plano tributario. Identificada la tipología de grupo a la que se refieren las normativas contable y fiscal, y en la que debemos centrar el análisis de las particularidades propias del régimen especial de tributación consolidada, conviene traer a colación en este punto algo que ya avanzábamos al analizar los fundamentos del mencionado régimen. Nos referimos a la ausencia de un concepto de grupo armonizado, válido para todos aquellos sectores del ordenamiento jurídico en los que el grupo de sociedades adquiere relevancia. Así, uno de los principales problemas que suscita la regulación específica de los grupos de empresas en España es la necesidad de trabajar con diferentes definiciones del concepto en función del ámbito en el que nos encontremos trabajando. Y es que, como ya señalábamos al comienzo de este trabajo, se da la circunstancia de que la actuación que el grupo desarrolla en el mercado es susceptible de generar efectos en ámbitos tan distintos como el mercantil, el fiscal o el laboral. Cierto es que la existencia de conceptos distintos no plantea mayores inconvenientes cuando lo que comparamos son perspectivas más bien ajenas que próximas entre sí, como sucede con los planos fiscal y laboral. Ahora bien, cuando trabajamos con materias tan estrechamente interrelacionadas como la contabilidad y la fiscalidad la cuestión se torna, lógicamente, más compleja. Es más, dentro del propio ámbito fiscal, encontramos diferentes conceptos de grupo de empresas a efectos de la consolidación en el 85 RAMÍREZ OTERO, L. “El control y los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 632. 66 Capítulo II. El grupo fiscal IVA y en el IS, lo que supone trabas y dificultades para los grupos de sociedades que desean optar por la tributación consolidada en ambos impuestos. Desde mi punto de vista, superar la ausencia de un concepto jurídico de grupo de sociedades que pueda ser aceptado como válido para todos aquellos ámbitos en los que esta figura despliega efectos constituye, sin duda, uno de los retos pendientes del ordenamiento jurídico español. Opino, en este sentido, que el diseño e implantación de un concepto “global” simplificaría en gran medida la aplicación de los regímenes de consolidación contable y fiscal, al tiempo que evitaría la incertidumbre existente en sectores como el laboral, donde la ausencia de un concepto normativo de grupo de sociedades ha obligado a la formulación de una definición jurisprudencial. En consonancia con todo lo expuesto, a lo largo del presente capítulo nos ocuparemos de analizar la definición de grupo fiscal, sociedad dominante y sociedades dependientes que ofrece la LIS en su artículo 67. Este estudio, que nos permitirá conocer los requisitos que una entidad debe cumplir para poder formar parte de un grupo, se complementará con el examen de dos preceptos adicionales: el artículo 68, referido a los supuestos de inclusión y exclusión de entidades en el grupo fiscal, y el artículo 69, precepto que concreta la forma en que debe medirse la relación de dominio necesariamente existente entre las empresas del grupo. 67 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades 2. El concepto de grupo fiscal. 2.1. Evolución histórica del concepto de grupo a efectos fiscales. Como ya vimos en el capítulo anterior, existe unanimidad en la doctrina a la hora de calificar la Ley de 10 de noviembre de 1942 como el antecedente más remoto del régimen especial de tributación consolidada en el IS. Dicho texto normativo, que contenía dos referencias muy concretas a la figura del grupo pero no lo calificaba como tal en ningún momento, se limitaba a señalar en su preámbulo la necesidad de “regular las repercusiones tributarias derivadas de algunas combinaciones financieras que permiten la existencia de entidades jurídicamente distintas, pero realmente integrantes de una misma unidad económica, cual sucede en los casos de empresas que, mediante la posesión de acciones o participaciones en el capital de otras, o por cualquier otro procedimiento equivalente, ejercen el control de éstas últimas […]”. Más adelante, en su artículo 5º, la Ley de 1942 aludía a la liquidación de las contribuciones “sobre beneficios considerando como unidad económica a la entidad que ejerza el control y a las que estén sometidas a la misma, mediante la consolidación […]”. Como podemos comprobar, si bien es cierto que la norma citada no ofrecía una definición de grupo fiscal, sí contenía una referencia expresa al núcleo central sobre el que dicha definición se articuló posteriormente, y que ha llegado hasta nuestros días como elemento definitorio de tales entidades. Nos referimos al control, materializado mediante la posesión de acciones o participaciones de una sociedad (ahora denominada dominante) sobre otra u otras (las dependientes). En este mismo sentido, señala CADARSO GARGALLO, P. que, si bien la Ley de 1942 68 Capítulo II. El grupo fiscal no destacó especialmente por su precisión a la hora de determinar lo que debemos entender por grupo de empresas, sí intuía ya “la definición, alcance y límites de la composición del grupo fiscal: debe entenderse cuando se produzca el «control» por parte de una sociedad sobre otras entidades”.86 Años más tarde, el artículo 22 del Decreto 3359/1967 vino a reproducir en gran medida el contenido de su predecesora al señalar que “Cuando una sociedad mediante la posesión de acciones o participaciones, ejerciera el control sobre otras entidades, la base imponible y los demás elementos determinantes del Impuesto podrán cifrarse mediante la consolidación […]”. En el Decreto de 1967, por tanto, se repitió el patrón seguido por la Ley de 1942: ausencia de una definición de grupo de sociedades a efectos fiscales y alusión al concepto de control. Lógicamente, la falta de especificación del artículo 22 pronto comenzó a motivar serias dudas acerca de la aplicación de dicho precepto.87 No fue, sin embargo, hasta el año 1977 cuando el RDL de 15 de julio trató por fin de resolver los interrogantes surgidos al ofrecer, por vez primera en la historia del régimen de consolidación, una definición de grupo de empresas, así como una definición de sociedad dominante y de sociedad dependiente. 86 CADARSO GARGALLO, P. “Grupos de sociedades: régimen de declaración consolidada (aspectos generales)”, ob. cit., pág. 168. 87 Se preguntaba CADARSO GARGALLO, P., a este respecto, “¿qué tipo de control?, ¿cómo se define operativamente este control? Conforme a lo establecido en él [en el artículo 22], el control mencionado sería el que se derivaba de la posesión de acciones o participaciones. Surgen automáticamente otras cuestiones relacionadas con la anterior: ¿cuándo se considera que el control es efectivo, definido e indiscutible? Aquí acaba la precisión del artículo 22. Ya no desciende a detalles tan decisivamente relevantes como éstos. Se advierte claramente que era necesario determinar a partir de qué porcentaje el control se consideraba plena e irreversiblemente establecido” [“Grupos de sociedades: régimen de declaración consolidada (aspectos generales)”, ob. cit., pág. 168]. 69 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades En el apartado 1 de su artículo 4 señalaba expresamente el RDL 15/1977 que “A los efectos de la declaración consolidada, tendrá carácter de grupo de sociedades todo conjunto de sociedades anónimas formado por una sociedad dominante y una o más sociedades dependientes, cualquiera que sea el tipo de actividad que ejerza”. Como podemos observar, el artículo 4.1 del RDL de 1977 no empleaba expresamente el concepto de dominio o control. Lo cierto, sin embargo, es que el mismo se encontraba latente en dicho precepto, habida cuenta de que en él se aludía a las nociones de sociedad dominante y de sociedades dependientes, dos categorías de entidades que, por definición, se encuentran unidas por una relación de dominio.88 Al margen de esta cuestión, comprobamos que el referido texto normativo articulaba el concepto de grupo de empresas sobre el requerimiento de una determinada forma jurídica, la de sociedad anónima, que debía estar presente en todas las entidades pertenecientes al grupo. Con posterioridad al RDL 15/1977, la Ley 18/1982 vino a restringir el concepto de grupo de empresas al añadir, a los requisitos exigidos en el artículo 4 de aquella norma, el requerimiento adicional de que las sociedades del grupo (tanto dominante como dominadas) tuvieran su residencia en territorio español. Así, el apartado 1 de la disposición adicional tercera de la Ley de 1982 disponía que “A los efectos del régimen de declaración consolidada en el IS, se entiende por grupo de Sociedades el conjunto de Sociedades anónimas residentes en España formado por una Sociedad dominante y todas las dependientes de aquélla”. 88 Bajo la vigencia del RDL 15/1977, esta relación de dominio se concretaba en el apartado 2 de su artículo 4, precepto que exigía expresamente, a efectos de que una determinada entidad pudiera ostentar la condición de dominante, que la misma poseyera un porcentaje de participación en el capital social de la dependiente de, al menos, el 50%. 70 Capítulo II. El grupo fiscal Finalmente, la Ley 43/1995, del IS, vino a establecer una definición de grupo fiscal que posteriormente sería recogida por el RDLeg 4/2004. Concretamente, el artículo 81.1 del mencionado texto normativo disponía que “Se entenderá por grupo de sociedades el conjunto de sociedades anónimas, limitadas y comanditarias por acciones residentes en territorio español formado por una sociedad dominante y todas las sociedades dependientes de la misma”. Como se desprende del precepto transcrito, la definición de grupo de sociedades que incorporó la ley del IS de 1995, y que todavía hoy permanece vigente, se caracterizó por ampliar el concepto de grupo establecido por su predecesora. Así, si bien todos los textos anteriores exigían, como requisito sine qua non para poder formar parte de un determinado grupo fiscal, forma de sociedad anónima, la Ley de 1995 vino a ampliar el elenco de formas jurídicas admitidas a tres: sociedad anónima, sociedad de responsabilidad limitada y sociedad comanditaria por acciones. Con esta ampliación de formas jurídicas permitidas, la norma citada flexibilizó la aplicación del régimen especial de consolidación. Asimismo, como novedad adicional y de indudable trascendencia, la Ley 43/1995 previó la posibilidad, también reconocida en el RDLeg 4/2004, de que la sociedad dominante pudiera revestir una forma jurídica distinta a la de sociedad anónima, sociedad de responsabilidad limitada o comanditaria por acciones, siempre y cuando se tratara de una entidad sujeta y no exenta al IS. Tal exoneración a favor de la sociedad dominante aparecía recogida expresamente en su artículo 81.1, en virtud del cual “También serán consideradas como sociedades dominantes aquellas entidades que tengan personalidad jurídica y estén sujetas y no exentas al Impuesto sobre Sociedades”. 71 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Por otro lado, y al margen de la cuestión relativa a la forma jurídica, el artículo 81.1 de la ley del IS de 1995 continuó exigiendo, tal y como reclama la actual norma fiscal, la residencia en España de todas las sociedades integrantes del grupo. 2.2. La definición del concepto de grupo en la LIS. En la actualidad, la definición de grupo de sociedades se encuentra recogida en el artículo 67.1 LIS, precepto en virtud del cual: “Se entenderá por grupo fiscal el conjunto de sociedades anónimas, limitadas y comanditarias por acciones, así como las entidades de crédito a que se refiere el apartado 3 de este artículo, residentes en territorio español formado por una sociedad dominante y todas las sociedades dependientes de ésta”. De conformidad con el contenido de este precepto, por tanto, la vigente definición de grupo se articula en torno a tres elementos fundamentales: por un lado, la necesaria existencia de una relación de dominio entre las sociedades que conforman el grupo (de ahí el empleo de los conceptos “sociedad dominante” y “sociedades dependientes”, posteriormente definidos); por otro, la forma jurídica adoptada por tales entidades; y, para finalizar, la residencia en territorio español de las mismas.89 Por lo que atañe a la relación de dominio, conviene matizar que, si bien la redacción del artículo 67.1 LIS ya permite intuir la necesidad de que las sociedades que forman parte del grupo estén ligadas entre sí por una relación de 89 Por lo que concierne a la forma jurídica, recordemos la previsión contenida en la letra a) del artículo 67.2 LIS, en virtud de la cual la sociedad dominante podrá revestir una forma jurídica distinta a la de sociedad anónima, sociedad de responsabilidad limitada o sociedad comanditaria por acciones, siempre que tenga personalidad jurídica y esté sujeta y no exenta al IS. 72 Capítulo II. El grupo fiscal este tipo, la determinación de las condiciones que deben darse para verificar que una de tales entidades ejerce un dominio efectivo sobre las demás requiere disponer de información adicional proporcionada por la norma en los preceptos siguientes. Concretamente, es el artículo 67.2 LIS, que analizaremos en el siguiente apartado, el que, al definir el concepto de sociedad dominante, especifica en qué consiste esa necesaria relación de dominio entre las sociedades que integran el grupo de empresas. Por lo que respecta a la forma jurídica, el artículo 67.1 LIS exige que todas las sociedades pertenecientes al grupo revistan forma jurídica de sociedad anónima, sociedad de responsabilidad limitada, o sociedad comanditaria por acciones.90 A continuación, sin embargo, la propia norma fiscal viene a quebrantar esta regla al prever, en el artículo 67.2.a), la posibilidad de que la sociedad dominante adopte una forma jurídica distinta a las señaladas, siempre y cuando se trate de una entidad con personalidad jurídica propia, que, además, se encuentre sujeta y no exenta al IS. Desde mi punto de vista, la LIS incurre en este punto en una contradicción manifiesta, al exigir primero que todas las entidades del grupo tengan alguna de las formas jurídicas previstas, sin efectuar distinción alguna entre sociedad dominante y sociedades dependientes, y eximir después a la entidad dominante, en un precepto normativo distinto, del cumplimiento de este 90 Los tres tipos de sociedades contemplados en el artículo 67.1 LIS se encuentran previstos y debidamente regulados en el artículo 1 del Real Decreto Legislativo 1/2010, citado en la nota 26, en virtud del cual “1. Son sociedades de capital la sociedad de responsabilidad limitada, la sociedad anónima y la sociedad comanditaria por acciones. 2. En la sociedad de responsabilidad limitada, el capital, que estará dividido en participaciones sociales, se integrará por las aportaciones de todos los socios, quienes no responderán personalmente de las deudas sociales. 3. En la sociedad anónima el capital, que estará dividido en acciones, se integrará por las aportaciones de todos los socios, quienes no responderán personalmente de las deudas sociales. 4. En la sociedad comanditaria por acciones, el capital, que estará dividido en acciones, se integrará por las aportaciones de todos los socios, uno de los cuales, al menos, responderá personalmente de las deudas sociales como colectivo”. 73 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades requisito. Considero, en este sentido, que, en aras de una mayor precisión, el artículo 67.1 LIS debería haberse limitado a exigir el requisito de la forma jurídica para las entidades dependientes exclusivamente, si bien ello supondría modificar la redacción integra de dicho precepto. Un ejemplo del sentido en el que podría reformarse el artículo citado, a fin de dejar claro, ya desde el primer momento, que el requisito de forma jurídica únicamente afecta a las sociedades dependientes, sería el siguiente: “Se entenderá por grupo fiscal el conjunto formado por una sociedad dominante y todas las sociedades dependientes de ésta, residentes en territorio español, siempre que las sociedades dependientes revistan la forma jurídica de sociedad anónima, limitada o comanditaria por acciones”. La exigencia de que la sociedad dominante sea una entidad con personalidad jurídica, sujeta y no exenta al IS podría continuar manteniéndose en el artículo 67.2 LIS, por ser éste el precepto ocupado de regular los requisitos que debe reunir una entidad para poder ser considerada como dominante de un grupo. Con relación a la exigencia de una forma jurídica determinada para las sociedades dependientes, dispone GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. que lo pretendido por el artículo 67.1 LIS es “eliminar del grupo fiscal aquellas sociedades en las que no está limitada la responsabilidad de los socios, para que no sean los socios minoristas de estas entidades los que, en su caso, se vean obligados a responder de todas las deudas del grupo con todos sus bienes, aun cuando sea a través de un mecanismo de responsabilidades subsidiarias”.91 En principio, por tanto, el 91 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, en Guía del Impuesto sobre Sociedades 2008, Madrid: CISS, 2008, pág. 872. A continuación, señala la mencionada autora que, no 74 Capítulo II. El grupo fiscal reclamar una forma jurídica concreta a las sociedades pertenecientes al grupo encuentra su razón de ser en la intención del legislador de que éste esté constituido, única y exclusivamente, por entidades en las que la responsabilidad de los socios se encuentre debidamente limitada. Otros autores, como LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F.; y ORTEGA CARBALLO, E. consideran, por el contrario, que el hecho de responder ilimitadamente de las deudas sociales es “una manifestación de clara unidad económica” que está en contraposición con la exclusión del grupo fiscal de aquellas entidades en las que no se limita la responsabilidad de los socios, como sucede en el caso de las sociedades civiles. Para estos autores, la justificación de tal exclusión se encuentra, más bien, en que “en las sociedades personalistas la gestión de las mismas corresponde por igual a todos los socios, salvo pacto en contrario, lo cual puede ser contrario al principio de unidad económica y de actuación que parece inspirar el régimen de consolidación fiscal”.92 En cualquier caso, señala LÓPEZ ALBERTS, H., lo cierto es que la necesidad de que las entidades dependientes adopten cierta forma jurídica “no supone en absoluto una restricción de alcance muy general pues se trata de las formas jurídicas más comunes en las sociedades que ejercen explotaciones económicas”.93 obstante lo expuesto, “al ser exigible la deuda tributaria a cualquiera de las entidades del grupo, podría producirse el supuesto de que el socio minorista de una sociedad dependiente se convierta en responsable de toda la deuda del grupo fiscal”. 92 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013, Madrid: Francis Lefebvre, 2012, pág. 36. 93 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, Palma de Mallorca: CISS, 2003, pág. 94. En este mismo sentido, disponen LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F.; y ORTEGA CARBALLO, E. que “En la práctica, las sociedades mercantiles con forma jurídica diferente a la de anónima y limitada son reducidas desde un punto de vista cuantitativo. Por ello, la restricción introducida por la LIS no tiene consecuencias prácticas significativas” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013, ob. cit., pág. 36]. Concretamente, señala GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B., “las únicas entidades con personalidad jurídica que se quedan fuera [del régimen especial 75 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Con independencia de lo señalado en el párrafo anterior, consideran LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F.; y ORTEGA CARBALLO, E. que, por el contrario, dejar sin efecto el requisito de una forma jurídica determinada respecto de la sociedad dominante carece de toda justificación. Así, sostienen que “La inclusión de las sociedades que no limitan la responsabilidad de los socios (p. e. sociedades colectivas) cuando tal condición se manifiesta en la sociedad dominante, no parece estar justificada, pues se puede derivar hacia los socios de esta última una responsabilidad por la totalidad de la deuda tributaria del grupo, dada la responsabilidad solidaria de todas las entidades que forman el grupo de la deuda tributaria del mismo […]”. Por lo que se refiere, en segunda instancia, al requisito de residencia, exige el artículo 67.1 LIS que todas las entidades que conforman el grupo tengan la consideración de residentes en territorio español. A diferencia de lo sucedido con la forma jurídica, el requisito de residencia en España no plantea ningún conflicto de interpretación. Por un lado, es opinión unánime en la doctrina que esta exigencia responde a una clara intención del legislador de simplificar el proceso de consolidación fiscal tanto desde el punto de vista del propio grupo de empresas como desde el punto de vista de la Administración. MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E., entre otros, sostienen que, de no exigir la residencia en España de todas las sociedades integrantes del grupo, “sería necesario llevar a cabo la homogeneización de ingresos y gastos de las sociedades no residentes de cara a la determinación de la base imponible consolidada, con la de consolidación, se entiende], son las sociedades civiles en la medida en que no son sujetos pasivos del Impuesto sobre Sociedades, salvo las sociedades agrarias de transformación, que son las únicas sociedades civiles sujetas y no exentas del IS” [“Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 875]. 76 Capítulo II. El grupo fiscal complejidad práctica que ello supondría tanto para el grupo como para la inspección tributaria en su comprobación posterior”.94 Por otro lado, se da la circunstancia de que la propia LIS ofrece, en su artículo 8, un concepto de residencia a efectos fiscales, de tal suerte que para verificar si una determinada entidad tiene residencia o no en territorio español basta con acudir a dicho precepto y comprobar la concurrencia de cualquiera de las circunstancias en él establecidas. Concretamente, dispone el artículo 8 de la norma fiscal que “Se considerarán residentes en territorio español las entidades en las que concurra alguno de los siguientes requisitos: a) Que se hubieran constituido conforme a las leyes españolas; b) Que tengan su domicilio social en territorio español; c) Que tengan su sede de dirección efectiva en territorio español. A estos efectos, se entenderá que una entidad tiene su sede de dirección efectiva en territorio español cuando en él radique la dirección y el control conjunto de sus actividades”. Analizada la definición de grupo fiscal que ofrece el artículo 67.1 LIS, así como los requisitos para formar parte del grupo que se desprenden de tal definición, conviene hacer referencia en este punto al contenido del artículo 67.4 LIS, precepto en el que se recogen una serie de causas que, de concurrir en alguna de las sociedades del grupo, determinarían su exclusión automática del mismo. En la medida en que, al menos en principio, tales causas afectan tanto a la sociedad dominante como a las entidades dependientes, procederemos a examinar el 94 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E., “Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 113. En esta misma línea, sostiene ARVERAS ALONSO, C. que el requisito de residencia en territorio español “responde a motivos prácticos”, puesto que, de no exigirse, sería preciso “homogeneizar los ingresos y gastos de esas sociedades según el IS español para determinar la base imponible consolidada suponiendo una complejidad tanto para la sociedad dominante como para la Administración tributaria en su posterior comprobación” [“Consolidación fiscal”, en Los regímenes especiales del Impuesto sobre Sociedades, Bilbao: CISS, 2005, pág. 201]. 77 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades contenido de este precepto con carácter previo a la definición de los conceptos indicados, tomando en consideración que a las causas previstas en el artículo 67.4 LIS se añadirán posteriormente una serie de condiciones que necesariamente deberán reunir, por un lado, la sociedad dominante, y, por otro, las entidades dependientes, a efectos de poder disfrutar de tal condición. Dispone el artículo 67.4 de la norma fiscal que “No podrán formar parte de los grupos fiscales las entidades en las que concurra alguna de las siguientes circunstancias: a) Que estén exentas de este impuesto. b) Que al cierre del periodo impositivo se encuentren en situación de concurso, o incursas en la situación patrimonial prevista en el artículo 363.1.d) del texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital […], aun cuando no tuvieran la forma de sociedades anónimas, a menos que con anterioridad a la conclusión del ejercicio en el que se aprueban las cuentas anuales esta última situación hubiese sido superada. c) Las sociedades dependientes que estén sujetas al Impuesto sobre Sociedades a un tipo de gravamen diferente al de la sociedad dominante. d) Las sociedades dependientes cuya participación se alcance a través de otra sociedad que no reúna los requisitos establecidos para formar parte del grupo fiscal. e) Las sociedades dependientes cuyo ejercicio social, determinado por imperativo legal, no pueda adaptarse al de la sociedad dominante”. Por lo que concierne a la evolución histórica de los requisitos establecidos en el precepto transcrito, lo primero que resulta preciso señalar es que el RD 1414/1977, situado en los orígenes del régimen especial de consolidación fiscal, ya preveía expresamente en su artículo 1.4 que “No podrán formar parte de los 78 Capítulo II. El grupo fiscal Grupos de Sociedades consolidables las Entidades en quienes concurra alguna de las siguientes circunstancias: a) Que gocen de exención en el Impuesto sobre Sociedades. […] e) Las Sociedades en situación de suspensión de pagos o quiebra o incursas en el supuesto previsto en el apartado 3 del artículo 150 de la Ley de Sociedades Anónimas”. Esta regulación se mantuvo vigente hasta el año 1995, fecha en que la Ley 43/1995 vino a incorporar los dos siguientes requisitos: no estar sujeta a un tipo de gravamen distinto al de la sociedad dominante, y no alcanzarse la participación indirecta sobre una sociedad dependiente por medio de una entidad interpuesta que no reúna las condiciones exigidas para poder formar parte del grupo fiscal. Con posterioridad a la ley del IS de 1995, el RDLeg 4/2004 vino a asumir la exigencia de los requisitos mencionados, sin efectuar ninguna incorporación adicional. Finalmente, la redacción normativa del artículo 67 de este último texto fue modificada por medio del Real Decreto-ley 2/2011, de 18 de febrero, para el reforzamiento del sistema financiero, en el sentido de añadir a las ya existentes la condición referida al ejercicio social de la entidad dependiente. A continuación, procederemos a estudiar por separado cada una de las causas de exclusión contempladas en el artículo 67.4 LIS, teniendo presente en todo momento que la concurrencia de cualquiera de ellas provocará, automáticamente, la extinción del grupo, en caso de que la circunstancia que justifica la exclusión se dé en la sociedad dominante, o la mera separación si se trata de una sociedad dependiente. Asimismo, y a fin de facilitar el análisis del precepto citado, procederemos a transformar cada una de las causas de exclusión previstas en él en una exigencia o requisito, de tal suerte que no las examinaremos como circunstancias cuya concurrencia determinará la separación del grupo de la 79 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades sociedad de que se trate, sino como condiciones cuyo incumplimiento generará tal consecuencia. 1- Exención del IS. La primera de las condiciones demandadas por el artículo 67.4 de la norma fiscal es que ninguna de las entidades pertenecientes al grupo de empresas se encuentre exenta del IS. Así pues, el grupo fiscal únicamente podrá estar constituido por sociedades sujetas y no exentas del Impuesto. Conviene matizar, no obstante, que, si bien el artículo 67.4 LIS no efectúa ninguna especificación y, por tanto, debe resultar de aplicación a todas las entidades que conforman el grupo, sea en condición de dominante o en condición de dependiente, la exigencia de que la sociedad dominante no se encuentre exenta del IS aparece expresamente establecida en un precepto anterior, el artículo 67.2 LIS, que analizaremos en el apartado siguiente. Por lo que respecta al fundamento del requisito estudiado, señala LÓPEZ ALBERTS, H. que “Si se permitiese que entidades exentas […] formasen parte del mismo grupo, nos encontraríamos con una situación técnicamente irregular. En efecto, el principio de la consolidación en el ámbito fiscal es concebir al grupo como un único sujeto de derechos y obligaciones tributarias en el Impuesto sobre Sociedades. Sin embargo, si se admitiese que este «único sujeto pasivo» estuviese integrado por entidades que, individualmente consideradas, estuvieran sometidas a regímenes distintos en materia de exenciones […] se produciría en él una heterogeneidad que iría en contra de dicho principio. Dicho en términos más simples, no tiene sentido permitir la consolidación de las bases imponibles de las 80 Capítulo II. El grupo fiscal sociedades que forman el grupo fiscal si después se ha de volver a segregar la parte de la base imponible consolidada que ha de quedar exenta […]. Al margen de la inconsistencia técnica que supondría admitir esta situación, qué duda cabe que la Hacienda Pública se enfrentaría al riesgo […] de que las rentas del grupo tendiesen a ser desplazadas hacia la «parte» de éste que más conviniese en cada momento. Por otra parte, abrir la posibilidad de que las sociedades exentas […] renunciasen a su derecho, no parece una solución ni justa con los socios de las sociedades dependientes ajenos al grupo ni acorde con el principio de legalidad en materia tributaria”.95 Desde el punto de vista de LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., no obstante, “Este requisito no parece tener aplicación práctica en la actualidad, ya que no existe en la normativa vigente ninguna sociedad mercantil con forma jurídica apropiada para consolidar que goce de exención subjetiva por este impuesto”.96 Conviene señalar, por otro lado, tal y como se desprende de la tesis generalmente aceptada, que las entidades a las que el artículo 67.4.a) LIS hace referencia son aquéllas expresamente contempladas en el artículo 9 LIS, precepto ocupado de regular todos los supuestos de exención, tanto total como parcial.97 Ello 95 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., págs. 102103. 96 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 44. 97 Concretamente, dispone el artículo 9 LIS que “1. Estarán totalmente exentos del impuesto: a) El Estado, las comunidades autónomas y las entidades locales. b) Los organismos autónomos del Estado y entidades de derecho público de análogo carácter de las comunidades autónomas y de las entidades locales. c) El Banco de España, los Fondos de garantía de depósitos y los Fondos de garantía de inversiones. d) Las entidades públicas encargadas de la gestión de la Seguridad Social. e) El Instituto de España y las Reales Academias oficiales integradas en aquél y las instituciones de las comunidades autónomas con lengua oficial propia que tengan fines análogos a los de la Real Academia Española. f) Los restantes organismos públicos mencionados en las disposiciones adicionales novena y decima, apartado 1, de la Ley 6/1997, de 14 de abril, de Organización y Funcionamiento de la Administración General del Estado, así como las entidades de derecho público de análogo carácter de las comunidades autónomas y de las entidades locales. 2. Estarán parcialmente exentas del impuesto, en los términos previstos en el título II de la Ley 49/2002, de 23 de 81 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades determina la posibilidad de que formen parte del grupo ciertas sociedades que obtienen rentas exentas y que, sin embargo, no tienen la consideración de entidades exentas por no encontrarse comprendidas en el listado que ofrece el artículo señalado. Así, por ejemplo, admite la DGT, en consultas 1489-02, de 4 de octubre, y V1088-08, de 2 de junio, la pertenencia al grupo de empresas de una sociedad de capital-riesgo al entender que “Las sociedades de capital riesgo no se encuentran mencionadas en el artículo 9 de la LIS, que regula las entidades exentas del Impuesto, lo que permite determinar que las sociedades de capital riesgo son entidades sujetas y no exentas del Impuesto sobre Sociedades. No obstante, a este tipo de sociedades puede aplicarse la exención prevista en el artículo 69 de la LIS [vigente artículo 55] […] exclusivamente en alguna de sus rentas, sin que ello determine la propia exención de la entidad, por lo que la exención de una parte de sus rentas no debe ser causa que impida que las sociedades de capital riesgo puedan formar parte del grupo fiscal, siempre que cumplan todos los demás requisitos […]”.98 diciembre, de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo, las entidades e instituciones sin animo de lucro a las que sea de aplicación dicho título. 3. Estarán parcialmente exentos del impuesto en los términos previstos en el capítulo XV del título VII de esta ley: a) Las entidades e instituciones sin ánimo de lucro no incluidas en apartado anterior. b) Las uniones, federaciones y confederaciones de cooperativas. c) Los colegios profesionales, las asociaciones empresariales, las cámaras oficiales y los sindicatos de trabajadores. d) Los fondos de promoción de empleo […]. e) Las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social que cumplan los requisitos establecidos por su normativa reguladora. f) La entidad de derecho público Puertos del Estado y las Autoridades Portuarias”. 98 En consonancia con la tesis defendida por la DGT, entiende CADARSO GARGALLO, P. que “La Ley se refiere a una exención subjetiva de las señaladas en el artículo 9.1 […]. Quiere esto decir, que pueden formar parte del Grupo fiscal sociedades que obtengan rentas total o parcialmente exentas. En consecuencia, siempre que la sociedad como tal esté sujeta y no exenta al Impuesto podrá formar parte del Grupo fiscal con independencia de la exención o no de las rentas que obtenga” [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 627]. En este mismo sentido se pronuncian, asimismo, LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 44]. 82 Capítulo II. El grupo fiscal 2- No encontrarse en situación de concurso, o incursa en la situación patrimonial prevista en el artículo 363.1 del Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital (en adelante, LSC). Como bien es sabido, el concurso de acreedores puede ser definido, a grandes rasgos, “como la situación de insolvencia de cualquier deudor, ya sea persona natural o jurídica, declarada judicialmente a solicitud del propio deudor o de algún acreedor”.99 Dispone expresamente, a este respecto, el artículo 2.2 de la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal (en adelante, LC), que “Se encuentra en estado de insolvencia el deudor que no puede cumplir regularmente sus obligaciones exigibles”. Por su parte, la segunda de las situaciones patrimoniales contempladas en el artículo 67.4.b) es la establecida en el artículo 363.1.e) LSC, precepto en virtud del cual “La sociedad de capital deberá disolverse: […] e. Por pérdidas que dejen reducido el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social, a no ser que éste se aumente o se reduzca en la medida suficiente, y siempre que no sea procedente solicitar la declaración de concurso.” Por lo que respecta al fundamento del requisito aludido, disponen LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que “La exclusión del grupo de aquellas sociedades en situación de concurso se justifica desde el momento en que este régimen de tributación trata de gravar al grupo como una unidad económica, en la medida en que la sociedad dominante ostenta el control y el poder de decisión sobre las sociedades dependientes. Por el contrario, la declaración judicial de concurso necesario de una sociedad supone la 99 ORTI GISBERT, V. “Aproximación al concurso de acreedores”, en Extoikos, núm. 2, 2011, pág. 82. 83 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades pérdida de la capacidad para administrar y disponer de sus bienes, al transferirse a los órganos del concurso (administradores) el ejercicio de dichas facultades en defensa de los derechos de los acreedores, por lo que desaparece, en tal caso, la idea de unidad económica o poder de decisión centralizada en la sociedad dominante cuando sea esta entidad la que se encuentre en situación de concurso y, si tal situación se manifiesta en una sociedad dependiente, la pérdida de control efectivo sobre ella debe determinar igualmente su salida del grupo. Idénticas consecuencias deben producirse por la declaración judicial de concurso voluntario […]”.100 Con relación a la situación patrimonial prevista en el artículo 363.1 LSC, lo cierto es que, en la medida en que dicha situación opera como causa de disolución de la sociedad, el hecho de que la entidad se disuelva y, en consecuencia, se extinga, determinaría automáticamente su salida del grupo de empresas. Por su parte, LÓPEZ ALBERTS, H. entiende que la exigencia prevista en la letra b) del artículo 67.4 LIS, que vendría a comprender las dos causas de exclusión establecidas en dicho precepto, “tiene por objeto evitar que las situaciones anormales por las que atraviesan las sociedades señaladas repercutan sobre el resto del grupo fiscal”.101 Por lo que se refiere a la valoración del requisito examinado en este apartado, el propio artículo 67.4.b) LIS indica que la comprobación de su cumplimiento habrá 100 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., págs. 45-46. Por lo que atañe al concurso voluntario, entienden los autores que el fundamento de la exclusión radica en que “aunque en este caso el deudor conserva la administración de sus bienes y la gerencia de sus negocios, sin embargo, necesita de la autorización o conformidad de los administradores concursales designados por el juez para continuar las operaciones ordinarias de su tráfico mercantil, lo que supone una limitación a la imagen de unidad económica en que se fundamenta el régimen de consolidación”. En el mismo sentido se pronuncia, asimismo, CADARSO GARGALLO, P. [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal“, ob. cit., pág. 628]. 101 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., pág. 103. 84 Capítulo II. El grupo fiscal de realizarse “al cierre del periodo impositivo”. Así, la regla general en este ámbito parece ser la de que una determinada entidad quedará excluida del grupo tan sólo en el supuesto de que el último día del periodo impositivo se encuentre en alguna de las situaciones descritas. Si, por el contrario, se hubiese visto afectada por una de estas causas a lo largo del periodo pero la hubiera superado antes de su finalización, dado que la fecha de valoración del requisito es el último día del periodo impositivo, el mismo se consideraría cumplido, y, por ende, la entidad de que se trate podría permanecer en el grupo. Al respecto de la segunda de las causas de exclusión que prevé el artículo 67.4.b) LIS, debemos tener presente, no obstante, que, en virtud de lo establecido en el propio precepto, dicha causa operará cualquiera que sea la forma jurídica de la entidad y quedará sin efecto en caso de “que con anterioridad a la conclusión del ejercicio en el que se aprueban las cuentas anuales esta última situación hubiese sido superada.” En consonancia con el contenido de la previsión transcrita en el párrafo precedente, y habida cuenta de que la aprobación de las cuentas anuales tendrá lugar dentro de los seis primeros meses del ejercicio siguiente a aquél en el que éstas se cierran, una sociedad no quedará excluida del grupo porque el último día del periodo impositivo en curso se encuentre en situación de desequilibrio patrimonial por pérdidas, sino porque mantenga dicha situación durante todo el periodo impositivo siguiente.102 Si se diera la circunstancia de que tal situación fuera superada antes de su finalización, las rentas generadas por la entidad durante el periodo impositivo anterior deberán tenerse en cuenta a efectos de 102 Con relación a la fecha de aprobación de las cuentas anuales, debemos tener en cuenta que, según lo dispuesto en el artículo 164.1 LSC, “La junta general ordinaria, previamente convocada al efecto, se reunirá necesariamente dentro de los seis primeros meses de cada ejercicio, para, en su caso, aprobar […] las cuentas del ejercicio anterior y resolver sobre la aplicación del resultado”. 85 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades determinar la base imponible del grupo correspondiente a dicho periodo.103 Desde mi punto de vista, sin embargo, la previsión señalada resulta problemática si tenemos en cuenta aquellos supuestos en los que la sociedad en situación de desequilibrio patrimonial consiguiese superar tal situación una vez transcurrido el plazo para presentar la declaración del IS, ya que, en tal caso, surge la duda de cómo debería repercutir dicha circunstancia sobre la base imponible del grupo, ya calculada. Pues bien, en la medida en que la LIS confiere a la sociedad en situación de desequilibrio patrimonial un plazo de un año, a contar desde la fecha del devengo del Impuesto, para reponerse de esta situación, lo lógico sería que la base imponible obtenida por ésta a lo largo del periodo impositivo anterior se tuviera en cuenta a efectos de determinar la base imponible consolidada. Ahora bien, dado que la referida magnitud ya ha sido calculada en la fecha en que la sociedad en cuestión se repone de la situación de desequilibrio y, además, se da la circunstancia de que el plazo para la presentación de la declaración del IS ya ha transcurrido, entiendo que, tal y como sostiene la DGT en su consulta V1967-05, de 5 de octubre, lo más razonable sería proceder a la regularización de dicha situación “a través de las declaraciones complementarias correspondientes”. Resulta lícito cuestionarse, por otro lado, cuándo se entendería que el incumplimiento del requisito establecido en el artículo 67.4.b) LIS ha sido 103 Del contenido del artículo 67.4.b) LIS parece desprenderse claramente que, en caso de estar incursa en situación de desequilibrio patrimonial por pérdidas y superar tal situación antes de la finalización del periodo impositivo siguiente, la sociedad afectada habrá de considerarse incluida en el consolidado del periodo impositivo anterior (esto es, aquél a cuya fecha de cierre se encontraba incursa en la situación de desequilibrio). Esta tesis ha sido defendida, asimismo, por autores como LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., quienes se apoyan en la consulta de la DGT CV1967-05, de 5 de octubre, al señalar que una interpretación acorde “con la literalidad de la LIS art.67.4, sería que la inclusión tiene lugar en el periodo impositivo anterior al ejercicio en el que se ha superado tal situación, dado que la inclusión o no de la entidad en el grupo está condicionada a que se reponga la situación patrimonial en el ejercicio inmediato siguiente” [Memento práctico. Grupos consolidados 20122013. Ob. cit., pág. 48]. 86 Capítulo II. El grupo fiscal superado, a efectos de que la sociedad del grupo que se veía incursa en causa de exclusión pueda volver a integrarse en el seno del mismo. Por lo que atañe al concurso de acreedores, LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. sostienen que “A efectos fiscales, puede entenderse que una entidad no se encuentra en situación de concurso desde la sentencia en que sea aprobado el convenio de acreedores”, puesto que desde ese momento cesan todos los efectos de declaración del concurso.104 En relación con la superación de la situación de desequilibrio patrimonial por pérdidas, señalan estos mismos autores que “son válidas cualesquiera [operaciones] que contribuyan a reponer el patrimonio, bien sea mediante aumento de capital, una reducción del mismo o aportaciones de los socios para compensar pérdidas en la medida suficiente como para superar tal situación, siempre que estas operaciones se realicen en el ejercicio en el que se aprueben las cuentas anuales, esto es, en la práctica en el ejercicio siguiente a aquél en el que se manifiestan las pérdidas sociales que provocan el desequilibrio patrimonial”.105 Para finalizar, conviene tomar en consideración que cuando la LIS prevé la exclusión del grupo de aquellas entidades que se encuentren incursas en una situación de desequilibrio patrimonial como la establecida en el artículo 363.1.e) LSC está efectuando una remisión, a los efectos de determinar la pertenencia de una sociedad al grupo de empresas, a una norma de carácter mercantil. Tomando esta premisa como punto de partida, un sector de la doctrina, así como ciertos órganos jurisprudenciales y la propia DGT, han defendido que la Inspección de 104 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 46. 105 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 48. 87 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Tributos no es competente para entrar a valorar si una sociedad está incursa en situación de disolución, ya que ésta es una cuestión de naturaleza estrictamente mercantil. En defensa de esta tesis, sostenía el Tribunal EconómicoAdministrativo Central (en adelante, TEAC) en su resolución de 25 de julio de 2007, concretamente en su fundamento de derecho segundo, que “apreciar si se da o no la causa de disolución social corresponde a los administradores y a la Junta general de la sociedad y, en su caso, al Juez, pero no a la Administración. La Inspección […] tiene plenas facultades para, a partir del resultado contable, determinar la BI del Impuesto […] e, incluso, podrá determinar el resultado contable según la normativa mercantil aplicable pero «a los solos efectos de determinar la base imponible» […]. En suma, la situación de estar la sociedad incursa en causa de disolución ha de resultar de la contabilidad social, no de los criterios contables de la Inspección. En definitiva, la exclusión del Grupo sería una consecuencia cuasisancionadora del incumplimiento por los administradores del deber de promover la disolución. Piénsese que otro criterio conduciría a que, en el caso de que se impugnase ante los TEA una tal actuación inspectora, éstos habrían de pronunciarse sobre la causa de disolución, o sobre la insolvencia presupuesto del concurso, lo cual, obviamente, está mucho más allá de sus competencias”.106 Por lo que concierne a este razonamiento, resulta paradójico que tan sólo un año antes, en su resolución de 23 de noviembre de 2006, el 106 TEAC, Sección Vocalía 3ª, rec. 1435/2004. En este mismo sentido, establece expresamente la DGT en SU consulta 0209-05, de 13 de junio, que “no corresponde a este Centro Directivo determinar si se producen o no las circunstancias mercantiles que determinen que una sociedad se encuentra incursa en causa de disolución. Por tanto, sólo en aquellos supuestos en que las autoridades competentes en materia mercantil determinen que aun cuando formalmente una entidad pudiera encontrarse en causa de disolución, sin embargo no resulta procedente la misma por cuanto existen datos suficientes que permitan considerar que esta entidad no está incursa en el supuesto previsto en el artículo 260.1.41 del TRLSA [vigente artículo 363.1.e) LSC], la entidad no quedaría excluida del grupo de consolidación fiscal en aplicación de lo dispuesto en el artículo 67.4 del TRLIS”. 88 Capítulo II. El grupo fiscal mismo órgano defendiera que la facultad de comprobación de la Inspección en este ámbito “se encuentra amparada en el artículo 140 de la Ley 230/1963, General Tributaria, el RGIT, así como el artículo 148 de la Ley 43/1995 [artículo 143 del RDLeg 4/2004], pudiendo la Inspección determinar el resultado contable a los efectos de cuantificar la base imponible. Dicha facultad comprende igualmente la de determinar el patrimonio de las sociedades incluidas en un grupo fiscal, con el fin de comprobar si alguna de ellas se encuentra incursa o no en la situación patrimonial prevista en el artículo 260.1.4 del TRLSA [vigente artículo 363.1.e) LSC], y en consecuencia, excluida del grupo”.107 Al respecto de lo señalado en el párrafo anterior, opino que una interpretación acorde con el espíritu y la literalidad de la norma fiscal debería llevar a aceptar la competencia de la Inspección de Tributos para verificar si, efectivamente, concurre la causa de disolución prevista en el artículo 363.1.e) LSC, y ello a pesar de que el artículo 364 LSC establezca que “la disolución de la sociedad requerirá acuerdo de la junta general”. A mi juicio, considerar competente a la Inspección de Tributos para determinar la procedencia o improcedencia de excluir del grupo de empresas a la sociedad incursa en situación de desequilibrio patrimonial resulta razonable por dos motivos. De un lado, porque la norma fiscal no prohíbe expresamente que dicho organismo entre a valorar la situación, de tal suerte que, en principio, la mera concurrencia de la circunstancia prevista en el artículo 363.1.e) LSC, con independencia del acuerdo adoptado, en su caso, por la Junta de accionistas, justificaría la exclusión del grupo de la sociedad inmersa en dicha situación de desequilibrio patrimonial. Por otro lado, tal y como 107 Tribunal Económico-Administrativo Central, Sección Vocalía 10ª, rec. 560/2005. 89 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades defienden LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., “no tiene sentido que la inclusión o exclusión de una entidad del grupo dependa de la voluntad de un tercero […], dado que los administradores pueden no convocar la junta o bien esta puede acordar la no disolución de la sociedad. En esta situación no tendría sentido que una sociedad presente este desequilibrio patrimonial y siga permaneciendo en el grupo en tanto nadie inste la disolución de la misma”.108 3- No estar sujeta al IS a un tipo de gravamen distinto al de la sociedad dominante. Dispone el artículo 67.4.c) LIS que no podrán formar parte de los grupos fiscales “Las sociedades dependientes que estén sujetas al Impuesto sobre Sociedades a un tipo de gravamen diferente al de la sociedad dominante”. Desde mi punto de vista, y en consonancia con la tesis unánimemente aceptada, esta causa de exclusión resulta razonable si tenemos presente que, de admitir la pertenencia al grupo de sociedades sujetas a tipos impositivos diferentes, resultaría lacerado el principio de unidad económica que fundamenta el régimen de consolidación en todas sus vertientes.109 De acuerdo con el contenido del artículo 67.4.c) LIS, y por citar algún ejemplo, si la sociedad dominante fuese una entidad sujeta al tipo general del 30% y de ella dependieran: una sociedad A que tributase también al tipo general, una sociedad 108 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J.A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 47. 109 Así se pronuncian, entre otros, LOPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 51], o LÓPEZ ALBERTS, H., para quien el fundamento de esta causa de exclusión coincide plenamente con el de la causa prevista en la letra a) del artículo 67.4 LIS [Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., págs. 102-103]. 90 Capítulo II. El grupo fiscal de garantía recíproca inscrita en el Registro del Banco de España (sujeta al tipo de gravamen del 25% según el artículo 28.2.b) LIS), y una sociedad de inversión inmobiliaria que cumpliese los requisitos previstos en el artículo 28.5 LIS para tributar al tipo del 1%, existiría grupo fiscal integrado por la sociedad dominante y la entidad dependiente A, ya que la sociedad de garantía reciproca y la sociedad de inversión inmobiliaria se encontrarían incursas en causa de exclusión. Otro supuesto sería el analizado por la DGT en su consulta V0028-13, de 3 de enero, en la que dicho órgano se enfrenta a un grupo de empresas cuya dominante es una mutua de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social que participa directamente en el capital de otras sociedades sujetas al tipo general de gravamen. Habida cuenta de que, en virtud de lo establecido en el artículo 28.2.a) LIS, las mutuas de accidentes de trabajo han de tributar al 25%, el hecho de que el resto de entidades integradas en el grupo aplique un tipo del 30% conduce a afirmar que “no es posible la existencia del grupo fiscal en el que la mutua fuera la sociedad dominante, ya que no habría sociedades dependientes sujetas a su mismo tipo de gravamen.” En mi opinión, una cuestión interesante que suscita el requisito examinado, digna de mención en este punto, es la relativa a la posibilidad de que una entidad integrada en el grupo de empresas, ya sea como dominante o como dependiente, pueda aplicar los incentivos previstos en la norma fiscal para las empresas de reducida dimensión (en adelante, ERD). A este respecto, dispone el artículo 108.3 LIS que “Cuando la entidad forme parte de un grupo de sociedades […], el importe neto de la cifra de negocios se referirá al conjunto de entidades pertenecientes a dicho grupo.” El apartado 1 del mencionado precepto establece, 91 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades por su parte, que los beneficios fiscales propios del régimen especial de ERD “se aplicarán siempre que el importe neto de la cifra de negocios habida en el periodo impositivo inmediato anterior sea inferior a 10 millones de euros”. De conformidad con el contenido de las normas transcritas, por tanto, una sociedad del grupo podrá aplicar el referido régimen especial cuando el importe neto de la cifra de negocios del periodo impositivo anterior, calculado a partir de la suma del importe neto de la cifra de negocios correspondiente a cada una de las entidades que conforman el grupo, sea inferior a 10 millones de euros. En caso de que esta suma supere el montante indicado, ninguna de las sociedades pertenecientes al mismo podrá beneficiarse de los incentivos fiscales previstos en la LIS para las ERD, aun dándose la circunstancia de que su importe neto de la cifra de negocios del periodo impositivo anterior, individualmente considerado, sea inferior a 10 millones de euros. Ahora bien, en caso de que el requisito exigido por la norma para la aplicación del régimen de ERD se entienda cumplido, al venir referido al conjunto del grupo y no a cada una de las entidades que lo integran individualmente consideradas, todas ellas podrán beneficiarse de los incentivos fiscales propios de dicho régimen (lo cual resulta lógico, ya que si la suma de importes es inferior a 10 millones de euros, no es posible que alguna de las entidades tenga un importe neto de la cifra de negocios del periodo impositivo anterior superior a esta cifra). En tal supuesto, si bien es cierto que, como regla general, todas las sociedades del grupo vendrán obligadas a aplicar el mismo tipo nominal de gravamen (según lo dispuesto en el artículo 114 LIS, 25% sobre los primeros 300.000 euros de base imponible y 30% sobre el resto), difícilmente se encontrarán aplicando el mismo 92 Capítulo II. El grupo fiscal tipo efectivo, circunstancia que podría plantear serias dudas en lo relativo al cumplimiento del requisito previsto en el artículo 67.4.c) LIS. A mi parecer, la duda planteada en el párrafo precedente no plantea mayor problemática en el ámbito en el que nos encontramos, pues, a pesar de que la LIS se limita a exigir que las sociedades del grupo tributen al mismo tipo de gravamen que la entidad dominante, el tipo impositivo al que la norma fiscal parece hacer referencia es el tipo nominal y no el efectivo. Debemos tener presente, en este sentido, que aun dándose el caso de que todas las sociedades del grupo tributasen al tipo general del 30%, la mera posibilidad de beneficiarse de alguna deducción llevaría a la aplicación de un tipo de gravamen efectivo inferior a éste. Concurrirían así, en un mismo grupo de empresas, sociedades que tributan a tipos efectivos distintos. Entiendo, sin embargo, que lo reclamado por la norma es que todas las sociedades del grupo apliquen el mismo tipo nominal, de tal suerte que el cálculo de la base imponible consolidada se simplifique mediante la aplicación de un único tipo de gravamen, común a todas ellas. De aquí se desprende que el hecho de que tales sociedades se encuentren disfrutando de los beneficios fiscales previstos para las ERD no suscita ninguna particularidad desde este punto de vista. 4- No estar participada por una sociedad que no reúna las condiciones para poder formar parte del grupo. Según lo dispuesto en el artículo 67.4.d) LIS, no podrán formar parte de los grupos fiscales “Las sociedades dependientes cuya participación se alcance a través de otra sociedad que no reúna los requisitos establecidos para formar parte 93 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades del grupo fiscal”. El contenido del precepto transcrito sólo puede ser comprendido si partimos de la consideración de que la participación de la sociedad dominante en la sociedad o sociedades dependientes, que ha de reunir los requisitos previstos en el artículo 67.2 de la norma fiscal (precepto que analizaremos en el siguiente apartado del presente capítulo), puede consistir en una participación directa o indirecta (conceptos éstos que también estudiaremos más adelante). Diremos que la participación es directa cuando la sociedad dominante posee acciones de la entidad dependiente que le confieren la posesión de un determinado porcentaje de su capital social. Diremos que tal participación es indirecta cuando se alcanza de forma mediata, esto es, la sociedad dominante no posee acciones de la dependiente, sino que alcanza una participación en ella a través de la participación que, a su vez, ostenta en el capital de otras sociedades que actúan como entidades interpuestas entre la dominante y la dependiente. Imaginemos el siguiente supuesto: A 100% 90% B C A la luz del ejemplo gráfico propuesto, supongamos, por un lado, que la sociedad A reúne todos los requisitos exigidos en el artículo 67.2 LIS para asumir la condición de dominante del grupo, y, por otro, que la entidad B ha sido declarada judicialmente en concurso en el periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2013. Tomando en consideración esta última premisa, concluimos que en el caso planteado no se cumplen las condiciones necesarias para que las entidades A, B y C conformen grupo a efectos fiscales. Ello es así en la medida en que, al incurrir en la circunstancia establecida en la letra b) del artículo 67.4 LIS, la entidad B 94 Capítulo II. El grupo fiscal quedará excluida del grupo de empresas con efectos del periodo impositivo correspondiente a 2013 (recordemos que la concurrencia de la causa indicada ha de valorarse a la fecha de devengo del Impuesto). Por su parte, el hecho de que la entidad B se encuentre en situación de concurso, y, en consecuencia, se vea separada del grupo, determinará, a su vez, la exclusión de la sociedad C, habida cuenta de que la participación de la dominante en esta última entidad es alcanzada a través de una sociedad que no reúne los requisitos necesarios para formar parte del grupo. Concurre, así, la causa de exclusión establecida en el artículo 67.4.d) LIS, en virtud de la cual la participación directa poseída por la entidad excluida es desechada a los efectos de determinar el dominio indirecto ejercido por la dominante sobre la sociedad C, tal y como si dicha participación no existiera. A esta misma conclusión llega la DGT en su consulta V0075-10, de 20 de enero, en la que se analiza el caso de una entidad dominante que posee el 100% del capital de una sociedad holandesa, que a su vez ostenta el 99,58% del capital social de una entidad residente en territorio español. En este supuesto, razona la DGT, la sociedad X no puede formar parte del grupo fiscal, dado que la participación es detentada a través de una sociedad no residente en España y que, por tanto, no reúne los requisitos reclamados por la LIS para poder pertenecer al grupo. Por lo se refiere al fundamento del requisito examinado en este apartado, dispone LÓPEZ ALBERTS, H. que el mismo “tiene un carácter eminentemente técnico. De lo que se trata es de impedir que la definición de grupo fiscal dé lugar a situaciones confusas y/o heterogéneas. En otras palabras, se trata de dar uniformidad al concepto de grupo fiscal, de tal forma que no pueda producirse la 95 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades sin duda anómala situación consistente en que una sociedad quede excluida del grupo y, sin embargo, otras entidades dominadas a través de aquella sí que formen parte de él por no estar incursas en un supuesto explícito de exclusión. […] En definitiva, de lo que se trata es de evitar «huecos» o «saltos» en la definición de grupo fiscal”.110 Conviene señalar, por otro lado, que, desde el punto de vista de LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., una de las particularidades que plantea este requisito es que “permite modelar la configuración del grupo fiscal a la conveniencia de la sociedad dominante del grupo, pues para excluir a una sociedad del grupo bastaría hacerla depender de una sociedad no residente en territorio español, aun cuando la misma sea residente y sobre ella se tenga la participación exigida”.111 5- No tener un ejercicio social, determinado por imperativo legal, que no pueda adaptarse al de la sociedad dominante.112 Establece la letra e) del artículo 67.4 LIS que no podrán formar parte de los grupos fiscales “Las sociedades dependientes cuyo ejercicio social, determinado por imperativo legal, no pueda adaptarse al de la sociedad dominante”. Se trata de la causa de exclusión más reciente de todas las establecidas en el precepto señalado, ya que fue incorporada al listado existente por el apartado dos de la disposición final tercera de la Ley 2/2010, de 1 de marzo, por la que se trasponen 110 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable y fisca de los grupos de sociedades, ob. cit., pág. 103. LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J.A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 53. 112 A los efectos de desarrollar este apartado, y por razones que comentaremos en un capítulo posterior del presente trabajo, emplearemos como equivalentes los conceptos “ejercicio social”, “ejercicio económico” y “periodo impositivo”. 111 96 Capítulo II. El grupo fiscal determinadas Directivas en el ámbito de la imposición indirecta y se modifica la Ley del Impuesto sobre la Renta de No Residentes para adaptarla a la normativa comunitaria. Hasta la entrada en vigor de la referida disposición, que se produjo el día 1 de enero de 2010, la normativa fiscal no contemplaba ninguna causa de exclusión relacionada con el ejercicio social de las sociedades dependientes, de tal suerte que, en principio, nada impedía que formara parte del grupo una entidad con ejercicio social distinto al de la sociedad dominante. Partiendo de esta ausencia de impedimento legal, la práctica totalidad de los autores que, antes de esa fecha, se habían pronunciado sobre la cuestión coincidían en señalar que “si alguna sociedad dependiente tuviera su ejercicio social diferente al de la dominante, no implicaría su exclusión del grupo fiscal […]. Esto supondría que, o bien la sociedad dependiente adapta sus estatutos a los de la dominante a efectos de la duración de su ejercicio social, o bien deberá cerrar un ejercicio económico en la misma fecha en que la dominante concluya su ejercicio social, con independencia de que también deba concluir un ejercicio económico en la fecha de finalización de su ejercicio social, sin que ésta afecte al periodo impositivo del grupo”.113 En este mismo sentido, disponía la DGT, entre otras, en su consulta 0406-97, de 5 de marzo, que “en la medida en que […] la LIS no establece como causa que impida formar parte de un grupo el hecho de que una sociedad dependiente tenga su ejercicio social diferente al de la dominante, las dos sociedades mencionadas en la consulta deberán formar parte 113 ARVERAS ALONSO, C. “Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 257. Ésta es la tesis sostenida, asimismo, por ÁLVAREZ MELCÓN, S. [“Régimen de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades”, en Manual del Impuesto sobre Sociedades, Madrid: Instituto de Estudios Fiscales, 2003, pág. 875]; GARCÍAROZADO GONZÁLEZ, B. [“Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 934]; y LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A. [Memento práctico. Impuesto sobre Sociedades, 2008. Madrid: Francis Lefebvre, 2008, pág. 1041]. 97 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades del grupo […] para lo cual deberán modificar sus ejercicios sociales al objeto de adaptarlos al de la dominante del grupo”. En caso de que a la “fecha de conclusión del periodo impositivo para el grupo, dicha modificación no se hubiese efectuado, dado que el periodo impositivo del grupo debe coincidir con el de la entidad dominante ello obligaría a que las referidas sociedades tengan igualmente que concluir un periodo impositivo” en la misma fecha que la sociedad dominante, “sin que el hecho de que por su ejercicio social concluyan para ellas otro periodo impositivo” en una fecha distinta “suponga ni la exclusión de esas sociedades del grupo ni la conclusión de un periodo impositivo para el grupo”.114 Otros autores, como MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E., reconocieron la posibilidad de “que, dentro del grupo, existan sociedades que concluyan su periodo impositivo en una fecha distinta a la de la dominante” sobre la base del contenido del artículo 90.2 LIS, en virtud del cual “Cuando alguna de las sociedades dependientes concluyere un período impositivo de acuerdo con las normas reguladoras de la tributación en régimen individual, dicha conclusión no determinará la del grupo fiscal”.115 En contra de las tesis examinadas en el párrafo precedente, lo cierto es que un reducido sector de la doctrina, e incluso la propia DGT en alguna de sus consultas, ya defendieron, con anterioridad a la introducción de la letra e) en el artículo 67.4 LIS, la imposible integración en el grupo de entidades con ejercicio 114 Este mismo razonamiento es esgrimido por la DGT en sus consultas 0290-03, de 27 de febrero; V108808, de 2 de junio, y V1736-08, de 26 de septiembre. 115 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. “Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 152. A mi entender, sin embargo, este argumento carece de fuerza alguna para justificar la tesis de partida. Ello es así en la medida en que lo único que se desprende del contenido del artículo 90.2 LIS es que la conclusión del periodo impositivo de alguna sociedad dependiente, por concurrir una de las causas previstas en el artículo 26 LIS, no afectará a la normal duración del periodo impositivo del grupo, que, por expresa disposición del artículo 76.1 LIS, coincidirá con el de la sociedad dominante. 98 Capítulo II. El grupo fiscal social distinto al de la dominante. LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A., por ejemplo, advertía en 1992 que “Cuando la falta de homogeneidad en los ejercicios sociales aparece en las sociedades sobre las que la sociedad dominante va logrando el control necesario para que consoliden en el Grupo, resulta necesariamente obligatoria la modificación de su ejercicio social, so pena de la pérdida para el Grupo de este régimen”.116 También la DGT, en su consulta 054702, de 5 de abril, vino a defender la imposibilidad de pertenencia al grupo de aquellas entidades cuyo ejercicio social venga determinado por imperativo legal y, por tanto, no pueda ser adaptado al de la sociedad dominante, como es el caso de las entidades aseguradoras y financieras.117 Mediante la reforma operada por la Ley 2/2010, que supuso la incorporación a la norma fiscal del criterio seguido por la DGT en su consulta de 5 de abril de 2002, el legislador dejó claro que no podrán formar parte de los grupos fiscales aquellas entidades cuyo ejercicio social, determinado por una norma de rango legal, sea distinto al de la sociedad dominante, en el bien entendido de que, al venir fijado imperativamente, tales sociedades carecen de la posibilidad de modificar sus estatutos con el fin de adaptar su ejercicio social al de la entidad dominante. Es el caso, por ejemplo, de las sociedades aseguradoras, cuyo ejercicio social, según lo establecido en el artículo 20.7 del Real Decreto Legislativo 6/2004, de 29 de 116 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A. “Régimen tributario de los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 15. 117 Concretamente, en su consulta 0547-02, la DGT plantea el supuesto de un grupo constituido por una sociedad dominante cuyo ejercicio social se encuentra establecido entre el 1 de marzo y el 28 de febrero, y tres sociedades dependientes cuyo ejercicio social coincide con el año natural por imperativo legal: dos entidades de seguros y una entidad financiera. En este contexto, señala el referido órgano, las entidades dependientes, al verse obligadas a ajustar su ejercicio económico al año natural por expresa disposición legal, “habrán de tributar de acuerdo con el régimen general del Impuesto”. Esta tesis choca frontalmente con la defendida por la propia DGT en dos consultas previamente citadas: V1088-08, de 2 de junio, donde se contempla el supuesto de una sociedad de capital-riesgo, y V1736-08, de 26 de septiembre, relativa a una sociedad anónima deportiva. 99 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de ordenación y supervisión de los seguros privados, coincidirá con el año natural. En estos supuestos, por tanto, de la lectura del artículo 67.4.e) LIS se desprende que si el ejercicio social de la entidad dominante fuese distinto al año natural este tipo de sociedades no podría formar parte del grupo. La misma previsión se establece, extendiéndose así el alcance de la conclusión indicada, respecto de las entidades de capital-riesgo en el artículo 26.Dos de la Ley 25/2005, de 24 de noviembre, reguladora de las entidades de capital-riesgo y sus sociedades gestoras, así como en relación con las entidades de crédito en el apartado 8 de la Norma trigésimo novena de la Circular 4/1991, de 14 de junio, del Banco de España. Junto a éstos, otro ejemplo sería el de las sociedades anónimas deportivas, cuyo ejercicio social será fijado, tal y como dispone el artículo 8.b) del Real Decreto 1251/1999, de 16 de julio, sobre sociedades anónimas deportivas, de conformidad con el calendario establecido por la liga profesional correspondiente.118 No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, resulta preciso subrayar que el artículo 67.4.e) LIS nada dice al respecto de aquellas entidades cuyo ejercicio social, pese a no venir determinado imperativamente, sea distinto al de la sociedad dominante porque así ha sido fijado libremente en sus estatutos sociales, lo que podría llevarnos a dudar de la posible aplicabilidad, hoy día, de la misma tesis que el grueso de la doctrina defendía antes de la entrada en vigor de la citada previsión normativa. En este sentido, autores como LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. continúan 118 En este sentido, establece el artículo 8.b) del RD 1251/1999 que, en las sociedades anónimas deportivas, “La fecha de cierre del ejercicio social […] necesariamente se fijará de conformidad con el calendario establecido por la liga profesional correspondiente, que, salvo que establezca otra cosa, será el 30 de junio de cada año”. 100 Capítulo II. El grupo fiscal alimentando el debate doctrinal que precedió a la reforma operada en el año 2010, al entender que “Si alguna sociedad, cumpliendo los requisitos para integrarse en el grupo y teniendo su ejercicio social diferente al de la sociedad dominante, no lo modifica para adaptarlo al de la dominante, no supondrá la exclusión de esa sociedad del grupo, sino que motivará la necesidad de que dicha sociedad cierre un ejercicio económico en las mismas fechas en las que la dominante concluya su ejercicio social, con independencia de que deba también concluir un ejercicio económico en la fecha de finalización de su propio ejercicio social […]”.119 Desde mi punto de vista, la conclusión que se desprende de una interpretación literal del artículo 67.4.e) LIS no admite lugar a dudas: aquellas entidades cuyo ejercicio social, imperativamente determinado, sea distinto al de la sociedad dominante no podrán formar parte del grupo fiscal bajo ningún concepto, dado que, al venir fijado por una norma legal, la duración del referido ejercicio no puede ser objeto de modificación estatutaria. Ahora bien, partiendo de esta premisa, y en contra de la opinión mantenida por LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., considero que una interpretación extensiva del precepto debe llevarnos a afirmar que, en el caso de entidades con un ejercicio social distinto al de la sociedad dominante por así haber sido fijado libremente en los estatutos, un requisito indispensable para que éstas puedan formar parte del grupo es que procedan a la adaptación de dicho ejercicio social a través de la pertinente modificación estatutaria, pues opino que carece de todo sentido dejar fuera del grupo a aquellas sociedades que no puedan adaptar su ejercicio social al de la entidad dominante, y, sin embargo, admitir la 119 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 281. 101 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades pertenencia al mismo de otras entidades que, simplemente, tengan la posibilidad de adaptarlo, con independencia de que lo hagan o no.120 A mi juicio, por tanto, la clave no radica, como parecen asumir los autores mencionados, en la posibilidad de llevar a cabo una adaptación estatutaria del ejercicio social, sino en la efectiva adaptación del mismo.121 Además, debemos tener presente que el artículo 79.2 LIS establece expresamente que las sociedades dependientes deberán “cerrar su ejercicio social en la fecha en que lo haga la sociedad dominante”.122 Parece evidente, por tanto, que todas las sociedades que deseen pertenecer a un grupo fiscal están obligadas a adaptar su ejercicio social al de la entidad dominante, no pudiendo formar parte del mismo aquéllas que no lo hagan porque no puedan hacerlo o, porque pudiendo, decidan no acometer una reforma de sus estatutos sociales. 3. El concepto de sociedad dominante. 3.1. Evolución histórica del concepto de sociedad dominante. Tal y como sucedía con el concepto de grupo de sociedades, el primer texto normativo en ofrecer una definición del concepto de sociedad dominante fue el RDL 15/1977, lo cual resulta lógico si tenemos en cuenta que ésta fue la primera 120 La competencia y el procedimiento a seguir para la modificación de los estatutos sociales son aspectos regulados en los artículos 285 a 290 LSC. 121 Así, la tesis defendida por LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. debe ser interpretada en el sentido de que el hecho de que una entidad dependiente tenga un ejercicio social distinto al de la sociedad dominante no constituye causa de exclusión del grupo de empresas en la medida en que ambos ejercicios puedan ser adaptados. A mi parecer, sin embargo, lo relevante no es que exista la posibilidad de adaptación sino que dicha adaptación se lleve a cabo realmente. 122 En relación con este precepto, señalaba LÓPEZ ALBERTS, H. en el año 1999 que “Curiosamente, la norma fiscal se inmiscuye en el ámbito de la norma mercantil pretendiendo forzar a una sociedad a alterar su ejercicio social por el mero hecho de pertenecer a un grupo fiscal y, además, lo hace de forma disimulada (pero no por ello menos contundente) en un precepto que regula las obligaciones de información que atañen al grupo” [Consolidación contable e introducción a sus aspectos fiscales, ob. cit., pág. 949]. 102 Capítulo II. El grupo fiscal norma en regular un régimen de tributación específico para los grupos de sociedades cuya aplicación efectiva precisaba la formulación de una definición de los principales conceptos relacionados con el mismo. Concretamente, el artículo 4.2 del mencionado RDL establecía de forma expresa que “Una sociedad anónima tiene el carácter de sociedad dominante del grupo consolidable, cuando se trate de una sociedad residente en España que posea – directa o indirectamente – más del 50 por 100 del capital social de la sociedad o sociedades dependientes”. Como podemos comprobar, los requisitos exigidos en 1977 para que una entidad pudiera tener la consideración de dominante eran tres: debía tratarse de una entidad con forma jurídica de sociedad anónima, ser residente en España, y poseer una participación directa o indirecta en el capital social de las dependientes superior al 50%. En comparación con definiciones posteriores del concepto de sociedad dominante, y si bien es cierto que el requisito referido a la forma jurídica se caracteriza por un mayor grado de exigencia que el establecido en otros textos normativos, el porcentaje de participación reclamado por el RDL 15/1977 destaca por ser el más bajo de toda la historia del régimen de consolidación fiscal. Con posterioridad al RDL de 1977, la siguiente norma jurídica en ofrecer una definición de sociedad dominante fue la Ley 18/1982. Resulta preciso señalar, a este respecto, que, tanto desde el punto de vista del concepto de grupo como por lo que respecta al concepto de sociedad dominante, el cambio introducido por la ley de 1982 se caracterizó por su carácter eminentemente restrictivo.123 Así, el 123 Desde el punto de vista de CADARSO GARGALLO, P. la razón que llevó al legislador de 1982 al endurecimiento de los requisitos exigidos a la sociedad dominante fue “el temor a la existencia de grandes 103 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades apartado 2 de su disposición adicional tercera aumentó considerablemente el porcentaje de participación exigido en el capital de las sociedades dependientes (que ascendió del 50% al 90%), al tiempo que introdujo una serie de requisitos adicionales que debían ser cumplidos por aquella entidad que pretendiera adquirir la condición de dominante, a saber: que dicho porcentaje hubiera sido mantenido de forma ininterrumpida durante un periodo no inferior a dos años antes de formalizarse la solicitud de aplicación del régimen especial; que dicho porcentaje se mantuviera durante todo el periodo impositivo; que la sociedad dominante no fuera, a su vez, dependiente de otra sociedad residente que reuniera las condiciones para ser considerada dominante; que no se tratara de una entidad exenta del IS, no gozara de bonificación subjetiva, ni tributara total o parcialmente en régimen especial por razón del territorio; y, por último, que no se encontrara en situación de suspensión de pagos o quiebra.124 Recordemos, por otro lado, que, al margen de los requisitos indicados, de la propia definición de grupo ofrecida por la Ley 18/1982 se desprende que dicho texto normativo continuó exigiendo para la sociedad dominante el requisito de residencia en territorio español y la forma jurídica de sociedad anónima. Grupos y su comprobación y control” [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 623]. 124 Concretamente, señalaba el precepto indicado que: “Se entiende por Sociedad dominante la que cumpla los requisitos siguientes: a) Que tenga el dominio directo o indirecto de más del noventa por ciento del capital social de otra u otras Sociedades y que se mantenga el dominio de modo ininterrumpido, al menos, desde dos años de antelación a la solicitud de la concesión del régimen de declaración consolidada. b) Que dicho dominio se mantenga también durante todo el periodo impositivo. c) Que no sea dependiente de ninguna otra residente en España. d) Que no goce de exención ni de bonificación subjetiva en el Impuesto sobre Sociedades, ni tributen total o parcialmente por el mismo régimen especial por razón del territorio, sin perjuicio de lo dispuesto en el Concierto Económico entre el Estado y el País Vasco. e) Que no se encuentre en situación de suspensión de pagos o quiebra, o incursa en el supuesto previsto en el apartado tres del artículo ciento cincuenta de la Ley de Régimen Jurídico de las Sociedades Anónimas”. 104 Capítulo II. El grupo fiscal Años más tarde, la Ley 43/1995 vino a recoger una definición de sociedad dominante muy similar a la contenida en la ley de 1982, aunque introdujo algunas novedades. Concretamente, los cambios operados fueron los siguientes: - Se redujo el periodo mínimo de tenencia de la participación reclamado a la sociedad dominante a un año en lugar de dos. - Se introdujo la previsión de que el requisito de mantenimiento de la participación durante todo el periodo impositivo no sería exigible en caso de que la entidad participada se disolviera. - Se eliminó el requisito referido a que la sociedad dominante no gozara de bonificación subjetiva, ni tributara conforme a un régimen especial por razón del territorio. - El último requisito previsto en la Ley de 1982, esto es, que la dominante no se encontrara en situación de suspensión de pagos o quiebra, cambió su ubicación a un precepto distinto dedicado a los requisitos generales que cualquier entidad debía reunir para formar parte de un grupo, ya sea como dominante o como dependiente. - Por último, se introdujo una nueva exigencia: que la sociedad dominante no estuviera sometida al régimen de transparencia fiscal. Otro cambio con respecto a la definición anterior de sociedad dominante, ya comentada líneas más arriba, fue la relativa a la forma jurídica que dicha entidad debía revestir. En relación con esta cuestión, es necesario recordar que, en la propia definición de grupo contenida en la ley del IS de 1995, el legislador 105 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades amplió el elenco de formas jurídicas admitidas a tres (sociedad anónima, limitada y comanditaria por acciones), si bien se previó la posibilidad de que la sociedad dominante adoptara una forma jurídica distinta siempre que se tratara de una entidad con personalidad jurídica propia, sujeta y no exenta al IS. Asimismo, el mencionado texto normativo continuó reclamando, como requisito sine qua non para adquirir la condición de sociedad dominante, la residencia en territorio español. Con posterioridad a la Ley 43/1995, la Ley 24/2001 se caracterizó por introducir tres cambios importantes en lo que concierne a la definición de sociedad dominante. Por un lado, operó una modificación esencial al reducir el porcentaje de participación exigido del 90% al 75%, porcentaje éste último que ha sobrevivido hasta nuestros días. Por otro lado, introdujo la posibilidad de que los establecimientos permanentes de entidades no residentes en territorio español puedan adquirir la condición de sociedad dominante previo cumplimiento de una serie de requisitos. En última instancia, eliminó la exigencia referida a la tenencia mínima de la participación señalada durante un tiempo previo, aunque estableció la condición de que dicho porcentaje sea poseído por la entidad dominante el primer día del periodo impositivo en que resulte de aplicación el régimen de consolidación fiscal. Por su parte, los requisitos relativos a la forma jurídica de la sociedad dominante y la residencia en territorio español (que se desprenden de la propia definición del concepto de grupo), así como la necesaria posesión de la participación durante todo el periodo impositivo, se mantuvieron intactos. 106 Capítulo II. El grupo fiscal Como último eslabón de la cadena normativa, el RDLeg 4/2004 vino a establecer una definición de sociedad dominante, la actualmente vigente, idéntica a la ofrecida por la Ley de 2001 con una sola particularidad: el requisito de que la entidad dominante no esté sometida al régimen de transparencia fiscal fue sustituido por el de no estar sometida al régimen de las agrupaciones de interés económico y uniones temporales de empresas. 3.2. La definición del concepto de sociedad dominante en la LIS. En el seno de un grupo de empresas, el concepto de entidad dominante es habitualmente empleado para hacer referencia a aquella sociedad que ejerce un determinado grado de control sobre las demás.125 Dependiendo del ámbito en el que nos encontremos trabajando, el grado de control exigido para poder hablar de relación de dominancia-dependencia entre las entidades del grupo será mayor o menor, y se determinará de una forma u otra. Aquí radica una de las principales diferencias entre los conceptos mercantil y fiscal de grupo de sociedades, que estudiaremos más adelante. Centrándonos en el ámbito fiscal, señala el artículo 67.2 LIS que “Se entenderá por sociedad dominante aquella que cumpla los requisitos siguientes: a) Tener alguna de las formas jurídicas establecidas en el apartado anterior o, en su defecto, tener personalidad jurídica y estar sujeta y no exenta al IS. Los establecimientos permanentes de entidades no residentes situados en territorio 125 El tipo de sociedad dominante más frecuente es la denominada “sociedad holding”, definida por MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. como “aquélla que posee inversiones en forma de títulos representativos del capital de otras sociedades, efectuadas con una intención de control” [“Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 116]. 107 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades español podrán ser considerados sociedades dominantes respecto de las sociedades cuyas participaciones estén afectas al mismo. b) Que tenga una participación, directa o indirecta, al menos, del 75 por 100 del capital social de otra u otras sociedades el primer día del periodo impositivo en que sea de aplicación este régimen de tributación, o de, al menos el 70 por 100 del capital social, si se trata de sociedades cuyas acciones estén admitidas a negociación en un mercado regulado. […] c) Que dicha participación se mantenga durante todo el periodo impositivo. […] d) Que no sea dependiente de ninguna otra residente en territorio español, que reúna los requisitos para ser considerada como dominante. e) Que no esté sometida al régimen especial de las agrupaciones de interés económico, españolas y europeas, y de uniones temporales de empresas. f) Que, tratándose de establecimientos permanentes de entidades no residentes en territorio español, dichas entidades no sean dependientes de ninguna otra residente en territorio español que reúna los requisitos para ser considerada como dominante y residan en un país o territorio con el que España tenga suscrito un convenio para evitar la doble imposición internacional que contenga cláusula de intercambio de información”. Partiendo del contenido del precepto transcrito, lo primero que resulta destacable es que, tal y como venía siendo habitual en los textos normativos anteriores, la definición de sociedad dominante ofrecida por la LIS se articula sobre la base del cumplimiento de una serie de condiciones. A ellas habrá que añadir, a su vez, la exigencia derivada de la propia definición del concepto de grupo relativa a la residencia en territorio español de todas las entidades que lo conforman, incluida la dominante. 108 Capítulo II. El grupo fiscal A continuación, analizaremos detenidamente las particularidades asociadas a cada uno de los requisitos contemplados en el párrafo anterior. 1- Residencia en territorio español. En los términos anteriormente señalados, el requisito de que la sociedad dominante tenga su residencia en territorio español aparece recogido en el primer apartado del artículo 67 LIS, precepto en el que se establece la definición de grupo a efectos fiscales. En este contexto, el hecho de que el concepto de residencia aparezca definido expresamente en el artículo 8 LIS determina que la condición ahora examinada no plantee ninguna particularidad.126 Por lo que se refiere al fundamento de la mencionada condición, defiende CADARSO GARGALLO, P que, al parecer, “la exclusión de las sociedades no residentes de la aplicación del mismo [del régimen especial de consolidación fiscal] obedece tanto a razones derivadas de las dificultades prácticas que se le originarían a la Agencia Tributaria para su comprobación y control, como a dificultades técnicas adicionales. Por ejemplo: a) habría que homogeneizar las cuentas anuales convirtiéndolas a la misma moneda; b) habría que aplicar las mismas normas del Impuesto sobre Sociedades, aunque diera lugar a que la sociedad no residente tuviera dos bases imponibles diferentes (la del país de residencia y la que se integraría en el consolidado fiscal español); c) habría que prever la deducción del impuesto satisfecho en el país de residencia de la sociedad; d) habría que regular la compensación de bases imponibles negativas 126 En relación con el contenido del artículo 8 LIS, vid. apartado 2.2 del presente capítulo. 109 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades de estas sociedades. Cuestiones todas ellas que, a mi juicio, no resultan insalvables, aunque sí representan una dificultad indiscutible importante”.127 2- Forma jurídica. Como regla general, el artículo 67.1 LIS exige que todas las entidades que deseen formar parte de un grupo fiscal, ya sea en condición de sociedad dominante o en condición de sociedad dependiente, revistan forma jurídica de sociedad anónima, de responsabilidad limitada o comanditaria por acciones. Posteriormente, la letra a) del artículo 67.2 LIS prevé la posibilidad de exceptuar tal requisito a favor de la sociedad dominante, de tal suerte que, en definitiva, ésta podrá ostentar tal condición con independencia de su forma jurídica, siempre y cuando tenga personalidad jurídica propia y esté sujeta y no exenta al IS. Por lo que respecta al fundamento de la excepción señalada en el párrafo precedente, dispone LOZANO ARAGÜÉS, R. que “La idea que subyace en este requisito es que si la sociedad dominante ya tiene un trato fiscal favorable, la integración de las bases imponibles de las sociedades dependientes en la declaración consolidada supondría ventajas adicionales a los grupos cuya cabecera gozara de exenciones o bonificaciones subjetivas, o incluso se puede concluir que la exención de la dominante determinaría la exención del grupo. Lo cierto es que la exención de la dominante solamente supondría una dificultad 127 CADARSO GARGALLO, P. “Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 622. Nótese que el razonamiento esgrimido por CADARSO GARGALLO, P. viene a justificar la exigencia de residencia en territorio español tanto de la sociedad dominante como de las sociedades dependientes. 110 Capítulo II. El grupo fiscal añadida en la elaboración de una base imponible del grupo, a la que habría que deducir la parte correspondiente a la sociedad dominante”.128 Con independencia de lo expuesto, y por citar algún ejemplo, la observación simultánea de las dos condiciones exigidas en la letra a) del artículo 67.2 LIS (a saber, personalidad jurídica propia y sujeción y no exención al IS) llevaría a admitir la consideración como dominante de un grupo de una sociedad comanditaria simple o una entidad de tenencia de valores extranjeros (en adelante, ETVEs).129 En otros supuestos, se da la circunstancia de que la excepción, además de poder canalizarse por vía del artículo 67.2.a) LIS, ha sido reconocida expresamente por la DGT. Por ejemplo, en su consulta 0633-02, de 26 de abril, concluye dicho órgano que “en la medida en que las sociedades colectivas tienen personalidad jurídica y están sujetas y no exentas al Impuesto sobre Sociedades, podrán tener la condición de sociedad dominante de un grupo fiscal”. Esta misma conclusión se alcanza en la consulta 0479-97, de 12 de marzo, respecto de las sociedades agrarias de transformación. Por su parte, en la consulta 1489-02, de 4 de octubre, la DGT admite la posibilidad de considerar como sociedad dominante a una entidad de capital-riesgo, al entender que la 128 LOZANO ARAGÜÉS, R. “El grupo de sociedades. Perspectiva fiscal y contable”, ob. cit., pág. 18. Por lo que concierne a las denominadas ETVEs, el artículo 116 LIS las define como aquéllas “cuyo objeto social comprenda la actividad de gestión y administración de valores representativos de los fondos propios de entidades no residentes en territorio español, mediante la correspondiente organización de medios materiales y personales”. A diferencia de lo que sucedía en la ley del IS de 1995, cuyo artículo 129 señalaba expresamente que las sociedades acogidas al régimen especial previsto para las ETVEs no podían formar parte de los grupos de empresas que hubieran optado por el régimen de consolidación fiscal, la actual regulación del régimen especial aplicable a este tipo de entidades no contiene ninguna incompatibilidad al respecto. Partiendo de esta premisa, el hecho de que la ETVE reúna los dos requisitos reclamados en el artículo 67.2.b) LIS nos lleva a concluir que la misma podrá operar como sociedad dominante del grupo. Entre otros autores, LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. aluden también, como posibles entidades dominantes de un grupo fiscal, a las Cajas de Ahorros y a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), entidades con personalidad jurídica propia, sujetas y no exentas al IS [Memento práctico. Grupos consolidados 2012-2013, ob. cit., págs. 65-66]. 129 111 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades exención referida en el artículo 67.2 LIS “parece referirse a los supuestos previstos en el artículo 9 de la LIS”, que contiene un listado de entidades total y parcialmente exentas entre las que no se encuentran las entidades de capitalriesgo.130 Idéntico razonamiento es esgrimido en la consulta 2454-99, de 28 de diciembre, para negar la condición de sociedad dominante de un grupo a un ayuntamiento que posee una participación, directa o indirecta, de al menos el 90% (actualmente del 75%) del capital de otras entidades […], habida cuenta de que los ayuntamientos gozan de exención en el IS por expresa disposición del artículo 9. La problemática relativa a los establecimientos permanentes. Tras prever la posibilidad de que una determinada sociedad pueda adquirir la condición de entidad dominante de un grupo por el mero hecho de tener personalidad jurídica y encontrarse sujeta y no exenta al IS, el artículo 67.2.a) LIS admite la consideración como dominante de los establecimientos permanentes de entidades no residentes en España, siempre y cuando éstos cumplan determinadas condiciones. El reconocimiento del establecimiento permanente como posible dominante de un grupo fiscal tiene su origen en la reforma operada por la Ley de medidas fiscales, administrativas y del orden social del año 2001, de modo que, hasta el día 1 de enero del año 2002, fecha de 130 Esta conclusión resulta extensible, igualmente, a las llamadas sociedades de desarrollo industrial regional. Debemos tener en cuenta, a este respecto, que el artículo 55.1 LIS dispone que “Las entidades de capitalriesgo, reguladas en la Ley 25/2005 reguladora de las entidades de capital-riesgo y de sus sociedades gestoras, estarán exentas en el 99 por ciento de las rentas que obtengan en la transmisión de valores representativos de la participación en el capital o en fondos propios de las empresas o entidades de capitalriesgo a que se refiere el artículo 2 de la citada Ley, en que participen, siempre que la transmisión se produzca a partir del inicio del segundo año de tenencia computado desde el momento de adquisición o de la exclusión de cotización y hasta el decimoquinto, inclusive”. La misma previsión es establecida posteriormente en el artículo 56.1 LIS en relación con las sociedades de desarrollo industrial regional. 112 Capítulo II. El grupo fiscal entrada en vigor del citado texto normativo, este tipo de entidades no podía formar parte de los grupos fiscales bajo ningún concepto, ni en condición de dominante ni como entidad dependiente. Por lo que atañe al fundamento de la previsión normativa referida, existe unanimidad en la doctrina a la hora de vincularlo con una sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas del año 1999 relativa al principio comunitario de libertad de establecimiento. Es el caso de SERRANO GUTIÉRREZ, A., para quien “probablemente, la incorporación de los establecimientos permanentes, como sociedades dominantes, al régimen de consolidación fiscal, obedece a la intención del legislador de incluir en nuestro sistema fiscal los principios y criterios recogidos por el Tribunal de Justicia de la UE en la sentencia de 21 de septiembre de 1999, caso C-307/97, Compagnie de Saint-Gobain. En esta sentencia, el Tribunal de Justicia de la UE señalaba que el artículo 43 del Tratado CE, relativo al principio de libertad de establecimiento, se oponía a que un establecimiento permanente situado en Alemania, y explotado por una sociedad de capital con domicilio social en otro Estado miembro de la UE, no se beneficiase, en las mismas condiciones que las sociedades de capital con domicilio en Alemania, de determinadas ventajas fiscales previstas para los grupos de sociedades residentes”.131 131 SERRANO GUTIÉRREZ, A. “El régimen de consolidación fiscal según la Ley 24/2001”, en Impuestos, vol. 2, 2002, pág. 188. En esta misma línea se pronuncian, asimismo, ARVERAS ALONSO, C. [“Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 199]; SANZ GADEA, E. [“Régimen de los grupos de sociedades en el Proyecto de Ley de medidas fiscales, administrativas y del orden social: una nota de urgencia”, en Estudios Financieros. Revista de Contabilidad y Tributación, núm. 224, 2001, pág. 41]; y GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. [“Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 873]. 113 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Concretamente, el concepto de establecimiento permanente es definido por la OCDE en el artículo 5 del Modelo de Convenio de Doble Imposición sobre la Renta y el Patrimonio como un lugar fijo de negocios a través del cual una empresa desarrolla total o parcialmente su actividad. La nota principal que lo caracteriza, tal y como apuntan numerosos autores, “es la ausencia de personalidad jurídica distinta de la que corresponde a la casa central. […] No hay, pues, dos entes económicos con personalidad jurídica diferenciada – como ocurre en el caso de sociedades matriz y filial -, sino un sujeto con personalidad jurídica única que opera a través de distintas instalaciones, centros, dependencias, etc., en definitiva, establecimientos permanentes, uno o varios de los cuales están situados en España”.132 Esta circunstancia justifica la necesidad de una previsión normativa que habilite expresamente al establecimiento permanente de una entidad no residente en territorio español a operar como sociedad dominante de un grupo, puesto que, en ausencia de previsión alguna, el hecho de que este tipo de entidades carezca de personalidad jurídica propia (unida a la falta de residencia en territorio español de la sociedad en la que se integran) excluiría directamente la posibilidad de considerarlas como entidades dominantes. Con relación a las exigencias que el establecimiento permanente deberá cumplir a efectos de poder operar como dominante de un grupo, lo primero que conviene destacar es que el apartado l del artículo 67.1.a) LIS admite la posibilidad de que 132 ALBERRUCHE HERRAIZ, A. et alter. Memento práctico. Fiscal, 2011. Madrid: Francis Lefebvre, 2011, pág. 978. En este mismo sentido, disponen LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que el establecimiento permanente “no tiene personalidad jurídica propia, pues se trata de una parte del patrimonio situado en territorio español perteneciente a una entidad no residente, aun cuando dicho patrimonio sea considerado a efectos del IS como una unidad económica gravada en España y, por tanto, se otorgue al establecimiento permanente una especie de personalidad, exclusivamente a efectos fiscales, para someterle a tributación en territorio español por la totalidad de las rentas imputables al mismo” [Memento práctico. Grupos consolidados 2012-2013, ob. cit., pág. 37]. 114 Capítulo II. El grupo fiscal el mismo pueda adquirir la condición de entidad dominante, exclusivamente, “respecto de las sociedades cuyas participaciones estén afectas al mismo”, de forma que resulta preciso dilucidar cuáles son las condiciones que una participación debe reunir para considerarse afecta a un establecimiento permanente. Esta cuestión se encuentra resuelta de forma expresa en el artículo 16.1 del Real Decreto Legislativo 5/2004, de 5 de marzo, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Impuesto sobre la Renta de no Residentes (en adelante, LIRNR), en virtud del cual “Se consideran elementos patrimoniales afectos al establecimiento permanente los vinculados funcionalmente al desarrollo de la actividad que constituye su objeto. Los activos representativos de la participación en fondos propios de una entidad sólo se considerarán elementos patrimoniales afectos al establecimiento permanente cuando éste sea una sucursal registrada en el Registro Mercantil y se cumplan los requisitos establecidos reglamentariamente. […]”. Por lo que concierne a tales requisitos, reclama el artículo 1 del Real Decreto 1776/2004, de 30 de julio, por el que se aprueba el Reglamento del Impuesto sobre la Renta de no Residentes, por un lado, “Que dichos activos se reflejen en los estados contables del establecimiento permanente”, y, por otro, “que dicho establecimiento permanente disponga, para dirigir y gestionar esas participaciones, de la correspondiente organización de medios materiales y personales”. En otras palabras, “la afectación de las participaciones al establecimiento permanente requiere que las participaciones estén contabilizadas en el patrimonio del establecimiento y, además, debe probarse que tales participaciones contribuyen al cumplimiento de su objeto 115 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades social, esto es, no son meras inversiones financieras sino que tienen una función vinculada a dicho objeto”.133 Al margen de la exigencia analizada en el párrafo precedente, demanda el artículo 67.2.f) LIS el cumplimiento de dos condiciones adicionales. Así, el mencionado precepto reclama, por un lado, que la entidad no residente de la que depende el establecimiento permanente no sea, a su vez, dependiente de ninguna otra entidad con residencia en territorio español que reúna todos los requisitos previstos en la norma para ser considerada sociedad dominante de un grupo. Tal exigencia resulta lógica si tenemos presente que, de darse esta situación, se estaría permitiendo la consolidación de un grupo que, desde el punto de vista mercantil, y como consecuencia de la dependencia de éste de una entidad española que reúne las condiciones para ser dominante, tiene la consideración de mero subgrupo. Y, como veremos más adelante, se da la circunstancia de que el legislador fiscal español rechaza la posible consolidación de los subgrupos que pudieran existir en el seno de un grupo principal. En segunda instancia, exige la norma fiscal que la entidad de la que depende el establecimiento permanente 133 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 67]. Considera CADARSO GARGALLO, P., por su parte, que la determinación de la afectación a la que nos referimos se presenta un tanto problemática. A este respecto se pregunta: “¿cómo debe interpretarse la frase «(…) los vinculados funcionalmente al desarrollo de la actividad que constituye su objeto?»”. Tras hacer referencia al artículo 16 LIRNR, anteriormente comentado, alude el autor al artículo 27 del Real Decreto Legislativo 3/2004, de 5 de marzo, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, donde se “establece que en ningún caso se considerarán elementos patrimoniales afectos a una actividad económica «los activos representativos de la participación en fondos propios de una entidad y de la cesión de capitales a terceros». Es cierto que este artículo habla de «elementos patrimoniales afectos a una actividad» y el régimen de declaración consolidada de «participaciones afectas al establecimiento permanente». Es más, a mi entender, este último concepto está integrado en el primero. Pero tampoco creemos que este artículo nos aclare mucho a este respecto. Especialmente, porque si prevaleciese la excepción señalada en el artículo 27 del Texto Refundido de la Ley del IRPF, los establecimientos permanentes no podrían ser sociedad dominante de un Grupo y no les sería nunca de aplicación este régimen al no considerar afectas a la actividad económica las participaciones en los fondos propios de una entidad” [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal.”, ob. cit., págs. 618-620]. 116 Capítulo II. El grupo fiscal tenga su residencia en un país con el que España tenga suscrito un convenio para evitar la doble imposición que contenga cláusula de intercambio de información. Por lo que respecta al fundamento de los requisitos citados, sostiene LÓPEZ ALBERTS, H. que mientras el primero persigue el objetivo de “evitar que por vía de un establecimiento permanente se eludan las normas que regulan la composición de los grupos fiscales”, lo que se pretende con el segundo es “ganar en transparencia en la aplicación del régimen y evitar la utilización de paraísos fiscales o países o territorios opacos para las autoridades fiscales españolas, fines de evasión fiscal”.134 Una vez examinadas las condiciones que el establecimiento permanente debe reunir para poder operar como sociedad dominante de un grupo, conviene matizar que, en realidad, el recurso a dicha posibilidad plantea algunos problemas de orden práctico. Por ejemplo, por destacar uno de los aspectos más controvertidos en torno a esta cuestión, muchos autores se han preguntado cuál es la normativa que ha de resultar aplicable al establecimiento permanente que asume la condición de dominante. En este sentido, debemos tener en cuenta que la entidad no residente de la que depende el establecimiento permanente tiene la consideración de contribuyente en el Impuesto sobre la Renta de no Residentes español (en adelante, IRNR) respecto del conjunto de rentas obtenidas en España 134 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., pág. 107. Con relación al primero de los requisitos mencionados, sostiene el autor que, no obstante, “la norma peca de cierta timidez en este aspecto pues: a) Con que la sociedad no-residente no sea participada en un 75% o más por la dominante, la restricción ya no es operativa. b) No se contempla la posibilidad de que sea una dependiente residente la que adquiera el dominio sobre la no-residente y, de esa forma, se impida la activación de la restricción pues el precepto comentado hace referencia a cualquier entidad residente en territorio español «que reúna los requisitos para ser considerada como dominante». Dado que una entidad dependiente de otra no reúne, por ese solo hecho, las condiciones necesarias para ser dominante de un grupo fiscal, el coladero está servido” [Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., págs. 107-109]. 117 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades a través de dicho establecimiento permanente. Ahora bien, en la medida en que, de reunirse los requisitos exigidos, el establecimiento permanente podrá adquirir la condición de dominante de un grupo sometido al régimen especial de consolidación fiscal en el IS, resulta lícito cuestionarse si la normativa que debe aplicarse al establecimiento permanente a partir del periodo impositivo en que pase a formar parte del grupo de empresas es la normativa propia del IRNR, que sería la aplicable en caso de que dicha entidad tributara individualmente, o bien la LIS, dada su condición de dominante de un grupo que tributa de acuerdo con la normativa de este impuesto. En mi opinión, y en consonancia con lo defendido por la mayoría de autores que se han pronunciado sobre la cuestión, lo procedente sería la determinación de la base imponible del establecimiento permanente de acuerdo con las normas propias del IRNR. Ello es así en la medida en que, a tenor de lo establecido en el artículo 71 LIS, la base imponible consolidada se obtiene mediante agregación de las bases imponibles individuales de todas las sociedades que conforman el grupo, las cuales habrán sido calculadas de conformidad con la normativa que resulte aplicable a cada una de ellas en función del tipo de entidad de que se trate. En este mismo sentido, afirman LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que, “Dado que el grupo fiscal es sujeto pasivo del IS, puede entenderse que la normativa aplicable a todo el grupo es la propia de dicho impuesto, aun cuando individualmente el establecimiento permanente es sujeto pasivo del IRNR. Por otra parte, también puede entenderse que es la normativa propia de cada entidad que integra el grupo la que es aplicable para determinar su base imponible individual, dado que la base 118 Capítulo II. El grupo fiscal imponible del grupo se compone de las bases imponibles individuales de las entidades que integran el mismo, lo cual significa que la base imponible del establecimiento se determina según la normativa propia del IS con las especialidades reguladas en la LIRNR art. 18. Parece lógico que así sea pues lo contrario supone desconocer gastos imputables al establecimiento que no tendrían la consideración de deducibles según la normativa propia del IS”.135 Para finalizar, considero oportuno señalar, a título de curiosidad, que una sociedad no residente podrá dar lugar a tantos grupos de sociedades como establecimientos permanentes tenga en territorio español. Así se pronuncian, entre otros, LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., quienes disponen que “En la medida en que puede haber tantos establecimientos permanentes como actividades diferenciadas se desarrollen en territorio español por una entidad no residente, puede dar lugar a tantos grupos como establecimientos permanentes existan en dicho territorio”.136 135 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 38. En esta misma línea, dispone CADARSO GARGALLO, P. que “El hecho de que el establecimiento permanente pueda tener la consideración de sociedad dominante no invalida que la normativa aplicable sea la establecida en la Ley del Impuesto sobre la Renta de no Residentes. En caso contrario, si sólo se aplicase la normativa del Impuesto sobre Sociedades se habría regulado por la vía de hecho el supuesto de un sujeto pasivo no residente que obtiene rentas a través de un establecimiento permanente al que se aplica la normativa establecida para los sujetos pasivos residentes. Por tanto, entiendo que la norma aplicable es la establecida para estos casos en la Ley del Impuesto sobre la Renta de no Residentes. De no ser así esto supondría, además, desconocer determinados gastos imputables al establecimiento permanente que no son deducibles en la normativa general del Impuesto sobre Sociedades” [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 620]. Téngase en cuenta, no obstante, que, con independencia de que la base imponible del establecimiento permanente deba ser calculada de acuerdo con las normas propias del IRNR, el mero hecho de que éste se integre en un grupo de empresas y deje de tributar de forma individual determina la sujeción al IS. Así, señalan LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que, “Dado que el grupo fiscal es un sujeto pasivo del IS, y que las sociedades que lo integran no tributan en régimen individual, entendiendo por tal el que hubiera correspondido de no ser aplicable el régimen de consolidación fiscal, debe llegarse a la conclusión de que el establecimiento permanente no tributa por el IRNR” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 67]. 136 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 38. En este mismo sentido se pronuncian SANZ 119 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Para ello, señala GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B., deben darse dos circunstancias: “Que cada establecimiento permanente realice actividades claramente diferenciables” y “Que la gestión de las mismas se lleve por separado”.137 3- Participación en el capital. Tal y como señalábamos líneas más arriba, el concepto de sociedad dominante es empleado habitualmente para hacer alusión a aquella entidad que ostenta un determinado grado de control sobre otra u otras. Pues bien, en el ámbito fiscal, a diferencia de lo que ocurre en el plano mercantil, la relación que necesariamente debe darse entre dos sociedades para que tenga lugar el nacimiento de un grupo fiscal susceptible de aplicar el régimen especial de consolidación se materializa en la posesión, por parte de una de estas entidades – la dominante –, de un determinado porcentaje de participación en el capital social de la otra – la dependiente. Por lo que concierne a dicho porcentaje, establece el artículo 67.2.b) LIS que se entenderá por sociedad dominante aquella que “tenga una participación, directa o indirecta, al menos, del 75 por 100 del capital social de otra u otras sociedades el primer día del periodo impositivo en que sea de aplicación este régimen de tributación, o de, al menos, el 70 por 100 del capital social, si se trata de sociedades cuyas acciones estén admitidas a negociación en un mercado regulado. […]”. GADEA, E. [“Régimen de los grupos de sociedades en el Proyecto de Ley de medidas fiscales…”, ob. cit., pág. 41] y CADARSO GARGALLO, P. [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 620]. 137 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 873. 120 Capítulo II. El grupo fiscal Partiendo del contenido del precepto transcrito, es posible señalar tres elementos fundamentales que perfilan esa relación que ineludiblemente debe existir entre la entidad dominante y las sociedades dependientes. En primer lugar, y como novedad introducida por la disposición final tercera de la Ley 2/2010, el legislador prevé dos porcentajes mínimos de participación: uno general, del 75%, y uno especial, específicamente aplicable a las sociedades cotizadas, del 70%.138 En segundo lugar, resulta indiferente que tal participación mínima sea alcanzada de forma directa o indirecta, esto es, a través de una participación inmediata de la sociedad dominante en el capital de la sociedad dependiente, o bien por medio de participaciones en otras entidades interpuestas (si bien recordemos que, en este caso, es requisito imprescindible para entender que la participación se posee de forma efectiva que la entidad interpuesta entre la dominante y la dependiente reúna las condiciones exigidas para formar parte del grupo). En tercer y último lugar, reclama la norma que el porcentaje de participación exigido sea poseído por la dominante el primer día del periodo impositivo en que resulte de aplicación el régimen especial de consolidación fiscal, no siendo necesario, como sí se 138 Por lo que concierne al porcentaje de participación del 70%, el artículo 67.2.b) LIS alude a participaciones en “sociedades cuyas acciones estén admitidas a negociación en un mercado regulado”. El concepto de mercado regulado aparece recogido en el artículo 31 de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores, en virtud del cual “1. Son mercados regulados aquéllos sistemas multilaterales que permiten reunir los diversos intereses de compra y venta sobre instrumentos financieros para dar lugar a contratos con respecto a los instrumentos financieros admitidos a negociación, y que están autorizados y funcionan de forma regular […], con sujeción, en todo caso, a condiciones de acceso, admisión a negociación, procedimientos operativos, información y publicidad. 2. Los mercados regulados españoles reciben la denominación de mercados secundarios oficiales. A tales efectos, se considerarán mercados secundarios oficiales de valores los siguientes: a) Las Bolsas de Valores; b) El Mercado de Deuda Pública en Anotaciones; c) Los Mercados de Futuros y Opciones, cualquiera que sea el tipo de activo subyacente, financiero o no financiero; d) El Mercado de Renta Fija, AIAF; e) Cualesquiera otros, de ámbito estatal, que, cumpliendo los requisitos previstos en el apartado 1, se autoricen en el marco de las previsiones de esta Ley y de su normativa de desarrollo, así como aquellos, de ámbito autonómico, que autoricen las comunidades autónomas con competencia en la materia”. 121 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades exigía en otros textos normativos anteriores, la posesión previa de dicha participación durante un determinado periodo de tiempo. Por lo que se refiere al procedimiento de cálculo del porcentaje de participación requerido, y a pesar de que los métodos de determinación del dominio serán analizados en un apartado posterior del presente capítulo, resulta preciso hacer referencia en este punto a algunos supuestos específicos que, en la práctica, plantean cierta problemática, y que han dado lugar a numerosos pronunciamientos doctrinales. Por citar los ejemplos más destacables, en aquellos supuestos en los que el capital social de la dependiente está constituido, además de por acciones ordinarias, por acciones sin voto o por acciones propias, surge la duda de si tales activos financieros, de características especiales, han de ser tenidos en cuenta a efectos de calcular el porcentaje de participación poseído por la sociedad dominante. Con relación a las acciones sin voto, señalan LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que las mismas “deben tenerse en cuenta al objeto de valorar el cumplimiento del requisito de participación exigido en el capital de la sociedad dependiente”, salvo que cumplan las condiciones para ser calificadas como pasivo a efectos contables “en la medida en que incorporen una obligación para la sociedad emisora de estos valores”.139 En este mismo sentido se pronuncia la DGT en sus consultas V1660 139 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 59. Por lo que concierne a la clasificación como pasivo de las acciones sin voto, dispone el apartado 3 de la Norma de Registro y Valoración 9ª del PGC 2008 que “Los instrumentos financieros emitidos, incurridos o asumidos se clasificarán como pasivos financieros, en su totalidad o en una de sus partes, siempre que de acuerdo con su realidad económica supongan para la empresa una obligación contractual, directa o indirecta, de entregar efectivo u otro activo financiero, o de intercambiar activos o pasivos financieros con terceros en condiciones potencialmente desfavorables, tal 122 Capítulo II. El grupo fiscal 08, de 12 de septiembre, y V0419-09, de 2 de marzo, en las que examina el supuesto de una entidad que posee participaciones que representan un 75% del capital social pero sólo un 25% de los derechos de voto (puesto que existe una limitación de tales derechos “en virtud de cláusulas estatutarias y/o pactos entre los socios”). En ambos casos, señala la DGT, en la medida en que las participaciones de la sociedad dominante “representan mercantilmente un porcentaje de participación en el capital social de la entidad del 75%, aun cuando exista una limitación de los derechos de voto, dicha entidad [la dominada] deberá incluirse en el grupo de consolidación fiscal de la consultante desde el momento de su constitución”. Por lo que atañe a las denominadas acciones propias (que dan lugar a supuestos de autocartera), dispone la DGT en su consulta 0918-04, de 5 de abril, que “la adquisición de acciones propias no supone la extinción de los derechos que incorporan sino que, yacentes, subsisten mientras permanezcan en poder de la sociedad. En cualquier caso, resulta claro que, al suspenderse el ejercicio del derecho de voto que le corresponde, se modifican las participaciones de los socios en cuanto a la formación de la voluntad social. En relación con los derechos económicos, […] se atribuyen proporcionalmente al resto de las acciones. Por tanto, desde el punto de vista económico, las acciones propias suponen una minoración del «capital en circulación» de la entidad, que se traduce en una distribución de los derechos económicos que recaen sobre las mismas, entre el resto de acciones. […] En definitiva, por todo lo expuesto se puede como un instrumento financiero que prevea su recompra obligatoria por parte del emisor, o que otorgue al tenedor el derecho a exigir al emisor su rescate en una fecha y por un importe determinado o determinable, o a recibir una remuneración predeterminada siempre que haya beneficios distribuibles. En particular, determinadas acciones rescatables y acciones o participaciones sin voto”. 123 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades concluir que el valor nominal de las acciones propias poseídas […] deberán minorar el importe total de la cifra de capital social, a los efectos de determinar el porcentaje de participación poseído […], para la aplicación del régimen de consolidación fiscal”.140 4- Mantenimiento de la participación. Una vez fijado el porcentaje de participación necesario para poder adquirir la condición de sociedad dominante, así como el requisito de que tal participación sea poseída por la citada entidad el primer día del periodo impositivo en que resulte de aplicación el régimen especial de consolidación, exige el artículo 67.2.c) LIS “Que dicha participación se mantenga durante todo el periodo 140 Al margen de los supuestos comentados, también plantean dudas los bonos de disfrute, las acciones rescatables y la denominada financiación subordinada. Por lo que respecta a los bonos de disfrute, señalan CASTELLANOS RUFO, E. et alter que “En determinados casos, a las acciones amortizadas en una reducción de capital se les asignan los denominados bonos de disfrute que, generalmente, otorgan el derecho a participar en beneficios en el porcentaje y tiempo establecidos en el acuerdo de reducción de capital” [Memento práctico. Contable, 2013. Madrid: CISS, 2012, pág. 908]. Desde el punto de vista de la determinación del porcentaje de participación, “aun cuando estos valores otorguen a sus titulares derechos económicos en la sociedad, no representan una participación en su capital social y, por tanto, la existencia de ellos en la sociedad dependiente no tiene ninguna influencia en la determinación de dicho porcentaje” [LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 59]. En relación con las acciones rescatables, DE LOS SANTOS POVEDA, M. las define como simples “títulos que, bien el emisor, bien el tenedor o ambos, se comprometen a amortizar en una fecha futura y por un precio establecido” [“Delimitación entre pasivos financieros e instrumentos de patrimonio. Análisis práctico. Acciones sin voto y acciones rescatables”, en Cuadernos de Información, Instituto de Estudios Fiscales, vol. 12/2011, 2011, pág. 132]. Por su parte, LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. afirman que “son auténticas acciones que incorporan tanto derechos políticos como económicos y, por tanto, el capital correspondiente a estas acciones debe tenerse en cuenta al objeto de determinar si la dominante tiene el porcentaje exigido del capital de la sociedad dependiente para que la misma deba obligatoriamente integrarse en el grupo fiscal”. Se aplica, no obstante, la misma regla que para las acciones sin voto, de tal suerte que si las acciones rescatables cumplieran las condiciones para ser consideradas contablemente como pasivo “no debería tenerse en consideración la participación tenida en el capital por estas acciones a efectos de valorar el cumplimiento del porcentaje exigido” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 59]. Por lo que se refiere, en última instancia, a la financiación subordinada, ésta es definida en el artículo 12.1.h) del Real Decreto 216/2008, de 15 de febrero, de recursos propios de las entidades financieras, como “aquella que, a efectos de prelación de créditos, se sitúa por detrás de todos los acreedores comunes”. En lo concerniente a la determinación del porcentaje de participación, sostienen LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que “Con independencia de la consideración que pueda tener como fondos propios a efectos contables, dado que no representa participaciones en el capital, la existencia de esta financiación no tiene incidencia en la determinación” de dicho porcentaje [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 59]. 124 Capítulo II. El grupo fiscal impositivo”. La norma fiscal viene a demandar así, en palabras de GARCÍAROZADO GONZÁLEZ, B., “una composición inalterable del grupo a lo largo del periodo impositivo, de tal manera que las entidades que determinan el perímetro del grupo formarán parte del mismo el primer y el último día del periodo impositivo”.141 No obstante lo señalado en el párrafo anterior, lo cierto es que, tras reclamar la posesión de la participación durante todo el periodo impositivo, introduce el legislador una excepción al señalar que el requisito mencionado “no será exigible en el supuesto de disolución de la entidad participada”. Debemos tomar en consideración, a este respecto, que las causas de disolución de una sociedad aparecen expresamente tasadas en el artículo 363 LSC, de modo que, siempre que se dé alguna de las circunstancias previstas en dicho precepto, la sociedad de que se trate se disolverá y dejará de formar parte del grupo de empresas con efectos del propio periodo impositivo en que concurre la causa de disolución.142 Ello es así en la medida en que, tal y como se desprende del artículo 67.2.c) LIS, la sociedad disuelta no queda excluida del grupo, sino que seguirá formando parte del mismo hasta la fecha exacta de su disolución. En consecuencia, la base 141 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 877. Dispone el artículo 363 LSC que “1. La sociedad de capital deberá disolverse: a) Por el cese en el ejercicio de la actividad o actividades que constituyan el objeto social. En particular, se entenderá que se ha producido el cese tras un periodo de inactividad superior a un año. b) Por la conclusión de la empresa que constituya su objeto. c) Por la imposibilidad manifiesta de conseguir el fin social. d) Por la paralización de los órganos sociales de modo que resulte imposible su funcionamiento. e) Por pérdidas que dejen reducido el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social, a no ser que éste se aumente o se reduzca en la medida suficiente, y siempre que no sea procedente solicitar la declaración de concurso. f) Por reducción del capital social por debajo del mínimo legal, que no sea consecuencia del cumplimiento de una ley. g) Porque el valor nominal de las participaciones sociales sin voto o de las acciones sin voto excediera de la mitad del capital social desembolsado y no se restableciera la proporción en el plazo de dos años. h) Por cualquier otra causa establecida en los estatutos. 2. La sociedad comanditaria por acciones deberá disolverse también por fallecimiento, cese, incapacidad o apertura de la fase de liquidación en el concurso de acreedores de todos los socios colectivos, salvo que en el plazo de seis meses y mediante modificación de los estatutos se incorpore algún socio colectivo o se acuerde la transformación de la sociedad en otro tipo social”. 142 125 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades imponible generada por la sociedad extinguida hasta tal fecha habrá de tenerse en cuenta a efectos de calcular la base imponible consolidada correspondiente a dicho periodo impositivo.143 Por otro lado, podemos preguntarnos qué sucedería en caso de que la sociedad dominante poseyera el porcentaje de participación requerido por la norma el primer día del periodo impositivo, pero lo perdiera durante el transcurso del mismo durante un lapso mínimo de tiempo. Pues bien, aun dándose la circunstancia de que la dominante recuperase el porcentaje de participación necesario antes de la finalización del periodo impositivo en curso, el hecho de no haberlo poseído de forma ininterrumpida durante todo el periodo determinaría el incumplimiento del requisito establecido en el artículo 67.2.c) LIS, y, como consecuencia de ello, la exclusión automática del grupo de la sociedad dependiente. Así, la base imponible obtenida por esta última entidad en el periodo de tiempo comprendido entre el primer día del periodo impositivo y la fecha en que se produce la exclusión no habría de ser incluida a efectos de calcular la base imponible consolidada de dicho periodo. Ahora bien, en caso de que la sociedad excluida reuniera el resto de requisitos exigidos por la LIS para adquirir la condición de dependiente, la recuperación de la participación por parte de la dominante antes de la finalización del periodo impositivo motivaría la nueva inclusión en el grupo de la mencionada sociedad con efectos del periodo 143 Debemos tener en cuenta que si la entidad dependiente quedara excluida del grupo como consecuencia de su disolución, la base imponible generada por ésta hasta dicha fecha no se tendría en cuenta a efectos de calcular la base imponible consolidada del periodo impositivo en curso, ya que, en los supuestos de exclusión, la norma entiende que el último periodo impositivo en que la sociedad formó parte del grupo fiscal es el inmediato anterior a aquél en que concurre la causa de exclusión. Ésta es la razón por la que la sociedad excluida deberá tributar en régimen individual por las rentas generadas a lo largo del periodo de tiempo comprendido entre el primer día del periodo impositivo y la fecha en que se da la circunstancia por la que deja de formar parte del grupo. 126 Capítulo II. El grupo fiscal impositivo siguiente. Esta misma tesis ha sido sostenida por la DGT en su consulta V1080-11, de 28 de abril. 5- No dependencia. Otra de las condiciones reclamadas por el artículo 67.2 LIS para que una determinada sociedad pueda adquirir la condición de dominante de un grupo es “Que no sea dependiente de ninguna otra residente en territorio español, que reúna los requisitos para ser considerada como sociedad dominante”. Lógicamente, si una sociedad que cumpliera todos los requisitos para ser dominante de un grupo poseyera una participación igual o superior al 75% en el capital de otra, ésta última formaría parte del grupo de empresas en condición de dependiente y nunca como dominante.144 En mi opinión, sin embargo, lo que el legislador pretende poner de manifiesto con la incorporación de este requisito a la LIS es que, a diferencia de lo que sucede en el plano contable, en el ámbito fiscal no se admite la consolidación de los posibles subgrupos que pudieran existir. En este sentido, señala LOZANO ARAGÜÉS, R., “La existencia de subgrupos dentro de un grupo carece de relevancia a efectos fiscales […] Será el grupo como tal, sin perjuicio de la existencia de uno o más subgrupos integrados en aquél, al que se le aplicará, en su caso, el régimen de declaración consolidada”.145 Además de lo dispuesto en el párrafo precedente, de la exigencia establecida en el artículo 67.2.d) LIS se desprende la conclusión de que no habría impedimento 144 A lo largo del presente estudio, y a fin de facilitar el análisis de la temática propuesta, normalmente nos limitaremos a aludir al porcentaje general del 75% reclamado por la norma fiscal. Ello no obstante, debemos tener presente que toda referencia al mismo ha de entenderse efectuada, igualmente, al porcentaje del 70% específicamente establecido para las sociedades cotizadas. 145 LOZANO ARAGÜÉS, R. “El grupo de sociedades. Perspectiva fiscal y contable”, ob. cit., pág. 17. 127 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades para que una sociedad fuera considerada como dominante de un grupo en aquellos casos en los que ésta estuviera dominada, a su vez, por una entidad que no reuniera los requisitos para disfrutar de tal condición. Así sucedería, por ejemplo, en el supuesto de que la sociedad dominante se encontrase participada, en un 75% o más de su capital social, por una entidad no residente en territorio español (ya que el incumplimiento del requisito de residencia vedaría toda posibilidad de que la entidad no residente pudiera adquirir la condición de dominante de un grupo de sociedades español), o por una sociedad que se encontrase exenta del IS (por ejemplo, una fundación). Asimismo, sería posible considerar como entidad dominante de un grupo a una sociedad que se encontrara participada por otra en un porcentaje inferior al 75%, independientemente de que ésta última reuniese el resto de requisitos exigidos en el artículo 67.2 LIS. En otro orden de cosas, considero oportuno analizar qué sucedería si, a lo largo de un determinado periodo impositivo, una sociedad ajena al grupo, que reuniese todas las condiciones necesarias para operar como dominante, adquiriese una participación igual o superior al 75% en el capital de la entidad dominante. Para una mejor comprensión de los efectos asociados a tal operación, recurriremos a un sencillo ejemplo práctico. Ejemplo II.1: Las entidades A, B y C forman parte de un grupo de sociedades que consolida contablemente y, además, ha optado por acogerse al régimen especial de tributación consolidada. El grupo formado por las entidades A, B y C presenta la siguiente estructura: 128 Capítulo II. El grupo fiscal A 90% 82% B C El día 1 de junio del año 2013, la sociedad X adquiere una participación del 76% en el capital de la entidad A. X reúne todos los requisitos necesarios para ser considerada sociedad dominante.146 Habida cuenta de que una de las condiciones exigidas por la norma para poder adquirir la condición de sociedad dominante es la posesión de un porcentaje de participación igual o superior al 75% en el capital social de la dependiente el primer día del periodo impositivo en que resulte de aplicación el régimen especial de consolidación, no cabe duda de que, en el caso concreto planteado, y dada la fecha de adquisición de los títulos, la sociedad X no podrá entrar a formar parte del grupo dominado por A en el periodo impositivo correspondiente a 2013. En dicho periodo, por tanto, el grupo formado por las sociedades A, B y C continuará dominado por la entidad A y habrá de presentar declaración consolidada en el IS. La sociedad X, por su parte, tributará conforme a las normas propias del régimen de tributación individual. En el periodo impositivo correspondiente al año 2014, X se convertirá en nueva dominante del grupo constituido por las entidades A, B y C. Como consecuencia de ello, dicho grupo se extinguirá, surgiendo uno nuevo dominado por la entidad X y en el que la sociedad A quedará integrada en condición de dependiente. 146 Para la resolución de éste y del resto de ejemplos propuestos a lo largo del presente trabajo, obviaremos cualquier referencia a los acuerdos que las distintas entidades del grupo deben alcanzar como requisito indispensable para la aplicación del régimen especial de consolidación fiscal. 129 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Cabe la posibilidad, por otro lado, de que la sociedad X ya sea, en el momento de adquisición de la participación en la entidad A, dominante de un grupo de empresas que consolide contable y fiscalmente. Supongamos, por ejemplo, la siguiente estructura: X 77% 91% Y Z De darse esta circunstancia, la solución será idéntica a la planteada en el supuesto anterior, con la particularidad de que en el periodo impositivo correspondiente al año 2013 cada uno de los grupos habrá de presentar su propia declaración consolidada en el IS. En el periodo impositivo correspondiente al año 2014, el grupo formado por las entidades A, B y C quedará integrado en el formado por las sociedades X, Y y Z, pasando X a adquirir la condición de dominante del nuevo grupo. Conviene señalar, además, que mientras que la participación tenida por X en el capital de las sociedades A, Y y Z será directa o inmediata, la poseída en el capital de B y C será indirecta, operando la sociedad A como entidad interpuesta. 6- No sometimiento al régimen especial de las agrupaciones de interés económico, españolas y europeas, y de uniones temporales de empresas. El último de los requisitos demandados por la LIS para que una determinada entidad pueda adquirir la condición de dominante de un grupo fiscal es que la 130 Capítulo II. El grupo fiscal misma “no esté sometida al régimen especial de las agrupaciones de interés económico, españolas y europeas, y de uniones temporales de empresas”. Antes de adentrarnos en el análisis de la exigencia establecida en el artículo 67.2.e) LIS, resulta preciso matizar que el contenido de dicho precepto ha experimentado ciertas variaciones con el paso de los años. Así, hasta el día 1 de enero del año 2003, lo que el legislador reclamaba en dicho apartado para que una entidad pudiera adquirir la condición de dominante era que la misma no se encontrase sometida al régimen de transparencia fiscal. Con posterioridad a dicha fecha, la Ley 46/2002, de 18 de diciembre, de reforma parcial del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y por la que se modifican las Leyes de los Impuestos sobre Sociedades y sobre la Renta de no Residentes, vino a conferir una nueva redacción al artículo 67.2.e) LIS, sustituyendo el requisito de no sometimiento al régimen de transparencia fiscal por el de no sometimiento “al régimen especial de las agrupaciones de interés económico, españolas y europeas, y de uniones temporales de empresas o al de las sociedades patrimoniales”. Finalmente, la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los Impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio suprimió la referencia efectuada en el precepto citado a las sociedades patrimoniales. En la actualidad, por tanto, tal y como se desprende del texto de la norma, tan sólo existe incompatibilidad entre el régimen de consolidación fiscal y los regímenes 131 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades especiales de uniones temporales de empresas y agrupaciones de interés económico.147 Por lo que concierne al fundamento del requisito examinado, dispone GARCÍAROZADO GONZÁLEZ, B. que “La aplicación del régimen de transparencia fiscal, vigente hoy en día para las agrupaciones de interés económico y las uniones temporales de empresas es incompatible con el régimen de consolidación. Puesto que el régimen de transparencia dispone la imputación de las rentas generadas por la entidad transparente a sus socios, este supuesto aplicado a la consolidación determinaría que la sociedad dominante imputara a sus socios las rentas generadas por el grupo fiscal en función del porcentaje de participación, lo que sería contrario a la filosofía de este régimen que configura al grupo fiscal como un ente sometido a gravamen, ya que precisamente la transparencia fiscal dispersaría las rentas entre los socios. Es por ello que la concurrencia en una sociedad de las condiciones de dominante de un grupo fiscal y de la aplicación de un régimen especial por el que se imputan rentas a los socios determina la aplicación del primero”.148 En el caso de las agrupaciones europeas 147 En la vigente LIS, el régimen especial de las agrupaciones de interés económico y de las uniones temporales de empresas se encuentra recogido en los artículos 48 a 52. La definición y funcionamiento de las agrupaciones de interés económico españolas puede encontrarse en la Ley 12/1991, de 29 de abril, de Agrupaciones de Interés Económico. Respecto a las europeas, véase el Reglamento (CEE) nº 2137/1985 del Consejo, de 25 de julio de 1985. La figura de la unión temporal de empresas, por su parte, aparece regulada en la Ley 18/1982, de 26 de mayo, sobre Régimen Fiscal de Agrupaciones y Uniones Temporales de Empresas y de las Sociedades de Desarrollo Regional. 148 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 878. En este mismo sentido se pronuncian autores como ARVERAS ALONSO, C. [“Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 209]; o LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 65], quienes justifican la incompatibilidad argumentando que se trata de “dos sistemas opuestos de tributación”. Así, mientras que el régimen de consolidación fiscal se basa en la integración de bases imponibles, en el régimen de agrupaciones de interés económico y uniones temporales de empresas las bases generadas son imputadas a los socios. Con relación al régimen de las sociedades patrimoniales, cuya incompatibilidad con el régimen de consolidación fiscal fue establecida expresamente por la ley hasta 31 de diciembre de 2006, dispone GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. que “La desaparición de este régimen especial determina la eliminación de esta 132 Capítulo II. El grupo fiscal de interés económico, por su parte, la incompatibilidad con el régimen de consolidación fiscal se justificaría por el hecho de que tales entidades no tributan por el IS español. 4. El concepto de sociedad dependiente. 4.1. Evolución histórica del concepto de sociedad dependiente. Remitiéndonos a los orígenes del régimen especial de consolidación fiscal, la primera definición del concepto de sociedad dependiente la encontramos en el RDL 15/1977, cuyo artículo 4.3 establecía expresamente que “Una sociedad anónima residente en España o en el extranjero tiene el carácter de sociedad dependiente cuando su capital social es poseído – directa o indirectamente – en más del 50% por la sociedad dominante del grupo”. Como podemos comprobar, el concepto originario de sociedad dependiente se articulaba sobre la base de dos elementos: de un lado, se exigía a dicha entidad, como requisito sine qua non para poder formar parte del grupo, una determinada forma jurídica: la de sociedad anónima; de otro, el porcentaje de participación en el capital de la dependiente requerido a la sociedad dominante se cifraba en un 50%. No se reclamaba, por el contrario, la residencia en territorio español de la entidad dependiente, condición que sí operaba entonces para la sociedad dominante. incompatibilidad, lo que podría suponer, en un primer momento, que una entidad pasiva pudiera tener la consideración de sociedad dominante. Sin embargo, en la práctica este supuesto no se puede producir, ya que precisamente la exigencia de un porcentaje de participación tan elevado en las entidades dependientes (75 por 100) ejerciendo la entidad dominante, al menos, la función de holding, conllevaría automáticamente la inaplicación del régimen de sociedades patrimoniales” [“Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 878]. 133 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades A mi parecer, la definición del concepto de sociedad dependiente contenida en el RDL de 1977 puede caracterizarse como la más acertada desde el punto de vista de la técnica empleada para su redacción normativa. Así, a diferencia de lo que sucedió con las definiciones contenidas en todos los textos normativos posteriores, que se articularon sobre la base de una referencia al concepto de sociedad dominante, el citado RDL contenía una definición expresa del concepto de entidad dependiente, evitando las ambigüedades y la problemática asociada a la figura de la remisión. Con posterioridad al RDL 15/1977, el siguiente texto normativo en ofrecer una definición del concepto mencionado fue la ley del IS de 1995. Considero oportuno destacar, a este respecto, que, si bien la Ley 18/1982 no hizo referencia expresa al concepto de sociedad dependiente, sí introdujo ciertos cambios que afectaron al mismo al modificar la definición del concepto de sociedad dominante, al que aquél se encuentra íntimamente ligado. La Ley 43/1995, por su parte, vino a efectuar una definición del concepto de entidad dependiente, que ha perdurado hasta nuestros días, mediante remisión al concepto de sociedad dominante, por lo que resulta lógico que, a partir de la entrada en vigor de dicha norma, el concepto de sociedad dependiente haya evolucionado a la sombra de aquél. Concretamente, la Ley 43/1995, la Ley 24/2001 y el RDLeg 4/2004 tienen en común el hecho de exigir a la entidad dependiente el requisito de forma jurídica de sociedad anónima, limitada o comanditaria por acciones, así como la residencia en territorio español (dos condiciones que se desprenden de la propia definición de grupo fiscal). Los requisitos relativos al porcentaje de participación requerido y a la tenencia de ésta durante un periodo mínimo de tiempo han 134 Capítulo II. El grupo fiscal experimentado, sin embargo, algunos cambios que ya han sido analizados al examinar la evolución del concepto de sociedad dominante. 4.2. La definición del concepto de sociedad dependiente en la LIS. Definido el concepto de grupo fiscal en el artículo 67.1 LIS y el de sociedad dominante en el artículo 67.2 LIS, el concepto de sociedad dependiente debe ser entendido a la luz de aquéllos. Concretamente, dispone el apartado 3 del artículo 67 LIS que “Se entenderá por sociedad dependiente aquella sobre la que la sociedad dominante posea una participación que reúna los requisitos contenidos en los párrafos b) y c) del apartado anterior”.149 De acuerdo con lo dispuesto en el precepto transcrito, tendrá la consideración de sociedad dependiente de un grupo aquella entidad sobre la que la sociedad dominante posea, el primer día del periodo impositivo en que resulte de aplicación el régimen de consolidación, una participación, directa o indirecta, igual o superior al 75%, y, además, se dé la circunstancia de que dicha participación se mantenga durante todo el periodo impositivo. Tales requisitos deberán complementarse, a su vez, con las dos exigencias fundamentales cuyo cumplimiento reclama el artículo 67.1 LIS para que una entidad determinada pueda formar parte de un grupo de empresas. Nos 149 A lo largo del presente apartado, obviaremos la referencia a la posibilidad de que las entidades de crédito tengan la consideración de sociedades dependientes, expresamente prevista en el artículo 67.3 LIS. En concreto, establece el segundo párrafo del precepto indicado que “También tendrán esta misma consideración [la de sociedad dependiente] las entidades de crédito integradas en un sistema institucional de protección […], siempre que la entidad central del sistema forme parte del grupo fiscal y sea del 100 por ciento la puesta en común de los resultados de las entidades integrantes del sistema y que el compromiso mutuo de solvencia y liquidez entre dichas entidades alcance el 100 por ciento de los recursos propios computables de cada una de ellas. Se considerarán cumplidos tales requisitos en aquellos sistemas institucionales de protección a través de cuya entidad central, de manera directa o indirecta, varias cajas de ahorros de forma concertada ejerzan en exclusiva su objeto como entidades de crédito […]”. 135 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades referimos a los requisitos relativos a la forma jurídica de la entidad, por un lado, y, a la residencia en territorio español, por otro. En consonancia con lo expuesto en el párrafo anterior, una definición de sociedad dependiente que integre todas las exigencias que se encuentran dispersas en la norma fiscal sería, por tanto, la siguiente: Se entenderá por sociedad dependiente aquella sociedad anónima, limitada o comanditaria por acciones, residente en territorio español, sobre la que la sociedad dominante tenga una participación, directa o indirecta, al menos, del 75 por 100 el primer día del periodo impositivo en que sea de aplicación este régimen de tributación, siempre y cuando dicha participación se mantenga durante todo el periodo impositivo. Este último requisito no resultará exigible en los supuestos de disolución de la sociedad participada. Por lo que concierne al requisito de forma jurídica, es condición ineludible para que una sociedad pueda adquirir la condición de dependiente que revista alguna de las formas exigidas en el artículo 67.1 LIS, a saber: forma jurídica de sociedad anónima, sociedad de responsabilidad limitada o sociedad comanditaria por acciones. Debemos tener en cuenta, a este respecto, que, a diferencia de lo que sucede con la sociedad dominante, la norma fiscal no exime en ningún caso a las entidades dependientes del cumplimiento de este requisito, de tal suerte que una sociedad colectiva o una sociedad comanditaria simple, por ejemplo, si bien podrían operar como dominantes al tener personalidad jurídica propia y tratarse de entidades sujetas y no exentas al IS, nunca podrían formar parte de un grupo 136 Capítulo II. El grupo fiscal como sociedades dependientes.150 De igual modo sucedería con los establecimientos permanentes, pues, a pesar de que la LIS prevé expresamente la posibilidad de que éstos puedan operar como sociedad dominante de un grupo (excepcionando la exigencia general de que la dominante tenga, con independencia de su forma jurídica, personalidad jurídica propia), el incumplimiento del requisito referido a la forma jurídica, entre otros aspectos, determinaría la imposibilidad de que dichas entidades adquirieran la condición de sociedad dependiente. En lo relativo a la participación requerida a la sociedad dominante, cuantificada en un 75%, recordemos que la misma puede ser directa o indirecta, en el bien entendido de que, tratándose de una participación indirecta, la sociedad interpuesta a través de la cual la dominante alcanza el porcentaje necesario debe reunir todas las condiciones para formar parte del grupo fiscal. Por lo que se refiere a la exigencia de residencia en territorio español, parece claro que su fundamento coincide con el indicado al analizar este mismo requisito en sede de la sociedad dominante. Autores como LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. sostienen, en este sentido, que “La exclusión de las sociedades dependientes no residentes en territorio español […] no parece responder más que a una dificultad práctica de gestión del grupo si fuera admitida la inclusión de las mismas, ya que exigiría, 150 En su consulta V2262-09, de 8 de octubre, excluye también la DGT la posibilidad de que forme parte del grupo fiscal, en condición de dependiente, una corporación de derecho privado sin ánimo de lucro y con personalidad jurídica propia. Así, dispone este órgano que “todas las sociedades del grupo fiscal, con excepción de la dominante, deben ser sociedades anónimas, limitadas o comanditarias por acciones. Sin embargo, en este caso concreto, la entidad consultante no tiene ninguna de estas formas jurídicas, sino que resulta ser una corporación de derecho privado sujeta jurídicamente a sus estatutos y al Código Civil. Por tanto, dicha entidad no podrá formar parte del grupo fiscal […]”. 137 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades por un lado, homogeneizar los ingresos y gastos de aquellas sociedades según las disposiciones del IS […], al objeto de determinar la base imponible del grupo, con la complejidad que ello supondría tanto para la sociedad dominante como para la propia Administración tributaria en su posterior comprobación y, por otro lado, podría tener efectos en la recaudación, pues las pérdidas de la sociedad dependiente no residente compensarían los beneficios del resto de sociedades del grupo y, si tuviese beneficios, habría de admitirse la deducción de los impuestos satisfechos en el extranjero […]”.151 5. Métodos para la determinación del dominio. A lo largo del presente capítulo hemos aludido en varias ocasiones a las nociones de participación directa y participación indirecta. Tal y como comentábamos anteriormente, diremos que una sociedad posee una participación directa en el capital de otra cuando dicha participación es inmediata, esto es, cuando la entidad participante posee acciones o participaciones en el capital social de la otra entidad.152 Diremos, por otro lado, que la participación es indirecta cuando ésta se alcanza de forma mediata, es decir, a través de la participación en otras entidades que se interponen entre la sociedad participante y la sociedad dominada. Pues 151 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., págs. 38-39. Al respecto de esta misma cuestión, señala LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A. en otra de sus obras que “La exclusión de las sociedades dependientes no residentes en territorio español […] tiene su justificación en que la normativa establece la exención como método para evitar la doble imposición económica internacional. Así, por lo que afecta a la tributación de las sociedades filiales residentes en el extranjero que desarrollen actividades empresariales, están exentos los dividendos procedentes de tales sociedades así como las plusvalías derivadas de la transmisión de la participación tenida en las mismas […]. Así, el régimen de exención estaría en contradicción con el que obligara a consolidar dichas sociedades con sus sociedades dominantes residentes en territorio español” [Memento práctico. Impuesto sobre Sociedades, 2013. Madrid: Francis Lefebvre, 2013, pág. 1142]. 152 En este mismo sentido, define ÁLVAREZ MELCÓN, S. el dominio directo como aquél que se produce “cuando la sociedad dominante tiene en su propia cartera de valores la participación en el capital de la sociedad dependiente” [Consolidación de estados financieros, Madrid: Mc Graw-Hill, 2004, pág. 3]. 138 Capítulo II. El grupo fiscal bien, estas dos formas básicas de participación pueden combinarse entre sí, dando lugar a otras. De aquí la posibilidad de aludir a tres niveles de dominio en el seno de los grupos fiscales: dominio indirecto simple; dominio directo e indirecto simple; y dominio recíproco, circular o complejo. Lo primero que conviene destacar al respecto de la participación que la sociedad dominante debe poseer en el capital de la sociedad dependiente, a efectos de que tanto una como otra puedan considerarse integradas en el grupo, es que, en el plano fiscal, el dominio ejercido por la dominante sobre la entidad dependiente es objeto de determinación en función del grado de participación y no del número de votos.153 De este modo, lo que el artículo 67.2.b) LIS viene a exigir es que la sociedad dominante posea una participación que represente “mercantilmente un porcentaje de participación en el capital social de la entidad del 75%, aun cuando exista una limitación de los derechos de voto”, es decir, con independencia de que la dominante ejerza o no un control efectivo sobre la entidad dependiente.154 Desde el punto de vista de GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B., dicho criterio de determinación del dominio persigue el objeto de dar seguridad jurídica en la configuración del grupo de empresas.155 Partiendo de la existencia de distintos niveles y tipos de participación en el seno del grupo fiscal, procederemos a continuación a definir y examinar cada uno de ellos por separado, ofreciendo ejemplos prácticos que permitan comprender 153 Además, señalan MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. que, en virtud del requisito establecido en el artículo 67.2.b) LIS, quedan excluidas “otras formas de dominio a efectos de la definición del grupo como puede ser el control a través de órganos de administración que, sin embargo, sí estará presente en la conceptualización mercantil del grupo de sociedades” [“Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 113]. 154 Así se pronuncia la DGT en sus consultas V1660-08, de 12 de septiembre, y V0419-09, de 2 de marzo, anteriormente citadas (vid. apartado 3.2 del presente capítulo). 155 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 876. 139 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades mejor los criterios previstos en el artículo 69 de la norma fiscal para la cuantificación del dominio. 1- Dominio directo simple. Como resultará lógico, el artículo 69 LIS no hace referencia expresa a los supuestos en los que la sociedad dominante ejerce un dominio directo sobre la sociedad dependiente. Ello es así en la medida en que, en tales casos, dicho dominio vendrá determinado por el porcentaje de participación efectivamente poseído por la primera en el capital social de la segunda, por lo que no resultará precisa la realización de cálculo alguno. Un supuesto de dominio directo sería aquél en que, por ejemplo, una sociedad A posee acciones que representan el 80% del capital de la sociedad B y el 65% del capital de la entidad C. Esto es: A 80% 65% B C A la luz del ejemplo propuesto, y suponiendo que, al margen del requisito referido al porcentaje de participación, las sociedades B y C reúnen todas las condiciones reclamadas por la norma para adquirir la condición de dependientes, el grupo fiscal quedará configurado por las entidades A (en condición de dominante) y B (como dependiente). A este respecto, será indiferente que la sociedad A ejerza un control efectivo sobre la sociedad B, o bien los derechos de voto se encuentren limitados por cualquier razón. La entidad C, por su parte, no 140 Capítulo II. El grupo fiscal podrá formar parte del grupo como consecuencia del incumplimiento del requisito de participación exigido en el artículo 67.2.b) LIS (y, por derivación, como consecuencia del incumplimiento de la condición establecida en el artículo 67.3 LIS en relación con dicha participación). 2- Dominio indirecto simple. En los términos previamente señalados, y siguiendo a LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., el dominio indirecto es aquél que “se manifiesta cuando la sociedad dominante participa directamente en el capital de una sociedad dependiente y ésta, a su vez, participa directamente en el capital de una tercera, y así sucesivamente”.156 Un ejemplo de dominio indirecto sería, por tanto, el siguiente: 95% A 85% B C Por lo que atañe a la determinación de esta forma de dominio, dispone el artículo 69.1 LIS que “Cuando una sociedad tenga en otra sociedad al menos el 75 por ciento de su capital social o, al menos el 70 por ciento del capital social, si se trata de sociedades cuyas acciones estén admitidas a negociación en un mercado regulado y, a su vez, esta segunda se halle en la misma situación respecto a una tercera, y así sucesivamente, para calcular la participación indirecta de la primera sobre las demás sociedades, se multiplicarán, respectivamente, los porcentajes de participación en el capital social, de manera que el resultado de dichos productos deberá ser, al menos, el 75 por ciento o, al menos el 70% por ciento del capital 156 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 81. 141 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades social […] para que la sociedad indirectamente participada pueda y deba integrarse en el grupo fiscal y, además, será preciso que todas las sociedades intermedias integren el grupo fiscal”. De lo dispuesto en el precepto transcrito se desprende que el porcentaje de participación que la sociedad dominante posee, de forma indirecta, en el capital social de otra entidad habrá de calcularse mediante producto de participaciones directas de unas sociedades sobre otras. Se exige, además, la concurrencia de tres requisitos: por un lado, que todas las entidades interpuestas entre la sociedad dominante y la dependiente reúnan las condiciones necesarias para formar parte del grupo de sociedades (se reproduce así, en sentido positivo, el contenido de la causa de exclusión prevista en el artículo 67.4.d) LIS); en segundo lugar, que el porcentaje de participación directa poseído por cada entidad interpuesta sobre la sociedad ubicada en el siguiente eslabón de la cadena de participación sea igual o superior al 75%; por último, que la participación indirecta calculada mediante producto sea, asimismo, igual o superior al 75% (requisito que siempre resultará satisfecho en caso de que se cumpla el anterior). A continuación, propondremos unos sencillos ejemplos prácticos para una mejor comprensión de la temática tratada. Ejemplo II.2. 90% A 80% B C 142 Capítulo II. El grupo fiscal La sociedad A participa directamente en el capital social de la entidad B en un 90%, por lo que, cumpliéndose el resto de requisitos exigidos por la LIS, ésta última forma parte del grupo fiscal en condición de sociedad dependiente. Por lo que respecta a C, dado que la participación es poseída indirectamente a través de la sociedad B, el dominio ejercido por A sobre dicha entidad habrá de determinarse mediante producto del porcentaje de participación de A en el capital social de B y el porcentaje de participación de B en el capital social de C. Tras la realización de dicha operación, el resultado obtenido es que la participación indirecta de A en el capital de C asciende al 72% (90% x 80%). Habida cuenta de que tal porcentaje es inferior al generalmente reclamado en el artículo 67.2.b) LIS, la sociedad C no podrá formar parte del grupo fiscal. Así pues, éste quedará integrado únicamente por las entidades A y B. Ejemplo II.3. A 90% B 80% C 20% D Al igual que sucedía en el ejemplo precedente, la sociedad A posee una participación directa sobre la entidad B superior al 75%, de modo que ésta última formará parte del grupo fiscal en condición de sociedad dependiente. El dominio de A sobre C, por su parte, habrá de calcularse multiplicando el porcentaje de participación de A en el capital social de B (90%) por el porcentaje de participación de B en el capital social de C (80%). Dado que el resultado de este producto es inferior al 75%, la sociedad C no podrá formar parte del grupo fiscal. Este hecho justificará, a su vez, que la entidad D no pueda considerarse integrada en el grupo a efectos de aplicar el régimen especial de consolidación, ya que el 143 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades artículo 69.3 LIS exige expresamente que todas las entidades interpuestas formen parte del grupo de empresas.157 Así, en la medida en que la participación de A en el capital de la sociedad C incumple el requisito de participación establecido en el artículo 67.2.b) LIS, y que, como consecuencia ello, D pasará a estar dominada directamente por una sociedad que no reúne las condiciones para poder formar parte del grupo, también la entidad D quedará excluida del mismo. Esta exclusión queda reforzada si tenemos presente que, al margen de la razón señalada, la participación directa de la entidad C en el capital social de D es inferior al 75%, lo que conlleva el incumplimiento de uno de los tres requisitos reclamados por el artículo 69.1 LIS para considerar a la entidad D integrada en el grupo. En el supuesto de hecho planteado, por tanto, el grupo de empresas tan sólo se encontrará constituido por las sociedades A y B. Téngase en cuenta, por otro lado, que, en caso de que la participación directa de B en el capital social de C fuera del 90% en lugar del 80%, la entidad C sí podría formar parte del grupo por ser la participación indirecta de la dominante en el capital social de dicha entidad superior al 75% (90% x 90% = 81%). La sociedad D, no obstante, quedaría nuevamente excluida, habida cuenta de que el producto de la participación directa de A en el capital social de B y la participación directa de B en el capital social de C volvería a arrojar un resultado inferior al porcentaje mencionado, lo que implicaría el incumplimiento del requisito básico exigido por la norma para justificar la pertenencia al grupo de empresas. 157 A esta misma conclusión se llegaría aun en el caso de que el artículo 69.3 LIS no exigiera expresamente la pertenencia al grupo de todas las sociedades interpuestas, puesto que el artículo 67.4 LIS ya prevé como causa de exclusión en los supuestos de participación indirecta que la sociedad dependiente se encuentre dominada por otra que no reúna las condiciones para formar parte del grupo. 144 Capítulo II. El grupo fiscal Ejemplo II.4. 90% A 90% B 95% C D Aplicando el razonamiento esgrimido en el ejemplo precedente comprobamos que, en el supuesto ahora planteado, el cumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo 69 LIS justificará que todas las entidades implicadas en la cadena de dominio queden integradas en el grupo fiscal. Así, el porcentaje de participación efectivamente poseído por A sobre cada una de las sociedades dependientes se adecúa al exigido en el artículo 67.2.b) LIS (siendo tales porcentajes del 90% en el caso de la entidad B, del 81% en el caso de C, y del 76,95% en el caso de la sociedad D). Además, entendemos que todas las sociedades interpuestas forman parte del grupo fiscal en la medida en que todas ellas reúnen, además del requisito relativo al porcentaje de participación, las condiciones reclamadas por la norma para adquirir la condición de dependientes. 3- Dominio directo e indirecto simple. El denominado dominio triangular, fruto de una combinación de dominio directo con dominio indirecto simple, es definido por RODRÍGUEZ ONDARZA, J. A. y RUBIO GUERRERO, J. J. como aquél en el que se cumple que “El grupo de sociedades consolidadas está formado por tres sociedades en las que la sociedad dominante participa directamente en las otras dos, pero, a su vez, una de dichas sociedades, que es una sociedad dependiente, participa directamente en la otra 145 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades sociedad”.158 De conformidad con esta definición, un supuesto de dominio triangular sería el siguiente: A 90% B 20% C 80% Por lo que se refiere al método que debe seguirse para la determinación del dominio en estos casos, el artículo 69.2 LIS (que regula esta forma de dominio sin calificarla expresamente como triangular) establece lo siguiente: “Si en un grupo fiscal coexisten relaciones de participación, directa e indirecta, para calcular la participación total de una sociedad en otra, directa e indirectamente controlada por la primera, se sumarán los porcentajes de participación directa e indirecta. Para que la sociedad participada pueda y deba integrarse en el grupo fiscal de sociedades, dicha suma deberá ser, al menos, el 75 por ciento […]”. Como podemos comprobar, el artículo 69.2 LIS hace referencia a aquellos supuestos en los que coexisten relaciones de participación directa con relaciones de participación indirecta, en el bien entendido de que la cuantificación de éstas últimas habrá de realizarse conforme a lo dispuesto en artículo 69.1 LIS (y ello a pesar de la ausencia de una remisión expresa del artículo 69.2 LIS a dicho precepto). Resulta preciso dilucidar, no obstante, si la aplicación del artículo 69.1 LIS en los supuestos de dominio triangular queda limitada, exclusivamente, al método que debe emplearse para la determinación del dominio indirecto, o bien 158 RORÍGUEZ ONDARZA, J. A. y RUBIO GUERRERO, J. J. “Una revisión del régimen fiscal de los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 539. 146 Capítulo II. El grupo fiscal debe extenderse también a las condiciones exigidas para que la sociedad indirectamente participada pueda y deba formar parte del grupo fiscal. Por lo que atañe a la aplicación de los requisitos demandados en el artículo 69.1 LIS en los supuestos de dominio triangular, parece lógico exigir, por un lado, que todas las sociedades de la cadena de participación formen parte del grupo de empresas, dado que, de lo contrario, se estaría incurriendo en la causa de exclusión prevista en el artículo 67.4 LIS y, por tanto, la cadena de participación se rompería. Por otro lado, también parece necesario reclamar en tales casos que la participación de cada una de las entidades encadenadas en el capital social de la siguiente sea igual o superior al 75%, ya que la sociedad participada en un porcentaje inferior a éste quedaría excluida del grupo por incumplimiento del artículo 67.2.b) LIS, y, con ella, todas las entidades ubicadas en los siguientes eslabones de la cadena de participación (que pasarían a estar dominadas por una sociedad que no reúne las condiciones para formar parte del grupo). Ahora bien, lo que no parece tan justificado es requerir que el producto de participaciones directas sea, como mínimo, del 75%, ya que ello dejaría vacío de contenido el propio artículo 69.2 LIS. Debemos tener en cuenta, en este sentido, que si este requisito se exigiera también en los supuestos de dominio triangular carecería de sentido que el artículo 69.2 LIS reclamara expresamente que la suma de los porcentajes de participación directa e indirecta fuera igual o superior al 75%, puesto que, al haber exigido previamente aquel requisito, la suma citada siempre arrojaría un resultado superior a dicho porcentaje. Desde mi punto de vista, y en consonancia con la opinión defendida por la DGT en su consulta 0438-02, de 15 de marzo, el hecho de que el artículo 69.2 LIS se limite a señalar expresamente, 147 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades como requisito sine qua non para que la dependiente pueda formar parte del grupo, que la suma de los porcentajes de participación directa e indirecta sea, al menos, del 75%, puede llevarnos a afirmar que, en los supuestos de dominio triangular, no es necesario que el porcentaje indirecto de participación de la sociedad dominante sobre la dependiente sea igual o superior al 75%.159 De acuerdo con lo expuesto en el párrafo anterior, resulta razonable concluir que el artículo 69.2 LIS contiene una remisión en bloque al artículo 69.1 LIS, con la particularidad de que el porcentaje de participación poseído por la entidad interpuesta situada en el último eslabón de la cadena sí podrá ser inferior al 75%. Ello es así en la medida en que, como hemos señalado, carece de lógica exigir, en los supuestos de dominio triangular, que el producto de porcentajes de participación directa sea, como mínimo, del 75%. Sin embargo, a efectos de que todas las entidades interpuestas se consideren integradas en el grupo (y, consecuentemente, la cadena de participación no se rompa), es necesario que todas ellas se encuentren participadas por la anterior en un porcentaje igual o superior a éste. La excepción que explicaría que el producto de porcentajes fuera inferior al 75%, por tanto, sólo podría admitirse en el último eslabón de la cadena, ya que, aun dándose tal circunstancia, la dependiente ubicada en último 159 Señala la DGT en la referida consulta que “Una primera interpretación podría llevar a determinar el grado de dominio aplicando el apartado 1 del artículo 83 transcrito [vigente artículo 69.1 LIS] llevando a considerar como sociedad dependiente sólo aquella en la que la participación indirecta fuera superior al 75 por 100, sin tener en cuenta el porcentaje de participación directa que, en su caso, pudiera existir por parte de la sociedad dominante. Sin embargo, debe tenerse en cuenta lo establecido en el artículo 81.2.b) [vigente artículo 69.2.b) LIS] en el que se manifiesta la intención de ampliar el grupo fiscal integrando el mismo a aquellas sociedades en las que la sociedad dominante posea una participación superior al 75 por 100, ya sea de forma directa, o de forma indirecta. […] Por ello, en el supuesto concreto […] en que coexisten relaciones de participación directa e indirecta, se tendrá en cuenta la participación total de una sociedad en otra para determinar si el porcentaje de participación es superior al 75 por 100, si bien el porcentaje de participación indirecta de la sociedad dominante sobre las demás sociedades se calculará multiplicando respectivamente, los porcentajes de participación en el capital social, sin que sea necesario que exista una participación del 75 por 100, pero sí total”. 148 Capítulo II. El grupo fiscal lugar no dejaría en ningún momento de estar dominada por entidades interpuestas que reúnen las condiciones para formar parte del grupo. Así pues, sólo partiendo de la premisa de que el porcentaje de participación en el último eslabón de la cadena puede ser inferior al 75% adquiere sentido el requisito, previsto en el artículo 67.2 LIS, de que la suma de los porcentajes de participación directa e indirecta deba ser igual o superior a dicha cifra, al tiempo que se evita la generación de situaciones absurdas que podrían alcanzarse de exigir un porcentaje igual o superior al 75% en todos y cada uno de los eslabones de la cadena de participación. A continuación, y a fin de lograr una mejor comprensión, propondremos un ejemplo práctico: Ejemplo II.5. A 90% 25% 75% B C A tenor de lo dispuesto en el artículo 69.2 LIS, y dada la coexistencia de una relación de participación directa de A en el capital social de C y de una relación de participación indirecta de A en el capital de esta misma entidad alcanzada por medio de la sociedad B, el dominio efectivamente ejercido por la dominante sobre la entidad C habrá de determinarse mediante la suma de ambos porcentajes de participación. Por lo que respecta a la participación indirecta, ésta habrá de cuantificarse de conformidad con el procedimiento de cálculo previsto en el artículo 69.1 LIS, esto es, mediante producto del porcentaje de participación de A 149 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades en el capital social de B y del porcentaje de participación de B en el capital social de la entidad C (90% x 75% = 67,5%). En nuestro caso, por tanto, si bien el porcentaje de participación indirecta de A en el capital social de C es inferior al 75%, la suma de los porcentajes de participación directa e indirecta sí supera esta cifra (67,5% + 25% = 92,5%). Al ser ésta la única condición demandada por el artículo 69.2 LIS, la entidad C podrá formar parte del grupo de sociedades junto con la dominante y la sociedad B. Si supusiéramos, partiendo de los datos propuestos en el ejemplo II.5, que la participación directa de A en el capital social de B fuera del 70% en lugar del 90%, la entidad B no podría formar parte del grupo fiscal como consecuencia del incumplimiento del requisito de participación exigido en el artículo 67.2.b) LIS. Ello justificaría, a su vez, la exclusión del grupo de la entidad C, pues, al estar dominada por una sociedad que no reúne las condiciones necesarias para formar parte del mismo, la participación indirecta de la dominante en el capital social de dicha entidad se consideraría nula o inexistente, y tan sólo se entraría a considerar la participación poseída de forma directa. Dado que, en el ejemplo propuesto, dicha participación resulta ser inferior al 75%, la conclusión que alcanzamos es que las sociedades A, B y C no podrían formar un grupo de sociedades susceptible de acogerse al régimen especial de consolidación. Analizado y resuelto el ejemplo planteado, conviene retomar en este punto la problemática surgida en torno al porcentaje de participación que la sociedad interpuesta situada en el último eslabón de la cadena de participaciones debe poseer. En los términos anteriormente señalados, y a efectos de proceder al 150 Capítulo II. El grupo fiscal cálculo de la participación indirecta de la dominante en el capital social de la dependiente, el artículo 69.1 LIS, al que tácitamente se remite el artículo 69.2 LIS, reclama de forma expresa la concurrencia de tres requisitos. Tomando tales requisitos en consideración, y tras cuestionarse la necesidad de que, en este contexto, el porcentaje de participación poseído directamente por la última entidad interpuesta sea, asimismo, igual o superior al 75%, LÓPEZ ALBERTS, H. llega a la conclusión de que “Despreciar los caminos de participación cuyo último eslabón sea inferior al 75% (sólo puede ser el último pues las sociedades intermedias del camino de participación deben formar parte del grupo por expresa exigencia de la Ley), lleva al absurdo […]”.160 A fin de justificar su tesis, compara el autor dos ejemplos. En el primero de ellos, el grupo de sociedades presenta la siguiente estructura: A 100% 73% 27% B C En el segundo ejemplo, se presenta la siguiente figura: 160 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., págs. 99100. En este mismo sentido, disponen LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que “Cuando el dominio sobre una sociedad dependiente se manifieste a través de una relación de participación directa e indirecta, así como a través de varias participaciones indirectas, se debe sumar la participación en aquella sociedad alcanzada por cada una de estas formas, con la particularidad de que en el último eslabón de participación indirecta en esa sociedad, el porcentaje de participación puede ser inferior al 75% o […], siendo necesariamente en los eslabones anteriores dicho porcentaje superior al 75% […]” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 84]. 151 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades A 100% 25% 75% B C De acuerdo con el criterio de determinación del dominio establecido en el artículo 69.1 LIS, resulta claro que, en el ejemplo propuesto en primer lugar, el grupo de sociedades únicamente estará constituido por las entidades A y B. Si partiéramos de la premisa, criticada por LÓPEZ ALBERTS, H., de que cada una de las sociedades encadenadas ha de tener una participación en el capital social de la siguiente entidad de, al menos, el 75%, la sociedad C no podría formar parte del grupo. Ello es así en la medida en que, al ser la participación directa de B sobre C inferior al 75%, el único porcentaje que se tendría en cuenta a efectos de determinar el dominio de A sobre C sería el porcentaje de participación directa del 73%, inferior al mínimo exigido. En el segundo caso, sin embargo, dado que la cadena de participación no se rompe en ningún momento (como consecuencia de que la participación directa de B sobre C es, precisamente, del 75%), el dominio efectivo de A sobre C se determinaría mediante suma del porcentaje de participación directa (25%) y el de participación indirecta (calculado mediante producto de porcentajes de participación directa). Al ser el resultado de esta operación superior al 75% (25% + [100% x 75%] = 100%), las entidades A, B y C podrían conformar grupo fiscal. Basándose en los dos supuestos comentados, dispone LÓPEZ ALBERTS, H. que “El absurdo reside en que en ambos casos «C» está participada al 100% o por la dominante o por una dependiente suya al 100% («B»), siendo en el primer caso la 152 Capítulo II. El grupo fiscal participación directa de «A» sobre dicha sociedad sustancialmente superior a la que detenta en el segundo. Tenemos pues que concluir que la redacción legal es deficiente a este respecto y que sólo una adecuada y lógica visión del precepto pueda salvar esas deficiencias”.161 En consonancia con esta tesis, opino que carece de todo sentido que dos situaciones mercantilmente equiparables (pues en ambos casos la sociedad dominante participa en el 100% del capital de la dependiente) sean tratadas de forma desigual (en un caso se admitiría la integración de C en el grupo y en otro no). Además, este razonamiento parece encontrar apoyo en la consulta de la DGT 0438-02, previamente citada, donde dicho órgano admite la pertenencia a un grupo de sociedades de tres entidades ligadas entre sí por los siguientes vínculos: A 100% B 18,39% 59,27% C De conformidad con lo expuesto, considero razonable defender la procedencia de una reforma en la redacción normativa del artículo 69.2 LIS, de tal suerte que se clarifiquen todos aquellos aspectos que presentan cierta confusión. Al mismo tiempo, entiendo que resulta necesario algún pronunciamiento por parte de la Administración acerca del alcance de la remisión tácita efectuada en el artículo 69.2 LIS que permita determinar si, efectivamente, el requisito de que los porcentajes de participación sean iguales o superiores al 75% debe cumplirse en 161 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., págs. 99100. 153 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades todos los eslabones de la cadena de participación, o bien puede ceder en el último de ellos a fin de evitar resultados discriminatorios y absurdos. 4- Dominio circular, recíproco o complejo. Dispone el artículo 69.3 LIS que “Si existen relaciones de participación recíproca, circular o compleja, deberá probarse, en su caso, con datos objetivos la participación de, al menos, el 75 por ciento del capital social […]”. Como podemos comprobar, y a diferencia de lo que sucedía en los supuestos examinados anteriormente, el apartado tercero del artículo 69 LIS no ofrece ningún método concreto para el cálculo del dominio efectivamente ejercido por la sociedad dominante sobre la entidad dependiente, limitándose a señalar que éste deberá ser probado. En el presente apartado, por tanto, nos limitaremos a definir los conceptos de dominio recíproco, dominio circular y dominio complejo. Por lo que respecta a las participaciones recíprocas, éstas pueden ser definidas como aquéllas que tienen lugar cuando una sociedad dependiente adquiere, a su vez, acciones de la sociedad dominante, de tal forma que la sociedad dominante participa directamente en el capital de la sociedad dependiente y viceversa.162 Se trataría del supuesto siguiente: 90% B A 5% 162 El dominio mutuo o recíproco es el único tipo de dominio regulado por la normativa mercantil. Así, dispone el artículo 151 LSC que “No podrán establecerse participaciones reciprocas que excedan del diez por ciento de la cifra de capital de las sociedad participadas”. 154 Capítulo II. El grupo fiscal En segunda instancia, las participaciones circulares tienen lugar cuando una sociedad dependiente participa indirectamente en el capital de la sociedad dominante. De este modo, la diferencia con la participación recíproca radica en la naturaleza de la participación que la sociedad dependiente posee en el capital social de la dominante, que en este caso es indirecta. LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. definen este tipo de dominio como aquél que se produce cuando “en una cadena de participación indirecta, una de las sociedades tiene participación en la sociedad dominante o en otra dependiente”.163 LÓPEZ ALBERTS, H., por su parte, caracteriza las situaciones de participación circular como “una generalización de la participación recíproca. Rigurosamente se puede decir que en un grupo existen relaciones de participación circular cuando siguiendo los caminos o rutas que definen las relaciones de participación, es posible pasar dos veces por dos o más sociedades del grupo”.164 Veamos el ejemplo siguiente: 90% A 75% B C 5% Para finalizar, el dominio complejo se produce cuando, en un mismo grupo de empresas, coexisten todos los tipos de participación analizados hasta ahora, esto es, participaciones directas, indirectas, recíprocas y circulares. En estos casos, señala LÓPEZ ALBERTS, H., “La complejidad de las relaciones de participación existentes en un grupo no significa necesariamente que la consolidación de sus 163 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados 2012-2013, ob. cit., pág. 539. 164 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., pág. 53. 155 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades cuentas vaya a ser más compleja. Muchas veces será el volumen de datos a manejar lo que acarree mayores problemas, sobre todo si no existe un sistema adecuado de captación de datos a los efectos de consolidar y, en especial, de aquellas operaciones que requieren de un tratamiento especial en la consolidación”. Un ejemplo de dominio complejo sería el que se muestra a continuación: A 100% B 90% C 90% D 85% 7% E 10% 95% F Tal y como señalábamos líneas más arriba, para los supuestos ahora contemplados la norma fiscal no prevé ninguna regla específica que permita determinar el dominio que la sociedad dominante ejerce de forma efectiva sobre la entidad dependiente, ya que se limita a señalar que dicho dominio deberá ser probado “con datos objetivos”. Así pues, habrá que estarse a cada caso concreto. En lo referente a los medios de prueba que pueden emplearse, lo cierto es que se trata de una cuestión abierta sobre la que no existe ningún pronunciamiento en el ámbito fiscal.165 165 Al respecto de esta cuestión, algunos autores aluden a la noción de “demostración objetiva”. Vid. Memento práctico. Fiscal, 2013. Madrid: CISS, 2013, pág. 746. 156 Capítulo II. El grupo fiscal 6. Modificación en la composición del grupo fiscal. 6.1. Introducción. En los términos señalados en un punto anterior del presente capítulo, el hecho de que el artículo 67.2.b) LIS exija, como requisito sine qua non para que una sociedad determinada pueda adquirir la condición de dominante de un grupo, que la misma detente un porcentaje de participación igual o superior al 75% en el capital social de la dependiente el primer día del periodo impositivo en que resulte de aplicación el régimen de consolidación implica que la delimitación de la composición del grupo tendrá lugar en dicha fecha. Así, el grupo de empresas estará constituido por aquellas sociedades que, el primer día del periodo impositivo, reúnan todas y cada una de las condiciones establecidas para formar parte del mismo, ya sea como sociedad dominante o como entidad dependiente. Debemos tener en cuenta, por otro lado, que, a pesar de que el legislador se decanta por la inalterabilidad en la composición del grupo a lo largo de todo el periodo impositivo (a tal fin reclama que la dominante mantenga su participación en la dependiente durante todo el periodo), es posible que el grupo de empresas no se mantenga estático y experimente algunos cambios, bien porque la sociedad dominante adquiera el dominio sobre otras entidades con posterioridad a la solicitud de aplicación del régimen de consolidación fiscal, bien porque pierda el dominio que tenía sobre ciertas sociedades integradas en el grupo. En ambos casos, la composición inicial del mismo, delimitada el primer día del periodo impositivo por expresa decisión del legislador, experimentará modificaciones. Conscientes de esta posibilidad, en el presente apartado nos ocuparemos de 157 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades analizar, en primer lugar, los efectos asociados a la entrada de nuevas sociedades en el grupo de empresas ya constituido, y, en segunda instancia, las consecuencias derivadas de la salida del grupo de alguna de las entidades dependientes que lo integraban. 6.2. Inclusión de nuevas sociedades en el grupo. La inclusión de nuevas sociedades en el grupo fiscal tendrá lugar siempre que una entidad que reúna las condiciones necesarias para operar como dominante adquiera una participación de, al menos, el 75% en una sociedad que cumpla todos los requisitos para formar parte del grupo en condición de dependiente. Al respecto de tales supuestos, señala el artículo 68.1 LIS que “Las sociedades sobre las que se adquiera una participación como la definida en el apartado 2.b) del artículo anterior, se integrarán obligatoriamente en el grupo fiscal con efecto del periodo impositivo siguiente”, lo cual resulta lógico si tomamos en consideración que el artículo 67.2.b) LIS exige, precisamente, para que una determinada entidad pueda adquirir la condición de dominante de un grupo que la participación exigida en el capital social de la dependiente sea poseída el primer día del periodo impositivo en que resulte de aplicación el régimen de consolidación.166 Admitir la incorporación de la dependiente en el propio periodo impositivo en que tiene lugar la adquisición de los títulos, por tanto, constituiría un atentado contra la propia definición de sociedad dominante. Resulta preciso señalar, no obstante, que, tras el establecimiento de la norma general, introduce el legislador una 166 Al margen del estudio aquí realizado quedan las cuestiones relativas al acuerdo que necesariamente deberá adoptar la sociedad integrada en el grupo, que, por motivos de extensión, no son objeto de análisis en este trabajo. 158 Capítulo II. El grupo fiscal excepción (vigente desde el año 1995), en virtud de la cual “En el caso de sociedades de nueva creación la integración se producirá desde el momento de su constitución, siempre que se cumplan los restantes requisitos necesarios para formar parte del grupo fiscal”. Por lo que concierne al fundamento de la excepción mencionada, afirma GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. que “Al ser una sociedad de nueva creación, no hay ejercicio social que cerrar, por lo que la norma se flexibiliza para admitir estas sociedades desde el mismo momento en que se produce su constitución. En este sentido, debe pensarse que en la constitución de esa sociedad han participado sociedades del grupo, al menos en un 75 por 100, lo que evita situaciones de planificación fiscal en la que se desagregue una parte del grupo por motivos fiscales. Resulta lógico, por tanto, que aquello que formaba parte del grupo antes de la constitución de esa sociedad, siga formando parte del mismo, una vez haya sido constituida”.167 A continuación, propondremos un sencillo ejemplo a fin de comprender mejor el funcionamiento de ambas normas. Ejemplo II.6. A mitad del periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2013, la entidad A, dominante de un grupo de empresas que tributa de conformidad con las normas del régimen de consolidación fiscal, adquirió una participación del 80% en una sociedad B y una participación del 90% en una sociedad C. La sociedad B, ya existente, tenía, a su vez, la consideración de dominante de un 167 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 882. 159 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades grupo acogido al régimen especial de consolidación fiscal. La participación de la sociedad C se adquirió en el momento de la constitución de dicha entidad. Teniendo en cuenta el contenido del artículo 68.1 LIS, la incorporación de la entidad B al grupo dominado por A tendrá lugar con efectos del periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2014, ya que se trata de una sociedad ya existente en la fecha de adquisición de la participación. En el periodo impositivo correspondiente a 2013, por tanto, el grupo de sociedades dominado por A presentará una declaración consolidada del IS en la que no deberá incluirse la información relativa a las rentas generadas por B durante dicho periodo. De igual modo, el grupo de empresas dominado por la entidad B presentará su propia declaración consolidada en el ejercicio 2013. Ya en el periodo impositivo correspondiente a 2014, la entidad B, así como todas las sociedades dependientes de ésta, pasarán a formar parte del grupo de sociedades dominado por A en condición de dependientes, de modo que las bases imponibles individuales generadas por tales entidades a lo largo de 2014 habrán de ser consideradas para la determinación de la base imponible consolidada correspondiente a dicho periodo. En el caso de la entidad C, dado que se trata de una sociedad de nueva creación, la integración al grupo de empresas se producirá con efectos del propio periodo impositivo correspondiente a 2013. La base imponible consolidada de dicho ejercicio habrá de incorporar, por tanto, la base imponible individual generada por la sociedad C en el periodo de tiempo comprendido entre la fecha de su constitución y el último día del periodo impositivo. 160 Capítulo II. El grupo fiscal 6.3. Exclusión de sociedades. Por lo que se refiere a la exclusión de sociedades, dispone el artículo 68.2 LIS que “Las sociedades dependientes que pierdan tal condición quedarán excluidas del grupo fiscal con efectos del propio periodo impositivo en que se produzca tal circunstancia”. De conformidad con el contenido de la norma transcrita, por tanto, mientras que la incorporación de nuevas sociedades al grupo tendrá lugar, como norma general, con efectos del periodo impositivo siguiente, la exclusión se regirá por la misma regla prevista para la inclusión de entidades de nueva constitución, esto es, generará efectos desde el propio periodo impositivo en que la entidad de que se trate deje de reunir alguna de las condiciones para poder formar parte del grupo de empresas. Como consecuencia de ello, la base imponible individual generada por la entidad excluida desde el primer día del periodo impositivo hasta la fecha en que pierde la condición de sociedad dependiente no habrá de tenerse en cuenta a efectos de determinar la base imponible consolidada correspondiente a dicho periodo, pues se entiende que el último periodo impositivo en el que la referida entidad ha formado parte del grupo es el inmediato anterior al de su exclusión.168 Desde mi punto de vista, no obstante, esta norma general cuenta con una excepción, aplicable en aquellos supuestos en los que una sociedad dependiente deje de estar integrada en el grupo como consecuencia de su extinción. Debemos recordar, en este sentido, que una de las condiciones que toda sociedad dependiente debe reunir para poder formar parte de un grupo fiscal es que la 168 Obviamos aquí las particularidades asociadas a la tributación de los beneficios obtenidos hasta el momento de la exclusión, así como las relativas a la incorporación de las eliminaciones pendientes por operaciones en las que la sociedad ahora excluida participó, que serán tratadas en un capítulo posterior. 161 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades entidad dominante posea en su capital social, durante todo el periodo impositivo, una participación mínima del 75%, si bien establece expresamente el artículo 67.2.c) LIS que “El requisito de mantenimiento de la participación durante todo el periodo impositivo no será exigible en el supuesto de disolución de la sociedad participada”. De aquí se desprende que, a pesar de que la pérdida de la participación necesaria justifica que la entidad dependiente deje de reunir tal condición, la concurrencia de dicha circunstancia no provocará, al menos no en el sentido estricto término, la exclusión del grupo de la mencionada sociedad, por lo que en estos casos no resultará de aplicación lo dispuesto en el artículo 68.2 LIS. A mi entender, por tanto, la conclusión que se deriva de una interpretación conjunta del contenido de los artículos 67.2.c) y 68.2 LIS es que, en los casos de extinción de la sociedad dependiente, dicha entidad seguirá formando parte del grupo hasta el momento mismo de su disolución, de tal suerte que, a diferencia de lo señalado para el resto de supuestos en los que la dependiente pierde tal condición, la base imponible generada por la misma en el periodo de tiempo comprendido entre el primer día del periodo impositivo y el día de su extinción habrá de aportarse, junto con la base imponible generada por el resto de sociedades del grupo, a la base imponible consolidada.169 Con independencia de lo expuesto en el párrafo precedente, uno de los aspectos a tener en cuenta con relación a la norma contenida en el artículo 68.2 LIS, es que, 169 Esta tesis resulta coherente con lo señalado por la DGT en su consulta V1011-13, de 27 de marzo, para el caso de extinción de la sociedad dominante. Si bien es cierto que se trata de un supuesto de hecho distinto (extinción de la sociedad dominante, y no de una dependiente), en la consulta referida la DGT prevé la posibilidad de que los efectos de la extinción se fijen en el momento de la misma y no se retrotraigan al periodo impositivo anterior. Así, dispone el citado órgano que, en los supuestos de extinción de la sociedad dominante, el grupo extinguido como consecuencia de tal circunstancia deberá presentar una declaración consolidada correspondiente al periodo impositivo en que se produce la extinción, en el bien entendido de que dicha declaración incluirá las rentas generadas por la dominante y por todas las dependientes entre el primer día del periodo impositivo y la fecha en que se produce la extinción del grupo fiscal. 162 Capítulo II. El grupo fiscal tal y como dispone expresamente dicho precepto, la misma sólo resulta de aplicación a las sociedades dependientes. Ello es así en la medida en que, si bien el hecho de que una sociedad dependiente deje de reunir las condiciones para formar parte del grupo conlleva la mera separación de dicha entidad (algo que no afecta a la continuidad de éste), la pérdida de la condición de sociedad dominante, por incumplimiento de alguna de las exigencias previstas en la LIS, determinaría automáticamente la extinción del grupo de empresas.170 Por lo que atañe al fundamento del artículo 68.2 LIS, dispone GARCÍAROZADO GONZÁLEZ, B. que “La filosofía que se mantiene aquí es la misma que en el caso de la inclusión de sociedades en el grupo fiscal: que la entidad afectada no se vea obligada a cerrar su ejercicio social como consecuencia de su exclusión del grupo. Por ello, la norma […] establece una excepción para el supuesto de disolución de la entidad participada, en cuyo caso, en la medida en que se cierra el ejercicio social de la entidad, los resultados obtenidos hasta entonces se integran en el grupo fiscal”.171 Conviene señalar, por otro lado, que la exclusión de una sociedad dependiente del grupo de empresas procederá siempre que ésta pierda tal condición, circunstancia que vendrá determinada por el incumplimiento sobrevenido de cualquiera de los requisitos exigidos en los artículos 67.1 LIS y 67.3 LIS para poder adquirir la condición de dependiente, o por la concurrencia de cualquiera de las causas de exclusión previstas en el artículo 67.4 LIS. Ahora bien, del mismo modo en que 170 Así se desprende expresamente del artículo 67.5 LIS, en virtud del cual “El grupo fiscal se extinguirá cuando la sociedad dominante pierda dicho carácter”. 171 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 883. Como vemos, este argumento resulta coherente con la tesis sostenida más arriba acerca de los efectos asociados a la extinción de la sociedad dependiente. 163 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades una sociedad dependiente puede dejar de reunir las condiciones establecidas en la norma para su pertenencia al grupo, resulta perfectamente posible que, bien en el mismo periodo impositivo en que queda excluida o bien en uno posterior, supere el incumplimiento en el que incurría o desaparezca la causa que motivó su exclusión, de forma que dicha entidad recupere las condiciones necesarias para volver a formar parte del grupo. En tal caso, resulta necesario examinar separadamente cada uno de los supuestos que pueden darse, en función de cuál haya sido la causa que ha motivado la separación del grupo de la entidad dependiente. En primer lugar, resulta oportuno cuestionarse qué sucedería en el supuesto de que la sociedad dependiente se hubiera visto separada del grupo con motivo del traslado de su domicilio al extranjero, lo que habría supuesto el incumplimiento del requisito de residencia exigido en el artículo 67.1 LIS. Pues bien, en caso de que la entidad excluida volviese a adquirir su condición de residente en territorio español, la doctrina administrativa se ha decantado por equiparar la situación a la extinción y consiguiente constitución de una nueva sociedad en España, de tal suerte que aquélla quedaría nuevamente incluida en el grupo con efectos del propio periodo impositivo en que recupera su condición de residente. Así, por ejemplo, en la consulta 0338-02, de 6 de marzo, sostiene la DGT que “es necesario decidir si el traslado de residencia de una sociedad del extranjero a España es equiparable a la adquisición del porcentaje mínimo de participación o a la creación de una nueva sociedad. El cambio de domicilio social del extranjero a España no altera la personalidad jurídica de la sociedad trasladada, exigiéndose el traslado al Registro Mercantil español del contenido del Registro Mercantil 164 Capítulo II. El grupo fiscal extranjero y abriéndose una nueva hoja registral; asimismo a la sociedad trasladada se le asigna un nuevo número de identificación fiscal; en definitiva se realizan todas las actuaciones propias de una sociedad nueva […]. Por tanto, este nuevo estatuto personal de la sociedad en España, derivado de su traslado de residencia del extranjero a nuestro país, puede considerarse equiparable a la creación de una sociedad española y tener los efectos, que para este último supuesto contempla el artículo 82.1 LIS [vigente artículo 68.1 LIS]”.172 En este mismo sentido, autores como LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. entienden que “la recuperación de la residencia en territorio español supone, igualmente, recuperar la condición de sociedad dependiente en el mismo periodo impositivo en el que se manifiesta tal circunstancia, de cumplirse los demás requisitos exigidos para formar parte del grupo”.173 En segunda instancia, podemos preguntarnos qué ocurriría en caso de que una sociedad dependiente experimentase una transformación de su forma jurídica, de modo que pasara de revestir una forma societaria no apropiada para consolidar a una de las previstas en el artículo 67.1 LIS (por ejemplo, una sociedad comanditaria simple que se transforma en una sociedad comanditaria por acciones). Con relación a este tipo de supuestos, la posición doctrinal mayoritaria se ha decantado por defender la incorporación de la entidad dependiente al grupo 172 Por lo que se refiere a los efectos que sobre la personalidad jurídica puede tener el cambio de residencia de un Estado a otro, conviene tener en cuenta lo dispuesto en el artículo 94.1 de la Ley 3/2009, de 3 de abril, sobre modificaciones estructurales de las sociedades mercantiles, en virtud del cual “El traslado al territorio español del domicilio de una sociedad constituida conforme a la ley de otro Estado parte del Espacio Económico Europeo no afectará a la personalidad jurídica de la sociedad”. 173 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 76. 165 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades de empresas con efectos del propio periodo impositivo en que, como consecuencia de la transformación, adopta alguna de las formas jurídicas aptas para consolidar. Es éste el caso de CADARSO GARGALLO, P., quien alude a una resolución de la DGT de 23 de enero de 1996 en la que dicho órgano establece que en “caso de que la sociedad limitada se transforme en anónima, en la medida en que la transformación no afecta a la personalidad jurídica de la sociedad transformada […] el cómputo del dominio que la consultante ostenta sobre la entidad transformada se entiende que no se verá interrumpido por la realización de esta operación”.174 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., por su parte, entienden que “si una entidad adecuase su forma jurídica a alguna de las exigidas para formar parte del grupo, siempre que no concurra ninguna otra causa excluyente, se producirá la inclusión de aquella sociedad en el grupo en el propio periodo impositivo en el que sea efectiva la transformación de la forma jurídica. Entendemos que, al no establecer la LIS nada al respecto de forma expresa esta condición deberá valorarse al cierre del periodo impositivo, momento en el que se devenga el impuesto, dado que se cumple la condición general de que se tiene la participación de forma ininterrumpida durante todo el periodo impositivo. Este efecto debe ser independiente de la naturaleza jurídica de la entidad que transforma su forma societaria […], siempre que tenga personalidad jurídica y la misma no sea vea alterada por la transformación”.175 174 CADARSO GARGALLO, P. “Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal“, ob. cit., pág. 632. 175 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 76. En este mismo sentido, dispone LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A. que si la transformación se ha realizado con posterioridad a la aplicación del 166 Capítulo II. El grupo fiscal A mi parecer, la tesis defendida por los autores mencionados resulta del todo acertada, máxime si tenemos en cuenta que, a tenor de lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 21.1 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria (en adelante, LGT), “La fecha del devengo determina las circunstancias relevantes para la configuración de la obligación tributaria, salvo que la ley de cada tributo disponga otra cosa”. Debemos tener presente, a este respecto, que la forma jurídica de la entidad dependiente es una cuestión que afecta a la configuración de la obligación tributaria, ya que puede influir en el tipo de gravamen o en la aplicación de alguna de las exenciones previstas en el artículo 9 LIS, por lo que considero que tal circunstancia debe ser valorada en la fecha de devengo del impuesto, es decir, el último día del periodo impositivo. Así pues, si se diese el caso de que una sociedad experimentase la transformación de su forma jurídica a una de las señaladas en el artículo 67.1 LIS, dado que la forma jurídica es una circunstancia que debe valorarse en la fecha de devengo del impuesto, la base imponible individual generada por ésta a lo largo del periodo impositivo en que se produce la transformación habría de ser incluida a efectos del cálculo de la base imponible consolidada correspondiente a dicho periodo. Por otro lado, puede darse el caso de que una sociedad se encuentre excluida del grupo porque la entidad dominante no posea un porcentaje de participación en su capital social de, al menos, el 75%. Si, comenzado el periodo impositivo, la sociedad dominante adquiriera una participación igual o superior a dicho régimen de consolidación, dado que “no afecta a la personalidad jurídica de la sociedad transformada ni produce la conclusión de un periodo impositivo, […] la sociedad transformada debe integrarse en el grupo en el propio ejercicio en que a efectos mercantiles ha tomado la forma jurídica adecuada, siempre que al inicio del primer periodo de consolidación fiscal se hubiese tenido la participación” [Memento práctico. Impuesto sobre Sociedades, 2013. Ob. cit., pág. 1158]. 167 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades porcentaje, de forma que la entidad participada pasara a reunir todos los requisitos para adquirir la condición de dependiente, la incorporación de la misma al grupo de empresas habría de regirse por una norma acorde con el contenido del artículo 67.2.b) LIS. Así, en la medida en que dicho precepto exige que la participación sea poseída por la dominante el primer día del periodo impositivo en que resulte de aplicación el régimen especial de consolidación, la integración de la entidad dependiente al grupo habría de producirse con efectos del periodo impositivo siguiente, pues sólo en dicho periodo podría darse cumplimiento al requisito indicado.176 Por lo que respecta a aquellos supuestos en los que una entidad deje de estar exenta, de tal suerte que, como consecuencia del cambio operado, reúna todas las condiciones para formar parte del grupo fiscal, la incorporación habrá de regirse, en mi opinión, por el mismo criterio señalado para el caso de que se produjese una transformación de su forma jurídica. En este sentido, es necesario tener en cuenta que el hecho de que resulte de aplicación alguno de los supuestos de exención previstos en el artículo 9 de la norma fiscal constituye, en los términos del artículo 21.1 LGT, una circunstancia relevante para la determinación de la obligación tributaria, por lo que, a tenor de lo establecido en dicho precepto, habrá de ser valorada en la fecha del devengo del impuesto. De acuerdo con ello, si una sociedad que se encontraba exenta temporalmente dejase de estarlo, la incorporación de dicha entidad al grupo de empresas habría de producir efectos desde el propio periodo impositivo en que cesa la exención. 176 Esta misma tesis es sostenida por la DGT en su consulta V1080-11, de 28 de abril. 168 Capítulo II. El grupo fiscal Igual norma debe resultar de aplicación, a mi juicio, en aquellos supuestos en los que la sociedad dependiente experimente una modificación del tipo de gravamen que le resultaba aplicable, de forma que pase a tributar al mismo tipo impositivo que la sociedad dominante. Suponiendo que la entidad en cuestión reúne todos los requisitos exigidos para formar parte del grupo, su integración en el mismo habrá de producir efectos desde el propio periodo impositivo en que tiene lugar la modificación, dado que la aplicación de un tipo de gravamen u otro distinto es una circunstancia relevante que influye en la determinación de la obligación tributaria. En este mismo sentido se pronuncian LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., para quienes “Aun cuando la LIS no determina de forma expresa el momento en el que debe valorarse tal circunstancia, parece que deberá apreciarse en la fecha de conclusión del periodo impositivo”.177 En sexto lugar, puede darse el caso de que una sociedad esté participada indirectamente por la dominante a través de una entidad que no reúne los requisitos para formar parte del grupo, de modo que ambas se encuentren excluidas. Pues bien, en el supuesto de que la entidad interpuesta consiguiese reunir todas las condiciones exigidas por la norma para adquirir la condición de dependiente, la sociedad directamente participada por ésta (e indirectamente por la dominante) correría esta misma suerte. En lo relativo al periodo impositivo en el que dicha integración surtiría efectos fiscales, la posición doctrinal mayoritaria se decanta por entender que tal circunstancia dependerá de la causa que previamente había justificado la exclusión del grupo de la sociedad interpuesta. 177 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013, ob. cit., pág. 76. 169 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Así, en función de cuál hubiera sido el requisito incumplido o la causa de exclusión concurrente, la incorporación al grupo generaría efectos en un periodo impositivo u otro de conformidad con las reglas examinadas en este apartado.178 Por citar algún ejemplo, si la sociedad interpuesta se hallaba excluida del grupo por revestir forma de sociedad colectiva, no apropiada para consolidar, pero experimentase, a lo largo del periodo impositivo, una transformación de forma jurídica a la de sociedad de responsabilidad limitada, la incorporación de dicha entidad al grupo, y, por derivación, de la sociedad directamente participada por ésta (que, entendemos, reúne todos los requisitos necesarios para formar parte del grupo), se produciría con efectos del propio periodo impositivo en el que tiene lugar la transformación de forma jurídica. Por lo que concierne a la última de las causas de exclusión previstas en el artículo 67.4 LIS, debemos tomar en consideración que si una entidad se hallara excluida del grupo por no poder adaptar su ejercicio social, imperativamente determinado, al ejercicio social de la entidad dominante, tan sólo un cambio normativo permitiría a dicha entidad subsanar el defecto mencionado y, consecuentemente, pasar a reunir todas las condiciones necesarias para poder formar parte del grupo. En el supuesto de que así sucediera, entiendo que la sociedad dependiente quedaría integrada en el grupo con efectos del primer periodo impositivo en el que la adaptación de ejercicios sociales pudiera hacerse efectiva. 178 En esta misma línea, sostiene CADARSO GARGALLO, P. que “En este caso hay que analizar las causas por las que la sociedad interpuesta ha dejado de ser no consolidable y se integra en el Grupo fiscal. Según la causa, la sociedad y su participada se integrarán en el mismo ejercicio o en el siguiente en el que se den las condiciones de consolidable” [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 630]. Igualmente, defienden LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que la sociedad dependiente interpuesta “se incorporará al grupo en el periodo impositivo que corresponda – como aquella otra dependiente de ella –, en función de cuál haya sido la causa de recuperar la condición de dependiente por parte de dicha sociedad [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 74]. 170 Capítulo II. El grupo fiscal 7. Delimitación del concepto de grupo fiscal con otras definiciones de grupo. Especial referencia al ámbito mercantil. 7.1. Introducción. Como bien es sabido, la actuación de los grupos de empresas en el tráfico económico es susceptible de producir efectos en ámbitos muy distintos. Por un lado, la existencia de los grupos de sociedades fue una cuestión reconocida por la normativa contable en el año 1973, reconocimiento que derivó en la regulación de una serie de normas de obligado cumplimiento para la presentación de información contable consolidada. También en el plano tributario, la importancia de la figura del grupo llevó al legislador al establecimiento de un régimen de tributación específicamente aplicable a tales entes, tanto en el ámbito del IS como en el ámbito del Impuesto sobre el Valor Añadido (en adelante, IVA). Por otro lado, la actividad desarrollada por los grupos de empresas genera importantes consecuencias en el plano laboral, donde, si bien no es posible encontrar una definición normativa de grupo, numerosos pronunciamientos jurisprudenciales han admitido su existencia y han contribuido a la construcción de un concepto útil a efectos laborales. A pesar de la importancia creciente que la figura del grupo de sociedades ha adquirido con el paso del tiempo, no existe en la actualidad un concepto de grupo unánimemente aceptado y válido para todos aquellos sectores del ordenamiento en los que éste despliega efectos. Por esta razón, en el presente capítulo nos ocuparemos de examinar distintos conceptos de grupo. En primer lugar, analizaremos las diferencias entre los conceptos de grupo a efectos fiscales y a 171 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades efectos mercantiles, lo que nos obligará a profundizar en las discrepancias existentes en cuanto a las definiciones de sociedad dominante y dependiente, así como en materia de determinación del dominio. En segunda instancia, aludiremos al régimen especial de consolidación fiscal en el IVA, tratando de determinar las diferencias entre el concepto de grupo reconocido por la ley reguladora de este impuesto y el establecido en la LIS. Por último, nos centraremos en el plano laboral, a fin de dilucidar los aspectos en torno a los cuales se articula el concepto de grupo de empresas elaborado a raíz de las distintas resoluciones jurisprudenciales emitidas al respecto. 7.2. El concepto mercantil de grupo de empresas.179 Por lo que se refiere a la definición mercantil de grupo de empresas, dispone el artículo 42.1 CCom que “Existe grupo cuando una sociedad ostente o pueda ostentar, directa o indirectamente, el control de otra u otras”.180 Establece, asimismo, el apartado 4 de la citada norma que “La sociedad obligada a formular las cuentas anuales consolidadas deberá incluir en ellas, a las sociedades integrantes del grupo en los términos establecidos en el apartado 1 de este artículo, así como a cualquier empresa dominada por éstas, cualquiera que sea su forma jurídica y con independencia de su domicilio social”. A la vista del contenido de las normas transcritas, resultan destacables dos cuestiones 179 Si bien las diferencias entre la regulación mercantil del grupo de empresas y la regulación propia del ámbito fiscal no sólo afectan a la definición de grupo, sino también a otros aspectos, en el presente apartado centraremos nuestro interés, exclusivamente, en las diferencias de tipo conceptual. 180 Una definición de grupo acorde con la establecida en el CCom es la ofrecida por el artículo 1 del RD 1159/2010, en virtud del cual “1. El grupo de sociedades, a los únicos efectos de la consolidación de cuentas, está formado por la sociedad dominante y todas las sociedades dependientes. 2. Sociedad dominante es aquélla que ejerza o pueda ejercer, directa o indirectamente, el control sobre otra u otras, que se calificarán como dependientes o dominadas, cualquiera que sea su forma jurídica y con independencia de su domicilio social”. 172 Capítulo II. El grupo fiscal fundamentales. De un lado, que el núcleo de la definición mercantil de grupo de sociedades viene constituido por el concepto de control, ejercido por la sociedad dominante sobre la entidad dependiente. De otro, que, desde el punto de vista de la configuración del grupo, resultan irrelevantes tanto la forma jurídica como la residencia de las entidades que forman parte del mismo, dos elementos que, por el contrario, devienen claves en la definición de grupo propia del ámbito tributario. Esta última circunstancia podría generar la existencia de conjuntos de entidades que conformen grupo desde el punto de vista contable pero no desde la perspectiva fiscal. Por lo que atañe al concepto de control, lo cierto es que el mismo no aparece definido en el CCom, pero sí en el PGC 2008 y en el RD 1159/2010. Concretamente, dispone la NRV 19ª del PGC, así como el artículo 1.3 del RD de 2010, que “control es el poder de dirigir las políticas financiera y de explotación de un negocio con la finalidad de obtener beneficios económicos de sus actividades”.181 Esta definición amplia de control es concretada por el CCom mediante el establecimiento de una serie de presunciones, mediante las cuales se pretende “identificar aquellas situaciones que tienen como común denominador el hecho de que una sociedad gobierna las decisiones de la otra”.182 En este sentido, señala el artículo 42.1 CCom que “En particular, se presumirá que existe control cuando una sociedad, que se calificará como dominante, se encuentre en relación con otra sociedad, que se calificará como dependiente, en alguna de las siguientes situaciones: a) Posea la mayoría de los derechos de voto. b) Tenga la facultad de nombrar o destituir a la mayoría de los miembros del órgano de administración. 181 182 Ésta es la definición de control que ofrece la Norma Internacional de Contabilidad número 27. LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable e introducción a sus aspectos fiscales, ob. cit., pág. 24. 173 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades c) Pueda disponer, en virtud de acuerdos celebrados con terceros, de la mayoría de los derechos de voto. d) Haya designado con sus votos a la mayoría de los miembros del órgano de administración, que desempeñen su cargo en el momento en que deban formularse las cuentas consolidadas y durante los dos ejercicios inmediatamente anteriores. En particular, se presumirá esta circunstancia cuando la mayoría de los miembros del órgano de administración de la sociedad dominada sean miembros del órgano de administración o altos directivos de la sociedad dominante o de otra dominada por ésta. […]”.183 Como podemos comprobar, las presunciones establecidas en la norma mercantil se caracterizan por ser del tipo iuris et de iure, es decir, no admiten prueba en contrario, de modo que la mera concurrencia de alguno de los supuestos indicados determinará la existencia de control y, con ello, de un grupo de sociedades constituido por una sociedad dominante y una serie de sociedades dependientes.184 Al margen de poder determinar la existencia de control mediante la aplicación de los criterios anteriores, el RD 1159/2010 prevé, en su artículo 2.2, un segundo grupo de circunstancias “de las cuales se deriva control por parte de una sociedad aun cuando ésta posea la mitad o menos de los derechos de voto, incluso cuando apenas posea o no posea participación alguna en el capital de otras sociedades o empresas, o cuando no se haya explicitado el poder de dirección, como en el caso de las denominadas entidades de propósito especial. Al valorar si dichas 183 Este listado de presunciones es reproducido en el artículo 2.1 del RD 1159/2010. En este mismo sentido se pronuncian BANEGAS OCHOVO, R. y SANTOS PEÑALVER, J. F. cuando señalan que se trata de presunciones “«iuris et de iure», es decir, sin admitir prueba en contra, puesto que el legislador considera que, cuando se dan las presunciones que él regula, existe un grupo que debe cumplimentar las cuentas consolidadas, independientemente de que de hecho exista o no tal grupo” [“Hacia una necesaria coordinación de las normas mercantiles y fiscales respecto a la concepción de los grupos de sociedades”, en Técnica Contable, núm. 532, 1993, pág. 291]. 184 174 Capítulo II. El grupo fiscal entidades forman parte del grupo se tomarán en consideración, entre otros elementos, la participación del grupo en los riesgos y beneficios de la entidad, así como su capacidad para participar en las decisiones de explotación y financieras de la misma”.185 Por lo que concierne a las denominadas entidades de propósito especial, SERRA SALVADOR, V. M. las define como “entidades creadas para alcanzar un objetivo concreto y perfectamente definido de antemano (por ejemplo, para llevar a cabo un arrendamiento, actividades de investigación y desarrollo o la titulización de un activo financiero) y que pueden tener diferentes formas jurídicas: sociedades de capital, fideicomisos o asociaciones entre entidades, o bien ser una figura sin forma jurídica de sociedad, pero en la que los creadores o patrocinadores de la misma retienen el control de la EPE incluso aun cuando posean una parte pequeña e incluso no posean capital de la EPE”.186 No cabe duda de que una de las diferencias fundamentales entre las nociones de grupo mercantil y fiscal radica en la trascendencia que, en cada uno de estos ámbitos, se atribuye al concepto de control. Así, mientras que esta noción se articula como núcleo central sobre el que se construye la definición mercantil de grupo, dicho elemento carece de toda relevancia en el ámbito tributario. Recordemos, a este respecto, que un requisito fundamental para la existencia de 185 Continúa señalando el precepto indicado que “Las siguientes circunstancias, entre otras, podrían determinar la existencia de control: a) Las actividades de la entidad se dirigen en nombre y de acuerdo con las necesidades de la sociedad, de forma tal que ésta obtiene beneficios u otras ventajas de las operaciones de aquélla. b) La sociedad tiene un poder de decisión en la entidad, o se han predefinido sus actuaciones de tal manera que le permite obtener la mayoría de los beneficios u otras ventajas de las actividades de la entidad. c) La sociedad tiene el derecho a obtener la mayoría de los beneficios de la entidad y, por lo tanto, está expuesta a la mayor parte de los riesgos derivados de sus actividades. d) La sociedad, con el fin de disfrutar de los beneficios económicos de las actividades de la entidad, retiene para sí, de forma sustancial, la mayor parte de los riesgos residuales o de propiedad relacionados con la misma o con sus activos. Si una vez analizadas las citadas circunstancias existen dudas sobre la existencia del control sobre este tipo de entidades, éstas deberán ser incluidas en las cuentas anuales consolidadas”. 186 SERRA SALVADOR, V. M. Consolidación contable de grupos empresariales. Madrid: Pirámide, 2011, pág. 32. 175 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades grupo fiscal es que la sociedad dominante posea, directa o indirectamente, un porcentaje de participación igual o superior al 75% en el capital social de la dependiente, siendo irrelevante que tal participación lleve aparejada un control efectivo sobre la misma.187 La norma mercantil, por el contrario, se limita a exigir la mera relación de control entre la sociedad dominante y las entidades dominadas, admitiendo, además, el carácter directo o indirecto de dicho control. “Ello supone, necesariamente, que en la mayor parte de los casos el grupo fiscal sea un subconjunto del grupo mercantil”.188 En opinión de GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B., el hecho de que la LIS haya optado por un criterio más objetivo para la delimitación del perímetro del grupo tiene por objeto “dar seguridad jurídica en su configuración. Se establece, por tanto, un requisito de participación, basado, no tanto en la existencia de un control sobre las sociedades participadas, sino en un porcentaje de participación jurídica suficientemente alto como para que se pueda asimilar el grupo fiscal como un único ente. […] lo que significa que el perímetro de consolidación fiscal es mucho más estrecho que el correspondiente a la consolidación mercantil”.189 Continuando con el concepto de control, y centrándonos en el listado de presunciones ofrecido por el CCom y por el RD 1159/2010, resulta destacable el hecho de que, mientras que la norma fiscal sólo admite el dominio ejercido mediante vínculos de naturaleza financiera, es decir, a través de una participación efectiva en el capital social de la dependiente, la norma contable admite, 187 Vid. consultas de la DGT V1660-08 y V0419-09, citadas en el apartado 3.2 de este capítulo. LÓPEZ SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 16. 189 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., págs. 875876. 188 176 Capítulo II. El grupo fiscal asimismo, el ejercicio mediante vínculos de naturaleza contractual y personal.190 Así, por ejemplo, se admite la inclusión en las cuentas consolidadas de la información relativa a entidades como las de propósito especial, que jamás podrían formar parte de un grupo fiscal. Parece claro, por tanto, que, al no admitir la LIS más formas de dominio que la derivada de la participación efectiva en el capital de la entidad dependiente, algunas de las presunciones establecidas por el CCom y el RD 1159/2010 permitirían sustentar la existencia de un grupo desde la perspectiva mercantil, pero nunca darían lugar a una relación de dominiodependencia desde el punto de vista fiscal (tal es el caso de las recogidas en las letras b) y c) del artículo 42.1 CCom). Otro de los aspectos que considero oportuno señalar, es que, si bien la LIS reclama una participación efectiva de la dominante en el capital social de la dependiente, la norma mercantil admite que el control exigido para la existencia del grupo pueda ser potencial. En este sentido, señalan MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. que “Se tomará en consideración la existencia de derechos de voto potenciales derivados de instrumentos financieros que sean en ese momento ejercitables o convertibles, incluyendo los derechos de voto potenciales poseídos por cualquier persona ajena al grupo. En relación a los 190 Así se establecía en el preámbulo de la Orden de 15 de julio de 1982, cuya norma Tercera disponía que “la definición del grupo se apoya en dos notas sustanciales: Dominio de una sociedad sobre otra u otras Sociedades y gestión de todas ellas con dirección única. Estas notas condicionan el hecho de que sociedades jurídicamente autónomas actúen como una unidad económica. El dominio y, por tanto, la dirección única se consiguen por vínculos de naturaleza financiera (participación en el capital) o de naturaleza jurídica (contratos) o de tipo personal. La dirección única puede ejercitarse directa o indirectamente, siendo compatible con la gestión descentralizada”. En el ámbito fiscal, por el contrario, sostiene LOZANO ARAGÜÉS, R. que “El vínculo que aglutina al conjunto de sociedades y permite su tratamiento unitario a través de la figura del grupo es únicamente financiero, es decir, requiere la participación en el capital de las sociedades dependientes. No se admite, pues, la vinculación como consecuencia de identidad de consejeros en los órganos de administración, ni el logro de una política empresarial común por medio de acuerdos entre varias empresas, o sea, vínculos personales o contractuales respectivamente” [“El grupo de sociedades. Perspectiva fiscal y contable”, ob. cit., pág. 17]. 177 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades votos potenciales se analizarán sin tener en cuenta ni la intención de la dirección de ejercerlos o convertirlos ni la capacidad financiera para llevarlo a cabo, es decir, la mera tenencia. […] La consecuencia de las circunstancias anteriores es que si una sociedad, recurriendo a la amenaza de ejercer o convertir los derechos potenciales, es capaz de lograr que se cumplan sus exigencias, tendrá potestad para dirigir las acciones de otras que resultarían afectadas por un cambio en los derechos de votos”.191 Por lo que se refiere a la forma jurídica de las sociedades que integran el grupo de empresas, disponía el preámbulo de la Orden de 15 de julio de 1982 que no se establece “ninguna excepción en función de la forma que revistan las Sociedades. Normalmente se tratará de sociedades con forma mercantil, primando las anónimas u otras de capitales con responsabilidad limitada de los socios. […] Lo que debe quedar claro, pues, es que el conjunto de la consolidación […] incluye a todas las sociedades, con independencia de la forma que revistan, e incluso al caso especial de una «holding» del Estado o de cualquier corporación pública”. Matiza LÓPEZ ALBERTS, H., con relación a esta cuestión, que, en virtud de lo dispuesto en el artículo 42 CCom, “la sociedad dominante de un grupo ha de ser necesariamente una sociedad mercantil, esto es, una sociedad que goce de tal carácter ya sea por razón de su forma jurídica, o por la naturaleza mercantil de su objeto social. Por el contrario, las sociedades dependientes pueden tener tanto carácter mercantil como no mercantil”.192 En consonancia con la tesis defendida por LÓPEZ ALBERTS, H., entiendo que, si bien la forma jurídica de las 191 MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. Manual de consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 85. 192 LÓPEZ ALBERTS, H. Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., pág. 56. 178 Capítulo II. El grupo fiscal sociedades dependientes resulta irrelevante a los efectos de la consolidación contable, por así disponerlo expresamente el artículo 42.4 CCom, la sociedad dominante deberá necesariamente revestir forma mercantil. Ello se desprende indirectamente del contenido del artículo 42.1 CCom, habida cuenta de que éste exige, a efectos de determinar la existencia de grupo, que la sociedad dominante posea un cierto control sobre las sociedades dependientes. Debemos tener presente, a este respecto, que para que una entidad ejerza control sobre otra u otras será preciso que la misma tenga personalidad jurídica, lo que excluiría la posibilidad de que una sociedad no mercantil pudiera adquirir la condición de dominante de un grupo. No cabe duda, en cualquier caso, de que siempre deberá tratarse de sociedades y nunca de personas físicas, ya que el artículo 42.1 CCom alude a una “sociedad” que ostente o pueda ostentar control sobre “otra u otras”. En lo relativo a la residencia, el hecho de que se admita la participación en el grupo, y por consiguiente la inclusión en el consolidado, de dependientes residentes en territorio extranjero resulta todavía más evidente si tenemos en cuenta la existencia de una regulación específica, contenida en la sección primera del capítulo V del RD 1159/2010, para la conversión de cuentas anuales en moneda extranjera, que resultará procedente, de acuerdo con el artículo 61 de dicho texto normativo, cuando en el grupo participen sociedades “cuya moneda funcional sea distinta del euro”. Así, mientras que la residencia en España de la sociedad dominante determinará la obligación de formular cuentas anuales consolidadas conforme a la normativa española (por lo que sí es necesario que al menos la entidad dominante tenga su residencia en territorio español), la residencia de las sociedades dependientes resulta del todo irrelevante. Desde mi 179 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades punto de vista, ello resulta lógico si partimos de la premisa de que el concepto de residencia es un concepto de naturaleza eminentemente fiscal, por lo que es natural que no sea utilizado, ni en consecuencia exigido, en el plano mercantil. Resulta preciso hacer alusión, por otro lado, al concepto de sociedad dominante. Tal y como indicábamos líneas más arriba, para que una sociedad pueda adquirir la condición de dominante de un grupo contable la norma mercantil no demanda más requisitos que el control, real o potencial, directo o indirecto, sobre la entidad dependiente. A diferencia de lo que sucede en el plano fiscal, no se requiere la posesión de un determinado porcentaje de participación en el capital de la dependiente en un concreto momento del tiempo, ni el mantenimiento de dicha participación durante todo el ejercicio, ni, en definitiva, ninguno de los requisitos contemplados en la LIS. Por lo que atañe al concepto de sociedad dependiente, y en la medida en que éste tiende a ser definido por referencia a los conceptos de grupo y de sociedad dominante, es posible afirmar que la única exigencia establecida por la normativa mercantil para que una determinada entidad pueda disfrutar de esta condición es que la misma esté sometida al control de la sociedad dominante. De aquí que, en los términos previamente señalados, en el seno de los grupos mercantiles tengan cabida, en condición de dependientes, ciertas entidades que jamás podrían formar parte de un grupo fiscal. Con independencia de lo señalado en el párrafo precedente, pero estrechamente relacionado con ello, el legislador mercantil prevé de forma expresa la necesidad de incluir en la consolidación la información relativa a dos tipos de entidades que, aunque mantienen ciertas relaciones con el grupo, ni siquiera forman parte del 180 Capítulo II. El grupo fiscal mismo.193 Se trata de las denominadas sociedades multigrupo y sociedades asociadas, dos figuras jurídicas totalmente desconocidas para el legislador fiscal. Por lo que se refiere a las sociedades multigrupo, el artículo 4.1 del RD 1159/2010 las define como “aquellas sociedades, no incluidas como sociedades dependientes, que son gestionadas por una o varias sociedades del grupo con otra u otras personas ajenas al mismo, ejerciendo el control conjunto. 2. Se entiende que existe control conjunto sobre otra sociedad cuando, además de participar en el capital, existe un acuerdo estatutario o contractual en virtud del cual las decisiones estratégicas, tanto financieras como de explotación, relativas a la actividad requieran el consentimiento unánime de todos los que ejercen el control conjunto de la sociedad”. Por lo que concierne al concepto de sociedad asociada, dispone el artículo 5 de la citada norma que “1. Tendrán la consideración de sociedades asociadas […] aquéllas en las que alguna o varias sociedades del grupo ejerzan una influencia significativa en su gestión. 2. Existe influencia significativa en la gestión de otra sociedad, cuando se cumplan los dos requisitos siguientes: a) Una o varias sociedades del grupo participen en la sociedad. b) Se tenga el poder de intervenir en las decisiones de política financiera y de explotación de la participada, sin llegar a tener el control, ni el control conjunto de la misma. 3. Se presumirá, salvo prueba en contrario, que existe influencia significativa cuando una o varias sociedades del grupo posean, al menos, el 20 por 100 de los derechos de voto de una sociedad que no pertenezca al grupo”. 193 De aquí la previsión establecida en el artículo 42.3 CCom, en virtud de la cual “La sociedad obligada a formular las cuentas anuales consolidadas deberá incluir en ellas, a las sociedades integrantes del grupo […], así como a cualquier empresa dominada por éstas, cualquiera que sea su forma jurídica y con independencia de su domicilio social”. 181 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Para finalizar con las diferencias existentes entre las definiciones mercantil y fiscal de grupo de empresas, resulta necesario señalar que, a diferencia de lo que sucede en el ámbito fiscal, el legislador mercantil no exige, como requisito indispensable para que la dominante pueda adquirir tal carácter, el no encontrarse dominada por otra que reúna las condiciones necesarias para operar como sociedad dominante. Ello nos permite concluir la admisión, en el plano contable, de la consolidación de los subgrupos que pudieran existir dentro del grupo principal. Es más, el artículo 2.1 del RD 1159/2010 establece expresamente que “Las Normas para la Formulación de Cuentas Anuales Consolidadas serán de aplicación obligatoria a los siguientes sujetos: a) Los grupos de sociedades, incluidos los subgrupos, cuya sociedad dominante sea una sociedad española. […]”. Por lo que respecta al fundamento de la inclusión de los subgrupos, dispone la Orden de 15 de julio de 1982, en el apartado 5 de su introducción, que, a pesar de “que al subgrupo le faltan notas sustanciales para definirlo como unidad económica”, tal noción “debe admitirse a los efectos de la consolidación. El conocimiento de datos indicadores del nivel de penetración en nuestra economía de los grupos extranjeros (volumen de inversiones, cifra de negocios, beneficios etcétera) así lo impone, ya que únicamente mediante la consolidación de las Sociedades que forman el subgrupo será posible disponer, con la depuración debida, de la información necesaria para ello.” En relación con los métodos para la determinación del dominio, en el ámbito mercantil también es posible distinguir supuestos de dominio directo e indirecto, de dominio triangular, y de dominio circular, recíproco o complejo. La principal diferencia con el plano fiscal radica, en consonancia con lo dispuesto a lo largo 182 Capítulo II. El grupo fiscal del presente apartado, en que, si bien a la LIS tan sólo le interesa el denominado tanto de participación, la norma contable se centra en el tanto de control, es decir, en el porcentaje de votos de la entidad dependiente que controla la dominante. Como se desprende del artículo 42 CCom, el control de la sociedad dominante sobre la dependiente existirá cuando este porcentaje de votos sea superior al 50%, o bien cuando, siendo inferior, concurra alguna de las presunciones establecidas en dicho precepto. Se tendrán en cuenta, además de los derechos de voto reales que posea la sociedad dominante directamente, los derechos “que correspondan a las sociedades dependientes de ésta o que posea a través de otras personas que actúen en nombre propio pero por cuenta de alguna sociedad del grupo y aquellos de los que disponga concertadamente con cualquier otra persona” (artículo 3.1 del RD 1159/2010). Asimismo, “se tomará en consideración la existencia de derechos de voto potenciales derivados de instrumentos financieros que sean en ese momento ejercitables o convertibles, incluyendo los derechos de voto potenciales poseídos por cualquier persona ajena al grupo” (artículo 3.3). Debemos tomar en consideración, por otro lado, que, en el plano fiscal, el cálculo del porcentaje de participación efectivamente poseído por la dominante sobre la dependiente exigía tener en cuenta las acciones propias, las acciones sin voto y las acciones rescatables. En el ámbito mercantil, por el contrario, el hecho de tomar el número de derechos de voto como punto de referencia debe llevarnos a 183 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades excluir del cómputo los dos primeros tipos de acciones, ya que, en ambos casos, el ejercicio del derecho al voto por parte de su titular se encuentra suspendido.194 Una vez examinadas las principales discrepancias entre el concepto de grupo a efectos mercantiles y el concepto de grupo a efectos fiscales, conviene señalar que, junto a éstas, es posible detectar otras muchas diferencias entre los regímenes de consolidación contable y fiscal. Entre ellas, y por indicar alguna de las más representativas, encontramos la voluntariedad del régimen de consolidación fiscal, que únicamente resultará de aplicación cuando así lo acuerden todas las entidades que conforman el grupo, frente a la obligatoriedad 194 ÁLVAREZ MELCÓN, S. sintetiza acertadamente todas las diferencias analizadas hasta el momento en el siguiente cuadro explicativo [“Régimen de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades”, ob. cit., pág. 852]: CONCEPTO CUENTAS ANUALES CONSOLIDADAS GRUPO FISCAL Sociedades que forman el grupo Dominante, dependientes, asociadas y multigrupo Dominante y dependientes. Las sociedades asociadas y multigrupo están excluidas del régimen de consolidación fiscal Española Española No existe restricción Residentes en territorio español Nacionalidad de la sociedad dominante Nacionalidades de las sociedades del grupo Tipos de sociedades que pueden ser dominantes del grupo Aspectos en que la dominante concreta su dominio sobre las dependientes Sociedades mercantiles o no Cualquiera de las siguientes: -Mayoría de los derechos de voto. -Facultad para nombrar o destituir la mayoría de los miembros del órgano de administración. -Pueda disponer de acuerdos con otros socios de la mayoría de los derechos de voto. -Haya nombrado con su voto la mayoría de los miembros del órgano de administración que desempeñan a su cargo en el momento en que deban formularse las cuentas consolidadas y durante los dos ejercicios inmediatos anteriores 184 Sociedades anónimas, limitadas y comanditarias por acciones o en su defecto tener personalidad jurídica y estar sujetas y no exentas al Impuesto sobre Sociedades. También en ciertos casos pueden ser establecimientos permanentes españoles de entidades no residentes Sólo a través del capital social: La dominante deberá tener una participación directa o indirecta, al menos del 75 por 100 del capital social de la dependiente, el primer día del periodo impositivo en que sea de aplicación el régimen de tributación consolidada. Dicha participación deberá mantenerse durante todo el periodo impositivo Capítulo II. El grupo fiscal del régimen de consolidación contable para todas aquellas entidades en las que no concurra alguna de las causas de dispensa previstas en el artículo 43 CCom. Otro ejemplo sería el de la homogeneización que la norma mercantil exige como paso previo fundamental a la consolidación de cuentas anuales, que no genera ningún efecto en el ámbito fiscal. Esto último resulta lógico si partimos de la premisa de que, en el ámbito mercantil, es admisible la pertenencia al grupo de entidades que cierran su ejercicio social en fechas distintas, una circunstancia que la norma fiscal veda expresamente al reclamar que todas las sociedades del grupo adapten su ejercicio social al ejercicio de la sociedad dominante. Obviamente, la existencia de importantes diferencias entre los regímenes de consolidación contable y fiscal genera grandes problemas. De un lado, el hecho de que el grupo de sociedades sea definido de forma distinta provocará situaciones en las que un grupo contable no tenga la consideración de grupo fiscal, o bien, puede darse el caso de que un determinado grupo que consolida contable y fiscalmente tenga una composición distinta según cuál sea el plano considerado. Debemos tener presente, además, que no todas las sociedades pertenecientes a un grupo mercantil están obligadas a consolidar, ya que la norma contable establece una serie de causas de dispensa. De aquí que, como señala LÓPEZ ALBERTS, H., “la Administración Tributaria se podría encontrar con grupos fiscales que no consolidan cuentas o que las consolidan conjuntamente con otras entidades que no forman parte del grupo fiscal pero sí del grupo mercantil más amplio que lo engloba o, incluso, que realizan la consolidación sin incluir sociedades que forman parte del grupo fiscal que quedan excluidas de la consolidación contable. Tales hechos dificultan, sin lugar a dudas, las actuaciones 185 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades comprobatorias de la Administración tributaria, pues la información contable puede resultar de escaso valor”.195 Por lo que atañe a la justificación de tan importantes diferencias, LOZANO ARAGÜÉS, R. alude a la distinta finalidad perseguida en cada una de las esferas examinadas. Así, señala, “Mientras que la obtención de recursos aparece como justificación del carácter restrictivo del régimen de tributación consolidada, la imagen fiel del grupo económico y la información en la medida en que sea relevante a terceros representan los principios que presiden la normativa mercantil, por lo que la noción de grupo es desmesuradamente generosa”. Independientemente de ello, dispone de forma acertada el autor, “la realidad del grupo como tal exigiría un tratamiento único desde todas las esferas que se relacionan con su actividad”.196 A mi parecer, y en consonancia con lo defendido por LOZANO ARAGÜÉS, R., la persecución de objetivos distintos por parte de la consolidación contable y fiscal, hecho que no admite discusión, no debe obstaculizar la armonización del tratamiento que, en cada uno de estos ámbitos, reciben los grupos de sociedades, máxime si tenemos en cuenta la estrecha interrelación existente entre contabilidad y fiscalidad. De este modo, el establecimiento de unas definiciones y unos puntos de partida comunes resulta del todo necesario con el fin de lograr una aproximación entre ambos planos y, con ello, la superación (o cuando menos la atenuación) de las trabas y dificultades 195 Por esta razón, alude el citado autor a la necesidad de que el grupo fiscal cuente “con sus propias cuentas consolidadas que, si bien se preparan de acuerdo en lo dispuesto a la normativa mercantil-contable reguladora de la materia, atenderán a la específica composición de éste y con independencia de que las cuentas consolidadas confeccionadas, en su caso, a los efectos mercantiles incluyan/excluyan entidades que no/sí formarán parte del grupo fiscal” [Consolidación contable e introducción a sus aspectos fiscales, ob. cit., págs. 951-952]. 196 LOZANO ARAGÜÉS, R. “El grupo de sociedades. Perspectiva fiscal y contable”, ob. cit., pág. 24. 186 Capítulo II. El grupo fiscal que la aplicación simultánea de ambos regímenes conlleva en la actualidad para los grupos de empresas. 7.2. El concepto de grupo a efectos de la consolidación en el IVA. Dispone el artículo 163.1 quinquies de la Ley 37/1992, de 28 de diciembre, del Impuesto sobre el Valor Añadido (en adelante, LIVA), que “Se considerará como grupo de entidades el formado por una entidad dominante y sus entidades dependientes, siempre que las sedes de actividad económica o establecimientos permanentes de todas y cada una de ellas radiquen en el territorio de aplicación del Impuesto”. La definición de sociedad dominante, por su parte, aparece recogida en el apartado 2 del mismo precepto, en virtud del cual “Se considerará como entidad dominante aquella que cumpla los requisitos siguientes: a) Que tenga personalidad jurídica propia. No obstante, los establecimientos permanentes ubicados en el territorio de aplicación del Impuesto podrán tener la condición de entidad dominante respecto de las entidades cuyas participaciones estén afectadas a dichos establecimientos, siempre que se cumplan el resto de requisitos establecidos en este apartado. b) Que tenga una participación, directa o indirecta, de al menos el 50 por ciento del capital de otra u otras entidades. c) Que dicha participación se mantenga durante todo el año natural. d) Que no sea dependiente de ninguna otra entidad establecida en el territorio de aplicación del Impuesto que reúna los requisitos para ser considerada como dominante”. Partiendo del contenido de las normas transcritas, trataremos a continuación de efectuar una comparación entre la definición de grupo contenida en la LIVA y la establecida en la LIS. 187 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Por lo que se refiere, en primer lugar, a la residencia de las sociedades que conforman el grupo de empresas, reclama la LIVA el establecimiento en el territorio de aplicación del impuesto de todas ellas. A este respecto, establece su artículo 3.Uno que “El ámbito espacial de aplicación del impuesto es el territorio español, determinado según las previsiones del apartado siguiente, incluyendo en él las islas adyacentes, el mar territorial hasta el límite de 12 millas náuticas […] y el espacio aéreo correspondiente a dicho ámbito”. Tal y como se desprende del apartado Dos del citado precepto, sin embargo, quedan excluidos del territorio de aplicación del Impuesto, por un lado, Ceuta y Melilla, en cuanto territorios no comprendidos en la Unión Aduanera, y, por otro, Canarias, en cuanto territorio excluido de la armonización de los impuestos sobre el volumen de negocios. Comprobamos, por tanto, que, si bien en principio la LIS y la ley del IVA exigen requisitos distintos en materia de residencia de las entidades del grupo (recordemos que la LIS viene a demandar la residencia en territorio español de todas ellas), lo cierto es que nos encontramos ante exigencias prácticamente análogas, de tal suerte que, en esta primera instancia, no se aprecian diferencias significativas entre el concepto de grupo propio de cada uno de estos ámbitos. Por lo que concierne al concepto de sociedad dominante, lo primero que reclama la ley del IVA es que tenga personalidad jurídica propia, siendo éste un elemento en común con la definición de sociedad dominante que rige en el ámbito del IS. Así pues, tampoco podría ser dominante de un grupo a efectos de IVA, por ejemplo, una sociedad civil. 188 Capítulo II. El grupo fiscal Con relación a los establecimientos permanentes de entidades no residentes en territorio español (en el caso del IVA, no establecidas en el territorio de aplicación del impuesto), prevé la ley 37/1992 que éstos puedan adquirir la condición de dominante respecto de las participaciones que estén afectas al mismo. Esta excepción al requisito de personalidad jurídica propia opera, igualmente, como punto de encuentro entre las definiciones de grupo a efectos del IVA y a efectos del IS, con la particularidad de que, en este último caso, el legislador fiscal demanda, adicionalmente, el cumplimiento de dos condiciones que no operan en el ámbito del IVA. Otro de los elementos que la definición de grupo regulada en la LIVA tiene en común con la prevista en la LIS es que ambas se articulan en torno al concepto de participación. Así, también en el ámbito del IVA se exige a la entidad dominante la posesión de una determinada participación, directa o indirecta, en el capital de la sociedad dependiente. Las diferencias en este punto radican, no obstante, en el porcentaje de participación necesario, que desciende desde el 75% hasta el 50%, y en el hecho de que la LIVA no efectúa ninguna distinción de porcentajes en función del tipo de entidad.197 Conviene destacar, por otro lado, que, si bien esta última norma no reclama expresamente que la participación sea poseída desde el primer día del periodo impositivo, el criterio que se sigue para la inclusión de nuevas entidades en el grupo es el mismo que en el fijado en la LIS, de forma 197 A pesar de que el apartado Dos del artículo 163 quinquies exige un porcentaje de, al menos, el 50%, el propio precepto veda la posibilidad de que una entidad forme parte de dos grupos al mismo tiempo al señalar expresamente que “Ningún empresario o profesional podrá formar parte simultáneamente de más de un grupo de entidades”. Sin embargo, tal y como dispone SÁNCHEZ GALLARDO, F. J., “la norma no establece la forma en la que ha de procederse en caso de que una misma entidad pueda formar parte de dos grupos a la vez. Parece que un acuerdo entre ellos habría de ser la única forma de solucionar la situación” [Consolidación fiscal en el IVA, ob. cit., pág. 30]. 189 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades que aquellas sociedades sobre las que se adquiera una participación que reúna las condiciones demandadas se integrarán en el grupo con efectos del periodo impositivo siguiente. Parece claro, por tanto, que, a pesar de que el requisito mencionado no se regula ni exige de forma expresa por el legislador fiscal, el criterio establecido para la integración de nuevas sociedades conlleva, necesariamente, su cumplimiento. Por lo que respecta al mantenimiento de la participación, de nuevo encontramos una similitud entre los regímenes de consolidación en el IVA y en el IS, habida cuenta de que, a efectos de la aplicación de dicho régimen, reclama la ley 37/1992 el mantenimiento de la participación durante todo el año natural. El hecho de que esta exigencia venga referida al año natural, y no al periodo impositivo como sucede en el ámbito del IS, resulta lógico si partimos de la premisa de que el IVA es un impuesto instantáneo y, por tanto, el devengo se produce cada vez que se realiza el hecho imponible (es decir, no existe periodo impositivo). De este modo, el requisito de mantenimiento de la participación a lo largo de todo el año natural opera como una condición análoga a la del mantenimiento de la participación durante todo el periodo impositivo propia del régimen de consolidación en el IS. Por lo que atañe a la última de las condiciones previstas en la norma, comprobamos, que, al igual que sucede en el ámbito del IS, la ley del IVA veda la posibilidad de que consoliden fiscalmente los subgrupos que puedan existir dentro del grupo principal. Ello es así en la medida en que, en ambos casos, el legislador establece la exigencia, a efectos de que una determina entidad pueda 190 Capítulo II. El grupo fiscal operar como dominante de un grupo, de que la misma no se encuentre participada, a su vez, por otra sociedad que reúna los requisitos necesarios para poder adquirir dicha condición. En relación con la definición de sociedad dependiente, dispone el apartado Tres del artículo 163 quinquies de la LIVA que “Se considerará como entidad dependiente aquella que, constituyendo un empresario o profesional distinto de la entidad dominante, se encuentre establecida en el territorio de aplicación del Impuesto y en la que la entidad dominante posea una participación que reúna los requisitos contenidos en las letras b) y c) del apartado anterior. En ningún caso un establecimiento permanente ubicado en el territorio de aplicación del Impuesto podrá constituir por sí mismo una entidad dependiente”. Como podemos comprobar a la luz del precepto transcrito, existen importantes similitudes entre los regímenes de consolidación en el IS y en el IVA desde el punto de vista del concepto de sociedad dependiente. Así, en ambos casos se define el concepto por referencia al de sociedad dominante y se reclama la residencia o el establecimiento en territorio español. Por otro lado, a pesar de que en el ámbito del IS no se excluye expresamente la posibilidad de que los establecimientos permanentes puedan formar parte del grupo en condición de dependiente, dicha exclusión deriva directamente de la exigencia de ciertas condiciones que el establecimiento permanente nunca podrá cumplir, como es la residencia en territorio español de la entidad en la que se integra o el hecho de poseer personalidad jurídica propia. 191 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Por lo que se refiere a los criterios de exclusión e inclusión en el grupo, no se observa ninguna diferencia entre la regulación ofrecida por la LIS y la establecida en la ley del IVA. Señala, en este sentido, el apartado Cuatro del artículo 163 quinquies de esta última norma que “Las entidades sobre las que se adquiera una participación como la definida en la letra b) del apartado dos anterior se integrarán en el grupo de entidades con efectos desde el año natural siguiente al de la adquisición de la participación. En el caso de entidades de nueva creación, la integración se producirá, en su caso, desde el momento de su constitución, siempre que se cumplan los restantes requisitos necesarios para formar parte del grupo”. Por su parte, dispone el apartado Cinco del mismo precepto que “Las entidades dependientes que pierdan tal condición quedarán excluidas del grupo de entidades con efecto desde el periodo de liquidación en que se produzca tal circunstancia”. Examinadas las principales discrepancias entre el concepto de grupo a efectos del IS y el concepto de grupo a efectos del IVA, resulta preciso destacar que, al igual que sucedía en el plano mercantil, las diferencias entre los regímenes de consolidación en estos ámbitos no se limitan únicamente al plano conceptual, sino que afectan también a otros aspectos. Por ejemplo, y por citar la más representativa, un requisito indispensable establecido por la LIS para que la aplicación del régimen especial de consolidación pueda hacerse efectiva es el acuerdo unánime de todas y cada una de las entidades que forman parte del grupo. En el caso del IVA, por el contrario, si bien la aplicación del régimen de consolidación también es voluntaria, el legislador fiscal no exige la adopción de ningún acuerdo de estas características, de forma que cada una de las entidades 192 Capítulo II. El grupo fiscal podrá decidir libremente su adhesión al régimen. Se trata, sin duda, de una diferencia de gran trascendencia, que puede tener efectos muy importantes en lo concerniente a la delimitación del grupo de empresas. 7.3. El concepto de grupo a efectos laborales. La nota característica de la definición de grupo a efectos laborales, muy alejada de todas las examinadas hasta el momento, radica en el carácter jurisprudencial de la misma. Así, mientras que en el resto de ámbitos estudiados es una norma legal la que se ocupa de ofrecer una definición de grupo, en el plano laboral han sido los tribunales quienes, a través de sus resoluciones y sentencias, han configurado una definición de este concepto. La definición de grupo a efectos laborales se convierte, de este modo, en el fruto de una intensa labor jurisprudencial, en especial del Tribunal Supremo (en adelante, TS), que comenzó en la década de los 80 y que ha perdurado hasta nuestros días. Conviene destacar, por otro lado, que las distintas sentencias y resoluciones que han abordado el tema de los grupos laborales han pretendido, fundamentalmente, ofrecer una definición de grupo en el sentido de atribuir responsabilidad solidaria a las empresas que lo conforman. Es decir, más que de determinar los elementos que justifican la existencia del grupo en sí, de lo que han tratado los tribunales es de resolver una cuestión de trascendental importancia en el plano laboral: cuándo nace la responsabilidad solidaria, o común, de las sociedades que integran el grupo frente a las obligaciones contraídas. Sostiene, en este sentido, GIL Y GIL, J. L. que “la jurisprudencia ha elaborado un concepto funcional y pragmático de grupo de empresas en el ámbito laboral, para buscar un centro de imputación de 193 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades las responsabilidades laborales y proteger así los intereses legítimos de los trabajadores […]. En la construcción jurisprudencial del grupo de empresas, prima, ante todo, la búsqueda de un centro de imputación de responsabilidades laborales. La empresa es trascendente en cuanto sujeto responsable de las obligaciones laborales. En suma, en el ordenamiento laboral, la regulación del grupo de empresas ha sido, propiamente, el resultado de una actividad judicial y no la consecuencia de la intervención legislativa”.198 Por lo que concierne a la definición laboral de grupo, la sentencia del TS, Sala Cuarta, de lo Social, de 26 de enero de 1998, rec. 2365/1997, sintetiza acertadamente, en su fundamento de derecho segundo, los elementos introducidos progresivamente por otras resoluciones anteriores. Así lo reconoce expresamente la propia sentencia al indicar que “El grupo de empresas, a efectos laborales, ha sido una creación jurisprudencial en una doctrina que no siempre siguió una línea uniforme, pero que hoy se encuentra sistematizada en la Jurisprudencia de esta Sala. […] ya se afirmó que «no es suficiente que concurra el mero hecho de que dos o más empresas pertenezcan al mismo grupo empresarial para derivar de ello, sin más una responsabilidad solidaria respecto de obligaciones contraídas por una de ellas con sus propios trabajadores, sino que es necesaria, además, la presencia de elementos adicionales» (sentencias de 30 de enero, 9 de mayo de 1990 y 30 de junio de 1993)”. Por lo que respecta a la existencia del grupo, dispone la resolución examinada que ésta vendrá determinada por “La dirección unitaria de varias entidades empresariales”. La responsabilidad solidaria de las entidades que lo conforman, por su parte, quedará justificada por la concurrencia de los 198 GIL Y GIL, J. L. “El concepto laboral de grupo de empresas”, en Capital Humano, núm. 234, 2009, pág. 118. 194 Capítulo II. El grupo fiscal siguientes elementos: “1) Funcionamiento unitario de las organizaciones de trabajo de las empresas del grupo (SS de 6 de mayo de 1981 y 8 de octubre de 1987). 2) Prestación de trabajo común, simultánea o sucesiva, a favor de varias de las empresas del grupo (SS de 4 de marzo de 1985 y 7 de diciembre de 1987). 3) Creación de empresas aparentes, sin sustento real, determinantes de una exclusión de responsabilidades laborales (SS de 11 de diciembre de 1985 y de 7 de diciembre de 1987). 4) Confusión de plantillas, confusión de patrimonios, apariencia externa de unidad empresarial y unidad de dirección (SS de 19 de noviembre de 1990 y 30 de junio de 1993)”. Junto a los elementos mencionados en el párrafo anterior, la sentencia del TS, Sala Cuarta, de lo Social, de 30 de junio de 1993, rec. 720/1992, establecía, en su fundamento de derecho noveno, que “c) Para que se dé responsabilidad solidaria, en el cumplimiento de las obligaciones laborales, entre los componentes del grupo es preciso que las conexiones entre sus distintos miembros sean no ya económicas o financieras, sino de tipo laboral: plantilla única o indistinta: S 20 Ene. 1990. d) La responsabilidad solidaria exige además de la actuación unitaria del grupo de empresas, con unos mismos dictados o coordenadas, actuación unitaria del grupo de empresas, con confusión patrimonial, la prestación laboral al grupo de forma indiferenciada y la utilización abusiva de la personalidad jurídica independiente de cada una de las empresas, en perjuicio de los trabajadores: S 30 Ene. 1990”. Como podemos comprobar, la definición de grupo a efectos laborales no presenta ninguna similitud con las definiciones de grupo fiscal y mercantil, lo cual resulta 195 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades razonable si tenemos presente la finalidad perseguida por el Derecho laboral y las particularidades de esta rama del ordenamiento jurídico, factores que atribuyen a esta definición un carácter más restrictivo de la que es propia de otros ámbitos. Señala, en este sentido, la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, 1169/2012, de 28 de diciembre, efectuando una comparación entre las definiciones mercantil y laboral de grupo, que “El grupo de empresas a efectos laborales no es un concepto de extensión equivalente al grupo de sociedades del Derecho Mercantil. El reconocimiento del grupo de empresas en el ordenamiento laboral, cuyos efectos se manifiestan sobre todo en la comunicación de responsabilidades entre las empresas del grupo, exige la presencia de una serie de factores atinentes a la organización de trabajo; y estos factores […] configuran un campo de aplicación normalmente más restringido que el del grupo de sociedades”. 196 CAPÍTULO III EL RÉGIMEN ESPECIAL DE CONSOLIDACIÓN FISCAL. El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades 1. Introducción. “Como bien es sabido – afirma ÁLVAREZ MELCÓN, S. –, la doctrina jurídica considera unánimemente que un grupo es un agregado empresarial integrado por diversos sujetos de Derecho (normalmente sociedades) que, sin perjuicio de su personalidad jurídica propia, quedan sometidos en su actuación en el mercado a una dirección económica unificada, ejercida por la entidad cabecera del grupo. Se advertirá, por ello, que el grupo, en cuanto tal, carece de personalidad jurídica o, dicho de otra manera, no es, formalmente, al menos, un sujeto de Derecho”.199 Con independencia de ello, sostiene BERTRÁN MENDIZÁBAL, F., “lo que no puede desconocerse es que frente a los intereses sociales de cada sociedad miembro, existe un interés social del grupo digno igualmente de ser protegido […]. Aquí es donde surge el aspecto jurídico del grupo de sociedades ante el potencial conflicto de intereses que puede existir entre los del grupo y los propios de la sociedad dominada […]. Frente a este conflicto pueden adoptarse dos posiciones extremas: - Aplicar rígidamente el principio de personalidad jurídica independiente de cada sociedad, negando la existencia de consecuencias jurídicas al grupo. Cada sociedad es responsable de sus propios actos. - Considerar al grupo como una unidad económica y social, prescindiendo de la estructura jurídica. La aplicación rígida de esta concepción implicaría la quiebra de la normativa de las sociedades anónimas y el principio de responsabilidad limitada por las deudas sociales. Hoy en día debe afirmarse un respeto a la propia personalidad jurídica independiente de cada sociedad. Otra cosa sería atentar al propio concepto de las sociedades anónimas. Sin embargo, no puede 199 ALVÁREZ MELCÓN, S. “El artículo 22 del Impuesto sobre Sociedades…”, ob. cit., pág. 220. 198 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal desconocerse la existencia de características con repercusiones no sólo económicas, sino también jurídicas dentro de un grupo de sociedades. […] La existencia de un grupo de sociedades plantea, por tanto, una situación particular que exige reglas propias. Ignorar la realidad del grupo y la existencia de una comunidad de intereses y control por parte de la sociedad madre, tratando a cada sociedad de dicho grupo como una sociedad normal independiente de las demás, sería en el fondo una ficción”.200 En consonancia con lo defendido por BERTRÁN MENDIZÁBAL, F., lo cierto es que, desde los orígenes del régimen especial de consolidación, el legislador fiscal se ha decantado por la adopción de una postura intermedia entre las dos opciones propuestas. Así, la normativa reguladora del IS ha venido reconociendo desde 1977 la consideración del grupo de empresas como sujeto pasivo del impuesto, reconocimiento que ha convivido con el respeto a la personalidad jurídica propia de cada una de las entidades que lo integran. Lógicamente, el hecho de que las diferentes sociedades que conforman el grupo conserven su personalidad jurídica propia e independiente, aun a pesar de la configuración de éste como sujeto pasivo del IS, suscita ciertas dudas acerca de los criterios que han de regir la actuación del grupo frente a terceros, especialmente frente a la Hacienda Pública, así como la atribución de responsabilidad en caso de incumplimiento de las obligaciones establecidas en la norma fiscal. A efectos de dilucidar tales cuestiones, regula la LIS los aspectos relativos, por un lado, a la representación del grupo (artículo 65.2), y, por otro, a 200 BERTRÁN MENDIZÁBAL, F. “Los grupos de sociedades”, en Hacienda Pública Española, núm. 94, 1985, págs. 147-149. 199 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades las responsabilidades tributarias derivadas de la aplicación del régimen especial de consolidación (artículo 66). En el presente capítulo, nos detendremos en analizar, en primer lugar, el origen normativo del reconocimiento del grupo de sociedades como sujeto pasivo del IS, así como el fundamento que subyace tras él. En segunda instancia, abordaremos las cuestiones ligadas a la representación del grupo y a la responsabilidad por infracciones tributarias y sanciones en el seno del mismo, lo que exigirá efectuar un análisis detallado de los artículos 65.2 y 66 LIS. Este estudio se complementará con el examen de los artículos 65.3 LIS, que versa sobre las obligaciones cuyo cumplimiento se encomienda a las distintas entidades que forman parte del grupo de empresas, y 65.4 LIS, referente al criterio que debe seguirse en materia de actuaciones administrativas de comprobación e investigación. 2. La configuración del grupo de sociedades como sujeto pasivo del IS. 2.1. Antecedentes normativos. Como antecedentes más remotos del régimen especial de consolidación fiscal, ni el artículo 5º de la Ley de 10 de noviembre de 1942, ni el artículo 22 del Decreto 3359/1967 (que se limitó a reproducir el anterior), ni el RDL 15/1977 reconocieron expresamente la condición de sujeto pasivo del grupo de empresas. Es más, tal y como señala GOTA LOSADA, A. en relación con el artículo 5 de la Ley de 1942, dicha norma “negó evidentemente la consideración de sujeto pasivo al grupo de sociedades, porque lo que ordenó, dado que era una norma antifraude, 200 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal fue imputar a la sociedad dominante, a efectos de su propio Impuesto sobre Sociedades (entonces Tarifa III de la Contribución de Utilidades) los rendimientos de las sociedades dominadas, previos los ajustes y eliminaciones propios de la determinación del beneficio consolidado”.201 Fue el RD 1414/1977, dictado en desarrollo del RDL 15/1977, la primera norma fiscal en aceptar la consideración del grupo como sujeto pasivo del IS. Concretamente, establecía su artículo 1.1 que “El Grupo de Sociedades a quien el Ministerio de Hacienda conceda el régimen de declaración consolidada tendrá el carácter de sujeto pasivo, conforme al artículo 33 de la Ley General Tributaria, para todas aquellas relaciones tributarias constitutivas de dicho régimen o derivadas del mismo”. Conviene señalar, no obstante, que, con carácter previo a este reconocimiento normativo, algunos autores ya aludían a la necesidad de que el grupo de empresas fuera caracterizado como sujeto pasivo del IS sobre la base del artículo 33 de la Ley 230/1963, de 28 de diciembre, General Tributaria (en adelante, LGT de 1963). ÁLVAREZ MELCÓN, S., por ejemplo, sostenía en 1976 que “Considerar a los grupos de sociedades sujetos pasivos del Impuesto sobre Sociedades creemos que es un hecho perfectamente admisible en nuestro Derecho Fiscal, aunque el grupo de sociedades no sea una persona natural o jurídica, ya que el artículo 33 de la Ley General Tributaria admite la posibilidad de que pueden ser sujetos pasivos, en las leyes tributarias en que así se establezca 201 GOTA LOSADA, A. Tratado del Impuesto sobre Sociedades, Tomo III, Madrid: Banco Exterior de España, Servicio de Estudios Económicos, 1989, pág. 159. 201 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades […] entidades que carentes de personalidad jurídica, constituyen una unidad económica o un patrimonio separado susceptible de imposición”.202 Con posterioridad al RD de 1977, el artículo 79.1 de la Ley 43/1995 mantuvo la configuración del grupo de empresas como sujeto pasivo del impuesto al disponer expresamente que “El grupo de sociedades tendrá la consideración de sujeto pasivo”.203 Actualmente, este reconocimiento se encuentra contenido en el artículo 65.1 LIS, precepto de idéntica redacción normativa al de su predecesor. 2.2. Fundamento. Por lo que se refiere al reconocimiento del grupo de sociedades como sujeto pasivo del IS, sostienen MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. que el mismo “se fundamenta en que el grupo es algo diferente de lo que resulta como consecuencia de la mera adición de las partes que lo integran, de lo que se desprende que, desde el punto de vista tributario, el grupo debe tener un tratamiento unitario, distinto del que tendrían cada una de las sociedades que lo forman, consideradas de forma independiente. Por ello, se puede decir que la capacidad económica susceptible de imposición se encuentra en el grupo y no en las sociedades individuales”.204 Lo que se consigue a través de la configuración 202 ÁLVAREZ MELCÓN, S. “El artículo 22 del Impuesto sobre Sociedades…”, ob. cit., págs. 771-772. Este trabajo de ÁLVAREZ MELCÓN, S. es calificado por GOTA LOSADA, A. como “el verdadero origen doctrinal del artículo 1.º del Real Decreto 1414/1977” [Tratado del Impuesto sobre Sociedades, ob. cit., pág. 160]. 203 En relación con esta disposición normativa, y efectuando una comparación con lo sucedido bajo la vigencia del RD 1414/1977, señala LÓPEZ ALBERTS, H. que “La Ley es tajante y clara […]: el grupo de sociedades tendrá la consideración de sujeto pasivo en el Impuesto sobre Sociedades. Además, no se preocupa de adornar científicamente esta calificación, por ejemplo, por referencia al artículo 33 [actual artículo 35] de la Ley General Tributaria. Adopta un enfoque pragmático y se limita a calificar al grupo como sujeto pasivo y, por tanto, como sujeto de derechos y obligaciones en el ámbito de este Impuesto” [Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, Bilbao: CISS, 2000, pág. 49]. 204 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. “Los grupos de sociedades”, ob. cit., 1999, pág. 111. 202 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal del grupo como sujeto pasivo, por tanto, es el surgimiento de “un ente independiente de las Sociedades que lo forman y que constituye una unidad económica formada por todos los elementos contenidos en las mencionadas Sociedades y todo ello única y exclusivamente a los efectos de su tributación por el Impuesto sobre Sociedades”.205 A mi juicio, y de conformidad con el razonamiento de los autores citados, el reconocimiento del grupo de empresas como sujeto pasivo del impuesto encuentra su razón de ser en la específica capacidad económica que éste pone de manifiesto a través de su actuación unitaria en el tráfico económico y que, en cumplimiento del mandato constitucional contenido en el artículo 31 de la Constitución Española de 1978 (en adelante, CE), debe ser sometida a tributación.206 Teniendo presente esta circunstancia, parece que, como avanzaba CUBILLO VALVERDE, C. en el año 1977, “Esté o no esté reconocido como entidad jurídica por el derecho comercial […], el grupo de sociedades no puede ser ignorado por un sistema tributario con objetivos modernos. En caso contrario se produce una especie de disociación entre los objetivos del impuesto y los elementos del mismo tal y como están regulados en la ley […]. Esta disociación […] es la consecuencia lógica de la aplicación de una normativa que puede ser válida para los sujetos pasivos tradicionales, pero que carece de aptitud para las unidades que consideramos. […] Por su propia estructura, por sus propias características, por sus propias formas de operar, el grupo exige un tratamiento 205 206 Así se pronunciaba el TEAC en una resolución de 24 de octubre de 1990. Vid. apartado 3.2 del capítulo 1. 203 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades tributario integral, lo cual sólo se consigue cuando tiene la categoría de sujeto pasivo del impuesto”.207 Al margen de las distintas opiniones que pueden ser vertidas acerca de la razón última que justifica la configuración del grupo de empresas como sujeto pasivo del IS, lo cierto es que el contenido del artículo 1.1 del RD 1414/1977, que efectuaba una remisión expresa al entonces vigente artículo 33 de la LGT de 1963, no dejaba lugar a dudas en cuanto al origen normativo de este reconocimiento. De hecho, y a pesar de que, posteriormente, tanto el artículo 79.1 de la ley del IS de 1995 como el artículo 65.1 del RDLeg 4/2004 suprimieron toda referencia a la LGT a la hora de calificar al grupo como sujeto pasivo del impuesto, un análisis detallado del referido artículo 33 permite comprobar en qué medida éste continúa siendo un precepto válido para justificar tal configuración. Centrando nuestra atención en la normativa tributaria en vigor, dispone el artículo 35.4 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria (en adelante, LGT) que “Tendrán la consideración de obligados tributarios, en las leyes en que así se establezca, las herencias yacentes, comunidades de bienes y demás entidades que, carentes de personalidad jurídica, constituyan una unidad económica susceptible de imposición”.208 De acuerdo con el contenido del 207 CUBILLO VALVERDE, C. “Los problemas tributarios del grupo de sociedades como unidad. VII Jornadas Hispano-Luso-Americanas de Estudios Tributarios”, en Revista Española de Financiación y Contabilidad, volumen VI, núm. 22, 1977, pág. 364. En este mismo sentido, dispone BLÁZQUEZ LIDOY, A. que “nos encontramos ante un impuesto que necesariamente ha de trascender de las realidades formales, superando el esquema de la personalidad jurídica, cuando las finalidades del sistema así lo exijan. Es necesario un tributo que sea capaz de individualizar una situación de grupo, como unidad económica, y atribuirle efectos jurídicos según los intereses que se traten de proteger […]. El legislador tributario ha de tomar consciencia de que el problema de los grupos pasa por individualizar una realidad de la cual se pueden hacer derivar determinadas consecuencias en el plano de la valoración jurídica de determinados hechos o comportamientos [El régimen de los grupos de sociedades en la Ley 43/1995 (fundamentos, subjetividad, régimen sancionador y requisitos). Madrid: Centro de Estudios Financieros, 1999, pág. 45]. 208 Este precepto se corresponde con el artículo 33 de la ya derogada LGT de 1963. 204 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal precepto transcrito, los requisitos que deben concurrir para que un determinado ente sin personalidad jurídica propia pueda ser reconocido como sujeto pasivo tributario son cuatro: unidad económica, ausencia de personalidad jurídica, susceptibilidad de imposición, y existencia de una norma legal concreta que atribuya la condición de sujeto pasivo.209 A continuación acometeremos un examen pormenorizado del cumplimiento de cada una de estas condiciones en el caso de los grupos de empresas. 1- Unidad económica. En consonancia con lo señalado en el capítulo I del presente trabajo, la posibilidad de considerar al grupo como una unidad económica se presenta ante nosotros como el fundamento más importante que subyace tras la existencia del régimen de consolidación en cualquiera de sus vertientes.210 De nuevo, considero oportuno reproducir en este punto las palabras de SÁNCHEZ GALLARDO, F. J. cuando defiende que “La razón de ser del régimen especial de los grupos de empresas es la consideración de los mismos como unidades económicas de decisión tales que, aunque integren entidades jurídicamente independientes, lo cierto es que en su relación con terceros se manifiestan como una unidad 209 En términos similares, defienden PÉREZ DE AYALA, J. L. Y GONZÁLEZ GARCÍA, E. que “para que exista un sujeto de derecho tributario no personalizado es preciso que se den acumulativamente los requisitos siguientes: 1.º Que se trate de una «unidad económica» o un «patrimonio separado». 2.º Que esté regulado en el Derecho común de forma que puedan atribuírsele […] no sólo cierta autonomía patrimonial, sino además un cierto mecanismo de formación y manifestación de la voluntad, de manera que se pueda calificar como sujeto no personalizado de Derecho común. 3.º Que esta unidad económica o patrimonio separado no estén dotados de personalidad jurídica. 4.º Que exista un precepto, con rango de Ley, que atribuya a dicha unidad económica o a dicho patrimonio separado la calificación de sujeto pasivo tributario” [Curso de Derecho Tributario, tomo 1, Madrid: Edersa, 1986, pág. 249]. 210 Ésta tesis es la sostenida, entre otros autores, por DUQUE DOMÍNGUEZ, J. F., para quien “El punto de partida común a todas las normativas parciales sobre los grupos de sociedades es que prevalece la realidad económica sobre la forma jurídica. La realidad de la unidad económica del grupo sobre la independencia jurídica de las entidades agrupadas” [“Los grupos de sociedades y las cuentas consolidadas. Reforma pendiente del Derecho mercantil”, ob. cit., pág. 220]. 205 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades empresarial o económica como consecuencia de la influencia que la entidad dominante ejerce sobre el resto de empresas del grupo. En atención a esta consideración del grupo, la normativa mercantil y la fiscal tratan al grupo como una unidad, estableciendo: […] Desde el punto de vista de la imposición de la renta de las entidades que integran el grupo, el gravamen de éste como tal en el IS, llegando a atribuirle la condición de sujeto pasivo del tributo, de forma que se grave la renta realmente obtenida por la unidad empresarial que constituye el grupo”.211 2- Carencia de personalidad jurídica. Por lo que atañe a la segunda de las condiciones exigidas por la LGT, resulta evidente que el grupo de empresas en sí mismo considerado carece de personalidad jurídica propia, ya que no encaja en ninguno de los dos supuestos contemplados en el artículo 35 del Real Decreto de 24 de julio de 1889 por el que se publica el Código Civil (en adelante, CC).212 Resulta necesario destacar, asimismo, que ésta ha sido tradicionalmente una cuestión pacífica a nivel doctrinal.213 Por citar algún ejemplo representativo, establece la sentencia del TS 211 SÁNCHEZ GALLARDO, F. J. Consolidación fiscal en el IVA, ob. cit., pág. 13. En esta misma línea, la alusión al principio de unidad económica como fundamento del régimen de tributación consolidada se encuentra presente en los trabajos de SANZ GADEA, E. et alter [Los regímenes especiales del Impuesto sobre Sociedades (Semana de Estudios de Derecho Financiero), ob. cit. pág. 67]; CADARSO GARGALLO, P. [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit.]; y LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A. [“Cuestiones más relevantes ante una reforma del régimen fiscal de los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 277]. 212 En virtud de lo establecido en el mencionado precepto, “Son personas jurídicas: 1.º Las corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público reconocidas por la ley. […] 2º. Las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o industriales, a las que la ley conceda personalidad propia, independiente de la de cada uno de los asociados”. 213 Algunos de los autores que se han pronunciado acerca de la ausencia de personalidad jurídica del grupo son, entre otros, GOTA LOSADA, A., quien dispone que “La doctrina jurídico-mercantil más autorizada sostiene que el grupo de sociedades, como tal, carece de personalidad jurídica propia” [Tratado del Impuesto sobre Sociedades, ob. cit., pág. 157]; MÁRQUEZ MÁRQUEZ, A. [“El régimen especial de tributación consolidada. Consideraciones jurídico-tributarias”, ob. cit., pág. 1044]; CADARSO GARGALLO, P. 206 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal de 16 de julio de 2009 (Sala Tercera, de lo Contencioso-administrativo, Sección 2ª, rec. 4204/2003) que el artículo 1.1 del RD 1414/1977 se remitía “al art. 33 de la Ley General Tributaria, por la sencilla razón de que los grupos de sociedades carecen de personalidad jurídica propia distinta a la de las sociedades que lo integran, que sí tienen personalidad jurídica. Es menester aclarar que en 1977 nuestro Derecho mercantil ignoraba totalmente los grupos de sociedades, que encontraron su reconocimiento jurídico-privado en la Ley 19/1989 […] que se limitó a regular la obligación de presentar cuentas consolidadas de los mismos, pero sin conferirles en absoluto personalidad jurídico mercantil”. Conviene tener en cuenta, por otro lado, que el hecho de que el ordenamiento jurídico tributario reconozca expresamente a un ente sin personalidad jurídica propia como sujeto pasivo del IS, como ocurre en el caso de los grupos de empresas, no supone automáticamente la atribución de personalidad jurídica independiente para el grupo, de tal suerte que, para el Derecho, la personalidad la seguirán ostentando cada una de las sociedades separadamente, a pesar de su vinculación mutua. De hecho, señala GOTA LOSADA, A. a este respecto, “Ninguno de los problemas específicos del grupo se soluciona satisfactoriamente mediante la concesión al mismo de personalidad jurídica propia y distinta a la de las sociedades dependientes que lo integran. […] Lo que procede, por tanto, es una regulación adecuada de los supuestos de extensión de responsabilidad a otras [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 614]; LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 32]; ARVERAS ALONSO, C. [“Consolidación fiscal”, ob. cit., págs. 193-194]; ÁLVAREZ MELCÓN, S. [“El artículo 22 del Impuesto sobre Sociedades…”, ob. cit., págs. 771-772]; y GÓMEZ-OLANO GONZÁLEZ, D. [“La aplicación de la deducción por reinversión en el régimen de consolidación fiscal…”, ob. cit., pág. 252]. 207 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades sociedades del grupo, sin necesidad de acudir a la solución tópica de considerar todo el grupo como una persona jurídica”.214 3- Susceptibilidad de imposición. Reclama expresamente el artículo 35.4 LGT, como requisito sine qua non para que un determinado ente sin personalidad jurídica propia pueda ser reconocido como obligado tributario, que éste constituya “una unidad económica susceptible de imposición”. La susceptibilidad de imposición aparece así ante nosotros como una condición estrechamente ligada al principio de unidad económica, algo que resulta lógico si tenemos presente que, según la tesis defendida en el capítulo I de este trabajo, el fundamento del régimen de consolidación fiscal se encuentra en una combinación del principio de unidad económica con otro principio de naturaleza estrictamente tributaria: el de capacidad económica. Así, la unidad que el grupo de empresas representa pone de manifiesto una específica capacidad económica que debe ser sometida a imposición. De aquí la necesidad de diseñar un régimen de tributación específicamente aplicable a los grupos de sociedades que permita gravar la capacidad económica mostrada por tales entes de forma efectiva. De conformidad con este razonamiento, afirma BLÁZQUEZ LIDOY, A. que “el grupo como empresa manifiesta una capacidad económica cuantitativa y cualitativamente distinta a la que los elementos individuales presentan y que es necesario, en el cumplimiento en positivo del artículo 31 de la CE, someter a imposición de una manera unitaria […]”. Este hecho, continúa el autor, “es la 214 GOTA LOSADA, A. Tratado del Impuesto sobre Sociedades, ob. cit., págs. 157-158. 208 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal razón última de que se trascienda de las normas de la persona jurídica y se acoja la esencial unidad del grupo”.215 En esta misma línea se pronuncian, igualmente, autores como MÁRQUEZ MÁRQUEZ, A., quien sostiene que “la ausencia de personalidad jurídica en el grupo de sociedades no puede impedir la sujeción al impuesto; pero sí lo haría la ausencia de capacidad económica. En este sentido hay que comprender la sujeción de los entes del artículo 33 de la Ley General Tributaria. La atribución legal a tales entes de la cualidad de contribuyentes sólo se explica en la medida en que, como unidad económica o patrimonio separado, son expresivas o representativas de una específica capacidad de pago o contributiva, de riqueza”.216 4- Existencia de una norma legal concreta que atribuya la cualidad de sujeto pasivo. En última instancia, dispone el artículo 35.4 LGT que un ente carente de personalidad jurídica propia tan sólo podrá adquirir la condición de obligado 215 BLÁZQUEZ LIDOY, A. El régimen de los grupos de sociedades en la Ley 43/1995 (fundamentos, subjetividad, régimen sancionador y requisitos), ob. cit., págs. 48 y 49. Prosigue su exposición el autor señalando que “el grupo manifiesta una capacidad tributaria colectiva. Por tanto, la existencia de esta diferente capacidad económica, desde esta perspectiva objetiva, entre la persona jurídica y la empresa, cuando ambas figuras no se corresponden, implica suficiente fundamento para someter al grupo de sociedades a un sistema de tributación consolidada, desde el momento en que es mediante dicha técnica con la que se mide la verdadera capacidad contributiva mostrada por el grupo [El régimen de los grupos de sociedades en la Ley 43/1995 (fundamentos, subjetividad, régimen sancionador y requisitos), ob. cit., pág. 66]. 216 MÁRQUEZ MÁRQUEZ, A. “El régimen especial de tributación consolidada. Consideraciones jurídicotributarias”, ob. cit., pág. 1045. En consonancia con la tesis del referido autor, entienden MARTÍN ZAMORA, E. y BONSON PONTE, P. que “la capacidad económica susceptible de imposición se encuentra en el grupo y no en las sociedades individuales” [“Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 111]. Este razonamiento fue igualmente defendido por la DGT en su consulta 0074-00, de 5 de abril, en la que dicho órgano afirmaba que, mediante la consideración del grupo como sujeto pasivo, “el Impuesto trata de gravar la capacidad contributiva de la unidad económica que representa el grupo”. Por su parte, y en esta misma línea, dispone ÁLVAREZ MELCÓN, S. que, al reconocerse al grupo de sociedades como sujeto pasivo del IS, se está aceptando […] el interés “tanto de las sociedades que forman el grupo como de la Hacienda Pública de que el grupo tribute de acuerdo con su capacidad económica, contribuyendo así al sostenimiento de las cargas públicas.” [“Régimen de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades”, ob. cit., pág. 855]. 209 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades tributario cuando así lo establezca de forma expresa una norma legal concreta. Esta exigencia resulta lógica si tomamos en consideración el principio de reserva de ley tributaria consagrado en el artículo 8 LGT (antiguo artículo 10 de la LGT de 1963), en virtud del cual “Se regularán en todo caso por ley: […] c) La determinación de los obligados tributarios previstos en el apartado 2 del artículo 35 de esta ley y de los responsables”.217 Al respecto del requisito ahora examinado resulta preciso recordar que la primera norma en atribuir al grupo de empresas la condición de sujeto pasivo del IS fue el RD 1414/1977. El hecho de que dicho texto normativo no fuera una ley en el sentido estricto del término dio lugar a una intensa polémica doctrinal acerca de la posible ilegalidad de su artículo 1.1, polémica “que se decantó a favor de la subjetividad del Grupo de Sociedades, porque así se deducía implícitamente de diversos artículos del RDL 15/1977 que regulaban la deuda tributaria del Grupo, su base imponible consolidada, su domicilio fiscal, la representación, etc.”.218 Efectivamente, defiende GOTA LOSADA, A., “Desde el punto de vista de nuestro Derecho positivo es incuestionable que el Real Decreto-Ley 15/1977 no se pronunció de modo explícito sobre la consideración del grupo de sociedades consolidables como sujeto pasivo del Impuesto sobre Sociedades, si bien, como clarividentemente destaca R. Navas Vázquez se prejuzgaba en dicho Real Decreto-Ley de modo implícito la subjetividad tributaria del grupo como lo 217 Establece, concretamente, el artículo 35.2 LGT que “Entre otros, son obligados tributarios: a) Los contribuyentes. b) Los sustitutos del contribuyente. c) Los obligados a realizar pagos fraccionados. d) Los retenedores. e) Los obligados a practicar ingresos a cuenta. f) Los obligados a repercutir. g) Los obligados a soportar la repercusión. h) Los obligados a soportar la retención. i) Los obligados a soportar los ingresos a cuenta. j) Los sucesores. k) Los beneficiarios de supuestos de exención, devolución o bonificaciones tributarias, cuando no tengan la condición de sujetos pasivos. 218 Así lo recuerda el TS en su sentencia de 22 de marzo de 1999 (Sala Tercera, de lo ContenciosoAdministrativo, sección 2ª, rec. 3056/1994). 210 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal demuestran las siguientes normas: - El artículo 14 utiliza la expresión “la deuda tributaria del grupo”, dando a entender que existe un deudor único (como sujeto pasivo) que es el grupo. - El artículo 16, apartado 1º., que establece la responsabilidad solidaria del pago de la deuda tributaria. - El artículo 16, apartado 2, que menciona la necesidad de regular reglamentariamente la representación, capacidad y legitimación del grupo, frente a la Hacienda Pública, conceptos estos, que parten de la idea de personalidad jurídico-tributaria del grupo”.219 Lógicamente, la polémica mencionada en el párrafo anterior vio la luz de forma definitiva en el año 1995, cuando la ley del IS entonces promulgada confirió al grupo de sociedades la condición de sujeto pasivo del impuesto en su artículo 79.1. La nueva redacción de este precepto dada por la Ley 24/2001 mantuvo este reconocimiento, tal y como haría posteriormente el artículo 65.1 del RDLeg 4/2004. Analizadas las condiciones reclamadas en el artículo 35.4 LGT, y una vez comprobado que todas ellas concurren en el caso de los grupos de empresas, resulta necesario cuestionarse si el hecho de que el grupo de sociedades sea expresamente reconocido como sujeto pasivo del impuesto implica que todas las entidades que forman parte del mismo dejan de tener esta consideración, o, por el contrario, siguen conservándola. En relación con esta cuestión, lo cierto es que es posible encontrar posiciones doctrinales, e incluso jurisprudenciales, enfrentadas. Por un lado, algunos autores y resoluciones han defendido la convivencia de la condición de sujeto pasivo del grupo con la condición de sujeto pasivo de las entidades que forman parte de él, ya sea como dominante o como dependiente. Es 219 GOTA LOSADA, A. Tratado del Impuesto sobre Sociedades, ob. cit., pág. 161. 211 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades el caso de la resolución del TEAC de 20 de diciembre de 1989 (sección vocalía 2ª), donde dicho órgano señala que, si bien el grupo de sociedades tiene la consideración de sujeto pasivo, ello “no impide que las sociedades integrantes del mismo sean sujetos pasivos del Impuesto sobre Sociedades, y estén obligados a presentar las correspondientes declaraciones individuales, gozando de una exención que posibilita que solamente sea el Grupo el que tribute en régimen consolidado”. También es ésta la opinión de MÁRQUEZ MÁRQUEZ, A.220; CADARSO GARGALLO, P.221; ARVERAS ALONSO, C.222; y LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A. et alter223, quienes consideran que el reconocimiento como sujeto pasivo del grupo de empresas no impide que las sociedades que lo conforman conserven tal condición. Frente a la tesis examinada en el párrafo precedente, cierto sector doctrinal y jurisprudencial se ha decantado por entender que el reconocimiento del grupo como sujeto pasivo del IS implica, necesariamente, la pérdida de la condición de sujeto pasivo para las entidades integrantes del mismo. En este sentido, dispone el TS en sentencia de 22 de marzo de 1999 que las sociedades integrantes del grupo “no son sujetos pasivos, aunque sí son obligados tributarios, en especial respecto de las obligaciones de información contable”.224 En la misma línea que el TS, sostiene LÓPEZ ALBERTS, H. que “El grupo fiscal constituye un sujeto pasivo que está integrado por diversas personas jurídicas – cada una de las sociedades 220 MÁRQUEZ MÁRQUEZ, A. “El régimen especial de tributación consolidada. Consideraciones jurídicotributarias”, ob. cit., pág. 1046. 221 ; CADARSO GARGALLO, P. “Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., págs. 613-614. 222 ARVERAS ALONSO, A. “Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 194. 223 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 32. 224 Al respecto de la sentencia citada, vid. nota 218. 212 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal que forman parte integrante de él – respecto de las cuales la Ley no manifiesta de forma expresa que pierdan su propia cualidad de sujetos pasivos por el hecho de integrar el grupo. De todas formas, la pérdida de condición de sujetos pasivos de estas entidades parece evidente pues no pueden existir dos sujetos pasivos respecto de una misma deuda tributaria; y eso es lo que sucedería si aceptamos que junto al grupo-sujeto pasivo coexisten las sociedades que lo forman como sujetos pasivos del mismo tributo”. Y continúa: “si la Ley configura al grupo fiscal como sujeto pasivo es porque quiere diferenciar su realidad económica y jurídico-tributaria de la que corresponde a las personas jurídicas que lo integran y, si lo aceptamos así, tendremos que aceptar también que el nacimiento del grupo como sujeto pasivo extingue la condición de sujetos pasivos de dichas entidades”.225 Desde mi punto de vista, la solución a este debate ha de decantarse, necesariamente, a favor de la segunda de las posiciones contempladas. En este sentido, considero oportuno tomar como punto de partida la definición de sujeto pasivo ofrecida por el artículo 36.1 LGT, según el cual “Es sujeto pasivo el obligado tributario que, según la ley, debe cumplir la obligación tributaria principal, así como las obligaciones formales inherentes a la misma, sea como contribuyente o como sustituto del mismo”. Respecto a lo que debe entenderse por obligación tributaria principal, establece expresamente el artículo 19 LGT que ésta “tiene por objeto el pago de la cuota tributaria”. 225 LÓPEZ ALBERTS, H. Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., págs. 49-50. 213 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades En el ámbito de los grupos de sociedades, la problemática que se plantea es que, como trataremos en un apartado posterior, las entidades integrantes del mismo (tanto dominante como dominadas) “estarán igualmente sujetas a las obligaciones tributarias que se derivan del régimen de tributación individual, excepción hecha del pago de la deuda tributaria” (artículo 65.3 LIS). Sucede, por tanto, que, si bien la obligación de pago de la deuda tributaria consolidada recae sobre el propio grupo, todas las entidades pertenecientes al mismo habrán de cumplir con el resto de obligaciones formales inherentes a dicha obligación.226 Entre otras, habrán de autoliquidar la deuda tributaria que les corresponda y habrán de presentar la pertinente declaración del IS (de ahí que el TS las califique como obligados tributarios, aunque no como sujetos pasivos). En mi opinión, no obstante, el hecho de que la norma fiscal exima expresamente a las sociedades del grupo de la obligación de pago de la deuda tributaria, que habrá de ser satisfecha por el propio grupo de empresas a través de la sociedad dominante como representante legal del mismo, permite concluir que el reconocimiento de éste como sujeto pasivo del IS conlleva, automáticamente, la pérdida de condición de sujeto pasivo de las sociedades que forman parte de él, y ello con independencia 226 Ésta es la razón alegada por ARVERAS ALONSO, C. para justificar el hecho de que las sociedades que conforman el grupo sigan conservando su condición de sujetos pasivos del impuesto, confundiendo así los conceptos de obligado tributario y sujeto pasivo [“Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 194]. A juicio de GÓMEZ-OLANO GONZÁLEZ, D., no obstante, “El hecho de que las sociedades integrantes del grupo estén sujetas a las obligaciones tributarias que se derivan del régimen de tributación individual (salvo el pago de la deuda tributaria) no implica en absoluto que sean por ello sujetos pasivos del impuesto. Simplemente implica que las sociedades están obligadas a presentar determinada información, exigida en aras de satisfacer los objetivos de control y eficacia propios de la Administración. Las sociedades incluidas en un grupo fiscal son simplemente obligados tributarios, según lo previsto por el artículo 35.3 de la LGT” [“La aplicación de la deducción por reinversión en el régimen de consolidación fiscal…”, ob. cit., pág. 256]. 214 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal de que tales entidades continúen sujetas al cumplimiento de determinadas obligaciones de carácter formal.227 3. Representación del grupo de sociedades. Remontándonos a los orígenes del régimen especial de consolidación fiscal, establecía el artículo 16.2 del RDL 15/1977 que “Reglamentariamente se regulará la representación del grupo en sus relaciones con la Hacienda Pública, así como la capacidad y legitimación para recurrir”. Meses más tarde, el RD 1414/1977 cumplía tal cometido al señalar, en su artículo 26, que “La Sociedad dominante del Grupo consolidable ostentará la representación del mismo en todas las relaciones con la Hacienda Pública constitutivas o derivadas del régimen de declaración consolidada, tanto en el orden de gestión para la liquidación y recaudación de los tributos comprendidos en el mismo como en el de resolución de reclamaciones”. Este reconocimiento de la sociedad dominante como representante del grupo de empresas se mantuvo en el artículo 79.2 de la ley del IS de 1995 y en el 65.2 del RDLeg 4/2004, preceptos que comparten un mismo contenido. 227 En esta misma línea, entiende GÓMEZ-OLANO GONZÁLEZ, D. que “resulta inviable sostener […] que tanto el grupo de sociedades como las sociedades que lo integran son simultáneamente sujetos pasivos del Impuesto. Pues o realiza el hecho imponible cada una de las sociedades del grupo (de forma que éstas se erigen como sujetos pasivos contribuyentes del impuesto), o se opta por realizar la ficción jurídica de que el grupo, como ente carente de personalidad jurídica, realiza el hecho imponible (de forma que el grupo pasa a ostentar la condición de sujeto pasivo). Y tampoco esta simultánea condición de sujetos pasivos podría conciliarse bajo la hipótesis de que el grupo de sociedades fuera sujeto pasivo del mismo pero en calidad de contribuyente al no tener personalidad jurídica y, por tanto, no encontrarse capacitado para ingresar la deuda tributaria, cumplir obligaciones formales ni, sobre todo, para exigir a los sujetos pasivos contribuyentes el importe de las obligaciones tributarias satisfechas” [“La aplicación de la deducción por reinversión en el régimen de consolidación fiscal…”, ob. cit., pág. 252]. 215 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades A tenor de lo dispuesto en el vigente artículo 65.2 LIS, “La sociedad dominante tendrá la representación del grupo fiscal y estará sujeta al cumplimiento de las obligaciones tributarias materiales y formales que se deriven del régimen de consolidación fiscal”. Lógicamente, la ausencia de personalidad jurídica independiente que caracteriza al grupo de empresas justifica la necesidad de designar un representante por medio del cual canalizar las relaciones entre el grupo y la Hacienda Pública. En este mismo sentido, autores como LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. defienden que la atribución de la condición de representante a la sociedad dominante del grupo encuentra su razón de ser en que “El grupo de sociedades es un caso típico de sujeto carente de capacidad de obrar aun cuando tenga el carácter de sujeto pasivo del IS, de manera que la ausencia de personalidad jurídica le impide cumplir con las obligaciones tributarias que se derivan de la aplicación de este régimen fiscal especial. Es por ello que se escoge a una de las entidades del grupo como vehículo por medio del cual se canalizan las relaciones entre el grupo y la Hacienda Pública. Así, la sociedad dominante asume la condición legal de representante del grupo […]. Se trata de un caso de representación legal, esto es, una representación impuesta por la Ley […]”.228 Por otro lado, resulta preciso matizar que el reconocimiento de la sociedad dominante del grupo como representante legal del mismo no exime a las sociedades dependientes del cumplimiento de ciertas obligaciones. Así, como ya antes advertíamos, el artículo 65.3 LIS dispone expresamente que todas las 228 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 32. Esta misma tesis es sostenida por ARVERAS ALONSO, C. [“Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 194], y por CADARSO GARGALLO, P. [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 614]. 216 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal sociedades pertenecientes al grupo, ya sea en condición de dominante o de entidad dependiente, están igualmente sujetas a las obligaciones tributarias derivadas del régimen individual de tributación, excepción hecha del pago de la deuda tributaria. 4. Régimen de responsabilidades tributarias en el seno del grupo de sociedades. Bajo el título “Responsabilidades tributarias derivadas de la aplicación del régimen de consolidación fiscal”, señala el artículo 66 LIS que “Las sociedades del grupo responderán solidariamente del pago de la deuda tributaria, excluidas las sanciones”. Obtener una visión integral del régimen de responsabilidades tributarias en el seno de un grupo de empresas que tributa de forma consolidada exige, no obstante, la realización de un análisis conjunto de este precepto y de los artículos 65.2 y 65.3 LIS, anteriormente transcritos. Por lo que concierne a la evolución histórica del régimen especial de consolidación fiscal, conviene destacar que la responsabilidad solidaria de las sociedades del grupo por el impago de la deuda tributaria consolidada ya se encontraba contemplada en el artículo 16.1 del RDL 15/1977, en virtud del cual “Las sociedades del grupo consolidable responderán solidariamente del pago de la deuda tributaria, sin perjuicio del derecho a repetir de las demás sociedades la parte que a cada una corresponda […]”. Esta misma previsión se contenía, asimismo, en el artículo 27 del RD 1414/1977. Más adelante, la ley del IS de 1995 vino a reconocer en su artículo 80, con una redacción normativa que ha 217 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades perdurado hasta nuestros días, que “Las sociedades del grupo responderán solidariamente del pago de la deuda tributaria, excluidas las sanciones”. Examinados los antecedentes históricos, y ubicándonos en la regulación actual del régimen especial de consolidación, un estudio conjunto del contenido de los artículos 65.2, 65.3 y 66 LIS, así como del artículo 181 LGT, permite afirmar, tal y como sostiene PEÑA ÁLVAREZ, F., que “La responsabilidad frente a la Hacienda Pública se estructura a dos niveles”.229 El primer nivel se encuentra constituido por las obligaciones asumidas por el grupo de sociedades como sujeto pasivo del IS. El segundo nivel es el referente a las obligaciones derivadas del régimen general de tributación que, conforme a lo dispuesto en el artículo 65.3 LIS, siguen manteniendo las entidades que conforman el grupo de empresas. Por lo que respecta a la obligación de pago de la deuda tributaria generada por el grupo, establece el artículo 66 LIS la responsabilidad solidaria de todas las entidades que forman parte del mismo, de tal forma que, en caso de incumplimiento de dicha obligación, el acreedor podrá dirigirse indistintamente contra cualquiera de ellas.230 Con relación al fundamento de esta derivación de responsabilidad, afirma MARTÍNEZ ALONSO, J. I. que su razón de ser “obedece a la idea de entender que la formación de la voluntad en todas las 229 PEÑA ÁLVAREZ, F. “El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 120. El artículo 66 LIS viene así a hacer uso de la facultad conferida por el artículo 41.1 LGT, según el cual “La ley podrá configurar como responsables solidarios […] de la deuda tributaria, junto a los deudores principales, a otras personas o entidades […]”. Con respecto a dicha responsabilidad solidaria, sostienen LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A., ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que “La existencia del responsable solidario permite a la Administración tributaria exigirle el pago de la deuda sin necesidad de declaración previa de fallido del sujeto pasivo o deudor principal. No obstante, el responsable solidario se coloca en la deuda tributaria en una posición de igualdad al sujeto pasivo, ya que en los supuestos de responsabilidad solidaria, a falta de pago de la deuda por el deudor principal, la Hacienda Pública puede reclamar de los responsables solidarios su pago, entendiéndose producida la falta de pago una vez transcurrido el periodo voluntario para hacer efectiva la deuda tributaria en los supuestos de autoliquidación. Esto es, existe una preferencia del sujeto pasivo ante la Administración tributaria en el pago de la deuda tributaria” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 33]. 230 218 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal sociedades que forman parte del mismo grupo es única y, por lo tanto al presentar una declaración consolidada han colaborado en la infracción tributaria”.231 Por su parte, LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. defienden, de forma más acertada a mi juicio, que “Esta derivación de responsabilidad viene motivada por la ausencia de personalidad jurídica en el deudor principal que es el grupo, aun cuando sea la sociedad dominante del mismo quien está obligada al pago de la deuda como representante del grupo”.232 Por otra parte, considero oportuno señalar que la referencia a las sanciones que expresamente efectúa el artículo 66 LIS, a fin de excluirlas del ámbito de la responsabilidad solidaria de las entidades del grupo frente al impago de la deuda tributaria consolidada, resulta, a mi entender, técnicamente incorrecta, ya que, según lo establecido en el artículo 58.3 LGT, “Las sanciones tributarias que puedan imponerse […] no formarán parte de la deuda tributaria”.233 Es más, el artículo 41.4 LGT ya advierte expresamente, al regular la responsabilidad tributaria, de que “La responsabilidad no alcanzará a las sanciones, salvo las excepciones que en esta u otra ley se establezcan”. En opinión de ARVERAS ALONSO, C., quien comparte la tesis de que la mención a las sanciones que efectúa el artículo 66 LIS es “innecesaria y contradictoria”, “la redacción de este 231 MARTÍNEZ ALONSO, J. I. “La responsabilidad solidaria y subsidiaria en los tributos”, en Legalidad, núm. 17, 1999, pág. 47. 232 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 32. 233 Independientemente de los defectos de técnica normativa que puedan atribuirse al artículo 66 LIS, lo cierto es que la referencia a las sanciones en él contenida refuerza la tesis anteriormente sostenida de que el reconocimiento del grupo como sujeto pasivo del IS conlleva, automáticamente, la pérdida de la condición de sujeto pasivo de las entidades que lo integran. Así, defender que dichas entidades siguen conservando tal condición supondría considerarlas deudoras respecto de la obligación tributaria principal (el pago de la deuda tributaria), de modo que el incumplimiento de dicha obligación justificaría la posibilidad de sancionarlas en calidad de sujetos infractores. 219 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades artículo, cuando menos confuso, puede haberse producido como consecuencia de que la entrada en vigor de la LGT (1-7-2004) pese a su publicación en el BOE nº 302 de 18-12-2003, es posterior a la del TRLIS (12-04-2004) y éste no regulariza, aclara ni armoniza los textos legales que se refunden”.234 En consonancia con lo expuesto, y partiendo de la premisa de que lo pretendido por el legislador es que la responsabilidad solidaria no se extienda a las sanciones, lo razonable sería que el artículo 66 LIS se limitara a señalar que “Las sociedades del grupo responderán solidariamente del pago de la deuda tributaria”, la cual comprende “la cuota o cantidad a ingresar que resulte de la obligación tributaria principal o de las obligaciones de realizar pagos a cuenta”, así como los interés de demora devengados desde el vencimiento del periodo voluntario para el ingreso de la deuda tributaria, y los recargos que resulten exigibles.235 Llegados a este punto, y continuando con la polémica tratada en el párrafo precedente, resulta necesario tener en cuenta lo dispuesto en el artículo 181.d) LGT, precepto en virtud del cual “serán sujetos infractores los siguientes: […] d) La sociedad dominante en el régimen de consolidación fiscal”. De aquí se desprende que será la sociedad dominante quien deba responder de las sanciones impuestas al grupo en los supuestos de infracción de la obligación de pago de la deuda tributaria. Desde el punto de vista de MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E., este hecho encuentra su fundamento en que, al estar sometidas al control de la dominante, las sociedades dependientes “no son colaboradoras ni 234 ARVERAS ALONSO, C., “Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 195. En este mismo sentido se pronuncia CADARSO GARGALLO, P. [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 615]. 235 Así se desprende del contenido de los apartados 1 y 2 del artículo 58 LGT. 220 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal causantes de las infracciones que afecten a la declaración consolidada, sino que las mismas responderán a la imposición de la sociedad dominante”.236 Con independencia de lo anterior, resulta lícito plantearse en este contexto qué tratamiento debería darse a aquellos supuestos en los que alguna de las entidades que conforman el grupo hubiera causado o colaborado activamente en la realización de la infracción que motiva la imposición de la sanción. En estos casos, debemos tener presente que, de conformidad con lo establecido en el artículo 42.1 LGT, “Serán responsables solidarios de la deuda tributaria las siguientes personas o entidades: a) Las que sean causantes o colaboren activamente en la realización de una infracción tributaria. Su responsabilidad también se extenderá a la sanción”. Partiendo de esta previsión normativa, autores como LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. han defendido que, “en cuanto a la responsabilidad por las sanciones, es de aplicación el régimen general de la LGT en el sentido de que responden solidariamente de la sanción aquellas sociedades del grupo que sean causantes o colaboren activamente en la realización de la infracción tributaria”.237 A mi parecer, no obstante, lo dispuesto en el artículo 42.1 LGT resulta contradictorio con respecto a lo señalado en el artículo 66 LIS, cuyo contenido es taxativo cuando excluye a las sociedades del grupo de la obligación de responder por las sanciones que pudieran imponerse en caso de impago de la deuda tributaria consolidada, sin excepciones. Entiendo, asimismo, que, dado el 236 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. “Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 161. LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 33. En esta misma línea se pronuncia, igualmente, GARGALLO, P. [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., págs. 615-616]. 237 221 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades idéntico rango de las normas en pugna, la controversia ha de resolverse a la luz de los principios de ley posterior y de especialidad, de tal suerte que la previsión que ha de aplicarse en estos supuestos ha de ser la establecida en el artículo 66 LIS. En mi opinión, por tanto, la tesis sostenida por los autores mencionados debe ser, cuando menos, puesta en duda, pues la consideración exclusiva del contenido del artículo 66 LIS puede llevarnos a defender que las entidades dependientes nunca responderán ante la Hacienda Pública por las sanciones impuestas al grupo como consecuencia del incumplimiento de la obligación tributaria principal. Prosiguiendo con el tema de la responsabilidad solidaria de las entidades del grupo frente al posible impago de la deuda tributaria consolidada, conviene cuestionarse, asimismo, si ésta se configura como una responsabilidad solidaria clásica, de modo que cada una de las citadas sociedades responde indistintamente del total de la deuda tributaria consolidada, o resulta aplicable, por el contrario, lo dispuesto en el artículo 42.1 LGT, según el cual “Serán responsables solidarios de la deuda tributaria las siguientes personas o entidades: a) Las que sean causantes o colaboren activamente en la realización de una infracción tributaria. […]. b) Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo a) anterior, los partícipes o cotitulares de las entidades a que se refiere el apartado 4 del artículo 35 de esta ley, en proporción a sus respectivas participaciones respecto a las obligaciones tributarias materiales de dichas entidades”. En respuesta a la cuestión planteada, autores como LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. han sostenido que “la responsabilidad solidaria en el régimen de consolidación fiscal se configura con forma de solidaridad de deudores clásica, esto es, afecta a todas las sociedades del grupo, que responden 222 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal solidariamente del pago de la deuda tributaria, excluidas las sanciones. Es decir, el responsable es un deudor junto al sujeto pasivo, respondiendo ambos indistintamente del pago de la totalidad de la deuda tributaria cualquiera que haya sido la contribución a la determinación de la misma”. Podría producirse el caso extremo, continúan los autores, de que “la sociedad a la que se exige el pago de la deuda correspondiente al grupo no hubiese generado ella misma deuda alguna, según el régimen de tributación individual por este impuesto”.238 Uno de los principales problemas que la responsabilidad solidaria de las sociedades del grupo puede conllevar se produciría en aquellos supuestos en los que aconteciesen modificaciones en la composición del grupo fiscal “entre el periodo impositivo del que procede la deuda y el periodo impositivo en el cual se está exigiendo el pago de la misma”. Señala GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B., en lo relativo a esta cuestión: “Imaginemos, por ejemplo, que se exige la deuda tributaria a la sociedad dominante como deudor principal como consecuencia de una modificación al alza de la base imponible de una de las entidades dependientes que ya no forma parte del grupo fiscal. O, al contrario, se exige, por responsabilidad solidaria, la deuda tributaria a una entidad dependiente que ha dejado de formar parte del grupo, cuando realmente la entidad infractora que ha cometido la irregularidad ha sido otra dependiente. Lo normal en estas situaciones es que en el momento en que se produce la salida del grupo de una de las entidades dependientes, se lleven a cabo acuerdos privados entre las partes afectadas que prevean estas situaciones”.239 238 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., págs. 33-34. 239 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 871. 223 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Por lo que se refiere a la responsabilidad por el resto de infracciones asociadas a la aplicación del régimen especial de consolidación, ésta recaerá, única y exclusivamente, sobre la sociedad dominante, a la cual se considerará imputable directamente el incumplimiento de la obligación en cuestión.240 Así se infiere del contenido de los artículo 65.2 y 66 LIS, por un lado, y del contenido del artículo 181.d) LGT, por otro. A juicio de PEÑA ÁLVAREZ, F. esta atribución de responsabilidad exclusiva a la sociedad dominante del grupo puede justificarse por alusión al principio de unidad económica, pues entiende el referido autor que “Si se trata de una unidad, ya que a nivel fiscal así se reconoce, es evidente que la responsabilidad frente a la Hacienda Pública ni se puede parcelar, ni se puede limitar. La unidad en su conjunto debe responder de las obligaciones de la misma”. Y continúa: “Si es una unidad, todas las infracciones las cometerá esa unidad, y con más razón si se piensa que la sociedad dominante al tener el poder de decisión siempre puede exigir en todas las componentes del grupo un cumplimiento completo y riguroso de las normas fiscales”.241 Por lo que atañe al segundo nivel de responsabilidad, del contenido del artículo 65.3 LIS se desprende claramente que, con independencia de la aplicación del régimen especial de consolidación fiscal, todas las sociedades del grupo, ya no sólo la dominante como representante sino también las dependientes, se encuentran sujetas al cumplimiento de las obligaciones tributarias derivadas del 240 Esta atribución de responsabilidad exclusiva a la sociedad dominante del grupo ha llevado a LÓPEZ ALBERTS, H. a defender que la conclusión a la que podemos llegar, en un plano teórico, es “que el grupo es un sujeto pasivo instrumental que se concibe con la finalidad de dar cuerpo al régimen jurídico de los grupos de sociedades, pero que queda vaciado de su contenido esencial al atribuirse a su sociedad dominante la obligación de cumplir con las prestaciones, materiales y formales, derivadas de la aplicación de dicho régimen” [Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., pág. 50]. 241 PEÑA ÁLVAREZ, F. “El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 120. 224 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal régimen individual de tributación. De este modo, todas las entidades que lo conforman deberán proceder a la liquidación de su respectivo IS, sin que de la misma se derive pago o devolución de la deuda tributaria, y presentar la declaración correspondiente. Por lo que respecta al fundamento de esta sujeción de las sociedades del grupo a las obligaciones tributarias derivadas del régimen general del IS, sostiene LÓPEZ ALBERTS, H. que lo pretendido por la ley consiste en “garantizar una adecuada aplicación del régimen especial y su controlabilidad por parte de la Administración tributaria”.242 Autores como LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. entienden, por el contario, que dicha sujeción responde al hecho de que la calificación del grupo como sujeto pasivo no impide que todas las sociedades integrantes del mismo sigan “teniendo la condición de sujetos pasivos del IS”, opinión ésta que nos reconduce al debate doctrinal analizado en el apartado 2.243 5. Actuaciones administrativas de comprobación e investigación en el ámbito del grupo de sociedades. De acuerdo con el contenido del artículo 65.4 LIS, “Las actuaciones administrativas de comprobación o investigación realizadas frente a la sociedad dominante o frente a cualquier entidad del grupo fiscal, con el conocimiento formal de la sociedad dominante, interrumpirán el plazo de prescripción del Impuesto sobre Sociedades que afecta al citado grupo fiscal”. Por lo que 242 LÓPEZ ALBERTS, H. Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., pág. 50. 243 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 32. 225 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades concierne al fundamento de esta previsión, defiende PÉREZ SÁNCHEZ, V. que “Recoge la ley, en este punto, el criterio sostenido por el Tribunal EconómicoAdministrativo Central, en su resolución de 28 de diciembre de 1989, de que la actuación inspectora acerca del grupo de sociedades es única. De ahí que mientras se esté actuando sobre cualquiera de las sociedades que lo integran, es como si se estuviese actuando sobre todas ellas. Eso sí, es requisito indispensable que dichas actuaciones se hagan con el conocimiento formal de la sociedad dominante dada su condición de representante del grupo […]. Esta interpretación lleva a considerar al grupo como un solo ente o «cuerpo único» de forma que cualquier intervención acerca de uno de sus miembros (sociedades dominante o dependientes) afecta a todo el «cuerpo» o grupo”.244 Desde mi punto de vista, el estudio de la razón de ser de la norma contenida en el artículo 65.4 LIS ha de llevarnos, necesariamente, a la consideración de lo dispuesto en el artículo 68 LGT, precepto ocupado de regular los supuestos que motivan la interrupción del plazo de prescripción. Concretamente, señala el apartado 1 del artículo indicado que el plazo de prescripción del derecho de la Administración para determinar la deuda tributaria mediante la oportuna liquidación se interrumpe “a) Por cualquier acción de la Administración tributaria, realizada con conocimiento formal del obligado tributario, conducente al reconocimiento, regularización, comprobación, inspección, aseguramiento y liquidación de todos o parte de los elementos de la obligación tributaria que proceda […]”. Esta misma norma es establecida en el apartado 2 del artículo 68 244 PÉREZ SÁNCHEZ, V. “El régimen tributario de los grupos de sociedades en la Ley 43/1995, de 27 de diciembre”, en Estudios Financieros. Revista de Contabilidad y tributación: Comentarios, casos prácticos, núm. 157, 1996, pág. 82. 226 Capítulo III. El régimen especial de consolidación fiscal LGT en relación con el derecho de la Administración para exigir el pago de las deudas tributarias liquidadas y autoliquidadas, en cuyo caso el plazo de prescripción se interrumpe “a) Por cualquier acción de la Administración tributaria, realizada con conocimiento formal del obligado tributario, dirigida de forma efectiva a la recaudación de la deuda tributaria”. En la medida en que, según el contenido del artículo 35.2 LGT, la condición de obligado tributario en el seno de un grupo de sociedades recae sobre el grupo como sujeto pasivo del impuesto, la aplicación del artículo 68 LGT nos lleva a defender que toda actuación administrativa de comprobación o investigación realizada frente a cualquier sociedad del grupo requiere el conocimiento formal del mismo.245 Ahora bien, dado que el grupo en sí mismo considerado carece de personalidad jurídica propia, es lógico que, en estos casos, se exija el conocimiento formal de quien asume la condición de representante legal, esto es, de la sociedad dominante. En este sentido se pronuncia, igualmente, el TS en la sentencia de 22 de marzo de 1999 anteriormente citada, donde dicho órgano defiende que “es necesario recordar que el art. 66, ap. 1, LGT [vigente artículo 68.1 LGT de 2003] establece que la interrupción de la prescripción se producirá por cualquier acción administrativa realizada con conocimiento formal del sujeto pasivo, que en el caso de autos al carecer el Grupo de personalidad jurídica debe hacerse con su representante tributario, que por expresa disposición legal […] es la sociedad dominante. Esto significa que toda actuación administrativa seguida con conocimiento formal de la sociedad dominante interrumpe globalmente la prescripción del derecho de la Administración para liquidar el impuesto sobre 245 Vid. nota 217. 227 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Sociedades del Grupo, y por el contrario las actuaciones que se sigan aisladamente con las sociedades dominadas, sin expreso y formal conocimiento de la sociedad dominante, carecen de toda virtualidad interruptiva de la prescripción”.246 246 Por lo que se refiere a la sentencia mencionada, vid. nota 218. 228 CAPÍTULO IV DETERMINACIÓN DE LA BASE IMPONIBLE CONSOLIDADA. El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades 1. Introducción. En consonancia con lo expuesto por BLÁZQUEZ LIDOY, A., “nadie duda de que el grupo de sociedades como empresa, como «unidad económica», manifiesta una capacidad contributiva distinta a la de las personas jurídicas que abarca”.247 Acometer un análisis de los criterios definidos en la norma fiscal para la determinación de la base imponible del grupo reclama, por tanto, una nueva referencia a los dos principios fundamentales que operan como razón de ser del régimen de tributación consolidada: unidad económica, por un lado, y capacidad económica, por otro. Tal y como señalábamos en un capítulo precedente, la posibilidad de definir al grupo de empresas como unidad económica se ampara en la existencia de un poder de decisión común, ejercicio por la sociedad dominante, que guía y condiciona la actuación de todas las entidades que lo conforman. Así, a pesar de la ausencia de una estructura organizativa propia, lo cierto es que, de hecho, el grupo de sociedades actúa en el tráfico económico bajo la lógica de una sola empresa, de tal suerte que, al hacerlo, pone de manifiesto una específica capacidad económica susceptible de ser sometida a imposición. La duda que se plantea entonces es la de cómo hacerlo. En opinión de PEÑA ÁLVAREZ, F., “La base imponible consolidada es la que mide la capacidad contributiva del Grupo de Sociedades. Su determinación se hace partiendo de la acumulación de los beneficios o bases imponibles de cada una de las sociedades que forman el Grupo, calculadas con sujeción a las 247 BLÁZQUEZ LIDOY, A. El régimen de los grupos de sociedades en la Ley 43/1995 (fundamentos, subjetividad, régimen sancionador y requisitos), ob. cit., pág. 65. 230 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada prescripciones de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, y realizando posteriormente las eliminaciones por operaciones intergrupo. […] La idea motriz que está presente en las eliminaciones expuestas, es que las operaciones efectuadas intergrupo y el beneficio a que puedan dar lugar no es tal hasta que se realice por la intervención de un tercero ajeno al Grupo”.248 Como podemos comprobar, ya en el año 1978, PEÑA ÁLVAREZ, F. aludía a tres elementos que resultarán fundamentales, a lo largo de toda la vida del régimen de consolidación fiscal, para la determinación de la base imponible consolidada. Nos referimos, en primer lugar, a la suma de bases imponibles individuales; en segunda instancia, a las eliminaciones de resultados por operaciones internas; y, en último término, a las incorporaciones de dichas eliminaciones (a las que el autor citado hacía referencia indirectamente al hablar de realización posterior). En el ámbito de la vigente LIS, el procedimiento a seguir para el cálculo de la base imponible consolidada, a través de la cual se persigue gravar el beneficio obtenido por el grupo de empresas como unidad económica, se encuentra regulado en los artículos 71, 72 y 73. Concretamente, el artículo 71 LIS se ocupa, entre otros aspectos, de definir dicha magnitud. Por su parte, y si bien el artículo 71.2 LIS efectúa una remisión a la normativa contable en esta materia, los artículos 72 y 73 LIS se encargan del establecimiento de ciertos criterios específicos en relación con las eliminaciones e incorporaciones, respectivamente. A lo largo del presente capítulo realizaremos un análisis detallado de los preceptos señalados, haciendo especial hincapié en los aspectos más problemáticos a la hora de proceder a la determinación de la base imponible del 248 PEÑA ÁLVAREZ, F. “El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 117. 231 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades grupo. Pretendemos así embarcarnos en el estudio de la que, quizá, constituya la parte más compleja del régimen de consolidación fiscal, muy especialmente como consecuencia de la parquedad de la regulación contenida en la LIS en lo referente a esta cuestión, así como de la inevitable necesidad de tomar como punto de partida la ardua normativa contable en materia de formulación de cuentas anuales consolidadas. 2. Determinación de la base imponible consolidada. 2.1. El artículo 71.1 LIS. Dispone el artículo 71.1 LIS que “La base imponible del grupo fiscal se determinará sumando: a) Las bases imponibles individuales correspondientes a todas y cada una de las sociedades integrantes del grupo fiscal, sin incluir en ellas la compensación de las bases imponibles negativas individuales. b) Las eliminaciones. c) Las incorporaciones de las eliminaciones practicadas en ejercicios anteriores. d) La compensación de las bases imponibles negativas del grupo fiscal, cuando el importe de la suma de los párrafos anteriores resultase positiva, así como de las bases imponibles negativas referidas en el apartado 2 del artículo 74 de esta Ley”.249 Lo primero que resulta digno de mención, a la luz de la definición de base imponible consolidada que ofrece el artículo 71.1 LIS, es que, a diferencia de lo que sucede en el régimen general de tributación, donde la base imponible de cada 249 Concretamente, el apartado 2 del artículo 74 LIS señala que “Las bases imponibles negativas de cualquier sociedad pendientes de compensar en el momento de su integración en el grupo fiscal podrán ser compensadas en la base imponible de éste, con el límite de la base imponible individual de la propia sociedad, excluyéndose de la base imponible, a estos solos efectos, los dividendos o participaciones en beneficios a que se refiere el apartado 2 del artículo 30 de esta ley”. 232 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada sociedad se determina a partir de su resultado contable individual, la base imponible del grupo no se obtiene a partir del resultado contable consolidado, sino que parte de una agregación de bases imponibles individuales, “lo que significa que a efecto del cálculo de la base imponible del grupo fiscal sigue siendo magnitud esencial el resultado contable de las sociedades que componen el grupo individualmente consideradas”.250 La determinación de la base imponible consolidada no reclama, por tanto, como paso previo fundamental, la determinación del resultado contable del grupo, la cual puede producirse a posteriori o bien no producirse por concurrir alguna de las causas de dispensa previstas en la norma contable.251 Debemos tener en cuenta, en este contexto, que el hecho de que las bases imponibles individuales de cada una de las entidades que conforman el grupo deban ser calculadas de conformidad con las normas propias del régimen individual que le resulte aplicable nos lleva a afirmar que, en definitiva, el régimen de tributación consolidada acaba construyéndose sobre la propia base del régimen general. En este punto radica, efectivamente, una de las principales diferencias entre el régimen especial de consolidación fiscal y la práctica totalidad de los regímenes especiales regulados en la LIS, caracterizados por el establecimiento de normas distintas a las que son propias del régimen de tributación individual. Y es que lo pretendido por el legislador mediante la 250 ÁLVAREZ MELCÓN, S. “Régimen de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades”, ob. cit., pág. 862. 251 Una vez establecida la obligación de consolidar en el artículo 42 CCom y en el artículo 6 del RD 1159/2010, prevé la normativa contable tres causas de dispensa de dicha obligación: la dispensa por razón del tamaño del grupo (artículos 43.1.ª CCom y 7.1.a) del RD), dispensa de la dominante de un subgrupo (artículos 43.2ª CCom y 7.1.b) del RD), y dispensa por participaciones sin interés significativo para la imagen fiel (artículo 7.1.c) del RD de 2010). 233 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades regulación de un régimen especial como el de tributación consolidada no es un alejamiento con respecto al régimen general de tributación, sino que la esencia de dicho régimen radica en gravar el beneficio económico del grupo como unidad. De aquí la necesidad de practicar una serie de eliminaciones e incorporaciones que permitan diferir la tributación de las operaciones realizadas entre empresas del grupo y someter a imposición, única y exclusivamente, la capacidad económica manifestada por éste en sus relaciones con terceros. Por lo que respecta al procedimiento de cálculo establecido en el artículo 71.2 LIS, éste podría ser resumido en el siguiente cuadro: BASE IMPONIBLE CONSOLIDADA = Sumatorio de bases imponibles individuales +/Eliminaciones de resultados por operaciones internas +/Incorporaciones de eliminaciones practicadas en ejercicios anteriores Bases imponibles negativas del grupo e individuales previas A continuación analizaremos cada uno de estos elementos de forma pormenorizada. 1- Suma de bases imponibles individuales, sin incluir en ella la compensación de bases imponibles negativas. Uno de los aspectos más característicos del régimen especial de consolidación fiscal consiste, precisamente, en que la determinación de la base imponible del grupo parte del sumatorio de bases imponibles individuales, independientemente de que éstas tengan signo positivo o negativo, de modo que, en cada periodo 234 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada impositivo, se produce una compensación automática de bases imponibles positivas con bases imponibles negativas individuales. A diferencia de lo que sucede en el régimen individual de tributación, por tanto, donde la sociedad que obtiene una base imponible negativa (en adelante, BIN) no puede proceder a su compensación hasta, al menos, el periodo impositivo siguiente, en el régimen de tributación consolidada el aprovechamiento de bases imponibles negativas tiene lugar, siempre que existan rentas positivas suficientes, en el propio periodo impositivo en que éstas se generan. Este primer eslabón de la cadena de determinación de la base imponible consolidada ha sido caracterizado por algunos autores como uno de los principales beneficios o ventajas fiscales que el régimen de consolidación supone frente al régimen general de tributación.252 Por lo que atañe a la referencia que el artículo 71.1.a) LIS efectúa a las bases imponibles negativas, lo cierto es que, a mi parecer, ésta resulta del todo necesaria. Así, en la medida en que la determinación de la base imponible del grupo parte de la suma de bases imponibles individuales calculadas de acuerdo con las exigencias del régimen general de tributación, y que el artículo 10 LIS define la base imponible como “el importe de la renta en el periodo impositivo minorada por la compensación de bases imponibles negativas de periodos impositivos anteriores”, si el legislador hubiera obviado cualquier referencia a la compensación de bases imponibles negativas en esta primera fase, la base 252 En este sentido, afirman BARBADO MIGUEL, I. y TRUYOLS MARTÍ, M. A. que “Este primer paso lleva asociado un beneficio fiscal ya que la integración en una base única se realiza independientemente de que las bases imponibles individuales de las sociedades tengan signo positivo o negativo” [“Los grupos de empresas en España. Aspectos fiscales y estadísticos”, en Documentos del Instituto de Estudios Fiscales, núm. 25/03, 2003, pág. 18]. MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J., por su parte, apuntan a esta diferencia como primera ventaja del régimen especial de consolidación, dado que “Se permite […] el trasvase de pérdidas desde la sociedad que las ha generado, a la base imponible consolidada del grupo [Manual de consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 768]. 235 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades imponible que cada sociedad aporta al grupo incluiría tal compensación (pues se entendería que lo que debe aportarse a la base imponible consolidada es la base imponible individual definitiva, no la previa).253 En el marco del régimen especial de consolidación, no obstante, el propio proceso de determinación de la base imponible del grupo habrá motivado que la base negativa generada por cada una de las sociedades que lo integran en un periodo impositivo anterior ya haya sido aportada a la base imponible consolidada en el propio ejercicio de su generación, independientemente del signo de las bases individuales generadas por el resto de empresas, por lo que no será posible su compensación en un periodo impositivo posterior.254 Queda justificada así la necesidad de una previsión como la establecida en el artículo 71.1.a) LIS, a través de la cual se impida la doble compensación de bases imponibles negativas en sede del grupo: una vez, en el periodo impositivo en que ésta se genera, a través de su aportación a la base imponible consolidada; y otra, en un periodo impositivo posterior mediante su compensación con la base 253 En consonancia con este razonamiento, dispone LÓPEZ ALBERTS, H. que “Esta precisión legal lo que pretende es dejar claro que la compensación de bases imponibles negativas se realiza en el nivel consolidado y no en el de las bases imponibles individuales o consolidables de las entidades del grupo. Por tanto, es inadecuado proceder a la compensación entre bases imponibles positivas individuales de un determinado ejercicio y las negativas individuales procedentes de ejercicios anteriores, para después consolidar las bases imponibles netas resultantes”. Matiza el autor, no obstante, que “A pesar de que la precisión legal puede haber sido clarificadora para el contribuyente, no somos pocos los que entendemos que la norma ya estaba implícita en la regulación originaria del régimen especial por su propia naturaleza y dinámica” [Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., pág. 1163]. 254 En esta misma línea se pronuncian SERRANO GUTIÉRREZ, A. [“La base imponible del Impuesto sobre Sociedades en el régimen de consolidación fiscal”, en Carta Tributaria, núm. 19, 2006, pág. 4] y ARVERAS ALONSO, C. [“Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 225]. Concretamente, defiende este último autor que “el no incluir la compensación de las bases negativas individuales, es una consecuencia completamente lógica de la aplicación de este régimen; dado que la suma aritmética de las bases imponibles individuales (positivas y negativas) de las sociedades del grupo fiscal es la primera partida a considerar para determinar la base imponible del grupo fiscal, las negativas son objeto de compensación automática en el ejercicio en que se producen, siempre que existan bases imponibles positivas en cuantía suficiente de otras sociedades del grupo fiscal, y aunque no existieran, también quedarían integradas en dicha suma, pudiendo dar lugar, en su caso, a una base imponible negativa del grupo fiscal”. 236 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada imponible positiva generada por la sociedad que obtuvo dicha base negativa, y posterior aportación al grupo de la base resultante tras la compensación. Por otro lado, debe matizarse que el hecho de que la base imponible del grupo sea calculada a partir de una agregación de bases imponibles individuales justifica que, a diferencia de lo que sucede con aquellos elementos que han de determinarse a nivel de cuota íntegra consolidada (como veremos más adelante, deducciones y bonificaciones), “las partidas que inciden en la configuración individual de la base imponible de una sociedad del grupo deben computarse a nivel individual y no a nivel de grupo”.255 En este sentido se manifiesta la DGT en su consulta 1689-03, de 22 de octubre, en la que dicho órgano sostiene, con relación al factor de agotamiento regulado en los artículos 98 y siguientes de la LIS, que “Será de aplicación sólo en el ámbito de cada sociedad individual por articularse como una reducción en la base imponible, magnitud que se calcula inicialmente en el régimen individual de tributación, ya que en el régimen de consolidación fiscal establecido en la LIS, ésta se determina de manera independiente en cada sociedad, procediéndose después a la suma de las mismas, a efectos de determinar la base imponible del grupo”. Se trata de una exigencia que responde, de nuevo, a la aplicación de las normas propias del régimen general de tributación en el ámbito del régimen especial de consolidación fiscal. 2- Eliminaciones. Habida cuenta de que la finalidad perseguida por el régimen de declaración consolidada radica en gravar el beneficio económico del grupo como sujeto 255 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013, ob. cit., pág. 9. 237 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades pasivo único, lo procedente será someter a imposición, exclusivamente, aquellas operaciones realizadas por éste que surtan efectos frente a terceros. En los términos anteriormente señalados, por tanto, la consideración del grupo como unidad económica frente a la pluralidad jurídica de las entidades que lo integran reclama la realización de una serie de eliminaciones a través de las cuales se consiga aplazar la integración en la base imponible, y, consecuentemente, diferir la tributación, de las rentas derivadas de las denominadas operaciones intragrupo, “ya que en puridad no se habrá producido ni beneficio ni pérdida cuando el grupo, por ejemplo, se vende o se compra «a sí mismo», o se presta un servicio «a sí mismo»”.256 De este modo, el legislador viene a admitir “el principio de que las operaciones internas no son generadoras de rentas gravables para el grupo”.257 Por expresa disposición del artículo 71.2 LIS, las eliminaciones pertinentes habrán de ser practicadas conforme a lo establecido en la normativa contable, si bien ésta es una cuestión a la que nos referiremos más adelante. 3- Incorporaciones de eliminaciones practicadas. De acuerdo con lo expuesto en el punto anterior, la finalidad perseguida con las eliminaciones referidas en el artículo 71.1.b) LIS es la de dejar sin efecto momentáneo las operaciones realizadas entre empresas del propio grupo, ya que, como consecuencia lógica del principio de unidad económica, éstas sólo deberán ser gravadas, tal y como señalan MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J., en el momento en que dichas operaciones desborden el 256 MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. Manual de consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 825. 257 PEÑA ÁLVAREZ, F. “El grupo de sociedades: su problemática fiscal”, ob. cit., pág. 20. 238 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada perímetro de consolidación, esto es, cuando se externalice el beneficio o pérdida generado como consecuencia de tales operaciones (algo que, como más tarde comprobaremos, dependerá del tipo de operación de la que dicho resultado procede).258 Será entonces cuando, según la terminología empleada por la norma contable, el resultado interno previamente eliminado se entienda realizado frente a terceros, y, por tanto, proceda su incorporación a la base imponible del grupo. 4- Compensación de bases imponibles negativas. La compensación de BINs constituye el último eslabón de la cadena de determinación de la base imponible consolidada. Con respecto a dicha compensación, resulta preciso efectuar una distinción entre las BINs generadas por el propio grupo de empresas, de un lado, y las bases negativas que las distintas sociedades del grupo tenían pendientes de compensar en el momento de su incorporación a él, de otro. En relación con las primeras, dispone el artículo 74.1 LIS que la BIN generada por el grupo será susceptible de compensación en periodos impositivos posteriores de conformidad con las normas propias del régimen de tributación individual.259 Ahora bien, en el periodo impositivo en el que se pretenda la 258 En particular, sostienen los autores citados que “Si uno de los efectos más claros que persigue el régimen especial es el de diferir la tributación de las operaciones que han dejado algún «gasto» o «ingreso» en alguna cuenta de pérdidas y ganancias de alguna sociedad del grupo, es lógico que se proceda a «contrarrestar» ese impacto en la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada hasta que esa operación no desborde el perímetro de consolidación” [MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. Manual de consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 838]. 259 De acuerdo con lo establecido en el artículo 74.1 LIS, “Si en virtud de las normas aplicables para la determinación de la base imponible del grupo fiscal ésta resultase negativa, su importe podrá ser compensado con las bases imponibles positivas del grupo fiscal en los términos previstos en el artículo 25 de esta ley”. Así pues, dicha base podrá ser compensada “en los 18 años inmediatos y sucesivos”. Tal y como defiende LÓPEZ ALBERTS, H., “lo que nos está diciendo la Ley es que el grupo tiene el mismo derecho que cualquier otro sujeto pasivo del Impuesto, a compensar las pérdidas fiscales en las que incurra en el ejercicio de su actividad. El hecho de que las bases negativas tengan su origen en las rentas generadas de 239 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades compensación de la BIN procedente de un ejercicio anterior, el artículo 71.1 LIS establece como requisito sine qua non que la suma de las bases imponibles individuales de las entidades que conforman el grupo, ajustada en las eliminaciones e incorporaciones pertinentes, arroje un resultado positivo. “El objetivo de este límite – sostiene SERRANO GUTIÉRREZ, A. – es doble: por una parte, se impide que la base imponible negativa del grupo, correspondiente a un determinado periodo impositivo, quede integrada de nuevo en la base imponible negativa del grupo, correspondiente a un periodo impositivo posterior; por otra parte, también se impide que el derecho a la compensación de la base imponible negativa del grupo fiscal se extienda más allá del plazo legalmente establecido”.260 Por lo que se refiere a las BINs generadas por sociedades del grupo con carácter previo a su integración en él, nos remitimos al análisis realizado en el apartado 7 del presente capítulo. 2.2. El artículo 71.2 LIS. Una vez analizada la definición ofrecida por el artículo 71.1 LIS y examinados los distintos componentes de la base imponible consolidada, resulta preciso cuestionarse cuál es el mecanismo que ha de seguirse para la práctica de las eliminaciones e incorporaciones reclamadas por la norma fiscal. Conviene destacar, en este sentido, que, salvo algunas matizaciones contenidas en la LIS, unas u otras sociedades o que deriven del proceso de eliminación/incorporación de rentas para la obtención de la base imponible consolidada es algo totalmente irrelevante a estos efectos” [Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., pág. 639]. 260 SERRANO GUTIÉRREZ, A. “La base imponible del Impuesto sobre Sociedades en el régimen de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 15. 240 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada ésta efectúa una remisión en bloque a la normativa contable, al disponer de forma expresa el apartado segundo del artículo 71 LIS que “Las eliminaciones y las incorporaciones se realizarán de acuerdo con los criterios establecidos en el artículo 46 del Código de Comercio y demás normas de desarrollo”, entre las que destaca, sin lugar a dudas, el RD 1159/2010, de 17 de septiembre, cuya pretensión es la de “recoger, en el marco de las normas contables españolas de fuente interna dictadas en desarrollo del Código de Comercio, en particular, en el marco del nuevo Plan General de Contabilidad, el desarrollo de los aspectos específicos de la consolidación de cuentas regulados en la Sección 3.ª Presentación de las cuentas de los grupos de sociedades del Título III De la contabilidad de los empresarios, del Libro I del Código de Comercio”.261 Por lo que concierne al origen de la remisión a la normativa contable, la evidencia demuestra que, a lo largo del tiempo, el legislador no ha seguido un criterio uniforme a la hora de diseñar las distintas normas reguladoras del régimen especial de consolidación fiscal. Originariamente, el artículo 14 del RD 1414/1977 establecía que “Para realizar las eliminaciones […] se tendrán en cuenta los principios y normas contables que se señalen por el Ministerio de Hacienda, a propuesta del Instituto de Planificación Contable”. Más tarde, la Orden de 13 de marzo de 1979 vino a sustituir esta remisión por una regulación expresa de los criterios a seguir para la práctica de las distintas eliminaciones e 261 El artículo 46 CCom establece una serie de reglas para proceder a la incorporación de los activos, pasivos, ingresos y gastos de las sociedades del grupo en las cuentas anuales consolidadas mediante el método de integración global. Dispone, en concreto, en su apartado 5º que “Deberán eliminarse generalmente los debitos y créditos entre sociedades comprendidas en la consolidación, los ingresos y los gastos relativos a las transacciones entre dichas sociedades, y los resultados generados a consecuencia de tales transacciones, que no estén realizados frente a terceros. Sin perjuicio de las eliminaciones indicadas, deberán ser objeto, en su caso, de los ajustes procedentes las transferencias de resultados entre sociedades incluidas en la consolidación”. 241 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades incorporaciones, criterios que, no obstante, habían sido trasladados al ámbito fiscal desde el plano contable.262 Por su parte, la ley del IS de 1995, cuyo contenido en relación con esta materia se aproximaba bastante al del RDLeg 4/2004, suprimió toda referencia a la forma de practicar las distintas eliminaciones y obvió cualquier remisión a la normativa contable, surgiendo entonces una gran incertidumbre, no muy justificada en opinión de CADARSO GARGALLO, P., acerca de los criterios a seguir en este ámbito.263 Si bien el conflicto surgido tras la promulgación de la ley del IS de 1995 no fue solucionado, desde el punto de vista normativo, hasta el año 2001, la DGT consiguió arrojar un poco de luz sobre la cuestión con anterioridad a dicha fecha al establecer expresamente la necesidad de observar, de cara a la determinación de la base imponible consolidada, los criterios previstos en la norma contable en materia de eliminaciones e incorporaciones. Así, señalaba dicho órgano en su consulta 2174-97, de 21 de octubre, que “de acuerdo con el artículo 9 de la Ley General Tributaria, tienen carácter supletorio en el ámbito tributario las disposiciones generales del Derecho administrativo y los preceptos del Derecho común. De acuerdo con lo anterior, las eliminaciones a que se refiere el citado artículo 85 de la LIS [vigente artículo 71] son aquellas que tienen este carácter en el derecho mercantil en materia contable, en particular las establecidas en el Real 262 Se trataba de las pautas a seguir en materia de compraventa de existencias, compraventa de inmovilizado, transacciones de activos intergrupo, dividendos, y adquisición de pasivos financieros emitidos por el grupo 263 Defiende CADARSO GARGALLO, P., al respecto de esta cuestión, que “sólo había que mirar al pasado para ver que muchos de estos supuestos ya habían sido objeto de regulación. Me refiero a la Orden de 13 de marzo de 1979”, que “como antecedente legislativo podía aplicarse porque daba respuesta a la mayoría de los supuestos de eliminaciones e incorporaciones. Cierto es que, con motivo de la nueva regulación del impuesto realizada por esta Ley, algunas eliminaciones podían presentar problemas de interpretación. Pero el artículo 10.3 de la misma era lo suficientemente explicito para resolverlos sin crear los problemas que, al parecer, se plantearon a partir del uno de enero de 1996” [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 643]. 242 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Decreto 1815/1991, de 20 de diciembre, por el que se aprueban las normas para la formulación de las cuentas anuales consolidadas [posteriormente sustituido por el RD 1159/2010]”. Este criterio administrativo fue posteriormente recogido por la Ley 24/2001, que modificó la redacción del artículo 85 de la Ley 43/1995, entre otros aspectos, para introducir la previsión de que “Las eliminaciones y las incorporaciones se realizarán de acuerdo con los criterios establecidos en el Real Decreto 1815/1991, de 20 de diciembre, por el que se aprueban las normas para la formulación de cuentas anuales consolidadas”. Por lo que respecta a la regulación vigente, lo cierto es que, como comentábamos más arriba, el artículo 71.2 LIS no se remite expresamente al RD por el que se aprueban las normas para la formulación de cuentas anuales consolidadas, a diferencia de lo que sucedía bajo la vigencia de la anterior LIS tras la reforma operada por la ley de 2001, sino que alude al “artículo 46 del Código de Comercio y demás normas de desarrollo”, entre las cuales se encuentra el RD 1159/2010. Concretamente, el citado texto normativo regula el mecanismo de eliminaciones de resultados procedentes de operaciones internas en la subsección 10ª de la sección 4ª de su capítulo III (artículos 42 a 49). No contiene, por el contrario, ningún precepto orientado específicamente a la regulación del mecanismo de incorporaciones, si bien el artículo 42 alude, en sus apartados 2 y 4, a la necesidad de diferir el resultado eliminado hasta el ejercicio en que el mismo se realice, indicando a continuación cuándo un resultado se entiende realizado frente a terceros ajenos al grupo. Debemos tener presente, por otro lado, que, al margen de las eliminaciones de resultados derivados de operaciones internas, el RD 1159/2010 contempla 243 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades también la realización de otros ajustes de consolidación que, aunque no tienen estrictamente esta naturaleza, se encuentran regulados bajo la rúbrica Eliminaciones dentro de la sección 4ª del capítulo III de dicho texto normativo (artículos 21 a 40). Por destacar los más importantes, es el caso de la eliminación inversión-fondos propios, regulada en el artículo 21; del ajuste previsto en su artículo 31, relativo a la transmisión a terceros de participaciones del grupo cuando ello supone una pérdida de control sobre la sociedad dependiente; o del ajuste establecido en su artículo 39, concerniente a la transmisión interna de participaciones en el capital social de otras entidades pertenecientes al propio grupo de empresas.264 Por lo que atañe a la incidencia que tales ajustes están llamados a tener en el ámbito fiscal, resulta necesario subrayar que la remisión contenida en el artículo 71.2 LIS aparece referida, con carácter general, a las eliminaciones e incorporaciones, y no exclusivamente a las eliminaciones de resultados procedentes de operaciones internas. No obstante, el artículo 72.1 LIS sí especifica que “Para la determinación de la base imponible consolidada se practicarán la totalidad de las eliminaciones de resultados por operaciones internas efectuadas en el periodo impositivo”, de forma que, en virtud de una interpretación literal de dicho precepto, de todos los ajustes previstos en la normativa contable únicamente deberían ser trasladados al plano fiscal los 264 Hasta la publicación de la recientemente aprobada Ley 16/2013 (vid. nota 4), éste era también el caso de la eliminación regulada en el artículo 28.3 del RD 1159/2010, en virtud del cual “En todo caso, se eliminarán previamente las correcciones valorativas correspondientes a la inversión en el capital de la sociedad dependiente realizadas con posterioridad a su pertenencia al grupo”. Actualmente, resulta improcedente discutir la aplicación de esta eliminación en el ámbito fiscal, habida cuenta de que la ley 16/2013 ha derogado el artículo 12.3 LIS sobre deducibilidad de las pérdidas por deterioro de los valores representativos de la participación en el capital social de entidades no admitidas a cotización, al tiempo que ha negado expresamente el carácter de gasto fiscalmente deducible de dichas pérdidas en el nuevo apartado j) de artículo 14.1 LIS. La imposibilidad de deducir la pérdida por deterioro de valor motivará, por tanto, que la misma no forme parte de la base imponible individual y que, en consecuencia, no sea necesario proceder a su eliminación de cara a la determinación de la base imponible del grupo. 244 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada relativos a eliminaciones de resultados por operaciones internas, regulados en los artículos 42 a 49 del RD 1159/2010.265 El debate que se plantea, en definitiva, es si aquellos ajustes previstos en la normativa contable sobre consolidación que no tienen la consideración estricta de eliminación de resultados internos, pero que se relacionan con operaciones que pueden incidir en la cuenta de resultados individual, y, por tanto, en la base imponible de cada una de las sociedades del grupo, deben ser observados a efectos de calcular la base imponible consolidada o, por el contrario, carecen de relevancia en el plano fiscal.266 A mi parecer, una forma objetiva de resolver este dilema radica en atender a lo dispuesto en el artículo 71.3 LIS, precepto que niega efectos fiscales a la eliminación inversión-patrimonio neto propuesta en el artículo 21 y siguientes del RD 1159/2010. De conformidad con el contenido de este precepto, y partiendo, de nuevo, de una interpretación literal de la LIS, el 265 En este mismo sentido, sostiene el TEAC en su resolución de 27 de julio de 2006 (Sección Vocalía 10ª, rec. 2177/2004) que “la especificación de las eliminaciones que han de tenerse en cuenta para la determinación de la base imponible del grupo fiscal, ha de buscarse en el ámbito mercantil contable y es ahí donde encontramos la clasificación de las eliminaciones que recoge el R.D. 1815/1991 (actual RD 1159/2010), […] entre las que se encuentran tanto las eliminaciones por inversión-fondos propios […] como las correspondientes a partidas recíprocas y a resultados por operaciones internas […]”. Este criterio fue acogido posteriormente por la Audiencia Nacional. Así se refleja, por ejemplo, en sus sentencias de 15 de abril de 2010 (Sala de lo Contencioso-administrativo, Sección 2ª, rec. 101/2007), y de 29 de abril de ese mismo año (Sala de lo Contencioso-administrativo, Sección 2ª, rec. 483/2006). 266 A la existencia de este debate hacen referencia LUIS ZAYAS, J. y MÚÑOZ DOMÍNGUEZ, M., quienes señalan que “Pese a su aparente claridad, el alcance de dicha remisión genérica a la normativa contable en materia de eliminaciones e incorporaciones es una cuestión que ha venido planteando históricamente dudas de interpretación y que no se encuentra exenta de polémica. En efecto, una interpretación conjunta de dicha remisión unida a la configuración, en el régimen general del impuesto, del tratamiento contable como punto de partida sobre el que construir la base imponible del Impuesto sobre Sociedades, parece llevar a la conclusión de que todas las eliminaciones e incorporaciones mercantiles deben ser fiscalmente admisibles, salvo por las especificaciones fiscales contenidas en los artículos siguientes. […] a pesar de la remisión general a la normativa contable, el hecho de que el artículo 72 del TRLIS se refiera únicamente a la necesidad de eliminar los resultados por «operaciones internas» para determinar la base imponible consolidada unida al hecho de que, desde la perspectiva contable, las NOFCAC clasifiquen y otorguen un tratamiento diferente a las denominaciones «eliminaciones por inversión-patrimonio neto» […] y a las «eliminaciones de resultados por operaciones internas», ha dado lugar, desde la entrada en vigor del régimen especial de consolidación fiscal, a determinadas cuestiones de dudosa interpretación [“Pérdidas por deterioro de valor de las entidades del Grupo en el régimen de consolidación fiscal”, en Carta Tributaria, núm. 4, 2011, pág. 4]. 245 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades hecho de que el legislador restrinja expresamente la aplicación de esta eliminación en el ámbito fiscal, pero no se pronuncie en el mismo sentido respecto de otros ajustes de eliminación, como son los establecidos en los artículos 31 y 39 del RD de 2010, debe llevarnos a defender que la remisión contenida en el artículo 71.2 LIS a la normativa contable en materia de eliminaciones no es una remisión exhaustiva a la eliminación de resultados por operaciones internas, sino a todas las eliminaciones previstas en el RD 1159/2010, y, consecuentemente, a toda la sección 4ª de su capítulo III. Por lo que se refiere al plano doctrinal, conviene matizar que el debate señalado no ha sido abordado desde una perspectiva general, aunque sí encontramos opiniones dispersas acerca de cuestiones concretas que permiten identificar la posición de los distintos autores. Así sucede, por ejemplo, en lo relativo a la eliminación establecida en el artículo 39 del RD 1159/2010, respecto de la que autores como GARCÍA ROZADO GONZÁLEZ, B.267, o SERRANO GUTIÉRREZ, A.268, consideran que debe ser observada en el plano fiscal.269 2.3. La normativa sobre operaciones vinculadas. Dispone el artículo 16.3 LIS que “Se considerarán personas o entidades vinculadas […]: […] d) Dos entidades que pertenezcan a un grupo”, en el bien entendido de que, en este precepto, la norma fiscal está haciendo alusión a la 267 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 896. SERRANO GUTIÉRREZ, A. “El régimen de consolidación fiscal según la Ley 24/2001”, ob. cit. pág. 202. 269 A las tesis defendidas por estos autores nos referiremos en un momento posterior del presente capítulo, al abordar el estudio de la eliminación indicada. 268 246 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada noción de grupo mercantil.270 Con relación a la previsión transcrita, debemos tener en cuenta, por un lado, que, en virtud de lo establecido en el artículo 42 del CCom, “Existe un grupo cuando una sociedad ostente o pueda ostentar, directa o indirectamente, el control de otra u otras”. En particular, se presumirá que existe control, entre otros casos, cuando una sociedad, que se calificará como dominante, posea la mayoría de los derechos de voto de otra sociedad, que se calificará como dependiente (esto es, posea un participación de al menos el 50% de su capital social). Por otro lado, es preciso tomar en consideración que para la constitución de un grupo fiscal el artículo 67.2.b) LIS exige una participación mínima de la sociedad dominante en el capital social de la dependiente del 75% (sea directa o indirecta). De aquí se deduce que toda operación realizada entre entidades pertenecientes a un mismo grupo, tal y como éste aparece definido en el artículo 67 LIS, será una operación vinculada en los términos previstos en la legislación fiscal. Una vez determinado que todas las operaciones realizadas entre dos sociedades integradas en un mismo grupo fiscal, ya sea en condición de dominante o de dependiente, constituyen operaciones vinculadas desde el punto de vista de la LIS, considero oportuno señalar que, básicamente, el régimen previsto para este tipo de operaciones se concreta en que las mismas deberán ser valoradas por su valor normal de mercado, debiendo entenderse por valor normal de mercado “aquel que se habría acordado por personas o entidades independientes en 270 Así, señala el último párrafo del artículo 16.3 LIS que “Existe grupo cuando una entidad ostente o pueda ostentar el control de otra u otras según los criterios establecidos en el artículo 42 del Código de Comercio, con independencia de su residencia y de la obligación de formular cuentas anuales consolidadas”. 247 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades condiciones de libre competencia” (artículo 15.2) LIS.271 Por lo que concierne a la posibilidad de que la operación realizada no haya sido valorada por las partes de acuerdo con este criterio a pesar de la obligación subsistente, el artículo 16.1.2º LIS dispone que “La Administración tributaria podrá comprobar que las operaciones realizadas entre personas o entidades vinculadas se han valorado por su valor normal de mercado y efectuará, en su caso, las correcciones valorativas que procedan respecto de las operaciones sujetas a este Impuesto […]”.272 En consonancia con lo señalado en el párrafo precedente, toda operación realizada entre dos entidades pertenecientes a un grupo fiscal habrá de ser valorada a mercado. Ahora bien, en caso de que esta obligación legal sea obviada, y partiendo de la premisa de que, al tratarse de una operación interna, la misma será objeto de eliminación de la base imponible consolidada, conviene cuestionarse a partir de qué momento podría producirse la comprobación por parte de la Administración tributaria. Las posibilidades al respecto son dos: por un lado, podría pensarse que dicha potestad de comprobación puede ser ejercitada desde el mismo momento de realización de la operación, con independencia de 271 Esta misma regla es la que rige en el ámbito contable según lo dispuesto en la NRV 21ª del PGC 2008, según la cual, en caso de operaciones entre empresas del grupo, “los elementos objeto de la transacción se contabilizarán en el momento inicial por su valor razonable. […]”. Por su parte, el concepto de valor razonable, equivalente al concepto de valor de mercado en el ámbito fiscal, es definido en el apartado 6.2 del Marco Conceptual de la Contabilidad como “el importe por el que puede ser intercambiado un activo o liquidado un pasivo, entre partes interesadas y debidamente informadas, que realicen una transacción en condiciones de independencia mutua”. En consonancia con lo expuesto, señalaba la DGT en su consulta V0249-08, de 7 de febrero, que, “de aplicar correctamente la normativa contable, el resultado contable de las empresas afectadas por la operación […] cumpliría el criterio de valoración fiscal establecido en el citado artículo 16 del TRLIS”. 272 A tal fin, prosigue el artículo 16.2 LIS, “Las personas o entidades vinculadas deberán mantener a disposición de la Administración tributaria la documentación que se establezca reglamentariamente”. Por expresa disposición del artículo 18.4.a) del Real Decreto 1777/2004, de 30 de julio, por el que se aprueba el Reglamento del Impuesto sobre Sociedades, no obstante, la documentación citada no será exigible en relación con las operaciones vinculadas “realizadas entre entidades que se integren en un mismo grupo de consolidación fiscal que haya optado por el régimen regulado en el capítulo VII del título VII de la Ley del Impuesto”. 248 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada que ésta haya sido eliminada de la base imponible individual de las entidades intervinientes; por otro, resulta lícito defender que dicha comprobación podrá ser efectuada una vez que el resultado previamente eliminado sea incorporado a la base imponible del grupo por entenderse realizado frente a terceros. 273 Desde mi punto de vista, la segunda de las opciones propuestas es, en principio, la más razonable y respetuosa con la esencia misma del régimen especial de consolidación fiscal. Es más, a mi entender, la primera de las opciones planteadas atenta directamente contra la razón de ser del mecanismo de las eliminaciones, que no es otra que diferir la tributación de la operación realizada hasta el momento en que la misma surta efectos frente a terceros. Así pues, si la eliminación de un resultado equivale a entender que ni existe dicho resultado, ni existe la operación de la que el mismo deriva, opino que la alternativa más lógica radica en diferir igualmente la facultad de comprobación de la Administración tributaria hasta el momento en que dicho resultado sea incorporado a la base imponible consolidada y, con ello, se confiera relevancia jurídico-tributaria a la operación que en su día se realizó entre las entidades del grupo. En este mismo sentido, sostiene LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A. que “El hecho de que el resultado derivado de la operación vinculada sea eliminado, al objeto de determinar la base imponible del grupo, no impide la aplicación de las reglas de vinculación, dado que dicha eliminación debe incorporarse a la base imponible 273 A favor de la primera de estas opciones parece decantarse la DGT en su consulta 2174-97, de 21 de octubre, donde dicho órgano defiende que “en el régimen de los grupos de sociedades igualmente la Administración tributaria podrá valorar por su valor normal de mercado las operaciones realizadas entre las entidades que integran el grupo de sociedades […], sin perjuicio de que sea eliminado el resultado derivado de tales operaciones determinado según el valor normal de mercado […] al efecto de calcular la base imponible del grupo de sociedades, debiéndose incorporar el resultado eliminado a la base imponible del grupo de sociedades cuando se realicen frente a terceros”. 249 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades del grupo, y es en ese momento cuando puede apreciarse la existencia o no de una menor tributación o un diferimiento de la misma”.274 No obstante lo anterior, existe un determinado supuesto en el que la fecha de comprobación por parte de la Administración tributaria no es neutra. Se trata de aquellos casos en los que alguna de las sociedades del grupo tuviera bases imponibles negativas generadas con anterioridad a su integración en el mismo que se encontrasen pendientes de compensar. En relación con éstas, y como más adelante estudiaremos, dispone el artículo 74.2 LIS que podrán ser compensadas “con el límite de la base imponible individual de la propia sociedad, excluyéndose de la base imponible, a estos solos efectos, los dividendos o participaciones en beneficios a que se refiere el apartado 2 del artículo 30 de esta Ley”. Bien podría pensarse, en este contexto, en una sociedad dependiente que, teniendo una BIN previa pendiente de compensación, no hubiera generado en el periodo impositivo una base positiva suficiente como para absorber aquélla, de tal suerte que, con la finalidad de incrementar su base imponible individual y poder proceder a la compensación íntegra de la base negativa pendiente, forzara la realización de operaciones con otras sociedades del grupo a precios superiores a los normales de mercado. Dado que, a efectos de determinar el importe de la base imponible positiva generada en el ejercicio en que se pretende la compensación, el artículo 74.2 LIS únicamente establece la exclusión de los dividendos y participaciones en beneficios con derecho a deducción del 100%, los resultados procedentes de las operaciones vinculadas realizadas durante dicho periodo 274 Y continúa el autor: “Siempre que el periodo impositivo en el que se incorpora la renta no esté prescrito, la Administración tributaria podrá comprobar dicho periodo, aunque para ello deba comprobar operaciones de ejercicios anteriores, dado que la facultad de comprobación e investigación no prescribe” [LÓPEZSANTACRUZ MONTES, J. A. Memento práctico. Impuesto sobre Sociedades, 2013. Ob. cit., pág. 1180]. 250 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada impositivo sí habrían de tenerse en cuenta para el cálculo de la referida magnitud. Así pues, parece claro que, con independencia de la eliminación y diferimiento de tales resultados hasta un ejercicio posterior, la actuación de la sociedad dependiente en el ejercicio de que se trate llevaría asociada una consecuencia no deseada por el legislador y que, en contra de la tesis previamente defendida, bien podría justificar la procedencia de que la comprobación de valores por parte de la Administración tributaria se realizase en el propio periodo impositivo en que tiene lugar la operación vinculada, y no en uno posterior. 3. Las eliminaciones de resultados por operaciones internas en el ámbito del régimen especial de consolidación fiscal. Como hemos podido comprobar en apartados anteriores de este capítulo, las referencias contenidas en la LIS al concepto de eliminación no se restringen a un solo precepto normativo. En primer lugar, al ofrecer una definición de base imponible consolidada, el artículo 71.1 LIS contempla las eliminaciones como uno de sus componentes en la letra b). En segundo lugar, el artículo 71.2 LIS efectúa una remisión genérica a los criterios establecidos en la normativa contable para la práctica de tales eliminaciones. A continuación, y aquí es donde debiera radicar la regulación más trascendente de la norma fiscal en esta materia, el artículo 72 LIS, titulado “Eliminaciones”, se caracteriza por ofrecer una definición de operación interna en su apartado 1, y por introducir, en sus apartados 2 y 3, ciertas matizaciones en lo referente a la remisión efectuada por el artículo 71 LIS. 251 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades 3.1. El artículo 72.1 LIS. La definición de operación interna a efectos fiscales se encuentra recogida en el apartado 1 del artículo 72 LIS, que, después de señalar que “Para la determinación de la base imponible consolidada se practicarán la totalidad de las eliminaciones de resultados por operaciones internas efectuadas en el periodo impositivo”, establece que “Se entenderán por operaciones internas las realizadas entre sociedades del grupo fiscal en los periodos impositivos en que ambas formen parte de él y se aplique el régimen de consolidación fiscal”. A la vista del contenido del precepto transcrito, dos aspectos resultan dignos de mención. En primer lugar, y en relación con lo dispuesto en su primer párrafo, comentábamos anteriormente que una interpretación literal del mismo debería llevarnos a entender que la remisión efectuada por el precepto transcrito es una remisión exclusiva a las eliminaciones de resultados por operaciones intragrupo, reguladas en los artículos 42 a 49 del RD 1159/2010. La interpretación conjunta de los artículos 71.2 y 71.3 LIS nos llevaba a afirmar, por el contrario, que la remisión analizada debe entenderse hecha a todos los ajustes de eliminación propuestos por la normativa contable, y no sólo a las eliminaciones de resultados por operaciones internas. En consonancia con esta última opinión, considero que la interpretación que podría darse al primer párrafo del artículo 72.1 LIS es que tan sólo deben ser objeto de eliminación aquellas partidas que tengan alguna influencia en el resultado contable individual y, por ende, en la base imponible individual de las entidades que conforman el grupo, exigencia que vendría a eximir a éste de la obligación de realizar ciertas eliminaciones cuya práctica resulta necesaria en el ámbito contable, pero que carecen de efectos sobre la 252 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada cuenta de resultados. Tal es el caso de la eliminación de partidas intragrupo, a la que se refiere el artículo 41 del RD 1159/2010.275 Por otro lado, resulta preciso matizar que la definición de operación interna contenida en el segundo párrafo del artículo 72.1 LIS coincide con la ofrecida por la normativa contable desde el año 1991. Concretamente, dispone el artículo 42.1 del RD 1159/2010 (antiguo artículo 36 del RD 1815/1991) que “Se entenderá por operaciones internas las realizadas entre dos sociedades del grupo desde el momento en que ambas sociedades pasaron a formar parte del mismo”. Desde este punto de vista, por tanto, la aplicación en el plano fiscal de los criterios contables en materia de eliminaciones no plantea ningún tipo de problema. Debemos tener presente, no obstante, que, de acuerdo con la definición ofrecida por la LIS, para que una operación realizada entre dos sociedades tenga la consideración de operación interna es requisito indispensable que ambas entidades formen parte del grupo de empresas en el periodo impositivo en que se realiza dicha operación. Esta exigencia podría plantear cierta problemática en aquellos casos en los que la sociedad dominante adquiere, a lo largo del periodo impositivo, una participación igual o superior al 75% en el capital social de una entidad, dándose la circunstancia de que, antes de la conclusión de dicho periodo impositivo, la sociedad cuya participación ha sido recientemente adquirida realiza, por ejemplo, una operación de compraventa con otra de las sociedades pertenecientes al grupo fiscal. Imaginemos el siguiente supuesto: 275 Según lo establecido en el apartado 2 del artículo 41 del RD de 2010, “Se entenderá por partidas intragrupo los créditos y deudas, ingresos y gastos y flujos de efectivo entre sociedades del grupo, sin perjuicio de lo previsto para los dividendos en el artículo 49”. Por lo que respecta a estas partidas, no cabe duda de que, en la medida en que las mismas no determinan la integración de un resultado, positivo o negativo, en la base imponible individual, no será precisa la realización de eliminación alguna a efectos de determinar la base imponible consolidada. 253 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Ejemplo IV.1. A es la sociedad dominante de un grupo de empresas que consolida fiscalmente, constituido por las entidades A, B, C y D. En el mes del marzo del ejercicio 2013, la entidad A adquiere una participación del 90% en el capital social de una entidad E, que reúne todas las condiciones para formar parte del grupo y que ha manifestado su voluntad de acogerse al régimen especial de consolidación fiscal. En el mes de octubre del año 2013, la sociedad B vende a la sociedad E una maquinaria, obteniendo un beneficio como consecuencia de dicha operación. Al cierre del ejercicio, dicha maquinaria permanece en el balance de E. Lo primero que debemos tener en cuenta, al respecto del supuesto planteado, es que la adquisición de una participación igual o superior al 75% en el capital social de la entidad E determinará la inclusión de ésta en el grupo de empresas constituido por las sociedades A, B, C y D, siempre y cuando concurran el resto de condiciones reclamadas por la norma fiscal (que, en este caso, por hipótesis del ejemplo, sí se cumplen). Ahora bien, tal y como establece el artículo 68.1 LIS, “Las sociedades sobre las que se adquiera una participación como la definida en el apartado 2.b) del artículo anterior, se integrarán obligatoriamente en el grupo con efecto del periodo impositivo siguiente”. Esta circunstancia justifica que, si bien en octubre de 2013 (fecha de realización de la operación interna), la sociedad dominante ya posee la participación requerida por la norma en el capital social de la entidad E, esta última sociedad no formará parte del grupo fiscal hasta el primer día del periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2014. Así pues, la operación de compraventa de inmovilizado efectuada entre las sociedades B y E en el ejercicio 2013 no tendrá la consideración de 254 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada operación interna, por lo que no entrará en funcionamiento el mecanismo de eliminaciones propio del régimen especial de consolidación fiscal. El beneficio derivado de la venta, en consecuencia, habrá de ser integrado en la base imponible de B, y sometido a tributación efectiva en sede del grupo en ese mismo periodo impositivo. La misma conclusión se obtendría en caso de que una de las entidades quedara excluida del grupo fiscal. Continuando con el ejemplo propuesto, imaginemos que, en mayo de 2013, la sociedad B pasara a estar dominada por una sociedad que no reúne los requisitos para formar parte del grupo fiscal, de tal suerte que dicha entidad se viera separada del mismo. Dado que, según lo establecido en el artículo 68.2 LIS, “Las sociedades dependientes que pierdan tal condición quedarán excluidas del grupo fiscal con efecto del propio periodo impositivo en que se produzca tal circunstancia”, parece claro que, a efectos fiscales, el último periodo impositivo en que se entiende que la entidad excluida formó parte del grupo de empresas es el inmediato anterior a aquél en que se produce la circunstancia que determina la exclusión.276 Siendo ello así, cualquier operación realizada por B con otra sociedad del grupo a lo largo del periodo impositivo correspondiente a 2013, ya sea antes o después de que concurra la circunstancia de que se trate, tendrá la consideración de operación externa. Al igual que sucedía en el supuesto anterior, por tanto, la tributación sobre el resultado derivado de la operación realizada no podrá ser objeto de diferimiento. 276 En el periodo impositivo en el que concurre la circunstancia que justifica la exclusión, por tanto, la entidad B deberá tributar conforme al régimen individual de tributación. 255 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades 3.2. El artículo 72.2 LIS. Dispone el artículo 72.2 LIS que “Se practicarán las eliminaciones de resultados, positivas o negativas, por operaciones internas, en cuanto los mencionados resultados estuvieren comprendidos en las bases imponibles individuales de las entidades que forman parte del grupo fiscal”. A mi juicio, lo que el legislador pretende poner de manifiesto mediante la inclusión en la norma de una previsión como la transcrita es que, a efectos de determinar la base imponible del grupo, no resultará procedente la eliminación de aquellos resultados que, aun habiendo sido registrados en la cuenta de pérdidas y ganancias individual de la sociedad de que se trate, no hayan sido integrados en la base imponible de dicha entidad por haberse practicado un ajuste negativo que ha anulado sus efectos fiscales. Éste sería el caso del beneficio sobre el que opera una causa de exención prevista en la LIS. Lo cierto, en mi opinión, es que nos encontramos ante una previsión totalmente prescindible. Debemos tener en cuenta, en este sentido, que para la determinación de la base imponible del grupo se parte del sumatorio de bases imponibles individuales, y que, lógicamente, aquellos resultados que no se encuentren integrados en ellas por haber resultado de aplicación alguna norma fiscal especial no pueden ser eliminados. Así pues, considero innecesario que el legislador se pronuncie de forma expresa sobre la imposibilidad de eliminar algo que, desde el punto de vista jurídico-tributario, no existe. Para una mejor comprensión, propondremos el siguiente ejemplo. 256 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Ejemplo IV.2. Las sociedades A y B forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar de conformidad con el régimen especial de consolidación fiscal. La sociedad A posee una participación del 80% en el capital social de una entidad residente en Alemania desde su constitución. En octubre de 2013, A vende a B su participación en la entidad no residente por un precio de 1.000.000 euros. El balance de dicha entidad en la fecha de transmisión se estructura como sigue: ACTIVO 1.000.000 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 700.000 Reservas 300.000 Se sabe que las reservas que figuran en el balance de la entidad alemana proceden de la realización de actividades empresariales en el extranjero, y que tienen su origen en unos beneficios que ya han sido gravados en Alemania por un impuesto de naturaleza idéntica al IS español. Desde la perspectiva contable, la enajenación de la participación a la entidad B supone para la sociedad A la obtención de un beneficio de 300.000. Este resultado habrá sido registrado en sus cuentas anuales individuales de acuerdo con el siguiente asiento: Núm. 572 250 766 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Beneficios en participaciones y valores representativos de deuda 257 Debe Haber 1.000.000 700.000 300.000 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Por su parte, la sociedad B habrá registrado la participación adquirida por su valor de adquisición. El asiento practicado por dicha entidad habrá sido el siguiente: Núm. 250 572 Cuenta Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe Haber 1.000.000 1.000.000 El hecho de que, en este caso, las sociedades A y B formen parte de un grupo que consolida contablemente conlleva la puesta en marcha del mecanismo de las eliminaciones. Concretamente, nos encontramos ante una transmisión interna de activos financieros, a cuyo respecto establece el artículo 42 del RD 1159/2010 que “Los resultados producidos en estas operaciones deberán diferirse, en su caso hasta el ejercicio en que se realicen, de acuerdo con las siguientes reglas: a) El importe a diferir será igual a la diferencia entre el valor contable y el precio de venta. b) El resultado se entenderá realizado cuando los mencionados activos financieros se enajenen a terceros. […]”. Conforme al contenido de la norma transcrita, el resultado de 300.000 obtenido por la sociedad A con motivo de la venta de su participación en la entidad no residente (que se corresponde con la diferencia entre el valor contable de la misma y su precio de venta) habrá de ser eliminado del resultado contable consolidado, no procediendo su incorporación hasta que el activo financiero ahora transmitido salga definitivamente del grupo. La formulación de las cuentas anuales consolidadas exigirá, así, la realización de dos ajustes a fin de deshacer la operación realizada, uno en balance y otro en cuenta de resultados. Tales ajustes serán, respectivamente, los siguientes: 258 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 129 250 Núm. 766 129 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio (B) Debe 300.000 Cuenta Beneficios en participaciones y valores representativos de deuda Resultado del ejercicio (saldo de A) Debe Haber 300.000 Haber 300.000 300.000 Por lo que se refiere al plano fiscal, dispone el artículo 21.2 LIS que “Estará exenta la renta obtenida en la transmisión de la participación en una entidad no residente en territorio español, cuando se cumplan los requisitos establecidos en el apartado anterior […]”. Tales requisitos son tres: a) Que el porcentaje de participación, directa o indirecta en el capital o en los fondos propios de la entidad no residente sea, al menos, del 5%; b) Que la entidad participada haya estado gravada por un impuesto extranjero de naturaleza idéntica o análoga al IS en el ejercicio en que se hayan obtenido los beneficios en los que se participa, entendiéndose cumplida esta exigencia cuando la entidad participada sea residente en un país con el que España tenga suscrito un convenio para evitar la doble imposición internacional, que le sea de aplicación y que contenga cláusula de intercambio de información; y c) Que los beneficios en los que se participa procedan de la realización de actividades empresariales en el extranjero.277 Dado que, en el caso concreto planteado, concurren todas las condiciones exigidas en el artículo 21 LIS para la aplicación del método de exención, todo el beneficio 277 En relación con el cumplimiento del segundo de los requisitos señalados, y a pesar de que el enunciado del supuesto ya matiza que las reservas de las que procede el beneficio derivado de la venta han sido gravadas en Alemania por un impuesto análogo al IS español, debemos tomar en consideración la existencia del Convenio entre el Reino de España y la República Federal de Alemania para evitar la doble imposición y prevenir la evasión fiscal en materia de impuestos sobre la renta y sobre el patrimonio, que contiene una cláusula de intercambio de información en artículo 25 y que fue hecho en Madrid el 3 de febrero del año 2011. 259 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades obtenido por la entidad A quedará libre de gravamen y, en consecuencia, no deberá ser integrado en su base imponible individual. A tal fin, y puesto que el mencionado resultado sí se encuentra reconocido en la cuenta de pérdidas y ganancias de A (de la que se parte para calcular su base imponible individual), resulta necesaria la práctica de un ajuste extracontable de signo negativo por el importe íntegro del beneficio derivado de la venta (en este caso, 300.000). Desde el punto de vista de la consolidación, y a diferencia de lo sucedido en el plano contable, el hecho de que en la base imponible de la sociedad A no se haya integrado ningún resultado susceptible de eliminación con ocasión de la venta realizada justifica la improcedencia de efectuar ajuste alguno a efectos de determinar la base imponible del grupo, ya que, en los términos anteriormente señalados, no es posible eliminar algo que, a efectos fiscales, no existe. A la vista de las conclusiones obtenidas hasta el momento, a saber: 1- Que la definición de operación interna ofrecida por la LIS coincide, en esencia, con la definición de operación interna ofrecida por la normativa contable, y 2- Que la previsión contenida en el artículo 72.2 LIS resulta innecesaria como consecuencia de su obviedad, autores como SERRANO GUTIÉRREZ, A. han defendido que “Como puede apreciarse, la regulación que realiza el TRLIS sobre las eliminaciones, en estos dos apartados, es parca […], no añadiendo prácticamente nada a lo ya establecido en el artículo 71.2 mediante la referencia que se realiza a la legislación mercantil, salvo, tal vez, la precisión, por otra parte implícita, de que para poder eliminar los resultados de operaciones internas es preciso que los mismos se encuentren incluidos en las bases imponibles individuales de las sociedades del grupo. Por tanto, podría decirse que, en la norma fiscal presente, la 260 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada auténtica regulación de las eliminaciones no se encuentra en el artículo 72 del TRLIS, sino en el artículo 71.2 de dicho texto […]”.278 3.3. El artículo 72.3 LIS. Según lo establecido en el artículo 72.3, “No se eliminarán los dividendos incluidos en las bases imponibles individuales respecto de los cuales no hubiere procedido la deducción por doble imposición interna prevista en el artículo 30.4 de esta Ley”. Este precepto, que introduce una excepción a la regla general de eliminación de dividendos internos, fue incorporado a la LIS con la única intención de dar cumplimiento, en el seno del régimen especial de consolidación, a las prohibiciones de aplicación de la deducción por doble imposición de dividendos contenidas en el artículo 30.4 LIS. Como consecuencia de la estrecha vinculación existente entre el artículo 72.3 LIS y el referido beneficio fiscal, entendemos que resulta razonable posponer el análisis de dicho precepto hasta el momento en que se aborde el examen de la deducción por doble imposición de dividendos en el ámbito del régimen de tributación consolidada (capítulo V). 4. Las incorporaciones de resultados por operaciones internas en el ámbito del régimen especial de consolidación fiscal. Por lo que atañe a las incorporaciones de resultados eliminados, dispone el artículo 73.1 LIS que éstos “se incorporarán a la base imponible del grupo fiscal cuando se realicen frente a terceros”. Como vemos, no introduce el legislador 278 SERRANO GUTIÉRREZ, A. “La base imponible del Impuesto sobre Sociedades en el régimen de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 10. 261 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades fiscal ningún criterio específico en cuanto a la forma en que han de practicarse las incorporaciones pertinentes, por lo que, al igual que sucede en materia de eliminaciones, rige en este contexto la remisión a la normativa contable efectuada en el artículo 71.2 LIS. Por lo que concierne a dicha normativa, el artículo 42.4 del RD 1159/2010 establece que “Los resultados se entenderán realizados frente a terceros de acuerdo con lo establecido en los artículos 43 a 47 o cuando una de las sociedades participantes en la operación interna deje de formar parte del grupo, siempre y cuando el activo que incorpora el resultado no permanezca dentro del mismo. […]”. El RD de 2010 viene a establecer así un criterio general para la incorporación de resultados procedentes de operaciones internas (el referente a aquellos supuestos en los que una de las sociedades participantes en la operación deje de formar parte del grupo), y una serie de criterios concretos, aplicables según el tipo de eliminación de que se trate, que serán objeto de análisis en el apartado siguiente. Todos estos criterios resultan de aplicación en el plano fiscal por expresa disposición del artículo 71.2 LIS. A título de especialidad en este ámbito, no obstante, añade el apartado segundo del artículo 73 LIS que “Cuando una sociedad hubiere intervenido en alguna operación interna y posteriormente dejase de formar parte del grupo fiscal, el resultado eliminado de esa operación se incorporará a la base imponible del grupo fiscal correspondiente al periodo impositivo anterior a aquel en que hubiere tenido lugar la citada separación”. Conforme al contenido del precepto transcrito, en aquellos casos en los que la incorporación a realizar traiga su causa en que una de las sociedades participantes en la operación interna abandone el grupo, el resultado previamente eliminado habrá de incorporarse a la base imponible 262 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada consolidada del periodo impositivo anterior, en su caso mediante una declaración complementaria del IS. Esta exigencia resulta lógica si tenemos presente que, en virtud de lo dispuesto en el artículo 68.2 LIS, de darse alguna circunstancia que impida a una de las sociedades del grupo seguir formando parte de él, la exclusión de dicha entidad se producirá con efectos del propio periodo impositivo en que concurra tal circunstancia, esto es, se entenderá que el último periodo impositivo en que dicha entidad ha formado parte del grupo es el inmediato anterior a aquél en que se produce la circunstancia que determina la exclusión.279 5. Criterios contables a seguir en materia de eliminaciones e incorporaciones de resultados por operaciones internas e implicaciones fiscales. Tal y como comentábamos líneas más arriba, los criterios a seguir para la eliminación e incorporación de resultados por operaciones internas se encuentran previstos en los artículos 42 a 49 del RD 1159/2010, dentro de la subsección 10ª de la sección 4ª de su Título III. En primer lugar, el artículo 42 del citado texto normativo ofrece una definición de operación interna, al tiempo que establece, con carácter general, los criterios a seguir en relación con las incorporaciones y algunas matizaciones generales en materia de eliminaciones (como que también se eliminarán de las cuentas consolidadas las pérdidas por deterioro correspondientes a elementos del activo que hayan sido objeto de eliminación de resultados por operaciones internas). En los artículos 43 y siguientes, por su parte, el RD de 2010 agrupa la eliminación de resultados por operaciones internas 279 Conviene advertir, por lo que respecta a esta cuestión, que la normativa contable en la materia no establece ninguna previsión específica aplicable a estos supuestos, de tal suerte que, en caso de que una sociedad se vea separada del grupo por cualquier circunstancia, la incorporación pertinente habrá de realizarse con efectos del propio ejercicio económico en que se produce la exclusión. 263 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades en siete categorías, procediendo a la regulación pormenorizada de cada una de ellas. Tales categorías son las siguientes: 1- Eliminación de resultados por operaciones internas de existencias (artículo 43); 2- Eliminación de resultados por operaciones internas de inmovilizado o de inversiones inmobiliarias (artículo 44); 3- Eliminación de resultados por operaciones internas de servicios (artículo 45); 4- Eliminación de resultados por operaciones internas de activos financieros (artículo 46); 5- Reclasificación y eliminación de resultados por aplicación de ajustes por cambios de valor y el reconocimiento de subvenciones en el patrimonio neto (artículo 47); 6- Adquisición a terceros de pasivos financieros emitidos por el grupo (artículo 48); y 7- Eliminación de dividendos internos (artículo 49). A continuación, efectuaremos un análisis de los criterios establecidos en el RD 1159/2010 para la práctica de las principales eliminaciones e incorporaciones de resultados, deteniendo nuestra atención en aquellos aspectos que puedan plantear particularidades desde el punto de vista fiscal. 5.1. Eliminación de resultados por operaciones internas de existencias. Según lo dispuesto en el artículo 43.1 del RD de 2010, “Se considerarán operaciones internas de existencias todas aquellas en las que una sociedad del grupo compra existencias a otra también del grupo, con independencia de que para la sociedad que vende constituyan existencias, inmovilizado o inversiones inmobiliarias”. De producirse una operación de esta naturaleza, el resultado derivado de la misma, que vendrá determinado por la diferencia entre el precio de venta fijado por las partes y el valor contable de las existencias transmitidas, 264 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada deberá eliminarse a efectos de formular las cuentas anuales consolidadas. La realización frente a terceros de dicho resultado (que motivará la necesidad de proceder a su incorporación) se entenderá producida en aquel ejercicio en que las mencionadas existencias sean enajenadas a terceros y, por tanto, se produzca su salida efectiva del grupo de empresas. Señala asimismo el precepto indicado que, en caso de que la venta interna de las existencias suponga la generación de una pérdida para el transmitente, dicho resultado también se entenderá realizado frente a terceros cuando se produzca un deterioro de valor de las existencias respecto a su valor contable, y hasta el límite de dicho deterioro.280 “Esto es así – señalan CASTELLANOS RUFO, E. et alter – porque no siempre que se venden existencias con pérdida es porque se ha producido una depreciación efectiva de las mismas, sino que puede ser debido a una política de grupo”.281 A mi entender, no obstante, tan sólo cabe admitir la posibilidad de que la transmisión de las existencias se realice con pérdida en aquellos casos en los que, efectivamente, tal circunstancia responda a un deterioro de valor de las referidas existencias. Debemos tener en cuenta, en este sentido, que, en los términos señalados en la NRV 21ª del PGC 2008, relativa a las operaciones entre empresas del grupo, la regla general es que “los elementos se contabilizarán en el momento inicial por su valor razonable. En su caso, si el precio acordado en una operación difiriese de su valor razonable, la diferencia deberá registrarse atendiendo a la realidad económica de la operación”. En el 280 Esta norma resulta igualmente de aplicación en materia de resultados derivados de operaciones internas de inmovilizado, servicios y activos financieros. Dado que las implicaciones de la misma serán analizadas en este primer apartado, y como consecuencia de la identidad de tratamiento, obviaremos cualquier referencia a dicha previsión normativa cuando procedamos al examen de tales operaciones. 281 CASTELLANOS RUFO, E. et alter. Memento práctico. Contable, 2013. Ob. cit., pág. 1200. 265 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades ámbito fiscal, por su parte, tal y como se desprende del artículo 16 LIS, toda operación entre dos entidades pertenecientes a un grupo fiscal tiene la consideración de operación vinculada y habrá de realizarse a valores normales de mercado.282 Así pues, en el caso de operaciones internas, ni se admite la contabilización a un precio distinto del razonable, ya que de lo contrario se estaría incurriendo en un error contable necesitado de corrección, ni se admite la valoración fiscal del elemento transmitido a un precio distinto al de mercado, puesto que si el precio pactado entre las partes es distinto a éste, y ello no responde a una pérdida efectiva del valor de dicho elemento, la Administración tributaria podrá efectuar las correcciones valorativas que procedan. Desde el punto de vista fiscal, la eliminación de resultados por operaciones internas de existencias no plantea ninguna particularidad. En la medida en que de la operación realizada se derive un resultado, y éste haya sido integrado en la base imponible individual de la sociedad transmitente, para la determinación de la base imponible consolidada será precisa su eliminación. La incorporación del resultado eliminado, por su parte, habrá de tener lugar en el propio periodo impositivo en que las existencias transmitidas salgan del grupo, o bien, tratándose de pérdidas, cuando se produzca un deterioro de valor de las mismas con respecto a su valor contable. Analicemos los siguientes ejemplos: Ejemplo IV.3. Las sociedades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas 282 Sobre los conceptos de valor razonable y valor de mercado, vid. apartado 2.3 de este capítulo. 266 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada anuales consolidadas, ha optado por tributar de acuerdo con el régimen especial de consolidación fiscal. En el mes de mayo del año 2012, B vendió a A unas existencias cuyo valor contable era de 600. El precio de venta pactado fue de 1.000. A 31 de diciembre de 2012, las existencias adquiridas, cuyo valor razonable se estimaba en 700, permanecían en el balance de A. Con fecha 1 de octubre de 2013, A vende un 50% de las existencias previamente adquiridas a la entidad X, ajena al grupo. En el plano individual, los asientos registrados por la entidad B con motivo de la venta y posterior regularización de existencias habrán sido los siguientes: Núm. 572 700 Núm. 610 300 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Ventas de mercaderías Cuenta Variación de existencias de mercaderías Mercaderías Debe Haber 1.000 1.000 Debe 600 Haber 600 La entidad compradora, por su parte, habrá reconocido las mercaderías adquiridas por su valor de adquisición, de conformidad con el siguiente asiento: Núm. 600 572 Cuenta Compras de mercaderías Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 1.000 Haber 1.000 Más tarde, a 31 de diciembre, A habrá procedido a la regularización de existencias, al tiempo que habrá registrado una pérdida por deterioro de valor de 267 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades las mercaderías adquiridas, ya que el valor razonable de las mismas al cierre del ejercicio (700) es inferior a su precio de adquisición (1.000). Los asientos que la citada entidad habrá realizado en sus cuentas individuales en dicha fecha son, por tanto, los siguientes: Núm. 300 610 Cuenta Mercaderías Variación de existencias de mercaderías Núm. 693 390 Cuenta Pérdidas por deterioro de existencias Deterioro de valor de las mercaderías Debe 1.000 Haber 1.000 Debe 300 Haber 300 A efectos de formular las cuentas anuales consolidadas, lo primero que debemos hacer es eliminar la partida recíproca que la compraventa representa. Así, en la medida en que la compra en la dependiente y la venta en la dominante figuran por el mismo valor, resulta necesario eliminar ambas como paso previo a la eliminación de resultados. El asiento a practicar será: Núm. 700 600 Cuenta Ventas de mercaderías (B) Compras de mercaderías (A) Debe 1.000 Haber 1.000 Por lo que respecta al resultado obtenido por B con motivo de la enajenación realizada, dispone el artículo 43 del RD 1159/2010 que la diferencia entre el precio de venta (1.000) y el valor contable de las existencias transmitidas (600) deberá eliminarse y diferirse hasta el ejercicio en que se realice, puesto que, a nivel de grupo, dicho resultado se considera inexistente. Los ajustes a practicar en 268 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada balance y cuenta de resultados consolidados son, respectivamente, los siguientes:283 Núm. 129 300 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Mercaderías (A) Debe 400 Núm. 610 129 Cuenta Variación de existencias de mercaderías (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe 400 Haber 400 Haber 400 Como podemos comprobar, la realización de los ajustes propuestos permite devolver a las mercaderías transmitidas el valor que tendrían en sede de la sociedad B de no haberse producido la operación interna. Con relación al deterioro registrado contablemente por la sociedad A, debemos tomar en consideración que, a nivel de grupo, las existencias transmitidas internamente no han experimentado ninguna pérdida de valor, dado que, como consecuencia de la eliminación practicada, la valoración de las mismas al cierre del ejercicio 2012 sigue siendo de 1.000.284 De acuerdo con ello, el deterioro registrado por A deberá ser objeto de eliminación de cara a la formulación de las 283 Conviene tener en cuenta que, a pesar de que desconocemos el porcentaje de participación de la sociedad A en el capital social de la entidad B, el resultado derivado de la venta habrá de ser eliminado al 100%, dado que el método de consolidación aplicado por el grupo es el de integración global, el cual exige la agregación del 100 por 100 de los activos y pasivos de la sociedad dependiente aunque la sociedad dominante no posea la totalidad de las participaciones sobre el capital social de aquélla. “De esta forma, se ofrece la imagen fiel del total de activos y pasivos que el grupo controla, aunque jurídicamente no sean propiedad de la dominante en su totalidad” [SERRA SALVADOR, V. et alter. Consolidación contable de grupos empresariales, ob. cit., pág. 62]. 284 Se trata, en palabras de SERRA SALVADOR, V. et alter, de una “pérdida «ficticia» contabilizada por la sociedad vendedora” [Consolidación contable de grupos empresariales, ob. cit., pág. 210]. 269 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades cuentas anuales del grupo.285 Los concretos ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados consolidados son los que se indican a continuación: Núm. 390 129 Cuenta Deterioro de valor de las mercaderías Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe 300 Núm. 129 693 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Pérdidas por deterioro de existencias Debe 300 Haber 300 Haber 300 Por lo que se refiere a la confección de las cuentas anuales consolidadas del ejercicio 2013, parece claro que la venta a tercero de la mitad de las existencias previamente adquiridas a la entidad B determinará la necesidad de proceder a la incorporación de la mitad del beneficio obtenido con motivo de la venta interna, independientemente de cuál haya sido el beneficio derivado, en su caso, de la enajenación de tales existencias. La parte del resultado interno que todavía no ha sido realizada frente a terceros en dicha fecha deberá igualmente diferirse hasta el ejercicio de su realización, ya que, en virtud de lo establecido en el artículo 42.2 del RD 1159/2010, “Los resultados que se deben diferir son tanto los del ejercicio como los de ejercicios anteriores producidos desde la fecha de adquisición”, en el bien entendido de que “la eliminación de resultados por operaciones de ejercicios anteriores modificará el importe del patrimonio neto” (artículo 42.7). 285 En caso de que el valor razonable de las existencias vendidas al cierre del ejercicio no fuera de 700 sino de 500, una parte del deterioro registrado contablemente por la sociedad A recogería una depreciación efectiva del valor de tales existencias a nivel de grupo. Así, puesto que, tras la eliminación del beneficio derivado de la venta, el valor contable de las existencias transmitidas internamente ha sido devuelto al valor que éstas tenían en sede de la entidad B antes de la realización de dicha operación (600), la reducción del valor razonable de las mismas a 500 genera una pérdida de valor real para el grupo por importe de 100. Habida cuenta de que la pérdida de valor habrá motivado el registro contable de un deterioro en sede de la dominante por importe de 500, tan sólo una parte de 400 habrá de ser eliminada de las cuentas anuales consolidadas. 270 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Conforme a lo expuesto, el asiento que deberá realizarse en balance a fin de eliminar la parte del beneficio interno que no ha sido materializada todavía es el siguiente: Núm. 11 300 Cuenta Reservas y otros instrumentos de patrimonio (B) Mercaderías (A) Debe Haber 200 200 Por su parte, los ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados al objeto de incorporar la parte del beneficio interno que ya ha sido externalizada como consecuencia de la venta a tercero serán los que se muestran a continuación: Núm. 300 129 Cuenta Mercaderías (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) Núm. 129 693 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Variación de existencias de mercaderías (A) Debe 200 Haber 200 Debe 200 Haber 200 Centrándonos en el plano fiscal, defendíamos más arriba que para el cálculo de la base imponible del grupo será necesaria la realización de los mismos ajustes practicados en el plano contable. Así pues, una vez efectuado el sumatorio de bases imponibles individuales, la determinación de la base imponible consolidada en el periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2012 exigirá eliminar el beneficio de 400 obtenido por la entidad B con ocasión de la venta realizada a la entidad A, por un lado, y el importe del deterioro registrado contablemente por A que no se corresponda con una depreciación efectiva del valor de las existencias transmitidas a nivel de grupo, por otro. 271 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Supongamos, por ejemplo, que el grupo se encuentra constituido por las entidades A, B, C, D y E, y que las bases imponibles generadas por cada una de ellas durante el periodo impositivo en curso han sido las siguientes: A B C D E BASE IMPONIBLE 2.000 1.000 -600 500 -200 Partiendo de estos datos, y suponiendo que el valor de mercado de las existencias al cierre del ejercicio 2012 es de 700, la base imponible del grupo correspondiente a dicho ejercicio económico será de: [2.000 + 1.000 – 600 + 500 – 200] – 400 + 300 = 2.600. Para el cálculo de la base imponible del grupo en el ejercicio 2013, será preciso incorporar la parte del beneficio interno que se entiende realizada frente a terceros en dicho periodo impositivo. A diferencia de lo que sucede en el plano contable, no obstante, no será necesaria la práctica de ningún ajuste en relación con la parte del beneficio interno que todavía no se ha externalizado. Partiendo de la premisa de que las bases imponibles generadas por cada una de las entidades del grupo son las mismas que las del periodo impositivo anterior, la base imponible consolidada en el periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2013 será, por tanto, la que sigue: [2.000 + 1.000 – 600 + 500 – 200] + 200 = 2.900. Ejemplo IV.4. Las sociedades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas 272 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada anuales consolidadas, ha optado por tributar de acuerdo con el régimen especial de consolidación fiscal. En el mes de mayo del año 2012, B vendió a A unas existencias cuyo valor contable era de 1.000. El precio pactado fue de 600, coincidente con el valor razonable de las existencias en dicha fecha. A 31 de diciembre de 2012, las existencias adquiridas permanecían en el balance de A. En el plano individual, el asiento contable realizado por la sociedad transmitente con motivo de la venta habrá sido el siguiente: Núm. 572 700 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Ventas de mercaderías Debe Haber 600 600 Y a 31 de diciembre de 2012, por la regularización de existencias: Núm. 610 300 Cuenta Variación de existencias de mercaderías Mercaderías Debe 1.000 Haber 1.000 La entidad A, por su parte, habrá registrado en sus cuentas individuales los asientos que se indican: Núm. 600 572 Núm. 300 610 Cuenta Compras de mercaderías Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Cuenta Mercaderías Variación de existencias de mercaderías 273 Debe 600 Haber 600 Debe 600 Haber 600 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades A efectos de formular las cuentas anuales consolidadas, el primer paso consiste en eliminar la partida recíproca que la compraventa representa. El asiento a practicar será el siguiente: Núm. 700 600 Cuenta Ventas de mercaderías (B) Compras de mercaderías (A) Debe 600 Haber 600 Por lo que atañe al resultado obtenido por la entidad B con ocasión de la transmisión realizada, en este caso negativo, debemos tener presente que el valor razonable de las existencias vendidas es de 600. La pérdida obtenida se corresponde, de este modo, con una depreciación real del valor de las existencias a nivel de grupo, por lo que, en virtud de lo dispuesto en el artículo 43.2.b) del RD 1159/2010, el resultado generado se entenderá realizado en el propio ejercicio económico de la venta. Además, tal y como señala el citado precepto, “deberá registrarse la correspondiente pérdida por deterioro”. Los ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados consolidados serán, por tanto, los siguientes: Núm. 300 390 Cuenta Mercaderías (A) Deterioro de valor de las mercaderías (A) Núm. 6931 610 Cuenta Pérdidas por deterioro de las mercaderías (A) Variación de existencias de mercaderías (A) Debe 400 Haber 400 Debe 400 Haber 400 Desde la perspectiva fiscal, la aceptación de los criterios contables determinará, igualmente, la realización de la pérdida derivada de la venta en el propio periodo impositivo correspondiente a 2012. Así pues, de cara a la determinación de la 274 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada base imponible consolidada en dicho ejercicio no habrá resultado alguno que eliminar.286 5.2. Eliminación de resultados por operaciones internas de inmovilizado o de inversiones inmobiliarias. Establece el artículo 44.1 del RD 1159/2010 que “Se considerarán operaciones internas de inmovilizado o de inversiones inmobiliarias todas aquellas en las que una sociedad del grupo compra tales elementos a otra también del grupo, con independencia de que para la sociedad que vende constituyan inmovilizado, inversiones inmobiliarias o existencias”. La realización de una operación de esta naturaleza determinará la necesidad de diferir el resultado generado, que vendrá dado por la diferencia entre el precio de venta pactado y el valor contable del elemento en la fecha de transmisión. 286 En el supuesto de que el valor razonable de las existencias transmitidas al cierre del ejercicio fuera de 650, un importe de 350 se correspondería con una merma real de su valor a nivel de grupo, mientras que un montante de 50 tendría la consideración de pérdida ficticia. Así pues, del resultado negativo de 400 registrado por la entidad B en sus cuentas anuales individuales, un importe de 50 debería ser eliminado a efectos de formular las cuentas consolidadas. Los ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados serían, respectivamente, los siguientes: Núm. 300 390 129 Cuenta Mercaderías (A) Deterioro de valor de las mercaderías (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe 400 Núm. 6931 129 610 Cuenta Pérdidas por deterioro de las mercaderías (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) Variación de existencias (A) Debe 350 50 Haber 350 50 Haber 400 Por lo que respecta a la determinación de la base imponible consolidada en este caso, la eliminación a realizar sería la misma que en el ámbito contable. Suponiendo que el grupo se encuentra constituido por las sociedades A, B y C, y que las bases imponibles generadas por éstas en 2012 han sido de 1.500, 800 y -400, la base imponible del grupo en el periodo impositivo correspondiente a dicho ejercicio sería de: 1.500 + 800 – 400 + 50 = 1.950. 275 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Por lo que concierne a la incorporación del resultado previamente eliminado, y partiendo de la distinta naturaleza que los elementos del inmovilizado pueden tener, la norma contable establece una distinción fundamental según que el inmovilizado transmitido sea un bien amortizable o no amortizable. De tratarse de un bien no amortizable, el resultado derivado de la operación interna deberá diferirse hasta el ejercicio en que dicho elemento sea enajenado a terceros y, consecuentemente, se produzca su salida efectiva del grupo de empresas. En caso de que lo transmitido internamente sea un elemento amortizable, el RD de 2010 distingue, a su vez, dos supuestos. Por un lado, cabe la posibilidad de que la amortización del mencionado elemento no sea incorporada como coste de otro activo. En este supuesto, “el resultado se entenderá realizado en proporción a la amortización, deterioro o baja en balance de cada ejercicio” (artículo 44.2.b.3)). Por otro lado, caso de que la amortización del inmovilizado transmitido sí sea incorporada como coste de otro activo, la realización del resultado interno previamente eliminado se entenderá producida cuando se enajene a terceros este último elemento (artículo 44.2.b.2)). A su vez, dispone el último párrafo del artículo 44.2 que “Cuando la amortización del activo se incorpore a las existencias como coste, se deberán aplicar las normas del artículo 43”. Una cuestión importante a tener en cuenta en relación con los bienes del inmovilizado que son objeto de una transmisión interna es que, salvo en aquellos supuestos en los que la entidad vendedora haya sido la responsable de la fabricación o producción del elemento transmitido, o bien se dé la circunstancia de que, habiéndolo adquirido previamente a un tercero ajeno al grupo, todavía no lo haya puesto en condiciones de funcionamiento en el momento en que se 276 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada produce su venta, tal elemento tendrá para la sociedad adquirente la consideración de bien usado, siendo éste el supuesto más habitual.287 Así pues, la amortización de los elementos adquiridos a otras entidades del grupo se regirá normalmente por lo dispuesto para los bienes usados en la norma fiscal. En este contexto, señala el artículo 2.4 del Real Decreto 1777/2004, de 30 de julio, por el que se aprueba el Reglamento del Impuesto sobre Sociedades (en adelante, RIS) que “Tratándose de elementos patrimoniales usados adquiridos a entidades pertenecientes a un mismo grupo de sociedades en el sentido del artículo 67 de la Ley del Impuesto, la amortización se calculará de acuerdo con lo previsto en el párrafo b) [es decir, aplicando el coeficiente de amortización lineal máximo sobre el precio de adquisición o coste de producción originario] excepto si el precio de adquisición hubiese sido superior al originario, en cuyo caso la amortización deducible tendrá como límite el resultado de aplicar al precio de adquisición el coeficiente de amortización lineal máximo”. En el seno de los grupos fiscales, por tanto, la amortización de los bienes adquiridos vía compraventa interna se realizará habitualmente aplicando el coeficiente máximo previsto en tablas al mayor de dos valores: el precio de compra pagado por la entidad adquirente, o el coste originario satisfecho por la vendedora cuando adquirió el activo internamente transmitido a un tercero ajeno al grupo. Ejemplo IV.5. Las sociedades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas 287 El hecho de que el elemento patrimonial adquirido no sea puesto en condiciones de funcionamiento por primera vez en sede de la entidad adquirente es lo que, en virtud de lo establecido en la propia normativa fiscal, define a los bienes usados. 277 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades anuales consolidadas, ha optado por tributar de acuerdo con régimen especial de consolidación fiscal. El día 1 de enero de 2013, la sociedad B vende a la entidad A un inmovilizado cuyo valor de adquisición había sido de 10.000 y que en la fecha de transmisión tiene una amortización acumulada de 4.000. El precio de venta pactado ha sido de 12.000. El inmovilizado se amortiza linealmente a razón del 10% anual. La amortización no se incorpora como coste de los activos fabricados por la entidad A. En el plano individual, el asiento contable que la entidad B habrá registrado con ocasión de la transmisión interna es el siguiente: Núm. 572 281 21x 771 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Amortización acumulada del inmovilizado material Inmovilizaciones materiales Beneficios procedentes del inmovilizado material Debe Haber 12.000 4.000 10.000 6.000 Por su parte, la sociedad A habrá contabilizado el inmovilizado recibido por su valor de adquisición, de conformidad con el siguiente asiento: Núm. 21x 572 Cuenta Inmovilizaciones materiales Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 12.000 Haber 12.000 Con fecha 31 de diciembre, A habrá procedido a registrar la amortización del inmovilizado adquirido en función de su vida útil. Tomando en consideración que dicho inmovilizado se ha estado amortizando a razón del 10% anual, que su coste 278 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada de adquisición originario fue de 10.000, y que en la fecha de venta tenía una amortización acumulada de 4.000, fácilmente se concluye que la vida útil restante del activo en el momento en que el mismo llega a manos de la sociedad A es de 6 años. Así pues, la amortización que tal entidad contabilizará al cierre del ejercicio 2013 será de 2.000 (12.000/6). El asiento a registrar en sus cuentas anuales individuales se muestra a continuación: Núm. 681 281 Cuenta Dotación a la amortización del inmovilizado material Amortización acumulada del inmovilizado material Debe Haber 2.000 2.000 De cara a la formulación de las cuentas anuales consolidadas, el resultado obtenido por B como consecuencia de la operación realizada debe ser objeto de diferimiento hasta el momento en que se entienda realizado frente a terceros. De darse la circunstancia de que la amortización del inmovilizado recibido no se incorpore como coste de otro activo, como sucede en el caso concreto planteado, dispone el artículo 44.2.b.3) del RD 1159/2010 que dicho resultado “se entenderá realizado en proporción a la amortización”. De acuerdo con lo expuesto, la confección de las cuentas del grupo en el ejercicio económico 2013 exigirá, por un lado, la eliminación del beneficio derivado de la venta interna, y, por otro, el reconocimiento de la parte del referido resultado que se entiende realizada en dicho ejercicio. Por lo que se refiere a la eliminación del resultado derivado de la venta, será preciso devolver al elemento transmitido la valoración que tenía en sede de la entidad B con carácter previo a la citada operación, tal y como si ésta no se 279 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades hubiese llevado a cabo. Los concretos ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados consolidados serán, respectivamente, los siguientes: Núm. 129 213 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Maquinaria (A) Núm. Cuenta Beneficios procedentes del inmovilizado material (B) Resultado del ejercicio (saldo de B) 771 129 Debe 6.000 Haber 6.000 Debe Haber 6.000 6.000 Por lo que atañe a la incorporación de la parte del resultado que se entiende realizada frente a terceros, partimos de la premisa de que, en los términos establecidos en el artículo 44.2.b.3) del RD de 2010, dicha realización se entiende producida al ritmo de la amortización. En el ejercicio económico 2013, por tanto, es necesario incorporar a las cuentas anuales consolidadas una sexta parte del beneficio obtenido por B con motivo de la transmisión interna (6.000/6).288 Los ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados consolidados se muestran a continuación: Núm. 281 129 Núm. 129 681 Cuenta Amortización acumulada del inmovilizado material (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Dotación a la amortización del inmovilizado material (A) Debe Haber 1.000 1.000 Debe 1.000 Haber 1.000 288 Ello es así en la medida en que la vida útil restante del inmovilizado transmitido internamente es de 6 años en la fecha de generación del resultado interno que ha sido objeto de eliminación. 280 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada A la luz de los ajustes propuestos, debemos tener presente que la incorporación de la parte del beneficio interno que, en función de la amortización practicada, se entiende externalizada en cada ejercicio económico equivale a eliminar de la cuenta de resultados del grupo el exceso de la amortización practicada por la sociedad adquirente (en este caso, 2.000) con respecto a la que habría practicado la entidad transmitente si la operación interna de que se trate no se hubiera realizado (10% sobre 10.000 = 1.000). En lo relativo al plano fiscal, la aceptación de los criterios previstos en el RD 1159/2010 exige la práctica de los mismos ajustes realizados en el plano contable. La particularidad en este caso radica en que el inmovilizado adquirido por A tiene para ésta la condición de bien usado, de forma que la amortización deducible tendrá como límite máximo el resultado de aplicar el coeficiente lineal de amortización (10%) al mayor de dos valores: el precio de adquisición satisfecho por la adquirente (12.000), o el coste originario del elemento (10.000). En el supuesto concreto planteado en el ejemplo IV.5, comprobamos que el precio de adquisición pagado por la entidad A supera el coste originario del inmovilizado adquirido, por lo que la amortización fiscal máxima será el resultado de aplicar el 10% sobre 12.000 (1.200). Ahora bien, en la medida en que el gasto contabilizado por la mencionada entidad en concepto de amortización correspondiente al ejercicio 2013 ha sido de 2.000, la determinación de su base imponible individual en dicho periodo impositivo reclamará la práctica de un ajuste extracontable de signo positivo por importe de 800.289 Así, suponiendo que las entidades A y B no han realizado más operaciones a lo largo 289 Este ajuste habrá de practicarse todos los años a lo largo de la vida útil del elemento transmitido internamente. 281 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades del ejercicio, la base imponible de la sociedad A en 2013 será de –1.200 (–2.000 + 800), mientras que la de la sociedad B será de 6.000. A efectos de determinar la base imponible consolidada, y dada la diferencia existente entre la amortización contabilizada y la fiscalmente deducible, es posible distinguir dos alternativas de actuación. La primera de ellas, derivada de una interpretación literal de la norma fiscal, nos llevaría a aplicar rigurosamente el criterio establecido en el artículo 44.2.b.3) del RD 1159/2010. En cada periodo impositivo, por tanto, en la base imponible del grupo se tendría que integrar aquella parte del resultado interno que, en proporción a la amortización practicada, se considerara realizada frente a terceros, en el bien entendido de que, en el ámbito fiscal, por amortización practicada debemos entender la fiscalmente deducida. Habida cuenta de que la aplicación del artículo 2.4 RIS llevará a la sociedad adquirente a deducir una amortización anual del 10% sobre el precio de adquisición satisfecho, el importe a incorporar cada año sería del 10% sobre el resultado derivado de la operación interna (10% sobre 6.000 = 600). En el periodo impositivo correspondiente a 2013, la determinación de la base imponible del grupo exigiría, así, la eliminación del beneficio de 6.000 obtenido por B con motivo de la compraventa realizada y la incorporación un importe de 600, de modo que dicha magnitud sería de: –2.000 + 800 + 6.000 – 6.000 + 600 = –600.290 Manteniendo la premisa de que las sociedades A y B no realizan ninguna operación adicional, la base imponible del grupo en los ejercicios 2014, 2015, 290 Como vemos, para la determinación de la base imponible del grupo partimos de la suma de bases imponibles individuales y practicamos los ajustes pertinentes. En el periodo impositivo correspondiente a 2013, la base imponible de A es de -1.200 (-2.000 + 800) y la base individual de B es de 6.000. 282 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada 2016 y 2017 sería, asimismo, de: –2.000 + 800 + 600 = –600. En el último año de la vida útil del elemento transmitido internamente nos encontraríamos sin embargo con la particularidad de que, una vez practicada la amortización correspondiente a dicho ejercicio, la amortización contable acumulada sería de 12.000 (2.000 x 6 = 12.000), mientras que la fiscalmente deducida hasta ese momento sería de 7.200 (1.200 x 6 = 7.200). Tomando en consideración que, por expresa disposición de la norma fiscal, los bienes deben ser amortizados necesariamente dentro de su periodo de vida útil, en el ejercicio 2018 sería necesario integrar en la base imponible individual de la sociedad A todo el importe pendiente de amortizar, lo que implicaría la realización de un ajuste extracontable de signo negativo por importe de 4.800.291 Desde el punto de vista de la consolidación, el importe del beneficio interno previamente eliminado que habría sido objeto de incorporación hasta la fecha por considerarse realizado frente a terceros ascendería a 3.000 (600 x 5 = 3.000), de forma que, para la determinación de la base imponible del grupo correspondiente a 2018, sería precisa la realización de un ajuste positivo por la cuantía pendiente de incorporar (3.000). Teniendo en cuenta el ajuste practicado a nivel individual y la incorporación a realizar, la base imponible consolidada en dicho periodo impositivo será de: –2.000 + 800 – 4.800 + 3.000 = –3.000. La segunda de las alternativas posibles parte, por el contrario, de una interpretación teleológica del régimen especial de consolidación fiscal. De acuerdo con la misma, la determinación de la base imponible del grupo exige la 291 Según lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 1.4 RIS, “Los elementos patrimoniales del inmovilizado material e inversiones inmobiliarias deberán amortizarse dentro del periodo de su vida útil, entendiéndose por tal el periodo en que, según el método de amortización adoptado, debe quedar totalmente cubierto su valor, excluido el valor residual […]”. 283 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades práctica de una serie de ajustes de eliminación e incorporación mediante los que se pretende deshacer la operación realizada, de tal suerte que la tributación sea exactamente la misma que hubiera resultado de no haber tenido lugar la operación interna. En consonancia con esta interpretación, la incorporación del resultado interno a realizar en cada periodo impositivo no será de 600, como en el caso anterior, sino de 200, ya que ésta es la diferencia entre la amortización fiscalmente deducida por la sociedad adquirente (1.200) y la amortización que habría deducido la transmitente en el supuesto de que la compraventa interna no hubiera tenido lugar (1.000). La base imponible en el periodo correspondiente a 2013 sería, por tanto, de: –1.200 + 6.000 – 6.000 + 200 = –1.000, siendo ésta, precisamente, la amortización del bien adquirido por la entidad A que debe aparecer en las cuentas consolidadas después de deshacer la operación interna. En los periodos impositivos correspondientes a los ejercicios 2014, 2015, 2016 y 2017, la base imponible del grupo constituido por las entidades A y B sería, igualmente, de: –1.200 + 200 = –1.000. La opción por esta segunda interpretación conduce, no obstante, a una situación similar a la derivada de la interpretación literal, ya que, transcurridos seis años de la vida útil del elemento, y una vez practicada la amortización del último ejercicio, la amortización contable acumulada del activo transmitido internamente sería de 12.000, mientras que la fiscalmente deducida hasta el momento ascendería a 7.200. Así pues, para el cálculo de la base imponible individual de la sociedad A en el periodo impositivo correspondiente a 2018 procedería realizar un ajuste extracontable de signo negativo por importe de 4.800. La diferencia con respecto al supuesto anterior radica en la parte del beneficio interno previamente 284 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada eliminada que se encuentra pendiente de incorporar a la base imponible del grupo mediante ajuste positivo, que, en este caso, ascendería a 5.000 [6.000 – (200 x 5)]. Como resultado de los ajustes practicados, y al igual que en los periodos impositivos anteriores, la base imponible del grupo en 2018 sería de: –2.000 + 800 – 4.800 + 5.000 = –1.000. En mi opinión, los resultados obtenidos permiten extraer tres conclusiones importantes. En primer lugar, que, con independencia de cuál sea la alternativa de interpretación escogida, parece evidente que los ajustes practicados en el plano contable a efectos de la incorporación del resultado interno previamente eliminado no se trasladan al plano fiscal como consecuencia del proceso de determinación de la base imponible del grupo, que no parte del resultado contable consolidado sino del sumatorio de bases imponibles individuales. En segundo lugar, debemos tener presente que la opción por una interpretación literal de la remisión contenida en el artículo 71 LIS conduce a una situación poco razonable, dado que lo pretendido mediante la práctica de eliminaciones e incorporaciones es deshacer la operación realizada, tal y como si ésta no se hubiera producido. De no haberse llevado a cabo la compraventa propuesta en el ejemplo planteado, y siempre partiendo de la premisa de que las sociedades A y B no han realizado más operaciones a lo largo del ejercicio, la entidad A aportaría al grupo una base imponible de 0, mientras que la sociedad B aportaría una base individual de – 1.000 (correspondiente con la amortización del elemento que permanecería en su balance). La base imponible consolidada en cada periodo impositivo hasta el final de la vida útil del bien sería, por tanto, de –1.000. Sin embargo, este resultado no se alcanza si nos decantamos a favor de una interpretación literal de la LIS, por lo 285 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades que considero más acertado el posicionamiento a favor de una interpretación teleológica del régimen de consolidación fiscal. En última instancia, es posible afirmar que la aplicación estricta del artículo 2.4 RIS ha generado un desequilibrio importante entre la amortización contable acumulada y la fiscalmente deducida en el último año de la vida útil del elemento transmitido, lo que nos ha obligado a efectuar un ajuste extracontable de signo negativo a fin de determinar la base imponible individual de la sociedad adquirente. Este resultado es una consecuencia directa de la defectuosa redacción de la cláusula contenida en el precepto mencionado sobre amortización de los bienes usados en el seno de los grupos de empresas, cuya aplicación conduce, en este caso, a la aparición de serias diferencias entre contabilidad y fiscalidad. Sin duda, tal conclusión pone de manifiesto la necesidad de introducir una norma específica que regule el criterio a seguir para la amortización fiscal de aquellos bienes de inmovilizado transmitidos entre entidades pertenecientes a un grupo que tributa conforme a las normas propias del régimen especial de consolidación fiscal, o, cuando menos, un pronunciamiento expreso por parte de la Administración que arroje algo de luz sobre la forma de proceder en estos supuestos. Ejemplo IV.6. Suponemos la misma información que la proporcionada en el ejemplo IV.5, con la particularidad de que el precio de venta pactado entre las partes es de 9.000. Desde el punto de vista individual, los asientos registrados por las sociedades A y B con motivo de la operación realizada habrán sido los mismos que en el ejemplo anterior, con la particularidad de que, en este supuesto, el importe del 286 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada beneficio obtenido por B asciende a 3.000 (9.000 – 6.000), y la amortización practicada por la entidad A es de 1.500 (9.000/6). Por lo que atañe a la elaboración de las cuentas anuales consolidadas, será preciso eliminar el beneficio interno derivado de la transmisión, ya que, a efectos de grupo, ésta se considera inexistente. Los concretos ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados consolidada serán los siguientes: Núm. 129 21x Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Inmovilizaciones materiales (A) Debe 3.000 Núm. Cuenta Beneficios procedentes del inmovilizado material (B) Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe 771 129 Haber 3.000 Haber 3.000 3.000 Por otro lado, será necesario incorporar la parte del beneficio interno que se entiende realizada en el ejercicio económico 2013 en proporción a la amortización practicada. Así, dado que el bien adquirido es amortizado en función de su vida útil restante (6 años), la parte del resultado interno a incorporar en cada ejercicio será de 500 (3.000/6). Los ajustes a realizar en balance y cuenta de resultados serán los que se indican a continuación: Núm. 281 129 Núm. 129 681 Cuenta Amortización acumulada del inmovilizado material Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Dotación a la amortización del inmovilizado material Debe 500 287 Haber 500 500 Haber 500 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades En el plano fiscal, la aplicación del artículo 2.4 RIS, anteriormente examinado, justifica que la amortización fiscalmente deducible sea de 1.000, resultado de aplicar el coeficiente máximo de amortización previsto en tablas sobre el coste originario del elemento. Ahora bien, dado que la amortización contabilizada por A habrá sido de 1.500, la determinación de su base imponible individual reclama la realización de un ajuste extracontable de signo positivo por importe de 500. Este ajuste habrá de practicarse todos los años a lo largo de la vida útil del elemento. A efectos de calcular la base imponible consolidada en el periodo impositivo correspondiente a 2013, la aceptación de los criterios establecidos en el RD de 2010 en materia de eliminaciones e incorporaciones justifica la necesidad de efectuar, en el ámbito fiscal, los mismos ajustes practicados en el plano contable. Así pues, resulta preciso, por un lado, eliminar de la base imponible del grupo el beneficio obtenido por la sociedad B con motivo de la venta realizada, y, por otro, incorporar la parte del mencionado beneficio que se realiza frente a terceros en dicho periodo impositivo. Al igual que planteábamos en el ejemplo anterior, no obstante, existen dos posibles alternativas a la hora de entender cómo ha de efectuarse la referida incorporación. De optar por una interpretación literal de la remisión contenida en la LIS a la normativa contable en la materia, cada ejercicio procederá incorporar una décima parte del resultado interno previamente eliminado, esto es, un importe de 300, ya que el coeficiente de amortización aplicado por la entidad A es del 10%. La base imponible consolidada en el periodo correspondiente a 2013 sería, por tanto, de – 1.500 + 500 + 3.000 – 3.000 + 300 = –700. En los periodos impositivos 288 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada correspondientes a 2014-2017, el importe de dicha magnitud sería, igualmente, de: – 1.500 + 500 + 300 = –700. En el ejercicio 2018, el agotamiento de la vida útil del bien llevaría a la sociedad A a realizar un ajuste extracontable de signo negativo por importe de 3.000, a fin de integrar en su base imponible individual el exceso de amortización contabilizada (9.000) sobre la deducida fiscalmente hasta la fecha (6.000). Por su parte, la determinación de la base imponible consolidada exigiría incorporar en dicho periodo impositivo, mediante ajuste extracontable de signo positivo, la parte del resultado interno pendiente de externalización, que ascendería a 1.500 [3.000 – (300 x 5)]. De acuerdo con estos datos, la base imponible del grupo en 2018 sería de: –1.500 + 500 – 3.000 + 1.500 = –2.500. Por lo que concierne a la segunda alternativa, señalábamos anteriormente que una interpretación teleológica del régimen especial de consolidación nos llevaría a defender la necesidad de incorporar a la base imponible consolidada, en cada periodo impositivo, un importe equivalente al exceso de la amortización fiscalmente deducida por A (1.000) con respecto a la amortización que habría deducido la sociedad B de no haber tenido lugar la operación interna (1.000). Observamos que, a diferencia del supuesto planteado en el ejemplo anterior, la opción por una interpretación teleológica del régimen de consolidación en este segundo caso anularía la necesidad de realizar incorporación alguna en los periodos impositivos correspondientes a los ejercicios 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017, ya que la amortización deducida fiscalmente por A sería exactamente la misma que habría deducido B en caso de no haberse realizado la operación interna que ahora se pretende deshacer. De conformidad con lo expuesto, la 289 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades determinación de la base imponible del grupo en el ejercicio 2013 exigiría realizar un único ajuste, de signo negativo por importe de 3.000, para eliminar el resultado interno derivado de la venta, de modo que dicha magnitud sería de: – 1.500 + 500 + 3.000 – 3.000 = –1.000. Asimismo, la base imponible consolidada en los ejercicios 2014, 2015, 2016 y 2017 sería de: – 1.500 + 500 = –1.000. Transcurridos 6 años de vida útil, y tras el registro contable de la amortización correspondiente al último ejercicio, la amortización contable acumulada sería de 9.000 (1.500 x 6), mientras que la fiscalmente deducida sería de 6.000 (1.000 x 6). Por razones ya comentadas, la deducción del exceso de la amortización contabilizada sobre la deducida llevaría a la entidad A a la práctica de un ajuste extracontable de signo negativo por importe de 3.000. Para la determinación de la base imponible consolidada en el periodo impositivo correspondiente a dicho ejercicio, y dado que en los periodos anteriores no se ha realizado incorporación alguna, sería necesaria la realización de un ajuste positivo por importe de 3.000 a fin de integrar el importe total del resultado interno previamente eliminado. Esta cuantía se corresponde, de hecho, con el exceso de la amortización fiscalmente deducida en este ejercicio (4.000) sobre la registrada en las cuentas de A (1.000). La base imponible del grupo en el periodo correspondiente a 2018 sería, por tanto, y al igual que en los periodos anteriores, de: – 4.000 + 3.000 = –1.000. Como podemos comprobar, todas las conclusiones comentadas al hilo del ejemplo anterior resultan perfectamente trasladables a este supuesto. Ejemplo IV.7. Las sociedades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas 290 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada consolidadas, ha optado por tributar de acuerdo con las normas propias del régimen especial de consolidación fiscal. El día 1 de enero del año 2013, la entidad B vende a la sociedad A una maquinaria cuyo coste de adquisición originario fue de 10.000 y que en la fecha de venta tenía una amortización acumulada de 6.000. El precio de transmisión se fija en 13.000. Se sabe que la maquinaria se amortiza a razón del 20% anual y que la sociedad A la empleará para construir un inmueble. La construcción del inmueble finaliza el 31 de diciembre de 2014. Un año después, la sociedad A lo transmite a un tercero ajeno al grupo. En el plano individual, la venta de la maquinaria a la sociedad A supondrá para la entidad transmitente un beneficio de 9.000, fruto de la diferencia entre el precio de venta pactado (13.000) y el valor neto contable de la maquinaria en dicha fecha (4.000). Así pues, el asiento realizado por B con ocasión de la operación efectuada habrá sido el siguiente: Núm. 572 281 213 771 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Amortización acumulada del inmovilizado material Maquinaria Beneficios procedentes del inmovilizado material Debe Haber 13.000 6.000 10.000 9.000 Por lo que se refiere a la sociedad A, ésta habrá contabilizado la maquinaria recibida por su valor de adquisición, de conformidad con el siguiente asiento: 291 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Núm. 213 572 Cuenta Maquinaria Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 13.000 Haber 13.000 A su vez, con fecha 31 de diciembre de 2013, la entidad A habrá registrado en concepto de amortización un importe de 6.500, resultado de distribuir el precio de adquisición satisfecho por la maquinaria (13.000) entre la vida útil restante de la misma en la fecha de compra (2 años).292 Núm. 681 281 Cuenta Dotación a la amortización del inmovilizado material Amortización acumulada del inmovilizado material Debe Haber 6.500 6.500 Ahora bien, dado que la amortización contabilizada refleja un gasto realizado por la sociedad A para su inmovilizado, utilizando para ello una maquinaria propia, dicho gasto deberá ser registrado como mayor valor del activo.293 En concreto, la anotación contable que deberá practicar A en sus cuentas individuales será la siguiente: Núm. 231 731 Cuenta Construcciones en curso Trabajos realizados para el inmovilizado material Debe 6.500 Haber 6.500 Tanto el asiento correspondiente a la amortización de la maquinaria como el relativo a la activación del gasto por amortización habrán de ser realizados por A 292 Teniendo en cuenta que el precio de adquisición originario fue de 10.000, que la amortización acumulada en la fecha de venta es de 6.000, y que la maquinaria se amortiza a razón del 20% anual, fácilmente se concluye que la vida útil restante de la misma el día 1 de enero de 2013 es de 2 años. 293 Para la resolución del presente ejemplo nos centramos, exclusivamente, en el gasto que representa la amortización de la maquinaria empleada, si bien la forma de proceder sería exactamente la misma en relación con el resto de gastos asociados a la construcción del inmueble. 292 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada en el ejercicio económico 2014. En dicha fecha, además, la finalización de la construcción exigirá la práctica del siguiente ajuste de reclasificación: Núm. 211 231 Cuenta Debe 13.000 Construcciones Construcciones en curso Haber 13.000 En el ejercicio 2015, la enajenación de la maquinaria a un tercero motivará la contabilización, por parte de la entidad A, del resultado derivado, en su caso, de dicha operación, de tal suerte que el mismo aparecerá reflejado en el resultado contable de la sociedad y, consecuentemente, en su base imponible individual. Por lo que respecta a la formulación de las cuentas anuales consolidadas, dispone el artículo 44.2.b.2) del RD 1159/2010, anteriormente comentado, que el resultado derivado de una operación de compraventa interna de inmovilizado o inversiones inmobiliarias se entenderá realizado cuando “Se enajene a terceros otro activo, al que se haya incorporado como coste la amortización del activo adquirido”. De acuerdo con el contenido de la norma transcrita, por tanto, en aquellos casos en los que la amortización del activo transmitido internamente se incorpore como coste de otro activo, el beneficio obtenido por la transmitente con motivo de la venta realizada, que deberá ser eliminado por tener su origen en una operación interna, será objeto de incorporación a la cuenta de resultados del grupo en el ejercicio en que dicho activo sea enajenado a tercero y, en consecuencia, se produzca su salida definitiva del grupo de empresas. Siendo ello así, parece claro que, en supuestos como el planteado en el ejemplo IV.7, la pertenencia al grupo de las entidades A y B tan sólo será relevante en el ejercicio económico en que tenga lugar la compraventa interna, cuando será preciso 293 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades eliminar el beneficio obtenido, en su caso, por la entidad transmitente, así como en el ejercicio en que se produzca la venta a tercero del activo al que ha sido incorporada como coste la amortización del inmovilizado previamente transmitido a nivel interno, cuando procederá la incorporación de aquel resultado. Conforme a lo dispuesto en el párrafo anterior, los ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados del grupo en el ejercicio económico 2013 serán los que se indican a continuación: Núm. 129 213 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Maquinaria (A) Debe 9.000 Núm. Cuenta Beneficios procedentes del inmovilizado material (B) Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe 771 129 Haber 9.000 Haber 9.000 9.000 En el ejercicio 2015, la venta del inmueble justificará la necesidad de incorporar a las cuentas del grupo el importe íntegro del resultado inicialmente eliminado. A tal fin, habrán de realizarse los siguientes ajustes en balance y cuenta de resultados consolidada: Núm. 213 129 Cuenta Maquinaria (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe 9.000 Núm. 129 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Beneficios procedentes del inmovilizado material (B) Debe 9.000 771 294 Haber 9.000 Haber 9.000 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Por lo que atañe a la determinación de la base imponible del grupo, la aceptación de lo dispuesto en el RD 1159/2010 en materia de eliminaciones e incorporaciones motivará la necesidad de realizar idénticos ajustes a los efectuados en el plano contable. Así pues, la suma de bases individuales deberá ajustarse en los periodos impositivos correspondientes a 2013, fecha en que será necesaria la eliminación del beneficio de 9.000 derivado de la venta interna, y, más tarde, en 2015, cuando procederá la incorporación de aquél. Partiendo de la premisa de que el grupo se encuentra constituido únicamente por las entidades A y B, y que éstas no han realizado más operaciones a lo largo del lapso de tiempo considerado, la base imponible consolidada en los periodos correspondientes a 2013 y 2014 será igual a cero, mientras que en el ejercicio 2015 recogerá el beneficio o la pérdida derivada, en su caso, de la enajenación del inmueble construido por el propio grupo. Esta conclusión deviene razonable si tenemos en cuenta que, de no haber tenido lugar la compraventa interna entre A y B, la base imponible de ambas en los ejercicios 2013 y 2014 también habría sido igual a cero, ya que la entidad B no realiza ninguna operación y la sociedad A registra un gasto y un ingreso por idéntico importe. Asimismo, en el periodo impositivo correspondiente a 2015, la base imponible consolidada tan sólo habría recogido el importe del resultado obtenido por la entidad A con motivo de la venta a tercero de la construcción. Ejemplo IV.8. Las sociedades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar de acuerdo con el régimen especial de consolidación fiscal. 295 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades El día 1 de enero del ejercicio 2013, la sociedad B vende a la entidad A una maquinaria cuyo valor de adquisición había sido de 10.000 y que en la fecha de transmisión tiene una amortización acumulada de 5.000. El precio de venta pactado es de 12.000. La maquinaria se amortiza a razón del 10% anual. Su vida útil restante en la fecha de venta es de 5 años y su valor residual nulo. Se sabe, además, que la amortización de la misma se incorpora como coste de las existencias fabricadas por la entidad A. Durante el ejercicio 2013, la sociedad A ha fabricado mercaderías por importe de 6.000, de las que, a fecha 31 de diciembre, tan sólo el 50% permanecen en su balance.294 La transmisión interna realizada habrá supuesto para la sociedad B la obtención de un beneficio de 7.000, que habrá sido reflejado en sus cuentas anuales individuales de conformidad con el siguiente asiento: Núm. 572 281 213 771 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Amortización acumulada del inmovilizado material Maquinaria Beneficios procedentes del inmovilizado material Debe Haber 12.000 5.000 10.000 7.000 La sociedad adquirente, por su parte, habrá contabilizado el activo recibido por su valor de adquisición: 294 Para la resolución de este ejemplo obviaremos la previsión contenida en el artículo 2.4 RIS sobre amortización de los bienes que se adquieren usados. Supondremos, por tanto, que la amortización fiscal de la maquinaria adquirida por la sociedad A coincide plenamente con la amortización registrada en sus cuentas individuales. 296 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 213 572 Cuenta Maquinaria Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 12.000 Haber 12.000 Con fecha 31 de diciembre de 2013, A habrá registrado una amortización de 2.400 (12.000/5), al tiempo que habrá procedido a la regularización de existencias. Los asientos practicados en las cuentas individuales de la mencionada entidad habrán sido los que se muestran a continuación: Núm. 681 281 Núm. 300 610 Cuenta Dotación a la amortización del inmovilizado material Amortización acumulada del inmovilizado material Cuenta Mercaderías Variación de existencias de mercaderías Debe Haber 2.400 2.400 Debe 3.000 Haber 3.000 Con relación a este último asiento, conviene tener presente que, del montante de 3.000 contabilizado como variación de existencias, tan sólo un importe de 1.200 se corresponde con la amortización de la maquinaria adquirida por la sociedad A (50% sobre 2.400). Los 1.800 restantes se asocian a otros gastos de fabricación de las mercaderías (mano de obra, suministros, etc.). Por lo que concierne a la formulación de las cuentas anuales del grupo de empresas en el que se encuentran integradas las entidades A y B, resulta preciso, por un lado, la eliminación del beneficio interno de 7.000 obtenido por B como consecuencia de la venta realizada a la entidad A. Los ajustes a realizar en 297 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades balance y cuenta de resultados consolidados serán, respectivamente, los siguientes: Núm. 129 213 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Maquinaria (A) Debe 7.000 Núm. Cuenta Beneficios procedentes del inmovilizado material (B) Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe 771 129 Haber 7.000 Haber 7.000 7.000 Por otro lado, la aplicación de lo dispuesto en el último párrafo del artículo 44.2 del RD 1159/2010 determina la necesidad de incorporar al resultado consolidado la parte de dicho beneficio que se entienda realizada frente a terceros con motivo de la enajenación de las existencias que incorporan como coste la amortización del activo recibido por A. En el caso concreto planteado, los pasos a seguir para el cálculo del importe a incorporar son los siguientes: en primer lugar, el beneficio interno previamente eliminado debe ser dividido entre 5, ya que la amortización se practica en función de la vida útil del elemento, que es de 5 años en la fecha en que se efectúa la operación interna. En segunda instancia, el resultado de la operación anterior debe ser reducido a la mitad, dado que, del total de mercaderías fabricadas por la entidad A, tan sólo el 50% han salido definitivamente del grupo al cierre del ejercicio económico. El importe del resultado a incorporar en las cuentas consolidadas de 2013 será, por tanto, de 700 [0,5 x (7.000/5)], y los ajustes a efectuar en balance y cuenta de resultados del grupo serán los siguientes: 298 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 281 129 300 Núm. 129 610 681 Cuenta Amortización acumulada del inmovilizado material (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) Mercaderías (A) Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Variación de existencias de mercaderías (A) Dotación a la amortización del inmovilizado material Debe Haber 1.400 700 700 Debe 700 700 Haber 1.400 En los términos señalados al hilo del ejemplo IV.5, considero oportuno señalar que la incorporación de un importe de 700 a las cuentas consolidadas equivale a la eliminación de las mismas del exceso de amortización practicada por la entidad adquirente respecto de la que hubiera registrado la transmitente en caso de que la operación interna no se hubiera realizado. Debemos tener en cuenta, en este sentido, que, de no haberse producido una compraventa entre las entidades A y B, ésta última habría amortizado el activo transmitido a razón de 1.000 cada año. En sede de la sociedad A, no obstante, el importe de la amortización practicada asciende a 2.400, de modo que las mercancías producidas por la misma incorporan un sobrecoste de 1.400. En la medida en que, al cierre del ejercicio 2013, la mitad de las existencias fabricadas por A han sido enajenadas a terceros, y, por tanto, han abandonado el grupo, el sobrecoste que incorporan las mercancías que permanecen en su balance, y que será preciso ajustar para devolverles el valor que tendrían en caso de no haberse producido la transmisión interna, es de 700. Desde la perspectiva fiscal, la aplicación de la normativa contable en la materia justificará la necesidad de ajustar la suma de bases imponibles individuales a 299 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades efectos de proceder a la determinación de la base imponible consolidada. Tal y como sucedía en el plano contable, los ajustes a practicar consistirán, por una parte, en la eliminación del beneficio interno de 7.000 obtenido por B, y, por otra, en la incorporación del importe de 700 que se entiende realizado en el periodo impositivo correspondiente a 2013. Suponiendo que las entidades A y B no han realizado más operaciones a lo largo del ejercicio, la base imponible aportada al grupo por la sociedad A será de –1.200, mientras que la generada por B ascenderá a 7.000.295 Así pues, la base imponible consolidada en 2013 será de: –1.200 + 7.000 – 7.000 + 700 = –500. Esta solución resulta lógica si tomamos en consideración que, de no haber tenido lugar la operación interna, la sociedad B habría registrado un gasto de 1.000 en concepto de amortización de la maquinaria y un ingreso de 500 procedente de la regularización de existencias, por lo que la base imponible de dicha entidad y, en definitiva, la del grupo, sería de –500. Casos particulares. Una vez analizados los criterios que deben aplicarse, tanto en el plano contable como en el ámbito fiscal, en los supuestos de transmisión interna de un inmovilizado o de una inversión inmobiliaria, resulta preciso matizar que la posible existencia de diferencias entre contabilidad y fiscalidad es en este punto donde más importantes consecuencias puede desplegar. A este respecto, debemos preguntarnos qué sucedería en aquellos casos en los que la amortización contabilizada no coincidiera con la amortización fiscalmente deducible, o en 295 Como consecuencia de las anotaciones contables practicadas, la cuenta de pérdidas y ganancias de la sociedad A en el ejercicio 2013 arroja un saldo –1.200 (–2.400 procedentes de la amortización de la maquinaria adquirida y +1.200 de la regularización de existencias en la parte que se corresponde con la amortización de la máquina). 300 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada aquellos otros en los que lo transmitido internamente tuviera naturaleza de bien inmueble, en cuyo caso la probable aplicación del mecanismo de la corrección monetaria generaría una discrepancia entre el beneficio contabilizado con motivo de la enajenación realizada y el resultado a integrar en la base imponible de la entidad vendedora.296 En relación con esta cuestión, conviene destacar que, en general, la posición adoptada por los diferentes autores que han abordado la cuestión ha sido la de defender que, de cara a la determinación de la base imponible del grupo, lo procedente será la eliminación y correlativa incorporación del resultado fiscal derivado de la transmisión interna, dado que es éste el que, como consecuencia de los ajustes extracontables practicados en cada caso, se encontrará integrado en la base imponible individual de las sociedades que han intervenido en la citada operación. A continuación, propondremos algunos ejemplos prácticos a fin de comprender mejor la problemática planteada en este apartado. Ejemplo IV.9. Las sociedades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar de acuerdo con el régimen especial de consolidación fiscal. 296 En virtud de lo establecido en el artículo 15.9 LIS, la regla de la corrección monetaria sólo resultará de aplicación cuando concurran dos requisitos: que la transmisión del inmueble suponga la generación de una renta positiva, y que el referido inmueble tenga para el vendedor la consideración de elemento patrimonial del activo fijo o bien haya sido clasificado como activo no corriente mantenido para la venta. 301 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades El día 31 de diciembre del año 2012, la sociedad B vendió a la entidad A un inmovilizado por importe de 90.000. El inmovilizado, que había sido adquirido el 1 de enero del año 2011 por un precio de 100.000, se encontraba totalmente amortizado a efectos fiscales en la fecha de venta, ya que, al haber sido afectado a la actividad de I+D realizada por la propia empresa, había disfrutado de libertad de amortización. Contablemente, dicho inmovilizado se venía amortizando a razón del 10% anual. Se sabe que la amortización no se incorpora como coste de los activos fabricados por la entidad A, y que ésta continuará afectando el elemento adquirido a una actividad de I+D. El día 1 de enero del año 2015, la sociedad A enajena el inmovilizado adquirido a una entidad X, no perteneciente al grupo de empresas, por importe de 95.000. Desde el punto de vista contable, la operación de compraventa habrá determinado para la entidad B la generación de un beneficio de 10.000, dada la diferencia entre el precio de transmisión pactado entre las partes (90.000) y el valor neto contable del inmovilizado enajenado (80.000). Con relación a este último dato, debemos tener presente que el coste originario del elemento ahora transmitido fue de 100.000, y que la amortización acumulada en la fecha de venta asciende a 20.000 (0,1 x 100.000 x 2). El asiento registrado en las cuentas individuales de la vendedora habrá sido, por tanto, el que se muestra a continuación: 302 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 572 281 21x 771 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Amortización acumulada del inmovilizado material Inmovilizaciones materiales Beneficios procedentes del inmovilizado material Debe Haber 90.000 20.000 100.000 10.000 Por lo que se refiere a la entidad adquirente, ésta habrá contabilizado el inmovilizado recibido por su valor de adquisición, de conformidad con el siguiente asiento: Núm. 21x 572 Cuenta Inmovilizaciones materiales Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 90.000 Haber 90.000 A efectos de formular las cuentas anuales consolidadas del ejercicio 2012, será necesaria la eliminación del beneficio obtenido por B con motivo de la venta a la sociedad A, puesto que, al proceder de una operación interna, se considera inexistente a nivel de grupo. Tal exigencia motivará la práctica de los siguientes ajustes en balance y cuenta de resultados consolidados: Núm. 129 21x Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Inmovilizaciones materiales (A) Núm. Cuenta Beneficios procedentes del inmovilizado material (B) Resultado del ejercicio (saldo de B) 771 129 Debe 10.000 Haber 10.000 Debe Haber 10.000 10.000 Con fecha 31 de diciembre de 2013, la sociedad A habrá registrado en sus cuentas anuales individuales un gasto por amortización de 11.250, resultado de 303 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades distribuir el precio de compra satisfecho (90.000) entre la vida útil restante del elemento adquirido, que es de ocho años.297 El asiento efectuado habrá sido el siguiente: Núm. 681 281 Cuenta Dotación a la amortización del inmovilizado material Amortización acumulada del inmovilizado material Debe Haber 11.250 11.250 Por lo que atañe a las cuentas consolidadas correspondientes a dicho ejercicio económico, la amortización del activo por parte de la entidad A determinará la necesidad de incorporar la parte del resultado anteriormente eliminado que, en proporción a la amortización practicada, se considera realizada frente a terceros. En este supuesto, dado que la vida útil restante del inmovilizado transmitido en la fecha de venta es de ocho años, el importe del beneficio a incorporar será de 1.250 (10.000/8). Los concretos ajustes a realizar en balance y cuenta de resultados del grupo serán, respectivamente, los que se indican a continuación:298 Núm. 11 21x Núm. 281 129 Cuenta Reservas y otros instrumentos de patrimonio (B) Inmovilizaciones materiales (A) Cuenta Amortización acumulada del inmovilizado material (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe Haber 10.000 10.000 Debe Haber 1.250 1.250 297 Puesto que el inmovilizado transmitido se amortiza a razón del 10% anual (esto es, a lo largo de un periodo de 10 años), y dado que el mismo fue adquirido el día 1 de enero de 2011, no cabe duda de que la vida útil restante del mismo en la fecha en que se produce la venta interna es de ocho años. 298 Estos mismos ajustes habrán de ser realizados para la confección de las cuentas consolidadas correspondientes al ejercicio 2014. 304 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 129 681 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Dotación a la amortización del inmovilizado material (A) Debe 1.250 Haber 1.250 Como podemos comprobar, la cuantía incorporada a las cuentas del grupo coincide, en los términos anteriormente señalados, con el exceso de la amortización practicada por A (11.250) con respecto a la que habría practicado B si la operación interna no se hubiese efectuado (10.000). En el ejercicio 2015, el asiento registrado por la sociedad A con ocasión de la venta del inmovilizado a un tercero ajeno al grupo será el siguiente: Núm. 572 281 21x 771 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Amortización acumulada del inmovilizado material Inmovilizaciones materiales Beneficios procedentes del inmovilizado material Debe Haber 95.000 22.500 90.000 27.500 Por lo que concierne a la consolidación contable, la salida definitiva del activo del grupo de empresas motivará la incorporación a las cuentas consolidadas de todo el importe del beneficio previamente eliminado que se encuentre pendiente. Tomando en consideración que en la fecha de enajenación a tercero tan sólo se habrán practicado dos incorporaciones de 1.250 (en 2013 y 2014) y que el resultado inicialmente obtenido por B fue de 10.000, fácilmente se deduce que para la determinación del resultado contable consolidado en el ejercicio económico 2015 procederá la incorporación de un montante de 7.500, de tal suerte que el importe de dicha magnitud ascenderá a 35.000 (27.500 + 7.500). 305 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Esta cifra coincide exactamente con la cuantía del beneficio que el inmovilizado transmitido habría generado para el grupo en caso de que la operación interna inicialmente realizada no hubiera tenido lugar.299 En el ámbito fiscal, el hecho de que el inmovilizado adquirido por A se encuentre totalmente amortizado a efectos fiscales en la fecha de venta justifica que, desde este punto de vista, todo el precio de compra satisfecho en 2012 por la citada entidad (90.000) constituya un beneficio para la entidad B. Ahora bien, dado que el resultado contabilizado por ésta última con motivo de la venta realizada ha sido tan sólo de 10.000, la determinación de su base imponible individual en el periodo correspondiente a dicho ejercicio económico exigirá la práctica de un ajuste extracontable de signo positivo por importe de 80.000.300 Por otro lado, debemos tener en cuenta que la sociedad adquirente amortizará el elemento transmitido con absoluta libertad, ya que, al igual que sucedía en sede de la entidad B, la sociedad A procede a la afectación del referido elemento a una actividad de I+D. Aunque nada dice expresamente el enunciado, es de suponer que, en el periodo impositivo correspondiente a 2013, A deducirá en concepto de 299 Debemos tener en cuenta que el activo enajenado fue adquirido inicialmente por el grupo por 100.000 y que, de no haberse realizado la compraventa interna, la amortización acumulada del mismo en la fecha de venta a tercero ascendería a 40.000. Así pues, el inmovilizado transmitido en 2015 habría supuesto para el grupo un beneficio total de 35.000 [95.000 – (100.000 – 40.000)]. 300 A través de este ajuste positivo al resultado contable se integran en la base imponible de la entidad B las cantidades aplicadas a la libertad de amortización, es decir, los excesos de amortización fiscalmente deducida (100.000) sobre la que se encuentra contabilizada (20.000). Debemos tener presente, a estos efectos, que en la fecha en que tiene lugar la transmisión, todavía quedan pendientes de revertir a la base imponible ocho ajustes positivos por importe de 10.000. Observemos el siguiente cuadro: 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 2020 GC 10.000 10.000 10.000 10.000 10.000 10.000 10.000 10.000 10.000 10.000 GF 100.000 Ajuste -90.000 +10.000 +10.000 +10.000 +10.000 +10.000 +10.000 +10.000 +10.000 +10.000 306 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada amortización todo el precio de adquisición del inmovilizado adquirido, de tal suerte que la determinación de su base imponible individual en dicho periodo exigirá la realización de un ajuste extracontable de signo negativo por importe de 78.750 (90.000 – 11.250).301 Por lo que respecta al cálculo de la base imponible del grupo en los ejercicios 2012, 2013 y 2014, la remisión contenida en el artículo 71.2 LIS conducirá a la aceptación, en el plano fiscal, de todos los criterios establecidos en la normativa contable en materia de eliminaciones e incorporaciones. Como consecuencia de ello, el cálculo de la citada magnitud exigirá, de un lado, la eliminación del resultado obtenido por B con ocasión de la operación interna, y, de otro, la incorporación en cada periodo impositivo de la parte del mismo que se considere realizada frente a terceros. El problema que se plantea en este ámbito es que el beneficio registrado en las cuentas de B con motivo de tal operación difiere del integrado en su base imponible individual, por lo que parece inevitable cuestionarse sobre cuál de estos importes debe practicarse la eliminación oportuna, así como la correlativa incorporación. A mi parecer, la solución resulta sencilla: dado que la base imponible del grupo se determina a partir de la suma de bases imponibles individuales, y en la medida en que, al haber practicado un ajuste de +80.000, en la base imponible de la sociedad B figura un beneficio de 90.000, éste es el resultado que debe tomarse como punto de referencia. Opino, por tanto, que la determinación de la base 301 En los periodos impositivos posteriores en los que el inmovilizado adquirido sea amortizado contablemente, procederá efectuar un ajuste extracontable de signo positivo por la cuantía de la amortización practicada, de modo que en la base imponible de la entidad A no figure ningún importe en concepto de amortización. Concretamente, en el periodo impositivo correspondiente a 2014 deberá realizarse un ajuste de +11.250. 307 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades imponible consolidada en el periodo impositivo 2012 exigirá la eliminación de un importe de 90.000 (y no de 10.000 como sucede en el plano contable). Manteniendo las hipótesis de que el grupo se encuentra constituido únicamente por las entidades A y B, y que éstas no han efectuado ninguna otra operación a lo largo del ejercicio 2012, obtenemos que la base imponible del grupo en el periodo correspondiente a dicho ejercicio será igual a 0 (0 + 90.000 – 90.000 = 0).302 Por otra parte, entiendo que, tal y como establece la normativa contable, la incorporación a la base imponible consolidada del beneficio previamente eliminado habrá de ser realizada al ritmo de la amortización deducida fiscalmente en cada periodo impositivo. Es necesario tomar en consideración, a este respecto, que, en los términos antes señalados, A amortizará fiscalmente el elemento adquirido al 100% en el periodo impositivo correspondiente a 2013, por lo que considero que será entonces cuando deba procederse a la incorporación íntegra del referido beneficio. De acuerdo con ello, y partiendo de la premisa de que la base imponible aportada al grupo por la sociedad A en 2013 es de –90.000, el importe de la base imponible consolidada en dicho periodo impositivo será igual a cero (–90.000 + 90.000), y lo mismo sucederá en el ejercicio siguiente (cuando se dará la circunstancia de que, al no haberse realizado ninguna operación más y encontrarse el inmovilizado totalmente amortizado a efectos fiscales, la base imponible individual aportada al grupo por las entidades A y B será nula). Ambos resultados coinciden plenamente con los que se habrían obtenido en caso de que 302 La base imponible aportada al grupo por la sociedad A es igual a cero, ya que en el ejercicio 2012 no practica amortización alguna. Por su parte, y puesto que el inmovilizado transmitido se encuentra plenamente amortizado a efectos fiscales, la base individual de B únicamente recogerá el importe del beneficio obtenido con motivo de la transmisión interna. 308 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada no se hubiera realizado ninguna compraventa interna entre las sociedades mencionadas.303 Por lo que se refiere al periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2015, el beneficio fiscal obtenido por la sociedad A con motivo de la enajenación a tercero será de 95.000, pues, al encontrarse el bien totalmente amortizado, todo el precio de venta constituye un resultado positivo para la transmitente. Ahora bien, dado que el beneficio registrado en las cuentas individuales de la citada entidad asciende a 27.500, la determinación de su base imponible individual exigirá practicar un ajuste extracontable de signo positivo por importe de 67.500. En consecuencia, y habida cuenta de que en el ejercicio 2015 ya no será preciso realizar eliminación o incorporación alguna, la cuantía de la base imponible consolidada ascenderá a 95.000. Este resultado deviene del todo razonable, pues debemos tener presente que, en caso de que la transmisión interna entre las entidades A y B no hubiera tenido lugar, el beneficio que el grupo habría registrado con ocasión de la enajenación a tercero de un inmovilizado plenamente amortizado a efectos fiscales habría coincidido, igualmente, con el precio de venta pactado (95.000). Ejemplo IV.10. Las sociedades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas 303 En el supuesto de que la compraventa interna entre A y B no se hubiera realizado, la base consolidada en los ejercicios 2013 y 2014 también sería igual a cero. Ello es así en la medida en que, al no haberse efectuado ninguna operación más, la base imponible aportada por la entidad A al grupo sería nula. De igual modo, el hecho de que el activo poseído por B ya se encontrara plenamente amortizado a efectos fiscales justificaría que su base imponible individual fuera igual a cero, ya que en ella no figuraría ningún gasto en concepto de amortización. 309 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades anuales consolidadas, ha optado por tributar de acuerdo con el régimen de tributación consolidada. El día 1 de enero del año 2013, la sociedad B vende a la entidad A una construcción por importe de 30.000. Dicho inmueble había sido adquirido el día 1 de enero del año 2008 por importe de 20.000. El coeficiente de amortización previsto en tablas es del 2% anual. Se sabe que la vida útil restante de la construcción en la fecha de venta es de 45 años y que la misma carece de valor residual. La depreciación monetaria estimada es de 860. El día 1 de enero del año 2016, la sociedad A vende la construcción a un tercero ajeno al grupo por importe de 32.000. La depreciación monetaria generada en el periodo de tiempo comprendido entre el 1 de enero de 2013 y el 31 de diciembre de 2015 se estima en 140. Contablemente, la venta del inmueble a la sociedad A habrá supuesto para la entidad B la obtención de un beneficio de 12.000, diferencia entre el precio de transmisión pactado (30.000) y el valor neto contable del inmueble en dicha fecha [20.000 – (5 x 20.000 x 0,02) = 18.000]. El asiento realizado en las cuentas anuales de la vendedora habrá sido, por tanto, el siguiente: Núm. 572 281 211 771 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Amortización acumulada del inmovilizado material Construcciones Beneficios procedentes del inmovilizado material 310 Debe Haber 30.000 2.000 20.000 12.000 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada La entidad A, por su parte, habrá registrado la construcción por su valor de adquisición. Además, con fecha 31 de diciembre de 2013, habrá contabilizado en concepto de amortización de la misma un importe de 666,67, resultado de distribuir el precio de compra satisfecho entre la vida útil restante de la construcción en la fecha de venta (30.000/45). Las concretas anotaciones contables realizadas por dicha entidad habrán sido las que se muestran a continuación: Núm. 211 572 Núm. 681 281 Cuenta Construcciones Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Cuenta Dotación a la amortización del inmovilizado material Amortización acumulada del inmovilizado material Debe 30.000 Haber 30.000 Debe Haber 666,67 666,67 A efectos de formular las cuentas anuales consolidadas, y en consonancia con lo expuesto en los ejemplos precedentes, resulta preciso, por un lado, eliminar el resultado de 12.000 contabilizado por B en sus cuentas individuales, y, por otro, incorporar la parte del referido beneficio que se entiende realizada frente a terceros en 2013 en proporción a la amortización practicada. En este caso, dado que la construcción adquirida se amortiza en función de la vida útil restante de la misma en la fecha en que tiene lugar la operación interna, el importe del beneficio a incorporar será de 266,67 (12.000/45). Esta cuantía coincide con el exceso de la amortización practicada por A (666,67) con respecto a la que habría registrado B en caso de no haberse producido la citada operación (400). 311 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Conforme a lo señalado en el párrafo anterior, los ajustes a practicar en el balance del grupo en el ejercicio económico 2013 son los siguientes: Núm. 129 211 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Construcciones (A) Núm. Cuenta Amortización acumulada del inmovilizado material (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) 281 129 Debe 12.000 Haber 12.000 Debe Haber 266,67 266,67 Mientras, los ajustes pertinentes en cuenta de resultados consolidados son los que se indican a continuación:304 Núm. 771 129 Núm. 129 681 Cuenta Beneficios procedentes del inmovilizado material (B) Resultado del ejercicio (saldo de B) Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Dotación a la amortización del inmovilizado material (A) Debe Haber 12.000 12.000 Debe 266,67 Haber 266,67 En el año 2016, la venta de la construcción a un tercero ajeno al grupo supondrá para la sociedad A la generación de un beneficio. Habida cuenta de que el valor neto contable del inmovilizado transmitido en la fecha de venta asciende a 28.000 [30.000 – (666,67 x 3)], el asiento registrado en las cuentas individuales de dicha entidad será el siguiente: 304 Por lo que respecta a los ajustes a practicar en las cuentas del grupo en los ejercicios 2014 y 2015, debemos tener en cuenta que la eliminación del beneficio interno no realizado afectará sólo al balance y que determinará un cargo en cuenta de reservas (dado que el resultado que se difiere procede de un ejercicio anterior). Por su parte, el reconocimiento del beneficio previamente eliminado que se entiende realizado en proporción a la amortización practicada en cada ejercicio exigirá un abono en cuenta de reservas y otro en cuenta de resultados. 312 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 572 281 211 771 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Amortización acumulada del inmovilizado material Construcciones Beneficios procedentes del inmovilizado material Debe Haber 32.000 2.000 30.000 4.000 Por lo que atañe a las cuentas anuales consolidadas correspondientes a dicho ejercicio económico, debemos tener presente que el beneficio inicialmente obtenido por B como consecuencia de la operación interna fue de 12.000, y que en el periodo de tiempo comprendido entre la referida operación y la enajenación a tercero tan sólo se han practicado tres incorporaciones (en 2013, 2014 y 2015) por importe de 266,67 cada una. Para la formulación de las cuentas del grupo en 2016, por tanto, será necesaria la incorporación de aquella parte del resultado interno previamente eliminado que se encuentra pendiente, y que en este caso asciende a 11.200 [12.000 – (266,67 x 3)], de tal modo que el importe del resultado contable consolidado en la fecha considerada será de 15.200 (4.000 + 11.200). Esta conclusión deviene razonable si tomamos en consideración que, de no haber tenido lugar la compraventa interna entre A y B, el beneficio que la construcción enajenada habría supuesto para el grupo desde su entrada en él sería, precisamente, de 15.200, diferencia entre el valor de transmisión pactado entre las partes (32.000) y el valor neto contable de la construcción en el momento de venta a tercero [20.000 – (8 x 20.000 x 0,02) = 16.800]. Desde el punto de vista fiscal, la determinación de la base imponible individual de la sociedad B en el periodo impositivo correspondiente a 2013 exigirá minorar el beneficio contable derivado de la transmisión interna en el importe de la 313 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades depreciación monetaria, por lo que resultará precisa la práctica de un ajuste extracontable de signo negativo por importe de 860.305 Así pues, el beneficio obtenido por B a efectos fiscales no es de 12.000, sino de 11.140 (12.000 – 860).306 Por otro lado, es necesario tener en cuenta que, con independencia de cuál sea la antigüedad de la construcción adquirida por la entidad A, la amortización deducida por ésta en cada periodo impositivo será de 600, resultado de multiplicar el coeficiente máximo de amortización previsto en tablas (2%) al precio de adquisición de dicho inmovilizado (30.000).307 Por lo que concierne al cálculo de la base imponible del grupo en 2013, la aceptación de los criterios contables en la materia determinará la necesidad de eliminar el resultado obtenido por la sociedad B con ocasión de la operación 305 Según lo dispuesto en el artículo 15.9 LIS, “A los efectos de integrar en la base imponible las rentas positivas obtenidas en la transmisión de elementos patrimoniales del activo fijo o de estos elementos que hayan sido clasificados como activos no corrientes mantenidos para la venta, que tengan la naturaleza de bienes inmuebles, se deducirá el importe de la depreciación monetaria producida desde el día 1 de enero de 1983”, ofreciendo a continuación las reglas necesarias para el cálculo de la misma. 306 Esta forma de proceder se aparta de la tesis defendida por LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., quienes, al referirse a la operación interna realizada entre las entidades A y B, se aferran a una interpretación teleológica de la norma para defender que “la consideración del grupo fiscal como único sujeto pasivo debería desconocer esta operación y, por tanto, no tendrían que aplicase los coeficientes correctores de la inflación, porque de la aplicación de los mismos resulta una ventaja fiscal para el grupo en esta transmisión interna, tributando en consolidación fiscal respecto de la tributación en régimen individual. En efecto, en este último régimen la renta obtenida en la transmisión, minorada en el importe de la renta monetaria, se integra en la base imponible correspondiente al periodo impositivo en el que ha tenido lugar la transmisión, sin perjuicio de que la sociedad adquirente amortice el inmueble sobre el precio de adquisición que incluye el importe de dicha renta monetaria. […] Por el contrario, de aplicarse el régimen de consolidación fiscal al grupo y por aplicación de los coeficientes correctores, resulta que no se grava la renta en el propio periodo impositivo en el que se obtiene y, además, en cada periodo impositivo en el que se amortiza el inmueble se incorpora una parte de la renta diferida inferior al gasto derivado de la amortización del mismo, excluyendo el valor del terreno” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., págs. 117-118]. 307 Establece el último párrafo del artículo 2.4 RIS que “A los efectos de este apartado no se considerarán como elementos patrimoniales usados los edificios cuya antigüedad sea inferior a diez años”. Así, en caso de suponer que la construcción adquirida por A tiene una antigüedad inferior a 10 años, la amortización máxima fiscalmente deducible será el resultado de aplicar el coeficiente de amortización previsto en tablas al precio de adquisición satisfecho por dicho inmovilizado. Si, por el contrario, partiéramos de la premisa de que la antigüedad de la construcción es superior a 10 años, la propia aplicación del artículo 2.4 RIS nos llevaría igualmente a amortizar la construcción en el importe resultante de aplicar el coeficiente máximo de amortización al precio de adquisición satisfecho, ya que el mismo es superior al coste originario de la construcción adquirida. 314 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada interna efectuada, así como la procedencia de incorporar aquella parte de dicho resultado que se considere realizada en cada periodo impositivo en función de la amortización fiscalmente deducida por A. En relación con el primero de los ajustes a realizar, partimos de la premisa de que, como consecuencia de la aplicación del mecanismo de la corrección monetaria, el beneficio contabilizado por B con motivo de la compraventa interna difiere del resultado que luce en su base imponible individual. A mi juicio, no obstante, el hecho de que para la determinación de la base imponible consolidada se parta del sumatorio de bases individuales (donde se encuentra integrado un beneficio de 11.140) justifica, en los términos previstos en el ejemplo anterior, que el resultado que debe ser objeto de eliminación a efectos de proceder al cálculo de dicha magnitud es el beneficio fiscal.308 Por lo que se refiere al segundo de los ajustes, un razonamiento lógico debe llevarnos a defender la pertinencia de incorporar a la base del grupo el resultado previamente eliminado, esto es, el obtenido a efectos fiscales. En lo relativo al ritmo que debe seguirse para la incorporación a la base imponible consolidada de dicho resultado, conviene recordar las dos alternativas propuestas en el ejemplo IV.5, así como la defensa, entonces realizada, de la alternativa centrada en la interpretación teleológica de la norma fiscal. De acuerdo con ésta, y en la medida en que lo pretendido por el régimen de consolidación es deshacer la operación efectuada entre las dos entidades del grupo, tal y como si ésta no se hubiera producido, lo razonable será incorporar en cada periodo impositivo el exceso de 308 En este mismo sentido se pronuncian LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A. [en Memento práctico. Impuesto sobre Sociedades, 2013. Ob. cit., pág. 1176] y LÓPEZ ALBERTS, H. [en Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., pág. 436]. 315 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades la amortización fiscalmente deducida por la sociedad A (600) con respecto a la que habría deducido B si la transmisión interna no se hubiera realizado (400). En el periodo correspondiente al ejercicio 2013 y posteriores, por tanto, procederá incorporar a la base imponible del grupo constituido por A y B un importe de 200.309 Conforme a lo defendido, y suponiendo que las entidades A y B no han realizado más operaciones a lo largo del periodo de tiempo considerado, la base imponible consolidada en 2013 será de: –600 + 11.400 – 11.400 + 200 = –400, cifra que coincide con el resultado que arrojaría la base imponible del grupo en caso de que la operación interna no hubiera tenido lugar (ya que B aportaría al grupo una base imponible de 0, mientras que A aportaría una base individual de –400 como consecuencia de la amortización fiscal de la construcción).310 En el periodo impositivo correspondiente a 2016, la venta de la construcción a un tercero motivará la obtención de un beneficio por parte de la sociedad A de 3.660, resultado de minorar el precio de transmisión pactado entre las partes en el valor neto fiscal del inmovilizado en la fecha de venta [30.000 – (600 x 3)] y en el importe de la depreciación monetaria generada en el periodo de tiempo comprendido entre el 1 de enero de 2013 y el 31 de diciembre de 2015 (140).311 309 Esta solución difiere de la ofrecida por LÓPEZ ALBERTS, H. con relación a un supuesto de similares características al aquí planteado [véase Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., pág. 436]. 310 Este mismo resultado se repetirá en los periodos impositivos correspondientes a los ejercicios 2014 y 2015. 311 En consonancia con la tesis sostenida por LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E., entiendo que, para la aplicación de los coeficientes correctores de la depreciación monetaria en la fecha en que la sociedad adquirente transmite a terceros el elemento del activo fijo previamente adquirido a otra entidad del grupo, “debe tomarse como fecha de adquisición la que tuvo lugar en aquella operación interna” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013, ob. cit., pág. 117]. A fin de justificar esta conclusión, debemos partir de la premisa de que para calcular el resultado derivado de 316 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Este beneficio figurará en la base imponible individual aportada al grupo por la entidad transmitente. Por otro lado, la determinación de la base imponible consolidada en el periodo impositivo examinado exigirá incorporar aquella parte del beneficio interno previamente eliminado (en este supuesrto, 11.140) que todavía se encuentra pendiente de incorporación. Partiendo de la premisa de que la incorporación de dicho resultado se ha realizado a razón de 200 al año, y de que, en la fecha de venta, han transcurrido tres años desde la compraventa inicial, el montante del beneficio a incorporar será de 10.540 [11.140 – (200 x 3)]. La base imponible del grupo en 2016 arrojará, así, un resultado de 14.200, plenamente coincidente con el que se habría obtenido en caso de que la operación interna entre las entidades A y B no se hubiera llevado a efecto.312 5.3. Eliminación de resultados por operaciones internas de servicios. Establece el artículo 45.1 del RD 1159/2010 que “Se considerarán operaciones internas de servicios todas aquellas en las que una sociedad del grupo adquiera servicios a otra también del grupo, incluidos los servicios financieros”. De producirse una operación de esta naturaleza, la diferencia entre el precio de venta la operación interna inicialmente efectuada, que refleja el beneficio generado por el activo entre la fecha de su entrada al grupo y la fecha en que tiene lugar tal operación, el beneficio contable ya fue minorado en el importe de la depreciación monetaria correspondiente a dicho lapso temporal. Posteriormente, la enajenación del elemento patrimonial a un tercero motivará, por un lado, la obtención de un nuevo resultado para la entidad transmitente, y, por otro, la incorporación del beneficio procedente de la operación intragrupo. Si, en este contexto, y a efectos de aplicar los coeficientes correctores de la depreciación monetaria, se tomara como referencia la fecha de entrada al grupo del elemento transmitido, parece claro que, en relación con el periodo de tiempo transcurrido entre esta fecha y aquélla en la que se realizó la operación interna, la depreciación monetaria se estaría aplicando dos veces. 312 En tal supuesto, el beneficio total que la construcción enajenada habría supuesto para el grupo sería el resultado de minorar el beneficio contable derivado de la venta (anteriormente cifrado en 15.200) en el importe de la depreciación monetaria generada en el periodo de tiempo comprendido entre la fecha de adquisición de la construcción y la fecha de venta a tercero (860 +140 = 1.000). 317 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades pactado y el precio de adquisición o coste de producción del servicio prestado deberá diferirse hasta el ejercicio en que se realice. Ahora bien, para que las reglas de diferimiento previstas en el artículo 45.2 resulten de aplicación al caso concreto constituye requisito sine qua non que el servicio adquirido se incorpore como coste de un activo, lo cual resulta lógico si tomamos en consideración que, “en caso contrario, el servicio nace y muere en el mismo periodo impositivo, generando un gasto e ingreso recíproco que no tiene efectos en ejercicios futuros”.313 Por lo que respecta a la realización del resultado previamente eliminado, el precepto señalado en el párrafo precedente efectúa una remisión en bloque al contenido de los artículos 43 y 44 del RD de 2010, analizados en epígrafes anteriores. Parece claro, por tanto, que la realización del referido resultado dependerá de la naturaleza del activo al que sea incorporado como coste el servicio adquirido. Tratándose de un bien no amortizable, la regla aplicable será la misma que la prevista en el artículo 43 para el caso de las existencias, es decir, la realización se entenderá producida cuando éstas sean transmitidas a terceros. Si, por el contrario, se trata de un bien amortizable, es posible distinguir dos supuestos (artículo 44). En primera instancia, puede que la amortización del activo al que se incorpora como coste el servicio adquirido sea incorporada, a su vez, al coste de los activos fabricados por la propia empresa adquirente, en cuyo caso el resultado interno se entenderá realizado cuando se vendan a terceros los activos que incorporan dicha amortización. En el supuesto de que ello no sea así, 313 GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. “Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 901. 318 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada el resultado previamente eliminado se entenderá realizado proporcionalmente, en función de la amortización practicada en cada ejercicio. Ejemplo IV.11. Las sociedades A, B y C forman parte de un grupo que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar conforme a las normas propias del régimen especial de consolidación fiscal. El día 1 de enero de 2013, B (dependiente) vende a la sociedad A (dominante) un inmovilizado por importe de 22.000. El precio de adquisición de dicho inmovilizado había sido de 20.000 y en la fecha de venta tenía una amortización acumulada de 12.000. El coeficiente de amortización previsto en tablas es del 20%. El mismo día de la venta, la sociedad C (dependiente) presta a la sociedad A un servicio que redunda en un incremento de la capacidad productiva del inmovilizado adquirido. El importe facturado por el servicio prestado, considerado mayor valor de adquisición del inmovilizado, es de 1.000. Este importe incorpora un beneficio de 100. Se sabe que la amortización del inmovilizado por parte de la entidad A no se incorpora como coste de los activos producidos por la misma. Desde una perspectiva contable, la venta del inmovilizado a la sociedad A habrá motivado el registro del siguiente asiento en las cuentas individuales de la entidad B: 319 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Núm. 572 281 21x 771 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Amortización acumulada del inmovilizado material Inmovilizaciones materiales Beneficios procedentes del inmovilizado material Debe Haber 22.000 12.000 20.000 14.000 Por su parte, la sociedad C habrá realizado la siguiente anotación contable con ocasión de la prestación del servicio de mejora a la entidad A: Núm. 572 759 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Ingresos por servicios diversos Debe Haber 1.000 1.000 Finalmente, el hecho de que el servicio prestado sea incorporado como coste del inmovilizado adquirido habrá llevado a la sociedad A al registro contable del precio pagado por el servicio como mayor valor de adquisición de dicho inmovilizado. Asimismo, con fecha 31 de diciembre de 2013, A habrá registrado un importe de 11.500 en concepto de amortización del inmovilizado, resultado de distribuir su precio de adquisición total (incluyendo el precio del servicio adquirido) entre su vida útil restante en la fecha de compra, que es de dos años (23.000/2).314 Los concretos asientos registrados por A en sus cuentas individuales habrán sido, por tanto, los que se muestran a continuación: Núm. 21x 572 Cuenta Inmovilizaciones materiales Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 23.000 Haber 23.000 314 Teniendo en cuenta que la amortización acumulada de la maquinaria en la fecha de venta es de 12.000 y que el coeficiente de amortización previsto en tablas es del 20%, concluimos que la vida útil restante del inmovilizado transmitido en dicha fecha es de dos años. 320 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 681 281 Cuenta Dotación a la amortización del inmovilizado material Amortización acumulada del inmovilizado material Debe Haber 11.500 11.500 A efectos de formular las cuentas anuales consolidadas, la forma de proceder será la misma que la seguida en la resolución de ejemplos anteriores. Por un lado, será necesario eliminar tanto el resultado interno derivado de la venta del inmovilizado (14.000) como el beneficio obtenido por C con motivo de la prestación de un servicio a la entidad A (100). Por otro, resultará preciso incorporar aquella parte del resultado total que se entiende realizada en el ejercicio de la adquisición. Dado que, en este caso, la amortización del inmovilizado al que se incorpora como coste el servicio prestado por la entidad C no se incorpora, al mismo tiempo, como coste de los activos fabricados por la adquirente, dispone el artículo 45.2 del RD 1159/2010 que la realización se entenderá producida al ritmo de la amortización practicada. Habida cuenta de que en el año 2013 la entidad A amortizará el inmovilizado adquirido en función de su vida útil restante (2 años), el montante a incorporar en dicho ejercicio económico será el resultado de distribuir la cuantía del beneficio interno previamente eliminado entre dos. Así, en el año 2013 procederá la incorporación de un importe de 7.050 (14.100/2), cifra que se corresponde exactamente con el exceso de la amortización practicada en sede de la sociedad A (11.500) con respecto a la que habría registrado la entidad B si la operación interna no se hubiera producido (8.900/2 = 4.450).315 315 En caso de no haberse producido la operación interna, el servicio, que se habría prestado igualmente, habría supuesto un incremento del valor del inmovilizado existente en el balance de B de 900, coincidente 321 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades En consonancia con lo expuesto, los ajustes a practicar en el balance del grupo de empresas serán los siguientes: Núm. 129 21x Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Inmovilizaciones materiales (A) Núm. Cuenta Amortización acumulada del inmovilizado material (A) Resultado del ejercicio (saldo de B) 281 129 Debe 14.100 Haber 14.100 Debe Haber 7.050 7.050 Por lo que atañe a los ajustes a efectuar en cuenta de resultados consolidados, establece el artículo 45.3 del RD 1159/2010 que, en aquellos casos en los que el servicio adquirido se incorpore como coste de un inmovilizado, “se registrarán en la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada en la partida «trabajos realizados por el grupo para su activo», por el importe del coste, neto de los resultados internos”. De acuerdo con ello, la formulación de la cuenta de resultados del grupo exigirá la realización de los siguientes ajustes: Núm. 771 129 Núm. 759 73 129 Cuenta Beneficios procedentes del inmovilizado material Resultado del ejercicio (saldo de B) Cuenta Ingresos por servicios diversos Trabajos realizados por el grupo para su activo Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe Haber 14.000 14.000 Debe 1.000 Haber 900 100 con su valor contable. De este modo, y puesto que el valor contable del citado inmovilizado en la fecha en que se presta el servicio es de 8.000 (20.000 – 12.000), la amortización que habría de practicarse a partir de ese momento ascendería a 4.450 (8.900/2). 322 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 129 681 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Dotación a la amortización del inmovilizado material (A) Debe 7.050 Haber 7.050 Desde el punto de vista fiscal, debemos tomar en consideración que el importe deducido por la sociedad A en concepto de amortización anual diferirá del gasto registrado en sus cuentas anuales individuales, dado que, en virtud de lo dispuesto en el artículo 2.4 RIS, la amortización del inmovilizado adquirido reclamará la aplicación del coeficiente máximo de amortización fijado en las tablas oficiales (20%) sobre el precio de adquisición satisfecho por el inmovilizado, incluyendo el precio del servicio adquirido (23.000), ya que éste es superior a su coste originario. En este caso, por tanto, la amortización máxima fiscalmente deducible por A será de 4.600, por lo que para el cálculo de su base imponible individual procederá practicar un ajuste extracontable de signo positivo por importe de +6.900 (11.500 – 4.600). Por lo que concierne a la determinación de la base imponible consolidada, la aceptación de los criterios previstos en la normativa contable justificará la eliminación del beneficio obtenido por la sociedad B con motivo de la venta realizada a la sociedad A (14.000), así como el obtenido por C como consecuencia de la prestación de un servicio a esta misma entidad (100). Además, será necesario incorporar aquella parte de dicho beneficio que se considere realizada en el ejercicio 2013, en función de la amortización deducida fiscalmente por A. Siguiendo una interpretación teleológica de la norma fiscal, cada año resultará preciso incorporar un montante de 150, correspondiente con el exceso de la amortización deducida por la entidad adquirente (4.600) con respecto a la 323 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades que habría deducido la transmitente si la operación interna no se hubiera llevado a efecto (4.450).316 Así pues, suponiendo que el grupo se encuentra constituido únicamente por las entidades A, B y C, y que éstas no han realizado más operaciones a lo largo de 2013, la base imponible consolidada en el periodo impositivo correspondiente a dicho ejercicio económico será de: –4.600 + 14.000 + 100 – 14.000 – 100 + 150 = –4.450. Este resultado coincide con el que habría arrojado la base imponible del grupo en caso de que la operación interna no hubiera tenido lugar, dado que, en tal supuesto, el importe de la amortización registrada por la sociedad B una vez prestado el servicio ascendería a 4.450.317 5.4. Eliminación de resultados por operaciones internas de activos financieros. De conformidad con lo establecido en el artículo 46 del RD 1159/2010, “Se considerarán operaciones internas de activos financieros todas aquellas en las que una sociedad del grupo adquiera activos financieros a otra también del grupo, excluidas las participaciones en el capital de sociedades del grupo reguladas en el artículo 39, que deberán contabilizarse de acuerdo con lo previsto en el citado artículo”. Tal y como se desprende del contenido de la norma transcrita, la regla de diferimiento en él prevista no resultará de aplicación a aquellos supuestos en los que una entidad del grupo venda a otra también del grupo una participación en el capital de una tercera sociedad perteneciente al mismo, supuesto que será 316 317 Vid. ejemplo V.5. Vid. nota 315. 324 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada objeto de tratamiento pormenorizado en un precepto posterior.318 Al margen de estas situaciones, dispone el referido artículo 46 que, de producirse una operación interna de activos financieros, la diferencia entre el precio de venta pactado y el valor contable del activo deberá diferirse hasta el ejercicio en que la misma se realice, entendiéndose producida dicha realización cuando el activo transmitido internamente sea enajenado a tercero, y, por tanto, se produzca su salida definitiva del grupo de empresas. Ejemplo IV.12. Las entidades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de sociedades que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar de acuerdo con las normas propias del régimen especial de consolidación fiscal. En enero de 2013, la sociedad B vende a la entidad A, por importe de 12.000, una participación del 80% en el capital de una sociedad X ajena al grupo y residente en territorio español. El balance de X en la fecha de transmisión se estructura como sigue: 15.000 ACTIVO Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 10.000 Reservas 5.000 Se sabe que la participación poseída por B había sido adquirida en diciembre de 2003, fecha de constitución de la sociedad X. 318 Sin perjuicio de su tratamiento en un apartado posterior del presente trabajo, conviene tener presente en este punto que el precepto que se ocupa de regular el tratamiento aplicable a la transmisión interna de participaciones en el capital de otras sociedades del grupo, esto es, el artículo 39, se encuentra fuera de la subsección 10ª de la sección 4ª del capítulo III del RD 1159/2010, a la que parece remitirse exclusivamente la norma fiscal cuando señala que las eliminaciones e incorporaciones se practicarán de acuerdo con lo dispuesto en la normativa contable en la materia. Sin duda, tal ubicación del artículo 39 podría generar serias dudas acerca de la admisibilidad de su contenido en el plano fiscal. 325 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades En marzo de 2014, A vende la mitad de su participación en X a un tercero ajeno al grupo por un precio de 6.800. El balance de la entidad X en la fecha de transmisión presenta la siguiente estructura: 17.000 ACTIVO Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 10.000 Reservas 7.000 Desde el punto de vista individual, la operación de compraventa realizada entre las entidades A y B habrá determinado para la segunda de éstas la obtención de un beneficio de 4.000, diferencia entre el precio de venta de la participación (12.000) y su valor de adquisición (0,8 x 10.000 = 8.000). Así pues, el asiento registrado por dicha entidad en sus cuentas anuales habrá sido el siguiente: Núm. 572 250 766 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Beneficios en participaciones y valores representativos de deuda Debe Haber 12.000 8.000 4.000 La sociedad A, por su parte, habrá contabilizado la participación adquirida por su valor de adquisición: Núm. 250 572 Cuenta Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe Haber 12.000 12.000 De cara a la formulación de las cuentas anuales consolidadas, el beneficio obtenido por B con motivo de la transmisión interna deberá ser objeto de 326 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada eliminación. Los concretos ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados consolidados serán, respectivamente, los que se indican a continuación: Núm. 129 250 Núm. 766 129 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio (A) Debe 4.000 Cuenta Beneficios en participaciones y valores representativos de deuda (B) Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe Haber 4.000 Haber 4.000 4.000 En el plano fiscal, y por lo que se refiere a la determinación de la base imponible del grupo, la suma de bases imponibles individuales deberá ajustarse mediante la eliminación del beneficio de 4.000 obtenido por B con ocasión de la venta interna, ya que rigen los criterios contables. Suponiendo que el grupo se encuentra constituido únicamente por las sociedades A y B, y que éstas no han realizado ninguna otra operación a lo largo del ejercicio en curso, la base imponible consolidada en el periodo impositivo correspondiente a 2013 será de 0 (0 + 4.000 – 4.000 = 0). A su vez, la eliminación del beneficio de 4.000 justificará la imposibilidad de que el grupo aplique en este momento la deducción por doble imposición sobre plusvalías de fuente interna, pese a que el mismo se corresponde con reservas generadas por la sociedad participada desde la fecha de adquisición que ya han sido sometidas a tributación previa en sede de la citada entidad. Tal imposibilidad resulta lógica si asumimos la premisa de que, como consecuencia de la eliminación practicada, no se produce una situación de doble imposición que sea necesario corregir. 327 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Por lo que respecta al ejercicio 2014, la venta de la mitad de la participación en el capital social de la entidad X habrá supuesto para la sociedad A la generación de un beneficio de 800, diferencia entre el precio de venta pactado (6.800) y el valor de adquisición de la participación transmitida (0,5 x 12.000 = 6.000). El asiento contable realizado por dicha entidad en sus cuentas individuales habrá sido, por tanto, el siguiente: Núm. 572 250 766 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Beneficios en participaciones y valores representativos de deuda Debe Haber 6.800 6.000 800 En relación con la formulación de las cuentas anuales consolidadas, debemos tener presente que, con motivo de la venta a tercero, y en consonancia con lo establecido en el artículo 46 del RD 1159/2010, una parte del beneficio interno previamente eliminado, en concreto la mitad, se entiende realizado en el propio ejercicio económico de la enajenación, de forma que procede su incorporación a las mismas. Mientras, el resto del resultado obtenido inicialmente por la sociedad B deberá continuar eliminándose de las cuentas del grupo, lo que exigirá efectuar un apunte en la cuenta de reservas de la mencionada entidad.319 De acuerdo con lo expuesto, los ajustes a practicar en el balance del grupo consistirán, por un lado, en la eliminación de la parte del resultado interno que todavía no ha sido realizada frente a terceros (0,5 x 4.000 = 2.000), y, por otro, en 319 Vid. ejemplo IV.3. 328 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada la incorporación de aquel importe que se ha externalizado con ocasión de la venta realizada fuera del grupo. Así: Núm. 11 250 Núm. 11 129 Cuenta Reservas y otros instrumentos de patrimonio (B) Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio (A) Cuenta Reservas y otros instrumentos de patrimonio (B) Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe Haber 2.000 2.000 Debe Haber 2.000 2.000 Por su parte, el ajuste a practicar para la confección de la cuenta de resultados consolidados será el que se muestra a continuación: Núm. 129 771 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Beneficios procedentes del inmovilizado material Debe 2.000 Haber 2.000 Por lo que atañe a la determinación de la base imponible consolidada en el ejercicio de la venta, conviene matizar que el primero de los ajustes practicados en balance no surte ningún efecto en el plano fiscal, pues se trata de una eliminación a nivel de balance exclusivamente. Sí será preciso incorporar, por el contrario, la parte del beneficio interno previamente eliminado que se entiende realizada como consecuencia de la enajenación a tercero. Suponiendo, de nuevo, que el grupo constituido por las entidades A y B no ha realizado más operaciones a lo largo de 2014, la base imponible consolidada en el periodo correspondiente a 329 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades dicho ejercicio será de: 800 + 0 + 2.000 = 2.800.320 Este resultado coincide plenamente con el que se habría obtenido si la compraventa interna efectuada en 2013 no se hubiera producido, ya que, en tal caso, el beneficio que la venta de la participación a un tercero habría supuesto para el grupo sería igual a la diferencia entre el precio de venta pactado (6.800) y el valor contable de la participación transmitida en dicha fecha (0,5 x 0,8 x 10.000 = 4.000). Por lo que concierne a la tributación del beneficio integrado en la base imponible del grupo con motivo de esta segunda transmisión, debemos cuestionarnos la posibilidad de aplicar la deducción por doble imposición sobre plusvalías de fuente interna. A este respecto, resulta necesario tomar en consideración que, en el supuesto de hecho planteado, concurren los dos requisitos exigidos en el artículo 30.5 LIS para el recurso a dicho beneficio fiscal, a saber: que el porcentaje de participación con anterioridad a la transmisión sea igual o superior al 5%, y que dicho porcentaje haya sido poseído durante un periodo de tiempo superior al año. El cumplimiento de ambos requisitos justifica la posibilidad de que, en el periodo impositivo correspondiente a 2014, el grupo pueda aplicar la deducción por doble imposición sobre plusvalías de fuente interna sobre la menor de dos cantidades: el beneficio derivado de la transmisión a tercero, que en nuestro caso es de 2.800, o el incremento neto de beneficios no distribuidos correspondiente a la participación transmitida durante todo el tiempo de posesión de la misma, que en este supuesto coincide con el beneficio total asociado a la 320 Recordemos que la base imponible de la sociedad A en el periodo impositivo correspondiente a 2014 incluye el beneficio de 800 generado con motivo de la venta de la mitad de la participación en X a un tercero ajeno al grupo. 330 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada venta (0,8 x 0,5 x 7.000 = 2.800).321 El ahorro fiscal máximo que el grupo constituido por las entidades A y B podrá obtener a nivel de cuota íntegra consolidada asciende, por tanto, a 840 (0,3 x 2.800). 5.5. Adquisición a terceros de pasivos financieros emitidos por el grupo. Dispone el artículo 48 del RD 1159/2010 que “A los exclusivos efectos de la formulación de las cuentas consolidadas, en la adquisición a terceros de pasivos financieros emitidos por sociedades del grupo se registrará un resultado”, el cual habrá de ser determinado por “diferencia entre el valor contable del pasivo en la fecha de adquisición y su precio de adquisición”. Tal y como se desprende del contenido del precepto transcrito, en caso de que una de las sociedades del grupo adquiera a un tercero un pasivo financiero emitido por otra sociedad perteneciente al mismo, la diferencia entre el valor contable de dicho pasivo y el precio de compra habrá de figurar en el resultado contable consolidado en el ejercicio de la adquisición. Sin embargo, y como consecuencia de la aplicación del método del coste amortizado para la valoración de este tipo de instrumentos financieros, la mencionada diferencia lucirá en el resultado contable individual de la sociedad suscriptora a medida que ésta vaya percibiendo los intereses correspondientes a la operación realizada.322 Así, como señalan CASTELLANOS RUFO, E. et alter, “No se trata de una eliminación de resultados por operaciones internas, sino de reconocer un resultado que se produce a efectos de la unidad 321 Esta coincidencia de importes resulta lógica si tenemos en cuenta que en las dos transmisiones realizadas la participación ha sido enajenada por el valor de los fondos propios de X en la fecha de venta. 322 Según lo establecido en el apartado 3 de la NRV 9ª del PGC 2008, “Los pasivos financieros, a efectos de su valoración, se clasificarán en alguna de las siguientes categorías: 1. Débitos y partidas a pagar. 2. Pasivos financieros mantenidos para negociar. 3. Otros pasivos financieros a valor razonable con cambios en la cuenta de pérdidas y ganancias”. A continuación, la propia norma precisa qué clase de pasivos deben considerarse incluidos dentro de cada de una de las categorías señaladas. 331 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades económica grupo de forma anticipada a como se iría reconociendo en las cuentas individuales”.323 Por lo que se refiere a los efectos que, en el plano fiscal, cabe atribuir a la norma analizada en el presente apartado, es posible distinguir dos alternativas de actuación. La primera radica en considerar que la previsión contenida en el artículo 48 no surte ningún efecto en el ámbito fiscal, ya que, por expresa disposición del precepto indicado, el resultado al que el mismo se refiere se registra “A los exclusivos efectos de la formulación de las cuentas consolidadas”. Así pues, ni en las cuentas anuales de la sociedad suscriptora de los títulos, ni, consecuentemente, en su base imponible individual, figurará beneficio alguno con motivo de la suscripción.324 Esta circunstancia justifica que para la determinación de la base imponible consolidada no resulte precisa la práctica de ningún ajuste, dado que el propio método seguido para su cálculo (recordemos que dicha magnitud parte del sumatorio de bases imponibles individuales y no del resultado contable consolidado) evitaría el traslado al plano fiscal del ajuste exigido por la normativa contable para la formulación de las cuentas anuales del grupo. Además, debemos tener en cuenta que, en definitiva, el ajuste exigido por el artículo 48 del RD 1159/2010 no constituye una eliminación de resultados por operaciones internas ni una incorporación en el sentido estricto del término (pues no ha habido eliminación previa), por lo que el mismo no parece quedar 323 CASTELLANOS RUFO, E. et alter. Memento práctico. Contable, 2013. Ob. cit., pág. 1211. En consonancia con esta tesis, recuerda SERRANO GUTIÉRREZ, A. el contenido del artículo 48 del RD y matiza que “puesto que este resultado no incide sobre las bases imponibles individuales de las sociedades del grupo fiscal, su importe no tendrá trascendencia en la determinación de la base imponible del grupo fiscal” [El régimen de consolidación fiscal según la Ley 24/2001”, ob. cit., pág. 206]. En esta misma línea se pronuncian, asimismo, LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 139], y CASTELLANOS RUFO, E. et alter [Memento práctico. Contable, 2013. Ob. cit., pág. 1211]. 324 332 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada amparado por la remisión contenida en el artículo 71.2 LIS a la normativa contable. De aquí que ÁLVAREZ MELCÓN, S. proponga la eliminación contable por adquisición a terceros de pasivos financieros emitidos por sociedades del grupo como un ejemplo de “eliminaciones que son importantes para la formulación de cuentas anuales consolidadas pero que no tienen trascendencia alguna al calcular la base imponible consolidada del grupo ya que son eliminaciones que se realizan exclusivamente a efectos mercantiles en el proceso de elaboración de cuentas anuales consolidadas, y a efectos de la formulación de las mismas”.325 Ahora bien, continuando con la primera de las alternativas posibles, una vez aceptado que el ajuste propuesto en el artículo 48 del RD de 2010 no tiene ninguna relevancia en el marco de la determinación de la base imponible del grupo, cabe cuestionarse en qué momento y de qué modo debe procederse al reconocimiento del resultado que la operación realizada supone para éste. A mi juicio, la respuesta a ambas cuestiones se encuentra ligada necesariamente a las consecuencias derivadas de la aplicación del método de valoración del coste amortizado, que llevará al reconocimiento del resultado referido en el artículo 48, tanto en las cuentas individuales de la entidad suscriptora como en su base imponible individual, a medida que se vayan devengando los correspondientes gastos e ingresos financieros. Por tanto, a diferencia de lo que sucede en el campo de la consolidación contable, donde toda la diferencia entre el precio de adquisición de los títulos y su valor contable se reconocerá en las cuentas del grupo en el ejercicio de la adquisición, en el plano de la consolidación fiscal 325 ÁLVAREZ MELCÓN, S. “Régimen de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades”, ob. cit., pág. 864. 333 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades dicho resultado se irá integrando en la base imponible consolidada de forma gradual. Siendo ello así, parece claro que ninguno de los ajustes realizados para la formulación de las cuentas del grupo están llamados a surtir efectos en el ámbito fiscal: ni el ajuste exigido en el artículo 48 del RD 1159/2010 en el ejercicio de la adquisición del pasivo, por las razones comentadas, ni la eliminación de la parte del resultado que cada ejercicio figurará en las cuentas individuales de la entidad suscriptora, puesto que lo contrario supondría dejar libre de tributación el beneficio obtenido por dicha entidad con motivo de la adquisición de los títulos emitidos por otra sociedad del grupo. Y no cabe ninguna duda de que ésta no es la finalidad perseguida por el legislador fiscal. La segunda alternativa, centrada en una interpretación teleológica y sistemática de la LIS, se caracteriza por aceptar el reconocimiento de todo el resultado que la operación realizada supone para el grupo en el propio periodo impositivo en que dicho resultado se entiende obtenido íntegramente, es decir, tal y como dispone la norma contable, en el periodo en que se adquieren a un tercero los títulos emitidos por otra sociedad del grupo. De conformidad con esta tesis, la determinación de la base imponible consolidada exigirá, por un lado, que el resultado íntegro obtenido por el grupo como consecuencia de la compra realizada por la entidad suscriptora sea objeto de “incorporación” en el periodo impositivo en que tiene lugar la adquisición del pasivo, y, por otro, que en los periodos impositivos siguientes se proceda a la práctica de todos los ajustes de eliminación derivados de la aplicación de la normativa contable. Como podemos comprobar, esta segunda opción conlleva la atribución de plenos efectos fiscales al artículo 48 del RD 1159/2010, lo cual resulta justificado si tenemos presente 334 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada que, en el supuesto ahora planteado, nos encontramos ante una especie de incorporación al resultado contable consolidado del beneficio derivado de la adquisición a tercero de un pasivo financiero emitido por el propio grupo; que el artículo 71.2 LIS efectúa una remisión en bloque a la norma contable en materia de eliminaciones e incorporaciones; y que el artículo 48 del RD 1159/2010 se encuentra contenido, precisamente, en la subsección 10ª de la sección 4ª del capítulo III de dicho texto normativo, a la que, en los términos anteriormente señalados, parece referirse exclusivamente el artículo 71.2 LIS.326 En mi opinión, la segunda de las opciones interpretativas examinadas resulta más razonable y acorde con la esencia y características propias del régimen especial de consolidación fiscal. Así, además de tener en cuenta el argumento señalado en el párrafo precedente, lo cierto es que la configuración del grupo como sujeto pasivo único del IS debe llevarnos a entender que el beneficio que representa haber pagado por el pasivo un precio inferior a su valor contable se materializa en el mismo instante en que el grupo lo recompra. Con independencia de que los ingresos financieros asociados a dicho pasivo se vayan percibiendo al ritmo de su devengo, por tanto, considero que no cabe hablar de una periodificación de la mencionada ganancia, sino de un devengo instantáneo de la misma en el momento de la adquisición. Ejemplo IV.13. Las sociedades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas 326 En la medida en que la subsección 10ª de la sección 4ª del capítulo III del RD 1159/2010 (artículos 41 a 49) se ocupa de regular las eliminaciones de partidas intragrupo, por un lado, y las eliminaciones e incorporaciones de resultados derivados de operaciones internas, por otro, parece razonable defender que la norma prevista en el artículo 48 puede ser calificada como una incorporación. 335 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades anuales consolidadas, ha optado por la aplicación del régimen especial de consolidación fiscal. El día 1 de enero de 2012, la sociedad A emite 1.000 títulos de 2 de euros de valor nominal cada uno, que son adquiridos por un tercero ajeno al grupo. Los gastos de emisión ascienden a 20. El tipo de interés a satisfacer anualmente es del 4%, pagadero por anualidades vencidas. Los títulos serán reembolsados al 100% el día 31 de diciembre de 2014. El día 1 de enero de 2013, una vez percibido por el suscriptor el cupón correspondiente al ejercicio 2012, la sociedad B adquiere los 1.000 títulos emitidos previamente por la entidad A, satisfaciendo por ellos un importe de 1.500.327 Por lo que respecta al plano individual, lo primero que debemos tomar en consideración es que, en virtud de lo establecido en el apartado 3.1.2 de la NRV 9ª del PGC 2008, los pasivos financieros incluidos en la categoría Débitos y partidas a pagar “se valorarán por su coste amortizado. Los intereses devengados se contabilizarán en la cuenta de pérdidas y ganancias, aplicando el método del tipo de interés efectivo”.328 Así pues, a efectos de identificar las concretas anotaciones contables que cada una de las entidades implicadas en la operación realizará a lo largo de toda la vida del empréstito, resulta preciso calcular el tipo de interés efectivo de la operación, tanto desde el punto de vista de la sociedad A como desde la perspectiva de la sociedad B. 327 Para la resolución del presente ejemplo y de los siguientes, obviamos cualquier referencia a las retenciones y a los pagos a cuenta a la Hacienda Pública. 328 Vid. nota 322. 336 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Situándonos en la posición del emisor de los títulos, y partiendo de la premisa de que la operación de emisión ha conllevado unos gastos por importe de 20, el tipo de interés efectivo se calculará despejando la siguiente ecuación: 1.980 = -1 (4% x 1.000 x 2)(1+i) + (4% x 1.000 x 2)(1+i)-2 + [(1.000 x 2) + + (4% x 1.000 x 2)](1+i)-3 De aquí se desprende que el tipo de interés efectivo asociado a la operación de emisión es del 4,363%, por lo que el cuadro de amortización del empréstito será el siguiente: Coste amortizado inicial 1.980 31/12/2012 1.986,4 31/12/2013 1.993,05 31/12/2014 Gasto por intereses 86,4 86,7 87 Pago de intereses 80 80 80 Coste Diferencia amortizado final 6,4 1.986,4 6,7 1.993,1 7 2.000 De acuerdo con los datos calculados, el asiento realizado por la sociedad A con ocasión de la emisión de los títulos habrá sido el que se muestra a continuación: Núm. 572 177 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Obligaciones y bonos Debe Haber 1.980 1.980 Asimismo, con fecha 31 de diciembre de 2012, el pago de los intereses correspondientes habrá motivado el registro de la siguiente anotación en las cuentas individuales de la emisora: Núm. 661 506 177 Cuenta Intereses de obligaciones y bonos Intereses a corto plazo de obligaciones y bonos Obligaciones y bonos 337 Debe 86,4 Haber 80 6,4 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Un año más tarde, el 31 de diciembre de 2013, A habrá registrado el mismo asiento que en el ejercicio anterior por el pago de los intereses pertinentes, al tiempo que habrá procedido a la reclasificación de la deuda del largo al corto plazo: Núm. 661 506 177 Cuenta Intereses de obligaciones y bonos Intereses a corto plazo de obligaciones y bonos Obligaciones y bonos Núm. 177 500 Cuenta Obligaciones y bonos Obligaciones y bonos a corto plazo Debe 86,7 Haber 80 6,7 Debe 1.993,1 Haber 1.993,1 Finalmente, el 31 de diciembre de 2014, la entidad dominante registrará contablemente el pago del último cupón y la amortización de los títulos emitidos. Las anotaciones a practicar serán las que se indican: Núm. 661 506 177 Cuenta Intereses de obligaciones y bonos Intereses a corto plazo de obligaciones y bonos Obligaciones y bonos a largo plazo Núm. 500 Cuenta Obligaciones y bonos a corto plazo Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros 572 Debe 87 Haber 80 7 Debe 2.000 Haber 2.000 Por lo que atañe a la sociedad B, la anotación contable realizada con motivo de la adquisición del pasivo será la siguiente: Núm. 251 572 Cuenta Valores representativos de deuda a largo plazo Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros 338 Debe 1.500 Haber 1.500 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Al igual que sucedía en el caso de las entidad A, la identificación del resto de asientos registrados por la suscriptora a lo largo de la vida del empréstito reclama el cálculo del tipo de interés efectivo de la operación. Para ello, será preciso resolver la siguiente ecuación: 1.500 = (4% x 1.000 x 2)(1 + i)-1 + [(1.000 x 2) + (4% x 1.000 x 2)](1 + i)-2 El resultado que obtenemos es que el tipo de interés efectivo de la operación para la sociedad B es del 20,455%, por lo que el cuadro de amortización del empréstito será el que se muestra a continuación: Coste amortizado inicial 1500 31/12/2013 1.726,8 31/12/2014 Ingreso por intereses 306,8 353,2 Cobro de intereses 80 80 Coste Diferencia amortizado final 226,8 1.726,8 273,2 2.000 Con fecha 31 de diciembre de 2013, la entidad B habrá realizado la siguiente anotación en sus cuentas individuales con motivo del cobro de intereses: Núm. 572 251 761 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Valores representativos de deuda a largo plazo Ingresos de valores representativos de deuda Debe Haber 80 226,8 306,8 El día 31 de diciembre de 2014, el cobro de un nuevo cupón llevará a la sociedad B al registro contable de un asiento idéntico al efectuado el ejercicio anterior. Asimismo, la citada entidad deberá registrar la anotación pertinente por la amortización de los títulos adquiridos y la recuperación de su valor nominal. Los concretos asientos a realizar serán los que se indican: 339 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Núm. 572 251 761 Núm. 572 251 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Valores representativos de deuda a largo plazo Ingresos de valores representativos de deuda Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Valores representativos de deuda a largo plazo Debe Haber 80 273,2 353,2 Debe Haber 2.000 2.000 En el ámbito de la consolidación contable, la formulación de las cuentas anuales consolidadas en 2013 y 2014 exige efectuar una comparación entre el importe de los gastos registrados contablemente por la sociedad A y la cuantía de los ingresos devengados a favor de la entidad B en cada uno de los referidos ejercicios. Dicha comparación se muestra en el siguiente cuadro: 31/12/2013 31/12/2014 Total Gasto reconocido 86,7 87 173,6 Ingreso reconocido 306,8 353,2 660 Diferencia 220,1 266,2 486,4 Por lo que concierne a la confección de las cuentas del grupo correspondientes al 2013, procede la realización, en primer lugar, de un ajuste de balance. A través de éste, se eliminará el activo financiero en la entidad suscriptora y el pasivo financiero en la emisora, al tiempo que se reconocerá el resultado que la operación ha supuesto para el grupo. Concretamente, el ajuste a practicar será: Núm. 177 251 129 Cuenta Obligaciones y bonos (A) Valores representativos de deuda a largo plazo (B) Resultado del ejercicio (a efectos de grupo) 340 Debe 1.993,1 Haber 1.726,8 266,2 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Por otro lado, dispone el artículo 48 del RD 1159/2010 que “A los exclusivos efectos de la formulación de las cuentas consolidadas, en la adquisición a terceros de pasivos financieros emitidos por sociedades del grupo se registrará un resultado”, que, en los términos anteriormente comentados, se determinará “por la diferencia entre el valor contable del pasivo en la fecha de adquisición y su precio de adquisición”. Este resultado, señala el apartado tercero del precepto mencionado, “lucirá en la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada bajo la denominación «beneficios por operaciones con pasivos financieros del grupo» o «pérdidas por operaciones con pasivos financieros del grupo», según corresponda”. Conforme al contenido de este precepto, y teniendo presente el ajuste previamente efectuado en balance, la formulación de la cuenta de resultados consolidados exigirá la realización del siguiente ajuste: Núm. 761 129 661 Cuenta Ingresos de valores representativos de deuda Resultado del ejercicio (a efectos de grupo) Intereses de obligaciones y bonos Beneficios por operaciones con pasivos financieros del grupo Debe 306,8 266,2 Haber 86,7 486,4 Como podemos comprobar, a través del ajuste practicado se eliminan el gasto y el ingreso financiero recíproco devengados en el ejercicio 2013, se corrige el saldo de la cuenta de resultados del grupo, y se reconoce, tal y como exige la norma contable, el beneficio por la operación efectuada con el pasivo financiero. Por lo que se refiere al ejercicio 2014, la elaboración de las cuentas anuales del grupo de empresas exigirá, al igual que en 2013, la eliminación del ingreso y el gasto recíproco devengados en dicho año, así como la corrección del saldo de la 341 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades cuenta de pérdidas y ganancias. En 2014, sin embargo, la diferencia entre la cuantía del ingreso y el gasto deberá llevarse a una cuenta de reservas, puesto que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 48 del RD de 2010, el resultado que la operación realizada ha supuesto para el grupo ya fue reconocido en la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada en el mismo ejercicio económico de la adquisición. Los ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados consolidados serán, por tanto y respectivamente, los siguientes: Núm. 129 11 Núm. 761 661 129 Cuenta Resultado del ejercicio (a efectos de grupo) Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto Debe 266,2 Cuenta Ingresos de valores representativos de deuda Intereses de obligaciones y bonos Resultado del ejercicio (a efectos de grupo) Debe 353,2 Haber 266,2 Haber 87 266,2 A la luz de los ajustes efectuados comprobamos que, en efecto, siempre y cuando el grupo no haya realizado ninguna otra operación, el importe de las reservas en sociedades consolidadas correspondiente al ejercicio 2014 viene a recoger el resultado íntegro que la operación ha supuesto para el grupo, y que fue reconocido íntegramente en la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio 2013. Así, la cuantía de tales reservas incorporará, por un lado, el resultado de 220,1 que las sociedades A y B aportaron al grupo en el ejercicio económico 2013 (cuando A aportó un gasto de 86,7 y B aportó un ingreso de 306,8), y, por otro, el importe de 266,2 que ha sido traspasado a una cuenta de reservas en 2014. 342 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Con relación a los efectos fiscales de la operación realizada, la aplicación de la primera de las alternativas anteriormente propuestas nos llevará a negar toda virtualidad en el plano fiscal a la norma contenida en el artículo 48 del RD 1159/2010, de forma que el ajuste practicado de cara a la formulación de las cuentas anuales del grupo no se trasladará a este ámbito. Como consecuencia de ello, el resultado que la operación realizada ha supuesto para el grupo de empresas no deberá ser integrado en la base imponible de éste en el periodo impositivo en que tiene lugar la adquisición del pasivo emitido por A, como sucede en el plano contable, sino que habrá de integrarse en ella de forma gradual, al ritmo en que, según el método de valoración del coste amortizado, se vayan devengando los gastos e ingresos financieros asociados a la operación, y, por tanto, dicho resultado se vaya recogiendo en la base imponible individual de las sociedades implicadas. Suponiendo que el grupo únicamente se encuentra constituido por las entidades A y B, y que éstas no han realizado más operaciones a lo largo de 2013 y 2014, la base imponible consolidada correspondiente a cada uno de estos ejercicios será la siguiente: Base imponible individual A Base imponible individual B Base imponible consolidada 2013 2014 -86,67 -86,96 306,81 353,2 220,14 266,24 Observamos que la aplicación del método de valoración del coste amortizado determina que el resultado total de 486,4 obtenido por el grupo con motivo de la adquisición a tercero, por parte de la entidad B, del pasivo financiero previamente emitido por la sociedad A es reconocido automática y gradualmente en las bases 343 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades imponibles individuales de dichas entidades, y, por ende, en la base imponible consolidada, mediante el reconocimiento de los gastos e ingresos devengados para cada una de ellas en los ejercicios 2013 y 2014. Así pues, para el cálculo de la base imponible del grupo en tales periodos impositivos no resultará precisa la realización de ajuste alguno. Si, por el contrario, decidiéramos centrarnos en la segunda de las alternativas propuestas, en virtud de la cual es razonable atribuir plenos efectos fiscales al artículo 48 del RD de consolidación, los ajustes a practicar para la determinación de la base imponible del grupo coincidirán plenamente con los realizados en el plano contable. Por un lado, procederá la incorporación, en la base imponible consolidada correspondiente a 2013, de todo el resultado obtenido por el grupo con ocasión de la operación efectuada. Por otro, el reconocimiento íntegro de dicho resultado en 2013 justificará la necesidad de eliminar los gastos e ingresos financieros devengados, respectivamente, en 2013 y 2014. Para la resolución del ejemplo, supondremos, de nuevo, que el grupo de empresas se encuentra constituido únicamente por las entidades A y B, y que éstas no han realizado ninguna otra operación a lo largo del lapso temporal considerado. Pues bien, de conformidad con lo señalado en el párrafo anterior, la base imponible del grupo en 2013 será de: –86,67 + 306,81 + 486,4 + 86,67 – 306,81 = +486,4. Por su parte, para el cálculo de la base imponible consolidada en el periodo impositivo correspondiente a 2014 tan sólo será necesario eliminar el gasto de 86,96 integrado en la base imponible individual de la entidad A y el ingreso de 353,2 percibido por la entidad B, de tal suerte que el importe de dicha magnitud será de: –86,96 + 353,2 + 86,96 – 353,2 = 0. 344 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada 5.6. Eliminación de dividendos internos. Conforme a lo establecido en el artículo 49 del RD 1159/2010, “Se considerarán dividendos internos los registrados como ingresos del ejercicio de una sociedad del grupo que hayan sido distribuidos por otra perteneciente al mismo”. A continuación, distingue el precepto indicado según que el dividendo acordado haya sido distribuido con cargo a reservas (esto es, con cargo a resultados de ejercicios anteriores), en cuyo caso el dividendo será eliminado considerándolo reservas de la sociedad perceptora, o bien se trate de un dividendo a cuenta, supuesto en el que la eliminación se realizará “contra la partida de patrimonio representativa de los mismos en la sociedad que los distribuyó”. Como vemos, el mecanismo previsto para la eliminación de dividendos internos no conduce a una eliminación de éstos en el sentido estricto del término, ya que el importe del dividendo percibido no desaparece de las cuentas anuales del grupo, sino que, más bien, parece operar como un criterio de reclasificación, de acuerdo con el cual el dividendo repartido aparecerá en las cuentas consolidadas bajo una denominación distinta a ésta (es decir, no como dividendo sino como reservas o resultados de la sociedad que lo distribuye). Conviene destacar, por otro lado, que el mencionado artículo 49 no regula expresamente un mecanismo de incorporación del montante eliminado a la cuenta de resultados del grupo, y es que, a diferencia de lo que sucede con el resto de resultados derivados de operaciones internas, los dividendos internos, que por tener esta consideración hayan sido eliminados de las cuentas consolidadas, no habrán de ser objeto de incorporación posterior. Concluimos, por tanto, que nos encontramos ante una eliminación realizada a título definitivo, lo cual resulta 345 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades razonable si tomamos en consideración dos factores. Por una parte, que la incorporación del dividendo eliminado a las cuentas del grupo conduciría a un efecto indeseado al provocar que un mismo importe figurara en ellas dos veces. Por otra, que el dividendo distribuido en ningún caso tiene naturaleza de resultado procedente de una operación interna (que, como tal, deba ser incorporado a las cuentas del grupo con motivo de su realización frente a terceros), sino que constituyen “meros traspasos de fondos internos” de una sociedad a otra.329 De la definición literal de dividendo interno ofrecida por el artículo 49 del RD 1159/2010 se desprenden, además, otros dos elementos importantes. En primer lugar, que el requisito que debe concurrir para que el dividendo percibido tenga tal consideración, y, en consecuencia, deba ser eliminado, es que tanto la sociedad que lo reparte como la que lo percibe formen parte del mismo grupo en el ejercicio en que se procede a su distribución, por lo que parece irrelevante que los beneficios con cargo a los cuales se reparte dicho dividendo hayan sido generados por la sociedad participada antes o después de su incorporación a él. En segunda instancia, que el dividendo percibido únicamente podrá ser objeto de eliminación en caso de que haya sido registrado por la sociedad perceptora como un ingreso del ejercicio, para lo cual resulta imprescindible que el beneficio que está siendo objeto de reparto haya sido generado por la entidad participada con posterioridad a la fecha de adquisición de la participación por parte del socio.330 329 CASTELLANOS RUFO, E. et alter. Memento práctico. Contable, 2013, ob. cit., pág. 1212. De conformidad con lo establecido en la NRV 9ª.2.8 del PGC 2008, “si los dividendos distribuidos proceden inequívocamente de resultados generados con anterioridad a la fecha de adquisición […] no se reconocerán como ingresos, y minorarán el valor contable de la inversión”. 330 346 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Por lo que concierne a la perspectiva fiscal, establece el artículo 72.3 LIS que “No se eliminarán los dividendos incluidos en las bases imponibles individuales respecto de los cuales no hubiere procedido la deducción por doble imposición interna prevista en el artículo 30.4”, siendo ésta la única referencia normativa, efectuada por la LIS en el marco del régimen de consolidación, a los denominados dividendos internos.331 Así pues, en el ámbito del IS partimos de la premisa de que la eliminación del dividendo interno únicamente procederá en el supuesto de que la sociedad perceptora tenga derecho a la aplicación de la deducción por doble imposición prevista en el artículo 30 LIS. Ahora bien, dada la estrecha conexión existente entre el artículo 72.3 y el artículo 30.4 de la norma fiscal, esta eliminación será objeto de estudio pormenorizado en el apartado 2 del capítulo V del presente trabajo, dedicado al análisis de la aplicación de la deducción por doble imposición de dividendos en el ámbito del régimen especial de consolidación fiscal. Ejemplo IV.14. Las sociedades A (dominante) y B (dependiente) forman parte de un grupo de empresas que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar conforme al régimen especial de consolidación fiscal. 331 En relación con esta cuestión, señala LÓPEZ ALBERTS, H. que “Esta escasa regulación de la operación cuyo análisis nos ocupa sólo puede tener un significado: la norma fiscal se refugia, una vez más y como regla general, en el ordenamiento mercantil-contable a los efectos de definir el tratamiento que han de tener los dividendos internos. Por tanto y dejando provisionalmente al margen los supuestos especiales del artículo 28.4 LIS – vigente artículo 30.4 –, si la norma mercantil-contable establece la necesidad de eliminar de la cuenta consolidada de resultados el importe de un determinado dividendo interno, habrá de entenderse que dicha eliminación es procedente en iguales términos en la base imponible consolidada” [Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., págs. 122-123]. 347 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades La sociedad A posee el 100% de la entidad B desde la fecha de su constitución. En el mes de diciembre de 2013, B ha acordado un reparto de dividendos por importe de 1.000 con cargo a resultados del ejercicio 2012. Desde el punto de vista contable, el acuerdo y posterior distribución del dividendo habrá motivado el registro de los siguientes asientos en las cuentas individuales de la sociedad B: Núm. 129 526 Cuenta Resultados del ejercicio 2012 Dividendo activo a pagar Debe 1.000 Núm. 526 Cuenta Dividendo activo a pagar Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 1.000 572 Haber 1.000 Haber 1.000 Por su parte, el hecho de que el dividendo percibido proceda de unos beneficios generados con posterioridad a la adquisición de la participación habrá llevado a la sociedad perceptora a la contabilización de dicho dividendo como ingreso. En concreto, las anotaciones contables realizadas por la referida entidad en sus cuentas anuales habrán sido las que se muestran a continuación: Núm. 545 760 Núm. 572 545 Cuenta Dividendos a cobrar Ingresos de participaciones en instrumentos de patrimonio Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Dividendos a cobrar 348 Debe 1.000 Haber 1.000 Debe Haber 1.000 1.000 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada A efectos de la formulación de cuentas anuales consolidadas, y dado que nos encontramos ante un dividendo distribuido con cargo a resultados procedentes de ejercicios anteriores, dispone el artículo 49 del RD 1159/2010 que el mismo habrá de ser eliminado considerándolo reservas de la sociedad perceptora. Así pues, los ajustes a practicar en balance y cuenta de resultados del grupo serán, respectivamente, los siguientes: Núm. 129 113 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Reservas (A) Núm. Cuenta Ingresos de participaciones en instrumentos de patrimonio (A) Resultado del ejercicio (saldo de A) 760 129 Debe 1.000 Haber 1.000 Debe Haber 1.000 1.000 En relación con el ajuste practicado, subrayan SERRA SALVADOR, V. et alter la necesidad de tener en cuenta “que el grupo obtuvo los resultados, que ahora se reparten en forma de dividendo, en ejercicios anteriores; por ello debe aparecer en las cuentas de reservas. Por otra parte, es un resultado que le corresponde a la sociedad perceptora de los mismos; por ello las cuentas que se ajustan son las de la misma sociedad”.332 Por lo que se refiere al plano fiscal, debemos tener presente que el dividendo es repartido con cargo a unos beneficios que ya tributaron en sede de la sociedad participada en el periodo impositivo de su obtención, de modo que, en principio, la sociedad A tendrá derecho a la aplicación de la deducción por doble imposición de dividendos en su modalidad del 100% (pues se cumplen los 332 SERRA SALVADOR, V. et alter. Consolidación contable de grupos empresariales, ob. cit., pág. 253. 349 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades requisitos de porcentaje y antigüedad de la participación exigidos en el artículo 30.2 LIS).333 Este hecho justificará, en el ámbito de la determinación de la base imponible consolidada, la eliminación del montante percibido por la citada entidad en concepto de dividendo. Suponiendo que el grupo únicamente se encuentra constituido por las entidades A y B, y que éstas no han realizado más operaciones a lo largo del ejercicio, la base imponible consolidada en el periodo impositivo correspondiente a 2013 será nula (1.000 + 0 – 1.000 = 0), siendo éste el mismo resultado que se obtendría en caso de que la operación interna de reparto de dividendos no hubiese tenido lugar.334 Ejemplo IV.15. Suponemos la misma información que la proporcionada en el ejemplo IV.14, con la particularidad de que el dividendo distribuido lo es a cuenta de los resultados del propio ejercicio 2013. 333 En caso de que nos cuestionáramos qué eliminación procedería en el plano fiscal si el porcentaje de deducción aplicable fuese del 50%, la conclusión a la que llegaríamos es que dicha situación no es compatible con la consideración de dividendo interno atribuida al importe percibido. Así, debemos partir de la premisa de que procederá la aplicación de dicho porcentaje cuando se dé alguna de las siguientes circunstancias: que la participación de la dominante en el capital social de la dependiente sea inferior al 5%, o bien, que la misma tenga una antigüedad inferior al año en la fecha en que se reparte el dividendo (y, además, no se tenga la intención de mantenerla durante el periodo de tiempo que reste hasta alcanzar el año). En el seno de un grupo de empresas, no cabe duda de que el primero de los requisitos mencionados se incumplirá necesariamente, puesto que, para poder formar parte de un grupo fiscal, el porcentaje de participación poseído por la dominante ha de ser, al menos, del 75% del capital social de la dependiente. Por lo que respecta al periodo de tenencia de la participación, ciertamente podría darse el caso de que, en la fecha de reparto del dividendo acordado, la sociedad dominante hubiera poseído los títulos durante un periodo de tiempo inferior al año y no tuviera la intención de mantener la participación durante el tiempo necesario hasta completar el referido plazo. Se da la circunstancia, no obstante, de que un requisito indispensable para que el dividendo percibido tenga la consideración de interno es que la sociedad participada reúna las condiciones para formar parte del grupo a lo largo de todo el periodo impositivo (cuya duración normalmente coincidirá con el año natural), de tal suerte que, de no cumplirse esta exigencia, la sociedad dependiente quedaría excluida del grupo con efectos del primer día del periodo impositivo, y, consecuentemente, el dividendo distribuido adquiriría la condición de externo. De acuerdo con lo expuesto, siempre que un dividendo interno pueda ser eliminado de la base imponible del grupo será porque goza del derecho a la aplicación de una deducción por doble imposición de dividendos en su modalidad del 100%. 334 Nótese que, en supuestos como el ahora tratado, la eliminación del dividendo determinará la inaplicación de la deducción por doble imposición de dividendos, lo cual resulta razonable si tenemos en cuenta que, como consecuencia de la eliminación realizada, el importe percibido no figurará en la base imponible del grupo y, por tanto, no será sometido a una doble tributación que resulte necesario corregir. 350 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada En este supuesto, el acuerdo y posterior distribución del dividendo habrán motivado el registro de los siguientes asientos en las cuentas individuales de la sociedad participada: Núm. 557 525 Cuenta Dividendo activo a cuenta Dividendo activo a pagar Debe 1.000 Núm. 525 Cuenta Dividendo activo a pagar Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 1.000 572 Haber 1.000 Haber 1.000 La sociedad A, por su parte, habrá realizado las anotaciones contables que se muestran a continuación: Núm. 545 760 Núm. 572 545 Cuenta Dividendos a cobrar Ingresos de participaciones en instrumentos de patrimonio Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Dividendos a cobrar Debe 1.000 Haber 1.000 Debe Haber 1.000 1.000 Por lo que atañe a la confección de las cuentas anuales consolidadas, dispone el artículo 49 del RD 1159/2010 que, en aquellos casos en los que lo distribuido tenga naturaleza de dividendo a cuenta, la eliminación deberá realizarse “contra la partida de patrimonio representativa de los mismos en la sociedad que los distribuyó”. De conformidad con el contenido de este precepto, los ajustes que deberán practicarse en balance y cuenta de resultados consolidados son los siguientes: 351 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Núm. 129 557 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Dividendo activo a cuenta (B) Núm. Cuenta Ingresos de participaciones en instrumentos de patrimonio Resultado del ejercicio (saldo de A) 760 129 Debe 1.000 Haber 1.000 Debe Haber 1.000 1.000 En el plano fiscal, y dada la posibilidad inicial de que la sociedad dominante aplique la deducción por doble imposición de dividendos sobre el importe percibido, la regla aplicable será exactamente la misma que en el ejemplo anterior. Así pues, la base imponible consolidada deberá ser ajustada a efectos de que el dividendo recibido por la sociedad A no figura en ella. Suponiendo que el grupo se encuentra integrado únicamente por las entidades A y B, y que éstas no han realizado más operaciones a lo largo del ejercicio, el ajuste practicado justificará que la base imponible consolidada en el periodo impositivo correspondiente a 2013 sea nula. 6. Implicaciones fiscales de otros ajustes de consolidación previstos en la normativa contable. 6.1. Eliminación inversión-patrimonio neto. La eliminación inversión-patrimonio neto es definida en el artículo 21 del RD 1159/2010 como “la compensación de los valores contables representativos de los instrumentos de patrimonio de la sociedad dependiente que la sociedad dominante posea, directa o indirectamente, con la parte proporcional de las partidas de patrimonio neto de la mencionada sociedad dependiente atribuible a 352 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada dichas participaciones. Con carácter general, esta compensación se realizará sobre la base de los valores resultantes de aplicar el método de adquisición […]”. Por lo que respecta a tales valores, dispone el artículo 25 del mismo texto normativo que “Con carácter general, los activos identificables adquiridos y los pasivos asumidos de la sociedad dependiente se valorarán por su valor razonable en la fecha de adquisición […]”. Algunos autores, como CASTELLANOS RUFO, E. et alter, conceptúan la eliminación inversión-patrimonio neto como “la más característica del proceso de consolidación”, ya que “resulta imprescindible para evitar la doble contabilización de los elementos patrimoniales de la sociedad dependiente”.335 Resulta preciso destacar, por otro lado, que, en aquellos casos en los que el precio satisfecho por la participación y el valor razonable neto de los activos adquiridos y pasivos asumidos no coincida, la diferencia que surja dará lugar a la comúnmente conocida como diferencia de primera consolidación, una “diferencia residual no asignable a ningún activo o pasivo identificado”. 336 Dicha diferencia podrá ser positiva, en cuyo caso recibirá la denominación de fondo de comercio de consolidación, o negativa.337 335 Y prosiguen los autores: “Dado que la inversión registrada en el activo del balance de la sociedad dominante tiene como contrapartida el patrimonio neto de la sociedad dependiente, para evitar duplicidades en los datos agregados debe sustituirse en el balance consolidado la cuenta representativa de la inversión por los elementos de activo y pasivo de la sociedad dependiente, mostrando al usuario de la información consolidada el montante total de recursos que la dirección del grupo gestiona” [CASTELLANOS RUFO, E. et alter. Memento práctico. Contable, 2013. Ob. cit., pág. 1154]. 336 AGUILERA MEDIALDEA, J. J. y MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. Manual de consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 829. 337 Defienden CASTELLANOS RUFO, E. et alter, al respecto de esta cuestión, que la diferencia positiva de consolidación se debe, con carácter general, “al valor de activos no identificables (como la fuerza de trabajo) o las sinergias de la empresa en su conjunto”. La diferencia negativa, por su parte, se puede producir por diferentes causas: “-porque exista una expectativa de pérdidas futuras en la dependiente […]; -por una ventaja en el proceso de negociación; -por el criterio de registro de los activos fiscales relativos al impuesto 353 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades El fondo de comercio de consolidación aparece definido en el artículo 26.1 del RD 1159/2010 como “la diferencia positiva entre […]: a) La contraprestación transferida para obtener el control de la sociedad adquirida […], y b) La parte proporcional del patrimonio neto representativa de la participación en el capital de la sociedad dependiente una vez incorporados los ajustes derivados de la aplicación del artículo 25 […]”. De aquí se desprende que la diferencia positiva entre el precio de adquisición de la participación y la parte proporcional de las partidas de patrimonio neto de la dependiente que dicha participación representa deberá imputarse, en primer lugar, a los elementos del balance, aumentando el valor de los activos o disminuyendo el de los pasivos, y sólo en caso de que no pueda realizarse tal asignación, dicha diferencia habrá de calificarse como fondo de comercio consolidado. Establece a continuación el artículo 26.5 del RD de 2010, en consonancia con lo señalado en el artículo 39.4 CCom (al que se remite el artículo 46.2 del mismo texto normativo), que “El fondo de comercio de consolidación no se amortizará. En su lugar, deberá analizarse, al menos anualmente, su posible deterioro […]”.338 En el supuesto de que tal deterioro se produzca efectivamente, el sujeto pasivo deberá deteriorar el fondo de comercio a los exclusivos efectos de la consolidación. sobre beneficios, los cuales (y al igual que los pasivos fiscales) deben registrarse por su importe sin actualizar […] [Memento práctico. Contable, 2013. Ob. cit., págs. 1156 y 1157]. 338 Dispone el artículo 46.2 CCom que “La diferencia positiva que subsista después de la compensación señalada se inscribirá en el balance consolidado en una partida especial, con denominación adecuada, que será comentada en la memoria, así como las modificaciones que haya sufrido con respecto al ejercicio anterior en caso de ser importantes. Esta diferencia se tratará conforme a lo establecido para el fondo de comercio en el artículo 39.4 de este Código”. Por su parte, establece este último precepto que “Su importe no será objeto de amortización, pero deberán practicarse las correcciones de valor pertinentes, al menos anualmente, en caso de deterioro”. 354 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Por lo que concierne a la diferencia negativa de consolidación, dispone el artículo 26.4 del RD 1159/2010, de acuerdo con el contenido del artículo 46.2 CCom, que, en caso de que la diferencia entre los valores indicados en el artículo 26.1 sea negativa, “dicho exceso se reconocerá en la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada como un resultado positivo en la partida «Diferencia negativa en combinaciones de negocios»”. Con relación al plano fiscal, lo cierto es que, tras efectuar el artículo 71.2 LIS una remisión genérica a la normativa contable en materia de eliminaciones e incorporaciones, el artículo 72.3 LIS viene a referirse expresamente a la diferencia de primera consolidación al señalar que “No tendrá la consideración de partida fiscalmente deducible de la base imponible del grupo fiscal la diferencia positiva entre el valor contable de las participaciones en el capital de las sociedades dependientes que posea, directa o indirectamente, la sociedad dominante y la parte proporcional que dichos valores representan en relación a los fondos propios de esas sociedades dependientes. La diferencia negativa no tendrá la consideración de renta gravable”. Matiza, asimismo, el precepto citado que “La diferencia referida en los dos párrafos anteriores es la existente en la fecha en que la sociedad o sociedades dependientes se incluyan por primera vez en el grupo fiscal”. Desde el punto de vista de muchos de los autores que se han pronunciado sobre la cuestión, la referencia efectuada por la LIS a la diferencia, positiva o negativa, de primera consolidación puede calificarse de innecesaria. En mi opinión, no obstante, esta afirmación no resulta del todo razonable, pues admite ciertos matices. A continuación analizaremos por qué. 355 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades 1) Diferencia positiva de primera consolidación. En los términos anteriormente señalados, en aquellos casos en los que la diferencia existente entre el precio de compra de la participación y la parte proporcional de los fondos propios de la dependiente que dicha participación representa sea positiva, tal diferencia deberá tratar de imputarse, en primer lugar, a los activos y pasivos del balance, en el bien entendido de que, de atribuirse como mayor valor de los activos adquiridos, éstos continuarán amortizándose en las mismas condiciones aplicadas antes de la revalorización. Así, tal y como se desprende del contenido del artículo 71.3 LIS, la amortización registrada en las cuentas individuales de la sociedad participada, que se trasladará a su base imponible individual, será la practicada sobre los valores contables de los activos existentes en su balance, y, dado que la base imponible del grupo se determina a partir de la suma de bases imponibles individuales, ésta será la amortización a tener en cuenta para el cálculo de dicha magnitud. Por otro lado, cabe la posibilidad de que la diferencia entre el precio de adquisición de la participación y el valor contable de los fondos propios de la participada en la fecha de compra no pueda ser imputada como mayor valor de los activos adquiridos o menor valor de los pasivos, en cuyo caso la misma será reconocida como fondo de comercio de consolidación, que no se amortiza aunque sí puede deteriorarse. Pues bien, en el supuesto de que el deterioro del fondo de comercio se produzca efectivamente, el sujeto pasivo habrá de reconocer una pérdida a los exclusivos efectos de la consolidación, habida cuenta de que dicho fondo de comercio no ha sido registrado en ningún momento en sus cuentas anuales individuales. Fiscalmente, sin embargo, y por expresa disposición del 356 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada artículo 71.3 LIS, el deterioro registrado no tendrá efecto alguno sobre la base imponible individual del inversor ni, consecuentemente, sobre la base imponible del grupo fiscal.339 Como podemos comprobar, el artículo 71.3 LIS resulta de fácil aplicación en la práctica y no admite interpretación, pues su contenido se halla redactado en términos claros y precisos. El problema que se plantea en relación con el mismo versa acerca de la necesidad de su existencia, puesto que no son pocos los autores que se han aventurado a afirmar que, en la medida en que los efectos derivados de su aplicación se alcanzarían igualmente aun en caso de que no existiera, nos encontramos ante un precepto del todo prescindible. En este sentido, concluyen LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que “La regulación expresa en la normativa del IS de la no consideración de fiscalmente deducible de la diferencia positiva de consolidación parece innecesaria, dado que en ningún caso podría ser deducible, porque para ello se requiere que forme parte de la base imponible individual de las sociedades del grupo, cosa que no tiene lugar desde el momento en que no se da efectos fiscales a las revalorizaciones y no se admite la deducción de la depreciación de la participación en la dependiente correspondiente a la depreciación de dicho fondo de comercio, por lo que si no se computan en las bases imponibles 339 Al respecto de esta cuestión, defienden LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que “Si la diferencia positiva de consolidación imputable a un fondo de comercio, con posterioridad a la adquisición de la participación en la sociedad dependiente, se deprecia como consecuencia de una mejor valoración de los beneficios futuros de esa sociedad, a efectos de consolidación contable, el importe de ese intangible debe reducirse en su totalidad en el ejercicio en que se tenga esa valoración. Por el contrario, a efectos fiscales, esa pérdida no se computa, ni en el régimen individual de tributación, ni en el régimen especial de consolidación fiscal, hasta que no se proceda a transmitir la participación en la sociedad dependiente” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 97]. 357 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades individuales no habría nada que eliminar por estos conceptos”.340 Otros, como SERRANO GUTIÉRREZ, A., entienden que la previsión contenida en el artículo 71.3 LIS carece de efectos prácticos en el ámbito fiscal, tanto en lo referente a la diferencia positiva de consolidación como en lo relativo el fondo de comercio consolidado, y ello porque “la LIS sigue un modelo de determinación de la base imponible del grupo fiscal que ignora el saldo de la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada […], utilizando, por el contrario, uno que toma como punto de partida las bases imponibles individuales de las sociedades del grupo fiscal”.341 SANZ GADEA, E., por su parte, justifica la existencia de esta norma pero le atribuye un valor meramente cautelar.342 En contra de lo señalado en el párrafo precedente, lo cierto es que, a mi parecer, y con independencia de que el sobreprecio satisfecho por la participación pueda imputarse como mayor valor de los activos o menor valor de los pasivos de la sociedad participada, o bien deba reconocerse como fondo de comercio de consolidación, la existencia del artículo 71.3 LIS no puede reputarse prescindible, puesto que, en ausencia de dicho precepto, una aplicación literal del contenido de otros artículos de la norma fiscal nos llevaría a concluir que la diferencia positiva de consolidación tiene la consideración de partida fiscalmente deducible. 340 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 97. Ésta misma tesis es defendida por MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. [Manual de consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 835]. 341 SERRANO GUTIÉRREZ, A. “El régimen de consolidación fiscal según la Ley 24/2001”, ob. cit., págs. 197 y 200. Esta tesis es compartida por ARVERAS ALONSO, C. [“Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 227] y por TRIGO SIERRA, L. F. [“El régimen especial del impuesto sobre sociedades de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 89]. 342 SANZ GADEA, E. advierte que la norma contenida en el artículo 71.3 LIS “tiene valor meramente cautelar, puesto que la base imponible consolidada no se determina a partir del resultado contable consolidado, sino de los resultados contables individuales, corregidos por las eliminaciones y las incorporaciones propias de la consolidación” [“Régimen de los grupos de sociedades en el Proyecto de Ley…” ob. cit., pág. 46]. 358 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Centrándonos en el supuesto de que tal diferencia pueda ser imputada como mayor valor de los activos de la entidad cuya participación se adquiere, sostienen los autores citados que la integración en la base imponible consolidada de la amortización derivada del valor razonable de los referidos activos supondría conferir efectos fiscales, en contra de lo establecido en el artículo 15 LIS, a las revalorizaciones voluntarias.343 No obstante, debemos tener presente que, en este supuesto, no es el sujeto pasivo quien libremente decide contabilizar los activos adquiridos por su valor razonable y amortizarlos sobre el mismo a efectos consolidados, sino que es una norma de carácter reglamentario, el RD 1159/2010, la que exige expresamente que así se haga. Así pues, si para la determinación de la base imponible consolidada se dedujera fiscalmente la amortización practicada sobre el valor razonable de los activos que se adquieren no se estaría contraviniendo, en modo alguno, lo dispuesto en el artículo 15 LIS, en virtud del cual el importe de la revalorización se integrará en la base imponible del sujeto pasivo cuando ésta venga exigida por una norma legal o reglamentaria. Pero, es más, es preciso tener en cuenta que la diferencia de primera consolidación aparece expresamente regulada en el artículo 25 del RD 1159/2010, dentro de la sección 4ª de su capítulo III, a la que íntegramente parece remitirse el artículo 71.2 LIS cuando alude a las eliminaciones e incorporaciones que deben practicarse en el ámbito fiscal.344 343 Dispone el artículo 15 LIS que “las variaciones de valor originadas por la aplicación del criterio del valor razonable no tendrán efectos fiscales mientras no deban imputarse a la cuenta de pérdidas y ganancias. El importe de las revalorizaciones no se integrará en la base imponible, excepto cuando se lleven a cabo en virtud de normas legales o reglamentarias que obliguen a incluir su importe en la cuenta de pérdidas y ganancias. El importe de la revalorización no integrada en la base imponible no determinará un mayor valor, a efectos fiscales, de los elementos revalorizados”. 344 Vid. apartado 2.2. del presente capítulo. 359 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades De igual modo sucede en aquellos casos en los que la diferencia entre el precio de adquisición satisfecho y el valor razonable de los activos y pasivos adquiridos haya de reconocerse como fondo de comercio de consolidación. Con relación al mismo, señalan los autores antes mencionados que, dado que la determinación de la base imponible del grupo parte del sumatorio de bases imponibles individuales y no del resultado contable consolidado, el propio mecanismo de cálculo de dicha magnitud impide que el deterioro del fondo de comercio reflejado en las cuentas anuales consolidadas se traslade al plano fiscal. Sin embargo, debemos tomar en consideración que, al igual que sucede en el caso previamente analizado, el deterioro del referido fondo se encuentra regulado en el artículo 26 del RD 1159/2010, dentro de la sección 4ª de su capítulo III, a la que entendemos que el artículo 71.2 LIS se remite en bloque en materia de eliminaciones e incorporaciones. Desde mi punto de vista, por tanto, la inclusión en la norma fiscal de una previsión como la contenida en el artículo 71.3 LIS resulta necesaria, ya que, con independencia de que la diferencia positiva de consolidación pueda imputarse como mayor valor de los activos adquiridos o deba reconocerse como fondo de comercio de consolidación, el silencio del legislador a este respecto habría conducido a la aplicación de otros preceptos de la LIS y, con ello, a la inevitable conclusión de que la diferencia positiva de consolidación tiene naturaleza de partida fiscalmente deducible en el IS. Una vez esclarecida nuestra opinión acerca de la necesaria o innecesaria existencia de un precepto como el 71.3 LIS, recurriremos a dos ejemplos prácticos para una mejor comprensión del contenido de dicho precepto. En ambos partiremos de la premisa de que la sociedad dominante del grupo fiscal adquiere 360 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada una participación en el capital social de otra entidad por un precio superior al valor contable de sus fondos propios. Ahora bien, mientras que en el primero de ellos la diferencia entre dichos valores se corresponde con la plusvalía tácita existente en uno de los activos que figuran en el balance de la sociedad adquirida, en el segundo caso habrá de ser reconocida como fondo de comercio de consolidación. Ejemplo IV.16. La sociedad A es dominante de un grupo que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha decidido acogerse al régimen especial de consolidación fiscal. El día 1 de enero del año 2013, A adquiere por 25.000 una participación del 100% en el capital social de una entidad B, cuyo balance en la fecha de adquisición es el siguiente: ACTIVO 1.000 Construcciones 23.000 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 20.000 Reservas 4.000 En la fecha de compra, el valor razonable del patrimonio neto de B asciende a 25.000. La diferencia de 1.000 se corresponde con el mayor valor asignable a la construcción que figura en el balance de dicha entidad, la cual se amortiza a razón del 2% anual.345 A efectos de confeccionar las cuentas anuales del grupo, resulta necesario, por un lado, proceder al reconocimiento de la plusvalía tácita de la construcción que figura en el balance de la sociedad B, y, por otro, realizar el asiento de 345 Para la resolución de éste y del siguiente ejemplo, obviamos cualquier referencia al efecto impositivo asociado a la plusvalía tácita. Es necesario tomar en consideración, no obstante, que el reconocimiento de dicha plusvalía implica también el reconocimiento de un pasivo por impuesto diferido. 361 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades eliminación inversión-patrimonio neto. La concreta anotación contable a efectuar será la siguiente: Núm. 100 11 211 250 Cuenta Capital (B) Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto (B) Construcciones Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Debe 20.000 Haber 4.000 1.000 25.000 Desde la perspectiva fiscal, la inclusión de la sociedad B en el grupo de empresas dominado por la entidad A tendrá efectos a partir del primer día del periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2014, tal y como se desprende del artículo 68.1 LIS.346 Por lo que se refiere a la amortización de la construcción a la que se imputa el sobreprecio satisfecho por A con respecto al valor contable de los fondos propios de B, debemos tener presente que el importe registrado por dicho concepto en las cuentas individuales de esta última entidad habrá sido de 20, resultado de aplicar el coeficiente de amortización previsto en tablas (2%) al valor contable del inmovilizado (1.000). Así pues, ésta será la amortización que figure en la base imponible individual de la sociedad B, y, en definitiva, la amortización que debe ser integrada en la base imponible consolidada, la cual se determina a partir de la suma de bases imponibles individuales. 346 De acuerdo con una interpretación literal del artículo 68.1 LIS, y dado que éste no efectúa ninguna precisión en relación con la fecha en que tiene lugar la adquisición de la participación en la entidad dependiente, la incorporación en el grupo de dicha sociedad se producirá con efectos del periodo impositivo siguiente. 362 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Desde el punto de vista de la consolidación contable, además, cada ejercicio deberá disminuirse el valor de la plusvalía por la parte amortizada del elemento patrimonial a la que la misma se atribuye. Habida cuenta de que la construcción se amortiza a razón del 2% anual, los asientos a realizar en balance y cuenta de resultados con el fin de formular las cuentas del grupo correspondientes al ejercicio 2013 serán: Núm. 129 281 Núm. 681 129 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de B) Amortización acumulada del inmovilizado material Debe 20 Cuenta Dotación a la amortización del inmovilizado material Resultado del ejercicio (saldo de B) Debe Haber 20 Haber 20 20 Ejemplo IV.17. La sociedad A es dominante de un grupo que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha decidido acogerse al régimen especial de consolidación fiscal. El día 1 de enero del año 2012, A adquiere por 26.000 una participación del 100% en el capital social de una entidad B. El balance de dicha sociedad en la fecha de adquisición se estructura como sigue: ACTIVO 1.000 Terrenos 23.000 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 20.000 Reservas 4.000 363 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades En la fecha de compra, el valor razonable del patrimonio neto de B asciende a 25.000. La diferencia de 1.000 se corresponde con el mayor valor asignable a un terreno poseído por dicha entidad. Con fecha 31 de diciembre de 2013, la sociedad B presenta el siguiente balance: ACTIVO 1.000 Terrenos 21.000 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 20.000 Reservas 4.000 Resultados (2.000) Tras la realización del test de deterioro oportuno, se demuestra la pérdida de valor del fondo de comercio de consolidación. Por lo que atañe a la formulación de las cuentas anuales consolidadas correspondientes al ejercicio 2012, la forma de proceder será exactamente la misma que en el ejemplo anterior. Así, por un lado, resultará necesario el reconocimiento de la plusvalía tácita del terreno que figura en el balance de la sociedad B. Por otro, será precisa la realización del asiento de eliminación inversión-patrimonio neto. La diferencia entre este supuesto y el planteado en el ejemplo IV.16 es la existencia de una diferencia entre el valor de compra satisfecho por la participación (26.000) y el valor razonable de los activos adquiridos por la sociedad dominante del grupo (25.000), que habrá de reconocerse como un fondo de comercio de consolidación y lucir como tal en las cuentas consolidadas. Los concretos asientos a realizar serán los que se muestran a continuación: 364 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 100 11 211 250 Cuenta Capital (B) Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto (B) Construcciones Fondo de comercio de consolidación Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Debe 20.000 Haber 4.000 1.000 1.000 26.000 Por lo que concierne al plano fiscal, el hecho de que la base imponible del grupo se determine a partir del sumatorio de bases imponibles individuales, y no a partir del resultado contable consolidado, impedirá el afloramiento en ella del fondo de comercio de consolidación, que se considerará inexistente a estos efectos.347 En el ejercicio 2013, la generación de unas pérdidas de 2.000 por parte de la sociedad dependiente provocará un deterioro del valor de la inversión poseída por A, de modo que dicha entidad procederá al registro contable de un gasto por este concepto en sus cuentas anuales individuales. La anotación contable a practicar será la siguiente: Núm. 2933 6969 Cuenta Deterioro de valor de participaciones a largo plazo en empresas del grupo Pérdidas por deterioro de participaciones y valores representativos de deuda a largo plazo Debe Haber 2.000 2.000 Desde el punto de vista de la consolidación, dispone el artículo 28.1 del RD 1159/2010 que “En consolidaciones posteriores la eliminación inversiónpatrimonio neto se realizará en los mismos términos que los establecidos para la fecha de adquisición”, de tal suerte que, en el ejercicio 2013, será necesaria la 347 Siempre teniendo presente que la inclusión de la sociedad B en el grupo fiscal tendrá efectos desde el primer día del periodo impositivo siguiente a aquél en que se produce la adquisición de la participación. 365 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades realización del mismo asiento de eliminación que el efectuado en el ejercicio 2012. En relación con el deterioro de valor de la participación poseída por la entidad A, establece el artículo 28.3 del RD de 2010 que “En todo caso, se eliminarán previamente las correcciones valorativas correspondientes a la inversión en el capital de la sociedad dependiente realizadas con posterioridad a su pertenencia al grupo”. Así pues, para la confección de las cuentas consolidadas de 2013 resultará precisa la eliminación del deterioro de valor de 2.000 registrado por la sociedad dominante en sus cuentas individuales, lo que exigirá la práctica de los siguientes ajustes en balance y cuenta de resultados del grupo, respectivamente: Núm. 129 2933 Núm. 6969 129 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Deterioro de valor de participaciones a largo plazo en empresas del grupo Debe 2.000 Cuenta Pérdidas por deterioro en instrumentos de patrimonio neto a largo plazo, empresas del grupo Resultado del ejercicio (saldo de A) Debe Haber 2.000 Haber 2.000 2.000 Por otro lado, y en los términos anteriormente señalados, el deterioro sufrido por el fondo de comercio consolidado como consecuencia de las pérdidas obtenidas por B motivará la realización, a los exclusivos efectos de la formulación de las cuentas del grupo, de un ajuste en balance y otro en cuenta de resultados consolidados. Tales ajustes serán los que se indican a continuación: 366 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 129 Núm. 690 129 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Fondo de comercio de consolidación Cuenta Pérdidas por deterioro del inmovilizado intangible Resultado del ejercicio (saldo de A) Debe 1.000 Haber 1.000 Debe Haber 1.000 1.000 En el plano fiscal, lo cierto es que ninguno de los deterioros registrados a nivel contable surtirá efectos. En primer lugar, porque el artículo 14.1.j) LIS prohíbe la deducibilidad de la pérdida de valor contabilizada a nivel individual por la sociedad dominante, de forma que ésta no aparecerá en su base imponible individual, ni, consecuentemente, en la base imponible consolidada.348 Ello no implica, no obstante, que la referida pérdida no pueda ser aprovechada en el seno del grupo, pues una de las ventajas asociadas al régimen especial de consolidación es, precisamente, la compensación automática en cada periodo impositivo de bases imponibles individuales de signo positivo con bases negativas generadas por sociedades pertenecientes al mismo. En segunda instancia, porque el propio artículo 72.3 LIS impide el traslado a la base imponible del grupo del deterioro del fondo de comercio registrado a los exclusivos efectos de la consolidación. Analizado el supuesto planteado, imaginemos que en enero de 2014 la sociedad A procediese a la enajenación de su participación en la sociedad B a un tercero por importe de 23.000, siendo éste el valor razonable de B en la fecha de venta. 348 Dispone el artículo 14.1.j) LIS que “No tendrán la consideración de gastos fiscalmente deducibles: […] j) Las pérdidas por deterioro de los valores representativos de la participación en el capital o en los fondos propios de entidades”. En consecuencia, para la determinación de la base imponible individual de la sociedad dominante será necesaria la práctica de un ajuste extracontable de signo positivo por el importe del deterioro registrado, de tal suerte que en la misma no figure ningún gasto en concepto de pérdida por deterioro. 367 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades En tal caso, la operación realizada generaría para la transmitente una pérdida contable de 1.000, diferencia entre el valor de transmisión pactado (23.000) y el valor contable de la participación en dicha fecha (que, con motivo del deterioro registrado, ha quedado reducido a 24.000). Desde la perspectiva fiscal, igualmente, la operación realizada supondría la obtención de una pérdida de 1.000, ya que, por expresa disposición del artículo 71.4 LIS (introducido en ella por la recientemente promulgada Ley 16/2013, de 29 de octubre, por la que se establecen determinadas medidas en materia de fiscalidad medioambiental y se adoptan otras medidas tributarias y financieras), la pérdida asociada a la diferencia entre el precio de venta pactado (23.000) y el valor fiscal de la participación (26.000, ya que el deterioro de 2.000 no fue fiscalmente deducible), habrá de reducirse en el importe de las bases imponibles generadas por B y aprovechadas por el grupo fiscal (en este caso, 2.000).349 Esta consecuencia resulta lógica si tenemos presente que dicha pérdida ya fue aprovechada por el grupo en el mismo periodo impositivo de su obtención, de modo que, de no existir la previsión citada, un mismo resultado negativo daría lugar a dos ahorros fiscales. 2) Diferencia negativa de primera consolidación. Por lo que respecta a la diferencia negativa de primera consolidación, parece claro que el ingreso que representa haber pagado por la participación un importe inferior al de los fondos propios de la sociedad participada no tiene reflejo en la 349 Establece concretamente el artículo 71.4 LIS que “El importe de las rentas negativas derivadas de la transmisión de la participación de una sociedad del grupo fiscal que deje de formar parte del mismo se minorará en el importe de las bases imponibles negativas generadas dentro del grupo fiscal por la entidad transmitida y que hayan sido compensadas en el mismo”. 368 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada base imponible de la sociedad adquirente, ni, como consecuencia de su propio proceso de determinación, en la base imponible del grupo. Si bien numerosos autores han defendido, tal y como sucedía con la diferencia positiva de consolidación, la posibilidad de prescindir de una previsión como la contenida en el artículo 71.3 LIS, lo cierto es que, a mi parecer, ésta resulta necesaria, al menos si tenemos en cuenta que la diferencia negativa de primera consolidación puede responder a diferentes causas, como, por ejemplo, a una ventaja en el proceso de negociación, o a la expectativa de pérdidas futuras de la sociedad dependiente. Ambos supuestos serán examinados a continuación. En caso de que la diferencia de primera consolidación responda a una ventaja en el proceso de negociación, su reconocimiento como ingreso fiscal en el propio periodo impositivo en que se produce la adquisición de la participación en el capital de la sociedad dependiente supondría una tributación anticipada de la plusvalía que la misma representa. Así, al disponer el artículo 71.3 LIS que la diferencia negativa de consolidación no tiene la consideración de renta gravable, el legislador parece decantarse claramente por la tributación de dicha plusvalía en la fecha de enajenación de los títulos a tercero. Imaginemos el siguiente ejemplo: Ejemplo IV.18. La sociedad A es la dominante de un grupo que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar de conformidad con el régimen especial de consolidación fiscal. En diciembre del ejercicio 2012, la entidad A adquirió, por importe de 21.000, el 100% de una sociedad B, cuyo balance en la fecha de adquisición era el siguiente: 369 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades ACTIVO 25.000 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 20.000 Reservas 5.000 En el mes de marzo del ejercicio 2014, la sociedad A transmite su participación en B a una entidad X, ajena al grupo, por el valor de sus fondos propios. Se sabe que a lo largo del ejercicio 2013, la sociedad participada no ha generado ningún resultado. En el plano individual, la adquisición de la participación en el capital social de la entidad B habrá motivado el registro del siguiente asiento en las cuentas individuales de la sociedad A: Núm. 250 572 Cuenta Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe Haber 21.000 21.000 Por lo que se refiere a la formulación de las cuentas anuales consolidadas del ejercicio 2012, establece el artículo 26.4 del RD 1159/2010 que cuando el valor razonable neto de los activos adquiridos y pasivos asumidos supere el valor de adquisición satisfecho por la participación “dicho exceso se reconocerá en la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada como un resultado positivo en la partida «Diferencia negativa en combinaciones de negocios»”. De acuerdo con el contenido del precepto transcrito, y teniendo en cuenta que, en el supuesto planteado, la diferencia referida en el artículo 26.4 es de 4.000 (25.000 – 21.000), el asiento de eliminación inversión-patrimonio neto será el siguiente: 370 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 100 11 250 129 Núm. 129 774 Cuenta Capital (B) Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto (B) Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Resultado del ejercicio (saldo de A) Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Diferencia negativa de consolidación Debe 20.000 Haber 5.000 21.000 4.000 Debe 4.000 Haber 4.000 Por lo que atañe al ejercicio 2013, y en consonancia con lo dispuesto en el artículo 28.1 del RD 1159/2010, el asiento de eliminación inversión-patrimonio neto que procede realizar será el mismo que el efectuado el ejercicio económico anterior: Núm. 100 11 250 11 Cuenta Capital (B) Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto (B) Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Reservas en sociedades consolidadas Debe 20.000 Haber 5.000 21.000 4.000 En el ejercicio 2014, la enajenación de la participación a un tercero habrá supuesto para la entidad transmitente la generación de un beneficio de 4.000, diferencia entre el precio de transmisión pactado (25.000) y el valor contable de la participación en la fecha de venta (21.000). El asiento realizado por la citada sociedad en sus cuentas anuales individuales habrá sido, por tanto, el que se muestra a continuación: 371 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Núm. 572 250 773 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo en partes vinculadas Debe Haber 25.000 21.000 4.000 Por lo que concierne a la confección de las cuentas anuales consolidadas correspondientes a 2014, establece el artículo 31 del RD 1159/2010 (que será objeto de análisis en un apartado posterior del presente capítulo) que “Cuando se produzca la pérdida del control de una sociedad dependiente se deberán observar las siguientes reglas: a) A los exclusivos efectos de la consolidación, el beneficio o la pérdida en las cuentas anuales individuales de la sociedad que reduce su participación, deberá ajustarse de acuerdo con los siguientes criterios: a.1) El importe que tenga su origen en las reservas en sociedades consolidadas generadas desde la fecha de adquisición, se reconocerá como reservas de la sociedad que reduce su participación”. A los efectos que aquí nos interesan, debemos tomar en consideración que el beneficio de 4.000 reflejado en las cuentas individuales de A con motivo de la transmisión de la participación en el mercado se corresponde íntegramente con el importe de las reservas reconocidas en el balance consolidado como consecuencia del traspaso a ellas, en el ejercicio 2013, de la diferencia negativa de consolidación. Así pues, los concretos ajustes a practicar de cara a la formulación de las cuentas del grupo serán los siguientes: Núm. 129 11 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto (A) 372 Debe 4.000 Haber 4.000 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 773 129 Cuenta Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo en partes vinculadas Resultado del ejercicio (saldo de A) Debe Haber 4.000 4.000 Fiscalmente, puesto que la diferencia negativa de consolidación no se encuentra reflejada en el resultado contable individual, su importe tampoco se encontrará integrado en la base imponible de la sociedad A, ni, dado su propio proceso de determinación, en la base imponible del grupo. Posteriormente, en el periodo impositivo correspondiente a la venta, la entidad transmitente habrá de tributar sobre un importe de 4.000, correspondiente con la diferencia entre el precio de transmisión pactado y el valor de adquisición de la participación. Este beneficio, que sí habrá sido registrado en las cuentas individuales de dicha entidad, lucirá asimismo en su base imponible individual y, en última instancia, en la base imponible consolidada, si bien a efectos de consolidación contable ya fue reconocido en las cuentas del grupo en el ejercicio de la adquisición de los títulos. Desde este punto de vista, por tanto, parece innecesaria la existencia de una previsión como la contenida en el artículo 71.3 LIS, ya que, en cualquier caso, el ingreso que representa haber pagado por la participación un importe inferior al de los fondos propios de B únicamente aparecerá reflejado en las cuentas individuales de la sociedad dominante, y, consecuentemente, en su base imponible individual, en el periodo impositivo en que proceda a la enajenación de la participación a un tercero, que es cuando se realiza la plusvalía, hasta entonces tácita, asociada a dicho ingreso. Dejando a un lado el planteamiento propuesto en el ejemplo IV.18, aludíamos anteriormente a la posibilidad de que la diferencia de primera consolidación 373 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades responda a una expectativa de pérdidas futuras. Cierto es que, en estos casos, el reconocimiento fiscal del ingreso que dicha diferencia representa se compensaría posteriormente con el importe de las pérdidas generadas por la dependiente, de tal suerte que éstas nunca surtirían efectos fiscales. Pero no es menos cierto que, conforme a lo dispuesto en el artículo 71.3 LIS, la no consideración como renta gravable de la diferencia negativa de primera consolidación conduce en estos supuestos a una auténtica situación de desimposición. Lo comprobaremos mediante el recurso a un ejemplo. Ejemplo IV.19. La sociedad A es la dominante de un grupo que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar de acuerdo con el régimen especial de consolidación fiscal. En diciembre del ejercicio 2012, la entidad A adquirió a la entidad X, por importe de 18.000, el 100% de una sociedad B, constituida por el vendedor años atrás. El balance de B en la fecha de venta se estructuraba como sigue: ACTIVO 20.000 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 20.000 A lo largo del ejercicio 2013, la entidad B ha generado unas pérdidas de 2.000, de modo que, con fecha 31 de diciembre, el balance de la misma adopta la siguiente estructura: ACTIVO 18.000 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 20.000 Resultados (2.000) 374 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada En marzo de 2014, la sociedad A transmite su participación en la sociedad B a un tercero ajeno al grupo por importe de 18.000. Desde la perspectiva contable, la transmisión de la participación a la entidad A habrá supuesto para el transmitente la obtención de una pérdida por diferencia entre el precio de venta pactado (18.000) y el valor contable de la participación en la fecha de venta (20.000). Así pues, el asiento registrado en las cuentas individuales de la sociedad X habrá sido el siguiente: Núm. 572 250 671 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Pérdidas procedentes del inmovilizado material Debe Haber 18.000 20.000 2.000 La sociedad A, por su parte, habrá contabilizado la participación por su valor de adquisición, de conformidad con el siguiente asiento: Núm. 250 572 Cuenta Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe Haber 18.000 18.000 A efectos de la formulación de las cuentas anuales consolidadas en el ejercicio 2012, y en consonancia con el razonamiento esgrimido al hilo del ejemplo anterior, el asiento de eliminación inversión-patrimonio neto será el que se indica: Núm. 100 250 129 Cuenta Capital (B) Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Resultado del ejercicio (saldo de A) 375 Debe 20.000 Haber 18.000 2.000 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Además, dado que, por expresa disposición de la norma contable, la diferencia negativa de primera consolidación debe ser reconocida como ingreso en la cuenta de resultados del grupo, será precisa la realización del siguiente ajuste: Núm. 129 774 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Diferencia negativa de consolidación Debe 2.000 Haber 2.000 Con relación al ejercicio 2013, el hecho de que la sociedad dependiente genere una pérdida de 2.000 no provocará un deterioro de la participación poseída por la entidad A, habida cuenta de que ésta se encuentra contabilizada por 18.000, coincidente con el valor de los fondos propios de B tras la generación de la pérdida. Asimismo, la venta de los títulos a un tercero no supondrá la obtención de resultado alguno para la sociedad transmitente, ya que el precio de transmisión pactado (18.000) coincide con el valor de adquisición satisfecho inicialmente (18.000). Por lo que respecta a la confección de las cuentas consolidadas de 2013, será necesario realizar el asiento de eliminación inversión-patrimonio neto en los mismos términos que los establecidos para el ejercicio 2012, tal y como dispone el RD 1159/2010. El concreto asiento a practicar será el que se muestra a continuación: Núm. 100 250 11 Cuenta Capital (B) Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Reservas en sociedades consolidadas 376 Debe 20.000 Haber 18.000 2.000 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Por su parte, los resultados generados por la dependiente a lo largo del ejercicio habrán de reflejarse como una variación negativa de las reservas en sociedades consolidadas. El ajuste que deberá realizarse es el siguiente: Núm. 11 11 Cuenta Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto (A) (Reservas en sociedades consolidadas) Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto (B) Debe Haber 2.000 2.000 Como podemos comprobar, los ajustes efectuados para la elaboración de las cuentas del grupo en el ejercicio 2013 justifican el reflejo, en el balance consolidado, de unas reservas positivas de 2.000, procedentes del reconocimiento como tal de la diferencia negativa de primera consolidación en dicho ejercicio, y de unas reservas negativas por el mismo importe que vienen motivadas por las pérdidas generadas por la sociedad dependiente. En los términos anteriormente comentados, por tanto, observamos que se produce una especie de compensación a nivel consolidado entre las citadas pérdidas y el ingreso que representa haber pagado por la participación un importe inferior al valor de los fondos propios de la participada (y que, en definitiva, respondía a la expectativa de generación de aquéllas). Por lo que se refiere al plano fiscal, parece claro que, en sede de la sociedad X, la enajenación de la participación a la entidad A habrá supuesto una pérdida fiscalmente deducible de 2.000. Posteriormente, la pérdida de 2.000 obtenida por la sociedad B generará un nuevo ahorro fiscal para el grupo, pues una de las ventajas del régimen especial de consolidación es la compensación en cada periodo impositivo de las bases imponibles positivas con las bases negativas 377 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades generadas por otras sociedades del mismo. La venta de la participación, por su parte, no supondrá la obtención de resultado alguno para la sociedad transmitente, ya que el precio de venta pactado coincide con el precio de adquisición de los títulos satisfecho por A. En relación con la situación descrita, debemos tener presente que si el beneficio que representa haber pagado por la participación un importe inferior al valor de los fondos propios de la participada hubiera sido reconocido fiscalmente como ingreso, como exige la normativa contable, dicho ingreso neutralizaría los efectos del resultado negativo generado por B en 2013. Ello es así en la medida en que, a nivel de grupo, la base imponible correspondiente al ejercicio 2012 integraría un beneficio de 2.000, mientras que la base imponible de 2013 reflejaría una pérdida por este mismo importe. De acuerdo con lo establecido en el artículo 71.3 LIS, no obstante, el beneficio inicial de 2.000 no será integrado en la base imponible del grupo en ningún momento. A mi juicio, la opción por la que claramente se decanta el legislador en el artículo 71.3 de la norma fiscal resulta desacertada por dos razones. En primer lugar, porque, a nivel consolidado, al haberse pagado por la participación un importe inferior al de los fondos propios de la participada y, posteriormente, haberse generado una pérdida de 2.000 que es aprovechada por el grupo, éste no ha obtenido beneficio ni pérdida alguna. Además, ya hemos visto que, en el plano contable, las reservas positivas del balance vienen a compensar las reservas negativas generadas en 2013, por lo que, en términos netos, tampoco se reconoce ningún beneficio o pérdida. Así, entiendo que carece de todo sentido que, en el plano fiscal, al no preverse la integración en la base imponible de la diferencia 378 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada positiva de consolidación, sí que se conceda efectos a la pérdida de 2.000 obtenida por la sociedad B en 2013, ya que ésta no refleja una pérdida real para el grupo. En segunda instancia, es preciso tomar en consideración que la pérdida de 2.000 obtenida por B en 2013 ya fue aprovechada por el anterior propietario de la participación, quien, al prever la generación de la misma, vendió los títulos por debajo del valor de los fondos propios de la sociedad participada. Al no exigir la integración en la base imponible del ingreso que representa la diferencia negativa de consolidación, por tanto, se permite que una misma pérdida genere dos ahorros fiscales en dos sujetos pasivos diferentes: primero, en sede del anterior propietario de los títulos con ocasión de su venta a la sociedad A, y, segundo, en sede del grupo. Se alcanza de este modo un resultado de desimposición que podría evitarse totalmente si, tal y como sucede en el ámbito contable, en la fecha de adquisición de los títulos se exigiese la integración en la base imponible, y consiguiente tributación, de la mencionada diferencia negativa. En mi opinión, otra alternativa razonable a fin de evitar este resultado indeseable radicaría en mantener la previsión contenida en el artículo 71.3 LIS, matizando que las pérdidas generadas por la sociedad dependiente hasta el importe de aquella diferencia no tendrán la consideración de gasto fiscalmente deducible. Con independencia de lo expuesto en los párrafos anteriores, tanto en lo referente a aquellos supuestos en los que la diferencia negativa de consolidación responde a la expectativa de pérdidas futuras como en lo relativo a aquellos otros en los que la misma se debe a una ventaja en el proceso de negociación, autores como LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. insisten, desacertadamente a mi parecer, en que “La regulación 379 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades expresa en la normativa del IS de la no consideración de renta gravable de la diferencia negativa de primera consolidación es innecesaria, dado que en ningún caso podría se gravada, porque para ello se requiere que forme parte de la base imponible individual de las sociedades del grupo, cosa que no tiene lugar, por cuanto que, al tiempo de determinar la base imponible del grupo, la sociedad dependiente no habrá obtenido la pérdida o la plusvalía, según que dicha diferencia se corresponda, respectivamente, con una evolución desfavorable de los resultados de la dependiente, o con una plusvalía tácita en dicha sociedad”.350 6.2. Transmisión entre sociedades del grupo de participaciones en el capital social de otras entidades pertenecientes al mismo. En los términos señalados en el apartado 5.4 del presente capítulo, el artículo 39 del RD 1159/2010 se ocupa de regular la eliminación de los resultados derivados de “transmisiones entre sociedades del grupo de participaciones en el capital de otra sociedad de dicho grupo”, los cuales deberán diferirse hasta el ejercicio en que se realicen frente a terceros. Concreta asimismo el precepto indicado que tal realización tendrá lugar cuando la participación adquirida sea enajenada, o bien cuando la sociedad participada deje de formar parte del grupo. La particularidad que este supuesto plantea respecto al resto de eliminaciones de resultados procedentes de una operación interna radica en el importe a diferir, que será “el que resultaría sobre la base del valor de la participación en la fecha de transmisión teniendo en cuenta la parte proporcional de las reservas y del resultado del ejercicio generado por la sociedad dependiente, así como de los 350 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 98. 380 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada ajustes por cambios de valor y las subvenciones, donaciones y legados recibidos desde la fecha de adquisición. A tal efecto, el beneficio o pérdida reconocido en las cuentas anuales individuales de la sociedad que enajena la participación deberá ajustarse”, ofreciendo a continuación el artículo 39 los criterios para realizar tal ajuste.351 De conformidad con el contenido de la norma transcrita en el párrafo anterior, el resultado registrado en las cuentas individuales de la sociedad transmitente con motivo de la venta de la participación a otra entidad del grupo, que vendrá dado por la diferencia entre el precio de transmisión pactado y el valor contable de los títulos en dicha fecha, deberá ser reclasificado conforme a los criterios fijados, de forma que el mismo luzca en las cuentas consolidadas en función de su verdadero origen (reservas en sociedades consolidadas generadas desde la adquisición, resultados obtenidos por la sociedad dependiente durante el ejercicio, o ingresos y gastos reconocidos directamente en el patrimonio neto de dicha entidad). Una vez efectuada la mencionada reclasificación, aquella parte del beneficio cuya procedencia no pueda determinarse a partir de alguno de los criterios previstos en las letras a), b) o c) del artículo 39.3), comúnmente denominada beneficio a efectos consolidados, será la que deba diferirse y, por tanto, incorporarse posteriormente al resultado consolidado en el momento en el que se entienda realizada frente a terceros. De lo expuesto se desprende que, si bien el 351 Por lo que respecta a dichos criterios, dispone el artículo 39.3 lo siguiente: “a. El importe que tenga su origen en las reservas en sociedades consolidadas generadas desde la fecha de adquisición, se reconocerá como reservas de la sociedad que enajena la participación. b. El importe que tenga su origen en los ingresos y gastos generados por la dependiente en el ejercicio hasta la fecha en que se produce la transmisión deberá lucir según su naturaleza. c. El importe que tenga su origen en los ingresos y gastos reconocidos directamente en el patrimonio neto de la sociedad dependiente desde la fecha de adquisición, pendientes de imputar a la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada, deberán lucir en las subagrupaciones A-2) y A-3) del balance consolidado de acuerdo con su naturaleza. d. El beneficio o pérdida que subsista se eliminará contra la participación en la sociedad dependiente que ha sido objeto de transmisión”. 381 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades procedimiento de reclasificación contenido en el artículo 39.3 del RD de 2010 conduce, en la práctica, a idéntico efecto que la eliminación, dicha reclasificación no puede ser considerada (al menos no íntegramente) una eliminación en el sentido estricto del término, y ello porque el ajuste propuesto en el precepto señalado no pretende en modo alguno que el beneficio derivado de la venta interna desaparezca por completo de las cuentas del grupo, sino únicamente que aquellas partes del mismo cuyo origen pueda ser identificado con claridad afloren en éstas de acuerdo con su verdadera naturaleza. Por lo que atañe al procedimiento de cálculo de la magnitud anterior, el artículo 39 del RD prevé la necesidad de calcular un nuevo valor contable de la participación que tenga en cuenta la evolución del patrimonio neto de la sociedad participada hasta la fecha de pérdida de control atribuible a la participación vendida. Así, el beneficio a efectos consolidados derivado de la venta se calculará como sigue: Valor de transmisión – [Precio de adquisición + P%(Reservas consolidadas + Resultado hasta fecha de enajenación + Ingresos y gastos reconocidos directamente en el patrimonio neto352)], siendo P% el porcentaje de participación que ha sido enajenado. El resultado derivado de la aplicación de esta fórmula dependerá de que en el activo del balance de la sociedad participada figuren, o no, elementos con plusvalías o minusvalías latentes, de tal suerte que, de no existir éstas, el beneficio a efectos consolidados será igual a cero. Por el contrario, en caso de que existan plusvalías o minusvalías latentes, el resultado a efectos consolidados será positivo o negativo, si bien el mismo deberá eliminarse 352 Por ejemplo las subvenciones. 382 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada de las cuentas anuales del grupo, al provenir de una operación interna, e incorporarse a ellas más adelante, en la fecha de su realización frente a terceros. Por lo que concierne a la aplicabilidad, en el plano fiscal, de los criterios de eliminación e incorporación derivados del artículo 39 del RD 1159/2010, y retomando el debate ya analizado en un apartado anterior, bien podría afirmarse que el artículo 71.2 LIS, en virtud del cual “Las eliminaciones y las incorporaciones se realizarán de acuerdo con los criterios establecidos en el artículo 46 del Código de Comercio y demás normas de desarrollo”, únicamente se remite a la normativa contable en lo referente a las eliminaciones e incorporaciones de resultados derivados de operaciones internas. Si en este contexto sostenemos, tal y como señalábamos líneas más arriba, que lo contenido en el artículo 39.3 es una norma de reclasificación, que sólo en determinadas ocasiones puede conducir a una eliminación estricta del beneficio derivado de la operación interna, fácilmente podría concluirse que dicha norma no ha de ser observada en el plano fiscal. A mi entender, sin embargo, dado que la remisión indirecta al RD 1159/2010, efectuada por el artículo 71.2 LIS, debe considerarse referida a toda su sección 4ª (que comprende los artículos 21 a 49 bajo la rúbrica “Eliminaciones”), la alternativa más razonable consiste en admitir y aplicar, también en este ámbito, y de conformidad con una interpretación literal de la norma fiscal, los criterios de reclasificación del beneficio aplicables en el campo contable. Además, como señala SERRANO GUTIÉRREZ, A., “La eliminación de este tipo de resultados debe tenerse en cuenta para la configuración de la base imponible del grupo fiscal, ya que se trata de rentas que aparecerán incorporadas 383 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades en la cuenta de pérdidas y ganancias individuales de la entidad transmitente de la participación”.353 Con relación a la incorporación posterior del beneficio inicialmente reclasificado, el razonamiento esgrimido en el párrafo precedente debe llevarnos a defender, asimismo, la aplicabilidad en el plano fiscal de los criterios previstos por la normativa contable, de tal forma que la única parte del beneficio eliminado que resultará preciso incorporar a la base imponible consolidada en el periodo impositivo de su realización frente a terceros es aquélla cuyo origen no pueda determinarse a la luz de alguno de los criterios establecidos en el artículo 39.3 del RD de 2010. Para una mejor comprensión de la temática planteada en este epígrafe, recurriremos a un ejemplo práctico. Ejemplo IV.20. La sociedad A es dominante de un grupo que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar conforme al régimen especial de consolidación fiscal. Dicha entidad posee, desde su constitución, una participación del 100% en el capital de la sociedad B. En diciembre del ejercicio 2012, la sociedad A enajena su participación en la sociedad B a una entidad C, perteneciente al grupo de empresas, por importe de 2.500. El balance de la entidad B en la fecha de transmisión se estructura como sigue: 353 SERRANO GUTIÉRREZ, A. “El régimen de consolidación fiscal según la Ley 24/2001”, ob. cit., pág. 202. 384 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada ACTIVO 100 Terrenos 2.300 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 2.000 Reservas 300 Resultados 100 La diferencia entre el precio de adquisición satisfecho por la sociedad C y el valor contable del patrimonio neto de B en la fecha de venta responde a la existencia de una plusvalía latente de 100 en el terreno que figura en el activo del balance de ésta última. Desde el punto de vista contable, la enajenación de la participación a la sociedad C habrá motivado el registro del siguiente asiento en las cuentas anuales individuales de la entidad A: Núm. 572 250 776 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo en partes vinculadas Debe Haber 2.500 2.000 500 La sociedad C, por su parte, habrá registrado la participación por su valor de adquisición, de acuerdo con el siguiente asiento: Núm. 250 572 Cuenta Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe Haber 2.500 2.500 Por lo que respecta a la formulación de las cuentas anuales consolidadas, la aplicación del artículo 39 del RD 1159/2010 justifica la necesidad de proceder a la reclasificación del resultado de 500 contabilizado por A, a efectos de que éste 385 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades aparezca en las cuentas del grupo en función de su verdadera naturaleza. De conformidad con lo establecido en el citado precepto, el beneficio obtenido por A con motivo de la enajenación realizada deberá ajustarse en función de las siguientes reglas: “a) El importe que tenga su origen en las reservas en sociedades consolidadas generadas desde la fecha de adquisición, se reconocerá como reservas de la sociedad que enajena la participación. b) El importe que tenga su origen en los ingresos […] generados por la dependiente en el ejercicio hasta la fecha en que se produce la transmisión deberá lucir según su naturaleza. […] d) El beneficio o pérdida que subsista se eliminará contra la participación en la sociedad dependiente que ha sido objeto de transmisión”. Aplicando estos criterios al supuesto de hecho planteado en el ejemplo IV.20, comprobamos que, mientras que el resultado registrado en las cuentas individuales de la sociedad A, fruto de la diferencia entre el precio de venta pactado (2.500) y el valor contable de la participación en dicha fecha (2.000), asciende a 500, el beneficio a efectos consolidados será de 100. Así: Precio de venta ----------------------------------------------------- 2.500 Valor contable a efectos consolidados ----------------------- 2.400 Precio de adquisición ------------------------------ 2.000 – Reservas en sociedades consolidadas ------ +300 – Resultado hasta la fecha de enajenación --- +100 BENEFICIO A EFECTOS CONSOLIDADOS --------------- 100 A la vista del resultado obtenido, fácilmente se concluye que el denominado beneficio a efectos consolidados coincide con el importe de la plusvalía existente en el activo del balance de la sociedad B en la fecha de adquisición de los títulos 386 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada por parte de la entidad A. Este beneficio de 100 será el que, conforme a lo dispuesto en el artículo 39.3 del RD de 2010, deba eliminarse y diferirse hasta su realización frente a terceros. Los concretos ajustes de eliminación a practicar en balance y cuenta de resultados consolidados serán, respectivamente, los que se muestran a continuación: Núm. 129 11 250 Núm. 776 129 7xx Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto (A) Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio (A) Debe 400 Cuenta Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo en partes vinculadas Resultado del ejercicio (saldo de A) Ingresos por naturaleza del resultado del ejercicio Debe Haber 300 100 Haber 500 400 100 Llegados a este punto, considero oportuno señalar que, en mi opinión, la necesidad de llevar a cabo la reclasificación exigida en el artículo 39.3 resulta plenamente justificada en el plano contable. Debemos tener presente, en este sentido, que las reservas de las que procede el beneficio derivado de la venta ya lucieron en las cuentas individuales de la sociedad participada (y, por ende, en las cuentas anuales consolidadas), en el mismo ejercicio económico de su obtención. Lo mismo sucede con el resultado obtenido durante el ejercicio 2012, que figurará en las cuentas del grupo en el propio ejercicio de la transmisión. A través de la referida reclasificación, por tanto, se consigue evitar que una misma renta aparezca dos veces en las cuentas consolidadas: una primera, en forma de 387 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades beneficios generados por la entidad participada, y una segunda, en forma de resultado derivado de la transmisión de la participación por parte de su actual propietaria. Por lo que se refiere a la necesidad de que el resultado “eliminado” de las cuentas anuales del grupo sea incorporado a ellas más adelante, en el ejercicio económico en que se entienda realizado frente a terceros, lo cierto es que, a mi parecer, la razón aludida en el párrafo anterior permite fundamentar también la improcedencia de incorporar posteriormente aquellas partes de dicho resultado cuyo origen coincida con alguno de los previstos en las letras a), b) y c) del artículo 39.3. Así, por ejemplo, en el supuesto de hecho planteado se da la circunstancia de que el beneficio reclasificado procede, por un lado, de reservas generadas por la sociedad B durante el periodo de tenencia de la participación por parte de la entidad A, y, por otro, de resultados obtenidos por la participada durante el ejercicio económico de la transmisión. En la medida en que dichas reservas proceden, a su vez, de unos beneficios que ya aparecieron en las cuentas del grupo en el ejercicio de su obtención, tal y como sucede con el resultado generado en 2012, admitir la incorporación posterior atentaría, desde mi punto de vista, contra la finalidad perseguida por el artículo 39.3, puesto que una misma renta afloraría dos veces en las cuentas consolidadas. Por otro lado, de la redacción gramatical del referido precepto parece desprenderse que la única parte del beneficio interno que debe diferirse (en el bien entendido de que el concepto diferir lleva asociada la exigencia de eliminación e incorporación posterior) es aquélla que subsista después de realizar la reclasificación propuesta, de donde se infiere que aquellas otras partes que tengan su origen en reservas o resultados 388 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada generados por la entidad participada con posterioridad a la adquisición, o bien en ingresos o gastos imputados directamente al patrimonio neto de dicha entidad, no habrán de ser incorporadas al resultado consolidado con motivo de la transmisión de la participación a un tercero. En consonancia con esta opinión, del resultado total de 500 registrado por la entidad A con ocasión de la transmisión interna realizada, tan sólo un importe de 100 deberá ser objeto de integración en las cuentas anuales consolidadas en un ejercicio posterior. Por lo que concierne al plano fiscal, las razones anteriormente esgrimidas conducen a la aceptación de los criterios de eliminación e incorporación de resultados derivados del artículo 39 del RD 1159/2010. Como consecuencia de ello, la determinación de la base imponible consolidada del periodo impositivo correspondiente a 2012 exigirá la eliminación del importe de 500 registrado como ingreso por la sociedad transmitente de la participación, ya que, en los términos señalados, la aplicación de los criterios de reclasificación contenidos en el artículo 39 conducen, en la práctica, a la eliminación íntegra del beneficio derivado de la venta de los títulos. Además, la consideración del grupo como sujeto pasivo debe llevarnos a eliminar de la base imponible consolidada todos los resultados derivados de operaciones internas entre sociedades del grupo. De este modo, el beneficio de 500 derivado de la operación interna de compraventa de títulos quedará, en este primer estadio, libre de tributación en sede del grupo. Por lo que atañe a una posible incorporación posterior, en caso de que la participación adquirida fuera transmitida por C a un tercero ajeno al grupo, o bien la sociedad dependiente dejase de formar parte del mismo, tan sólo un importe de 100 debería ser integrado en la base imponible consolidada, y, por tanto, 389 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades sometido a gravamen, tal y como se desprende del artículo 39.3 del RD de 2010. Ahora bien, a pesar de que la aceptación de los criterios contables no planteaba problemática alguna en lo relativo a la eliminación del beneficio interno, en lo que se refiere a su posterior incorporación puede resultar paradójica, dado que en el ámbito fiscal ya se dispone de una herramienta específica para impedir que una misma renta sea sometida a tributación más de una vez: la deducción por doble imposición sobre dividendos y plusvalías de fuente interna. A mi juicio, no obstante, el hecho de que una parte del beneficio de 500 derivado de la venta interna de la participación (en concreto, un importe de 400) tenga su origen en resultados generados por la sociedad participada, que en parte permanecían inmovilizados en una cuenta de reservas y en parte han sido generados durante el ejercicio de la transmisión, permite afirmar que dicho beneficio tiene, desde una perspectiva financiera, la misma naturaleza que un dividendo interno.354 Habida cuenta de la identidad de procedencia, considero lógico atribuir al montante obtenido por A el mismo tratamiento que dicho importe habría recibido de haber llegado a esta entidad vía reparto de dividendos, lo que justifica que el mismo haya de ser eliminado definitivamente de la base imponible consolidada.355 354 Al respecto de esta cuestión, la exposición de motivos de la Ley 10/1996, de 18 de diciembre, de Medidas Fiscales urgentes sobre corrección de la doble imposición intersocietaria y sobre incentivos a la internacionalización de las empresas, caracterizada por introducir en el ordenamiento jurídico tributario la deducción por doble imposición sobre plusvalías de fuente interna, señalaba lo siguiente: “En lo que concierne a los dividendos y plusvalías relativos a entidades residentes en territorio español, la novedad esencial de la norma consiste en establecer la deducción por doble imposición no solamente en el momento de la distribución del dividendo o participación en beneficios, sino también en el momento de la transmisión de acciones. Este nuevo enfoque se justifica en que la plusvalía refleja la evolución del patrimonio de la entidad participada, y, por tanto, el socio o accionista al transmitir la participación está obteniendo los beneficios no distribuidos generados durante el periodo de tenencia de la participación.” 355 En este mismo sentido se pronuncia, igualmente, GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. [“Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., págs. 896-897]. Con el fin de reforzar el argumento esgrimido, conviene recordar que el artículo 49 del RD 1159/2010 establece que los dividendos internos “serán eliminados, considerándolos reservas de la sociedad perceptora”. Por su parte, el artículo 39.3 dispone, en relación con la eliminación de la parte del beneficio interno que tenga su origen en reservas de la sociedad 390 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada 6.3. Transmisión de participaciones en el capital social de otras entidades del grupo con pérdida de control. De cara a la formulación de las cuentas anuales consolidadas, el artículo 31 del RD 1159/2010 regula expresamente el criterio que debe seguirse para ajustar “el beneficio o la pérdida reconocido en las cuentas anuales individuales de la sociedad que reduce su participación” en aquellos supuestos en los que tiene lugar una efectiva pérdida de control sobre la sociedad dependiente. Con relación a dicho criterio, resulta oportuno destacar que el precepto indicado se caracteriza por el establecimiento de unas pautas idénticas a las contenidas en el artículo 39.3 del mismo texto normativo, con una única salvedad: el tratamiento que debe conferirse a aquella parte del beneficio derivado de la venta que no pueda ser reclasificado en función de su procedencia, que, en este caso, al no derivar de una operación interna, habrá de mostrarse en la cuenta de pérdidas y ganancias del grupo dentro de la partida “Resultado por la pérdida de control de participaciones consolidadas”. De acuerdo con lo señalado en el párrafo precedente, el razonamiento esgrimido al analizar el artículo 39 del RD 1159/2010 resulta plenamente trasladable a este ámbito. Así, podemos afirmar que, a pesar de que el artículo 31 contiene una norma de reclasificación del beneficio derivado de la enajenación a tercero de la participación en una sociedad del grupo, lo cierto es que, en la práctica, conduce a una eliminación de aquella parte del mismo que se corresponda con reservas participada, que la misma “se reconocerá como reservas de la sociedad que enajena la participación”. Comprobamos, por tanto, que el criterio de eliminación por el que opta la norma contable es idéntico en ambos casos, de tal suerte que el importe percibido (sea en forma de dividendo, sea en forma de resultado derivado de la venta) habrá de reconocerse como reservas del socio. 391 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades generadas por la sociedad dependiente desde la fecha de adquisición, con resultados obtenidos por ésta a lo largo del ejercicio de venta, o con ingresos y gastos reconocidos directamente en el patrimonio neto que se encuentren pendientes de imputación a la cuenta de pérdidas y ganancias. Por otro lado, y por lo que se refiere al plano fiscal, el hecho de que el artículo 71.2 LIS contenga una remisión en bloque a la normativa contable en materia de eliminaciones e incorporaciones, la cual debe entenderse referida a toda la Sección 4ª del RD 1159/2010 (artículos 21 a 49), nos lleva a defender la posibilidad de atribuir efectos fiscales a los criterios de ajuste propuestos en el artículo 31 del mencionado texto normativo. Ejemplo IV.21. La sociedad A es dominante de un grupo que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por tributar de conformidad con el régimen especial de consolidación fiscal. En diciembre del ejercicio 2012, la entidad A adquiere una participación del 100% en una sociedad B por importe de 2.400. El balance de dicha entidad en la fecha de transmisión se estructura como sigue: ACTIVO 100 Terrenos y bienes naturales 2.300 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 2.000 Reservas 400 A lo largo del ejercicio 2013, la sociedad B genera un resultado positivo de 100. Con fecha 31 de diciembre de 2014, la sociedad A vende su participación en la entidad B a una sociedad X, ajena al grupo, por importe de 2.700. El balance de la sociedad participada en la fecha de venta presenta la siguiente estructura: 392 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada ACTIVO 100 Terrenos y bienes naturales 2.500 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 2.000 Reservas 500 Resultados 100 Se sabe que la diferencia entre el precio de venta pactado entre las partes y el valor contable del patrimonio neto de B en la fecha de transmisión se corresponde con una plusvalía latente del terreno que figura en el activo de su balance, generada con posterioridad a la adquisición de la participación por parte de la entidad A. En el plano individual, la venta de la participación a la sociedad X habrá supuesto para la entidad transmitente la generación de un beneficio de 300, dada la diferencia entre el precio de transmisión pactado (2.700) y el valor contable de la participación en dicha fecha (2.400). Así pues, la operación realizada habrá motivado el registro del siguiente asiento en las cuentas individuales de la sociedad A: Núm. 572 250 776 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Inversiones financieras a largo plazo en instrumentos de patrimonio Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo en partes vinculadas Debe Haber 2.700 2.400 300 Por lo que respecta a la elaboración de las cuentas anuales consolidadas, resulta aplicable en este supuesto el artículo 31 del RD 1159/2010, dado que la transmisión de la participación en el capital de la sociedad B supone la pérdida de control sobre la misma de la sociedad dominante, y, consecuentemente, la exclusión del grupo de empresas de la referida entidad. En los términos 393 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades indicados, la aplicación del artículo 31 al caso planteado justificará la necesidad de reclasificar el beneficio de 300 reconocido por la transmitente en sus cuentas individuales con la finalidad de que éste luzca en las cuentas del grupo en función de su verdadero origen. Concretamente, las reglas a aplicar para la reclasificación serán las mismas que las observadas en el ejemplo IV.20, dada la identidad de contenido de los artículos 31 y 39 del RD de consolidación. De este modo, la parte del beneficio registrado por la entidad A que tenga su origen en reservas en sociedades consolidadas generadas desde la fecha de adquisición (100) deberá reconocerse como reservas de la sociedad transmitente, mientras que el importe que tenga su origen en resultados generados por la dependiente a lo largo del ejercicio de la venta (100) deberá lucir en la cuenta de resultados según su naturaleza. El exceso hasta el beneficio total contabilizado por la transmitente (100), cuyo origen no puede ser identificado a la luz de ninguno de los criterios previstos en el artículo 31, “se mostrará en la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada, con el adecuado desglose dentro de la partida «Resultado por la pérdida de control de participaciones consolidadas»” (artículo 31.a.4) del RD 1159/2010). Conforme a lo expuesto, para la confección de las cuentas anuales del grupo correspondientes al ejercicio 2014 será necesaria la realización de los siguientes ajustes en balance y cuenta de resultados, respectivamente: Núm. 129 11 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Reservas y otros instrumentos de patrimonio neto (A) 394 Debe 100 Haber 100 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Núm. 776 129 7xx Cuenta Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo en partes vinculadas Resultado del ejercicio (saldo de A) Ingresos por naturaleza del resultado del ejercicio Resultado por la pérdida de control de participaciones consolidadas Debe Haber 300 100 100 100 A la vista de los ajustes practicados, comprobamos que el beneficio que subsiste a efectos consolidados, y que debe aparecer como tal en la cuenta de resultados del grupo, se corresponde con la plusvalía latente del terreno que figura en el activo del balance de B en la fecha en que tiene lugar la enajenación de los títulos a la entidad X. Ello resulta lógico si tenemos en cuenta que, tal y como comentábamos al hilo del ejemplo anterior, la parte del resultado contabilizado por la transmitente que se corresponde con reservas en sociedades consolidadas generadas desde la fecha de adquisición ya lució en las cuentas del grupo en el ejercicio económico en que fueron obtenidos los beneficios de los que éstas proceden, y lo mismo sucede con el resultado generado por la entidad B en el propio ejercicio de la venta. Exigir la integración de ambos importes en las cuentas anuales consolidadas de dicho ejercicio provocaría, por tanto, que una misma renta aflorara dos veces en las mismas: una primera, al ser obtenidas en forma de resultados por la sociedad dependiente, y una segunda, al transmitirse la participación a un tercero no perteneciente al grupo de empresas. Por lo que atañe al plano fiscal, las razones antes esgrimidas conducen a la aceptación, y consiguiente aplicación, de los criterios de reclasificación del beneficio contemplados en el artículo 31 del RD 1159/2010. Así, la enajenación de los títulos a un tercero en el periodo impositivo correspondiente a 2014, 395 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades además de conllevar la separación del grupo de la sociedad B, supondrá la integración de un beneficio de 300 en la base imponible individual de la sociedad transmitente. Por aplicación del mencionado artículo 31, no obstante, tan sólo un importe de 100 deberá lucir en la base imponible consolidada, por lo que será preciso realizar una eliminación de 200. En relación con lo señalado en el párrafo precedente, considero oportuno señalar que, en este caso, y a diferencia de lo que sucedía en el ejemplo IV.20, la traslación sin más al plano fiscal de los criterios de reclasificación previstos en el artículo 31 del RD de 2010 no resulta del todo razonable. Ciertamente, partimos de la premisa de que, del beneficio total de 300 integrado en la base imponible de la entidad A con motivo de la transmisión, un montante de 100 se corresponde con reservas que ya fueron integradas en la misma, y, por ende, en la base imponible del grupo, en el periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2013, por lo que es lógico que dicho importe deba ser objeto de eliminación de la base imponible consolidada. Ahora bien, por lo que concierne a la cuantía de 100 que se corresponde con resultados obtenidos por la participada a lo largo del periodo impositivo en que tiene lugar la transmisión, es preciso tomar en consideración que el hecho de que la participación en el capital social de B haya sido enajenada a un tercero justifica que dicha entidad quede excluida del grupo de empresas con efectos desde el primer día del periodo impositivo correspondiente a 2014. Así pues, dado que en dicho periodo impositivo la entidad B habrá de tributar de acuerdo con las normas del régimen individual de tributación, el resultado de 100 obtenido por la misma a lo largo del ejercicio no será aportado a la base imponible del grupo en ningún momento. De cara a la determinación de dicha 396 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada magnitud, por tanto, carece de sentido exigir la eliminación de aquella parte del beneficio derivado de la venta que se corresponde con el resultado generado por la sociedad B a lo largo del ejercicio 2014. En mi opinión, la opción más sensata para resolver el problema advertido consiste en admitir, únicamente, la eliminación del importe de 100 asociado con reservas en sociedades consolidadas, de modo que en la base imponible del grupo de empresas se recoja, con motivo de la compraventa realizada, un montante de 200. Ello no quiere decir, sin embargo, que sobre dicha cuantía el grupo no pueda disfrutar de la deducción por doble imposición sobre plusvalías de fuente interna regulada en el artículo 30.5 LIS, pues recordemos que una parte de dicho resultado, en concreto un importe de 100, se corresponde con beneficios generados por la participada durante el ejercicio de la venta que serán sometidos a tributación efectiva en sede de la misma. Los 100 restantes, no obstante, habrán de ser integrados en la base imponible consolidada sin derecho a deducción, dado que suponen la materialización de una plusvalía que permanecía latente, y, en consecuencia, no se produce una situación de doble imposición que sea necesario corregir. La conclusión que alcanzamos a través de esta vía, como vemos, es exactamente la misma que si aceptáramos la eliminación de un importe de 200, ya que, en ambos casos, el grupo acaba tributando efectivamente sobre un importe de 100. 7. La compensación de bases imponibles negativas en el seno del régimen especial de consolidación fiscal. 397 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Tal y como señalábamos al comienzo del presente capítulo, establece el artículo 74.1 de la norma fiscal que las BINs generadas por el propio grupo de empresas en un determinado periodo impositivo podrán ser compensadas “con las bases imponibles positivas del grupo fiscal en los términos previstos en el artículo 25 de esta ley”.356 Para la compensación de esta clase de BINs, por tanto, rige el plazo general de compensación de 18 años previsto para el régimen general, en el bien entendido de que la citada compensación sólo será posible en caso de que la base imponible consolidada con la que se pretende la compensación, determinada a partir del sumatorio de bases individuales y ajustada en las eliminaciones e incorporaciones pertinentes, sea positiva. Por lo que se refiere a la compensación de BINs generadas por sociedades del grupo con anterioridad a su integración en él, parece claro, al menos desde mi punto de vista, que, dada la ubicación de la referencia a las mismas en el artículo 71.1.d) LIS, la compensación de dichas bases únicamente podrá tener lugar, de igual modo, en aquellos supuestos en los que la suma de las bases imponibles individuales, ajustada en las eliminaciones e incorporaciones, sea positiva.357 Lo cierto, sin embargo, es que, como a continuación analizaremos, ésta no ha sido una cuestión pacífica a nivel doctrinal, en la medida en que algunos autores se han decantado por defender la inaplicación de dicho límite a efectos de la compensación de BINs individuales previas, respecto de las que tan sólo regiría la limitación establecida en el artículo 74.2 LIS. 356 Dispone el artículo 25 LIS que “Las bases imponibles negativas que hayan sido objeto de liquidación o autoliquidación podrán ser compensadas con las rentas positivas de los periodos impositivos que concluyan en los 18 años inmediatos y sucesivos”. 357 Vid. apartado 2.1 del presente capítulo. 398 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada De lo que no cabe ninguna duda es de que, en virtud de lo dispuesto en este último precepto (al que expresamente se remite el artículo 71.1.d) LIS), las bases negativas generadas por una sociedad del grupo con anterioridad a su incorporación a él podrán ser compensadas en la base imponible de éste “con el límite de la base imponible individual de la propia sociedad, excluyéndose de la base imponible, a estos solos efectos, los dividendos o participaciones en beneficios a que se refiere el apartado 2 del artículo 30 de esta Ley”.358 El artículo 74.2 LIS viene a restringir así la compensación de BINs individuales al importe de las rentas, obtenidas por la sociedad de que se trate en el periodo impositivo en curso, que han sido sometidas a imposición efectiva, eliminando del cómputo el importe de los dividendos percibidos que no hayan generado cuota para el grupo como consecuencia de la aplicación de la deducción por doble imposición de dividendos en su modalidad del 100%, o bien con motivo de su eliminación de la base imponible en los casos en que se trate de un dividendo interno.359 A mi 358 La razón de ser del límite introducido en el artículo 74.2 LIS radica, según palabras de LÓPEZ ALBERTS, H., en “evitar que el grupo sea utilizado como una especie de vertedero de bases imponibles negativas que algunas de las sociedades del grupo que lo constituyen o se incorporan a él no podrían compensar en régimen de tributación individual” [Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., pág. 616]. Por su parte, LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. defienden que restringir la compensación de la BIN individual previa al importe de la base imponible positiva aportada al grupo por la sociedad de que se trate “tiene por finalidad evitar la adquisición de entidades con bases imponibles negativas pendientes de compensar con la única finalidad de que las mismas compensen los beneficios del mismo. La LIS, al objeto de impedir estas conductas que no responden a una política económica empresarial de grupo, establece condiciones para la compensación de aquellas pérdidas fiscales” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 265]. Esta última tesis es la defendida, asimismo, por MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. [“Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 151]; GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. [“Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 919]; y GÓMEZ-OLANO GONZÁLEZ, D. [“La aplicación de la deducción por reinversión en el régimen de consolidación fiscal. Consideraciones a la luz del principio de neutralidad fiscal”, ob. cit., pág. 258]. 359 En opinión de GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B., la exclusión de aquellos dividendos que no han generado cuota para el grupo fiscal “trata de poner freno a posibles actuaciones tendentes a anticipar la compensación de bases imponibles negativas pendientes. Podría ocurrir que cuando la sociedad de nueva incorporación tenga participaciones en otras sociedades del grupo, éstas decidan repartir beneficios con el fin de incrementar la base imponible de esta sociedad, aumentado el límite de compensación, sin que ello genere mayores bases imponibles en el grupo, puesto que el reparto de beneficios será objeto de eliminación. Sin 399 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades parecer, no obstante, la existencia de esta limitación en el ámbito del régimen de consolidación fiscal, al menos en lo relativo a los dividendos externos que generan derecho a deducción, determina que el tratamiento conferido a las entidades pertenecientes a un grupo resulte desfavorable desde el punto de vista de la compensación de BINs con respecto al régimen general de tributación, donde no existe ninguna limitación de esta naturaleza.360 Por lo que atañe al debate existente sobre la existencia de una limitación, o de dos, para la compensación de BINs individuales previas a la inclusión en el grupo, conviene señalar que el mismo encuentra su razón de ser en la modificación introducida en los artículos 85.1 y 88 de la Ley 43/1995 del IS (artículos 71.1 y 74 del RDLeg 4/2004) por la Ley 24/2001, que entró en vigor el 1 de enero del año 2002. Con carácter previo a la mencionada reforma, los preceptos referidos presentaban la siguiente redacción: «Artículo 85. Determinación de la base imponible del grupo de sociedades. 1. La base imponible del grupo de sociedades se determinará sumando: a) Las bases imponibles correspondientes a todas y cada una de las sociedades integrantes del embargo, la restricción establecida no sólo afecta a los dividendos intragrupo, sino que la norma los hace extensibles a todos los dividendos que reciba la sociedad y sobre los que tenga derecho a la deducción del 30.2 del TRLIS. Esto es, los que reciba la sociedad de nueva incorporación de participaciones que posea en entidades no incluidas en el grupo fiscal, técnica ciertamente dudosa, por ser excesiva para la restricción planteada [“Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., págs. 919-920]. En este mismo sentido se pronuncia TRIGO SIERRA, L. F. [“El régimen especial del impuesto sobre sociedades de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 92]. 360 En esta misma línea, sostiene SERRANO GUTIÉRREZ, A. que “Aunque […] la inclusión de los dividendos externos en la restricción regulada en el artículo 74.2 del TRLIS puede parecer acertada, hay que tener en cuenta que, sin embargo, dicha inclusión provoca una clara discriminación en contra del tratamiento de tales rentas en el ámbito del régimen de consolidación fiscal, ya que, en el marco del régimen general del tributo no existe ningún impedimento para que una sociedad compense sus bases imponibles negativas con dividendos y, adicionalmente, aplique sobre los mismos la deducción por doble imposición al 100%” [“La base imponible del Impuesto sobre Sociedades en el régimen de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 17]. Esta tesis ha sido defendida, asimismo, por ARVERAS ALONSO, C. [“Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 245]. 400 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada grupo. b) Las eliminaciones. c) Las incorporaciones de las eliminaciones practicadas en ejercicios anteriores». «Artículo 88. Compensación de bases imponibles negativas. 1. Si en virtud de las normas aplicables para la determinación de la base imponible del grupo de sociedades ésta resultase negativa, su importe podrá ser compensado con las bases imponibles positivas del grupo de sociedades en los términos previstos en el artículo 23 de esta Ley. 2. Las bases imponibles negativas de cualquier sociedad pendientes de compensar en el momento de su integración en el grupo de sociedades podrán ser compensadas en la base imponible del mismo con el límite de la base imponible de la propia sociedad». Tras la modificación operada por la Ley 24/2001, la redacción de los artículos transcritos adoptó la siguiente forma: «Artículo 71. Determinación de la base imponible del grupo fiscal. 1. La base imponible del grupo fiscal se determinará sumando: a. Las bases imponibles individuales correspondientes a todas y cada una de las sociedades integrantes del grupo fiscal, sin incluir en ellas la compensación de las bases imponibles negativas individuales. b. Las eliminaciones. c. Las incorporaciones de las eliminaciones practicadas en ejercicios anteriores. d. La compensación de las bases imponibles negativas del grupo fiscal, cuando el importe de la suma de los párrafos anteriores resultase positiva, así como de las bases imponibles negativas referidas en el apartado 2 del artículo 74 de esta Ley». «Artículo 74. Compensación de bases imponibles negativas. 1. Si en virtud de las normas aplicables para la determinación de la base imponible del grupo fiscal 401 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades ésta resultase negativa, su importe podrá ser compensado con las bases imponibles positivas del grupo fiscal en los términos previstos en el artículo 25 de esta Ley. 2. Las bases imponibles negativas de cualquier sociedad pendientes de compensar en el momento de su integración en el grupo fiscal podrán ser compensadas en la base imponible de este, con el límite de la base imponible individual de la propia sociedad, excluyéndose de la base imponible, a estos solos efectos, los dividendos o participaciones en beneficios a que se refiere el apartado 2 del artículo 30 de esta Ley». Como podemos comprobar a la luz de los preceptos anteriores, la reforma del año 2001 modificó el apartado a) e introdujo un apartado d) en el artículo 85 de la ley del IS de 1995, al tiempo que incluyó la referencia a los dividendos con derecho a deducción del 100% en el artículo 88.2 de dicho texto normativo. Su puesta en marcha generó un importante debate doctrinal acerca de las razones que la motivaron y de las consecuencias que había de implicar en materia de compensación de las BINs generadas por sociedades del grupo con carácter previo a su integración en él. La confusión se plantea, concretamente, en torno a la exigencia de una base imponible consolidada positiva para poder llevar a cabo cualquier clase de compensación, pues si bien queda claro, partiendo de la redacción literal de la norma, que este requisito es estrictamente necesario para poder proceder a la compensación de BINs del propio grupo generadas en ejercicios anteriores, no resulta tan obvio que éste sea también un requisito exigible para la compensación de BINs individuales previas. Dos han sido las posiciones, enfrentadas, que han venido a defenderse en relación con el debate planteado. Una de ellas, sin duda mayoritaria, que podríamos 402 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada calificar como teoría de la doble limitación, y la otra, que podría ser denominada teoría de la única limitación, que, aun con sólidos fundamentos, no ha logrado contar con tantos adeptos a nivel doctrinal. 1) Primera interpretación: existencia de un doble límite a la compensación de BINs individuales previas. En los últimos años, muchos han sido los pronunciamientos administrativos y jurisprudenciales que han defendido la existencia de una doble limitación a la compensación de BINs en el seno de los grupos de sociedades. Destacan, en este ámbito, algunas consultas de la DGT361, así como diversas resoluciones del TEAC362 y sentencias de la Audiencia Nacional (en adelante, AN)363 y del TS.364 Sin duda, es la sentencia del TS de 22 de diciembre de 2011 la que de mayor interés resulta al objeto de nuestro estudio, no sólo por ser la más reciente sino por provenir del órgano que la dicta.365 Dicha sentencia, que con los argumentos esgrimidos viene a respaldar la tesis anteriormente mantenida por la DGT, el TEAC y la AN, ha venido a zanjar la cuestión al concluir que “para que las bases 361 Consultas 2005-04, de 24 de noviembre, y V1231-05, de 24 de junio. Resoluciones de 21 de diciembre de 2006 (Sección Vocalía 3ª, rec. 148/2005), de 12 de julio de 2007 (Sección Vocalía 4ª, rec. 2496/2005), y de 5 de diciembre de 2007 (Sección Vocalía 10ª, rec. 245/2005). 363 Sentencias de 23 de marzo de 2009 (Sala de lo Contencioso-administrativo, Sección 7ª, rec. 551/2007), de 2 de febrero de 2011 (Sala de lo Contencioso-administrativo, Sección 2ª, rec. 77/2008), y de 19 de julio de 2012 (Sala de lo Contencioso-administrativo, rec.333/2009). 364 Junto a los órganos administrativos y jurisdiccionales señalados, algunos autores se han decantado también a favor de la existencia de un doble límite a la compensación de BINs individuales previas. Es el caso de MARTÍN RODRÍGUEZ, J. G. y AGUILERA MEDIALDEA, J. J. [Manual de consolidación contable y fiscal, ob. cit., pág. 1033]; LÓPEZ ALBERTS, H. [Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., pág. 616]; LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 256]; ARVERAS ALONSO, C. [“Consolidación fiscal·, ob. cit., págs.. 242]; ÁLVAREZ MELCÓN, S. [“Régimen de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades”, ob. cit., págs. 874-875; TRIGO SIERRA, L. F. [“El régimen especial del impuesto sobre sociedades de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 92]; o GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. [“Régimen de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 919]. 365 TS, Sala Tercera, de lo Contencioso-administrativo, Sección 2ª, sentencia de 22 de diciembre de 2011, rec. 3995/2009. 362 403 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades imponibles negativas de las sociedades integradas en el grupo sean comprensibles en éste, se requiere que la base imponible del mismo, después de las eliminaciones e incorporaciones, y antes de la compensación, sea positiva”. La teoría a la que ahora hacemos referencia se apoya en la existencia de dos limitaciones, presuntamente establecidas por la LIS, a la compensación de BINs individuales en el seno de un grupo de sociedades: 1- Que la sociedad individual que generó la BIN con anterioridad a su incorporación al grupo aporte a la base imponible consolidada, en el ejercicio de la compensación, una base positiva cuyo importe sea, al menos, equivalente al de la BIN pendiente de compensar. 2Que la base imponible consolidada sea positiva. El efecto de la concurrencia de ambos requisitos se concretaría, según palabras de la DGT en su consulta 2005-04, de 24 de noviembre, en que “se aplicará como límite de la compensación de la base imponible negativa […] el menor entre la base imponible positiva generada por la sociedad individual, y la base imponible positiva del grupo fiscal, una vez aplicadas en esta última las eliminaciones y las incorporaciones del periodo impositivo”. En concreto, es la exigencia del segundo de los requisitos aludidos lo que opera como punto de partida de la polémica doctrinal vigente, en tanto resulta evidente que se trata de un límite que rige en materia de compensación de BINs del propio grupo (pues ello se desprende claramente del contenido de los artículos 71.1 y 74 LIS), si bien su extensión al caso de la compensación de BINs individuales resulta dudosa. Uno de los argumentos que han sido esgrimidos por los defensores de la teoría de la doble limitación es que la ley 24/2001 tuvo, como uno de los objetivos 404 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada principales, modificar el régimen de compensación anterior e instaurar uno nuevo basado en la necesidad de que existiera dicha base consolidada positiva para poder llevar a cabo cualquier clase de compensación, de ahí la previsión introducida mediante la creación del apartado d) en el artículo 71.1 LIS. En esta línea, sostiene el TEAC, en resoluciones de 21 de diciembre de 2006 y 15 de febrero de 2007, que “la ley 24/2001 supone el establecimiento de un nuevo régimen que conlleva que la aplicación de la compensación tanto de bases imponibles negativas del grupo fiscal como de bases imponibles negativas de sociedades individuales generadas con anterioridad a su incorporación al Grupo, requiere previamente que la base imponible del grupo fiscal, una vez aplicadas las eliminaciones e incorporaciones correspondientes, sea positiva […]”.366 Por otro lado, debemos tener presente la remisión que efectúa el artículo 74.1 LIS a las normas generales en materia de compensación de BINs, contenidas en el artículo 25 de esta misma ley.367 En su apartado 1, este precepto establece que “Las bases imponibles negativas que hayan sido objeto de liquidación o autoliquidación podrán ser compensadas con las rentas positivas de los periodos impositivos que concluyan en los dieciocho años inmediatos y sucesivos”, de tal modo que la compensación de BINs se realizará reduciendo la base imponible positiva hasta cero, sin que de esta compensación pueda resultar una base imponible negativa. Se exige, por tanto, lo que doctrinalmente ha venido a llamarse el “principio de existencia de renta positiva”, el cual se presume que rige 366 TEAC, Sección Vocalía 4ª, resolución de 15 de febrero de 2007, rec. 2311/2005. Acerca de la resolución de 2006, vid. nota 362. 367 Anteriormente, la regulación genérica en materia de compensación de BINs se encontraba contenida en el artículo 23 LIS. Si bien la redacción de dicho precepto era esencialmente idéntica a la del vigente artículo 25 LIS, el plazo para la compensación de BINs se reducía a 15 años. 405 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades siempre en materia de compensación, ya sea a nivel de grupo de sociedades o en sede de tributación individual.368 En principio, y dado que el artículo 74.1 LIS se centra, exclusivamente, en la compensación de BINs generadas por el grupo fiscal, la remisión efectuada al artículo 25 LIS, técnicamente, sólo afectaría a la compensación de las mismas, y no a la compensación de BINs individuales generadas por una sociedad del grupo antes de su integración en él (de cuya regulación se ocupa el artículo 74.2 LIS). No obstante, los partidarios de la teoría de la doble limitación entienden que la compensación de dichas BINs individuales previas también debe quedar afectada por la remisión genérica al artículo 25 LIS, siendo ésta una idea que se fundamenta tanto en la interpretación literal de la norma como en una interpretación sistemática que atiende al espíritu y la voluntad del legislador. De un lado, se parte de la redacción literal del artículo 71.1.d) LIS, que estaría colocando en un nivel de igualdad a las BINs del propio grupo fiscal y a las generadas por sociedades del grupo con carácter previo a su incorporación al mismo. Concretamente, se ha venido a defender que, en virtud de la redacción empleada en este precepto, ambas categorías de bases imponibles quedarían sometidas a un mismo tratamiento, por lo que es de esperar que se demanden los mismos requisitos y establezcan las mismas limitaciones a la hora de proceder a la compensación de BINs de una y otra índole.369 En palabras del TS, “hay que entender que el artículo 85.1 de la Ley […] somete al mismo nivel de exigencia a 368 A este principio de “existencia de renta positiva” alude CALVO VÉRGEZ, J. en su trabajo sobre “El régimen de consolidación fiscal de los grupos de sociedades…”, ob. cit., págs.126 y 128. 369 Más concretamente, ambos tipos de BINs quedarían equiparadas y sometidas a un mismo tratamiento mediante el uso de la expresión “así como” en la redacción de este precepto. 406 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada las bases imponibles negativas del grupo fiscal y a […] las bases imponibles anteriores a la integración y pendientes de compensación, que, por ello solo podrán compensarse si la base del grupo es positiva”.370 En conclusión, tanto las BINs del propio grupo como las BINs individuales previas quedarían afectadas por la remisión al artículo 25 LIS y al principio de existencia de renta positiva anteriormente mencionado. Por otro lado, desde un punto de vista sistemático, debemos tener en cuenta que la compensación de BINs individuales en estos supuestos, en los que la sociedad que obtuvo la BIN ha pasado a formar parte de un grupo, se efectúa a nivel de grupo aunque la pérdida se hubiera generado en dicha sociedad individual antes de su incorporación al mismo. En el marco del régimen especial de consolidación fiscal, establece el artículo 65.1 LIS que “El grupo fiscal tendrá la consideración de sujeto pasivo”, por lo que, en consonancia con este precepto, cuando una sociedad entra a formar parte de un grupo y viene arrastrando una BIN pendiente de compensar, el derecho a la compensación de la misma deja de pertenecer a la entidad que la generó para convertirse en un derecho del grupo.371 Y como tal, deberá regirse por las normas reguladoras de la compensación de BINs del propio grupo, fundamentalmente por la remisión general al artículo 25 LIS, pues carecería de sentido que, en el seno de un mismo grupo de empresas, fuera necesario efectuar una clasificación de BINs en dos subgrupos y a cada uno de ellos le resultara de aplicación una normativa diferente. Así, defiende el TEAC en su resolución de 5 de diciembre de 2007, “puesto que la compensación de bases 370 Así se pronuncia el TS en su sentencia de 22 de diciembre de 2011. Vid. nota 365. Bajo la vigencia de la ley del IS de 1995, el reconocimiento del grupo como sujeto pasivo del IS se efectuaba en el artículo 79.1 de dicho texto normativo. 371 407 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades imponibles negativas individuales se efectúa en el seno del grupo fiscal, sólo será posible efectuar dicha compensación si la renta del grupo fiscal […] es positiva y hasta el importe de dicha renta positiva […]”.372 Otro de los argumentos invocados por los partidarios de la teoría de la doble limitación alude al denominado fenómeno de rejuvenecimiento o renovación del plazo de compensación de las BINs previas, que se produciría si el principio de existencia de renta positiva no se exigiera también en estos casos.373 Es decir, aun cuando en rigor la LIS únicamente efectúa una remisión a las normas generales en materia de compensación de BINs en lo que a base imponible consolidada se refiere, se entiende que la intención del legislador era exigir también el requisito de existencia de una base consolidada positiva para la compensación de BINs individuales previas. De lo contrario, esto es, de permitir la compensación de esta categoría de BINs aun cuando la base imponible consolidada fuera negativa, se estaría permitiendo a las sociedades del grupo disfrutar de un beneficio fiscal que excede de la voluntad del legislador, una ventaja fiscal desmedida cual es la conversión de bases negativas individuales pendientes de compensar en nuevas pérdidas del grupo fiscal, renovándose así el plazo para su compensación. Analicemos el siguiente ejemplo. Ejemplo IV.22. Las sociedades A, B y C forman parte de un grupo que, además de estar obligado a presentar cuentas anuales consolidadas, ha optado por la aplicación del régimen especial de consolidación. 372 Vid. nota 362. Ésta es la tesis mantenida por el TEAC en su resolución de 14 de febrero de 2008 (Sección Vocalía 3ª, rec. 1365/2005). 373 408 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Las bases imponibles generadas por cada una de estas entidades en el periodo impositivo correspondiente al ejercicio 2013 han sido de 100, 50 y –160, respectivamente. Se sabe que la sociedad B tiene pendiente de compensar una BIN, generada con anterioridad a su incorporación al grupo, por importe de 50, a la que resta un plazo de compensación de 2 años. En este caso, la base imponible consolidada, determinada a partir del sumatorio de bases imponibles individuales, es negativa por importe de -10 (+100 – 50 – 60). Según la redacción actual de la LIS, dicha magnitud podrá ser compensada con bases imponibles positivas generadas en los 18 años inmediatos y sucesivos. Por lo que respecta a la BIN individual previa generada por B, los defensores de la teoría del doble límite entienden que ésta no podrá ser compensada en ninguna medida, pues si bien el importe de la misma es equivalente a la base imponible positiva que dicha sociedad aporta al grupo en este ejercicio, al ser negativa la base imponible consolidada no se podrá practicar la compensación. De admitirse la existencia de un único límite, la sociedad B podría compensar en su totalidad la BIN pendiente, dado que su importe coincide con la base imponible positiva generada en el ejercicio de la compensación y no se exigiría el requisito de una base imponible consolidada positiva. Al compensarse los –50 que B tenía pendiente de compensar con la BIN consolidada de –10, se conseguiría obtener una base imponible de –60, que podría ser compensada por el grupo en los 18 años inmediatos y sucesivos. Vemos que se produce un alargamiento del plazo de compensación de la BIN individual, que pasa de 2 a 18 409 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades años, siendo ésta una ventaja fiscal “desmedida” a la que muchos autores se refieren con el calificativo de “rejuvenecimiento” de BINs. Llegados a este punto, podemos afirmar que la interpretación de la norma operada por los defensores de la teoría de la doble limitación se inspira en una determinada forma de comprender el mecanismo de la compensación en sede de un grupo de sociedades sustancialmente distinta a la propuesta por los partidarios de la teoría de la única limitación. Así, los primeros entienden que las bases imponibles positivas obtenidas por una determinada sociedad del grupo en el periodo impositivo en curso compensan, en primer lugar, BINs generadas por otras sociedades del grupo en el periodo impositivo de la compensación, y, en segundo lugar, sólo en caso de que sobre alguna cantidad, BINs previas que la sociedad en cuestión venía arrastrando en el momento de su incorporación al grupo. Esta visión deviene coherente y respetuosa con una de las características fundamentales del régimen de consolidación fiscal, que es la compensación automática de las bases individuales positivas con bases negativas generadas por otras sociedades del grupo en un mismo periodo impositivo. 2) Segunda interpretación: existencia de un único límite a la compensación de BINs. En contraposición a aquéllos que han defendido firmemente que una correcta interpretación de la LIS debe conducir a la exigencia de dos requisitos para poder proceder a la compensación de BINs individuales generadas con anterioridad a la incorporación al grupo de sociedades, un sector minoritario considera, por el 410 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada contrario, que de la interpretación literal de la ley únicamente se deriva el requisito de que la BIN individual a compensar sea, al menos, equivalente a la base imponible positiva que la sociedad de que se trate aporta al grupo en el periodo impositivo de la compensación. De este modo, lo que se desprende de la interpretación literal y conjunta de los artículos 71.1 y 74 LIS, desde el punto de vista de los partidarios de la teoría del único límite, es: 1. Que los grupos fiscales podrán compensar las BINs que obtengan con bases positivas que se generen en los años inmediatos y sucesivos, 2. Que las sociedades individuales que tuvieran BINs pendientes de compensar en el momento de su incorporación al grupo podrán compensarlas en la base imponible de éste, con el límite de la base individual positiva de la propia sociedad. 374 Como principal elemento diferenciador con respecto a la teoría de la doble limitación, los partidarios de esta segunda teoría sostienen firmemente que, a efectos de la compensación de BINs individuales, es indiferente cuál sea el resultado del grupo, y ello porque la limitación establecida en el artículo 71.1.d) LIS, esto es, la exigencia de una base imponible consolidada de signo positivo, atendiendo a la estricta redacción de este precepto, únicamente afectaría a la compensación de las bases negativas del grupo pero no a la de BINs individuales previas (para cuya compensación únicamente se exige el requisito establecido en el artículo 74.2 LIS). 374 Esta tesis fue defendida por SERRANO GUTIÉRREZ, A. con apoyo en la consulta de la DGT 1145-99, de 1 de julio, donde dicho órgano sostenía que “las bases imponibles negativas pendientes de compensar por alguna de las sociedades que se integran en un grupo de sociedades pueden compensarse por el grupo con la única limitación del importe de la base imponible de la propia sociedad obtenida en el periodo impositivo, cualquiera que fuere la base imponible del grupo” [“El régimen de consolidación fiscal según la Ley 24/2001”, ob. cit., págs. 217 y 218]. 411 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Uno de los razonamientos que podemos compartir con los defensores de esta tesis es que la redacción literal del artículo 71.1.d) LIS parece eximir a las BINs previas del requisito de la existencia de una base consolidada positiva. Efectivamente, en mi opinión, una interpretación estrictamente gramatical de este precepto nos abocaría a tal conclusión, pues, si se hubiera pretendido lo contrario, la expresión “cuando el importe de la suma de los párrafos anteriores resultase positiva” debería haberse colocado al final del párrafo y no en el medio. Tampoco en el artículo 74 LIS, que continúa regulando la figura de la compensación, se contiene mención alguna al hecho de que sea necesaria una base consolidada positiva. Por tanto, dado que el legislador no impide expresamente en ningún momento proceder a la compensación de BINs individuales previas cuando la base consolidada es negativa, debemos entender que no era su voluntad condicionar la compensación de estas bases al resultado consolidado del grupo. Junto a la redacción literal de las normas en litigio, quienes apoyan la teoría de la única limitación aluden también a su interpretación finalista e, incluso, a la tramitación parlamentaria de la ley 24/2001, al tiempo que critican la interpretación efectuada por sus opositores. En este sentido, tal y como se contiene en la sentencia del TS de 22 de diciembre de 2011, los recurrentes alegan que “condicionar la aplicación de la regla especial de compensación del artículo 88.2 a que el grupo obtenga una base imponible positiva rompe el sentido y la finalidad de la norma, al mezclar los regímenes de compensación de los apartados 1 y 2 del artículo 88”.375 375 Vid. nota 365. 412 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada Por su parte, la tramitación parlamentaria de la ley 24/2001 vino a calificar el cometido principal de dicha norma como de mera “reordenación sistemática”, algo que pone en tela de juicio el tan aclamado espíritu reformista de la misma con relación al régimen de compensación de BINs hasta entonces vigente. Sobre la base de este calificativo, los partidarios de la teoría del único límite señalan que la ley en cuestión no tuvo como finalidad la instauración de un nuevo régimen de compensación, sino que acometió una simple mejora técnica de la redacción normativa de los preceptos en pugna. De acuerdo con ello, consideran que los defensores de la teoría de la doble limitación parten de una interpretación confusa y desordenada de la regulación contenida en los artículos 71.1 y 74 LIS, y que esta confusión deriva, a su vez, de una identificación equivocada del objetivo de la ley 24/2001. En concreto, sostienen que “la aplicación del doble límite por parte de la Administración se encuentra en la modificación del artículo 85.1 de la ley 43/1995, llevada a cabo por la Ley 24/2001, pues dicha modificación tenía como fundamento introducir una corrección técnica de la forma en que ha de llevarse a cabo la determinación de la base imponible del grupo, al especificar que las BINs individuales se compensen en último término y no en el momento de la suma de las bases imponibles individuales, sin que, por otra parte, dicha reforma supusiera modificación alguna del régimen de compensación de BINs que se encuentra regulado en el artículo 88 de la Ley”.376 Otra de las críticas vertidas por los defensores de la teoría de la única limitación es que la exigencia de un doble límite para la compensación de BINs individuales se erige como una alternativa perjudicial para aquellas sociedades del grupo que 376 Sentencia del TS de 22 de diciembre de 2011. 413 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades tienen BINs pendientes de compensar en el momento de su incorporación al mismo. Este efecto pernicioso se produciría en el caso de que la caducidad del derecho a compensar las BINs individuales pendientes estuviere próximo y, sin embargo, pese a haber estado la sociedad individual de que se trate generando bases positivas y aportándolas al grupo, no viere posibilidad de practicar la compensación por no obtenerse, en ninguno de estos periodos, una base consolidada positiva. Parece carecer de sentido que si la sociedad individual que generó la BIN pendiente de compensar reúne los requisitos para practicar la compensación desde el punto de vista del régimen de tributación individual, deje de poder ejercer este derecho al pasar a tributar según el régimen especial de consolidación fiscal. De ocurrir esto, el régimen de consolidación fiscal estaría confiriendo a dicha sociedad un trato injustificado y desfavorable con respecto al que habría recibido de no haber optado por la aplicación del mismo.377 A modo de respuesta a esta argumentación, la AN ha afirmado, en sentencia de 23 de marzo de 2009, que “cuando se trata de un régimen tributario de consolidación fiscal, nos hallamos ante un régimen especial, que debe regirse por sus reglas, lo mismo que el régimen general lo hace por las suyas, y se es libre de someterse a un régimen u otro, pero una vez aceptado, debe regirse por sus normas”. Aplicando este razonamiento en el contexto en el que nos encontramos, la AN estaría resolviendo que, en la medida en que el régimen de consolidación fiscal es libre y voluntariamente aceptado por las sociedades del grupo, aunque su 377 A mi parecer, el perjuicio ocasionado por la caducidad del plazo para la compensación de la BIN previa no afectaría tanto a la sociedad que la generó sino al grupo en sí mismo considerado. Aunque es cierto que la pérdida fue generada individualmente por dicha entidad, debemos tener presente que su compensación, una vez que se ha producido la integración de la sociedad en el grupo, se efectuará a nivel de base imponible consolidada, minorando la misma en beneficio del propio grupo. 414 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada aplicación pudiera resultar negativa para la sociedad que tiene BINs pendientes de compensar, es de derecho que dicha sociedad acate la normativa propia de este régimen por haber decidido someterse a él. Por otro lado, los defensores de la teoría de la única limitación rebaten el argumento de rejuvenecimiento de BINs individuales esgrimido por sus opositores. Así, tal y como se cita en la resolución del TEAC de 14 de febrero de 2008, los reclamantes entienden que “Tampoco cabe objetar que podría producirse un alargamiento del plazo legal para compensar, ya que el de la BIN individual vencería antes que el de la nueva BIN consolidada, pues en el régimen individual pasaría lo mismo, ya que en el periodo impositivo en que se produce la compensación aplicando únicamente un límite, si cada sociedad del grupo hubiese tributado individualmente el efecto sería que la sociedad que tenía la BIN la puede compensar (al haber obtenido beneficios) y la otra sociedad del grupo tendría una BIN, cuyo plazo de compensación sería el mismo que el de la base negativa consolidada”.378 Observemos el siguiente ejemplo. Ejemplo IV.23. Las sociedades A y B forman parte de un grupo que, además de estar obligado a la formulación de cuentas anuales consolidadas, ha optado por la aplicación del régimen especial de consolidación. En el ejercicio 2013, las bases imponibles individuales generadas por las entidades A y B han sido, respectivamente, de 150 y de –200. 378 Vid. nota 373. 415 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Se sabe que la sociedad A tiene pendiente de compensar una BIN, generada con anterioridad a su incorporación al grupo, por importe de 100, a la que resta un plazo de compensación de un año. Según los defensores de la teoría del único límite, la sociedad A podrá compensar la BIN que venía arrastrando en el momento de su incorporación al grupo de sociedades con la base imponible positiva obtenida en el periodo. De este modo, la base imponible que la sociedad A aporta verdaderamente al grupo no es de 150 sino de 50, y ello porque la base imponible positiva obtenida en el periodo en cuestión compensa primero las BINs individuales pendientes y, después, las BINs individuales generadas por otras sociedades del grupo en el mismo periodo. Así, la base imponible consolidada será negativa de –150 [(150 – 100) – 200], y podrá ser compensada por el grupo en los 18 años inmediatos y sucesivos. Entienden los defensores de la teoría de la única limitación que, en este supuesto, en que teóricamente A no podría haber compensado ningún importe por ser la base imponible consolidada negativa, no se produce ningún rejuvenecimiento de BINs y, por tanto, no hay ningún impedimento para la compensación. La base negativa de 150 que queda a compensar en años sucesivos procede, exclusivamente, de la BIN de 200 obtenida por la sociedad B, por lo que en rigor no se produce alargamiento alguno del plazo de compensación de la BIN de 100 que A aportó al grupo en el momento de su incorporación. Nótese, además, señalan los partidarios de esta teoría, que impedir a la entidad A la compensación de la BIN pendiente de 100 en este periodo impositivo causaría a dicha sociedad un importante perjuicio, pues, siendo éste el último año para 416 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada poder compensarla, caducaría su derecho a ejercitar la compensación en el futuro, y ello pese a haber obtenido en el periodo en curso una base imponible positiva de cuantía suficiente para poder proceder a la compensación. 3) Problemática. Desde mi punto de vista, el debate doctrinal que abordamos en este apartado no resulta sencillo de resolver, ya que las dos teorías contrapuestas que le han dado sustento se encuentras respaldadas por sólidos argumentos. Arrojar un poco de luz sobre esta controversia exige esclarecer previamente ciertos elementos clave, fundamentalmente relacionados con el modo en que se debe proceder a la interpretación de las normas en pugna, el orden en que debe realizarse la compensación de BINs, o el sentido y la finalidad de la reforma que se llevó a cabo en el año 2001. A mi juicio, el artículo 3 CC puede resultar una herramienta muy interesante en orden a aportar cierta dosis de claridad sobre el tema discutido, aunque es cierto que, hasta la fecha, este precepto ha sido en mayor medida generador de conflictos que vía de solución. El artículo en cuestión, que contiene las claves para la interpretación de las normas, dispone que éstas “se interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes históricos y legislativos, y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquéllas”. Pues bien, en este ámbito, uno de los elementos que han venido a fortalecer y alimentar el debate doctrinal entre los partidarios de las teorías enfrentadas ha sido la 417 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades aparente contradicción que existe entre la interpretación literal de los artículos 71.1 y 74 LIS y su interpretación teleológica y sistemática. Si atendemos a la redacción de las normas en juego, la ley es clara cuando, al regular el mecanismo de compensación de BINs del grupo fiscal, exige como requisito la existencia de una base imponible consolidada positiva. Según se desprende de la literalidad de la norma, por tanto, existe una circunscripción exclusiva del principio de existencia de renta positiva al plano de la compensación de BINs del grupo. En defensa de los partidarios de la teoría de la única limitación, entiendo que, de haber querido exigir como requisito para la compensación de BINs individuales previas la existencia de un resultado consolidado positivo, el legislador, más cauto y prudente, debería haber colocado la expresión “cuando el importe de la suma de los párrafos anteriores resultase positiva” en otro lugar, no después de referirse a las BINs del grupo y antes de hacer alusión a las BINs individuales. Al encontrarse éstas últimas referenciadas en el artículo 71.1.d) LIS después de esta aclaración, mediante separación con una coma, es irrefutable que, desde una perspectiva estrictamente gramatical, las BINs individuales previas no deben quedar afectadas por este requisito. Ahora bien, desde un punto de vista teleológico y sistemático, la teoría del doble límite parece más respetuosa con la finalidad y esencia del régimen especial de consolidación fiscal, con la voluntad del legislador al reglamentarlo y con el pilar fundamental sobre el que se asienta este régimen, que es la configuración del grupo de sociedades como sujeto pasivo del IS (artículo 65 LIS). En mi opinión, de no exigirse el requisito de una base consolidada positiva para la compensación de BINs individuales previas se produciría un alejamiento de la necesaria 418 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada consideración del grupo como unidad económica autónoma, y ello porque, al amparo de este principio fundamental, todas las BINs que entran al grupo o que se generan dentro de él deben tener la consideración de BINs del grupo y regirse por las mismas normas y criterios. También las BINs pendientes de compensar por una sociedad que entra a formar parte del grupo en un momento determinado, pues la consideración general de éste como sujeto pasivo debe conducir, necesariamente, a la pérdida de la titularidad del derecho a la compensación por parte de la sociedad que generó la BIN y a la asunción de este derecho por el propio grupo de sociedades. A la luz de estas reflexiones, comprobamos que la interpretación de la letra d) del artículo 71.1 LIS deviene un tanto problemática, puesto que la interpretación literal del mismo nos lleva a defender la existencia de un único límite a la compensación de BINs individuales previas, mientras que una interpretación centrada en el espíritu de la norma y en la consideración del grupo como sujeto pasivo del IS nos empuja a decantarnos por la teoría del doble límite. Y ocurre que el CC, en su artículo 3, no establece ningún tipo de relación jerárquica entre los distintos criterios de interpretación normativa, por lo que no podemos conceder prioridad a ninguno de ellos. Por otro lado, me parece evidente que la polémica surgida en torno a este tema deriva, más bien, de otra cuestión previa: qué compensa qué. Los defensores de la existencia de un único límite parten de la consideración de que la base positiva individual de cualquier sociedad del grupo compensa, en primer lugar, BINs de esa misma sociedad pendientes de compensar y, en segundo lugar, sólo si restara base positiva individual, BINs que otras sociedades del grupo pudieran haber 419 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades aportado a la base consolidada. Por el contrario, los defensores de la teoría de la doble limitación entienden que dicha base positiva individual compensa, primero, bases negativas individuales de otras sociedades del grupo generadas en el periodo en el que se pretende la compensación, de forma que, en este caso, sería necesario que la base imponible consolidada fuera positiva para poder proceder a la compensación de BINs individuales previas. A mi parecer, este segundo criterio resulta preferible, ya que resulta más acorde con el sentido y la esencia del régimen de consolidación fiscal, máxime teniendo en cuenta que una de las principales características de este régimen de tributación es el mecanismo de compensación automática de bases imponibles positivas de unas sociedades con BINs generadas por otras del mismo grupo durante el periodo impositivo. Se trata, sin duda, de un importante elemento diferenciador con respecto al régimen de tributación individual, donde las bases negativas obtenidas por una sociedad sólo pueden ser compensadas con rentas positivas obtenidas por la misma en periodos impositivos futuros. Otro aspecto importante en torno a la cuestión planteada es el de determinar la finalidad última perseguida con la reforma de la LIS en el año 2001. En este sentido, es posible clasificar las opiniones defendidas en dos grandes grupos, si bien es cierto que existen algunas aisladas. De un lado encontramos la posición mayoritaria, orientada a la concepción de la ley 24/2001 como una norma con verdadero espíritu reformista, cuya intención fue la de acometer una modificación de los artículos 85.1 y 88 de la ley del IS de 1995 desde un punto de vista formal y sustancial. Así, los partidarios de la teoría de la doble limitación señalan que la ley 24/2001 supuso, simultáneamente, una mejora en la redacción de los 420 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada preceptos aludidos y una reforma de la legislación sustantiva en materia de compensación de BINs. Sensu contrario, los defensores de la teoría de la única limitación entienden que la reforma del año 2001 tuvo un contenido meramente formal, de modo que, aunque se produjo un cambio en la redacción legal, el mecanismo de compensación de BINs individuales previas que regía bajo el amparo de la ley del IS de 1995 (basado en la existencia de una única limitación) permaneció inalterado y continuó aplicándose en los mismos términos. Descendiendo a un ámbito más concreto, los partidarios de la teoría de la doble limitación han sostenido, básicamente, que la reforma operada en 2001 tuvo como finalidad “el establecimiento de un nuevo régimen” basado en la exigencia de una doble limitación para la compensación de BINs individuales generadas con anterioridad a la incorporación de la sociedad al grupo, de tal suerte que se habría producido una transición desde un mecanismo de compensación asentado sobre un único límite (vigente hasta 2001) a otro caracterizado por la doble limitación.379 Frente a la opinión mayoritaria, los defensores de la teoría de la única limitación han esgrimido otros argumentos diferentes. Concretamente, se alude a la tramitación parlamentaria de la ley 24/2001, donde se habla de una mera “reordenación sistemática”. Partiendo de esta expresión, se ha señalado que la modificación acometida en el año 2001 consistió en una simple mejora de la redacción del artículo 71.1 LIS, con el único objetivo de dejar claro que la compensación de BINs individuales se efectúa en sede del grupo y no en sede individual, como podía pensarse antes de la reforma (al estar regulada la 379 Así lo defiende el TEAC en sus resoluciones de 21 de diciembre de 2006 y 15 de febrero de 2007. 421 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades compensación de BINs individuales en el apartado a) del citado precepto). Es decir, no se trataría de una alteración sustantiva del artículo 71.1 LIS, sino, simplemente, de una aclaración de la forma en que debe calcularse la base imponible consolidada, procediéndose a la compensación de BINs individuales pendientes en la última fase del cálculo y no en la primera. En línea con esta última opinión, SERRANO GUTIÉRREZ, A. ha defendido en alguna ocasión que la reforma del año 2001 no pretendía modificar el régimen de compensación de BINs entonces vigente, sino que estuvo más bien encaminada a poner fin a determinadas prácticas realizadas con el único fin de obtener ventajas fiscales. Según este autor, la ley 24/2001 “no ha alterado los criterios básicos aplicables, en el régimen de consolidación fiscal, respecto de la compensación de bases imponibles negativas”, sino que se limita a la incorporación al texto legal preexistente de una serie de preceptos que aclaran determinados aspectos de la norma en vigor, siendo la única modificación que supone una auténtica novedad la expresa exclusión de los dividendos que se efectúa en el artículo 74.2 LIS.380 Analizando someramente los orígenes de la disputa tratada, lo primero que debe centrar nuestra atención es la concreta modificación que supuso la ley 24/2001 en el artículo 71.1 LIS. Hasta la reforma, el apartado a) de este precepto no excluía expresamente la compensación de BINs previas, apostando claramente por la teoría de la única limitación. Al no excluirse esta compensación de la suma de bases individuales a efectos de calcular la base consolidada, todo indicaba que la base positiva de una sociedad del grupo compensaba primero BINs generadas por 380 SERRANO GUTIÉRREZ, A., “El régimen de consolidación fiscal según la Ley 24/2001”, ob. cit., págs. 216-220. 422 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada la misma con carácter previo a su integración y, en caso de sobrar algún importe, BINs de otras sociedades del grupo obtenidas en el periodo. De esta forma, las BINs previas eran compensables con una sola limitación: una base imponible positiva de importe al menos equivalente al que se pretendía compensar. La reforma del año 2001 supuso, más bien, una apuesta por la teoría de la doble limitación. Así, al excluir la compensación de BINs previas del apartado a) del artículo 71.1 LIS y proceder a su inclusión en el apartado d), la ley 24/2001 parece abogar por la tesis de que las bases positivas de cualquier sociedad del grupo deben compensar primero BINs de otras sociedades obtenidas en el periodo, y, a continuación, podrán compensar BINs previas de esa sociedad. Además de ello, considero necesario destacar un dato relevante en la tramitación parlamentaria de la ley 24/2001, que bien podría ayudarnos a arrojar algo de luz sobre esta cuestión. En efecto, se advierte que, en el proyecto de ley propuesto para su aprobación por el Congreso de los Diputados, el artículo 71.1.d) LIS no contenía mención alguna a la compensación de BINs previas, limitándose este precepto a exigir el requisito de una base consolidada positiva para la compensación de BINs del grupo. Es evidente, como posteriormente advertiría el Senado, que ésta era una regulación defectuosa, o cuando menos incompleta, pues, al excluir la compensación de BINs previas del apartado a) y no incluirla expresamente en el apartado d), no se hacía referencia alguna al momento y a la forma en que debía procederse a la compensación de dichas bases negativas. A la vista de estas deficiencias, el Senado presentó una enmienda que consistió, fundamentalmente, en incluir la referencia a la compensación de BINs previas en el apartado d) del artículo 71.1 LIS, después de hacer alusión a la compensación 423 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades de BINs del grupo, completando así la regulación propuesta por el Consejo de Ministros. A mi juicio, es bastante probable que, con su actuación, lo que el Senado pretendiera en realidad fuera colocar en un mismo nivel de igualdad a las BINs del grupo y a las BINs previas, sometiéndolas a los mismos requisitos y especificando que la compensación de las segundas se efectuará a nivel de grupo y no a nivel individual. A través de dicha enmienda, por tanto, el Senado habría venido a resolver el problema que suscitaba la regulación anteriormente propuesta, pues aclara el cómo y el cuándo se debe proceder a la compensación de BINs individuales previas. Quizás por esta razón el Senado aluda a una reordenación sistemática del precepto como justificación de su enmienda. No obstante, opino que, al limitarse a añadir una última precisión al apartado d) del artículo 71.1 LIS, separada mediante una coma, y, en consecuencia, sin modificar la redacción originalmente propuesta por el Consejo, el Senado no dejó claro si el requisito de que exista una base consolidada positiva afecta sólo a la compensación de BINs del grupo o también a la de BINs previas. Y ello porque, desde una perspectiva gramatical, la redacción final del precepto no parece del todo coherente con la presunta intención del Senado al plantear su enmienda. Llegados a este punto, y a la vista de los argumentos esgrimidos en cada caso, admito que posicionarse a favor de una u otra teoría no resulta tarea fácil. Es cierto que, como defienden los partidarios de la única limitación, en un determinado supuesto, la consideración de un segundo límite para la compensación de BINs individuales previas puede tener un efecto pernicioso para 424 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada la sociedad individual que la generó antes de incorporarse al grupo. Asimismo, en cuanto a la finalidad perseguida por la reforma operada en el año 2001, la tramitación parlamentaria de la ley en cuestión parece indicar que la modificación del artículo 71 LIS tuvo una intención meramente clarificadora, por lo que, aparentemente, no pretendió instaurar un nuevo régimen ni modificar el ya existente. A mi entender, sin embargo, los argumentos esgrimidos por los partidarios de la teoría de la doble limitación son mayores y de mayor peso. Así, la conclusión de que son dos las limitaciones que han de prevalecer a la hora de proceder a la compensación de BINs individuales previas se deriva de una interpretación de la ley que va más allá de lo puramente literal, en consonancia con lo establecido en el artículo 3 CC, al tiempo que resulta más acorde y respetuosa con la esencia misma del régimen de consolidación fiscal. La consideración del grupo como sujeto pasivo del IS o la compensación automática de bases imponibles positivas de unas sociedades con las negativas de otras del mismo grupo obtenidas en el periodo impositivo, como características esenciales del régimen especial de consolidación fiscal, son dos elementos que se ven dotados de contenido mediante la exigencia de un doble límite para la compensación de BINs individuales previas. Desde mi punto de vista, además, la reforma operada en el vigente artículo 71.1.d) LIS no tiene mucho sentido si el legislador no hubiera querido optar con ella por la teoría del doble límite. Tal y como se presentaba la redacción anterior, resultaba evidente que las BINs previas eran compensables con una sola limitación. No obstante, la reforma del año 2001 dejó claro que la compensación de BINs previas pendientes no se efectúa a nivel de base imponible individual 425 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades sino consolidada, de manera que lo que se erigía en principio como un derecho individual de la sociedad que genera la BIN se convierte, por expreso deseo del legislador, en un derecho del grupo, que podrá ejercitar de acuerdo con las limitaciones y requisitos exigidos en la ley para las BINs del grupo. En consecuencia, han de ser dos las limitaciones que rijan en materia de compensación de BINs previas: una base consolidada positiva y una base individual positiva de importe al menos equivalente al que se pretende compensar. En definitiva, dado que los argumentos que conducen a la exigencia de una doble limitación son poderosos y es necesario ser coherente con la esencia y los principios que inspiran el régimen especial de consolidación fiscal, considero que la teoría alternativa, basada en la exigencia de un único requisito, debe ser rechazada. Ahora bien, en la medida en que la redacción literal del artículo 71.1.d) LIS constituye un guiño a los defensores de esta teoría y un importante sustento de la misma, es probable que la solución a esta controversia pase por una modificación de la redacción legal de dicho precepto. De hecho, opino que el artículo 71.1 LIS se encuentra necesitado de una reforma en cualquiera de los casos, sea cual fuere la intención del legislador, para así zanjar, de una vez por todas, la controversia vigente. Si lo pretendido por el legislador fuera exigir una doble limitación para la compensación de las BINs previas, bastaría con colocar la expresión “cuando el importe de la suma de los párrafos anteriores resultase positiva” al final del párrafo, de modo que la redacción final del apartado d) del artículo 71.1 LIS sería la siguiente: “La compensación de las bases imponibles negativas del grupo fiscal 426 Capítulo IV. Determinación de la base imponible consolidada así como de las bases imponibles negativas referidas en el apartado 2 del artículo 74 de esta Ley, cuando el importe de la suma de los párrafos anteriores resultase positiva”. Si, por el contrario, la voluntad legislativa fuese, en contra de la opinión generalizada, la de exigir un único requisito para la compensación de BINs previas, conferir una redacción más clara al precepto mencionado no resulta tarea tan sencilla. A priori, podría pensarse que sería suficiente con mencionar en un apartado la compensación de BINs del grupo, junto con el requisito de que la suma de los elementos citados en los apartados a), b) y c) resulte positiva, y referirse a la compensación de BINs previas en un apartado distinto que no hiciera alusión al requisito anterior. Sin embargo, entiendo que la creación de un nuevo apartado no resulta una opción acertada, ya que, de proceder así, se estaría instaurando un orden de prelación en la compensación de BINs en sede del grupo. Dado que obligar al contribuyente a compensar las BINs del grupo antes que las BINs previas pendientes constituye una opción desfavorable para éste, no creo que sea voluntad del legislador el establecimiento de un orden de prelación. Descartada esta opción, una propuesta de redacción alternativa del artículo 71.1 LIS sería la siguiente: “La compensación de las bases imponibles negativas del grupo fiscal, cuando el importe de la suma de los párrafos anteriores resultase positiva. También la de las bases imponibles negativas referidas en el apartado 2 del artículo 74 de esta Ley, en los términos establecidos en dicho precepto, con el único límite de la base imponible individual de la propia sociedad”. 427 CAPÍTULO V PERIODO IMPOSITIVO, CUOTA ÍNTEGRA Y DEDUCCIONES DE LA CUOTA ÍNTEGRA DEL GRUPO FISCAL. Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… 1. Periodo impositivo y cuota íntegra del grupo fiscal. En el ámbito del IS, una adecuada comprensión de las particularidades asociadas al periodo impositivo de aquellos grupos que han optado por la aplicación del régimen especial de consolidación fiscal exige esclarecer, como paso previo fundamental, el significado del propio concepto de periodo impositivo, que constituye unas de las nociones básicas del Derecho Financiero y Tributario. Por otro lado, debemos tener presente que, para el ámbito de tributación individual, dispone el artículo 26.1 LIS que “El periodo impositivo coincidirá con el ejercicio económico de la entidad”, de donde se desprende que otro punto de partida ineludible a la hora de emprender un análisis del periodo impositivo de los grupos fiscales es la determinación del significado de otro concepto esencial, el de ejercicio económico, al que aquél otro se encuentra íntimamente ligado. Lo primero que conviene destacar en relación con los conceptos a analizar, uno de naturaleza estrictamente tributaria y otro de carácter eminentemente mercantil, es la manifiesta ausencia de definiciones acerca de los mismos. En primera instancia, una revisión de la literatura existente permite llegar a la conclusión de que, si bien el uso de los conceptos periodo impositivo y ejercicio económico resulta extremadamente habitual en la práctica, son muy pocos los autores que se han aventurado a ofrecer una definición. En segundo lugar, sorprende el hecho de que tampoco los conceptos citados se encuentren definidos en alguna de las principales normas reguladoras de los ordenamientos jurídicos implicados. Así, ni la LGT contiene una definición genérica de periodo impositivo, ni la LSC o el PGC ofrecen una definición de ejercicio económico. No obstante, tanto en uno 429 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades como en otro caso encontramos una definición jurisprudencial del concepto que, en mayor o menor medida, contribuye a arrojar algo de luz sobre su significado. Por lo que concierne al periodo impositivo, señala el TS en algunas de sus sentencias que “El periodo impositivo, en general, es un concepto jurídico que permite individualizar los hechos imponibles cuyo aspecto material está constituido por situaciones, actos o negocios que por su propia naturaleza tienden a reproducirse permanentemente en el tiempo, y la referencia o determinación del mismo es lo que hace posible el nacimiento de la obligación tributaria”.381 Del contenido de la resolución transcrita se infiere, por tanto, que el concepto de periodo impositivo únicamente opera respecto de los denominados impuestos periódicos, y, en general, viene a referirse a aquél periodo de tiempo durante el cual se obtienen las rentas gravadas por el tributo en cuestión (en este caso, el IS) que deben ser incluidas en la declaración correspondiente.382 Por lo que se refiere a la noción de ejercicio económico, dispone concretamente la AN en una sentencia de 10 de junio de 2008 que “«ejercicio económico» es el periodo, con carácter general de 12 meses, en el que se realizan a efectos contables y económicos las actividades de la empresa, se calcula el resultado de explotación y se devenga el impuesto”.383 Establece, además, el referido órgano jurisprudencial una estrecha conexión entre los conceptos “ejercicio económico” 381 Esta definición es ofrecida por el TS, entre otras, en sus sentencias de 8 de septiembre de 1995 (Sala tercera, de lo Contencioso-administrativo, sección segunda, rec. 8851/1991) y de 31 de marzo de 1997 (Sala tercera, de lo Contencioso-administrativo, sección segunda, rec. 5623/1992). 382 Tal y como disponen BAYONA DE PEROGORDO, J. J. y SOLER ROCH, M. T., “En relación con la estructura temporal, los impuestos se clasifican en instantáneos, que consisten en un acontecimiento que se realiza y agota en un único momento y periódicos, cuando la realización del hecho imponible tiene una cierta duración y se desarrolla en el transcurso de un determinado periodo de tiempo” [Materiales de Derecho Financiero, ob. cit., pág. 181]. 383 AN, Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 2ª, rec. 385/2005. 430 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… y “ejercicio social”, al indicar que “Desde la perspectiva mercantil, «ejercicio social» equivale a «ejercicio económico»”.384 El ejercicio económico, o ejercicio social, se configura, de este modo, como el periodo de tiempo en que, a efectos contables, se fracciona el desarrollo temporal de la actividad de la empresa, al cual viene referida la información patrimonial, económica y financiera que se recoge en los estados contables de la misma. Con respecto a su duración, del contenido del artículo 26 LSC se desprende que ésta se configura generalmente como una cuestión discrecional que podrá determinarse libremente en los estatutos de la sociedad, si bien, matiza el artículo 125.1 del RD 1784/1996, de 19 de julio, por el que se aprueba el Reglamento del Registro Mercantil (en adelante, RRM), que la duración del ejercicio social “no podrá ser en ningún caso superior al año”.385 Esta última previsión coincide plenamente con lo dispuesto en el artículo 26.3 LIS en lo relativo a la duración del periodo impositivo del IS, que “no excederá de 12 meses”. Una vez dilucidado el significado de los conceptos periodo impositivo y ejercicio económico, resulta preciso matizar que el artículo 76 LIS es el único precepto de la norma fiscal que, en el marco del régimen especial de consolidación, contiene 384 En contra de la tesis defendida por la AN, afirman algunos autores que “El concepto de ejercicio económico que establece la normativa del IS es más amplio que el ejercicio social, por cuanto aquel abarca todos aquellos en los que contablemente se determine el resultado de la sociedad, es decir, siempre que se liquide en la contabilidad oficial de la empresa la cuenta de pérdidas y ganancias que determine, en su caso, un beneficio susceptible de ser distribuido entre los socios” [Memento práctico. Fiscal, 2013. Ob. cit., pág. 429]. En otros puntos de la misma obra, sin embargo, se emplean indistintamente los conceptos de ejercicio económico y ejercicio social [Memento práctico. Fiscal, 2013. Ob. cit., pág. 429]. De cara al desarrollo del presente trabajo, y con independencia del razonamiento recientemente transcrito, asumiremos como válida la plena identificación entre los conceptos “ejercicio económico” y “ejercicio social” que propugna la AN. 385 Dispone concretamente el artículo 26 LGT que “A falta de disposición estatutaria se entenderá que el ejercicio social termina el treinta y uno de diciembre de cada año”, de donde se infiere que el ejercicio social será, en principio, aquél que las partes interesadas hayan hecho constar en los estatutos de la sociedad. A su vez, en consonancia con lo dispuesto en el precepto citado, establece el artículo 125 RRM que “1. Los estatutos fijarán la fecha de cierre del ejercicio social, cuya duración no podrá ser en ningún caso superior al año. 2. A falta de disposición estatutaria, se entenderá que el ejercicio social termina el 31 de diciembre de cada año”. 431 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades una referencia específica al periodo impositivo del grupo. Concretamente, establece el apartado 1 del mencionado precepto que “El periodo impositivo del grupo fiscal coincidirá con el de la sociedad dominante”. Por lo que atañe a la razón de ser de esta previsión normativa, parece claro, a mi entender, que la misma se encuentra ligada, por un lado, al principio de unidad económica, que rige la actuación de los grupos de empresas en el tráfico económico y que aparece ante nosotros como uno de los fundamentos del régimen especial de consolidación fiscal, y, por otro, a la ausencia de personalidad jurídica del grupo como uno de sus principales elementos caracterizadores. Así, a pesar de que el grupo de sociedades opera en el mercado con la lógica de una sola empresa, lo cierto es que el mismo carece de personalidad jurídica propia y, por ende, de un ejercicio económico propio.386 Resulta razonable, por ello, que la duración del periodo impositivo del grupo fiscal se haga depender del periodo impositivo de aquella entidad que, además de haber sido designada expresamente por el legislador para asumir la representación de éste (artículo 65.2 LIS), concentra “el poder de control y decisión de todo el grupo”.387 Después de establecer una equivalencia total entre el periodo impositivo del grupo y el periodo impositivo de la sociedad dominante, dispone el apartado 2 del artículo 76 LIS que “Cuando alguna de las sociedades dependientes concluyere un periodo impositivo de acuerdo con las normas reguladoras de la tributación en 386 A juicio de MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E., “La explicación de esta obligada coincidencia [entre el periodo impositivo del grupo y el periodo impositivo de la sociedad dominante] es que los estados consolidados persiguen mostrar una imagen homogénea de la renta gravable del grupo, como se desprende del artículo 93.2 de esta misma norma [vigente artículo 76.2 LIS], al establecer que todas las sociedades del grupo han de cerrar su ejercicio social en la fecha en que lo haga la sociedad dominante” [“Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 152]. 387 En este mismo sentido se pronuncian LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 281] y ARVERAS ALONSO, C. [“Consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 257]. 432 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… régimen individual, dicha conclusión no determinará la del grupo fiscal”, de donde se desprende que la conclusión del periodo impositivo de alguna de las sociedades dependientes no alterará la normal duración del periodo impositivo del grupo de empresas ni tendrá efecto alguno sobre él, de tal suerte que, con independencia de dicha circunstancia, el grupo seguirá funcionando en los mismos términos en que funcionaba antes de producirse la citada conclusión. Autores como MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. van más allá al considerar que el artículo 76.2 LIS “está reconociendo implícitamente la posibilidad de que, dentro del grupo, existan sociedades que concluyan su periodo impositivo en una fecha distinta a la de la dominante”.388 En mi opinión, sin embargo, esta teoría resulta desacertada por dos razones. En primera instancia, porque carece de toda virtualidad en un momento como el actual, en el que existe una disposición normativa expresa (el artículo 67.4.e) LIS) que veda la posibilidad de pertenecer al grupo a ciertas entidades por razón de su ejercicio social y un precepto como el 79.2 LIS que exige que todas las sociedades del grupo cierren su ejercicio social (y, consecuentemente, su periodo impositivo) en la misma fecha en que lo haga la entidad dominante.389 En segundo lugar, porque lo único que se desprende de la lectura del artículo 76.2 LIS, ya se trate de una lectura literal o de una lectura extensiva de dicho precepto, es que la concurrencia en alguna entidad dependiente de una de las causas de conclusión del periodo 388 MARTÍN ZAMORA, P. y BONSON PONTE, E. “Los grupos de sociedades”, ob. cit., pág. 152. En concreto, establece el artículo 67.4.e) LIS que “No podrán formar parte de los grupos fiscales […]: Las sociedades dependientes cuyo ejercicio social, determinado por imperativo legal, no pueda adaptarse al de la sociedad dominante”. Por su parte, el apartado 2 del artículo 79 LIS dispone que “Las cuentas anuales consolidadas se referirán a la misma fecha de cierre y periodo que las cuentas anuales de la sociedad dominante, debiendo las sociedades dependientes cerrar su ejercicio social en la fecha en que lo haga la sociedad dominante”. 389 433 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades impositivo previstas en el artículo 26 LIS no afectará al periodo impositivo del grupo, ni por tanto determinará su conclusión.390 Partiendo de la premisa de que la concurrencia en una entidad dependiente de alguna de las causas de conclusión del periodo impositivo establecidas en la norma fiscal no afectará a la normal duración del periodo impositivo del grupo, que seguirá tributando en régimen de consolidación durante el mismo como si nada hubiera cambiado, los efectos que tal circunstancia tendrá sobre la tributación de la sociedad dependiente de que se trate dependerán de cuál sea la causa por la que se produce la conclusión. A este respecto, debemos tener en cuenta que, salvo en el supuesto de extinción de la entidad o transformación de la forma jurídica que determine la aplicación de un régimen tributario especial compatible con el régimen de consolidación, la concurrencia del resto de las causas señaladas en el artículo 26.2 LIS motivará la exclusión del grupo de la sociedad dependiente cuyo periodo impositivo ha concluido. Nos remitimos, en lo referente a esta cuestión, a lo dispuesto en los apartados 2.2 y 6.3 del capítulo II del presente trabajo. Por el contrario, sí considero que merecen un tratamiento específico en este epígrafe aquellos supuestos, no previstos expresamente por el legislador, en los que lo acontecido sea la conclusión del periodo impositivo de la propia sociedad dominante del grupo de empresas. Con relación a la cuestión planteada en el párrafo precedente, parece claro que, dado que el periodo impositivo del grupo se encuentra ligado por expresa 390 Por lo que respecta a las causas de conclusión del periodo impositivo, señala el artículo 26.2 LIS que “En todo caso concluirá el periodo impositivo: a) Cuando la entidad se extinga. b) Cuando tenga lugar un cambio de residencia de la entidad residente en territorio español a extranjero. c) Cuando se produzca la transformación de la forma jurídica de la entidad y ello determine la no sujeción a este impuesto de la entidad resultante. […] d) Cuando se produzca la transformación de la forma jurídica de la entidad y ello determine la modificación de su tipo de gravamen o la aplicación de un régimen tributario especial. […]”. 434 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… decisión del artículo 76.1 LIS al periodo impositivo de la sociedad dominante, la conclusión de este último debe determinar la conclusión del periodo impositivo del grupo. Esta tesis se refuerza si tenemos presente que el artículo 76.2 LIS alude a la irrelevancia, desde el punto de vista del periodo impositivo del grupo, de la conclusión del periodo impositivo de una entidad dependiente, pero nada dice acerca de la conclusión del periodo impositivo de la dominante, por lo que una interpretación negativa de dicho precepto conduce a la conclusión de que esta última circunstancia sí afectará a la normal duración del periodo impositivo del grupo en caso de producirse. Por otro lado, es preciso tomar en consideración que, excepto en aquellos casos en que se produzca la transformación de la forma jurídica de la sociedad y ello suponga la aplicación de un régimen tributario especial que sea compatible con el de consolidación fiscal, la concurrencia en la entidad dominante de alguna de las causas de conclusión del periodo impositivo previstas en el artículo 26.2 LIS determinará para ésta la pérdida de tal condición.391 Así sucederá, por tanto, en los supuestos de extinción de la sociedad dominante, cambio de su residencia de territorio español a territorio extranjero, y transformación de su forma jurídica cuando ello tenga como resultado la no sujeción al IS, la modificación de su tipo de gravamen o la aplicación de un régimen tributario especial que sea incompatible con el de tributación consolidada (como sucede, por ejemplo, con el 391 Una interpretación conjunta del contenido de los apartados 1, 2 y 4 del artículo 67 LIS permite concluir que entre las circunstancias que determinan que la sociedad dominante pierda tal carácter se encuentran las siguientes: que la entidad dominante se extinga; que pase a tributar por el régimen especial de las agrupaciones de interés económico, españolas o europeas, y de uniones temporales de empresas; que quede no sujeta al IS; que pase a tributar a tipo de gravamen diferente al de todas las sociedades dependientes; o que pierda la residencia en territorio español. De aquí se deduce que la concurrencia en la sociedad dominante de alguna de las causas de conclusión del periodo impositivo previstas en el artículo 26.2 LIS supondrá para dicha entidad la pérdida de tal condición y, con ello, la extinción del grupo de empresas. 435 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades régimen especial de las AIE). A su vez, y en consonancia con lo señalado en el artículo 67.5 LIS, el hecho de que la sociedad dominante pierda tal carácter motivará la extinción del grupo fiscal.392 De aquí la posibilidad de afirmar que la conclusión del periodo impositivo de la dominante determinará, al menos como regla general, la extinción del grupo de empresas. Por lo que concierne a los supuestos de extinción del grupo, establece expresamente el artículo 80.2 LIS que “La pérdida del régimen de consolidación fiscal se producirá con efectos del periodo impositivo en que concurra tal circunstancia”, por lo que las sociedades del grupo habrán de tributar en régimen individual en dicho periodo. Sin embargo, ningún precepto de la normativa fiscal regula expresamente los efectos derivados de la extinción del grupo de empresas. En relación con esta cuestión, dos interpretaciones son posibles. Por un lado, podría pensarse que los efectos derivados de la pérdida del régimen de consolidación son extensibles, por analogía, a los supuestos de extinción del grupo. De conformidad con este razonamiento, la conclusión del periodo impositivo de la sociedad dominante no determinará la conclusión del periodo impositivo de éste, pues el hecho de que las sociedades integrantes del mismo hayan de tributar en régimen individual desde el primer día del periodo impositivo en que se produce tal circunstancia nos lleva a afirmar que, en dicho ejercicio, no existe un periodo impositivo del grupo en el sentido estricto del término.393 392 Según se desprende del contenido del artículo 67.5 LIS, “El grupo fiscal se extinguirá cuando la sociedad dominante pierda dicho carácter”. 393 Ésta es la tesis defendida por autores como LÓPEZ ALBERTS, H., para quien “la extinción del grupo fiscal, por paradójico que pueda parecer […], no provoca el cierre de un periodo impositivo para éste”. Así, sostiene el autor, ha de entenderse que el último periodo impositivo en el que el grupo fiscal existe como tal, 436 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… La otra alternativa de interpretación, más razonable a mi juicio, y que además permite reforzar la tesis defendida líneas más arriba, radica en considerar que la extinción del grupo por conclusión del periodo impositivo de la dominante supone la conclusión del periodo impositivo del grupo, razonamiento que se desprende de una lectura literal del artículo 80.2 LIS y del silencio del legislador en este punto. Entendemos, en este sentido, que si la intención del legislador hubiera sido prever para los supuestos de conclusión del periodo impositivo de la sociedad dominante, y, por ende, de extinción del grupo, los mismos efectos que los derivados de la pérdida del régimen de consolidación fiscal, así lo habría hecho constar expresamente en alguna disposición normativa. Al no hacerlo, debe resultar aplicable la normativa propia del régimen de tributación individual. De este modo, al igual que la conclusión del periodo impositivo de una sociedad que tributa en régimen general determina la obligación de ésta de presentar una declaración del IS correspondiente al periodo de tiempo comprendido entre el primer día del periodo y el día en que se produce tal conclusión, la extinción del grupo de empresas por conclusión del periodo impositivo de la dominante debe motivar la obligación de presentar una declaración consolidada del impuesto que incluya las rentas generadas por todas y cada una de las entidades que lo conforman entre el primer día del periodo impositivo en curso y el momento y, por tanto, las sociedades del grupo podrán y deberán tributar bajo el régimen de consolidación fiscal, es el inmediato anterior a aquél en que se produce la circunstancia que motiva la extinción. [Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., pág. 124]. Señala igualmente el autor citado, en un capítulo posterior de la misma obra, que la regulación contenida en el vigente artículo 81.1.a) LIS [en virtud del cual en los supuestos de extinción del grupo de empresas “Las eliminaciones pendientes de incorporación se integrarán en la base imponible del grupo fiscal correspondiente al último periodo impositivo en el que sea aplicable el régimen de consolidación fiscal”] “pone claramente de manifiesto que no se concibe la extinción del grupo como un hecho delimitador de un nuevo periodo impositivo, sino que se trasladan los efectos materiales de la extinción del grupo […] a un periodo impositivo – definido por referencia al de la sociedad dominante – en el que el grupo fiscal existía y, consecuentemente, las sociedades que lo formaban podían tributar bajo el RCF” [Consolidación contable y fiscal de los grupos de sociedades, ob. cit., pág. 1586]. 437 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades mismo de la extinción. Esta tesis resulta coherente con la defendida por la DGT en su consulta V0040-03, de 29 de abril, donde dicho órgano señala que la LIS “establece, entre otros supuestos de conclusión del periodo impositivo, la extinción de la entidad. Por su parte, el artículo 90.1 de la LIS [vigente artículo 76.1 LIS] dispone que «el periodo impositivo del grupo fiscal coincidirá con el de la sociedad dominante». De acuerdo con lo anterior, puesto que en una operación de fusión la entidad absorbida se extingue […], para ella concluye un periodo impositivo en la fecha de extinción, y en la medida en que hasta ese momento dicha sociedad tiene la condición de dominante del grupo integrado por ella y sus dependientes, el periodo impositivo de dicho grupo finaliza igualmente en la fecha en que tiene lugar la extinción de la sociedad dominante. Por tanto, a efectos de la aplicación del régimen de consolidación fiscal en el caso planteado, al extinguirse la sociedad dominante […], dicha extinción determina la finalización del periodo impositivo del grupo, por lo que deberá presentarse la correspondiente declaración del grupo que se extingue, desde el inicio del periodo impositivo hasta la fecha de extinción del grupo”394. Nótese, por otra parte, que si la causa de conclusión concurrente en la sociedad dominante fuese la transformación de su forma jurídica cuando ello determinase la aplicación de un régimen de tributación especial compatible con el de consolidación fiscal, el efecto inmediato asociado a dicha circunstancia sería, igualmente, la conclusión del periodo impositivo del grupo de empresas. Así, en la medida en que la aplicación de un nuevo régimen tributario determinará un 394 Idéntico razonamiento es esgrimido por la DGT en sus consultas V1454-07, de 4 de julio; V0891-08, de 29 de abril; V0784-09, de 14 de abril; V1776-09, de 29 de julio; V1155-12, de 28 de mayo; y V1011-13, de 27 de marzo. Asimismo, aparece reproducido en la resolución del TEAC de 17 de abril de 2008, sección vocalía 3ª, rec. 3347/2006. 438 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… cambio en la normativa aplicable, considero que resulta indiscutible la necesidad de interrumpir el periodo impositivo del grupo y presentar sendas declaraciones del IS: una elaborada bajo la vigencia de las normas propias del régimen anterior (que vendrá referida al periodo de tiempo comprendido entre el primer día del periodo y el día en que se produce la circunstancia que motiva la conclusión del periodo impositivo de la dominante), y una confeccionada conforme a las normas propias del régimen especial que pasa a resultar de aplicación (que vendrá referida al periodo de tiempo comprendido entre el día en que se produce la causa que determina la conclusión y el último día del periodo impositivo del grupo). De acuerdo con todo lo anterior, queda justificado, por un lado, que la conclusión del periodo impositivo de una sociedad dependiente en nada afectará al normal desarrollo del periodo impositivo del grupo, pues así lo establece expresamente el artículo 76.2 LIS, y, por otro, y a pesar del silencio de la norma fiscal en este punto, que la conclusión del periodo impositivo de la entidad dominante provocará, en todo caso, la conclusión del periodo impositivo del grupo de empresas. Para finalizar, dispone el artículo 77 LIS que “Se entenderá por cuota íntegra del grupo fiscal la cuantía resultante de aplicar el tipo de gravamen de la sociedad dominante a la base imponible del grupo fiscal”, lo cual resulta lógico si partimos de la premisa de que, tal y como se desprende del contenido del artículo 67.4.c) LIS, “todas las sociedades del grupo tienen el mismo tipo de gravamen y, además, coincidente con el de la sociedad dominante, porque si lo tuviesen 439 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades diferente no podrían formar parte del grupo de sociedades”.395 Desde el punto de vista de TRIGO SIERRA, L. F., no obstante, “Este precepto propicia […] una cierta crítica respecto de la manera indirecta de regular el tipo impositivo del grupo fiscal. Se señala que a la base imponible del grupo fiscal se le aplicará, para obtener la cuota íntegra, el tipo impositivo de la sociedad dominante. Referirse al tipo de alguna de las sociedades del grupo en concreto (la dominante o cualquier otra) tendría sentido si pudiesen convivir distintos tipos impositivos en el seno del grupo, pero esto no cabe, puesto que no pueden formar parte del grupo las sociedades dependientes sujetas a un tipo impositivo diferente al de la sociedad dominante. Hubiera sido más correcto aludir al tipo impositivo del grupo fiscal que será el que aplican todas las sociedades del mismo en régimen individual”.396 Una vez determinada la cuota íntegra consolidada, el cálculo de la cuota íntegra ajustada y de la cuota líquida del grupo exigirá restar de aquélla las deducciones por doble imposición de dividendos y plusvalías de fuente interna, así como el resto de deducciones para incentivar la realización de determinadas actividades a las que el grupo pudiera tener derecho. Dedicaremos el contenido de los siguientes apartados al estudio de la aplicación de tales beneficios fiscales en el ámbito del régimen especial de consolidación fiscal, centrando nuestra atención en el examen de aquellas deducciones que, dadas las especiales características de 395 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. cit., pág. 285. Concretamente, establece el artículo 67.4.c) LIS, ya analizado en un capítulo anterior del presente trabajo, que “No podrán formar parte de los grupos fiscales las […] sociedades dependientes que estén sujetas al Impuesto sobre Sociedades a un tipo de gravamen diferente al de la sociedad dominante. 396 TRIGO SIERRA, L. F. “El régimen especial del impuesto sobre sociedades de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 93. 440 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… los grupos de empresas, plantean mayores problemas en la práctica. Concretamente, analizaremos las particularidades asociadas a la aplicación, en el seno de los grupos fiscales, de la deducción por doble imposición sobre dividendos de fuente interna y de la deducción por reinversión de beneficios extraordinarios. 2. La deducción por doble imposición interna en el régimen de consolidación fiscal del IS. 2.1. Introducción. La deducción por doble imposición de dividendos y plusvalías de fuente interna, que encuentra su fundamento último en el principio de neutralidad, constituye uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta la regulación normativa del IS.397 Por lo que respecta a los orígenes de tan importante beneficio fiscal, conviene destacar que fue introducido por vez primera en nuestro ordenamiento jurídico a través de la ley del IS de 1995, si bien la redacción del precepto originario ha sido objeto de numerosas modificaciones que, con el paso de los años, y en búsqueda de su mayor perfeccionamiento, han desembocado en la actual configuración del artículo 30 del RDLeg 4/2004. En el ámbito del régimen de tributación individual, la deducción por doble imposición juega un papel muy relevante, ya que permite evitar, tal y como señala LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES J.A., que una misma renta sea sometida 397 Conforme a lo establecido en la Exposición de Motivos de la Ley 43/1995, “El principio de neutralidad exige que la aplicación del tributo no altere el comportamiento económico de los sujetos pasivos […]. Medidas tales como la eliminación de la doble imposición de dividendos […] responden, entre otras, al principio de neutralidad”. 441 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades a tributación en dos sujetos pasivos diferentes: “por primera vez, en sede de la propia entidad que la obtiene y, una segunda vez, cuando el beneficio contable asociado a dicha renta es objeto de distribución por esa entidad a sus socios en forma de dividendos o bien cuando dichos socios transmiten la participación en la entidad participada obteniendo una renta que se corresponde total o parcialmente con los beneficios no distribuidos generados por la entidad participada durante todo el tiempo de tenencia de dicha participación”.398 Asimismo, la referida deducción despliega importantes efectos en el plano de los grupos de sociedades que tributan según el régimen especial de consolidación. En este contexto, sin embargo, el juego de las eliminaciones e incorporaciones propio de dicho régimen, además de otros matices que lo caracterizan (como ocurre con la configuración del grupo como sujeto pasivo único del impuesto), introducen cierta dosis de complejidad adicional. Resulta preciso señalar, por otro lado, que uno de los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de valorar la aplicabilidad y los efectos de la deducción por doble imposición interna en el seno de un grupo de sociedades que tributa de forma consolidada es la diferente calificación que una misma operación de distribución de dividendos puede recibir en este ámbito según cuáles sean las partes intervinientes en la misma. Así, en la medida en que esta calificación determinará las normas que deben entrar en juego y, en definitiva, las consecuencias que han de producirse, puesto que tan sólo la consideración como operación interna supondrá la activación del mecanismo de las eliminaciones, la 398 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J.A. Memento práctico. Impuesto sobre Sociedades. 2013, ob. cit., pág. 649. 442 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… identificación del tipo de operación ante el que nos encontramos constituye una tarea fundamental, previa a la realización de cualquier análisis. De acuerdo con lo anterior, en el presente capítulo ofreceremos una visión panorámica del funcionamiento de la deducción por doble imposición en el ámbito del régimen especial de consolidación fiscal, analizándola desde dos perspectivas: en el marco de una operación calificada como externa, cuando una sociedad perteneciente al grupo percibe dividendos procedentes de una sociedad ajena a él, y en el marco de una operación calificada como interna, cuando tanto la sociedad que reparte el dividendo como la entidad que lo percibe pertenecen a un mismo grupo de empresas. 2.2. Dividendos distribuidos por sociedades ajenas al grupo. Lo primero que considero oportuno destacar con relación al tratamiento que debe darse a los dividendos percibidos por las sociedades pertenecientes a un grupo que tributa según el régimen especial de consolidación fiscal, es que la normativa propia de dicho régimen únicamente hace referencia a la deducción por doble imposición interna en dos momentos: en primer lugar, en el artículo 78.1 LIS, donde se efectúa una remisión genérica a la regulación de las distintas bonificaciones y deducciones (entre ellas, la deducción por doble imposición interna regulada en el artículo 30 LIS), y, en segundo lugar, en el artículo 72.3 LIS, que contiene una previsión especial de no eliminación de determinados dividendos internos. Partiendo de la premisa de que el segundo de los preceptos citados tan sólo resulta de aplicación en aquellos casos en los que el dividendo acordado es distribuido por una sociedad perteneciente al mismo grupo de 443 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades empresas que la entidad perceptora, en el presente apartado nos centraremos, como punto de partida, en el contenido del artículo 78.1 LIS. Por lo que atañe a la identificación del tipo de operación ante el que nos encontramos, debemos tener presente que el hecho de que el dividendo percibido tenga su origen en el exterior del grupo motiva que la operación realizada despliegue efectos frente a terceros distintos de las entidades que lo integran, lo que nos permite afirmar que todo reparto de dividendos efectuado por una sociedad ajena al grupo de sociedades tiene para éste la consideración de operación externa. Esta calificación, que impide la puesta en marcha del mecanismo de las eliminaciones e incorporaciones propio del régimen especial de consolidación fiscal, justifica que el dividendo percibido por el socio en este contexto haya de recibir el mismo tratamiento que el previsto para el régimen de tributación individual. Una vez determinada la naturaleza externa de la operación de distribución de dividendos que ha tenido lugar, dispone el artículo 78.1 LIS que “La cuota íntegra del grupo fiscal se minorará en el importe de las deducciones y bonificaciones previstas en los capítulos II, III y IV de esta Ley. Los requisitos establecidos para la aplicación de las mencionadas deducciones y bonificaciones se referirán al grupo fiscal […]”. Como podemos comprobar, la norma transcrita se caracteriza, esencialmente, por efectuar una remisión genérica a la regulación normativa propia de las distintas deducciones y bonificaciones, si bien establece una especialidad respecto al procedimiento de cálculo de los requisitos exigidos en cada caso. Esta especialidad, en virtud de la cual tales requisitos habrán de 444 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… valorarse a nivel de grupo, y no individualmente, se encuentra indudablemente ligada a una de las características más importantes del régimen especial de consolidación: la configuración del grupo de sociedades como sujeto pasivo único del impuesto. Desde el punto de vista de la deducción por doble imposición interna, el contenido del artículo 78.1 LIS se traduce en la necesidad de evaluar la concurrencia, a nivel de grupo, de los requisitos previstos para el régimen de tributación individual en el artículo 30 LIS. En lo referente a dichos requisitos, conviene señalar que los apartados 1 y 2 de este último precepto establecen, con carácter general, las circunstancias que necesariamente deben concurrir para que el sujeto pasivo pueda aplicar una deducción por doble imposición en su cuota íntegra, ya sea del 50% (apartado 1) o del 100% (apartado 2). Concretamente, la deducción del 50% resultará aplicable, de forma automática, “cuando entre las rentas del sujeto pasivo se computen dividendos o participaciones en beneficios de otras entidades residentes en España”. A su vez, para que la deducción pueda ascender hasta el 100%, a las exigencias anteriores se añaden otras dos: que “los dividendos o participaciones en beneficios procedan de entidades en las que el porcentaje, directo o indirecto, sea igual o superior al 5%”, y que “dicho porcentaje se hubiere tenido de manera ininterrumpida durante el año anterior al día en que sea exigible el beneficio que se distribuya o, en su defecto, que se mantenga durante el tiempo que sea necesario para completar un año”. De lo dispuesto en el primer apartado del artículo 30 LIS se desprende, por tanto, que, además de provenir el dividendo de una entidad residente en España, 445 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades constituye un requisito sine qua non para la aplicación de la deducción por doble imposición, en cualquiera de sus modalidades, que la distribución del mismo determine la efectiva integración de una renta en la base imponible del sujeto pasivo. A su vez, para que ésta última circunstancia pueda entenderse cumplida, es necesario que el dividendo recibido tenga la consideración de ingreso para el socio. Resulta preciso matizar, a este respecto, que la aprobación de un nuevo PGC en el año 2007 supuso un importante cambio en el tratamiento contable que hasta entonces se había conferido a los dividendos percibidos como consecuencia de la participación tenida en el capital de otras sociedades. Así, mientras que, bajo la vigencia del PGC 1990, la regla general en materia de registro contable de dividendos consistía en su reconocimiento como ingreso, excepto que en la fecha de adquisición de la participación el dividendo en cuestión ya hubiera sido aprobado por la junta de accionistas (lo que tradicionalmente se ha venido denominando “dividendo corrido”), con la entrada en vigor del PGC 2008 se generalizó la contabilización del dividendo como ingreso, en unos casos, y como menor valor de la participación, en otros, en función de la fecha de obtención de los beneficios que son objeto de distribución. En concreto, la NRV 9ª.2.8 del nuevo PGC, que regula los distintos criterios de registro contable en este ámbito, mantiene la previsión efectuada por el PGC 1990 en relación con los dividendos cuyo derecho de cobro ya estaba reconocido y acordado en el momento de adquirirse la participación, pero, además, introduce en su último párrafo una precisión adicional: la contabilización del dividendo como menor valor de la participación en aquellos supuestos en los que éste tenga su origen en reservas ya existentes en el balance de la sociedad participada en el 446 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… momento de la compra (por haber sido generadas antes de esa fecha) y que, por tanto, formaron parte del precio de adquisición satisfecho por el socio.399 De aquí se desprende que el dividendo percibido deberá ser registrado como ingreso en la cuenta de resultados en caso de que su origen se encuentre en beneficios obtenidos con posterioridad a la toma de la inversión, criterio éste que también habrá de regir, por expresa disposición de la NRV señalada, para el reconocimiento de los “dividendos de activos financieros devengados con posterioridad al momento de la adquisición”. Cuándo ha de resultar aplicable un criterio de registro u otro es algo que nos dice la propia cuantía del dividendo repartido. De ser ésta mayor al importe de los beneficios generados con posterioridad a la adquisición de la participación, el dividendo recibido deberá escindirse en dos partes a efectos de su contabilización, de tal modo que el importe que se corresponda con los últimos beneficios obtenidos se registrará como ingreso y la parte ligada a beneficios anteriores a la fecha de compra se destinará a minorar el valor contable de la participación. Evidentemente, el registro contable del dividendo como menor valor de la inversión, y, en consecuencia, su no afloramiento en la cuenta de resultados del socio, conlleva la inaplicación de la deducción por doble imposición por incumplimiento del requisito básico exigido para ello en el 399 La norma de valoración 8ª.1 del PGC 1990 establecía que: “El importe de los dividendos devengados […] en el momento de la compra, no formarán parte del precio de adquisición. Dichos dividendos o intereses se registrarán de forma independiente, atendiendo a su vencimiento”. Por su parte, la NRV 9ª.2.8 del nuevo PGC dispone que “Los […] dividendos de activos financieros devengados con posterioridad al momento de la adquisición se reconocerán como ingresos en la cuenta de pérdidas y ganancias. […] A estos efectos, en la valoración inicial de los activos financieros se registrarán de forma independiente, atendiendo a su vencimiento, […] el importe de los dividendos acordados por el órgano competente en el momento de la adquisición. […] Asimismo, si los dividendos distribuidos proceden inequívocamente de resultados generados con anterioridad a la fecha de adquisición porque se hayan distribuido importes superiores a los beneficios generados por la participada desde la adquisición, no se reconocerán como ingresos, y minorarán el valor contable de la inversión”. 447 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades artículo 30.1 LIS: la integración de una renta en la base imponible del sujeto pasivo. Por otro lado, el dividendo, o parte del mismo, que, en su caso, haya provocado el registro de un ingreso en las cuentas individuales de la sociedad perceptora gozará del derecho a la deducción por doble imposición, salvo que la concurrencia de alguna de las causas de restricción previstas en el artículo 30.4 LIS lo impida. Desde la perspectiva de los grupos de sociedades, el artículo 78.1 LIS es claro cuando señala que el cómputo de los requisitos previstos en el artículo 30 LIS se efectuará a nivel de grupo. Esta previsión, ligada a la consideración del mismo como sujeto pasivo del impuesto, implica, en primer lugar, que, ante un supuesto de percepción de dividendos, el grupo de sociedades podrá aplicar una deducción por doble imposición del 50% en su cuota íntegra cuando el dividendo percibido proceda de una entidad residente en España y, al mismo tiempo, su importe se haya integrado efectivamente en la base imponible consolidada. Por lo que concierne a este último requisito, es necesario tener en cuenta que, en caso de que el grupo haya optado por tributar de acuerdo con el régimen especial de consolidación fiscal, la integración efectiva del dividendo percibido en la base imponible del mismo no exige únicamente la contabilización de dicho dividendo como ingreso (y no como menor valor de la participación), sino que, además, resulta imprescindible que el ingreso reconocido no haya sido objeto de eliminación, requisito éste que efectivamente se cumple en el caso de los dividendos externos. 448 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… Por su parte, la deducción del 100% será perfectamente aplicable cuando, satisfaciéndose las dos condiciones aludidas en el párrafo anterior, la participación global del grupo en el capital de la sociedad que distribuye el dividendo sea, al menos, del 5%. En este contexto, el cómputo a nivel de grupo del requisito mencionado implica que el mismo se entenderá cumplido aun cuando el porcentaje exigido se alcance a través de varias sociedades cuya participación, individualmente considerada, sea inferior. Así ocurriría, por ejemplo, en el caso de un grupo formado por las sociedades A y B, donde A tiene un porcentaje de participación del 2% en una sociedad X, ajena al grupo, y, al mismo tiempo, B tiene una participación del 4% en dicha entidad. A su vez, reclama el artículo 30.2 LIS que la participación demandada haya sido poseída ininterrumpidamente por el grupo durante un periodo mínimo de un año, o, en su defecto, exista la voluntad de conservarla durante el tiempo necesario hasta completar dicho periodo. Con relación a esta exigencia, conviene señalar que, al realizarse la valoración a nivel de grupo, podría llegar a proceder la deducción del 100% aun cuando, en sede de la entidad que recibe el dividendo, el periodo de tiempo transcurrido entre la fecha de adquisición de la participación y la fecha de distribución de beneficios fuera inferior a 12 meses. Sería éste el caso de un grupo formado por las sociedades B y C, donde B posee una participación del 20% desde hace 3 meses en una entidad Y, ajena al grupo, y C detenta el mismo porcentaje de participación en dicha sociedad desde hace un año y medio. Si, en este supuesto, Y decidiera repartir un dividendo, desde el punto de vista del grupo B-C se considerarían cumplidos los dos requisitos exigidos por el artículo 30 LIS para la aplicación del porcentaje de deducción del 100%, con 449 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades independencia de que, individualmente considerada, la sociedad B no cumpla con el requisito referido al tiempo de tenencia de la participación.400 En definitiva, en aquellos casos en que lo percibido sea un dividendo externo que, además, tenga la consideración de ingreso para la sociedad perceptora, su importe se integrará en la base imponible de dicha entidad, y, más tarde, en la base imponible consolidada, asumiendo el grupo el derecho a aplicar en su cuota íntegra una deducción por doble imposición sobre el importe íntegro de dicho dividendo, que será del 50% o del 100% en función de que el grupo, en sí mismo considerado, reúna o no los requisitos de porcentaje y antigüedad mínima de la participación. El cálculo de la deducción en este contexto, una vez determinado el porcentaje aplicable, no plantea mayor problemática, pues será el resultado de multiplicar el importe del dividendo percibido por dicho porcentaje y por el tipo de gravamen de la entidad dominante, tipo al que necesariamente deben tributar todas las sociedades dependientes. Por otro lado, resulta preciso destacar que la aplicación de la deducción por doble imposición no se verá afectada en modo alguno por el hecho de que la sociedad ajena que reparte el dividendo hubiera formado parte del grupo al que pertenece la entidad que lo recibe en un periodo impositivo anterior. Es más, de ser ello así, la concurrencia de todos los requisitos exigidos en el artículo 30 LIS determinará la posibilidad de aplicar la deducción aun en el caso de que el beneficio del que procede el dividendo tuviera su origen en uno de los periodos impositivos en los 400 Nótese que, de no computarse los requisitos a nivel de grupo, el importe íntegro del dividendo recibido por B sólo tendría derecho a una deducción del 50% sobre la cuota íntegra, a menos que, con posterioridad a la percepción del mismo, dicha entidad mantuviera su participación en Y durante el tiempo necesario hasta completar el periodo de un año. 450 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… que la sociedad participada formaba parte del grupo, de tal suerte que dicho beneficio hubiera sido objeto de integración en la base imponible consolidada. 2.3. Dividendos distribuidos por sociedades del grupo. 2.3.1. Regla general: la eliminación de los dividendos internos. Dispone el artículo 72.3 LIS que “No se eliminarán los dividendos incluidos en las bases imponibles individuales respecto de los cuales no hubiere procedido la deducción por doble imposición interna prevista en el artículo 30.4”. Se trata de aquellos supuestos en los que el dividendo es distribuido por una sociedad del grupo a favor de otra perteneciente al mismo, de manera que, en la medida en que el beneficio del que procede dicho dividendo permanece en todo momento dentro del grupo fiscal, la citada operación no despliega ningún tipo de efecto frente a terceros. De ahí su consideración como operación interna. Del contenido del artículo 72.3 LIS se desprende, por exclusión, que siempre que no resulte aplicable el artículo 30.4 LIS será necesario acudir, en el ámbito de los grupos de sociedades que tributan de forma consolidada, a la regulación general de las operaciones internas, contenida en el artículo 72.1 LIS. En los términos indicados en el capítulo anterior, este último precepto dispone que “Para la determinación de la base imponible consolidada se practicarán la totalidad de las eliminaciones de resultados por operaciones internas efectuadas en el periodo impositivo”, definiendo a continuación la noción de operación interna. Por lo que se refiere a la forma en que deben practicarse dichas eliminaciones, el artículo 71.2 LIS dispone que éstas “se realizarán de acuerdo con los criterios 451 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades establecidos en el artículo 46 del Código de Comercio y demás normas de desarrollo”. Siguiendo esta remisión, el artículo 49 del RD 1159/2010 define los dividendos internos como “los registrados como ingresos del ejercicio de una sociedad del grupo que hayan sido distribuidos por otra perteneciente al mismo”, para posteriormente establecer que “estos dividendos serán eliminados” y concretar el modo en que procede su eliminación. Conforme a lo expuesto en el párrafo precedente, en aquellos casos en los que tanto la sociedad participada como el socio perceptor del dividendo formen parte de un grupo de sociedades que ha optado por tributar de forma consolidada y, además, se dé la circunstancia de que dicho dividendo ha supuesto la integración efectiva de una renta en la base imponible del grupo, lo procedente será, tal y como se deriva del contenido del artículo 72.1 LIS, la eliminación del ingreso registrado en las cuentas individuales del socio. Esta regla general de eliminación únicamente quedará sin efecto, por expresa disposición del artículo 72.3 LIS, cuando concurra alguna de las circunstancias establecidas en el artículo 30.4 LIS, precepto al que haremos referencia más adelante. Conviene avanzar en este punto, no obstante, que el apartado 4 del artículo 30 LIS enumera una serie de supuestos respecto de los que se restringe la posibilidad de aplicar la deducción por doble imposición, por entender la norma que no se genera en ellos una doble imposición efectiva que justifique el recurso a este beneficio fiscal. Por lo que atañe al carácter de la eliminación practicada, destaca el hecho de que, a diferencia de lo que sucede con el resto de resultados derivados de operaciones internas, la eliminación de los dividendos internos se realiza a título definitivo, de 452 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… forma que el importe eliminado no será objeto de incorporación posterior a la base imponible consolidada. LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J.A., ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. aportan un argumento a favor de esta tesis al afirmar que, desde el punto de vista del grupo, el montante percibido en concepto de dividendo “se corresponde con un resultado que ya se incorporó a las cuentas anuales consolidadas en el ejercicio en que se produjo el resultado que ahora se reparte, por lo que al tratarse de un flujo entre unidades económicas integrantes de un grupo, debe calificarse en la unidad económica grupo de acuerdo con la naturaleza que le corresponde, que no es otra que una mera redistribución de los fondos propios del grupo, es decir, fondos propios de la sociedad que reparte se trasladan a fondos propios de la receptora”.401 De conformidad con este razonamiento, lo cierto es que, en mi opinión, el contenido del artículo 49 de la subsección 10ª del Real Decreto 1159/2010 (al que se remite indirectamente la propia LIS en su artículo 71.2 LIS) parece dejar claro que los dividendos internos no pueden ser concebidos como resultados del grupo sino como meras corrientes financieras internas, al establecer expresamente que dichos dividendos “serán eliminados, considerándolos reservas de la sociedad perceptora”. A la luz del contenido de este precepto, resulta claro que el criterio de eliminación por el que el mismo aboga determina, simplemente, que unas reservas que figuraban en el balance de la sociedad participada sean reconocidas, con ocasión de su reparto entre los socios, como reservas de la entidad que recibe el dividendo, de tal suerte que, más que suponer una eliminación estricta, la 401 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados. 2012-2013. Ob. cit., pág. 790. En este mismo sentido se pronuncian LÓPEZ ALBERTS, H. [Consolidación contable e introducción a sus aspectos fiscales, ob. cit., pág. 966] y GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. [“Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 912]. 453 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades aplicación del referido criterio conduce a lo que podríamos denominar una “reclasificación” del importe percibido. Tomando en consideración este dato, así como el hecho de que, por su propia naturaleza, los dividendos internos no pueden ser objeto de realización y, por tanto, nunca existirán frente a terceros ajenos al grupo (condición ésta que determina la exigencia de incorporación posterior de los resultados derivados de operaciones internas), concluyo que, necesariamente, la eliminación de tales dividendos ha de revestir carácter definitivo.402 En lo referente a la deducción por doble imposición interna, el recurso al mecanismo de la eliminación determina que los dividendos satisfechos entre sociedades del grupo no tengan derecho a disfrutar de este beneficio fiscal, habida cuenta de que el requisito esencial que posibilita su aplicación es, precisamente, que “entre las rentas del sujeto pasivo se computen dividendos o participaciones en beneficios” (artículo 30.1 LIS). Sin duda, la imposibilidad de aplicar la deducción por doble imposición en los supuestos en los que lo procedente sea la eliminación del ingreso registrado en las cuentas individuales del socio debe considerarse una consecuencia lógica, ya que la propia eliminación excluye directamente la posibilidad de que la distribución del dividendo genere una doble imposición efectiva que sea necesario corregir. En la práctica, por tanto, parece que la elección del método de eliminación respecto de los dividendos internos equivale a la opción por el método de exención para la 402 Debemos tener en cuenta, además, que, al regular la eliminación de los dividendos internos, el artículo 49 del RD de 2010 no emplea el concepto “diferir”, ni alude de forma expresa a su posible realización futura frente a terceros ajenos al grupo. Así pues, dicho precepto marca una clara diferencia con respecto a los artículos 42 a 46, referidos a la eliminación de resultados por operaciones internas, cuyo cometido básico es el de establecer qué importe debe diferirse en cada caso y cuándo el resultado eliminado debe entenderse externalizado a efectos de su incorporación al resultado contable consolidado. 454 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… corrección de la doble imposición en el seno de los grupos que tributan de forma consolidada.403 Por otro lado, debemos tener presente la matización que efectúa el artículo 72.1 LIS cuando, al definir las operaciones internas, indica que son tales “las realizadas entre sociedades del grupo fiscal en los periodos impositivos en que ambas formen parte de él y se aplique el régimen de consolidación fiscal”. De acuerdo con esta previsión, el único requisito exigido por la norma para que un dividendo sea calificado como interno y, por ello, susceptible de eliminación, es que tanto la sociedad que lo distribuye como la entidad o entidades que lo reciben formen parte del mismo grupo en el periodo impositivo en el que se realiza la operación de reparto. La falta de cualquier precisión adicional acerca del beneficio del que procede el dividendo acordado, nos lleva a concluir que la operación será calificada como interna, y, en consecuencia, deberá eliminarse el importe percibido, con independencia de que el dividendo se distribuya con cargo a beneficios que no hayan sido obtenidos en sede del grupo de sociedades sino en un momento anterior, en el que la sociedad participada no se había incorporado a él todavía. Esta opinión es refrendada por autores como LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.404; SERRANO GUTIÉRREZ, A.405; o LÓPEZ ALBERTS, H.406. Concretamente, sostiene este último autor que, de conformidad con la letra de la 403 En esta misma línea, LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J.A., ROS AMOROS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. han defendido que “la técnica de la eliminación de dividendos produce los mismos efectos prácticos que la utilización del método de exención, como sistema para evitar la doble imposición de dividendos” [Memento práctico. Grupos consolidados, 2012-2013. Ob. Cit., pág. 140]. 404 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A. Memento práctico. Impuesto sobre Sociedades, 2013. Ob. cit., pág. 1177. 405 SERRANO GUTIÉRREZ, A. “El régimen de consolidación fiscal según la Ley 24/2001”, ob. cit., pág. 206. 406 LÓPEZ ALBERTS, H. Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., págs. 123-125. 455 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Ley, “La «operación interna» viene dada por el hecho del reparto del dividendo y no por la obtención del beneficio del que aquél procede. Por ello, en la medida en que este reparto se produzca cuando la entidad que lo realiza forma parte del grupo, estaremos ante una operación interna, con independencia de su origen económico-temporal”. Entre otros argumentos, dispone LÓPEZ ALBERTS, H., muy acertadamente, que de defender la no eliminación, y consecuentemente el sometimiento a gravamen de tales dividendos, “se estaría manteniendo una doble imposición de dividendos con carácter general (los beneficios han tributado en la dependiente y después lo harían en el grupo)”.407 Junto a ello, considero oportuno señalar que, salvo que resulte excluida por concurrir la circunstancia prevista en el artículo 72.3 LIS, la regla general de eliminación será aplicable con independencia de que el dividendo acordado tenga su origen en unos beneficios que hayan sido destinados a compensar, en el mismo periodo impositivo de su obtención, pérdidas generadas por otras sociedades del grupo, de tal modo que dichos beneficios no hayan soportado una tributación efectiva. Conviene recordar, en este sentido, que, conforme a lo establecido en el artículo 71.1 LIS, el primer paso para la determinación de la base imponible consolidada consiste en la suma de todas y cada una de las bases imponibles individuales de las sociedades que conforman el grupo, ya sean positivas o negativas, de donde se desprende que uno de los rasgos característicos del régimen especial de consolidación es la compensación automática, en cada periodo impositivo, de las bases positivas obtenidas por ciertas sociedades del 407 Otros argumentos a favor y en contra del sometimiento a gravamen de aquellos dividendos repartidos con cargo a beneficios generados antes de la incorporación al grupo pueden encontrarse en LÓPEZ ALBERTS, H. Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., págs. 123-125. 456 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… grupo con las bases imponibles negativas generadas por otras entidades pertenecientes al mismo. En esta misma línea, la eliminación de un dividendo interno, siempre que concurran los requisitos para ello, no se ve obstaculizada por el hecho de que éste proceda de un beneficio que, a su vez, hubiera sido eliminado por derivar de una operación interna. Así, a pesar de que, como consecuencia de la eliminación de dicho beneficio, el posterior cómputo de un ingreso en la base imponible del socio con motivo del reparto de dividendos no genera una doble imposición efectiva, la norma fiscal no impide expresamente la posibilidad de proceder a la eliminación del dividendo recibido en estas circunstancias. Lo cierto, no obstante, es que, dada la operativa propia del régimen de consolidación fiscal, la eliminación así practicada no conduce a una situación de desimposición, ya que el beneficio interno previamente eliminado, en el que encuentra su origen el dividendo distribuido, sí será sometido a tributación en sede del grupo en el ejercicio en el que el mismo se entienda realizado frente a terceros y se produzca su incorporación a la base imponible consolidada. Comprobamos, por tanto, que, aunque éste será el momento en que tal resultado soporte por primera vez una tributación efectiva en el seno del grupo que lo ha obtenido, la norma fiscal ya habrá permitido corregir la doble imposición de forma anticipada al no impedir expresamente la eliminación del dividendo repartido en un ejercicio anterior.408 408 Tal es el caso de la distribución, en forma de dividendos, del beneficio derivado de una venta de existencias entre sociedades del grupo. Si bien dicho beneficio habrá sido eliminado previamente por derivar de una operación interna, la norma fiscal no restringe la posibilidad de proceder a la eliminación del dividendo repartido con cargo al mismo. Más adelante, cuando las existencias internamente transmitidas sean enajenadas a un tercero y, como consecuencia de ella, se produzca su efectiva salida del grupo de empresas, el resultado inicialmente eliminado se entenderá realizado y deberá ser incorporado a la base imponible consolidada. Sin embargo, la eliminación del dividendo interno practicada en el ejercicio en que 457 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades 2.3.2. Regla especial: la no eliminación de dividendos internos.409 En los términos anteriormente señalados, el artículo 72.3 LIS introduce una excepción a la regla general de eliminación de dividendos internos al establecer que “No se eliminarán los dividendos incluidos en las bases imponibles individuales respecto de los cuales no hubiere procedido la deducción por doble imposición interna prevista en el artículo 30.4 de esta Ley”. A mi juicio, cualquier análisis de la remisión efectuada por el artículo 72.3 LIS requiere tener presente, como punto de partida y premisa básica, la identidad de fundamento que dicho precepto y el artículo 30.4 LIS comparten. En este sentido, considero necesario matizar que el artículo 30.4 LIS fue introducido originariamente en la norma con el fin de evitar la situación de desimposición que se produciría al permitir la aplicación de la deducción por doble imposición respecto de ciertas rentas sobre las que no se produce una doble imposición efectiva que justifique el recurso a dicho beneficio fiscal.410 En consonancia con esta finalidad, se entiende que la voluntad del legislador al introducir la cláusula de no eliminación en el artículo 72.3 LIS fue, precisamente, la de dar cumplimiento a las restricciones establecidas en el 30.4 LIS en el seno de los grupos de sociedades que tributan de forma consolidada, de tal suerte que éstos tuvo lugar su distribución permite evitar que, en este segundo estadio, la integración del beneficio diferido en la base imponible del grupo, y su consiguiente sometimiento a tributación en sede de éste, pueda generar una situación de doble imposición que sea necesario corregir. 409 Teniendo en cuenta el objetivo perseguido con este estudio, así como la pretensión de tratar temas relevantes o que puedan resultar conflictivos desde el punto de vista del régimen especial de consolidación, los apartados c) y f) del artículo 30.4 LIS han sido excluidos del análisis realizado. 410 En este mismo sentido, defiende LÓPEZ ALBERTS, H. que las medidas establecidas en el artículo 30.4 LIS “tienen por objeto evitar que la deducción por doble imposición interna se pueda convertir en un sistema de desimposición de rentas” [Los grupos de sociedades: régimen tributario y cuentas fiscales consolidadas, ob. cit., pág. 129]. 458 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… no pudieran sortear dichas excepciones por el mero hecho de haber optado por la aplicación del régimen especial de consolidación fiscal.411 Por lo que concierne a las diferentes causas de restricción previstas en el artículo 30.4 LIS, conviene subrayar que, si bien en todos los supuestos contemplados en dicho precepto, la imposibilidad de aplicar la deducción se justifica por la inexistencia de doble imposición, parece claro que la ausencia de tal presupuesto puede responder a dos motivos distintos. De un lado, es posible que la operación que se ha llevado a cabo determine la integración efectiva de una renta en la base imponible del sujeto pasivo y, sin embargo, se dé la circunstancia de que la citada renta no haya sido sometida a tributación previa en sede de otra persona jurídica. En otros casos, la inexistencia de doble imposición viene motivada por el hecho de que la operación realizada no determina el afloramiento de un ingreso para el sujeto pasivo ni, en consecuencia, la integración de una renta en su base imponible. Por lo que atañe a aquellos supuestos en los que la imposibilidad de recurrir a la deducción se justifica directamente por la ausencia de renta, lo cierto es que, desde mi punto de vista, el cambio que el PGC 2008 supuso en materia de 411 Afirma CADARSO GARGALLO, P., en esta misma línea, que “En el régimen general del Impuesto sobre Sociedades existen determinados supuestos en los que no es de aplicación la deducción por doble imposición de dividendos. De manera que para que el Grupo de Sociedades no eluda las excepciones señaladas en el artículo 30.4 del Texto Refundido del Impuesto es por lo que se establece que cuando se den estos supuestos no se eliminarán los dividendos incluidos en las bases imponibles individuales” [“Algunas consideraciones acerca de la aplicación del Régimen de Consolidación Fiscal”, ob. cit., pág. 644]. Desde el punto de vista de LÓPEZ ALBERTS, H., “cabría esperar que la norma fiscal hubiese adoptado sin más la técnica aplicada por la disciplina contable y que, consecuentemente, permitiese que de la base imponible del grupo se eliminasen los dividendos internos en los mismos términos en los que ello acontece en la cuenta consolidada de resultados. Pero el legislador fiscal está bastante escarmentado de las manipulaciones (economías de opción para algunos, inadmisibles fraudes de ley para otros) de las que en uno u otro momento han sido objeto la regulación de los mecanismos para evitar la doble imposición […]. Por esta razón, decide adoptar una cautela que toma la forma de condicionamiento de la eliminación” [Consolidación contable e introducción a sus aspectos fiscales, ob. cit., pág. 966]. 459 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades registro contable de dividendos puede determinar que, en algunas ocasiones, la aplicación del artículo 72.3 LIS y, por derivación, del 30.4 LIS, desemboquen en un auténtico caos. Pensemos, por ejemplo, en una distribución de dividendos que se realiza con cargo a beneficios generados con anterioridad a la compra de la participación, de tal modo que, conforme a las disposiciones del nuevo PGC, el dividendo percibido haya de registrarse como menor valor de la misma y, por tanto, no suponga para el socio la obtención de ingreso alguno. En lo relativo a la aplicación de la deducción por doble imposición, dispone la letra e) del artículo 30.4 LIS que dicho beneficio fiscal no resultará de aplicación “Cuando la distribución del dividendo o la participación en beneficios no determine la integración de renta en la base imponible por no tener la consideración de ingreso”. Así, suponiendo que la operación de reparto de dividendos tiene lugar en el seno de un grupo de sociedades que tributa de forma consolidada, la existencia de una causa de restricción aplicable al caso concreto determinará la aplicación del artículo 72.3 LIS y, consecuentemente, la imposibilidad de proceder a la eliminación del dividendo percibido. Llegados a este punto, resulta ineludible plantear dos cuestiones. En primer lugar, comprobamos que la norma fiscal prohíbe expresamente la posibilidad de acudir a la deducción por doble imposición en aquellos casos en los que el dividendo percibido no suponga el afloramiento de un ingreso en sede del socio. Por lo que se refiere al régimen de tributación individual, parece evidente que la regulación de estos supuestos entre los previstos en el artículo 30.4 LIS resulta innecesaria, ya que, en la medida en que el propio artículo 30.1 LIS exige que el dividendo suponga el cómputo de un ingreso entre las rentas del 460 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… sujeto pasivo como requisito esencial para la aplicación de la deducción, hubiera sido suficiente con la remisión general efectuada por el artículo 72.1 LIS al artículo 30 LIS. En el plano de los grupos de sociedades que tributan de forma consolidada, el hecho de que la percepción del dividendo no implique la generación de renta para quien lo recibe determina la inexistencia de resultado alguno susceptible de eliminación y, por tanto, la posibilidad de prescindir de la remisión efectuada por el artículo 72.3 LIS a las causas de restricción previstas en el 30.4 LIS. En segundo lugar, debemos tener en cuenta que el artículo 30.4 LIS comienza señalando que “La deducción prevista en los apartados anteriores no se aplicará respecto de las siguientes rentas”, para luego regular entre ellas el caso de que la distribución del dividendo “no determine la integración de renta en la base imponible”. Con relación a esta incoherencia, sin duda motivada por un manifiesto defecto de técnica legislativa, resulta preciso señalar que, si bien la redacción del artículo 30.4 LIS fue objeto de modificación en el año 2008 con el fin de lograr su adecuación a las exigencias del nuevo PGC, la letra e) de dicho precepto conserva la redacción originaria que le fue dada en el año 2004.412 Este 412 Conforme a lo establecido en la Exposición de Motivos de la Ley 4/2008 (vid. nota 51), “Las modificaciones que afectan al Impuesto sobre Sociedades responden principalmente a la necesidad de adaptar la legislación fiscal a la reforma contable que ha sido completada con la aprobación de un nuevo Plan General de Contabilidad […]. La aprobación del nuevo Plan General de Contabilidad hace necesario introducir modificaciones en el Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, dada la vinculación existente entre el resultado contable y la base imponible de dicho Impuesto, algunas de las cuales son meramente técnicas y responden a la nueva terminología utilizada en el PGC recientemente aprobado, así como al nuevo tratamiento contable por el cual determinados dividendos no se contabilizan en la cuenta de pérdidas y ganancias como ingresos, sino minorando el valor contable de la inversión”. A pesar de la aparente ambición del objetivo de adaptación perseguido, lo cierto es que el número de cambios acometidos fue tan reducido que en modo alguno se consiguió alcanzar una adecuación real de la norma fiscal al contenido del PGC 2008. En lo referente al nuevo criterio de registro contable de dividendos, la única modificación efectuada consistió en introducir un último párrafo al ya existente apartado e) del artículo 30.4 LIS. Al margen de ello, la Ley 4/2008 sólo alteró la redacción del citado precepto en el sentido de sustituir los términos “depreciación” por “deterioro” y “recuperación de valor” por “reversión del deterioro”, 461 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades dato nos permite avanzar, ya en este punto, que la pretendida labor de adaptación acometida por el legislador con motivo de la instauración de un nuevo escenario contable puede ser calificada de incompleta e insuficiente, ya que la misma no impidió que muchas de las letras del artículo 30.4 LIS, que perdieron su fundamento tras la aprobación del PGC 2008, continuaran manteniendo tras la reforma serias incongruencias con respecto a la NRV 9ª de dicho texto, que versa sobre los instrumentos financieros, así como con uno de sus ejes fundamentales: el principio de prevalencia del fondo económico sobre la forma jurídica, consagrado en su parte primera, y, antes de ello, en el artículo 34.2 CCom.413 La persistencia, a fecha de hoy, de un problema tan grave como éste permite poner en tela de juicio la posibilidad de que algunas de las causas de restricción establecidas en el artículo 30.4 LIS puedan ser efectivamente aplicadas sin menoscabar la propia razón de ser de este precepto. De acuerdo con lo dispuesto en los párrafos anteriores, me parece razonable concluir que el artículo 30.4 LIS se encuentra necesitado de una profunda mejora en cuanto a su redacción normativa, de tal forma que a través de la misma se logre, por un lado, una mayor adaptación de su contenido a la norma contable (algo que, sin duda, resulta fundamental, habida cuenta de las interrelaciones existentes entre fiscalidad y contabilidad), y, por otro, una mayor precisión. En lo relativo a esta última exigencia, es necesario tener presente que los supuestos de al tiempo que se completó la previsión referida al IRPF en él contenida. El hecho de que, por lo demás, la redacción del artículo 30.4 LIS permaneciese intacta tras la instauración del nuevo escenario contable permite afirmar que la tarea de adecuación de este precepto a las nuevas exigencias que el PGC 2008 supuso fue manifiestamente incompleta. 413 Según lo dispuesto en el artículo 34.2 CCom, “Las cuentas anuales deben redactarse con claridad y mostrar la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la empresa, de conformidad con las disposiciones legales. A tal efecto, en la contabilización de las operaciones se atenderá a su realidad económica y no sólo a su forma jurídica”. Esta misma previsión es reproducida por el PGC 2008 dentro del Marco conceptual de la contabilidad, apartado 1º, párrafo 3. 462 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… no renta pueden canalizarse perfectamente a través del artículo 30.1 LIS, de modo que el 30.4 LIS podría alcanzar un mayor grado de rigor si se limitase a restringir el derecho a la deducción por doble imposición en el marco de operaciones que desemboquen, efectivamente, en la generación de una renta para el sujeto pasivo. Al margen de la falta de claridad que caracteriza al artículo 30.4 LIS y de su inevitable extensión al propio artículo 72.3 LIS, lo cierto es que la remisión contenida en este último no se encuentra, al menos desde mi punto de vista, exenta de confusión. Así, una confrontación entre la interpretación literal y la interpretación teleológica del citado precepto conduce al surgimiento de serias dudas acerca de su verdadero ámbito de aplicación. Desde una perspectiva estrictamente gramatical, acorde con una interpretación restrictiva, el artículo 72.3 LIS contiene una excepción a la regla general de eliminación de dividendos internos en los casos previstos en el artículo 30.4 LIS. En la medida en que este último precepto impide la aplicación de la deducción por doble imposición sobre los dividendos procedentes de ciertas operaciones, pero también sobre otro tipo de rentas que no tienen esta naturaleza, podría tener sentido la previsión contenida en el artículo 72.3 LIS, que, al hablar de dividendos y no de rentas, se estaría remitiendo exclusivamente a determinados apartados del artículo 30.4 LIS. De conformidad con este primer criterio interpretativo, por tanto, el artículo 72.3 LIS no resulta de aplicación respecto de aquellas rentas, de entre las enumeradas en el 30.4 LIS, que no gocen de naturaleza de dividendo, como ocurre con las derivadas de una reducción de 463 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades capital, lo que se traduce en la necesaria eliminación de las mismas a efectos de calcular la base imponible consolidada. En mi opinión, no obstante, la opción basada en una lectura literal del artículo 72.3 LIS pierde toda su virtualidad si atendemos a la finalidad de la cláusula de no eliminación contenida en el mismo, es decir, si optamos por una interpretación teleológica o extensiva, lo que necesariamente nos remite a la propia razón de ser del artículo 30.4 LIS. Dado que la finalidad perseguida por los preceptos en pugna no es otra que evitar situaciones de desimposición, tal y como señalábamos al comienzo de este apartado, considero absolutamente razonable pensar, en virtud de un criterio de interpretación que va más allá de lo puramente literal, que el artículo 72.3 LIS contiene una remisión genérica al 30.4 LIS y no sólo a determinados apartados del mismo, pues si todas las restricciones contenidas en el mencionado precepto responden a un mismo propósito, carece de todo sentido que en el ámbito del régimen especial de consolidación únicamente se respeten dichas restricciones en lo que atañe a las rentas con naturaleza de dividendo. A la vista de los argumentos esgrimidos en el presente apartado, queda fundamentada la coexistencia de dos posibles interpretaciones del artículo 72.3 LIS, algo que puede implicar la obtención de resultados y conclusiones diferentes según cuál sea el criterio escogido. A mi parecer, la solución al conflicto abierto entre la interpretación literal y la interpretación teleológica de este precepto pasa, necesariamente, por una mejora de su redacción normativa, en dos posibles sentidos: bien especificar los apartados del artículo 30.4 LIS a los que efectivamente se refiere, o bien regular expresamente, sin efectuar remisión 464 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… alguna, los supuestos afectados por la cláusula de no eliminación en él contenida. En cualquier caso, y en la medida en que decantarse por un criterio u otro es fruto de una decisión personal, ambas posibilidades serán contempladas en este trabajo en orden a la resolución de los distintos supuestos planteados. Una vez descrita la problemática ligada al artículo 72.3 LIS, y, por derivación, al artículo 30.4 LIS de la norma fiscal, nos centraremos a continuación en analizar cada uno de los supuestos recogidos en este último precepto de forma pormenorizada. 2.3.2.1. Reducción de capital con devolución de aportaciones y distribución de la prima de emisión. La reducción de capital con devolución de aportaciones es una operación compleja que, además de desplegar los efectos que le son propios en el ámbito mercantil, tiene incidencia en los planos fiscal y contable. Así pues, un análisis de su régimen tributario requiere tener en cuenta, junto a los requisitos formales referidos en los artículos 329 y 330 LSC, la regulación básica de estas operaciones en el campo de la contabilidad.414 Si bien la necesidad de considerar simultáneamente ambas perspectivas es algo que ha tendido a ser obviado por la práctica generalidad de autores que han abordado la cuestión, constituye, a mi juicio, una exigencia fundamental en el ámbito del IS, puesto que todo debate 414 Según lo dispuesto en el artículo 329 LSC acerca de los requisitos que debe reunir el acuerdo de reducción, “Cuando el acuerdo de reducción con devolución del valor de las aportaciones no afecte por igual a todas las participaciones o a todas las acciones de la sociedad, será preciso, en las sociedades de responsabilidad limitada, el consentimiento individual de los titulares de esas participaciones y, en las sociedades anónimas, el acuerdo separado de la mayoría de los accionistas interesados, adoptado en la forma prevista en el artículo 293.” Asimismo, establece el artículo 330 del citado texto normativo que “La devolución del valor de las aportaciones a los socios habrá de hacerse a prorrata del valor desembolsado de las respectivas participaciones sociales o acciones, salvo que, por unanimidad, se acuerde otro sistema.” 465 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades susceptible de ser planteado en este contexto reclama, no sólo para reforzar los argumentos esgrimidos sino incluso para validarlos, una comprobación obligatoria de lo establecido por la normativa contable al respecto de la cuestión de que se trate.415 En consonancia con lo dispuesto en el párrafo anterior, la identificación de los efectos fiscales asociados a una operación de reducción de capital con devolución de aportaciones se encuentra necesitada, en mi opinión, de una remisión inevitable a las pautas introducidas por el ICAC bajo la vigencia del PGC 1990, posteriormente ratificadas y adaptadas por este mismo Instituto al PGC 2008. En este sentido, conviene destacar que, concretamente, fue en la consulta número 2 del BOICAC 40, de diciembre de 1999, donde se estableció el que, hasta hoy, ha sido el criterio a seguir por el socio para la contabilización de las operaciones de reducción de capital con devolución de aportaciones.416 De conformidad con dicho criterio, el importe percibido por el inversor en una operación de esta naturaleza debe desglosarse en dos partes: una primera, que se calculará de acuerdo con el procedimiento previsto en dicha consulta, y que representa, estrictamente, la recuperación de la inversión inicial, y una segunda que se corresponde con la parte proporcional, atribuible al socio, de los beneficios 415 En este mismo sentido, NAVARRO FAURE, A. señala que “desde que la Ley 43/1995, de 27 de diciembre, del Impuesto sobre Sociedades, remitió al resultado contable obtenido a partir de normas mercantiles para la cuantificación de la base imponible del Impuesto, incorporó a las fuentes del Derecho tributario, un conjunto de normas internas e internacionales, dictadas, en principio, para regular otras materias, pero que no pueden obviar los efectos que producen en la materia tributaria. Sin embargo, en la medida en que estas normas no son «tributarias», es escaso el análisis que desde el Derecho tributario se hace de las mismas.” [El Derecho Tributario ante el nuevo Derecho Contable, Madrid: La Ley, 2007, pág. 3]. 416 En efecto, la consulta referida lleva por título “Sobre el registro contable por parte del inversor de las reducciones de capital”. Por su parte, los criterios que ha de seguir la sociedad que reduce capital para la contabilización de dicha operación son los previstos inicialmente en la consulta número 2 del BOICAC 55 de septiembre de 2003. 466 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… generados por la sociedad participada entre la fecha de adquisición de la participación y la fecha en la que se reduce capital. La clasificación del montante percibido en dos partes diferenciadas resulta relevante desde el punto de vista del registro contable de la operación. Así, mientras que la parte correspondiente a la recuperación de la inversión habrá de contabilizarse como menor valor de adquisición de la misma, la parte asociada a las reservas generadas por la sociedad participada implicará para el socio un beneficio que deberá ser reconocido mediante el empleo de la oportuna cuenta de ingresos.417 Por otro lado, la citada consulta alude a aquellos supuestos en los que la reducción de capital se materializa mediante la entrega de bienes al socio, en cuyo caso, además de tomar en consideración el criterio aludido en el párrafo anterior, resultará de aplicación el tratamiento contable previsto para las permutas. Establecida la pauta general a seguir en el año 1999, el ICAC se reafirmó en ella tras la entrada en vigor del nuevo PGC. En el mes de marzo del año 2008, la consulta número 10 del BOICAC 85, que contenía una remisión genérica al contenido de la resolución de 1999, no dejó lugar a dudas en cuanto a la continuidad del criterio inicialmente adoptado, si bien en dicho documento el 417 Dispone el ICAC en la consulta número 2 del BOICAC 40 que “Cuando se produzca una reducción de capital con devolución de aportaciones, independientemente de si se reduce el valor nominal de las acciones o si se amortiza parte de ellas, este Instituto entiende que se produce una desinversión al recuperarse parcial o totalmente el coste de la inversión efectuada y, por lo tanto, se deberá disminuir el precio de adquisición de los respectivos valores. Para identificar en el inversor el coste de las acciones correspondientes a la reducción de capital, se deberá aplicar a la inversión la misma proporción que represente la reducción de fondos propios respecto al valor teórico contable de las acciones antes de la reducción, corregido en el importe de las plusvalías tácitas existentes en el momento de la adquisición y que subsistan en dicho momento; en su caso, se reducirá proporcionalmente el importe de las correcciones valorativas contabilizadas. Si la devolución es monetaria, el resultado será la diferencia entre el importe percibido o a percibir y el valor contable de las participaciones”. 467 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades ICAC efectuaba las aclaraciones oportunas en orden a la adaptación de su tesis a las nuevas exigencias contables.418 Por lo que concierne al plano fiscal, la LIS únicamente introduce matices con respecto a las operaciones de reducción de capital, con carácter general, en los artículos 15 y 30. En lo referente al artículo 15 LIS, resulta preciso señalar que dicho precepto prevé un efecto u otro para este tipo de operaciones en función de cuál sea el propósito pretendido con la reducción, contexto éste en el que no debe perderse de vista la relación de posibles finalidades que establece el artículo 317.1 LSC.419 En primera instancia, el artículo 15.3 LIS de la norma fiscal, que regula las consecuencias de la reducción de capital con devolución de aportaciones para la sociedad que reduce capital, señala en su primer párrafo que ésta “integrará en su base imponible la diferencia entre el valor normal de mercado de los elementos transmitidos y su valor contable”. Por lo que atañe al socio, el artículo 15.4 LIS dispone que “En la reducción de capital con devolución de aportaciones se integrará en la base imponible de los socios el exceso del valor normal de mercado de los elementos recibidos sobre el valor contable de la participación”. Para concluir la regulación propuesta, el artículo 15.8 LIS introduce una especie de cláusula de cierre al afirmar que “La reducción de capital cuya finalidad sea diferente a la devolución de aportaciones no 418 Concretamente, la consulta de 2008 establece, para el supuesto de reducción de capital con devolución de aportaciones, que “La sociedad receptora contabilizará la operación de acuerdo con el criterio recogido en la consulta 2 publicada en el BOICAC nº 40, de diciembre de 1999, con las precisiones que a continuación se indican.” A tales precisiones haremos referencia más adelante. 419 Respecto a las distintas modalidades de reducción, señala el apartado 1 del artículo 317 LSC que “La reducción del capital puede tener por finalidad el restablecimiento del equilibrio entre el capital y el patrimonio neto de la sociedad disminuido por consecuencia de pérdidas, la constitución o el incremento de la reserva legal o de las reservas voluntarias o la devolución del valor de las aportaciones. En las sociedades anónimas, la reducción del capital puede tener también por finalidad la condonación de la obligación de realizar las aportaciones pendientes”. 468 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… determinará para los socios rentas, positivas o negativas, integrables en la base imponible”.420 A mi parecer, un estudio conjunto del contenido de las normas transcritas permite extraer dos conclusiones importantes. En primer lugar, comprobamos que el artículo 15 LIS define el régimen tributario de la reducción de capital a partir de una discriminación entre dos supuestos que atiende, estrictamente, a que la finalidad perseguida con la operación sea la devolución de aportaciones o cualquiera de las otras previstas en el artículo 317.1 LSC. Se observa, por tanto, que, a efectos de determinar el tratamiento que, desde una perspectiva fiscal, debe conferirse a la reducción de capital con devolución de aportaciones, la LIS se muestra totalmente indiferente ante la forma escogida para instrumentar dicha operación, que, según lo establecido en el artículo 317.2 LSC, puede consistir en “la disminución del valor nominal de las participaciones sociales o de las acciones, su amortización o su agrupación”.421 En segundo lugar, la consideración conjunta de lo dispuesto en los apartados 3 y 4 del artículo 15 LIS, en el artículo 10.3 de la propia norma fiscal, en las 420 Como vemos, la norma fiscal prevé inicialmente la posibilidad de que la reducción de capital con devolución de aportaciones genere renta tanto para la sociedad participada (artículo 15.3 LIS) como para el socio (artículo 15.4 LIS), si bien en una segunda instancia únicamente indica que aquellas operaciones que persigan una finalidad distinta a ésta no supondrán para el inversor renta alguna a integrar en la base imponible. A fin de comprender la razón por la que el apartado 8 del mencionado precepto no incluye ninguna referencia a la sociedad participada, debemos tener presente que las operaciones de reducción de capital cuya finalidad sea la de compensar pérdidas, constituir o incrementar reservas, o condonar dividendos pasivos, no tienen ninguna influencia en el resultado contable porque no suponen una alteración de la cuantía de los fondos propios, de tal modo que, por su propia naturaleza, no pueden provocar el afloramiento de una renta en la sociedad que reduce capital. En este mismo sentido, afirma GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ, B. que “Cualquiera de las tres causas señaladas que motivase la reducción de capital y cualquiera que fuera la forma en la que se efectuase, el tratamiento contable de dicha operación coincidirá: no tendrá ningún efecto en la cuenta de resultados” [“Régimen especial de consolidación fiscal”, ob. cit., pág. 326]. La inclusión de una referencia a la sociedad participada en el artículo 15.8 LIS resulta, por tanto, innecesaria, puesto que, por su propia naturaleza, las operaciones de reducción de capital que persigan un objetivo distinto a la devolución de aportaciones no pueden provocar el afloramiento de una renta en sede de dicha entidad. 421 Este hecho justifica que en las siguientes líneas, al entrar en el análisis detallado de las reducciones de capital con devolución de aportaciones, obviemos cualquier referencia a la modalidad empleada para canalizar dicha operación. 469 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades resoluciones del ICAC relativas a esta cuestión y en el PGC 2008 permite concluir que la LIS únicamente prevé especialidades en el ámbito de las reducciones de capital que se materializan mediante entrega de bienes al socio, lo que implica la existencia de una remisión tácita a lo previsto por la normativa contable en relación con las materializadas mediante entrega dineraria.422 De acuerdo con esta opinión, afirma la DGT en su consulta V0913-07, de 3 de mayo, que “En el caso de la reducción de capital con devolución de aportaciones a los socios en metálico, la norma fiscal no establece ninguna regla especial de aplicación por lo que procederá lo establecido en la normativa mercantil”. La segunda previsión a tener en cuenta en el desarrollo del análisis propuesto se encuentra recogida en el artículo 30 LIS y está relacionada con la deducción por doble imposición. Concretamente, el apartado 4 de dicho precepto, que se ocupa de enumerar una serie de rentas respecto de las que se impide el recurso al mencionado beneficio fiscal, prevé, entre ellas, las “derivadas de la reducción de capital o de la distribución de la prima de emisión de acciones o participaciones” (artículo 30.4.a) LIS). Si bien el precepto indicado no especifica las modalidades de reducción que pueden verse afectadas por esta restricción, lo cierto es que esta cuestión viene resuelta expresamente en el artículo 15.4 LIS, que, como hemos 422 De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 10.3 LIS, la base imponible se obtiene a partir del resultado contable, el cual habrá de ser corregido mediante la aplicación de los preceptos establecidos en dicha ley. Del contenido de este artículo se desprende que la norma fiscal únicamente se pronuncia de forma expresa sobre una cuestión cuando el criterio adoptado en este ámbito es distinto al seguido en el plano contable, guardando silencio en caso contrario. Como más adelante comprobaremos, el criterio fijado por la LIS con respecto a las operaciones de reducción de capital mediante devolución de aportaciones es idéntico al criterio contable, salvo en un supuesto: aquél en el que la devolución se materializa mediante la entrega de bienes al socio, dándose la circunstancia de que éste participa en la práctica totalidad del capital de la sociedad participada. Así pues, la conclusión que alcanzamos es que el artículo 15.4 LIS sólo resulta de aplicación a las operaciones de reducción de capital en especie. Por lo que se refiere al 15.3 LIS, esta consecuencia también resulta lógica si tenemos en cuenta que, en el caso concreto de la tesorería, no puede haber discrepancia entre el valor de mercado y el valor contable. 470 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… visto, circunscribe la posibilidad de que una reducción de capital genere renta para el socio a aquellos supuestos en los que la finalidad pretendida con dicha operación sea la devolución de aportaciones. En lo concerniente al resto de los supuestos contemplados en el artículo 317.1 LSC, la no generación de renta determinada por el artículo 15.8 LIS excluye por sí misma la posibilidad de aplicar la deducción por doble imposición, cuyo requisito básico es, precisamente, el cómputo de un ingreso con motivo de la operación de que se trate entre las rentas del sujeto pasivo (artículo 30.1 LIS). Conviene señalar, además, que, a pesar de que el artículo 30.4.a) LIS habla, en general, de rentas derivadas de la reducción de capital, parece evidente que dicho precepto está aludiendo a las generadas en los socios, ya que sólo en sede de los mismos podría plantearse un supuesto de doble imposición. Por lo que atañe al régimen especial de consolidación fiscal, tan sólo encontramos un precepto en el articulado de la LIS que podría resultar de aplicación a las operaciones de reducción de capital. Se trata del artículo 72.3 LIS, anteriormente citado, en virtud del cual “No se eliminarán los dividendos incluidos en las bases imponibles individuales respecto de los cuales no hubiere procedido la deducción por doble imposición interna prevista en el artículo 30.4 de esta Ley”. Resulta necesario destacar, en este contexto, que, al margen de que el precepto transcrito contenga una referencia expresa a los dividendos internos, su posible aplicabilidad a las operaciones de reducción de capital con devolución de aportaciones vendría dada, indirectamente, por la remisión que el mismo efectúa al artículo 30.4 LIS. De acuerdo con ello, si antes hemos concluido que el régimen tributario propio de este tipo de operaciones se cierra con la referencia 471 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades contenida en el artículo 30.4.a) LIS, parece razonable cuestionarse la posible relevancia del 72.3 LIS para complementar dicho régimen en el ámbito de los grupos de sociedades que tributan de forma consolidada, algo que inmediatamente nos remite al debate planteado en el apartado anterior en torno a la delimitación del ámbito de aplicación de este último precepto. A continuación, analizaremos los efectos fiscales de las operaciones de reducción de capital con devolución de aportaciones de forma detallada, planteando todos los supuestos posibles. 1) Reducción de capital materializada mediante entrega dineraria. La forma más habitual de materializarse una reducción de capital con devolución de aportaciones es mediante la entrega al socio de un importe dinerario. La incidencia en el plano fiscal de una operación de esta naturaleza dependerá, a su vez, de cuál fue el precio satisfecho por el mismo para la adquisición de la participación, siendo dos las posibles situaciones que pueden darse: que la adquisición se hubiese realizado por un precio igual o superior al valor nominal de dicha participación, o bien que se hubiese realizado por un precio inferior. Para una mejor comprensión del tema, analizaremos cada una de estas alternativas de forma separada. 472 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… a) Adquisición de la participación por un precio igual o superior al valor nominal. Como regla general, las operaciones de reducción de capital materializadas mediante entrega dineraria, en aquellos casos en los que el socio adquirió la participación por un precio igual o superior al valor nominal de la misma, no suponen ninguna especialidad en el plano fiscal. Así, dado que la LIS no contiene ninguna previsión específica aplicable a estos supuestos, debemos entender que se asume lo dispuesto en el ámbito contable con relación a esta materia. De conformidad con el criterio defendido por el ICAC en su resolución de diciembre de 1999, la forma de contabilizar la operación dependerá de que la sociedad participada haya generado beneficios con posterioridad a la adquisición de la participación o no lo haya hecho, de modo que trataremos ambos supuestos individualmente. a.1) La sociedad participada no genera beneficios con posterioridad a la adquisición. Régimen general. Desde el punto de vista contable, en aquellos casos en los que la sociedad participada no ha generado beneficios en el periodo de tiempo comprendido entre la fecha de toma de la participación y la fecha en la que se lleva a cabo la reducción de capital, todo el importe percibido por el socio con ocasión de dicha operación tendrá naturaleza de recuperación de la inversión inicial y, por tanto, deberá ser contabilizado como menor valor de adquisición de la misma. 473 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades A pesar de que este primer supuesto no plantea mayores dificultades, recurriremos a un ejemplo práctico para facilitar la comprensión. Sobre dicho ejemplo continuaremos trabajando, con las adaptaciones oportunas, en los apartados siguientes. Ejemplo V.1: Una sociedad A adquiere, en el ejercicio n, una participación del 100% en una sociedad B por importe de 1.000.423 La entidad B presenta el siguiente balance en la fecha de adquisición: ACTIVO 100 Terrenos y bienes naturales 900 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 1.000 En el ejercicio n+1, la sociedad B decide efectuar una reducción de capital por importe de 800 que se materializará mediante la entrega al socio de un importe dinerario. El asiento contable registrado por la sociedad participada (B) con motivo de la reducción de capital será el siguiente:424 Núm. 100 572 Cuenta Capital social Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 800 Haber 800 Por lo que se refiere al socio, dado que la sociedad que reduce capital no ha obtenido beneficio alguno en el periodo de tiempo comprendido entre n y n+1, 423 Para mayor simplicidad, supondremos que las sociedades A y B no están obligadas a formular cuentas anuales consolidadas por concurrir alguna de las causas de dispensa previstas en el artículo 43 CCom y desarrolladas en los artículos 7,8 y 9 del RD 1159/2010. 424 Nótese, a la vista del apunte contable realizado por la sociedad que reduce capital, que dicha operación no supone para ella la generación de renta alguna. Éste será un elemento común a todas las operaciones de reducción de capital materializadas mediante entrega dineraria. 474 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… todo el importe percibido representa una “desinversión”, es decir, una recuperación de la inversión inicialmente efectuada. Como tal, deberá ser registrado como menor valor de adquisición de la participación, de tal suerte que el valor contable de la misma, que también ha de ser aceptado a efectos fiscales, quedará reducido a 200. En consonancia con lo dispuesto en el párrafo precedente, el apunte contable que la entidad A deberá recoger en sus cuentas individuales es el que se indica: Núm. 572 2403 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Participaciones a largo plazo en empresas del grupo Debe Haber 800 800 Analizadas las implicaciones contables de la operación, conviene matizar que, desde una perspectiva estrictamente fiscal, el hecho de que no se genere renta para el socio conlleva la imposibilidad de aplicar la deducción por doble imposición regulada en el artículo 30 LIS, puesto que no concurre el requisito básico para ello exigido en el apartado 1 de dicho precepto. Tal circunstancia determina, asimismo, la improcedencia de entrar a analizar la posible existencia de una situación de doble imposición que justifique la restricción establecida en el artículo 30.4.a) LIS. Régimen especial de consolidación fiscal. El hecho de que las dos sociedades implicadas en la operación de reducción de capital formen parte de un grupo de sociedades que, además de presentar cuentas anuales consolidadas, tributa según el régimen especial de consolidación fiscal no 475 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades supone ninguna particularidad. Así, en la medida en que la operación realizada no genera ningún resultado susceptible de eliminación, el régimen de consolidación no despliega en este ámbito ningún efecto distinto de los señalados para el régimen individual. a.2) La sociedad participada genera beneficios con posterioridad a la adquisición. Régimen general. En estos supuestos, la aplicación del criterio mantenido por el ICAC en la consulta número 2 del BOICAC 40, de diciembre de 1999, conduce a la necesidad de desglosar el montante percibido por el socio con ocasión de la reducción de capital en dos partes: una primera que representa la recuperación de la inversión inicial, y que, por tanto, debe reducir el valor contable de la misma, y una segunda que, al corresponderse con la participación del socio en los beneficios generados por la sociedad participada desde la fecha de adquisición, tendrá naturaleza de ingreso. A fin de procurar una mejor comprensión del procedimiento a emplear para determinar la cuantía de cada parte y la forma en que debe procederse a su registro contable recurriremos a un ejemplo. Ejemplo V.2: La sociedad A adquiere en el ejercicio n una participación del 100% en la sociedad B por importe de 1.000. La entidad B presenta el siguiente balance en la fecha de adquisición: 476 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… ACTIVO 100 Terrenos y bienes naturales 900 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 1.000 En el ejercicio n+1, B obtiene un beneficio de 300, sobre el que satisface el correspondiente impuesto de 90, quedando configurado su balance como sigue: ACTIVO 100 Terrenos y bienes naturales 1.110 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 1.000 Resultado del ejercicio 210 En el ejercicio n+2, la sociedad B decide efectuar una reducción de capital por importe de 800 que se materializará mediante la entrega al socio de un importe en metálico. Con motivo de dicha operación, el balance de la entidad queda estructurado de la siguiente forma: ACTIVO 100 Terrenos y bienes naturales 310 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 200 Reservas 210 Desde un punto de vista contable, el criterio defendido por el ICAC conlleva la necesidad de distinguir, del importe total de 800 percibido por el socio, la parte que representa una “desinversión” y la parte que debe ser registrada como ingreso. Por lo que concierne al procedimiento de cálculo de la primera (que, a su vez, permitirá cuantificar la segunda por diferencia), la resolución de diciembre de 1999 establece que “Para identificar en el inversor el coste de las acciones correspondientes a la reducción de capital, se deberá aplicar a la inversión la misma proporción que represente la reducción de fondos propios respecto al valor teórico contable de las acciones antes de la reducción, corregido en el importe de las plusvalías tácitas existentes en el momento de la adquisición y que subsistan 477 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades en dicho momento”. Como complemento, la consulta de marzo de 2008 aclara, de conformidad con las exigencias del nuevo PGC, que “el valor teórico deberá calcularse por referencia al patrimonio neto de la empresa”. Por su parte, el exceso del importe entregado al socio sobre la cuantía calculada de acuerdo con estas indicaciones constituirá una renta que, como tal, deberá ser registrada en la oportuna cuenta de ingresos. En el supuesto de hecho planteado, la proporción que representa la reducción de fondos propios (800) respecto al valor teórico contable de la participación antes de la operación de reducción de capital (1.210) es del 66%. Aplicando este porcentaje a la inversión inicial del socio (1.000), resulta que el coste de las acciones correspondientes a la reducción de capital es de 660 (coste de la desinversión), quedando reducido el valor contable de la participación a 340 (1.000 – 660). La diferencia entre el importe total percibido con ocasión de la reducción y la parte que representa una recuperación de la inversión (800 – 660 = 140), que se corresponde con la participación del socio en el incremento de reservas de la sociedad participada entre la fecha de la inversión y la fecha en que se reduce capital, tiene naturaleza de ingreso. La anotación contable que la sociedad participada habrá realizado en sus cuentas individuales es la misma que indicábamos en el ejemplo V.1. En sede del socio, el asiento registrado con motivo de la reducción habrá sido el siguiente: 478 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… Núm. 572 2403 7733 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Participaciones a largo plazo en empresas del grupo Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo, empresas del grupo Debe Haber 800 660 140 Por lo que atañe a la tributación del ingreso obtenido por el inversor, y registrado contablemente como tal, el apartado a) del artículo 30.4 LIS es claro cuando establece que la deducción por doble imposición no resultará de aplicación respecto de las rentas “derivadas de la reducción de capital”. En principio, por tanto, el beneficio obtenido por el socio con motivo de la operación realizada deberá ser integrado en su base imponible y sometido a tributación en el mismo periodo impositivo de su obtención. A mi parecer, no obstante, la admisión en el plano fiscal del criterio defendido por el ICAC en relación con el tratamiento que debe darse a las operaciones de reducción de capital con devolución de aportaciones que se materializan mediante entrega dineraria permite poner en duda, en un contexto como el ahora planteado, la razonabilidad de la restricción contenida en el artículo 30.4.a) LIS. Así pues, señalábamos en el párrafo precedente que, desde el punto de vista del socio, la operación realizada únicamente supone el afloramiento de una renta por la parte que a éste corresponde de las reservas generadas por la sociedad participada desde la fecha de toma de la participación (en nuestro ejemplo, el 66% de 210). Habida cuenta de que el verdadero origen de dicha renta se encuentra en unos beneficios que ya fueron gravados en el IS en sede de otra persona jurídica (recordemos que en el ejercicio n+1 la sociedad B satisfizo sobre tales beneficios un impuesto de 90), lo cierto es que en el supuesto descrito sí se genera una doble imposición efectiva 479 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades que deja sin fundamento la limitación establecida en el apartado a) del artículo 30.4 LIS. En mi opinión, una alternativa para salvar la situación de doble imposición que genera la interpretación literal de este precepto consiste en realizar una interpretación teleológica de su segundo párrafo, en virtud del cual “Cuando conjuntamente con las operaciones referidas en el párrafo anterior se produzca la distribución de dividendos o participaciones en beneficios, se aplicará la deducción sobre ellos de acuerdo con las normas establecidas en este artículo”. Ciertamente, una lectura restrictiva de la norma transcrita, centrada en su redacción gramatical, conduciría a la aplicación exclusiva de la deducción por doble imposición en aquellos supuestos en los que la sociedad participada realiza de forma simultánea una reducción de capital con devolución de aportaciones y un reparto de dividendos. De acuerdo con ello, y en la medida en que, en el caso que nos ocupa, lo que estrictamente tiene lugar es una reducción del capital de la entidad B por importe de 800, el socio quedaría igualmente obligado a tributar sobre el ingreso de 140 sin posibilidad de recurrir a ningún beneficio fiscal. Debemos tener presente, sin embargo, que el ingreso contabilizado por el socio como consecuencia de la aplicación del criterio del ICAC tiene naturaleza financiera de dividendo, pues el origen del mismo se encuentra, precisamente, en beneficios generados por la sociedad participada que ya han sido sometidos a una tributación efectiva en sede de la misma. De hecho, al contabilizar la operación propuesta en el ejemplo V.2 conforme a las directrices de dicho Instituto, hemos operado tal y como si la sociedad participada hubiera realizado una reducción de capital por importe de 660 y, simultáneamente, hubiera procedido a la 480 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… distribución de un dividendo de 140. A mi juicio, si éste ha sido el criterio empleado en el plano contable, también puede ser razonable su seguimiento en el ámbito fiscal, de tal modo que, atendiendo al espíritu del artículo 30.4.a) LIS y a la finalidad con que dicha norma fue objeto de incorporación al ordenamiento jurídico, resulte posible en el supuesto planteado la aplicación de la deducción por doble imposición sobre la cantidad de 140 registrada como ingreso. Tratada esta problemática, retomaremos las conclusiones obtenidas en el ejemplo V.2 y analizaremos qué ocurriría si, con posterioridad a la operación de reducción de capital, la sociedad participada procediese al reparto de reservas en forma de dividendos, o bien el socio inversor decidiese vender a un tercero su participación en dicha entidad. Respecto a la posibilidad, no contemplada expresamente en las consultas del ICAC de diciembre de 1999 y marzo de 2008, de que la sociedad que ha reducido capital acuerde posteriormente una distribución de dividendos, opino que resulta lícito considerar que dicho supuesto ha de ser resuelto mediante la aplicación de idéntico criterio al defendido en dichas resoluciones para las operaciones de reducción de capital, puesto que si una parte del importe percibido en el marco de la reducción ya fue contabilizado como ingreso, carece de todo sentido que, con motivo del reparto de dividendos, vuelva a registrarse como tal un importe equivalente. En consonancia con esta tesis, y suponiendo que la sociedad participada decidiese repartir todas las reservas generadas desde la fecha de adquisición de la participación (210), entiendo que, en la misma proporción calculada anteriormente (66%), una parte del importe percibido en concepto de 481 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades dividendo tendrá para el socio la consideración de recuperación de la inversión inicial mientras que otra parte tendrá naturaleza de renta. En nuestro ejemplo, la aplicación de este criterio conllevará para el socio el desglose del montante de 210 percibido en dos partes, de tal forma que un importe 140 (66% sobre 210) tendrá naturaleza de recuperación de la inversión y deberá ser contabilizado como menor valor de adquisición de la misma, mientras que los 70 restantes serán registrados como ingreso. De conformidad con lo expuesto, el asiento a practicar por el socio en sus cuentas individuales debería ser el siguiente: Núm. 572 2403 7600 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Participaciones a largo plazo en empresas del grupo Ingresos de participaciones en instrumentos de patrimonio, empresas del grupo Debe Haber 210 140 70 A mi parecer, tal y comentaba anteriormente, ésta es la forma más lógica de proceder al registro contable de la operación si tenemos en cuenta que, con ocasión de la reducción de capital llevada a cabo en el ejercicio n+2, el socio ya trató una parte de la suma total recibida como si de un reparto de dividendos se tratase, contabilizando un ingreso de 140. Debemos tomar en consideración, además, que el patrimonio neto de la sociedad participada se reduce a 200 después de la distribución de la reserva generada, importe que coincide con el saldo de la cuenta (2403) Participaciones a largo plazo en empresas del grupo tras haber realizado el socio las anotaciones contables propuestas con motivo de la reducción de capital y la posterior distribución de reservas. Este hecho parece reforzar la idoneidad de contabilizar una parte del dividendo recibido como 482 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… menor valor de adquisición de la participación. Así pues, la aplicación del criterio propuesto habrá determinado que el balance de la sociedad participada quede estructurado de la siguiente forma tras el reparto de dividendos: PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 200 ACTIVO 100 Terrenos y bienes naturales 100 Tesorería Por su parte, en sede del inversor, esta forma de proceder habrá supuesto una disminución de 800 en el saldo de la cuenta (2403): Cuenta 2403 DEBE 1.000 HABER 660 140 Por lo que se refiere al ámbito fiscal, cualquier pronunciamiento sobre la aplicación de la deducción por doble imposición exige efectuar una distinción entre las dos partes en las que, conforme al criterio seguido en el ámbito contable, debe escindirse la cantidad percibida con motivo de la reducción de capital realizada. En relación con los 140 que han sido contabilizados como menor valor de adquisición de la participación, la deducción por doble imposición resulta inaplicable por incumplimiento del requisito básico exigido en el artículo 30.1 LIS. Por el contrario, sí podrá el socio recurrir a dicho beneficio fiscal sobre el importe de 70 registrado contablemente en una cuenta de ingreso, ya que, en principio, no concurre sobre él ninguna de las causas de restricción previstas en la LIS. En el contexto ahora planteado, la opción por una interpretación teleológica del segundo párrafo del artículo 30.4.a) LIS (que, en los términos anteriormente 483 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades defendidos, supone conferir al importe de 140 contabilizado como ingreso con motivo de la reducción de capital naturaleza análoga a la del dividendo y, consecuentemente, permitir la aplicación de la deducción por doble imposición sobre dicho importe) sigue constituyendo, a mi juicio, la opción más razonable. Ello es así en la medida en que la admisión de dicho criterio interpretativo permite que las reservas generadas por la sociedad participada, que ya han soportado el correspondiente IS en sede de la misma, lleguen al socio libres de tributación, con total independencia de que la vía escogida por dicha entidad para la distribución de tales beneficios sea la reducción de capital o el reparto de dividendos. La opción por una interpretación literal del referido precepto, sin embargo, implicaría otorgar un tratamiento distinto a la renta derivada de la reducción de capital, respecto de la que se negaría la posibilidad de aplicar la deducción por doble imposición, y al dividendo distribuido en un ejercicio posterior, que sí podría disfrutar de este beneficio fiscal. Considero, por tanto, que la alternativa centrada exclusivamente en la redacción gramatical del artículo 30.4.a) LIS conduce a una solución poco acertada para el supuesto de hecho descrito por dos razones: de un lado, porque dos rentas que desde un punto de vista financiero tienen idéntica naturaleza son tratadas de forma desigual; de otro, como ya señalábamos líneas más arriba, porque, al prohibir la aplicación de la deducción sobre la renta derivada de la reducción de capital, este criterio impide corregir íntegramente la situación de doble imposición efectiva que se genera en sede del socio como consecuencia de dicha operación. Por último, examinaremos qué ocurriría, de conformidad con el escenario planteado inicialmente, si, en un ejercicio posterior al de la reducción de capital, 484 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… el socio decidiese enajenar a un tercero la totalidad de su participación en B. Pues bien, suponiendo, por una parte, que el beneficio neto de 210 obtenido por la sociedad participada en el ejercicio n+1 no ha sido objeto de reparto, y, por otra, que no existen plusvalías latentes en el activo del balance de la citada entidad, el valor de transmisión de la participación habrá de fijarse en 410, coincidiendo este importe con el patrimonio neto de B en la fecha de la venta (capital 200, reservas 210). Dado que el valor contable de la inversión quedó reducido, con ocasión de la reducción de capital, a 340, el beneficio obtenido por el inversor como consecuencia de la enajenación será de 70. Dicho montante se corresponde con el importe de las reservas generadas por la entidad B con posterioridad a la fecha de adquisición de la participación que, de acuerdo con el criterio mantenido por el ICAC, no han sido objeto de reparto previo (recordemos que los 140 restantes fueron asimilados a un dividendo y registrados contablemente como ingreso en el ejercicio en que se redujo capital). Continuando con el ejemplo V.2, la anotación contable que deberá realizar el socio en sus cuentas anuales individuales con motivo de la venta es el siguiente: Núm. 572 2403 7733 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Participaciones a largo plazo en empresas del grupo Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo, empresas del grupo Debe Haber 410 340 70 En lo concerniente a la tributación del ingreso contabilizado, la concurrencia de los requisitos exigidos determinará la posibilidad de aplicar la deducción por 485 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades doble imposición sobre plusvalías de fuente interna regulada en el artículo 30.5 de la norma fiscal, de manera que éste quedará libre de gravamen.425 Régimen especial de consolidación fiscal. En caso de que la operación descrita en el apartado anterior tenga lugar en el seno de un grupo de sociedades que está obligado a presentar cuentas anuales consolidadas y, además, ha optado por tributar conforme al régimen especial de consolidación fiscal, el socio habrá de registrar una parte del montante percibido como menor valor de adquisición de la participación y otra parte como ingreso, tal y como sucedía en el ejemplo V.2. Ahora bien, en este supuesto, el hecho de que las dos sociedades involucradas en la reducción de capital consoliden contablemente implica la puesta en marcha del mecanismo de las eliminaciones, de modo que, en la medida en que la renta registrada en las cuentas anuales individuales del inversor procede de una operación interna, no deberá lucir en la cuenta de resultados consolidada y, por tanto, habrá de ser objeto de eliminación. Al respecto de esta cuestión, señalan LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J. A.; ROS AMORÓS, F. y ORTEGA CARBALLO, E. que “Al ser una reducción de capital y una distribución de reservas, todo el resultado debe ser considerado un 425 Dispone el apartado 5 del artículo 30 LIS que “Cuando entre las rentas del sujeto pasivo se computen las derivadas de la transmisión de valores representativos del capital o de los fondos propios de entidades residentes en territorio español que tributen al tipo general de gravamen o al tipo del 35 %, se deducirá de la cuota íntegra el resultado de aplicar el tipo de gravamen al incremento neto de los beneficios no distribuidos, incluso los que hubieran sido incorporados al capital social, que correspondan a la participación transmitida, generados por la entidad participada durante el tiempo de tenencia de dicha participación o al importe de las rentas computadas si éste fuere menor. Esta deducción se practicará siempre que se cumplan los siguientes requisitos: a) Que, el porcentaje de participación, directo o indirecto, con anterioridad a la transmisión sea igual o superior al cinco %. B) Que dicho porcentaje se hubiere poseído de manera ininterrumpida durante el año anterior al día en que se transmita la participación. […]. La deducción prevista en este apartado no se aplicará respecto de la parte del incremento neto de beneficios no distribuidos que corresponda a rentas integradas en la base imponible de la entidad participada debido a la compensación de bases imponibles negativas”. 486 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… mero traspaso de patrimonio dentro del grupo (de la sociedad dependiente a la sociedad dominante o tenedora de los títulos que han sido objeto de reducción)”.426 En consonancia con esta tesis, parece que el ingreso generado en sede del socio con motivo de la reducción de capital no puede ser concebido como resultado del grupo sino como mera corriente financiera interna, por lo que, en esencia, dicho ingreso tiene la misma naturaleza que un dividendo interno. Ello supone, de un lado, que la eliminación deberá realizarse en la forma dispuesta para éstos en el artículo 49 del RD 1159/2010, y, de otro, que una y otra eliminación han de revestir el mismo carácter. Por lo que atañe a la forma de practicar la eliminación, dispone el precepto aludido que los dividendos internos “serán eliminados, considerándolos reservas de la sociedad perceptora”. Así pues, el ajuste a realizar en balance para la eliminación de la renta derivada de la reducción de capital consistirá en un cargo en la cuenta de resultados del ejercicio de la entidad A (con lo que disminuimos su resultado en el importe de la renta obtenida) y el abono correspondiente en la cuenta de reservas de dicha sociedad. Por otra parte, habrá de practicarse el pertinente ajuste en la cuenta de resultados consolidada a fin de eliminar el beneficio derivado de la operación de reducción. Por lo que se refiere a la naturaleza de la eliminación practicada, la equiparación de la renta derivada de la reducción con un dividendo interno supone atribuir a dicha eliminación carácter definitivo. Conviene recordar, en este sentido, que, desde el punto de vista del grupo de sociedades, los dividendos internos (y, en 426 LÓPEZ-SANTACRUZ MONTES, J.A.; ROS AMORÓS, F.; ORTEGA CARBALLO, E. Memento práctico. Grupos consolidados. 2010-2011. Madrid: Francis Lefebvre, 2009, pág. 676. 487 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades consecuencia, las rentas derivadas de la reducción de capital con devolución de aportaciones) no constituyen sino trasvases de fondos entre sus integrantes, por lo que no existen frente a terceros ajenos al grupo y su eliminación no afecta al resultado, orientándose ésta más bien al suministro de una adecuada imagen fiel. Siendo ello así, y en la medida en que sólo los resultados derivados de operaciones internas, susceptibles de realización frente a terceros, habrán de ser objeto de incorporación posterior, la eliminación mencionada ha de revestir necesariamente carácter definitivo. Desde una perspectiva fiscal, resulta necesario retomar en este punto el debate referido al ámbito de aplicación del artículo 72.3 LIS, en virtud del cual “No se eliminarán los dividendos incluidos en las bases imponibles individuales respecto de los cuales no hubiere procedido la deducción por doble imposición interna prevista en el artículo 30.4 de esta Ley”. Tal y como indicábamos en un punto anterior del presente capítulo, una interpretación literal del precepto reseñado, centrada en la terminología empleada por el mismo, conduce necesariamente a su inaplicación respecto de los supuestos previstos en el apartado a) del artículo 30.4 LIS, dado que las rentas derivadas de las reducciones de capital no son dividendos en sentido estricto (aunque el criterio adoptado por el ICAC las trate como tales a efectos de su contabilización). Ello se traduce, de forma inmediata, en una activación del mecanismo de las eliminaciones propio del régimen de consolidación. Por el contrario, una interpretación teleológica o extensiva del artículo 72.3 LIS, más razonable a mi parecer, nos lleva a entender que dicho precepto contiene una remisión genérica al artículo 30.4 LIS y no sólo a determinados apartados del mismo, de tal suerte que la cláusula de no 488 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… eliminación contenida en el primero de tales preceptos también resulta aplicable en el caso de la renta generada en sede del socio con motivo de una operación de reducción de capital. En este supuesto, la imposibilidad de eliminar dicha renta, motivada por la aplicación del artículo 72.3 LIS, determina la necesidad de que la misma sea integrada en la base imponible del grupo y sometida a tributación efectiva. Trasladando los dos criterios de interpretación planteados al supuesto de hecho descrito, comprobamos que sólo podrían producirse diferencias entre los regímenes de tributación individual y consolidada si, habiendo optado por un criterio de interpretación literal, se permitiese la eliminación de la renta derivada de la reducción, ya que ello implicaría, como consecuencia del carácter definitivo de dicha eliminación, la no tributación efectiva sobre la mencionada renta ni en el periodo impositivo en que se realiza la operación ni en un momento futuro. Se trata, sin duda, de un resultado bien distinto al que se alcanzaría en el caso de que el socio no hubiese optado por la tributación conforme al régimen especial de consolidación, en cuyo caso la restricción contenida en el artículo 30.4.a) LIS le obligaría a integrar la renta obtenida en su base imponible y a tributar por ella en el mismo periodo de su obtención. Por su parte, la opción por un criterio de interpretación teleológica del artículo 72.3 LIS, que condujese a inadmitir la eliminación de la renta derivada de la reducción de capital, determinaría que la operación realizada desplegara unas consecuencias u otras en función de la interpretación que a su vez se hiciera del segundo párrafo del artículo 30.4.a) LIS. En los términos previamente 489 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades comentados, considero que resulta factible partir de la premisa de que, desde una perspectiva financiera, la renta generada para el socio con ocasión de la reducción tiene naturaleza de dividendo, y, por tanto, al registrar una parte del importe percibido como menor valor de la inversión y otra parte como ingreso, en la práctica se procede tal y como si la sociedad participada hubiese reducido capital y, simultáneamente, repartido un dividendo. Esta visión de la operación efectuada, que coincide con la situación descrita en el segundo párrafo del artículo 30.4.a) LIS, justifica la aplicación la deducción por doble imposición y, con ello, la eliminación de la renta derivada de la reducción.427 Una interpretación restrictiva de este segundo párrafo, por el contrario, negaría la posibilidad de recurrir a dicho beneficio fiscal y, en consecuencia, de proceder a la eliminación de la renta obtenida, generándose las mismas consecuencias fiscales que las comentadas para el régimen de tributación individual. A continuación, retomaremos el ejemplo V.2, anteriormente propuesto, y lo resolveremos suponiendo que las sociedades A y B están obligadas a presentar cuentas anuales consolidadas y, además, han optado por tributar de acuerdo con el régimen especial de consolidación. Puesto que defender la no eliminación de la renta derivada de la reducción de capital, por considerar que este supuesto cae también dentro del ámbito de aplicación del artículo 72.3 LIS, conduce a la 427 Dicha eliminación procedería en este caso en la medida en que el artículo 72.3 LIS únicamente niega tal posibilidad en relación con los dividendos (o rentas en general, si optamos por una interpretación amplia) que, en virtud de alguna de las restricciones contenidas en el artículo 30.4 LIS, no tengan derecho a deducción por doble imposición. Una interpretación extensiva del segundo párrafo del artículo 30.4.a) LIS, amparada en las razones comentadas al hilo del ejemplo V.2, supondría la posibilidad de aplicar la deducción sobre la parte del importe percibido por el socio con motivo de la reducción de capital que ha sido contabilizada como ingreso (y, por tanto, equiparada a un dividendo). Así pues, el hecho de que el artículo 30.4.a) LIS introduzca una excepción a la propia restricción en él establecida, implica que, de resultar aplicable tal excepción al supuesto de hecho de que se trate, éste quedará fuera del ámbito de aplicación del artículo 72.3 LIS, procediendo la eliminación del ingreso registrado. 490 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… misma solución que la comentada en dicho ejemplo para el régimen general, obviaremos este criterio y nos centraremos en las consecuencias que se derivarían en el caso de permitir dicha eliminación, bien por entender que el artículo 72.3 LIS no resulta aplicable respecto del supuesto planteado en el primer párrafo del artículo 30.4.a) LIS o bien por considerar que, de conformidad con el criterio empleado para su registro contable, la operación realizada puede ser equiparada a la prevista en el segundo párrafo de este último precepto. Ejemplo V.3: Suponemos la misma información que la proporcionada en el ejemplo V.2, con la especialidad de que las dos entidades implicadas en la reducción de capital forman parte de un grupo que consolida contable y fiscalmente. Desde el punto de vista contable, el importe de 800 percibido por el socio con motivo de la reducción debe ser desglosado en dos partes: de un lado, el coste de las acciones correspondientes a dicha reducción, que hemos cifrado en 660, y, de otro, la parte correspondiente del incremento de reservas de la sociedad participada desde la fecha de adquisición de la participación, que asciende a 140. Las anotaciones contables que habrán realizado el socio y la sociedad transmitente en sus respectivas cuentas individuales coinciden con las referidas en el ejemplo anterior. La particularidad que plantea la operación realizada, tomando en consideración que las entidades A y B presentan cuentas anuales consolidadas, es que el importe de 140 contabilizado como ingreso por el inversor ha de ser objeto de eliminación. Por razones ya indicadas, dicha eliminación se efectuará del mismo 491 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades modo y tendrá el mismo carácter que la eliminación de dividendos internos. Así pues, los ajustes que deberán practicarse en el balance y en la cuenta de resultados a fin de preparar las cuentas anuales consolidadas son los siguientes: Núm. 129 113 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Reservas (A) Debe 140 Núm. Cuenta Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo, empresas del grupo Resultado del ejercicio (saldo de A) Debe 7733 129 Haber 140 Haber 140 140 Desde una perspectiva estrictamente fiscal, y partiendo de la premisa indicada con carácter previo al planteamiento del presente ejemplo, la conclusión es sencilla: en la medida en que la renta generada para el socio como consecuencia de la reducción de capital ha sido eliminada, la deducción por doble imposición no resulta aplicable por no concurrir el requisito básico para ello exigido en el artículo 30.1 LIS.428 Este resultado es lógico si tenemos en cuenta que, precisamente por haberse procedido a la eliminación del ingreso, éste no se encuentra integrado en la base imponible consolidada, y, por tanto, no se genera en modo alguno una situación de doble imposición que sea necesario corregir. Asimismo, dado que la renta eliminada no será objeto de incorporación posterior al resultado contable ni a la base imponible del grupo, la doble imposición queda corregida en el mismo momento en que se lleva a cabo la eliminación definitiva. 428 Recordemos que para la resolución del presente ejemplo hemos adoptado la premisa de que procede la eliminación de la renta percibida por el socio con ocasión de la reducción efectuada. El hecho de que tal eliminación resulte admisible puede venir dado por dos motivos: en primer lugar, por considerar que el artículo 72.3 LIS únicamente prohíbe la eliminación de los dividendos contemplados en alguno de los apartados del artículo 30.4 LIS, por lo que en este caso dicha prohibición no entraría en juego; o, en segundo lugar, porque, si bien se acepta que el artículo 72.3 LIS afecta a todos los supuestos contemplados en el precepto mencionado (ya se trate de dividendos o de rentas en general), la operación efectuada es asimilable a la descrita en el segundo párrafo del artículo 30.4.a) LIS, respecto de la que se prevé la posibilidad de aplicar la deducción por doble imposición. 492 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… Contrastando estas conclusiones con las comentadas para el régimen de tributación individual en el ejemplo V.2, concluyo que, en determinados supuestos, la aplicación de la norma fiscal puede generar consecuencias más favorables para las sociedades que tributan de acuerdo con el régimen especial de consolidación. Así, suponiendo que la cláusula de no eliminación contenida en el artículo 72.3 LIS no resulta aplicable respecto de las rentas derivadas de la reducción de capital, la eliminación definitiva del ingreso generado con motivo de dicha operación justificará que el mismo quede exonerado de tributación (ya que no será integrado en la base imponible del grupo, ni en el ejercicio de la reducción ni en el futuro). De no haberse optado por la aplicación del régimen de consolidación, sin embargo, la restricción contenida en el artículo 30.4.a) LIS impedirá al socio la aplicación de la deducción por doble imposición sobre la renta obtenida, de tal modo que ésta habrá de ser integrada en su base imponible en el mismo periodo impositivo de su obtención y soportar el impuesto correspondiente.429 Por lo que respecta a la cuestión formulada en el epígrafe anterior acerca de qué ocurriría en el caso de que la sociedad participada decidiese proceder al reparto de dividendos en un ejercicio posterior al de la reducción de capital, las normas sobre consolidación contable obligan igualmente a la eliminación definitiva del 429 Nótese que, aunque la inaplicación del artículo 72.3 LIS a un determinado supuesto de hecho podría venir justificada por cualquiera de las razones indicadas en la nota anterior, la situación descrita en el ejemplo V.3 tan sólo sería susceptible de generar unos resultados distintos, en función de que la tributación fuera individual o consolidada, en caso de que entendiéramos que la cláusula de no eliminación contenida en dicho precepto resulta aplicable de forma exclusiva a los apartados del 30.4 LIS referidos a dividendos internos, y no a otro tipo de rentas como las generadas en el marco de una operación de reducción de capital. En relación con la segunda de las razones propuestas, conviene señalar que la opción por una interpretación extensiva del segundo párrafo del artículo 30.4.a) LIS determinaría que, con independencia del régimen de tributación escogido por las sociedades integrantes del grupo, la renta derivada de la reducción quedase libre de tributación de forma definitiva (vía deducción por doble imposición si la tributación fuera individual, vía eliminación en caso de haberse optado por el régimen especial de consolidación). 493 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades importe que haya sido contabilizado como ingreso y que, ahora sí, tiene estrictamente la consideración de dividendo interno. Desde el punto de vista individual, el asiento a recoger por el socio en sus cuentas individuales es idéntico al planteado en el ejemplo V.2. A nivel consolidado, los ajustes que deberán realizarse en balance y cuenta de resultados para preparar las cuentas consolidadas son los siguientes: Núm. 129 113 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Reservas (A) Debe 70 Núm. Cuenta Ingresos de participaciones en instrumentos de patrimonio, empresas del grupo Resultado del ejercicio (saldo de A) Debe 7600 129 Haber 70 Haber 70 70 En lo referente a la posibilidad de aplicar la deducción por doble imposición sobre el montante percibido, ya en el ámbito fiscal, resulta preciso recordar que una parte del mismo ha sido registrado contablemente como menor valor de la participación. Sobre esta parte, el hecho de tributar de forma consolidada no supone ninguna particularidad, de forma que, al igual que ocurría en régimen individual, la deducción por doble imposición no resulta aplicable por vía del artículo 30.1 LIS. Con relación a los 70 restantes, contabilizados como ingreso y eliminados definitivamente de la cuenta de resultados consolidada, la doble imposición se corrige automáticamente con la mera eliminación. Para finalizar este análisis, y en consonancia con los escenarios planteados al hilo del ejemplo V.2, examinaremos las consecuencias que, en el ámbito del régimen 494 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… especial de consolidación, tendría para el socio la transmisión de su participación a un tercero, implicando ello la pérdida de control sobre la sociedad participada. Desde una perspectiva contable, el artículo 31 del RD 1159/2010, examinado en el capítulo anterior, establece el criterio a seguir para el registro del resultado derivado de la venta en estos supuestos.430 Partiendo del hecho de que el socio habrá contabilizado como resultado la diferencia entre el valor de transmisión de la participación y su valor contable, el citado precepto exige una reclasificación, de manera que, con el fin de elaborar la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada, el beneficio registrado en las cuentas individuales del socio será eliminado y únicamente subsistirá el denominado beneficio a efectos consolidados (según lo dispuesto en la norma, Resultado por la pérdida de control de participaciones consolidadas).431 Continuando con el ejemplo V.3, si la entidad A decidiese proceder a la venta de su participación en B, tal operación supondría para la misma la generación de un beneficio de 70. Dicho resultado, registrado en las cuentas anuales individuales de la sociedad transmitente, se corresponde con la diferencia entre el valor de transmisión de la participación (que, de conformidad con los datos del balance de 430 Concretamente, este precepto establece que “Cuando se produzca la pérdida de control de una sociedad dependiente se deberán observar las siguientes reglas: a) A los exclusivos efectos de la consolidación, el beneficio o la pérdida reconocida en las cuentas anuales individuales de la sociedad que reduce su participación, deberá ajustarse de acuerdo con los siguientes criterios: a.1) El importe que tenga su origen en las reservas en sociedades consolidadas generadas desde la fecha de adquisición, se reconocerá como reservas de la sociedad que reduce su participación. a.2) El importe que tenga su origen en los ingresos y gastos generados por la dependiente en el ejercicio hasta la fecha de pérdida de control deberán lucir según su naturaleza. a.3) El importe que tenga su origen en los ingresos y gastos reconocidos directamente en el patrimonio neto de la sociedad dependiente desde la fecha de adquisición, pendientes de imputar a la cuenta de pérdidas y ganancias consolidadas, se reclasificarán a la partida que corresponda según su naturaleza. […] a.4) El beneficio o la pérdida que subsista después de practicar los citados ajustes se mostrará en la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada, con el adecuado desglose dentro de la partida «Resultado por la pérdida de control de participaciones consolidadas»”. 431 En relación con el contenido y aplicación del artículo 31, vid. apartado 6.3 del capítulo anterior. 495 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades la sociedad participada en la fecha de la venta, se fijaría en 410) y su valor contable (que tras la operación de reducción de capital quedó reducido a 340). Por lo que atañe al beneficio a efectos consolidados, éste se obtendrá a partir del cálculo de un nuevo valor contable que tenga en cuenta la evolución del patrimonio neto de B desde la fecha de la inversión hasta el momento de la transmisión de la participación. En nuestro ejemplo, este nuevo valor contable será de 410, suma de dos factores: de un lado, el precio de adquisición corregido en el importe que fue registrado como menor valor de la participación poseída con motivo de la reducción de capital que se llevó a cabo en n+2 (340), y, de otro, el saldo de las reservas consolidadas en la fecha de la transmisión (70). Respecto a estas últimas, debemos tener presente que, aunque el beneficio neto generado por la sociedad participada desde la fecha de adquisición de la participación ha sido de 210, una parte del importe percibido por el socio con ocasión de la reducción realizada fue registrada como ingreso, por tener, de acuerdo con el criterio del ICAC, naturaleza análoga a la de un dividendo. Así pues, se presume que una parte de estas reservas (en concreto, un total de 140) ya fue repartida en el ejercicio n+2, quedando reducido a 70 el saldo de dicha cuenta. Partiendo del nuevo valor contable calculado conforme a la metodología propuesta por el artículo 31 del RD 1159/2010, resulta que el beneficio a efectos consolidados es igual a cero (valor de transmisión = 410, nuevo valor contable = 410). Por tanto, todo el resultado registrado en las cuentas individuales de la entidad A con motivo de la enajenación a tercero habrá de ser eliminado, ya que 496 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… en la cuenta de resultados consolidada no debe lucir ningún beneficio como consecuencia de dicha operación.432 Ésta era, de acuerdo con las precisiones efectuadas líneas más arriba, una conclusión lógica, habida cuenta de que el valor contable y el valor de mercado de los elementos que figuran en el activo del balance de la sociedad B coinciden (esto es, no existen plusvalías o minusvalías latentes). A tenor de lo expuesto en el párrafo anterior, los ajustes a elaborar en el balance y en la cuenta de pérdidas y ganancias con el fin de preparar las cuentas anuales consolidadas, considerando los asientos registrados por el socio en sus cuentas individuales, serán los que se indican a continuación: Núm. 129 113 Cuenta Resultado del ejercicio (saldo de A) Reservas (A) Debe 70 Núm. Cuenta Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo, empresas del grupo Resultado del ejercicio (saldo de A) Debe 7733 129 Haber 70 Haber 70 70 Desde el punto de vista fiscal, la eliminación del resultado contabilizado por el inversor con ocasión de la venta determina la imposibilidad de aplicar la deducción por doble imposición por inexistencia de renta, requisito básico exigido en el artículo 30.1 LIS para el recurso a dicho beneficio fiscal. 432 En la práctica, podemos afirmar que la previsión sobre reclasificación y eliminación del beneficio derivado de la operación de venta, en los términos establecidos en el artículo 31 del RD de 2010, equivale a la deducción por doble imposición de plusvalías regulada en el artículo 30.5 de la norma fiscal y aplicable en régimen individual. 497 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Una comparación entre la conclusión señalada en el párrafo precedente y la anteriormente planteada al hilo del ejemplo V.2, para el caso de que el supuesto ahora descrito tuviese lugar en el marco del régimen de tributación individual, permite afirmar, de nuevo, que la aplicación del régimen especial de consolidación puede conducir, en determinadas circunstancias, a unas consecuencias más favorables para el sujeto pasivo. Así, en el caso de los grupos de sociedades que tributan de forma consolidada, la entrada en funcionamiento del mecanismo de las eliminaciones implica la no tributación del socio en ninguna de las fases analizadas: ni en el momento de la reducción de capital, cuando una parte del montante recibido se contabilizó como ingreso, ni en el momento de la venta de la participación. A la vista de las dos posibles interpretaciones del artículo 72.3 LIS, por tanto, parece que admitir la eliminación de la renta derivada de la reducción, por entender que la cláusula de no eliminación contenida en dicho precepto se aplica exclusivamente respecto de rentas con naturaleza de dividendo, constituye una opción más beneficiosa para el sujeto pasivo (en este caso, el grupo) frente al régimen de tributación individual, ya que contribuye a corregir la situación de doble imposición que efectivamente se produce.433 Por el contrario, de admitirse la eliminación sobre la base de una interpretación teleológica del segundo párrafo del artículo 30.4.a) LIS, al considerar equiparable la operación realizada a la reducción de capital y simultánea distribución de dividendos, el resultado alcanzado bajo el prisma de ambos regímenes de tributación sería idéntico, puesto que la no tributación de la 433 En este mismo supuesto, la aplicación del régimen de tributación individual determinaría la imposibilidad de recurrir a la deducción por doble imposición por expresa disposición del artículo 30.4.a) LIS, de forma que el socio se vería obligado a tributar sobre el importe de la renta obtenida. Como resultado de ello, la situación de doble imposición generada con motivo de la reducción quedaría sin corregir. 498 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… renta obtenida por el inversor (bien como resultado de aplicar la deducción por doble imposición, en el seno del régimen individual, o bien como consecuencia de su eliminación, en el ámbito de la tributación consolidada) permitiría la corrección de la doble imposición generada con motivo de la reducción de capital. b) Adquisición de la participación por un precio inferior al valor nominal. Junto al supuesto anteriormente planteado, cabe la posibilidad de que el socio adquiera una participación en una sociedad por un precio inferior al importe del capital como consecuencia de que, en la fecha de adquisición, el balance de la citada entidad presente pérdidas procedentes de ejercicios anteriores. De nuevo en estos casos, la operación de reducción de capital supondrá renta para el socio en función de que la sociedad participada haya generado beneficios con posterioridad a la toma de la participación o, por el contrario, no lo haya hecho. Con independencia de ello, la aplicación de las directrices del ICAC en este contexto conducirá a consecuencias muy similares a las planteadas en el epígrafe anterior. b.1) La sociedad participada no genera beneficios con posterioridad a la adquisición. Régimen general. En caso de que la sociedad participada no haya generado beneficios entre la fecha de la inversión y la fecha de reducción de capital, las consecuencias contables y 499 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades fiscales de la operación realizada serán las mismas que planteábamos anteriormente al tratar el supuesto de que el socio hubiera adquirido la participación por un precio igual o superior al valor nominal. Desde el punto de vista contable, la operación de reducción de capital no supondrá renta para el socio. Todo el importe percibido por éste tendrá naturaleza de recuperación de la inversión y será registrado como menor valor de adquisición. Desde una perspectiva fiscal, la inexistencia de una norma específica relativa a las operaciones de reducción de capital materializadas mediante entrega dineraria, conlleva la aceptación como válido del criterio defendido por el ICAC en sus consultas de diciembre de 1999 y marzo de 2008. Tal aceptación implica que la cuantía recibida por el socio con ocasión de la reducción de capital minorará también a efectos fiscales el valor de adquisición de la participación. Asimismo, la no generación de renta determina la inaplicabilidad de la deducción por doble imposición y también, lógicamente, de la restricción contenida en el artículo 30.4.a) LIS. Ejemplo V.4: Una sociedad A adquiere, en el ejercicio n, una participación del 100% en una sociedad B por importe de 790. El balance de la entidad B en la fecha de adquisición se estructura como sigue: ACTIVO 500 Terrenos y bienes naturales 200 Tesorería 90 Créditos por pérdidas a compensar del ejercicio PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 1.000 Resultados negativos de ejercicios anteriores (210) 500 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… Las pérdidas que aparecen en el balance se generaron en el ejercicio n-1, dando lugar a la oportuna BIN en el IS. En el ejercicio n+1, la sociedad B decide efectuar una reducción de capital por importe de 200 que se materializará mediante la entrega al socio de una cantidad dineraria. Por lo que concierne al ámbito contable, todo el importe percibido por el socio representa una recuperación parcial del coste de la inversión realizada inicialmente y, por tanto, debe contabilizarse como menor valor de adquisición de la participación. Consecuentemente, el valor contable de la misma, que también debe ser aceptado a efectos fiscales, pasará a ser de 590. Los asientos a practicar por las sociedades implicadas en sus respectivas cuentas anuales individuales coinciden con los referidos en el ejemplo V.2. En el plano fiscal, dado que la reducción de capital no ha supuesto el afloramiento de ningún ingreso, no cabe discusión acerca de la justicia o injusticia de la restricción contenida en el apartado a) del artículo 30.4 LIS, que sólo resulta de aplicación cuando la operación de reducción implique la obtención de renta para el socio. Además, como ya sabemos, si la deducción por doble imposición resulta inaplicable en este supuesto es, precisamente, por expresa disposición del artículo 30.1 LIS, que establece como requisito básico la integración de una renta en la base imponible del sujeto pasivo. 501 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Régimen especial de consolidación fiscal. Suponiendo que las sociedades implicadas en la operación descrita en el ejemplo V.4 estuvieran obligadas a presentar cuentas anuales consolidadas y, al mismo tiempo, hubieran optado por tributar conforme al régimen especial de consolidación fiscal, la solución sería exactamente la misma que la propuesta para dicho ejemplo. Así pues, en la medida en que la reducción de capital realizada no ha implicado el afloramiento de una renta susceptible de eliminación, el hecho de que las entidades A y B formen parte de un grupo que consolida contable y fiscalmente no determina la generación de ningún efecto distinto a los comentados. b.2) La sociedad participada genera beneficios con posterioridad a la adquisición. Régimen general. Desde una perspectiva contable, las consecuencias derivadas de una operación de reducción de capital con devolución de aportaciones en metálico respecto de la que se cumple, por una parte, que el socio adquirió la participación por un precio inferior al valor nominal, y, por otra, que la sociedad participada ha generado beneficios con posterioridad a la adquisición, en nada difieren de las señaladas en el ejemplo V.2 para aquellos supuestos en los que el precio satisfecho por el socio en el momento de compra de la participación igualaba o superaba su valor nominal. De igual modo sucede, aunque con ciertas matizaciones, desde el punto de vista fiscal. Así lo comprobaremos mediante el recurso a un ejemplo. 502 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… Ejemplo V.5: Una sociedad A adquiere, en el ejercicio n, una participación del 100% en una sociedad B por importe de 790. La entidad B presenta el siguiente balance en la fecha de adquisición: ACTIVO 100 Terrenos y bienes naturales 600 Tesorería 90 Créditos por pérdidas a compensar del ejercicio PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 1.000 Resultados negativos de ejercicios anteriores (210) Las pérdidas que aparecen en el balance se generaron en el ejercicio n-1, dando lugar a la oportuna BIN en el IS. En el ejercicio n+1, B obtiene un beneficio después de impuestos de 210. La entidad decide aplicar dicho beneficio a la compensación del resultado negativo procedente de ejercicios anteriores, quedando estructurado su balance como sigue: ACTIVO 100 Bien 900 Tesorería PATRIMONIO NETO Y PASIVO Capital 1.000 En el ejercicio n+2, la sociedad B decide reducir en 800 la cifra de capital social, materializándose dicha reducción mediante la entrega al socio de un importe dinerario. En el plano contable, y en virtud del criterio defendido por el ICAC, la reducción de capital realizada supondrá para el socio, de un lado, la recuperación de parte de su inversión, y, de otro, la obtención de un ingreso, que se identificará con su 503 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades participación proporcional en el incremento de reservas de la sociedad participada desde la fecha de toma de la inversión. De acuerdo con el procedimiento de cálculo descrito en la resolución de diciembre de 1999, la proporción que en este ejemplo representa la disminución de fondos propios (800) respecto al valor teórico contable de la participación antes de la reducción de capital (1.000) es del 80%. Aplicando este porcentaje a la inversión inicial de 790 realizada por el socio, se obtiene el coste de las acciones correspondientes a la reducción, en este caso 632, que será registrado como menor valor de adquisición de la participación. El exceso que representa el montante total percibido sobre la cuantía calculada (168) constituirá para el inversor una renta. La anotación contable a practicar por la sociedad participada en sus cuentas anuales individuales será la misma que la propuesta en el ejemplo V.1. Así: Núm. 100 572 Cuenta Capital social Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Debe 800 Haber 800 Por su parte, el socio habrá registrado el siguiente asiento con motivo de la operación realizada: Núm. 572 2403 7733 Cuenta Bancos e instituciones de crédito c/c vista, euros Participaciones a largo plazo en empresas del grupo Beneficios procedentes de participaciones a largo plazo, empresas del grupo 504 Debe Haber 800 632 168 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… Esta forma de proceder al registro de la operación por parte del inversor provocará que el valor contable de la participación tenida en la entidad B, que también debe ser aceptado a efectos fiscales, quede reducido a 158. Por lo que se refiere a la tributación del importe de 168 contabilizado como ingreso, el apartado a) del artículo 30.4 LIS impide la aplicación de la deducción por doble imposición al supuesto de hecho descrito, de forma que el socio habrá de satisfacer el correspondiente impuesto sobre la renta generada en el mismo periodo impositivo de su obtención. En mi opinión, esta restricción resulta aquí plenamente justificada en la medida en que, a pesar de que la sociedad B obtuvo en el ejercicio n+1 un beneficio antes de impuestos de 300, dicho beneficio fue destinado íntegramente a compensar una BIN pendiente. En consecuencia, no soportó una tributación efectiva, y, al no hacerlo, la aparición de un ingreso en sede del inversor con ocasión de la reducción de capital no da lugar a una situación real de doble imposición que sea necesario corregir. Podemos comprobar, por tanto, que, a diferencia de lo que sucedía en el caso de que la adquisición de la participación se hubiese realizado por un precio igual o superior a su valor nominal, en un supuesto como el ahora planteado la interpretación literal de la limitación establecida en el primer párrafo del artículo 30.4.a) LIS se muestra conforme con el fundamento mismo de la deducción por doble imposición, con la propia razón de ser del artículo 30.4 LIS, y, en definitiva, con la interpretación teleológica de dicho precepto. Junto al anterior, otro argumento que, en este contexto, vendría a reforzar la justicia de la restricción contenida en el artículo 30.4.a) LIS, se encuentra 505 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades relacionado con la correspondencia existente entre el ingreso de 168 que la reducción de capital implica para el socio y la pérdida que el anterior propietario experimentó al vender su participación a la entidad A. Partiendo de la premisa de que el socio transmitente poseía la participación en B desde su constitución, la enajenación de los títulos a la sociedad A determinó para el mismo la generación de una pérdida de 210 y, consecuentemente, un ahorro fiscal de 63 (valor de adquisición = capital = 1.000, valor de transmisión = 790). Ya en sede del nuevo socio, la operación de reducción de capital supone el afloramiento de un ingreso de 168, que viene a corresponderse con la mencionada pérdida. Si bien es cierto que, en este primer estadio, la renta generada con motivo de la reducción no alcanza el importe íntegro del resultado negativo obtenido por el anterior propietario de los títulos con ocasión de su venta, conviene tener presente que si, con posterioridad a la reducción, el actual socio decidiese enajenar la participación en el mercado por el valor contable de la misma el beneficio derivado de dicha transmisión sería de 42 (valor contable = 158, valor de transmisión = 200). Sumando este resultado al importe del ingreso asociado a la reducción de capital se obtiene un beneficio conjunto de 210, que, ahora sí, viene a coincidir íntegramente con la pérdida asociada a la venta inicial de la participación. Resulta preciso destacar, asimismo, que el socio A habrá tributado por dicho beneficio en su totalidad: sobre 168 en el ejercicio de la reducción de capital, como consecuencia de la restricción establecida en el artículo 30.4.a) LIS, y sobre 42 en el ejercicio de la transmisión, dado que el artículo 30.5 de la norma fiscal prevé la imposibilidad de aplicar la deducción por doble imposición sobre plusvalías de fuente interna “respecto de la parte del incremento neto de los 506 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… beneficios no distribuidos que corresponda a rentas no integradas en la base imponible de la entidad participada debido a la compensación de bases imponibles negativas”. Régimen especial de consolidación fiscal. Las consecuencias de una operación de reducción de capital con devolución de aportaciones respecto de la que se cumple: a) que el socio adquirió la participación por un precio inferior al valor nominal, b) que la sociedad participada ha generado beneficios con posterioridad a la fecha de la inversión y c) que ambas sociedades forman parte de un grupo que consolida contable y fiscalmente, son en esencia las mismas que las comentadas al hilo del ejemplo V.3, donde suponíamos que, cumpliéndose las condiciones b) y c) señaladas, el socio adquiría la participación por un precio igual o superior al valor nominal. Ejemplo V.6: Suponemos la misma información que la proporcionada en el ejemplo V.5, con la particularidad de que las sociedades A y B forman parte de un grupo que está obligado a presentar cuentas anuales consolidadas y, además, ha optado por tributar según el régimen especial de consolidación fiscal. Al igual que en el ejemplo V.5, la aplicación del criterio del ICAC al supuesto de hecho planteado determina la necesidad de desglosar el montante de 800 percibido por el socio con motivo de la reducción de capital en dos partes: un importe de 632 se identifica con el coste de las acciones correspondientes a la reducción, mientras que los restantes 168 tienen naturaleza de renta. 507 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Desde el punto de vista del régimen de consolidación contable, esta última cantidad, registrada como ingreso, debe ser objeto de eliminación con carácter definitivo, en los mismos términos que si de un dividendo interno se tratara. Los ajustes pertinentes en el balance y en la cuenta de resultados consolidada coinciden con los señalados en el ejemplo V.3. Por lo que atañe al plano fiscal, el tratamiento que debe darse al ingreso contabilizado por el socio dependerá, exclusivamente, de la interpretación que se haga del artículo 72.3 LIS, de tal modo que procederá la eliminación o la no eliminación de dicho ingreso según se entienda que el supuesto descrito en el apartado a) del artículo 30.4 LIS queda fuera del ámbito de aplicación del mencionado precepto o, por el contrario, también se ve afectado por la cláusula de no eliminación en él contenida. En caso de no admitirse la eliminación de la renta derivada de la reducción, por considerar que el artículo 72.3 LIS resulta también aplicable a los supuestos referidos en el apartado a) del artículo 30.4 LIS, el régimen especial de consolidación fiscal no desplegará ninguno de los efectos que le son propios, de forma que la reducción de capital tendrá las mismas implicaciones que las descritas para el régimen individual en el ejemplo V.5. Por su parte, el hecho de considerar procedente la eliminación del ingreso de 168 registrado en las cuentas individuales de la entidad A conduce, como efecto inmediato, a la inaplicación de la deducción por doble imposición de dividendos por expresa disposición del artículo 30.1 LIS, si bien lo cierto es que la misma no resulta necesaria en la medida en que el efecto conseguido con la eliminación es, 508 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… precisamente, que dicho ingreso quede libre de tributación. A mi juicio, esta consecuencia carece absolutamente de fundamento si tenemos en cuenta que el beneficio del que procede la renta generada para el socio con motivo de la reducción de capital no tributó efectivamente en sede de la sociedad B por haberse destinado a la compensación de una BIN pendiente. Así, dado que dicha renta no tributó en B cuando se obtuvo, no tributará en el socio en el ejercicio de la reducción, ni lo hará en el futuro como consecuencia del carácter definitivo de la eliminación practicada, la alternativa de interpretación basada en la inaplicación del artículo 72.3 LIS respecto de rentas que no tienen naturaleza de dividendo, como es el caso de las derivadas de una reducción de capital, genera, a mi parecer, un resultado indeseado de desimposición. La obtención de dicho resultado permite afirmar, a su vez, y sin lugar a dudas, que la opción por el referido criterio interpretativo determina la posibilidad de alcanzar unas consecuencias más favorables en el seno de los grupos de sociedades que han escogido tributar de forma consolidada frente a aquellos otros que no han ejercido esta opción. Una vez planteadas las consecuencias asociadas a cada uno de los posibles criterios de interpretación del artículo 72.3 LIS, considero conveniente matizar en este punto que, a diferencia de lo que sucedía en el ejemplo V.2, en supuestos como el descrito en el ejemplo V.6 no resulta posible defender la eliminación vía interpretación extensiva del segundo párrafo del artículo 30.4.a) LIS, que, de resultar aplicable, determinaría la posibilidad de recurrir a la deducción por doble imposición y, con ello, la inaplicación de la cláusula de no eliminación contenida en el artículo 72.3 LIS. El motivo que justifica la imposibilidad de emplear tal 509 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades criterio se encuentra en el hecho de que el beneficio generado por la sociedad participada entre la fecha de adquisición de la participación y la fecha en la que se reduce capital (de donde se entiende que procede una parte del importe percibido con motivo de la reducción) ha sido destinado íntegramente a compensar una BIN pendiente y, por tanto, no ha soportado una tributación efectiva. Siendo ello así, la inexistencia de una doble imposición efectiva justifica la irracionabilidad de defender la aplicación de la deducción por doble imposición en este supuesto. 2) Reducción de capital materializada mediante entrega de bienes. Además de consistir en la entrega de una suma dineraria, la reducción de capital puede materializarse mediante la entrega al socio de uno o varios bienes. Esta posibilidad aparece expresamente contemplada en la consulta del ICAC de diciembre de 1999, que, al hacer referencia a la reducción de capital con devolución de aportaciones, prevé tanto la devolución monetaria como la devolución mediante entrega de “algún elemento patrimonial o grupo de elementos patrimoniales distintos de la tesorería, cualquiera que fuese su naturaleza”. Por lo que respecta a los efectos derivados de este tipo de operaciones (a las que comúnmente se alude con la denominación de reducción de capital en especie), conviene destacar que, aunque en la consulta de 1999, el ICAC no resuelve la cuestión de forma expresa, sí proporciona las herramientas para hacerlo al establecer que, con independencia de la naturaleza del bien o bienes recibidos, resultará aplicable “con carácter general, el tratamiento contable de las permutas 510 Capítulo V. Periodo impositivo, cuota íntegra y deducciones… recogido en la Resolución de este Instituto, de 30 de julio de 1991, por la que se dictan normas de valoración del inmovilizado material”. En consonancia con esta remisión, la reducción de capital materializada mediante entrega de bienes queda equiparada en el ámbito contable a la operación de permuta, debiendo regirse por los mismos criterios de valoración y registro que ésta última. Inicialmente, el ICAC reguló el tratamiento contable aplicable a las permutas en la mencionada consulta de julio de 1991, que las contemplaba como una forma especial de adquisición del inmovilizado material en el apartado 2 de su Norma Primera. Como criterio básico de valoración de tales operaciones, la resolución aludida establecía que “El inmovilizado recibido se valorará de acuerdo al valor neto contable del bien cedido a cambio, con el límite del valor de mercado del inmovilizado recibido si éste fuera menor”. Así pues, al registrarse en balance el bien recibido por el mismo valor por el que se daba de baja el bien entregado, la operación realizada no suponía la generación de renta alguna. Esta norma de registro contable fue observada hasta el día 1 de enero del año 2008, fecha en que se produjo la entrada en vigor del nuevo PGC y, con él, de un importante cambio en relación con este tipo de operaciones, que pasaron de constituir una sola categoría con un tratamiento único, pues todas las permutas eran iguales a efectos contables, a clasificarse en dos categorías distintas según la naturaleza de los bienes intercambiados, cada una de ellas regida por sus propias normas de registro y valoración.434 434 En su introducción, establece el PGC 2008 que “La última modificación relevante en esta norma se produce en el criterio para contabilizar las permutas de inmovilizado material. Se diferencian las permutas de carácter comercial de las que no lo son, identificando las primeras por el indicio de que los flujos de caja esperados del activo recibido difieren significativamente de los del entregado […]”. En cuanto a la forma de 511 El régimen especial de consolidación fiscal en el Impuesto sobre Sociedades Por lo que concierne a esta nueva regulación, resulta preciso señalar, en primer lugar, que el PGC 2008 mantuvo el tratamiento genérico conferido a las permutas bajo la vigencia del plan anterior, al que acabamos de referirnos, si bien la aplicación de dicho tratamiento preexistente quedó limitado a un determinado tipo de operación, a la que se llamó “permuta no comercial”. Por otro lado, se creó una figura nueva que recibió la denominación de “permuta comercial”, a la que se atribuyó un tratamiento contable sustancialmente distinto del que hasta entonces se había venido aplicando. En virtud de este nuevo tratamiento, el bien recibido en el marco de una permuta comercial debe ser registrado en balance por su valor razonable, de modo tal que, en la medida en que este valor difiera de aquél por el que se da de baja el elemento entregado, la operación realizada sí dará lugar al surgimiento de un resultado que habrá de ser registrado contablemente en la oportuna cuenta de ingresos. Al hilo de los cambios introducidos por el nuevo PGC, el ICAC se vio abocado, en el momento de reafirmarse en el criterio defendido en su consulta de 1999 en el ámbito de las operaciones de reducción de capital, a efectuar las precisiones oportunas. En lo referente a las permutas, la adaptación requería incorporar a las proceder al registro contable de estas operaciones, dispone el apartado 1.3 de la NRV 2ª, referida al inmovilizado material, que “En las operaciones de permuta de carácter comercial, el inmovilizado material recibido se valorará por el valor razonable del activo entregado más, en su caso, las contrapartidas monetarias que se hubieran entregado a cambio, salvo que se tenga una evidencia más clara del valor razonable del activo recibido y con el límite de este último. Las diferencias de valoración que pudieran surgir al dar de baja el elemento entregado a cambio se reconocerán en la cuenta de pérdidas y ganancias. Se considerará que una permuta tiene carácter comercial si: a) La configuración (riesgo, calendario e importe) de los flujos de